Políticas Mediterráneas | Turquía-Balcanes
Turquía y Armenia frente al reto
de una oportunidad histórica
Bulent Aras
Catedrático de Relaciones Internacionales
Universidad Técnica de Estambul, Estambul
Ali Sarikaya
Doctorando
King’s College, Londres
En un gesto histórico, el presidente de Armenia,
Serge Sarkisian, invitó a su homólogo turco Abdu-
llah Gül a ver el partido de fútbol clasificatorio para
el Mundial entre las selecciones nacionales de am-
bos países. Esta invitación llegaba rodeada de
expectativas de un progreso importante en las re­
laciones entre Turquía y Armenia. Efectivamente, el
presidente Gül se desplazó a Armenia a ver el parti-
do, como gesto de buena voluntad, el 6 de septiem-
bre de 2008. La historia de la diplomacia sugiere
que la distensión y el desarrollo de las relaciones
entre ambas naciones puede llegar de la mano del
deporte. El caso más célebre es la llamada «diplo-
macia del ping-pong», que allanó el terreno para la
distensión entre EE UU y China en la época de la
guerra fría, tras la invitación china al equipo de ping-
pong estadounidense para asistir en Beijing a una
serie de partidos amistosos en 1971. Gracias al par­
tido de fútbol y a la iniciativa de Turquía en el Cáuca-
so, las relaciones turco-armenias se han incorpora-
do a la agenda política de ambos estados, y hay una
esperanza renovada de normalización de los contac-
tos, tanto entre Turquía y Armenia como en los círcu-
los internacionales.
A nadie sorprendió que los responsables políticos
anunciaran el arranque de conversaciones finales
para establecer relaciones diplomáticas en octubre
de 2009. Se trata del tercer movimiento en pro de
la normalización —tras la diplomacia futbolística y la
hoja de ruta de abril de 2009—, que ha desembo-
Balance
cado en conversaciones, con mediación suiza, en-
tre bastidores. El nuevo marco se basa en dos pro-
tocolos para la institución de vínculos diplomáticos
y el desarrollo de relaciones bilaterales. Los parla-
mentos de ambos estados deben ratificar dichos
protocolos, una ardua tarea que requiere trabajar
esforzadamente dentro de las fronteras de ambos
Med.2010
países. Más allá de los problemas que depare el
futuro a las relaciones turco-armenias, nunca antes,
en los pasados dieciséis años, habían estado am-
bos países tan cerca de la normalización. Ambas
partes han afirmado su deseo común de un acerca-
miento cordial y positivo para con el otro. La volun-
tad política de normalizar las relaciones en ambos
219
estados con respecto a importantes retos dentro y
fuera de sus fronteras puede explicarse ateniéndo-
se a las auténticas razones para la normalización en
ambos países.
Razones para la normalización
Turquía tiene motivos de política exterior, sólidos y
justificados, para normalizar sus relaciones con Ar-
menia. La nueva política de Turquía, consistente en
minimizar sus problemas con los países vecinos, ha
sido un éxito, salvo en el caso de Armenia. Turquía
participa en actividades de mediación y facilitación
en Oriente Medio, y sigue una política activa en las
regiones del entorno. El conflicto entre Rusia y
Georgia, que paraliza las relaciones entre Azerbai-
yán y Armenia; la emergencia de una rivalidad al es-
tilo de la guerra fría entre Occidente y la Unión So-
viética, y la formación de agrupaciones regionales
en torno a esta oposición binaria son temas de pre-
ocupación apremiantes; pueden desembocar en
nuevos conflictos armados y constituir amenazas
para la estabilidad y seguridad de la región. Ade-
más, los problemas de las tensiones étnicas y el se-
 paratismo no están aún del todo controlados. En
estas circunstancias, los responsables de política
exterior turcos aspiran a asumir un papel constructi-
vo para Turquía en los conflictos interestatales e in-
traestratales del Cáucaso.
El contexto más amplio de la política caucásica de
Turquía, así como el impacto vinculante de la diás-
pora armenia, determinan la situación entre Turquía y
Armenia. Las relaciones de Ankara con Ereván han
tenido que lidiar con el problema de la normaliza-
ción, desde que la primera reconoció a Armenia.
