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PRÁCTICA III - Educación y Pandemia
PRÁCTICA III - Educación y Pandemia
“¡Todos a la casa!”
El 20 de marzo del 2020, a pocos días de iniciarse el ciclo lectivo 2020, el gobierno
nacional publicó en el boletín oficial el decreto que oficializaba la decisión de
implementar el aislamiento social, preventivo y obligatorio (decreto 297/2020). A partir
de ese día, todas aquellas personas que no realizaren actividades y servicios
“esenciales” (seguridad, alimentación, salud) debían permanecer en sus domicilios.
Esta medida detuvo algunas actividades, y otras -como el servicio educativo- debió
adaptarse a la no presencialidad. En palabras de Mónica Coronado (Coronado, 2020),
con esta disposición el sistema educativo completo debió enfrentarse a una inmersión
en la virtualidad ya que fuimos “arrojados” al “agua”, cambiando nuestro “elemento”: el
aula; que como espacio físico de encuentro desapareció, los ritmos institucionales
propios de la escuela se alteraron y la distancia se impuso. Con este nuevo contexto,
el cuerpo docente debió transformar su práctica pedagógica a partir del ensayo-error
poniendo en evidencia la capacidad adaptativa de los sujetos: había que enseñar
como se pudiese.
Pogré (Pogré, 2020)en su artículo de opinión “¿Cómo enseñar para que todos y todas
puedan aprender en tiempos de pandemia?, manifiesta que en esta instancia fue
fundamental que los docentes se hicieran buenas preguntas para poder reorientar sus
prácticas. En este proceso de adaptación a estas circunstancias extraordinarias, el
cuerpo docente resignificó las preguntas básicas de la planificación:
¿Qué enseñar?
La evaluación de este aspecto está pendiente, en tanto los institutos de nivel superior
aún no generan instancias de autorreflexión sobre las prácticas en contexto de
pandemia.
¿Cómo enseñar?
muchas veces motivado por las dificultades personales de tipo económica, las
carencias tecnológicas o las situaciones familiares que llevaron a muchas estudiantes
a poner en suspenso su formación para acompañar a sus hijos e hijas.
A modo de conclusión.
Sin pretender dar por cerrada esta instancia de reflexión, es imperioso necesario
generar los espacios y tiempos – personales e institucionales- para reflexionar sobre lo
hecho con la firme certeza de que -a nivel educativo- la autoevaluación es una de las
llaves de la transformación educativa.
Pero más allá de esta deuda pendiente, el cuerpo docente buscó y probó diversas
formas, estrategias, herramientas, plataformas, aplicaciones para dar continuidad
pedagógica a la formación superior. Ahora queda recuperar, optimizar o descartar en
función de los resultados obtenidos.
Referencias bibliográficas