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El Vigilante

(Lo primero que haré será Justificar el texto)


El frio golpeaba mi cuerpo. Percibo el aroma de mi café ya listo,
tomo un sorbo y siento como toda mi complexión vuelve a tener
calidez.
Mis días en el trabajado no eran fáciles, escuchar a mi jefe
gimotear y el exceso de documentos por completar me llenaba
de fatiga y un alto nivel de estrés. Apenas eran las 11:00 am y
concluí con una parte de los documentos, pero la ansiedad se
apoderaba de mi cuerpo cuando me daba cuenta de que aún
faltaba una gran cantidad. Así pasaron las horas, siempre miraba
mi reloj con la esperanza de que el día en mi trabajo pronto
concluyera.
En mi reloj figuran las 7:30 p.m. –es hora de ir a casa– pensaba
mientras salía de la oficina a punto de desfallecer por el
cansancio. Dentro del taxi me propuse a dejar que mi cuerpo se
relajara de camino a casa, la melodiosa e hipnótica música que
se distinguía era como un sedante para mi mente agobiada y
extenuada. Pude notar cuando el taxi en el que iba se detenía.
–Puede bajar, señorita –dijo el taxista.
Rápidamente abrí los pesados parpados de mis ojos y salí de
auto; mientras rebuscaba en mi cartera las llaves de la puerta
sentí un escalofrío por todo mi ser cuando noté que alguien me
observaba desde una ventana a mi alrededor, parecía un señor
mayor con rostro deslucido y su mirada transmitía un terror
funesto que me causaba pavor y angustia. Tan pronto como
encontré las llaves, abrí la puerta. Una vez dentro, calmé mis
nervios y tomé una ducha, la noche era calmada y refrescante
por lo que olvidé el pequeño disturbio que viví hace un rato para
dormir cómodamente.
***
Rugía mi estomago*, me levanté al recordar que no había
comido nada antes de dormir. Tomé mi celular para ver la hora,
eran las 10:00 p.m. Al estar de pie frente a mi cama, escuché un
retumbante sonido proveniente del exterior, como si fueran
copas quebrándose en el suelo, luego, oí un grito desesperante.
Al instante el miedo y el horror se apoderaron de mi débil cuerpo
–¿que habrá pasado?–, me preguntaba una y otra vez, recreando
imágenes en mi cabeza cuando las sirenas de la ambulancia me
devolvieron a la realidad. Me acerqué con cautela a la ventana y
solo pude ver la expresión aterrorizada de una mujer sangrando,
siendo llevada al hospital. Alcé la mirada y rápidamente me volví
a topar con aquel rostro terrorífico, pero esta vez con la ropa
manchada de sangre, que me miraba fijamente desde la misma
ventana de la actual casa donde la mujer sangraba. Mi
respiración aumentaba mientras mis latidos eran cada vez más
rápidos.
– ¿sería él el culpable? ¿será un asesino? ¿un psicópata? ¿Por
qué me miraba? ¿seré su próxima víctima?– todas esas
preguntas invadían mi mente saturándola de confusión y terror,
tomé un vaso de agua para calmar mi conmoción, y aún no podía
aclarar mi mente, desde ese momento no volví a pegar ni un ojo
en toda noche. Suena la alarma de mi celular, marcaba las 6:00
a.m. avisándome que debía alistarme para ir a trabajar, pero
tenía miedo de salir y que en cualquier momento ese asesino me
atrapara así que fingí estar muy enferma.
Nueva vez (Mientras menos adverbios se usen, mejor) me
acerqué(no olvides que estás narrando en pasado) a la ventana y
ahí estaba, con su mirada fija en mí, no demostraba ningún
movimiento, ni siquiera pestañaba. Escuché mi celular, desvié la
mirada para darme cuenta de quien me había enviado un
mensaje, y cuando volví a mirar hacia la ventana ya no estaba,
era como si se hubiera esfumado.
Escuché que tocaban mi puerta, entré en pánico, –¿será él?
¿debería escapar? –me acerqué lentamente a la puerta.
–¿Quién…es? –pregunté tartamudeando.
–Una entrega de flores para la señorita Ana Espinal.
Abrí la puerta y me encontré con un repartidor con flores muy
hermosas en las manos.
–Aquí tiene señorita.
–¡Muchas gracias!
Cerré la puerta, por tanta inseguridad y temor había olvidado
preguntarle quien las envió.
–¿Flores? ¿Quién me enviaría flores? ¿será parte de su estrategia
para atraparme?
Me encontraba acostada en mi cama mirando el techo de la
habitación, volviéndome paranoica con todo lo que sucedía.
Cayó la noche; el temor, la cobardía, la duda y la confusión me
atormentaban, ya no sabía qué hacer, qué esperar, qué intentar.
Debía detenerlo antes de que intentara atacarme, antes de que
me hiriera como hizo con esa mujer.
Decidida, tomé mi teléfono y llamé a la policía –esto es lo
correcto, ya no soporto la desesperación –pensaba mientras
sonaba. No tardaron en llegar, entre tanto, los esperaba fuera de
la casa.
–Se encuentra ahí adentro –les decía a los oficiales.
–¿Qué está pasando? –Preguntó la misma mujer que había sido
llevada al hospital.
La miré, tenía el brazo derecho vendado, fuera de eso parecía
estar bien
–Recibimos el informe de que dentro de su vivienda hay un
asesino –respondió uno de los oficiales.
–¿Qué? ¿un asesino? Dijo incrédula
–Sí, me estuvo vigilando todo este tiempo –dije
La mujer me miró sorprendida y a la vez confundida por la
situación.
–Vamos a revisar su vivienda señora –dijo el oficial.
Los oficiales revisaron por todos lados y no había rastro de
ningún hombre. Entré a la casa y revisé por mí misma, pero en
realidad no había ningún hombre.
–No hay ningún hombre aquí señorita –me comunicó el oficial.
–Pero…pero ¿Cómo explica el vendaje de su brazo? –dije.
–Estaba tomando una copa de vino –relató la mujer–, pero
tropecé, caí y la copa se destrozó en mis manos.
– ¿Y el señor mayor que vi desde la ventana? Tenía un rostro que
causaba temor con solo mirarlo, lo vi manchado de sangre
también.
La mujer pensó con detenimiento un momento.
–¿Te refieres a este señor? –dijo la mujer, mostrando un
retrato–. Al caer salpiqué vino que casualmente cayo en él. Es mi
abuelo, hice este retrato luego de que murió para recordarlo –la
mujer enmarca una pequeña sonrisa en su rostro y concluye–.
Siempre le dijeron que su rostro causaba escalofríos.
No encontraba la forma en la que mostrar mi rostro(yo diría: No
encontraba dónde ocultar mi rostro), sentía vergüenza por lo
que hice. Me disculpé con la mujer y los oficiales por causar
semejante alboroto, y me dirigí a casa.
Pensaba en todo lo que supuse, estaba muy equivocada, me
senté en el sofá y miré la mesa donde había puesto las flores casi
marchitas, me acerqué, las observé dándome cuenta de que
tenía una pequeña notita. que decía:

