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EL ADULTO JOVEN

Cuando hacemos referencia a la edad adulta, debemos tener presente que se trata de una
etapa que abarca un tiempo prolongado. Se ubica posterior a la adolescencia,
específicamente entre los 20 hasta los 60 años, se trata de la etapa más plena del ser
humano. La edad adulta puede clasificarse en temprana, intermedia y tardía. Dentro de la
adultez temprana encontramos a la etapa denominada “adulto joven”, considerada como el
inicio de la adultez en sí.

Según Erick Erickson, la etapa del adulto joven “comienza alrededor de los 20 y concluye
cerca de los 40 años”, además, menciona que siendo adulto joven se debe abarcar muchas
más responsabilidades, puesto que existe una mayor relación con el mundo social (pareja,
hijos, trabajo, etc.) situaciones que son propias de la edad (Erikson, 2005, pág. 30), todo
ello es acorde a lo mencionado por Jhon Dewey. Los adultos jóvenes entonces empiezan a
establecer su estilo de vida propio y se fijan propósitos y metas, donde de acuerdo a
Salovey y Mayer, la capacidad de regular y entender las emociones será un componente
importante para formar una conducta inteligente y eficaz orientada al cumplimiento de sus
metas.

Una vez concluida la etapa crítica de la adolescencia, referente a los cambios físicos y la
aceptación corporal que esto conlleva; la parte sexual con la identidad y orientación; lo
social asumiendo un rol en su comunidad y lo vocacional, al elegir un rumbo en el aspecto
laboral y profesional. El desarrollo de los aspectos mencionados con anterioridad, producen
en el adulto joven un estado de bienestar integral, presentándolo como un miembro de la
sociedad que es activo y sobre todo productivo en lo que al aspecto laboral se refiere, así
como en las relaciones sociales y afectivas, en la economía personal y familiar. Por lo
general, en esta etapa, el ser humano tiene capacidades biológicas que le permiten vivir
eficientemente y con calidad, lo que le permite plantearse proyectos a mediano y largo
plazo, que incluyen a la pareja y la familia.

Todo eso presupone una madurez en el aspecto cognoscitivo y moral. Establecer nuevas
relaciones y terminarlas en un momento adecuado, sin culpa o apego, al igual que hacerse
responsable de los hijos, es una muestra clara de una personalidad estable y madura.
Entre los temas que el adulto joven necesita desarrollar, claramente está el de la
personalidad. Entre sus características está la introspección, ya que analiza lo que ha hecho
y lo que le falta por hacer. Según Maslow (1991), una persona madura con ciertas
características de personalidad como la tolerancia, aceptación de sí mismo y los demás, el
sentido del humor y sobre todo, la integridad. (pág. 38)

Otro aspecto de muy importante, es el del amor. En esta etapa se deberá lograr una
capacidad de intimar y establecer compromisos con los demás. En esta etapa se da el
compromiso crítico, que requiere reciprocidad verdadera en la pareja amorosa. Sternberg
propone tres elementos primordiales en el desarrollo del amor: intimidad, pasión y
compromiso. (pág. 12)

El matrimonio es un tema estrechamente relacionado con el punto anterior. Una vez


formalizada la pareja se da el contrato matrimonial. La actividad fundamental del
matrimonio es la intimidad. Cubrir las necesidades afectivas y sexuales, y tener un proyecto
en común, en pocas palabras, formar una familia, tener hijos y ser productivos. A pesar del
compromiso sumido durante el matrimonio, el adulto joven sufre una de las primeras crisis
en el matrimonio, que tiene que ver con las expectativas que la pareja tenía durante la época
de noviazgo, así como la realidad de la convivencia diaria. Es entonces, que el adulto joven
se enfrenta a una de las tareas más difíciles durante esta etapa de recién casados: llegar a
acuerdos, recurriendo a modelos aprendidos durante la vida familiar.

Ahora bien, cuando la persona decide llevar una vida en absoluta individualidad, tiene
ciertas desventajas como la soledad y la falta de compañía, frustración sexual, presión
social por prejuicios e incomodidad y falta de integración. Ante esto, el adulto joven debe
encontrar una motivación intrínseca, orientada al logro de resultados personales como
estudios, viajes, conocer nuevas personas, etc.

También tenemos la paternidad, que implica un ajuste en la dinámica y estructura familiar,


al adoptar un rol de padre o madre y las responsabilidades que ello conlleva. La paternidad
y maternidad es un hecho explicado por diferentes teorías psicológicas, como Freud, que
explica la maternidad como un deseo instintivo de las mujeres por dar a luz y criar hijos.
Un punto muy característico, una vez asumida las responsabilidades de pareja y de
paternidad, es la preocupación laboral para afrontar económicamente este nuevo estilo de
vida. El contexto laboral puede ser fuente de estrés.

Ante todo, esto, es de suma importancia buscar patrones en los símiles, adultos jóvenes
representativos que puedan sumar en el proceso de vida, por ejemplo, algún líder adulto
joven de su sociedad, que le incite a desarrollarse. Tener un líder complementa este
aspecto, ya que es fuente de motivación, con el grupo y sobre todo con él mismo.

Autores como Allport, concluyen que la adultez es la edad donde se logra la madurez de la
personalidad, la asunción de responsabilidades, la capacidad de dominio personal y demás
(Muñoz & otros, 2001, pág. 99), por ello, al encontrarse el adulto joven iniciando su etapa
adulta será necesario que se proyecte como un adulto representativo, entendido como una
persona reconocida y cuya conducta va acorde al interés social, debido a que debemos
considerarlos como un recurso humano transcendental dentro del desarrollo de la sociedad,
para ello será de vital importancia que pueda visualizar a otros adultos que considere
simbólicos de acuerdo a sus intereses y los tome como ejemplos a seguir. Ante esta
situación será necesario abarcar lo mencionado por Piaget en su Teoría sobre el desarrollo
cognitivo que menciona que el pensamiento formal permitirá “la abstracción sobre
conocimientos concretos observados que le permiten emplear al razonamiento lógico hipotético
inductivo y deductivo” razonamientos necesarios al momento de obtener conclusiones generales y
específicas que le asentirán deducir lo correcto e incorrecto (Ruiz, 2001, pág. 2), situación que
permitirá establecer una línea de conducta para toda su vida futura.

Para concluir, puedo afirmar entre los aspectos que el adulto joven necesita desarrollar,
destaca el de su personalidad. Deberá realizar en esta etapa un balance entre lo que ha
logrado y lo que aún le falta.

Por otra parte, la vida en pareja, así como la convivencia, forman parte de esta nueva etapa,
en la que también se presenta las necesidades económicas y laborales no solo para
satisfacer las necesidades propias, sino las de la nueva sociedad familiar de ser el caso.
Bibliografía

Erikson, E. (2005). Desarrollo psicosocial. La Sallista de Investigación. Obtenido de


http://hdl.handle.net/10567/384
Maslow H., A. (1991). Motivación y personalidad.
Muñoz, L., & otros. (2001). El adulto: Etapas y consideraciones para el aprendizaje. Eúphoros.
Obtenido de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1183063.pdf
Ruiz, C. (2001). ¿Cómo aprenden los adultos?. Características del pensamiento. revistas.um.es.
Obtenido de http://revistas.um.es/red/article/view/25151/24421
Sternberg J., R. (1999). El amor es como una historia, nueva teoría de las relaciones. España:
Paidós.

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