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EL BARCO Ricardo Alcantara Gustavo y los miedos llustraciones de Gusti Los miedos aparecieron cuando la tia Milagros se instalé en casa de Gustavo. Hasta entonces el nifio no los conocia. Pero la tia no los trajo en su vieja maleta. Lo que paso fue que la mujer los llamé y ellos acudieron presurosos pata sembrar el temor. Resulta que la tia Milagros, cargada de buenas intenciones, cuidaba al pequefio mientras sus padres estaban de viaje. —Gustavo, hazle caso 2 l tia “le recomend6 su madre antes de parti. Y al se esforaaba por segut los consejos de a madre, Con la a Milagros sellevaba may bien Solo discutian a la hora de comet. La mujer esuba convencida de que los nos sinos debian esta elleitos y moftados. Y pan ello era preciso comer en abundancia, 8 Asies que le servia a Gustavo Jos patos lenos a rebost Tanto, ue evel incaaz de acabatos, —Come, come ~insistia ella-, A vers engords ess pieeas, gue pateen dos pails, —Es que no puedo més ~potestuba eno, Y ella Jo mieaba muy seria, ‘a punto de perder la paciencia, Hasta que un dial perdi! Entonces, enfadada y con el ceo fruncido, le amenaa6: —Si no comes, el bicho de le oscuridad te llevati con él. Gustavo abr6 unos ojos muy grandes, ojos cargados de susto. Jamés habla ofdo algo semeante. —@Bl bcho dela oscuided,.? ~epitiéssombrado, Si, y es muy malo con Jos nifos delgaduchos como ti ~afiré la tia Milagros ocultando una sonrisa traviesa. Lata pensaba que lo que no se conseguia con buenas palabras se lognba con la ayuda del miedo. Y los miedos, que son seres endiablados, acuden veloces cuando alguien los nombra, En aquel momento, precisemente, ‘uno andaba cerca, Y, al oitlos, catré en la casa, Tal como las moscas cuando descubten mie, Se trateba de un miedo bajo 7 delgado, Tenia los ojos saltones J los pelos de punta, Tha vestido de negro, Andando paso a paso, se acercd a Gustavo. Y de un salto acabé por sentarse sobre el hombro del nifio, muy cetea dela ora. Saba que desde alli le escucharia, aunque hablase en vor bej. De pronto, Gustavo se sintié tan inquieto que intent acabarse 1a comida del plato. Lo intenté, si..., ipeto no pudo! En la batriga ye no le cabia ni un granito de artoz. —Alli ti -tefunfuiié la tia-. Peto luego no te quejes, pues yo te lo he advertido. Gustavo no respondié y fue a sentarse ante el televisor. Alli se estuvo, casi sin hablar, hasta el momento de irse a la cama, —Hasta mafiana ~le dijo a la tia Milagros, ¥ se fue a su habitacion, ‘Aquella noche no habia forma de dormitse, Cualguier suid le sobreslaba, Pero, finalment, astopado por el replandor de a luna, Jo consguio, 16 Al cabo de un tito, se despert, ‘Tenfa ganas de hacet pip. ~~ «Ahora es el momento, se dijo el miedo, ¥ los ojos le beillaron, A medio despertar 1 con la luz apagada, Gusta se encamind al lavabo, Y¥ cuando esuba ene oscuro pasillo, el miedo comenzd a hacer de as suas. 0 Casi con un hilo de voz, le dijo al nfo: —Creo que detris de esa puerta hay alguien escondido... EI bicho de la oscuridad anda por al. Es muy malo con los que no eomen.. YY Gustavo, en ver de no escuchar y desprenderse del miedo con un resoplido de iniferenci, le presto atencén, Eso envalentoné al miedo, que comenzé a hablar con vor mis potente, —Si el bicho te ataca, estis perdido “edo. Gustavo sini que ls piernas le temblaban 18 Recosado conta pared, seve ncaa de dat un paso Vuelve a ba cama cle scons el miedo. Sinpensiselo dos veces, el nifo cortié hacia la habitecién, Se metié en la cama ys cub Ia cabena con ks manta. an Entonces permanecio quieto y encogido. No conseguia dormirse. Entre el susto, el pipi que se le escapabe y el temor a la oscuridad, Gustavo lo pasaba fatal. Viendole asi de asustado, el miedo dlisfrutaba a sus anchas, Tncluso decidié llamar a otto miedo, Y el otto miedo se presentd en un abrir y cerrar de ojos. Bra robusto y barrigudo, Sus onejas acebaban en punta, asi como las de los buttos. Y sujetaba sus raidos pantalones con una cuerda, Al igual que su compafieto, se