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Bullying-Aulas Libres de Acoso
Bullying-Aulas Libres de Acoso
Capítulo 2
Cómo crear un aula positiva
Nuestra clase es un sitio en el que...
1. Todos nos sentimos respetados.
2. Todos trabajamos juntos.
3. Aceptamos nuestras diferencias.
Los consejos prácticos y las estrategias que contiene este capítulo le ayudarán a
crear un ambiente de clase en el que todos y todas se sientan seguros, aceptados y
apreciados.
En un aula positiva, los alumnos y las alumnas pueden aprender, los profesores y
las profesoras pueden enseñar, y la educación -y no el comportamiento- es el auténtico
foco central de atención.
Estos consejos y estrategias benefician a todos y a todas. He aquí algunas de los
beneficios que puede esperar que se vayan produciendo a lo largo del proceso:
Sus estudiantes aprenderán a:
● Pensar y hablar en positivo sobre sí mismos y sobre otras personas.
● Percibir similitudes y apreciar las diferencias.
● Trabajar juntos.
● Tratarse mutuamente con amabilidad y respeto.
● Darse mutuo apoyo y ánimo.
● Reaccionar de manera efectiva al acoso escolar.
● Resolver los conflictos adecuada y eficazmente.
● Potenciar la empatía y darse cuenta de que las demás personas tienen
sentimientos, carencias y necesidades que son tan reales y válidas como las
que ellos o ellas mismas puedan tener.
Usted, por su parte, descubrirá cómo:
● Comunicar con claridad una política de tolerancia cero frente al bullying en
su clase.
● Reforzar los comportamientos positivos de sus alumnos y alumnas.
● Conocer y comprender aún mejor a sus estudiantes.
● Tratar a sus estudiantes con mayor amabilidad y respeto.
● Modelar una conducta tolerante y apropiada en toda clase de situaciones.
● Enseñar a sus alumnos y alumnas habilidades que les ayuden a resolver
conflictos, a reafirmarse a sí mismos y entre sí, a gestionar la ira, a hacer
amigos y a ser más asertivos.
Ponga los mitos al descubierto
Circulan muchos mitos en torno al bullying. La actividad titulada « ¿Verdadero o
falso?» de la página siguiente sacará a relucir algunos de ellos y hará que sus alumnos
y alumnas empiecen a reflexionar sobre lo que es realmente el acoso escolar y de qué
modo afecta a todo el mundo.
Usted puede, si quiere, leer dichas respuestas en voz alta y/o pedir a sus alumnos
y alumnas que formulen sus propios motivos por los que cada una de esas afirmaciones
es un mito.
Deje tiempo para el debate. Haga copias de las respuestas para entregárselas a
sus estudiantes durante el debate o después del mismo.
¿VERDADERO O FALSO?
Construya aceptación
Cuando los estudiantes se aceptan mutuamente, son menos propensos a acosarse
unos a otros y la probabilidad de que acudan en defensa de las víctimas de acoso es
mayor. Las siguientes son tres formas mediante las que puede potenciar la aceptación
en su aula.
Frases de aceptación
Trabaje con su clase en la elaboración de una lista de «frases de aceptación» con
las que todos los alumnos y alumnas (o la mayoría) puedan estar de acuerdo. (Ejemplo:
«Todos somos únicos. Nuestras diferencias nos hacen interesantes».) Haga que los
estudiantes confeccionen pósteres, collages, tablones de anuncios o paneles en los que
se exhiban esas frases.
Proyectos de aceptación
Pida a sus alumnos que propongan modos de ayudar a que las personas sean más
tolerantes entre sí. ¿Qué creen que debería saber todo el mundo? ¿Cómo pueden lograr
que se propague su mensaje? ¿Mediante canciones? ¿Representaciones en forma de
sketch? ¿Cuentos? ¿Poemas? ¿Pósteres? ¿Anuncios por megafonía? ¿Artículos en el
periódico de la escuela? Permita que tomen las decisiones importantes sobre qué tipo
de proyectos hacer. Esté disponible para ayudar y aconsejar (y para sugerir alternativas
a proyectos que resulten claramente inapropiados], pero procure dejar que sus
estudiantes vayan hacia donde les lleve su creatividad. Pueden trabajar individualmente
o en grupos reducidos.
Cuando los proyectos estén ya listos, exhíbalos en una jornada de puertas abiertas
o en una noche dedicada a los padres y a las madres. Invite a familiares, a otros
profesores y profesoras, ya miembros de la comunidad local y de los medios de
comunicación, a que vean los logros de sus alumnos y alumnas y lo que éstos y éstas
opinan de la aceptación.
Utiliza los recuadros siguientes para escribir acerca de experiencias que hayas
vivido personalmente.
PROHIBIDO DAR NOMBRES: No utilices el nombre de nadie.
Lee cada enunciado pensando en esta última semana. Marca con una cruz la
columna que mejor describa la frecuencia con la que lo que allí se dice te ha
pasado durante estos pasados cincos días. Cuando hayas terminado con toda la
lista, entrega la hoja a tu profesor (o profesora).
Marca esta casilla si eres niño 🖵 Marca esta casilla si eres niña 🖵
l. ¿Hay alguien de nuestra clase que se porte mal contigo? Sí 🖵 No 🖵
Si es así, ¿qué te hace?
..............................................................................................................
.....................................................................
¿Con qué frecuencia ocurre? (¿Una vez al día? ¿Dos? ¿Varias? ¿Una vez a la
semana? ¿Una vez al mes?) Respuesta:
..............................................................................................................
.....................................................................
2. ¿Hay alguien que se porte mal contigo durante el recreo? Sí 🖵 No 🖵
Si es así, ¿qué te hace?
..............................................................................................................
.....................................................................
¿Con qué frecuencia? .................................................................
3. ¿Alguien que se porta mal contigo durante la hora del almuerzo? Sí 🖵 No 🖵
Si es así, ¿qué te hace?
..............................................................................................................
.....................................................................
¿Con qué frecuencia? .................................................................
4. ¿Hay alguien que se porte mal contigo en los servicios? Sí 🖵 No 🖵
Si es así, ¿qué te hace?
..............................................................................................................
.....................................................................
¿Con qué frecuencia? .
5. ¿Hay alguien que se porte mal contigo en los pasillos? Sí 🖵 No 🖵
Si es así, ¿qué te hace?
..............................................................................................................
.....................................................................
¿Con qué frecuencia? .
6. Sin nombrar a quien(es) te acosan, descríbelo(s) marcando las casillas
correspondientes de la lista siguiente:
La persona que me acosa es...
