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LOS DEMONIOS
) los días
nolcróN FACsIMILAR
I
RUBÉN BONItrAZ NUÑO
LOS DEMOI\TIOS
y los días
TEZONTLE
Primera edición, 1956
Primera reimpresión, 200é
A
Bonifaz Nuño, Rubén
Los demonios y los días / Rubén Bonifaz Nuño. M¿ooa MoNTov¡
México: FCE, 195ó. -
I 04 p. ; 22 x 14 .¡1 (Colec. Tezontle)
ISBN 9ó8-tó_8170 3-
Distribución mundial
Sugerencias: editorial@fondodeculturaeconomica.com
wwwfondodecul turaeconomica.com
Tel. (s5)5227 -467 2 Fax (55)5227 -4694
ISBN 968-1ó-8170-3
Impreso en México c Printed in Mexico
I
3
Elque ama, seguramente,
no está solo, sufre de otra manerai
Cu¡N»o todo está perdido, cuando encuentra Ia paz, se cumPle gozoso
nuestro corazín animal desnudo- pudiendo sufrir por los que ama.
-pobre
deja su prisión de piel y huesos
Pero esta pasión inútil, dañina,
y se queda fuera, saltando solo
que sólo pretende lo que no Puede
junto a alguna puerta, en el asfalto
tener, que destruye lo que consigue;
de una carcomida calle cualquiera;
esta corrosiva nostalgia
que no llena más objeto que hacernos
cuando alguien que amamos nos ha dado, morir de rencor y de ternura,
como una limosna manchada, que nos cambia en odio la tristeza,
por única yez, poÍ última no tiene razón que la exPlique.
vezr lo que quisimos, ella sola,
y en cambio nos ha quitado todo, Qué lejos, qué absurdamente distantes
Ias humildes alas desplegadas
entonces un viento enorme y duro nos hiere, sobre el desamparo del mundo,
r8 t9
Ilrillantes ejércitos se apresuran
sordos por el ruido de los tambores,
I y muchachos tímidos, sin barbas,
llevan por la calle grandes carteles
Cue crre cha. Bailemos. Fliervan los ruidos. escritos en lenguas extranjeras.
Siga el vacilón. Bailemos diente con diente.
La cazuela hierve por todas Partes,
Y el Desharrapado enrosca Ia cola hay que repartir el caldo entre todos:
y su cacerola mueve, y atiza que no quede un solo perro en su juicio.
su lumbre. Bailemos. Sigamos las voces del Embustero.
Pobres marranos.
Y que todos alcen los necesarios
Nos dan el compás. Demos el brinco. palillos de dientes. Buena es la vida
Ya se está cociendo el arroz. l,a ronda con baile, terror y sinfonolas.
de sordos borrachos, de paralíticos
y de homosexuales frenéticos.
Gramaticalmente, me lo enseñaron
hace mucho tiempo, ,rtlu» y ,ryorr, y no sólo,
sino ('é1" y "t:ú" y ,'yo,,, rectamente
podemos llamarnos así: primera
persona, plural: ((nosotrosrr. Es fácil.
24 25
Cuidadosamente, sin darnos cuenta,
preparamos lágrimas a diario;
IO las acumulamos, Ias escondemos
en algún aljibe secretísimo,
Avrenco es perder un amigo, para cuando llegue la hora del lloro
o desde una esquina en la noche y el crujir de dientes, ante una sorda
mirar alejarse a la mujer que nos deja. presencia, en los bordes de un agujero.
Pero se tolera bien, se soporta.
Cómo nos invade la sangre el ansia,
Es horrible, es ávido sin remedio el anticipado remordimiento,
el terror que asalta de repente la estéril dtreza de no haber dado
los huesos, congela nuestras entrañas, 1o que era preciso que diéramos,
cuando nos ocupa el pensamiento y que era tan poco: acaso
de que han de morir, antes que nosotros, un silencio tímido que comprende,
aquellos que más hemos querido. un trozo de pan compartido.