sent6 junto 4 la oteja del nifio. Esperaba con impacienca el momento de comenar a actua Y la ocasin se presents cuando Gustavo, ue por fn habia conseguido dormitse, se hizo pipien lama, Al notar que tend el pina mojad, el miedo se puso a bereat hasta que el nilfio se despert6, —Eres un metrano, ‘Menuda zurra te daran “le dio entono de endo, Gustavo no sabia cérmo le habia suedido aguelo, “Tampooo sabia qué have Se enconttaba como perio y amerced del viento, 4 Finalmente se cambio de ropa, intent secar es sabanas con una toa y volvi6 a acostarse, Peto yao kf posible pepe ojo, Las primeras luces del dia lo pillaron despierto. gual que les pasa los gatos parrandetos. A pesat de ello, se quedé un rato més centre hs sibanas Pensib ypensib Y tras mucho pensatlo, decidio: «Comeré toda la comida que me sirva lata Milzgros», Entonces, los asustados fueron los miedos, Sial tenia La mje soni el firme propio de vencels, ¥ contioud preparando e desayuno. sin duda lo conseguir —Ponme uaa tan bien grande Ya es habia ocutdo 3 mucho pan con mwatequila on otros nifos, le pid el sobrino, Se mitaon de renj, Y el complicit, asl hizo, incapaces de pronunciar palabra. Observaban en silencio. cada paso del aio, Gustavo se present en l cocina J, con ua sonar beso, le dese los buenos dias 1a tia Milagros, Gustavo devord el primer trozo de pan con adainable apetito, El segundo le costé un poco mis, Amita del tercero se sentla # punto de reventar.. ‘Yat equedabun dos en el plat! «No puedo..0, reconocié para sus adentros, y dio por perdida la batalla, Aloft tales pensamientas, los eds comenaton a pli. Se kabiansalido con la suya yestaban muy contentos, Tal ema su alegria que decidieron lamar a otro miedo. Al otar que los mieds aumentban, Gustavo oi siuira se atevia a mitarse el hombeo. Sabin que estban alli, peto temia fijar sus ojos en ellos Temblotoso, desviaba la mirada, Peto eso no resolv el problems, pues inclso sin vos oi ss antipitas voces Y los miedos no paraban de habla. Rompers tz yt castigarin te decian, —Tiratis el café con leche y le tse nf ~mutmuteban con mlicis, Gustavo estaba tan asustado que cso se atrevia iia mover un dedo. De pronto, una idea cruz6 por su cabeza. Entonces, la expresion de su rostro ambi por completo, Gustavo planeaba deshacerse de los miedos. Y,, pata conseguitlo, pensabe salir a la calle Y ochar a corer, Correria tanto y tan tipido que ellos no podrian alcanzarle, Entonces, libre ya de los miedos, regresatia tranquilamente a casa, Estaba tan ilusionado con el plan, M ~ B\ 9 que decidid ponetlo en prictica en ese mismo momento, Andando lentamente, lego a la puerta, La abrio y... jsalié veloz como el viento! Cortié y corrié sin parar hasta que le fat6 el aicato, Entonces hizo un alto, Estaba tan censado... Peto el esfuerao valia Ia pena, pues crefa haber dejado atris 4 tan molestos setes, Sin embargo... —Li calle es muy peligro No debetias salir de le dijo uno de ellos, —Aguel muchacho te mia con caa de pocos amigos ~Apunto otro, Yel terceto, viendo a Gustavo tan acobardado, se apresud a llamat a otros miedos. Y el ni, bojando la cabeza, reconocid: —Es initil correr. Siempre me pili, Y, apenado, tom el camino de regres. Dio un paso mis y le asaltaron mil temores. Bl trajin de los coches le inquietaba. La gente le causaba recelo, Treluso huyo de un per gue se le acer meneando el rbo. No tenes fibre dijo algo mis tranquil | Sin embargo, | Gastavo parca un polo mojado, y ala tia n0 se le pas por alto, Asis que dei no quite el ojo de encima, 'Y al cabo de un buen rato de observatlo con detenimiento, Entré en su case tan pilido, se preguntd: que el més elegante de los fantasmas sé le sweden Je hubleta eavidiado, Al verleen semejante estado, Ia tia Milagros le pregunt6 alarmada: —iTe encuenttas bien? —Si.. -respondié Gustavo. Peto en realidad estaba tan mal, que hasta le daba miedo confesar que tenia miedo, Para sli de dudas, Ia tale paso el rermémetro, Al cabo de un rato, se lo quit6 y... 8

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