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PRIMERA PARTE.
DEDICATORIAS:
¡GRACIAS!
El contenido.
A manera de prégrafe,
ó ¡Bienvenidos! Al caos del
Alzheimer………………………………………………... 5.
Capítulo UNO.
Hoy,
o la rúbrica de la decadencia. …………………………... 10.
Capitulo DOS.
Ayer,
éramos una familia
unida y generosa,
ahora sólo somos
displicentes familiares. ….………………………..……. 18.
Capítulo TRES.
El insidioso inicio,
o ¿Qué le pasa a la abuela? ……………………………. 28.
Capítulo CUATRO.
Conjeturas diagnósticas,
o soberbia “mea culpa”. ……………………….……… 34.
Capítulo CINCO.
La inevitable codependencia,
o consagrada custodia. …………………………………. 43.
Capítulo SEIS.
El catálogo de daños,
o la neoliberal salud
de esta época. …………………………………………… 50.
Capítulo SIETE.
Capítulo OCHO.
Capítulo NUEVE.
Reflexiones finales,
o el legado de olvido, ………………………..………..… 73.
A manera de prégrafe,
o ¡Bienvenidos! Al caos Alzheimer.
El anecdotario.
Cada capítulo se inicia con una sección denominada “El anecdotario” en donde
se exponen varios eventos sucedidos a los personajes involucrados dentro del
paradigma Alzheimer; después, como complemento se exponen la sección
nombrada como “Las certidumbres”, la cual sólo describe un reducido meta
análisis, rastreo informático y vivencial sobre diversos temas concernientes a la
enfermedad de Alzheimer.
Las certidumbres.
Del mismo modo, el mal dañó en ese lapso el hasta entonces lúcido
discernimiento de una productiva profesionista de la educación hasta
convertirla en un no ser, carente de memoria, afecto y buen discernimiento,
languideciendo en ignotos recintos demenciales.
Capítulo Uno.
Hoy,
o la rúbrica de la decadencia.
El anecdotario.
¡Lo siento...
Peculiar conjunto de esta narración novelada que en escasos meses pasó de ser
amena alegoría para transformarse en trágico drama; estos son los tristes
personajes y asuntos que hoy nos ocupan.
Es posible que usted –amigo lector- encontrará en el detalle del narrar, vastas o
parvas semejanzas, versátiles o gemelas acciones, parecidos sentimientos y
actitudes equivalentes; tenga la absoluta certeza que lo descrito no es mera
coincidencia, es la realidad misma sobre el cruel estrago producto del
Alzheimer, padecimiento que deja al descubierto la esencia del ser humano en
todas sus facetas, expresiones, bondades y miserias, pues pone a flote tanto la
cálida sensibilidad así como también expone la persistente indiferencia que
nutre a la inhumana indolencia.
___________________________________________________________
(*) Nota del autor.- Se ha querido respetar el particular estilo del personaje en
cuestión, en aras de un fidedigno
Habla Anita:
Me dicen mis hijos que tengo una enfermedad la cual poco a poco me hará
olvidar una buena cantidad de cosas. Sé que la enfermedad me distanciará de mi
familia, al ya no poder recordar los nombres, el aspecto, ni la relación con mis
seres queridos, por no poder saber quiénes son y porque no hallaré las palabras
adecuadas para articular mis opiniones e ideas.
Que mi gran aflicción consiste en no poder saber cuál es la causa que provoca
esa angustia, ese enojo, esa impotencia al no valerme por mi misma, al
depender de otra persona aún para caminar.
Necesito comprobar que mis manos y pies respondan a mis mandatos para
poder servir a los demás y no ser una carga difícil de sobrellevar.
Pretendo no tener más olvidos, enojos, imprudencias, ni tristezas; pues todo ello
ha de incomodar a los que me cuidan.
¡Soy un ser humano libre, con sentimientos, emociones que aún percibe,
advierte y existe! Imploro por tener una leal compañía para no sentir el
abandono, ni quedar confinado a un cuarto, sillón o cama.
Corroboro que soy un ser digno, una persona quien aprecia el amoroso peso de
una caricia, la calidez de un abrazo y el tierno contacto de una mano afectuosa.
Anita.”-
Resulta conveniente resaltar que la anciana convive con el hijo mayor, aislados
en una pequeña casa ubicada cerca de la gran capital; los dos (paciente y
custodio) subsisten de los exiguos estipendios de ambos jubilados.
