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Ciencia de Ingeniería, Buccarelli, Abreviado
Ciencia de Ingeniería, Buccarelli, Abreviado
Surge la pregunta: ¿Cómo distinguir la ciencia de ingeniería, como cuerpo de conocimiento y/o
como investigación científica, de la ciencia común y corriente? Se ha afirmado que los científicos
buscan la verdad con el fin de revelar los secretos de la naturaleza, el conocimiento por el
conocimiento mismo, etc. Los ingenieros buscan hacer que las cosas funcionen de acuerdo con sus
diseños. Se interesan poco por la verdad. Aspiran a un diseño robusto y confiable, de mayor
eficiencia, más alta productividad y beneficio. El propósito de su trabajo es quizás el factor más
importante y reiterado que distingue la actividad del ingeniero de la del científico. Pero, ¿se aplica
también esta distinción cuando nos enfocamos en aquellos ingenieros con grado de formación
avanzada que invierten su tiempo en un laboratorio haciendo investigación?
Otra forma útil para intentar distinguir la ciencia de la ciencia de ingeniería es considerar los tipos
de fenómenos estudiados por los científicos y por los ingenieros activos en la investigación. Aquí,
parece que estamos en un suelo más firme. En consonancia con la orientación pragmática del
ingeniero, el ingeniero como investigador estudia el comportamiento de un producto de la agencia
humana –un artefacto- o un fenómeno íntimamente asociado con ese comportamiento. El científico
estudia los fenómenos naturales – eventos y procesos de escala ampliamente variable en el tiempo
y en el espacio.
Podemos llevar esto un poco más lejos: Debido a que el objeto de investigación del ingeniero es un
artefacto, su “naturaleza” es maleable. Los ingenieros que investigan en ciencia de los materiales
son quizá el mejor ejemplo de esto. Motivados a volverlo más resistente, liviano, menos susceptible
a la corrosión, más fácil de ser producido en masa, etc., el ingeniero como investigador analizará,
reconstituirá, hará pruebas de nuevo, buscando obtener el resultado deseado. (No es este el caso
del físico, el químico o el biólogo –al menos, no de acuerdo con la imagen tradicional de lo que
hace un científico natural en un laboratorio.
Hay otro modo por el cual esta interacción de sujeto y objeto puede influenciar, si no es que definir,
el producto de la investigación en ingeniería. Si asumimos una perspectiva histórica, vemos que los
desarrollos en la ciencia de ingeniería proceden como los artefactos, la tecnología a la cual se aplica
la ciencia procede a mejorar y a hacerse cada vez más sofisticada. El mundo manufacturado ofrece
todavía otra nueva realidad para el ingeniero. En la medida en que los desarrollos tecnológicos se
acumulan, nuevos conceptos y principios así como también nuevos métodos llegan a ser
concebibles. Por ejemplo, el principio de conservación del movimiento, en el desarrollo de la ciencia
de ingeniería que se aplica al comportamiento de las estructuras, tuvo que esperar la disponibilidad
de materiales de naturaleza uniforme, de modos de fabricación consistentes y confiables y de
ensamblaje de elementos estructurales en un todo. Antes de la segunda mitad del siglo XIX, los
principios de la fuerza y del momento de equilibrio eran, confesando el anacronismo, los únicos
pilares de la ciencia de ingeniería de estructuras. Únicamente estructuras “estáticamente
determinadas” podrían ser analizadas. ¿Sería correcto, entonces, decir que la ciencia de ingeniería
de estructuras estaba incompleta o –más fuerte aún- en error, no en la verdad, antes de esta fecha?
Si aceptamos la utilidad como un criterio de verdad, la respuesta es negativa. (…)
Vemos, pues, que hay diferencias significativas en los intereses, los modos y los objetos de
pensamiento, así como en los métodos de los ingenieros como investigadores con los de los
científicos. Sin embargo, vistos desde una perspectiva social y política ambos parecen muy similares.
De la misma manera que los científicos, los ingenieros aplican a la National Science Foundation, o a
alguna otra agencia del Gobierno, para obtener subvenciones y financiación para sus
investigaciones. Igualmente, emplean estudiantes graduados como asistentes a quienes, una vez
completada su investigación, se les confiere un grado en formación avanzada. Los resultados de su
investigación son publicados en revistas académicas especializadas y están disponibles en el mundo
entero. Trabajan, en su mayor parte, sin las restricciones impuestas por las necesidades inmediatas
de la industria –aunque esto puede cambiar si el estipendio gubernamental mengua y el de la
industria aumenta. Y el profesorado más joven en ingeniería buscando empleo reconoce que el
factor más importante ponderado en la obtención de una plaza y en el proceso de promoción es el
número e impacto de sus publicaciones de investigación –exactamente igual como sucede con sus
pares en los departamentos de ciencia de las universidades.
Las similitudes sugieren que otra comparación puede iluminar las ciencias de ingeniería.
Normalmente –y este ha sido el caso aquí- la comparación se hace con respecto a la ciencia. ¿Qué
tal si devolvemos la pelota y exploramos cómo difieren –o se asemejan- las ciencias de ingeniería y
la ingeniería misma? (Por ingeniería misma quiero decir la práctica de la ingeniería).
Lo primero que observamos son los diferentes títulos de grado requeridos para hacer ciencia de
ingeniería y para acceder a la práctica de la ingeniería. La última requiere sólo de un título
profesional (o un título de especialización o de maestría de acuerdo con las recomendaciones de
Bologna). Para hacer ciencia de ingeniería se requiere, en cambio, un título de PhD –como en la
ciencia.
Lo segundo, es el contexto de uso de los resultados de sus respectivos esfuerzos. Los ingenieros que
trabajan, usualmente en equipos, en un producto para el mercado, una obra para el público en
general o un sistema de administración del flujo de información en una red, etc., encaran grandes
incertidumbres acerca de cómo será manipulado, usado o mal usado el objeto de su diseño. El
científico de ingeniería, por el contrario, de igual manera que el científico puede controlar el
contexto de uso, en el medio externo también como en el laboratorio.
Otra diferencia significativa es que el ingeniero diseñador trabaja, generalmente, como un miembro
de un equipo cuyos otros miembros tienen diversos intereses, competencias y responsabilidades.
El diseño es un proceso polivalente o multi-paradigmático. La investigación en ciencia de ingeniería
puede también llevarse a cabo en equipos; pero ordinariamente, e igual que la investigación en
ciencia, los participantes en el proyecto trabajan dentro de un paradigma singular. El ingeniero como
científico sólo necesita ocuparse de un único domino de conocimiento.
Podemos pues concluir que, la ciencia de ingeniería es más como la ciencia que lo que lo es la
ingeniería. En efecto, hay quienes afirman que el énfasis en las ciencias de ingeniería como
conocimiento en el marco del currículo de pregrado es excesivo. Mientras que todos estarán de
acuerdo en que el aprendizaje de los “fundamentos” de las (algunas) ciencias de ingeniería esencial
y necesario para calificar como un ingeniero profesional, que esta forma de aprendizaje nunca es
suficiente.