You are on page 1of 239

1

2
Está traducción fue realizada sin fines de lucro por lo cual no tiene costo
alguno. Es una traducción hecha por fans y para fans.

3 Si el libro logra llegar a tu país, te animamos a adquirirlo.

No olvides que también puedes apoyar a la autora siguiéndola en sus redes


sociales, recomendándola a tus amigos, promocionando sus libros e incluso
haciendo una reseña en tu blog o foro.
Indice
Prólogo Capítulo 16

Capítulo 1 Capítulo 17

Capítulo 2 Capítulo 18

Capítulo 3 Capítulo 19

Capítulo 4 Capítulo 20

Capítulo 5 Capítulo 21
4 Capítulo 6 Capítulo 22

Capítulo 7 Capítulo 23

Capítulo 8 Capítulo 24

Capítulo 9 Capítulo 25

Capítulo 10 Capítulo 26

Capítulo 11 Capítulo 27

Capítulo 12 Capítulo 28

Capítulo 13 Capítulo 29

Capítulo 14 Epílogo

Capítulo 15
Sinopsis
El Multimillonario Caleb Blackstone vive en el glamuroso mundo de la riqueza
y el éxito, con todos los lujos materiales posibles. Pero en cuanto ve a Brooke
Casterley, nada de eso importa. Caleb siente una fuerte e imperiosa necesidad que
no puede ignorar... por una chica que es tan completamente diferente de todo y de
todos los que ha conocido.

Sólo que Brooke no está buscando amor. Ella sabe muy bien cuánto daño
puede hacer el chico equivocado. Aun así ¿qué chica británica arruinada que este
cuerda se puede resistir a los encantos de un increíblemente sexy, caballeroso
multimillonario? Lo que comienza como coqueteo rápidamente se convierte en
pasión que lo consume todo. Nada podría haberla preparado para el calor
5 abrasador del toque de Caleb, o lo mucho que lo desea.

Su romance desenfrenado es la materia de las fantasías de la alta sociedad, pero


para cada momento de placer hay un costo. Los errores del pasado y la tragedia
nublan a ambos... y caer por él podría ser el tipo de problemas que no puede
permitirse.
Prologo
Mi padre siempre decía que yo sabría cuándo llegara la mujer adecuada. Él era
un hombre tan sabio. Cuando sucedió, ni siquiera lo cuestioné porque el proceso
fue tan fácil. La acabo de encontrar... porque mi corazón la reconoció de
inmediato.

Sabía que ella era la única para mí.

La conocía desde hacía años. Vino a la isla de Blackstone para vivir con su
6 abuela después que sus padres murieran en un choque de automóvil. Una
devastada niña de quince años tratando de adaptarse a una nueva vida en un nuevo
lugar, tratando de encontrar dónde encajar en un mundo tan diferente de donde
había llegado, una isla de resort de cuarenta millas cuadradas frente a la costa de
Massachusetts donde su abuela dirigía la casa en Blackwater, la casa de la familia.

Debería haber sabido de ella, eso es.

Nuestros caminos no se cruzaron de lo que soy consciente, pero es posible. Yo


rara vez visitaba la isla en aquellos días porque era un joven ejecutivo de veintitrés
años recién salido de la Escuela de Negocios de Harvard, aprendiendo todo lo que
podía sobre el negocio familiar. Viaje por el mundo, disfrutando de la emoción de
las reuniones internacionales de la junta directiva diaria y socializando en los
asuntos de negocios fuera de horas por la noche. Trabajé duro en ambos. Los
asuntos, las relaciones, los asientos de una sola noche se habían ido y venían sin
mirar atrás. Los rostros sin nombre y los encuentros sin complicaciones llenaban
mis noches cuando quería. La vida nocturna saltando a las grandes ciudades con
jugadores aún más grandes compitiendo por un trozo de la tarta se convirtió en mi
normalidad. Abracé todos los aspectos que vinieron con el estilo de vida. La
riqueza, los favores sexuales, una cierta celebridad nació de mi nombre, todo
recogido con apenas cualquier esfuerzo. Durante los siguientes ocho años, tuve el
mundo en la palma de mi mano mientras iba amasando una fortuna personal
además de aumentar las arcas familiares.
O eso pensé.

Todavía no sabía lo que faltaba en mi vida. Hasta ella. Y entonces, cuando me


di cuenta exactamente quién ella era, y cómo el destino había conseguido la última
risa en mí, ya era demasiado tarde. Me había embrujado completamente. Y
además, sabía que ella no tenía ni idea de quién era yo ni de qué vínculos nos
conectaba.

¿Tal vez es eso lo que la hizo tan intoxicante?

No lo sabía y no me importaba, porque no hacía ninguna diferencia para mí.


La quería con un deseo primordial que apenas podía entender, pero abracé ese
deseo de todo corazón porque era incapaz de hacer otra cosa con ello. ¿Cómo no
iba a hacerlo? Ella me había encantado.

Sin embargo, una vez que mi cerebro logró ponerse al día, no fue tan fácil
aceptar esta nueva y desconocida realidad de sentir algo por una mujer más allá de
la curiosidad incuestionable de cuándo y si pudiéramos follar.

Luché contra la idea de ella al principio por algunas razones. Era demasiado
joven. Mi madre nunca nos aprobaría juntos. Otros en mi mundo probablemente la
7 masticaran y la escupirían, destruyendo su dulzura. Pero pronto descubrí que mi
corazón no daba un carajo sobre ninguna de esas razones. El corazón quiere lo que
quiere, y yo había descubierto que lo que mi corazón quería estaba todo envuelto en
el paquete que era Brooke Ellen Casterley.

La muerte de mi padre por los males del cáncer fue una revelación para mis
hermanos y para mí. El dinero puede comprar un montón de cosas, pero no puede
detener a la parca de llamarte si es tu hora de partir. La muerte se llama el gran
ecualizador. Y realmente lo era. La riqueza es algo trivial cuando solo hay ceros
extra en un balance que marca la diferencia entre las vidas vividas. No importa si
eres rico o pobre cuando mueres, porque nada de eso cuenta al final. Dejas esta
vida de la misma manera en que entras en ella. Te vas solo y no tomas nada. —
Tiene que haber más en la vida que ganar dinero, hijo —me dijo al final. Él tomó
mi mano y apretó con la fuerza que pudo manejar para hacerme entender la
importancia. Tenía remordimientos y quería compartir conmigo lo que había
aprendido para evitar que cometiera los mismos errores. Lo comprendí claramente.

El valor más esencial que mi padre trató de enseñarme junto con mis hermanos
y hermanas fue la idea de la familia. La familia tenía prioridad sobre el dinero.—
Cuida primero a la familia y la riqueza crecerá, Caleb —dijo.

Una familia fuerte avanzando era lo único que realmente significaba algo al
final del día.
Los Blackstone habían estado aquí en la isla desde los días en que
el Mayflower hizo su viaje traicionero a las costas indómitas americanas. Como hijo
mayor, era mi deber asegurarme que los Blackstone aún estuvieran aquí dentro de
cien años.

Mi plan para cumplir con mi deber la incluía a ella. No funcionaría de otra


manera para mí. Lo supe la primera vez que sentí el calor de sus ojos mientras me
quemaban desde el otro lado de la habitación.

Lo sabía en mis huesos.

Iba a casarme con esa hermosa y bella chica de Inglaterra, y ella sería mía.

8
Capitulo 1
Septiembre
Boston

Salí de ella y supe que era la última vez que follaríamos. Inútil tratar de fingir y
pretender que habría una próxima vez. Janice y yo habíamos terminado incluso si
ella no lo sabía aún. El sexo ocurría cuando yo necesitaba un poco, y el resto del
tiempo, era trabajar, trabajar y más trabajar. Había estado ocupado de todos
modos, viajando por todo el mundo ya que había tomado las riendas de Blackstone
9 Global Enterprises hace ocho meses cuando mi padre se enfermó demasiado para
continuar.

Janice ronroneó contra mi cuello y frotó sus senos en el costado de mi pecho.


Luché contra la urgencia de empujarla pero me quité el condón en su lugar. Al
principio, ambos parecíamos estar en la misma página con las expectativas de que
nuestra conexión realmente no se extendía más allá del dormitorio. Ella era una
exitosa modelo en la industria de la moda y viajaba tanto o más que yo, así que no
la había encontrado pegajosa antes. Si lo hubiera hecho, entonces nunca habría
habido una ―cosa‖ en absoluto entre nosotros, porque yo sabía todo sobre mujeres
empalagosas. La fila de mujeres buscando un hombre rico para hacer todos sus
sueños realidad era tan larga que era fácil de detectar, y yo había desplegado tantos
intentos a lo largo de los años, que era un experto en evitarlas.

Pero ahora sentí que Janice quería mucho más de mí de lo que podía darle, y
temía la confrontación que se acercaba. Algún tipo de compromiso para el futuro
nunca iba a suceder, y me molestaba que ella aun presionara. Creí que había sido
claro cuando comenzamos.

Ella había venido al funeral de mi padre hace seis meses con su familia, y en mi
dolor me había vuelto a su oferta de consuelo, a pesar de que había dicho que
probablemente no podría darle más que una infrecuente noche cada tanto. Después
de unas semanas regulares de sexo, yo había sugerido ser exclusivos, lo cual era
territorio nuevo para mí. No teniendo que tantear el terreno para tener sexo era
conveniente, y venimos del mismo mundo, habiendo crecido en el área privilegiada
de Boston, asistiendo a las mismas escuelas privadas, vacacionando en nuestras
casas frente a la playa en la isla. Estar con alguien que entendiera los pros y contras
de la sociedad de Nueva Inglaterra lo hacía más fácil, así que decidí darle una
oportunidad a la cosa de la novia con ella. Ambos teníamos que estar en Boston al
mismo tiempo para estar juntos de cualquier modo, y eso no siempre era fácil.
Tanto como me había esforzado por hacer funcionar mi primera relación real con
la esperanza de que tal vez sintiera algo por Janice, era tiempo de enfrentar el hecho
de que no había nada más profundo que uno o dos orgasmos ocurriendo entre
nosotros, y jamás había habido.

Mi madre estaría desbastada cuando lo descubriera. Probablemente más de lo


que Janice estaría. Nuestras familias eran cercanas y acepté que sería raro entre su
gente y la mía una vez nuestra ruptura fuera anunciada.

Nota mental: no follar amigas de la familia nunca de nuevo.

Y también estaba la sospecha de que Janice me engañaba. El hecho de que no


me molestara demasiado hablaba por sí mismo, pero ella era la única mujer con la
que había estado los últimos seis meses. Si ni siquiera podíamos ser honestos el uno
con el otro sobre a quién estábamos follando, entonces no había esperanza para
10 nosotros de todos modos. No contraer herpes genital sería otro punto positivo.

Deseaba poder poner esa bomba sobre mi madre cuando comenzara con el
viaje de culpa sobre nuestra caída como pareja. Pero no sería bueno que Madelaine
Blackstone escuchara la palabra follar o cualquier variación de ella en una
conversación con su hijo. Nunca. Lo que era una lástima. Amaría la mirada
horrorizada en su rostro…

—¿A qué estás sonriendo? —preguntó Janice, su mano deslizándose por mi


estómago en línea recta hacia mi pene.

—¿Lo estaba? —Detuve su mano al último segundo y me desenredé de su


cuerpo. Descansé la frente en mis manos cuando me senté en el lado de la cama.

—Sí, Caleb, lo estabas. —Sonaba molesta—. ¿Cuál es el problema contigo, de


todos modos? ¿Por qué no quieres hacerlo otra vez? —Se enroscó sobre mi espalda
y meneó toda la longitud de su desnudo cuerpo en el mío mientras que yo traté de
no estremecerme—. Sabes que una vez nunca es suficiente para mí —dijo con un
muy notable toque de desesperación añadido para hacerme cambiar de opinión.

Eres un idiota hijo de puta por siquiera involucrarte con ella. Aprende de esto, imbécil.
¡Aprende!
Estaba bastante seguro que Janice era una ninfómana, y aunque había sido una
ventaja al principio para un tipo quien necesitaba tener jodido su cerebro para
soportar la pérdida de un ser querido, ahora no tanto. Alcancé mis pantalones y me
los puse, desesperado por poner una barrera entre mi pene y ella tan rápido como
fuera posible. Realmente necesitaba una ducha, pero mi conciencia no podría
seguir otros cinco minutos sin informarle la noticia de que terminamos, de follar,
para siempre.

Las tres f1 que se convertían eventualmente en una realidad para cada mujer
con la que había estado.

Sabía que me hacía un idiota por tener sexo con ella para empezar. No debí
hacerlo y no estaba orgulloso de ello, pero para ser justos, Janice inició el sexo esta
noche, empezando con el viaje en el elevador a mi departamento. Felizmente ella
me había aspirado ante la cámara de seguridad si yo no hubiera insistido en que
esperáramos. Follar en público era cosa suya, no mía.

Esta noche la necesitaba en mi brazo para una cena de caridad debido a que un
plato de cinco mil era francamente barato si ibas solo. Diez mil dólares para la
investigación del cáncer era mucho mejor que cinco para caridad. No me habría
importado escribir un cheque por diez veces esa cantidad y saltarme la cena por
11 completo, pero eso sería una cosa socialmente retardada por hacer. La beneficencia
a la investigación contra el cáncer en nombre de mi padre era algo que apoyaría
generosamente mientras viviera. Mi cheque siempre tendría el cero extra al final de
todos modos.

—Entonces realmente has terminado por el resto de la noche. —Podía oír el


desdén en su voz—. Caleb, me voy a Hong Kong en la mañana. Será al menos una
semana antes que podamos estar juntos otra vez.

Qué tal nunca.

Suspiré y me volví para enfrentarla.

—Janice, tenemos que hablar.

Treinta minutos más tarde estaba sin mi primera ―novia‖ y en posesión de un


muy notable ojo morado. Para una mujer de cincuenta kilos, Janice podía golpear.
Ayudó que me tomó por sorpresa y nunca lo vi venir. También sería justo decir que
ella estaba infeliz por nuestra ruptura.

Miré el moretón en mi pómulo izquierdo y el acompañante ojo negro en el


espejo de la entrada. Luciría mucho peor en la mañana. Ir a la oficina sería

1
Finished Fucking Forever: Terminar de Follar Para Siempre.
divertido mañana. Cuando le pedí me regresara la llave de mi departamento, la
perra loca me había pegado justo en el rostro.

Con su maldito zapato.

El llanto vino un minuto después, acompañado por histéricas acusaciones de


que la llevé a pensar que nos dirigíamos hacia el matrimonio y un futuro juntos.
Supe exactamente de dónde venía esa idea al segundo en que me gritó furiosa.

Maldito disparate. Le dije que solamente había una Señora Blackstone viva en
mi familia y que era mi recientemente viuda madre, la persona responsable de
plantar tan ridícula idea en su cabeza. Me había dicho que me fuera a la mierda
antes de salir como una tormenta por mi puerta, llamándome por cada nombre en
el libro mientras caminaba hacia los elevadores. Los vecinos tendrían que estar
muertos para perderse su no tan sutil espectáculo.

Dios.

Mi teléfono vibró y tenía miedo de mirar quién estaba masajeándome. No


estaba de humor para hablar de Janice con mamá en ese momento, o en cualquier
momento en todo caso.
12
James. Suponía lo que diría antes de siquiera comenzar a leerlo porque él vivía
a solo dos pisos debajo de mí. Ella no había tenido que ir lejos.

J: Oye hombre, Jan está aquí llorando pq terminaste cn ella. ¿Es cierto?

Sacudí mi cabeza mientras mis dedos volaban.

C: Sí.

J: Entonces… ¿no te importa que esté aquí?

El pobre bastardo estaba jugando con fuego mortal. Como empapar un gran
montón de hojas secas con gasolina y dispararles con un soplete.

C: Nope. Grax por comprobar cnmigo primero pero terminamos.

J: Ok, hombre.

Cristo, James iba a ir allí con Janice.

C: Oye, ¿James?

J: Sí.
C: Ten cuidado. No mueras esta noche. Jan es una maldita ninfómana por si
no lo sabías.

J: Sí, tuve esa impresión cuando apareció aquí y dijo que quería chupar mi
pene. No moriré idiota. Hablamos más tarde…

C: Sexo seguro, James, y cubre esa mierda bien.

J: Síp.

C: Te sugiero solamente sea una noche. Ella es una pegajosa.

J: «Emoticón del dedo medio»

Fui a tomar una Sam Adams del refrigerador. Vaya montón para una noche.
¿Me hacía una horrible persona estar más preocupado por lo que estaba pasando a
mi amigo que a mi exnovia en este momento? James Blakney estaba dentro para
una noche de sexo loco con una incluso más loca Janice. No podía evitar sentirme
agradecido por esquivar una bala directa con ella, pero sabía que esta mierda no
podía posiblemente terminar bien para mí, o para James. Tenía que recordarme que
él era un chico grande y había sido advertido. Él descubriría cómo era exactamente
13 Janice pronto.

Necesitaba poner una orden para cambiar mis cerraduras. Rápidamente envié
un mensaje a mi AP, Victoria, para organizarlo. Se encargaría de ello mañana.

Una ducha estaba gritando mi nombre. Quemar con montones de jabón Dial,
la mejor cosa de color amarillo que promete quitar tu piel junto con la suciedad.

Encendí la luz de mi baño y me estremecí ante la imagen de lo que me recibió.

—Jesús. Cristo.

Janice había subido y destrozando mi baño mientras yo creí estaba vistiéndose


para marcharse. Maldito bastardo estaba garabateando en el espejo con su labial rojo.
Untó champú, pasta dental, y Dios sabe qué más en todas partes desde las paredes,
las encimeras y hasta el suelo. Las toallas estaban metidas en el inodoro. Los
contenedores de la ropa interior vaciados y lanzados por doquier. Caos y
destrucción total. Comprobé los armarios pero las cosas allí parecían intactas, de
alguna manera milagrosamente escaparon de La Ira de Janice. Casi esperaba una
cabeza de caballo amputada o un conejo muerto escondido detrás de las puertas
cuando las abrí para revisar. Toda la cosa era salida directamente de Atracción
Fatal 2 y era aterrador como la mierda.

Apagué la luz y me dirigí a la habitación de huéspedes para tomar mi ducha,


tomando mi cerveza mientras iba. Sentí lastima por Ann teniendo que limpiarlo
todo mañana, pero el desastre era demasiado con lo que lidiar para mí en este
momento. Estaría seguro de agradecerle a Ann con un día libre pagado durante la
próxima semana por las molestias. Sentí mi teléfono vibrar en mi bolsillo.

Oh qué bien, una foto. De Janice. De ella chupando lo que asumí era el pene
de James ni más ni menos. Incluso añadió un mensaje con ello. Te arrepentirás de
haberte metido conmigo, Caleb Blackstone.

Ya me estaba arrepentido. Y Janice estaba seriamente desquiciada.

Hice tres cosas antes de apagar mi teléfono durante la noche: Borré la foto.
Bloqueé el número de Janice. Le envié un mensaje a James diciéndole que ella
estaba posteando fotos de su pene en su boca. Su padre, un juez del Primer Circuito
de Apelaciones, no estaría demasiado entusiasmado sobre la foto filtrándose.
Bueno, cuatro cosas. Regresé por otra cerveza y la bebí toda antes de ir a la
habitación de invitados para mi tan esperada ducha.
14
Tan pronto como el agua demasiado caliente se derramó sobre mi piel, me hice
una promesa de permanecer lejos de las mujeres por un tiempo. Ciertamente salir
no me estaba haciendo mucho bien, y estaba harto de mujeres locas quienes
solamente me querían usar para acceder abiertamente a mi dinero o atraparme para
casarme con ellas.

¿Dónde estaban las mujeres normales del mundo?

¿Eran solo un mito?

Recordé algo que Papá me había dicho antes de morir. —Cuando encuentres lo
que sea que te haga feliz, Caleb, aférrate a ello con todo lo que tienes. Tú corazón
te hará saber.

Deseaba creer que lo que papá me había dicho era verdad pero el hecho era que
mi corazón no me había dicho anda desde hace mucho tiempo.

2
Película que cuenta la historia de un hombre casado que tiene un romance con una mujer que se
obsesiona peligrosamente con él.
Capitulo 2
Blackstone Island, Massachusetts

Vivir en una isla tenía sus beneficios, pero el viaje a diario de una hora en ferry
hacia Boston no era uno de ellos. Había otras razones por las cuales estar aquí, sin
embargo. Buenas razones, me recordaba a mí misma mientras tiraba de mi abrigo
un poco más apretado contra la briza fría de otoño sobre el agua.

Mi abuela me necesitaba ahora, y no había nada que no hiciera por la mujer


quien se hizo cargo de mí cuando tenía quince después de que murieron mamá y
15 papá. Realmente no recuerdo un gran asunto sobre ello cuando vine a vivir aquí la
primera vez a la isla con Nan. Debo haberlo bloqueado debido a la terrible
conmoción por lo que había sucedido con mis padres y al ser tan repentinamente
desarraigada. El fino refugio, turístico llamado Blackstone Island no podía ser más
diferente del lugar al que había llamado anteriormente casa. Desde los suburbios de
Londres a una franja de Estados Unidos colonial separada de la parte continental
por la Bahía de Massachusetts. Bueno, al menos el idioma era el mismo.

Algo así.

—Oh, tienes acento. —No, ustedes son los que tienen acento.

—Eres de Australia, ¿verdad? —Hemisferio equivocado.

—Oye Brooke, di algo con tú acento Inglés para mí. —Algo.

Había escuchado cada broma y fui cuestionada con casi cualquier pregunta
imaginable, pero no me molestaba. No en realidad. Conocí personas que eran un
poco curiosas sobre como llegué a estar aquí e intentaron ser amistosas.

Con el tiempo salí de mi conmoción. Fui a terminar lo que ellos llamaban


preparatoria aquí en la isla, y después asistí a la universidad en Suffolk donde
conseguí mi título en diseño de interiores. No me di cuenta entonces, pero esos
fueron tiempos felices.

Luego conocí a alguien y cometí un terrible error, y había dejado a Nan en la


isla mientras viví lejos en Los Ángeles. Sufrí a través de mi terrible error por un año
y medio hasta que llegó el día en que ya no tuve que soportar más sufrimiento. No
físicamente al menos. El pesar estaba todavía conmigo y probablemente siempre lo
estaría, pero estaba determinada a seguirme moviendo hacia delante de manera
positiva. Y me hice la promesa a mí misma de no dejar que las partes malas de mi
pasado me lastimaran más. Era una meta y planeaba mantenerme en ella.

Hace cinco meses dejé L. A. y regresé a Boston y de ahí fui en el proceso de


recuperar mi vida. Nan estaba todavía en su linda casita en Balckstone Island
donde ella había venido desde Inglaterra a vivir como una joven novia. Muchas
veces escuché a los locales contar la historia de cómo mi abuelo había traído a una
chica Inglesa para ser su esposa, como si ella viniera de un planeta alienígena. Nan
y yo teníamos nuestra ciudadanía en común, ambas nacidas británicas pero
llamábamos a Estados Unidos nuestro hogar.

Había vivido en los Estados Unidos por tanto tiempo que en mi mente era mi
hogar.
16
—Una moneda por sus pensamientos, joven señorita.

Me volteé hacia unos ojos azules destellantes que me miraban amablemente y


sonreían. Herman era un delicado coqueto. Ya que tenía que estar cerca de los
setenta y era también el alcalde de Blackstone Island, le di un pase. Se rumoreaba
que poseía la mayor parte de la propiedad en la isla y valía millones. Sin embargo,
nunca lo sabrías. Vivía lo que parecía ser una vida modesta en una pequeña casa,
con una gran vista al mar, probablemente lo que constituía los millones que
supuestamente tenía, y era una de las personas más alegres que había conocido en
mi vida. Él siempre me saludaba calurosamente y me preguntaba por Nan. Me
preguntaba si él podría estar un poco enamorado de mi abuela, de hecho.

—Buenos días, alcalde. ¿Qué lo tiene dirigiéndose fuera de la isla hoy? —


pregunté, de repente curiosa. Nunca antes lo había visto en el ferry de la mañana a
Boston.

—Reunión trimestral del consejo del condado en la ciudad. —Miró hacia la


vista de la costa y parecía pensativo mientras la estudiaba—. Una de las pocas
razones que consiguen que me vaya, de lo contrario no lo haría.

—Ahh, bueno, no lo culpo un poco. Elegiría la isla sobre Boston cualquier día.

—¿Por qué no entonces? —preguntó rápidamente.


—Herman, usted es el alcalde, así que sé que es plenamente consciente de que
no hay negocio de diseño de interiores en Blackstone Island donde pueda ser
empleada.

Se acarició la barbilla pensativamente antes de responder—: Voy a tener que


trabajar en eso entonces, pero nunca respondiste mi pregunta.

—¿Qué?

—Te ofrecí una moneda por tus pensamientos, pero supongo que has
aumentado tus tarifas. —El hombre todavía podía coquetear como un campeón y
tampoco sus hermosos rasgos habían sido borrados por los años. Debe haber sido
un ejemplar en sus días de juventud, rompiendo corazones por todo el lugar.
Tendría que preguntarle a Nan sobre su pasado algún día.

—Para usted, sin cargo. —Asentí hacia los árboles que se elevaban
majestuosamente a lo largo del acantilado y la playa rocosa abajo mientras el ferry
se movía alrededor del cuerno de la isla hacia la bahía abierta—. Estaba pensando
en lo feliz que estoy de volver aquí. Me encanta esa vista.

Él admiró la escena conmigo por un minuto. —También me alegro tenerte de


17 vuelta. Sé que tu abuela está encantada. —¿Fue un parpadeo o algo que acabo de
ver pasar a través de sus profundos ojos azules? Esperaba eso—. Por cierto, ¿cómo
está tu abuela desde su cirugía?

Tan confiable como un reloj, querido Herman Blackstone era cuando llegaba a
mi nan.

—Gracias por preguntar. Ella se está recuperando bien, pero entre tú y yo, no
creo que estaba lista para retirarse de Blackwater cuando cerraron la casa. Ella
amaba su trabajo, y ahora creo que está un poquito aburrida. —Había otras cosas
que dejé sin decir porque no quería ofender a Herman de ninguna manera. Era su
familia quien empleó a mi abuela por más de tres décadas antes de abandonar la
propiedad hace dos años. Nan había sido el ama de llaves de Blackwater por treinta
y cinco años cuando la clausuraron para bien y ahora se asienta vacía a lo largo de
los acantilados occidentales de la isla. La familia ya no viene. Escuche que era solo
el padre a quien le encantaba tanto, pero después de que se enfermó nunca regresó.

—Mucho cambió mientras estuviste lejos.

—Las cosas lo hacen —contesté suavemente, sintiendo su tristeza pero no


queriendo entrometerme.
—Sí en efecto, pero eso no quiere decir que no haya lugar para mejorar la
situación —dijo él—, y recordar de dónde vienes. —Claramente él estaba infeliz
con su familia por rendirse con la isla.

Puse mi mano sobre su brazo. —Siento tanto su pérdida, Herman. Nan me dijo
sobre el fallecimiento de su hermano. —Había escuchado que el Señor John
William Blackstone había muerto de cáncer no mucho antes de que yo regresara
hace cinco meses—. Solamente lo conocí una vez cuando Nan me trajo por
primera vez, pero siempre fue un buen empleador y ella creía en el mundo de la
familia. —Eso en su mayoría era cierto. Nan nunca dijo una palabra en su contra,
pero no creo que ella mantuviera a la señora Blackstone en la misma estima que a
su marido, y ella había dejado de venir a la isla para las vacaciones desde hace
años, una vez que sus hijos crecieron. Supongo que no todos podrían amar la rica
belleza de la isla de la misma manera.

Él giró sus prudentes ojos hacia mí y cubrió mi mano con la suya. —También
siento tu pérdida, Brooke. Tu abuela me dijo cuando sucedió. Estaba tan
preocupada por ti, y necesitaba… bueno, creo que necesitaba hablar con alguien
sobre ello en ese momento o hubiera enloquecido.

La bondad puede inducir una efusión de emociones que había encontrado. Esta
18 no era la primera vez que me había pasado. Las sentidas condolencias de mi amiga
Zoe habían hecho lo mismo cuando nos reunimos por primera vez después de mi
regreso. Lo mismo con Eduardo. Cuando alguien mostraba que se preocupa por
usted y lo expresaba de una manera amble, esa misma bondad tenía el poder de
traer todas esas experiencias, esperanzas, sueños y recuerdos de regresar a la
superficie como lo habían hecho ayer. Incluso cuando creía que lo había enterrado
profundamente, mi dolor estaba realmente flotando en la superficie, apenas
cubierto por la más delgada de las sábanas listas para soplar lejos en la brisa.

Mis ojos se llenaron de lágrimas antes de poder detenerlas. Cedí y las dejé caer.
A veces estaba débil y no podía evitar recordar lo que había perdido… y lloraba.

—Oh, infiernos, te he incomodado… lo siento mucho, Brooke —espetó.

Podría decir que Herman estaba absolutamente horrorizado por mi arrebato, el


pobre hombre. Lo escuche en su voz. ¡Increíble! Había asustado a un dulce hombre
mayor, y el día apenas estaba comenzando. Apostaba dinero a que él iría
directamente a mi nan y le diría sobre esto en el momento en que volviese de su
reunión en la ciudad. Entonces ella estaría preocupada. Y no necesitaba
preocuparse por mí ahora mismo mientras sanaba de su cirugía de rodilla. Yo
estaba bien. Y nada cambiaría el pasado sin importar lo que las personas dijeran o
no dijeran. Toda la experiencia de la pena era más bien un ciclo interminable y tan
agotador; solo quería salir del viaje en este punto.
Mené la cabeza y miré hacia la cubierta debajo de mis pies. —Está bien, por
favor. Esto me sucede a veces y yo… hago esto… —Utilicé mi nudillo para quitar
una lágrima y respiré hondo y lentamente para ayudar a que mis emociones
regresaran a un nivel funcional—. Estaré bien. Lo siento, Herman.

—No te disculpes conmigo cuando tienes todo el derecho a llorar —regañó.


Luego me presentó un pañuelo blanco prístino en las manos. Lo tomé con gratitud
mientras Herman con su brazo me rodeaba y me acercaba contra su hombro. El
suave cuero de su chaqueta amortiguaba mi mejilla mientras aceptaba la
comodidad ofrecida. —Por supuesto estarás bien, Brooke. Tienes toda una vida por
delante y las cosas maravillosas vendrán, ya verás.

Nos paramos así y vimos cómo la isla se hacía cada vez más pequeña hasta que
el ferry fue hacia el sur y se deslizó fuera de la vista. Sabía que volvería a este
mismo lugar exacto en el océano cuando regresara a las cinco y media después del
trabajo. Esperaría ese momento en que la isla apareciera en el horizonte, después de
que el capitán hiciera su giro hacia el norte. Respiraría un suspiro de alivio cuando
ella llegaba a la vista, y mi corazón se asentaba. Era un ritual raro conmigo, pero
sucedía cada vez que iba y venía de Blackstone Island. Dolía un poco dejarla cada
vez, pero la pequeña emoción que experimentaba cuando regresaba tampoco me
había fallado. La seguridad de la isla proporcionaba santuario para mi corazón
19 atribulado.

Mientras me recuperaba y compartía mi momento Zen con Herman, pensé en


lo que él dijo… sobre las cosas maravillosas que están delante para mí.

Quería que fuera cierto

Quería tanto que fuera cierto.


Capitulo 3
Harry & Goode estaba en la calle Hereford, donde era un poco más tranquilo
que el tráfico peatonal en la calle Newbury. Sin embargo, no importaba que la
ubicación fuera más tranquila, porque los clientes que buscaban contratar un
diseñador en este vecindario, usualmente no entraban por la puerta. El negocio de
diseño de interiores dependía de recomendaciones, mayormente se codiciaba la
referencia de clientes anteriores a sus amigos con el dinero para pagar por tales
servicios.

20 Cuando tenía ganas de caminar, iba a la estación Copley y seguía por la calle
Newbury hasta donde trabajaba. Si el clima era desagradable, tomaba Hynes,
porque era un poco más cerca. Sin embargo, hoy no era desagradable. Un día
soleado y seco de otoño siempre era apreciado.

Mi pequeño colapso emocional en el ferry esta mañana, con Herman,


extrañamente me había ayudado.

De alguna forma.

Así que había dejado caer mi guardia y recordé mi tristeza por un momento.

Me había vuelto emocional.

Había llorado y asusté al pobre Herman.

Pero ambos sobrevivimos, y cuando la ráfaga de mi tristeza había pasado, me


sentí mucho mejor. Y creo que Herman también lo hizo. No sería raro cuando nos
viéramos la próxima vez, porque ahora habíamos sellado nuestra amistad. Eso,
mientras reflexionaba con más profundidad, era una cosa buena.

Me detuve en un Starbucks para arreglar mi maquillaje y, más importante,


suministrar mi adicción al café, antes de dirigirme dentro de Harry & Goode en la
siguiente entrada. Dios, amaba que tuviéramos un Starbucks al lado. Uno de los
beneficios más lindos sobre mi trabajo. Había una fila para el baño, así que revisé
mis mensajes mientras esperaba. El de Martin fue inesperado. Él quería que hiciera
una recepción para una fiesta de cóctel esta tarde, de seis a nueve.

Mi lado del trabajo sirviendo para Jonquil Catering no era mi favorita, pero
pagaban bastante bien cuando podía conseguir un trabajo. Amaba trabajar en
Harris & Goode, diseñando habitaciones para clientes basadas en sus visiones, pero
no podía llegar a fin de mes con un salario mínimo de diseñador. No aún, de
cualquier forma. Así que tomaba trabajos sirviendo los fines de semanas y las tardes
si era notificada con anticipación. Nueve horas no eran suficiente tiempo para que
pudiera organizar algo, y Martin sabía eso. Tenía que tener un sitio en el que pasar
la noche para comenzar, porque el último ferry dejaba el muelle a las 8:30 p.m. en
punto, y si yo no estaba en él, entonces estaría atascada en Boston durante la
noche. Me quedaba con Zoe, pero mi amiga estaba fuera de la ciudad por la boda
de su hermana por, al menos, otra semana. No tenía ropa para trabajar el día
siguiente en Harris & Goode o mi ropa blanca y negra para servir. No había forma
en que pudiera trabajar para Martin esta noche.

Le escribí mi respuesta. Lo siento, no puedo, Martin. Ya estoy en tierra firme


por el día. Necesito algo de aviso para arreglar donde me quedo, ropa, etc. —B

21 Estaría molesto conmigo ahora, pero, ¿qué podía hacer yo sobre eso? Vivir en
una isla significaba algunos desafíos y no podía controlar el horario del ferry. No
había mucho requerimiento de un bote a la Isla Blackstone en el medio de la noche.

Arreglé mi rostro en el espejo, en Starbucks, y pensé que lucía normal. Si


Eduardo no notaba que había estado llorando, entonces todo sería un éxito. El
lacio cabello rubio y ojos cafés muy claros (que me habían dicho que eran ámbar)
habían sido heredados de mi mamá. Nana me recordaba con frecuencia que yo
lucía como ella. Pensaba que mi mamá debió haber sido muy hermosa, así que
cuando Nana me dijo que yo podría ser la gemela de mamá, me hizo sentir bien por
dentro.

Me estudié a mí misma pensativamente y llegué a la conclusión de que no lucía


mal, solo un poco... triste.

Porque lo estaba.

No era coincidencia de que mi personaje favorito de la


película IntensaMente fuera Tristeza. Ella era necesaria, una parte importante de tu
vida, y si tratabas de alejar por completo a Tristeza, y no la dejabas involucrarse ni
una vez, entonces el resto de las partes de ti comenzaban a romperse bajo la presión
de intentar negarte a ti mismo el derecho a estar triste. Todo tenía sentido para mí.
Quizás la vería esta noche, después de visitar a Nana en terapia física.
—¡Buen día! —gritó Eduardo con su saludo normal—. Luces muy sexy hoy, mi
condesa. Esas botas están gritando "házmelo hasta que ya no lo pueda soportar", ya
sabes.

Puse mi café en el mostrador en la recepción y desabotoné mi abrigo. —Buen


día para ti también, y no están gritando nada de eso.

—Lo están haciendo, cariño. Apuesto que tampoco notaste siquiera al buenote
con lentes de sol revisándote, ¿no? —Eduardo apuntó hacia las puertas frontales,
completamente de cristal, del edificio, donde un buenote ciertamente estaba mirando
fijamente mientras él atendía una llamada. Metro ochenta y cinco, quizá metro
noventa, cabello oscuro, un hermoso abrigo de lana beige sobre un costoso traje
gris, y gafas de aviador eran todo lo que podía ver a través de la ventana. Sin
embargo, había hombres como él en cualquier parte del centro de negocios en
Boston. Los veía cada día, apresurándose de una junta corporativa a otra. Tratando
de tener éxito, justo como todos los demás.

—Está hablando por teléfono, Eduardo, no está mirándome, pervertido.

—Lo hizo. Pasaste junto a él y te miró realmente bien, dulzura. Le gustó lo que
vió, mmm-hmm —informó con un rostro serio—, y me encanta cuando me hablas
22 sucio. —Eso fue todo lo que pude soportar antes de reírme por completo.

Eduardo Ramos era bueno para mi alma. Solo lo conocía desde que comencé a
trabajar en Harris & Goode hace cuatro meses, pero nos habíamos caído bien desde
el comienzo. Él conocía todo sobre mi pasado, y no era nada más que comprensivo
y compasivo sobre mi situación. Amaba el hecho de que yo era británica y me
llamaba condesa en español, todo el tiempo. La cosa con Eduardo era que tenías que
ignorar los comentarios escandalosos e inapropiados que hacía sobre cualquier
tema fuera de los límites para un lugar como el negocio, y siempre en los momentos
más inapropiados, porque era simplemente parte del paquete. Un hermoso hombre
gay puertorriqueño con una boca, absoluta y perfectamente adorable.

Sacudí mi cabeza hacia él, lentamente. —¿Saben Jon y Carlisle que fantaseas
con el tráfico de peatones cuando deberías estar trabajando?

Esnifó y frunció el ceño. —Ellos hacen lo mismo cuando vienen al frente. Pero
está justo allí, Brooke, justo en frente de mí.

—¿Qué está justo en frente de ti? —Regresé la mirada hacia el cristal y noté que
el buenote se había movido.
—Hombre celestial —suspiró Eduardo soñadoramente—. Grandes... duros...
penes... caminando; pasando junto a nosotros todo el día. ¡Ay, Dios mío!3 —Se
abanicó el rostro con ambas manos.

Lo perdí, y tenía que reír fuerte o explotar. —Probablemente, no tan duras


como te lo imaginas si están caminando. Creo que sería bastante doloroso caminar
por con un pene duro todo el día.

—Tienes un punto allí, condesa, y por favor, di pene duro para mí de nuevo, en
ese bonito acento tuyo.

—No, no lo diré de nuevo, y puedes dejar de ser descarado conmigo.

Eduardo sabía que yo no estaba molesta. Era un juego que hacíamos para
divertirnos. A Jon y Carlisle, los dueños, tampoco les importaba. Era parte del
paquete de trabajar con tres hombres gays que eran diseñadores de interiores. Venía
con el territorio, y la organización funcionaba bien para mí.

—Martin, ya te expliqué porque no puedo hacer esto. No vivo en Boston. No


23 tengo un lugar en el que quedarme para pasar la noche, ni tengo ropa para mañana.
Si quieres que trabaje para ti, entonces tendrás que avisarme con, al menos,
veinticuatro horas de anticipación la próxima vez.

En serio, el hombre era denso. ¿Por qué no entendía la situación?


Probablemente, solo no le importaba.

—¿Por qué no te quedas con tu amiga en la noche? —sugirió Martin.

—Zoe se fue, e incluso si estuviera aquí, aún quedaría el asunto de la ropa. —


Quería golpearlo.

Eduardo, quien tenía el hábito de escuchar todas las conversaciones en la


oficina, si era capaz, habló—: Puedes quedarte conmigo si necesitas un lugar al que
ir esta noche. —Fue demasiado malo que dijera eso en voz bastante alta.

—Oí eso —Me informó Martin—. Así que, ¿está hecho, entonces?

Permanecí en silencio y miré a Eduardo. Él pagaría por esto en un minuto.

—¿Brooke?

—¿Sí, Martin?
3
En español textual
—Así que, te veré a las seis. Te mandaré la dirección cuando colguemos.

—Espera. No tengo mi uniforme conmigo.

—¿Qué estás usando en este momento?

Si Martin estuviera en mi línea de visión, estaría retorciéndose de dolor por mi


mirada mortal. —Tengo una blusa verde amarillento y esmeralda con una falda
negra y botas hasta las rodillas. Totalmente inapropiado para servir. Como dije, no
puedo hacerlo.

—Entonces ve a comprar una blusa blanca en tu hora del almuerzo y usa las
botas. Es alguna clase de celebración corporativa y la mayoría de los invitados
serán hombres. Estoy seguro que ellos apreciarán las botas sobre tus hermosas
piernas largas.

Iugggggh. Qué sucio pequeño estúpido. —Voy a pretender que no acabas de


hacer un comentario sexualmente sugestivo sobre mi desempeño en un trabajo y
continuaré con el pago, ¿sí, Martin? —Servir en botas con tacones no sería fácil,
además, también debía costearme una blusa nueva. Si a Martin no le gustaba,
entonces él podía irse a la mierda.
24
Eduardo rió y me dio dos pulgares arriba.

—Tiempo a doble paga, Brooke, solo ve allí.

Tanto como quería declinar, el dinero extra sería útil en este momento. —Bien,
lo haré, pero Martin, si me quieres en el futuro; dame algo de tiempo de anticipo
para que pueda hacer arreglos para la noche. —Si siquiera había una siguiente vez.
Quizás una búsqueda de trabajo era una buena idea.

Después de que terminé la llamada, apunté un dedo hacia Eduardo y le di sólo


una versión ligeramente menos violenta de mi mirada mortal. —Estás en
problemas, en caso de que no lo notaras. Tienes que ir y decirle a los jefes que
vamos a ir de compras por una blusa para mí y que regresaremos con sus
almuerzos. Y tienes que pagar por mí hoy. —Entonces, sonreí dulcemente antes de
levantarme del escritorio y ponerme mi abrigo.

—Sí, mi condesa —cantó Eduardo antes de escapar al segundo piso para buscar
la orden de Jon y Carlisle para el almuerzo.

Mientras él estaba ocupado arriba, necesitaba avisarle a Nana que no pasaría a


verla esta noche. Sin embargo, a ella le divertiría el hecho de que me quedaría a
dormir en casa de Eduardo. Trataba de verla cada tarde para una visita corta y no
quería que me preguntara donde estaba cuando no me aparecía. Mi llamada se
desvió al escritorio de recepción, lo que no era una sorpresa. Nana raramente se
quedaba en su habitación, especialmente cuando las actividades ocurrían.

—Centro de Terapia Blackstones, habla Lilah. ¿Cómo puedo ayudar?

—Hola, Lilah, soy Brooke.

—Tu abuela está en una clase de pintura ahora mismo, trabajando en un


paisaje marino.

—Ah, suena encantador, y no puedo esperar a verlo. ¿Puedes avisarle que voy
a trabajar para Martin esta noche, por favor? Ella lo entenderá, y dile que la visitaré
mañana, como siempre.

—Seguro, Brooke, y gracias por avisarnos para que no se preocupe, porque lo


haría, ¿sabes?

Poner a Nana en una instalación de cuidados temporal mientras se recuperaba


de un reemplazo de rodilla había sido nuestra única opción. No podía quedarse
sola en la cabaña, atrapada todo el día en una silla de ruedas mientras yo trabajaba
en Boston. Nunca se quejaba, pero sabía que preferiría estar en casa, como todos lo
25 harían.

Deseaba que pudiera tener una enfermera de cuidados a domicilio, que


pudiera proporcionársela, pero no era posible con su muy ajustado ingreso, o el
mío. Una vez que la finca de Blackwater cerró y fue obligada a retirarse, su dinero
había sido cuidadosamente manejado para llegar a fin de mes. No era anciana a los
sesenta y uno, y sospechaba que extrañaba mucho su trabajo, así como la camarería
con sus compañeros de trabajo. De hecho, la caída que resultó en la necesidad de su
reemplazo de rodilla había pasado después de que perdió su empleo, mientras
estaba aburrida hasta las piedras, sola en su casita de campo.

Gracias a dios, su amiga Sylvie tenía previsto un té más tarde ese día, y
descubrió a Nana en el final de las escaleras del sótano; aterrada y sufriendo
muchísimo.

A menudo me preguntaba si la familia Blackstone desarrolló alguna clase de


conciencia en lo absoluto, para despedir a una sirviente leal después de más de tres
décadas con apenas un gracias y un adiós. Sin pensión o compensación por
despido; nada en lo absoluto. Deplorable, llegaba a mi mente. Estúpidos también
llegaba. No había defensa para su comportamiento. Ninguna.

La Isla Blackstone era, principalmente, un sitio donde varias personas ricas,


con hogares vacacionales frente al océano que valían millones de dólares, venían a
jugar en las vacaciones de verano. Desafortunadamente, también era un sitio donde
una gran cantidad de personas pobres trabajaban muy duro para servir a esas
mismas personas ricas y tenía poco y nada que demostrarlo.

26
Capitulo 4
Lo último que quería hacer al final de mi día de mierda era ir a una recepción
de valoración de clientes por cócteles y canapés con mi rostro luciendo como lo
hacía por ser golpeado por el Valentino de Janice. Todo el día había atendido
preguntas de personas que no eran idiotas con bromas y acoso de quienes eran
definitivamente idiotas. No creo que se creyeran mi mentira sobre caerme en la
ducha y chocar con la jabonera de mármol. Lo que no sabían es que no podría
importarme menos lo que pensaban de mi vida personal. Mientras me respetaran en
los negocios, estaba bien. Podía hacer crecer dinero de la nada. Entonces, qué si
27 tenía terribles habilidades emocionales cuando se trataba de relaciones con mujeres.
Solo no había sentido nada por esas mujeres como probablemente debería si me
interesara por ellas más que por el sexo. Pero nunca sentí nada más allá que
admiración por su belleza, junto con el deseo por algún placer compartido del que
estaban interesadas también. No era tacaño tampoco. Antes de terminar, me
aseguraba que estuvieran bien satisfechas. No sabía cómo operar de manera
diferente, y hasta que resolviera mi mierda, solo debería estar lejos de las mujeres
por completo. Tenía más sentido.

El hecho de que fuera la firma de abogados de mi padre quién organizara esta


reunión era la única razón por la que había cruzado la puerta. Había una parte de
mí que todavía quería hacerlo sentir orgulloso, incluso si yo había hecho mi propia
exitosa carrera separada de la suya. Ahora que había muerto, me hice cargo de sus
negocios también, y sabía que sus colegas estaban observando muy de cerca para
ver cómo lo haría. Mis hermanos tenían sus propios intereses y dinero, así como
también partes de las empresas de Papá, pero ellos no estaban involucrados en el
manejo del día a día como yo lo estaba. Lucas vivía como un ermitaño en la isla,
diseñando sistemas de juegos, y Wyatt dividía su tiempo entre Los Ángeles y
Nueva York haciendo su cosa, de la cual nadie parecía conocer mucho. Siendo el
hijo mayor, seguido por gemelos idénticos, y luego cinco años más tarde por otro
par de gemelos, pero esta vez niñas y mellizas, era el excluido. Willow estaba
comprometida con su profesor de la Ivy League, y Winter estaba en la escuela de
postgrado, así que todos estaban ocupados con sus propias relaciones como
deberían estar.

Mi madre estaba muy orgullosa del hecho de haberle dado a mi padre cinco
hijos y solamente sufrir por tres embarazos. Y mamá se aseguró que todos
supiéramos que fue la peor clase de sufrimiento dar a luz a cada uno de nosotros. Tal
vez ese era el porqué estaba resentida conmigo. Todo ese esfuerzo solamente para
producir un bebé… a mí.

Mi relación con mi madre era solo el inicio de mis problemas con las mujeres.
Había tenido una no tan placentera conversación con ella por teléfono hoy más
temprano. Janice había ido a Mamá rápidamente, llorando una triste historia de
falta de respeto y promesas rotas por mi parte. No le dije que a menos de cinco
minutos de dejarme, estaba tragando a James Blakney. Pensándolo, mi madre no
necesitaba una imagen, no dije mucho en respuesta excepto que Janice no era la
chica que todos pensábamos que era, y definitivamente no iba a ser nada más que
una amiga de la familia para mí de aquí en adelante. Mamá entonces tomó la
oportunidad de decirme que había hecho las cosas muy difíciles para su amistad
con la madre de Janice. Le aconsejé que una generosa donación a su organización
sin fines de lucro aliviaría las cosas. Supongo que a ella no le importó mi sugerencia
porque terminó nuestra llamada rápidamente después.
28
Le daría a esto dos bebidas grandes antes de salirme.

Asintiendo y diciendo las cosas apropiadas, estreché manos con los colegas
quienes habían conocido a mi padre y acepté las condolencias de otros. Hice una
nota mental de las personas que habían hecho el esfuerzo por mencionar su
nombre, y escribiría sus nombres con el evento y la fecha tan pronto llegara a casa.

En mi camino a través de la habitación, como había aprendido de mi papá, lo


mejor que alguna vez ha funcionado en una habitación llena de clientes potenciales,
cuando decidí había logrado lo que me propuse hacer esta noche. Era tiempo de
irme. Después de poner mi vaso sobre una mesa vacía, me dirigí a la puerta… hasta
que la vi.

Solo así. Apareció en mi línea de visión y no podía apartar mis ojos de ella.
La hermosa chica de esta mañana en el Starbucks en la Calle Hereford.

Sabía que era ella porque, ¿cómo podría alguien olvidar esas sexis botas? Su
cabello rubio no estaba suelto como lo había estado esta mañana, sin embargo. Lo
había peinado hacia atrás en una cola de caballo suelta… pero ¿estaba sirviendo en
este evento? La había visto entrar en ese estudio de diseño junto al Starbucks.
Probablemente tenía dos empleos. Trabajadora… hermosa… sexi.
Rápidamente regreso por mi vaso medio vacío y lo arranco de la mesa. De
pronto siento ganas de un aperitivo o dos.

Ella me ve aproximarme y se acerca con la bandeja.—¿Cómo se llaman estos?


—pregunté, sin dar a su bandeja una segunda mirada. Mal movimiento de mi parte,
pero estaba demasiado ocupado tomando sus dorados ojos y cabello, y todo lo
demás que podía ver ahora de cerca. Piel perfecta, oscuras pestañas que
enmarcaban ojos espectaculares, y una cicatriz junto a la línea del cabello del
costado derecho de su rostro. Algo la había herido en algún punto en el pasado, y
me encontraba absolutamente enfermo que estaba molesto por ello.

Apretó sus labios juntos como si estuviera tratando de suprimir una


carcajada.—Bueno, me dijeron que son algo llamado… albóndigas. Una muy
inusual creación gourmet. Debería probar una. Dicen que son deliciosas.

Su voz era… jodidamente hermosa.

—De acuerdo. —Tomé una albóndiga y la metí en mi boca. No saboreé nada.


Podría haber estado masticando productos residuales y no lo sabría. Mi cerebro se
había apagado a todo excepto su hermosa voz.

29 —Debes estar jugando conmigo o estás atolondrado por ese golpe en la cabeza.
Apostaría que ya has comido una albóndiga.

—Lo estoy.

Perdió su sonrisa.—¿Estás jugando conmigo?

—No, estoy devastado, quiero decir atolondrado, por el golpe en la cabeza. —


¿Qué carajo estaba diciendo a esta chica? Sonaba como el Hombre del Clima con el
coeficiente intelectual más bajo. Necesitaba dejar de hablar.

—Lamento oír eso. Parece doloroso.

—No me duele ahora. —Creí sonreír y sacudir la cabeza pero no podía estar
seguro. Solo llámame el idiota de pueblo porque sabía que actuaba como uno.
Amaba el sonido de su voz, sin embargo.

—¿Otra rara y preciosa albóndiga? —Me ofreció su bandeja y me estudió al


mismo tiempo. Tenía que estar molesta por mi apariencia y desconcertada por mi
comportamiento, pero no mostraba que fuera así.

—Sí, por favor. —Tomé otra albóndiga pero no me la comí—. Eres británica.
—Usted eres americano —dijo con un rápido guiño, antes darse la vuelta para
servir a otros invitados.

La observé alejarse de mí y siento el latido de mi corazón vibrando por todo mi


cuerpo.

Algo me había pasado.

No estaba completamente seguro de qué, pero la razón era clara como el


cristal.

Ella.

No me fui como tenía planeado hacerlo.

Me quedé en esa ridícula reunión así podía acosar a una chica que no conocía.

Yo, Caleb Blackstone, convertido en un acosador en ese momento y no estaba


disculpándome en lo más mínimo tampoco.
30 Oh, por la siguiente hora o algo así, monté un buen espectáculo y seguí
cotorreando con personas a las que difícilmente les ponía atención, así podía
observarla caminar alrededor de la habitación, sirviendo albóndigas con su
apretada blusa y sus botas para follar. Incluso logré pintar una imagen de ella
usando nada más que esas botas en mi cabeza. Mis pensamientos eran
absolutamente obscenos, hasta el punto que mi pene quería entrar en acción.

Tan mal.

Esto no me estaba pasando a mí en una habitación llena de socios de negocios.


Mi pene no se estaba endureciendo por observar a una chica ofrecer comida.

Sí, lo estaba.

También descubrí que no era el único mirándola. Y esas botas no estaban


ayudando exactamente a desvanecerse a un segundo plano en un evento como este,
conformado en su mayoría por hombres pensando en sexo cada cincuenta y dos
segundos. Viéndola, era imposible pensar en algo más.

—Me tomaría mi tiempo golpeando ese apretado culo despacio y con calma…
con las malditas botas puestas.
Kevin Aldrich era un banquero inversionista idiota con una aerolínea en
descenso, una cintura expandiéndose y un gran fondo fiduciario heredado del
dinero de su abuelo. También tenía una esposa, dos o tres hijos adolescentes, y un
problema de bebida. La triste verdad era que él probablemente sí conseguía
hermosas mujeres como ella para follar debido a que tenía el dinero ayudándolas a
superar el hecho que él era un completo y total cretino.

No dije nada, pero sentí mi sangre comenzar a herir. En ese instante entendí
verdaderamente el significado detrás de la expresión ―me hirvió la sangre‖. La mía
iba a lo nuclear.

Aldrich alzó su copa y la bebió toda en su dirección para llamarla. Ella dándose
cuenta, vino con su bandeja de lo que sabía eran cocteles de camarón individuales.
No cometería el mismo error de nuevo.

—¿Se le apetece coctel de camarón, caballeros? —preguntó amablemente.

—Tú te me apeteces, Botas Sexis —dijo Aldrich con una obvia mirada lasciva.
De acuerdo, el tipo era peor que un desagradable cretino. Era un retrasado con las
habilidades sociales de una cucaracha.

31 —Ingenioso. Solamente he escuchado eso catorce veces más en la última hora


y media —dijo suavemente—. ¿Puedo ofrecerle un coctel de camarón? —repitió,
claramente sin divertirse y sus ojos dorados lo mostraban.

Aldrich estaba o demasiado tomado o era demasiado estúpido para captar la


indirecta, sin embargo.—¿Qué tal tu número en su lugar? Te llevaré a un lugar
donde podemos comer todo el coctel que queramos. —Sacó su lengua hacia ella, y
simplemente perdí mi mierda. Olvida mi sangre hirviendo, quería matarlo.

—De ninguna jodida manera, Aldrich, ¡no hiciste eso!

Él hizo en realidad dos cosas estúpidas al mismo tiempo. Estiró su brazo para
rodear su cuerpo y arrastrarla en contra del suyo y me dijo—: No me interrumpas a
mí y Botas Sexis aquí. Solo nos estamos conociendo, y ella parece como que puede
dar un largo y lento paseo con esas b…

Sin embargo, Aldrich no terminó su oración, porque recibió un inmediato y


matador movimiento de defensa de un codazo justo en su nariz. El codo de ella. La
nariz de él. Qué mal que traté de entrar allí y quitarlo de ella. La parte trasera de su
prominente cabeza me golpeó en la barbilla y él cayó duro, llevándome con él,
junto con pequeñas copas de salsa de coctel y camarones que volaron por el aire en
forma de arco, atrapando a cualquiera en un radio de dos metros.
El silencio se produjo cuando todas las conversaciones cesaron y centraron su
atención en nosotros.

—¡Maldita zorra! Rompiste mi nariz —bramó Aldrich desde detrás de la mano


tratando de detener la sangre derramándose a borbotones de su mezquino pequeño
rostro.

—Usted puso sus manos sobre mí. Nadie hace eso y se sale con la suya nunca
más—dijo con voz de acero antes de salir corriendo en dirección de la cocina.

—¡Quitateme de encima, Aldrich! —Lo empujé y me puse de pie—. Estúpida


maldita mierda la que hiciste, hombre. Muy estúpida —dije mientras quitaba un
solitario camarón atrapado en mi esmoquin por su cola.

—Pero ella me agredió. Tú viste que pasó, Blackstone —gritó—. Demandaré a


esa perra por daños, ¡maldita puta!

Lo agarré por el cuello y lo arrastré directo hasta mi rostro.

—No harás nada de eso o lo lamentarás. Ve a casa con tu esposa y familia si es


que siquiera los tienes a este punto.
32
—Jódete, Blackstone. —Pero salió sonando más como: ―joudede, Blaxsdone‖,
por culpa de su nariz rota. Perdió una gran cantidad de impacto de esa manera,
también. Imbécil arrogante.

—Y asegúrate de tomar un taxi para proteger a la población de la cuidad de ti


—añadí—. Estás demasiado tomado para pararte en estos momentos, menos para
conducir a cualquier parte. —Entonces lo dejé ir y observé cuando cayó hacia atrás
extendiéndose en el suelo, empapado en su propia sangre y un montón de coctel de
camarón.

La encontré discutiendo con su jefe en la cocina.

—¿Por qué en el infierno lo golpeaste?

—La agresión sexual está contra la ley, idiota. ¿Por qué demonios me pusiste
en esta situación esta noche, Martin, y luego me abandonas en esa manada de
perros? ¿Hmm? ¿Tienes una idea de lo que he tenido que tolerar esta noche?

Auch. Tenía la esperanza que no me agrupara en la misma categoría como al


resto de los perros en esa habitación esta noche.

Alcanzó el bolsillo delantero de su mandil envuelto alrededor de sus caderas y


sacó un puño lleno de tarjetas de presentación y se las arrojó a su jefe.—Esto es
cuántos de esos perros quieren llegar a conocerme mejor y mostrarme un buen rato
follando, ¡énfasis en follando! No debería tener que lidiar con ese tipo de cosas
cuando estoy tratando de hacer un trabajo. —Cristo, tiene razón.

—Oh, por amor a la mierda, Brooke, no era tan malo ahí afuera. Sobreactuaste
totalmente.

Realmente no lo hizo.—Él puso sus manos sobre todo mi trasero y saco su lengua
hacia mí, y ¿tú crees que sobreactué?

Su jefe tuvo el cerebro para mantenerse en silencio ante su último comentario


al menos, le daría eso.—Regresa ahí afuera y busca los hombres y números,
discúlpate, y limpia el desastre. Tendremos que cubrir la limpieza en seco al menos.
Hazlo y puedes mantener tu trabajo. —No creo que conozcas muy bien a tu empleada.
Ella ha terminado contigo, imbécil.

Lo mira boquiabierta con sorpresa por un momento, luego bajó sus manos y
comenzó a desatar su mandil. Le tomó unos segundos liberar los lazos, pero el paso
del tiempo solo parecía aumentar la ira que salía de ella en oleadas. Su jefe idiota
solo se quedó ahí mirándola, esperando que dejara caer el mandil.

33 Lo cual hizo. Tendido justo a sus pies con las tarjetas de presentación
esparcidas que los perros le habían dado. Buena chica.

—No, gracias, Martin. Renuncio a este horrible trabajo, y nunca trates de


contactarme de nuevo. —Chica lista.

—Brooke —gritó tras ella—, ¿quién va a pagar por todo esto? —Creo que ese
serías tú, Martin.

Pero Brooke ya había agarrado sus cosas y estaba por la puerta cuando se
volvió una última vez, su larga cola de caballo rubia azotando alrededor de su
cuello por la fuerza. Estaba tan enojada, pero su compostura era una cosa
magnifica, y sus palabras habladas en ese acento suyo, impresionante. No podía
apartar mis ojos para nada.

—Tómalo de mi pago final. Y luego jódete. —Mi pene está tan duro por esta chica
ahora mismo.

Entonces Brooke se había ido realmente.

—Yo cubriré cualquier daño, pero dudo sinceramente que haya ninguno. El
tipo quien la tocó se pasó de la raya y yo fui testigo de todo. También cubriré la
cuenta de la limpieza. —Le entregué mi tarjeta al tonto y lo dejé parado allí en la
cocina con la boca colgando abierta como un pez dorado boqueando por su última
respiración.

La alcancé en la calle donde estaba en la línea de taxi. Me miró mientras me


acercaba pero no dijo una palabra.

—Oye, esos fueron unos impresionantes movimientos de defensa personal los


que tienes —dije.

—Lamento que estuvieras en la línea de fuego allí. —Hizo un movimiento con


su cabeza hacia mi traje, el cual estaba bastante estropeado con salsa de coctel de
camarón.

Me encogí de hombros. —Se limpiará. ¿Qué hay contigo? ¿Estás bien después
de ese desastre allá dentro?

—Estaré bien tan pronto como pueda llegar a casa. —Su voz no sonó tan fuerte
como antes, y sentí que la adrenalina estaba perdiendo efecto. Estaba molesta y con
derecho.

—¿Puedo llevarte? Mi auto puede estar ahí en cinco minutos y estaría feliz de
34 llevarte a donde necesites ir.

Sacudió su cabeza. —Eso no es posible a menos que tu auto pueda flotar sobre
el agua. —Revisó su reloj—. Además, no te conozco y nunca entraría en el auto de
un hombre que no conozco.

—Bastante justo —dije. Aunque me decepcionaba que no tomara mi


ofrecimiento, tenía que estar de acuerdo con su súper lógica. Una chica que lucía
como ella definitivamente no debería irse con ningún hombre que no conozca.
Sería peligroso. Por alguna razón odiaba la idea de ella en cualquier clase de
peligro—. Realmente lamento que hayas tenido que tolerar a esa gente esta noche.
Espero no haber hecho nada para ofenderte…

—Lo vi defenderme, y le agradezco por ello. Y no, no me ofendió con su


ignorancia de albóndigas. Estoy feliz de haber ayudado a resolver ese pequeño
problema por usted. Ahora es un conocedor de la rara delicadeza llamada
albóndiga, y me lo debe todo a mí —respondió con el rastro de una sonrisa.

Era tan asombrosa, tratando de bromear conmigo cuando era claro que seguía
molesta por el desastre que le había pasado esta noche. Ella se veía hermosa, pero
muy… triste. Si tenía que elegir una palabra para describir lo que me parecía,
tendría que ser triste. Y eso me molestaba grandemente.
—Gracias por el tutorial de albóndigas. Lo disfruté mucho. Soy Caleb por
cierto. Caleb Black…

Me interrumpió su teléfono sonando el inconfundible tono de timbre de Ricky


Martin ―Shake Your Bon-Bon‖. Interesante elección, pensé, mientras ella se alejaba
para tomar la llamada.

