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TIPOS DE CALES

POR MÓNICA MARTÍN SISÍ

Aunque en el lenguaje coloquial se usa la palabra cal como denominación genérica, existen varios tipos de cales,
diferenciándose en su composición química, propiedades y aplicaciones. Para aclarar conceptos tomaremos como
base la norma europea EN 459 (2011).

Teniendo en cuanta la naturaleza de la cal puede establecerse una primera clasificación entre cales aéreas y cales
hidráulicas, según endurezcan solamente mediante carbonatación expuestas al aire o también en ambiente
húmedo e incluso bajo el agua.

CaO+MgO Presentación Descripción


CL 90-Q Cal viva aérea con 90% óxidos de calcio+magnesio
CL 90-S Cal aérea con 90% de óxidos de calcio+magnesio hidratada en polvo
CL 90
CL 90-S PL Cal aérea con 90% de óxidos de calcio+magnesio, hidratada con exceso de agua, en pasta
CÁLCICA

CL 90-ML Cal aérea con 90% de óxidos de calcio+magnesio hidratada en suspensión o lechada
CL 80-Q Cal viva área con 80% óxidos de calcio+magnesio
CL 80
CL 80-S Cal aérea con 80% de óxidos de calcio+magnesio hidratada en polvo
CL 70-Q Cal viva aérea 70% óxidos de calcio+magnesio
CL 70
CL 70-S Cal aérea 70% de óxidos de calcio+magnesio hidratada en polvo
(CaO+MgO)y MgO Presentación Descripción
AÉREA

DL 90-30-Q Cal viva dolomítica con 90% óxidos de calcio+magnesio, y 30 % óxidos de magnesio del total
DL 90-30 DL 90-30-S Cal dolomítica con 90% óxidos de calcio+magensio, y 30 % óxidos de magnesio del total, hidratada en polvo
DL 90-30-S1 Cal dolomítica con 90% óxidos de calcio+magensio, y 30 % óxidos de magnesio del total, semihidratada en polvo
DL 90-5-Q Cal viva dolomítica con 90% óxidos de calcio+magensio, y 5 % óxidos de magnesio del total
DOLOMÍTICA

DL 90-5 DL 90-5-S Cal dolomítica con 90% óxidos de calcio+magnesio, y 5 % óxidos de magnesio del total hidratada en polvo
DL 90-5-S1 Cal dolomítica con 90% óxidos de calcio+magnesio, y 5 % óxidos de magnesio semihidratada en polvo
DL 85-30-Q Cal viva dolomítica con un 85% óxidos de calcio+magensio, y 30 % óxidos de magnesio del total
DL 85-30 DL 85-30-S Cal dolomítica con 85% óxidos de calcio+magensio, y 30 % óxidos de magnesio del total, hidratada en polvo
DL 85-30-S1 Cal dolomítica con 85% óxidos de calcio+magensio, y 30 % óxidos de magnesio del total, semihidratada en polvo
DL 80-5-Q Cal viva dolomítica con 80% óxidos de calcio+magensio, y 5 % óxidos de magnesio del total
DL 80-5 DL 80-5-S Cal dolomítica con 80% óxidos de calcio+magensio, y 5 % óxidos de magnesio del total, hidratada en polvo
DL 80-5-S1 Cal dolomítica con 80% óxidos de calcio+magensio, y 5 % óxidos de magnesio del total, semihidratada en polvo
Resistencia a compresión Descripción
NATURAL

NHL 2 Cal hidráulica natural con ≥ 35 % de cal útil (Ca(OH)2) y una resistencia a los 28 días de ≥ 2 a ≤ 7 MPa
NHL 3,5 Cal hidráulica natural con ≥ 25 % de cal útil (Ca(OH)2) y una resistencia a los 28 días de ≥ 3,5 a ≤ 10 MPa
NHL 5 Cal hidráulica natural con ≥ 15 % de cal útil (Ca(OH)2) y una resistencia a los 28 días de ≥ 5 a ≤ 15 MPa
Resistencia a compresión Descripción
FL A 2 Cal formulada con ≥ 40 a < 80 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 2 a ≤ 7 MPa
FL A 3,5 Cal formulada con ≥ 40 a < 80 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 3,5 a ≤ 10 MPa
HIDRAULICA