Turquía parece mostrar una actitud más activa en la
Balance
búsqueda de una solución a las dificultades entre
ambos países. Reconoció a Armenia antes que mu-
chos otros estados y la invitó a incorporarse a la Or-
ganización de Cooperación Económica del Mar Ne-
gro como miembro fundador en 1993, a pesar de
que Armenia no tiene costa en dicho mar. Asimismo,
Ankara suministró energía a su vecino cuando éste
Med.2010
sufría gran escasez de la misma en los noventa. Du-
rante esos años también le donó cien mil toneladas
de trigo, a pesar de la imagen negativa de Armenia
en Turquía. Sigue habiendo vuelos Ereván-Estam-
bul, a pesar del cierre de las fronteras terrestres.
Ankara tolera la presencia de miles de trabajadores
armenios ilegales en el país. Además, las autorida-
220
des otomanas han renovado varios elementos arme-
nios culturales y artísticos en distintos lugares de
Turquía.
Inmersa en una situación regional tensa, Armenia
también sufre los efectos de un contexto político na-
cional inestable, dificultades económicas y una tasa
de empleo en aumento. El comercio exterior del país
depende enormemente de los puertos georgianos;
el bombardeo reciente del puerto de Poti efectuado
por Rusia durante la crisis de agosto empeoró la si-
tuación económica. Armenia, pues, siente la necesi-
dad imperiosa de replantearse sus relaciones regio-
nales; el aislamiento económico y político armenio
en la región constituye un acicate para normalizar
sus relaciones con Ankara.
Es probable que la crisis entre Rusia y Georgia ten-
ga un efecto devastador en la economía armenia, ya
en deterioro. Asimismo, complicará los problemas
de este país con sus vecinos. Desde el punto de
vista internacional, normalizar las relaciones turco-
armenias es geopolíticamente necesario para relajar
el eje Rusia-Armenia-Irán e incluso, si cabe, excluir a
Armenia de dicho eje. Ahora bien, no hay duda de
que la mejora de las relaciones turco-armenias redu-
ciría la influencia de Moscú en Ereván. El enfoque
reciente adoptado por Turquía, consistente en incluir
a Azerbaiyán y a Armenia en los esfuerzos regiona-
les por la paz, puede acabar con las oposiciones
binarias tipo guerra fría en el territorio. Y la adminis-
tración armenia reconoce la necesidad de acabar
con las pautas hostiles que generan ciclos de vio-
lencia en la región.
El contexto más amplio de la
política caucásica de Turquía,
así como el impacto vinculante
de la diáspora armenia,
determinan la situación entre
Turquía y Armenia. Las
relaciones de Ankara con Ereván
han tenido que lidiar con el
problema de la normalización,
desde que la primera reconoció
a Armenia
Aunque Turquía y Armenia no tienen relaciones di-
plomáticas, la diplomacia entre bastidores prosigue
entre las partes. En ambos estados hay grupos favo-
rables u opositores a las conversaciones secretas.
La respuesta de Ankara a la oferta de mediación ira-
ní, i. e., «ya hablamos con Armenia», reveló la diplo-
macia oculta. Además, tras la crisis Georgia-Rusia,
el Gobierno otomano concretó una iniciativa diplo-
mática multilateral, declarando su deseo de que Ar-
menia se sumara al nuevo proyecto: la Plataforma de
Estabilidad y Cooperación del Cáucaso. La actitud
de Turquía demuestra la adopción por parte de
Ankara de un enfoque inclusivo con respecto a Ar-
menia en el contexto regional. Hasta ahora, la admi-
nistración armenia ha respondido positivamente a la
oferta, añadiendo que le parece una iniciativa cons-
tructiva.
Un requisito de Ankara a la hora de preparar el te-
rreno para la Plataforma de Estabilidad y Coopera-
ción del Cáucaso es la normalización de las relacio-
nes de Turquía con Armenia. Turquía estaría abierta
a las críticas por mantener selladas sus fronteras
con Armenia al tiempo que emprende una iniciativa
de paz regional. Dada la polarización doméstica
existente sobre esta cuestión, así como las posibles
reservas por parte de los azerbaiyanos, Ankara tie-
ne por delante un camino sembrado de obstáculos
hacia la normalización. Al estallar la guerra en la re-
gión, la iniciativa de la Plataforma brindó a las auto-
ridades turcas una razón legítima para emprender
contactos directos y públicos con Ereván. El acer-
camiento entre ambos países tendrá probablemente
un efecto positivo en el problema azerbaiyano-arme-
nio, y debería poner fin al aislamiento de Armenia.