El otro hijo de nombre Jorge ayuda con una despensa supervisada por la esposa;
así como, el contado suministro de pañales y uno o dos medicamentos
similares; sus fugaces visitas mensuales (no mayores a dos horas) en ocasiones
se omiten bajo la repetida excusa de tener demasiado trabajo; charla
telefónicamente una vez a la semana con la madre Alzheimer y en caso de
existir una urgencia médica él sólo responde con la consabida e indolente frase-
comentario: - ! Qué barbaridad…
En estos dos últimos años doña Anita ha sufrido varios episodios de bronquitis,
resfriado, infecciones urinarias, diarrea, deshidratación y frecuentes crisis
depresivas; sin que los demás parientes o amistades, aunque sea sólo por
curiosidad se hayan dispuesto a brindar ayuda.
El custodio día y noche vela por la anciana, sirve como médico, cuidador,
enfermero, pedicurista, peluquero, manicurista, amo de casa, camarero, tira
basuras, lavandero de ropa o trastes; mensajero, terapeuta, ecónomo familiar,
-Es la última vez que me llevo a la abuela, no creas que cada vez que tú te
enfermes, he de venir por ella, me encuentro demasiado ocupado en el trabajo
para poder ocuparme no sólo del traslado, sino también de su cuidado y
atención.
-¡Échale ganas!
-¡Cuídate y ve al Seguro cuando te sientas mal!
-¡Tú decidiste hacerte cargo de la abuela!
-¡Dice ni mujer que te estás ganado un pedacito del Cielo!
-Sólo tú eres el único que puede cuidarla y soportar su carácter.
Octavio –el hermano custodio- con gran prudencia, el custodio les manifestó la
necesidad de salir por unos minutos para efectuar algunas compras; poco
después -a su regreso- encontró el cuadro desolador de una anciana solitaria, en
Las certidumbres.
La vejez.
El anciano merece el privilegio de visitar a los amigos, pues con ellos se siente
acompañado y consolida el revivir de gratos recuerdos, de bellas épocas y
mejores circunstancias.
Capitulo DOS
Ayer,
éramos familia unida, el tiempo y la enfermedad nos tornó en
displicentes parientes.
El anecdotario.
Por supuesto, existen numerosas redes familiares que resisten éste y otros
embates, cuyos integrantes se agrupan alrededor de conveniente núcleo (cual
dulce muégano) para sumar esfuerzos, solventar y cooperar metódicamente en
la atención adecuada del ser querido ahora convertido en estoico aquejado.
Cuernavaca, Morelos.
Hermano Jorge:
Desde hace años atrás he querido expresarte mis sentires, pero aún no se ha
llegado el propicio momento para hacerlo; las pocas veces que te he visto en
este literal secuestro han sido con gran celeridad, puesto que tus interminables
ocupaciones sólo te permiten pequeño lapsos para visitar a tu madre enferma y
adicionalmente a su personal custodio y hermano tuyo.
- ¡Qué malo...
- ¡Ignoraba la situación que me planteas...
- ¡No te dejas ayudar...
- ¡Qué se te ofrece...
Y mil una más frases aprendidas junto con tu primitiva consorte –según sé- en
costosas sesiones de terapia gestal o yoga a las asiduamente concurren. En ellas
al parecer, se acallan culpas, justifican remordimientos y aprenden el fingido
disimulo para halagar voluntades ajenas.
Pero todo lo material, podría compensarse ampliamente con una visita semanal,
que contenga un breve paseo una comida extracarcelaria, fuera de la cruel
rutina y del cotidiano panorama ofrecido por cuatro paredes azules.
Si bien, al literal arrinconar a la abuela enferma como mueble viejo hace cuatro
años hace, con toda claridad expusiste tu nuevo cambio de vida al tomar una
terapia y por ende habías decidido junto con tu rústica esposa que aportarías
exclusivamente pañales y medicamentos para la futura atención de la enferma,
pues ya habías erogado una buena cantidad de dinero en cuidadoras empíricas y
ya no podías soportar más gastos (bien lo recuerdo) y por lo que respecta a
presencia la virtual compañía telefónica ya no sería diariamente sino semanal y
la personal mensual. Hasta el momento lo haces siempre y cuando no tengas
eventos de adolescente tardío como fiestas, terapias, reuniones de niños
exploradores; previa licencia marital.
forma prudente (por no ocupar otro adjetivo) ambas partes evitamos las
confrontaciones estériles e inútiles reconciliaciones, que solo redundarían en
odios acumulados con sus respectivas venganzas. ¡Hasta donde hemos llegado
mi fraterno allegado.