🖵 Más o menos de mi edad 🖵 Más joven que yo 🖵 Mayor que yo
🖵 Una niña / una chita 🖵 Un niño /un chico 🖵 Un grupo
🖵 ¿Algo más?…………………………………………………………………………………………………….....
7. ¿Le has dicho alguna vez a alguien en la escuela que te están acosando?
Sí 🖵 No 🖵
Si no lo has dicho nunca, ¿por qué no se lo dices a alguien?
..............................................................................................................
.....................................................................
Si ya lo has dicho alguna vez, ¿por qué lo hiciste?
..............................................................................................................
.....................................................................
¿Qué hizo esa otra persona para ayudarte?
..............................................................................................................
.....................................................................
Después de haberlo dicho, ¿cesó el acoso? Sí 🖵 No 🖵
Después de haberlo dicho, ¿empeoró el acoso? Sí 🖵 No 🖵
8. ¿Cómo te ha afectado personalmente el acoso? ¿Ha cambiado tu vida de algún
modo? Piensa en cómo te sientes (¿bien?, ¿más o menos bien?, ¿mal?,
¿harto?, ¿asustado?); en cómo te sientes contigo mismo; en cómo te va en
los estudios; en quiénes son tus amigos y amigas, y en cualquier otra cosa
que pienses que puede tener relación con el hecho de que te acosen.
..............................................................................................................
.....................................................................
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.....................................................................
9. ¿Desde cuándo te acosan? (¿Desde hace una semana o menos? ¿Desde hace
dos o tres? ¿Desde hace un mes? ¿Desde hace algunos meses, medio año, un
año, más de un año, unos cuantos años, muchos? ¿Durante toda tu vida?)
Respuesta:
..............................................................................................................
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10. ¿Has acosado alguna vez a otra persona? Sí 🖵 No 🖵
Si es así, ¿qué hiciste? .
..............................................................................................................
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¿Por qué lo hiciste?
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¿Cómo hizo que te sintieras?
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11. ¿Estás acosando a alguien actualmente? Sí 🖵 No 🖵
Si es así, ¿te gustaría dejar de hacerlo? Sí 🖵 No 🖵
12. ¿Qué podemos hacer para parar o impedir el acoso en nuestra clase?
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.....................................................................
Si quiere, puede escribir estas normas en un póster titulado «Las reglas de nuestra
clase» y hacer que todos los alumnos y las alumnas lo firmen con sus nombres. ¿Cuáles
serán las consecuencias de vulnerar las normas y cómo se aplicarán? Esto puede
depender de la normativa escolar (de centro o de distrito) ya existente. Si no, trabaje
con su alumnado en la determinación de unas consecuencias justas y razonables.
Cuelgue estas reglas en clase, en un sitio bien visible para todos y todas. Durante
un tiempo, puede empezar la jornada lectiva leyendo en voz alta la lista de normas (o
haciendo que alguno de sus alumnos la lea). Cuando ya esté convencido de que sus
alumnos y alumnas conocen las reglas -y cuando tenga ya constancia de que las
cumplen-, puede pasar a leerlas solamente una vez a la semana. Revise las normas con
su clase cada mes, más o menos, para ver si necesitan algún cambio. No dude en
retocarías si hace falta. Explique a su clase que esas reglas no están grabadas a fuego
y que siempre hay margen para mejorarlas.
Vaya aún más lejos: Comunique esas normas y las consecuencias fijadas por su
incumplimiento a los padres y a las madres por medio de una carta enviada a sus
domicilios, y compártalas también con otros profesores y profesoras y miembros del
personal de la escuela.
Cuando alguien te hace daño, es normal sentirse enfadado. Puede que incluso
quieras pagarle con la misma moneda. Pero puedes optar por no hacerlo
probando una (o más) de las posibilidades siguientes.
1. Para un momento y piensa. No hagas nada de inmediato. Baraja tus
opciones. Reflexiona sobre lo que podría pasar si intentaras hacer daño a
esa otra persona.
2. Tienes que saber que lo que hagas depende de ti. Tú puedes decidir. Tú
controlas tus propios actos.
3. Dite a ti mismo: «Es lógico que me sienta enfadado. Lo que ya no está tan
bien es hacerle daño a otra persona, aunque ella me lo haya hecho a mí
antes»
4. Dile a esa persona: « ¡Para! ¡Eso no me gusta!».
5. Controla las manos. Aprieta los puños, pero sin sacarlos de los bolsillos.
6. Controla los pies. Salta, baila o camina pisando fuerte.
7. Aléjate de allí andando o corriendo.
8. Dile a esa otra persona cómo te sientes. Utiliza un mensaje en primera
persona del singular (un «Mensaje con "yo'»]. Ejemplo: «Me enfado mucho
cuando me pegas porque me haces daño. Quiero que dejes de pegarme»
9. Respira hondo y luego expira ese aire. Expulsa de tu cuerpo todo ese
sentimiento de ira.
10. Busca a alguna persona adulta. Cuéntale lo sucedido y cómo te sientes.
11. Cuenta despacio de 1 a 10. Luego cuenta hacia atrás desde 10 hasta 1.
Sigue contando hasta que sientas que disminuye tu enojo.
12. Piensa en algo refrescante. Imagínate que estás sentado sobre un iceberg.
Refresca así la quemazón de tu ira.
13. Piensa en cosas alegres. Piensa en algo que te guste hacer. Imagínate que
lo estás haciendo.
14. Trata a la otra persona con amabilidad y respeto. No será fácil, pero
inténtalo. Eso es algo que la sorprenderá muchísimo y que puede que ponga
fin al conflicto entre vosotros.
15. Dibuja algo que plasme tu furia.
16. Canta una canción llena de ira, o si no, canta cualquier canción en voz muy
alta.
17. Recuerda que revolverse contra alguien nunca hace que mejore el conflicto.
Sólo lo empeora.
18. Tómate un tiempo muerto. Ve a algún sitio hasta que te sientas mejor.
19. Busca a otra persona con la que estar.
20. Tú sabes que puedes hacerlo. Puedes optar por no hacer daño a otra
persona. Depende de ti.
Puede ilustrar todas esas ideas con ejemplos de su propia experiencia o, si no,
puede también emplear ejemplos como los dos siguientes:
● « [Nombre del alumno o de la alumna], imagínate que cada día que vienes
a clase, yo ya esperara que me vas a interrumpir, que vas a gastarles
bromas pesadas a los compañeros y las compañeras que se sientan contigo
y que no vas a hacer los deberes. ¿Cómo te trataría? ¿Cómo actuarías tú
entonces?».