Hasta ahora, Ereván no tenía más alternativa que
mantenerse próxima a Rusia. El aislamiento turco de
Armenia perjudicó la economía de esta última, que
quedó fuera de los proyectos económicos regiona-
les y, por ende, contribuyó a desestabilizar el con-
texto político nacional armenio. No obstante, el
impacto probable de la política de aislamiento oto-
mana ya no da para más. El objetivo último de esta
política era generar en el país vecino la voluntad
política de normalizar las relaciones con Ankara.
Además, Turquía quería empujar a Ereván a hallar
una solución justa a sus problemas territoriales con
Azerbaiyán. Tras largos años de obstruccionismo,
de insistencia en las condiciones previas a cumplir
por Turquía, por fin el Gobierno armenio ha acepta-
do una política de normalización de relaciones con
Ankara. Con el florecimiento de las tentativas regio-
nales de resolver el conflicto entre Azerbaiyán y Ar-
menia, era el momento de transformar/pasar de la
política de aislamiento turca en una postura más
inclusiva. Como subrayó el presidente Abdullah Gül
a su homólogo azerbaiyano, Ilham Aliyev, la nueva
perspectiva de los responsables politicos/policy-
makers turcos parte de la expectativa de que el
compromiso de Ankara con Ereván facilite una solu-
ción al contencioso de Karabaj y otras cuestiones
territoriales pendientes.
Armenia sufre las consecuencias de un largo aisla-
miento en la región. Es un país sin salida al mar, que
no puede recurrir al transporte terrestre de personas
y productos, debido a la frontera cerrada con Tur-
quía. Está obligada a contar con las carreteras ira-
níes o georgianas, lo que implica un gran coste adi-
cional para el comercio exterior. Casi el 80% de los
productos importados de Armenia cruzan Georgia,
así que la frágil situación de la seguridad en esta
última preocupa mucho a Ereván. Como hemos co-
mentado, el bombardeo ruso del puerto de Poti mar-
có un hito que confirmó los temores de Armenia. El
país no sólo se enfrenta a un coste elevado del
transporte, sino también al peligro que supone una
caída del comercio exterior, a raíz del delicado con-
texto de seguridad existente en el Cáucaso. Ade-
más, Turquía es el socio comercial más natural de
bienes de consumo e industria en la región. En la
actualidad, los productos turcos llegan a Armenia
vía Georgia, con un coste adicional inevitable. Al
mismo tiempo, Turquía es una economía emergente
que podría ofrecer oportunidades de empleo a los
armenios. Así que, en términos económicos, cuesta
poco ver cómo la apertura de las fronteras favorece-
ría a Armenia.
Otro imperativo para la normalización desde el pun-
to de vista de Armenia es la actual ausencia de este
país en los proyectos de suministros energéticos re-
gionales, debido a su aislamiento. En la región del
Balance
Caspio hay una cantidad considerable de petróleo y
gas. Turquía y Georgia disfrutan de esta riqueza gra-
cias a los gaseoductos y oleoductos que cruzan sus
territorios. El oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan es un
proyecto importante que creó un plan regional para
grandísimo beneficio de Azerbaiyán, Georgia y Tur-
quía. La ruta más viable era un corredor a través de
Med.2010
Armenia, pero ni siquiera se llegó a plantear, debido
a los problemas persistentes de Ereván con Azer-
baiyán y Turquía. La crisis ruso-georgiana conllevó
proyectos novedosos para mejorar la seguridad
energética y diversificar los suministros energéticos
y las rutas de abastecimiento a Europa. En ninguno
de estos proyectos se tuvo en cuenta a Armenia,
221
que salió perdiendo notablemente de este aisla-
miento. La normalización de las relaciones con Tur-
quía allanaría el camino para la participación de Ere-
ván en futuros proyectos de tránsito energético.
Resistencia frente a la normalización
Armenia no deja de formular acusaciones de geno-
cidio en todos los foros interestatales posibles, aspi-
rando a acorralar a Turquía mediante esta denuncia
en los círculos internacionales. El Parlamento arme-
nio se refirió a las provincias orientales turcas como
«la Armenia occidental» en su declaración de inde-
pendencia, el 23 de agosto de 1990. Esta declara-
ción también llama a la sociedad internacional a re-
conocer las acusaciones de genocidio de Armenia.
Ereván no reconoce los acuerdos de Gumru y Kars,
que fijaron la frontera turco-armenia en 1920 y
1921, respectivamente.