FL A 5
FORMULADA

Cal formulada con ≥ 40 a < 80 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 5 a ≤ 15 MPa
FL B 2 Cal formulada con ≥ 25 a < 50 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 2 a ≤ 7 MPa
FL B 3,5 Cal formulada con ≥ 25 a < 50 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 3,5 a ≤ 10 MPa
FL B 5 Cal formulada con ≥ 25 a < 50 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 5 a ≤ 15 MPa
FL C 2 Cal formulada con ≥ 15 a < 40 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 2 a ≤ 7 MPa
FL C 3,5 Cal formulada con ≥ 15 a < 40 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 3,5 a ≤ 10 MPa
FL C 5 Cal formulada con ≥ 15 a < 40 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 5 a ≤ 15 MPa
Resistencia a compresión Descripción
HIDRÁULICA

HL 2 Cal hidráulica artificial con ≥ 10 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 2 a ≤ 7 MPa
HL 3,5 Cal hidráulica artificial con ≥ 8 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 3,5 a ≤ 10 MPa
HL 5 Cal hidráulica artificial con ≥ 4 % de cal útil (Ca(OH)2) y resistencia a los 28 días de ≥ 5 a ≤ 15 MPa
1. Cales aéreas
Son aquellas que se combinan y endurecen con el dióxido de carbono presente en el aire. Su origen se encuentra
en la calcinación de piedras calizas puras, calizas dolomíticas, mármoles, o conchas marinas.

El endurecimiento se produce por la recarbonatación de los hidratos de calcio en contacto con el dióxido de carbono
del aire, formando carbonato de calcio que desarrolla cierta resistencia y contribuye a la durabilidad de los morteros.
Dentro de las cales aéreas se establece una división según el porcentaje de óxidos de calcio y magnesio,
distinguiéndose entre las cálcicas y las dolomíticas.

1.1. Cales cálcicas (CL)

Son conocidas por las siglas CL y se clasifican según el contenido en óxidos de calcio y magnesio, siendo éstos
menos del 5% del peso total. Las empleadas en la construcción deben tener un porcentaje de óxidos de calcio
superior al 90% (CL 90), alcanzado muchas de ellas una cantidad mayor, como las de Ciaries y Cales de Morón que
llegan al 98% de pureza. Tradicionalmente eran conocidas como cales grasas por la untuosidad que dan a las
masas.

Pueden presentarse como cal viva (óxido de calcio, CL 90 Q), producto del calentamiento de la piedra caliza a 900-
1000º, en forma comercial de polvo o terrón. O como cal apagada con más o menos agua (hidróxido de calcio): será
en polvo (CL 90 S) cuando el apagado se realiza con la tercera parte de su peso (lo que se conoce vulgarmente
como hidrato); en pasta (CL 90 PL), cuando se anega en tres veces su peso; o como una lechada o suspensión (CL
90 ML) si se aumenta esa cantidad de líquido.

Para complicar aún más la terminología actualmente se diferencia entre la cal en pasta y la pasta de cal. La
primera es la obtenida apagando la cal viva con ese exceso de agua, un kilo de cal por 3 a 4 litros de agua. La pasta
de cal se obtiene ahogando el polvo de hidróxido de calcio en agua. En el capítulo sobre el ciclo de la cal
comentaremos las cualidades de cada una de ellas.