● « [Nombre del alumno o de la alumna], imagínate que cada día que vienes
a clase, yo ya esperara que te vas a comportar de forma educada, amable
y dispuesta a trabajar. ¿Cómo te trataría? ¿Cómo actuarías tú entonces?».
Si sus estudiantes llevan algún tipo de diario o dietario (véase la actividad del
apartado siguiente), puede también pedirles que registren en él sus ideas y
experiencias.
Recapitule formulando las siguientes preguntas a su clase:
● ¿Qué pasaría si todos y todas viniéramos cada día a la escuela esperando lo
peor de los demás? ¿Cómo nos trataríamos unos a otros? ¿Cómo
actuaríamos? ¿Qué tipo de clase tendríamos?
● ¿Qué pasaría si todos y todas viniéramos cada día a la escuela esperando lo
mejor de los demás? ¿Cómo nos trataríamos unos a otros? ¿Cómo
actuaríamos? ¿Qué tipo de clase tendríamos?
● ¿Qué pasaría si todos y todas viniéramos a clase cada día con la expectativa
de que es una zona libre de acosadores? ¿Nos esforzaríamos por convertirla
realmente en un aula así? ¿Y por mantenerla de ese modo?
«Diarios» semanales
Leyendo las anotaciones de sus estudiantes en sus diarios escolares personales
puede ayudarle a comprender mejor sus acciones y los problemas a los que se enfrentan
diariamente. Si escribe comentarios a dichas anotaciones (que no sean críticas, sino
apuntes breves y de ánimo), puede fortalecer su relación con sus alumnos y alumnas y
mejorar la comunicación bidireccional.
Si es posible, facilite a sus estudiantes cuadernos de espiral o agendas con las
hojas en blanco para poder realizar la actividad. Luego, preséntela diciendo algo como:
Cada semana, os proporcionaré un tema del que escribir en vuestro diario. Os
pediré que escribáis de lo que pensáis o sentís, de algo que os preocupe o que os
importe. Vuestras anotaciones pueden ser tan largas o cortas como queráis, pero me
gustaría que, al menos, escribierais un párrafo. Yo recogeré los diarios y me los quedaré
durante la semana hasta el siguiente día que toque esta actividad. Los leeré a fin de
conoceros mejor. Os los devolveré tras haber anotado en ellos mis propias opiniones y
respuestas. Vuestros diarios no tendrán nota ni críticas. Pensad en ellos como un modo
más de comunicarnos.
A continuación, se incluye un breve muestrario de posibles temas para empezar.
Cree su propia lista en función de lo que vaya aprendiendo acerca de sus estudiantes y
de lo que le gustaría saber de ellos y ellas.
● Un momento en el que me sentí contento.
● Un momento en el que me sentí triste.
● Un momento en el que me sentí orgulloso de mí mismo.
● Un momento en el que me sentí asustado.
● La última vez que ayudé a alguien.
● La última vez que me metí en líos.
● Mi definición de amigo.
● Mi definición de afecto.
● Mi mayor logro.
● Mis esperanzas de cara al futuro.
Considere también la posibilidad de llevar su propio diario y de compartir sus
anotaciones con su clase según considere oportuno.
Fecha de hoy:………………………………………………..
Nombre: ………………………………………………..
Pida a sus alumnos y alumnas que digan el nombre de la persona que más les
sirve de modelo de conducta. Evite que todos «se copien» del nombre que haya dicho
el primero o la primera en responder (o del que haya dicho su mejor amigo o amiga),
pidiéndoles que escriban los nombres de sus modelos de conducta en una hoja, que
pongan en ella también su nombre y que se la den. Puede también pedirles que indiquen
uno o dos motivos por los que admiran a esas personas. Anímelos a pensar en gente a
la que conozcan personalmente y no sólo en las típicas celebridades de los deportes,
del cine, de la música, etc.
Reserve tiempo para hablar de esos modelos de conducta. Puede formular
preguntas como las siguientes:
● ¿Qué hace que alguien sea un modelo de conducta?
● ¿Por qué es importante tener modelos de conducta?
● ¿Por qué admiráis a vuestros modelos de conducta? ¿Qué cualidades
especiales tienen? ¿Son las que vosotros querríais tener algún día?
● ¿Vuestros modelos de conducta ejercen una influencia positiva sobre
vosotros? ¿De qué modo?
● ¿Vuestros modelos de conducta son personas que aceptan a las demás?
¿Cómo lo sabéis?
Usted mismo puede reconocer también ante sus estudiantes cuáles son sus propios
modelos de conducta y explicarles por qué los admira.
¿Qué deberías hacer cuando alguien te acosa? Lee cada una de las siguientes
propuestas e indica si crees que es algo que podrías hacer en tal situación. Marca
la casilla «Sí» si es algo que harías, «No» si es algo que no harías, o «No estoy
seguro» si no lo sabes.
No estoy
Cuando alguien te acosa, tú deberías: Sí No
seguro
1. Llorar.
4. Salir corriendo.
Construya empatía
La empatía es la capacidad de identificarse con los sentimientos, la situación, las
motivaciones y las preocupaciones de otra persona y de entenderlos (es decir, de
ponernos en el lugar de otra persona o, como dice la frase hecha, «en su piel»]. Ése es
uno de los rasgos más importantes que desarrollamos como individuos y cuanto antes
lo hagamos, mejor.
La empatía es básica para unas relaciones positivas con nuestros amigos y amigas,
con nuestros iguales, con nuestros familiares y con todo aquél y aquélla con quien nos
vamos encontrando en nuestras vidas. En muchos casos, es la carencia de empatía la
que explica que a unas niñas o a unos niños determinados no les caigan bien otros.
Curiosamente, las investigaciones han mostrado que los pequeños y las pequeñas nacen
con una predisposición a la empatía. No obstante, ésta no llega nunca a crecer si no se
estimula y no se potencia.
No basta con que los estudiantes sientan empatía por personas con las que tengan
cosas en común. Eso es fácil. Lo que hace falta es que sientan también esa empatía por
personas que sean muy distintas de ellos y de ellas en cuanto a sus necesidades, sus
experiencias, sus puntos de vista, sus circunstancias vitales, sus creencias, sus orígenes
étnicos y culturales, sus talentos, sus capacidades, etc. Tienen que ser capaces de
pensar en cómo se sienten otras personas y, en última instancia, en cómo podrían
sentirse (o en cómo se sentirían) en respuesta a determinados hechos o circunstancias.
