PADRE DE PSICOANÁLISIS

SIGMUND FREUD

Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis, fue un pensador que dejó un importante legado en
el imaginario moderno: pensar en todos los conceptos derivados de sus teorías, que ahora son
parte de un lenguaje universal como el inconsciente, el complejo de Edipo, el desliz freudiano
también conocida como conducta fallida.

Sin embargo, su imagen también está en el centro de un acalorado debate histórico: por un lado,
están quienes enfatizan el enorme impacto de sus teorías y quienes insisten en que sus métodos
son ineficientes o indemostrables. Sin duda, los conceptos que propuso, aunque algo anticuados,
han cambiado para siempre el curso del estudio de la mente y, en general, de las humanidades.

Teoría freudiana
Según Freud, la neurosis no es un trastorno del sistema
nervioso, sino que es el resultado de un conflicto entre las
pulsiones (el ello) y las demandas socialmente impuestas
(el superyó), que se imponen como un sistema de control.
Para Freud, la subjetividad se divide en realidad en el yo y
el inconsciente. El inconsciente, a su vez, está formado por
el ello y el superyó, que representan las fuerzas que
pugnan por dirigir la conducta del yo. Así, para Freud, la
subjetividad consciente no es autónoma, sino el resultado
del movimiento a nivel inconsciente: él mismo la
consideraba una teoría revolucionaria equiparable a la
Revolución copernicana o la teoría de la evolución de las
especies comparables.

Si el yo no equilibra las necesidades del ello con las

necesidades del superyó, se produce la neurosis; si estos
requisitos conducen a una completa desintegración del yo,
entonces estamos en el reino de la psicosis, el reino de la
locura. El psicoanálisis, sin embargo, solo puede funcionar
a través de la mediación del yo, que Freud creía que
funcionaba solo en el tratamiento de las neurosis.

La forma principal en que se explora el inconsciente es La interpretación de los sueños, y los

sueños presentados en forma escrita siguen siendo la obra más famosa de Freud. Este ensayo (en
parte también profundamente autobiográfico, ya que el autor a menudo se inspira en un análisis
de sus propios sueños) se publicó en noviembre de 1899, pero fechado en 1900 por elección del
editor.