Un factor fundamental que impide la normalización
de las relaciones entre Turquía y Armenia son los
vínculos de la primera con Azerbaiyán. Armenia ocu-
pa la quinta parte del territorio azerbaiyano e ignora
las resoluciones del Consejo de Seguridad en con-
 tra de dicha ocupación. Ankara mantiene lazos es-
trechos con Bakú y se beneficia de acuerdos de
cooperación energética; así que Azerbaiyán sigue
atentamente los progresos en las relaciones entre
Armenia y Turquía. Azerbaiyán es el socio principal
de Turquía en la región, y seguirá siendo el país más
importante a tener en cuenta por Ankara. Por su par-
te, el Estado armenio considera que Turquía y Azer-
baiyán suponen graves amenazas para su seguridad
nacional e integridad territorial. En consecuencia,
Ereván persigue una política de equilibrio, mante-
niendo unas relaciones estrechas con Rusia e Irán.
Balance
Los soldados rusos aportan seguridad a las fronte-
ras armenias y Moscú cuenta con bases militares en
el país. A ojos de la administración armenia, Rusia es
un socio estratégico y un protector frente a posibles
agresiones azerbaiyanas y turcas. La política de
equilibrio armenia ha continuado siendo un principio
fundamental de su diplomacia exterior en el período
Med.2010
posterior a la independencia.
Tras las políticas interior y exterior armenias late el
miedo al cerco. El efecto inmediato de este temor es
una política interior reservada y una línea insegura
en cuanto a política exterior. El país tiene problemas
con todos sus vecinos, salvo Irán. Las vías de sumi-
nistro energético y las nuevas redes de transporte
222
han excluido a Armenia, cuando están generando
cantidades considerables de ingresos del exterior
para Azerbaiyán, Estado rico en energía, y para
Georgia y Turquía, que albergan conductos hacia
mercados mundiales. Las dificultades de Armenia
con Georgia se deben a los estrechos lazos que
unen a la primera con Rusia; sus diferencias con
Azerbaiyán son fruto de la ocupación y de la cues-
tión de Karabaj; y sus relaciones con Turquía son
turbias debido a exigencias territoriales y acusacio-
nes de genocidio.
Un potente bloque político armenio apoya la norma-
lización, mientras que el partido Tasnaksutyun se
opone a todo acercamiento. Este último tiene sóli-
dos vínculos económicos y políticos con la diáspora
armenia y ejerce de poderoso grupo antiturco en el
país. En Turquía, las principales formaciones oposi-
toras, i. e., el Partido Republicano del Pueblo y el
Partido de Acción Nacionalista, criticaron la visita
del presidente Gül a Armenia. El primer ministro, Ta-
yyip Erdogan, secundó la visita y los protocolos, que
juzgó como pasos constructivos en pro de la norma-
lización de las relaciones. Bakú se abstiene de co-
mentar las relaciones turco-armenias, aunque algu-
nas voces débiles expresan su esperanza de que los
contactos que mantienen ambos países puedan ser
un preludio de la liberación de los territorios azerbai-
yanos ocupados. Al mismo tiempo, la oposición
azerbaiyana critica duramente el progreso de las re-
laciones turco-armenias.
Un factor fundamental que
impide la normalización
de las relaciones entre Turquía
y Armenia son los vínculos
de la primera con Azerbaiyán.
Armenia ocupa la quinta parte
del territorio azerbaiyano
e ignora las resoluciones
del Consejo de Seguridad
en contra de dicha ocupación
Los miembros del Tasnaksutyun elaboran increíbles
teorías conspirativas, acusando a Sarkisián de ven-
der Nagorno-Karabaj y perjudicar gravemente los
beneficios de la diáspora en las demandas por «ge-
nocidio». Aseguran que el proceso protegerá los in-
tereses de Azerbaiyán y no satisfará a sus compa-
triotas. Aunque la oposición menos dura afirma que
los protocolos pueden dar resultados positivos,
también advierte de que Turquía podría darle la vuel-
ta a la tortilla y salir favorecida. Según esta opinión,
aunque se establezcan relaciones y se abran las
fronteras, la economía armenia pasará a depender
de Turquía, y crecerá la influencia de Ankara en el
país.
La normalización y las relaciones turco-
americanas
Para los turcos fue decepcionante saber que la Co-
misión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Re-
presentantes de EE UU había votado por un escaso
margen a favor de aprobar una resolución que des-
cribía como genocidio la matanza de más de un mi-
llón de armenios por parte del Imperio Otomano du-
rante la primera guerra mundial. Minutos después de
la votación, Ankara llamó a consultas a su reciente-
mente nombrado embajador en Washington, Namik
Tan. No es ningún secreto que la «cuestión armenia»
empaña las relaciones turco-armenias, lo que ha
ocasionado una oscilación estacional en los contac-
tos bilaterales durante muchos años.
