Considerado oro líquido por todas sus cualidades nutricionales, es la base de la
dieta mediterránea. Una auténtica delicia para los paladares más exigentes y para la salud.
os olivos son autóctonos de la zona mediterránea y por eso el aceite de
oliva, históricamente, siempre ha formado parte de nuestra cultura culinaria. Actualmente, España es el primer productor mundial de aceite de oliva.
El proceso de elaboración del aceite de oliva comienza con la batida y
recolección de las aceitunas en el punto óptimo de maduración; después de una selección y limpieza, se prensan. La pasta que se obtiene se decanta y se obtiene el aceite (parte líquida) y el orujo (parte sólida).
Es importante saber qué debemos buscar en las etiquetas de los
envases si queremos comprar un aceite de buena calidad.
Los 4 tipos de aceites de oliva que podemos consumir
En general, hay cuatro tipos de aceites de oliva con propiedades
nutricionales diferentes.
1. El AOVE, el aceite de mejor calidad
El aceite de oliva virgen extra (AOVE) y el aceite de oliva virgen son los dos aceites que provienen directamente de la prensa de las aceitunas y se obtienen únicamente por procedimientos mecánicos. La presión rompe las membranas celulares de la pulpa de la aceituna y se extrae el aceite.
Es importante incidir en el tipo de extracción del aceite. La temperatura
elevada acentúa la pérdida de vitaminas y compuestos fitoquímicos, y altera así los ácidos grasos que confieren las tan apreciadas características nutricionales.
Los aceites vírgenes o el AOVE de primera presión en frío se obtienen
a menos de 27 ºC para que preserven todas sus propiedades. Los aceites que se obtienen a la misma temperatura pero por centrifugación o filtración son los de extracción en frío.
También es importante saber que la acidez del aceite indica la cantidad
de ácidos grasos libres que hay respecto al ácido oleico presente en el aceite. La acidez depende del estado de la aceituna, del tratamiento recibido durante el proceso de recolección y almacenamiento y a la temperatura a la que se ha prensado. Es un método indirecto para valorar la calidad del aceite: cuanto menos acidez, mejor calidad.
Un AOVE debe tener menos de 0,8 grados de acidez y unas propiedades
de color, sabor y aroma extraordinarias. Este bajo grado de acidez se debe a que se obtiene de aceitunas enteras y sin ninguna imperfección.
El AOVE de primera presión en frío es el aceite de mayor calidad
tanto nutricional como organoléptica.
2. El aceite de oliva virgen
Un aceite de oliva virgen puede tener una acidez que puede llegar a los 2 grados y unas propiedades organolépticas muy buenas, pero no llega a la excelencia del AOVE, porque puede haber aceitunas rotas (y que ya se habrán oxidado un poco). Por lo tanto, contiene menos compuestos fitoquímicos y tiene una estabilidad oxidativa menor que el AOVE.
3. El aceite de oliva, la denominación del aceite refinado
El aceite de oliva es el aceite que más encontramos en los estantes del supermercado, pero hay que saber que sus cualidades nutricionales son muy diferentes de las del aceite virgen y el AOVE. Los aceites refinados son más económicos, pero esta diferencia de precio no compensa.
El aceite de oliva es la mezcla de aceite de oliva refinado y de aceite
virgen (10-20%), que es el que le da las propiedades organolépticas deseadas. Por normativa, no puede superar 1 grado, pero en este caso, al ser una mezcla al gusto, la acidez no indica la calidad del aceite.
El aceite de oliva refinado proviene del aceite de oliva lampante, que
es el que se descarta porque es demasiado ácido o por algún atributo organoléptico negativo. Antiguamente, se utilizaba para las lámparas de aceite.
Los sistemas de refinación del aceite consisten en tratamientos
químicos y físicos muy invasivos: refinado, desodorización, decoloración, adición de disolventes orgánicos, antioxidantes artificiales… a temperaturas elevadas, entre 80-120 ºC, que implican pérdidas nutricionales. El producto final tiene menos vitaminas y antioxidantes.
No es que el proceso de refinar el aceite sea malo, sino que elimina
tanto la parte mala como la buena del producto.
4. El aceite de orujo, el aceite de los huesos de la aceituna
Finalmente, en el supermercado podemos encontrar el aceite de orujo, que se obtiene de la extracción química y la refinación del orujo, la parte sólida del proceso de prensa de la aceituna. Se mezcla con aceites vírgenes para que sea apto para el consumo humano y para que tenga sabor.