—Jodido infierno, estoy tan contenta que me llamaras. —La palabra joder en ese
acento… maldición…

—Todavía puedo tomar el ferri de las ocho treinta si me apuro así que voy a
casa después de todo. No pasaré la noche. —Ah. Eso no es posible a menos que su auto
pueda flotar sobre el agua. Entendí.

—Una larga y terrible historia. Es suficiente decir que estoy buscando un nuevo
segundo trabajo. —¿Ella necesitaba un segundo trabajo?

—Te veré mañana. —Las oficinas en la Calle Hereford.

—También te quiero. —¿Novio o solo amigo?

35 Mis habilidades acosadoras estaban mejorando por segundos si ahora era capaz
de escuchar y descifrar una conversación completa. Había captado cada palabra
que había dicho. Un taxi se estacionó junto a ella, y dijo claramente al conductor—
: Compañía del Ferry a la Isla Blackstone.—Mientras subía.

Observé su taxi entrar en el tráfico y conducir hasta que estaba fuera de la vista.
Nunca miró atrás para decir adiós.

No me había dicho su nombre tampoco, pero sabía que era Brooke. Brooke
quien vivía en la Isla Blackstone y trabajaba en el estudio de diseño en la Calle
Hereford junto al Starbucks. Era hermosa, ingeniosa y resuelta. Estaba más que
impresionado por su actitud sensata durante la noche con su jefe y los clientes.
Brooke no era una frágil florecita, además tenía la más increíble voz que había
escuchado nunca.

Esa era toda la información que había sido capaz de reunir sobre ella, pero era
suficiente para encontrarla de nuevo si quería. No había un si. Cuando.

Y eso era más que suficiente.


Capitulo 5
—Gracias, Will. Estaba corriendo para llegar a tiempo —le dije al capitán
mientras abordaba el último ferry hacia la isla por la noche.

—Sobraban dos minutos. —Will Darlington, que dirigía la compañía del Ferry
de a la Isla Blackstone, nunca dejó de mencionar cuánto tiempo me había quedado
antes de partir. Era nuestra pequeña broma corriente. Creo que me habría dejado
llegar tarde si me veía corriendo hacia el muelle, pero hasta ahora nunca había
perdido mi barco.
36
—Las edades del tiempo, Will. Dos minutos de sobra y con tacones, siento que
he sido un completo éxito.

Eso le produjo una sonrisa tímida y un lento movimiento de cabeza. —Me


alegro de tenerte a bordo, Brooke. —Will no era muy hablador, pero era amable y
muy serio sobre capitanear su barco. Otro de esos isleños que trabajan duro en
largas horas para ganarse la vida en una economía difícil. Si amaba su trabajo,
como supuse que lo hacía Will, entonces era mejor.

Una vez que encontré un asiento dentro donde estaba caliente, bajé mi guardia
por primera vez en las últimas tres horas. De repente me quedé muy soñolienta, no
quería pensar en el idiota que me había agarrado, o el hecho de que acababa de
dejar un trabajo de mierda, o la falta de dinero, o cualquiera de mis problemas.
Así que crucé los brazos sobre la mesa y apoyé mi mejilla en el brazo de mi abrigo
de lana.

Cerré los ojos y dejé que el empuje del bote me hiciera dormir.
Una mano suave en mi hombro y mi nombre llamando me despertó una hora muy
rápida más tarde.

—¿Todo está bien, Brooke? —Los ojos verdes de Will lucían preocupados—.
Estamos aquí y tengo que cerrar por la noche. Todo el mundo está fuera del barco.
—¡Oh! Me dormí. Lo siento —empecé—. Me voy. —Corrí para levantarme y
tomar mi maleta.

—No te preocupes —aseguró con la amabilidad que había perfeccionado—. Te


cuidas conduciendo a casa.

—Buenas noches, Will.

—Buenas noches, Brooke.

Sentí que si hubiera dado algún estímulo a Will Darlington más allá de la
amistad, podría haberlo tenido. Él no se acercó a mí y siempre fue un caballero en
todos los sentidos, pero una chica sabe los signos cuando alguien está interesado.
Will era agradable, muy guapo, trabajador, y un excelente partido para cualquier
chica, pero no era para mí. Más exactamente, no era para ningún hombre en este
momento. Demasiado pronto. Demasiado. Demasiado difícil de imaginar estar con
alguien de nuevo cuando todavía estaba trabajando en encontrar a la persona que
había sido antes. La persona que había sido antes de haberle dado a él el poder de
casi destruirme.

Él casi había logrado precisamente eso, y no podía, no volvería a cometer ese


37 mismo error otra vez.

Hice mi camino a la porción de estacionamiento y encendí el Jeep Cherokee de


1980 de Nan, amorosamente nombrado Woody debido al revestimiento de madera
falso que se ajusta en el exterior y adentro. Siempre estaba agradecida por la
fiabilidad de Woody, porque a pesar de que no entregaría el paseo más suave a lo
largo de cuatro millas de carriles llenos de baches en la oscuridad, me llevaría allí
sin peligro. Tenías que saber a dónde te dirigías, o te perderías en medio de un
prado o un bosque con un solo giro equivocado. Siempre me lo tomaba con calma
porque las pequeñas criaturas tenían una tendencia a saltar en la noche y me
destrozaba durante días cuando accidentalmente golpeaba un conejo o un pájaro de
la noche.

La cabaña de Nan permanecía sólida y acogedora en su pedestal, en lo alto de


una colina que dominaba el mar. Estaba oscuro ahora, pero la luz de Fairchild
iluminaba la capa abajo. La isla tenía un faro para cada puerto, Fairchild Light en
el extremo sur, y West Light en la costa occidental donde la mayoría de las
mansiones y fincas se construyeron entre el refugio de la isla y el continente,
protegido de la dureza del océano abierto.

Mientras aparcaba y entraba, conseguí un pequeño pánico en mi vientre. Me


preocupaba por cuánto tiempo más Nan podía permanecer aquí en la cabaña. No
sabía esa respuesta. Sabía que era la dueña y que era la única cosa de valor que mi
abuela poseía de su matrimonio con mi abuelo. Él murió cuando mi mamá era un
bebé, así que incluso mi madre nunca había conocido a su padre. Nan nunca se
volvió a casar después de que mi abuelo murió, en su lugar dio su vida a su trabajo
en la finca de Blackwater. Libre de una hipoteca y dado el valor de la tierra en una
isla de resort con una vista sin obstáculos, tenía que valer una cantidad
significativa. Pero era una propiedad muy pequeña, y no estaba en la zona
exclusiva donde los hoteles de lujo y propiedades privadas estaban situados.No
podía imaginar vender y mudar a Nan a otro lugar. ¿Dónde iríamos? Pero la
situación monetaria no iba a mejorar y necesitaba al menos hacer preguntas. Me
gustaría hacer un punto para visitar a Herman y pedir su consejo. Si alguien lo
sabría, era él. Tal vez Nan podría sacar un préstamo de capital en la casa y eso nos
haría pasar.

¿A quién estaba engañando? ¿Conseguir préstamos a través de nuestros


problemas financieros hasta que ganáramos la Lotería del Estado de
Massachusetts? Sí, claro.

Frustrada, me dirigí a la cocina a preparar una taza de té. Era demasiado tarde
para cafeína, y necesitaba dormir después del día de mierda que había tenido.
Primero me quité las botas. Me molestó que mis queridas botas fueran lo que
provocó mis problemas esta noche. Sin duda me habían traído atención no deseada
mientras servía. ¿Acaso Eduardo no me había saludado con ―esas botas están
38 gritando házmelo hasta que ya no lo pueda soportar‖¿esta mañana? Esta mañana
parecía como si hubiera sido hace siglos. Si hubiera estado trabajando esta noche
con mi uniforme, ¿ese hombre atroz todavía me había agarrado y me había dicho
esas cosas horribles? Me estremecí ante el recuerdo. El movimiento áspero y el
toque posesivo de sus pequeñas manos sobre mi cuerpo acababan de devolverlo tan
rápidamente. Mi único pensamiento era sacarlo de mí, porque no podía soportar
ser más o menos tocada.

Estaba demasiado cerca de la forma en que él me había tocado. Y nunca


olvidaré cómo se sentía. Quería olvidar... simplemente no sabía si era posible para
mí olvidar.

Había salsa de cóctel en el cuello de mi camisa blanca. Mierda. Lo traté con


lejía y la puse a remojar en el lavabo del baño, pero pensé que probablemente se
arruinó ya que era blanco. Algo en la salsa era casi imposible salir de la ropa. Había
arruinado la ropa antes de la salsa de cóctel de camarón. Mi estómago tomó otra
inmersión cuando me di cuenta de que había varios costosos trajes salpicados esta
noche, y mi sueldo del trabajo no viene ni siquiera cerca de cubrir la limpieza de
trajes de diseño. Esperemos que la tintorería tenga una solución mágica para
eliminar las manchas. De todos modos, era el problema de Martin. Él podía
encontrar al imbécil que había causado todo el lío y hacerle pagar.
Rompiste la nariz de un hombre esta noche. Sí, lo hice. Y lo haría de nuevo en la
misma situación, en un abrir y cerrar de ojos.

Miré mis piernas.

Las cicatrices en mi pantorrilla derecha y rodilla eran la razón de las botas o


medias cuando llevaba faldas. Las cicatrices eran feas, sí, pero sobre todo yo no
quería tener que verlas y... recordar.

—Tienes un admirador, condesa4, mira lo que se ha entregado para Brooke. —


Eduardo caminó hasta mi área de trabajo con un precioso florero de peonías de
color rojo oscuro y las dejó sobre mi escritorio. Las flores eran un rojo arándano
imponente con la mayoría de los tallos todavía en la etapa del redondo-brote. Se
convertirían en flores enormes cuando se abrieran. Impresionante e inusual, y
totalmente inesperado.

—¿De quién? —No podía imaginar quién me enviaría flores. ¿Martin? No, era
demasiado corriente para las flores. Estas parecían caras, además de que era una
planta y no un jarrón de flores cortadas. Podría plantarlo en el suelo en el jardín de
39 Nan y disfrutarlo por un largo tiempo.

—Lee la tarjeta, ay Dios mío5, ¿qué está esperando? —La arrancó del ramo y me
la entrego—. Voy a morir antes de que me digas quién te envió esto.

—Realmente deberías haber sido un actor, Eduardo—le dije mientras abría el


sobre y leía la tarjeta.

Brooke,

Por favor, acepta estas flores como una muestra de mi aprecio por la lección de albóndigas
anoche.

Fue inolvidable.

Caleb

El tipo con el ojo morado. ¿Inolvidable? Había hecho el esfuerzo de ser amable
incluso después de haber sido derribado por el idiota que me había puesto las
manos encima. ¿Por qué? ¿Por qué enviarme flores caras y, además, cómo sabía
dónde enviarlas? Él sabía mi nombre. Me preguntaba si le habría preguntado a

4
En español
5
En español
Martin, pero sería un golpe muy bajo para Martin revelar mi información a un
desconocido. También ilegal.

Entregué la tarjeta a Eduardo para que la leyera.

Recordando nuestra conversación de anoche, recordé cómo me había ofrecido


un paseo, que no había aceptado, pero no se había vuelto desagradable cuando
rechacé su invitación. Aprecié esa parte de su personalidad sobre todo. Un hombre
que entendía la palabra no, no era tan fácil de encontrar en mi limitada experiencia.

Parecían ser pocas y distantes entre sí. Me quedé tentada por un momento,
para llamar al número escrito en negrita con pluma negra en la parte de atrás de la
tarjeta que ahora podía ver claramente visible de la mano de Eduardo. Pero, ¿qué le
diría?

Caleb. No pude evitar sonreír cuando recordé lo lindo que había sido conmigo
con la bandeja de albóndigas. Seguramente era la conversación más ridícula de
todos los tiempos, y sin embargo se había tomado la molestia de enviarme flores
que parecían una albóndiga antes de abrirse. Volví a estudiar las flores. El color era
perfecto. Muy lindas. Guau.

40 Qué hombre inteligente era este Caleb.

Increíblemente guapo, también. Incluso atolondrado por ese golpe a su cabeza.

Soporté las burlas de las peonías puestas sobre mi escritorio durante las dos
horas siguientes antes de que dijera al diablo y renunciara a la lucha. ¿Mi excusa?
Soy una mujer y mi curiosidad ganó. Le envié un mensaje.

Caleb, gracias por las hermosas flores en forma de albóndigas. Gesto muy
encantador... pero... ¿cómo sabías dónde encontrarme? -Brooke

Mi teléfono sonó un minuto más tarde, y no pude evitar sonreír por segunda
vez.
Capitulo 6
—Sí —dije cuando su mensaje llegó, tal vez un poco demasiado entusiasmado,
pero ¿qué mierda importaba? Era dueño de la compañía y Brooke solo me había
dado su número.

Victoria detuvo su resumen de mi agenda y levantó la mirada de sus notas con


curiosidad.

—Tengo que hacer una llamada… terminaremos después del almuerzo —le
41 dije, sabiendo que ella entendía lo que realmente quería decir. Que era: ―sal y dame
privacidad‖. Victoria no era tonta, y ese era el porqué era mi AP. También era la
mejor amiga de mi hermana menor y la candidata perfecta para el trabajo como mi
asistente personal. La conozco desde que era una niña pequeña, y ella conocía el
mundo en el cual me muevo igual o mejor que yo. Ya que era su mismo mundo.

—¿Las peonías rojas? —preguntó cuándo se levantó de la silla.

—Tal vez—Añadí a Brooke en mis contactos e ignoré a Victoria.

—Eso creí.—Podía oír la sonrisa satisfecha en su voz cuando se marchó,


cerrando mi puerta con un suave clic.

Mantuve mi dedo sobre el número de Brooke solo un instante, dándome cuenta


que estaba tomando una decisión consciente de perseguirla. Adiós a mi voto de
renunciar a las mujeres por un tiempo. Había algo sobre ella de lo que no podía
alejarme. Tenía que saber más.

Mi dedo tocó el círculo verde.

Sonó cinco veces antes que contestara y con cada timbre creo que mi agarre en
el teléfono se apretó un poco.
—Hola, ¿es Caleb? —Ahhh… esa voz suya tenía poder… sobre mí. Habló y
por alguna razón perdí la capacidad de hablar. Era una locura.

—Sí, Brooke, soy yo.

—Tienes excelente gusto en flores. Las he disfrutado toda la mañana, pero ¿por
qué las enviaste?

—Creí que necesitabas animarte un poco después de lo que pasó anoche.

—Ah, eso es lindo de tu parte, pero ¿cómo sabes que trabajo aquí?

—Diría que fue el destino, Brooke.

—Y ¿cómo es eso? —No podía saber si se preparaba para decirme que me


perdiera o no, así que imaginé que no tenía nada que perder por decirle la verdad
como Dios manda.

—Te vi ayer en la mañana comprando café en Starbucks, y entonces entraste en


la oficina de al lado. Cuando apareciste en la fiesta sirviendo cócteles, tus botas me
recordaron que ya te había visto justo esa mañana. Tuve que atender una llamada y
42 me paré bajo el alero de tu oficina para no estar en el camino del tráfico de la acera
y pude verte a través del cristal.

—¿Eras tú? —Un disparo de algo me golpeó dolorosamente justo entre el


pecho, y tuve que levantar una mano para frotarlo.

—Ajá, era yo. ¿Por qué tengo la sensación de que tú me viste también, Brooke?

—¿Llevabas lentes de sol a consecuencia de tu golpe en la cabeza? —Sí, me vio.

—Sí. Estaba atolondrado por ello, ¿recuerdas?

Se echó a reír y deseé poder verla. —Oh sí, recuerdo muy bien cuán atolondrado
estabas, Caleb. No reconociste para nada lo que era una albóndiga.

—Correcto. Creo que mi memoria estaba ligeramente dañada por el devastador


golpe en mi cabeza, pero afortunadamente tú estabas ahí para aclarar mi confusión.
Tuve suerte.

—¿Cómo está tu herida hoy? —El hecho que preguntara fue agradable.

—Luce peor, pero no duele ni un poquito.


—Bueno, me alegro de oír eso, pero Caleb, ¿cómo sabes que mi nombre es
Brooke?

—Escuché a tu jefe llamarte cuando dejaste la habitación.

—Eres un poco como Shelock Holmes, ¿no?

—No realmente, pero mi oído es muy bueno. Por ejemplo, te oí decir a tu


taxista que te llevará a la Compañía de Ferry a la Isla Blacksone. Así que, usando
mis súper poderes de deducción, además del hecho que dijiste que ibas a casa,
supuse que vives en la isla.

—¿Me estás acosando, Caleb?

Sí.—Para nada, Brooke, solo siendo observador y tomando notas de algunas


cosas que tenemos en común.

—¿Por ejemplo?

—La Isla Blackstone, por supuesto. Mi familia tiene una casa cerca del West
Light, y mi hermano vive ahí también, pero tiene su casa a unos cuantos kilómetros
43 de la costa occidental. Es una casa maravillosa con una playa privada: perfecta para
un fin de semana lejos de la ciudad—De acuerdo, esa era una mentira. Nunca
había estado en la casa de Lucas en la isla porque yo no había puesto un pie en la
isla en casi una década. Solamente sé sobre ella porque me envió un link de agentes
de bienes raíces cuando compró la propiedad hace dos años.

—La casa de tu hermano suena adorable, pero puedo asegurarte que no


tenemos mucho en común más allá de la isla.

¿Ese era sarcasmo en su voz?

—¿A qué te refieres? —Me sentí disgustado, y la duda había comenzado a


arrastrarse para matar el zumbido de felicidad que tenía cuando iniciamos la
conversación.

—No todos quienes viven en la isla tienen una mansión con una playa privada,
Caleb. De hecho, la mayoría de los residentes permanentes luchan por encontrar un
trabajo que les de alojamiento y comida por un año. El comercio turístico es por
temporadas, y es una realidad muy diferente para el resto de nosotros quienes no
vivimos en la costa occidental.

—Oh… ¿dónde vives? —pregunté vacilante.


—En la cabaña de mi abuela en la colina sobre Fairchild Light, donde no hay
playas privadas y no hay propiedades. Y ningún trabajo para una mujer que dio
treinta y cinco años de su vida trabajando para una de esas finas mansiones del lado
oeste antes de cerrarla y despedir a todo el mundo.

—Eso es algo terrible por. ¿Fue tu abuela quien trabajó para ellos?

—Sí, era el ama de llaves y encargada general de la casa.

—Lamento escuchar que perdió su empleo.

—¿Por qué? No es tu culpa, Caleb. No puedes evitar si tu familia es del lado


oeste y la mía del lado sur.

Un extraño silencio se extendió entre nosotros y no estaba seguro de cómo


responder. Brooke se encargó de ello y me salvó de tener que pensar en algo que
decir.

—Escucha, eso fue grosero de mi parte y me disculpo por despotricar. Me dejé


llevar un momento, lo siento. Quiero agradecerte por las hermosas flores.
Realmente son tan encantadoras y creo que nunca veré de nuevo una albóndiga de
44 la misma manera.

—De nada por las flores, y por favor siéntete libre de pensar en mí cuando sea
que veas una albóndiga. Estaré tan honrado.

Ella se rio, pero no fue igual que la primera vez. La magia se había ido y fue
remplazada por algo vagamente desagradable.

—Adiós, Caleb.

—Cuídate, Brooke.

Senté mi trasero y medité sobre en dónde esa conversación había tomado un


giro equivocado. Debido a que seguramente lo hizo. ¿Estaba atraído por ella
solamente porque era hermosa y hablaba con ese sexy acento que me excitaba? ¿Me
había entregado a ideas preconcebidas sobre ella debido a que parecía tan confiada
e inteligente? ¿Había evaluado su estatus y asumido que venía de dinero debido a
dónde vivía y porque trabajaba en una oficina profesional? Y ¿había creído que sería el
único criterio necesario para continuar mi persecución?

No creía que había hecho ninguna de esas cosas, pero quizás


subconscientemente lo hice. No podía recordar lo que pensé cuando descubrí que
vivía en la isla, pero nunca se me ocurrió que ella podía ser… qué, ¿pobre? No
pensé para nada en ello porque esa gran idea no estaba en el ámbito de mi reinado.
Yo negociaba dinero, y me aseguraba de que ese dinero crecía en incluso más
dinero. Pobre no era parte de mi vocabulario, y nunca lo había sido. Nunca lo sería.

Yo era culpable de dejar que mi pene me guiara de nuevo. Una chica bonita
había atrapado mi atención porque habló en un oh-tan-sexi acento inglés. Debía
estar perdiendo mi jodida mente. Despierta, imbécil y recobra la compostura.

Le envié un mensaje a James para ver si quería encontrarse para almorzar.


Todavía necesitaba conseguir el resumen de Janice y tal vez pasar el rato con mi
mejor amigo enderezaría mi estúpido culo.

Octubre

—Tu traje volvió de la lavandería con una nota. No puede quitar las manchas,
y ya que la tela es gris, todavía se verán. Algo de la salsa del cóctel hace que la
mancha sea permanente, dijo —Victoria sostenía mi Brioni Colosseo en una percha
debajo de una bolsa de limpieza en seco—. ¿Qué quieres que haga con esto?

—Donarlo a la caridad, supongo. Alguien debe ser capaz de hacer uso de un


45 traje de cinco mil dólares manchado con salsa de cóctel—Me preguntaba cuánto
tiempo sería antes que el idiota de su gerente viniera pidiendo para la factura de
limpieza del resto de ellos—. ¿Algo más?

—Un tipo llamado Martin llamó y dijo que necesita hablar contigo sobre los
daños que acordaste pagar de un evento que atendía.

Bingo. Podía predecir esta mierda como relojito. —Déjame adivinar… varios
trajes de colores claros tienen que ser remplazados porque la mancha es
permanente.

—Mencionó que siete u ocho trajes, sí. Era difícil seguir su explicación para ser
honesta. Algo sobre la enzima del rábano picante, bla, bla, bla, bla —dijo Victoria
con un encogimiento.

—No quiero hablar con ese imbécil. Solo dile que consiga las reclamaciones
con los recibos, los envíe, y veré que sean pagados.

—Le diré.—Salió de mi oficina con el plástico de limpieza en seco cubriendo


mi traje favorito, pero ahora arruinado agitándose detrás de ella.

Si todos esos trajes combinados llegaban a cuarenta y nueve grandes, estaría


sorprendido. Sí, bueno, una promesa era una promesa, y mi palabra valía. Dije que
cubriría los daños y ocho trajes de diseñador arruinados ciertamente eran
considerados un daño. Maldita pérdida de buen dinero. No era el pago de los daños
siendo sacado de mi bolsillo lo que me molestaba en realidad, era la causa de todo
ello: un arrogante imbécil aprovechándose de una agradable chica solo porque era
hermosa y él había decidido que quería follarla.

Así fue como se arruinó. Yo estaba ahí. Vi todo lo que pasó casi como si fuera
en cámara lenta. Si Brooke solo hubiera tomado el abuso de Aldrich, como él
asumió que haría, entonces no camarones volando, no trajes arruinados, no
daños—solo otro ejemplo de un procedimiento estándar después de horas de
trabajo. El número de golpes que ella recibió esa noche solo fue probado en las
tarjetas de presentación que había arrojado a los pies de su estúpido jefe. Eso debió
ser algo horrible con que lidiar mientras estás tratando de hacer tu trabajo. Ella no
debería estar en esa situación en absoluto. Desearía no haber ido nunca a esa
maldita recepción en primer lugar.

Y no sabría que su nombre era Brooke, o que vivía en la isla con su abuela, o
que necesitaba un segundo empleo porque no hacía suficiente dinero en Harris &
Goode como una diseñadora de interiores para pagar las cuentas. Oh, tuve tiempo
suficiente para pensar en Brooke durante las últimas semanas. Las cosas que me
había dicho por teléfono. Cuánto resentía a las personas que habían despedido a su
abuela. El arrepentimiento en su disculpa cuando se dio cuenta que había dicho
46 demasiado a la persona equivocada. Y tal vez incluso la misma decepción que yo
había sentido cuando ambos nos dimos cuenta que nuestra pequeña atracción—o lo
que sea que fuera—no iría a ninguna parte porque veníamos de lados diferentes del
camino.

Fui al Starbucks dos veces, esperando tropezar con ella accidentalmente.

Ninguna señal de ella.

Estuve apunto de llamar así podría escuchar su voz de nuevo, pero ¿qué diría?
―Tu voz es tan sexy que tengo una erección como un adolescente cuando hablas.
¿Quieres salir conmigo?‖ Ella ya sospechaba de mí como un acosador, y apenas me
pondría por encima de Aldrich si realmente fuéramos directo a lo que yo quería de
ella. ¿Y qué mierda era eso exactamente?

No creo que hubiera descubierto aún qué quería de Brooke. ¿Sexo? ¿Ser su
novio? ¿Incluso algo más que eso? Solamente me había preocupado por el sexo en
el pasado. Oh, me encantaría tomarme mi tiempo con ella en la cama, y estoy
seguro de que sería espectacular, pero por primera vez desde que puedo recordar, el
sexo no era mi principal motivación. ¿Por qué mierda era eso? ¿Qué hacía a Brooke
única de ese modo? ¿Por qué Brooke era tan tentadora que no podía sacarla de mi
cabeza?
Recordaba algo más también, y sospechaba que era algo grande. Lo que dijo a
Adrich justo después de que rompió su nariz. ―Pusiste tus manos en mí. Nadie lo
hace y sale impune nunca más”

Me volvía loco que Brooke haya sido lastimada tan mal por algún tipo en el
pasado. ¿Quién mierda la tocaría con algo más que respeto? ¿Adoración? El imbécil de
mierda ciertamente no la merecía. ¿Yo sí? ¿Era importante para mí que yo la
mereciera? Nunca tuve que considerar ese pensamiento antes y me confundía.
Realmente no tenía control sobre lo que estaba haciendo con respecto a
Brooke…en absoluto.

Tomándome el tiempo que realmente no tenía, consideré mis opciones.

Y entonces llamé a mi hermano Lucas.

—Caleb, largo tiempo sin hablar. ¿A qué debo el…?

—Lucas, ¿quién es la chica llamada Brooke con acento inglés viviendo en la


isla con su abuela?

—Ummm… hermano, ¿no recuerdas a Ellen Casterley, la ama de llaves de


47 Blackwater? Trabajó allí toda nuestra vida.

—Ellen Casterley, nuestra dulce ama de llaves británica, ¿es su abuela? —Sentí
el cabello de la parte trasera de mi cuello levantarse.

—Síííí. Brooke vino a vivir con la señora Casterley después que sus padres
murieron en Londres. Brooke tenía como quince en ese entonces, y fue una especie
de gran noticia en la isla. Recuerdo que todo mundo hablaba de ello… ¿por qué no
sabes esto?

—Esa es una maldita buena pregunta, hermanito. ¿Cuándo pasó esto?

—Oh, probablemente hace ocho años o así. Sylvie, mi ama de llaves, sería a
quien podría preguntarle si quieres más detalles. Sylvie y la señora Casterley son
buenas amigas, y conoce a Brooke muy bien.

Hice las cuentas. Eso haría a Brooke de veintitrés ahora. Hace ocho años yo
tenía veintitrés, y no recuerdo visitar la isla en vacaciones. No había estado por ahí
cuando Brooke vino a vivir con su abuela.—De acuerdo, pero ¿por qué diría
Brooke que Blackwater cerró y todo el personal fue despedido? Eso no es cierto.

Una larga pausa procedió a un pesado suspiro de mi hermano al otro lado del
teléfono, y supe que algo estaba terriblemente mal.—Caleb, ¿siquiera hablas con
mamá? Ella cerró hace cerca de dos años cuando papá enfermó. El lugar está
sellado y en venta. Cuando un comprador llegue, se irá.

—No. No hay manera que papá permitiría nunca que Blackwater fuera
vendido de las propiedades familiares. Él amaba estar ahí.

—¿Cuándo fue la última vez que estuviste en Blackwater? —La pregunta de mi


hermano se sintió como una estaca de metal en mi corazón. Tenía razón. Nuestro
padre había amado estar ahí. Y habíamos disfrutado nuestras vacaciones de verano
ahí cuando éramos niños. Pero luego crecimos y perdimos el interés. O quizás fui
solo yo quien perdió el interés y nunca regresó.

Demasiado jodido tiempo.

—¿Cómo te sientes acerca de poner al día a tu despistado hermano el fin de


semana en tu fascinante casa en la playa?

—Hay demasiadas habitaciones vacías para que elijas, despistado hermano.


¿Tomarás tu helicóptero o necesitas que envíe el mío para recogerte?

—Qué gracioso. Yo siempre tomo mi propio helicóptero, idiota.


48
Capitulo 7
—Victoria, ¿puedes traerme los archivos de la hacienda Blackwater? Lo quiero
todo; registros de impuestos de la propiedad, nóminas, pagos de pensión de
empleados, todo durante los últimos diez años.

—¿Quieres que pida copias a través de la oficina de tu madre?

—¿La oficina de mi madre? No, quiero los archivos originales de todo. —


Mamá había conservado una oficina de negocios separada para sus propios
49 intereses personales y cuentas privadas aparte de las propiedades de la familia.
Nunca lo había cuestionado antes, porque mi padre lo había armado todo para ella,
y básicamente, había mantenido la misma situación después de que él murió. Yo
había estado tan abrumado desde que tuve que ofrecerme a hacerme cargo de la
mayor parte de los negocios de papá cuando se enfermó, que no había prestado
atención a lo que parecía insignificante en ese momento. Es divertido como el paso
del tiempo puede cambiar eso.

Pero era una propiedad histórica, que había estado en mi familia por
generaciones, ¿insignificante? No debía serlo. Mi padre la amaba y no podía
imaginarlo queriendo vendérselo a extraños. Él hubiera querido que sus hijos lo
disfrutaran con sus jóvenes familias. Familias. Ninguno de nosotros siquiera se
había casado aún, o tenía familias por nuestra cuenta. Pero algún día, lo haríamos.
Mi hermana, Willow, era la más cercana en la línea por niños, ya que ya estaba
comprometida. Con un sujeto quien enseñaba historia en la Universidad de Brown,
y al que solo vi una vez. Una vez. Papá, seguro como el infierno, lo habría visto más
que una vez, si aún estuviera vivo. Pon la familia primero, Caleb. Decidí que
necesitaba involucrarme un poco más con mi familia.

Una punzada de arrepentimiento me golpeó duro, justo en el pecho, mientras


notaba que mi mamá nunca conocería a ni un nieto de cualquiera de sus cinco
hijos. ¿Qué clase de legado era ese para legar si la hacienda de la familia era
vendida antes de que él estuviera apenas frío en su tumba? Cristo, mi madre era
todo un personaje. Nunca me había dicho una palabra sobre ello.
—Iré a ver a Myrna en el cuarto de archivos, a ver si me puede señalar en la
dirección correcta, con suerte. Sabes que diez años serán muchos archivos, Caleb.

—Noté eso. Ponlos en cajas por años, y dile a Spence que te ayude a traerlas
aquí a mi oficina. Él puede alinear las cajas bajo la ventana.

—¿Y cuando Myrna quiera saber por qué estamos vaciando su cuarto de
archivos? —preguntó.

—Buen punto. Solo dile a Myrna que los necesitamos para una auditoria
interna, porque la propiedad está buscando un comprador. No quiero que mi mamá
lo sepa, ¿de acuerdo?

Victoria asintió una vez y ese fue nuestro código para: "Lo entiendo, jefe," lo
cual solo era otra razón de por qué era una excelente asistente personal. Era todo
negocio y nada de dramas, pero más que nada, podía confiar en ella. —Victoria —
la llamé a sus espaldas, cuando estaba casi fuera de la puerta—. ¿Tú...sabías que
Blackwater estaba a la venta?

—Sí.—Sus ojos azules oscuros estaban llenos de compasión por mí. Esa
sensación que una persona tiene cuando entienden que eres el último en enterarte lo
50 que realmente está sucediendo, y siente pena por ti—. Mis padres me lo
mencionaron hace un tiempo.

—¿Qué dijeron? —Necesitaba saber.

—Que era una vergüenza para un lugar tan magnífico como Blackwater vaya
para gente que no tenía la conexión con la isla.

—Tus padres tienen razón.—Blackwater no iba a ser para extraños. Sabía muy
bien eso. Podría ser vendida, sin embargo...

A mí.

—También necesito que Spence tenga listo el helicóptero para las siete de esta
noche, así que arregla eso con él, por favor. Me voy a quedar con Lucas este fin de
semana y visitar Blackwater por mi cuenta.

—Lucas —dijo rápidamente—, dile; por favor, dile que dije... hola.

Eso fue raro. Victoria siempre mantenía sus emociones bajo control, pero ver
que acababa de perder esa cuidadosa compostura al segundo que mencioné el
nombre de mi hermano significaba que algo estaba sucediendo. Lucas era un tema
sensible para algunas personas. Su gemelo, Wyatt, y nuestra madre estaban en la
cima de esa corta lista. Permanecí fuera de allí, ya que no era mi batalla.
—Lo haré, Victoria —dije con una sonrisa; algo que raramente entregaba, pero
sentí que ella la necesitaba ahora mismo. Lo que solo mostraría que no siempre soy
un idiota.

En el auto tuve tiempo para reflexionar, y más importante, para digerir lo que
había aprendido sobre la propiedad Blackwater y su manejo. Mucho de ello no me
sentaba bien, con la mayor perturbadora revelación siendo el despido de empleados
quienes no tenían compensación adecuada por retiro. ¿Cómo permitieron que eso
sucediera? Yo aún estaba incrédulo sobre lo que había descubierto en esos archivos.
Mi padre nunca había sido así de mercenario. Él se ocupaba de su gente, y la
lealtad siempre era recompensada generosamente. Ni siquiera habían tenido algún
seguro médico. Tomó la mayor parte de autocontrol de mí parte para evitar
confrontar a mi madre, pero me las arreglé para resistirme.

Todo lo que podía oír era a Brooke. —Y ningún trabajo para una mujer que dio
treinta y cinco años de su vida trabajando en una de esas finas mansiones del lado
oeste, antes de que la cerraran y despidieran a todos—Cada onza de su amargura
era justificada. La Sra. Casterley merecía mucho más que lo que recibió. Ahora
estaba en mí repararlo.
51
—Isaac, llévame a Harris & Goode, en la calle Hereford.

—Sí, señor. ¿También quiere parar en Starbucks?

—No esta vez. Necesito contratar los servicios de un diseñador de interiores.

Era poco después de las cinco en punto un viernes, así que el tráfico estaba
todo acelerado. La gente estaba apresurándose para comenzar el fin de semana y
vencer la lluvia, la cual no podía decidirse si quería caer de forma molesta o no.
Isaac se detuvo en una luz roja en la esquina de Massachusetts y Newbury, y en la
masa retorcida de humanidad cruzando la calle... la vi por tercera vez en mi vida.

Brooke.

Brooke, de la cual no sabía su apellido aún.

La hermosa Brooke caminando completamente en mi dirección, hacia la que


suponía, sería la parada del Centro de Convención T. Desde allí, tomaría el tren
para bajarse en el Acuario, donde los transbordadores transportaban a las personas
y a autos a diferentes paradas periféricas: Cape Cod, Provincetown y la isla
Blackstone siendo los destinos principales. Tenía una vista perfectamente clara de
ella también.
No tenía que preocuparme sobre ser atrapado mirando porque la ventana era
tintada. Gracias a la mierda por la ventana tintada.

Así que disfruté de cada segundo de ella, caminando hacia el otro lado de la
calle, justo enfrente de mí, de ella aproximándose, de ella pasando el auto, de ella
alejándose.

Mi corazón golpeteó sin piedad mientras la devoraba. Devoré completa y


puramente cada detalle que podía ver de la chica quien me había infectado con
deseo desde el primer momento en que posé mis ojos en ella, y luego selló el trato
cuando me habló en su hermosa y sensual voz.

Su cabello estaba suelto de nuevo, pero esta vez, tenía puesto un sombrero
negro suave. Sobresalía de la multitud a causa de la chaqueta militar rosa bebé, con
las mismas botas altas y negras sobre pantalones de cuero ajustados. Brooke tenía
malditas piernas increíbles. Piernas que quería tener envueltas a mi alrededor, con
mis manos libres para tocar el resto de ella. Besaría cada pulgada de esas piernas
primero, antes de avanzar a la parte donde follábamos bien y len...

No, no follábamos, porque no sería así con ella. ¿O sí? No quería que lo fuera...
Estaba tan confundido sobre lo que quería en este punto; me disuadí sobre
52 perseguirla varias veces ya, solo para posponer ese plan al segundo en que la vi
caminando al otro lado de la calle.

Jesucristo, estaba atraído de la forma más poderosa de esta chica. ¿Atraído? Sin
embargo, era un sentimiento diferente para mí. No era como la atracción por el
sexo que conocí en el pasado. Era más como una necesidad. Una cruda, sin filtros y
casi aterrorizante necesidad, que muy honestamente, asustaba la mierda bendita
fuera de mí. No podía explicar por qué, pero sentía como si solo la necesitara a ella.
Brooke era como un respiro de aire fresco en mí muy inflexiblemente restringida
vida. Refinada, pero no arrogante. Fuerte, pero blandiendo su fuerza con un
cuidadoso sentido del propósito. Feroz, pero no con rabia, solo travieso descaro
inteligente en la punta de su lengua, listo para volar. Alguien que sabía quién era
ella, pero no a través de privilegio y prestigio. En otras palabras, una completa
anomalía en mi mundo.

Ella tenía un bolso de cuero sobre su hombro y un café en su mano. Su


expresión era la que recordaba de la fiesta de cóctel: hermosa, pero con el mismo
toque de tristeza. Continué mirando mi espectáculo en primera fila hasta que fue
tragada por los otros cuerpos moviéndose enfrente de ella, una vez que subió a la
acera.

Se estaba yendo a casa luego de terminar su día de trabajo. A casa a la isla


Blackstone, donde vivía en una cabaña sobre Fairchild Light al sur; un lugar en el
que probablemente yo no había estado desde mis días de secundaria, cuando James
y el resto de nosotros bebíamos cervezas bajo el faro en el verano y bebíamos en un
caos general adolescente.

Yo estaría en la isla en un par de horas. Quizás podría verla este fin de semana.
Alcancé mi teléfono y anoté su número en Messenger... y solo lo miré sin ninguna
absoluta idea de qué decir. La luz se volvió verde y el auto avanzó. Cerré la
aplicación de Messenger y alejé mi celular.

Era tan joven. Lo raro era que no parecía tan joven como sus años. Perder a sus
padres a los quince probablemente tenía que ver con ello. Ciertamente, eso haría
crecer rápido a un niño. Pero también había evidencias de una vida vivida y la
madurez de la experiencia en cómo se manejaba ella sola. ¿La cicatriz en su rostro
posiblemente? ¿El comentario sobre "ya nadie pondrá sus manos sobre mí nunca
más"? Apostaba que esas dos pistas significaban que su experiencia en la vida había
sido dolorosa y fue herida, así que quizás esa era la razón por la que parecía mayor
de veintitrés.

No, no intentaría verla este fin de semana. Eso no funcionaría para lo que
había planeado para los siguientes dos días. Tenía que ser paciente, para así poder
reparar el desastre con Blackwater primero. Tenía que ocuparme del negocio
53 familiar y hacer lo que sabía que mi padre hubiera hecho si fuera él.

—Harris & Goode, señor —anunció Isaac mientras estacionaba junta al


bordillo.

Había hecho que Victoria agendara una cita tardía con el dueño, con
esperanzas de que Brooke no estuviera allí, y hasta ahora, todo estaba funcionando
a mi favor. Quería que hiciéramos este trato antes de que ella fuera informada el
lunes a la mañana. En algunos minutos, conocería su nombre completo.

—Estoy aquí para ver al Sr. Harris —dije al sujeto en la recepción, no


precisamente capaz de procesar su bufanda de leopardo rosa oscuro (¿O era un
chal?) como vestimenta de oficina. La cosa era jodidamente enorme y caía más allá
de sus rodillas. Después de todo, estaba en un estudio de diseño, así que quizás él
sabía algo que yo no.

—Bienvenido. Soy Eduardo, ¿y usted es el señor Blackstone?

—Sí.

—Justo por aquí, señor Blackstone. El señor Harris lo está esperando. Su


oficina está arriba.
Eduardo me guío a través de la parte trasera, donde capté un vistazo de la
oficina de Brooke mientras pasábamos junto a su puerta. Sabía que era suya porque
vi las flores rojas que le había enviado. Estaba feliz de que a ella le gustará lo
suficiente como para aún tenerlas en su oficina semanas más tarde.

Eso me hizo caer en la cuenta de que ella acababa de estar allí hace varios
minutos atrás, y me gustaba pensar que aún podría oler su perfume persistiendo en
el aire. Era difícil decirlo ya que toda clase de aromas parecía estar revoloteando
alrededor en este lugar. Empezando con la colonia de Eduardo. Tenía una
sospecha de que él fue quien la llamó en la calle la noche de la caótica fiesta de
cóctel. Lo que eran buenas noticias para mí, porque era un cien por ciento
certificado de no ser su novio.

Sí. Eduardo sabía muchas cosas que yo no.

—Ah, señor Blackstone, es un placer conocerlo. Jon Harris. —Sacudió mi


mano y me preguntó si me gustaría un café antes de que comenzáramos,
intercambiando los cumplidos usuales—. ¿Cómo podemos ayudarlo aquí en Harris
& Goode? —preguntó.

Decidí saltar la mierda y dejarle saber exactamente por qué había venido. —Mi
54 ático de 1920 a solo un par de cuadras de aquí necesita una renovación completa.
Más específicamente, un toque femenino tan lejos como los diseñadores vayan; ese
punto es esencial, seño Harris. Espero que entienda que sé exactamente a quién
quiero trabajando en mi proyecto. Necesito algo de ayuda para transformar mi
departamento de soltero en algo en la que una familia podría estar cómoda, y
definitivamente necesito que sea una mujer quien haga el diseño.—Sonreí
cordialmente antes de, casualmente, mirar mi reloj para ver la hora, solo para
ayudarlo dándole un empujoncito un poco más.

—Ya veo.—Me miró con curiosidad, probablemente preguntándose de qué


planeta había caído—. ¿Cuál sería el presupuesto para su renovación?

Allí vamos. El idioma universal que todos pueden hablar con fluidez. —Oh,
creo que cinco millones deberían ser suficientes para mis necesidades, pero estoy
abierto a un ajuste más alto, por supuesto.

Él inclinó su cabeza ligeramente, como si reprimiera su euforia al notar lo que


un contrato por esa cantidad de dinero podría hacer para sus negocios, incluso sin
las referencias en el futuro que podría ganar a través de mí. —Estoy absolutamente
seguro de que podemos ayudarlo, señor Blackstone.

—Excelente. Justo las palabras que quería oír, señor Harris. —Y así fue como
estuvo hecho.
Había sido un largo tiempo desde que necesité ropa casual, eso eliminó mi
rutina usual de empacar para viajes de negocios. Eso debía decirme algo. Solo
treinta y un años y no podía recordar el último fin de semana libre que tuve.

Realmente, no podía recordar cuando y donde, y eso me molestaba. Porque me


llevaba de regreso a lo que mi papá me había dicho en su lecho de muerte, a todo
color. Podía verlo diciéndome las palabras. —Cuando encuentres lo que sea eso
que te haga feliz, Caleb, sostente a ello, con todo lo que tienes. Tu corazón te
avisará.

¿Alguna vez supe que eran mis "cosas felices"?

No, no lo hice.

Como sea, sabía lo que no me hacía feliz. Y eso era estar tan jodidamente
confundido sobre mis sentimientos por una chica que apenas conocía. ¿Mis
sentimientos? Fruncí el ceño ante el pensamiento, y lancé la última de mis camisas
dentro de mi bolso y cerré la cremallera.

55 Justo el tiempo suficiente para una rápida ducha antes de dirigirme de regreso a
las oficinas, donde el helipuerto se establecía en la cima de Blackstone Global
Enterprises.

Me desnudé y dejé que el agua caliente rodara sobre mí por un minuto antes de
continuar con el jabón. No estaba seguro sobre muchas cosas en este momento,
pero un misterio había sido aclarado para mí. Brooke Ellen Casterley. También
tenía su biografía de diseños y una cita para verla el lunes en la tarde.

Así que, esto estaba sucediendo, y yo tenía que lidiar con ello el lunes, cuando
entrara en su oficina para decirle sobre su nuevo proyecto, y con suerte, aliviar sus
cargas financieras. Ella ya no necesitaba encontrar un segundo empleo. El anticipo
que deposité esta noche, pagadero directamente a ella, se ocuparía de cualquier
deuda urgente. Me aseguré.

Mi plan podría fracasar si ella decidía que no quería tener nada que ver
conmigo, pero me sentía confiado de que aceptaría. Y si aceptaba el empleo, al
menos estaría trabajando para mí por el tiempo que tomara renovar el ático. Eso
significaba que yo tendría acceso a verla y hablarle... por un largo tiempo. ¿Qué
importaban si los detalles de estilos no eran de mi gusto? ¿Qué sabía yo sobre el
diseño interior de una casa? Nada. Todo en lo que había contribuido antes fue por
oficinas de negocio.
Solo pensar sobre ella incluso un poco provocaba una reacción en mi dolorido
pene. Recordar como lucía caminando al otro lado de la calle en su abrigo rosa y
pantalones de cuerpo me tuvo duro como una roca en segundos. Algo de jabón
aplicado bajo la humeante agua caliente se roció justo en los lugares adecuados...

Mi mano se extendió hacia abajo para agarrar el gran peso, de manera


inevitable.

Necesitaba liberar algo de tensión, y se sentía por mucho tan jodidamente


bueno una vez que comencé a siquiera considerar detenerme. No podría detener mi
puño de bombear arriba y abajo la longitud de mi pene. No podría.

El sonido de mi mano mientras peleaba por fricción contra la tensa piel de mi


pene sonaba casi brutal. De la raíz a la punta, girando, y luego golpeando de
regreso hacia abajo, todo el camino de nuevo. Sin parar el movimiento, lo repetía,
todo mientras imágenes de ella me bombardeaban. Una real, una fantasía;
mezclado todo junto para hacer un brebaje tan erótico que casi me derrumbé en la
ducha en un punto cuando mis rodillas cedieron. Solo una cosa lo terminaría. Y eso
sería cuando me viniera furiosamente duro al imaginar a Brooke debajo de mí,
rodeándome y en mis brazos mientras hacíamos esto juntos.

56 Me tomó más de tres segundos después de imaginar cuan hermosa luciría ella
mientras folláramos.

Hermosa es como sería Brooke con mi pene enterrada en lo profundo dentro de


ella. Sería mía cuando eso sucediera.

Grité su nombre cuando me vine, mi carga disparándose duro de mis bolas y a


través de la cabeza de mi ahora maltratada pene. Continué viniéndome en severos
chorros para mezclarse con el vapor y el agua caliente, agotándome de una forma
que se sintió poco familiar, ya que todo era diferente ahora.

Su nombre en mis labios mientras me venía hubiera ocurrido si lo quería o no.


Brooke y yo éramos inevitables.

Inevitables.
Capitulo 8
El viernes tenía mi cena con Nan en el centro de terapia. Me diría lo que estaba
pasando con los otros "reclusos" como se refería a ellos, y me comía la comida de la
cafetería servida en una bandeja completa con un jugo en caja y un pudín de
chocolate para el postre. No me importaba; era solo comida. Lo pones en tu cuerpo
cuando tienes hambre.

—Hola, Brooke —Lilah llamó desde la estación de enfermeras—, habrá tres de


ustedes para cenar esta noche. Ella se ve tan bonita. La llevaré a la habitación en
57 unos minutos.

¿Tres de nosotros? Me preguntaba quién iba a visitar a Nan a la hora de la


cena. —Ella siempre se ve bonita, Lilah y gracias por cuidarla tan bien.

—No pasará mucho tiempo hasta que se vaya de aquí, está mejorando todos
los días.

—Oh, eso es maravilloso —dije. La verdad era que tenía sentimientos muy
diferentes acerca de Nan regresando a la cabaña y estar por su cuenta durante el
día. ¿Y si se vuelve a caer? Era una vieja casa con piso de tablas desigual y
escalones que podían ser una trampa mortal si ocurriera una segunda vez. Todavía
necesitaba hablar con Herman sobre el valor de la cabaña y obtener su opinión
sobre un préstamo de capital para poder contratar a alguien para ayudarla durante
el día cuando no estaba en la isla. Sabía que se preocupaba por ella. Cuando le
pregunté a Nan casualmente sobre él a principios de semana, la historia que me
había contado había hecho que mi corazón estuviera tintineante durante días.

Nan y Herman tenían un pasado romántico del que yo no sabía nada.

Había sido hace mucho tiempo. Habían pasado más de treinta años desde que
Nan era una joven viuda con una niña pequeña, y Herman Blackstone había venido
a cortejarla. Sus padres no lo aprobaron, por lo que Herman rompió relaciones con
ellos y abandonó la isla durante mucho tiempo. Terminó casándose con otra
persona y formó una familia, pero el matrimonio no duró. Y así regresó a la isla
Blackstone y se quedó para siempre. Nan y Herman seguían siendo amigos…

Whoa. De hecho, muy buenos amigos.

Cuando doblé la esquina de su habitación, vi algo que nunca había visto antes.
Mi Nan besando a un hombre. Bueno, en realidad él estaba besándola, creo.
Herman sostenía su rostro con ambas manos tan dulcemente, como si fuera el
tesoro más precioso de la tierra. Ella tenía las manos en la cintura de él como si
hubiera estado practicando su andadura y él la había estado estabilizando cuando
decidieron ir a buscar un buen beso. La escena salió directamente de The Notebook
menos la lluvia.

Debo haber hecho un ruido porque se detuvieron y se volvieron hacia mí al


unísono, sus expresiones reflejando la misma felicidad pacífica que solo llega
cuando el sentimiento es mutuo.

Todos nos ruborizamos simultáneamente, creo.

Nan extendió una mano para mí. —Brooke, mi encantadora niña, tengo... es
decir, nosotros tenemos algo que compartir contigo.
58
Caminé hacia adelante para tomar su mano en la mía. —Ya sé lo que es, Nan,
porque cualquiera puede ver que los dos están irremediablemente enamorados el
uno del otro.

—Entonces, no volverás a la casa cuando salgas de aquí, ¿verdad? —le


pregunté.

—Eso no será posible, Brooke, porque vivirá conmigo en mi casa —dijo


Herman en voz baja antes de llevar la mano de Nan a sus labios para darle un beso.
El señor Romance estaba haciendo los movimientos en mi Nan y era tan maldito
dulce para presenciar.

De acuerdo. Eso despertaría los chismes de la isla con bastante rapidez. Miré a
Nan para ver qué pensaba de la sugerencia de Herman. —Los chismes tendrán un
día de campo con esa noticia —dije con cautela.

Ella se ruborizó con un amor que brillaba tan intensamente que tuve que
parpadear. —Como esposo y esposa, querida Brooke. Herman me ha pedido que
me case con él y he aceptado.
Profunda respiración adentro. Profunda respiración hacia fuera. —Oh. Mi.
Dios. ¡Nan! Estoy muy feliz por los dos. Son las noticias más encantadoras que he
podido escuchar. Felicitaciones, a ambos.

Los abracé a ambos a su vez, primero Nan y luego Herman, sintiendo que las
lágrimas se elevaban violentamente en una oleada que no podía apretar. Esta
pérdida de control me sucedía en situaciones emocionales, por lo que no era una
sorpresa para mí en absoluto. Y era totalmente inoportuno en un momento feliz
como el anuncio de un matrimonio. Mortificante.

Yo estaba en buenas manos, sin embargo. Herman y Nan parecían comprender


mi debilidad cuando cada uno de ellos me abrió un brazo.

Caí entre ellos y lloré hasta que el impulso abrumador pasó casi tan rápido
como había llegado.

Nunca había tenido este problema antes de mi error fatal. No había llorado por
la caída de un sombrero o en situaciones donde la felicidad gobernaba antes del
accidente que cambió mi vida. Lo cambió para mejor...y también para el peor.
Dualidad. Una situación en la que la línea entre lo bueno y lo malo no podía existir
porque era ambas cosas.
59
Y tengo que vivir con ello por el resto de mi vida.

Me arrastré junto a ellos y les di una enorme sonrisa que de verdad sentía hasta
el fondo de mi corazón, y dije—: Supongo que esto significa que hay una boda que
planear.

—¿Se podría realizar todo en unas pocas semanas? —Herman tenía un brillo en
sus profundos ojos azules. Parecía ser un novio ansioso, y tuve que reprimir una
risita al pensarlo. No. No vamos allí. Los pensamientos de mi abuela y su novio
juntos podrían salir de mi cabeza. Oh, Dios mío. ¡Mi Nan tenía un prometido!

—Necesitaré ayuda, pero conozco a la persona para que esto suceda —le dije.

—¿Eduardo? —preguntó Nan.

Asentí. —Estaría muy honrado y lo haría mágico para ti, Nan, lo sé.

—Suena maravilloso, querida. Ahora, por favor, hablemos de ti.—Tomó mi


mano y frotó su pulgar sobre la parte superior lentamente—. ¿Cómo se sienta todo
para ti? Sé que volviste a ayudarme cuando lo necesitaba, pero quiero que seas
honesta conmigo ahora, ¿cuándo te pregunte si te sientes cómoda viviendo sola en
la cabaña’
—Sí, Nan, por supuesto. He estado sola en la cabaña durante los últimos cinco
me…

—Déjame terminar, por favor, mi encantadora chica.—Me dio esa severa


mirada de regaño que había conocido durante años—. Lo he discutido con Herman
y a él le encantaría darte la bienvenida a vivir con nosotros en su casa si lo deseas.

Estaba preocupada por mí viviendo sola en la cabaña, temiendo no estar lista


para manejar el aislamiento. Todavía. Pero ella no necesitaba estarlo. Lo anhelaba
en realidad. Era exactamente lo que necesitaba.

—Ustedes dos son tan adorables, y les doy las gracias por la amable y generosa
oferta, aunque yo no soñaría con invadir a los recién casados que han esperado
toda una vida para estar juntos. Estaré perfecta en la casa por mí misma. Es
perfecto para mí.

—Entonces es tuyo, cariño. Herman se encargará de que la escritura del


fideicomiso sea transferida a tu nombre.

—Ya se está trabajo, querida.—Herman le guiñó un ojo—. Tienes un pedazo


de la isla ahora, Brooke.
60
—¿La tengo? —Sentí que las lágrimas brotaban de nuevo.

—Libre y claro—dijo—. El valor de la propiedad ha aumentado un poco desde


que tu abuelo lo compró hace cuarenta años, obviamente. La casa es pequeña, pero
la vista es lo que cuenta y tiene una belleza allá en la colina sobre la Fairchild Light.

—Me encanta tanto la vista —susurré, de repente sin saberlo, y completamente


abrumada.

—Se evaluó en poco más de dos millones, pero con algunas renovaciones
aumentarían muy bien, dependiendo de lo que quieras hacer con ella, por
supuesto.—Herman asintió con la cabeza, feliz de ser el portador de buenas
noticias.

—¿Dos… dos millones de dólares?

Herman se echó a reír y me palmeó la mano. —Dos puntos dos cinco para ser
precisos.

—Ustedes dos me han dado una sacudida eléctrica, de una muy buena manera,
pero no tenía ninguna idea sobre esto. He estado tan preocupada por el dinero que
iba a pedirle, Herman, acerca de tomar un préstamo sobre la equidad para pagar las
facturas médicas —Yo estaba mareada.
—Esa ya no es tu preocupación, querida. Todo está pagado en su totalidad, y
mi Ellen se va a casar conmigo —dijo, antes de darle otro beso a su mano, y hacerla
sonrojarse intensamente—. Solo hicieron falta treinta y cinco años, pero lo aceptaré
con gratitud y alivio.

Herman Blackstone era un hombre sabio. Toma tu felicidad cuando llegue. Fue
un buen consejo que no debo olvidar. Como… Si la felicidad honrara mi vida de
nuevo. Posiblemente no de la variedad de romance por bastante tiempo, pero que
estaba bien. Tiempo por mi cuenta era exactamente lo que mi corazón necesitaba.
Alegría en vez de tristeza.

Había estado tan preocupada por Nan estando sola. Pero ya no necesitaba
preocuparme por ella. Podría concentrarme en recuperar mi vida. Sentí como que
un gran peso se levantó de mí y yo apenas sabía qué hacer con un corazón tan
ligero.

—La cena está servida —anunció Lilah mientras rodaba un carro dentro de la
habitación, rompiendo el hechizo de la incredulidad que me hacía preguntarme si
me despertaría de este sueño en cualquier momento y me volvería a meter en la fría
y dura dureza de la realidad.

61 Al parecer no, porque Lilah nos dijo lo que estábamos comiendo para la cena,
y me pareció absolutamente hilarante. Espaguetis y… albóndigas.

Por supuesto, pensé inmediatamente en Caleb y en las flores que me había


enviado. Pero, más aún, mi discurso muy grosero cuando me había llamado para
coquetear. Había estado coqueteando conmigo. Lo sabía, y yo lo cerré de todos
modos. Fui una perra con él y Caleb había sido solamente agradable conmigo.

Saqué el teléfono de mi bolso y tomé algunas fotos de Nan y Herman primero,


porque eran adorables y tan felices juntos. Luego organicé mi plato de espaguetis y
albóndigas para una foto y tomé algunas fotos tipo gourmet.

—¿Qué diablos estás haciendo, Brooke? —me preguntó Nan.

—Voy a tomar fotos de tu cena de compromiso, Nan. Cada mujer debería tener
la suerte de tener espaguetis y albóndigas cuando se compromete.

Dejé a Nan y Herman después de la cena y me marché a la cabaña. Hogar mi


cabaña. Ahora, esa pequeña idea iba a tomar algo acostumbrarme, pero me sentía
segura de que podía manejarlo. ¿Cómo me fui de la paranoia sobre el dinero a
poseer una cabaña de dos millones de dólares en Blackstone Island en el espacio de
una noche? ¿Cómo era eso posible? Mi Nan se estaba casando con su amor perdido
hace mucho tiempo, Herman, que acaba de ser el alcalde. Se estaban casando en
exactamente un mes y yo estaba planeando con Eduardo, que ni siquiera sabía que
había sido requisado en servicio.

Dios

Quería hacer un poco de investigación esta noche, y hacer algunas notas sobre
las ideas para la boda, así podría estar lista para comenzar a toda velocidad con los
planes reales en la mañana. Solo un mes de tiempo para prepararse. Sabía que sería
un desafío, pero me aseguraría de que fuera especial para Nan y Herman, aunque
me matara.

Lo primero que hice cuando llegué a casa fue cambiarme de la ropa de trabajo.
Al final del día, yo estaba más allá de lista para deshacerme de los leggings de cuero
y botas después de casi doce horas de usarlos. El sujetador, también. Nada se sentía
mejor que el intercambio de las cosas bonitas por el acogedor pijama de franela y
cálidos calcetines que tal vez no eran tan bonitos.

Hice un poco de té y escribí un largo correo electrónico a Eduardo con los


detalles y le invité a venir a la isla mañana, si estaba libre, para que pudiéramos
buscar lugares. Supuse que lo querían en Stone Curch, la antigua capilla de piedra
62 sobre la costa rocosa. Muy cruda, pero semejante a la capilla en Cumberland Island
donde JFK Jr. y Carolyn Bessette se casaron. Iba a ser precioso.

Eran más de las diez cuando cogí el teléfono para mirar las fotos que había
tomado de Herman y Nan. Vi las fotos de espaguetis y albóndigas, también. No sé
por qué decidí enviar un mensaje a Caleb. Era realmente estúpido, pero quería
llegar a él y disculparme de nuevo. Me sentí mal con la forma en que nuestra
conversación había ido hacia el lado oeste contra el extremo sur. Ay. Tan
malintencionado de mi parte. Mis comentarios habían sido vergonzosos, a pesar del
hecho de que no podía recordar exactamente. Gracias. Dios.

Recuerdo, sin embargo, que Caleb me había dicho que pensara en él cada vez
que veía una albóndiga.

Era lo menos que podía hacer para ser complaciente, me dije a mí misma
mientras tecleaba el texto.

Pensé en ti esta noche en la cena. —Brooke

Adjunté una foto de mi plato de alhóndigas y presioné enviar.


Capitulo 9
—¡Joder! —Joder, mierda, maldición, hijo de puta. ¿Cuáles eran las
posibilidades de que ella me contactaría ahora? Me quedé mirando el mensaje de
Brooke y quería llamarla tanto. Quería hablarle, sobre todo para escucharla decir
mi nombre en esa oh, tan apropiada voz suya. ―¿Es Caleb quien llama?‖ Podía
escucharla decirlo. Sabía exactamente cómo sonaría cuando lo hiciera.

Pero no podía llamarla en este momento sin importar cuán mal lo deseara.

63 Arruinaría mis planes para el lunes. Aún no sabía que yo había rentado sus
servicios para mi ático, y por supuesto, tampoco tenía conocimiento de que mi
familia empleó a su abuela en Blackwater desde antes que yo naciera. Tenía que
poner mi plan para Blackwater en acción primero, y entonces le diría a Brooke
quién era yo realmente, cuando estuviéramos en un punto donde los errores que se
habían cometido estuvieran arreglados. Ella nunca me daría una oportunidad de
otro modo. Brooke me diría que me fuera a la mierda de mi lado oeste con el resto
de los asquerosos ricos bastardos quienes no entendían cómo funcionaban las cosas
realmente.

Podía escuchar su voz diciendo esas palabras también.

Realmente no estaba preocupado por mi nombre porque había un montón de


Blackstones en esta área, probablemente parientes lejanos, pero seguía siendo un
apellido bastante común para lograr el anonimato cuando nos encontráramos el
lunes. No quería que supiera que yo estaba en la isla este fin de semana tampoco, y
si le regresaba la llamada ahora, sabía que cedería y le pediría verla en alguna parte.
Ella era tan seductora para mí y la tentación era demasiado intensa como para
confiar en mí mismo.

Su mensaje me hizo malditamente feliz, sin embargo. Brooke pensando en mí


en la cena de esta noche. Ella recordaba al idiota con el ojo negro y la incapacidad
de ser coherente… y no se había desecho de mi número tampoco.
Miré fijamente la foto que me envió y me pregunté a qué hora había cenado, y
dónde comió, y con quién. Quería saber cada detalle.

Sospechaba que fue justo al mismo tiempo que yo había estado


masturbándome en la ducha pensando en ella. Bastante patético. ¿Qué pensaría de
mí si lo supiera?

Lucas se paseaba de regreso en su habitación de juegos con una botella de


Lagavulin6 en una mano y dos Cohíba Espléndidos7 en la otra.

—¿Por qué las palabrotas?

—Voy a necesitar algo de ese Lag antes que pueda ir ahí, hermano.

—Brooke es el porqué viniste. Ya me había dado cuenta de eso.

Miré señalando la botella de whisky en su mano como respuesta.

—Bien, entiendo —dijo, antes de dejar caer su trasero a mi lado y comenzar a


servir.

64 No respondí hasta que estaba en mi segunda copa de Lag, y el Cohíba había


sido cortado, probado y encendido apropiadamente. No me daba el gusto a
menudo, pero disfrutaba como el infierno cuando lo hacía. Fumar un puro era
como probar un buen vino, porque nunca inhalas de un puro. Lo sorbes. Sorbes el
humo y luego lo soplas fuera, dejando nada detrás sino el sabor de tabaco ultra
puro.

