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Qos. a FORMACION DE SINTOMA + IDENTIFICACION: UN RECORRIDO FREUDIANO- I. Primeras concepciones psicopatolégicas Los rudimentos de la concepcidn psicopatolégica freudiana pue- den encontrarse en las cartas a Fliess. En los Manuscritos B, C, D, E, G y K, Freud muestra ya su interés por la etiologia. te sus aportes: 5 Repasemos brevemen- En el Manuscrito B redacta sus ideas sobre la etiologia de las neuro- sis, en el C le envia a Fliess un informe sobre temas diversos, en los manuscritos D y E escribe notas sobre la etiologia y la teoria de las gran- des neurosis y sus concepciones acerca de la angustia. El Manuscrito G tiene tres apartados: el I) y el II) sobre la melanco- lia, y en el III) considera el esquema de la sexualidad que aplica habitual- mente en sus elaboraciones. En el K se dedica de lleno a las neurosis de defensa. Plantea que las diferencias principales entre las distintas neurosis se expresan a través de las formas en que retornan las ideas reprimidas. Otras obedecen a las mo- dalidades de la formacién de sintoma y al curso que sigue la enfermedad. Considera que, si bien existe una tendencia defensiva normal, ésta se torna perniciosa cuando se dirige contra representaciones que son capaces de suscitar un displacer actual, tal como ocurre con las repre- sentaciones sexuales. En la época en que Freud gesta su descubrimiento, prevalecen las teorfas de las localizaciones cerebrales respecto del problema de la enfer- medad mental. En el seno de este contexto teérico € histérico cobran todo su valor las diferenciaciones que formula con respecto de las con- cepciones cientificas de su tiempo. Desarrolla sus minuciosas investiga- ciones en los siguientes articulos: “La sexualidad en la etiologia de las neurosis” (1898); “Las neuropsicosis de defensa” (1894); “La neuraste- nia y la neurosis de angustia” (1895); “Obsesiones y fobias” (1894-95); “Herencia y etiologfa de las neurosis” (1896). Una de las primeras diferenciaciones etiolégicas que puntualiza es la separacién entre: 5. (1887-1902) Cartas a Wilhelm Fliess en Los origenes del psicoandlisis editado por Marie Bonaparte, ‘Anna Freud y Ernest Kris en Londres en 1950, traduccién al castellano, Madrid, Biblioteca Nueva, tomo III, p. 630. scone csr bene jjscsmareses =a AMALIA BAUMGART * neurosis actuales y * neuropsicosis de defensa actuales” a dos complejos sintomaticos que corres- a) neurastenia y b) neurosis de angustia. Dentro de las “neuropsicosis de defensa” se encuentran: a) histeria, b) obsesiones, ¢) fobias y d) locura alucinatoria. Esto se mantiene asf hasta 1894; a partir de 1896 incluira también la paranoia. Su interés esta dirigido a dar cuenta de cual es el nédulo del mecanis- ‘mo psiquico productor de séntoma. Su afén revoluciona un contexto cienti- fico histérico en el que se trataba de buscar la localizaci6n anatémica de los sintomas. De todos modos, cabe aclarar que Freud no es el prime- ro en pensar que las neurosis histéricas, por ejemplo, tienen origen psiqui- co. Joseph Breuer ya lo planteaba en el estudio de su famoso caso “Anna O.”. Consideraba que los fenémenos histéricos eran “idedgenos”, es de- cir, producidos por la eficacia de las ideas. Pero la construccién. freudiana es diferente de la de Breuer, y la discusién que se establecer4 en el seno de dicha diferencia tendra como centro la etiologfa de la histeria. Desarrollaremos el planteo freudiano que separa a las neurosis actuales de las neuropsicosis de defensa. Las neurosis actuales son pro- ducto de una tension sexual'fisica que puede tener o bien una descar- ga inadecuada, como ocurre en la newrastenia, o bien una descarga insuficiente, como ocurre en la neurosis de angustia, cuyos sintomas detallamos a continuacién: Neurastenia: se caracteriza por sensaciones de agotamiento; inhibi- cin de la funcién sexual (impotencia, por ejemplo); cansancio; pérdida de peso; constipacién; astenia. Neurosis de angustia: se encuentra excitabilidad general; hipersensi- bilidad; insomnio; espera angustiosa; hipocondria; perturbaciones de las 6. Consultar el caso de Anna O. 16 4 Qa. vocab FORMACION DESINTOMA + LDENTIFICACION: UN RECORRIDO FREUDIANO funciones circulatorias, respiratorias y de la inervacién vasomotora (como la sudoracién, por ejemplo); bulimia; temblores; vértigos; mareos; diarreas. Cuando Freud dice “descarga inadecuada”, se refiere a la masturba- cién y a la polucién esponténea. La “descarga insuficiente” est determi- nada por la abstinencia deliberada y el coito interrumpido. Diferencia, entonces, la etiologia de las neurosis actuales —que pro- viene de una tramitacién de la energia sexual somatica—, de la etiologia de las neuropsicosis de defensa, cuya denominacién muestra que el énfasis est puesto justamente en la “defensa”. Cuando en los primeros escritos aparece el término “neurético”, Freud no se refiere a lo que después se conoce como “psiconeurosis”, sino que remite a las neurosis actuales, tal como ocurre en la siguiente afirma- cion: “...tenfa una histeria acompafiada de algunos sintomas neuréticos”.” Cuando elabora la “teorfa de la defensa”, no establece atin una dis- tincién nosolgica entre neurosis y psicosis, sino que agrupa a ambas con el término “neuropsi osis”.8 Reunfa, como vimos, histeria, representa- ciones obsesivas, fobias, locura alucinatoria y paranoia; el nédulo del me- canismo psiquico para la produccién de estas afecciones es la “defensa” Recordemos que a partir de la colaboracién de Freud con Breuer (1882) se funda una nueva comprensién psicopatolégica de la histeria. Esta colaboracién llega a su fin en 1895 cuando las tesis tedricas de los dos autores se distinguen claramente. Breuer sostenfa la idea de los “es- tados hipnoides” como determinantes de los sintomas histéricos. Pensa- ba también en un origen psiquico de la histeria, en tanto lo consideraba idedgeno, pero afirmaba que el sintoma histérico no era producido por la defensa, sino porque el sujeto entraba en un peculiar estado psiquico el hipnoide-. Esta alteracién de la conciencia, debida a motivos fisiols- gicos, favoreceria la produccién de sintoma: Los acontecimientos vivi- dos en estados “crepusculares” de conciencia producfan sintomas. Freud, por el contrario, pensaba que el nédulo del mecanismo pst- quico en Ia producciGn de esos cuadros era la “defensa del yo frente a con- tenidos intolerables”.? El problema te6rico que subyace debe resolver el 7. Consultar el caso Dora 8. Posteriormente establecerd diferencias entre psiconeurosis y psicosis y a partir del concepto de narcisismo entre psiconeurosis de transferencia/psiconeurosis narcisista y psicosis. 