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“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;

porque en ti ha confiado” – Isaías 26:3

Para que nosotros podamos tener paz, todo lo que necesitamos hacer es
enfocar nuestra mente en Dios, es tan simple como eso. Cuando
enfocamos nuestras mentes en el Señor, junto con el enfoque viene la
confianza en Él y en Su poder.

Cuando leemos en Isaías, vemos que esta maravillosa promesa ocurrió en


el período más escuro de la historia de Israel. Con todo lo que está
pasando en el mundo hoy día, este versículo debe ser de ayuda especial
para nosotros hoy. Muchas personas están rodeadas de mucha tristeza y
depresión, y cuando estamos en constante peligro de los tres grandes
enemigos: duda, miedo y preocupación, debemos mantener la mente fija
en el Señor y darnos cuenta cuan valioso y reconfortante son estas
palabras para nosotros.

Tú guardarás en completa paz. Paz es una condición de ausencia de


perturbación dentro de nuestra alma, es perfecta armonía reinante dentro
de nosotros. La paz que Dios ofrece es muy práctica, y que por su gracia,
podemos experimentar. Es nada menos que confiar en nuestro Señor. Al
igual que Pablo escribió a los filipenses: “Regocijaos en el Señor siempre.
Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los
hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,
con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús” – Filipenses 4:4-7.

Al mirar estas palabras y la paz de Dios, que sobrepasa todo


entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús, nos damos cuenta de cuan bendecidos somos como
cristianos, porque la paz es de los que descansan sobre la obra terminada
de Cristo para la salvación.

El Señor Jesucristo procuró la paz para nosotros en la cruz del Calvario, y


que la paz se transmite a nuestros corazones y mentes por el Espíritu
Santo como se indica en Gálatas 5:22: “Mas el fruto del Espíritu es amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad.”
Salmo 119:165 nos dice que “Mucha paz tienen los que aman tu ley
(mandamientos), y no hay para ellos tropiezo. Y una vez más cuando
miramos Levítico 26:3-6 vemos una palabra muy importante “si”. Dios nos
da una garantía de que si vamos a caminar en Sus estatutos y guardar Sus
mandamientos, Él guardará nuestros corazones en la paz perfecta. Si
vamos a hacer nuestra parte, entonces Dios seguramente hará Su parte.

A aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.


Aquellos que están dedicados y comprometidos con Dios y que confían en
Él, estos experimentarán esta maravillosa promesa. Esto requiere fe,
creemos con nuestra mente y confiamos con nuestro corazón que Dios
nos dará lo que promete.

Tenemos que tener en cuenta que la paz de Dios no siempre es la


eliminación de los problemas en nuestras vidas, pero es Su presencia que
nos da una libertad en el interior de nuestra alma. Así, incluso en medio
del dolor, la enfermedad y la tristeza, podemos tener la paz. Debemos
siempre “confiar en el Señor de todo corazón, y no en tu propia
inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas” –
Proverbios 3:5-6.

Jesús habló sobre la paz a Sus discípulos cerca del tiempo de Su captura y
muerte. Dijo “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes
como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden” – Juan 14:27.

Así, “el que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del
Todopoderoso. Yo le digo al Señor: “Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el
Dios en quien confío” – Salmos 91:1-2.

Que tú experimentes la paz perfecta de Dios cuando tu mantengas tu


mente fija en Él y tu confianza en Él.

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