Fumar este buen puro cubano era perfecto para mi estado de ánimo en este
momento. Observé el humo blanco arremolinarse frente a mí y lentamente
desaparecer. Lucas tenía una hermosa vista de Black Bay desde su sala de juegos.
De hecho, toda la casa era impresionante, y estaba agradecido de venir a ver a mi
hermano, a pesar de todo lo que descubriría mañana en Blackwater.

—¿Alguna vez quisiste algo tan desesperadamente que tenías miedo de tu


futuro si no podías tenerlo?

Lucas no respondió por un largo rato. Sorbió de su Cohíba, y parecía estar muy
lejos en sus propios pensamientos. Mi hermano probablemente estaba perdido en el
pasado en un tiempo cuando no tenía las cicatrices que ahora arruinaban gran parte
del lado derecho de su cuerpo, incluyendo su rostro. Parecían en su mayoría
superficiales para mí, y siempre lo fueron, pero yo no tenía que vivir en su piel, así
que no sabía cómo era para él. A las mujeres no parecían importarle sus cicatrices.
6
Whisky Escocés.
7
Habanos cubanos.
Si algo lo hacía más atractivo, su riqueza personal, no obstante, era debido a que
era un misterio. Los coños nunca eran su problema.

—Sí.

—¿Qué haces sobre ello? —pregunté.

—Lo aceptas por lo que es en realidad.

—¿Y qué es exactamente?

Se giró hacia mí y me leyó como un libro. —La amas, Caleb.

Me callé por un tiempo y solo dejé que la idea rodara en mi cabeza por un rato.
Parecía totalmente imposible que Lucas tuviera razón, pero tampoco vino a mí una
urgencia desesperada de negarlo. E incluso más extraño fue la sensación de
tranquilidad que se instaló en mi pecho. Sentí alivio por primera vez en días.

¿Cómo podría amar a alguien a quien apenas conocía? ¿Así era como
funcionaba para las personas? ¿Ellos solo conocían a una persona y caían
enamorados por ellos tan fácilmente? No conocía las respuestas porque era incapaz
65 de comparar lo que yo estaba sintiendo por Brooke con nadie más que hubiera
conocido. Era una experiencia totalmente diferente con ella. No tenía una guía que
me explicara detalladamente tampoco. Esta era una que tenía que descubrir en el
camino.

El tiempo seguía avanzando sin importar qué. Los granos de arena


continuaban cayendo hasta que el último se deslizara y no hubiera más. Pensé en
nuestro padre y algunas de las conversaciones que tuvimos juntos antes que él
muriera. Una realmente atascada.

La idea de que ahora mismo era el mayor tiempo que quedaba para vivir tu
vida. Este día, esta hora, este minuto de tu vida, era la mayor cantidad de tiempo
que te quedaba. El tiempo que te quedaba solamente se hacía más corto… y, por
tanto, más precioso.

Tal vez el Cohíba era más potente de lo que pensé, porque mi cabeza estaba
muy lejos en la siguiente galaxia esta noche. Tomé otro sorbo del Lag y lo saboreé
en mi lengua.

Mañana. Mañana, le escribiría a Brooks y le dejaría saber que me gustaba la


foto que me envió…tal vez le pediría salir a cenar en la ciudad. Iría a Blackwater en
la mañana con Lucas y evaluaría la propiedad. Entonces averiguaría qué hacer y
tendría fe en que estaba tomando la decisión correcta para el futuro.
—¿Entonces vamos a jugar o qué? —Me preguntó con un empujón en mi
hombro—. Porque ni en sueños te negaría el placer de perder ante mí. Tengo que
mantenerte en línea, recordarte quién tiene las mejores habilidades… y el cerebro
más grande.

—¿El cerebro más grande, hermanito? —Bufé—. ¡Por favor! —Tomé un


control y empecé a configurar la más nueva versión de un juego que él había creado
llamado iInVidiosa. Lo conocía de adentro hacia afuera porque me había
involucrado pesadamente en su departamento. Lucas era un brillante diseñador,
pero no necesitaba escucharlo de mí. La prueba estaba en el medio billón de dólares
que hicimos solo con este juego—. Oh, antes que lo olvide… Victoria dijo hola.

La atrapé. El destello de emoción que duró solo un instante y apareció en sus


ojos antes que lo cubriera, pero sabía lo que vi.—Genial —dijo antes de girarse de
regreso hacia el juego—. Dile que felicitaciones de mi parte.

Así que el pobre bastardo estaba interesado en Victoria, lo cual podría haber
funcionado bien para los dos, si no fuera por el hecho de que su amigo Clay
planeaba casarse con ella.

66
Una botella de Lagavulin compartida, un buen puro cubano y ocho horas de
sueño con el sonido del océano contras las piedras funcionaron de maravilla.
Desperté sintiéndome mucho mejor, como si las telarañas hubieran sido sacadas, la
máscara oscura apartada y pudiera ver claramente.

Tomé mi celular de la mesita de noche y caí de regreso en la cama con un


estirón. Abrí su mensaje de anoche y lo leí de nuevo.

Estoy alagado, Brooke. Recuerdas nuestro trato de pensar en mí en cualquier


momento que vieras una albóndiga. Espero fuera un buen pensamiento.

Me sentí mejor después de responderle. Fue una tortura no responderle anoche


cuando llegó. No esperaba que me respondiera enseguida, pero al menos no
pensaría que me había deshecho de ella como un arrogante imbécil. Si solamente
supiera lo que en realidad quería hacer. Conduciría la Escalade de Lucas por las
cabañas de campo encima de Fairchild Light, encontraría en la que ella vive, y
tocaría su puerta. Entonces yo…

¿Entonces qué haría? ¿Tomarla en mis brazos y decirle que era la mujer que yo
había estado buscando toda mi vida y pedirle que se casara conmigo?
Eso sonaba realmente estúpido y una buena cantidad de una película que una
mujer amaría ver, pero un hombre tendría que ser arrastrado al cine con la promesa
de sexo anal después.

Esta era toda una improvisación de mi parte, y probablemente no una buena


idea para estar considerando cuando estaba desnudo en mi cama y con una
erección mañanera. Ya no tenía idea de qué estaba haciendo. Asustaba como la
mierda también. Darme cuenta que toda mi vida se había desestabilizado porque
conocí a una chica quién transformó mi idea de lo que el amor podría ser. Seguía
sin saber porque, bueno, ni siquiera la conocía realmente aún.

Mi celular vibró y mi corazón cayó como una roca cuando leí que me había
escrito.

¿Puedo llamarte en este momento, Caleb? Siempre tan propia.

Por supuesto. Escribí de regreso con dedos temblorosos.

Ahí se fue mi corazón otra vez, palpitando dolorosamente con nerviosismo


cuando mi celular comenzó a sonar. Le di dos tonos antes de contestar.

67 —¿Brooke?

—Buenos días, Caleb—¿Por qué siempre su voz era tan relajante? ¿Y de qué
necesitaba calmarme?

—Es una buena mañana, estoy de acuerdo—Llamaste—. ¿Cómo estaban las


albóndigas?

Se rio suavemente, e imagino sus labios mientras lo hace. —


Extraordinariamente buenas, considerando de dónde vinieron.

—Oh, ¿dónde cenaste anoche?

—En el Centro Terapéutico Balckstone con mi abu. Esa era comida de hospital
puedes creerlo.

—¿Ella está en el hospital ahora? —Cristo…

—Está en rehabilitación en el hospital y temporalmente, no por mucho tiempo.


Tuvo una mala caída hace cinco meses y tuvo una operación de rodilla.

—Me alegro de escuchar que la dejaran salir pronto.—No podía evitar


preguntarme sobre los gastos médicos y cómo los pagaría ya que no había seguro
médico disponible por el empleo de su abuela en Blackwater. Por lo tanto, la
necesidad de un segundo empleo.

—Oh, yo también realmente, gracias, Caleb.—Tantos buenos modales que mi


dulce Brooke usa en una conversación. Me encantaría verla perder el control, sin
embargo… por ejemplo cuando estuviéramos en el calor de follar. Mi pene
comienza a palpitar.

—Caleb, tengo una confesión.

Si solo supieras, Brooke, si solo supieras… —¿Oh? Por favor, dime entonces.—Tal
vez bromear ayudaría a difundir toda la sangre que de repente ha decido viajar a la
región sur de mi pene.

—Nuestra conversación la última vez, sobre el lado oeste contra el lado sur, fue
horrible de mi parte decirte esas cosas, y solo quería dejarte saber que realmente no
me siento de esa manera. Nadie puede cambiar quienes son sus padres o cuánto
dinero tienen sus familias, solamente cómo usarlo. Fuiste muy amable conmigo la
noche que nos conocimos y me ofreciste tu ayuda. Quiero que sepas que noté tus
aleatorios actos de amabilidad a una completa extraña y sí, te agradezco mucho por
ser un gran caballero. Y por las hermosas flores también. Lamento mucho por las
68 cosas que te dije cuando hablamos la última vez.

¿Estaba escuchando esto? Ella estaba buscándome por alguna razón.

—¿Sigues allí, Caleb?

—Sí. Sí estoy.

—¿Puedes encontrar en tu corazón el perdonarme por ser tan perra contigo? —


Solamente un británico podría decir perra y hacerlo sonar elegante y divertido
como acaba de hacer.

—Está olvidado, Brooke, pero solamente con una condición.

—¿Y cuál es?

—Me dejarás llevarte a cenar el lunes.

—Mmm… Ni siquiera conozco tu apellido, y no conoces el mío —dijo


cautelosamente. No me molestó, sin embargo. Me gustaba que fuera cuidadosa
sobre con quién salía. Era lista.

—De hecho, yo sí conozco tu apellido, es Casterley.


—Así que, has estado acosándome después de todo.—Sí, era lista.

—Solamente de la manera más honorable, Brooke. He pensado en ti un


montón desde esa horrible fiesta, y me sentía realmente mal sobre lo que pasó. Solo
quería ser capaz de hablar contigo sobre buena comida y familiarizarnos en un
entorno normal.

—Desafortunadamente la recepción dónde nos conocimos era un entorno


normal para ese tipo de espectáculo de mierda de trabajo. Estoy tan feliz de haber
renunciado. Espero que tu traje no estuviera arruinado. Sería feliz de pagar la
limpieza si pasas por Harris & Goode.

—El traje ya fue atendido, Brooke, y estoy muy contento de que renunciaras a
ese espectáculo de mierda de trabajo también. Tu jefe era un imbécil.

—Tienes razón sobre eso, Caleb, pero sigues sin haberme dicho tu nombre.

—Es Blackstone, como la isla. Es un apellido muy común por aquí.

—Sí, recuerdo la historia del estado de Massachusetts de la secundaria. El


reverendo William Blackstone fue el primer europeo colonizador en el área y
69 establecido en la que ahora es Boston Common en 1625. He visto la estatua.

—Eras una buena estudiante, Brooke, pero sigues sin haberme dicho tu
respuesta sobre la cena—Era divertido copiar su elección de palabras.

—El último transbordador a la isla sale a las ocho treinta las noches entre
semana. ¿Podemos tener una cena temprana, Caleb Blackstone?

—Podemos hacer lo que sea que quieras, Brooke Casterley.

—Ah, eres un acosador, gracias por recodármelo.—Tenía un ingenio natural


que en serio me gustaba. Mucho. Cuando me probaba me encendía.

—Un agradable acosador, sin embargo, y antes de que preguntes, averigüé tu


apellido cuando me pasé por Harris & Goode para una consulta ayer por la tarde.

—¿Oh? ¿Necesitas un diseñador, Caleb?

Más de lo que tú nunca sabrás… y solamente una diseñadora en particular.—Creo que


conseguirás todos los detalles el lunes por la mañana del señor Harris.

—¿Así que un acosador y un maestro de la manipulación?

—Agradable, Brooke, solamente en la manera más agradablemente posible.


Se echó a reír de nuevo. El sonido de su risa hizo algo en mí. Algo muy sensual
y erótico, hasta el punto en que sabía que estaría de vuelta con el jabón y mi mano
en la ducha tan pronto como colgáramos. ¿Cuándo en el infierno he tenido alguna
vez que hacer eso con una mujer en mente? ¿Nunca?

El aire de la isla huele diferente. Limpio y fuerte con el aroma del océano y la
tierra.

No debería haberme quedado lejos por tanto tiempo. Ocho años era mucho
tiempo.

Pero Brooke estaba aquí, y ciertamente planeaba llegar a ser buenos amigos
con ella, entonces tal vez estaría viniendo aquí más seguido.

Blackwater había sido construido en 1890 por mi bisabuelo, Nathaniel


Blackstone, quien era descendiente directo del hombre que fundó la cuidad de
Boston en 1925 como Brooke me recordó por celular más temprano.

Mi bisabuelo hizo su fortuna en el ferrocarril continental, y en el desarrollo


70 temprano de petróleo en Texas. Construyó Blackwater después de haber hecho su
fortuna y quiso regresar a donde había crecido cuando niño: la Isla Blacktone.
Supongo que podría recordar cosas sencillas, tiempos más inocentes.

Yo tenía mis propios recuerdos de simples ratos durante las vacaciones en la


isla como un niño con mis hermanos y hermanas, los recordaba como tiempos
felices e inocentes. Papá nos enseñó a todos a navegar y a los chicos nos acompañó
en los campamentos de Boy Scout. Enseñó a las chicas cómo disparar con el arco y
la flecha, y a nadar. Era un padre práctico. Mamá no estaba tan entusiasmada sobre
la isla, pero siempre estaba ahí con nosotros que recuerde, organizando reuniones y
picnics en la playa con mi tía Cynthia quien también era su prima. Sí, somos un
incestuoso desastre de familia. El dinero prefiere mantenerse con el dinero. La ley
de promedios está a tu favor en esa manera.

Por tanto, mientras me quedaba de pie mirando hacia la histórica mansión de


piedra que había estado en nuestra familia por más de cien años. No podía entender
por qué mi madre la vendería. Especialmente sin tener una reunión familiar
primero, para preguntarle a sus hijos si ellos tenían algún interés en ella para sí
mismos.

Algo estaba mal en esta situación… Solo que no había averiguado qué.

Todavía.
Tomé una foto del cartel de la inmobiliaria y envié un mensaje a mi abogado
quien manejaba mis adquisiciones de propiedades. Siempre podría comprarlo
directamente, pero eso no parecía el movimiento correcto cuando tengo otros
cuatro hermanos que considerar y también lo que nuestro padre querría para todos
nosotros.

La casa todavía era sólida, con cimientos sólidos en lo alto del acantilado con
vistas a la bahía de Masssachusetts. Había sido creada por mi familia para mi
familia. El valor debía superar los treinta millones de dólares, pero esa parte no me
preocupaba en absoluto. El legado era mucho más valioso.

Mi madre estaba soñando si creía que alguna vez dejaría que Blackwater se
fuera a extraños.

71
Capitulo 10
Las nubes negras gritaron su intención de liberar la furiosa lluvia en algún
punto en mi futuro cercano mientras el transbordador entraba en el puerto de
Boston.

Lunes en la mañana.

Se sentía como si el fin de semana hubiera pasado en un completo borrón


después del gran anuncio de Nan y Herman. Eduardo apareció el sábado y se
72 quedó conmigo hasta el domingo por la tarde para ayudar a planear la boda.
Fuimos al hospital y consultamos con Nan, pasando por todos los puntos
principales, y nos las arreglamos para decidir un lugar, las flores, e incluso el
vestido. Ella encontró exactamente lo que quería, así que puse la orden en línea con
una tienda nupcial en Boston. Su amiga Sylvie hacia las alteraciones si fuera
necesario después de que lo recogiera en la semana. Mi abuela sería una hermosa
novia cuando dijera sus votos en la Stone Church con Herman. La boda seria
pequeña con una lista de invitados íntimos, pero eso solo lo hacía más romántico
en mi opinión.

Entonces, después de solo un pequeño fin de semana de planificación, me sentí


complacida cuando dejé el Starbucks con un latte calentando mis frías manos antes
de comenzar mi semana laboral. Atravesé el pequeño callejón que separaba el
Starbucks de mi edificio y vi el nicho donde Caleb se detuvo para tomar una
llamada en medio del tráfico de la calle. Me vio esa mañana, había dicho.

Iba a cenar con él esta noche.

Ese solo hecho me sorprendió. Porque no tenía ninguna intención de salir con
alguien ahora mismo. Era una cita, ¿cierto? Un apuesto hombre que coquetea
insistentemente le pide ir a cenar a una chica, quien acepta su invitación. Eso
calificaba como una cita en mi libro. No conocía a Caleb en absoluto, pero de una
manera increíblemente extraña, se siente mucho como si lo hiciera. No me empujó
de la manera en que el noventa por ciento de los hombres que podría conocer, pero
tampoco se daba por vencido con facilidad. Realmente no había esperado que me
pidiera salir después de haber sido dan desagradable sobre la división y la riqueza
en la isla. Así que, Caleb fue un poco más allá aceptando mi disculpa sin rodeos,
con la condición que fuera a cenar con él. ¿Cómo podría decirle que no? Y si era
honesta, quería ir. Era realmente encantador y muy educado, un verdadero
caballero. No tenía un montón de experiencia con hombres, pero reconocí algo
digno de confianza en él. Recordé como había atado casi su lengua conmigo en la
fiesta de cóctel, lo cual fue realmente ridículo, especialmente teniendo en cuenta el
sofisticado mundo del que provenía. Pero me había defendido galantemente y me
ofreció su ayuda. Y luego me envió flores. Muy considerado. ¿Podía confiar en él?
Sentía que podía.

No compares a cada hombre con él. Caleb no era nada de eso.

Por primera vez desde que dejé L.A., no estaba asustada por estar sola con un
hombre heterosexual que claramente parecía mostrar los signos comunes de interés
en mí.

Solo tendría que ver cómo le iba en la cena esta noche. Después de que me
hubiera hecho las típicas preguntas de prueba en una primera cita y escuchado mi
historia, estaba segura de que su curiosidad sería rápida, pero educadamente,
73 satisfecha. Mi pasado era tan desordenado de muchas maneras, el pasado reciente
un literal montón de escoria de un lio que casi me había acabado.

¿Cuándo Caleb Black escuche ese pedazo? y yo respondería sinceramente para


que nada quedara fuera.

No podía imaginar que él, o cualquier otro hombre, quisieran involucrarse


conmigo. No. La felicidad con un hombre no está en las cartas para ti en este momento.
Algún día, pero no ahora mismo.

Eduardo apareció después de mí, lo cual raramente pasaba. —Ay, Dios mío8, me
duele la cabeza, condesa9.

—Demasiado festejo y no suficiente fin de semana, ¿eh? —Yo había tomado la


mayor parte del tiempo de su ―estilo de vida‖—. Lamento que no te sientas bien,
pero esa camisa de botones que llevas puesta esta mañana es muy festiva para el
otoño. ¿Quieres que vaya al lado y te consiga un latte de calabaza para que vaya
con él?

8
En español.
9
En español.
Gimió dramáticamente y me despidió con la mano. Se acostaría en el sofá en la
parte de atrás por un rato para luego reaparecer más tarde como un hombre nuevo.
Eduardo me molestaba continuamente.

—Brooke, buenos días. ¿Tienes un minuto? —preguntó Jon desde mi puerta.

—¿Para ti, Jon? Al menos dos o tres, y buenos días para ti también.—Por lo
general no lo veía a primera hora porque Jon no era una persona mañanera. Tenía
que tener un café y un pastel antes de llegar a la tierra de los coherentes en
cualquier momento antes de las 10:00 a.m. Creo que sufría de la misma condición
que Eduardo, una muy ocupada vida social, lo cual supongo que se aplicaba a la
mayoría de las personas solteras. La única persona en el trabajo que no era soltero
era Carlisle. Él estaba casado con un cirujano de corazón en Massachusetts General
llamado Colin. Colin y Carlisle se reunían a medio camino en CC cada vez que
discutían como una pareja. Absolutamente adorables enamorados el uno del otro.

Jon se acomodó en mi sillón de terciopelo rosa, causando que este soltara un


pequeño chirrido en protesta, lo cual educadamente ignoré. — ¿Qué pasa Jon?

—Tenemos un nuevo cliente con un ático en el Back Bay de 1920 en proceso


de renovación completa. Es un gran trabajo, Brooke, por el alcance y el
74 impresionante presupuesto también. Más de cinco millones para ser exactos. —
Sonrió enormemente—. Son tres pisos, seis mil pies cuadrados con cuatro
dormitorios y cuatro baños y medio. Hay cinco chimeneas, una sala de
entretenimiento, un gimnasio en casa, dos oficinas… el propietario es un
empresario internacional… cinco plazas de estacionamiento, y una terraza techada
ajardinada con vista despejada desde el Río Charles hasta el horizonte de Boston.

—Vaya. Suena increíble. Y estás aquí para darme la buena noticia de que
puedo hacer una de esas habitaciones —dije—. Espero… —añadí, un poco más
humilde.

—No exactamente, mi cielo.—Inclinó su cabeza significativamente antes de


dejar caer la bomba sobre mí—. Estás a cargo de todo el proyecto. Pidió una
diseñadora mujer, y solo una mujer podría hacerlo según él al parecer. Se aseguró
de ello cuando pagó la cuota de retención directamente para ti. —Jon sacó lo que
lucía como un cheque de la carpeta que había traído con él. Dejó ambas en mi
escritorio, el cheque boca arriba—. El cinco por ciento de presupuesto total es
nuestra cuota de retención. Tu cliente pagó diez por ciento, un cincuenta-cincuenta
dividido entre tú y la tienda. Felicitaciones, Brooke. Por favor, ven a mí si necesitas
ayuda con ello, o a Carlisle obviamente. Tienes un magnífico presupuesto, y la
oportunidad de hacer tu carrera de diseño justo aquí. —Apuntó con su dedo la
carpeta de archivo—. Clientes como él traen más trabajo si quedan felices con la
experiencia porque hablan de ello con sus amigos.
Tragué profundamente y no dije nada. La ciudad de Boston, y todo el mundo
en ella, sin duda han sido succionados en vórtice de espacio y tiempo. Creo.

Me quedé mirando la cantidad escrita en el cheque. ¿Jodido e increíble infierno?

Mi nombre estaba escrito claramente en la línea. Ese es tu nombre, idiota.

La cita del viernes pasado resurgió. Él dijo que había venido aquí y tuvo una
consulta con Jon.

Y en la parte inferior derecha, la firma de un Caleb J. W. Blanckstone, estaba


escrita con la misma intrépida letra escrita-a-mano que tenía la tarjeta que
acompañó a mis flores, puestas a no más que dos pies de mí en este mismo
momento. El mismo Caleb que va a llevarme a cenar esta noche. Irreal.

—Has feliz al señor Blackstone con su experiencia de diseño, Brooke.

—Sí, Jon. Me aseguraré de ello.—Me las arreglé para graznar, a pesar del
hecho que estaba luchando por mi cordura en el vórtice de tiempo y espacio que se
había tragado a la ciudad de Boston hace unos diez minutos.

75
Martin era la última persona que esperaba ver caminando por la puerta, su
agradable actitud incluso más sorprendente. Me entregó un sobre, el cual acepté
con rigidez.

—¿Es mi última paga, Martin? ¿Por qué no solo la enviaste aquí en lugar de
venir en persona? No voy a volver a trabajar para ti, en cualquier caso.

—Sí, sé eso. Quería venir y agradecerte en persona, Brooke.

—¿Agradecerme? —El pobre Martin estaba seriamente deficiente en el


departamento de cerebros—. ¿Por qué?

—Por hacer que tu novio pagara los daños de ocho trajes de diseñador
arruinados. La salsa del cóctel… —Se interrumpió.

—No tengo un novio. ¿Quién pagó por ello? —No podía imaginar quién…

—Tu amigo, Caleb, entonces. Me dio su tarjeta después de que renunciaste y


dijo que se encargaría de cualquier daño. Pagó cerca de cincuenta grandes por
todos los trajes. Las confecciones de diseñador son caras —Se encogió de
hombros—, de todos modos, gracias por tu ayuda con todo. Buena suerte, Brooke.
Hizo un gesto de despedida con la mano y salió por la puerta, a lo cual levante
mi mano en respuesta. Creo.

Por segunda vez en el día, había quedado completamente sin palabras por las
actividades secretas de Caleb Blackstone en lo que respecta a mí.

¿Qué diablos estaba haciendo? Y más importante, ¿por qué?

—Él señor Blackstone está aquí.—Eduardo llevaba una sonrisa en su rostro


mientras se inclinaba por mi puerta, y extra chispa en sus ojos oscuros. Era fácil ver
que estaba claramente disfrutando el espectáculo causado por la visita de Caleb
hoy, al igual que todos los demás. El hombre definitivamente digno de una segunda
mirada por lo que recordaba, y las imágenes en internet eran útiles para poner al día
mi memoria también. Su buen aspecto tenía una poco de dureza para ellos, pero mi
Dios, solo lo hacía más atractivo. Google tenía su valor neto personal entre uno y
dos billones de dólares, mayormente en petróleo y energía sustentable. Caleb
Balckstone era un legítimo billonario. Lo que quería conmigo era mucho más que
un misterio. Tendría a Eduardo respirando en mi cuello por esa información tan
pronto como él solemnemente caliente señor Blackstone me lo hiciera saber.
76
—Aun no entiendo por qué me pidió a mí específicamente. ¿Por qué no pidió a
Jon o Carlisle? Su presupuesto es locamente increíble y yo soy una diseñadora
júnior.

Eduardo inclinó la cabeza a la derecha y su cadera a la izquierda en un sutil


unísono y rodó sus ojos hacia mí. Su talento para el drama era tan esperado que era
ridículamente divertido. —Puedo decir que es porque Jon y Carlisle no tienen un
equipaje tan lindo como el tuyo, condesa.—Arrugó su nariz con disgusto—. Aunque
Jon se está poniendo al día, debe ser una sólida copa B para ahora. Todas esas
carreras a media mañana a la pastelería francesa no están ayudando —susurró en
voz alta.

Lo interrumpí antes de que pudiera caer una diatriba que no quería oír ahora
mismo. —Sí, gracias, Eduardo, por esa brillante evaluación de los pechos en
desarrollo de Jon. ¿Qué quiere el señor Blackstone de mí? —El pánico estaba
comenzando a asentarse.

—Creo que quiere jugar a esconder la salchicha contigo, pero esa es solo mi
opinión.

—Eres tan inútil ahora mismo que es aterrador. Ya sé por qué Jon y Carlisle
me ofrecieron un asistente a medio tiempo. No tenían absolutamente ninguna idea
de qué más hacer contigo.
—Pero siempre soy honesto y ese es un rasgo valioso para tener en un
empleado —Me dijo con una sonrisa traviesa.

—Cierto. —Suspiré pesadamente y me di cuenta en que no tenía ningún


sentido hacer esperar a Caleb por mí. Poseía cinco millones de dólares de los
servicios de diseño de la compañía, de mí personalmente, y supongo que lo
convertía en mi nuevo jefe. No podía dejarlo fuera por otro segundo—. Eduardo,
por favor anúnciale a señor Blackstone que entre.

Escuché el llamativo anuncio de Eduardo y me encogí. —La señorita Casterley


está lista por usted, señor Blackstone.

Me puse de pie y extendí mi mano a manera de saludo mientras entraba a mi


oficina, su alta figura llenando el pequeño espacio inmediatamente con una
presencia que hizo que mi corazón diera un salto. —Caleb…

Él tomó mi mano, pero no la sacudió, en su lugar me haló hacia él, así pudo
besarme en la mejilla. —Brooke —susurró debajo de mi oído. El roce de su barba y
sus suaves labios en mi piel trajo un calor instantáneo que amenazó con quemarme.
Me sostuvo solo un instante demasiado largo antes de dejarme ir. Me tropecé
ligeramente mientras daba un paso atrás, totalmente sacudida. Su brazo se extendió
77 para estabilizarme, y sus ojos se quedaron fijos en los míos. Podía ver el color en
ellos ardiendo hacia mí, azul oscuro con un grueso anillo dorado alrededor de la
pupila.

Los inusuales pero hermosos ojos me sostuvieron por mucho más tiempo del
que debieron haberlo hecho.

Noté que no estaba en control de la situación y eso me ayudó a salir de mi


episodio hipnótico.

Jodido infierno… Caleb Blackstone. Todas esas fotos que había visto antes en
Google Imágenes ni siquiera se acercaban al hombre real en carne y hueso. En
realidad, no había tomado una mirada seria de él esa noche en que nos conocimos.
Sí, pensé que era guapo, pero allí había tantos hombres coqueteando conmigo que
estuve muy distraída como para enfocarme en los detalles. Guao.

Separé mis brazos de su toque y me moví hacia mi propia silla, rezando porque
mis piernas no me fallaran. —Po-por favor, tome asiento.—Señalé la silla para él
antes de que recordara preguntar—. ¿Quiere que tome su abrigo?

—No, gracias, lo mantendré.—Abrió los botones antes de bajar su masculino


cuerpo para sentarse en mi silla de terciopelo rosa con forma de zapatilla. Era una
imagen bastante contradictoria, y tuve la loca urgencia de tomar una foto de él
sentándose allí. Quise besar la maldita silla cuando no crujió mientras Caleb se
reclinaba hacia atrás y se relajaba en el asiento como si fuera el dueño. Era su
dueño ahora, me recordé. Sus largas piernas envueltas en pantalones de seda gris
oscuro, mostrando el corte definido de sus musculosos muslos, parecían ocupar
todo el espacio entre la silla y mi escritorio. No siquiera sabía dónde meterme sin
estar prácticamente encima de él. Ahora esa era una imagen…

Detente. Deja de mirarlo como un pedazo de carne, idiota.

Me las arreglé para meter mi trasero en mi silla y darle mi atención. Apenas.

—Te he sorprendido, ¿no? —Me dio una media sonrisa de solo un lado,
encantadora como malvada al mismo tiempo. Estaba en serios y profundos
problemas aquí. Como al nivel de profundidad de la Trinchera de Marianas.

—Caleb… por favor ayúdeme a entender por qué me solicitó como diseñador
principal de su renovación. Seguramente quiere a un diseñador con más
experiencia…

—Brooke, te quiero a ti —dijo, interrumpiéndome cuidadosamente—. Eso es


todo lo que necesita saber sobre mis razones.

78 ¿En qué sentido me quieres? Porque estoy recibiendo todo tipo de mensajes mezclados
aquí, Caleb Blackstone, con los hermosos e inusuales ojos.—Bueno, me ayudaría a
sentirme más cómoda con la situación si pudiera compartir un poco más conmigo.
Soy… Yo soy una diseñadora júnior y no tengo los años de experiencia que el señor
Harris o el señor Goode podrían brindarle a su proyecto.

—Le dije al señor Harris que quería un toque femenino en los elementos del
tema general del ático. ¿No te lo dijo?

—No. Solo dijo que te hiciera feliz en tu experiencia de diseño.—Sonrió con el


comentario, y extrañamente no parecía orgulloso o arrogante, solo bastante
travieso.

—Bueno, puedes comenzar a hacerme feliz aceptando el proyecto, Brooke.—


Su pulgar golpeó su rodilla en donde había colocado su mano. Se sintió como si
estuviera esperando, jugando su mano en un juego de cartas, todo mientras
mantenía esa descarada sonrisa en su rostro.

Nunca obtendría una oportunidad como esta de nuevo. Renovar el ático de un


multimillonario en Back Bay podría ser la creación de toda mi carrera. Jon estuvo
de acuerdo. Si lo rechazaba, sería una idiota que no merecía ser una diseñadora de
interiores y podría muy bien volver a trabajar para imbéciles como Martin.

—Bien. Acepto la muy generosa oferta de trabajo, Caleb.


Su sonrisa se transformó en una que hizo brillar a sus ojos azules y dorados. —
Eso me hace muy feliz, Brooke.

Caleb tenía una manera de hacer que un comentario sugestivo sonara inocente
y dulce. Podía sentir el doble sentido en sus respuestas, pero ellas no cruzaban la
línea de la decencia o me hacían sentir incomoda a su alrededor.

Revisó su reloj, el cual probablemente costaba la misma cantidad escrita en mi


cheque de honorarios, y se levantó de la silla. —Son más de las cinco, y te prometí
una cena temprano. ¿Nos vamos?

Y así como así tomó el control. Se hizo suavemente y sin esfuerzo de su parte.
La próxima cosa que supe fue el peso de su mano sobre mis hombros mientras me
ayudaba a entrar en mi abrigo. Un minuto después estaba guiándome fuera de la
puerta con sus fuertes dedos presionándose sólidamente en mi espalda. Había una
extraña mezcla de dominación y sumisión que emanaba de todo lo que hacía, sin
importar si me gustaba o no.

—Me temo que está lloviendo bastante fuerte ente momento, pero Isaac te
cuidará —dijo mientras salíamos.

79 Un distinguido caballero con cabello grisáceo me introdujo bajo un enorme


paraguas y en el interior de un amplio Mercedes negro sin que me cayera ni una
gota de agua.

Caleb se deslizó dentro del asiento a mi lado.

La puerta se cerró detrás de él, inmediatamente silenciando el sonido de la


estruendosa lluvia empapando la ciudad. Ambos giramos la cabeza y nos
estudiamos el uno al otro. Sin intercambiar palabras, solo mirando.

El espacio físico había sido ocupado por nuestros cuerpos sentados muy cerca
en el asiento, así que no había nada más qué hacer que experimentarlo. Sentí su
calor corporal y olí cualquiera que fuera el aroma que usaba. Picante y masculino,
drogando mis sentidos por su cercanía.

A media que su conductor se introducía en el tráfico, Caleb tomó mi mano en


la suya y la sostuvo.

No me alejé. No quería jalar mi mano de la suya porque me gustaba demasiado


como se sentía, tan cálida y protectora.

Suspiró ligeramente, pero lo capté. Me recordó a una expresión de alivio de él.


No entendía por qué o cuál podría ser su interés en elegirme para la renovación
de cinco millones de dólares de su ático, pero ahora ya no me preocupaba.

Porque también me gustaba mucho esa sensación. Pacifica. Emocionante.


Claramente diferentes, pero igualmente describiendo lo que se sentía tener mi mano
siendo reclamada por la mano de Caleb. Tal vez debió de haberse sentido
presuntuoso de su parte, un poco grosero incluso. Sin embargo, extrañamente solo
se sentía bien.

80
Capitulo 11
Ella olía tan bien y lucía tan preciosa que tomó algo de control no acercarme.
Quería hacerlo. Quería hacer muchas cosas con Brooke.

Una vez que la tuve a mi lado en el asiento trasero del auto, me sentí relajarme;
un alivio inmenso, el cual era jodidamente increíble, pero exactamente como me
sentía. No tenía sentido, porque toda la experiencia era poco familiar para mí.
Tenía que procesarlo todo desde cero. Brooke era una exploración paso por paso de
un territorio al que nunca me había adventurado antes. Quería reclamar mi derecho
81 sobre ella, a ella, con ella. Quería más de lo que podía tener de ella ahora mismo.
Por instinto, sabía que tenía que tomarlo con calma, para tener alguna oportunidad
en lo absoluto con la chica que había trabajado su camino tan profundamente bajo
mi piel que ya apenas me reconocía a mí mismo. ¿Esto era amor como el que había
dicho Lucas?

No quería dejar ir su mano cuando Isaac nos dejó en el bordillo en frente del
restaurante. Era sólo el toque de nuestras manos, las suyas y las mías entrelazadas.
Sólo un toque. Pero no era suficiente. The Smashing Pumpkins10 entendían mi
dolor.

Así que, tan pronto como estuvimos bajo la marquesina y fuera de la lluvia,
tomé su mano de nuevo y no la dejé ir hasta que estuvimos dentro y sentados frente
a frente. La libertad de recorrer mis ojos sobre Brooke, para satisfacción de mi
corazón, fue increíble. Era hermosa, por supuesto, y amaba mirarla, pero tener su
completa atención dirigida hacia mí era distinto a cualquier cosa que hubiera
experimentado antes. No se alejó cuando sostuve su mano. Tampoco se aferró por
más. Brooke no estaba desesperada por mis atenciones. Sólo las aceptaba.

—Espero que esto esté bien —dije, mirando hacia mi menú. Boscono's en el
Hill era un nuevo lugar italiano en Beacon Hill—. Nunca he estado aquí antes. Mi

10
Se refiere a una canción de esta banda, llamada "Eye", en la cual la letra menciona la frase: "No es
suficiente, sólo un toque. No es suficiente."
asistente personal me lo sugirió, en realidad, después de que le dije que quería un
sitio tranquilo con gran comida y una lista de vinos decente. Supuse que te gustaba
lo italiano por tu foto de la otra noche.

—Es perfecto, y ya sé que voy a ordenar.

—Incluso yo sé qué vas a ordenar, Brooke. —Alguna variación de algo con


albóndigas, sin dudas. Amaba su humor—. ¿Qué clase de vino te gustaría? —
pregunté.

—Algo en el final más dulce de la escala. Espero que eso esté bien —dijo ella
rápidamente.

—Me gusta dulce —dije con suavidad, y luego la vi sonrojarse de nuevo.


Jodidamente caliente.

Mientras la camarera venía a tomar nuestras órdenes y nos traía el Lambrusco


más caro que existía, a veintiocho dólares una botella (y eso probablemente incluía
un treinta por ciento del incremento del restaurante) tenía que apreciar su falta de
interés en mi riqueza. Era refrescante.

82 Recordé cómo había presionado mis labios contra la piel suavemente


perfumada de la mejilla de Brooke, saludándola en el estudio de diseño. En lugar
de eso, quise lamer mi camino hacia abajo, a su cuello, jalarla contra mí y chupar el
lugar donde su cuello se transformaba en su hombro. Quería sentir y experimentar
su respuesta hacia mí. ¿Cómo luciría cuando tuviera mis labios sobre su cuerpo?
¿Cómo sonaría? ¿Cómo era durante el sexo? ¿Sabía dulce como este vino que nos
habían servido?

Esta cena iba a probar mi control, pero tenía que recordar mantener las cosas
suaves. Avanzar demasiado fuerte no sería el movimiento adecuado con Brooke.

Me estudió por un momento antes de decir—: Justo ahora, me recuerdas a


alguien que conozco de la isla.

—¿Oh?

—Sí, el prometido de mi Abu.—Meneó la cabeza y sonrió—. Cielos, eso suena


tan extraño, pero tengo que acostumbrarme a ello porque la boda es en un mes, y la
estoy planeando.

—Felicidades a la feliz pareja. —No pude evitar preguntarme con quién se


estaba casando la señora Casterley en sus años dorados. Apostaría que ella aún era
tan adorable como la recordaba; bonita, amable y muy británica, mandando en la
casa en Blackwater, asegurándose de que todo estuviera tan perfecto como se
pudiera, para nuestra imperfecta familia. Recordaba una gran cantidad de paciencia
de su parte, especialmente cuando nos metíamos en problemas y hacíamos enorme
desastre como los niños lo hacen.

—Acabo de pensar en esto, pero Herman será mi abuelo una vez que se case
con Nan.

¿Herman? Mi nuca cosquilleó. Herman no era un nombre común. Seguramente


podría predecir que el único Herman viviendo en la isla era mi tío. —¿Herman
Blackstone?

—¿Estás relacionado con Herman?

—Es mi tío. Así que, el tío Herman se va a casar. Vaya. Eso es increíble. —
Tenía que sincerarme con Brooke sobre Blackwater. No había forma de que
continuara manteniendo ese secreto—. ¿Has visto la lista de invitados para la boda?

Sacudió la cabeza, con desconfianza. —No, aún están trabajando en ella.

—Bueno, imagino que mi nombre estará en ella cuando lo hagas. —Estaba


emocionado por él. Herman merecía más que felicidad después de la mierda de
83 contrato que había endosado con la primera. La tía Cynthia no había sido una
mujer buena. De hecho, ella me recordaba cariñosamente a un jodida Hydra. Mi
madre estaría fuera de sí cuando oyera las noticias. Imagina una ex sirvienta
casándose por todo ese dinero. Podía oírla gimiendo las palabras mientras bebía su
Chardonnay. Mentiría si el pensamiento de la angustia de mi madre por las noticias
de Herman no me divirtiera como el infierno.

—Entonces, ¿tu padre y Herman son hermanos? —Frunció el ceño—. Pensé


que él sólo tenía un hermano...

—Lo tenía. Mi padre, John William, o JW como era conocido, era su único
hermano, y diez años más joven que Herman.

Su expresión se volvió compasiva y supuse que ahora ella finalmente había


hecho la conexión completa. Chica lista.

—Oh, Caleb, lamento tanto tu pérdida. Sucedió justo antes de que yo viniera
aquí a Boston, a ayudar a Nana. Ella recordó el mundo de tu padre y estuvo
desconsolada al oír que había fallecido.

—Gracias. Lo extraño cada día. —Me dio algo de consuelo saber que su
muerte había sido relativamente pacífica, con todos nosotros junto a él cuando
murió.
Me estudió pensativamente por un momento, enfocándose mayormente en mis
ojos. —Caleb, asumo que descifraste que mi abuela fue ama de llaves en
Blackwater. ¿Por qué... por qué me contrataste entonces para tu renovación después
de esas terribles cosas que te dije y la forma horriblemente irrespetuosa de la que
hablé sobre tu familia?

Parpadeó varias veces, como si estuviera tratando de retener las lágrimas. Tan
bondadosa.

—Brooke, por favor, olvídalo.

—Pero no entiendo. No sé qué estás haciendo aquí, Caleb. Conmigo. Las


flores, la oferta de trabajo, los cincuenta mil dólares en daños que pagaste a mi
nombre por destruir trajes. —Volteó hacia la ventana y miró hacia afuera, a la
lluvia—. Mi antiguo jefe se detuvo para entregar mi paga final y para agradecerme
en persona por tener a mi novio pagando por los daños extensos.

Volteó de regreso de la ventana para golpearme con sus abrazadores ojos


ámbar. Sensuales ojos con los que fantaseaba en la noche, cuando estaba solo en mi
cama; de cómo sería tenerlos fijos en los míos, mientras estaba enterrado hasta las
bolas en su interior. Y no tenía duda de que sería jodidamente espectacular.
84
—Ni siquiera me conocías esa noche, Caleb, así que ¿por qué hiciste todo eso
por una extraña?

Me estiré hasta el otro lado de la mesa y tomé sus manos en las mías. Acaricié
el dorso de cada una con mis pulgares, admirando la delicada estructura ósea. Eres
un banquete para mi alma famélica. Mi hermano cree que te amo. Te adueñaste de mí por
completo desde la primera vez que puse mis ojos en ti.—No sé por qué. Esa es la verdad,
Brooke. No sé por qué me ofrecí a pagar los daños, o por qué te seguí hasta afuera
para ver si estabas bien, o por qué escuché a donde le dijiste al taxista que fuera, o
por qué te envié flores al día siguiente, y luego te di mi número a propósito. No sé
por qué hice algo de eso, excepto por el hecho de que quería ayudarte... cuando tú,
tan obviamente, necesitabas algo de amabilidad de otra persona. No pude dejar de
pensar en ti y necesitaba saber que todo estaba bien al día siguiente. Me intrigas,
Brooke. Siento como si fuese el destino haberte conocido, especialmente ahora que
Herman y tu abuela se van a casar. Estaremos conectados por su matrimonio desde
ahora de todas formas. ¿Cuáles son las probabilidades de que eso pase? No quiero
pensar demasiado duro sobre ello; sólo quiero darle al destino una oportunidad
aquí.

—Pero, ¿después de que fui tan horrible contigo al teléfono?

—¿Sabes qué? Tenías razón sobre todo lo que me dijiste. Me tomó un poco de
tiempo descubrir la verdad. No tenía idea que Blackwater había sido clausurado y
que todo los empleados habían sido despedidos. Nadie me dijo, y posiblemente, se
esforzaron para mantenerme ignorante de ese hecho. —No quería decir que fue mi
propia madre quien lo hizo, pero una vez que Brooke conociera a mamá, lo
entendería mucho mejor—. Pero, por favor, ahora estoy trabajando en arreglarlo.
Tu abuela y todos los demás van a ser compensados por salarios ausentes y
beneficios desde que perdieron sus trabajos. Esa es una promesa.

—Oh... —Se fue apagando, insegura—. Pero no tienes que hacer eso por mí.
Ah, lo entiendo ahora. Debes creer que había descifrado quien eras cuando te llamé
por una disculpa, ¿eh?

—En realidad, no. Brooke, me sorprendiste con tu llamada, sí, pero no olvides
que ya te había contratado para mi renovación antes de que me localizaras, así que
te habría contratado para el trabajo de cualquier forma. Sólo descubrí nuestro
último viernes quien eras en realidad y cómo están conectadas nuestras familias.
No he visitado la isla en casi una década, hasta el fin de semana pasado. Mi
hermano Lucas me puso al día sobre mucho de lo que había estado sucediendo.
Quería mantener Blackwater lejos de... nosotros —Moví los dedos a un lado y otro
entre nuestros cuerpos—, hasta que pudiera evaluar la mejor forma de avanzar,
reclamar la propiedad y arreglar el desastre gigante que hizo mi propia familia.

85 —Yo no sabía quién eras, Caleb. —Elevó sus manos para curvarlas bajo su
barbilla—. Nunca soñé con que tu familia fuera dueña de Blackwater. Estoy tan
horrorizada justo ahora, sólo para que lo sepas.

—Bueno, luces hermosa incluso cuando estás horrorizada, Brooke. Continúas


sorprendiéndome en cada oportunidad. No quería decirte que mi familia era dueña
de Blackwater hasta que tuviera la chance de reparar los errores. —Realmente
esperaba que ella me creyera.

—Quiero recordarte lo que dije sobre cómo no es sobre cuanto dinero tienes,
sino cómo decides usarlo. Lo dije en serio. Estás tratando de reparar algo de lo que
no tenías conocimiento, y admiro tu integridad por hacer eso, pero realmente
espero que no lo estés haciendo por mí, o por la promesa de algo que podrías querer
de mí.

Como, ¿tenerte en mi cama conmigo cada noche? Al menos, estábamos


hablando el mismo idioma.

—Estoy haciendo esto por mí, Brooke. —Pero sí te quiero en mi cama.

Ella se sonrojó. Ví el color oscurecerse mientras la sangre viajaba hacia arriba


por su cuello y rostro. Quería ver que eso pasara cuando estuviera desnuda y en mis
brazos.
—Habría sido una gran sorpresa si te aparecías en la boda sin que ninguno de
nosotros supiera todo esto —dijo ella.

—Como lo dije antes, se siente más como un giro del destino para mí.

—Mi abuela te ha conocido desde que naciste, Caleb. Sólo... no puedo creerlo.

Viendo a Brooke tan animada con la conversación, quería besarla hasta dejarla
sin aliento. —Pregúntale si recuerda la lanzadera de tomates que hice como Niño
Explorador cuando tenía doce. Apuesto que va a decir que sí.

Ella rió. —Estoy visualizando una épica historia de tomates aplastados y la


aterradora reprimenda de mi abuela cuando se encontró con ellos.

Incluso verla comer era entretenido. Ella ordenó pasta con una
condenadamente gigante albóndiga, que luego procedió a cortar en diminutos
pedazos y saborearlos, uno por uno. Me gustaba el hecho de que parecería disfrutar
la comida normal y no le importara si una porción de lechuga con medio tomate
cherry para decorarlo y una rodaja de limón para el sabor tenían sólo treinta
86 calorías. Cristo, o cuán saciadora era esa mierda para comer. Todo eso eran
idiotices, y había tenido suficiente de ese tipo de citas en cenas para toda una vida.

—¿Puedo hacerte una pregunta, Caleb?

—Acabas de hacerla, pero sí.

—¿Siquiera necesitas que tu penthouse en Back Bay sea renovado?

Sí, ciertamente, era lista. Me hacía endurecer cada vez que ella me recordaba
ese hecho también. —Te dejaré juzgar eso una vez que lo veas.

—¿Qué pasaría si no te gusta mi interpretación de tu visión para tu casa?

—Es por eso que te contraté, Brooke. Necesito tus ideas porque yo no tengo
una opinión sobre decoración en realidad, o una visión particular para el lugar más
que transformarlo en algo más familiar con respecto a lo que es ahora.

Eso me consiguió una ceja elevada. —¿Estás planeando comenzar una familia
pronto?

Fui allí en mi mente. Sí, jodidamente lo hacía. No podía detenerme de hacerlo


tampoco. La imagen sólo apareció en mi cabeza, como si su lugar estuviera
predestinado, completamente natural y lo que concebía para mi futuro era: a
Brooke, sosteniendo un bebé en sus brazos, y sabiendo que ambos eran míos. Santo.
Infierno. Mi corazón comenzó a palpitar de nuevo. A pasos en marcha con mi pene.
Estaba cayendo demasiado profundo con ella como para retroceder de nuevo. Y lo
sabía. No había nada que pudiera hacer de manera diferente con algo de esta
situación que la involucraba. Las emociones y sentimientos de cariño hacia Brooke
sólo continuaban apilándose pedazo por pedazo, creciendo más fuerte cada día.

—Ah... eventualmente lo haré. —No es mentira. Verdad.

Ella estalló una sonrisa que sólo curvó un sólo lado de sus labios, haciéndola
lucir traviesa y sexy. —¿Y sientes que deberías prepararte por adelantado para esta
futura familia?

—Sí, Brooke, yo siempre estoy preparado. ¿Olvidé mencionarte que soy un


Cadete Águila? —Le guiñé y la miré sonrojarse de nuevo para mí.

—Dijiste que sólo regresaste a Boston hace cinco meses, cuanto tu abuela tuvo
su accidente. ¿Dónde estabas viviendo antes.

87 Vi sus ojos voltear hacia abajo y sentí incomodidad. Estaba dispuesto a dejar el
tema (cualquier cosa para hacerla sonreírme de nuevo) pero me dejó fuera del agua
con su respuesta.

—Estaba viviendo en LA con mi esposo. —¿Qué demonios?

No era lo que esperaba que dijera. Miré hacia su mano izquierda. Sin anillo. Y
hubiera sabido si ella usaba uno la primera vez que puse mis ojos en ella. Siempre
revisaba por anillos de boda.

—¿Estabas casada? —Tan joven...

Un destello de dolor llenó sus ojos, y luego una clase de resignación antes de
que me respondiera. —Sí, por un corto tiempo. Él murió en un accidente de auto
hace casi un año, y nuestro bebé, yo también estaba en el auto, nació demasiado
temprano para sobrevivir después del trauma, ya que el accidente me puso en labor.

Santa. Mierda. Jodida.

No me sorprendí reconocer tal tristeza en ella. Y aquí yo acababa de bromear


sobre llenar mi penthouse con una familia. Me sentí como un imbécil.

—Lo siento tanto, Brooke. —Recogí su mano y acaricié la cima de ella—.


Jodidamente. Devastador. No puedo imaginar tu dolor. Tu... tristeza.
—Ah, sí, mi relación con mi amiga Tristeza es bastante sólida. —Ella jugó con
su copa de vino mientras hablaba, y luego después de un largo momento, levantó la
mirada de nuevo.

Incliné la cabeza cuestionando, sin entender la broma. Probablemente estaba


impactado por lo que acababa de decirme. Ella había estado casada. Perdió a su esposo
y su bebé en un accidente de auto. Era un recordatorio de que, cuando conocemos a
personas con las que pasamos nuestras vidas diarias, realmente tenemos cero
comprensión de cuanta mierda dolorosa tienen que soportar esas pobres almas. Ni
una jodida idea, en lo absoluto. Pensamientos de cómo la había amenazado
Aldrich esa noche, me hicieron desear matar al bastardo ahora. Debía hacerle una
visita a ese chupapollas muy jodidamente pronto, para aclararle al pedazo de
mierda de perro el asunto de a quién había atacado en una recepción de negocios.

—¿La película, IntensaMente? Es una maravillosamente reveladora película


animada de Disney sobre nuestras emociones internas individuales y cómo las
necesitamos a todas ellas trabajando juntas con el fin de funcionar apropiadamente.
Tristeza es mi amiga más probable.

—Nunca oí sobre esa película.

88 —Estoy segura de que no es algo de tu estilo, pero quizás podrías verla un día.
Lo entenderás entonces.

—¿Querrías verla conmigo? —pregunté.

—Quizás —dijo tímidamente.

—Eres muy valiente. —Jalé su mano hacia mis labios y besé el dorso de ella—.
Eso es todo.

—No siempre me siento valiente, pero intento serlo —dijo, bajando la mirada a
su vino de nuevo.

La cena se desarrolló en una velada de casi tres horas. Postre, café,


conversación que era interesante al punto en que estaba real y malditamente
decepcionado cuando tuvimos que irnos, así ella podría tomar el ferry de las 8:30.
En realidad, odiaba el pensamiento de ella tomando el ferry en la noche.
Jodidamente lo odiaba. Pero retuve mi lengua porque estaba seguro de que me diría
que me metiera en mis malditos propios asuntos.

Yo no tenía nada que ver con el tráfico peor de lo usual. La Noche de Futbol
del Lunes en el Estadio Gillete podría tomarse el crédito por eso.
Y la lluvia constante.

Y el choque en cadena de cuatro autos que cerró la carretera principal hacia el


puerto.

Podía sentir a Brooke poniéndose más y más nerviosa mientras Isaac hacía su
mejor esfuerzo en llevarla allí a tiempo.

Pero soy un tramposo bastardo, y mientras los minutos restantes para que ella
llegara al último bote a la Isla Blackstone hacían tictac, estaba jodidamente
regocijándome en silencio en mi asiento junto a ella.

—No, no, no, Will, te fuiste sin mí —Maldijo contra la ventana, luciendo muy
frustrada y completamente tentadora sentada dentro del auto. Todos podíamos ver
que el bote se había soltado de su amarradero y ya estaba moviéndose en agua
abierta. Nop. Brooke no iba a ir casa esta noche. Tendría que pasar la noche
conmigo en el penthouse. Creo que mis dientes estaban en peligro de romperse por
cuan duro estaba rechinándolos juntos para mantener mi grito de victoria.

Decidí no mencionar que poseía un helicóptero que podría llevarla a la isla en


quince minutos. Nah, no le diría nada sobre mi helicóptero a ella, porque quería
89 que se quedara.

Quería que se quedara conmigo más de lo que nunca había querido algo en mi
vida.
Capitulo 12
—Te invito a quedarte en mi casa esta noche. Tengo tres habitaciones para
elegir.

Sabía que Caleb haría la oferta antes de que pronunciara las palabras. Podía
sentir sus ojos en mí, ardiendo en mi espalda mientras yo miraba mi viaje a casa
flotar lejos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras una sensación de cambio
inminente se apoderaba de mí, algo grande y sobre lo cual no tenía absolutamente
ningún control. Estaba siendo puesto en movimiento justo en este mismo minuto.
90 Y me asustaba.

La partición se cerró con un zumbido silencioso, dándonos privacidad de su


chofer. Otro escalofrío me sacudió.

—¿Tienes frío? —Caleb me puso la mano en el hombro y me acercó


suavemente.

—No. —Me aparté de la ventana y hacia él—. Simplemente... esta fue la


última cosa que esperaba que pasara.

Olía tan bien. Tuve que luchar contra el impulso de caer en sus brazos solo
para poder respirar más el delicioso sexy olor-de-hombre que tenía. Yo estaba muy
consciente de que mis hormonas gritaban: ―¡Sí, perra, hazlo ahora, por favor!‖
Mientras me daban palmadas en el rostro.

Había pasado tanto tiempo desde que me habían sostenido con cualquier clase
de ternura. Estaba tentada a aceptar su invitación. Su presencia estaba empujando
contra mí en el asiento, pero se lo quitó sin ser un poco amenazador. Algo con lo
que había tenido una amplia experiencia para saber exactamente cómo se sentía...
desafortunadamente.

Esperó pacientemente que dijera algo.


No sabía por qué, pero sentía como si Caleb me protegiera. Se sentía bien, pero
necesitaba un poco de aclaración de él. Me había contratado para un trabajo
masivo y había pagado una suma enorme de dinero en forma de honorarios de
retención. Necesitaba creer que no estaba usando su posición sobre mí para tener
relaciones sexuales. ¿Se suponía que debía bailar mi camino a su cama cada vez
que me lo pidiera? ¿Me estaba pidiendo que hiciera eso esta noche? No pensé que
Jon o Carlisle me arrojarían a una situación como esa con un cliente, pero Caleb
estaba infundiendo mucho dinero en Harris & Goode. Imaginé que no querían
arriesgarse a perderlo imponiendo restricciones, ya fuera morales o contractuales.

—No creo que deba quedarme, Caleb. Yo… yo realmente no sé lo que quieres
de mí, lo que estás esperando… —Bueno, eso sonaba incómodo. ¿Acabo de hacerle
esa pregunta? Dios—. Pero tal vez debería conseguir una habitación de hotel…

—No espero nada de ti, Brooke. Es solo una invitación de mí para ti porque es
lo correcto. Me siento responsable de no llevarle a tiempo para tomar tu ferry.
Ahora estás atrapada en Boston durante toda la noche. —Me sonrió de manera
descarada, la que de alguna manera había perfeccionado para parecer
completamente diabólica sin lo desagradable y lascivo—. Tengo una casa grande y
me gustaría que te quedaras. Y realmente, si lo piensas de esta manera, deberías
tener una idea del espacio que vas a estar renovando. Puede ser una investigación
91 preliminar para el proyecto.

Respiré hondo y consideré su lógica. Tenía un buen punto sobre conocer el


penthouse para el cual me habían contratado para diseñar. Decidí ser contundente
y hacerle la pregunta que realmente quería contestada. Yo sabría mejor qué hacer
después de haber oído la respuesta de él. —Pero ¿qué está pasando aquí contigo y
conmigo? —pregunté, moviendo los dedos de un lado a otro entre nosotros—.
¿Estás intentando meterme en tu cama?

—¿Respuesta literal o figurativa? —preguntó con facilidad, mientras tomaba


mis manos y las envolvía en las suyas para descansar sobre su pecho—. No voy a
mentir y negar querer estar contigo. Me has cautivado totalmente desde el primer
momento en que te hablé. Eres hermosa, divertida e inteligente, Brooke. Y yo soy
un hombre humano. Todo está en perfectas condiciones, tal como debería ser. —
Inclinó la cabeza hacia su entrepierna y sonrió—. Créeme.

No pude dejar de sonreír con su declaración, pero no había manera en el


infierno que iba a ser atrapada yendo directo a su pene, así que en lugar de voltear
me concentré en sus ojos de azul y oro. ¿Por qué este hombre tan hermoso era tan
persistente conmigo? Podría tener cualquier mujer que quisiera, y de las fotos en
Internet había tenido muchas. Modelos, celebridades, herederas: eran las mujeres
de su mundo, no alguien como yo. Caleb realmente no tenía una imagen clara de
mi pasado. Podría pensar que me quería en este momento, y seguramente no era el
primer hombre que pensaba con el cerebro que vivía en sus pantalones. Pero si lo
sabía todo, probablemente no me desearía. Yo todavía no sabía esa respuesta.

Me gustaba la sensación de sus manos alrededor de las mías, pero me di cuenta


de que convenientemente me había atrapado al sujetarlas contra su pecho. Me tenía
justo donde me quería. Miré sus labios y recordé cómo se habían sentido contra mi
mejilla cuando me besó allí: suave, decidida, erótico incluso. Me gustaría apostar
que Caleb Blackstone era espectacular en la cama.

Se acercó aún más y susurró—: Digamos que no te rechazaré si te encuentras


pensando en ello.

Tiré mis manos de su agarre. —Bueno, gracias por la honestidad, pero no voy a
caer en la cama contigo, Caleb. No hago eso con hombres que acabo de conocer...

Puso dos dedos suavemente en mi boca y me detuvo. —Esa fue mi respuesta


literal, Brooke. La figurativa va algo como esto: Por supuesto que no espero que
duermas conmigo. No estoy tratando de tomar ventaja de ti, y esto no es una
seducción orquestada de mi parte. Solo te estoy diciendo que estoy muy interesado.
No tiene que pasar nada que no quieras que suceda. Y nada sucederá a menos que
lo desees. Siempre respetaré sus opciones.
92
Bueno, dijo todas las cosas correctas. Le daría todo el mérito en eso. Supuse
que era estúpido fingir que no me sentía atraída por él. Lo estaba totalmente. Podía
decir que se sentía atraído por mí. Una vez más, no una sorpresa, pero sabía que
era solo biología en acción.

—¿Mejor respuesta? —preguntó con una sonrisa.

Asentí de nuevo. —Gracias de nuevo por ser un caballero. Es una experiencia


muy diferente para mí.

—¿Por qué eso me molesta y me complace al mismo tiempo? —preguntó


irónicamente.

—Dije que era una experiencia diferente para mí, no que no me gustara.

—Lo sé. Me las arreglaré, bella Brooke Casterley con la voz sexy.

Graves problemas. ¿Mencioné que tenía un problema muy profundo con este
hombre? —Muy bien, Caleb Blackstone con los ojos hermosos, acepto tu invitación
a quedarme en tu penthouse, pero con una condición.

—Nómbrala —replicó él con confianza.


—Me llevarás a Target primero para que pueda conseguir algunas cosas para
esta fiesta de pijamas a la que me has invitado.

Claramente no esperaba que yo exigiera un viaje de compras a una tienda de


descuentos como Target, cuyas puertas probablemente nunca había oscurecido,
pero tal vez a Caleb le gustaban las sorpresas, porque echó la cabeza hacia atrás y
se echó a reír.

Luego bajó la división y dijo—: Isaac, la señorita Casterley quiere ir a Tar-


zhay.

Caleb parecía divertido mientras me seguía alrededor de Target, recogiendo las


cosas que quería. Empujó el carro por mí, pero no dijo mucho. Sobre todo observó,
y yo tenía la extraña sensación de que estaba tomando notas en su cabeza como si
fuera... aprendizaje. ¿Nunca había estado dentro de un Traget? ¿Los
multimillonarios incluso hacían compras para sí mismos, o los otros lo hacían para
ellos? Nunca permitiría que alguien me compra por mí. Me encantaba ir de
compras, y suerte para mí era una gran parte de mi trabajo para buscar las piezas de
acento único e ingenioso que hacía la habitación y mostraba la individualidad del
93 cliente. Los mercados de pulgas eran algunos de mis lugares favoritos para
encontrar tesoros. Me preguntaba si Caleb había estado alguna vez en un mercado
de pulgas.

Nada era más incómodo que estar encallado sin necesidad en un lugar extraño.
Si esto era realmente mi primera experiencia con el espacio que estaría
transformando, entonces me gustaría entrar en el proceso en mis términos y
sentirme a gusto. Lo que significaba tener mi propio cepillo de dientes, algunas
bragas limpias, y algo que usar para trabajar mañana por la mañana al mínimo.
Siempre llevaba un poco de maquillaje en mi bolsa, así que estaba cubierto en ese
extremo. Tampoco me gustaba ir sin maquillaje. Me encantaba mi maquillaje y que
era solo mi preferencia. Tal vez me daba algún tipo de escudo percibiendo el
mundo, pero lo necesitaba totalmente.

Encontré un suéter muy suave color negro que llegaba justo encima de las
rodillas. Sería bueno para el trabajo de mañana y combinaba bien con mis botas.
Una gran bufanda con flecos, de color crema y negro, lo arrastraba todo. En la
sección de lencería agarré un paquete de tres pantalones cortos de chicos de encaje
en rosa, azul pálido y lunares negros. Observé la reacción de Caleb cuando arrojé el
paquete al carro.