9, Consultar de Breuer y Freud: Estudios sobre la histeria (1893-1895). Oem cra Cees AMALIA BAUMGART siguiente interrogante: zpor qué se produce cierta perdurabilidad en las representaciones, que tienen eficacia, fuerza y significacién y que no es- tan a disposicién dela conciencia del enfermo? Su respuesta introduce otro tema interesante: la ruptura con la equivalencia psfquico = conciencia. Existen representaciones que son eficaces y que no entran en el campo de conciencia del enfermo. Este modelo es el precursor del concepto de inconsciente, pues plantea la existencia de “grupos psfquicos” separados por la defensa que producen sintomas y que no forman parte de la conciencia del sujeto. En estas formulaciones, los grupos psiquicos separados por la defensa no tienen el estatuto tépico que se encontrar para el inconsciente en La interpreta cién de los suefios.'° Asi como Freud pone en juego la equivalencia “psiquico = cons- ciente”, también lo haré respecto de la oposicion diferencial entre “nor- malidad y anormalidad”. El aparato psiquico —este aparato rudimenta- rio- tiene una tendencia defensiva normal porque esta regido por dos prin- cipios: el principio de constancia'' y el principio del placer.!? El aparato psquico regulara su funcionamiento en base a estos principios que tien- den a la disminucién de la tensién. Recordemos que el principio del placer es “evitacin del displace”. Cuando aparecen representaciones capaces de suscitar un displacer actual que el mecanismo psiquico no esté preparado para afrontar, recurrira a la “defensa patolégica”. Ast, con el mismo modelo da cuenta de la normalidad y de la anormalidad. Si afirmamos que el aparto ps{quico tiende a producir una evitacién de aquellas representaciones displacenteras, esto constituye una defensa normal del aparato guiado por el ejercicio del principio del placer. Aque- Ilas representaciones que tienen una intensidad actual tal que dejan al aparato psiquico en una precaria situacién para procesar el displacer obligaran a que su funcionamiento regulador deba recurrir a una defensa patolégica. De todos modos, el principio del placer necesita del principio de 10. Se trata de las concepciones pre 11. Utilizado para explicar el movimiento de la energia en el Proyecto... y es complementario del de inercia: todos los organismos necesitan un monto de energia constante para responder a los apremios de la vida. 12. La actividad psfquica tiene como objetivo evitarel displacer y procurarse el placer ates en el Proyecto... Qe veal here FORMACION DE SINTOMA + IDENTIFICACION: UN RECORRIDO FREUDIANO realidad para poder cumplir su cometido en tanto se reconozcan las dife- rencias entre las representaciones deseadas y las percibidas.'* En el Proyecto..., Freud concibe una cantidad exdgena o endégena que circula por las neuronas y axones que las vinculan entre si, tratando que las cantidades no excedan cierto umbral. Tenemos aqui los rudimen- tos de la concepcién tépica en términos de neurona y facilitacién: punto de partida de la “primera tépica”. La concepcién econémica pone de manifiesto la existencia de un montante de energia o quantum de afecto. En la Carta N® 75, dirigida a Fliess (14-11-1897), considera que el desprendimiento de excitacién no sdlo se produce por estimulacién periférica de los 6rganos sexuales, sino también por excitaciones inter- nas y a partir de representaciones, o sea de rastros mneménicos. Si se han irritado los érganos sexuales de un nifio, afios después a posteriori de la pubertad se produciré, por accién diferida del recuerdo de esa irritacion, una descarga sexual mucho més poderosa. Sélo debe cumplirse una con- dicién para que ello ocurra: que entre la vivencia y su posterior repeti- cién en el recuerdo se intercale la pubertad. Es un factor de intensificacién para el efecto de la rememoracién, frente al cual el mecanismo psiquico no parece estar preparado para afrontar esta circunstancia excepcional. En esta época, entonces, lo que da intensidad a estas manifestacio- nes de carga es el tiempo de la pubertad; y el terreno en el que surgen las representaciones displacenteras es el sexual. Esto es inédito en la psicopatologfa y nos conduce a estudiar la “teorfa del trauma”. La nocién de defensa pone de relieve una operacién que tealiza el yo para defenderse de los peligros que la satisfaccién pulsional puede traerle aparejado. En estos momentos “defensa” es sinénimo de “represién”.'*"5 Entre los desarrollos del Proyecto... y los de La interpretacion de los suefios, la “teorfa del trauma” es muy importante en las formulaciones freudianas. Si bien en un comienzo parece emparentada con las ideas 13. En 1911 Freud escribe un trabajo muy importante para este tema: “Los dos principios del suceder psiquico’ 14, Hay tres acepciones diferentes del término represi6n: a) el mecanismo psicol6gico, b) procesos que ocurren en el curso de la maduracién y retiran catexias de ciertas 2onas corporales yc) alteraciones en el curso de la evolucién de la especie “represién orgénica”. 15. Luego diferencia “represién primaria” y “represiOn secundaria”. Consultar La metapsicologia (1915). Qs steer AMALIA BAUMGART vigentes acerca de “lo traumatico”, no seran homologables. La concep- cion freudiana de trauma no es la misma que la de shock emocional violen- to. El shock siempre es seguido por un perfodo de incubacién y luego por la produccién del sintoma. Freud toma estas ideas pero las define de un modo inédito en el marco de sus propios desarrollos. A continuacién, haremos un pequefio recorrido caracterizando las distintas neurosis segdn la nocién de defensa. Freud formulé mecanis- mos de defensa tfpicos para cada afeccién psicégena. Tomamos como ejemplo de histeria el historial de Isabel de R.," paciente que padecfa de dolores en las piernas y dificultades para andar. Sufria estas molestias desde hacia un par de afios. Las mismas aparecie- ton durante la época en que ella se dedica a cuidar de su padre enfermo, lo que ocasiona que se levante a la noche y sienta frio. Durante ese tiempo, sale una noche con un joven de quien est4 enamorada. Al regre- sar encuentra a su padre mas grave de lo que estaba cuando ella se fue. Los dolores se intensifican de modo tal que debe guardar cama. Luego de dos afios de la muerte de su padre comienza a sentirse enferma y a “no poder andar” sin experimentar dolor. Sus hermanas se habfan casado y antes de este desenlace habfan pasado un tiempo tranquilo en familia. Luego, una de sus hermanas fallece y a Isabel su cufiado, viudo ahora, le atrafa. No es dificil imaginar que dicho destino no era posible. Freud nos explica la naturaleza mixta de los sufrimientos (orgénicos y psiquicos) y lo considera un caso indiscutible de histeria. La paciente habja establecido una asociacién entre sus dolores animicos y fisicos. Ya la grave enfermedad de padre habfa ocasionado una distancia de su ena- morado y la historia parece repetirse. El “sintoma de conversién” se pro- duce de la siguiente manera: Isabel se defiende de una representacién intolerable, excluyéndola del comercio asociativo normal. La represen- tacién queda entonces reprimida y el afecto es usado para intensificar el dolor fisico. A esto, Freud lo denomina “mecanismo de la conversién orientado a la defensa”.!? Una magnitud de excitacién va a intensificar una sensacién corpo- ral que esta ligada simbélicamente con lo reprimido, representandolo. El 16. Freud, S.: La histeria: 2) Historiales clfnicos IV) Sefiorita Isabel de R. (1892). 