Professional Documents
Culture Documents
Ensayo 3 CEBEM
Ensayo 3 CEBEM
fuerzas económicas. En la fase preliminar de su desarrollo no son sino aspectos diferentes de los mismos
hechos generales de la estructura social.” (Ibíd. Pág. 29.) “Incluso aunque no hubiese surgido una clase ociosa
junto con la aparición primera de la propiedad individual, hubiese sido en cualquier caso … una de las
primeras consecuencias de la propiedad.” (Ibíd. Pág. 47.)
6
“En cuanto la posesión de propiedad llega a ser la base de la estimación popular, se convierte también en
requisito de esa complacencia que denominamos el propio respeto. … Por lo que hace a nuestro problema
actual, el fin perseguido con la acumulación consiste en alcanzar un grado superior en comparación con el
resto de la comunidad por lo que hace a fuerza pecuniaria.” (Ibíd. Pp. 37-38.)
7
“Ya se ha notado que el término ‘ocio’, tal como aquí se emplea, …Significa pasar el tiempo sin hacer nada
productivo…” (Ibíd. Pág. 51.)
8
Ibíd. Pág. 196.
9
Corriente historiográfica fundada por Lucien Febvre y Marc Bloch en 1929. Lleva su nombre por la revista
francesa Annales d'histoire économique et sociale. Sus principales representantes son, además de los ya
mencionados, Fernand Braudel y Georges Duby.
10
Duby, Georges. “Histoire des mentalités”, en Charles Samaran (coord.), L’histoire et ses méthodes, París,
Gallimard, 1961, Pp. 937-966.
Por un lado, Veblen observa que “el esquema general de la vida, que está compuesto por el
conjunto de instituciones en vigor en un momento o en un punto determinados del
desarrollo de cualquier sociedad, puede caracterizarse, en términos generales, desde el
punto de vista psicológico, como una actitud de espíritu o teoría de la vida
predominante...”11 Esta visión sobre la “vida predominante” o, lo que es lo mismo, el
mundo social, ha sido moldeada por ciertos hábitos mentales que vienen del pasado y rigen
en el presente.12
Por otro lado, tenemos el análisis sobre la cuestión del cambio social. Aquí, Veblen observa
que “La estructura social sólo cambia, se desarrolla y se adapta a una situación modificada,
mediante un cambio en los hábitos mentales de las diversas clases de la comunidad; o, en
último análisis, mediante un cambio en los hábitos mentales de los individuos que
constituyen la comunidad.”13 Así, los cambios sociales sólo podrán realizarse mediante un
cambio en los hábitos mentales, lo que llevará a cambios en la estructura social. Al estar
imbricados en el pasado, los hábitos mentales presentes sólo podrán modificarse mediante
un cambio radical. Pero, para dar “cuenta de la dificultad que había de implicar tal cambio
radical en cualquiera de las características del esquema convencional de la vida, basta con
sugerir la supresión de la familia monogámica o el sistema agnaticio de parentesco, la
propiedad privada o la fe teísta…”14 Esto nos recuerda a Marx cuando dice que “Además de
las miserias modernas, nos agobia toda una serie de miserias heredadas, resultantes de que
siguen vegetando modos de producción vetustos, meras supervivencias, con su cohorte de
relaciones sociales y políticas anacrónicas”15
Todo lo anterior nos permite inferir que Veblen, sin ser un historiador de las mentalidades,
utiliza una metodología muy similar a la de la corriente de las mentalidades. En todo caso,
y al encontrarse primero en el tiempo, podríamos pensarlo como un pionero de ese tipo de
análisis tan novedoso.
11
Veblen, Thorstein. Óp. Cit. Pág. 196. Énfasis propio.
12
“La situación de hoy modela las instituciones de mañana mediante un proceso coactivo de selección, que
actúa sobre la concepción habitual que los hombres tienen de las cosas y altera o refuerza con ello un punto de
vista o una actitud mental transmitida por el pasado. Las instituciones -es decir, los hábitos mentales- bajo la
guía de los cuales viven los hombres, se reciben, pues, transmitidas desde un pasado remoto; más o menos
remoto, pero en cualquier caso han sido elaboradas y transmitidas por el pasado.” (Ibíd.)
13
Ibíd. Pág. 197.
14
Ibíd. Pág. 207.
15
Marx, Karl. El Capital, México, Siglo XXI, vigesimoctava reimpresión, 2008. Pág. 7.