Él estaba prestando atención.


Porque cogió mis nuevas bragas y les dio una inspección minuciosa antes de
otorgar otra de sus sonrisas descaradas. Todos los hombres eran tan adolescentes en
el corazón, aparentemente incluso un multimillonario sofisticado no podía contener
las risitas al sostener un paquete de bragas en la mano.

—¿Te estás divirtiendo, Caleb? —No pude evitar hacer la pregunta.

—Mucho, Brooke —respondió rápidamente—. Gracias por llevarnos a Target.


Es una experiencia muy diferente para mí.

Estaba muy cerca de lo que le había dicho antes acerca de que era un caballero.
—Ya casi termino. Solo necesito encontrar algo cálido para dormir y una bolsa
para el fin de semana. —Le quité de las manos el paquete de bragas y lo arrojé de
vuelta al carro.

De nuevo con la sonrisa descarada.

Tuve la loca necesidad de enterrar mis dedos en su cabello deliberadamente


enredado solo por lo que podía sentir por mí misma. Él me sonrió perezosamente y
procedió a hacer que mis hormonas se pusieran en su espectáculo de puta dentro de
mi cabeza. Muy. Profundo. Problema.
94
—No hay prisa en absoluto, Brooke. Dije que era una experiencia diferente
para mí, no que no me gustara.

Y mis mismas palabras se utilizaron de nuevo en mí contra una segunda vez.


¿O era la tercera? El hombre era una provocación dedicada, pero tenía que admitir
que también era muy adorable mientras lo hacía. Una idea me golpeó de que Caleb
estaba prestando atención a todo en Target como lo hice, por una razón. Estaba
dedicando sus nuevos conocimientos a la memoria y archivándolos.

Un pijama de franela en negro y rosa muy pálido, y algunos calcetines gruesos


y suaves se encargaron de la ropa de dormir para mí. También vimos un bolero de
fieltro negro y no pude resistirme a tomarlo después de probarlo delante de un
espejo. Sería perfecto con mi nuevo suéter vestido, racionalicé. —Tengo un ligero
fetiche con los sombreros... es... un problema—admití.

—Es bueno saberlo, Brooke. Por favor, siéntete libre de seguir compartiendo
tus secretos. Estoy tomando notas.

Yo tenía razón. Caleb estaba tomando notas en su cabeza. Él lo recordaba todo.


Probablemente era el secreto de su éxito en los negocios...que solo me recordó, una
vez más, de mi curiosidad por qué estaba interesado en mí. ¿Por qué, cuando
vinimos de tales mundos opuestos polares?
Me dejó hacer algunas compras en otra parte de la tienda cuando fui a la
sección de viajes para encontrar una bolsa de fin de semana. Solo quería algo
barato, pero capaz de mantener todas mis compras. Una bolsa tejida de color
naranja y gris en una impresión azteca se ajustaba perfectamente a la factura. Sabía
que pondría la cosa a buen uso futuro también. En mi línea de trabajo, siempre
necesitaba bolsas para transportar la plétora de basura que descubría para decorar.

Por último, crucé a través de los tamaños de prueba de artículos de tocador y


seleccione los productos necesarios: cepillo de dientes, pasta de dientes, champú,
acondicionador, cepillo para el cabello, desodorante, loción para el cuerpo, y un
poco de crema hidratante para el rostro. Una bolsa de cosméticos a prueba de agua
para albergar todo y yo estaba lista.

Mi carro de compras bastante lleno estaba listo para la línea de caja. Le envié
un mensaje a Caleb desde línea cuando era mi turno. Terminé. Pagando ahora.

Me dirigí hacia el Starbucks ubicado dentro de la tienda mientras miraba mi


recibo. Todo mi impresionante botín había llegado a un gran total de 167 dólares.
No está nada mal, pensé. Sabía que conseguiría un buen uso de todo lo que había
comprado, incluso si no hubiera planeado comprar nada de eso esta noche. Meto el
recibo en una de las bolsas y sentí que mi teléfono vibraba con la respuesta de
95 Caleb: Espérame, por favor. En Electrónica... casi termino.

De acuerdo. Ya he pagado. Estaré en el Starbucks, frente a la tienda. ¿Qué te


gustaría que te pidiera?

No respondió, así que supuse que no quería nada.

—Así que tengo un gran latte descafeinado de especias y calabaza para Brooke.
Son cinco con veinticinco.

Entregué mi tarjeta de débito al barista, pero él no la uso. Su atención se centró


en alguien más detrás de mí porque asintió con la cabeza y dijo—: Bien.

Entonces sentí la mano de Caleb en mi cadera mientras él me rodeaba con un


brazo. —Tengo esto y tendré un moca blanco—dijo, y entregó una sólida tarjeta
negra de American Express. Hice una doble toma porque nunca había visto una
antes. Yo creo que el barista tampoco, porque también le dio una buena mirada. Se
me ocurrió que debe apestar que las personas especulan sobre lo rico que eres
cuando pagas por algo normal en un lugar como Starbucks con una tarjeta negra de
AmEx. Los problemas de los ricos...

Miré a Caleb y sonreí, pero él no me miró. De hecho, había perdido por


completo la expresión relajada y parecía bastante molesto.
—¿Encontraste lo que buscabas? —le pregunté mientras esperábamos nuestros
cafés.

—Sí—contestó mientras tecleaba algo en su teléfono. Lo guardó en el bolsillo y


me llamó la atención—. ¿Por qué saliste y pagaste sin mí?

¿Eh? —¿Ruego tu perdón? —No le dejaría pagar por mis bragas y pasta de
dientes por el amor de Cristo.

—Es una pregunta sencilla. —Ya no parecía molesto, sino más bien
sorprendido si tuviera llamarlo de alguna manera.

—Porque había terminado mis compras y había llegado el momento de pagar


mis cosas y dejar la tienda. No pensé que necesitaba permiso para pasar por la línea
de pago, Caleb. De hecho, sé que no. —Su preocupación era confusa—. Te escribí
para que supieras dónde estaba. Me trajiste aquí. No estaba planeando abandonarte
si estabas preocupado. —Sacudí mi cabeza hacia él—. ¿Por qué te importa que
haya pagado mis cosas?

Él se rio y me sonrió otra vez, su humor anterior restaurado. —Olvídalo,


hermosa. Digamos que esto es una experiencia nueva para mí y lo dejo en eso, ¿de
96 acuerdo?

—¿Ir de compras a Target no es de tu agrado? —le pregunté, esperando que me


dijera cómo se sentía realmente.

Me acercó más y presionó sus labios contra mi frente. Sentí que sus labios se
movían sobre mi piel y le oí suavemente susurrar—: Todo sobre esta noche ha sido
de mi agrado.

Gracias a Dios que me estaba sosteniendo porque me había derretido en un


charco de baba después de eso.

Profundo. Maldito. Problema.


Capitulo 13
Isaac envió su respuesta en forma de una foto de su recibo de Target porque le
había dicho que lo encontrara cuando pusiera nuestras bolsas en el auto. ¿Solo $
167.44 por toda esa mierda que acaba de comprar? Increíble. De hecho, casi todo
acerca de ella era increíble. Era completamente indiferente acerca de lo que yo
podía comprar para ella, solo parecía interesada en mí, la persona. Hice una captura
de pantalla de su texto preguntando si ella podría conseguirme algo de Starbucks.
Rara vez sucedió que alguien se ofreció a comprarme cualquier cosa, y las mujeres
con las que salí en una cita nunca se ofrecieron. No es que alguna vez lo esperara de
97 ellas, pero era agradable que lo preguntaran, al menos una vez cada seis meses.

Brooke era tan diferente, tan inocente en todo lo que hacía. Había sopesado su
decisión de si podía quedarse conmigo y luego nombró su condición para que fuera
posible. Comprensiblemente quería sentirse cómoda y tener las cosas que
necesitaba con ella. Target solo consiguió 167 dólares de su dinero, y ella consiguió
un poco de tranquilidad a cambio. Un buen intercambio. Y el hecho de que el
maldito lugar estuviera abierto hasta la medianoche del lunes por la noche era una
puta ventaja. Había visto una señal en la tienda que decía que se podía comprar en
línea y recoger en la tienda. Podría enviar a alguien para ir a buscarlo después de
haber comprado de mi teléfono. El lugar tiene prácticamente todo lo que cualquiera
pueda desear. Me habían impresionado agradablemente con la electrónica en
particular. El iInVidiosa de Lucas estaba allí exhibido en un mostrador, al frente y
al centro. Estar impresionado era algo que rara vez me ocurría.

Me aseguraría de que se le reembolsara la cantidad del recibo como un


corriente reembolsable en la renovación, pero no se lo estaba diciendo esta noche
esta noche. Ella protestaría el reembolso sin duda, por lo tanto la razón para dejar
de lado el tema para un tiempo posterior.

No quería oír protestas de ella ahora mismo.


Porque ahora mismo tenía a Brooke cerca de mí en la parte trasera del auto
mientras tomábamos un sorbo de nuestros cafés y observábamos cómo la lluvia
seguía derramándose sobre la ciudad en una especie de bautismo limpiador.

Algo así como me sentía, también.

Ella viene a casa conmigo.

—Tu vista es impresionante, Caleb. Las luces de la ciudad por la noche son mis
favoritas. —Cuando traje a Brooke a esta habitación, se dirigió directamente a la
pared de ventanas y miró hacia la ciudad con el Charles River tendido en un amplio
arco.

—Estoy de acuerdo; es impresionante. —Ella estaba hablando de la vista.


Brooke no tenía ni idea de que mi impresionante vista era su mirada hacia las luces
de la ciudad reflejando sobre el río en una noche de lluvia. Aquellas largas piernas
envueltas en altas botas sexy cubiertas con una corta falda verde, su ondulado
cabello rubio derramándose por la parte de atrás de su chaqueta de terciopelo
negro, el contraste de colores que escogía contra su piel y cabello, todo perfecto.
98 Necesitaba sentir su cabello en mis manos. Necesitaba mis manos sobre ella.

En el momento en que entró en mi casa, supe que ella pertenecía aquí. Toda la
experiencia era una locura e impulsivo para mí. Las cosas se estaban moviendo
rápidamente con ella, demasiado rápido, de hecho, pero no había ninguna
desaceleración en el progreso de mi final que pudiera decir. Simplemente seguí
empujando y viendo hacia dónde conduciría. Sabía que era demasiado pronto para
que me sintiera así por Brooke, pero eso no hizo que desaparecieran mis
sentimientos. En todo caso, la quería aún más. Dejaría que me dijera cuando
estuviera lista, y luego el segundo que pasó, supe que no habría posibilidad de que
me volviera atrás.

Solo lo sabía.

Mi padre estaba en lo cierto cuando me dijo que sabría cuándo la chica llegara
adecuada. La estaba mirando ahora mismo. La había encontrado.

—Caleb, creo que sé cómo rediseñar esta sala para que la vista se destaque aún
más.

Solo quédate aquí para siempre y eso lo hará. —Eso es genial, que ya estés
recibiendo algunos buenos conceptos para los diseños. ¿No fue una gran idea que
vinieras para que conocieras el espacio?
Volvió la cabeza para sonreírme. —Sí—dijo tímidamente—. No puedo creer
que estaré trabajando con todo esto. —Levantó ambas manos—. El interior tiene
huesos maravillosos, Caleb. No puedo esperar para ver el resto, especialmente el
jardín en la azotea.

Maravillosos huesos, todo maravilloso. —Ojalá no llueva mañana y puedas dar un


paseo por ahí. —Me moví detrás de ella, donde estaba junto a la ventana y la
inhalé. Olía a naranjas para mí. Era un aroma embriagador que me atraía como
una polilla a una llama, descuidada del calor que eventualmente incineraría sus
alas.

¿Es eso lo que me pasaría? ¿El calor de mi deseo por ella me incineraría?

—Oh, espero que sí—aceptó—. Quiero explorar todo a la luz del día.

Yo también. —¿Estás cansada? —le pregunté.

—Sabes, no mucho. Deben ser las múltiples tazas de café que he bebido
demasiado tarde en el día.

—Bueno, ¿te gustaría ver una película conmigo?


99
—¿Cuál película?

—Esta chica que conozco la recomendó. Es muy apasionada por ciertas cosas y
esta película es una de ellas. La recogí justo esta noche en su recomendación. Algo
que ver con las emociones y darle a cada uno su lugar legítimo.

—¿Caleb? ¿Compraste Intensa Mente? —Se giró para mirarme y me di cuenta de


que ya no podía resistirla. Ni un segundo más de tiempo iba a pasar antes de que
tuviera la oportunidad de saber lo que se sentía al besarla.

—Ajá. —Tomé su rostro en mis manos y fui por ella. Lentamente al principio,
con solo los labios tocando... pero no fue suficiente.

Dudaba que alguna vez encontrara suficiente con ella. En el instante en que tuve
su boca contra la mía solo quería experimentar más de ella. Me empujé
tentativamente con la lengua y me detuve por su reacción, rezando para que me
dejara entrar. Si no encontraba un camino dentro de ella de alguna manera,
probablemente moriría. Seguro se sentía así.

Suave. Era suave cuando abrió la boca contra mi invasión. Experimenté su


latte de calabaza de antes y gimió en mi boca. Picante. Dulce. Y tan jodidamente
suave cuando me respondió. Jugué con sus labios, chupando y tirando de ellos con
solo un rascado de dientes, una y otra vez. A ella le gustó. Podía decirlo. Hermosa
Brooke me devolvió el beso, su lengua se enredó con la mía mientras me exploraba
a su propio ritmo, y me permitía hacer lo mismo. Sus manos encontraron su
camino en mi cabello donde las enterró y tiróde mí más cerca. Oh, eso sentía
jodidamente bien, tener sus manos en mi cabello.

La sostuve en mis manos y disfruté del mejor beso de mi vida. Besar a Brooke
no tenía comparación con nada que viniera antes…

Se apartó abruptamente, y eso no se sintió tan agradable. Mientras luchaba


contra la desagradable sensación de la pérdida de sus labios contra los míos, me
tomó un segundo registrar que no estábamos solos, que alguien hablaba en la
habitación. Sorpresa era más parecido. Había estado tan centrado en besarla que ni
siquiera había oído a Isaac entrar. Sin embargo, Brooke lo había oído.

—Señor, ¿dónde le gustaría que las compras de la señorita Casterley fueran


entregadas? —preguntó Isaac detrás de mí.

—La habitación al otro lado del pasillo de la mía —le respondí sin darme la
vuelta. Me quedé mirando los suaves labios rosados de Brooke y me gustó verlos
hinchados por lo que acababa de hacer con ella. Entonces miré bien sus ojos y vi
cómo revelaban la evidencia de la pasión en sus ardientes profundidades doradas
100 mientras me miraba.

Jodidamente me encantaba eso.

La alcancé de nuevo, pero me detuvo con la palma de su mano contra mi


pecho. Podía sentir un leve temblor en su tacto mientras me contenía. —Creo que
deberíamos ver Intensa Mente ahora.

—De acuerdo—dije, recordando mí voto de dejar que ella estableciera el ritmo.


Tenía que ser de esa manera o esto no iba a funcionar. Comprendí claramente
ahora después de su revelación en la cena. Brooke era una mujer que necesitaba un
cierto nivel de control sobre su situación porque la terrible pérdida de su marido y
su bebé no le había dado nada. Entiendo.

—Solo... me gustaría estar cómoda mientras la observamos. —Señaló sus


botas.

—Por supuesto. Te puedes cambiar y ponerte cómoda. Te mostraré tu


habitación y luego volverás aquí cuando estés lista. Yo también me cambiaré.
Queremos disfrutar de esto juntos.

Asintió con la cabeza e hizo aquella cosa en la que rodó sus labios como si
estuviera reprimiendo una sonrisa. Lo sabía porque sus ojos dorados todavía me
sonreían.
En la puerta de su dormitorio, se volvió hacia mí, con un poco de indecisión
pero todavía decidida. —Solamente vamos a ver la película, Caleb.

Ahh... Las reglas para la noche estaban siendo fijadas. Podría vivir con sus
reglas siempre y cuando me dejara entrar un poco a la vez. Podría ser paciente.

Sin embargo, no pude resistirme a rozar su mejilla ruborizada con el pulgar. —


Solo vamos a ver la película, Brooke.

Me sonrió y me enamoré un poco más de ella.

Esta noche tenía que ser una de las más interesantes que he experimentado. Por
un lado, nunca había hecho algo parecido antes. Mi agenda con las mujeres
después de que nos hubiéramos retirado a puertas cerradas fue todo sobre
desnudarse y follar. Fin. Una vez que había terminado, seguía mi camino. Nunca
me quedé la noche con ninguna de ellas. Janice había ―dormido‖ aquí un total de
dos noches en seis meses, y era la única que había recibido una invitación.

Nunca me había puesto sudaderas y una camiseta mientras me acurrucaba en


101 el sofá para ver una película de animación. No creo haber visto nada animado
desde Toy Story cuando tenía once años, para ser honesto.

Brooke seguía siendo hermosa, incluso con su cabello en una trenza larga y
gruesos calcetines grises en sus pies. Los pantalones de franela rosa que había
escogido en Target tragaron la forma de sus piernas asesinas, pero me gustó saber
que estaba cómoda y caliente después de un largo, frío y lluvioso día.

Intensa Mente fue una sorpresa total. Más aún, el placer que recibí al ver a
Brooke ver la película. Ella la sabía de memoria, pero no hizo nada de adelantos
para arruinarlo para mí. Me dejó sostenerla contra mí con mi brazo a su alrededor
para que pudiera meter mis dedos entretejidos en su gruesa trenza. Ya tenía una
fascinación con su cabello y me dolía tenerlo extendido con mis manos enterradas
en él. Jugamos el juego de dedos bailando con mi otra mano. Yo nunca había
hecho eso con nadie antes, tampoco.

Pero habría bailado los dedos felizmente con ella toda la noche.

Era cerca de la medianoche cuando los créditos empezaron a rodar, y sabía que
era hora de terminar la fiesta. Hora de acostarse. Ella se estaba quedando dormida
y yo casi estaba allí. No me decepcionó, sin embargo. ¿Era esto lo que hacían las
parejas normales? ¿La cosa novio-novia? La noche entera con ella fue mejor que
cualquier cosa que había hecho jamás, y me gustaría aceptar cualquier noche más
como ésta que ella podría generosamente tirar en mi camino. Sabía que llegaría a
verla por la mañana, también, y no podía esperar a la mierda para experimentar
todo el desayuno antes de trabajar con ella.

Así que la ayudé a levantarse del sofá y la dejé en la habitación de invitados


con un solo beso somnoliento de buenas noches. —Gracias, Caleb, por invitarme a
quedarme aquí —dijo mientras sofocaba un bostezo—, y por ser paciente...
conmigo. —Ella sostuvo el costado de mi rostro cara con su mano y me estudió con
sus hermosos ojos ámbar—. Me encanta que seas siempre un caballero.

Una vez más, algo que no había sido antes, no con ninguna mujer que hubiera
deseado sexualmente por lo menos. Incluso cuando tuve el pensamiento, entendí
que era mucho más que sexo con Brooke. Era solo una conducción a querer estar
con ella.

—Gracias, Brooke, por aceptar mi invitación a quedarme aquí esta noche —


susurré contra sus labios porque me gustaba imitar sus palabras—. Y por darme la
oportunidad de merecerte cuando estés lista —añadí antes de robar otro beso.

La conversación que tuvimos antes de decir buenas noches fue bastante


malditamente surrealista cuando me detuve a pensar en el tema, a follar o a no
follar. El contraste entre lo extraño y lo normal que sentía al discutirlo con ella,
102 empezaba a joder con mi cabeza.

No. No es cierto. Mi cabeza estuvo jodida desde el momento en que me habló


por primera vez.

Su llanto me despertó un rato después. Una vez que descubrí lo que estaba
oyendo, escuché como un voyeur, imaginando las razones por las que estaba
plagada por un terrible dolor.

Un grito de angustia, tan grande que me dio dolor de solo escuchar, cortó un
camino directo a mi corazón. A continuación, sonidos más suaves de llanto
seguido, excavando debajo de mi piel hasta que no podía tomar otro segundo.

Salí disparado de la cama y me puse los pantalones que había usado antes. Y
luego entré en su cuarto y la levanté en mis brazos. Ni siquiera protestó cuando la
llevé al otro lado del pasillo y la metí en mi cama. O cuando me arrastré junto a ella
y la empujé contra mi cuerpo.

Ella solo lloraba. Y me dejo abrazarla y pasar mis dedos sobre su cabello.

Era lo más natural del mundo, así que fui con ello, imaginando que ella
empezaría a hablar si quisiera.
—Soñé con el accidente. Nunca lo he hecho antes... que yo pueda recordar—
dijo finalmente.

—Cuéntame sobre tu marido.

—No es una buena historia. No creo que quieras oírlo porque después no te
sentirás bien.

—Pero quiero consolarte. Ayudarte a sentirte mejor. ¿Hablar de ello ayudará,


Brooke? —Respiré el aroma a flores de su cabello y me concentré en la sensación de
tenerla contra mí.

—Probablemente me ayudará a sentirme mejor, pero no a ti—dijo ella.

—¿Cómo puedes saber eso?

—Lo sé, Caleb. Lo que dijiste en la cena sobre mi aura de tristeza es correcto.
Está ahí conmigo. He aprendido que ser honesta y abierta sobre las razones de ello
es lo que funciona para mí. No lo guardo en secreto. Las personas saben lo que me
pasó, y estoy segura de que sienten mucho por mi dolor. Es una respuesta
totalmente normal para ellos sentirse así. Pero no me ayuda a lidiar con mi tristeza.
103 Es solo algo que está conmigo ahora y he aprendido a aceptarlo, y también he
aprendido cómo escuchar la historia de mi pérdida es incómodo para la mayoría de
las personas. No quiero hacerte eso a ti.

—No me harás nada, Brooke. ¿Por qué no quieres decírmelo?

—Porque me gustas mucho.

—Tú también me gustas mucho, y estoy aquí para escuchar si tienes ganas de
hablar de eso. —Le besé la frente y la abracé, agradecido de que me lo permitiera.

Después de un rato empezó a contarme su historia…

—Las últimas palabras que recuerdo diciéndole eran, ―Marcus, estás borracho,
déjame conducir‖. Un puño agarrando mi barbilla y luego mi garganta después del
comentario. ―No lo hagas‖, fue todo lo que me dijo. No lo hagas fue lo último que
Marcus me dijo. Era todo lo que necesitaba decir. El resto de su cruel mensaje
estaba escrito en sus ojos azul pálido que siempre me habían parecido grises. Mi
castigo vendría una vez que estuviéramos fuera de la vista de los ojos curiosos de su
familia, y las pocas almas compasivas que sabían de su jodida mente perversa, pero
eran impotentes para hacer cualquier cosa para ayudarme.

Un escalofrío me recorrió mientras me preparaba para lo que fuera a decir


ahora.
—Sería más un castigo emocional que físico, porque eso era lo que Marcus era.
Nunca me golpeaba físicamente, sino que le encantaba asustarme y hacerme temer
de lo que pudiera hacer. Cuando fui a ponerme el cinturón de seguridad, me tomó
la mano, obligándome no abrocharlo. Lo hizo para que me asustara, porque sabía
que no confiaba en su conducción, y porque ponía en riesgo al bebé. Mi primer
castigo por la noche. Pero resultó ser un regalo en su lugar. Lo último bueno que
alguna vez me dio. Terminó siendo mi entrada a la libertad.

No…

—Ni siquiera vi lo que causó el accidente porque había cerrado los ojos tan
pronto como arrancó el auto. Nunca supe que fue lo que le hizo alejarse de la
carretera, ni escuché nada más que la música atrozmente fuerte que puso. Había
cerrado los ojos y alejado todo porque era así como había vencido mi miedo.

La sostuve un poco más fuerte.

—Eso es todo lo que recuerdo antes de despertarme en el hospital tres semanas


después. Mis heridas casi habían cicatrizado por completo cuando me desperté del
coma, una rodilla y pantorrilla derecha mal lacerada, y también cortes en el lado
derecho de mi cabeza, en la línea del cabello cuando salí del auto tras el impacto.
104 Marcus llevaba su cinturón de seguridad, así que permaneció en el auto mientras
explotaba y se quemaba.

Justo lo que el maldito infeliz merecía.

—Cuando el médico me dijo que mi esposo había muerto en el accidente, lloré


profundamente como se esperaría. Cuando ese mismo doctor me sostuvo la mano
con tranquilidad y me dijo que el duro golpe que había sufrido al ser expulsada del
auto había provocado un parto prematuro que no podían detener, haciendo
imposible impedir el nacimiento de mi hija a veintitrés semanas de gestación. Sin
suficiente tiempo de desarrollo para sobrevivir fuera de mi vientre, dijo. Su pequeña
vida había terminado antes de que comenzara. Lloré aún más fuerte por su pérdida,
pero por dentro sentí un alivio intenso. Me regocijé que ella había escapado de lo
que habría sido una pesadilla infernal, de haber nacido en esa malvada familia. No
habría sido capaz de protegerla, y eso me habría matado poco a poco. El hecho de
haber perdido al bebé de Marcus fue la única razón por la que su familia me dejó ir.
Si hubiese conseguido seguir embarazada, estaría obligada para siempre,
ineludiblemente propiedad de una familia de criminales a quienes la sangre
significaba todo. Le debía a mi bebé las gracias por su regalo para mí aún más que
su padre. Ella me hizo posible empezar de nuevo.

Ella ha pasado por tanto. Demasiado.


—Así que me quedé en California por otros seis meses, recuperándome.
Físicamente estaba bien, pero necesitaba algo de tiempo antes de que estuviera lista
para volver. No quería enfrentar las muchas expresiones de tristeza y condolencias
por mi pérdida cuando realmente había sido mi única manera de escapar del
infierno en el que había estado durante un año. No podía decirles que había odiado
a mi marido sociópata, que me había embarazado contra mis deseos cuando apenas
tenía veintidós años—murmuró su rostro entre mi cuello y hombro y suspiró
profundamente como si me estuviera respirando—. Eso... eso es todo lo que puedo
decir esta noche —dijo—. Me lleva de vuelta a ese lugar y no quiero volver ahí.
Quiero seguir adelante, Caleb.

Yo también. Había estado aguantando la respiración durante su historia y ahora


necesitaba aire. Para respirar, para no ahogarme.

Santa jodida mierda fue mi reacción a lo que acababa de compartir. —Lo siento
mucho, Brooke. No sé qué decir. —Y no lo hice. Cristo, qué viaje tan angustioso
había estado en su corta vida. Apenas podía procesar todo lo que acababa de
decirme, y no podía ni imaginarme cómo se las arreglaba para mantenerse unida
casi todos los días. A Brooke le habían dado una mierda de cartas al perder a sus
padres a los quince años, y luego esta prueba que había sufrido, y para la cual no
había putas palabras.
105
—No hay mucho para decir, Caleb, y de todas formas, siento tu simpatía y eso
es suficiente —dijo suavemente.

—¿Fue por la cirugía de tu abuela que viniste a Boston? —Dudaba que hubiera
algo más para que ella regresara.

—Sí. En realidad, creo que fue la terrible preocupación de Nan por mí lo que la
llevó a caer por los escalones del sótano en primer lugar. Ni siquiera le dijeron que
había estado en coma. Nan no sabía nada hasta que terminó. Después de la caída
ella me necesitaba, por lo tanto era el momento de volver a casa a la isla. Tener un
propósito me ha ayudado mucho. Regresar aquí hace cinco meses fue lo mejor que
pude haber hecho. Está sanando a mi yo de antes. No soy una persona triste, Caleb.
Solo pasé por cosas muy tristes. Amo mi trabajo, y amo mi casa de campo en la
isla, y amo a mis… amigos.

—¿Brooke?

—¿Sí?

—Estoy tan malditamente feliz que hayas regresado.

—Yo también, Caleb.


Nos quedamos en la cama por un rato. En silencio y solo respirando.
Pacíficamente.

—Caleb, quiero preguntarte algo —susurró.

—Está bien.

—Mi historia… ahora que la escuchaste, ¿aún quieres estar conmigo?

La abracé un poco más y le besé la parte superior de la cabeza. —Sí, Brooke,


quiero estar contigo más de lo que puedas imaginar. —Quiero ser el que te haga
olvidarlo. Quiero ser el que te amé como debiste haber sido amada en primer lugar. Hacerte
sentir segura, adorada, querida—. La angustiosa historia que acabas de decirme no
cambia nada en lo que pienso o siento. En todo caso, estoy asombrado de ti. Eres
valiente. Muy, muy valiente, Brooke Casterley.

—Eres un hombre maravilloso con un corazón generoso, Caleb Blackstone, y


no dejes que nadie te haga sentir lo contrario. —Entonces suspiró profundamente y
se desprendió de mí con un gemido pequeño y sexy.

¡Joder! Se va a ir de mi cuarto de regreso a su cama ahora. No quería que fuera


106 porque quería dormir con ella en mis brazos el resto de la noche. Demonios, lo
necesitaba después de la historia que me acababa de contar.

Su segunda pregunta me sorprendió. —¿Te importaría si uso la ducha? Solo


necesito aclarar mi cabeza y creo que el agua caliente ayudará.

—Por favor, haz lo que te haga sentir mejor—le dije, castrándome


mentalmente de antemano por todos los sucios pensamientos sucios que iba a tener
sobre ella una vez que estuviera mojada y desnuda en mi ducha. Mi pene sufriría,
pero sobreviviría al negarse.

—Gracias —dijo suavemente mientras salía de mi cama y se dirigía al baño.

La luz se encendió y luego unos segundos más tarde, el agua. Me llevó un


momento comprender que había dejado la puerta abierta. Podía verlo todo
mientras se paraba frente al espejo del baño, completamente inmóvil y mirándome
fijamente de regreso usando el reflejo del espejo.

Santo. Maldito. Infierno. Quería que la viera. Yo. A. Ella. Nadie se había
ofrecido con tanta suavidad y confianza. Ella no me estaba usando. Me quería.
Quería que la quisiera. Nunca lo olvidaré mientras viva. Todo era para mí. Para mí.

Sabía que ella también lo sabía.


Brooke lo hizo para dejarme saber que me quería de la misma manera que yo la
quería. Jódeme.

Si tengo la suerte de vivir una vida larga, siempre recordaré lo absolutamente


hermosa que era cuando se desnudó en mi puerta, iluminada por la luz blanca, para
poder ver cada movimiento con gracia... cómo su ropa cayó para revelar la visión
más perfecta en el mundo. Ella. Desnuda. Mía.

107
Capitulo 14
Caleb podría ayudarme a olvidar. Incluso si sólo es por esta noche, sería un
obsequio que atesoraría por siempre, porque él era el primero que lo hizo posible
para mí después de Marcus. Yo nunca podría haber tenido sexo en mi vida de
nuevo si no hubiera conocido a Caleb.

Así que, cuando tomé mi decisión de estar con él, fue por la esperanza de sanar
esa última parte de mí que aún estaba rota.

108 Caleb era único y lo noté de inmediato. Tenía la combinación mágica que
necesitaba para lograr tomar ese paso con alguien. Estaba su deseo por mí que
reconocí, y mi atracción por él, por supuesto, pero era la forma en la que él era tan
paciente y cuidadoso en mostrarme que me quería lo que me permitió confiar en él.
Nunca me sentí tan querida como cuando me jaló a sus brazos y me llevó a su
dormitorio.

De alguna forma, supe que podría confiar en Caleb con mi cuerpo. Él me haría
olvidar la horrible pesadilla de Marcus. Me daría placer. Me podría reconstruir por
completo, y lo haría todo sin intentar atraparme, controlarme o herirme. Yo no
quería pensar sobre nada más que solo esta noche, mi primera vez con un hombre
que me hacía sentir como una mujer deseada en lugar de una zorra a quien follar.

Y lo deseaba.

Mientras él me sostenía cerca en su enorme cama, acariciando mi cabello y


tocándome con una ternura que nunca antes conocí realmente de cualquiera, supe
que lo que yo quería hacer.

Esperé hasta que estuve segura de que él estaba mirándome en la entrada de su


baño antes de comenzar a desnudarme.

Las medias fueron primero. Las saqué y las tiré en el suelo de mármol, primero
una y luego la otra.
Puse mis manos en el dobladillo de la suave camisa negra y la arrastré hacia
arriba, sobre mi cabeza. Mis pechos fueron arrastrados hacia arriba por la fricción
de la tela sobre ellos antes de que su peso los llevara de nuevo hacia abajo, con un
rebote. Imaginé a Caleb viendo mis pechos desnudos y me estremecí. Sentí mis
pezones endurecerse en nudos apretados y adoloridos ante el pensamiento de él,
mirándome desde su cama, en la oscuridad.

Mis dedos temblaron cuando los hundí en la pretina de mis pantalones de


pijama de franela, y me contoneé fuera de ellos. Los pateé a un lado con mi pie y
respiré profundo. Podría sentir sus ojos sobre mí, pero la oscuridad por encima de
la luz me mantuvo cegada de él cuando terminé mi acto final del show de
desnudismo.

Mis nuevas bragas azul bebé fueron las últimas en irse. Giré lejos de él,
enfrentando la ducha que ahora bombeaba nubes de caliente vapor, y las saqué.

Traté de ralentizar mi palpitante corazón mientras avanzaba cuidadosamente


en la gruta con azulejos de travertino. El agua caliente se derramó sobre mí desde
tres enormes regaderas en un delicioso remojo de cuerpo y espíritu. Ya que no
había puerta para la ducha, no lo oí cuando entró para unirse a mí.

109 Sólo sentí su presencia, sintiendo el cambio en el rocío del agua cuando su
cuerpo entró en su camino.

Su mano era un gentil peso sobre mi hombro, sus labios una suave caricia en el
otro lado, donde mi hombro encontraba la base de mi cuello. Caí hacia atrás,
contra él, dejándolo soportar mi peso mientras besaba un camino hacia arriba por
mi cuello, y llegaba a mi pecho con su mano. Lo acunó, tomando el peso y
empujando la carne hacia arriba antes de apretarlo en el centro. Mi pezón se
endureció incluso más cuando lo tiró con dos dedos. Sentí como todas mis
inhibiciones se iban mientras él trabajaba sobre mí. Caleb sabía cómo tocarme y
hacerme olvidar todo, excepto él y lo que podía hacerme sentir.

Sus manos y labios vagaron por todas partes, su toque gentil, pero firme; sus
besos respetuosos, pero exigentes. Perfección... mientras despertaba sentimientos en
mí que yo ni siquiera sabía que existían.

Fui volteada para enfrentarlo, con fuertes manos que me sostenían alejada. —
Quiero verte, cada hermosa pulgada de ti —dijo, sus palabras gruesas con deseo.
Entonces, me hizo retroceder hasta que mi espalda estaba plana contra la pared,
expuesta con nada entre nosotros más que caliente agua cayendo desde arriba, en
una lluvia simulada. El único sonido que había era la corriente de humeantes
chorros de agua golpeando el suelo.
Sus ojos destellaron mientras deambulaban por mi cuerpo, dándome la
emoción de saber que él estaba afectado por lo que veía. Pero yo estaba más
interesada en lo que él tenía en exhibición. Caleb era un espécimen magnífico de
una forma masculina en cada sentido. Músculos cortados daban forma a sus brazos
y hombros amplios, los cuales se estrechaban en abdominales de tablas de lavar,
que se fundían en una marcada V de belleza masculina que me robó el aliento. Un
hombre espectacularmente hermoso.

Un hombre espectacularmente hermoso, con un pene realmente impresionante


al final de su sexi camino feliz, duro con deseo. Queriéndome y levantándose para
llegar a mí.

En un lento suspiro que comenzó y terminó con mi nombre, se arrodilló frente


a mí y puso sus manos sobre la cima de mis pies. Encontró de inmediato mis
cicatrices, y corrió sus labios a lo largo de las líneas en lentos besos respetuosos y
sanadores, que subían pulgada por pulgada. Temblé ante la imagen de él
arrastrando su lengua por el interior de mi muslo, mientras con maestría,
posicionaba mi pierna derecha sobre su hombro. Hay que reconocer que no puse
ninguna resistencia, porque la obsesiva necesidad de tenerlo continuaba mandando
sobre cualquier otro posible pensamiento.

110 El primer arrastre de su lengua sobre mi sexo sacó un crudo llanto de mí.
Agarré la pared de la ducha con la palma de mi mano para evitar resbalar hacia el
suelo. Caleb me lamió y chupó con su lengua mágica hasta llevarme al puente de
un orgasmo, dando vueltas sobre mi clítoris y luego chupándolo profundo entre sus
suaves labios enmarcados con la picuda pelusa de su barba. El contraste de suave y
puntiagudo me envió por completo en un instante, en una gloriosa avalancha.

—Caleb… m-me e-estoy c-corriendo… —Perdí la capacidad de vocalizar. Ya


no me importaba nada… excepto sentir lo que me estaba dando.

—Mmm... mmm, qué hermosa eres —Le oí decir contra mi coño mientras me
deshacía en un millón de piezas, ahogándome en placer, luchando por respirar.

Me di cuenta de que me sacó de la ducha y me sentó sobre una superficie dura.


¿El mostrador? —Eres tan jodidamente hermosa cuando te corres.

Gemí ante el recordatorio de algo tan perfecto que estaba segura de que nunca
olvidaría.—Se sentía jodidamente increíble—le respondí.

—Yo... te necesito ahora, Brooke. —Sostuvo mi rostro en sus manos como si


estuviera pidiendo permiso, sus ojos azul oscuro penetrando en mí.

Casi lloré por el gesto. —Sí.


Sacó una toalla y me secó entre besos desesperados que me robaron el aliento.
—Lucías hermosa, tan jodidamente sexi desnudándote para mí. Casi me corrí por
verte —dijo mientras pasaba con la toalla en mis pechos—. Quiero hacerte correr
así para mí toda la noche. —Luego apartó la toalla. Las palabras que decía
significaban todo para mí. Casi podía creer que nada malo hubiera ocurrido, por la
forma en que Caleb estaba conmigo en este momento.

Lo alcancé y pasé mis uñas sobre los valles de su pecho, viajando hacia el sur
con mis manos hasta que agarré la dura longitud de su rígido pene. Se mordió el
labio y echó la cabeza hacia atrás mientras lo acariciaba de arriba a abajo,
memorizando la sensación de la piel satinada que rodeaba su carne tan dura como
el hueso. Yo quería... no, necesitaba a Caleb dentro de mí.

Buscó en un armario a mi izquierda y sacó un puñado de condones, varios


paquetes dispersos por todas partes mientras caían. El loco pensamiento bailó a
través de mi cabeza con su comentario sobre un Explorador Scout siempre
preparado, aparentemente incluso teniendo relaciones sexo en el mostrador del
baño. Pero salió de mi mente con la misma rapidez cuando lo vi arrancar uno de
ellos y cubrirse. Su pene era hermoso, y lo quería dentro de mí. Este momento sería
un tiempo precioso para eso.

111 Caleb me dio un beso con su lengua profundamente en una súplica casi
frenética mientras enganchaba a una mano detrás de mis rodillas y me abría. Tomó
su pene y la alineó justo donde necesitaba estar… y lo enterró todo el camino
dentro de mí en un movimiento profundo.

—¡Mieeeerda!

—¡Ahhhh!

Ambos gritamos en perfecta sincronización.

Observamos nuestros cuerpos uniéndose en la más primitiva de las maneras


mientras él trabajaba su pene dentro y fuera en impulsos penetrantes. Tuve que
cerrar los ojos después de un momento porque la imagen de nosotros follando era
demasiada intimidad para mí. Sólo quería experimentar la sensación y el placer de
él en este momento. Solamente sentir.

Caleb debió percibir dónde estaba en mi cabeza porque encontró mi boca de


nuevo y besó las dudas que intentaban arrastrarse. Metió las manos debajo de mí y
me levantó, todavía empalada, a su suave cama. —Aquí es donde quiero follar por
primera vez. En mi cama, hermosa, en la que perteneces —dijo mientras me ponía
sobre sábanas que olían a él.

¿Dónde pertenezco?
¿Pertenezco a la cama de Caleb? La idea era una locura, pero no podía negar que
me encantaba escucharlo de él. Cuidando de mí no tenía precio e irónicamente me
ponía en peligro de caer por él. Peligro... no podía arriesgarme. Sabía que no podía
enamorarme de Caleb Blackstone. Sexo. Sexo recreacional. Tomar placer en el acto
era todo lo que podríamos tener juntos. Tendría que ser suficiente para los dos.

—Pero tengo que verte mientras lo hacemos. —Buscó algo y las luces se
encendieron en la habitación que había sido oscurecida para dormir.

—Sí, yo también —dije, bajando las manos para enmarcar la perfecta V entre
sus caderas, y admirando el cuerpo divino conectado con el mío.

Conseguí mi deseo.

Conseguí ver todo a la luz mientras luchamos para encontrar ese fin hermoso,
aterrador y exquisito… juntos.

Caleb tomó mis manos y las arrastró por encima de mi cabeza, atrapando mis
muñecas con una mano, y agarró mi cadera con la otra. Poniéndome debajo de él,
conseguí un audaz gusto de un Caleb dominante, y me acercó aún más a un
segundo orgasmo que sabía que venía hacia mí.
112
Luego empezó a realmente a follar… duro, una estocada profunda que se metió
en mi corazón, llenándome hasta el borde con su gruesa carne masculina, dándome
una sacudida de placer con cada golpe. Me desesperaba cada vez que sacaba su
pene, solo para regocijarme cuando la traía de vuelta.

Sentí magia de la intimidad sexual… por primera vez en mi vida.

Y vi vislumbres de él tensándose maravillosamente encima de mí, sus magros


músculos tensos, su piel dorada reluciente de agua y sudor mientras me llevaba. Me
entregué, pero Caleb me llevó… tal como quería. Me estaba haciendo olvidar… tal
como esperaba que él hiciera.

En el fondo sentía que su pene se hinchaba y se endurecía aún más, y supe que
el final estaba cerca. La mano que se clavaba en mi cadera se quitó mientras sentía
sus dedos deslizándose para acariciar mi sensible clítoris. Se estaba asegurando de
que encontrara mi fin. Bendito sea.

—Córrete conmigo. Córrete conmigo, Brooke. Yo... quiero que te corras


conmigo —gruñó con dureza, sonando casi salvaje de necesidad.

—Yo aaaaaaam. —El pulso comenzó dentro de mí. Me dejé caer por el filo de
la navaja en el glorioso río del placer mientras Caleb pulsaba su propia liberación
con fuerza para sacar cada último pedazo de perfecta bondad celestial.
Bendito sea Caleb Blackstone por darme algo que nunca me había sido dado
antes por otro hombre. Adoración.

Podría simplemente enamorarme de él después de todo, pensé, mientras me


alejaba en el nirvana con él todavía dentro de mí.

113
Capitulo 15
Mi mundo creció exponencialmente un poco más en el espacio de un día. Mi
mundo se llamaba Brooke Casterley, y ella era la criatura más hermosa que había
visto cuando nos juntamos en una explosiva fusión de nuestros cuerpos. Mientras
mi corazón palpitaba por el orgasmo, y me esforzaba por comprender lo que
acababa de suceder, me di cuenta de que había sido mucho más que una fusión de
cuerpos para mí. Fue la fusión de mi corazón con el suyo. Podía decirme a mí
mismo que no era posible sentirse diferente después de una sesión de sexo
realmente bueno, pero estaría totalmente equivocado. Porque todo era diferente.
114 Nada era familiar cuando se trataba de Brooke. Cada nueva cosa que compartimos
juntos se sentía como si nunca lo hubiera hecho antes, y lo más importante, como si
nunca hubiera querido hacerlo de nuevo con nadie más que con ella, jamás.

¿Qué podría significar eso?... ¿Al menos que realmente estaba enamorado de
ella?

Salí de ella con cuidado para no tener un accidente con el condón, y fui
recompensado con el sonido de su protesta amortiguada por mí salida. Otra
primera vez. Queriendo tranquilizarla ya que yo estaría de regreso también y era
algo que nunca había tenido el impulso de hacer, antes de ahora. —Ya regreso,
hermosa. ¿Necesitas algo? —No pude resistirme a rastrear sus labios con mi dedo.

Ella puso sus labios alrededor de la punta de mi dedo y succionó ligeramente.


—Solo que vuelvas y cumplas tu promesa —dijo, mirándome tímidamente con
toda suavidad y el placer de su clímax. Y bellamente desnuda.

Diablos sí, sabía exactamente qué promesa sería. Mi cerebro de hombre de las
cavernas todavía recordaba el voto que había hecho justo después de que
saliéramos de la ducha. El de hacerla correrse toda la noche.

Sí, estaba completamente-sin-lugar-a-dudas enamorado de esta chica, justo


aquí.
—Voy. Y lo haré.

Solo un idiota perdería mucho tiempo en el baño limpiando el semen de su


pene si su hermosa mujer estaba esperando desnuda para él en la cama. Así que,
no, no perdí el tiempo. Pero recogí sus ropas del suelo y las doblé para que las viera
cuando ella entrara aquí más tarde. Reuní todos los paquetes de condones
derramados y los volví a poner en la caja, también. Luego tomé tres de nuevo y me
miré en el espejo. Sí, eso es lo que llevas es una sonrisa de mierda.

Una sonrisa de mierda porque Brooke quería que cumpliera mis promesas, y
como el niño explorador que soy, tenía la intención de guardar el primer juramento
en la lista: un explorador es digno de confianza. Sí, por qué sí, soy digno de confianza.

Arreglé la iluminación en la habitación antes de volver a la cama con ella


porque no podía soportar no poder al menos ver un poco. Abrí las persianas en la
pared de las ventanas para que las luces de la ciudad iluminaran mi habitación.
Nunca lo hice porque era demasiada luz para que yo pudiera dormir cómodamente,
pero el sueño no estaba realmente en mi agenda en este momento. Necesitaba algo
de luz para poder ver a Brooke mientras la hacía correrse por mí... toda la noche.

115
Realmente tenía las tetas más hermosas del mundo. El par más impresionante
que he conocido, sin duda. Su forma era como un melocotón, perfectamente
redondo con la más mínima inclinación hacia arriba en los pezones. Estoy
hablando de la perfección como una modelo Victoria's Secret, pero todo natural de la
manera en que Dios la había hecho.

El espectáculo que me estaba dando en este momento probablemente estaba


haciendo daño permanente a mis córneas, pero no me importaba. Si la última
visión que mis ojos verían en esta tierra eran sus hermosas tetas saltando en mí
rostro mientras montaba mi pene, entonces sería el hombre ciego más feliz en el
planeta con esa hermosa imagen para consolarme.

Sostuve un suave seno en cada mano y pellizqué las puntas al mismo tiempo
solo para escuchar el jadeo sexi de placer que sabía que haría. Ella apretó sus
músculos interiores alrededor de mi pene en respuesta, y sabía que iba a
jodidamente irme por el borde de nuevo. Pero no hasta que la llevara conmigo.

Llevé mis dedos entre nosotros y trabajó su resbaladizo clítoris hasta que siento
otro tirón apretando apretado alrededor de mi pene. —Di mi nombre cuando te
corras, nena, quiero oírlo.

Sus ojos parecían gotas de oro en la habitación oscura, tan hermosa,


desenfrenada, salvajemente libre al llegar al comienzo de su clímax.
—Caaaaa-leb. —Fue un susurro gritado, si puede haber tal cosa. No fuerte,
porque estaba suavemente formado, pero algo que la habría oído decir claramente
desde una habitación ruidosa. Porque me lo estaba diciendo a mí... en un momento
de total intimidad y confianza, cuando llegamos al clímax juntos. Bombeé todo lo
que había dejado de mí en ella, nuestros ojos se fijaron el uno al otro mientras
cabalgamos hacia fuera. No había palabras para describirlo.

Se derrumbó encima de mí, y pude sentir su corazón golpeando contra mi


pecho. El mío estaba golpeando también. Nuestros corazones golpeaban uno
contra el otro hasta que se regularizaron y pude pensar. Pensar era difícil, y mi
cerebro estaba agotado. En realidad, no quería pensar. Pero como dice el viejo
refrán, ―no pienses en un elefante rosado‖, y entonces eso es exactamente lo que tu
cerebro te entrega en un plato humeante. Para mí el elefante rosado era la cuestión
de lo que ella significaba, y lo que yo quería de ella. Creo que no sabía
conscientemente, ya que solo mi subconsciente estaba en el saber allí.

Nos rodé de lado y trabajé en tratar con el condón. Las malditas cosas eran un
dolor, y de repente tuve un disgusto intenso por usarlas con Brooke. Otro primero
para mí. Me preguntaba si debía mantener un registro de mi nueva filosofía sobre la
vida en lo que a ella se refería. Podríamos hablar de ello más tarde, decidí. Ahora
mismo quería que respirara contra mí mientras la sostenía.
116
Ya se había quedado dormida, con la cabeza en la almohada, el corazón entre
las manos. Le besé la frente y callé mientras pensaba en lo bien que se sentía. No
sabía que me faltaba nada. No había sabido que era posible que alguien robara tu
corazón sin siquiera saber que lo había hecho. No sabía que la necesitaba. Susurré
las palabras que nunca había dicho antes a una mujer que no estaba relacionada
conmigo.

—Te amo.

La luz del día que fluía a través de las ventanas me despertó cuando la alcancé,
pero ella se había ido. Sin embargo, esperaba que todavía estuviera en la casa, o me
iba a ir a todo al modo de ataque de pánico. Inhalé profundamente. Algo olía muy
bien. ¿Tocino? ¿Eso era tocino friéndose saliendo de la cocina? Imposible, pero
quizás no. Hice una parada rápida para orinar y cepillarme los dientes. Y bebí un
vaso de agua porque tenía una sed insana. Me puse los bóxer de anoche y no perdí
otro segundo jodiendo antes de buscar a Brooke y los deliciosos olores.

Estaba cocinando el desayuno.

En mi cocina.
Para nosotros compartiendo.

La miré en silencio, con la esperanza de que no me viera por un momento o


dos, para poder disfrutar de la visión de la mujer que amaba, cocinarme la mañana
después de darme la noche más asombrosa que había experimentado en mi vida.

El pijama de franela y los calcetines estaban de vuelta. También se había


trenzado el cabello otra vez. Brooke era una chica muy ocupada mientras dividía su
atención entre los huevos revueltos, el tocino y el pan tostado. Podría haberla
observado durante una hora y estar contento.

Las curvas de su perfecto culo fueron moldeadas por la tela de su pijama


mientras se movía de lado a lado, trabajando entre la preparación de comida.
Recordé cómo se sentía tener ese dulce culo acunado en mis manos mientras
follamos en el cuarto de baño anoche. Realmente no tenía la intención de empezar
ahí, así que por eso me mudé a la cama tan pronto como físicamente pude. Perdí el
control es todo. Solo desesperadamente, jodidamente loco, fuera de mi mente por
tenerla, para saber lo que estaba haciendo.

No se había quejado ni parecía importarle. Había estado a cien por ciento a


bordo con todo.
117
También compartió una gran cantidad de información sobre su pasado la
noche anterior, de la cual mi cabeza todavía estaba tambaleándose.

James tendría que averiguar los detalles de su marido. Había mencionado a su


familia criminal y necesitaba saber la historia allí. Marcus, el sociópata loco que la
había herido, esperanzadamente estaba asándose bien en el infierno justo ahora.
Era bueno que estuviera muerto, así no tenía que matarlo y pasar el resto de mi
vida en la cárcel.

Cambié ese pensamiento a algo mucho mejor, y ese era el número cuatro.

Cuatro veces anoche. Mi historial personal por un lapso de ocho horas. Yo


también estaba orgulloso de mí. Sin embargo, estaba probablemente al borde de la
deshidratación severa. Debería beber más agua.

—Buenos días, Caleb. —Oh, esa jodida y hermosa voz. Era como si me cantara
cada vez que hablaba.

—Buenos días, preciosa. —Me acerqué detrás de ella y cuidadosamente envolví


un brazo alrededor de sus hombros y el otro alrededor de su cintura—. ¿Cómo
sabías que estaba aquí?

—Podía sentir tu presencia. Es muy poderosa, ¿sabes?


—Hmm... ¿Es eso algo bueno? —pregunté con mis labios en la concha de su
oído.

—Sí, de verdad, contigo lo es—dijo mientras acercaba una mano a mi rostro—.


Espero que esté bien que esté cocinando en tu cocina. Pensé que era una buena idea
familiarizarme ya que tengo que diseñar una nueva.

Fruncí el ceño al pensar, dándome cuenta de que no me gustaba su referencia


al trabajo. No la quería aquí porque la había contratado para hacer un trabajo; la
quería en la cocina porque ella lo buscara, después de una noche caliente con su
hombre. Yo había cambiado papeles en ella sin preguntar nunca, sin embargo.
Ahora quería ser su hombre, no su jefe. Por primera vez, se me ocurrió que podría
haber cometido un error al contratarla.

—Está más que bien, Brooke. Puedes cocinar el desayuno cada vez que tengas
ganas. Me encanta—le dije, tomando una inhalación profunda del olor de su
cabello—. ¿Cómo puedo ayudarte?

—Puedes transferir estos platos a la mesa mientras sirvo café —dijo


lentamente.

118 —Con una condición —dije.

—¿Y esa es?

—Te doy un buen beso de buenos días primero.

Se congeló bajo mis manos como si estuviera tratando de contenerse. Entonces


lo oí, el más suave sollozo y luego otro. Ella estaba llorando.

—No. —La volteé y eché un vistazo: ojos cerrados, lágrimas estriadas,


hombros temblorosos—. ¿Qué pasa, nena? ¿Qué hice?

Se acurrucó contra mí y sollozó un par de veces antes de tranquilizarse. Esperé


porque sentí que era lo correcto. No sé cómo lo supe, pero algo me dijo que la
esperara. Le froté la espalda y la sostuve mientras estaba de pie frente a una serie
Viking que usaba raramente, en mi cocina sin usar, y esperé a que ella dijera algo.

—No eres tú —Se las arregló para decir, sobre el soplo de un sollozo—. Yo-yo
hago esto ahora. Sucede un poco, en realidad. Creo que mi accidente tiene algo que
ver con esto porque nunca tuve este problema antes… —Tomó algunas
respiraciones profundas y parecía estar saliendo de ello, y mi corazón comenzó a
latir otra vez.

Jo.de.me.
No me gustaba que llorara. Me asustaba hasta la mierda.

Por un minuto pensé que iba a decirme que la noche anterior fue un terrible
error.

—¿Fue... fue yo pidiéndote un beso de buenos días lo que lo trajo?

Asintió contra mi pecho, casi como si tuviera miedo de mirarme.

—Tengo que entender, Brooke. ¿Puedes hablarme?

—Me pongo emocional por cualquier motivo... Y ha llevado a muchos


momentos embarazosos como este que estamos teniendo ahora mismo.

—Pero, no... por favor no te sientas avergonzada conmigo. No me importa,


solo quiero saber por qué.

—Cada vez que hablo de mis problemas a alguien, mi voz se agrietará y


empezaré a llorar. Incluso momentos maravillosos me ahogan, como cuando Nan y
Herman me dijeron que se casaban, o justo ahora cuando dijiste que querías darme
un beso de buenos días.
119
—¿Yo pidiéndote un beso de buenos días fue un momento maravilloso?

—Sí, lo fue, Caleb. Para mí fue así, porque me enseña que me quieres aquí. —
Suspiró pesadamente contra mi pecho desnudo, y pude sentir el calor de su aliento
sobre mi piel. Comenzó cosas de arriba hacia el sur nuevamente. Todo lo que ella
tenía que hacer era hablar y la quería de nuevo. ¿No se daba cuenta de eso todavía?
—Ensayar lo que quiero decir a las personas tampoco ayuda, porque termino
sollozando y por lo tanto no puedo sacar las palabras de mi boca, ni controlar esa
sensación en la parte posterior de mi garganta—agregó. Otro suspiro pesado.

Jesús. No era lo que yo esperaba que ella dijera. Una vez más, me recordé que
Brooke era alguien que apenas conocía. Mis sentimientos por ella permanecieron
sin cambios, pero mientras revelaba más sobre sí misma, comprendía que había
muchas capas de complejidad en su vida. Complejidades en las que trabajaba,
luchando por poder funcionar como persona. Todos las teníamos. Iguales, pero
diferentes complejidades, empujándonos en momentos extraños, haciéndonos
bailar a su ritmo. Las hijas de puta.

—Bueno, déjame decirte esto: tenerte aquí para decirte buenos días, después de
la noche que acabamos de compartir juntos, es un momento maravilloso para mí.
—Fue más que maravilloso en realidad, pero no quería asustarla con lo que
realmente sentí. Insanamente fantástico estaba más cerca de la marca. Apreté su
barbilla con un dedo porque necesitaba ver sus ojos y yo necesitaba que ella viera
los míos—. Si lloro, también, ¿te ayudaría a sentirte mejor?

Mi burla funcionó porque se reía y sus ojos sonreían y mi mundo se inclinaba


un poco más. Conseguí mi beso de buenos días, que fue espectacular por sí solo,
pero había más que esperar. Mucho más.

Iba a sentarme con ella y comer el delicioso desayuno que había cocinado para
mí.

Y luego la llevaría de vuelta a la cama y hacerle el amor de nuevo, y asegurarle lo


mucho que la quería aquí conmigo.

Después de eso, la dirigiría a la ducha y hacerla correrse en mis labios una


última vez antes de que ambos nos preparáramos para el trabajo.

Entonces tendría el placer de dejarla y besarla antes que entrara en su edificio.


La observaría mientras entraba y sabía que estaba viendo a mi chica. Mía.

Brooke Casterley era mía ahora.

120
Capitulo 16
James R. Blakney & Associates, PC era la única empresa que consideraría con
algo como esto, ya que era yo con la solicitud y James haciendo la investigación,
porque no confiaba en nadie más cuando se trataba de un negocio privado, solo
confiaba en mi mejor amigo.

Nos conocimos en el internado cuando teníamos diez años. Ambos


abandonados en una institución privada donde las madres y los padres ricos
enviaban a sus hijos cuando solo la escuela de preparación más exclusiva haría.
121 Recuerdo que estaba en fila para el teléfono que todos teníamos que compartir,
para poder llamar a mis padres y rogarles que me dejasen volver a casa.

Cuando era mi turno, hice la llamada y conseguí a mi madre en la línea.


Quería hablar con mi padre, pero me dijo que no podía venir al teléfono justo
entonces. Le hice saber cuánto odiaba vivir en la escuela, y cuánto echaba de
menos a mis hermanos y a mis hermanitas. Le supliqué y le rogué que me
permitieran ir a una escuela de día y vivir en casa, pero solo me dijo que dejara de
llorar y que la estaba avergonzando. A menudo me preguntaba si había sido capaz
de atrapar a mi papá en el teléfono ese día, si las cosas podrían haber resultado de
manera diferente. Papá era razonable. Mamá no lo era. Ella me dejó saber en
términos inequívocos que estaba quedando, y no volvería a casa hasta que Isaac
apareciera a finales de noviembre para llevarme para el Día de Acción de Gracias.
Luego me dijo que era por mi bien y me colgó.

Algunos de los otros muchachos me presenciaron llorando y burlándose de mí.


Me llamaron un bebé y me empujaron alrededor pero antes me escapé y escondí
detrás de uno de los edificios de la escuela y lloré un poco más. Cuando levanté la
cabeza más tarde, descubrí que no estaba solo. El chico que estaba justo debajo de
mí en orden alfabético en la clase estaba sentado a pocos metros de distancia.
James Blakney. Le pregunté por qué estaba allí. Me dijo que había llamado a sus
padres el día anterior por la misma razón que yo. James había puesto a su padre en
la línea. El mismo mensaje frío y duro le fue entregado, solo que provenía de su
padre en lugar de su madre. Nos unimos ese día y nos enteramos de que el
internado no era tan malo cuando tenías un amigo con quien compartirlo.

Eso fue hace veintiún años, y el internado había sido cambiado por Harvard
ocho años más tarde. Entonces fue la escuela de postgrado en leyes de Harvard
para James y Escuela de Negocios en Harvard para mí. Ahora nuestras compañías
tomaron el lugar que la escuela había llenado cuando éramos niños. No había
mucha diferencia entre nosotros hoy de lo que había sido entonces, pensé mientras
caminaba por las puertas de su bufete de abogados.

—Está libre ahora si quieres entrar, Caleb. —Su secretaria legal me conocía
desde que era niño, desde cuando trabajaba para el juez Blakney, el padre de
James.

—Gracias, señora Kennedy. —Le di un guiño.

—¿No me vas a llamar Marguerite?—Me devolvió la burla.

—No, madame. No sería cortés para mí dirigirme a usted como algo más que
señora Kennedy por mi juramento. Un explorador siempre es cortés.

122 —¿Aún con la cosa de los Boy Scouts, Caleb, después de todos estos años? —
Este era nuestro pequeño juego.

—Eso es, señora Kennedy. Trato de recordar siempre conducirme como el Boy
Scout que soy.

James me miró extrañamente cuando entré en su oficina y me senté en la silla


de cuero blanda y suave para los clientes. En este momento yo era un cliente.

—¿Qué te ha hecho esta chica, amigo mío? —dijo, después de un minuto de


mirarme.

—¿Cuánto tiempo tienes? —respondí.

—Eso es bueno, ¿eh? —No parecía convencido.

Quité un pedazo de pelusa de mi pierna del pantalón antes de responder. —La


palabra bueno es insuficiente y carece de detalles para ayudarte a entender lo que me
ha hecho.

Me dirigió otra mirada completamente extraña antes de abrir el archivo en su


escritorio. Contenía la información que había encontrado desde que lo había
llamado desde el auto, después de haber dejado a Brooke en Harris & Goode esta
mañana.
—Tres horas no es suficiente para conseguir un montón, pero tengo algunas
cosas básicas para ti y es un comienzo. Brooke Ellen Casterley, veintitrés años.
Cumpleaños, 17 de mayo, cuando cumplirá veinticuatro años. Nacida en el
Hospital King George, Essex, Inglaterra, hija de Susanna Casterley y Michael
Harvey. Aquí está su certificado de nacimiento.

James me lo deslizó a través del escritorio. —¿Y el marido?

—Él fue un poco más un desafío, pero encontré su nombre en el registro de


matrimonio público presentado cuando se casó con Brooke. Marcus Kyle Patten,
de veintinueve años en el momento del matrimonio, treinta años de edad en el
momento de su muerte. Nacido en Salem, Massachussets, murió en Chatsworth,
un afluente barrio de Los Ángeles, a solo siete meses del matrimonio. Aquí esta su
certificado de nacimiento.

También lo deslizó. —¿Cómo conoció a este tipo?

—Creo que puedo hacer una buena conjetura allí. Se conocieron en la


Universidad de Suffolk donde ella era una preuniversitaria, y probablemente él
estaba terminando sus estudios de derecho. Patten pasó el examen de la barra del
estado de Massachusetts hace dos años en febrero. Se casó con Brooke poco más de
123 un mes después en abril.

—Pero vivieron en California y Marcus murió allí. ¿Por qué tomar el examen
de la barra de Massachusetts y no de California?

—Todavía estoy trabajando en eso, pero Brooke probablemente sabe de lo que


está hablando si dice que la familia operaba en actividades criminales. Estoy
pensando que necesitaban un hombre dentro versado en la ley. Al igual que la
multitud siempre envía su bombilla más brillante en la caja a la escuela de derecho.
La mejor manera de mantener todo ese dinero fuera de las manos del IRS.