17. El examen de la 2ona dolorosa esclarece la génesis de una zona histerdgena FORMACION DESINTOMA + IDENTIFICACION: UN RECORRIDO FREUDIANO dolor no se inventa, sino que se intensifica a los fines de la defensa, asi sea que haya coexistido simultaneamente con el episodio o que éste haya ocurrido un tiempo antes. A los fines de la deformacién se intensi- fica un dolor que sustituye la representacién intolerable. Una fuerza psi- quica excluye de la asociacién a la representacién patégena con presen- cia de lagunas psfquicas. Ahora consideremos un caso de impulso obsesivo.'® En los productos obsesivos, Freud manifiesta que el mecanismo propio es el de la “trans- posicién del afecto” y que nos encontraremos siempre con un subrogado de la representacién sexual. Se trata de una joven casada que tiene un hijo y comienza a sufrir del impulso obsesivo de tirarse por el balcén, 0, frente a la vista de un cuchillo, de tomarlo y matar a su hijo. Freud aclara que esta paciente tiene un escaso comercio matrimonial y que siempre que ocurre este comercio hay coitus interruptus. Explica entonces que, a la vista de los hombre, surgian en ella impulsos erdticos; se sentia “capaz de cualquier cosa” en relacién a sus deseos erdticos y esto queda sustitui- do por el impulso a tirarse por el balcén. Aqui, el afecto displaciente, en lugar de quedar enlazado a la representacién “soy capaz de hacer cual- quier cosa”, queda enlazado al impulso obsesivo. Asi, en el caso de la histeria se produce una “conversién”, en el de la neurosis obsesiva un “desplazamiento”. El displacer que ella siente frente a la idea intolerable de que “seria capaz de cualquier cosa” frente a la vista de los hombres, queda ligado ya no a que seria capaz de cualquier cosa con los hombre, sino a que seria capaz de cualquier cosa consigo misma 0 con su hijo. La representacién permanece en la conciencia pero queda aislada y debilitada. El afecto no es transformado ~como en el caso de la histeria~ en una inervacién somitica, sino que se enlaza a una representaciGn sustitutiva. Este es el mismo mecanismo que Freud describe para las fobias, pero la diferencia es que en ellas el afecto predominante es la “angustia”. Analicemos el caso de una de fobia:!? se trata de una muchacha que padecfa del temor angustioso de ser atacada por la incontinencia urina- ria; por lo tanto, no podia ir a ningtin lado si no tenfa la certeza de que 18. Freud, S.: Las neuropsicosis de defensa, ap. 11, (1894) 19. Idem nota anterior. AMAUA BAUMGART habia un bao cerca. En el breve anélisis que Freud realiza, nos relata que una vez la paciente habia ido a una funcién de teatro y alli en- cuentra a un caballero de quien ella estaba enamorada. En ese momen- to sintié una gran excitacién acompafiada a posteriori de ganas de ori- nar. Todo el grupo de representaciones “amar al caballero” desapareci de la conciencia, quedando sustituido por el “temor a que le surja el deseo de orinar”. En general, las ideas fobicas se nutren de las habituales de la cultura, tales como el miedo a la oscuridad, a las tormentas, a los animales; a las funciones de defecar y orinar, a la impureza y al contagio. Las “ideas susceptibles a ser objeto de una fobia”, son tomadas del patrimonio de la humanidad, de aquellas cosas a las que la gente habitualmente le tiene miedo, son parte del patrimonio cultural y se encuentran en mitos y leyendas familiares. Estas ideas son aptas para llegar a constituirse en objeto de una fobia. Sintetizando, en este momento de la teoria, la defensa y la represién aparecen como equivalentes. De todos modos, en algunos pasajes de los primeros textos van a encontrar también que los distingue, cuando se ocupa de mostrar las formas diferenciales en que funciona la represién en las distintas neurosis y los modos del retorno de lo reprimido. Los ejemplos nos dan la posibilidad de seguir el mecanismo de la defensa en cada cuadro y nos permiten tener un pequefio muestrario de las distintas for- mas en que funciona. Las neurosis de defensa o de represién producen la segregacién de un grupo psiquico, idea precursora de la nocién de incons- ciente (atin no esta definido como inconsciente sistemético, se trata de un inconsciente descriptivo). Considera también una forma de la defensa mucho més enérgica en la que el yo rechaza la representacién intolerable con su afecto y se com- porta como si jamas hubiera Ilegado a él. En estos casos los sujetos su- cumben a una psicosis que se denomina locura alucinatoria.*° El caso de la locura alucinatoria presenta ciertas particularidades por- que la representacién intolerable y el afecto se conducen como si jamas hubieran Ilegado al yo. Freud relata el caso de una muchacha que se en- treg6 a un hombre creyéndose correspondida y pronto sufre desilusiones de 20. Freud, S.: Las newropsicosis de defensa, ap. III, (1894). FORMACION DI SINTOMA ++ IDENTIFICACION: UN RECORRIDOFREUDIANO las que se defiende con la esperanza de que pronto su amado volvers. Hasta aqut se tratarfa de una histeria.”! No obstante, un dia en el que se celebraba una fiesta familiar, ella piensa que su esperanza se concretard. Pasados los iiltimos trenes en los que el amado podfa Hegar y no Iega, cae en una locura alucinatoria: su amor ha Ilegado, oye su voz en el jardin y baja a recibirlo. Esta muchacha estuvo dos meses viviendo en este estado alucinatorio. Freud escribe: “EI yo ha rechazado Ia representacién insoportable por la huida a Ia psi- cosis y al desligarse de ella se ha separado también de un trozo de la realidad”. Se trata de una nueva forma de defensa, introduce la idea de defensa para las psicosis. A veces también la denomina represion (Verdréingung) pero ya no con el mismo sentido que para las neurosis. El término que més usa es el de “rechazo” (Verwerfung), el cual tiene un procesamiento particular en Freud.”? A partir de ese rechazo, la joven se refugia en una realidad alucinada. En 1896, en las Nuevas aportaciones a las neuropsicosis de defensa, inclu- ye también entre ellas a la paranoia. Relata el caso de dos hermanas’® que van a vivir a un pueblo, habitando en una especie de pensién en la que coexisten personas de distintas familias. Tienen como vecino a un sefior soltero con el que se produce un acercamiento amoroso; este hombre des- aparece un dia y una de las hermanas empieza a escuchar que la gente dice que ella es una mala mujer. Freud expresa “...evitaba el autorreproche (de haberse abandonado a su inclinacién amorosa) rechazando una idea into- lerable mediante la proyeccién”. Entonces, se tratard del rechazo de la representaci6n intolerable por medio de la “proyeccidn” en la paranoia, “por el uso abusivo del mecani mo de la proyeccién”. Estos desarrollos los pueden encontrar tanto en los Manuscritos antes mencionados como asi también en las Neuropsicosis de Defensa (1894) y en las Nuevas aportaciones sobre la Neuropsicosis de Defen- sa (1896). Estos textos son claves para el estudio de la manera diferencial en que funciona la defensa, aislada conceptualmente como el nédulo del mecanismo psiquico productor de sintomas. 