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Dominio Público: Concesión de terreno de


cementerio municipal en 1953 a perpetuidad y
posterior declaración de caducidad de los
derechos funerarios con reversión del panteón a la
titularidad municipal
CPR 2014\191

Planteamiento

Supuesto de hecho
Mediante acuerdo del Pleno del Ayuntamiento en 1953 se realizó a favor de X la
concesión de terreno del cementerio municipal donde se ubica el panteón en litigio,
adquiriendo don Tomás dicho terreno previo pago una cantidad de dinero.
En el año 1986 se aprobó la Ordenanza Municipal del Cementerio, publicada en el
Boletín Oficial de la Provincia de 21 de junio de 1986, ordenanza que es de carácter
tributario.
El 4 de febrero de 1995 se aprobó el Reglamento Municipal del Cementerio, en
cuyo articulado se regulan los supuestos de reversión de los derechos funerarios al
Ayuntamiento así como en sus disposiciones transitorias .
Con posterioridad se formuló propuesta por el Concejal Delegado de Cementerios
relativa a los derechos funerarios del Cementerio respecto a los supuestos: «en los
que se desconoce titular, se nota ausencia de documentación, unos, y la posibilidad
de haber caducado, otros por aplicación de los supuestos que establece el vigente
Reglamento que regula los cementerios...»; efectuando mediante acuerdo de la
Comisión de Gobierno la publicación por el plazo de un mes de la relación de
sepulturas y panteones incursos en la situación antes indicada «cuya titularidad se
desconoce o no está actualizada la concesión», bajo apercibimiento de anulación
del derecho funerario y reversión a la titularidad municipal en caso de no mediar
reclamación en el referido plazo.
Mediante nuevo acuerdo de la Junta de Gobierno se dispone declarar caducados
los derechos funerarios, entre otros, del panteón X (dicho acuerdo se publicó en el
B.O.P.), revirtiendo dichos derechos al Ayuntamiento.
El panteón X revertido es objeto de licitación y mediante acta de subasta se
adjudicó el panteón cuestionado a favor de don ZZ por el precio y canon ofertado .

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Posteriormente los funcionarios municipales documentan la exhumación de dos


cadáveres y una urna de cenizas del panteón cuestionado que fueron seguidamente
depositados en un nicho del mismo cementerio con el propósito de atender
cualquier posible demanda por parte de familiares, si existiesen.
Mediante solicitud presentada ante el Ayuntamiento por las Señoras Doña XX y
ZX las interesadas reclamaron los derechos funerarios correspondientes sobre el
citado panteón.
1.- Puesto que el título de ocupación se llevó a cabo en 1953, haciendo constar
que lo era a perpetuidad ¿Cabe aplicar el régimen de concesión atendido que estas
no pueden otorgarse por tiempo indefinido según el art. 79 del RBEL?
¿Cuál es la naturaleza de las concesiones municipales de sepulturas?
¿Tienen alguna especialidad los conocidos como derechos funerarios?

Respuestas

1.
La jurisprudencia de modo constante y reiterado ha venido declarando que la
cesión de sepulturas es un negocio jurídico concesional sobre el dominio público, de
modo que tiene un carácter esencialmente temporal, como se desprende de lo
dispuesto en el artículo 79 del Reglamento de Bienes de las Entidades Locales,
aprobado por Real Decreto 1372/1986, de 13 de junio (...). Respecto a las
adquisiciones anteriores a la vigencia de dichos preceptos reglamentarios, a las que
éstos no son de aplicación por carecer de eficacia retroactiva, la referencia a títulos
de propiedad o adquisiciones a perpetuidad no supone una vigencia indefinida
durante cientos de años. Por el contrario, ha de entenderse en que existe en todo
caso el límite máximo temporal de 99 años, transcurrido el cual tendría lugar la
prescripción inmemorial, lo cual no es admisible al tratarse de bienes de dominio
público.
2.
Respecto a la naturaleza jurídica de las concesiones municipales de sepulturas el
Tribunal Supremo en la sentencia de 11 de octubre de 1999 declara: «que es cierto
que en sentencia de 23 de septiembre de 1992, reconoció la Sala , como no podía
ser menos, el carácter de bienes de servicio público municipal de los cementerios y,
por ende, su inalienabilidad, inembargabilidad, e imprescriptibilidad, así como la
imposibilidad legal del otorgamiento de licencias o concesiones por tiempo
indefinido, pero no es menos cierto que la posibilidad de concesión a perpetuidad
del lugar de enterramiento no es una auténtica y real transmisión de la propiedad en
el sentido civil del término -a lo que cabría añadir que tampoco es una auténtica
concesión de un servicio público municipal ni la autorización concreta de utilización
del dominio público-, sino un mecanismo jurídico en virtud del cual se permite al
titular de un enterramiento la facultad de conservar los restos de sus familiares por