Diversión sólo se conoce en las noticias diarias pasadas por la radio y alguna
serie televisiva que nunca termina de verse por dominar el agobio diario.
Deseo tenderme varios días en el solaz del mar, deseo una un pleno comer en
santa paz, un dormir conforme y la soberana libertad del holgar.
Por fortuna cuento con atención medica y medicinas de los servicios sociales,
que con todos sus avatares me permiten no erogar en ellos; sin embargo,
muchas veces he sido hospitalizado sin que ustedes se enterasen y sin más
compañía que la soledad ajena,
Doy gracias al Padre Dios quien día a día me despierta con cierta fuerza,
marcada paciencia y sabia prudencia; asimismo en las noches de desvelo me
arropa con su infinito amor y me permite considerar la situación impuesta no
como una penosa carga sino como una misión insuperable que anima a
proseguir el día siguiente y proseguir las rutinarias tareas.
Sin embargo, ese es su rústico pensar y zafio proceder que no se puede dejar y
que se hace patente por siempre. Sé que invariablemente representare el
pariente incómodo y la abuela, la suegra similar, ahora también sé el motivo
que nos mantiene en reclusa total, marginados, arrumbados cual muebles viejos,
en espera sólo del fatal desenlace.
Sólo te pido por última ocasión asiduidad en tus visitas, duración mayor de las
mismas, así como el apoyo económico hasta que dure la quejosa punición
llamada sevicia, después ya nada importa.
Pero ya pararé de ironizar las verdades que saltan a la vista, así descargo mi
perenne encono, que en mi aislamiento forzado ha crecido hasta la obsesión por
instrumentar una precisa revancha que seguramente pronto podrán constatar.
¡Ustedes sólo ustedes nos tienen en este estado de degradación física y moral,
ustedes sólo ustedes tendrán su merecido sanción!
Tu hermano Octavio.
PD. La familia no se escoge, para bien o para mal se nace con ella, y a veces
parece ser tu acérrima enemiga; en cambio a los amigos los seleccionas y en
algunos casos las reales amistades. ¡Gracias! Olga, Humberto, Carlo y Faby
(familia Cristiana) cuya presencia y apoyo siempre ha estado presentes en
forma incondicional y se obsequiaron en momentos difíciles.
- “La anterior misiva nos da una clara noción acerca del proceso por el cual el
custodio, quien al principio aceptaba el cargo con ductilidad y temple, al
transcurrir el tiempo (variable para cada caso) progresivamente presentó
cambios de conducta y comportamiento.
Las certidumbres.
Esto significa el favorable incluirse dentro del espacio del cuidado-atención del
ser querido y aceptar una tutela proactiva a distancia.
Resulta por demás conveniente y necesario dedicar uno o dos días para
acompañar al paciente mediante una periódica visita en la que el auto alejado
pariente advierta en experiencia propia el contexto en el cual se encuentra el
paciente, en ese lapso de contarse y permanecer, el custodio-cuidador puede
ahora descansar; ya que temporalmente el pariente-visitante se hará cargo del
familiar-Alzheimer; así, con este ejercicio se dará plena cuenta del significado
cuidado-atención de un paciente afectado por un padecimiento crónico.
Capítulo TRES.
El insidioso inicio,
o ¿Qué le pasa a la abuela?
El anecdotario.
Anita, como la generalidad de las mujeres longevas un mal día sufrió la fractura
del antebrazo izquierdo, atribuible a un traspié ocasionado por su defectuosa
marcha en ese tiempo evidente y agravada.
Eral el hijo primogénito indicado para tal efecto, pues además de su gozosa
soltería, residía en la generosa ciudad de Cuernavaca, excelentes “cualidades”
para tal efecto; así fue designado como candidato natural para ocupar el oficio
de guardián en turno.
¡Cargo aceptado, fardo cargado!, Octavio nunca pensó que con el tiempo
significaría un gravoso deber el cual había de cumplirse en arraigo asilado, cual
consagrada misión impuesta.
Como se esperaba el postoperatorio inmediato de la anciana resultó tardo y
agotador, pues acostumbrada a impartir órdenes, asignar tareas; ahora, se
oponía a aceptarlas.
Crueldad para la anciana, quien vivía dentro de un propio y caótico limbo, sitio
donde la confusión es constante idioma y la mente se inserta en el complejo
rompecabezas representado por el Alzheimer.