21. En el caso Dora podemos estudiar la “temstica de la espera” en la que se sostiene el deseo. 22. A partir de este concepto Lacan creard su nocién de forclusién. 23. Freud, S: “Anilisis de un caso de paranoia crénica”, en Nuevas observaciones sobre las neuropsicosis de defensa, (1896) 23 AMALIA BAUMGART ¢Cémo funciona en general la defensa? Observemos que Freud no se refiere a represién de una vivencia, sino a la represién de un recuerdo. Lo que se reprime es el recuerdo de una experiencia sexual penosa, en los casos en que ha reactivado un suceso sexual infantil. Volveremos sobre el tema con el historial de Catalina," para desarrollar la teorfa del trau- ma, la caracterizacién de las escenas y de los recuerdos implicados. Hasta aqui, Freud utiliza los datos clinicos que hemos expuesto para compararlos entre si y demostrar, por un lado, que el nédulo del meca- nismo psiquico es la represidn y, por otro, que lo reprimido es siempre el recuerdo de los sucesos sexuales. A partir de un andlisis comparativo, reconstruye “el curso clinico de las neurosis defensivas” afirmando que, en primer término, encontramos siempre una experiencia sexual precoz infantil; luego, la represién ulte- rior en una ocasi6n en que su recuerdo suscita displacer (en este momen- to se recurre a la defensa que libera al aparato momenténeamente del displacer) y, después, ocurre el retomo de lo reprimido que conduciré a la formacién de sintoma. En el caso de la histeria, aisla como condicién especifica la existencia de “una vivencia sexual pasiva en tiempos presexuales”, pues en esta época Freud estaba a favor de la teorfa de la seduccién, es decir, que los nifios en general habjan sido objeto del abuso sexual por parte de los mayores: nifieras, gobernantas y hermanos mayores. Los “tiempos presexuales” son los anteriores a la pubertad. Entre esas vivencias pasi- vas sexuales podemos encontrar tanto abuso y acercamientos sexuales como el hecho de presenciarlos a través de verlos 0 escucharlos. En el caso de la neurosis obsesiva, considera la existencia de “una vivencia sexual infantil en la época presexual, pero vivida activamente”; siguiendo la teorfa de la reactivacidn a posteriori, luego de la pubertad se transforma en autorreproche el placer vivido en aquella vivencia sexual “presexual”. Uno de los sintomas de la neurosis obsesiva es el autorreproche que deriva entonces de la transformacién de aquel placer. Otro abordaje para estudiar estos cuadros pone énfasis en las for- mas en que un sujeto entra en contacto con un acontecimiento sexual 24. Freud, S.: La histeria 2) Historiales clinicos II) Catalina (1889). wo SES eee, FORMACION DE SINTOMA + IDENTIFICACION: UN RECORRIDO FREUDIANO real. {Cémo se inscribe ese acontecimiento y cual es la complejidad de transformaciones que sufre? Se trata de un acontecimiento real, de seducciones reales vividas por el sujeto en cuestidn. Este abordaje, sin embargo, tiene sus particularidades, porque no es el acontecimiento en si el que funciona como productor sino su recuerdo.* Las reminiscencias de las escenas que las histéricas padecen son reales y se actualizan pasada la pubertad. Cuando el recuerdo es evo- cado por alguna experiencia sexual displacentera, sobreviene la re- presion y, luego, la formacién de sintoma. Esta “teoria de la seduc- cién” se complejiza con la teoria de la fantasfa y de la sexualidad infantil a partir de 1900. Elegimos el historial de Catalina de “Los estudios...” para trabajar la nocién de trauma, y veremos cémo dicha nocién prefigura la de fantasia. En la carta a Flies donde Freud le expresa a su amigo “ya no creo en mis neuréticas”, comienza a manifestarse una conmoci6n en su cuerpo teéri- co en este punto. Es nuestro interés mostrar la coexistencia de conceptos que co- rresponden a momentos tedricos diferentes. Respecto del problema de la inscripcién de las representaciones en el aparato psiquico, en la “psicopatologia primitiva”, las representaciones eficaces son aquellas que estan vinculadas con la seduccién -formando grupos psfquicos separados-, y que aparecen en los dos tiempos del trauma. Provienen de las escenas sexuales infantiles realmente vividas por el sujeto y se actualizan a posteriori en la pubertad. En este momento de su teorfa 26 no hay fijacién ni fases, tal como las presenta en los Tres ensayos. El problema de las representaciones eficaces que retornan es recupe- rado en Ia teorfa de la sexualidad a través de los conceptos de fijacién y de regresién que trabajaremos més adelante. De esta manera, pode- mos hacer seguimientos intratedricos interesantes desde el punto de vista conceptual y clinico. 25. Esto se transformara con la inclusién del concepto de “fantasia”. 26. Freud, S.: (1905) Tres ensayos sobre una teoria sexual. 25 AMALIA BAUMGART Il. La teoria del trauma Para introducirnos en la teorfa del trauma haremos una analogfa entre las “neurosis traumiticas” y la “1 isteria”. En las neurosis traumaticas el sfndrome es provocado por el accidente. Nos interesa destacar la po- lémica que Freud establece con Breuer y con Charcot. Freud considera que todo suceso y toda impresién psiquica se hallan provistos de un cierto valor afectivo, del cual el yo intenta librarse por medio de una reaccién motriz 0 mediante una labor psfquica asociativa. Si el individuo no puede o no quiere poner en practica estos medios, el recuerdo de la impresién de que se trate adquiriré la importancia de un trauma y se constituir4 en causa de sintomas permanentes (teorfa de la derivacién por reaccién de los incrementos de estfmulo). Sus experimentos le han demostrado que sfntomas muy diversos, considerados como productos esponténeos de la histeria, poseen con el trauma causal una conexién muy estrecha. Refiere a dichos factores causales (traumas): neuralgias y anestesias de formas muy distintas, contracturas y pardlisis, ataques histéricos y convulsiones epileptoides, petit mal y afecciones de la naturaleza de los tics, vémitos persistentes y anorexia —llevada hasta la repulsa de todo alimento-, perturbaciones de la visién, alucinaciones visuales continuas, etc. La desproporcién entre el sintoma histérico, persistente a través de afios enteros, y su motivacién, aislada y momenténea, es la misma que se observa en la neurosis