CaO = óxido de calcio, MgO = óxido de magnesio, CO2 = dióxido de carbono, SO3 = óxido de azufre, cal útil o cal libre = CaO

1.2. Cales dolomíticas (DL)


Si la piedra de origen es una caliza dolomítica, con un contenido en óxido de magnesio mayor al 5% del peso total,
las cales obtenidas serán cales dolomíticas (DL), también conocidas como cales magras. Ponemos un ejemplo
para aclarar su codificación: una cal DL 90- 30 Q será una cal viva dolomítica que está constituida por un 90% de
óxidos de calcio y magnesio, y en su peso total contiene más de un 30% de óxidos de magnesio. Algunas cales
presentan pequeños índices de hidraulicidad.

Estas cales pueden presentarse como hidratadas completamente (S) o semihidratadas (S1) cuando solo se hidratan
los óxidos de calcio, manteniéndose los óxidos de magnesio.
CaO = óxido de calcio, MgO = óxido de magnesio, CO2 = dióxido de carbono, SO3 = óxido de azufre

Según algunos autores este tipo de cales fueron muy comunes en el pasado en España y hay países en los que la
tradición se mantiene como EEUU y Francia, abogando por su bondad para determinados usos. En un estudio de la
Universidad de Granada de A. Arizzi y G. Cultrone demostraron que la cal dolomítica (en ese caso una DL 85-S) era
más trabajable que una CL 90-S, pero se comportó peor con el paso del tiempo, con retracciones y mal
endurecimiento (formación de cristales de brucita, muy expansiva, a partir del hidróxido de magnesio).

2. Cales hidráulicas

Son aquellas que tienen la capacidad de fraguar y endurecer cuando se mezclan con agua, como los cementos, y
en contacto con el aire (por carbonatación). Pueden ser naturales o artificiales pero todas ellas tienen en común la
presencia de sílice, alúmina y hierro en su composición. Estos elementos, sometidos a temperaturas entre 600 y
1200ª de forma natural o artificial, al combinar con el óxido o hidróxido cálcico da lugar a silicatos, aluminatos y
ferroaluminatos cálcicos que confieren las cualidades hidráulicas a las cales, pudiendo fraguar en medios saturados
de humedad, incluso debajo del agua. Es la sílice el elemento que aporta hidraulicidad, funcionando la alúmina
como acelerador de fraguado.

El doble comportamiento, carbonatación y fraguado, dota a estas cales de unas cualidades únicas, a medio camino
entre las aéreas y los cementos. “Hay una parte hidráulica que estará menos afectada en su fraguado por las
condiciones ambientales (lluvia, bajas temperaturas, escasa aireación, etc) que endurecerá más rápidamente
(estabilizando las fábricas, facilitando la superposición de capas) y que alcanzará mayor resistencia tanto a los
agentes de deterioro como a los esfuerzos mecánicos (posibilidad de uso en ambientes más agresivos de tipo
marino o lluviosos y fríos, capacidad de uso en elementos estructurales…). Pero también hay una parte aérea que
endurecerá más lentamente permitiendo los movimientos del mortero para su adaptación a los esfuerzos internos y
externos que formará una estructura macroporosa que va a facilitar los intercambios de humedad del muro con el
ambiente (capilaridades, condensaciones, lluvia, etc), presenta mejor comportamiento frente a los ataques de los
sulfatos y cristalización de sales, y que en definitiva dará mayor plasticidad al mortero. Todo lo anterior le lleva a J.
Ashurt a afirmar que “la gran ventaja del uso de las cales hidráulicas está en que tienen muchas de las ventajas y
pocos de los inconvenientes tanto de las cales aéreas como del cemento”. (A. Sepulcre, 2005).

En trabajos de restauración hay que tener muy presente las mayores resistencias y retracciones y comprobar su
idoneidad con los materiales existentes. Al poder endurecer sin necesidad del aire, son usuales en los trabajos de
inyección de morteros. Recogemos al finalizar del capítulo un debate sobre el tema.

Por otro lado, el sulfato y carbonato cálcico junto con silicato cálcico, en presencia de humedad y ambiente frío,
puede provocar la aparición de thaumasita, eflorescencia en forma de un polvillo blanco untuoso. De ahí que no
sean aconsejables los revestimientos de trabadillo (mezcla de cal y yeso) sobre revocos realizados con cales
hidráulicas o cementos.