—¿La familia es del crimen organizado? —pregunté.

—Mirando de esa manera. Poseen sus propias de unidades de almacenamiento


en renta. Cientos de ellos en todo el estado. Podría ser una buena cobertura para el
contrabando: drogas, armas, todo lo que está controlado, además un negocio
legítimo que ayuda a ocultar las actividades de lavado de dinero que deben hacer.
Oh, y este Marcus Patten tuvo algunos problemas de manejo de la ira mientras
estaba en la escuela de leyes, y suena como quizás un problema con la bebida,
también. Una acusación de asalto agravado fue presentada por una pelea en el bar
que se volvió viciosa, antes de que luego hubiera caído en silencio. La familia
probablemente pagó a la víctima, y tal vez él temiera perder el otro ojo. Marcus
rasgó el rostro del hombre con una botella de cerveza rota y lo dejó ciego en el lado
izquierdo. Se lee como un loco hijo de puta.
—Jesús, este tipo y su familia suenan como Durmiendo con el Enemigo uniendo
con los Hijos de la Anarquía.

—Lo sé. Es un milagro que tu chica lograra salir en una pieza.

Casi no lo hizo. —Mientras estamos en el tema de los locos, ¿cómo está Janice?

—No lo sabría, y me gustaría mantenerlo de esa manera, muchas gracias.


Además te dije unos días más tarde en el almuerzo que no la follé, solo la dejé
entrar en mi apartamento. Lo cual fue la peor, más terrible idea por siempre. ¿Por
qué no has venido a salvarme de ella, hermano?

—Oye, te advertí lo mejor que pude. Incluso te deje saber sobre la foto que me
envió.

Su rostro cae ante la mención de la foto. —¿Esa foto chupando un pene? No


era una foto de mi pene. No sé lo que te envió, pero no era una foto de ella y de mí.
No la dejé en ninguna parte cerca de mi pene a pesar de que se ofreció. Varias
veces. —Hizo una mueca—. Realmente deseo que no lo hubieras borrado para
poder echarle un vistazo.

124 Cuando nos habíamos encontrado para el almuerzo hace unas semanas, James
había sido inflexible acerca de no tener sexo con Janice esa noche. Borré la foto
pocos minutos después de que Janice la enviara, así que no había manera de
verificar cualquier complot torcido que ella estaba tramando. —Lo siento. Supongo
que no lo pensé en el calor del momento. Solo quería cortar los lazos con ella, y
luego advertirte antes de deshacerme de la evidencia. Tal vez no eras tú en la foto.
Tal vez asumí que lo eras porque sabía que estaba contigo cuando me la envió. No
analicé la puta cosa.

—¿Sabes lo que dicen de asumir cosas, Caleb?

—Sí. Hice un ridículo de ti y de mí. Lo siento por eso. Sin embargo, mi


corazón estaba en el lugar correcto, pensé en tu padre y no quería que te
explotara... —Dejé que la ominosa nube de paternal destino descienda por un
momento antes de desviar—. ¿Qué desperdició?

Sus ojos se estrecharon ante la mención de su padre. El juez. La relación de


James con su padre era tan cálida y acogedora como la mía con mi madre. —En mi
jodido culo, por lo visto, porque no me acuerdo mucho de las actividades
preliminares que la llevaron a aparecer en mi casa —dijo amargamente.

—Rompí con ella después de que volvimos del evento de beneficencia de la


Sociedad Americana del Cáncer y ella se volvió balística. Para cuando salió del
penthouse, me había dejado el ojo morado y destrozó mi cuarto de baño como algo
de puta Atracción Fatal.

James bajó la cabeza y la sacudió de un lado a otro. —Ella me lo contó, ahora


lo recuerdo. Se ensaño con lo del baño, pensando en cosas que hacer para meterse
con tu cabeza. Como pasta de dientes en las paredes, y toallas en el inodoro, y
destruyendo una caja entera de condones. Lo que apesta, porque los buenos son
caros.

¿Condones destruidos?—Janice no se metió con los condones. Comprobé el


armario donde los guardo y la caja no había sido tocada.

—Bueno, eso es bueno entonces... —Se interrumpió e inclinó la cabeza como si


estuviera tratando de recordar. James también tenía una buena memoria, aunque
estuviera bajo la influencia, así que tendía a creerle cuando decía algo importante.
Y esto era muy importante.

—James, ¿qué dijo Janice?

—Dijo que te odiaba, y que te arrepentirías de haberla fastidiado. Entonces me


contó sobre destrozar tu cuarto de baño y toda la mierda que hizo allí adentro, y
125 cuánto diversión le causo hacerlo. Dijo que deseaba poder ver tu cara cuando
supieras lo que hizo para arruinar tu vida.

—¿Ella dijo que?¿Janice dijo que estaba arruinando mi vida? —Algo no estaba
bien aquí con esta historia—. James, hermano, tienes que recordar por mí. Hace un
minuto... ¿por qué dijiste que destruyó una caja de condones?

James se frotó la cabeza con las puntas de los dedos. —Porque... ella dijo que
lo hizo, Caleb. Me contó sobre el uso de un alfiler o un broche de su vestido y la
forma en que metió agujeros en ellos…

Oh Dios mío. Esa es exactamente la clase de mierda que Janice haría. La perra
los puso de nuevo en la caja todo limpio y ordenado así no sospecharía.

Me levanté de la silla de su oficina y agarré las copias. —Hermano, me alegro


de haberme detenido aquí hoy, pero me tengo que ir. Gracias por la información
sobre Patten hasta ahora. Sigue cavando. —Asentí al archivo en su escritorio y lo
dejé sentado allí todavía frotando su cabeza viéndose perturbado.

Mientras me despedía de la señora Kennedy, recordé la sabiduría de estar al día


con los amigos.

Nunca se sabe qué noticias importantes pueden tener para compartir contigo.
Jesús. Cristo.

Hice que Isaac me llevara directamente de mi reunión con James de vuelta al


penthouse. Ann ya había limpiado el dormitorio, y la basura había caído en las
entrañas del incinerador del edificio con toda probabilidad, así que no pude revisar
los condones que había usado la noche anterior. Fui hacia la caja y la vacié en el
mostrador. Los paquetes eran negros por lo que no era fácil de notar, pero cuando
se mantenían a la luz, había agujeros en aproximadamente tres cuartas partes de
ellos. No todos los condones habían sido perforados, pero muchos de ellos lo
habían hecho.

Empecé a abrir los condones y llenarlos con agua del fregadero. Goteo, goteo,
goteo, a través de las puntas de los que había agujerado. Janice, puta diabólica.

Bueno, mierda.

No eran buenas noticias.

Probablemente debería decirle a Brooke, y estaba jodidamente lívido por mi


126 locura de una ex novia.

Mientras más pensaba en ello, más seguro estaba de no decirle a Brooke. Era
una historia sórdida de la persona retorcida con la que había estado antes de
conocerla, así como de la vida de mala muerte que había estado viviendo. Sabía
que Brooke me rechazaría por todo eso. Pero sobre todo, me avergonzaba de que
Brooke me viera con una luz tan horrible. Ella siempre me agradeció por ser un
caballero, y me encantaba quea pensara bien de mí. Tenía miedo de perder ese
respeto ganado a sus ojos.

Racionalicé los hechos. Había usado cinco condones de esta caja, cuatro la
noche anterior y uno esta mañana. Si iba con la regla de setenta por ciento, tres
punto cinco de ellos estaban dañados cuando los usé. Pero mi selección había sido
totalmente aleatoria cuando se derramaron alrededor del baño y más tarde
regresaron a la caja, por lo que podría haber sido más como dos preservativos
dañados de los cinco. Sin los reales a inspeccionar, no podía estar seguro. ¿Cuáles
eran las probabilidades Brooke estaba incluso en el tiempo fértil de su ciclo? Tal vez
ya estuviera en control natal por todo lo que yo sabía. Todavía no lo habíamos
discutido.

Así que, si había alguna fuga, todavía no era como si hubiera entrado en ella
desnudo. Unas pocas gotas como máximo. No noté ninguna filtración cuando los
quité, pero tampoco presté demasiada atención, porque el sexo siempre es
desordenado, y uno solo quiere sacar la maldita cosa de su pene lo más rápido
posible.

Odio esto.

Pero yo amaba a Brooke.

Y quería que me amara de vuelta.

Decirle sobre Janice, y lo que había hecho, envenenaría la belleza de anoche.


No podía permitir que eso sucediera. Gracias a la mierda las cerraduras habían sido
cambiadas. No necesitaba que Janice apareciera y se enfrentara a Brooke, y algo
me dijo que ella lo probaría cuando regresara de Hong Kong. Esto demostraba lo
inestable que era Janice, y necesitaba averiguar la mejor manera de lidiar con ella.
Porque no iba a dejar que esto se fuera. Ella había cruzado la línea con esta mierda.

Tomé una decisión. Reuní todo el lío y destruí todo el lote.


Entré en mi oficina en casa y me conecté a Target.com. Pedí nuevos condones y
seleccioné la opción de recoger en la tienda. Le envié la confirmación a Victoria y
le dije que los recogiera y los trajera al ático. Tampoco me obsesioné por la torpeza
de mi petición. Ella era mi asistente personal, y yo le pagaba muy bien para hacer
127 un trabajo. Si necesitaba que ella recoja condones, entonces su trabajo ese día era
recoger condones, lo que estaba jodidamente pagando para que ella hiciera.

Jesús, estaba tenso. Necesitaba a Brooke para desestresarme con su propia


marca de magia. Las imágenes de clasificación X danzaron a través de mi mente en
el pensamiento de exactamente cómo ella podría lograrlo, también.

Aaaaa y que solo llevó a preguntarse sobre lo que estaba sucediendo esta
noche. No lo habíamos discutido, y me imaginaba que querría ir a casa a su propia
casa. Un puto pensamiento deprimente. Ya no la quería en el transbordador a la
Isla Blackstone. El tiempo era impredecible y podría hundir un barco en minutos en
malas condiciones. El riesgo para su seguridad me hizo imaginar.

Necesitábamos hablar seriamente sobre una larga lista de cosas, pero la


mayoría de las veces solo quería estar con ella otra vez esta noche. Quería estar con
Brooke, bastante simple.

Ahora que la había encontrado no podía estar sin ella.

Coño. ¡Coño! ¡COÑO!

—¿Y cuál es su punto? —le dije a mis demonios internos.


—Tengo un problema. —Hay algo que decir para liberar sus verdaderos
sentimientos a alguien que te importa, porque en el momento en que las palabras
salieron de mi boca, me sentí al instante mejor. Sabía que la hermosa voz de
Brooke me calmaría aunque el edificio estuviera en llamas y se derrumbara a mí
alrededor.

—¿Oh? Háblame de eso.

—Bueno, conocí a esta hermosa chica, y me ha cautivado completamente en el


poco tiempo de conocerla. Anoche... aaah, compartimos la noche más increíble
juntos, y ahora no puedo dejar de pensar en ella, o me pregunto cuándo podré
volver a verla.

Se rio suavemente en el teléfono, y me imaginé sus labios mientras lo hacía. —


Dices que esto es un problema, pero si te gusta y a ella te gustas, ¿por qué lo llamas
un problema?

—Bueno, esa es una muy buena pregunta. ¿Te he dicho que eres inteligente? Si
no lo he hecho, entonces he sido negligente, porque creo que eres muy, muy
inteligente.

128 —¿Tienes un problema o no?

—Oh sí, tengo un problema adicional.

—¿Quieres compartirlo conmigo, Caleb? —preguntó con tono de burla.

—De acuerdo entonces. ¿No te burlarás de mí?

—Ahhh, posiblemente podría reírme, pero no de ti, solo contigo, porque eres
gracioso.

—De vuelta a mi problema, Brooke.

—Bueno, el difícil problema que no puedes escupir fuera de tu vida.

Fue mi turno de reír. Podía encadenar las palabras más simples en una
declaración, pero saliendo de su boca, se transformaba en pura prosa poética. —
Voy a salir del país en un viaje de negocios después de mañana en un vuelo
nocturno. Y quiero otra noche con ella antes de que tenga que irme por una
semana, porque sé que voy a extrañarla todos los días que estoy lejos.

Silencio. Y luego el suave sollozo que había oído esta mañana cuando sus
emociones la golpearon. Mierda. ¡La hice llorar, ¿de nuevo?!
—Brooke... nena... está bien.—Esperé e intenté recordar lo que me había dicho
esta mañana, sobre cómo esto, lo que fuese que fueran: episodios emocionales
repentinos, nunca le había ocurrido antes del accidente.

—Estoy bien—Respiro después de lo que sentía como una eternidad de


tiempo—, me sorprendiste con otro momento maravilloso, Caleb. Tal vez deberías
frenarlo un poco.

Me reí de nuevo, y me sentí tan jodidamente aliviado al saber que si la estaba


haciendo llorar, al menos era el momento maravilloso y no el otro. —Lo intentaré,
pero probablemente sea imposible limitar mis maravillosos momentos contigo,
Brooke. —Era la verdad.

—Creo que tengo una solución a tu problema, Caleb. ¿Te gustaría escucharlo?

—Sí, me encantaría oírlo. —Parecía que ella podría tener piedad de mí y


quedarse de nuevo. Mentalmente crucé mis dedos.

—Bueno, me voy a casa esta noche. Necesito estar en mi ambiente normal y


seguir mis rutinas habituales. Visito a Nan en terapia física, y también está la boda
que planeo por la noche, y también preparo sus cosas para ir a la casa de Herman
129 en muy poco tiempo. Ella está siendo liberada del hospital este jueves, y voy a
tomar el resto de esta semana sin trabajo para poder estar en casa para prepararme
y ayudarla a instalarse.

—Estás muy ocupada —dije, tratando de no dejarla oír mi decepción al saber


que no dormiría en mi cama esta noche. Ni siquiera volvería a Boston antes de irme
de viaje.

—Sí, pero ocupada haciendo cosas que amo. Suena como si te vas a reservar
también, teniendo en cuenta que tienes un viaje internacional en unos pocos días.
¿A dónde vas?

—Abu Dhabi. Es la Cumbre Mundial de Sustentabilidad. Yo voy todos los


años. —De repente odié la idea de ir este año.

—Bueno, no sé qué compromisos tienes en el trabajo antes de irte a Abu Dhabi


el miércoles por la noche, pero si eres libre para tomar un tiempo libre, podrías
venir y quedarte conmigo en la cabaña... Y experimentar la vida en el extremo sur
de la isla por unos días. —Ella hizo una pausa en el silencio—. Si la idea es de tu
agrado, por supuesto. —Dios, jodidamente te amo.

—Sí, la idea es de mi agrado. Sí, soy libre para tomar el tiempo. —No hay
palabras desperdiciadas allí. Mi corazón estaba a punto de explotar fuera de mi
pecho, pero yo estaba respondiendo a ella en frases coherentes por lo menos.
—¿Vendrás conmigo al transbordador de las cinco y media, o vas a llegar por
tu cuenta más tarde?—preguntó suavemente.

—Oh... Con toda seguridad en el transbordador de las cinco y media contigo


preciosa—contesté.

130
Capitulo 17
Caleb emergió del asiento trasero del Mercedes con una maleta de cuero a su
izquierda y un ramo de flores de otoño a su derecha. Un hombre extremadamente
caliente abordando el transbordador mientras que carga un arreglo florar consigue
más que un par de cabezas girando, e incluso algunas sonrisas satisfechas, cuando
camina directo hacia mí y me saluda con un beso que me roba el aliento. Soy
afortunada.

—¿Alguna vez has tomado este ferry antes? —pregunté, después que terminó
131 su beso.

—Cuando era un niño lo hice con los Boy Scouts —dijo, mirando hacia un
costado con un ceño—. ¿Por qué preguntas?

—Oh, por el hecho de que tú en serio no tienes la vibra de ser un trozo de carne
con pase anual, es todo. —Pasé mis manos por el contorno de su cuerpo para
enfatizar. Caleb seguía usando el traje azul marino que se había puesto esta
mañana, pero remplazó la camisa y corbata por un jersey mostaza que contrastaba
con el azul. Sería difícil perderlo en una multitud. Incluso en ropa informal, seguía
luciendo rico—. Pero caliente. Increíblemente caliente.

Me obligué a bloquear las imágenes de nosotros juntos anoche que seguían


jugando en mi cabeza y me hacían ansiar más de lo mismo. Tenía que suprimirlas,
o podría hacer algo totalmente indecente frente a nuestra audiencia en este muy
público transbordador.

Caleb Blackstone me había infectado con el deseo de pertenecerle, de ser más


que solo compañeros de algunas realmente extraordinarias folladas. Me hizo sentir
que yo realmente importaba, como si fuese importante para él y me necesitase. Fue
el sentimiento más maravilloso, experimentar eso con él anoche.

Y absoluta y condenadamente aterrador al mismo tiempo.


Podía decir que a él le gustó mi comentario sobre ser increíblemente caliente
porque sus ojos se encendieron.—¿No? Y aquí yo pensaba que hacía un buen
trabajo encajando. —Me entregó el arreglo de flores variadas—. Para ti.

—Son hermosas. Gracias por ser tan considerado, Caleb, como siempre.

—Tú eres hermosa. Gracias por invitarme, Brooke. Yo… Yo realmente quería
más tiempo contigo antes de irme. Hay tanto que quiero conocer sobre ti… y
experimentar contigo —dijo.

Me encantaba cómo lucían los ojos de Caleb en este momento, el azul en ellos
se intensificaba por su elección de ropa, e incluso el dorado tocando el iris azul
coincidía con el color del suéter que había elegido. Hermosos ojos que penetraban
directo en mi corazón. De alguna manera Caleb había entrado a mi corazón.

Y eso significaba que mi corazón ahora estaba en grande peligro de ser herido,
lo cual era la parte jodidamente aterradora.

Le dejé espacio en el asiento corrido donde estaba sentada para descansar mi


espalda contra su pecho tan pronto como se sentó y acomodó sus cosas. Colocó la
barbilla en la cima de mi cabeza y tomo una de mis manos en la suya. Todos los
132 gestos eran muy dulces cuando se trataba de tocarme. Caleb parecía necesitar
tocarme tanto como yo lo hacía.

Me sentía cálida y podía oler el delicioso aroma único de él envolviéndome.


Estaba siendo abrazada por el único cuyos brazos quería a mi alrededor. Todas
nuevas experiencias.

El trayecto de una hora me haría feliz esta noche.

Porque Caleb estaría abrazándome.

Atento es cómo describiría a Caleb cuando dejamos el barco. Llevó ambas


maletas cuando le dirigí a donde el auto estaba estacionado. Me recordaba yendo
de compras a Target con él, en realidad. Él no usaba el transporte público, y yo
solamente vi a Isaac llevándolo por la ciudad, así que supuse que él estaba
―aprendiendo‖ su camino a través de esta experiencia también.

Cuando me detuve ante Woody y metí la llave en la cerradura para abrir la


cajuela, él se detuvo, sorprendido, estaba segura de ello, antes de reponerse y
colocar nuestras maletas dentro. Dudaba que Caleb alguna vez hubiera conducido
por ahí en un auto más viejo que él antes, pero no dijo nada. Simplemente me
siguió al lado del conductor y abrió la puerta para mí tras yo desbloquearla. A pesar
de que él era el pasajero, Caleb no se olvidó de sus encantadores modales. Tuve que
pellizcarme en el breve espacio de tiempo que le tomó caminar alrededor hacia el
otro lado y subir conmigo. Caleb iba a casa conmigo. Caleb. Iba. A. Casa. Conmigo.

Una vez que ambos estábamos dentro, se volvió hacia mí y dijo—: Necesito
hacer algo primero.

—¿Qué es?

Se inclinó sobre la consola y tomó mi rostro en sus manos, un gesto que yo


adoraba de él, y susurró—: Esto.

Caleb me besó sin sentido, profunda y detenidamente hasta que probablemente


no podía recordar mi propio nombre, menos conducir. Su rasposa barba acarició el
contorno de mis labios cuando tiró del inferior con sus dientes, burlándose de mí
hasta que fui un húmedo desastre, lista para montarlo en un estacionamiento
público. Pero en serio, el hombre era sexualmente peligroso, y todo lo que él había
hecho fue ponerme en el auto y besarme.

—Detente, o nunca seré capaz de llevarnos —murmuré contra su boca.

133 —Lo siento. —Retrocedió, pero mantuvo una mano bajo mi barbilla y frotó su
pulgar por mi labio inferior—. He querido hacer eso todo el día. —Más con los
hermosos ojos azules con anillos dorados alrededor de ellos me estudiaron un serio
momento—. Estoy bien ahora —dijo con su sonrisa satisfecha de jovencito—.
Podemos irnos. —Un latido de silencio o dos pasaron—. ¿A dónde vamos?

No pude evitar soltar una carcajada. Era tan agradable no preocuparse tanto
por los momentos incómodos. Íbamos a tener que descubrirlo de alguna manera,
pero si Caleb seguía siendo tan adorable, no sería un problema para mí. —Vamos a
detenernos para una rápida visita a Nan en terapia, y entonces estoy llevándote a la
cabaña donde nos prepararé algo de cenar. Después de eso, podemos hacer lo que
sea que tú quieras.

—¿Lo que sea que yo quiera?

—Siempre y cuando involucre calcetines calientes en mis pies, estoy dentro—


respondí perversamente.

—Ummmm… —gruñó suavemente mientras se movió en el asiento. Así que él


lo sentía también…

Bien.

La revancha era un juego limpio.


—Nan, he traído a un amigo conmigo, alguien quien te conoce bien. Recuerdas
a…

—Caleb Blackstone, puedes haber crecido más alto, pero reconocería tu rostro
en cualquier parte. Te pareces tanto a tu padre cuando tenía tu edad. —El rostro de
Nan se iluminó, y estiró su mano hacia él, la cual tomó en sus dos manos y las
sostuvo con cariño.

—Señora Casterley, usted no ha envejecido ni un día. Es tan fantástico verla de


nuevo. Brooke me dijo que está a punto de ser dada de alta de aquí. —Lo observé
saludar a mi nan después de casi una década y me sorprendí ante cuán encantador
era con las personas. Especialmente personas que claramente adoraba. Caleb poseía
habilidades sociales en conversación que, tristemente, faltaba en muchas personas
de nuestra generación, así que estaba contenta por relajarme y verlos ponerse al día.
Sabía que Nan me clavaría a la pared más arde y querría saber qué estaba haciendo
yo con un hombre como Caleb Blackstone, y tendría que decirle algo.

¿Y qué sería eso? Él me trataba con respeto, decía que me quería y me hacía
sentir la persona que fui antes de cometer mi terrible error. Era la verdad, aun si me
134 asustaba creerlo. Tendría dudas de sus intenciones hacia mí y probablemente le
preguntaría directamente. Ella no trabajaba más para su familia, así que no estaría
censurada por cualquier sentido de obligación de detener sus opiniones a un
respetado empleador, además Nan era bastante protectora ahora, especialmente
después de Marcus…

Mis reflexiones internas fueron interrumpidas cuando Herman se paseó dentro


con su propio ramo de flores otoñales en su mano. Los hombres Blackstone fueron
ciertamente bendecidos con inclinaciones románticas, algo que probablemente les
sirvió muy bien cuando era tiempo para mostrar su aprecio a sus mujeres, como yo
iba a hacer tan pronto como tuviera a Caleb a solas en mi cabaña.

—¿Es ese mi sobrino al que veo coqueteando con mi chica? —bramó Herman.

—Tío Herman, creo unas felicitaciones son debidas si no me equivoco.

Mientras los veía a ambos reencontrándose, fui golpeada por la similaridad en


la fisonomía y estructura ósea. Supe por qué le había dicho a Caleb que me
recordaba a alguien que conocía de vivir en la isla. La sangre no mentía y era
claramente vidente que ellos estaban emparentados. Si no lo supiera mejor,
pensaría que son padre e hijo.

Escuché a Caleb mencionar el estado de Blackwater a Herman y los observé a


ambos entrar en una profunda conversación sobre ello. Él había dicho que quería
arreglar la situación del cierre y los empleados despedidos, así que tal vez quería el
consejo de Herman al respecto. Sería encantador ver Blackwater restaurada para
algún propósito provechoso si la familia ya no lo quería para vacacionar. Esperaba
que quien sea que compró la propiedad tuviera que considerar el valor histórico
más allá de solo una estimación de una casa y tierra. Todavía me parecía extraño
que él no supiera sobre que estaba cerrada y en el mercado. ¿No se comunicaba su
familia sobre cosas tan importantes como una casa que había estado en la familia
por generaciones? De nuevo, tuve que sacudir mi cabeza ante los problemas de los
ricos…

—Herman y Nan sin duda disfrutaron tu visita esta tarde —le dije mientras
conducía a la cabaña por el sendero empedrado en que podía navegar por la
sensación de los baches y curvas.

—También lo disfruté. Estoy realmente agradecido contigo por llevarme allí


esta noche. Gracias. —Se estiró y le dio un apretón a mi muslo como si solo sus
palabras no fuesen suficientes para expresar su agradecimiento.

—¿Por qué estás tan agradecido, Caleb?


135
Suspiró antes de responder. —Bueno, supongo que tiene algo que ver con estar
avergonzado de perder el interés en cosas que debería mantener en un puesto más
alto de importancia para mí. Tras terminar Harvard, me marché y me sumergí en el
trabajo y los negocios hasta el punto en que me excluí bastante de todo lo demás,
incluso de mi familia. Me arrepiento, debido a que ahora sé que desperdicié tiempo
con las personas que me importan.

—Nunca es demasiado tarde para dejarles saber cómo te sientes. —Dudé antes
de decirle el resto de mis pensamientos—. Cuando te vi de pie junto a Herman esta
noche, pude ver claramente el parecido familiar entre ustedes. Hombres muy
apuestos en el acervo genético de los Blackstone debo decir.

—Gracias a ti. Me hace feliz que pienses eso. Podría decir lo mismo sobre ti y
tu abuela, sin embargo. Ustedes dos lucen muy iguales, y sus voces son similares.
Puedo oírte hablando en mi cabeza cuando ella habla. —Se inclinó sobre la consola
otra vez y habló contra mi cuello—. Y la belleza es algo que tú tienes en
abundancia en caso en que haya fallado en mencionarlo antes.

Lamió mi cuello, produciendo un estremecimiento que se disparó directo hacia


abajo entre mis piernas.

—Estoy conduciendo aquí, Caleb —lo regañé—. Compórtate o el podemos hacer


que lo que sea que quieras se salga por la ventana.
Simplemente se echó a reír suavemente en mi oído antes de acomodarse de
vuelta en su asiento. —Me comportaré entonces.

Cuando me detuve en el solitario garaje, pude intuir que él iba a tomar todo de
nuevo, de regreso al modo aprendizaje. Rápidamente vino alrededor y abrió la
puerta para mí. Iba a tomar algún tiempo acostumbrarme a sus educados gestos.
Abrí la cajuela, y él cargó las maletas al porche delantero.

—Aquí es —dije—. La Cabaña nunca se venderá mientras yo viva. —Me


ocupé a mí misma con desbloquear la puerta.

—Es muy encantadora. Imagino que la vista es espectacular en la parte trasera.

—Oh, lo es —dije—. Podemos sentarnos afuera después de haber cenado. Es


encantador ver las luces de la casa brillando sobre el agua incluso si es un poco frío.
Podemos traer una manta.

—Hagamos eso entonces —habló directamente contra mi cuello,


presionándose desde atrás. Podía sentir la dura longitud de todo su cuerpo. Su
impresionante erección sólidamente contra mi culo también. Esta atracción con
Caleb era una locura.
136
Extremadamente. Perversamente. Una locura.

Pero, no me importaba. Ya no más. ¿Cómo podía haber ignorado al hombre? Él me


había cortejado. Tampoco creía que me había cortejado por sexo. Mi experiencia era
limitada, pero no me sentía como si fuera una conquista para él. Caleb era diferente
en ese modo.

La llave en la cerradura de mi puerta principal finalmente cedió a mis intentos


y giró. Cuando se abrió toda, Caleb nos empujó a ambos hacia adelante. Oí las
maletas cayendo al suelo junto con mis llaves y las flores, y luego fui devorada por
Caleb. Fui alzada por fuertes brazos que sabían cómo sostener mi cuerpo con
cuidado mientras me apoyaba contra la pared, y se empujaba entre mis piernas.

—Aaaaah —gemí cuando sentí la presión de su pene contra mi clítoris. Ya


estaba moviendo mis caderas contra él, desesperadamente necesitándolo dentro—.
Por favor, Caleb… yo… yo te deseo.

—Dulce música para mis oídos, nena. —Deslizó dos dedos dentro de mi ropa
interior y comenzó a arremolinarlos sobre mi sensible carne—. Oh, joder, ya estás
lista —dijo duramente antes de ponerme abajo para que me parase por mi cuenta—
. Tengo que ponerme esto primero. —Sacó un paquete de condón de su bolsillo
trasero y lo sacudió ligeramente hacia delante y atrás.
Lo arrebaté de su mano y lo rasgué abierto. —Dame tu pene. —Fui toda
negocios en mi petición. La cual fue: dámelo ahora, Caleb.

Él entendió el mensaje. Gracias, Dios.

Caleb tuvo su cremallera abierta y su pene frente a mí en menos de dos


segundos. Podía sentirlo observándome cuando revestí la parte de él que estaría
profundo en mi interior en otro momento y garantizaba que él disfrutaba del
espectáculo. Yo era todo sobre eficiencia, apurándome a terminar mi tarea. Sus
manos sacaron mi vestido mientras que yo trabajaba en el condón, ya tirando hacia
abajo mi ropa interior y sacándolas por una bota, el menor tiempo perdido. Yo no
quería saber por qué era tan habilidoso en los mecanismos del sexo, solo agradecía
su visión del futuro.

Fui alzada una segunda vez, mi espalda estacionada plana contra la pared, mis
piernas muy abiertas por sus caderas. Sentí su duro eje en mi vientre y casi sollocé
ante la conciencia de él tan cerca. Era tan grande, consumidor y perfectamente
encantador. —Oh dios —gruñí cuando posicionó la punta en mi entrada y me
empalmó profundamente.

—Joder. Es bueno. Te sientes… —Perdió el resto de sus palabras cuando dejó


137 caer su boca en la mía y me besó con el mismo abandono que me estaba dando más
abajo con su pene empujando. Continuó y continuó, ambos frenéticos y salvajes.
Perdidos en los movimientos, buscando la dicha del alivio. Alejó su boca y miró
fijamente a mis ojos mientras follábamos. Nunca había sido así. Era hermoso y
salvaje, era sucio y precioso. Le permití a mi clímax tomarme porque todo se volvió
demasiado, demasiada cercanía, demasiada maravilla para procesar—. Quiero que
te corras por completo sobre mi pene, nena. Adelante. —Sus dedos encontraron su
camino a mi clítoris de nuevo y comenzaron a hacer círculos—. Di mi nombre,
Brooke —dijo, los músculos de su cuello tensos de sostenerme con solo un brazo.

Me dejé ir y me sentí caer sobre el borde del paraíso… con el susurro de su


nombre. —Caleeeeeb. —Un susurro fue todo lo que pude manejar, porque no
habíamos terminado. Él me miraba, y yo estaba agradecida porque sabía que la
mirada de éxtasis en mi rostro había sido puesta por él, por su duro trabajo.

Disfruté mirando la expresión de puro placer aparecer cuando se corrió un


minuto después.

Me besó durante un largo tiempo, nuestros cuerpos unidos contra la pared


hasta que fue tiempo de volver a la realidad.

La realidad era una molesta bastarda a veces.


—Brooke puede cocinar11—dijo con su sonrisa de firma, totalmente dulce y
complacido con su pequeña rima. También parecía complacido con la pizza de pan
francés que había improvisado mientras nos sentábamos frente al otro, las bonitas
flores que me había traído en un vaso de agua entre nosotros.

—Sí, bueno, se convierte en una habilidad necesaria cuando vives solo.

—Vivo solo y no puedo cocinar—dijo.

—Sí, pero tienes el lujo de contratar a alguien que cocine para ti, ¿o comes
afuera todo el tiempo?

—Como afuera de la mitad del tiempo y por lo general porque estoy viajando.
Cuando no estoy viajando, me gusta quedarme en casa tanto como sea posible, lo
cual es probablemente el caso con la mayoría de las personas que tienen que viajar
mucho para trabajar. Anhelas lo que no se tiene. Ann, mi ama de llaves barra
cocinera, hace la comida para mí y la congela con instrucciones, o si le digo por
adelantado, tendrá algo listo para mí cuando llegue a casa. Isaac es su marido, y
viven en mí mismo edificio, en el piso debajo de mi apartamento.

La relación estaba clara en mi mente entre Caleb y su personal. Lo vi cuando


138 habló con Nan. El respeto. No se veía a sí mismo por encima de Ann e Isaac, y
parecía apreciar su participación en su mundo. No pude evitar preguntarme si algo
de eso había venido de tener a Nan en su vida. Era una mujer fuerte, y aunque
hubiera conocido su lugar, habría tenido una mano firme pero amorosa con Caleb y
sus hermanos. De eso estaba segura. Pero ahora tenía curiosidad de tener acceso a
este hombre delicioso.

—¿Cómo es tu familia?

Él estaría obligado a responder y pareció no importarle. Podía decir que Caleb


amaba a su familia con cada palabra que hablaba.

—Mi padre era JW, John William, y murió de cáncer de estómago el año
pasado después de una larga batalla. —Pude ver la tensión en su expresión mientras
retenía su pena. Lo entendí muy bien—. Me hice cargo de sus intereses comerciales
cuando se enfermó. Mi madre es Madelaine, antes Lafarge, una vieja familia de
Boston, antes de casarse con mi papá. Soy el mayor, y tengo dos hermanos y dos
hermanas. Mis hermanos son veinte meses más jóvenes que yo y gemelos idénticos:
Wyatt y Lucas. Lucas es el que vive aquí en la isla todo el año. Es diseñador de
juegos y creó iInVidiosa, si ese nombre te recuerda algo. Él sabía exactamente
quién eras cuando le pregunté quién era la chica llamada Brooke, que vivía en la
isla con su abuela, con un acento inglés. —Me guiñó un ojo.

11
En inglés rima: Brooke can cook.
—¿Por qué no me sorprende ni un poco? Tus tendencias de acecho en el
trabajo.

—Su gemelo, Wyatt, vive en Nueva York y se mantiene bastante silencioso en


sus actividades. Creo que no quiere que nuestra madre sepa cómo gana su dinero.

—¿Cómo gana su dinero? —pregunté.

—Sospecho que podría estar en el sector del entretenimiento de vídeo. Lee eso
como pornografía suave, o las cosas que muestran en los hoteles. Puedo decir con
seguridad que es dueño de las compañías de distribución y no está involucrado en
la producción de películas. —Se pasó una mano por el cabello como si estuviera
inquieto—. Creo. No estoy seguro de que realmente quiera saberlo.

Me reí y estuve de acuerdo con él. —¿Y tus hermanas?

—Willow y Winter también son gemelas, pero no idénticas. Ni siquiera se


parecen a mí. Willow es rubia, pero el cabello de Winter es oscuro como el resto de
nosotros. Sin embargo, tienen los mismos ojos. Willow es escritora y tiene buenos
seguidores de sus libros. Incluso ha llegado a la lista de más vendidos del New York
Times para su serie de fantasía para jóvenes adultos, lo que es todo un logro para
139 alguien de sólo veinticuatro años. Vive en Providence con su prometido, Roger,
quien es profesor de historia en la Universidad de Brown.

—¿W R. Blackstone es ella? Conozco los libros, y los he leído todos. Escribió la
serie The Empty Handed. Eso es tan impresionante, Caleb, tienes un autor famoso en
tu familia. Me encantaría que firmara un libro para mí en algún momento.

Él sonrió ampliamente y podía decir que estaba muy orgulloso de ella. Como
debería ser. —Le diré que eres una fanática, y estoy seguro de que te enviará
algunos libros. Interactúa con sus lectores todo el tiempo.

—Sería un honor.

Tomó un sorbo del vino que había abierto para comer con mi pizza casera y
parecía feliz de estar aquí conmigo. Debería estar feliz, considerando que había sido
follado y alimentado, en ese orden. Dios, todavía estaba temblando por el orgasmo
y me preguntaba si él estaba pensando en ello, también. Era tan cariñoso conmigo.
Todavía no podía entender cómo o por qué siguió persiguiéndome, pero me daba
cuenta ahora, era bueno para mí hacer esto con él. Había necesitado una curación
sexual, y Caleb era un curandero muy bueno. También necesitaba una cura
emocional. Todavía…

Después de otra mirada ardiente hacia mí a través de la mesa, continuó—:


Winter está terminando su maestría en trabajo social en la Universidad de Boston,
y probablemente la veo más porque tiene un apartamento en el mismo edificio que
yo. Estoy seguro de que ambas se conocerán pronto ya que vas a ir para la
renovación… y espero también con el propósito de verme.

Awww, el factor de encanto estaba de vuelta. —Por supuesto que me gustaría


volver a visitarte, Caleb, y en realidad, recuerdo a tus hermanas, Winter en
particular.

—¿Las has conocido antes? —Parecía sorprendido, pero interesado.

—Sí. Fue poco después de que viniera a vivir con Nan. Tus hermanas cumplían
dieciséis y había una gran fiesta de cumpleaños para ellas en Blackwater, a la que
me invitaron. También conocí a tu padre ese día, pero no recuerdo si conocí a tu
madre. No estaba muy inclinada a la sociedad entonces... acababa de perder a mis
padres y me había metido en un mundo extraño, o por lo menos me sentía así, de
modo que ese período de tiempo es un poco borroso. Pero recuerdo la fiesta. Era un
día caluroso de verano, y todo el mundo estaba en la piscina refrescándose. No
entré, sin embargo. Prefería ver a los chicos jugando en la piscina, todo se sentía
muy diferente aquí en América, y yo estaba absorbiendo todo al principio. No
estaba lista para hacer amigos o jugar. Pero Winter vino a sentarse a mi lado y me
preguntó sobre vivir en Inglaterra. Hablamos de los Jonas Brothers, que eran muy
140 populares en el Reino Unido en ese momento, y otras cosas de adolescentes, pero
sobre todo se tomó el tiempo para hacerme sentir bienvenida en la fiesta.

Su expresión cambió y perdió el ánimo que había mostrado antes. —No llegué
a la fiesta. Recuerdo que tenía que estar en Dallas para una reunión. Traté de
regresar a casa, pero los aviones no salieron debido al tiempo y nadie salió.

—Realmente te molestó perderte su cumpleaños, ¿verdad?

—Sí. Sin embargo, me he perdido demasiado, y no se puede deshacer. Lo he


aprendido de la manera más difícil, y es bastante horrible. —Me miró a los ojos—.
Pero no necesito decirte eso, Brooke, como estoy seguro que has aprendido a través
de tu pérdida.

Y allí estaban otra vez. Las lágrimas de mierda explotando en el más aleatorio
de los momentos. Si este hombre maravilloso no comenzaba a dirigirse a las colinas
para alejarse de mí, nunca entendería por qué. Bajé la cabeza y tomé aire entre los
sollozos.

Caleb estaba en silencio. Paciente…

No me preguntó si estaba bien esta vez. No ofreció un comentario consolador.


Solo estiró sus manos sobre la mesa y tomó las mías. Sus pulgares frotaron círculos
sobre mis palmas suavemente... y la opresión en mi garganta se fue después de un
minuto.

—P-p-puedo decir que a-a-amas a tu f-familia, m-m-muchísimo, Caleb —


tartamudeé.

—Los amo.

Respiraba lentamente adentro y afuera para ayudar a devolver mis emociones


donde pertenecían, cuando me dijo más.

—Brooke, sé que esto es demasiado pronto, pero también sé que no me importa


que sea demasiado pronto, porque ya está sucediendo para mí, y no se puede
deshacer más que perder el decimosexto cumpleaños de mis hermanas.

Mis ojos se levantaron para encontrar los suyos y allí estaban: hermosos,
azules, anillados con oro penetrando en mi corazón. —¿Q-qué estás d-diciendo?

—Es demasiado tarde para volver a la época antes de conocerte, Brooke,


porque sé lo que me haces sentir, y es diferente.

141 —¿Y qué es lo que estoy haciendo que te sientas? —Mi corazón seguramente
iba a dividirse en cualquier segundo y luego no tendría que preocuparme de
terminar esta conversación con él. Podría haber terminado.

—Amor—habló suavemente, pero lo oí claramente.

Amor.

¿Amor?

No. Él no puede.

No amor.

—No, no puedes amarme, Caleb. Simplemente no puedes.


Capitulo 18
Demasiado tarde para eso, preciosa.

Una experiencia fuera del cuerpo. Sí, eso es lo que me estaba pasando ahora
mismo en la cabaña de Brooke en la isla por encima de Fairchild Light. Estaba
fuera de mi maldito cuerpo y flotando en algún lugar del techo, mirando hacia
abajo y preguntándome quién era el maldito, sentado frente a ella, parecía que no
podía recordar su propio nombre.

142 Para ser sincero, ella no se veía mucho mejor. Estaba tan encantadora como
siempre, pero yo la había sacudido, sin duda.

Me había sacudido el infierno de mí mismo. En el momento en que las


palabras salieron de mi boca, supe que había cometido un error y había dicho
malditamente demasiado. La había asustado. Se suponía que iba lento. La jodí. De
nuevo. ¿Por qué eres tan idiota? ¡¿Por qué?!

Apartó las manos de las mías y se cubrió la boca. Se limitó a mirarme a través
de la mesa. Conmocionada. Y maravillosamente perfecta, incluso con su cabello un
poco desordenado de la desesperada-pero-oh-tan caliente follada que habíamos
compartido. Pero sus ojos, eran realmente impresionantes en este momento
mientras parpadeaba como si estuviera tratando de contener las lágrimas de nuevo.
Los ojos todavía tenían el aspecto de una mujer satisfecha que había sido montada
duro y amado cada minuto de ello, sin embargo.

E incluso después del sexo enloquecido de la pared, Brooke había ido más allá
haciendo la cena con sus preciosas manos, poniéndola en un plato y sirviéndome
en la mesa. ¿Qué mierda? Yo había sido el que estaba conmocionado, porque no
había tenido experiencias similares antes. Ninguna mujer había hecho eso por mí.

Brooke tenía un alma tan generosa, y había hecho todo con felicidad en su
corazón sólo porque lo había querido.
Ojalá hubiera estado dentro de ella cuando lo dije.

—No tengas miedo de lo que acabo de decir, ¿de acuerdo? Sólo archívalo en
algún lugar y podemos seguir haciendo... esto. —Tiré de sus manos y las empuje de
nuevo a las mías—. Nada tiene que cambiar.

—Oh, Caleb... Yo... no creo que pueda... no... no estoy lista —dijo en un
susurro, llenando sus ojos.

—Está bien, nena. Sé que no estás lista, y no debería haberte lanzado eso como
acabo de hacer. Me disculpo. No espero que sientas lo mismo. Tengo un poco de
inteligencia, y por lo que has compartido sobre tu pasado, me doy cuenta de que es
demasiado pronto para ti. Lo entiendo. No tienes que decir nada ahora mismo.
Sólo sé que dije la verdad. ¿Bien? ¿Puedes... puedes hacer eso por mí?

—Ya sabes... lo has visto... Caleb, soy un completo lío emocionalmente. Ni


siquiera me conoces... ¿cómo puede ser la verdad?

—Pero lo que acabo de decir... no fue por ti, Brooke. Era sobre mí. Es mi
verdad, no la tuya. Lo que yo estoy sintiendo. Y confía en mí, después de treinta y
un años y medio de saber lo que el amor no se siente, creo que soy un maldito
143 experto en reconocer cuando la verdadera cosa viene a rasgar directo en mi
corazón.

Tragó saliva, haciendo flotar la piel de su garganta. —¿Te he roto el corazón?

—Uh huh. Brutalmente. Salvajemente.

—Pero no quise hacerlo —dijo tristemente.

—Lo sé, nena. Eso fue sólo el destino haciendo lo suyo. Brooke, no se trata de
que yo espere que tú sientas lo mismo. Es sólo la realidad de ti. . . para mí. Lo supe
la noche que me hablaste por primera vez. Ni siquiera sabía tu nombre, pero ya te
había visto entrar en tus oficinas y sabía de ti. Eres mi destino personificado. Tu
Nan y mi tío se están casando, conectándote a ti y a mí a través de su matrimonio,
queramos o no. Ese es el destino trabajando, ¿no lo ves? Nos íbamos a juntar
eventualmente, y creo que mi camino para encontrarte fue puesto en marcha hace
mucho tiempo.

—Destino... para mí, siempre ha sido algo malo, Caleb. Tengo miedo del
destino. El destino me aterra.

— ¿Por qué, preciosa?


—Porque lo que amamos puede ser arrebatado en un abrir y cerrar de ojos. No
puedo tener más de ese tipo de destino, porque si lo hago será mi fin.

—Sé que tu corazón ha sido horriblemente herido y tienes miedo de volver a


ser vulnerable. No quiero hacerte daño, Brooke. Sólo quería que supieras mis
sentimientos, y ahora me doy cuenta de que, aunque nunca sientas lo mismo por
mí, todavía no cambiará nada. Sentiré lo mismo por ti como lo hago ahora mismo.

—Caleb, pensé que sólo querías disfrutar el uno del otro como lo hemos
hecho... el sexo... es muy maravilloso. Eres el hombre más maravilloso y
encantador. Tengo que pellizcarme cuando estoy contigo, porque creo que eres
demasiado bueno para ser verdad... y no puedo entender por qué me quieres. Hay
más que no sabes de mí, Caleb. No soy de tu mundo y nunca seré aceptada.

—No me importa, y estaría feliz de venir y estar en tu mundo contigo, si eso es


lo que se necesita.

—No puedes decir eso. —Ella estaba haciendo su mejor esfuerzo para
alejarme, pero sentí que todavía había alguna esperanza para mí. Lo había dejado
caer en la mesa para ella, y esperaba que lo tomara por su valor cuando estuviera
lista.
144
—Oh, lo digo en serio, y tengo la capacidad de hacer que suceda. Mírame.

—No me interesa esta discusión —dijo con obstinación.

—No me importa que me digan que no puedo ser dueño de mis sentimientos.
— Finalmente me pregunté e hice la pregunta—. ¿Quieres que me vaya? Puedo
quedarme con mi hermano esta noche y regresar a Boston por la mañana. —Me
dolería como una perra, pero lo haría si me lo pidiera.

Ella me miró.

Le devolví la mirada.

Esperé a que ella dijera: Dame cinco minutos y te llevaré a la casa de tu


hermano yo misma, en el Jeep Cherokee que probablemente tenía unos buenos
cinco años conmigo.

Pero no lo hizo. En su lugar se levantó de su silla y se acercó a la mesa a mi


lado. Me tendió la mano.

La tomé. ¿Cómo no iba a hacerlo?Me estaba dando un salvavidas, y yo


malditamente me aferraría a ello.
—No quiero que te vayas, Caleb. Me gustaría que te quedaras y escucharas el
resto de mi historia. Creo que deberías saber todo sobre mí, y luego puedes evaluar
si tus sentimientos siguen siendo los mismos. —Me jaló de mi silla. —Tienes razón.
No es justo que te diga lo que puedes sentir por otra persona. Lo siento si te hice
daño cuando dije que no podía sentir más por ti. No quiero hacerte daño, Caleb.
Nunca eso.

La dejé llevarme por las escaleras hasta su dormitorio donde había guardado
mi bolsa antes cuando me dio la gran recorrido de su casa.

Se quitó la camisa primero. Luego sus leggings. El sujetador salió a


continuación y mi pene comenzó a palpitar. Estaba completamente erecto cuando
las bragas se dejaron caer al suelo. La observaba revelarse a mí físicamente y
deseaba poder hacer lo mismo a nivel emocional. ¿Por qué siempre anhelamos lo
que no tenemos?

Vino a mí y la dejé ayudarme a quitarme la ropa, pieza por pieza, hasta que
estaba tan desnudo como ella.

— ¿Sabes lo fácil que sería para mí enamorarme de ti, Caleb?

145 —No. — Sacudí la cabeza.

—No tomaría ningún esfuerzo en absoluto, pero eso no significa que sea una
buena idea, para mí o para ti.

Así que esa puerta no estaba completamente cerrada. Bueno saberlo. — ¿Qué
quieres de mí, Brooke?

Sonrió. —Quiero que me hagas el amor en mi cama, y luego te contaré el resto


de mi historia. Después de eso puedes decidir si todavía me quieres.

El giro inesperado es juego limpio, nena. —Estoy de acuerdo, pero sólo si lo


cambiamos. Dime primero, y luego hacemos el amor. Y para que conste, ya lo he
decidido.

Su rostro cayó y sus ojos se estrecharon.

—Sé lo que estás haciendo. Piensas que lo que tengas que decirme me hará
dejar de querer estar contigo; me iré, y creerás tu jodida noción absurda de que no
eres digna de ser amada por mí.

—Pasará—dijo.
—Bueno, nena, vas a tener que confiar en mí entonces y ver qué pasa. —Sonreí
esta vez—. Vamos a entrar en la cama, ¿vale?

Así que íbamos a su cama. Con el trasero desnudo, pero sin follar.

Ambos estamos tensos, inseguros de cómo encajamos en la vida del otro. Sabía
dónde la quería en la mía, pero ella parecía bastante inflexible acerca de dónde yo
podía estar en la suya. Al parecer el sexo estaba bien, pero el amor no. ¿Cómo era
posible encontrar a la única mujer en la tierra que necesitaba para hacer la vida
soportable, sólo para tenerla creyendo que no debía amarla porque no era digna?

Mi corazón estaba siendo jodido desde todas las direcciones.

Tendí los brazos hacia ella y la abracé mientras caía en ellos, amando cómo su
suave piel se derretía en la mía cuando nuestros cuerpos se alineaban. La deje en la
cama, la arropé con las sábanas que olían a ella y esperé...

Hablaba y yo escuchaba. Su corazón había sido roto, y el mío se estaba


rompiendo mientras me contaba su historia.
146
—En realidad nací en el lado equivocado de la vida como dicen en América. El
lado equivocado de las sábanas como dicen en casa. Mi madre fue a Londres para
un semestre en el extranjero cuando estaba en la universidad. Conoció a mi padre,
Michael Harvey, y muy rápidamente se enamoró locamente. También quedó
embarazada de mí. Pero mi padre ya estaba casado y tenía una familia. Mi madre y
yo éramos su secreto. Él nos amaba y era una parte estable de nuestras vidas, pero
siempre seríamos el secreto vergonzoso que debía ser escondido porque era así. Él
era un diputado, miembro del Parlamento, y nunca tomé su nombre. Por eso mi
apellido es Casterley como mi abuela. Papá tenía dinero, y nos mantenía bien
cuidadas, lo cual estaba bien cuando estaba vivo, pero no hubo provisión para
nosotras cuando murió. La única excepción fue mi educación universitaria, porque
él lo había planeado cuando nací. Era la única cosa que sus hijos no podían tomar,
porque legalmente era mía. Tengo dos medio hermanos que nunca he conocido en
persona.

»Mis padres murieron mientras estaban de vacaciones juntos, todavía muy


enamorados como siempre lo habían estado. Fue rápido y final, y antes de que
pudiera realmente procesar mi sorpresa, me enviaron aquí a mi nan, que es mi
única familia viva por parte de mi mamá. Fue difícil al principio, pero me establecí,
y llegue a amar vivir en la isla. Terminé la preparatoria aquí, y logré encontrar mi
lugar en un extraño nuevo mundo. Cuando llegó la hora de la universidad, fui a
Suffolk porque estaba cerca de casa, y nan. Sobresalí en mis estudios, y mis años de
universidad fueron felices. No podía haber querido o necesitado algo diferente en
ese momento de mi vida antes de conocer a Marcus. Estaba cerca de terminar la
universidad y con la esperanza de trabajar en una de las prestigiosas empresas de
diseño de Boston después de la graduación.

»Mi amiga Zoe, que también era mi compañera de cuarto en ese momento, fue
conmigo a un bar donde tuvimos demasiados chupitos de tequila y no suficiente
sentido común para llenar un dedal entre las dos. Marcus estaba allí esa noche y
tomó gusto de mí. Estoy segura de que también puso algo en mi bebida porque no
recuerdo ir a casa con él. Era virgen antes de conocer a Marcus. Fue muy atento al
principio, y ni siquiera sé por qué. Era un estudiante de derecho a punto de tomar el
examen de abogacía y ocho años mayor que yo. Por lo tanto, sin mucha idea de
cómo o por qué, de repente estaba con este hombre que se había obsesionado
conmigo literalmente de la noche a la mañana. Se limitó a insertarse en mi vida, y
yo no podía escapar de él, porque era demasiado joven, y demasiado ingenua,
incluso para ser consciente del riesgo hasta que fue demasiado tarde.

»Me dejó embarazada y luego me pidió que me casara con él. Nunca debí
haber estado de acuerdo, pero dada la historia de mi madre, lo hice por el bien del
bebé. Él nos mudó a California el momento en que las clases terminaron. Ni
siquiera pasé por la ceremonia de graduación. Los Ángeles es donde vivía su
familia, y fue ahí cuando comenzó mi pesadilla. Marcus tenía una enfermedad
147 mental, estoy segura de eso, y su comportamiento errático empeoró a medida que
mi embarazo avanzaba. Se enfadaría con las cosas más insignificantes y enfurecía,
aterrorizando a cualquiera que estuviera a su alcance.

»Su familia también dirigía algunas empresas de contrabando de armas y otros


artículos del mercado negro. Utilizaban sus unidades de almacenamiento como un
frente para el negocio de contrabando, creo. Traté de mantenerme fuera de su
camino tanto como fuera posible, pero no siempre fue fácil hacerlo, porque él usaba
drogas para manipularme y controlarme. Los analgésicos recetados… ni siquiera sé
qué drogas me dio, sólo que ayudaron a bloquear la pesadilla que era mi vida. Que
vivía con un criminal sociópata y esperaba a su hijo. No quería tener un bebé.
Tenía sólo veintidós, recién comenzaba, con tantas esperanzas, solo para
encontrarme embarazada, en una relación abusiva y adicta a las drogas.

»Entonces el accidente ocurrió y él murió. Estuve en coma por tres semanas.


Una vez que mi cabeza estuvo libre de drogas, sabía que podía conseguir ayuda y
escapar para siempre. Todavía me preocupa que el padre de Marcus aparezca a mi
puerta algún día y trate de hacerme regresar a California, sólo para castigarme por
vivir en lugar de su hijo. O para asegurarse de que nunca hable con la policía sobre
ellos. Realmente no sé si intentarán hacerme daño o no, pero tampoco quiero
correr el riesgo, así que vivir en la isla tiene sus beneficios, estando mucho más
aislado.
»Cuando notifiqué a las autoridades del hospital que estaba en una situación
familiar abusiva, me llevaron en silencio a un refugio para mujeres en San Diego.
Ese refugio me salvó la vida, porque era sobre todo un lugar de paz. Necesitaba
refugio después de un año de caos y más caos. Viví allí durante seis meses,
aprendiendo autodefensa y cómo ser fuerte. Casi morir para despertarme y poder
tener una segunda oportunidad de vivir. En total estuve ausente durante dieciocho
meses, pero como te dije antes, tener un propósito ha hecho toda la diferencia en
ayudarme a seguir adelante. Cuando Nan me necesitó, fue hora de que yo regresara
a Boston, y aquí estoy.

—Y luego me conociste —dije.

—Sí, conocí al hombre más maravilloso y paciente, que nunca me ha hecho


sentir lamentable o débil. Me dice que soy valiente, inteligente y hermosa. Me hace
reír y llorar, pero el llanto no es su culpa.

—Tampoco es culpa tuya, Brooke.

—Él me hace feliz, me hace sentir segura, y siempre es un caballero, sie-m-m-


pre…

148 Se rompió y no pudo decir nada más, así que la tomé en mis brazos y empujé
mi mano sobre su cabello durante mucho tiempo, imaginando un mundo donde no
había jodidos lunáticos como Marcus Patten, ni chicas jóvenes inocentes
aterrorizadas sin esperanza de escape, y nadie para ayudarlas.

¿Cómo podía pensar que algo de lo que acababa de decirme alteraría mis
sentimientos? Las cosas que acababa de compartir no me importaban. Sólo la vieja
sociedad de Nueva Inglaterra en la que había nacido mantenía un registro de toda
esa mierda. Ya no era 1890 por amor a la mierda. Había vivido en ese mundo
superficial durante tanto tiempo que tomó que Brooke me llevara al real para darme
cuenta de que existía. Tenía un trabajo que hacer, pero había buenas ideas
rondando en mi cabeza ahora. Lo resolvería, pero sobre todo sería paciente, porque
tiempo era lo que Brooke necesitaba.

Me volví hacia un lado para encontrar sus labios. Necesitaba besarla durante
mucho tiempo... y acariciarla, para ayudarle a recordar que estuvo completa una
vez y podría estarlo de nuevo.

Cuando la besé, volvió a la vida en mis brazos.

Como la Bella Durmiente en el jodido cuento de hadas, mi chica cobró vida en


mis brazos.
Capitulo 19
Su bolso de fin de semana abierto en el suelo fue lo primero que vi cuando me
desperté sola en mi cama a la mañana siguiente. Caleb no había empacado su
maleta y me dejó. Él todavía estaba aquí, en algún lugar, mientras la luz solar
atacaba a través de las rendijas de las persianas.

Y yo me seguía pellizcando.

Caleb era tan diferente a Marcus. También era diferente de cualquier hombre
149 que había conocido. Era muy paciente, atento y me escuchaba. Caleb era el oyente
más atento. Nunca me hizo sentir que estaba apenado por mí, tampoco. De alguna
forma me dijo que era valiente e inteligente. Vio cosas en mí que no veía en mí
misma, y ahora que había saboreado su buena opinión, quería más de ello. Mucho
más. Caleb me daría el mundo si se lo permitía.

¿Podría permitírselo?

Empujé mi rostro hacia la almohada en la que él había dormido e intenté oler


su esencia. Definitivamente estaba ahí, las notas de especias terrosas que había
llegado a asociar con él se mezclaba con el aroma inconfundible del sexo. Mucho
sexo. Me imaginaba como debe haberse visto, mientras había estado
profundamente durmiendo en mi cama, sin duda, luciendo el cabello despeinado
por el sexo, el gran cuerpo y largas extremidades que había estado todas sobre mí
anoche descansando y relajadas, su constante suave respiración llenando el
silencio.

Sabía que había habido un cambio desde anoche, y era grande para mí.

La imagen de Caleb en mi mente, hablaba de lealtad y fuerza.

Ahora estaba más asustada de perderlo que de amarlo.


Debo haber estado sonriendo cuando puso sus ojos en mí por primera vez esta
mañana, decidí mientras salí de la cama y me dirigí hacia la ducha. Él debe tener
sonrisas viniendo de mí, especialmente después de la terrible racha y las cosas que
le había dicho anoche. ¿Por qué me hizo el amor tan dulce después de escuchar
todo? ¿Por qué quería estar en mi mundo? ¿Qué hombre se inscribe para el choque de
trenes que probablemente sería la vida conmigo?

A menos… que estuviera dispuesto.

Nunca había conocido esa clase de amor. Nunca conocido el amor


incondicional, sin miedo. Aparte de Nan. Pero ¿de un hombre? ¿Realmente eso era
posible?

Había algo más que decir para desahogar uno de los mayores temores, porque
me hacía sentir mi corazón mucho más ligero hoy. Si él realmente me amaba,
después de lo que sabía ahora, por lo menos podía creer por él… que era real.

Salí por la parte trasera y me dirigí a la alta planicie costera. Tal vez un
pequeño duendecillo estaba susurrándome en el oído que él estaba afuera, mirando
150 por encima de la tierra, y que posiblemente le podría encontrar ahí. Caleb no
desperdició palabras. Tengo los medios para que esto ocurra. Mírame. Él dijo
exactamente lo que pretendía, sé que se preguntaba, incluso me atrevía a esperar, si
realmente él iba a venir y estar en mi mundo conmigo.

Le mandé un mensaje de texto.

B: ¿Dónde estás?

C: Todavía estoy aquí, nena. ¿Me extrañaste?

B: Siempre <3

C: ¿Dónde estás?

B: Estoy en el área de césped detrás de la cabaña.

C: Toma el camino sur y me encontrarás.

Mi Caleb puede dar indicaciones apropiadas.

B: Está bien, en camino.


Después de guardar mi teléfono, fui a buscar a mi hombre. Mi hombre. Sí, lo
estaba reclamando como mío. Podría no ser capaz de mantenerlo por siempre, pero
por ahora, y en este lugar, él era mío.

Lo divisé como veinte minutos después. No era difícil de verlo. Podía


encontrarlo fácilmente entre la multitud ahora, porque estaba familiarizada con la
forma de su cuerpo y construcción… quien tenía músculos magros y alto. Vestía
pantalones vaqueros oscuros y una camiseta Henley negra con un abrigo abierto. Y
se veía absolutamente delicioso para mí como siempre. Él dijo que sentía amor por ti.

Pero mi Caleb no estaba solo. Otro hombre estaba a su lado, apuntando a


través del terreno como si él estuviera familiarizando a Caleb con la isla. Mi
corazón se aceleró mientras fui hacia él. Debe haber sentido mi presencia, porque
se giró hacia mí. Su rostro se iluminó con una de sus hermosas sonrisas mientras
extendió su mano dándome la bienvenida a que me acerque a él.

¿Cómo puedo no enamorarme de este hombre?

Me acercó a su lado con sus brazos ajustados alrededor de mí, y puso sus labios
sobre mi mejilla. Lo sentí inhalando contra mi piel e instantáneamente supe que
estaba haciendo. Yo lo hacía siempre que podía. El aroma de un amante era
151 poderoso en esta habilidad de producir sensación de comodidad. Caleb estaba
inhalando mi esencia justo ahora en frente de un extraño. Fue hecho discretamente,
bajo la cubierta de darme un beso de bienvenida en mi mejilla, pero fue tan-oh-
intimo para mí.

Le di una sonrisa que me prometí a mí misma que lo haría esta mañana cuando
estaría el fin de semana. Solo vi felicidad en sus ojos, sin demandas y sin dolor
como lo había visto la última noche, solo amor. Al menos podía decirlo dentro de
mi cabeza ahora y no desmoronarme. Pasos de bebé.

Me presentó a Asher Woodrow, a quien nunca había conocido en persona pero


había escuchado mencionarlo por los locales. Era más bien estoico, pero educado
en una forma de pensativo guapo. Aparentemente Caleb y Asher habían ido juntos
en sus días de Boy scouts en la isla, pero habían perdido contacto con los años. Era
dueño del aeropuerto de la isla Blackstone y también de la empresa de paseos en
helicóptero hacia y desde el continente. Yo estaba contenta de ser una observadora
mientras ellos terminaron su conversación sobre el acceso al helipuerto en el
aeropuerto en un intercambio algo así con Blackstone Global Enterprises de su
propio helipuerto en el corazón de la ciudad. Caleb estaba lleno de sorpresas con la
noticia que no solo poseía un helicóptero, sino un helipuerto privado en la ciudad
de Boston.
Y al igual que mis buenos sentimientos de pasos de bebé se desplomaron. Cuán
profunda era la brecha entre su mundo y el mío.

Todavía no cambiaba mi anhelo por él de elegir estar en mi mundo conmigo.