Son muchas las formas mediante las que puede construir empatía en sus alumnos
y alumnas. A continuación, se incluyen cuatro sugerencias.
Haga preguntas
Durante las clases, el trabajo en grupos y otros momentos, haga preguntas que
alejen la atención de los estudiantes de sí mismos y la dirijan hacia los sentimientos,
las necesidades y las preocupaciones de otras personas. Ejemplos:
¿Cómo te sentirías si ...
● ...fueses el nuevo o la nueva en clase?
● ...fueses el alumno o la alumna más/menos popular?
● ...alguien se burlara de ti o te insultara?
● ...vinieras a clase todos los días sin haber desayunado?
● ...tus padres estuvieran divorciados?
● ...alguien se metiera contigo todo el tiempo?
● ...no tuvieras un hogar o un lugar seguro en el que vivir?
● ...pasear por la calle fuese algo peligroso?
● ...fueses el chico o la chica más pequeño o pequeña de la clase?
● ...fueses el chico o la chica más grande de la clase?
● ... no supieras hablar muy bien el idioma de los demás?
● ...te costara mucho leer?
● ...fueras en silla de ruedas?
● …llevaras gafas?
● ...no pudieras oír muy bien o fueras completamente sordo o sorda?
● ...tuvieras una enfermedad y te sintieras mal en muchos momentos?
Éstas y otras preguntas pueden ser temas para debatir en clase o sobre los que
los alumnos y las alumnas pueden escribir en sus diarios.
Finalmente, pregunte: «¿Has sido capaz de ver el mundo a través de los ojos de
la otra persona? ¿Cuál ha sido la sensación? ¿Qué has descubierto sobre esa otra
persona y sobre ti mismo?».
Feliz Irritado
Entusiasmado Enfadado
Impaciente Airado
Feliz Disgustado
“En la cima del mundo” Furioso
Tímido Tranquilo
Vergonzoso Contento
Indefenso Satisfecho
Solo Orgulloso
Inseguro Relajado
Triste Temeroso
Abatido Abochornado
Pesimista Culpable
Por los suelos Acomplejado
Lloroso Avergonzado
Confuso Sorprendido
Perplejo Asustado
Desorientado Miedoso
Distraído Horrorizado
Cansado Aterrado
Inquieto Seguro de uno mismo
Ansioso A salvo
Tenso Seguro
Preocupado Esperanzado
Agitado Confiado
Recompense la cooperación
A menudo, cuando pensamos actividades de grupo para nuestros alumnos y
alumnas, nos centramos en el producto (el trabajo, el proyecto o cualquier otro
resultado final que pretendemos que realicen). Pero otro aspecto igualmente importante
(o quizás más) de las actividades de grupo es el de enseñar a los estudiantes a cooperar
trabajando por un objetivo común.
Planee algunas actividades de grupo que pongan énfasis en ese propósito como su
finalidad principal. Ejemplos:
● Un proyecto de manualidades diseñado para que cada alumno y alumna
pueda hacer su propia contribución.
● Una campaña de toda la clase contra el acoso escolar, aderezada con
pósteres, eslóganes, canciones y sketches.
● Juegos de rol en torno a la amistad.
● Crucigramas o sopas de letras con palabras amables y afectuosas.
● Juegos nuevos para que pueda participar el resto de la clase.
Haga hincapié en el valor del esfuerzo por encima de los resultados. Establezca
descansos o puntos de control durante los que sus estudiantes puedan comentar qué
tal están trabajando juntos, si lo están pasando bien y qué están aprendiendo los unos
y las unas de los otros y las otras.
Siéntese con cada grupo, observe y comente lo que ve. Felicite a sus alumnos y
alumnas por su favorable disposición a llevarse bien y a valorar las habilidades
singulares de los demás.
Este tipo de actividad en grupo proporciona diversas recompensas. Fomenta la
unidad y la aceptación y desalienta el perfeccionismo. Invita a los estudiantes a asumir
riesgos y a explorar nuevos temas de interés sin miedo al rechazo. Les da oportunidades
de adquirir nuevas habilidades y de revelar virtudes ocultas, lo cual eleva su posición
entre sus iguales. Cuando los estudiantes cooperan, todos y todas ganan.
La urna de la amabilidad
Coja una caja con tapa (una caja de zapatos grande servirá) y practíquele una
hendidura a modo de ranura en la parte superior. Decórela (o diga a sus alumnos y
alumnas que la decoren) y escriba en ella la etiqueta siguiente: «La urna de la
amabilidad». Colóquela luego en una estantería o en una esquina de su mesa.
Invite a sus estudiantes a escribir notas breves referidas a actos de amabilidad
que hayan hecho o presenciado y a depositarlas en la urna. Una vez a la semana,
diariamente o con la frecuencia que decida, introduzca la mano en la urna, extraiga una
nota y léala en voz alta a toda la clase. Agradezca a sus estudiantes su amabilidad
mutua.
Compañeros de amabilidad
Escriba los nombres de sus alumnos en papelitos, póngalos en un sombrero o en
una caja y pídales que extraigan nombres de uno en uno. (Si alguno de sus alumnos o
alumnas extrae su propio nombre, pídale que lo vuelva a intentar.) Explíqueles que,
antes de que acabe la semana, todos y todas deberán haber hecho, al menos, un acto
de generosidad hacia la persona cuyo nombre extraigan. Si cree que sus estudiantes
necesitarán ideas, organice una lluvia de ellas en clase y escríbalas en la pizarra para
que sirvan de recordatorios.
Al finalizar la semana, invite a sus estudiantes a explicar a la clase lo que hayan
hecho. Tras cada revelación de un acto de amabilidad relatado por un alumno o una
alumna, aplauda y anime a su clase a aplaudir.
Si sus estudiantes redactan diarios (véanse las páginas 83-84), puede pedirles que
escriban sobre sus actos de generosidad. Cuando lea sus anotaciones, asegúrese de
añadir uno o dos comentarios positivos congratulándose de sus esfuerzos.
Reportero de la amabilidad
Seleccione a un alumno o a una alumna cada semana para que actúe como
«reportero de la amabilidad». Se encargará de buscar y observar actos de amabilidad
y de describirlos brevemente en un cuaderno.
Consejo práctico: Puede que los más pequeños disfruten utilizando un cuaderno o
una libreta reservada para este fin.) Al acabar la semana, pida al reportero o a la
reportera que comparta las buenas noticias con el resto de la clase.