Recomendaciones de sobre el uso de cales hidráulicas:

- En rejuntados, utilizar arena angulosa lavada de 3 a 4 cm de tamaño medio (siempre que la junta lo permita) con
una proporción de finos no muy alta (es menos plástica que la aérea).
- Mezclar muy bien y aplicar en un par de horas, sin reamasar de nuevo.

- Una vez se ha aplicado el mortero o revestimiento darle su acabado (en un plazo de un par de horas) y dejarlo
fraguar.

- En revestimientos, las capas sucesivas pueden aplicarse cuando la inferior ha fraguado lo suficiente para resistir la
presión de un dedo. Con temperaturas superiores a los 12ºC, esto será al día siguiente, ya que al bajar la
temperatura ambiente se reduce la velocidad de fraguado, deteniéndose alrededor de los 5ºC. Sin embargo, hay
que tener en cuenta que habitualmente la temperatura de la fábrica será mayor que la del ambiente.

- Como en cualquier aplicación de mortero, el muro debe humedecerse antes de empezar, así como las sucesivas
capas de base. Se pueden producir retracciones si las bases están demasiado secas o si se elaboran los morteros
con mucha agua.

- Los morteros de cal hidráulica necesitan menos agua de amasado que los de cemento para una trabajabilidad
equivalente.

- Hay que tener en cuenta que los tiempos de trabajo son menores que los de la cales aéreas y las masas no se
conservan infinitamente cubiertas en agua como aquellas (Jon Martens apunta que dos días bien protegidas con
telas y plásticos).

- Los morteros hidráulicos son menos porosos y transpirables que los morteros de cales aéreas.

Un error muy común entre los principiantes es confundir hidrato de cal con cal hidráulica. Hidrato, como hemos
dicho es la cal aérea apagada en forma de polvo de composición química hidróxido de calcio.

Dentro de este tipo de cales se distinguen las naturales (NHL) y las artificiales, que parten de una cal aérea o
hidráulica natural y adiciones de elementos hidraulizantes. Entre estas últimas hay que diferenciar entre las que
incorporan puzolanas (FL) y las que contienen cemento o derivados industriales (HL).

Las cales NHL se diferencias de las HL y FL en que las primeras los componentes hidráulicos se forman durante el
proceso de calcinación, como ocurre con el cemento. En las otras, la reacción de las cales y los agregados
puzolánicos se produce durante el fraguado.

2.1.Cales hidráulicas naturales (NHL)

Son las obtenidas por la calcinación de calizas arcillosas o silíceas. Dentro del horno, a los 100º se evapora el agua
de cantera, a los 700º la arcilla ha perdido toda su agua higroscópica y se descompone en dióxido de silicio y
trióxido de dialuminio, entre los 700º a 900º comienzan a descomponerse el carbonato cálcico, disociándose en
dióxido de carbono y óxido de calcio, entre 900-1200º reacciona parte del óxido de calcio dando lugar a silicatos
bicálcicos o belita (2CaOSiO2, simplificado como C2S), aluminatos cálcicos y ferroaluminato.

Los cementos superan esta temperatura, llegado a alcanzar los 1450º para los cementos grises, y 1650º necesarios
para producir los cementos blancos que eliminan el óxido de hierro como fundente para evitar las tonalidades grises
(el cemento blanco es el más contaminante de todos, siendo falso la afirmación de la ausencia de sales). Estas altas
temperaturas son las responsables de la creación del silicato tricálcico o alita (3CaOSiO2, simplificado como C3S)
responsable de las altas resistencias y fraguados rápidos de los cementos. De esta forma, mediante un análisis de
laboratorio, podríamos saber si nuestra cal o mortero lleva o no rastros de cemento. Si aparece alita, el mortero ha
sido aditivado con cemento.
Al contener todavía óxidos de calcio, estas cales han de someterse a un apagado muy controlado por aspersión,
con solo un 1/10% del peso de la cal en agua. El método tradicional inglés consistía en apilar capas alternas de cal y
arena humedecida; el montón se removía y dejaba reposar durante 12 horas. En la actualidad solo se suministra cal
hidráulica natural ya apagada en polvo.