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tiempo indefinido en el lugar donde descansan, mecanismo este- que no concesión,


ni autorización, como queda dicho -al que puede acudir el Ayuntamiento en virtud de
las potestades de organización del servicio funerario que le otorga el Reglamento de
Policía Mortuoria , que aprobara el Decreto 2263/1974, de 20 de julio». (Véanse
SSTS 28/09/2001 [RJ 2001, 9132] ; 14/12/1998 [RJ 1999, 153] y 2/06/1997 [RJ
1997, 5171] ).
La naturaleza administrativa de los derechos sobre parcelas y sepulturas ya se
reconocía en la sentencia del Tribunal Supremo de 24 de febrero de 1978 que dice:
«Que dentro del régimen administrativo, corresponde a los Ayuntamientos la
competencia para velar por el buen orden y conservación de cementerios y
sepulturas (artículo 101-2 .c) de la Ley de Régimen Local), estándoles atribuidas,
entre otras facultades, la del control de la distribución y enajenación de parcelas y
sepulturas (artículo 61 de Reglamento de Policía Sanitaria Mortuoria, de 22 de
diciembre de 1960), imponiéndose como obligación el que cada Cementerio
municipal público, y cada cementerio privado, tengan un Reglamento especial de
régimen interior, aprobado por el Gobernador Civil de la provincia, previo informe
favorable de la Jefatura Provincial de Sanidad (artículo 67del repetido Decreto de
1960)».
3.
Sobre la naturaleza de las titularidades sobre los llamados derechos funerarios se
recuerda también el criterio mantenido en la sentencia del Tribunal Supremo de 6 de
marzo de 1991 en la que se dice: «Segundo: dicha cuestión se contrae en el caso
de autos a esclarecer dos puntos, el primero de los cuales es si la titularidad de la
sepultura formaba parte en su día del caudal hereditario de don Raúl, sin que ello
implique declaración alguna respecto al contenido de los derechos subjetivos sobre
el conjunto de bienes de la herencia. Pues bien, la cuestión planteada debe
resolverse afirmativamente, toda vez que nuestro ordenamiento las concesiones de
dominio público son derechos reales que según la legislación común resultan
susceptibles de inscripción en el Registro de la Propiedad. Tal condición de
concesiones era precisamente la afirmada para los derechos funerarios en el
artículo 62 de la Ordenanza del cementerio de Reus de 22 de junio de 1923, vigente
cuando se efectuó el traspaso de titularidad, por lo que estos derechos eran
derechos reales de titularidad privada que hubieran podido inscribirse en el Registro
y que desde luego podían transmitirse mortis causa. Nada obsta para ello que
existan en este caso limitaciones al tráfico jurídico como son la prohibición de
transmisión onerosa y las potestades administrativas de clausura de cementerios,
reguladas entre otras entonces por el Reglamento de Policía Sanitaria Mortuoria de
22 de diciembre de 1960y ahora por el de 20 de julio de 1974. Pues, como ha
declarado la sentencia de esta Sala de 11 de julio de 1989 en la regulación de las
sepulturas conviven derechos privados y disposiciones de derecho público, dada la
singularidad de la naturaleza y funcionalidad de esta clase de bienes. En
consecuencia, cuando se transmitió la titularidad al padre del ahora recurrente en
1966, con posterioridad al fallecimiento de su abuelo don Raúl, los llamados

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derechos funerarios formaban parte del caudal relicto de la herencia de éste y


respecto a ellos los demás herederos hubieran podido pretender el ejercicio de sus
derechos subjetivos (...).Cuarto: Entrando ya en el examen de los actos
administrativos impugnados, procede examinar primeramente el traspaso de
titularidad de sepultura de 29 de octubre de 1966, sin que sea preciso referirse a la
cuestión suscitada por las partes respecto a un otorgamiento al amparo de una
Ordenanza Fiscal. Pues cierto y verdad es, en cuanto al punto que ahora interesa,
que la referida titularidad se otorgó, aunque sin invocarlo expresamente de acuerdo
con lo previsto en el artículo 63.11 de Reglamento de Bienes de las Entidades
Locales , esto es, salvando el derecho de propiedad y sin perjuicio de terceros. Es
esta última cláusula, "sin perjuicio de terceros ", la que ha dado el lugar a que el
Ayuntamiento entienda que se han cumplido los requisitos previstos en el
condicionado de aquella transmisión, pues como antes ha quedado establecido los
derechos a obtener la concesión formaban parte del caudal hereditario del anterior
titular y, por tanto, sus herederos podrían pretender válidamente ejercerlos, tanto
más cuanto que eran coherederos de quien recibió la titularidad de la sepultura,
quedando excluidos los demás».

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