Vaya aún más lejos: Pida a sus alumnos y alumnas que creen e ilustren un póster
con una «Declaración de derechos de los estudiantes» para colgarlo en el aula.
1. Empieza siempre con un «yo» y no con un «tú». El «yo» hace que el énfasis
recaiga en tus sentimientos, deseos y necesidades. El <tú> hace que la otra
persona se ponga a la defensiva. «Yo ... ».
2. Di clara y sencillamente CÓMO te sientes.
«Me siento ... ». Ejemplo: «Me siento indignado».
«Estoy ... ». Ejemplo: «Estoy enfadado».
3. Di clara y sencillamente QUÉ ha hecho (o está haciendo) la otra persona para
que te sientas de ese modo.
«Me siento ... cuando tú ... ».
Ejemplo: «Me siento indignado cuando me pones motes».
«Estoy ... porque tú ... ».
Ejemplo: «Estoy enfadado porque me has puesto la zancadilla».
4. Di clara y sencillamente POR QUÉ te sientes así.
«Me siento ... cuando tú ... porque ... ».
Ejemplo: «Me siento indignado cuando me pones motes porque yo no me
llamo así».
«Estoy ... porque tú ... y ... ».
Ejemplo: «Estoy enfadado porque me has puesto la zancadilla y se me han
caído los libros al suelo»
5. Di clara y sencillamente QUÉ quieres o necesitas que haga la otra persona.
«Quiero que tú ... »
Ejemplo: «Me siento indignado cuando me pones motes porque yo no me
llamo así. Quiero que empieces a llamarme por mi nombre».
«Necesito que tú ... ».
Ejemplo: «Estoy enfadado porque me has puesto la zancadilla y se me han
caído los libros al suelo. Necesito que me ayudes a recogerlos» .
LA FÓRMULA «ASSERT»
PASO I. INTRODUCCIÓN
1. Preséntate como mediador o mediadora.
2. Pregunta a las partes en conflicto si quieren que les ayudes a resolver el
problema.
3. Busca una zona tranquila en la que llevar a cabo la mediación.
4. Pide que se pongan de acuerdo en lo siguiente:
● En intentar solucionar el problema.
● En no insultarse.
● En dejar que la otra persona acabe de decir lo que esté diciendo.
● En la confidencialidad.
1
Las preguntas anteriores y la actividad «Pasos para la mediación» forman parte de un programa a escala nacional
(estadounidense) de resolución creativa de conflictos (RCCP «Resolving Conflict Creatively Program» [Programa de
resolución creativa de conflictos], una iniciativa de Educators for Social Responsibility (ESR) que ha enseñado a miles
de profesores y estudiantes cómo responder de forma no violenta al conflicto -www.esrnational.orq».
6. Pregúntale a la primera persona cómo se siente. «Refleja» esos sentimientos.
7. Pregúntale «¿Qué pasó?» a la segunda persona. Parafrasea.
8. Pregúntale a la segunda persona cómo se siente. Refleja esos sentimientos.
¡Sonreíd a la cámara!
Tenga una cámara fotográfica siempre a mano. Saque habitualmente fotos de sus
alumnos y alumnas cuando estén trabajando o jugando juntos, o cuando estén
interactuando en sentido positivo. Luego:
● Cuelgue las fotos en el tablón de anuncios de su clase. Llénelo de fotografías.
No se reprima: acumule en él un gran número de instantáneas durante los
próximos meses, sin preocuparse por que se amontonen las unas sobre las
otras. O bien ...
● Pegue las fotos en un álbum de gran tamaño dedicado a la clase. Colóquelo
en una estantería o en una esquina de su mesa para que sus alumnos y
alumnas puedan mirarlo con frecuencia.
Cuando los estudiantes se ven junto a otros y otras en las fotografías, tienen
una sensación de pertenencia al grupo. (Ése es uno de los motivos por los
que los entrenadores deportivos organizan cada temporada una foto más o
menos oficial de su equipo.) Reuniendo todas esas instantáneas en un solo
lugar, se envía un mensaje de unión y aceptación.
Probablemente comprobará que a sus alumnos y alumnas les encanta mirar las
fotos y comentárselas a los visitantes ocasionales del aula. No sería de extrañar que se
convirtieran en una de las atracciones especiales de las «noches de los padres» o de
las jornadas de puertas abiertas.
Vaya aún más lejos: Llévese la cámara a las excursiones y a otros actos
escolares. Tome fotos de sus estudiantes en acción: en proyectos, presentaciones y
actividades deportivas. Programe una «sesión fotográfica» y anime a sus alumnos y
alumnas a crear sus propias escenas de armonía y cooperación en el aula.
Hable con sus alumnos y alumnas de las bandas, los grupos de odio y las
sectas
La gente joven que se siente alienada en la escuela, en su casa o en sus
comunidades, suele ser un objetivo fácil de las bandas, los grupos que predican el odio
y las sectas, ámbitos todos ellos en los que puede encontrar aceptación y donde puede
obtener cierta sensación de poder sobre otras personas y sobre su propia vida.
Infórmese todo lo que pueda acerca de estos grupos y comparta esa información con
sus estudiantes cuando lo crea conveniente.
Enseñe a sus alumnos y alumnas a reaccionar si son abordados por algún miembro
de uno de esos colectivos. A grandes trazos, deberían:
● Mantener la calma y la afabilidad.
● Mostrarse seguros (mantenerse erguidos sin bajar la cabeza ni encorvar los
hombros: no dar aspecto de asustados).
● Abstenerse de discutir.
● Responder educadamente «no, gracias» a cualquier ofrecimiento (y no creer
que se será más popular o más fuerte si se dice que sí y se entra en ese
grupo).
● Dirigirse caminando (sin correr) a la persona adulta, grupo o edificio seguro
más cercano.
La policía local puede proporcionarle información sobre los problemas de esa clase
que afectan más concretamente a su comunidad. Invite a algún agente a hablar ante
sus estudiantes ya responder cualquier pregunta que puedan tener acerca de las
bandas, los grupos de odio y las sectas.
EL ACOSO EN TELEVISIÓN
Fecha:………………………………………….
Nombre:…………………………………………………………..
Nombre del programa de televisión que viste:………………………………………………
¿En qué canal la emiten?........ ¿A qué cadena pertenece?.............
¿Apreciaste algún tipo de acoso? Sí 🖵 No 🖵
Si fue así, describe lo que ocurrió:
…………………………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………………………
¿Cómo afectó a la víctima aquel acoso?
…………………………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………………………
¿Qué hizo la víctima al respecto?
…………………………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………………………
¿Qué le pasó al acosador o a la acosadora?