¿Cómo no podía? ¿Cómo cualquier mujer no quiere que Caleb la elija? Seguía
teniendo problemas para entender porque un hombre como él estaba soltero en
primer lugar. ¿Por qué era eso? ¿Qué pasa con las mujeres de su pasado?

Temía que nunca podría pertenecer al mundo de Caleb con él.

Después de despedimos de Asher, caminamos de regreso por el camino


tomados de la mano, disfrutando de la impresionante vista con un sol otoñal sobre
las aguas azul oscuro con el faro estando vigilando a lo largo de las rocas. Me
encantaban las hermosas vistas desde la isla.

—¿Para qué te levantaste tan temprano esta mañana?

—Estaba ansioso por explorar el extremo sur de la isla y orientarme a la tierra


que está disponible. —Sin palabras desperdiciadas de mi Caleb. Decía lo que quería
decir, y luego lo hacía.

152 —Me preguntaba… tenía la esperanza —le dije mientras me volvía hacia él.

Se detuvo y me jalo contra su pecho mientras me sostuvo ambos veíamos el


mar y el cielo mezclándose constantemente en varios tonos de azul. Respiré su
esencia masculina e intenté entender y aceptar toda la bendición que sentí con
Caleb. Él era puro y simple bendición en cada forma… para mí.

—Así que, cuando construya una casa aquí, ¿no estarás molesta conmigo?

Me perdí. Caí rendida nuevamente, por lo que se sintió por centésima vez con
él, y sollozo en su fuerte pecho. –Nuu…nunca mme enojaría connntigo, Caaa…leb.

Me sostuvo y acarició mi cabeza con su mano. Caleb entendió que estaba


llorando de felicidad y no de tristeza, así al menos había eso. Y no estaba huyendo
de mí en primera de cambios, tampoco. Debía ser una gran tortura para él. A los
hombres no les gusta el drama y que uno se desmorone emocionalmente. ¿Cómo
podría soportarlo? Apenas podía soportarme a mí misma cuando lo hacía. Pero
Caleb simplemente me sostuvo y demostró el cuidado y la comprensión de la forma
más perfecta.

—Quiero hablar contigo acerca de algunas cosas. ¿Podemos sentarnos? —me


preguntó en voz baja—. Podemos usar mi abrigo como manta en la hierba. Esta es
una gran vista y debemos disfrutarla mientras el tiempo esté bueno.
—Sí, me gustaría mucho —respondí con mi mejilla presionada contra su pecho
mientras miraba al mar, renuente a alejar mi cuerpo del suyo.

Extendió el abrigo para que nos sentemos, acomodándome entre sus piernas
frente a él así me podía recargar. Rodeada por su toque y calor, el pánico de hace
unos momentos me dejo. Pasó como si nunca hubiera sucedido.

—Me levanté temprano esta mañana e hice un poco de investigación.

—¿Estabas investigando sobre terrenos en venta así puedes construir una casa
aquí? —pregunté.

—Bueno, sí y no. La búsqueda de propiedad vino después. Esta mañana quería


saber acerca de la repentina aparición de fuertes respuestas emocionales, llorar en
particular.

—¿Oh? —Mi corazón se aceleró—. ¿Has visto mi fotografía cuando tecleaste


en la barra de búsqueda de Google?

Él se rio. —Lo siento, pero eso fue muy gracioso.

153 —Me alegro que lo pienses. Me encanta ser capaz de reír sobre esto contigo. —
Hice una pausa dramáticamente—. Por otra parte debería comenzar a llorar.

—Bueno, no, tu hermosa imagen no apareció, pero algo interesante lo hizo.

—Dime. —No me atrevía a esperar que pudiera haber alguna forma de


tratamiento.

—El sitio que encontré decía que es uno de los más ocultos trastornos
neurológicos, una condición llamada labilidad emocional (PBA).

—¿Tiene un nombre? —Me sorprendí.

—Ven, deja que te lea desde el sitio. —Tecleó ligeramente en su teléfono y


comenzó a leer—. Las personas con PBA están sujetos a episodios de llanto o risa
incontrolables y sin una razón evidente. Aunque las causas exactas de la
enfermedad no se entienden completamente, parece estar asociada con las lesiones
de las vías neurológicas en el cerebro que controlan esa respuesta emocional. Se ve
a menudo en pacientes con enfermedades como la esclerosos lateral amiotrofia,
esclerosis múltiple, Alzheimer, Parkinson y para aquellos que han experimentado
un trauma cerebral —dijo con énfasis.

—Trauma cerebral… —respiré.


—Déjame terminar el último pedacito —Regañó suavemente—. En algunos
casos, un paciente con PBA tiene una lesión cerebral subyacente, él o ella no son
consientes. Una de las principales cosas que distinguen al PBA de la depresión es
que los episodios emocionales son impredecibles y muy cortos, que van desde
segundos a minutos, y se producen varias veces al día. Requieren una gran cantidad
de energía para mantenerlo a raya. —Me apretó el hombro—. Tienes razón,
Brooke, sobre no sentirte deprimida, porque no lo veo en ti tampoco. Pero tienes
una lesión grave —dijo mientras trazaba la cicatriz a lo largo de mi cabello con el
dedo.

—Estuve en coma por tres semanas… porque eso es lo que hace el cerebro
después de una lesión traumática. El accidente, sé que me hizo algo. Siento que era
diferente, pero no ahondé más porque pensé que no había nada que hacer al
respecto. Además, estaba tan agradecida de estar viva cuando pude haber muerto
tan fácilmente, que simplemente no me detuve en los hechos de los episodios que
ocurrían con más frecuencia.

—Hay más.

Me congelé. —Tengo miedo el siquiera tener la esperanza de que haya un


tratamiento que no implique un neurocirujano y un bisturí.
154
Se rio de nuevo y beso la parte superior de mi cabeza. —Tienes un hermoso y
brillante cerebro, Brooke Casterley. Puedes pensar en las cosas más inteligentes
para decirme en los momentos más extraños. Debe ser tu ingenio británico.

—Tal vez así sea, pero tú tienes un corazón hermoso y brillante, Caleb
Blackstone. Puedes hacer magia con él y en formas que nunca he imaginado. Debe
ser tu optimismo norteamericano.

Se inclinó en torno para hablar contra mis labios. —Hay un medicamento que
puedes tomar para hacer los episodios menos frecuentes.

—Maravilloso.

—Cuando estés lista, quiero que veas a un especialista en la ciudad. ¿Harías eso
por mí?

—Sí, Después de que la boda haya pasado, lo haré. —Podía sentir el calor de
sus labios tan cerca de los míos—. Quiero hacerlo por mí también.

—Gracias, nena.

Luego me beso profundamente y me mostró una vez más hasta qué punto la
gama de su hermoso y brillante corazón podía ir.
Capitulo 20
Brooke de rodillas con sus labios envueltos alrededor de mi pene era la una
cosa fuera-de-este-jodido-mundo de hermosa. Tan hermosa, de hecho, que estaba
teniendo otra de esa experiencias de cornea-ardiendo. Sí, iba a quedarme ciego
pronto, pero se sentiría tan bien por la forma en que sucedió y estaría sonriendo
cuando el mundo se oscureciera.

—Nena… ahhh… se siente bien. Jesús… es bueno. —Guié su cabeza mientras


me tomaba por completo hasta la base de mi pene de nuevo y de nuevo. Estar
155 dentro de cualquier parte de ella sin una barrera era la mejor puta sensación. Tiró
de mis bolas y las rodó en su mano a medida que sentía todo apretarse—. Voy a
venirme en tu boca. Si no quieres eso… sólo detente ahora —Solté apretadamente,
totalmente al borde de perder el control. Removí mis manos de su cabeza y las llevé
a la mía, sujetando un puñado de mi propio cabello hasta que el cuero cabelludo
picó—. ¡Ahhh… mierdaaaa! —Lancé mi cabeza hacia tras cuando comenzó.

Pero ella no se detuvo.

No quitó su adorable boca de mi pene.

No, en su lugar me deslizó hasta la parte trasera de su garganta, y tomó cada


disparo de mi corrida hasta que no hubo más, con sus ojos en los míos mientras me
vaciaba en ella. Fue un perfecto momento de intimidad y generosidad de ella para
mí, casi. Porque aunque entiendo la necesidad de mostrarle paciencia, había una
cosa de la que lamentaba.

Ella aún no estaba lista para escucharme decir te amo. Ciertamente lo habría
dicho en ese momento cuando nuestros ojos se conectaron, porque ciertamente la
amaba.

La levanté de donde estaba arrodillada y la puse en mi regazo. Nos presioné


pecho con pecho y doblé sus piernas a los lados de mis caderas. Se acurrucó en mí,
e inhalé su embriagador aroma. Cabello que me recordaba a un capo de flores
alcanzando el sol, y piel que mantenía la esencia de naranjas por alguna razón. Tal
vez era el perfume o la loción que usaba, pero el olor de las naranjas sería para
siempre algo que asociaría con ella.

Naranja mezclado con el aroma terroso de la semilla que acababa de bombear


en ella.

Mis ideas de cavernícola no se me escaparon, tampoco. Estaba en ese estado


mental de ―mujer mía–tu venir bajo mis pieles–mi caverna–nosotros follar ahora‖
con Brooke. Ella me había vuelto en una maldita criatura cachonda, ese lado de mí
queriendo andar desnudos hasta el culo y comernos el uno al otro por un día. El
impulso estaba allí; el entrenamiento sólo nos enseñó a reprimirlo. Pero cuando
estábamos solos con alguien que se sentía de la misma manera, el impulso era
liberado, permitiéndonos realizar nuestras muy sucias fantasías de una forma que
era totalmente liberadora. Brooke desencadenaba ese impulso en mí.

Era real y era permanente, de esto estaba seguro, no me sentiría de esta forma
por nadie más que ella, en el futuro.

Tampoco había vuelto a la cabaña con ella esperando sexo. No habría pasado
del sofá de su sala de estar. Era solo algo que seguía pasando con nosotros, nuestros
156 cuerpos necesitaban la conexión física. No se podía negar que era una unidad
primaria conmigo. Quería follarla cada día por el resto de mi vida. Una idea
absolutamente loca en la que envolver mi cabeza, pero también brutalmente exacta
a cómo me sentía cuando estábamos solos y podía tocarla. Ansiaba verla satisfecha
y marcarla con los signos reveladores de ser bien usada y complacida por mí.
Especialmente después de las revelaciones de anoche. Ella había atravesado una
terrible experiencia, y casi perdió su vida en el proceso. No podía permitirme el lujo
de olvidar ese hecho o presionarla a superar su pasado a un ritmo más rápido del
que ella era capaz de mantener.

—¿Cómo te sientes sobre el control de natalidad? —Había llegado el momento


de hacer la pregunta.

—Estoy a favor —dijo ella con el ingenio sucio más un cauteloso empuje a mi
lado con su mano. Ella lo hizo bien, haciendo sisear antes de pudiera contenerlo,
revelando mi debilidad.

—Oh, tienes tantas cosquillas por ese pequeño movimiento, preciosa. —Lancé
mi ataque, fijándola en el sofá con una mano y yendo a la ciudad de sus cosillas
con la otra. Ella gritó y se retorció, tratando de escapar de mi ataque, pero en vano.
Porque mis impulsos cavernícolas internos estaban siendo desencadenados por la
vista de sus perfectas tetas y piel sonrosada moviéndose bajo de mí, listo para ir otra
ronda de folla.

—¡Nooooo! Caaaaleb, lo siento por comenzarlo… realmente… yo… yo iba a


traer el tema a colación.

—Oh, ¿estabas? ¿Estás segura de que no sólo quieres que deje de hacerte
cosquillas, nena?

—Quiero que te detengas, yyyyyy podemos hablar sobre ello —rogó.

Rápidamente moví mi mano cosquilleante hacia abajo entre sus piernas y


encuentre mi camino dentro de sus resbaladizos pliegues con mis dedos. —Oh sí,
estas húmeda por mí. —La acaricié en círculos y observe su reacción de mi toque.
Ella volvió a la vida con mi movimiento, y sus ojos se encendieron con pasión
mientras se movía contra mi mano—. Porque quiero justo aquí con nada entre
nosotros. Lo quiero, Brooke.

Bajé mis labios a los suyos y hundí mi lengua profundamente, reclamando su


boca con insinuación de cómo quería reclamarla con mi pene donde mis dedos
estaban enterrados en mojado y resbaladizo calor ahora mismo. Curvé mis dedos y
157 encontré el lugar donde la textura cambia y trabajé su punto G sin piedad. Mi
lengua empalaba su boca y mis dedos su coño, mía completamente en el momento.
Era un maldito cavernícola con mi mujer debajo.

La experiencia era incomparable.

Ella gimió en mi boca y apretó sus paredes internas alrededor de mis dedos a
medida que montaba la ola hacia su clímax. Sentí su apretón y espasmo. Oí sus
jadeos de placer mientras se corría. Saboreé su dulzura. Su aliento se disparaba
contra mi boca a media que usaba mis dientes para mordisquear sus labios mientras
ella descendía desde las alturas. Me encantó la forma en que su cuerpo entero se
suavizó en mis brazos mientras la abrazaba, una fusión en cuerpo y alma.

Reacomodé nuestros cuerpo de manera que ella podía acostarse sobre mí, y tiré
de la manta en el respaldo del sofá sobre nosotros. Podía haberla llevado por las
escaleras a su cama, pero no quería perder este momento que acabábamos de
compartir. Era algo demasiado especial para interrumpirlo.

—¿Caleb? —preguntó con una suave voz, después de un par de minutos.

—¿Hmm?

—Solo estuve con Marcus… antes de ti… y con él no fue nada parecido a cómo
lo es contigo. Nunca supe que el sexo podía ser así de bueno hasta que me lo
mostraste. Había escuchado historias, claro, pero no fue mi experiencia. Sólo
quería que lo supieras. —Levantó su cabeza para descansar su barbilla en mi
esternón, así podíamos vernos el uno al otro. Sonrió—. Y para agradecerte por
curar esa parte de mí, la cual estaba muy necesitada de ello.

Sus palabras me destrozaron de una forma que fue tan maravillosa como
vergonzosa. Era maravilloso que fuera sido el que le mostrara a Brooke los placeres
sexuales por primera vez; y vergonzoso por ser el tipo que había metido su pene en
incontables mujeres antes de ella, mujeres que no eran nada más que un encuentro
casual que terminaba en un orgasmo. Nada de lo que estar orgulloso. No era algo
que quisiera discutir tampoco.

Con mi dedos, tracé desde la esquina de sus ojos, bajando por su mejilla, y
sobre sus labios antes de hablar. —Brooke, siento como si tú fueras la que me está
curando. —Ella sacudió su cabeza con duda—. No, quiero decir eso. Es cien por
ciento verdad. He estado con muchas, pero ninguna me ha hecho sentir de la forma
que lo hago contigo.

—¿Y cómo es eso? —preguntó con nostalgia.

—Como si tuviéramos que ser los únicos que trabajáramos en sanarnos el uno al
158 otro de ahora en adelante.

—Ahh… ¿así que Sexual Healing debería ser nuestra canción entonces?

—Divertido. Dices las cosas las ingeniosas, nena.

—Solo lo hago porque pareces que te gusta mucho.

—Tienes razón. Y creo que debería mantener el ingenio para mí, también. —
Tiré de sus labios hacia los míos y la besé profundamente, preparándome
mentalmente para decirle la parte que deseaba no tener de traer a colación—.
Quiero que sepas que estaba con alguien antes de conocerte. Me dejó con la duda
sobre lo que estaba haciendo ella, y con quién lo estaba haciendo cuando yo no
estaba alrededor. A pesar de que siempre usamos protección, aun así me hice una
prueba inmediatamente después de que nos separarnos. Estoy limpio. Nunca habría
ido allí contigo hasta ahora si no lo estuviera, Brooke. Puedes confiar en mí.

Por mucho que me doliera mencionar a Janice, incluso en tiempo pasado, me


sentí mejor diciéndoselo yo mismo, porque el internet estaba lleno de multitudes de
historias y fotos sobre mí. Si Brooke quería saber sobre Janice y otras con las que
había estado, las fotos estaban allí para que ella las pudiera encontrar en vividos
colores con algunos chismes sobre donde había estado, con quién, y con qué
propósito. Ella probablemente ya había visto algo de eso. También esperaba que
Brooke se diera cuenta de que la mayoría de ello era pura mierda. El tipo de prensa
que odiaba porque eran reportes de paparazzi basados solo en mi nombre y riqueza
personal. Nadia quería imágenes de hombres con apenas dos centavos cuando salía
con una cita. Sólo por una vez me encantaría tener algo de prensa sobre el agua
limpia que Global Blackstone estaba llevando a los pueblos tercermundistas para
que estuviera plasmado junto a mi foto. No contendría mi respiración, pero seguro
que sería jodidamente agradable para variar.

—Sé que puedo confiar en ti, Caleb Blackstone —Alzó la mano y sostuvo mi
rostro. Me preguntaba si ella sabía que era su esclavo cuando hacia pequeñas cosas
como tocar mi rostro con su mano—. Así que, sobre el control de natalidad… —
Ella frotó su pulgar sobre mi labio inferior, ante lo cual luché por resistir el
reclamarlo poniéndolo en mi boca—. Antes de salir del refugio ellos ofrecían
pruebas y un examen, los cuales tuve. El doctor me dio una prescripción para
píldoras. Nunca la utilicé porque me sentía como si estuviera poniéndome a mí
misma allí para sexo casual, y no estaba lista. No estaba lista emocionalmente para
mucho de nada cuando regresé por primera vez a Boston. Necesitaba esos cinco
meses para trabajar y cuidar de Nan, e incluso descubrirme a misma. Pero eso fue
antes de conocerte, Caleb. No puedo negar que después de conocerte, fue diferente
para mí también. Quería estar contigo. Sabía que serias bueno para mí, y que
podría confiarte mi cuerpo y corazón a ti con seguridad. Mi punto es, que puedo
utilizar mi prescripción ahora y comenzarla. Deberíamos estar protegidos para el
159 momento en que regreses de Abu Dhabi.

Me dio una mirada cuando no respondí en una cantidad de tiempo apropiado,


y luego un pequeño apretón a mi mejilla donde su mano descansaba inmóvil.

Supongo que estaba demasiado ocupado enamorándome más de ella para


notarlo.

El Club Black Bay estaba situado justo en las rocas, con vista hacia la bahía
desde sus millas de cuidados caminos verdes que eran apreciados por los golfistas
de todo el mundo. El golf había sido el juego de mi padre, pero no era el mío. Sin
embargo, mantuve las exuberantes cuotas de su club de golf privado después de que
murió. Nunca se sabe cuándo podría ser útil, y esta noche, ser un miembro de
Black Bay era muy útil, proporcionándome un lugar privado para llevar a Brooke a
cenar y decirle mi temido adiós antes partir a Abu Dhabi alrededor de la
medianoche. Ella había estado cocinando para mí y me arruinó por dos sólidos
días, y ahora insistí en que necesitaba un descanso.

El pensamiento de dejarla atrás en la isla era un poco más fácil de aceptar que
la idea de dejarla en Boston. Sabía que ella se tomaría el resto de la semana libre del
trabajo para ayudar a su abuela a establecerse después de liberarse de la terapia
física. No podía negar estar agradecido de que estuviera escondida a salvo en la isla
por la mayoría de mi viaje de negocios. No quería que los medios descubrieran a
Brooke y mi relación con ella. Sabía que pasaría en su momento, y esperaba que
cuando lo hicieran, podría tenerla aún más bajo el caparazón de mi protección para
resguardarla de lo peor de su escrutinio. Los paparazzi era unos malditos, puro y
simple. Ellos desterrarían cualquier secreto sucio suyo para desempolvarlo y
compartirlo con el mundo, sólo para vender unos pocos periódicos. No quería que
ella saliera lastimada por la insensibilidad hacia su pasado o cualquier cosa en
relación a su vida antes de que la conociera.

—No he tenido la oportunidad de oír mucho sobre tu trabajo. ¿Qué te inspiró


para volverte una diseñadora de interiores?

—Estaba siguiendo los pasos de mi madre, al principio, supongo.

—¿Cómo así?

—Bueno, ella asistió a la Universidad de Suffolk, y estudió diseño. Te dije que


conoció a mi padre durante un semestre en Londres.

—Cierto, lo recuerdo. —Había visto una foto de sus padres en la cabaña. Su


160 madre lucía como una versión de los años 90s de Brooke en la foto; la misma
belleza fácilmente reconocible en sus facciones—. Dijiste ―al principio‖.

—Sí, creo que me gustó la idea de aprender el mismo material que el que ella
estudió, e incluso ir a la misma escuela. Me dio una forma de sentirme cerca de ella
por tener algo en común. —Frotó la parte izquierda de su nuca, lo cual me decía
algo tan claro como el día desde donde estaba sentado. No gané mis billones sin
haber aprendido a leer a las personas por años—. Amo mi trabajo, realmente
disfruto el desafío de encontrar el diseño perfecto para la visión de un cliente —dijo.

—¿Por qué escucho un pero al final de esa afirmación?

Me dio una dulce sonrisa. —Eres observador, Caleb.

—Contigo, incluso más de lo usual. —Esa era la verdad. Quería conocer todo
sobre ella—. Así que, si pudieras hacer cualquier cosa, ¿qué elegirías ser?

Respondió rápidamente. —Elegiría ser una Marni Cole.

Incliné mi cabeza y esperé su explicación, ciertamente sería una historia


interesante por lo menos.

—Cuando fui por primera vez al refugio de mujeres en San Diego,


probablemente aún estaba en shock. Y estaba lamentando la pérdida de mi bebé. La
llamé Sophia. Ni siquiera supe que era una niña hasta después de que desperté del
coma, ya que no había tenido la ecografía del segundo trimestre aún, aquella en la
que el sexo de bebé puede conocerse si el técnico consigue una vista lo
suficientemente buena entre las pequeñas piernas flexionadas. —Sus ojos se
humedecieron, pero no interrumpí. Estaba hechizado por su historia y quería
escuchar más—. A pesar de que no quería ser madre a tan temprana edad, aun así
me vinculé con mi bebé, y fue… duro… dejarse llevar emocionalmente una vez que
ya no la tuve dentro de mí.

Me estiré a través de la mesa y tomé su mano.

»No quería sociabilizar o hacer mucho de lo que sea al principio. Como te dije
antes, sólo quería encontrar algo de paz del horrible ruido en mi cabeza. Cuando
vives en un estado de constante agitación, la tranquilidad se convierte en un bien
precioso.

Giré su mano, así su palma estaba boca arriba.

»Los refugios funcionan con voluntarios que vienen y hacen una variedad de
trabajos que tiene que hacerse. Algunos trabajan en la cocina ayudando con las
comidas, algunos ofrecen asesoría o asistencia legal, otros podrían llevar la
161 administración, o trabajar en los teléfonos, por lo general los voluntarios ofrecen su
tiempo, haciendo lo cualquier cosa que su trabajo diario sea o proporcionando una
habilidad que tengan. Allí estaba una mujer llamada Marni, y su habilidad era la
jardinería. Descubrí que ella era una maestra certificada en jardinería durante el
tiempo conociéndola. Ella venia al refugio y hacia su magia con las flores. Estando
en San Diego, la temporada de crecimiento es casi todo el año, y el clima rara vez
le impedía a una persona estar afuera, así que Marni venía a menudo. Tan pronto
como llegué al refugio, anhelando la paz que no había conocido por más de un año,
fui atraída inmediatamente por los jardines. Me sentaba allí entre las flores, y
básicamente comencé a sanar… en mi codiciado lugar de tranquilidad. Un hermoso
jardín rodeado de flores, donde nadie gritaba de ira sin sentido, o jugaba con mi
cabeza, o tenía el placer perverso de asustarme.

Tracé la palabra yo sobre la palma de su mano con mi dedo.

»Marni no me presionó para hablar sobre mi pasado. De hecho, ella no hablaba


mucho. Marni necesitaba su propio lugar de tranquilidad, y venir al refugio y ser
voluntaria la ayudaba tanto a ella como le ayudaba a la institución. Un día
simplemente me entregó una pala de jardín y señaló algunas malezas que
necesitaban reducirse, y allí fue cuando realmente comenzó mi viaje de curación.
Mientras más tiempo pasaba en el jardín con Marni, más llegamos a conocernos. Y
descubrí que tenía un esposo que era un cirujano pediatra y vivía en una adorable
casa en La Jolla con sus perros y un estanque Koi en el patio trasero. Me contó
sobre su hijo, Phillip. Él fue su único hijo con toda la vida por delante cuando fue
acecinado en un accidente de tránsito una semana antes de Navidad a los veinte
años. Fue el viernes que salió de la escuela por la vacaciones de invierno, por lo que
los conductores estaban nerviosos cuando Phillip salió de la autopista de camino al
trabajo. Un camión de entrega en una fecha limite cambió de carril sin mirar
primero, y eliminó al único hijo de Marni en un abrir y cerrar de ojos. Él se había
ido.

Tracé la forma de un corazón tres veces.

»Marni me contó cómo se perdió a ella misma por bastante tiempo. Tomó
drogas para silenciar las voces en su cabeza y se volvió adicta. La encontraron
deambulando por las calles, vestida con ropa que había sido puesta al revés,
intoxicada con pastillas y sin recuerdos de los días y semanas que habían pasado.
Su esposo la internó en una clínica privada para su recuperación y rehabilitación, y
con el tiempo mejoró y fue capaz de ir a casa. Marni fue afortunada en el sentido de
que tenía los recursos monetarios para obtener la ayuda que necesitaba, y a alguien
que la amaba lo suficiente para asegurarse que la recibiera.

Escribí las letras T-U-Y-O lentamente.

162 »Después de que volvió a casa, Marni comenzó a trabajar como voluntaria en
el refugio en San Diego. Ella dijo que le ayudaba más que nada. Ser voluntaria le
daba una razón para levantarse y vivir el resto de su vida un día a la vez sin Phillip,
ya que hacer más hermoso al mundo era una buena razón. Estuve de acuerdo con
ella. Porque para entonces, había compartido con Marni cómo la única cosa que
quería encontrar era un lugar de tranquilidad, y que su hermoso jardín lo era. —
Brooke levantó sus ojos dorados a los míos—. Así que, me doy cuenta que es una
respuesta muy larga a tu pregunta y espero no haberte incomodado con mi
divagación. Nunca he compartido esa historia con nadie antes.

Tracé otro corazón en la palma de su adorable mano y la vi sonreír.

Me atrapó.

La amo.

—También amo tu corazón, Caleb.


Capitulo 21
Lucas vivía a una milla del Black Bay Club donde Caleb me llevó a cenar.
Caleb le había pedido a Lucas que lo llevara de regreso a Boston en su helicóptero
para que pudiera tener una noche más conmigo. Fue un gesto muy dulce de mi
hombre, que también me dejó entrar en el secreto sobre el continente solo a quince
minutos en chopper, como él lo llamó. No debería sorprenderme ahora. Los
hermanos Blackstone llevaron a cabo sus concursos de meadas sobre cuyo
helicóptero era mejor. Muchachos ricos y sus juguetes...

163 Cuando me detuve en el helipuerto y aparqué, pude ver la forma de un hombre


esperando en las sombras. Las similitudes en la construcción y el tamaño eran
aparentes incluso en la oscuridad, así que sabía que era Lucas. Había oído hablar
de sus cicatrices de la amiga de mi hermana Sylvie, que limpiaba su casa. Sylvie
hablaba bien de su empleador, que seguía siendo un poco un misterio para los
residentes locales debido a su deseo de privacidad. Lucas Blackstone podía darse el
lujo de mantenerse reservado en la isla, lo que por lo que había oído, lo hacía en su
mayoría.

Cuando Caleb me presentó a Lucas, no estaba muy segura de lo que esperaba


de él, pero el saludo confiado y cálido que me ofreció me sorprendió. Lucas
compartía la misma altura y musculatura magra de su hermano mayor, así como el
cabello castaño oscuro y los anchos hombros. Incluso tenía rasgos faciales y
expresiones similares a Caleb cuando hablaba, pero su mejilla derecha, desde la
esquina de su ojo, abajo y alrededor de la parte inferior de su oreja, llevando aún
más abajo su cuello y desapareciendo en el cuello de su camisa, estaba estropeada
Con cicatrices considerables. Sus ojos también eran inusuales como los de Caleb en
su color, pero no de la misma manera. Los ojos de Lucas eran verdes, pero su ojo
derecho era parcialmente marrón. Una anomalía de la genética pero extrañamente
hermosa. De manera similar, su marcada cicatrización no le quitaba nada a su
belleza en mi opinión. Me imaginé que probablemente lo hacía aún más atractivo
para las mujeres. Me preguntaba cuál era la historia. Independientemente, el
hermano Blackstone más joven no era Quasimodo, viviendo en aislamiento en una
isla en la necesidad desesperada de habilidades sociales. Lo estaba haciendo muy
bien.

—Encantado de conocerte finalmente, Lucas. Sylvie no dice nada más que


cosas buenas. Ella te adora.

—Ahhh, bueno, soy un hombre afortunado porque ella me estropea. Es un


placer conocerte oficialmente, Brooke. —Me dio una tarjeta de visita—. Mi celular
está en la parte posterior. Si alguna vez necesitas algo por favor no dudes en
ponerte en contacto conmigo. Estoy aquí en la isla el noventa por ciento del
tiempo.

Incliné la cabeza hacia él. —¿Caleb te ha dicho que cuides de mí mientras está
fuera, Lucas?

—Ummm… —Se detuvo, lanzando sus ojos entre su hermano y yo.

—Está bien, Lucas. No te lo quitaré —dije, concentrando mis ojos molestos en


Caleb, que estaba haciendo todo lo posible para derretirme con su encanto
descarado.

164 —Bueno, en ese caso, sí lo hizo, Brooke, pero por favor sé que no es nada más
que un honor. —Lucas soltó su propia versión del encanto Blackstone en forma de
una sonrisa sincera. Estos hombres eran buenos en encantar a las mujeres de todas
las edades, yo predecía. Muy, muy bien.

Debe ser un grupo genético excelente.

—Bueno, gracias, Lucas. Eso es muy amable. —Coloqué su tarjeta en mi


bolsillo.

—Voy a empezar con ella, hermano, te doy un minuto. Brooke, te veré pronto.
—Lucas besó mi mejilla antes de caminar hacia la enorme máquina y subir dentro
de ella.

Caleb esperó a que Lucas estuviera fuera del alcance del oído antes de
preguntar—: ¿Eso te enfadó, pedirle a mi hermano que te cuidara?

—En realidad no, pero se necesitará un tiempo para acostumbrarse —respondí


con sinceridad.

—Puedes confiar en Lucas con tu vida. Si necesitas algo, llámalo. ¿Puedes


hacer eso por mí, nena?
Me empujó contra él, y tomé su olor en una inhalación profunda. —Lo
recordaré. Es bueno que seas tan protector y preocupado.

—Es la única manera en que puedo dejarte en este momento y no enloquecer.

—Estaré ocupada aquí durante el resto de la semana, y luego el lunes volveré a


trabajar en la ciudad. No tienes que preocuparte por mí. Solo echarme de menos.
—Levanté mis labios para que me besara.

Llevó ambas manos a mi rostro para sostenerme. —La primera petición es


imposible, y la segunda es definitiva—dijo, antes de besarme profundamente para
que el sabor de él se demorara un rato.

—Mi Asistente, Victoria Blakney, te entregara las llaves del penthouse para que
puedas obtener en lo que sea necesario para comenzar en el trabajo. Estaré de
vuelta una semana a partir de esta noche, y me encantaría que planearas quedarte
esa noche conmigo, porque tendré que mostrarte cuánto te extrañé mientras estaba
fuera.

—¿Oh? ¿Planeas demostrar eso? —No pude resistirme a liquidarlo.

165 —Definitivamente. Necesitaré mostrarte una y otra vez cuánto te extrañé. De


hecho, probablemente me llevará toda la noche. Yo planearía retirarme el jueves
del trabajo si fuera tú, porque imagino un día de enfermedad para los dos.

—Ya veo. —Puse mi mano sobre su pecho justo sobre su corazón latiendo y
sentí el ritmo pulsante—. Entonces, recordaré estar bien descansada el miércoles
por la tarde.

La burla era la única forma en que podía conseguir a través de enviarlo lejos sin
llorar. Por supuesto, ahora no era uno de esos momentos que rompía en lágrimas o
risas inesperadas. Gracias a Dios. Sin embargo, me sentí como si me encontrara de
nuevo. Había perdido mi sentido de la diversión con Marcus. Era como si hubiera
apagado la luz dentro de mí, que nunca permitiría que nadie entrara de nuevo. Yo
era fuerte, capaz y dura cuando necesitaba serlo, y ahora estaba encontrando la
alegría de nuevo, también. Y todo a causa del hombre amable, atento y cariñoso
que me faltaría terriblemente durante los próximos siete días.

Acepta, tonta. Ya estás enamorada de él.

Lucas me dio tres días antes de llamar.


Estaba entregando las últimas cajas de las cosas de Nan a la casa de Herman y
me sentía más que un poco emocional, así que su tiempo era perfecto. —Brooke,
¿puedo invitarte a cenar esta noche? Podemos hablar de política, religión y dinero
para hacernos incómodamente incómodos antes de unirnos a vergonzosas historias
infantiles sobre Caleb.

Me reí de su burla, sabiendo que yo diría que sí por un par de razones. Sabía
que eso haría feliz a Caleb, y tenía curiosidad por su familia. —Bueno, Lucas,
cuando me tientas así, no tengo otra opción que aceptar. Llegaré a las seis y me
gusta el vino en el lado dulce.

Lucas tenía una copa de sangría esperándome y una colección de menús de


entrega para elegir cuando llegué a su casa. Acepté el delicioso y afrutado vino y
veté la comida para llevar. En lugar de eso, pedí que me mostrara su cocina donde
encontré dos delantales, uno para cada uno de nosotros, y anuncié que estaríamos
cocinando algo mucho mejor que cualquier cosa que pudiéramos ordenar.
Haciéndome mi casa en su despensa, y disparando algunas preguntas sobre
cualquier posible restricción dietética hasta que nos acomodamos en una ensalada y
pollo fettuccine Alfredo.
166
En el momento en que nuestra cena estaba lista, habíamos progresado a bien
pasado la etapa de conocerlo a usted y fuimos hasta ser mejores amigos. Al llorar
sobre las cebollas picadas y el ajo picado juntos, esas paredes bajan rápidamente.
La única referencia que hizo a su cicatriz fue para decirme que su audición estaba
afectada en su oreja derecha, por así decirlo con su lado izquierdo si era posible... y
que no lo tomara personalmente si parecía ignorar algo que dije. Le dije que no lo
tomara personalmente si de repente comenzaba a llorar o reír sin razón alguna... Y
señalé la cicatriz en mi línea del cabello. Él asintió con la cabeza en la
comprensión, y me gustaría apostar que Caleb ya había lo había informado sobre
mí, porque no cuestionó mi declaración extraña en lo más mínimo.

En ese momento, supe que había hecho un verdadero amigo en Lucas


Blackstone, porque habíamos hecho clic. Por la razón que sea, nos limitamos a
unirnos de una manera que era fácil y muy cómoda. Sentí que nuestra amistad se
mantendría independientemente de donde Caleb y yo termináramos, y eso era algo
significativo. No tenía muchos amigos, pero los que tenía eran muy valiosos para
mí, y siempre era bienvenido hacer uno nuevo.

Lucas pasó el resto de la noche enseñándome a jugar iInVidiosa, el juego que


había creado. Apestaba en los videojuegos, pero él apestaba haciendo la cena, por
lo que todo igualado al final. Le hice prometer que nuestra próxima cena sería en
mi casa antes de irme. Lucas me hizo prometer que lo llamaría tan pronto como
llegara a casa para hacerle saber que había llegado a salvo.

Solo siguió así hasta que ambos nos reímos cuando retrocedí a Woody fuera de
su camino, haciéndole señas con la mano al oído para que me llamaran. Los
hombres de Blackstone tenían una fuerte raya protectora y me sentí muy afortunada
de estar en el centro de su cuidado. Mi vida había estado bastante desprovista de
presencia masculina durante mucho tiempo, y esto se sentía bien.

La diferencia horaria entre Boston y Abu Dhabi era de nueve horas, lo que hizo
las llamadas con Caleb difícil, por lo que nos enviamos mensajes de texto en su
mayoría. Después de regresar a la cabaña, le llamé cumplidamente a Lucas antes de
prepararme para ir a la cama y llevar mi teléfono conmigo. Una vez que me instalé
bajo mis cobertores, calculé que la hora en Abu Dhabi era las siete y media de la
mañana, lo que en realidad era un buen momento para atraparlo si iba a tener
alguna oportunidad, porque probablemente estaría de pie y comenzando su día.

B: Cené con Lucas esta noche para que puedas dejar de preocuparme por mí.

C: Ya te dije que eso sería imposible, nena. Pero, ¿me echas de menos?

167 B: Siempre, Caleb. <3

C: Te compré algo hoy que no puedo esperar para darte.

B: Tengo algo que no puedo esperar para darte, también. *rubor*

C: ¿Esta mi Brooke sextendome? Por favor, di que sí, y envíame una foto de
tus tetas desnudas para que pueda lograrlo a través de este horrible día.

Nunca lo había hecho antes, pero eso no me detuvo. Me quité el pijama y me


desnudé en el espejo para mi hombre. Era un tiro lateral, pero estaba desnuda, y
Caleb lo sabría una vez que lo viera. Contuve el aliento y presioné a enviar.

B: Aquí tienes, pero solo uno está mostrando. ¡Mi primer sexteo! ¡Y eres el
destinatario afortunado! Tengo que irme a dormir ahora, pero voy a soñar
contigo. Te extraño toneladas. Besos y abrazos -Brooke <3

Traté de imaginarlo mirando la foto que acababa de enviarle, y aunque


estábamos separados por miles de kilómetros, podía sentirlo cerca de mí en ese
momento. Esperé su respuesta antes de apartar mi teléfono.

Llegó al instante y me hizo vibrar el corazón dentro de mi pecho.


C: Estás jodidamente hermosa y te extraño mucho más ahora... gracias por
la foto. Estaré allí en tus sueños, Brooke... y nunca me voy. Estás atrapada
conmigo ahora, nena. –C xx

Estoy segura de que me quedé dormida sonriendo, repitiendo sus palabras una
y otra vez en mi cabeza.

La asistente personal de Caleb no era como lo que me había imaginado. Era


joven y hermosa, con largo cabello oscuro y los ojos azules, pero con la
personalidad sensata de alguien mucho más viejo que la que podía tener alguien a
principios de sus veinte años. Al igual que mi nan, si tuviera que compararla a ella
con alguna persona. No era desagradable ni grosera, pero fue todo negocios cuando
dejó las llaves y los códigos de alarma en el penthouse de Harris & Goode el lunes.
No me perdí el anillo de compromiso de diamantes que ella llevaba en la mano
izquierda. No pude evitarlo, supongo, al conocer a la hermosa asistente personal de
mi novio por primera vez. Saber que estaba comprometida con otra persona no le
hizo daño. También me dio su número de celular personal, insistiendo en que la
llamara si necesitaba algo en absoluto. Victoria me dijo que compartía el
duodécimo piso con su hermano, James, en el mismo edificio que el penthouse de
168 Caleb, así que estaba cerca si alguna vez la necesitaba.

Tan extraño, la cosa del asistente personal, tener a alguien para hacer las tareas
que el noventa y nueve por ciento de la población hacia por sí mismos. Como
recoger la ropa de la tintorería, dejar las llaves, y pedir flores para la chica que
destrozó el traje de su jefe con cóctel de camarón. Le di las gracias a Victoria por su
elección de las peonías rojas y le mostré lo bien que estaban prosperando en mi
oficina.

Eso me ganó una sonrisa y un sincero—: Bienvenida.

El miércoles, Eduardo y yo trabajamos en el penthouse, midiendo todo y


terminando la programación inicial. Antes de comenzar cualquier proyecto había
que hacer un inventario de los muebles existentes, y algún análisis para identificar
los atributos positivos del espacio, así como cualquier problema potencial. Sin
embargo, no podía concentrarme en el trabajo.

Porque Caleb regresaría esta noche y lo volvería a ver en solo unas horas.

—Esa es la última de las medidas para esta habitación. Creo que empezaremos
aquí antes de pasar a la cocina —dije mientras Eduardo guardaba el equipo—. Es
realmente un trabajo enorme, y como él no me ha dado absolutamente ningún plan
sólido para lo que quiere, estoy volando un poco en ciego aquí.

Eduardo levantó la vista del teléfono y sonrió. —Porque está mucho más
interesado en darte su pene sólido hasta que te vayas un poco ciega, condesa. Solo
tienes que calentar la paleta de colores y comprar algunas piezas que son amables a
la mierda y él será muy feliz, confía en mí. —Asintió con la cabeza con entusiasmo.

—Dios mío, Eduardo. —Le fruncí el ceño y, aunque nunca lo admitiría,


probablemente tenía razón.

—Puedo diseñar esta mierda en mi sueño, te lo digo. Todo lo que un hombre


piensa cuando se trata de diseños y decoración es si se puede utilizar para el sexo.
Asegúrate de que hay muchos lugares para él para jugar golpear la vagina contigo
aquí y a él le encantará. Como he dicho antes, una follada amistosa debe ser su tema
para el conjunto…

—¿Hola?—Una voz femenina sonó detrás de mí, y me encogí ante lo que ella
podría haber escuchado por casualidad.

Me di vuelta con una sonrisa pegada a la cara y encontré la voz. Estaba segura
169 de que quienquiera que estuviera acababa de recibir un sermón. —Brooke
Casterley, de Harris & Goode Designs para el señor Black-s-stone—balbuceé—, y
este es mi asistente, Eduardo Ramos.

—Winter Blackstone, la hermana de Caleb. Solo quería conocer a la mujer que


ha cautivado a mi hermano—dijo con una sonrisa—, y no te preocupes, porque
absolutamente no escuché nada de lo que se dijo en este momento.

Oh, me agradas, Winter Blackstone. Todavía era tan hermosa como recordaba:
cabello castaño oscuro y ojos verdes con los mismos anillos de oro alrededor del iris
que Caleb tenía alrededor de sus azules. Los niños Blackstone tenían ojos
genéticamente que parecían inusuales. Nos estrechamos las manos y charlamos con
facilidad, y después de su comentario sobre no oír la atrocidad de Eduardo acerca
de la follada amistosa por el diseño, podría haberla besado. Jesús, tan embarazoso,
pero ella me puso completamente a gusto, como si no hubiera sucedido. Así que
tuve el privilegio de conocer a otro hermano Blackstone. Bueno, conocerla por
segunda vez, porque técnicamente nos conocimos hace ocho años en su fiesta de
cumpleaños.

—Te recuerdo cuando cumplí dieciséis años —dijo.

—Oh, recuerdo la fiesta. Fuiste muy amable y te sentaste conmigo.


—Hablamos de los Jonas Brothers y vimos a los otros jugando pelea de pollo
en la piscina.

—Sí. La fiesta fue en Blackwater, y recuerdo lo bonito que eran las tierras y el
jardín ese día —dije honestamente. Por lo que podía recordar, los jardines de
Blackwater habían sido simplemente preciosos. Me preguntaba si habían caído en
mal estado junto con la casa cuando estuvo cerrada.

Winter parecía pensativa, como si estuviera reflexionando sobre un recuerdo.


—Me entristece que pronto el lugar ya lo pertenezca a nuestra familia. Mi madre
está decidida a vender ya que no nos alojamos allí más. Siempre he pensado que
podría ser reutilizado como una escuela o un retiro de algún tipo. La ubicación es
ideal, pero tristemente, no puedo imaginar a nadie que pueda darse el lujo de
comprar Blackwater siendo muy altruista. —Frunció el ceño—. Confía en mí, lo sé
por experiencia.

—Caleb compartió conmigo que estás terminando tu maestría en trabajo social.

—Sí, voy a terminar en primavera y luego es hora de encontrar algo que ver
con eso. Hay muchas personas que necesitan ayuda —dijo con optimismo.

170 —Tienes razón en eso—concordé—. Estoy segura de que encontrarás lo que


necesites.

—Voy a irme ahora, cariño. Sé que tienes que prepararte para toda tu noche,
así que voy a buscar mi propia cosa para jugar. —Eduardo volteó el extremo de su
bufanda amarilla mientras me besaba en ambas mejillas—. Encantado de
conocerte, Winter Blackstone. —Él tomó su mano y se la llevó a los labios de una
manera demasiado familiar para alguien que acababa de conocer, pero éste era
Eduardo y él se salió con la mierda así durante todo el día. Yo estaba tan
acostumbrada que ahora apenas registraba que se había referido a mi reunión de
toda la noche con Caleb delante de su hermana pequeña. Dios.

Winter rio mientras zarpaba por la puerta con su bufanda amarilla rebotando
detrás de él, como solo mi amigo podía manejar. —Oh, tienes otro —nos dijo él,
mientras desapareció de la vista.

El comentario final de Eduardo tuvo sentido unos segundos más tarde, cuando
un hombre alto, moreno y guapo entró en la sala principal y se presentó. —Hola.
James Blakney, dos pisos más abajo. Debes ser Brooke. —Extendió la mano en
saludo.

—Sí. —Le estreché la mano—. Encantada de conocerte, James Blakney, dos


pisos más abajo. Debes ser el hermano de quien Victoria me habló. ¿También eres
amigo de Caleb?
—Ha estado causando estragos desde que teníamos diez años —dijo, sonriendo
maliciosamente.

—De alguna manera no lo dudo. —Me di cuenta de que Winter se había


quedado a mi lado—. Entonces debes conocer a Winter —sugerí.

Los ojos de James Blakney cambiaron cuando los dirigió a Winter Blackstone.
Pasaron de un verde-marrón a la oscuridad ardiente mientras los pasaba sobre ella
con nostalgia. —Ajá. El duodécimo piso es mío, y Winter esta justo... debajo de mí.

Tomé la tensión, o lo que fuera que estaba pasando entre ellos, y solo sonreí.
Pretendía ignorar lo mal que James Blakney lo tenía para la muy hermosa
hermanita de Caleb.

Interesante. Me pregunté si Caleb era consciente, y si es así cuáles eran sus


pensamientos.

—¿Entonces Caleb les dijo que hicieran una pausa y me comprobaran? —Dirigí
mi pregunta a los dos.

Winter asintió, sonriendo.


171
James dijo—: Para conocerte y llevarte a cenar en realidad. Las instrucciones
de Caleb son llevarte a ti ya Winter a cenar a Callihan, y él nos encontrará allí.
Debería estar en Boston en menos de dos horas. Solo me envió un mensaje de texto
y lo ordenó. A veces el bastardo es un dictador.

—Ya veo. Por favor, no le digas que encuentro a su dictador totalmente


adorable, ¿de acuerdo?

Sí, lo amas bien.


Capitulo 22
¿En qué demonios había estado pensando?

Reunirme con Brooke después de tantos días separados en un restaurante


público era la peor idea del mundo. Y ni siquiera podía comenzar a entender por
qué James y Winter estaban aquí también. Se suponía que James llevara a Brooke a
Callihan's, no que se invitara a sí mismo para una cita doble: ¡Con mi hermanita,
por amor a la mierda! Imbécil. El restaurante estaba situado en el nivel directamente
sobre las oficinas de Blackstone Global, y justo debajo del helipuerto. Pensé que
172 sería extra conveniente para mí, para llegar vía helicóptero, y luego simplemente
tomar el elevador y bajar para encontrar a Brooke para cenar. Pero las cosas ni
siquiera fueron remotamente con el plan esta noche.

Fallido.

Quería a Brooke sola en una mesa en un rincón privado de Callihan's donde


pudiéramos hacerlo durante un plato de comida y ni siquiera preocuparnos por ser
vistos. Después de la cena, bajaríamos con el elevador a mis oficinas ejecutivas,
donde le daría el recorrido mayor y si ella estaba en el juego, irrumpiríamos en la
cama en mi departamento privado vinculado. Entonces, la llevaría a casa hacia el
ático y la follaría hasta sacar de mi sistema la nostalgia con la que había vivido por
los últimos siete días, hasta que ambos estuviéramos demasiado exhaustos para
movernos. Finalmente, caería dormido con mi hermosa mujer segura en mis brazos
y en mi cama.

Así era cómo esta noche de mierda se suponía que fuera.

Pero, no, estaba siendo bloqueado por mi mejor amigo, mientras trataba de
mantener abajo una enfurecida erección.

Sin embargo, Brooke estaba sentada junto a mí, y tenía cero quejas sobre eso.
Inhalando la esencia de naranja, apreté su mano bajo la mesa y volteé hacia su
oído. —Quiero estar a solas contigo tan mal que podría morir antes de que esta
cena acabe —susurré.

Ella curvó su cuello hacia mis labios y rió silenciosamente. —No tengo ni el
más mínimo de hambre, Caleb...no por la cena —respondió tan bajo que sólo yo lo
oí.

Ningún otro segundo fue gastado antes de ponerme de pie y ayudar a Brooke a
pararse. Tan pronto como comprendí lo que me dijo, supe que había acabado aquí
con el espectáculo público. Necesitaba privacidad, y a ella desnuda, y en ese orden.
—Tenemos que irnos —dije.

—Pero acaban de llegar —dijo James—. ¿Qué hay acerca de las cenas?

—Es una emergencia, así que gracias por recoger la cuenta por esta. La
siguiente vez es mi turno. —Realmente esperaba que él oyera el silencioso tú jodido
idiota atado al final de mi explicación. Creo que mi hermana sí lo hizo, porque alejó
la mirada, con sus labios presionados juntos, como si estuviese intentando no reír.
Cristo, esperaba que él pudiera llevar a Winter a casa a salvo, sin ningún problema.
¿Qué demonios está mal contigo esta noche, James? Si yo no estuviese tan desesperado
por estar con Brooke, probablemente estaría preocupado por él.
173
Nah.

Mientras la sacaba de Callihan's como el demonios, supe que mi desesperación


por Brooke sobrepasaba más que cualquier preocupación que alguna vez podría
tener por James.

Al segundo en que las puertas del elevador se cerraron, tuve mi lengua en su


boca y mis manos sobre su top. Encontré sus pechos y sostuve uno en cada mano,
recordando el peso y figura mientras trataba de acercarme a ella. Toqué sus pezones
con mis pulgares a través de la tela de su sujetador y los sentí endurecerse mientras
ella gemía sexualmente en mi boca. Las puertas se abrieron. Rogaba que no hubiese
nadie detrás de mí consiguiendo un maldito espectáculo, porque sólo una bala en la
cabeza me podría detener probablemente, estaba tan necesitado por tocarla.

En serio.

Brooke tenía la presencia mágica y calmante capaz de estabilizarme.

Ella tenía poderes imparciales, en realidad, porque podía hacerme locamente


salvaje y furioso por tomarla, pero luego me cambiaría a una necesidad más suave,
sólo usando su voz. Ambos funcionaban en conjunto, pero sólo ella tenía ese poder
sobre mí. Nadie más tenía siquiera posesión de tales poderes, y nunca lo haría en el
futuro, tampoco; sólo ella.

Brooke puso sus manos en mi rostro y me empujó hacia atrás un poco, fuera de
su espacio personal, sus labios sensualmente rojos y ya hinchados. Mi cuerpo
entero palpitó por cuán sexi lucía ella con sus labios hinchados. Labios que podía
imaginar envueltos alrededor de mi duro pene en varios y cortos minutos.

—Vamos. —La jalé de la mano fuera del elevador.

—¿A dónde me estás llevando, Caleb?

—Mi oficina tiene una suite con una cama en ella. —La información relevante
era todo lo que se necesitaba aquí. Mi Brooke era muy inteligente, y sabía que
entendería.

Creo que casi estaba corriendo, y arrastrando a Brooke conmigo de la mano,


cuando llegamos dentro de las oficinas ejecutivas de Blackstone Global, y luego a la
suite. Tanteé por las luces y me aseguré de bloquear la puerta. Las tareas más
difíciles estaban detrás de mí ahora.

174 Gracias, joder.

—¿Cómo ha estado mi preciosa chica? —pregunté contra su cuello.

—Muriendo por estar contigo de nuevo —dijo, mientras sus manos se


enterraban en mi cabello.

Sí, podría venirme antes de que mi pene siquiera estuviera dentro de ella.

—Desnúdate para mí, cariño.

—De acuerdo —dijo sin aliento, mientras se inclinaba para bajar la cremallera
de sus botas.

Perdí mi saco y lo lancé en alguna parte, consciente sólo de su espectáculo de


desnudista personal mientras yo trataba de salir de mi propia ropa.

Ella continuó trabajando, sacándose cada capa mientras yo miraba en


apreciación silenciosa.

Y mi pene se volvía dolorosamente más duro.


Cuando sus perfectas tetas entraron en la vista mientras su sujetador negro de
encaje se alejaba, supe que tenía que tener una probada de ellos en mi lengua, o no
podría soportar más de cinco minutos. Moriría por tortura sexual.

—Eres la cosa más hermosa en el mundo, Brooke. Ni siquiera dudes de mis


sentimientos sobre eso.

Cuando la visión de ella entró en la vista, un ángel arrodillado, desnuda sobre


la cama con sus suaves curvas femeninas y largas piernas dobladas bajo ella,
disfruté mi amado premio y avancé para encontrarme con ella.

Ella estiró su mano y la puso sobre mi corazón, arrastrándola sobre mi pezón e


inclinándose con sus labios para besarme allí y chuparlo dentro de su boca. Siseé
ante la sensación de su lengua desgastando mi piel sensible, sabiendo que esto
tendría que ser una rápida y sucia follada para poder aclarar mi cabeza.

La empujé hacia atrás, sobre la cama, y extendí sus piernas a lo amplio,


admirando sus activos femeninos, porque su coño era tan perfecto como sus tetas.
Desnudo y rosa, con sólo una entallada tira de vello para decorarlo... Jodidamente.
Me. Encantaba.

175 Me cerní sobre ella, dudando sobre qué hacer primero. Era una decisión difícil,
y el retraso sólo lo hacía un poco más dulce. Brooke elevó su mirada a mí, con sus
ojos ámbar resplandeciendo con fuego dorado y lamió sus labios. Arrastré dos
dedos a través de su oh-tan-bello coño y separé los pliegues, encontrando su clítoris,
el cual estaba resbaladizo y listo, y froté arriba y abajo. Se arqueó y empujó contra
mi mano, haciendo los sonidos más sexies imaginables, hasta que sólo ya no pude
esperar más.

—Necesito tomarte ahora.

—Siiii, por favor, quiero...

Nunca terminó lo que sea que iba a decir.

Porque yo ya había alineado mi pene y me deslicé a casa, profundo, todo el


camino hasta mis bolas.

Apretada, caliente, y húmeda perfección agarró mi pene desnudo, y fue una


sensación jodidamente feliz también. Piel contra piel con Brooke por primera vez.
Robó mi aliento por un momento, de hecho, porque nunca había hecho esto antes.

Mi primera vez.
Nunca había estado en una relación con alguien con la que hubiera llegado a
este punto antes. Tenía que haber un cierto nivel de confianza y, antes de conocer a
Brooke, esa confianza sólo no había estado presente para mí con ninguna de las
mujeres que alguna vez conocí.

—¿Está bien, cariño? —le pregunté a través de una niebla de deseo.

—Sí... —Apretó las paredes de su núcleo y envolvió mi pene dichosamente


apretado.

—Oh, santa mierda, te sientes bien. ¿Sabes cuánto he pensado en este


momento, en cuando pudiera ponerme desnudo dentro de este apretado pequeño
coño, listo para tomar mi pene?

—¡Oh, dios, Caleb... por favor!

—¿Qué, cariño? ¿Qué puedo hacer por ti? Creo que necesito oír las palabras
saliendo de tu preciosa boca.

—Puedes ocuparte de follarme —gimió con un empuje de su pelvis para


llevarme incluso más profundo.
176
No más charla, mi chica había hablado. Rodeé sus muñecas y las arrastré sobre
su cabeza, clavándola allí, atada a la cama y capturada por mi deseoso pene. La
follé como un maniático, duro... profundo... y salvaje.

Le encantó, y encontró cada empuje, sus piernas dobladas y extendidas a lo


amplio, temblando y retorciéndose por el climax construyéndose que yo le iba a
dar. Junto con una caliente carga de mi semen para marcarla como mía. Nunca
había hecho eso tampoco.

Tomé su boca en un beso casi castigador, mostrándole cuan profundamente


podía poseer su cuerpo, porque poseía el mío desde el momento en que puse mis
ojos en ella. Moviéndome hacia abajo para lamer sus pezones, chupé sus tetas,
exigiendo cada una a la vez, dejando marcas detrás para mostrar que yo había
estado allí. Ella hizo esos sexys sonidos de placer que me hicieron decir cada sucia
cosa que mi lamentable cerebro podía pensar para decirle; medio salidas de mi
cabeza lujuriosa. Cuánto necesitaba tenerla estirarla así debajo de mí; cuán bien
olía con la esencia de nosotros follando en el aire; cuan hermosa lucía con mi pene
perforando dentro y fuera de su apretado núcleo. Mierdas locas que nunca diría en
voz alta cuando estaba cuerdo.

Pero así, con ella, la sanidad era jodidamente imposible.


Sentí sus espasmos apretar alrededor de mi eje mientras comenzaba
intensificándose el flujo de sangre que hinchaba mi pene. —Córrete conmigo,
Brooke. Necesito eso contigo ahora mismo. Necesito que sientas que te amo, así
nunca olvidas cómo se siente eso, viniendo de mí.

Arqueó la espalda y se congeló, levantándose fuera de la cama mientras gritaba


su liberación, junto con algunas palabras real y jodidamente hermosas. —Sí te
siento amándome, Caleb.

Sus ojos dorados se llenaron con lágrimas mientras yo la llenaba con mi


semilla, escupiendo cada última gota que tenía para ofrecer en un gesto primitivo
de reclamarla como mía; gritando las palabras de que me pertenecía a mí y a nadie
más.

Éxtasis total con mi chica.

Moví mis manos hacia abajo para agarrar sus caderas y bombeé los últimos
deliciosos deslizamientos dentro de su cuerpo antes de colapsar, mi piel febril con
sudor y el calor de ella rodeándome. Nos rodé hacia el lado, aún unidos, y miré
fijamente sus hermosos ojos dorados. Ella continuó sufriendo espasmos y
apretándose alrededor de mi pene, mientras bajaba de su avalancha, arrastrándose
177 fuera de nuestro placer. Cepillé los mechones de su cabello fuera de su rostro y la
besé suavemente, finalmente capaz de relajarme con ella en mis brazos, después de
una semana anhelándola.

También se añadía a mi euforia la forma en que Brooke me permitió poseerla.


Aceptó mi loca necesidad de perderme en su cuerpo, sólo haciéndome necesitar la
intimidad con ella incluso más. Brooke era todo el paquete perfecto para mí y
amaba cada gloriosa pulgada de ella, incluso si no pretendía decírselo con palabras
aún.

Pero podía mostrárselo dejándola saber cómo podría ser esto... con nosotros...
para siempre.

—Gracias por esa bienvenida a casa —susurré contra sus labios.

—Te extrañé mucho, Caleb, y estoy tan agradecida de que estés de regreso. —
Sonrió antes de empujar un mechón de cabello tras mi oreja, sus manos vagando
sobre mi cuerpo a donde sea que quisiera tocarme. Amaba cuando ella me tocaba.

—Aún tengo muchos te extraño que sacar de mi sistema follando, pero quiero
hacerlo apropiadamente, en mi cama en casa, donde puedo tomarme mi tiempo.
Este fue sólo un desvío frenético para ayudar a sacarme de apuro, así no lo perdía
en frente de un restaurante lleno de finos de Boston. No tengo idea de por qué
James y mi hermana estaban allí tampoco. El plan era que te tendría todo para mí
en un rincón oscuro y privado. Él debió haber tenido sus cables cruzados.

—No me importa. James y Winter son encantadores y ambos salieron de su


camino para hacerme sentir bienvenida en tu vida. Así que, gracias por enviarlos
para encontrarme. —Acunó mi mejilla y trazó mi labio inferior con su pulgar—.
Sólo estoy realmente agradecida de tengas este conveniente departamento. —
Guiñó de forma sexy.

La necesidad de asegurarme que ella supiera la honesta verdad era


abrumadora, y controló lo que dije a continuación—: Quiero que sepas que sólo
uso esta suite para ducharme, cambiarme de ropa y para una noche ocasional de
sueño cuando he trabajado hasta tan tarde que no hay punto en ir a casa. Antes de
esta noche, nunca hice esto aquí.

—Es bueno saberlo —dijo con media sonrisa. Deseaba saber qué estaba
pensando ella justo ahora, porque me habría ayudado a sentirme mejor. Pero ¿cuán
jodido era ese concepto? ¿Necesitaba tranquilizarla sobre mi pasado sexual de puto?
Sólo la necesitaba a ella; periódicamente. Brooke hacía que todo el vacío de los días
y noches que conocí antes de ella, se desvanecieran en nada.

178 La besé plenamente, y traté de memorizar la sensación de estar dentro de ella


como lo estábamos ahora mismo. No quería dejar su cuerpo. Quería permanecer
conectado así por un largo tiempo, porque necesitaba sentirla. Ella me hizo de esta
forma. Brooke me había vuelto un maldito bastardo necesitado. Sólo los hechos; lo
noté durante nuestro tiempo separados. La distancia sin dudas hacía que el corazón
creciera más cariñoso, y ya lo había aceptado sin luchar mucho antes esta noche.
Estar con ella ahora simplemente consolidaba los sentimientos incluso más
profundos.

Antes de salir de forma renuente de sus cálidas profundidades, empujé de


nuevo dentro de ella lentamente, una última vez. La sensación era diferente sin un
condón. Un infierno de sensación increíble para mí; pero bastante desordenado
para ella. Así que, humedecí un paño con agua caliente en el baño y lo llevé de
regreso para limpiarla. Bastante intimidad en su nivel más profundo, y me hizo feliz
que me permitiera hacerlo por ella.

Sus ojos nunca me dejaron mientras me miraba. —Eres increíble, Caleb


Blackstone. La forma en que cuidas de mí, justo ahora, después de hacerme el amor
tan bien, y mientras estabas lejos, teniendo a tu familia y amigos revisándome,
mostrándome que no podías esperar para estar conmigo de nuevo durante una cena
tortuosamente larga. Estoy teniendo un momento bastante maravilloso contigo,
creo que comenzaré a llorar.
—Adelante, cariño, es por eso que estoy aquí; para darte momentos
maravillosos.

Planeo dártelos por el resto de mi vida.

179
Capitulo 23
Noviembre

Herman Blackstone y Ellen Casterley se casaron en una pequeña, elegante


ceremonia en Stone Church con el sol de otoño brillando en un arco sobre
Blackstone Island donde se funcionaba con el mar. Parecía que la madre naturaleza
había estado al tanto en que ese día era una celebración. Cuando me tomé de las
manos con Brooke y presencié los votos, no me perdí la ironía de que un
Blackstone y un Casterley estuvieran siendo unidos en santo matrimonio.
180 Y si tuviera que adivinar, estaba bastante seguro de que el mismo pensamiento
cruzaba en más de unas cuantas mentes en esta antigua capilla de piedra junto a mí.