Mejórate pronto
Att: Tu Jefe
En ese mismo instante me di cuenta de que por el estrés todo
había sido producto de mi imaginación. (Se puede mejorar el
final, piensa en algo que sea impactante, que deje al lector
sorprendido)

FIN

OBSERVACIONES

Lo marcado en verde son cambios que me atreví a aplicar.


Lo marcado en rojo, son cosas que deberías borrar.
Lo azul celeste, son sugerencias.
Lo amarillo, son cosas que debes cambiar, o palabras repetidas.
La narración me parece muy buena, se percibe dominio de
coherencia y fluidez. Denota cierta experiencia al contar la
historia, la autora tiene madera.
Inició con una acción, lo que es muy adecuado.
Se mantiene enfocada en un solo tema, sin irse por las ramas
demasiado. Los cuentos son historias breves, con pocos
personajes y enfocados.

A mejorar, sugiero prestar atención al tiempo narrativo, si se


está narrando en pasado, debe mantenerse de ese modo
durante toda la historia, no es correcto decir: El niño llegó de
noche, baja las escaleras, mira al cielo y lloró.
El cuento necesita más emoción, siento que se pierde a veces el
suspenso. Revisar qué le quita la fuerza.
El final podría ser más impactante.

A sus órdenes, Ismael L. Mercedes Z.

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