…………………………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………………………
Dio la sensación de que:
¿La víctima merecía ser acosada? Sí 🖵 No 🖵
¿El acoso era culpa de la víctima? Sí 🖵 No 🖵
Reafirme a sus estudiantes
¿A quién no le agrada un cumplido? Los estudiantes disfrutan en especial cuando
saben que su profesor o su profesora tiene un buen concepto de ellos. Aproveche
cualquier ocasión para decir algo positivo a cada uno de sus alumnos y alumnas a lo
largo de la jornada. Sus comentarios deben ser breves, honestos, sinceros, simples y
específicos.
Ejemplos: «Jorge, me ha gustado cómo has ayudado a María a buscar su lápiz»,
«Sonia, te agradezco de corazón tu actitud positiva de hoy». «Darnián, has hecho muy
bien el ejercicio de lectura».
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● Fiel. • Lógico.
● Centrado. • Afectuoso.
● Simpático. • Leal.
● Divertido. • Maduro.
● Generoso. • Mediador.
● Tierno. • Jovial.
● Auténtico. • Motivado.
● Desprendido. • Pulcro y ordenado.
● Bueno. • Obediente.
● Abierto. • Optimista.
● Organizado. • Paciente.
● Pacífico. • Con don de gentes.
● Perspicaz. • Perseverante.
● Planificador. • Grato.
● Educado. • Positivo.
● Preciso. • Alguien que soluciona problemas.
● Profesional. • Puntual.
● Rápido. • Razonable.
● Relajado. • Fiable.
● Serio, de confianza. • Con gran capacidad de recuperación.
● Alguien que tiene recursos. • Responsable.
● Preocupado por la seguridad. • Seguro de ti mismo.
● Autodisciplinado. • Alguien que tiene iniciativa.
● Sensato. • Sensible.
● Con vocación de servicio. • Alguien a quien le gusta compartir.
● Sincero. • Lleno de vida.
● Estable. • Fuerte.
● Alguien que tiene éxito. • Alguien que tiene tacto.
● De buen corazón. • Considerado.
● Tolerante. • Confiado.
● Digno de confianza. • Comprensivo.
● Altruista. • Contento.
● Versátil. • Dispuesto a comprometerse.
● Prudente. • Ocurrente.
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leer un fragmento de su libro en voz alta. Si a él o a ella le parece bien, elija algunas
de sus notas para que las comparta con la clase. Esto anima a que los estudiantes se
reconozcan mutuamente y aprecien sus características positivas respectivas, y a que se
fijen en las similitudes.
Es probable que estos libros acaben convirtiéndose en preciadas posesiones de sus
autores (en algo que sus estudiantes atesorarán durante muchos años).
En el apartado titulado «Enséñeles a dirigirse "autocomentarios" positivos» hallará
más maneras de que su alumnado aprenda a reafirmarse a sí mismo.
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todos sus miembros miren hacia dentro y que el otro forme otro círculo alrededor del
primero. Cada alumno o alumna de este segundo círculo deberá colocarse directamente
detrás de otro u otra del círculo interior.
A su señal, cada estudiante del círculo exterior pondrá una mano en el hombro del
compañero o la compañera que tenga delante y luego le murmurará un comentario
positivo y alentador al oído. El comentario en cuestión deberá ser breve, honesto,
sincero y simple.
Ejemplos: «Me gusta cómo dibujas». «Gracias por ayudarme a estudiar para el
examen de matemáticas». «Veo que te has cortado el pelo. Te queda muy bien». «Creo
que eres la persona más simpática de la ciase». «Me alegro de que seas mi amigo o
amiga».
A continuación, pida a los componentes del círculo exterior que se desplacen una
persona hacia su izquierda (o hacia su derecha) y que repitan la misma operación (mano
en el hombro, comentario positivo). Haga que sigan haciendo lo mismo hasta que hayan
dado toda la vuelta al círculo interior. Luego pida a los miembros de los dos círculos que
intercambien sus respectivas posiciones (que los del exterior pasen al interior y tengan
también la oportunidad de oír comentarios positivos de los compañeros y compañeras
que hasta ese momento los han recibido).
Al acabar, hablen de la actividad. Pregúnteles: «¿Cómo os sentisteis al decirle algo
positivo a otra persona?», «¿Cómo os sentisteis al oír que otra persona hacía un
comentario alentador y positivo sobre vosotros?»,
Un sobresaliente
Cuando un alumno o una alumna haga un comentario en el que «suspenda» a otro
u otra, pídale inmediatamente que añada otros dos comentarios positivos («de
sobresaliente») sobre aquella misma persona. Si no se le ocurre (o no quiere hacer)
ninguno, pida al resto de la clase que los haga en su lugar.
Consejo práctico: Si ya ha realizado la actividad del «Tablón de anuncios de los
helados de cucurucho», puede pedir a algún estudiante que lea lo que usted escribió
sobre quien ha recibido ahora la calificación de «suspenso».
Anime a sus alumnos y alumnas a reconocerse mutuamente con un gesto de
«pulgares hacia arriba» en clase, en el patio del recreo, en el comedor escolar, en los
pasillos y en otros lugares, para mostrarse aprobación y apoyo mutuos.
¡Un aplauso!
Invite a sus estudiantes a mostrar su aprobación por el rendimiento, por una buena
obra o por cualquier otra acción positiva de un compañero o compañera, con un gesto
tan consagrado por la tradición como un aplauso. Anímelos a aplaudir fuerte y a
menudo.
Puede decirles algo como: «Aplaudamos a las personas para que sepan que nos
gusta algo que están haciendo o que han hecho. A todos nos gusta que nos aplaudan.
Pues las demás personas también disfrutan cuando les aplaudimos».
Pida a sus alumnos y alumnas que sugieran horas o momentos en los que puedan
aplaudirse unos a otros.
Organice una breve sesión de práctica y fije ciertas normas básicas para evitar que
sus estudiantes se dejen llevar demasiado. Por ejemplo, todo aplauso deberá cesar
cuando usted haga una determinada señal (como la de levantar la mano). Puede crear
también para su clase un cartel o un signo en el que se lea: «¡Un aplauso!». Señale en
dirección a ese signo cada vez que quiera recordar a sus alumnos y alumnas que es un
momento oportuno para aplaudir.
Certificados de «¡enhorabuena!»
Una vez a la semana o dos veces al mes, pida a sus estudiantes que se agasajen
mutuamente por sus logros respectivos rellenando certificados de «¡enhorabuena!».