Solo Wyatt faltaba de mis hermanos, lo cual no fue una gran sorpresa dado que
mantenía su vida en un misterio y podría estar en otro país por el momento por
todo lo que yo sabía. Los hijos de Herman estaban allí para apoyar a su padre,
obviamente. Reese, Jason y Jordyn habían sido bendecidos con el temperamento de
su padre en lugar que el de su madre, gracias a Dios, o dudo que hubiéramos
terminado tan cerca de nuestros primos. La muerte de la tía Cynthia hacia quince
años había aflojado su control sobre sus hijos, pero su matrimonio con Herman
había pasado mucho tiempo cuando había muerto. Mi madre había pseudo
ocupado el papel de madre de los hijos de Cynthia, incluso si en su propio
particular método separado de crianza de los hijos, para los años intermedios.

Mi madre y Herman tenían un entendimiento sobre sus tres hijos, y ni se


excedieron los papeles de los demás. Ambos se adhirieron a la regla cardinal de que
la familia de sangre tenía prioridad sobre todo lo demás, incluso cuando tú no
podías soportar estar cerca de dicho miembro de la familia. Los sentimientos
personales eran lo último que importaba en nuestro mundo. En cambio, la riqueza
y el estatus eran los siguientes en la línea, justo debajo de las conexiones de sangre.

Lo cual es mucho la razón por la cual ella tiene que agraciarnos con su
presencia hoy. Madelaine Blackstone estaba mostrando apoyo a su cuñado en su
boda. La palabra clave era espectáculo. Todos sabíamos que preferiría masticar
vidrio. Todo era solo otro ejemplo de ignorar el elefante rosa en la habitación. Mi
familia tenía un zoológico lleno de elefantes que ignoramos. Jodidos expertos, cada
uno de nosotros.

Mi madre había logrado comportarse hasta ese momento, pero no confiaba en


que continuara con la farsa de la celebración durante mucho más tiempo. Ella se
cansaría de fingir después de un tiempo. Tomó una energía excepcional para
tragarse la amarga pizca de saber que su ex ama de llaves era ahora su cuñada. Sin
embargo, esa parte era legítimamente extraña. La abuela de Brooke era ahora mi
tía. Mi tío era ahora el abuelo de Brooke. Estábamos definitivamente conectados
por la familia, y por mucho que intenté dejar de lado los pensamientos por el
momento, era imposible para mi negar mi verdad.

Era realmente simple. Me iba a casar con Brooke. Algún día, seríamos nosotros
dos delante de un sacerdote. Otro Blackstone y Casterley se unirían en santo
matrimonio. Sabía que ella no estaba lista todavía y probablemente no lo estaría
por un largo tiempo, pero la esperaría hasta que lo estuviera. Teníamos un montón
de tiempo para llegar ahí.

Las pocas semanas desde que regresé de Abu Dhabi habían sido lo mejor de mi
181 vida adulta debido a ella. Cada simple y mundana tarea era interesante y divertida
cuando era hecha con Brooke. Le gustaba cocinar para mí y decía que era más
saludable que comer fuera todo el tiempo. De hecho, ella no quiso salir muy
seguido porque los clubs y las fiestas no le interesaban. Cuando pude convencerla
de quedarse por la noche en mi penthouse conmigo, hicimos cosas simples como
comprar los ingredientes para hacer la cena y ver televisión por cable. Más como
que estuvimos haciendo el amor en frente de la chimenea mientras que la televisión
estaba encendida porque no puedo recordar mucho de sobre los programas que
―vimos‖.

Incluso ahora en medio de la ceremonia de boda, no podía mantener mis ojos


alejados de ella. Tenía un vestido de encaje dorado pálido que solo servía para
hacer a sus ojos… brillar en contraste. Mi chica dorada se veía hermosa, por
supuesto, pero hoy ella no tiene el rastro de su tristeza presente normal. Hoy estaba
alegre. Feliz por su abuela, y lo mostraba.

Ver a Brooke de esta forma me dio una meta. Mi plan era algo que solo
necesitaba saber mientras elaboraba una manera de lograrlo. Pero lo lograría.

Mi objetivo era darle más razones para ser feliz que las oportunidades para
recordar la tristeza de su pasado. No podía borrarlo ni quitarlo. El hijo de puta que
casi la mató ya no estaba. Pero podría asegurar la felicidad para su futuro.
Cuando dejamos la capilla después de la ceremonia, Brooke y yo fuimos los
últimos porque éramos los primeros después de la novia y el novio. Ella estaba
tranquila a mi lado mientras esperábamos a que las personas que nos precedían se
apartaran para así poder ir a ver a su abuela y a Herman. —Fue perfecto, Brooke.
Hiciste un trabajo maravilloso de planificar y hacer que todo se uniera.

—Gracias. Estoy tan feliz ahora. —Ella apretó mi mano y se apoyó en mi


pecho.

Apoyando su cuerpo contra el mío, apoyé un hombro en la puerta mientras


seguíamos esperando. Besé la parte superior de su cabeza y respiré el perfume
florido de su cabello. —Sé que lo eres. Puedo verlo tan claro como el día, y la
felicidad se ve muy bien en ti, nena.

—Eres una parte importante de eso, Caleb —dijo suavemente mientras nos
deteníamos en la entrada de Stone Church.

Escuché cada palabra.

Sí, me voy a casar con esta chica.

182
—Así que, Brooke me dijo que Herman te está llevando a un crucero alrededor
de Europa. ¿Están deseando estar en un barco todo ese tiempo?

La abuela de Brooke me lanzó una mirada nivelada. —Estoy muy contenta de


volver a ser libre después de tantas semanas de terapia, muy honestamente. Siento
que me han dejado salir de prisión, aunque mis guardias fueron muy útiles durante
mi encarcelamiento —bromeó conmigo mientras tomábamos un momento para
charlar juntos durante la recepción—. Herman siente que el confinamiento en el
barco me impedirá que forcé mis rodillas nuevas. Podemos tomar un ritmo pausado
con recorrer los puertos, o permanecer en el barco si es excesivo para mí. No estoy
demasiado preocupada porque me siento fuerte, y estaré ocupada cuidando de
Herman —Giño el ojo casi maliciosamente.

—Señora Caster…ah…quiero decir, señora Blackstone, me recordó tanto a


Brooke justo ahora. Podía oírla decir las mismas respuestas ingeniosas.

Ella sonrió cálidamente. —Ahora, Caleb, creo que llamándome señora


Blackstone es un poco formal, ¿no?

Era incómodo porque no sabía cómo llamarla. Ella seguía siendo tan accesible
como la recordaba, pero ahora se había casado y era parte de mi familia, así que no
podía llamarla señora Casterley. —Bueno, probablemente sí —contesté
honestamente.

—Creo que tía Ellen sería apropiado si te sientes cómodo con eso.
Técnicamente, soy tu tía ahora que me he casado con tu tío.

—Ciertamente cometeré el error de llamarla señora Casterley regularmente. De


hecho, sé que lo haré, pero me honraré en llamarla tía Ellen tan a menudo como mi
podre cerebro pueda recordar decirle así.

Se rio y accedió a que todavía la llame señora Casterley. —Caleb, estoy tan
contenta de que tengamos la oportunidad de hablar, porque hay algo que he
querido discutir contigo. Me siento como si no tuviera una opción en el asunto,
porque son la única partidaria que ella tiene.

—¿Brooke?

—Sí, me refiero a Brooke.

—¿Cómo puedo ponerlo de forma fácil, señora Caster… mierda, quiero decir,
lo siento por el lenguaje… eh… tía Ellen… —No era mi mejor comienzo, pero
183 tenía curiosidad acerca de lo que ella quería discutir.

Me dio unas palmaditas en la mano para tranquilizarme. —No te preocupes,


Caleb, vengo en paz, realmente lo hago. Solamente soy una abuela preocupada
mirando por el bien de mi preciosa Brooke. Verás, solo quiero asegurarme de que
tú entiendes como su pasado la ha forjado.

—Ella me contó sobre su marido y el perder a su bebé. Sé que su vida con


Marcus estaba aterrorizándola. Brooke compartió todo conmigo.

Asintió pensativamente. —Sí, sé que ha compartido contigo. Me lo dijo. Y,


Caleb, siento, o mejor dicho, puedo ver que te importa Brooke. Puedo ver que se
preocupa por ti. Esa parte es para que ustedes dos la averigüen, sin embargo no
creo que tengan mucho problema con ello. —Me guiñó nuevamente.

—Tía Ellen, vas a hacer sonrojarse a un hombre adulto.

—Bueno, eso es bueno entonces. Solo respalda mis observaciones acerca de


ustedes dos, pero esto no es lo que quiero quitar de nuestra conversación, Caleb. —
Palmeo la parte posterior de mi mano dos veces con golpecitos firmes—. Se trata de
Brooke y como toda su vida ha sido afectada por la falta de elección.

—¿Qué quieres decir? —le pregunté.


—Bueno, su nacimiento ilegítimo estuvo fuera de su control, solo algo que ella
tuvo que aceptar. Limitado tiempo y acceso a su padre, ser su pequeño secreto fue
su realidad, y algo sobre lo cual ella no tuvo control. La muerte de sus padres fue
horrorosamente conmocionante, por supuesto. Siendo arrancada de su casa para
vivir en un país completamente diferente fue repentinamente obligatorio. Teniendo
que vivir conmigo fue su única opción, sin importar si terminamos teniendo una
maravillosa vida juntas. Justo en el momento en que su vida parecía estar
finalmente encaminada en la dirección que ella estaba eligiendo para sí misma,
Marcus llegó y arruinó todo en lo que ella había trabajado. Estar embarazada,
casarse con Marcus… tampoco son cosas que hubiera elegido para sí a tan
temprana edad. Él la acosó y la atrapó deliberadamente. Añade el terror que sufrió
todo el tiempo en que fue encarcelada en su matrimonio, y se puede ver cómo la
mayor parte de su vida ha sido obligada a bajar por su garganta. La capacidad de
elegir ha sido tomada de Brooke una y otra vez, y casi terminó su vida en el
proceso.

—Creo que entiendo a dónde vas con esto.

—Lo haces, Caleb, porque no puedes asumir que está curada de todo ese dolor.
De hecho, no ha sanado todavía. Te lo estoy diciendo, para que las cosas funcionen
contigo y con Brooke en un término de largo plazo, necesitará que le permitas
184 controlar su vida. Si tratas de obligarla a meterse en un rincón, huirá tan lejos y tan
rápido como pueda, y tampoco mirará hacia atrás. Esta es mi querida nieta de la
que estoy hablando. La conozco. Sé lo que ella necesita para mantener a raya a sus
demonios.

—Lo entiendo, y honestamente, ha sentido la misma necesidad en ella. Puedo


ser paciente con ella, y lo planeo, señora Casterley, maldición, quiero decir, ¡tía
Ellen! —Su discurso me frustró porque la escuche, realmente lo hice—. Te escuché.
Siento mi vocabulario, nuevamente también.

Se rió ante mi obvia angustia, pero no fue de forma mezquina. —Siempre has
sido muy respetuoso cuando te diriges a tus mayores, Caleb. Creo que tu padre crio
unos buenos hijos e hijas.

—Gracias por traerlo a colación. Sé que estaría muy feliz por ustedes dos. Él
habría estado encantado de celebrar con todos hoy. —Me di cuenta de que solo se
refería a mi padre y no a mi madre. Me preguntaba cómo se había reducido su
relación en los últimos años. No podía haber sido brillante porque mi madre no
hacia amistad con el personal, nunca. Madelaine Blackstone le gustaba mantener
las líneas del estatus bien dividido todo el tiempo. Lo que hizo que esta celebración
de la boda fuera aún más incómoda para ella, forzándola a desdibujar esas líneas
mientras llevaba una falsa sonrisa en su rostro.
—Siento lo mismo que tú sobre tu padre —dijo ella asintiendo—, pero ahora,
Caleb, quiero saber cómo te realmente te sientes sobre mi Brooke. ¿La amas o es
solamente una distracción para ti después de que perdiste a tu querido padre?

Guau. Hablando sobre ir directo a la yugular y cavar con el giro de una espada.
La señora Casterley, mierda, tía Ellen… no se iban por las ramas; metió la puta
lanza en ello. Mi vacilación para responder la estimuló a decir más.

—Me disculpo por mi acercamiento tan directo, pero debes entender que soy su
única familia, Caleb, así que piensa en la pregunta que te he hecho como
proveniente de un padre muy preocupado. —Movió la cabeza con énfasis—. Es
para mí razonable preguntar, considerando donde ha estado Brooke y lo que ha
enfrentado. Ella no puede ser herida nuevamente. —Ellen dio su oración final con
reacia intención de lastimarme si no le gusta mi respuesta.

Me gustaba el hecho que ella estaba agarrando el toro por los cuernos, de
hecho. Ella tenía derecho a ser protectora con su única nieta que había criado en su
mayor parte. Había asumido el papel de padre de Brooke. Me puse en su lugar y
podría garantizar que no sería tan complaciente con el tipo que ―dormía‖ con mi
hija. Quisiera sus bolas en una bandeja sí él le hacía daño a un solo cabello de su
cabeza, si alguna vez se acercaba a ella en primer lugar, sería discutible.
185
—La amo. No es una distracción. —La verdad fue muy fácil para mí.

—Lo pensé así, pero solamente quería escucharlo de ti, Caleb. —Me dirigió
una sonrisa genuina.

—Me voy a casar con ella —le dije. Levantó una ceja hacia mí—. Sé que
todavía no está lista, y esperaré hasta que esté totalmente lista—Le aseguré—. Y
entonces vendré contigo y lo pediré correctamente.

La expresión de Ellen se suavizó de nuevo, y después volvimos a temas de


conversación genéricos como si lo que acabamos de terminar nunca hubiera
sucedido. Fuerte, gentil, determinada, amable. Cuatro palabras que definitivamente
se adaptaba a amabas mujeres Casterley. Bueno, pronto serán dos mujeres
Blackstone cuando consiga mi deseo.

—¿De qué estaban hablando tú y Nan? Ella parecía bastante intensa desde el
otro lado del salón —preguntó Brooke unos minutos más tarde cuando regresó a mí
después de ser arrastrada por mis hermanas antes.

Tomé su mano y planté mis labios en la parte posterior de la misma. —


Estábamos hablando de lo preciosa que eres.

—Oh, Caleb…
Sus ojos se llenaron de agua mientras me miraba fijamente. Tuve la sensación
de que tenía que luchar un poco para aceptar mi respuesta, pero ahora comprendía
cómo funcionaban sus emociones, y las lágrimas casi confirmaron que ella,
realmente me creía.

—Todo está bien, nena. Todo está bien entre tu abuela y yo. Ella solo
necesitaba un poco de seguridad que estuve más que feliz de darle. También insistió
en que ahora la llamara tía Ellen.

Ella respiró hondo y me dio una de sus sonrisas medio tristes, el tipo que ya
reconocía como su sonrisa, característica de Brooke ahora está bien.

—Tengo algo que contarte esta noche más tarde cuando estemos solos —dijo
todavía sonriendo.

—¿Oh? ¿Es algo que me gustará escuchar? —Jodidamente de verdad estoy orando
porque sea algo de lo que quiero oír.

Mi corazón se aceleró. No quería esperar, pero mi mente fue directamente a las


palabras que más quería oír de ella.

186 Solo dos palabras.

Dos palabras que confirmarían que lo que yo estaba sintiendo era en ambos
sentidos. Que no era solamente mi pene hablando porque el sexo era tan caliente.
El sexo con Booke era increíblemente caliente, pero sabía que no podía permitir
que el sexo fuera la principal razón detrás de mis crecientes sentimientos por ella.
Tenía que haber alguna otra justificación de por qué me había sentido tan fuerte por
ella desde el principio.

Llevó su mano a mi mejilla y me acarició con el pulgar, calmándome en un


instante. —Creo que te gustará escucharlo, Caleb.
Capitulo 24
—Mi hijo no comparte nada conmigo acerca de su vida, así que imagina mi
sorpresa cuando Winter me informó que él está haciendo que el penthouse sea
remodelado de arriba a abajo. —Esta fue la tentativa de la madre de Caleb de
entablar conversación conmigo.

También era ella asegurándose de que yo era plenamente consciente de mi


lugar en su mundo, el ser una empleada pagada y nada más. Realmente no me
ofendí, porque Caleb ya me había advertido que ella probablemente sería espinosa
187 conmigo. Al parecer, era cercana a la familia de su anterior novia, y su ruptura no
había sido bien recibida. Caleb también me dijo que su relación con su madre no
era cálida, ni lo había sido nunca. Me sentí triste por él, pero no sabía qué decir.
Era su problema si no le gustaba que estuviera con su hijo. Era un adulto que podía
elegir por sí mismo.

No me había imaginado que estaría encantada al conocerme de todos modos,


la razón de ser contundente con Caleb en el principio acerca de nosotros, porque
sería difícil de entender para muchos en su mundo de alta sociedad y sangre azul.

No tenía ilusiones que su nombre encabezara esa lista de muchos: Madelaine


Blackstone, una mujer clásica hermosa que vestía impecablemente y tenía cabello
perfecto, maquillaje, joyas, todo. Era encantadora que unía lo veterano de la
sociedad, que parecía demasiado joven para tener un hijo de la edad de Caleb.
Podía ver un parecido entre sus hijas y ella, pero no Caleb. Él debió de tener todo se
semblante de su padre, porque no se parecía en nada a su madre. Nan había
remarcado cómo Caleb se parecía tanto a su padre a la misma edad que podría ser
su clon.

Sin embargo, me había sorprendido gratamente por el resto de su familia.


Lucas y Winter, más aún, porque habíamos pasado algún tiempo juntos en las
últimas semanas y ya nos habíamos unido. Hoy conocí a Willow y su prometido,
Roger, por primera vez, y habían sido amables conmigo. Willow incluso recordó
traer un conjunto firmado de sus libros para mí. Tenía que agradecer a Caleb por
esa sorpresa, probablemente, pero supongo que Willow no me habría regalado los
libros si no hubiera sentido ganas de hacerlo.

Los hijos de Herman expresaron su apoyo al matrimonio de su padre con Nan.


Cada uno de ellos me había dicho personalmente lo contentos que estaban de ver a
su padre finalmente encontrar la felicidad con su alma gemela. La relación de
Herman con su madre había sido acrimoniosa y se mantuvo así incluso en los años
posteriores a su divorcio, por lo que era bueno que los chicos pudieran ver a su
padre feliz y enamorado después de tanto tiempo.

En general, me sentí agradablemente aliviada de que mi introducción al gran


clan de los Blackstone estuviera detrás de mí, incluso la matriarca que no me
aprobaba al estar con su hijo.

—Tendré que estar de acuerdo con usted, señora Blackstone. Una de las
primeras cosas que le pregunté a Caleb fue si su penthouse realmente necesitaba
una remodelación porque creo que es impresionante tal como es ahora. —Le sonreí
a Caleb antes de contestarle. Me guiñó un ojo y lo tomé como una señal de que
hablaríamos de su madre más tarde, esta noche, cuando estuviéramos solos. Ahora
mismo iba a matarla con amabilidad.

188 Ella asintió en una forma que me pareció condescendiente y también cien por
ciento calculado antes de que hablara. —Es realmente una pena, porque Janice
también pensaba eso. —Esperando a que tomara el cebo y sonrió dulcemente.

Pero tendría que esperar mucho tiempo, porque nunca le haría la pregunta.
Sabía muy bien quién era Janice. La ex de Caleb no es otra que Janice Thorndike,
el antiguo rostro de Vogue, y ahora trabaja en los estratos superiores del mundo de
la moda. Había visto fotos de ellos juntos en Google, y él me había dicho que ella
era la razón detrás del ojo negro cuando lo conocí. También había dicho que
involucrarse con ella había sido un error terrible debido a la amistad estrecha de sus
dos familias a lo largo de los años. Cualquier otra cosa sobre Janice que no sabía
tendría que seguir así, porque realmente no me importaba saberlo. La mayoría de
las personas tenían un pasado. Caleb era un poco mayor que yo. Sabía que había
estado con muchas mujeres antes que yo, y nada cambiaría ese hecho, así que el
factor de celos no me motivaba mucho. Había aprendido que estar celosa de algo
que no podía cambiarse era una pérdida inútil de mi tiempo. Caleb ya no quería
estar con Janice, y la decepción de su madre sobre su ruptura no tendría la menor
influencia en sus sentimientos allí.

Caleb quería estar conmigo, mostrándome constantemente cómo se sentía era


mucho más poderoso que decir las palabras.
—Mamá, por favor. —Caleb frunció el ceño y sacudió la cabeza enojada—. He
decidido que yo quiero hacer algunos cambios en mi casa... porque siento que ha
llegado el momento de hacer algunos cambios. —Se volvió para mirarme con esos
hermosos ojos azules y dorados, y dijo—: Y Brooke es la persona que me ayuda
con eso.

—Eso fue perfección, condesa. La abuela lucía deslumbrante, un GILF total,


sino por la parte de que soy gay—me dijo Eduardo mientras le despedía en el
transbordador.

—Creo que debería llamarla y decirle que dijiste eso. —Él dejó caer la
expresión despreocupada y realmente parecía asustado por una vez—. Ja...
¡Atrapado! —Yo raramente conseguía la delantera con Eduardo y sus comentarios
escandalosos, así que disfruté el placer de hacerle retorcerse de miedo.

—Ay, Dios mío, me asustaste, condesa. Abuela tendría mis cojones.

—De hecho lo haría, pero podría perdonarte por haber ayudado a hacer su
boda tan encantadora.
189
—Fue un gran placer para mí ayudarles a ambos.

Eduardo me abrazó y me dio los dos besos a cada mejilla ritual que había
perfeccionado, antes de abordar el bote. Le envié un beso y luego me volví hacia
Woody, dónde Caleb me esperaba dentro.

Sabía que unas pocas personas se quedaban la noche en la casa de playa de


Lucas, pero la mayoría de los invitados habían dejado la isla después de ver a la
novia y el novio alejarse en helicóptero. Herman y Nan estaban pasando su noche
de bodas en Nueva York antes de salir en su crucero europeo. El nuevo señor y la
señora Blackstone se veían radiantes cuando salieron de la isla esta tarde. Era
extraño, enviar a mi abuela lejos en su luna de miel, pero también se sentía muy
correcto al mismo tiempo.

Caleb estaba tomando una llamada cuando regresé, así que no lo interrumpí
mientras nos llevaba a la cabaña. Me había preguntado antes si quería volver a
Boston el resto del fin de semana, pero le dije que quería quedarme aquí. Habíamos
llegado a un acuerdo tácito sobre nuestros arreglos para dormir durante el último
mes. La mayoría de los días de la semana me quedaba en Boston con él, porque el
rediseño del penthouse era ahora mi trabajo a tiempo completo. Eso dejaba los
fines de semana para la isla y la cabaña. También había empezado a trabajar desde
casa los viernes hasta hoy, porque había estado planeando la boda. Todavía había
mucho que podía hacer a través de Internet para rediseñar el penthouse, así que
planeaba continuar. No sabía lo que Caleb pensaría de mi plan, y puesto que
técnicamente era mi jefe en el proyecto, realmente esperaba que no se opusiera.
Sabía que le gustaba tenerme en su penthouse. Me gustaba estar con él. Pero
necesitaba vivir en la isla. Yo solo lo necesitaba y realmente no tenía las palabras
para explicar por qué. Tal vez era una especie de cura emocional para mí vivir en la
misma casa donde mi madre creció. No sé qué fue lo que me unía a la isla
Blackstone tan profundamente, pero la necesidad estaba allí, y Caleb tendría que
entenderla y aceptarla... si quería estar conmigo. Yo sabía lo que sentía por Caleb, y
no quería ser difícil. También sabía que no quería más presión para aceptar el
control de un hombre.

Conocer a su madre esta misma tarde casi consolidó el hecho de que yo no


encajaba realmente en el mundo multimillonario de Blackstone, aún más ahora de
lo que había sentido antes. Yo era una chica de la isla, y me iba a quedar como una
chica de la isla.

—Ofrece treinta y nueve punto cinco y ve si ella acepta. Siento que cuarenta es
nuestro umbral en esto, pero al mismo tiempo, quiero asegurarme de que ella
muerda duramente. No ha habido ofertas razonables hasta ahora, así que vamos a
ver cómo va esta primera ronda. Y ni siquiera un susurro de donde esto es
originario, ¿de acuerdo? —Escuché sin vergüenza su conversación, sabiendo que
190 estaba discutiendo un acuerdo en millones de dólares como si fuera una ocurrencia
diaria. Probablemente era para él, y sirvió como un recordatorio, una vez más, lo
muy diferente de mi vida simple era de la suya.

—Está bien. William J. Brookermann es el director de la oferta. No, con dos n.


Ya dije que es una sociedad en comandita. Ella no puede sospechar, o va a fracasar.
Bueno. Por supuesto, sí, tanteado el terreno con el estado. Quiero saber si se ha
hecho antes. Hablaremos otra vez a mitad de semana.

Caleb terminó su llamada y se volvió hacia mí, sonriendo como un chico que
acababa de encontrar un escondite secreto de dulces.

—¿La llamada de tu empresa te complace ahora? —le pregunté, ahora curiosa


por su conversación.

—Lo hace. Mucho.

—¿Estás comprando algo?

—Espero que sí. —Más respuestas crípticas de él, pero yo no era el tipo de
persona que pedía respuestas. Imaginé que si él quería hablarme de eso, entonces lo
haría. No me había anunciado nada sobre su plan de comprar un terreno y
construir una casa en el extremo sur de la isla. Me preguntaba si su llamada había
sido parte de ello. Lo que fuera su negocio parecía ser buenas noticias, así que dejé
el tema.

Podía sentir sus ojos en mí mientras conducía las carreteras sinuosas a través
del prado montañoso hasta el punto. —¿Qué quieres hacer esta noche? —preguntó
después de un momento.

—Gracias por preguntar —Hice una pausa—, porque me salva de tener que
decirte lo que estamos haciendo esta noche.

Se rio. —Esa es mi chica usando su malvado ingenio británico en mí otra vez.


Te haría cosquillas sin sentido si no estuvieras manejando este antiguo vehículo en
este momento.

Pretendí sorpresa. —¿Estás insultando de nuevo a Woody? Me encanta este


antiguo vehículo, te haré saber. Woody está aquí para quedarse. —Acaricié la fascia
de madera de grano como si estuviera acariciando a un perro.

—Él puede quedarse, pero ¿y si Woody fuera a obtener una restauración


amorosa y luego un bonito garaje grande en el que disfrutar de su retiro? Puedes
sacarlo en su cumpleaños y en ocasiones especiales.
191
—Oh, Caleb, no de nuevo con comprarme un auto nuevo. Hemos hablado de
esto—regañé suavemente. Sabía lo que él quería decir bien, pero todavía me sentía
incómoda con la cuestión del dinero.

Suspiró como si me concediera, así que supe que no estaba realmente


enfadado. Era muy testarudo cuando quería algo. —Bueno, ¿qué pasaría si
comprara un coche para usarlo en la isla que me pertenezca y tú puedes conducirlo?
¿Cómo te sienta esa idea? —Él puso sus labios en mi oído—. Necesito saber que
estás tan segura como puedas estarlo, o me preocuparé todo el maldito tiempo. Un
vehículo de treinta y seis años de edad es demasiado viejo para ser seguro. Por
favor, no me hagas preocupar, nena. —Él besó debajo de mi oreja antes de moverse
de nuevo en su asiento.

Muy terco. —¿Podemos discutir esto más adelante después de explicar lo que
estamos haciendo esta noche?

—¿Lo que haremos esta noche te ayudará a estar de acuerdo en conducir el


auto nuevo con todas las características de seguridad imaginables ya instaladas que
estoy comprando para usarlas en la isla?—disparó él. Obstinado, pero totalmente
adorable.

—Disfrutando de una inmersión en mi enorme bañera con pies en forma de


garra, juntos y un masaje podría.
—Me gusta ese plan, especialmente donde vamos a tener nuestra discusión,
nena, —dijo maliciosamente.

—Quiero que rediseñes mi baño principal para incorporar una enorme bañera
—dijo suavemente.

—¿Oh? ¿Porque...? —Esto era un cambio de lo que habíamos hablado.

—Porque quiero hacer esto contigo todo el tiempo. —Caleb me hizo apoyar
contra él en el agua caliente, con sus brazos sosteniéndome cautiva, pero solo de la
mejor manera. Él arrastró sus dedos por mi brazo para cruzar hasta mi garganta, y
luego hacia abajo para dar forma a la plenitud de un pecho antes de rodear el pezón
y jugar con él hasta que estaba apretado y palpitante. A Caleb le gustaba mantener
el contacto mucho después de que el sexo terminara. Era solo una de sus maneras
dulces. Uno de las muchas.

Pero el sexo probablemente no había terminado todavía, porque podía sentirlo


de nuevo duro, su gran pene acostado contra mi parte baja de la espalda. Me
preguntaba cuál podría ser su siguiente movimiento. ¿Sería tan emocionante como
192 lo que habíamos hecho antes del baño? Que era yo en la parte superior, montando
su lengua mágica con su pene por mi garganta mientras me corría por toda su boca.
Él me había levantado de él antes de que pudiera encontrar mi camino de regreso a
la tierra, colocándome mitad de lado mitad sobre mi espada. Con movimientos
decididos había agarrado una pierna y la había sostenido arriba para el
apalancamiento.

Luego me había follado con fuerza, con esos profundos ojos azules penetrando
en mí tan intensamente con su pene hasta que palpó su propio orgasmo.

Yo estaba tan fuera de mi después, ni siquiera era consciente de él preparando


el baño en el que estábamos en este momento. Caleb había conseguido todo listo y
luego me llevó aquí para entrar en el agua con él.

—No estabas tan interesado en tener una bañera antes de hoy —Le recordé.

—Eso es porque nunca tuve a alguien con quien quisiera tomar un baño antes.

—Entonces, ¿soy tu compañera de baño ahora?

—Sip, compañera de baño, amiga de la ducha, amiga de cama, todos esos. —


Empujó su pelvis en mi espalda así que pude sentir exactamente cuán duro y listo
estaba para más.
—Eres insaciable.

—Me haces insaciable y lo tengo desde el principio. No puedo evitarlo.


Especialmente cuando tengo tu culo desnudo apretado contra mi pene. ¿Qué crees
que soy, mujer? ¿Un alienígena?

—A veces lo hago, sí. —Me giré un poco para poder ver sus ojos—. A veces
pienso que no puedes ser un verdadero hombre humano por lo increíble que eres y
por lo amable y generoso, Caleb, quiero decirte algo importante...

Me detuvo con dos de sus dedos presionados a mis labios. —Espera... antes de
decir lo que sea, tengo una petición.

—De acuerdo —dije, curiosa—. ¿Cuál es tu petición?

—Me gustaría darte algo primero. Lo he tenido durante unas pocas semanas,
pero entonces no estaba tan seguro de si lo recibirías, así que me he retenido de
dártelo para esperar el momento adecuado. Pero, me gustaría dártelo ahora, antes
de que me digas tu algo importante. —Inclinó su cabeza hacia mí—. ¿Por favor?

—De acuerdo, Caleb. —Lo adoraba de esta manera. Podía ser tan exigente y
193 dominante durante el sexo, y luego transformarse en el más dulce, más romántico
caballero imaginable. No sé cómo lo hacía, pero la combinación era pura magia
para mí—. No puedo decirte que no.

—No puedo darte mi regalo desde dentro de la bañera, tampoco.

Ambos nos reímos cuando él me ayudó a salir de la bañera. Me encantaba esta


parte, también. A Caleb le gustaba secarme y arreglarme después de ducharme. Era
muy bueno mientras pasaba la toalla de algodón egipcio sobre mi piel. Prestaba
atención extra a mis pechos e incluso dejaba caer unos suaves besos mientras
trabajaba. —Eres tan hermosa, aquí de pie así para mí—dijo en un susurro.

Caleb era muy bueno en casi todo, y ni siquiera traté de detener las pocas
lágrimas que cayeron mientras lo veía cuidar de mí. Él no reaccionó en absoluto a
mi llanto, que curiosamente, solo sirvió para ayudarme a caer aún más difícil por
él. La única concesión que hizo para haber notado mis lágrimas fue cuando
terminó con la toalla en mis mejillas antes de ayudarme a entrar en mi bata.

Me entregó un estuche de terciopelo rojo con Cartier grabado en la parte


superior. —Para ti —dijo con una expresión ilegible mientras mi corazón rebotaba
dentro de mi pecho.
Vestida con mi bata, me senté a su lado y acepté la caja con las manos
temblorosas. Levanté la tapa para encontrar un brazalete de enlace en oro blanco
con el clásico cierre de diamante Cartier C. La pulsera tenía tres colgantes unidos.
Un faro con lo que parecía un diamante en la parte superior para representar la luz,
una pequeña casa con una ventana redonda llena de una piedra roja, y finalmente
un candado en forma de corazón con una pequeña llave ligada a la manija de la
cerradura.

—Oh, Caleb, es tan hermoso. Gracias. Gracias por un regalo tan perfecto. —
Me incliné hacia delante y lo besé—. ¿De dónde has sacado esto?

—Lo encontré cuando estaba en Abu Dhabi, y pensé que te podría gustar.

—Es más que gustar. Me encanta. ¿Cómo sabías que siempre quise una pulsera
de colgantes?

—Bueno, no lo sabía, pero esperaba que lo hicieras —dijo—. Estoy muy


contento de que te encante, así que ¿significa que conducirás el auto nuevo que
estoy consiguiendo para ti? —Me dio su sonrisa de niño pequeño que me derritió.

—No vas a dejar que la conversación sobre el coche termine, puedo ver. Muy
194 bien, estoy de acuerdo con el auto, pero ahora quiero que me ayudes a poner este
magnífico brazalete, y dime por qué elegiste cada colgante.

—Gracias —dijo mientras cerraba suavemente el broche de diamante C


alrededor de mi muñeca—. Empezó cuando estaba buscando algo que te recordara
a mí cuando lo usaras. Sé que el C es por Cartier, pero también es la primera letra de
Caleb, así que deberías pensar en mí cuando veas esa parte. —Giñó un ojo—. La
casita con la ventana redonda es tu casa, por supuesto, pero la pequeña piedra roja
en la ventana me recordó a una albóndiga... así que tienes una cabaña con una
ventana de albóndiga. Eso debería ser auto-explicativo. —Se rió entre dientes—. El
faro es Fairchild Light para representar que eres una chica al sur de la isla. —Me
besó dulcemente—. El candado es mi corazón... del que solo hay una llave. La
llave eres tú. Eres mi llave, Brooke Casterley.

—Esa fue la explicación más hermosa que he escuchado...

—Mira la parte posterior del candado, y verás que mis iniciales están grabadas
allí. Tuve las tuyas añadida a la llave.

En hermosa escritura antigua estaban las iniciales C.J.W.B. en el candado, y en


la llave estaban mías, B.E.C. —¿Así que nunca olvidaré que tú eres el corazón y yo
soy tu llave? —le pregunté.

—Eso es correcto, preciosa.


—¿Y si te dijera que tú eres lo mismo para mí, Caleb? ¿Que soy el corazón y tú
eres mi llave?

—¿Lo soy, Brooke?

Asentí hacia arriba y hacia abajo porque necesitaba un momento para


componerme de la embestida de las emociones que bullían. —Estás dentro de mi
corazón, Caaa-leb. Tú estás aquí t-tan profundamente, dentro de una p-parte de mí,
pensé-pensé- que nunca sería capaz de sentirme de esta manera. —Estiré mi palma
sobre mi corazón y forcejeé para obtener el resto de las palabras—. Pero mi corazón
funciona. Curaste lo que estaba roto dentro y trajiste esa parte de vuelta a la vida.
Ahora sé lo que estaba sintiendo. No lo reconocí de inmediato porque nunca lo
había sentido antes, pero lo averigüé cuando te fuiste en tu viaje. Te extrañaba
terriblemente, pero más que eso, vi cuánto te importaba tener a tu gente
cuidándome mientras estabas fuera. Fue entonces cuando lo supe. Así que, al
mismo tiempo que estabas eligiendo este hermoso regalo para mí, me di cuenta de
que me había enamorado de ti. —Tomé su rostro en mis dos manos, froté mis
pulgares sobre sus mejillas, y sentí el rastrojo en su mandíbula debajo de mis
dedos—. Te amo, Caleb Blackstone, estas tan profundo dentro de mi corazón.

Cerró los ojos por un momento mientras tomaba mis palabras. Oí un soplo de
195 aliento salir de él y me di cuenta de que había estado esperando para escucharme
decirlo. Pero ahora, al final, ante el oír esas tres palabras importantes de mi parte,
se sintió agitado. Podía sentirlo temblando bajo mis manos mientras lo tocaba. Tan
claro como el día para mí para ver, decirle a Caleb que lo amaba era
profundamente significativo para él.

Amarle me había hecho darme cuenta de algo. No se trataba de la estación de


la vida. Yo lo amaba, cada parte hermosa, generosa y reflexiva de él. Y era tan fácil
hacerlo, como si hubiera sido hecho para mí. Ahora estaba viendo que debía ser lo
mismo para él. Él me ama completamente. No había tenido sentido para mí antes,
pero amarlo había abierto mis ojos al hecho asombroso. El amor era simplemente.

Caleb no dijo una palabra cuando me tomó en sus brazos y me besó. Me besó
todo el trayecto mientras me llevaba por las escaleras. No dejó de besarme mientras
me despojaba de mi bata, ni se quitaba los vaqueros que se había puesto después del
baño. Siguió besándome una vez que estábamos desnudos en mi cama juntos, y se
había metido dentro de mí.

Cuando estábamos tan cerca como dos personas podrían estarlo, él me


respondió.

—Te Amo, Brooke. Solo tú.

No se detuvo después de eso con ninguna de las palabras que me habló.


Tampoco yo.

196
Capitulo 25
El lunes por la mañana llegó muy rápido para ambos, creo. Regresar a la
realidad después de nuestro fin de semana emocionalmente vinculante fue como
bajar de flotar en las nubes a caminar descalzos por el desierto. Pero ya que lo
estábamos haciendo juntos como pareja, estaba bien.

Cuando estaba instalando la cabaña para mis días y noches en Boston, el


celular de Caleb comenzó a sonar insistentemente. Él tomó la llamada tras llamada,
cada vez más agitado de una manera que nunca había visto en él.
197
—No responder es la mejor manera de manejarlo, Calvin, y si quieres que los
fondos de tus subsidiarias continúen fluyendo de BGE a tu prensa, entonces cierra
todo este lío de mierda lo más silenciosamente posible. Haz que se vaya y serás
recompensado —Tecleó en su celular.

—¿Qué? ¡Infiernos, no! Esos parásitos de mierda no están recibiendo una


declaración de mi parte. En serio, Georgie, ya me conoces mejor. Jodidamente
averígualo. Usa todos los recursos de la compañía que tienes a tu disposición, y no
me des una razón para encontrar a alguien más para que encabece el departamento.
Colgando ahora—Más tecleo en su celular.

—No me importa. ¿Por qué debería, exactamente? Es información privada que


no tienes derecho a saber. Todd, ni siquiera te tendría que decir esto, tú eres la
cabeza de la mierda de PR, haz tu trabajo y has las relaciones públicas ¡Por el jodido
amor de mierda! Ya te dije que quiero que hagas, pero no te gustó mi sugerencia —
Terminó la llamada abruptamente y en la siguiente.

—Oye. Sí, ya me cansé de esos malditos paparazzi artistas de circo. Necesito


que contactes a LeRoy en seguridad para establecer un plan de vigilancia las
veinticuatro horas del día. Dos, con uno de guardia debe ser suficiente. Veinticuatro
siete, cuando está fuera de mi vista, al menos hasta que todo se enfríe, o una nueva
sensación pop surja en el mundo para distraer a las víboras de ella.
Levante a mirada desde dónde estaba regando la maceta de helecho de Nan
para encontrarlo siguiéndome. Él me gesticuló ―Te amo‖ mientras escuchaba a
quien estaba hablándole. Extendió su mano, haciéndome señas para que me
acercara. Tomó mi mano cuando llegué a su alcance. —Estaré alrededor de las
ocho y media. Gracias.—Su llamada terminó, tiró de mí para que me sentara junto
a él en el sillón de la sala de estar. Me agarró de la barbilla y me lanzó una mirada
tan intensa, sabía que algo andaba mal.

—¿Quién habló por teléfono?

—¿Justo ahora? Victoria. Antes de ella, fue una serie de llorones que
necesitaban algunas bofetadas voltea cabezas, por desgracia.

—Caleb ¿qué ha pasado?

Todavía tenía mi barbilla en su mano, que movió hacia sus labios para un
suave beso antes de retirarse de nuevo y entregar el mismo intenso resplandor de
sus ojos como antes. —Necesito que recuerdes todas las cosas que dijimos el fin de
semana pasado. Esas palabras fueron reales, sentimientos reales, emociones reales,
la auténtica verdad sobre nosotros, ¿Bien?

198 Me sentí comenzar a sudar. —Me estás asustando. ¿Sobre qué es? Caleb… no
sé qué…

—Shh… va a estar bien —Me tranquilizó—, no estés asustada, nena. Me estoy


encargando de ello. Todo lo que necesito de ti justo ahora es que confíes en mí para
encargarme de todo para mantenerte protegida. Porque no dejaré que nadie ni nada
te lastime o que nos quite lo que tenemos juntos.

¿Protegerme de qué? —Por favor, dime —le rogué, sintiéndome como que debería
estar de repente enferma. Oh, Dios. Mi primer pensamiento era la familia de
Marcus. ¿Podrían encontrarme ellos por la vía de mi conexión con Caleb?
Probablemente sí.

—Te amo, Brooke —Me recordó, su voz más o menos insistente.

—Lo sé. También te amo—Caleb me ama, no olvides eso.

Su mandíbula se tensó. —Los paparazzi se enteraron de la boda este fin de


semana. También tienen fotografías. Probablemente de alguien que se los proveyó
o facilitó el sábado, y ahora las fotos se han filtrado con montones y montones de
especulaciones. Las noticias de celebridades en todos los formatos saben de ti y de
mí. Había esperado que pudiéramos pasar mucho tiempo de incógnitos y tranquilos
antes de que enfrentáramos este tipo de cosas. Pero me temo que ese tiempo se ha
evaporado.
—¿Qué están diciendo?

—Aquí está la mejor historia de CNZ del día.—Me entregó su celular con una
captura de pantalla y fotos del sitio web de un popular programa de televisión de
celebridades. UNA HISTORIA DE LA CENICIENTA DE LA VIDA REAL, EL
BILLONARIO BLACKSTONE RECLAMADO POR LA NIETA DE SU
SIRVIENTA decía el título. Había una foto de nosotros juntos en la boda. Caleb y
yo muy bien vestidos, de pie en la puerta de Stone Church, tomada justo en el
momento en que me había besado la parte superior de mi cabeza. La iluminación
en la foto hizo que pareciera como si mi vestido fuera blanco en lugar de los
cordones de oro multicolor del que estaba hecho. La foto era engañosa y sugerente,
como si fuéramos recién casados, saliendo de la capilla. Si yo estuviera viendo
desde el punto de vista del espectador, yo ciertamente pensaría que sí. Hecho a
propósito para aparecer como su hubiéramos tenido una boda secreta en lugar de
acompañar a Herman y Nan en la suya. La verdad se extendía desenfrenadamente
para convertir una no historia en titular, que vendería más periódicos y revistas.
Jodido infierno.

Oh, mi Dios. —Caleb, no sé qué decir.—Y realmente no lo hacía, porque era


sorpresivo pensar que el público en general estaba viendo mi foto, y leyendo mi
nombre, y… observándome. ¿Ellos saben? ¿Los Pattens saben dónde estaba yo? La
199 familia de Marcus ha permanecido lejos, pero ellos deben sospechar que sé cosas de
ellos. ¿O piensan que eran intocables? Me pregunto si debo estar asustada.

—No tienes que decir nada, Brooke. Me temía que esto sucediera con el
tiempo, pero esperaba que pudiéramos tener una introducción más gradual de ti y
de mí como pareja en público. Los paparazzis me persiguen todo el tiempo, y lo
odio. Desafortunadamente, la boda les indicó, o más probablemente alguien en la
isla ofreció la noticia por dinero.—Hizo una mueca disgustado—. Pasa todo el
tiempo.

—¿Así que, las llamadas telefónicas en este momento eran para detener las
historias?

Su expresión se suavizó en simpatía por mí. —Ojalá tuviera ese poder, nena,
oh, como me gustaría.—Metió un mechón de mi cabello suelto detrás de mi oreja—
. No, me temo que hemos sido expuestos. Está ahí afuera para el consumo público
ahora. Los paparazzis te van a acechar y seguir y escribir cosas que no son verdad
sobre ti en los medios de comunicación. Ellos tomarán fotografías y te harán
preguntas cuando te pillen con la guardia baja. Cuanta más polémica sea la historia
o poco favorecedora, más valiosa serás para ellos, porque vende más periódicos.

—Pero, no quiero ese tipo de atención, Caleb. No la quiero… no puedo


soportar que me sigan y las fotos…
—Shhhh.—Me presionó contra su pecho, sus manos sosteniéndome con
seguridad detrás de mi nuca—. Está bien. Recuerda lo que dije cuando
comenzamos esta conversación. Te amo, y necesitas confiar en mí. Me estoy
encargando de ello.

—Pero ¿cómo funciona eso, Caleb? —pregunté tristemente. No podía


imaginarme que podía decirme para tranquilizarme de mi pánico creciendo dentro
de mí.

—Ya puse en movimiento tener seguridad en ti cada segundo que no esté


contigo. No deberías ir a tu oficina hoy o tal vez la semana completa. Puedes
trabajar desde el penthouse y tener a Eduardo viniendo a encontrarse contigo aquí.
Puedo llamarle a tu jefe cuando llegue a mi oficina.

—¿Violentos guardias de seguridad? —Ni siquiera puedo imaginarme ese


escenario.

—Temo que es necesario, nena. Lo siento tanto, pero no será seguro para ti sin
personal de seguridad, y no me voy a arriesgar. Eres tan preciada y hay demasiados
jodidos lunáticos en el mundo.

200 —¿Cómo si alguien pudiera intentar secuestrarme al azar o algo? —¿A dónde
fue todo el oxígeno? Me siento de repente enferma.

—Oh, mierda, no digas eso. Nadie se va a acercar a ti lo suficiente para tener la


oportunidad de hacerte nada. Me aseguraré. Brooke, nena… está bien. Solo has
tenido una grosera introducción de como los medios de comunicación se alimentan
de las celebridades solo porque ellos tienen fama, o en mi caso, riqueza.

—Estás enojado por lo que dijeron de nosotros —dije desde su pecho dónde me
estaba sosteniendo cerca de su corazón.

—¿Qué? ¿Enojado? ¡No! No estoy enojado por la foto o lo que sugieren. Te


amo, y estamos juntos. Fin. Ellos lo descubrirían eventualmente. Lo siento,
Brooke, pero solo una de esas no agradables consecuencias que viene con estar
conmigo.

No dije nada. No podía en realidad. La sorpresa de lo que estaba diciendo se


había registrado apenas en todas las partes de mi muy perplejo cerebro. Caleb
acarició con una mano arriba y debajo de mi espalda mientras me sostenía.

El silencio cayó, convirtiéndose en incómodo mientras los segundos pasan.


Finalmente, me salí de su agarre y miro hacia mi regazo. No podía encontrarme
con su mirada.
—¿Brooke? —Su voz apenas audible.

—¿Sí? —Mantuve la cabeza baja, todavía incapaz de mirarlo.

—Esta es la parte en la que se supone que debes decir algo así como: ―Sé que
me amas, Caleb, y no me importa si el mundo sabe de nosotros, porque yo también
te amo‖. —Su voz tenía un borde y podía decir que mi silencio lo había hecho
sentir como si lo estuviera rechazando.

Levanté mis ojos para encontrarlo muy preocupado, y tal vez un poco herido.
—Oh, Caleb, sé que me amas, y también te amo. Tengo miedo de que las personas
invada mi espacio personal… y que sepan cosas sobre mí. Me gusta mi vida tranquila.
Quiero mantener mi vida tranquila como está—Sí solo supiera cuan aterrorizada
me hace sentir la idea de que fotógrafos tomándome fotos y extraños siguiéndome,
podría ser un poco más comprensivo. Ahogada. Sofocada. Controlada. Esos eran los
sentimientos que había sentido desde que regresé a la isla. Esos eran los
sentimientos asociados con Marcus y su aterradora inestabilidad. Respira.

Pero no era lo mismo. Sentía lo mismo, pero nunca estuve a salvo con Marcus.
Con Caleb estaba a salvo, sin embargo. Caleb no estaba intentando controlarme
sino mantenerme a salvo. Segura.
201
Y la seguridad estaba en la isla.

—Sé que lo haces, pero no puedo prometerte que tu vida volverá a ser de esa
forma otra vez, al menos por un tiempo.

—Caleb, no puedo…

—¿Qué? ¿Estás diciendo que no puedes estar conmigo ahora? —La mirada que
me dio me desgarró mi corazón.

Tomé una respiración temblorosa. —Sin publicidad, Caleb. No puedo regresar


a Boston ahora. Me quedo aquí. Trabajaré desde la cabaña esta semana.—Sé que
estaba balbuceando sin sentido, pero no podía seguir sintiendo el pánico dentro de
mi pecho.

—Brooke, no hay manera de que te deje aquí desprotegida, o dejarte fuera de


mi vista ahora mismo. De ninguna manera, así que puedes olvidarte de esa idea,
nena y deja que salga de tu linda cabeza.—Me miró de un modo que nunca había
visto de él—. Volverás a Boston conmigo hasta que pueda conseguir tu seguridad
ubicada —Insistió, intentando alcanzarme.

—Pero yo no elegí esto —dije bruscamente, apartándome de sus manos—. No


elegí esto. —Esta vez las palabras salieron como un leve susurro.
Se congeló, sus ojos se ensancharon mientras me miraba. —Sé que no elegiste
esto y yo tampoco, pero estoy tratando de hacerlo viable para los dos.—Su ceño
fruncido fue reemplazado por una mueca más suave cuando me alcanzó de nuevo,
más lentamente esta vez, pero no tomando un no como respuesta, o bien,
tirándome hacia su pecho.

Le permití que me abrazara y lo escuché diciéndome las muchas razones por


las que tenía que tragarme el miedo de regresar a Boston por ahora. Dijo que
tomaría tiempo el hacer un hogar seguro para mí en la isla, y eso me rompió el
corazón. No sabía cómo decirle lo que sabía le haría daño. Estaba asustada y me
sentía como una perra egoísta, pero eso no me impedía quejarme.

—Pero, Caleb, dijiste que vendrías y estarías en mi mundo conmigo. Me lo


dijiste —Le recordé, sabiendo que no cambiaría en nada sobre esta situación.

—Sé que lo dije y lo haré Brooke, pero necesito algo de tiempo para que eso
suceda, y justo ahora hay un nido de víboras tratando de escarbar una historia sobre
ti, y la única forma que puedo protegerte es llevarte a la ciudad, donde tengo los
recursos en el lugar para mantenerlos jodidamente alejados.

—No es permanente, Caleb, tienes que entender que iré por un lapso corto y
202 solo por razones de seguridad. No viviré contigo permanentemente en Boston.
Deseo poder hacerlo, por tu bien, porque tu casa está allá, y tú trabajo. Pero sé que
yo no puedo. Es muy d-difícil para m-mí explicarlo, pero n-n-necesito vivir aquí en
la isla.—Me estremecí y jadeé por el aire que parecía muy escaso.

—Lo entiendo nena —dijo en voz baja.

—¿Lo haces?

—Lo hago. Entiendo que es lo que necesitas, y porque te amo, quiero darte
todo lo que necesitas. Podemos vivir en la isla si la ciudad es un tema decisivo para
ti. Ni siquiera me afecta tanto porque puedo ir y venir a través del helicóptero en
cuestión de minutos, pero, y esto es enorme pero, no puedo hacerlo de la noche
para la mañana. Va a tomar algo de tiempo conseguir un lugar adecuado para
nosotros aquí, con seguridad que sea aceptable y especialmente para limitar el
acceso de cada tonto que piense que puede acercarse a nosotros.

Asentí en su pecho, respirando su esencia para ayudarme a estabilizar mis


emociones sobrecargadas. —Gracias. Lo siento por todo este problema. Ojalá
pudiera sentirme diferente, pero eso no cambia cuanto te amo.—Eso no cambiaba
cuanto lo amaba, pero sus palabras solo me hicieron amarlo más. Él no estaba
intentando hacerme ceder a sus demandas, sino hacer nuestra nueva vida habitable
según la seguridad y mis necesidades. Entiendo que es lo que necesitas, y porque te amo
quiero darte todo lo que necesitas. Mi madre nunca obtuvo eso de mi padre.

Él suspiró, y parecía como si fuera un suspiro de alivio. Reconocí su lenguaje


corporal fuerte y claro.—Probablemente nunca sabrás cuánto necesitaba escuchar
esas palabras justo ahora, nena.—Sí, estaba en lo cierto—. Y no quiero que seas una
persona diferente, nunca. Eres como debes ser y no hay nada que lamentar.

—Nada de este lío cambia el hecho de que eres un hombre notable. Ni siquiera
puedo empezar a entender porque no estás huyendo de mí tan rápido, pero no lo
estás. Te quedas conmigo y me dices que me amas y que harás tú casa aquí,
conmigo, y me siento como si estuviera soñando despierta. Esto no puede ser real…

—Es real, Brooke. Es real.

Después de unos minutos más de silencio, preguntó—: ¿Lista?

—Lista —mentí.

Mientras nos conducía al helipuerto, reflexionaba, sobre todo. Sabía que sería
difícil para mí ver las historias y fotos mías en las revistas de chismes, e hice la
203 promesa de no leerlas. El pensamiento de cosas siendo escritas sobre mi vida
personal me enfermaba físicamente. Este asunto del paparazzi sería duro para
asimilar. Haría todo lo posible y no quería dejar a Caleb caer, pero no podía negar
la preocupación que ahora se asentaba en mi corazón.

No sabía si era lo suficientemente fuerte como para sobrevivir sin daño alguno
y supongo que estaba a punto de descubrirlo.

Cuanto más cerca llegábamos de la pista de aterrizaje en la casa de Lucas, más


me daba cuenta de las muchas concesiones que Caleb había hecho con el fin de
pasar sus fines de semana conmigo en la isla. Él estaba haciendo todo lo posible por
acomodar mis deseos, excepto por el transbordador. Me dijo que el transbordador
de la isla Blackstone no iba a cortar para su viaje, y tampoco quería que yo lo
tomara. Citó que el retraso de tiempo era inaceptable para él cuando su helicóptero
podía hacer el viaje en un cuarto del tiempo. No me quejé. Echaría de menos a
Will, pero era maravilloso hacer el viaje a tierra firme en cuestión de minutos, en
vez de una hora o más dependiendo de las condiciones del mar.

El piloto de Caleb era un enorme ex soldado llamado Spence. No dijo mucho,


pero era confiable. Siempre nos estaba esperando cuando llegábamos al helipuerto,
tal como lo estaba ahora. El helicóptero estaba encendido y listo para irnos cuando
me estacioné y cerré a Woody. Caleb me ayudó a navegar a través del viento
extremo volando por los rotores, y me ayudó a acomodarme en el asiento y las
maletas en un lugar seguro.
Mientras él me abrocho, observé sus manos trabajando decididamente en
asegurar las correas, lo que haría este viaje seguro para mí. Una especie de metáfora
de lo que intentaba hacer por mí en su vida. Confiaba en él completamente.

Me dio un rápido beso antes de atarse en su propio asiento. Caleb no parecía


tener ninguna duda, y me gustaba que estuviera tan seguro de tenerme en su vida.
Su confianza tendría que ser suficiente para los en este momento, porque yo no
tenía la mía todavía.

Había llegado el momento de afrontar mi nueva vida bajo los reflectores, por
mucho que despreciara la idea. Yo estaba con Caleb ahora. Todo lo demás podría
ser resuelto con tiempo y paciencia.

El tiempo para reflexionar sobre mi nueva situación fue muy breve.

Porque solo un corto de quince minutos más tarde, Spence nos puso en la parte
superior del edificio de Blackstone Global Enterprices en el centro de Boston, en
medio de la ciudad.

204
Capitulo 26
—Caleb, no puedes hablar en serio sobre esta chica. Es la nieta ilegítima de
nuestra ex ama de llaves, ¡por el amor de dios! —Mi madre se paró en mi oficina,
en su armadura de Prada y Gucci, de alguna forma con la impresión de que su
desaprobación a Brooke me influenciaría a romper con ella. Delirante era
aproximadamente la única cosa que se acercaba a explicar el estado de la salud
mental de mi madre justo ahora.

—Te aseguro que soy totalmente serio con respecto a Brooke, y para que
205 conste, es la nieta de tu cuñada, quien está casada con mí muy rico tío. Y aquí hay
otra noticia rápida para ti, mamá, ya no estamos en los cincuenta, cuando las
personas se interesaban en los linajes. Los aspectos ilegítimos no tienen tanto peso
cuando hay dinero para influenciar en ellos; el mío y el de Herman deben ser
suficientes para tranquilizar cualquier sensibilidad ofendida.—Era un desafío
mantener mi tranquilidad con su actitud. Ella había esperado tres días desde que las
noticias llegaron, antes de llegar a mí para lanzar sus opiniones con respecto a
Brooke. Como si yo la necesitara en mi culo justo ahora, junto con eludir a la
prensa incansable, quienes peleaban por mierdas como hienas sobre un cadáver.
Era exhaustivo.

—Tu padre estaría devastado por esto —dijo, sacudiendo su cabeza hacia mí.

—¿En serio, mamá? ¿Tú crees que papá desaprobaría a Brooke si estuviera
vivo?

—Sí, Caleb, sé que lo haría.

—Estoy en desacuerdo. Te equivocas sobre esto. Mil por ciento equivocada. Él


me dijo que me aferrara a las cosas que me hacen feliz, con todo mi corazón. Ya
que Brooke es la única mujer quien puede hacerme feliz, estoy aferrándome a ella.

—¿Él te dijo eso, hijo? —preguntó, su tono mucho más difuso que cuando
había entrado.
—Desde su lecho de muerte, sí, lo hizo.

Una mirada de dolor apareció en su rostro, y podía ver que aún estaba afligida.
—Se arrepintió de algunas cosas al final de su vida, pero no aprobaría tu relación
con Brooke. El nombre Blackstone era demasiado importante para él.—Sacudió a
cabeza lentamente—. No, no lo aprobaría, Caleb, no después de todo lo que hizo
para asegurarse de que te dieran lo mejor de todo lo que la vida tenía para ofrecer.

—Pero ¿no es eso lo que cualquier padre hace por su hijo? ¿Querer que ellos
sean felices y tratar de darles lo mejor de todo?

Ella estaba frustrada con mi lógica, podía decirlo.

—Nunca durará. Tu relación con Brooke no soportará la presión de la


sociedad. Ella no será capaz de elevarse sobre su escandaloso pasado...

—¡Ella no tiene un escandaloso pasado, mamá!

—Brooke nunca será aceptada dentro de clan—dijo severamente.

—A Brooke no le importan los asuntos sociales, y francamente, a mí tampoco.


206 Si no voy a otro evento, dónde el clan se pavonea por allí, vestida para matar,
intentando soplar humo con olor a Chanel en mi culo, entonces estoy bien con eso.
Aún puedo dar a la caridad sin asistir.

—Necesitas una esposa quien entienda cómo moverse en el mundo en el que


naciste, hijo.

—¿Alguien como Janice, quieres decir?

—Sí, exactamente. Los Thorndikes están igual de devastados sobre esto como
Janice. Alicia me dijo cuan impactados estuvieron al descubrir que tú estabas en
otra relación tan pronto después de romper con Janice. No les sentó bien en lo
absoluto.

—Bueno, no sigas esperando algo allí, porque Janice definitivamente no es una


candidata como mi futura novia. No me sentó bien a mí cuando fui traicionado por
su hija. Te ahorraré los detalles feos y solo déjalo allí. Y ellos son feos.—Hizo una
mueca—. Además, hay solo una persona quien alguna vez reclamara el título de
Señora de Caleb Blackstone y su nombre es Brooke Casterley.

—¡Caleb, por el amor de dios! Todos conocen a Janice, y lo han hecho por
años. Estoy segura de que ella no es capaz de nada que cualquier otra mujer
despreciada haría debido a tu apresurado rompimiento con ella.
Querida madre, no tienes ni una maldita idea. Obviamente, los padres de Janice no
tenían idea sobre la bajeza mental y manipulación de la que era capaz. Debí haber
tomado fotos de mi baño antes de que Ann lo limpiara. James había recibido varios
mensajes de texto de ella, ya que yo había bloqueado su número. Incluso James se
había sorprendido por las cosas que le dijo sobre mí. »Aún cree que te casarás con
ella «Había compartido él conmigo la otra semana«. Dice que tú solo esperas el
momento con tu "zorra inglesa" hasta que entres en razón y le ruegues que te
perdone por dejarla. Está jodidamente delirando, mi amigo. »No podía estar más de
acuerdo. Menos mal me había alejado de ella cuando lo hice.

—Janice no es nada para mí, y nunca lo será.

—Esto es muy decepcionante, Caleb, y si tu padre estuviera vivo, te diría lo


mismo.

No, no lo haría.

—Esto está pasando, mamá —Disparé de regreso, enojado—. Lo mejor que


puedes hacer es dejar que la noción de Janice y yo como pareja se vaya. Ella ni
siquiera fue una consideración para mí alguna vez.

207 —Así que, ¿en serio vas a casarte con esta chica sin familia, sin dinero y sin
estatus social de ninguna clase? —preguntó, exasperada.

—Cuando ella esté lista, sí, voy a hacerlo. Y esperaré que toda mi familia le dé
la bienvenida en nuestro clan con aceptación y amabilidad entusiasta. Si no puedes
hacer eso por Brooke, entonces tampoco me tendrás en tu vida. —Le dejé saber que
estaba siendo mortal y jodidamente serio—. Si no me crees, solo espera y ve lo que
pasa.

Nunca pensé que vería el día en que mi madre se rindiera sobre cualquiera de
sus reglas que mantenía. Pero después de que le dije esa última parte, la pelea solo
se fue de ella. Sorprendentemente. Fue extraño atestiguarlo, porque nunca la había
visto perder el velo de confianza fría que siempre llevaba por ahí. Nunca.
Seguramente, esto no sería lo último que oiría sobre el tema.

El Baile de otoño ocurría cada año el sábado después del día de Gracias, en el
club Massachusetts en Back Bay. Este año sería el baile de caridad de ropa formal y
corbatas negras número 108, y también marcaba el primer evento público para
Brooke y yo. Era, en todos los aspectos, nuestra fiesta reveladora. Después de esta
noche, no habría más especulación, o predicciones sobre nuestra relación, porque
sería innegablemente confirmada.
Las pasadas tres semanas de paparazzi luchando habían sido agotadoras a
veces, incluso para mí, con mi abundante experiencia en lidiar con sus payasadas
que daban dolor en mi culo. Brooke los odiaba apasionadamente, pero permanecía
allí y se quedaba en Boston conmigo donde yo podía hacer mi mejor esfuerzo en
mantenerla fuera de sus insistentes radares.

En una forma, era su historia de Cenicienta favorita. El encabezado inicial de


CNZ además de la foto de nosotros en la boda no había traído ningún tipo de mala
prensa a nuestra puerta. La belleza de Brooke, y su falta de un pasado (debido a su
juventud y a nunca estar en el ojo público hasta ahora) era un atractivo definitivo
para las revistillas de chismes. La pobre, pero hermosa chica trabajadora atrapa la
atención del soltero multimillonario y ellos se enamoran el uno del otro. Sumando
el hecho de que era británica y yo americano, se volvía la historia la Cenicienta que
todos querían leer.