II
Yo vine a decir palabras en otro
tiempo, junto a gentes que padecen
BuBNo fuera, acaso, no haber cambiado; desasosegadas por el impulso
seguir padeciendo por lo mismo; de comer, comidas por ia amargura;
hallar un dolor tan bello débiles guerreros involuntarios
que me permitiera olvidarme que siguen banderas sin gloria,
de que está deshecha mi camisa que lloran de miedo en las noches,
y de que me aprietan los zapatos. que se desajustan sin esperanza.
I2
¿Qué espadas disponen, qué dioses claros
Escn¡ror¡os he conocido descubren, qué campos cultivan, qué palabras
con gentes detrás; he visto mesas sacan del insomnio de cada nochel
con gentes sentadas en torno; circos
repletos de gentes; calles vacías Nosotros estamos hundidos;
por las que pasaban gentes iguales. piezas de relojes descompuestos
r3
Y también hay bellos nadadores
EN muv pocos años ha crecido y ciclistas plácidos,
mi ciudad. Se estira con violencia iglesias, rincones para turistas,
rumbo a todos lados; derriba, ocupa, y torres de vidrio y sótanos líquidos
se acomoda en todos los vacíos, y estufas y mugre y gasolina y asfalto,
levanta nT etálicos esqueletos y un sol que calienta y acongoja
que, cada vez más, ocultan el aire, más de tres millones de almas enfermas.
y despierta calles y aparadores,
se llena de largos automóviles sonoros
y de limosneros de todas clases.
36 37
cran diferentes: su belleza
nacía con etrlas, maduraba tranquila;
t6 rrl llegar Ia muerte, les dejaba
su existencia pura de hermosas ruinas.
Ffey oÍes tan áridos, que yo rnismo
quisiera callarme, ponerme, Iin nosotros y caduca todo
nace
sin pensar en nadie, a dormir. euisiera sin cumplirse; todo está quebrado;
quedarme dormido mucho tiempo. desde el nacimiento se nos pudre.
O buscar alguna compañía
necia, emborracharme hasta que nada Y somos cercados por embriones
me importe, alquilar por media hora de cosas formadas de prisa
una desdichada que me abrace, que se abandonaron en sus comienzos
que no me conozca, que me abortezca pero que allí quedan, abortadas,
porque yo no soy lo que ella quiere. cerrando la Luz, enloqueciendo
con su pesadumbre pegajosa.
Me canso de estar hablando solo;
me fatiga ya, por conocido, Como los enfermos en la fiebre
el trabajo absurdo de estar queriendo, estamos metidos en este nrundo;
tomando y perdiendo las esperanzas; deliramos, secos hasta la muerte,
como el buscador de conchas marinas en medio de bocas hostiles,
38 39
barajas, y tira a ganarry gana
y obliga a pagar las apuestas.
II
Viva la pachanga, rompamos filas,
Tnncr. Y el furor en los huesos saquemos las uñas, corramos.
y el desorden turbio de los harapos. También el placer es obligatorio
y hay que divertirse como se pueda,
Habrán de llorar los cocodrilos, que para eso están velorios y entierros.
se derramará la sal en las puertas Porque sólo existe 1o que tocamos
y Ia piedra imán por los rincones. y hay que disponer de lo que es nuestro.
f
Se mezclan chillidos de estudiantes
con sueños de niñas estupradas por radio.
4o 41
Pero luego quise salir de todo,
salirme de todo, ver, conocerme,
t7 y nada hepodido; y he puesto
la frente en el vidrio de mi ventana.
QuÉ r'Ácrl sería para esta mosca,
con cinco centímetros de vuelo
razonable, hallar la salida.
misteriosamente enternecidos,
y los calcetines que aborreces.
flotan como larvas en sus capullos
de sábanas puestas hace tres días. Acaso esta misma noche en que pienso,
en este momento, mientras camino
Siento, raras veces pude sentirlo, por estos lugares próximos,
que las soledades y los deseos estás escuchando en alguna parte
llegan: buscan dentro de mí, me buscan. las cosas que no te dije, el silencio
que no comprendiste: me has encontrado.
Tras una ventana de éstas podrías
estar, indefensa, durmiendo, Y algo que yo tuve olvidado
44 +5
mucho tiempo sube por mi tristeza
y va descubriéndose en secreto,
y me Ya ligando a ternuras
r9
ajenas, a oscuros tormentos, a nostalgias.