El proceso de endurecimiento se produce por carbonatación de los hidróxidos de calcio y por fraguado de los
silicatos y aluminatos. Evidentemente, cuánto mayor contenido en arcillas tenga la piedra de origen, menos CO 2 de
la atmósfera absorberá.

Al perder el agua de amasado, los silicatos y aluminatos crean una red de cristales fibrosos, tal como aparece en la
ilustración del libro Cal aérea en pasta (S. Argano, M. Guixeras 2009):

En España, según recoge P.C. Espinosa en su Manual de Construcciones de Albañilería (1859), existen varios
yacimientos de cales hidráulicas naturales y a mediados del siglo XIX muchos de ellos estaban activos, destacando
las canteras del País Vasco, en las que también se explotaba un cemento natural.

Las cales hidráulicas naturales se clasifican según su resistencia a la compresión medida a los 28 días, de la
siguiente manera:
Resistencia a compresión
CAL Mpa Kg/cm2
NHL 2 ≥ 2 a ≤ 7 MPa 20-50 kg/cm2
NHL 3,5 ≥ 3,5 a ≤ 10 MPa 35-100 kg/cm2
NHL 5 ≥ 5 a ≤ 15 MPa 50-150 kg/cm2

Los detractores de este tipo de cales postulan que son impredecibles y de comportamiento caprichoso, de modo que
“mientras que en la cal hidráulica natural la proporción entre los diferentes componentes se da en la materia prima
de la que se obtiene (es decir la veta de la cantera), en la cal hidráulica artificial (cales formuladas con puzolanas) la
dosificación de cal pura y sílice se consigue a partir de materias primas que contienen alguno de los componentes.
Esta dosificación “artificial” permite una homogeneidad y constancia del producto mayor que la de la cal hidráulica
natural” (J.R. Rosell i Amigó).

En cuanto a las dosificaciones, copiamos la tabla de Canabric:

2.2. Cales formuladas (FL)


La norma define como FL a las cales con propiedades hidráulicas constituidas principalmente por cal aérea (CL) y/o
cal hidráulica natural (NHL) con material hidráulico y/o puzolánico añadido. Tienen la propiedad de fraguar y
endurecer cuando se mezcla con agua y por reacción con el dióxido de carbono presente en el aire (carbonatación).
La presencia de clínker y/o cemento debe declararse por el productor.

Bajo el término de puzolana se conocen varios materiales de naturaleza muy diversa que comparten una
característica común: “carentes de propiedades cementicias y de actividad hidráulica por sí solos, contienen
constituyentes que se combinan con la cal a temperaturas ordinarias y en presencia de agua, dando lugar a
compuestos permanentemente insolubles y estables que se comportan como conglomerantes hidráulicos. Es decir,
pueden formar silicatos y aluminatos de cal, capaces de fraguar por hidratación” (Calleja, 1958).

La norma las clasifica atendiendo a dos variables, por un lado la cantidad de cal libre o útil (hidróxido de calcio) y su
resistencia a compresión medida a los 28 días en MPa. De este modo las denominadas FLA presentan una cantidad
de cal libre entre 40 y 80%, las FLB, entre un 25 y 50% y las FLC entre un 15 y un 40%. A su vez cada una de ellas
pueden tener una resistencia de 2, 3,5 o 5 MPa según la adicción puzolánica empleada. Las posibilidades se
amplían así a 9 tipos como puede verse en el gráfico que aparece al principio del capítulo.

Y esas propiedades son:

- Composición química ácida, con predominio de óxidos de sílice, aluminio y hierro. En algunos casos la sílice puede
llegar al 90%.

- Estructura amorfa, provocada por unas altas temperaturas y un enfriamiento brusco, bien por procesos naturales
(enfriamiento de la lava volcánica) como artificiales (escorias de altos hornos).