Brooke dijo que no le importaba lo que descubrieran acerca de ella, porque no


había nada que ocultar. Todas las personas involucradas estaban muertas, así que
no podrían ser heridos por nada de lo que escribieran sobre ellos. Su madre y su
padre, por supuesto, e incluso el monstruo de su esposo no evolucionaban tan mal
en la prensa cuando estaban muertos. El público era compasivo con eso quienes
habían sufrido. A mí solo me importaba que Brooke no fuera herida por las
208 historias que ellos reportaban, pero hasta ahora solo era la historia usual de su vida.
La prensa amaba el tema de su abuela siendo la "criada" y casándose con los ricos.
La historia de Herman y Ellen presionó todos los botones de "sentirse bien" que las
personas tenían dentro de ellos, y yo entendía por qué se había vendido tan bien en
los medios.

Ha habido un solo refuerzo negativo por la atención insistente de los medios


enfocados en nuestra relación. Su foto conmigo habían desencadenado los
recuerdos de muchos quienes habían atestiguado el altercado de Aldrich con
Brooke; el daño de los trajes de diseñador, los inapropiados avances que él había
hecho hacia ella, y cómo ella había peleado rompiéndole la nariz. Era un episodio
fácil de recordar para las personas que lo habían visto ocurrir, o si fueron uno de los
afortunados golpeados por el cóctel de camarones volador. La historia había
atravesado todo el camino de regreso, con todos los detalles, a la señora Aldrich,
quien luego demandó a su asqueroso e imbécil infiel de su esposo por un divorcio.
Tenía que admitir que oír esa parte me hizo real y jodidamente feliz. Aldrich lo
merecía por cómo trataba a las mujeres en general, y esperaba que su esposa
consiguiera un magnífico gran acuerdo como recompensa por soportar al imbécil
por tanto tiempo.

A pesar del tiempo bastante fácil que habíamos tenido en general con los
paparazzi, mis miedos por la seguridad de Brooke no iban a ser borrados. Mi
equipo estaba en alerta máxima ahora, tanto como siempre. Muchos locos en el
mundo se obsesionaban con las celebridades y trataban de hacerse sus amigos. En
algunos casos, los acosaban y lastimaban, sus retorcidas mentes justificando su
comportamiento psicótico y necesitado. También estaba la preocupación de que
pudiera ser raptada y secuestrada, lo cual me asustaba más que nada. Confiaba
muchísimo en mis círculos cercanos y estos en ellos eran mi familia o habían
ganado su camino a través de los años, probándomelo. James aún no estaba
convencido de que la familia de Patten se mantendría alejada de Brooke. No había
descubierto nada que pudiera probar que ellos planeaban acercarse a ella, pero
ambos éramos conscientes de que ella sabía un poco demasiado sobre sus
actividades criminales. Era una nube menor colgando sobre nosotros, pero yo tenía
el lujo de recursos ilimitados para mantener a cualquier indeseado lejos de ella. Los
Patten sabían cómo esconder su mierda, sin embargo, así que ambos nos
consolábamos creyendo que se creían a sí mismo impenetrables.

Hice algunos progresos en asegurar un sitio para nosotros en el sur de la Isla


Blackstone. Mi viejo amigo, Asher, me había señalado en la dirección correcta con
un terreno de veinte acres que limitaba la pequeña propiedad de Brooke en el sur.
Había hecho ofertas en otras parcelas en los alrededores también, así podríamos
tener un oasis asegurado, con una gran vista, y la privacidad que yo requería.
Tomaría un tiempo construir una casa, pero las ruedas ya estaban en movimiento.
Realmente no me importaba donde viviera; siempre y cuando tuviera a Brooke
209 conmigo, sería un hogar. Ella lo haría un hogar. Ella quería vivir en la isla, así que
ahí era donde viviríamos. Era una decisión así de simple para mí.

Brooke era mi mayor prioridad ahora. Mi vida había cambiado drásticamente


en solo dos cortos meses, y sabía que nunca podría regresar a cómo había estado
viviendo antes. Cada decisión que tomaba ahora estaba hecha con la contribución
de Brooke o con su felicidad en mente. Cuanto más pensaba sobre lo que mi papá
me había dicho en su lecho de muerte, más le creía. A pesar de la convicción de mi
madre de que papá hubiera desaprobado a mi Brooke, no aceptaba la idea. Él la
habría adorado. Nos habría dicho que continuáramos y fuéramos felices juntos, y
que lo hiciéramos abuelo.

Algún día.

Escribí un nuevo mensaje de texto.

¿Cómo está sintiéndose mi dulce chica hermosa?

Esperaba que estuviese sintiéndose mejor que esta mañana, cuando despertó
con un mal dolor de cabeza. Supuse que me haría saber a esta altura si no se estaba
sintiendo bien para ir al Baile de Otoño.
Mucho mejor. El dolor de cabeza se fue. Winter y yo estamos preparando
nuestro maquillaje y cabello. El dormitorio es un salón de belleza justo ahora.
¿Cuándo regresas?

Estaba emocionado sobre el hecho de que Brooke y mi hermana se llevaran


bien. Tenían intereses en común, y parecían encontrar temas interminables sobre
los que hablar. Compraban ropa y cosas decorativas para la remodelación. Winter
le había presentado a Brooke a alguno de sus colegas en el Centro de Jóvenes del
Sur de Boston, donde residía para su maestría, y ahora tenía a Brooke firmando
como voluntaria una vez a la semana. Brooke realmente amaba ayudar a los niños,
y yo podía ver el potencial que tenía para hacer un impacto incluso más grande en
el centro en el futuro. No había olvidado la historia que me había contado sobre la
mujer que la había ayudado tanto después de que se había escapado de su
matrimonio abusivo. Marni Cole. Yo no estaba loco sobre el vecindario a donde
había ido como voluntaria y me aseguré de que estuviera completamente protegida
cuando fuera allí, pero tan pronto como todo se estableció en una buena rutina,
pareció disfrutarlo.

C: Tengo que recoger una cosa y luego estaré en casa. No puedo esperar para
llevar a mi Cenicienta al baile. Xx

210 B: No puedo esperar a ser llevada por mi príncipe encantador al baile.


Xoxoxoxoxo

Aún hacemos la cosa donde imitamos las palabras del otro. De alguna forma,
nunca se vuelve anticuado o se siente cursi, incluso cuando lo es por completo.

C: Te "llevaré" después del baile, cariño.

B: ¿Mi príncipe está mandándome mensajes sexuales?

C: Sí, lo está haciendo. Envíame una foto, por favor.

Me envió una foto de inmediato: usando un sujetador negro sin tirantes con un
cabello en gigantes rulos y soplándome un beso.

B: Eso es lo mejor que puedo hacer con otros en la habitación. XD. Usa tu
imaginación.

C: Sexy. Siempre uso mi imaginación cuando estoy pensando en ti. Te veo


pronto, preciosa.

B: Te veo pronto, guapo.


Abrí el cajón de mi escritorio y saqué la caja aterciopelada que había ocultado
allí dentro por semanas. Había comprado el obsequio en un antojo junto con el
brazalete cuando estuve en Abu Dhabi para la conferencia. Había pasado una tarde
ojeando las tiendas en el complejo del hotel, donde las sesiones habían sido
alojadas, cuando lo descubrí en una vidriera.

Un anillo.

Y un anillo muy inusual, además.

Darle un anillo a Brooke parecía ser demasiado, así como demasiado rápido en
ese momento. Así que lo mantuve, sabiendo que eventualmente, el momento sería
adecuado. El anillo había sido una compra impulsiva, porque era tan perfecto para
ella, por cómo nos habíamos conocido, y esperaba que entendiera mi
procesamiento mental al escogerlo. Esperaba que lo quisiera en su dedo.

Lo descubriría pronto.

Me dirigí hacia los elevadores, yendo hacia abajo y fuera del edificio, a donde
Isaac estaba esperándome para llevarme a casa... con mí muy mía Cenicienta.

211
Capitulo 27
—¿Te has dado la vuelta, Caleb? —Llamé desde el pasillo hacia la sala de estar.

—Sí. Me estoy comportando, nena. Puedes salir. Estoy muriendo por verte.

Mi estómago bailaba en regocijo nervioso por asistir a este baile esta noche con
Caleb. Yo nunca había ido a nada como esto antes, y a duras penas sabía qué
esperar. Me gustaba el hecho de que el baile de otoño fuera para beneficiar a la
caridad, y amaba mi vestido de baile de seda color borgoña, pero más allá de esos
212 dos puntos yo no estaba tan segura. Caleb solo seguía tranquilizándome con que
estaría a mi lado a cada segundo, y que todos estarían mostrando su mejor
comportamiento junto con sus vestidos. El baile de otoño siempre era muy
concurrido, y completamente cubierto por los medios de comunicación, tanto
locales como nacionales. Caleb quería que asistiéramos como pareja, con la
esperanza de acabar con algo de la fascinación que la prensa tenía por nuestra
relación. Era una locura completa para mí el porqué a ellos les importaría tanto,
pero preocuparse era lo que ellos hacían.

Salí lentamente, probando como maniobrar en yardas de seda y tul. El vestido


que había encontrado era una obra de arte. Seda de un profundo rojo vino, con una
faja en la cintura y una falda completa de tul. La falda es lo que me vendió el
vestido cuando lo vi por primera vez, porque estaba adornado con flores
tridimensionales de terciopelo en cascada. Era un vestido de cenicienta en verdad.

Caleb se había alejado de la puerta como yo había pedido. Estaba usando una
chaqueta de terciopelo negro que nunca había visto antes, y olía delicioso. Aún
desde el otro lado de la habitación, su único aroma masculino, combinado con la
deliciosa colonia que usaba, me tentaba. Siempre se veía bien, también.

Cuando había llegado a casa para prepararse, tuvo que usar la habitación de
invitados para ducharse y vestirse, porque Winter y yo nos habíamos apropiado de
nuestra habitación para los arreglos de belleza. Ni siquiera parpadeó por ser
apartado de su dominio. Le había echado una mirada a la plétora de artículos
femeninos en su habitación y baño, y se rindió a nosotras sin una pelea. Era tan
tolerante sobre tales cosas. Solo una de las muchas cualidades de Caleb que yo
adoraba. No podía imaginar mi vida sin él ahora. Era una parte de mí.

Lo amaba tanto.

—Ahora puedes voltearte —dije finalmente.

Giró sobre sus pies y barrió sus ojos desde arriba hasta abajo, y luego de
regreso. —Tú eres cenicienta en ese vestido. Estoy sin palabras en este momento.
Cada hombre en la habitación va a estar envidioso de mí esta noche.

—¿Lo harán? ¿Y por qué tú dices eso, mi apuesto príncipe?

—Porque soy el afortunado bastardo que consigue llevarte a casa al final del
baile, y ayudarte a salir de tu lindo vestido.

—Ah, pensando por adelantado como siempre, ya veo.

Se acercó a mí acechándome, algo pequeño que yo no podía distinguir en su


mano. —Soy muy bueno en pensar por adelantado, nena. No hice mi fortuna sobre
213 una base de pésimas predicciones.

—Ciertamente.—Se detuvo justo enfrente de mí donde yo podía disfrutar de su


intoxicante aroma—. ¿Tienes algunas predicciones para el cercano futuro?

—Oh, sí —dijo traviesamente—. Por ejemplo, veo a cenicienta siendo besada


completamente antes de que ella consiga llegar al baile esta noche.

No pude contener la sonrisa. —A cenicienta le gusta tu predicción.

Levantó mi mentón hacia sus labios con un dedo y descendió. Tuve que resistir
el impulso de enterrar mis manos en su cabello y alborotarlo como por lo general
hacía. Amaba ver su cabello desordenado como una bandera de acabado-de-follar
ondeando orgullosamente, pero este no era el momento para eso. En su lugar, me
derretí en su demandante beso y lo dejé ponerme toda emocionada. —Estás
malditamente hermosa, Brooke. No sé si puedo dejarte salir de la casa esta noche
—dijo.

—Vas a desilusionar a una gran cantidad de personas de esa forma, me temo.—


Le recordé, incluso aunque estaría contenta de quedarme en casa esta noche si esa
fuera una opción.

—No es a mí a quien ellos quieren ver, nena. Quieren conocer a cenicienta esta
noche.—Mordisqueó mi labio inferior.
Mi turno para suspirar. —Espero que hayas recordado tu promesa de quedarte
conmigo todo el tiempo. Estoy nerviosa, Caleb.

—No hay nada por lo que estar nerviosa, y todos te amarán y adorarán.—
Colocó algo suave en mi mano—. Tengo un regalo muy especial para ti. He estado
esperando semanas para dártelo, y ahora es el momento.

—¡Oh! —Miré abajo a lo que yo sostenía, para ver una pequeña caja de
terciopelo negro. Una caja de joyería. Mis dedos temblaban mientras trabajaban
abriendo la tapa. Jadee. Oh, santo cielo.

El más inusual anillo que yo había visto alguna vez, una pieza de arte la cual
tenía que ser única en su tipo. Una gran piedra rosa oscuro, semejándose a una
perla, colocada en montones de piedras rosas y blancas, posiblemente diamantes,
para tomar la forma de una flor. —Caleb… —suspiré—. Esto es increíblemente
hermoso.

—¿En verdad te gusta? —preguntó. ¿Cómo podría dudar que me encantaría esto?

—Sí. En verdad que sí. Dime acerca de este hermoso anillo.—Estaba casi
temerosa de preguntar qué significaba el anillo, pero sabía que me lo diría de
214 cualquier forma porque siempre era honesto acerca de todo lo que hacía.

—Es una peonía, como las flores que te envíe. La piedra roja es una turmalina
de corte cabujón de cuarenta quilates. El resto de las piedras son diamantes, rubíes
y zafiros rosados. Lo encontré en la ventana de la joyería en Abu Dhabi, y fui ahí y
lo compré cinco minutos después. No había duda de que estaba destinado para ti
desde el momento en que lo vi.

—¿Cómo sabías que estaba destinado para mí?

—Todo acerca de este anillo me recordaba a ti… y como nos conocimos.

—¿La lección de las albóndigas? —le pregunté.

Asintió y sonrió. —Después de que entré en la tienda y me dijeron que era una
peonía, bueno… supe que era el destino trabajando de nuevo.—Sacó el anillo de la
caja y lo sostuvo entre dos dedos. Deslizó la caja vacía en su bolsillo—. ¿Lo vas a
usar esta noche, Brooke?

—S-s-sí —tartamudee.

Lo deslizó en el dedo anular de mi mano izquierda. El dedo del anillo de


compromiso. Levanté mis ojos para encontrar los suyos. —Toda mi vida cambió en
el momento en que te vi, Brooke. Lo supe entonces. Sentí como las sombras eran
arrastradas hasta abrirse, dejando a la luz del sol entrar después de estar encerrado
en la oscuridad por años. Así es exactamente como se sintió para mí.

Si yo pudiera amarlo más, lo haría. Hacía gestos como este todo el tiempo,
dejándome sin palabras con su reflexión en la elección de los regalos perfectos. —
Me encanta el anillo. Y te amo, Caleb.

Tomó mis manos y me besó dulcemente antes de apartarse para atrapar mis
ojos con los suyos. — Me doy cuenta de que no estás lista en este momento, pero
quiero que sepas que mi más gran deseo es pasar el resto de mi vida amándote…
como mi esposa.

Me quedé sin aliento cuando él bajó poniéndose de rodillas enfrente del


ventanal, las luces de la ciudad de Boston un increíble telón de fondo detrás de
nosotros. —Brooke Ellen Casterley, ¿serás mi esposa y te casarás conmigo cuando
sientas que estás lista?

El vórtice girando me había barrido de nuevo y me movió lejos hacia otro


tiempo extendido, yo estaba segura acerca de eso. Me tomó un momento encontrar
mi voz y ver a través del velo de lágrimas, el cual se había levantado en mis ojos,
pero me las arreglé de algún modo. —Yo-yo lo haré, Caleb, mi amor.
215
Hizo algo que yo lo había visto hacer antes en unas pocas ocasiones…

Cerró los ojos por un instante, y luego levantó la mirada como si enviara una
plegaria silenciosa hacia el cielo. Era una muestra de alivio y gratitud. Mi Caleb
estaba tan aliviado de que yo hubiera dicho sí.

Poseer tal poder sobre otra persona era tremendo en una forma. Tener la carga
de su felicidad junto con la tuya propia era un tipo de terrible y hermoso tesoro.

Invaluable… pero tan frágil al mismo tiempo.

Mi hermoso anillo me guiñó durante toda la cena en el baile de otoño. Caleb y


yo no habíamos dicho nada oficialmente, pero estaba justo ahí en el vívido color
para que las personas lo vieran, y si ellos ponían dos y dos juntos… bueno…
nosotros no mentiríamos.

Como la mayoría de toda nuestra relación, este compromiso era un torbellino


de amor y emociones con Caleb.

¡Jesús, acabas de comprometerte con Caleb Blackstone!


Solo pensar en eso se sentía como un placer culpable. Pero Caleb siempre se
había sentido como un placer culpable para mí. Necesitaba pellizcarme para
comprobar que era real y que quería casarse conmigo. Tenía razón, yo no estaba
lista en este momento para casarme de nuevo, pero sabiendo que Caleb estaba
comprometido solo conmigo, de seguro me ponía en el camino rápido de estar lista.
Cuando le había dicho esa parte, había sonreído con felicidad y dijo que solo le
dejara saber cuándo estuviera lista y se ocuparía del resto.

—¿De qué te estás sonriendo? —preguntó.

Me voltee hacia él. —Pensando en lo bien que se siente para mí cuando tú estás
feliz.

—Te amo tanto —susurró así nadie podría escuchar—, y desearía tenerte toda
para mí solo justo ahora así podría mostrártelo sin palabras.

Como siempre sus versos sexys me convirtieron en un charco de baba. Por lo


general eso no importaba, pero en este momento lo hacía. Sentada en una cena
formal, rodeada por la ultra-rica alta sociedad de Boston, definitivamente no era el
momento o lugar para desear tumbar a ciegas a mi prometido, en especial con
personas observándonos desde todas direcciones.
216
Un problema más con el efecto de Caleb sobre mí, sin embargo. Era muy
bueno al excitarme a su voluntad. —Tú me has dado algo muy maravilloso para
esperar con ilusión cuando esta noche terminé —susurré y lamí mis labios.

Gruñó suavemente. —Me estás matando, bebé.

Mi dolor de cabeza decidió regresar con venganza después de la cena. Y estaba


arrepintiéndome de la crema de mariscos y el champaña. No eran probablemente
las mejores opciones para mí. Debería haberlo sabido mejor que consentirme con
champaña cuando yo había tenido un dolor de cabeza brutal justo esta mañana.
Era tan delicioso, pero los efectos posteriores podían ser completamente mortales.
Debido a los ajetreados días preparando la boda de Nan y Herman y luego la súbita
mudanza a Boston, yo no había tenido tiempo para ver al especialista con respecto
al PBA. Caleb le había hecho una llamada al jefe de neurología del Mass General,
quien era amigo de un amigo, parecía que él tenía conexiones en todas partes, pero
yo aún necesitaba establecer la hora de consulta para empezar el proceso para un
diagnóstico apropiado. Esto había sido puesto a un lado por ahora, pero el doctor
Google había proporcionado un poco más de información sobre el tema para que
yo lo digiriera. Me preguntaba si mis dolores de cabeza tenían algo que ver con mi
accidente. Estrés, ¿tal vez?
Estar en el extremo receptor de expresiones de apenas velado odio no ayudaba
a mi dolor de cabeza tampoco. Los Thorndikes habían estado lanzándolas en mi
dirección desde que habíamos sido presentados más temprano. Yo sabía quiénes
eran ellos, por supuesto, los padres de su ex, Janice. No la había visto aún, pero me
imaginé que ella haría una aparición en algún punto antes de que la noche hubiera
terminado. Caleb había estado tan rígido y frío cuando uno de los anfitriones trajo
al señor y la señora Thorndike para conocerme. Podía decir que sus reacciones
hostiles hacia mí lo habían herido con fuerza y yo esperaba profundamente que no
perdiera su temperamento por eso.

Froté mis sienes con las puntas de mis dedos.

—¿Estás sintiéndote bien, nena? —preguntó.

Asentí. —Estoy bien, es solo que mi dolor de cabeza de más temprano ha


decidido regresar.

—Podemos irnos si no te sientes bien —dijo.

—No, Caleb, aún está la subasta secreta y los premios por venir.
Definitivamente no podemos abandonar la noche aún. Estaré bien, y todavía quiero
217 ser llevada a girar alrededor de la pista de baile con mi guapo príncipe.—Le di una
sonrisa—. Voy a tomar algo para esto si tú vas y me consigues un vaso de agua
helada.

—Considéralo hecho —dijo con un beso a mi pulsante frente—. Quédate justo


aquí y voy a estar de regreso en un instante.

Observé a mi hombre dirigirse a su misión, admirando cuan guapo se veía en


su esmoquin, y tan llena de amor por él que apenas podía contenerlo. Mis ojos
aterrizaron en mi anillo de peonía, y sentí mi estómago revolotear mientras
recordaba la imagen de Caleb sobre una rodilla proponiéndose. Me encantaba el
anillo. La piedra parecía una perla de color vino, tan única y hermosa, que tenía
miedo de que se dañaría si la usaba todo el tiempo porque era una pieza de arte
enjoyado más que un típico anillo de compromiso. Tenía que haber costado una
fortuna.

Mientras esperaba que Caleb regresara, me permití observar a algunas


personas. Era fascinante imaginar lo que las personas estaban sintiendo o pensando
sobre como ellos pasaban su noche en una gala de caridad, tal como el baile de
otoño de Boston. Por ejemplo, el hermano de Caleb, Lucas, definitivamente estaba
vigilante desde el otro lado de la habitación. Parecía estar observando a las
personas, también. Seguí su línea de visión hasta Victoria y su prometido, Clay
Whitcomb, a quien había conocido hace unas pocas semanas. Si yo tuviera que
hacer una suposición, diría que Victoria no estaba de mucho mejor humor de lo que
Lucas estaba, basada en el lenguaje de su cuerpo y en cómo se alejaba de Clay
mientras estaba hablándole. Victoria y Clay parecían una extraña pareja para mí,
pero no conocía a ninguno de ellos lo suficientemente bien para emitir un juicio,
era más una impresión.

Winter y James habían venido juntos esta noche, pero ella me había dicho
numerosas veces que eran solo buenos amigos. No estaba tan segura sobre la
interpretación de James de buenos amigos, y la interpretación de ella ni siquiera
estando ni remotamente en la misma página, tampoco. James Blakney quería a
Winter Blackstone con una desesperación que era clara como el día para cualquiera
con dos ojos funcionando. Bueno, para todos excepto para Caleb, así es. Él no lo
veía, y marcaba su relación como amigos muy cercanos, de toda la vida. Solo asentí
con mi cabeza y rodé mis ojos ante su explicación. No era nuestro problema de
todas formas. Winter y James eran los únicos que necesitaban estar preocupados
por el estatus de su amistad.

La otra hermana de Caleb, Willow y su prometido, Roger, estaban en la otra


esquina, conversando con el juez Blakney y su esposa, el padre y la madre de James
y Victoria. Todos estaban, en verdad, conectados de algún modo, justo como Caleb
me había dicho. Los Blakney eran una extraña pareja también, justo como yo
sentía que era la de Victoria con Clay Whitcomb. Cuando había conocido al juez y
218 su esposa más temprano en la noche, había sido golpeada con la más poderosa
sensación de deja vu, haciendo que los cabellos en la parte de atrás de mi cuello
picaran. Algo estaba muy mal ahí. Lo sabía profundo en mis huesos que el juez
Blakney era un hombre cruel, y que la señora Blakney estaba atrapada en el
extremo receptor de su crueldad. Lo sabía, porque se veía exactamente como yo
cuando había estado con Marcus. Deseaba mucho que hubiera algo que yo pudiera
hacer para ayudarla.

Era un deja vu por todas partes, como el señor Yogi Berra tan elocuentemente
había acuñado la frase.

Cuando Caleb no regresó con mi agua, decidí ir a buscar algo por mi cuenta. El
golpeteo en mi cabeza solo se estaba poniendo peor y en verdad necesitaba tomar
algo rápidamente.

No era como que se olvidara de mí.

Y entonces descubrí la razón.

Janice Thorndike había llegado.

Aunque, esta Janice Thorndike no se asemejaba a las muchas imágenes que yo


había visto de ella. Definitivamente no era la asombrosa, y esbelta, modelo del
valor de una portada que yo sabía que era. Su rostro estaba estirada en una fea
sonrisa de desprecio, su cabello castaño rojizo oscuro derramado salvajemente
sobre sus delgados y pálidos hombros. En una palabra, parecía enfurecida. La
postura de Caleb parecía molesta desde atrás, si yo tuviera que describir como se
veía mientras yo me aproximaba a donde ellos discutían en una esquina junto al
bar. Él tenía su espalda hacia mí, pero Janice no. Apuntó sus ojos sobre mí con
todo el veneno ponzoñoso de una cobra lista para golpear a su presa. Mi único
pensamiento era alejar a Caleb de ella porque parecía francamente jodidamente
peligrosa.

—Sé lo que hiciste, tu perra intrigante. James me dijo acerca de los malditos
condones a los que les abriste agujeros —Escuché a Caleb decirle—. ¿En verdad
creíste que me importaría, si quedaba embarazada como resultado de tus retorcidos
juegos, Janice?

Sonrió malvadamente en mi dirección, sabiendo que yo estaba observando y


escuchando.

—Yo me alegraría malditamente si eso fuera verdad, porque la amo y estoy


casándome con ella.

219 —No mientas, Caleb. No estás casándote con nadie más que yo.

—¿Caleb? —Solté sin aliento su nombre, necesitando comprender por qué


exactamente ellos estaban hablando de condones dañados y posibles embarazos.

Una ola de miedo helado se instaló sobre mí al instante.

De nuevo, el evocador sentimiento de deja vu llenó mi cabeza.

El reciente giro de molestias y dolores de mi cuerpo ya no me desconcertaban y


confundían. Todos ellos tenían sentido para mí ahora. Nunca había tomado
píldoras para el control de la natalidad antes, así que yo había anotado mis
síntomas al empezarlas. Con un nuevo medicamento para mí, uno que
esencialmente producía las mismas hormonas como cuando una mujer estaba
embarazada.

Pero yo he estado embarazada antes.

Sabía cómo se sentía el embarazo. Y comprendí que mis nuevas píldoras


anticonceptivas no me habrían hecho nada si ya había estado embarazada cuando
las comencé. Si Janice había dañado los condones que Caleb y yo usábamos las
primeras pocas veces que estuvimos juntos, entonces… esto era posible.
Él se volteó para encontrarme parada detrás de ellos, afectado ante lo que yo en
su mayoría habría oído probablemente por casualidad. —Brooke —dijo con
calma—, esta es Janice Thorndike, alguien que solía ser mi amiga en un tiempo.
Ahora, no la reconozco ya, porque se ha vuelto una completa extraña para mí.

—Jódete, Caleb —Chilló—. Y que se joda tu puta inglesa, también.

—Janice, conoce a mi prometida, Brooke Casterley —dijo Caleb.

Solo me quede de pie ahí, mirando con la boca abierta hacia los dos en
completo asombro. Congelada en el lugar mientras mis emociones chocaban con la
lógica de lo que nos había pasado. Mis manos fueron protectoramente acunar mi
vientre. Caleb y Janice siguieron el movimiento de mis manos con sus ojos. Era
como si todos nosotros comprendiéramos la cruda verdad en los mismos pocos
segundos, un leve incremento del tiempo que se estiró dolorosamente en un lento
movimiento y perfecta iluminación.

Caleb me encaró, entonces se volvió de un fantasmal tono de blanco. —Tú


estás embarazada…

—Noooooo—gritó Janice mientras agarraba una copa flauta para champaña y la


220 rompía contra el mostrador del bar.

Los sonidos de vidrio rompiéndose y gritos estallando en medio del revoltijo de


cuerpos apresurados hacia mí. No sentí el dolor donde me cortó con el vidrio roto.
Yo estaba en modo automático de defensa, mi objetivo proteger más que pelear.

Proteger a mi bebé a toda costa.

Noté el piso duro debajo de mi espalda con Caleb cerniéndose sobre mí, el
cuello de su camisa blanca oscuro con la sangre mientras esta goteaba desde una
herida en su cuello. Caleb estaba herido. Sentí la presión de sus manos en mi
costado junto con un pulsante dolor mientras gritaba—: Llamen al 9-1-1. Llamen al
9-1-1. ¡Llamen al maldito 9-1-1!

Estaba húmeda donde sus manos estaban presionando en mí.

¿Era mi sangre?

Mi sangre… probablemente mezclándose con el color de mi hermoso vestido


de baile casi perfectamente.

Traté de hablar, pero ninguna palabra saldría. Quería decirle a Caleb que lo
amaba y que no me había arrepentido de nada.
Ser amada por él era la mejor cosa que me había pasado.

Podía oírlo hablándome aún después de que todo se volvió oscuro.

—Te amo y tú vas a estar bien —gritaba la misma cosa una y otra vez en una
suplicante oración.

Mi Caleb gritaba su amor por mí así yo podría escucharlo. Así nunca lo


olvidaría.

221
Capitulo 28
No dejaría que nadie tocara mi cuello hasta que Brooke fuera llevada a cirugía.

En ese momento tuvieron que obligarme a dejar su lado.

Me estremecí al recordar la última hora de terrible agonía. La presencia de mi


hermano fue la única cosa que me impidió perder mi puta mierda a mitad de la sala
de emergencias en el Mass General. Apenas comprendí lo que el doctor dijo sobre
la evaluación de lesiones de Brooke. Mi único foco de atención estaba en ella, así
222 que gracias a Dios que Lucas estaba aquí para transmitirme los detalles después de
que el doctor se había ido.

—Va a estar bien, hermano. El doctor dijo que la cirugía es menor. Ellos están
tan preocupados porque un pequeño trozo de vidrio apareció en la ecografía, y
quieren una herida limpia antes de suturarla.

—Está embarazada. Le oí decir que alrededor de siete semanas.—No podía


creerlo, pero fue confirmado antes de que se la llevaran. Una de las primeras
preguntas que me hicieron en la ambulancia fue la posibilidad de un embarazo.
Tuve que decirles que sí. La mirada en el rostro de Brooke cuando me escuchó con
Janice, ella tampoco sabía que estaba embarazada. Esto fue una completa sorpresa
para todos nosotros.

—Sí. Vas a ser padre, hermano mayor.—Me palmeó una mano en el muslo—.
Es tu turno para ser suturado. Las enfermeras necesitan hacer su trabajo ahora.

Las dejé suturar la herida en mi cuello y nunca tuve tanto miedo en toda mi
vida. ¿Y si Brooke no quería casarse conmigo ahora? ¿Qué tal si quería dejarme o
quería abortar? Aún no sabía las respuestas a esas preguntas, pero sabía que no
estaba lista para casarse ahora mismo. O estar embarazada otra vez.

Había hecho lo mismo que Patten le hizo.


Si tratas de acorralarla en una esquina, correrá tan lejos y rápido como pueda de ti, y no
mirará atrás tampoco. Mierda. Las palabras de su abuela me golpearon brutalmente
fuerte en ese momento.

¿Sería capaz de perdonarme? ¿Vería esto como el mismo engaño que había
recibido de Patten? ¿Podría siquiera seguir amándome después de que esta maldita
pesadilla quedara atrás? ¿Estaría alguna vez detrás de nosotros?

Preguntas tras pregunta se reprodujeron en mi cabeza como una canción en


repetición. Y no sabía las malditas respuestas a ninguna de ellas.

Les pedí que me indicaran la dirección a la capilla del hospital. Había pasado
mucho tiempo para mí desde la última vez que puse un pie dentro de un santuario
de adoración. No importaba, sin embargo, porque todo volvió a mí. Las raíces
católicas se extienden profundamente.

Caí de rodillas y oré.

Y el temor de perder a la persona más importante en mi vida e incluso a


nuestro inocente hijo antes de que tuviera la oportunidad de conocerlo a él o ella,
llevaba hasta el alma más humilde sobre la tierra a suplicar por piedad.
223

Suaves dedos pasando por mi cabello. Conocía esos dedos, y reconocí el


familiar patrón al acariciar y jalar suavemente las secciones a la vez. Mi chica me
había dicho antes lo mucho que le gustaba tener sus manos enterradas en mi
cabello...

—¿Caaa-leb?

Mis párpados se abrieron de golpe. —¡Nena! Oh, Dios mío, ¿cómo estás? —Me
desperté instantáneamente y corrí mis ojos sobre ella. Se veía terrible acostada en
esa cama de hospital. Pálida, débil y preocupada… y tan perfectamente hermosa
para mí, yo sabía que nada nunca podría comparársele durante el tiempo que yo
viviera.

—¿Estoy embarazada? Quiero decir, ¿lo estaba? ¿Lo estoy a-aún? —Su rostro se
retorció en una máscara de miedo mientras empezaba a llorar.

—Oh, Dios. Sí, lo estás. El doctor supuso que estás cerca de las siete semanas.

Dejó salir un dolorido gemido y lloró aún más. —Tenía tanto miedo de que no
lo estaría cuando me des-des-despertara.
Puro, autentico y bendito alivio rodó por mi cuerpo cuando me incliné sobre
ella y la sostuve lo mejor que pude en las circunstancias. Quiere a nuestro bebé.

—Shh, no te preocupes. Nuestro bebé está bien, porque su madre es tan


valiente. Protegiste a nuestro hijo de ser herido. Fue tu lado derecho donde te
cortó... —Lo perdí. Acabo de perder mi capacidad para mantenerme controlado
por un segundo más, y sollocé como una perra—. Yo-yo te amo tan-tanto. Lo
lamento tan jodidamente tanto por todo lo que te ha pasado por mi culpa. Lo-lo s-
si-sien-siento, Brooke.

Me tomó un tiempo calmarme de mi crisis emocional. Fueron sus manos en mi


cabello las que me asentaron lo suficiente como para reaccionar. Que me estuviera
consolando en un momento como este cuando ella era la que había sido herida
significaba más para mí que cualquier palabra que pudiera expresar.

—¿Caleb?

—¿Sí?

—¿Haces algo por mí? —preguntó en voz baja.

224 —Cualquier cosa. Lo que sea que quieras, nena. ¿Qué puedo hacer por ti? —
Me aparté para poder vernos el uno al otro.

—Necesito... que me digas... tu mayor deseo. Si pudieras tener lo que sea que
desearas ahora mismo, ¿qué sería? —Levantó la mano con la intravenosa todavía
atrapada en su vena y ahuecó mi mejilla—. Sé sincero y dime qué es lo que más
quiere en el mundo.

Y las sorpresas siguen llegando.

No es lo que esperaba que dijera. Entendía claramente que este no era el


momento de joderlo por decir la verdad a medias o mentir. Brooke hablaba muy en
serio sobre darle la verdad ahora mismo. Me pidió que le dijera lo que quería... y
así lo hice.

—Quiero casarme contigo en el momento en que estés lo suficientemente bien


como para hacerlo. Quiero que tengas mi nombre y mi anillo en tu dedo, con la
documentación legal para respaldarlo. Entonces quiero llevarte lejos a un lugar que
sea hermoso, cálido y privado durante un mes. Quiero que sea en un lugar muy
especial, donde no hagamos nada más que hacer el amor, comer, dormir, hablar de
nuestro futuro, planear el nacimiento de nuestro precioso bebé y cualquier otra
maldita cosa que queramos hacer.

—Entonces vamos a hacer eso —dijo en voz baja.


Capitulo 29
Diciembre

Nos casamos en Stone Church, una semana después del dos de diciembre. Solo
Nan y Herman estuvieron allí para presenciar nuestro momento. Herman, de
hecho, nos casó. Como alcalde, había obtenido las credenciales apropiadas hace
años y en ocasiones oficiaba la unión de dos personas en matrimonio.

Después de los eventos de pesadilla que se reprodujeron en el baile, Caleb y yo


estuvimos de acuerdo en que nuestra boda debía ser exactamente lo que
225 queríamos... y lo que necesitábamos.

Una ceremonia privada al anochecer en la pequeña capilla de piedra situada al


borde de la bahía con la puesta de sol flotando, sobre todo, fue de hecho lo que
necesitábamos.

Elegí un vestido de seda batiste con mangas largas en encaje francés y sin velo.
En su lugar, tuve cuatro peonías entrelazadas en mi cabello, el cual dejé suelto
porque a Caleb le gustaba más de esa manera.

Caleb llevaba un Brioni negro con una corbata plateada con estampado y un
pañuelo de seda clásico de su padre. Se veía tan guapo que hizo que mis ojos
dolieran un poco al mirarlo.

Los viejos tablones de madera en el interior estaban cubiertos con pétalos de


rosa blanca perfumando el aire para mezclar con la esencia a vainilla de las velas,
que eran la única iluminación.

Después de firmar con nuestros nombres en los documentos pertinentes,


Herman leyó nuestros votos, los cuales repetimos el uno al otro con nada más que
amor y promesas forjadas en cada palabra. Intercambiamos los anillos de boda de
platino que habíamos elegido juntos y usaríamos para siempre. Todo fue justo
como debería ser.
Caleb y Brooke se comprometieron el uno al otro hasta la muerte...
convirtiéndose en el señor y la señora Blackstone.

Después de los votos celebramos con cupcakes y champán.

Solo un sorbo de champán para mí, pero disfruté de la bondad azucarada de


ese cupcake. Nan tomó fotos para nosotros usando el teléfono de Caleb y luego ya
era hora de decir adiós.

—Te amo, mi querida Brooke. Me dieron el regalo más grande cuando viniste
a mí. Nada podría hacerme más feliz de lo que estoy ahora mismo, viéndote a ti y a
Caleb tan enamorados y tan felices juntos —Y a punto de convertirte en una bisabuela.
Nan no se molestó en contener sus lágrimas y yo tampoco. No había nada más que
necesitara ser dicho, porque las dos lo sabíamos.

—Te amo, Nan.

—Sé que lo haces, mi amor. Ahora van a empezar a vivir su hermosa vida
juntos —Nos dijo a los dos antes de que los últimos abrazos y los besos fueran
226 intercambiados.

Caleb nos llevó al aeropuerto de la isla de Blackstone en la nueva Range Rover


Autobiografía que había comprado para uso en la isla, como se refirió. Nunca me
separaría de Woody, pero me encantaba conducir el nuevo Rover, que
proporcionaba un viaje excepcionalmente suave sobre los caminos animosos. Fue
un corto viaje al aeropuerto.

Un alquilado Gulfstream12se iluminó, esperando para llevarnos a Hawái para


nuestra luna de miel, nuestras maletas y todo lo que necesitábamos ya cargado.

Lo único que nos quedaba era abordar el avión.

—Por favor, espéreme, señora Blackstone —dijo—. Quédate dónde estás.

—Sí, cariño.—Me burlé un poco, pero solo porque sabía que lo hería cuando lo
molestaba. Me lo había dicho una vez, de la manera más sexy.

12
Gulfstream: Es una famosa y costosa marca constructora de Aviones que por lo general es
conocida por sus lujosos aviones de negocios y jets privados hechos por encargo.
Caleb se dio la vuelta hasta mi lado del Rover, y abrió a puerta. Luego me
ayudó a bajar mientras amontonaba la falda de mi vestido en una mano, así no lo
arruinaba.

Aún con nuestra ropa de boda, ambos necesitábamos una oportunidad para
cambiarnos en algo más cómodo para el vuelo de once horas a Hawái. El
Gulfstream tenía un dormitorio principal privado, así que me imaginé que le
daríamos un buen uso. Once horas era un período terriblemente largo para estar en
el aire, y debíamos llenar nuestro tiempo eficazmente. Llenar siendo la palabra
operativa.

—Esto es lo que quería hacer —dijo mientras me arrastraba en sus brazos—.


Llevar a mi novia a través del umbral, en este caso es el umbral de un jet, pero
funcionará.

—Mi esposo es muy fuerte para cargarme con tanta facilidad —le dije,
mirándolo mientras me llevaba al avión.

—Mi esposa es una pluma cuando se trata de tener que cargarla—bromeó antes
de plantar un beso decadente en mis labios.

227 En la parte superior de las escaleras, nos recibió el personal de vuelo y los
pilotos que ofrecieron sus felicitaciones por nuestro matrimonio. Caleb no me bajó
hasta que llegamos a la parte trasera del avión y a la suite principal. Nos encerró en
el interior y cerró la puerta, una sonrisa malvada iluminando su hermoso rostro
mientras trabajaba.

—Ni siquiera estás respirando pesadamente después de llevarme toda esa


distancia.

Se presionó contra mí y miró hacia abajo. —Será testigo de mi respiración


pesada dentro de poco, señora Blackstone, pero primero necesitamos ocuparnos de
algunas cosas.

—¿Qué tipo de cosas? —pregunté inocentemente.

—Bueno, tenemos que elegir una foto de la boda para compartirla con el
mundo, por una cosa —respondió.

—Sí, eso es cierto—Asentí.

—Probablemente deberíamos enviarle un texto a nuestros familiares más


cercanos y amigos primero, sin embargo. Se sentirán heridos si se enteran de
nuestras noticias por los paparazzi antes de que podamos decirles.
—Eres tan inteligente, Caleb. Has pensado en todo.—Me senté en la cama y lo
jalé para sentarse a mi lado. Nos desplazamos por las muchas fotos que Nan había
tomado, hasta que decidimos la que queríamos compartir. Caleb se la envió a
Victoria con instrucciones para remitirla al jefe de relaciones públicas en Blackstone
Global para su lanzamiento en la prensa con el simple mensaje:

Caleb Blackstone y Brooke Casterley se casaron esta noche en una ceremonia


privada en la capilla de Stone Church al sur de la Isla Blackstone.

La foto era de nosotros en la puerta de la iglesia, el fondo al interior iluminado


con el resplandor de la vela, y los pétalos rosa dispersos claramente visibles en el
suelo. Los labios de Caleb estaban presionados en la parte posterior de mi mano
mientras yo le sonreía con amor.

Para nuestros amigos íntimos y familiares, enviamos un mensaje diferente:

Tomamos el consejo de un hombre muy sabio, y decidimos aferrarnos a


nuestra felicidad, el uno al otro, a partir de esta noche. Con mucho amor, Caleb
y Brooke Blackstone xoxo

Después de que el segundo texto fue enviado, Caleb apagó su teléfono y me tiró
228 en sus brazos.

Me mostró cuánto me amaba, como lo había hecho desde el principio, cuando


nos conocimos.

Mi caballeroso amante con una boca sucia y la sensibilidad romántica, que no


podía recordar cómo se llamaba una albóndiga y que no sabía nada sobre las
compras en Target antes de que nos conociéramos.

Mi asquerosamente rico multimillonario, que se preocupaba más por las aldeas


de África que necesitaban pozos de agua fresca que de cómo conseguir el próximo
dólar.

Mi esposo que me amaba y que sería el padre de nuestros adorados y


respetados futuros hijos.

Mi maravilloso, asombroso, perfecto hombre.


Epilogo
Febrero

—Siempre has sido justo como tu padre. Nunca entendí su fascinación con la
ayuda. —Mi madre movió su mano en un grácil círculo hacia Brooke y Ellen—.
Las nociones filantrópicas de JW con sus caridades y buenos trabajos para ayudar a
esos menos afortunados estaban profundamente en él. Has seguido bien sus huellas,
Caleb. —Sabía lo que estaba haciendo. Sus habilidades en entregar un insulto
mientras que lo hacía parecer como si ella estuviera simplemente siendo
229 encantadora era casi legendarias. Decidí insultarla por ello.

—De acuerdo, ya que soy como mi padre, ¿es por eso que vendiste a su
preciada Blackwater sin mencionarme siquiera que la vendías, porque sabías que
me opondría?

—No, Caleb. Vendí Blackwater por la razón de que era mía y podía. Tu padre
me la dio para que hiciera con ella lo que yo quisiera. —Casi no podía creerlo, pero
había visto los documentos para demostrar que estaba diciendo la verdad. ¿Por qué
papá le daría Blackwater en primer lugar, sin embargo?

—¿Por qué ocultarme la noticia de la venta?

—En realidad no lo hice. Acabo de ponerlo a la venta y no discutí esto contigo.


No es que tuvieras mucho interés, Caleb. Hacía años que ni siquiera ibas allí, hasta
que conociste a Brooke.

Ella volvió a agitar la mano en nuestra dirección, como si estuviera


concediendo su gracia a los campesinos pobres pidiendo un favor. Me molestó
muchísimo. —No metas a Brooke. —Apenas pude contener mi temperamento. Se
podría pensar con lo increíblemente equivocada que mi madre había estado con
acerca de Janice que ella ni siquiera considerara la posibilidad de mostrar nada más
que la bondad hacia mi hermosa chica. Pero eso significaría conceder, y en su
visión retorcida, la puso en el lado perdedor. Una ideología muy jodida para
comprarnos a los combatientes en una batalla, pero lamentablemente éstas eran las
reglas por las que jugaba, y eran irrefutables. A los pobres no les daba ni un cuarto
de dólar e incluso menos su simpatía. No segundas oportunidades.

Janice, por ejemplo, había sido rechazada por la tribu y nunca volvería a ser
acogida en el círculo íntimo de la sociedad de Boston. A pesar de la verdadera
orden de restricción que le impedía acercarse a sesenta metros de nosotros, me
había asegurado de que sus alas estuvieran recortadas. O bien estaba de acuerdo en
abandonar el país o enfrentarse a un desastre de juicio dentro del tribunal de
Boston. Una sala de audiencias con un montón de medios de comunicación
babeando que se encontrarían a la espera de entregar la imagen más desagradable
del día para el público ansioso, cuyo único entretenimiento era ver celebridades
salir de los rieles, ella descubrió su mierda psicótica realmente rápido. Janice podía
estar loca, pero no era estúpida. Eligió Hong Kong.

Mi mamá no prestó atención a mi tono de advertencia y se dio la vuelta para


tomar un sorbo de su copa de vino. —No entiendo porque ese alboroto con la venta
de Balckwater. El viejo lugar trajo una fortuna. Todo lo que está bien termina bien.

—¿Qué mierda, mamá? —exploté—. Quiero una explicación y la quiero ahora.


—Apunté mi dedo sobre la mesa—. ¿Por qué papá te dejó Blackwater en primer
230 lugar?

Frunció el ceño ante mi bomba con m. —Lenguaje, Caleb, recuerda cómo se te


crio, por favor.

—Como me criaron… hmm… eso es interesante, mi querida madre, porque


realmente no recuerdo que estuvieras muy involucrada conmigo. Papá lo estaba,
por supuesto, pero solamente recuerdo a nanas y las niñeras que me leían, o me
bañaban, o cualquiera de las cosas normales que hacen las madres por sus hijos. —
Ojalá no tuviera que preguntarle el resto, pero yo necesitaba saber—. ¿Por qué he
sentido, durante toda mi maldita vida que te desagrado, que apenas podías tolerar
estar cerca de tu propio hijo?

—Caleb, este no es el momento, ni el lugar, para esta discusión. —Miró


alrededor de la habitación a todos los rostros—. Mis hermanos, hermanas,
Herman, Ellen, Brooke, James, mis primos, todos ellos esperando escucharla.
Todos estaban incómodos congelados en su lugar. Yo sentía lo mismo. Todo lo feo
estaba a punto de ser vomitado delante de todos y no me importaba.

La maldita campana había sido tocada. Jodidamente alta, también. No había


nada que la hiciera callar.

—Madelaine, tienes que decirle la verdad —dijo Herman—. JW se ha ido, y el


chico merece saberlo.
Todos los ojos de la habitación voltearon hacia mi tío, incluidos los míos,
mientras todos los vellos de mi nuca se alzaron.

Junto con el eje de la tierra.

—¿Cuál es la jodida verdad que me has estado ocultando toda mi vida? —le
grité a ella.

Ella se movió en su asiento.

La única cosa que me impedía entrar en un colapso total era la mano de


Brooke frotando mi espalda en círculos suaves pero constantes, poniéndome sobre
la tierra de perder absolutamente mi puta mierda delante de todo el mundo que me
importaba más en este mundo.

Mi madre enderezó su espalda y perdió la altivez que solía llevar en su rostro.


Sabía que la verdad que estaba a punto de escuchar cambiaría todo.

Se volvió hacia mí y dijo con calma.

—La verdad es que no eres mi hijo, Caleb.


231

Alivio. Sentí alivio por primera vez en treinta y un años donde mi ―madre‖
estaba preocupada. No tenía que preguntarme qué había hecho para rechazar su
amor. Ahora entendía. Finalmente todo tuvo sentido. Bloqueé a todos los demás en
la habitación. Sabía que estaba allí, pero ya no me importaba. La verdad era todo lo
que me importaba, porque no tenía nada que esconder de ninguno de ellos.

—¿Mi padre? —Estaba casi temeroso de preguntar.

—Tu padre era tu padre, Caleb. Tú eres su hijo, pero no eres mío. —Más alivio
se derramó sobre mí al saber que toda mi existencia no era una mentira. Yo era un
Blackstone después de todo.

—E-eh… ¿cómo sucedió?

—Poco después de casarnos descubrí que él tenía una amante. Una de las
personas de limpieza, una chica llamada Melody Rainford, una estudiante con una
visa de trabajo de Inglaterra. Sí, ella era británica —dijo en un tono que decía que
no le importaba. Pero me mantuve callado porque quería que me contara el resto—
. Él la embarazó y tú naciste. JW estaba completamente enamorado de ella, y estoy
segura de que me habría dejado y casado con ella, si no hubiera muerto solo tres
semanas después de que tu nacieras.
Levanté mi mirada disparándole dagas a mi madre, no, espera, apuñalé con mi
mirada a Madelaine con la pregunta que no me atrevía a preguntarle.

»No, Caleb. No soy una asesina, a pesar de lo que debes estarte imaginado
justo ahora. Fue un aneurisma pos—parto lo que mató a tu madre. Es una trágica
complicación que sucede algunas veces, y resulta normalmente fatal. Tu padre
estaba devastado por perderla, pero él no se iría sin ti. Te amaba porque eres su
hijo, y quería que fueras criado como su hijo ante los ojos de la sociedad, con todos
los beneficios que vendrían con su apellido.

No podía imaginar la terrible emoción que mi padre debe haber experimentado


con mi madre de nacimiento muriendo repentinamente, dejándolo con un recién
nacido para criarlo. Miré hacia Brooke y sentí la puñalada de miedo golpeando a
través de mis entrañas. Si alguna vez la perdiese no quedaría nada de mí.

»Vino a mi humillado y me suplicó que lo aceptara nuevamente. Tu padre y yo


hicimos un trato. Yo diría que eras mi hijo, y él nunca se iría con alguien más
durante el curso de nuestro matrimonio. También me daba ciertos bienes que solo
me pertenecerían a mí, así nunca estaría bajo el pulgar de su dinero nuevamente y
siempre controlaría mi propia riqueza, aunque él perdiera todo lo que él poseía. La
escritura de Blackwater fue una de esas disposiciones. Las fortunas se pierden todos
232 los días en el negocio petrolero. Tenía que asegurarme de que lo que estaba
recibiendo soportaría la prueba del tiempo y mantendría su valor.

No podía culpar su explicación. Una fortuna prometida a cambio de reclamarme


como suyo. Secretos guardados… por un precio.

»Él nos trasladó a Houston por dos años para que nuestros amigos no
cuestionaran tu nacimiento después de que se anunció que te estaba esperando.
Todo estaba arreglado, incluso tu acta de nacimiento estaba alterada. Se les pagó a
las personas para que olvidaran lo que habían visto, si eran conscientes. Los buenos
sirvientes comprenden el valor de cerrar los ojos y tu padre se aseguró de que
estuvieran bien recompensados. En el momento en que volvimos a Boston, eras un
niño al cuidado de tu nana, porque estaba embarazada de los gemelos y demasiado
enferma para ser mamá. Nadie se dio cuenta. Tú te veías justo como JW, y por eso
que fuéramos tus padres fue aceptado sin duda. Las personas ven lo que queremos
que vean, Caleb. Y lo que vieron fue una familia creciendo y feliz con una madre y
un padre.

»Tu padre hizo esto por ti, Caleb. Él cumplió su promesa y a pesar de lo que
podrías creer, yo lo amaba mucho y nuestro matrimonio se fortaleció después de
nuestro tumultuoso comienzo debido a nuestro acuerdo. Hice todo lo posible por ti,
lo mejor que pude darte. No interferí en tu relación con tu padre o con tus
hermanos. Tú los amabas incondicionalmente y ellos a ti… yo podía ver eso
claramente.

»Él no quería que lo supieras. Incluso en su lecho de muerte, tu padre me hizo


prometerle que nunca te diría, porque estaba temerosos que perdieras el respeto por
él. Tenía miedo porque todos sus hijos dejaran de respetarlo. JW no era el hombre
perfecto que siempre creyeron que era. Tenía fallas… todos las tenemos. Hasta
ahora, mantuve mi promesa a mi marido, y nunca, ni una vez, lo traicioné o a s-sus
de-deseos —tartamudeó ella ligeramente—, y sin importar lo que pienses, Caleb,
siempre he pensado de mí como tu madre.

Se levantó de la mesa con todo el equilibrio que yo había sabido que ella tenía
toda mi vida e inclino su cabeza hacia mí en reconocimiento. —Así que sabes la
verdad, hijo. —Se dirigió al resto de las personas en la habitación—. Por favor,
disculpen, pero debo darles la buena noche. Gracias por la cena, Caleb y Brooke,
pero de repente me siento muy cansada. —Entonces salió con la cabeza en alto.
Escuchamos la puerta abrirse y cerrarse un minuto más tarde.

Somos madre e hijo que no somos madre e hijo.

No sentí la devastación que pensé que debía sentir, porque eran tonos grises,
233 ¿verdad?

Un padre en una situación desesperada intentando de hacer lo mejor que podía.

Una esposa que había sido traicionada en su matrimonio a la que se le pidió


cubrir los errores de su marido.

Un niño completamente inconsciente de algo diferente de lo que había


conocido.

Porque en realidad mi infancia había sido buena. Había sido un niño feliz. Me
había sentido amado. Nunca recuerdo haberme sentido separado de mi familia, así
que no podía culparla por haberme excluido de ninguna manera que fuera
reconocible para mí cuando era niño. Envió a mis hermanos al internado a los diez
años como a mí. Mis hermanas, también cuando fue su turno. Así que había
ocultado bien su resentimiento. Supongo que mi padre me había amado lo
suficiente por los dos. Sin embargo tenía curiosidad por mi madre biológica. Había
sido una chica británica como mi Brooke. Melody Rainford, un bonito nombre.
Quería saber más sobre ella.

Cuando salí de mi niebla mental, sentí que Brooke me tocaba, haciéndome


saber que seguía ahí conmigo mientras me frotaba a espalda con una mano y
sostenía mi rostro con la otra. Tiró de mi mejilla para que me girara hacia ella. —
Caleb, mi amor, ¿cómo estás?
—Estoy sorprendentemente bien. —Le di una pequeña sonrisa porque
realmente lo sentía—. Si te tengo, estoy bien.

—Me tienes.

—Te amo, Brooke.

Me devolvió la sonrisa y ofreció sus labios para besarme dulcemente. —Como


yo te amo a ti, mi amor y quiero que veas a tu alrededor para que veas la habitación
completa llena de personas que también te quieren sin duda. Es un amor para
siempre, Caleb, el que ellos sienten por ti y nunca debes dudarlo, ¿está bien?

Miré a cada uno de ellos. Lucas y Wyatt que parecían completamente


conmocionados; Willow y Winter con lágrimas cayendo de sus ojos; Herman y
Ellen, que parecían en calma; mis primos que estaban a la par de mis hermanos;
James ofreció su inquebrantable apoyo sin cuestionar. Sin embargo, Brooke tenía
toda la razón. Nada iba a cambiar en mis relaciones con ninguno de ellos. Seguían
siendo mis hermanos, mi tío, mis primos y mi amigo; mi familia siempre sería mi
familia. Incluso Madelaine seguía siendo mi madre, era la única que había
conocido y conocería. Lamentablemente, no hubo cambio para ninguno de
nosotros.
234
Ambos tendríamos que lidiar con eso y seguir adelante. Con el tiempo esperaba
que pudiera encontrarnos en el medio y encontrar algo de paz. Yo no tenía elección
en nada de eso, pero necesitaba recordar que ella tuvo una opción hace tantos años.
Pudo haberle dicho que no a mi padre y no lo hizo. Había asumido el papel de
madre para un hijo bastardo de su marido para bien o para mal.

Todo era un concepto muy pesado para mí para ahondar en el correctamente


en este momento, pero al menos no me sentía como que algo me faltaba. Esa
extraña sensación de sentirme perdido pero no realmente. Toda mi vida me sentí
que estaba un poco fuera del curso del resto de mi familia pero sin una razón real
que justificara por qué me sentía de esa forma.

Todavía una salvaje mente jodiendo, sin embargo.

Para todos, no solo yo. No podía olvidar eso.

Me levanté de la mesa y supe que era hora de compartir con ellos toda la
verdadera razón por la que quería que vinieran esta noche.

—Me doy cuenta de que fue un montón para todos en este momento. Para
nada lo que estaba esperando de esta noche cuando los invité a todos a venir a
compartir una nueva aventura. Así que permítanme sacar esto primero, y entonces
podemos comenzar el festival del amor, ¿de acuerdo?
Alguien rio.

Lucas rompió la tensión con—: ¡Siempre seré tu hermano menor y mucho más
caliente! —En un brindis con su botella de cerveza enfrente de la mesa, y supe que
todo estaría bien.

Levanté mi barbilla para hacerle saber que apreciaba la interrupción oportuna y


luego me enfoqué.

Respiré profundamente.

—Mi encantadora esposa me ha ayudado a encontrar un mundo que me estaba


perdiendo antes de que me rescatara. —Le apreté la mano y la miré, sentada tan
elegante y bella en su vestido turquesa con nuestro hijo cada vez más fuerte dentro
de ella cada día mientras me esperaba a que compartiera su genial idea. Nunca
podría pagarle al destino por el regalo de ella en mi vida. Sabía que estaría para
siempre en deuda con el destino, por lo que esto era solamente una pequeña
manera en la que podría comenzar incluso a anotar.

Todo lo que necesitaba para vivir estaba justo a mi lado.

235 Ella susurró—: Mi Caleb, te amo tanto.

—Sé que lo haces —le dije antes de regresar para terminar lo que quería decirle
al resto de ellos—. Un mundo donde se hacen buenos esfuerzos para ayudar a
aquellos que lo necesitan desesperadamente. No muchos tienen los recursos y las
bendiciones financieras en las que nací, así que quería devolver algo de eso.
Blackwater se ha vendido, sí, pero no a cualquier persona, y no fuera de esta
familia. El socio silencioso en la escritura es realmente una organización sin fines
de lucro que creamos llamada Santuary en Blackwater. Y no estoy hablando de un
santuario para la vida salvaje. Recientemente fue aprobado para una licencia
comercial del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Massachusetts, y
comenzará a avanzar con operaciones tan pronto como una junta directiva haya
sido nombrada. Ahí es donde entran todos ustedes. —Me enfoqué en mi hermana,
Winter nació para este trabajo. Esperaba que ella asumiera el cargo de directora,
pero si fuera su decisión no aceptar, entonces estaría bien con eso, también. Esto
sería un trabajo de amor por todos los ángulos y solo para aquellos que estaban
inspirados. Simplemente quería ofrecer a mi familia la primera oportunidad de
involucrarse con el proyecto antes de salir a la comunidad.

—¿Comenzando las operaciones como un lugar para…? —preguntó Winter


esperanzadoramente.
—Mujeres y niños que necesitan refugio13—le dije.

Los ojos de Brooke nunca dejaron los míos cuando le hice el amor después de
que todos se fueron. Necesitaba la conexión con ella más que nunca después de las
noticias que había recibido esta noche. Ella me aterrizaba de una forma que no me
daba cuenta era necesario para mi futura supervivencia. Lo que fuera que había
pasado antes no me definía, y no me cambiaba como la persona en la que me
convertiría. Solamente Brooke había sido capaz de hacer eso.

Con nuestros cuerpos encendidos yaciendo uno al lado del otro, le hablé a su
vientre, el cuál ahora estaba visiblemente redondeado con nuestro pequeño John
William creciendo rápido dentro de ella. —¿Cómo estás ahí, hijo? —pregunté.

Hacíamos esto diariamente. Le hablaba a él, le contaba sobre mi día, le leía


reportes financieros en voz alta, y generalmente me volvía una molestia para su
madre.

—Él dice que está muy orgulloso de su papi por ser tan generoso y caritativo al
ayudar a aquellos que lo necesitan. —Brooke siempre contestaba por Johnny, y de
236 alguna manera le creía que eran las palabras de él. Toda la cosa era ridículamente
creíble para mí.

—Eso fue agradable de él decirlo.

—Es un chico muy agradable… y gran negociador como su padre por lo que
puedo decir.

—Te amo, Brooke. Y te amo, Johnny —le llamé hacia abajo a él en dirección
al vientre—. Solo creo, que él ya ha comenzado a conocer el sonido de nuestras
voces…

Brooke levantó una ceja en pregunta ante mi abrupta pausa.

—Acabo de averiguar por qué me enamoré de ti desde el primer momento en el


que te oí hablarme en ese cóctel.

—Creo que ya sé por qué, ahora —dijo.

—Dime tu teoría, nena.

—Te gustó mi acento porque tu madre te hablaba con el mismo acento


británico cuando te llevaba dentro de ella durante esos nueve meses. Tus recuerdos
13
Sanctuary, en español el refugio.
subconscientes recordaron que hace mucho tiempo alguien que sonaba muy
parecido a mí te amaba con todo su corazón.

—¿Crees que es posible? —pregunté.

—Lo hago, Caleb… y ahora me tienes a mí amándote con todo mi corazón.

Besé a mi dulce Brooke y le di las gracias por salvarme de todas las maneras
posibles. Tomaría el resto de mi vida probablemente, pero estaba preparado para el
desafío. No tenía nada más importante que hacer… que amarla.

237
Sobre la autora

238

Raine Miller ha estado leyendo novelas románticas desde que recogió el primer
libro de Barbara Cartland a la tierna edad de trece años. Y es una apuesta segura
que nunca se detendrá, ¡porque ahora ella también los escribe! De acuerdo, las
historias de Raine son lo suficientemente atrevidas como para volver a la señora
Cartland en su tumba, pero a su manera de pensar, un héroe sexi nunca pasa de
moda. Una ex maestra, ahora está escribiendo historias de romance sexi a tiempo
completo. Tiene un guapo príncipe como marido, dos hijos brillantes y dos galgos
italianos hinchados para llevarla de vuelta al mundo real si la escritura la lleva
demasiado lejos. Sus hijos saben que le gusta escribir historias, pero con gratitud
nunca pidieron leer ninguna, ¡gracias a Dios! A Raine le encanta escuchar a los
lectores y conversar sobre los personajes de sus libros. Puede ponerse en contacto
con ella en raine_miller@ymail.com o visitar www.RaineMiller.com para
suscribirse a las actualizaciones y su boletín de noticias con enlaces a los próximos
libros. Únete a nosotros en Facebook en el grupo Raine Miller Romance Readers
aquí: https: //www.facebook.com/groups/raine
239

You might also like