+8 49
de amor entre gentes que no se amaban;
pero, sin embargo, el amor lucía
en ellos, brillaba evidente. 2f
Y los que regresan sin que nadie Y rú, profesora. Llegan contigo
los espere viven también; trajeron
confundidas muchas cosas lejanas.
una soledad más limpia, un tescro
de pueblos hallados, de noches descubiertas
l)esde tus cuadernos escolares
Y cargan sus viejas valijas, empiezan caminos increíbles :
5o 5r
f no te basta
la vida que tienes: si llega el caso
descubres poemas antiguos
22
para libertarte del tiempo tuyo,
y para poder mirar a lo lejos J)rcrn: nunca más. Y ver entonces
inventas que estás enamorada (lue nunca ha podido existir nada;
de alguno que vive en otra parte, y sentir que un vértigo nos derrumba,
y le escribes cartas, y lo recuerdas, y rodar, caer hasta el fondo
y viajas a todas horas. sin hallar un clavo en que agarrarnos.
en todas las cosas que hacen los hombres es el albañil que pone una piedra
es la que se guarda en los ptreñtes. si en lo más profundo siente, al hacerlo,
No quiero explicarlor. pero es muy simple: que es bueno empezar otra casa;
encima de todo lo que transcurre, y es tan benemérito San Felipe
sobre incontenibles aguas que arrastran de Jesús como ese soldado
cadáveres, techos, ramas, espuma, que muere por cosas que siente justas,
es posible, es fácil que se encuentren que le han enseñado que son de todos.
manos que por siempre se creyeron
separadas, ojos que no miraban Pero el albañil y el santo han dejado
y que ya se miran con otros, un techo, una higuera reverdecida,
pasos que se cruzan con otros pasos, y el soldado un hombre que se pudre.
y voces y lágrimas y canciones
que se reconocen, que se juntan
Tiene que admitirse: no hay nada
y que se saludan como parientes.
que pueda explicar el asesinato.
5+ 55
Quizi alguna vez, al dejar el sueño,
veremos tranquilos hombres mirándose
unos en los otros. Seres humanos 24
distintos de máquinas y de bestias.
Serios buscadores de caminos. Pene los que llegan a las fiestas
ávidos de tiernas compairías,
Cuando alguien lo quiera sin dudas, y encuentran parejas impenetrables
con toda su fuerza, será posible y hermosas muchachas solas que dan miedo
que, despierto, sienta la moneda uno no sabe bailar, y es triste-;
-pues
que encontró soñando¡ y eue la conserve los que se arrinconan con un vaso
dura y evidente sobre su mano. de aguardiente oscuro y melancólico,
y odian hasta el fondo su miseria,
la envidia que sientenr los deseos;
56
supieron que no se cumpliría
la cita, y volvieron despreciándose;
III
para los que miran desde afuera,
de noche, las casas iluminadas, AreurlBvtos trajes de etiqueta
y a veces quisieran estar adentro: paru ditfr^rarnos; es vergonzoso
compartir con alguien mesa y cobijas no tener dinero. FIoy se casan
o vivir con hijos dichosos; un chivo contento y una gallina
y luego comprenden que es necesario negra, totalmente virgen.
hacer otras cosas, y que vale
mucho más sufrir que ser vencido; En la encrucijada de los caminos
se nos dio la cita; eI Expulsado
para los que quieren mover el mundo estará presente, orgulloso
con su corazín solitario, de su buena gente, de su sombrero
Ios que por las calles se fatigan y de sus pezuñas de vaca.
caminando, claros de pensamientos; I{abri buen lugar para todos,
para los que pisan sus fracasos y siguen; de modo que nadie pueda quejarse;
para los que sufren a conciencia no habrá quien se alarme de que un niño,
porque no serán consolados, gientíficamente desencaj ado,
los que no tendrán, los que pueden escucharme; escurra en los muslos de una doncella,
para los que están armados, escribo. o de que un cantante se suicide,
o de que una loca llore y destruya
su máscara dura de actriz de carPa.
58 59
de lucir los buenos modales
para que el Macaco nos admita,
sabiendo que somos gente decente.