- Sin embargo, si se sobrepasa una determinada temperatura, la actividad puzolánica se reduce o anula.

- Alta reactividad química.

- Alta superficie específica, de modo que la velocidad de reacción de cualquier puzolana con el hidróxido cálcico, en
presencia de agua, será mayor cuanto menor sea el tamaño de sus partículas. El tamaño es micrométrico, algunos
autores hablan de 75 µ para la chamota.

El término puzolana proviene de Pozzuoli, población italiana cerca del Vesubio, de donde los romanos extraían una
arena que mezclado con la cal adquiría tal fuerza y cualidades que era capaz de endurecer incluso debajo del mar.
Existen en la naturaleza muchos materiales con capacidades puzolánicas y desde tiempos muy antiguos se
descubrió la posibilidad de crear puzolanas artificiales sometiendo a altas temperaturas algunos elementos. De este
modo podemos diferenciar entre puzolanas naturales y las adulteradas por el hombre.

Entre las naturales, se puede establecer una clasificación según su origen: rocas producto de erupción volcánica de
estructura más o menos coherente (la propia tierra de Pozzuoli, piedra pómez, tobas…) o las formadas por la
sedimentación de fragmentos de otras rocas. Entre ellas, las hay de origen orgánico como las tierras de diatomeas
(también conocida como kieselgur y möler danés), constituidas por la sedimentación de fósiles de algas
unicelulares con esqueleto de sílice. Depósitos de estas algas en España se encuentran en Andújar, Porcuna (Jaén)
y Elche de la Sierra (Albacete). Yacimientos de cenizas o rocas volcánicas hay en gran parte del Mediterráneo:
Italia, sureste de Francia, Azores, Islas Canarias, Gerona, Albacete, Almería.

Las arcillas tal y como se encuentran en la naturaleza no suelen tener una actividad puzolánica, por lo que deben
someterse a temperaturas entre 600 y 900º. La bentonita reacciona a los 700º, la sepiolita a los 830º. La arcilla
más adecuada para mezclar con la cal es el caolín sometido a 650º y recibe el nombre de metacaolín. Además de
su gran reactividad presenta la cualidad de su color blanco. La calcinación de las arcillas a temperatura entre 600 y
900°C destruye la estructura cristalográfica (en concreto se produce una deshidroxilación de la arcilla), dando lugar
a un producto amorfo rico en sílice y alúmina que puede reaccionar rápidamente, a temperatura ambiente y en
presencia de agua, con hidróxido de calcio. A partir de los 900º se produce una recristalización de la arcilla que
anula las propiedades puzolánicas.

El gaize es una roca sedimentaria rica en sílice de la región de las Ardenas francesas. El gliezh son esquistos
calcinados de forma natural por una combustión subterránea. Por último el trass proviene de un meteorito que cayó
en la zona de Baviera y ya era conocido por los romanos.

En cuanto a las puzolanas artificiales, ya hemos comentado el empleo de las arcillas cocidas, que pueden provenir
lógicamente de restos de materiales de construcción como el ladrillo o tejas (chamota y tejoleta respectivamente).
En Roma la mezcla de cal y estos restos era conocido como opus signinum que pasará al italiano cocciopesto
(arcilla cocida machada). Plinio lo describe en su Historia Natural: "Se utilizan aun trozos de cerámicos rotos; se ha
descubierto que pulverizadas, y con agregado de cal, la mezcla se convierte en un material más sólido y durable
que otros materiales similares; lo que conforma el cemento denominado Signine, que es muy utilizado inclusive para
hacer los pisos de las casas”. (Signine de Signia ciudad italiana de famosa cerámica).

Es fundamental el molido para aumenta la superficie total de los elementos, y por tanto, la superficie de contacto
específica entre la cal y los fragmentos micrométricos del ladrillo o teja quedando reducidos a polvo. Es cierto que
en muchos morteros antiguos se encuentras trozos grandes de chamota y no aparece el color rojizo característico
de un buen cocciopesto; en ese caso la actividad puzolánica quedará reducida a los contornos de las piezas de
cerámica.