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Explique que los éxitos y los logros pueden ser grandes o pequeños, y que no
tienen por qué haber sucedido en el aula, ni siquiera tienen por qué estar relacionados
con la escuela.
Tenga diversas copias del certificado a mano. Cuelgue los certificados ya
rellenados en las paredes del aula durante unos días y luego deje que los estudiantes
homenajeados los descuelguen y se los lleven a casa para que los compartan con sus
familias.
Consejo práctico: Asegúrese de que todos los estudiantes (que no sean los mismos
de siempre) reciban con frecuencia muestras de reconocimiento. Rellene usted mismo
certificados para aquellos alumnos o alumnas cuyos logros pasarían de otro modo
desapercibido.
REVISIÓN DE LA SEMANA
Fecha: .
Nombre (si quieres darlo):
Piensa en la última semana que hemos pasado aquí en el aula. Lee cada uno de
Los enunciados y luego marca la columna que mejor defina qué opinas de la
semana que has pasado tú en concreto.
La mayor
Todo el
Esta semana... parte del A veces Nunca
tiempo
tiempo
1. Se me ha respetado como
persona.
2. He tratado a otras personas
con respeto.
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8. Nos hemos esforzado por
convertir la clase en un lugar
positivo.
9. Me he sentido incluido.
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1. Hablen en clase sobre los comentarios que nos dedicamos a nosotros
mismos, tanto sobre los negativos como sobre los positivos. Asegúrese de que los
estudiantes se dan cuenta de la diferencia entre unos y otros. Facilite ejemplos o
pídaselos a ellos y a ellas. Explíqueles que los «autocomentarios» positivos funcionan
de verdad.
2. Reparta copias de la lista de «Mensajes para mí mismo» (véase en la
página siguiente), en la que aparecen varias afirmaciones cortas que los estudiantes
pueden utilizar a la hora de hacerse autocomentarios positivos. Léala en voz alta o
pida a alguno o alguna de sus estudiantes que lea alguna que otra afirmación en
particular. Sugiérales que guarden la lista y la consulten a menudo.
Vaya aún más lejos: Haga que sus alumnos y alumnas elijan dos o tres
afirmaciones de la lista, las escriban en fichas de 7 por 12 centímetros y las lleven en
el bolsillo o en la mochila. También pueden llevar anotadas en ellas frases de su propia
invención.
3. Haga que sus estudiantes escriban guiones breves con autocomentarios
positivos que luego guarden en sus cuadernos o en sus pupitres. (Ejemplo: «Sé que
puedo hacerlo. Tengo capacidad para hacerlo. Si me atasco, puedo pedir ayuda.
Puedo conseguirlo». Así, si un alumno o alumna se da cuenta de que se está
dirigiendo comentarios negativos a sí mismo (o si alguien lo descubre haciéndolo),
podrá utilizar esos mini-guiones como referencia. Cuanto más breves, mejor. Tras
unas cuantas lecturas, muchos de sus alumnos y alumnas ya los habrán memorizado.
Sugiérales que cierren los ojos y respiren hondo durante unos instantes antes de
repetirse el contenido de los guiones a sí mismos.
4. Antes de iniciar una nueva actividad en clase, pida a sus estudiantes que
cierren los ojos y se digan en silencio una o dos frases positivas a sí mismos. También
puede escribir afirmaciones de ese tipo en la pizarra y hacer que la clase las repita
en voz alta.
5. Divida la clase en grupos pequeños. Pida a cada grupo que elabore una
lista de autocomentarios negativos y que, a continuación, organicen una pequeña
lluvia de ideas sobre posibles autocomentarios positivos en respuesta a los negativos.
Al terminar, los grupos pueden poner en común sus respectivas listas con el conjunto
de la clase.
6. Pida a sus estudiantes que rellenen certificados de «¡Enhorabuena!»)
dedicados a sí mismos, en los que describan sus propios logros y éxitos. Repase el
apartado «Enseñe a sus estudiantes a reafirmarse mutuamente».
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«No estoy solo»
«Estoy bien»
«Soy fuerte y capaz»
«Aunque ahora mismo no me siento muy bien, pronto estaré mejor»
«Puedo tener paciencia conmigo mismo»
«Sé arreglármelas»
«Sé afrontar los problemas»
«Puedo hacerlo»
«Puedo triunfar»
«Puedo volver a intentarlo»
«Puedo esperar lo mejor de mí mismo»
«Tengo coraje y valor»
«Creo en mí mismo»
Utilice el humor
El humor es una herramienta fantástica para conseguir que todos y todas se
sientan bien acogidos, aceptados y apreciados.
La risa es buena para nosotros físicamente (aumenta la actividad respiratoria, el
intercambio de oxígeno, la actividad muscular y el ritmo cardíaco; estimula el sistema
cardiovascular y el sistema nervioso simpático; favorece un estado bioquímico general
positivo) y mentalmente (disminuye el estrés, levanta el ánimo, nos pone de mejor
humor).
He aquí seis formas de llevar el humor y la risa a su aula:
1. Empiece cada día contando un chiste o dos. Puede pedir también a sus
alumnos y alumnas que traigan sus chistes favoritos para compartirlos con
la clase.
2. Como detalle especial de vez en cuando, páseles una película cómica.
3. Ponga en marcha en su clase una colección de libros de chistes y de tiras
cómicas.
4. Reserve un «Rincón del human) en su aula. Llénelo de libros, pósteres,
cintas de audio y otros recursos de carácter cómico.
5. Coloque en su clase una «Jarra de los chistes». Vaya llenándola con chistes
cortos escritos en trozos de papel pequeños. Anime a sus estudiantes a
depositar en ella también sus propios chistes. (Fije antes unas normas
básicas: no valen los chistes hirientes, discriminatorios o de mal gusto.) Una
vez al día, usted (o un alumno) puede extraer un chiste de la jarra y contarlo
a I resto de la clase.
6. Lea relatos humorísticos en voz alta o asígnelos como ejercicio de lectura.
Hable con su clase acerca de la diferencia que existe entre reírse de alguien y
reírse con alguien. Pregunte cosas como las siguientes:
● ¿Cuándo es correcto reírse?
● ¿Cuándo no está bien reírse?
● ¿En qué momentos puede herir la risa? ¿De qué manera?
● ¿En qué momentos puede ayudar la risa? ¿De qué manera?
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Vigile los mensajes que emite
Los niños y las niñas (todos y cada uno de ellos) son asombrosamente perspicaces.