traumdtica, lo que justificaria la extensién del con- cepto de “histeria traumatica”. En la neurosis traumatica, la verdadera causa de la enfermedad no es la leve lesién corporal, sino el sobresalto, o sea, el trauma psiquico. También los estudios en relaci6n a muchos sintomas histéricos nos han revelado de forma anéloga “causas” que Breuer y Freud califican de traumas psfquicos. Escriben: “Cualquier afecto que provoque los afectos penosos del miedo, la angustia, la vergiienza o el dolor psiquico puede actuar como tal trauma. De la sensibilidad del sujeto. ra © no importancia traumatica”.?? depende que el suceso adquie- 27. Breuer, J. y Freud, S.: La comunicacién preliminar, (1893). FORMACION DESINTOMA + LDENTIFICACION: UN RECORRIDO FREUDIANO En la histeria comin hallamos muchas veces, sustituyendo el in- tenso trauma tinico, vat s traumas parciales que constituyen fragmen- tos de un mismo historial patolégico. En otros casos, son circunstan- con el su- ceso, realmente eficaz, o con un instante de gran excitabilidad adquie- ren la categorfa de traumas. cias aparentemente indiferentes las que por su coinciden: Pero la conexién causal del trauma psfquico con el fendmeno histé- rico no consiste en que el trauma acttie de “agente provocador”, hacien- do surgir el sintoma, sino que el trauma psfquico, 0 su recuerdo, acta a modo de un cuerpo extrafio, que continta ejerciendo sobre el organismo una accién eficaz y presente aunque haya pasado mucho tiempo. Un trauma grave (como el de la neurosis traumética) 0 una pe- nosa represién (por ejemplo, la del afecto sexual) pueden también producir en el individuo no predispuesto a la neurosis una disociacién de grupos de representaciones. Este sera el mecanismo de la “histeria psiquicamente adquirida’ Entonces, entre las neurosis traumdticas y la histeria hay una analo- gia patégena, esto es, una analogfa en cuanto al mecanismo productor de los sintomas. Se perfila, a mi entender, como problema la relacién de un sujeto con cierto acontecer. ;Cual es la relacién del sujeto con cierto acontecer que produce efectos sintomaticos? La concepcién de trauma comienza a vacilar entre la idea de que se refiera al episodio en sf y la idea de trauma psiquico (sobresalto), de shock emocional. Estas ideas de trauma tienen antecedentes: uno de ellos, en el am- bito médico-quirirgico, en el que se habla de traumatismo como pro- ductor de sfntomas. Por ejemplo, luego de un accidente, un choque, ademas de las contusiones reales que puede sufrir un individuo, apare- cen sintomas psiquicos: amnesias, estados crepusculares, formaciones seudodelirantes, de acuerdo con el shock emocional producido. En- tonces, en el ambito médico-quirtirgico se refieren a sfntomas psiqui- cos que ocurren a consecuencia de traumatismos créneo-cerebrales. Aqui la causa es el traumatismo craneo-cerebral y no el shock emocio- nal. De esta manera, la nocién de trauma viene de traumatismo, cuya idea mAs significativa pone de relieve que ocurre una efraccién en una superficie, una ruptura de una proteccién y el organismo responde de una manera desorganizade AMALIA BAUMGART. Otros antecedentes se encuentran en algunas corrientes psicolégi- cas, las cuales hacen una analogia con la nocién de efraccién y plantean la presencia de un “shock emocional violento”, frente al cual el sujeto psiquico reacciona desorganizadamente. Estos son los antecedentes que encuentra Freud cuando comienza a pensar el tema del trauma, asf como las derivaciones de este término y la pregunta de qué es lo que le ocurre a un sujeto con cierto acontecer. La nocién de trauma —impregnada al principio de esta ambigiiedad— permitira esclarecer efectos psiquicos, es decir, los sintomas, cuando el sujeto no alcanza una resoluci6n catartica de la situacién. Entonces, si no reacciona (ya sea produciendo un acto o por medio de la palabra —que, para Freud, es un subrogado del acto-, y denomina elaboracién asociativa), la consecuencia es que ese conjunto de representaciones que no fueron “abreaccionadas” son las generadoras de sintomas. Los modos en que Freud, Charcot y Breuer explican los motivos por los que un individuo no puede recurrir a la “derivacién por reaccién” del valor afectivo son los que provocan la diferenciacién en sus concepciones. Breuer y Charcot consideran una etiologia fisiolégica, es decir, que el sistema nervioso funciona deficitariamente y esto hace que el sujeto sea conducido a estados hipnoides; el sujeto en ese estado crepuscular no puede incorporar las representaciones a su acervo consciente y que- dan separadas del comercio asociativo consciente. Freud toma un parti- do distinto: dicha separacién se produce por la defensa. Revisaremos el historial de Catalina,’ para hacer un recorrido de la nocién de trauma en los comienzos del psicoandlisis, con el objetivo de introducirnos en una de las explicaciones mas populares y accesibles de la determinacién de la neurosis. Pero como Freud en su trayecto produ- ce una ruptura con las ideas preexistentes, esta tematica no ha dejado de abrir problemas hasta el momento.” Catalina es una joven que Freud encuentra en una posada durante unas vacaciones, ella se le acerca porque sabe que él es médico. Le cuenta sus sintomas, dentro de los cuales los mas sobresalientes son: 28. Idem nota 24. 29. Lo inasimilable del trauma nos conduce a la teorfa de la represién y su irrupcién brutal ¢ inesperada, a la de la repeticién. Qos. a FORMACION DE SINTOMA + IDENTIFICACION: UN RECORRIDO FREUDIANO, una sensacién de estrechamiento y de ahogo, de dificultad para respirar (disnea) y una alucinacién en la que aparece la imagen de un hombre, de la que ella no puede dar cuenta de quién se trata.” Catalina le dice que lo consulta justamente por esto. La primera apreciacién diagnéstica que trata de hacer Freud es si este sintoma de angustia es “neurético” o “histé- rico” (neurético en este tiempo se refiere a una neurosis actual), pero en este caso tiene la impresién de que no se trata de un sintoma neurdtico sino de un ataque histérico que tiene por contenido la angustia.*! Relata Catalina que cuando le ocurre su ataque siempre ve “un rostro horripilante que la mira tan espantosamente que le tiene mie- do”. Esto es importante porque nos sefiala que la alucinacién no es privativa de las psicosis.*? En este caso Catalina ofrece, junto con el sintoma de la disnea, una “visién” que tiene en el momento del ataque y que consiste en un rostro horripilante; esto esté denominado en el historial “alucinacién” y a veces “delirio”. Como dijimos anteriormente, Freud indaga si la sensacién de angus- tia a la que la paciente se refiere corresponde a una neurosis actual o a una neuropsicosis de defensa. Hay dos sfntomas: la vision y la disnea o sensacién de ahogo, de falta de aire (una de las formas en que puede aparecer la angustia). Esta angustia, entonces jcorresponde a una neurosis de angustia © es un ataque histérico abreviado? (abreviado en tanto no aparecen todas las fases sino algunas de ellas). {Se trata de la angustia proveniente de la “energia sexual somética estancada” o de la angustia histérica? 