Por otro lado, hay multitud de productos vegetales que contienen sílice bien en la cáscara, en la corteza, en la
semilla…, de ahí que desde tiempo inmemorial se emplearan en forma de ceniza para mezclar con la cal, ya que
cumple con todos los requisitos, alta finura y gran reactividad: arroz, caña de azúcar, trigo, coco, nuez de
macadania, café, cacao… Y de nuevo, la calidad del producto dependerá de la temperatura idónea durante el
proceso de quemado y enfriamiento: si es baja, no llegará a consumir la parte orgánica y si es excesiva la sílice
puede cristalizarse y tornar a no reactiva. En el caso de la cáscara de arroz la temperatura idónea ronda entre los
500 y los 700º. Las cenizas de madera, de carbón vegetal, reducidas a polvo fino se consideran aditivos hidráulicos
(Escuela de Avignon).

Por último, como materiales puzolánicos están los subproductos de procesos industriales. Su presencia en las cales
FL debe ser claramente especificada, siendo los materiales que constituyen las cale denominadas HL.
Dosificación de morteros de cal CL90 y puzolanas

CAL PUZOLANA ARENA

FUENTE UNIDAD TIPO UNIDAD PUZOLANA UNIDAD TIPO


1 1 tejoleta 2 de río
Vitruvio cal en pasta
1 2 puzolana
Sebastián Argentina 1 cal en pasta 1 chamota 1 marmolina
1 cal en pasta 1,5 chamota 1 0,32 mm
M. Glez. Cortina (1)
1 cal en pasta 2 chamota 1 0,32 mm

puzolana
Vicat (2) 18 kg cal en pasta 100 kg (64% s íl i ce
56% a l úmi na )

1 cal en pasta 1 metacaolín 3 sílice


A. Sepulcre (3) 10% metacaolín
1 cal en polvo 1 90% sepiolita 3 sílice
10%
Teutónico (4) 1 cal en pasta 1 chamota 1
1 cal en pasta 2 puzolana
Nacente (5)
1 cal en polvo 3,4 puzolana
1 cal en pasta 1 puzolana
Boyton (5)
1 cal en polvo 4 puzolana
1 cal en pasta 1,5 puzolana
Tomás de Alberdi(5)
1 cal en polvo 2 puzolana
Alliance 4 (6) 1 cal en pasta 1 puzolana 1

(1) M. González Cortina: Recuperación de morteros romanos de cal y chamota en aplicaciones actuales.
(2) En P.C. Espinosa: Manual de construcciones de albañilería.
(3) A. Sepulcre: Influencia de las adiciones puzolánicas en los morteros de restauración de fábricas de interés histórico-artístico.
(4) A. Sepulcre: Influencia de las adiciones puzolánicas en los morteros de restauración de fábricas de interés histórico-artístico.
(5) M. Barrera: Mejora del comportamiento de los morteros de cal aditivados y su empleo en rehabilitación de inmuebles.
(6) Guía uso de cal publicado por Alliance 4.
Elaboración: Mónica Martín Sisí

Breve historia de los morteros hidráulicos artificiales en occidente: puzolanas y cocciopesto.

Una cisterna de Jericó del siglo X a.C. es el ejemplo más antiguo conocido. Probablemente los fenicios extendieron
la técnica por el Mediterráneo, de modo que micénicos y cretenses la emplearon en obras importantes, como la
cisterna de Micenas y el palacio de Cnosos. La tierra volcánica de Santorini era bien conocida entre los griegos. Los
romanos normalizaron el proceso, desde la extracción, suministro y aplicación, de modo que el abastecimiento de
los morteros puzolánicos naturales y artificiales estaba garantizado en todo el Imperio, bien usando los propios
recursos o a través de un comercio organizado. Catón, Plinio, Vitruvio, recogen recetas y consejos de uso. Este
último indica que para obras de ingeniería hidráulica se emplee “una especie de polvo al que la naturaleza le ha
dado una admirable virtud (…) mezclado con la cal y las piedras trituradas, hace que la albañilería se vuelva tan
compacta que se endurece, no sólo en los edificios ordinarios, sino también bajo el agua”.