25
Hay que aprovechar la elegancia,
pues nuestro sudor nos ha costado. Pon sI no io he dicho lo digo ahora.
Tengo vna certeza: la de la muerte
Habri que aplaudir a los novios, que llega vaciándonos con furia;
y será correcto que, al descubrirnos y tengo un recuerdo: el de la escondida
para saludar, de nuestra chistera muerte; y una indócil esperaflza:
salten una mano vendada la de revivir en la carne.
y las verdes tripas de un cordero.
Porque amo mis huesos y mis nervios;
mis brazos que cierran, mi boca
que deja salir; la mansedumbre
sepultada y tibia de mis entrañas,
y el sabor ilustre de las cosas
que viven, y el aire que lo lleva.
6o 6t
que corren desnudos en la noche
sintiendo el asfalto mojado, presos
en los grandes charcos removidos
26
por el cielo a chorros que se derrumba,
FI¿ce muchas noches se preparaba y que al fin se tienden, se disfrazan
esta maldición, este aguacero, con una risible ropa de muerte.
esta prolongada noche que truena
contra los tejados enloquecidos Y aquellos que tiemblan y disimulan
y por todas partes, en todas partes. dentro de sus casas endeb'les, y hacen
como que se sienten bien, de pronto
Y va siendo cada vez más difícil comprenden que el techo se viene abajo,
ocultar el miedo; se habla, se piensan y son sepultados mientras quieren
palabras, se quiere reír, reímos meter la cabeza bajo la cama.
como si la cosa no importara.
Pero nadie escucha, no entiende nadie, Imposible
y cada quien sigue como puede hallar un lugar seguro que pueda
su triste monólogo de idiota. guarecer el aire cuando menos.
66 67
que regresarás cualquier día.
Pero no estaré cuando vuelvas.
29
A mí me ha tocado no estar contigo;
Mr vez a la ventana
esornrÉ otra no tengo miradas para encontrarte
a ver si tocabas en mi puerta. ni hay cosa en que pueda reconocerte.
No era nadie. Todos los vecinos
saben que te estoy esperando.
7o 7t
se juntan tranquilamente, relucen
de tan firmes, cantatl de tan seguros,
mientras nos quebramos nosotros.
3r
de caparazones de cangrejos
que a pausas se rompen y se vacían,
de peces que lentamente se pudren.
a,
73
normal de las gentes; lo que habita
más allá de faldas y pantalones,
32
y que esculpe en todos la ineficacia completa
de un mono demente, de un suicida,
Sr ¿r-currN se olvidara de todo de un ratón con piojos que se rasca.
lo que Ie enseñaron, y decidiera
despreciar las cosas por las que vive
Nadie está conforme con nadie; todos
y se apagan en medio de su fracaso;
sentarse, mucho tiempo, en el quicio
encuentran que nada tiene sentido;
de una puerta ajena, desconocida,
soportan, mecánica, una vida
sólo para ver pasar a las gentes,
que en ninguna forma les corresponde.
es casi seguro que encontraría
un terror anónimo en su sangre, Un adolescente ha caminado
una soledad que no imaginaba. con su novia pálida, en el silencio
de un jardín a solas bajo la tarde;
En la madurez de Ia primavera
las dulces muchachas, despreocupadas,
la lnbrá acariciado en secreto, con ganas
de llorar; Ie habrá dicho versos aprendidos
sacan a la calle sus deseos
vestidos con ropzls ligeras. Se ven los hombros del Declamador sin Maestro; Ia habrá llevado,
después, a la puerta de su casa.
húmedos, el pliegue bajo los brazos;
al sol y la sombra se transparentan Y ahora se mete en el cuarto
piernas asombrosamente desnudas. de un hotel, y mira sus zapatos puestos,
la cama usadísima, la barriga
Eso pueden verlo todos los ojos.
de la ramerilla que lo acompaña,
Pero pocos son los que han visto y siente que es pobre en su verguenza,
lo que se trasluce en el paso en su miedo, a solas en todas partes.