30. Este historial se encuentra en los Estudios sobre la histeria 31. Un ataque histérico completo, tal como fue descripto por Charcot, consta de cuatro fases: a) epileptoide; b) de grandes movimientos; c) actitudes pasionales (fase alucinatoria); y d) delirio terminal. Puede haber ataques que cumplan con una de estas fases y no con otras. 32, Tampoco el deliro es privativo de las psicosis, ya que Freud utiliza los términos alemanes Wahn, para referirse al delirio psicético, y Deliien, para denominar a las “ideas delirantes” que pueden estar presentes en las neurosis. En el historial del “hombre de las ratas” y en los primeros historiales de Freud de los Estudios... -entre los cuales esta el de Catalina—aparece esta idea freudiana. Se referirs a la obsesién del hombre de las ratas como el “delirio de las ratas”; estas expresiones en general estén. emparentadas con el término delirien. En Un caso de paranoia autobiogrdjicamente descripto (el caso Schreber) encontraran también la nocién de delirio pero anudada a otro término que es Wahn. Oem cra Cees AMALIA BAUMGART La muchacha le cuenta a Freud en qué circunstancias aparece el ataque y relata que la primera vez habia sido hacfa dos afios. Una tarde en que ella estaba atendiendo una posada en los Alpes alemanes, se le habja acercado un sefior que queria comer. No habfa nadie en la posada y ella estaba jugando con el primo. Fue a buscar a su tfa pero no estaba, entonces buscé al tio y luego a su prima Francisca con iguales resultados. Recorriendo la casa con su primo, desembocaron en una ventana donde ella vio a Francisca y a su tio en actitudes comprometidas. Describe la escena diciendo que estaba un poco oscuro y no se veia muy bien; esta textura de la escena es interesante porque es la textura en que aparecen las fantasfas en las que hay cierto velamiento y se sabe sdlo a medias de qué se trata. Catalina ademas le cuenta a Freud que ha tenido sensaciones de vémito, otro sintoma histérico. (Recordemos que Freud esta articulan- do la nocién de trauma de un modo completamente novedoso.) A partir del relato de la paciente de aquella situacién que hab{a sucedido hacia dos afios, aparecen dos series de recuerdos: ella fue con su tio a * La serie que Ilamaremos “escena del valle” pasar un fin de semana y se qued6 con él a dormir en una posada; cuando estaba dormida, el tio aparecié e intenté acercarsele sexualmente. La paciente no reconocidé en ese momento que éste haya sido un acercamiento sexual. Esto sucedié cuando Catalina tenia alrededor de 14 afios. * Luego relataré la “escena del pajar” que ocurrié antes de los 14 afios, cuando Catalina era una nifia. Estaba con toda su familia, in- cluidos su tfo y Francisca, y todos se quedaron a dormir en un pajar; ella desperté por la noche y encontré a su tfo y a Francisca en acti- tudes comprometidas. Observamos que Catalina relata las series de sus recuerdos en un orden cronoldgico inverso: de lo mas reciente a lo mas antiguo. Freud considera que ambas escenas no tuvieron una clara significacion para la paciente en el momento en que ocurrieron, ella no entendia bien de qué se trataba. Cuando Freud indaga acerca del surgimiento de los sintomas, Catali- na le relata la escena de su tio con Francisca y luego las otras dos escenas. Freud expresa, en este historial, que la paciente Ilevaba dentro de sf dos series de vivencias que recordaba pero no entend{fa; en el momento Up sconces Ujcece= FORMACION DE SINTOMA + IDENTIFICACION: UN RECORRIDO FREUDIANO en que se enfrenta a la pareja copulando, se produce una conexién entre estas escenas comenzando enseguida a comprenderlas y simultaneamen- te a defenderse contra ellas.?* Para la teorfa freudiana, el momento genuinamente traumatico es aquel en el cual son reactivadas, por otra escena, las vivencias infantiles que provienen del terreno sexual y que no han producido efecto cuando ocurrieron. Dicha reactivacién implica que aparezcan recuerdos a los que hasta ese momento no se les adjudicaba significacién alguna. Es en ese momento, en el que Catalina experimenta la sensacién de “vémito” —que, segtin la interpretacién freudiana, es un sustituto de la sensacién de “asco psiquico y moral’—, cuando queda resuelto el enig- ma. Lo que le habia repugnado a Catalina no era la vision de la pareja sino los recuerdos que ésta desperté en ella. Imaginemos que a partir de la tiltima escena ella pudiera pensar: “Cuando mi tio se acercé y no entend{ qué pasaba y cuando la vi a Francisca con él, siendo yo mas chica, de lo que se trataba era de una relacién sexual”. Eso la lleva a la significacién que le resulta insoportable, de que ella estuvo comprometi- da en una escena sexual. Es dicha significacién lo que resulta “traumatico” y ella comienza a defenderse de la misma. Se inicia asf el curso de la neurosis: conflicto/ defensa-represién/formacién de sintoma. Privilegio esta idea de trauma en psicoandlisis porque instala una tem- poralidad distinta: el Hamado “efecto retroactivo” (Nachteréiglichkeit) que es muy importante para pensar la psicopatologifa. Constatamos que los sintomas aparecen sobredeterminados por series de escenas que perduran en un sujeto sin que éste tenga idea de qué se trata hasta el momento en que cobra significacién a posteriori para él. Encontramos que Freud afirma, por ejemplo, que a Catalina “no le dio asco la visisn —ver copulando a su tio con Francisca— sino la que a ella misma se le evocaba”.*+ Freud piensa que en la primera escena, “la del pajar” (que es la ulti- ma que narra Catalina), se origind una sensacién de angustia que es habi- tual en las jé6venes virgenes cuando entran en contacto con ciertas im- presiones del terreno sexual. 