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ELEMENTOS DEL ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO

Uno de los errores más frecuentes en los escenarios de discusión jurídica es


la interpretación de que un Estado Constitucional es aquel en donde existe un texto
constitucional. Reconocer dicha posición conllevaría a afirmar que gran parte de
los Estados Legales de Derecho que existieron –y existen- son Estados
Constitucionales, posición no susceptible de consideración.

A diferencia del Estado Legal que proyectaba la supremacía de la ley sobre


los restantes mandatos jurídicos, el Estado Constitucional propone la Supremacía
de la Constitución en el ordenamiento jurídico, reconociendo su carácter de norma
de normas y su fuerza legitimadora. En ese orden de ideas, si en el Estado Legal
imperaron las reglas y la subsunción, en el Estado Constitucional resaltarán las
premisas esencias, tales como valores y principios, y el derrotero metodológico
estará orientado por la ponderación y la racionalidad.

Así, en este nuevo modelo de Estado, la Constitución es vista como un


documento irradiador del sistema jurídico, de ahí que coloquialmente se
identifique este esquema estatal con el fenómeno de la constitucionalización del
ordenamiento jurídico, cuyo análisis exige citar la producción de Ricardo Guastini,
quien sobre el particular aportó los elementos propios de dicho fenómeno y en
consecuencia, las características estructurales del Estado Constitucional, que en su
orden son: (i) existencia de una Constitución Rígida, (ii) garantía jurisdiccional de
la Constitución, (iii) aplicación directa de la Constitución, (iv) fuerza vinculante de
la Constitución, (v) sobreinterpretación de la Constitución, (vi) interpretación
conforme a la Constitución, (vii) influencia de la Constitución en el debate político,
y un último elemento propuesto por el profesor Celestino del Arenal, cual es (viii) la
circularidad e integración normativa.

Existencia de una Constitución Rígida.


En este sentido, la rigidez constitucional se configura como criterio
definitorio de la supremacía de la Constitución, en el entendido de que es esta
norma la que ilustra al ordenamiento jurídico y lo subordina, proscribiendo las
contradicciones entre la carta política y el ordenamiento en general. De
manera adicional, una Constitución se considera rígida cuando sus mecanismos de
reforma o modificación, bien sea por el actor o por el procedimiento, son mucho
más exigentes que los señalados para crear la ley.
Garantía jurisdiccional de la Constitución.
Es la consecuencia lógica de la superioridad de la Constitución, ya que “tiene
la pretensión de vincular los demás poderes a los mandamientos constitucionales,
pues de nada serviría la previsión de contenidos materiales o formales si no
hubiera ninguna instancia propia de apreciación de lo que es conforme o contrario
a la Constitución”.
La garantía jurisdiccional se ata a la existencia de controles judiciales de
constitucionalidad que brinden una garantía efectiva respecto del cumplimiento y
desarrollo de la Constitución. En la actualidad se reconocen dos modelos o niveles
de control de constitucionalidad: (i) el concentrado, ejercido por un tribunal
constitucional con competencia exclusiva para estudiar de manera abstracta la
constitucionalidad de los mandatos jurídicos; y (ii) el difuso o por vía de excepción,
adjudicado en esencia a todos los operadores judiciales, quienes tienen la potestad
de no aplicar una disposición jurídica en caso concreto por considerarla contraria
al texto constitucional.
Fuerza vinculante de la Constitución.
Guastini sobre el particular admite dos concepciones diferentes, “La primera
[…] refiere la posibilidad de repeler leyes que contraríen de forma no aceptable a
las normas constitucionales, sean estas formales o materiales; el segundo más
específico, consiste en la consideración de todos los dispositivos de la Constitución
como verdaderas normas jurídicas y por lo tanto, aptas para producir efectos
jurídicos. Este último sentido tiene por objetivo romper con el carácter meramente
político, que con frecuencia se solía atribuir a las normas materiales de la
Constitución, principalmente en lo que se refiere a los derechos fundamentales”
(Guastini, 2015)
Sobreinterpretación de la Constitución.
Hace alusión a que ante cualquier vacío normativo que lleve al operador
judicial al plano de la duda, éste no deberá acudir a la discrecionalidad con
aparente fundamento en los criterios auxiliares del a justicia, sino directamente a
premisas constitucionales que den solución al problema. Esto sin lugar a dudad
proyecta el carácter invasivo de la Constitución en las diferentes ramas del derecho,
planteando que es obligación del operador judicial fundamentarse en disposiciones
constitucionales para que ninguna decisión concreta resulte lesiva frente a valores y
principios superiores.
Aplicación directa de la Constitución.
Es un desarrollo de la fuerza vinculante que debe tener la Constitución, y
básicamente se diferencia en que si en ese punto se habló de instrumentos que
pudiesen hacer efectiva la aplicación de las directrices constitucionales, en este
campo, se reflejará respecto de la posibilidad que tenga la norma constitucional de
ser aplicada directamente, bien sea ante un vacío –como en el caso de la
sobreinterpretación-, o cuando se necesite ampliar una disposición normativa
inferior o inclusive, cuando se requiera dejar de aplicar una norma vigente por
vulnerar los postulados constitucionales en un caso determinado.
Interpretación conforme a la Constitución.
Este elemento permite que el ejercicio del control de constitucionalidad
trascienda de la declaración de exequibilidad o inexequibilidad, sino que permite
que el tribunal constitucional condicione la interpretación de determinada norma,
siendo esa la interpretación válida a los ojos de la Constitución.
Incidencia de la Constitución en el debate político.
Se refiere en cierta manera a la necesidad de limitación que también merece
el poder decisorio de las mayorías. Es por eso que este modelo teórico ha sido
tildado de antidemocrático e ilegítimo, sobre todo entre aquellos que no tienen en
cuenta que el tipo de legitimidad que envuelve a esta corriente es la legitimidad de
resultado y no de origen. Los neoconstitucionalistas tienen la visión de que el
principio democrático de las mayorías, sin restricciones, puede reproducir
vulneración de Derechos Humanos a los sectores minoritarios, posición polémica,
en especial a la luz del Constitucionalismo Popular y el Nuevo Constitucionalismo
Latinoamericano.
Circularidad e integración normativa.
Se refiere al diálogo jurídico que sostienen las normas de alcance nacional en
relación con las normas de plano internacional. Como ya se ha mencionado, el
neoconstitucionalismo propende por una protección efectiva de los Derechos
Humanos, es por eso que sus Estados constitucionales, por medio del bloque de
constitucionalidad, se hacen parte de sistemas internacionales de protección de
Derechos Humanos, convirtiendo las cartas internacionales sobre la materia, en
norma de alcance constitucional.

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