7+ I5
mirando el reloj cada tres segundos,
en otros lugares, en las palabras
que en ese momento se están diciendo
33
y que no sabremos nunca, y un golpe
Es colvro esperar en algún sitio: de tristeza súbita, de impaciencia,
un café, digamos, por ejemplo: desordena el mundo, lo desencaja.
hay gentes y sillas, y una ventana
por la que se puede mirar un árboI. No hay nada en su sitio ya; cada cosa
ocupa un lugar que no es el suyo;
Y se piensa poco, y se acostumbran nadie se conoce, se aborrecen
los ojos a estar en la puerta entre sí los torpes objetos; Yagan
por la que ha de entrar aquella que a todo al acaso, huyéndose, destrozándose:
prestará sentido. Cuando llegue, lo vemos; seguimos en la miseria,
todo lo que está yaciendo ahgra y necesitamos que nos ayuden.
será necesario; en torno suyo
relumbrará simple, tranquilo: Inútil parece, a veces,
vivirán las tazas vacías, las tristes fundar la esperanza, querer que muera
cucharas, el aire que se respira; el dolor, qlre nazca el pan, que podamos
naceri una tierna amistad juego salir de esta ausencia que nos desarma,
-un
de miradas cómplices, de sonrisas a medias- sólo por la tuerza y el arte
entre las parejas desconocidas de una cancioncilla que escribimos,
y nosotros. Todo estará de acuerdo. mientras esperamos lo que no llega.
Y llega la,certidumbre
entonces nos
de que no vendrá. Y pensamos,
76 77
Es el remolino de armadas bocas
que gritan con piedras y con garrotes.
IV
Caballos podridos galopan
Qur vrNcau la aguja y la seda Ilevando los huesos al aire, hiriendo
para remendar la boca de un sapo: insepultos cuerpos, casi líquidos,
sonó la camplna del banquete, de oscuras mujeres enrebozadas.
es hora de trampas: del juego sucio.
Despierten las glándulas.
Se destapa un ojo la justicia Es la hora
para ver los platos de labalanza, de los enernigos con máscara,
y poder tomar lo que le convenga. del pan renrojado en la Ponzoíra,
de sentir que todo está Permitido,
Quémese el petate, y se revuelva de hartarse de todo. Están esperando,
con saliva, gozo y piloncillo: ya, las prostitutas de sobremesa.
camino del rastro, con magnavoces,
lleva el Chapucero sus animales
plagados de gritos epilépticos.
78 79
sin querer hacerlo- el sufrimiento
de los otros.
Siempre los que nos aman
3+
se dejan inermes en nuestras manos;
el primer llamado que le hacemos. de usar de sus cosas como nos plazcal
Para que el dolor nos toque, es bastante de hacer su dolor, de formarlo
con una palabra callada, con un gesto.
con dejar caer las marlos,
y pensar en algo y querer tenerlo.
Y lo hacemos, no porque nos falten
caridad o ganas de ser buenos,
Y con qué dureza nos aprieta
sino por pereza o por miedo, acaso
después el dolor, con su mano sorda;
por remordimientos o vergüenza y olvido.
nos dobla los hombros, nos empuja
siempre más adentro de donde estamos,
y ya Lo es posible escapar, y nada Como cuando duerme un niño, y no quiere
nos queda sino aguantar en silencio. despertar,y grita lastimando
la voz que lo viene a llevar al día;
o como la mansa bestezuela
vez éste fuera el momento
-Tal que, por puro espanto, se revuelve
de nombrar a Dios en este poema.
y muerde y desgarra la mano que procura
Pero les confieso sinceramente
sacarla del agua en que se ahoga;
que hasta el nombre solo me atemoriza-
o como el soberbio, que no recibe
lo que se le da, porque piensa
Y también sabemos hacer veces
-a
8o 8¡
amada- y rcchaza su propia vida,
y al herirse hiere a quien lo busca.
35
Porque no podemos todavía
dar o recibir sin hacer daño; Es ru
yano amar con la voz, dejarla
nos falta humildad y trabajo; fuerza correr, que se extienda: no le importa
para no negar que somos débiles. a nadie.
Si yo pudiera decirlo.
Si pudiera abrir un espejo enfrente
de todos los ojos, si yo mismo
consiguiera ser el espéjo, entonces
tal vez se me fuera esta miseria
de salir sobrando, de no servirme.