33. “Historial de Catalina” 34. Idem nota 32, AMALIA BAUMGART Si aquella primera escena provocé angustia neurética y queds ligada a este grupo de representaciones, al ser evocada por la tercera escena di- cha angustia es la que da contenido al ataque, pero como reminiscencia. Il.a) Trauma y angustia La angustia, entonces, que Catalina padecia en sus ataques era de orden histérico. Esto quiere decir que constitufa una reproduccién de aquella que padecfa en ocasién de cada uno de los traumas sexuales. Por tratarse de un sujeto infantil, la excitacién no produce efecto, pero su huella psiquica perdura. Mas tarde, con la pubertad queda desarrollada la reactividad de los 6rganos sexuales hasta un nivel inconmensurable con relacién al estado infant es reanimada esta huella psfquica incons- ciente. A causa de la transformacién debida a la pubertad, despliega el recuerdo una potencia de la que carecié totalmente el suceso mismo. Ac- ttia entonces como si fuese un suceso presente. Tratase de una accién pés- tuma de un trauma sexual. Esta constituye la tinica posibilidad psicolégica de que la accién inmediata de un recuerdo sobrepase la del suceso actual. En un cierto ntimero de los casos analizados por Freud se constata que el trauma sexual (o serie de traumas) habia ocurrido entre los tres y los cua- tro afios. En todos los casos encuentra una serie de costumbres patolégi- as, sintomas y fobias que sélo por medio de su referencia a tales experien- cias infantiles resultan explicables. El enlace légico de las manifestaciones neurdticas hace imposible rechazar dichos recuerdos de la nifiez. De todos modos seria indtil querer interrogar a un histérico sobre estos traumas in- fantiles fuera del psicoanilisis, pues su huella no se encuentra en la memo- tia preconsciente. Sdlo encontramos los sintomas patoldgicos. La represién del recuerdo de una experiencia sexual penosa de los afios de madurez sdlo es alcanzada por personas en las que tal experien- cia pueda activar la accién de un trauma infantil. Asi, el término traumdtico no posee sino un sentido econémico. Freud lo utiliza para designar aquellos sucesos que, aportando a la vida psi- quica, en brevisimos instantes, un enorme incremento de energfa, ha- cen imposible la supresién o asimilacién de la misma por los medios normales y provocan, de este modo, duraderas vechamiento de la energfa. perturbaciones del apro- FORMACION Di SINTOMA + IDENTIBIGAGION: UN RECORRIDO FREU JDIANO Ya en 1893 Breuer y Freud afirmaron en su “Comunicacién prelimi- nat” que “los histéricos sufren de reminiscencias”. ‘Afios ms tarde, investigadores han podido explicar también algu- nos sfntomas motores de las neurosis de guerra por la fijacién del trauma. Freud mismo estudia luego los suefios de los enfermos de neurosis tvaumdtica y considera que no permiten negar la tendencia realizadora de deseos de la vida onirica. Por lo tanto, considera que, como otras funciones, también la de los suefios ha sido perturbada por el trauma y apartada de sus fines.’ De todos modos esta tematica recibira nuevas consideraciones hasta culminar en la teorfa de la pulsién de muerte que veremos mas adelante. El motivo de la respuesta psiquica desorganizada debe su condicién a la falta de la preparaci6n para la angustia (Angstbereitschaft) Dicha pre- paracién hubiera traido consigo una sobrecarga del sistema que recibe en primer lugar la excitacién y la vigencia de la “barrera protectora”. Como esto no ocurre, las consecuencias de la rotura de la proteccién se en sentit con mayor facilidad. Hallamos de este modo que la disposi- cién a la angustia representa, con la sobrecarga de Jos sistemas receptores, la ultima linea de defensa de la proteccién contra las excitaciones. Recordemos ahora nuevamente esa frase tan citada de Breuer y Freud: “Jas histéricas sufren de reminiscencias”, para comprenderla mas acabadamente. La angustia histérica es el simbolo, un sustituto de la reminiscencia anterior; no es que la vista de la escena produce angus' , sino que evoca la angustia de aquella escena y que pasa a set el contenido del ataque histérico en cuestién. Estas son sutilezas del diagnéstico diferencial. Lo que rige las concepciones de la implicancia de la sexualidad en la ctiologia de las neurosis es, entonces, “la teorfa de la seduccién”. Los sintomas provienen de recuerdos de sucesos sexuales ocurridos realmen- te. Tal vez se podria decir que en el pasado no se trataba de algo sexual © que, quizés, haya habido falta de informacién, pero fue sexual en el futuro, en el futuro de la significacién. Entonces se produce lo siguiente: conflicto > defensa. Es cierto que hay muchas escenas donde, por falta de informacién, inmadurez o peculiares momentos de la vida, el sujeto 35. A partir de 1920 estudia las tendencias masoquistas del yo. UW) cosores Somes, AMALIA BAUMGART: no tiene elementos como para integrarlas a su “yo-conciencia” —como lo Namaba Freud en esta época-, y cobran significado a posteriori. Los “gru- Pos psiquicos separados por la defensa” son representaciones que no pue- den entrar en comercio asociativo y que, por esa condicién, serén pro- ductoras de sintomas. Para esclarecerlas, Freud se reficre a los destinos diversos de la representacién y del afecto en cada cuadro y a los modos de retorno de lo reprimido. Recapitulemos las caracteristicas del recuerdo en el origen de los sintomas: * Se parte del recuerdo de un suceso de la vida sexual del enfermo apropiado para producir una emocién penosa. Freud reconoce dos condiciones de estos recuerdos: — El recuerdo inconsciente (inconsciente descriptivo) remite a una experiencia sexual precoz con irritacién real de los genitales cuya huella psfquica perdura. Escena “sexual-presexual” como la Ilamaba Freud (pre-sexual = anterior a la pubertad). ~ El recuerdo se comporta como algo actual, como si ocurriera en el momento (sexualidad a posteriori) y a causa de la transformacion debida a la pubertad despliega una potencia de la que carecié cuando ocurridé realmente 3°37 * Las caracteristicas de la posicién que tiene el individuo en el re- cuerdo varian de acuerdo a la neurosis en cuestién. En la histeria se trata de un recuerdo sexual-presexual vivido pasivamente; en la neu- tosis obsesiva, de un recuerdo infantil sexual-presexual vivido acti- vamente que luego se transforma en autorreproche. La dinamica general es entonces: * Escenas que no tuvieron significacién para el sujeto son evocadas por una escena en la que se otorga la significacion. * Conflicto (porque es una representacién que produce displacer para el yo). * Represién (evitacién del displacer/defensa). 36. Estas ideas son retomadas en el anilisis del “caso Jua 37. Consultar la carta N°46 a Fliess. ORMACION DE SINTOMA + IDENTIFICAGION: UN RECORRIDO FREUDIANO @ Formacién de grupos psfquicos separados por la defensa. © Formacién de sintoma (Symptombildung): retorno de lo reprimido y sustitucién deformada. Lo que se quiso excluir retorna de una manera deformada, a través de un sustituto, que puede ser: un sintoma histérico -como la conver- sién, por ejemplo-, un producto obsesivo -idea obsesiva, impulso 0 ac- ciones-, una fobia, o una formacién delirante (Wahnbildung). La tematica del trauma y la angustia es retomada permanentemen- te en los trabajos freudianos. Uno de los tltimos desarrollos aparecen cn el “Apéndice” publicado en 1936 para el articulo “Inhibicién, sin- toma y angustia” de 1926. La problemitica de la angustia presenta siempre nuevos rasgos cuya investigacién promete nuevos esclarecimientos. Freud considera alli que este afecto tiene una innegable relacién con la espera de un peligro: es angustia ante algo que puede ocurrit. Le es inherente un cardcter de imprecisin y carencia de objeto. Los mis- mos usos del lenguaje lo reconocen cuando cambia su nombre por el de “miedo”, en cuanto el afecto se