RUBEN DARIO
El triunfo de Caliban
No, no puedo, no quiero estar de parte de esos
biffalos de dientes de plata, Son enemigos mios, son
Tos aborrecedores de la sangre latina, son los Bar.
baros. Asi se estremece hoy todo noble corazén, aif
Protesta todo digno hombre que algo conserve de
Ta leche de la loba.
Y los he visto a esos yankees, en sus abrumadoras
ciudades de hierro y piedra, y las horas que entre
ellos he vivido las he pasado con una vaga angus
tia, Pareciame sentir la opresién de una montaiia,
sentia respirar en un pais de ciclopes,..comedores
de_carne_cruda, herreros_bestiales, habitadores de
casas de mastodontes. Colorados, pesados, groseros,
van por sus calles empujandose’y rozdndose animal
mente, a la caza del dollar, El ideal de esos calibanes
estd circunscrito a la bolsa y a la fabrica. Comen,
comen, calculan, beben whisky y hacen millones, Can
tan Home sweet homel, y su hogar es una cuenta
corriente, un banjo, un negro y una pipa. Enemigos
de toda idealidad, son en su progreso apopléticn |
perpetuos”espejos de aumento; pero Sir Emerson |
bien calificado esta como luna de Carlyle; su Whil
man, con sus versiculos a hacha, es un profeta de
gnocrata, al uso del Tio Sam; y su Poe, su gran Poe,
re cisne borracho de pena y de alcohol, fue ef
mértir ce su suefio en un pais en donde jams sera
fomprendido. En cuanto a L salva de ser un
porta para pastores proteStantes y para bucaneros
yeowboys por la gota latina que brilla en su nom.
nier, se
todas las cosas mas grandes di
mundo!» En efecto, estamos alli en el pais de Brob.
ingnag: tienen el Niagara, el puente de Brooklyn,
Jpestatua de la Libertad, los cubos de veinte pisos, el
fain de dinamita, Vanderbilt, Gould, sus diarios
ysus patas. Nos miran, desde la torre de sus hom-
bros, 2 los que no nos ingur
fiecimos all right, como a ser
fl guignol de esos enormes nifios salvajes. Al
adivertirse y a dejar los cheques; pues, entre ellos,
Wealegria misma es dura y la hembra, aunque belli
Sima, de goma elstica
aMiman al inglés —but English, you know?— como
Bl parvenu al caballero de distincién gentilicia,
sTienen templos para todos los dioses y no creen
fi nipguno; sus grandes hombres como no ser Edi-
son, °¢ llaman Lynch, Monroe, y ese Grant cuya figu
fa podéis confrontar en Hugo, en el nifio terrible. En
flarte, en la ciencia, todo lo imitan y lo contraha-
fen, los estupendos gorilas colorados. Mas todas las
Wachas de los siglos no podran pulir la enorme
Bestia.
S®No, no puedo estar de parte de ellos, no puedo
iSlar por el triunfo de Caliban.»
Por eso mi alma se llené de alegria la otra noche
Guando tres hombres representativos de nuestra raza
fieron a-protestar en una fiesta solemne y simpéti-
8, por la agresidn del yankee contra la hidalga y hoy
Sobiada Espafia.
BEI uno cra Roque Séenz Pefia, el argentino, c
Woz en cl Congreso panamericano opuso al slang
linfarron de Monroe una alta formula de grandeza
itamos de bifes y no
s inferiores. Paris esdemostré en su propia casa all pis}
an en nuestras repibli
de la boca del bai
hablé conmovide
evocar sus triun
Asi debe haber sorprendida al
on su noble elocuencia,
tocineros y loco.
toria el esta
con el varén cordial. He
ha sustentado, sus
an esas mand{bulas
ada de Tejas; la
jankee demostra:
erno del No
que es para las nacionalidades
a a la expectativa de un esti
x surgir junt
peligro que ent
Olas de América es
‘a_sido_tan_previsora sobre este
oncepto, tan previsora y persisiente como la de
S ue, jcuriosa ironia del tiempol,
é Marti. Marti
nacionés de su san:
aquellos hombres de
nientos y cosas
agaza y la trampa de los
é diria hoy el cubano
ire de Cuba lib
‘apifia, que no mirasen en es
Panamericanas, sinc
comerciantes de la
al ver que, so calor de ayuda para la ansiada Pere
la traga con G
tra y todo?
ho que el estat
brazo con el hor
naciones, caida al
angiieses, en defensa del desarmado
el Goliat dinami-
caballero que acepta el duelo con
1 Groussac, Un recon:
y solitaric de su gruta de libros, del aislamiento
festudioso en que vive, para protestar ta
ia injusticia y
rador el
sias™d,
goncurrencia. Su discurso, de un alto
io como todo Io suyo,
gyudando a la justicia
su lectura concu
al elemento intelectual de
decoro litera
Y de oirse decir
éste cl hombre que devora v
S gentes?, eéste
e el condestable de la
Los que habéis leido su ultima obra,
metal
, concentrada,
1 yankee, su cultura
a, Maciza, en que juzga
adventicia, su civilizacién, sus instintos, s
cias y
peligro, no os sorprenderiais al escucharle
i esa hora en que habl6é después de oft
elles. Si, Francia debia de est
fia. La vibrante alondra gal
el hacha que ataca una
de Ja vila latina. Y al grito de Groussac
nado
far de parte de Espa-
la no podia sino maldecir
de las més ilustres cepas