8z 83
Pero no encontramos nunca; no vemos
más que la existencia inexplicable
como una mendiga embaruzada.
'36
SrrNro. No es problema de inteligencia.
Tengo el simple orgullo de haber sido
siempre un amador de las mujeres.
Vivas, existentes, imaginadas,
muertas: incansablemente bellas.
84
85
o para guardar la memoria
de una gente buena y en orden,
37 que hasta cuando ya no lo sabía
estaba correctamen te arteglada,
Topas las mañanas, cada día bajo la penumbra de las velas
antes de salir, al rasurarnos, y Ia aprobación de las visitas.
al enderezarnos la corbata,
al poner el saco sobre los hombros,
al atar las cintas de los zapatos,
nuestras manos hacen 7a tarea,
de igual modo inútil, que otras manos
han de hacer alguna vez por nosotros.
88 89
39 +o
Y algo tuyo dejas en lo que tocas, que llene las horas desocupadas.
temblando en el aire en que te has movido;
en todas las cosas que miras, algo Y aparece entonces evidente
pierden tus ojos. como nunca, rígida como nunca,
la desolación del que está solo.
Y en este dolor, y en este deseo,
y en esta amargura, y en la nostalgia En silencio, manso, entre las casas,
9o 9t
poemas de tonos melancólicos,
o quizá escribiendo las cosas
que mejor le duelen, para dejarlas v
de recuerdo a alguno que no conoce.
L¿ rrrrprnATURA, a la sombra,
es de cuatrocientos sobre cero.
Bajo un cielo blanco tienden los árboles
deslucidas hojas de ceniza.
Aquí está la luz: nos Ia presta
Ia mano de cera de un ahorcado.
92
Quiere hablar la lengua reseca
y asoma la punta entre los colmillos.
4r
Que nadie se acuerde de que existen
la sed, los cochinos consumiéndose; No rs una desgracia abrir los ojos
vamos a tirarnos en la barranca ni tener despiertos los deseos
antes que suceda cualquier cosa y estar triste y solo y pensando.
que nos dé la fuerua de arrepentirnos.
Y no ser de aquellos que consiguieron
Lo mandó el Caudillo desde el horno su placer a ciegas para cegarse;
usando la voz de las histéricas. su televisión después del cine,
Cha cha cha. Que hierva el ruido, bailemos. sus bailes, su ruido, sus limonadas:
Siga el vacilón. Somos libres. pero que a Ia medianoche se sientan,
Negra al que no quiera salir aullando. pesados de sueño, densos, bestiales,
y gritan y luchan sobresaltados
para desterrar su pesadilla.
9+ 95
el insomnio, el llanto seco, las rejas
de todas las cárceles, eI hambre,
y \a fuerza líÁca y el impulso
42
para desquiciar la desventura.
Drspr 7a tristezaque se desploma,
desde mi dolor que me cansa,
desde mi oficina, desde mi cuarto revuelto,
desde mis cobijas de hombre solo,
desde este papel, tiendo la mano.
Entiendo que no debe ser, que acaso 6. De¡de lo profund.o nte nace?, t7
hay quien, sin saberlo, me necesita. 7. Pesaban tus oios, abierto¡ r9
Yo Io necesito también. Ahora I. Ch¿ cha cha. Bai.lentos. Hieroan lo¡ ruido¡ 20
lo digo en voz alta, simplemente. 8. (Jna llantorada de mo¡cat verde¡ . 22
36
t6. Hay día¡ taa áridos, que 1o minto 38
n. Y cllurer de los hue¡o¡.. i... 4o
rZ. Qué fácil tería ?drd erta morcd 42
98 99
t8. De noche, con 4ans lentot 44 38. ¿Cuál et la rnujer que recordtmo¡...? ........ . 88
tg. Yo sé que se quede morir de hatnbre +7 39. Tal sez, ?eroramece¡ an el espeio . . ... . .. 90
zo. La¡ genter gae oiaion adguieren urua +9 +o. Los días de lietta se d.escan¡a ..... . 9r
2r. Y tri, profetora. Llegan contigo 5r Y. La len?eralurd, a la ¡ombra ...... 93
zz. Decir: nunca más. Y ver enlo"ncét . . . . t3 4r. No es una detgracia abrir lot ojos ........ gs
23. Sólo es oerdadero lo gue hacentor . . . . )) 42. Desde l¿ lrirtcz,a gue rc let2lorna ... ..... 97
roo
Este libro se terminó de imprimir y encuader-
nar en el mes de agosto de 2006 en Impreso-
ra y Encuadernadora Progreso, S. A. dé C. V.