Se dan cuenta enseguida de cuándo una o uno de ellos es el favorito del profesor (o de
la profesora). Pueden discernir cuándo un alumno o una alumna no es del agrado del
profesor o cuándo éste duda de las capacidades del estudiante para aprender y para
llevarse bien con los demás.
¿Cómo puede asegurarse de que está enviando los «mensajes» correctos a su
alumnado? Piense en cada una de las sugerencias de la lista siguiente. Pregunte a otros
profesores y profesoras qué les ha funcionado y qué no. Cuando se comparten
estrategias, experiencias e ideas, todos se benefician: usted, sus colegas y los alumnos
y las alumnas de su escuela.
1. Salude a todos y cada uno de sus estudiantes por su nombre cuando entren en el
aula.
2. Haga saber diariamente a todos sus alumnos y alumnas que le importan (con sus
palabras, su lenguaje corporal y sus acciones).
3. Mire directa y frecuentemente a los ojos a todos sus alumnos. Hay estudios que
muestran que parte del profesorado da un trato de favor en ese sentido a aquellos
niños y/o niñas que perciben como más atractivos. Al mirarlos directamente a los
ojos con mayor frecuencia, les están prestando una atención, un refuerzo, una
reafirmación y un feedback más positivos. Puede, incluso, que, llamen y recurran
a esos estudiantes más a menudo.
4. Los niños y las niñas sienten una necesidad imperiosa de dar una imagen de
triunfadores ante sus iguales, así como auténtico pavor a parecer estúpidos o a
ser motivo de risa. Planifique y reparta las actividades de clase de manera que
todos sus alumnos y alumnas puedan mostrar sus puntos fuertes y no sus
defectos. Ejemplos: Absténgase de pedir a quienes no leen muy bien que lean en
voz alta para toda la clase. O si sabe que un estudiante en concreto tiene
problemas serios con las matemáticas, no insista en que resuelva problemas en la
pizarra.
5. Muéstrese interesado por todos sus estudiantes. Éste es un eficaz factor de
motivación que ayuda a que todos sus alumnos y alumnas se sientan cómodos,
apreciados y aceptados.
6. Sepa escuchar. Trate de hallar un momento cada día para escuchar de verdad a
cada uno de sus alumnos y alumnas. Inclínese hacia delante cuando hable con
ellos y ellas, parafrasee sus comentarios y hágales saber que entiende lo que dicen
y sienten.
7. En la medida de lo posible, individualice sus estrategias docentes y sus ejercicios.
Las investigaciones evidencian que la enseñanza individualizada hace decrecer las
conductas antisociales en clase y, al mismo tiempo, incrementa las probabilidades
de éxito de su alumnado.
8. Redacte y remita notas y cartas personales positivas a sus alumnos y alumnas a
lo largo de todo el año. A los estudiantes les encanta recibir cartas de sus
profesores. Antes del inicio del curso escolar, considere la posibilidad de
enviárselas a cada uno y a cada una de sus futuros alumnos y alumnas dándoles
la bienvenida a su clase e indicando algunas pinceladas de lo que aprenderán
durante el año. Con ello puede también ayudar a que disminuya parte de la
ansiedad que tengan a propósito del nuevo curso.
9. Aunque siempre habrá estudiantes que sean más inteligentes, simpáticos,
educados y agradables que otros, asegúrese de que no se convierten en los
«favoritos del profesor». Los niños y las niñas son muy sensibles a los favoritismos
y pueden sentir celos de los «mimados» del maestro o la maestra. y los celos
pueden desembocar en acoso.
10. Esfuércese al máximo por tratar a todos sus alumnos y alumnas de manera
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igualitaria. Evite la concesión de privilegios especiales a unos por encima de otros,
porque con ello no crearía más que envidias y hostilidades, que, a su vez, pueden
traducirse en acoso. Si algún alumno o alumna precisa de un trato especial
(debido, por ejemplo, a alguna afección médica), asegúrese de que el resto de la
clase entiende por qué. (Obtenga antes permiso del propio estudiante y de sus
padres para evitarle una vergüenza innecesaria y otros problemas potenciales.)
11. Recuerde a sus estudiantes que «igual» no significa «lo mismo». Explíqueles que
usted se esforzará al máximo por ofrecer a todos y a todas, una auténtica igualdad
de oportunidades de aprendizaje y crecimiento, pero que ellos luego aprenderán y
crecerán de maneras distintas.
12. Si su alumnado ve que usted deposita su confianza en alguien, tiende a mostrarse
más respetuoso con aquella persona (especialmente si cuenta de antemano con el
respeto de sus alumnos y alumnas). ¿Conoce a alguien que parezca estar
pasándolo mal en la escuela? ¿Alguien con quien se metan todo el tiempo, a quien
excluyan, de quien se burlen o a quien acosen? Planifique una actividad (en clase
o en una excursión o visita) en la que pueda demostrar claramente su plena
confianza en aquel estudiante. Cuando sus otros alumnos vean que usted hace
algo así, es posible que empiecen a mirar a su compañero (o compañera) desde
una perspectiva más positiva.
13. Es muy difícil que todos nuestros alumnos nos gusten todo el tiempo, pero intente
de verdad ser una persona que brinda aceptación, y que se muestra sensible y
comprensiva, incluso en situaciones complicadas. No oculte sus sentimientos, pero
expréselos de forma positiva y útil. Dé a sus estudiantes la posibilidad de
responder. Ejemplo: «No me ha gustado que no hicieras tus deberes de
matemáticas. ¿Cómo podemos evitar que esto vuelva a ocurrir?».
14. Todos tenemos nuestras inclinaciones y prejuicios. Podemos pensar o actuar
guiados por determinadas concepciones previas arbitrarias sobre el origen étnico
o cultural, el género, la religión, la inteligencia o el nivel de capacidades de las
personas. Examine sus propios prejuicios. ¿Cómo ha llegado a creer algo así? ¿Esas
creencias forman parte de su vida diaria? ¿Inciden en su manera de enseñar?
¿Tienen un efecto negativo en su alumnado? Sea honesto consigo mismo. Haga
un esfuerzo consciente, deliberado y bien enfocado por descubrir sus prejuicios,
por desaprenderlos y por superarlos.
15. Sonría, sonría y sonría. Muestre a sus estudiantes que está contento de ser su
profesor. Posiblemente, ése es el mensaje positivo más obvio que usted puede
enviar.
16. Tenga ideas y opiniones positivas de todos sus alumnos y alumnas. Desee lo mejor
para ellos y ellas en todo lo que hagan. Fíjese expectativas elevadas de todos y
cada uno de ellos y ellas.
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