La herencia romana se perpetúa en Bizancio, como por ejemplo en Santa Sofía de Constantinopla (532-537),
levantada con morteros de cal y chamota. En las tierras griegas bizantinas el cocciopesto es conocido como
kourasani.

El Islam consigue fusionar la sabiduría de la cal propia de los romanos, con la cultura sobre el yeso de oriente.
Como curiosidad mencionaremos el término alcatifa “broza o relleno que para allanar se hecha en el suelo antes de
enlosarlo o enladrillarlo, o sobre el techo para tejar”, hecho con cal, arena y restos de ladrillo o teja. Se trata, pues,
de la versión del cocciopesto en las tierras de Al- Andalus. El término se ha mantenido en la actualidad como
alcatifa o catifa. R. Córdoba lo recoge en el texto “Aportaciones arqueológicas del a Córdoba bajomedieval”: “En el
interior de la iglesia de Santa Clara y en otros edificios bajomedievales hemos documentado la realización de una
cama de argamasa con inserción de numerosos fragmentos de tejas y ladrillo en la pared, como paso previo a su
enlucido. (…) Su empleo se documenta también en edificaciones islámicas desde el siglo XII.(…) Para la colocación
de los suelos resultaba también imprescindible la nivelación de la base sobre la que asentar posteriormente el
pavimento. Dicha nivelación se conseguía mediante la realización de lo que los contratos de obras del siglo XV
denominan alcatifa, una gruesa capa de broza o relleno, integrada por argamasa de cal y arena, fragmentos de
ladrillo rascado, teja cortada y otros elementos, que se empleaba para allanar la superficie y dar estabilidad a las
losas, azulejos o yeso posteriormente aplicado.”

Durante la Edad Media, en el resto de Europa los morteros son de pésima calidad y su importancia en la
construcción pasa a un segundo plano; el hormigón romano se pierde y la obra se confía exclusivamente al poder
de la piedra. En el Renacimiento, solo Venecia destaca por sus suelos de coccipesto, llegando a ser una seña de
identidad de sus hermosos palacios.

Es en el s. XVIII, cuando ya desde un punto de vista científico, se recupere la atención hacia la hidraulización de
morteros. Personajes como J. Loriot, el Marqués de la Faye o J. Smeaton, combinan cal y diversas arcillas
calcinadas sentando las bases para el futuro cemento. En 1796, J. Parker registra la patente de la cal hidráulica,
Vicat será fundamental por su estudio publicado en 1818 Morteros y cementos. En 1824, J. Aspdin firma la patente
del cemento llamado Portland.

Como comentábamos al hablar sobre las cales hidráulicas naturales, hay algunos autores que favorecen el empleo
de adiciones puzolánicas a las NHL en restauración, principalmente por el control previo que puede hacerse durante
la formulación para acomodarse a las necesidades de una obra en concreto.

2.3. Cales hidráulicas (HL)


Por último, la norma entiende como cales HL a las constituidas por cal y cemento (que junto con la arena forman los
morteros conocidos como bastardos o mixtos) y/o restos de subproductos industriales como cenizas volantes
(residuos sólidos que provienen de la combustión en las centrales termoeléctricas), escorias de altos hornos
(subproducto de la fusión de mineral de hierro en los altos hornos) o el humo de sílice que se origina en la reducción
del cuarzo para obtener silicio. Todos ellos son sometidos a un enfriamiento brusco.

Se clasifican según su resistencia a compresión, diferenciándose tres tipos: HL 2 con un porcentaje de cal libre de
≥10%, HL 3,5 con un ≥18% de cal libre, y la HL 5 con un ≥4%.

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