tefiere ya a un objeto determinado. ‘Ademés de su telacién con el peligro, la angustia tiene una relacién con la neurosis, en cuyo esclarecimiento Freud trabajo toda su obra. Surge siempre la cuestién acerca de si todas las reacciones de angustia son neuréticas © hay muchas a las que tenemos que reconocer como normales. Considera que la distincién entre angustia real y angustia neurética exige un estudio muy minucioso. El progreso para Freud en sus desarrollos sobre este tema ha con- sistido en pasar del estudio de “la reaccién de angustia” al de la “ tuacién peligrosa”. Peligro real es un peligro conocido, y angustia real, la angustia ante tal peligro conocido. La angustia neunrética es angustia ante un peligro que no cono- cemos. Asi, pues, el peligro neurético tiene que ser primero descubierto. El psicoanilisis ha demostrado que se trata de un peligro emanado si- de las vicisitudes pulsionales. Si logramos que acceda a la conciencia este peligro que el yo desconoce, borramos la diferencia entre angustia real y angustia neurética y podemos tratar ésta como aquella. En el peligro real el ser humano desarrolla dos reacciones: la afectiva, © sea, la explosién de angustia; y la otra, una accién protectora. En rela- cidn al peligro pulsional puede ocurrir lo mismo, en el caso en el cual la 35 Oem cra Cees AMALIA BAUMGART primera (la angustia) da una sefial para que la otra intervenga. El caso inadecuado es el de la angustia paralizadora. Hay casos en los que se nos muestran mezclados los caracteres de la angustia real y los de la neurética. Cuando el peligro es conocido y real, pero la angustia ante él es excesivamente grande, es en este exceso don- de se denuncia lo neurético. Ahora bien, jcual es el nédulo o la significacién de la situacién peli- grosa? Evidentemente la estimacién de nuestra fortaleza en comparacién con la magnitud del peligro y el reconocimiento de nuestro desamparo —de nuestro desamparo material en el caso del peligro real y de nuestro des- amparo psiquico en el caso del peligro pulsional-. A tales situaciones de desamparo Freud las califica como situaciones traumdticas El hecho de que tal situacién traumatica de desamparo no nos sor- prenda, sino que podamos prevenirla, constituye un importante progre- so en el cuidado de la propia conservacién. La posibilidad de prevenir surge de reconocer la situaci6n peligrosa y de la aparicién de la sefial de angustia. Quiere esto decir que en tal situacién esperamos que se produz- ca una situacién de desamparo 0 recordamos sucesos traumaticos ante- tiormente experimentados, y, anticipando el trauma, nos proponemos conducirnos como si ya hubiera surgido. Asf, la angustia es, por un lado, una expectacién del trauma y, por otro, su reproduccién mitigada. Siguiendo el desarrollo de la serie an- gustia-peligro-desamparo (trauma), Freud escribe “...podemos esta- blecer la sintesis siguiente: la situacién peligrosa es la situacién de desamparo reconocida, recordada y esperada. La angustia es la reac- cién primitiva al desamparo en el trauma, reaccién que es luego re- producida, como sefial de socorro, en la situacién peligrosa. El yo, que ha experimentado pasivamente el trauma, repite ahora activa- mente una reproduccién mitigada del mismo, con la esperanza de poder dirigir su curso. No es otra forma en que el nifio se comporta con respecto a todas sus impresiones penosas, las que reproduce en. sus juegos, buscando asf pasar de la pasividad a la actividad, contro- lando psfquicamente sus impresiones”. Qos. a FORMACION DI SINTOMA + IDENTIPICACION: UN RECORRIDO FREUDIANO I.b) Trauma-alucinacién EI presenta, entre las manifestaciones de su enfermedad, una visién de con- tenido alucinatorio. Si bien no desarrollaré en extenso este tema, es im- portante que por lo menos lo sefialemo: En el caso de la alucinacién de Catalina, en el que ella vefa un rostro o de Catalina despierta siempre polémicas, pues esta paciente horripilante, Freud dira que esa imagen viswal -ya que también relata el caso de una nifiera que tenfa alucinaciones olfativas—® es un sfmbolo mnémico de una época inquietante. Hubo una época en que el tio no miraba con buenos ojos a Catalina porque ésta habfa “ventilado” su relacién con Francisca y se habfa pro- ducido una situacién muy conflictiva en la familia. Ella reprime todas las vicisitudes de esta época, de la cual queda, como resto, un ataque abre- viado, donde aparece la disnea, la sensacién de angustia y la visi6n. ‘Asi como estudiamos que la conversién consistfa en una expresién somatica usada para sustituir una serie de cadenas asociativas, una serie de ideas reprimidas, el dolor fisico se reforzaba porque habia quedado sustituyendo otra cosa; en el c so de estas imagenes, estas alucinaciones comparten el mismo mecanismo: son sfmbolos de una situacién inquietan- te. Como todos los sintomas histéricos son para Freud simbolos conme- morativos de un acontecimiento, asf como ocurre con los monumentos. Lo reprimido busca, para retornar, elementos irreconocibles, entre los cuales puede aparecer una pardlisis, una imagen visual, una sensa- cion de angustia, que pueden Hegar a ser simbolos mnémicos de escenas reprimidas. Freud compara los sintomas con monumentos porque son lo que queda conmemorando un suceso y no tiene ninguna relacién de esencia con ese suceso, sino que es simplemente un sustituto. Ese es el sentido que tienen para Freud, en este caso, las alucinaciones. En las psicosis, las alucinaciones no acttian como simbolos, porque la topica y la dinémica que se pone en juego es diferente a la tépica y la dindmica de las neurosis. Siguiendo a la psiquiatrfa clasica, Freud diferencia los delirios que tienen contenido alucinatorio de aquellos en los que dicho contenido, si existe, no es significative como ocurre con las paranoias. 38, Miss Lucy R. (1892). ae @ caieeaiasa =a AMALIA BAUMGART Los delirios de las esquizofrenias, tienen un gran contenido alucinatorio. Freud dira que el mecanismo es parecido al de la histeria en tanto ésta revive por alucinacidn aquellos episodios que ocasionaron sus sintoma; pero, en las esquizofrenias, a diferencia de la histeria, en lugar de ser simbolos mnémicos de un acontecimiento inquietante, se trata de restos de investiduras libidinales porque la regresién es muy pro- funda y pone de manifiesto modos arcaicos del funcionamiento psiquico -como es el alucinatorio.*” En el caso de la histeria, las alucinaciones pueden funcionar como simbolos mnémicos de recuerdos reprimidos; en cambio, en la esquizofrenia —que es muy productiva en cuanto a las alucinaciones-, se trata de una forma extrema de retorno de las percepciones. En términos tépicos y dindmicos, se trata de restos de investiduras libidinales que, a su vez, tienen otro proceso porque han quedado desagregados por el desquiciamiento psiquico.®

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