Sin embargo, este año el juego político habitual se
desarrolló en un contexto distinto. Aunque parezca
sorprendente, la resolución sobre el genocidio tam-
bién perjudicó la normalización de relaciones entre
ambos países. En octubre de 2009, en Suiza, los
ministros de Exteriores de ambas partes firmaron
dos protocolos destinados a establecer un marco
para la normalización de las relaciones entre ambos
y la apertura de su frontera.
Tras la resolución sobre el genocidio, el ministro de
Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, subrayó una vez
más que su país está decidido a proseguir con los
esfuerzos para normalizar los vínculos con Armenia.
Hay indicios manifiestos de que los responsables de
política exterior llevarían el proceso de normalización
con el máximo cuidado y sensibilidad.
El proyecto de ley sobre el genocidio perjudica a la
vez la normalización turco-armenia y las tentativas
intensificadas de pacificación para poner fin al pro-
blema de Karabaj. A Washington le interesa que Tur-
quía y Armenia pongan en práctica políticas cons-
tructivas para el proceso de normalización. Hay una
oportunidad histórica de avanzar realmente en las
relaciones turco-armenias, lo que probablemente
convertiría el Cáucaso en un mejor lugar donde vivir.
La sociedad y los políticos turcos presionan a la ad-
ministración Obama para que lo piense dos veces
antes de bloquear esta oportunidad histórica.
Recomendaciones políticas
La crisis entre Rusia y Georgia ha mostrado a los
países de la región la importancia de la paz y la es-
tabilidad. El statu quo regional debería cambiar, y el
nuevo orden regional tendría que basarse en una
nueva retórica y práctica de la interdependencia
económica y la colaboración política, así como la es-
tabilidad y prosperidad regionales. El acercamiento
turco-armenio sería un paso necesario en pro de
este nuevo orden regional. Los puntos siguientes
pueden ayudar a acelerar la normalización de rela-
ciones entre ambos estados.
1. La diáspora armenia y Armenia deberían recibir
otro trato. Con Armenia hay más margen de ma-
niobra, mientras que la diáspora se centra en las
acusaciones de genocidio. Además, los intere-
ses armenios difieren de las prioridades de la
diáspora, y Ereván necesita normalizar las rela-
ciones con Ankara para prosperar económica-
mente. Se requiere una diplomacia prudente
para limitar la influencia de la diáspora en las re-
laciones bilaterales. Lo sensato será posponer la
resolución sobre el tema del genocidio, para po-
der abordar el resto de problemas acuciantes
que impiden un acercamiento. Es absolutamente
necesario aparcar por un tiempo la historia y las
emociones, sobre todo en un momento en que la
realpolitik obliga a ambos países a colaborar por
el bien de la paz y la seguridad de la región.
Balance
2. La política de Turquía para con Armenia se basa,
en gran medida, en refutar las acusaciones de
genocidio y aislar a Ereván del contexto regional.
Esta actitud defensiva debe reemplazarse por
una proactiva, que afirme con toda confianza lo
que Ankara espera del país vecino para la nor-
malización. La primera exigencia sería que reco-
Med.2010
nociera la integridad territorial de Turquía, lo que
allanaría el terreno para abrir la frontera.
3. Rusia e Irán son países clave interesados en el
acercamiento turco-armenio. Su apoyo indirecto
podría servir para acelerar el proceso de norma-
lización. La capacidad turca de adoptar un enfo-
que inclusivo puede evitar cualquier recelo por
223
parte de Teherán y Moscú con respecto a la nor-
malización. Turquía y Armenia deben estar del
mismo bando, y así sentar las bases para la paz
y la estabilidad en el Cáucaso. Por lo tanto, los
responsables políticos turcos deberían adquirir
un punto de vista multidimensional, con el pro-
pósito de convencer a Irán y Rusia de que un
acercamiento no perjudicaría sus intereses. De
hecho, tanto uno como otro se beneficiarían de
la paz y la estabilidad regionales.