(nrse), Calz. de San Lorenzo, 244; 0gg3}
México, D. F. Se tiraron 1 000 ejemplares.
(Jn descenso al alma: Los demonios y los días
troamericano.
Ya se habla aquí de un nosotros y la desver¡¡üenza
se disimula. Mi desolación no es sólo mía sino de los
205
llirl
uno está enamorado, triste, alegre, que se reconcilia, do de los coches y la asfixia constante' Creo que casi
que nada tiene remedio, que no hay mayor humi- en todo 1o que he escrito se siente, a Partir de este
i
llación que ser abandonadol Equivaldría esro a es_ libro, la presencia de la ciudad' Y no entiendo de otras
cribir un poema conrando los síntomas de la propia cosas. Así y todo, he tenido deslices' Por ejemplo'
gripe y el propio cáncer, sin pensar si los orros no se alguna vez nombré un roble en un poema, y conocí llrilii
van a sentir asqueados por semejantes deficiencias. los robles hasta que fui con usterl a la Universidad
r98r. Pero si hablo de una esquina, de un
1ltlii
de Yale en
LO COTIDIANO y r_A CIUDAD, En Lcts demonios y cine o de un borracho a media calle, estoy hablando
llrli
los días quise expresar el sentido de la vida coridiana de lo que soy.
y de encontrar, en cierta forma, el sentido heroico de
la vida cornún. La expresión es en apariencia más LA MAGIA: Aparece aquí, por vez primera' la magia'
directa pero en realidad se procuró dibujar en dos pla_ cuya presencia se continuará en Fwego de pobres' Pero
nos: uno, el de lo que es directamente un individuo, y aquí está entendida más bien como algo dañino, como I
el otro, donde lo directo se convierte en general; en "brujería". Los poemas que están marcados con nú-
tl
suma, se trata de una realidad particular que designa meros romanos son aquellos que hacen alusiones
simultáneamente una situación general compartida. concretas a esto: la gallina negra, la boca de sapo cosi-
I
Esto es precisamente lo que tal vez puede hacer la da, las virtudes de la piedra imhn y de la sal' E'sto de
poesía social. la magia, el esoterismo, el ocultismo o como usted 1o
Soy un hombre de crudad desde que rengo me_ quiera llamar, cobraría despues presencia fundamen-
moria. Me gusta y la amo totalmente con su mugre tal en otro libro, y es, creo poder decirlo, el espinazo
y su riqueza: las fondas y las cantinas, las encruci_ de La fama en el esPejo.
zo6 207
En Fuego de pobres ya
no se toma la magia como
brujería, sino como principio
cle razón. Es la magia
considerada como aquello
que se hace con la razón,
vista como un modo de intentar
el gobierno del mun-
do. La poesía es un vehículo
de conocimiento hacia
afuera y hacia adentro del
hombre. La norma cle
Apolo: "conócete a ti mismo",
tiene como consecuen_
cia o condición la otra: .,Conoce
el mundo,,.
EL CANTO y LA GRACTA:
Creo que el canto y la
gracia llegan a significar lo
mismo, porque ia gracia es
Ia faculrad de comu
profundamente por meclio
de la palabra
pABLo NERUDA y
cÉsAR VALLEjo: Hay dos
huellas
importantes en Los demc¡nios
y los días: Neruda y
Vallejo. De Neruda, el sentido
apasionado de las co_
sas diarias, y de vailejo el aparente desorcren
verbal,
donde las palabras funcionan
más allá cJe ia lógica y
por las cuales se atribr
lo que es comprera",:'i,: ::iT:::":::T':*":;
doble y riple sentido.