mañana, la clase de estadística ya comenzaba, los alumnos del Dr. Gregorio apenas y despertaban, hasta la misma calaca toda despeinada a su calase se conectaba. La muerte también se adaptaba a su nueva forma de trabajo, pues lo que más le divierta, era asustar alumnos de maestría. Se mantuvo atenta mientras la clase con normalidad sucedía, al terminar el Dr. Gregorio pregunto si había dudas, cuando la calaca con la mano arriba asentía.
Dijo la muy pilla: “escuchen
becarios, en esta ocasión no me vengo a llevar a nadie, pero sin dudarlo, el que menos de ocho en estadística saque, su beca al panteón derechito voy a llevarme.” Estas palabras hicieron a los alumnos reflexionar, pues a partir de entonces todas las diapositivas y ejercicios no dudaron en repasar. La huesuda contenta se retira triunfante, pues hizo cambiar la manera de pensar de todos los estudiantes, esperando volver a verlos el siguiente semestre, y asustarlos de la misma manera con la mismísima tesis.