4. La normalización de las relaciones con Armenia
afianzaría el papel regional de Turquía en el Cáu-
caso, y podría abrirle la puerta a nuevas funcio-
nes como mediador y facilitador en varios con-
flictos y problemas en la zona. Ni la iniciativa de
Minsk ni los intentos auspiciados por la ONU
dieron ningún resultado a la hora de resolver la
cuestión de Karabaj. Es necesario dotar de más
fuerza a estos planes diplomáticos y, lo que es
más importante, a las iniciativas lanzadas desde
la región. El proyecto de Turquía para el Cáuca-
so podría ser un punto de partida.
5. Turquía debería consolidar su enfoque inclusivo
con respecto a Armenia en el contexto regional.
Este cambio de actitud obligaría a Armenia a
 abandonar las condiciones previas que exige
para la normalización de las relaciones, a la vez
que la política turca de cero problemas con sus
vecinos saldría reforzada.
6. Los pasos de Turquía en pro de la normaliza-
ción contarían con el apoyo de la Unión Euro-
pea, EE UU y la comunidad internacional. Este
apoyo también debería emplearse para impul-
sar un cambio en la actitud de Armenia, y que
ésta respetara las fronteras turcas. Las admi-
nistraciones estadounidense y europeas deben
reevaluar las políticas de la diáspora —que pro­
Balance
vocan la desvinculación de Armenia de la reali-
dad geopolítica de la región—, mediante recur-
sos americanos y europeos. Semejante política
de aislamiento no hace sino consolidar la in-
fluencia rusa en la región. Puede que esta si-
tuación no sea precisamente la que Washing-
ton y la Unión Europea prevén tras la crisis de
Med.2010
Georgia.
7. Ankara debe cerciorarse de estar atenta a las
inquietudes azerbaiyanas mientras progresa en
las relaciones con Armenia. El único modo de
ejercer alguna influencia en Armenia es mante-
ner abierto un canal de diálogo. Sería injusto
instar a Turquía a cerrar las puertas a Armenia,
224
mientras los líderes azerbaiyanos mantienen ac-
tividad diplomática con el Gobierno armenio.
Los responsables políticos turcos deben seguir
haciendo hincapié en la necesidad de que Ar-
menia ponga fin a su ocupación de territorios
azerbaiyanos, por el bien de la paz y la estabili-
dad regionales.
8. Se requiere urgentemente una iniciativa de ám-
bito regional enfocada al diálogo de la sociedad
civil. Si la sociedad no apoya la paz y el diálogo,
las medidas intergubernamentales pueden fra-
casar. Hay que fomentar y favorecer el diálogo
entre los miembros de las sociedades civiles
turca y armenia. Hasta una visita turística a Ere-
ván puede evidenciar que el tema del genocidio
no es esencial para las vidas de los armenios. La
distancia que desde hace años separa a ambos
vecinos puede salvarse por medio de activida-
des de la sociedad civil.
Conclusión
El punto de vista de la política exterior turca —deter-
minado por la arquitectura intelectual del ministro
Ahmet Davutoglu— se basa en una estrategia regio-
nal en la que todos salgan ganando. Sus principios
son seguridad para todos, coexistencia multicultural,
interdependencia económica y diálogo político de
alto nivel. El proceso de normalización turco-arme-
nio también ha contribuido a los esfuerzos para re-
solver la cuestión de Nagorno-Karabaj, como es el
caso del proceso de Minsk y los intentos de media-
ción rusos. Por el bien de estas iniciativas para la
paz es primordial mantener vivo el proceso de nor-
malización. Cualquier progreso en las relaciones en-
tre azerbaiyanos y armenios tendrá un efecto positi-
vo en las relaciones turco-armenias y viceversa. La
alternativa es un statu quo en el Cáucaso, algo in-
sostenible para la seguridad regional e internacional.
En una región carcomida por múltiples factores de
inestabilidad, como una actividad nuclear incremen-
tada, el terrorismo internacional, las rivalidades re-
gionales violentas, las tensiones étnicas, el tráfico
de drogas y la inmigración ilegal, la política de Anka-
ra para con el Cáucaso pretende contribuir a la paz
y la estabilidad. La crisis entre Rusia y Georgia ha
revelado a los países de la región la importancia del
orden y de unas relaciones pacíficas. Debe cambiar
el statu quo regional, y el nuevo orden regional debe
volverse más contundente, a partir de la interdepen-
dencia económica y la cooperación política, así
como la estabilidad y la prosperidad regionales. El
acercamiento turco-armenio es un paso necesario
para alcanzar este nuevo orden regional. Nada mejor
para lograr este objetivo que el plan actual, que sig-
nificaría la apertura de una frontera común en un pla-
zo pactado tras la aplicación del protocolo.