Doña Anita se irritaba por no poder valerse por sí misma; le molestaba tanto el
esmero en su atención, como la supuesta desatención; el frío, el calor, el aire, la
luz, la oscuridad, la plática, el silencio, la compañía la soledad y el manipulado
dolor fantasma y cotidiano para el cual no había medicina ni remedio alguno
que lo calmara,
-“Dios te lo pague...
-“Te estás ganando el cielo cuñado...
-“Se te ofrece algo...
-“Se me olvidó lo que me encargaste, dentro de un mes te lo traigo...
-“Cuídate, te ves desmejorado...
-“Ni modo, hay que aguantar vara...
-“Tengo mucho trabajo, nos vemos pronto, sino
me van a correr...
- “Ayer me enfermé y no podré visitar a la abuela
A pesar de que la abuela contaba con los servicios de seguridad social; también
era bien sabido sobre la deficiente calidad en la atención imperante en los
mismos; además el traslado, espera y la ineficiencia de la atención medica y el
reducido cuadro básico de medicamentos fueron las irrefutables condiciones
para no acudir a la consulta proporcionada por alguno de ellos.
Pues bien, el amigo médico Noel fue quien inició el arduo camino de examinar,
diagnosticar y hacerse cargo de Anita la paciente amiga; al concluir de
examinar a la afectada, para ello solicitó conversar con todos los
simuladamente angustiados familiares con el fin de explicarles su opinión sobre
el actual estado de salud ahora quebrantado de la senil matrona. Octavio, como
médico ya intuía la etiqueta del mal que aquejaba a su madre; sin embargo,
debería acatar el dictamen de otros médicos especializados en estas
enfermedades.
Así, el doctor Noel con gran prudencia explicó lo siguiente: - “Doña Anita que
ahora cuenta con 89 años de edad, desde hace varios meses empezó a
manifestar diversos signos y síntomas correspondientes a algún tipo de mal
funcionamiento cerebral; es decir, ella ha empezado a mostrar, aunque la
expresión se escuche violenta un tipo de demencia o trastorno mental,
probablemente exacerbada o causada por su avanzada edad.
En este momento resulta imposible señalar el tipo de demencia que Anita tiene
y sobretodo instalar cualquier tipo de medicación, por lo pronto les sugiero
consultar con la Dra. Lily Xóchitl Oaxaca, excelente neuróloga del Instituto
Social del Trabajador, ahora mismo la llamo para obtener una cita en su
consultorio particular...
Las certidumbres.
Demencia.
Son el tipo de insanias que hoy nos preocupa y ocupa sobretodo porque su
similitud a la asociada con la del tipo Alzheimer en muchas ocasiones dificulta
Los daños descubiertos en dicho cerebro fueron, una contracción y mengua del
peso, atrofia de la corteza y presencia de láminas y aglomeraciones en las
fibras y células; asimismo, encontró la presencia de una sustancia amiloidea
alrededor de los vasos sanguíneos de la zona cerebral afectada.
Capítulo CUATRO.
Conjeturas diagnósticas,
o soberbia "mea culpa".
Pues bien, fue Noel quien inició el arduo camino de interrogar, examinar,
diagnosticar. medicar y tratar a la paciente amiga doña Anita, quien por lo
demás no dejaba de exhibir su pericia para llamar la atención con un diestro
manejo de su “dolor de prótesis”, cuyas molestias día con día decía padecer.
En ese preciso momento resultaba imposible señalar el tipo de mal mental que
Anita padecía y sobretodo establecer cualquier tipo de medicación; por lo
pronto, Noel sugirió contar con una segunda opinión más actualizada, para ello
se pediría una interconsulta con la doctora Lily Xóchitl Oaxaca, excelente
neuróloga quien laboraba en el Instituto Social del Trabajador “Dos de
Noviembre”; con ella se obtuvo una primera cita en su consultorio particular.
Dicha institución igualmente nos refiere las técnicas recomendadas para poder
diagnosticar con mayor grado de posibilidad la Enfermedad Alzheimer:
Después de siete días, ya sea por cansancio o por cumplir con la cuota de días-
cama en buena hora la doctora Lily Oaxaca al fin se le ocurrió hacer acto de
presencia y nuevamente expresó al espacio virtual: su hipocrática conjetura:
-“La paciente no padece Alzheimer, solo simula dolores y enfermedades; puede
irse de alta.”-
El deseo expreso de Marilú era que la anciana fuera recluida en una casa de
reposo (negocio de Lily Xóchitl, la neuróloga) para así deslindarse de todo
cuidado y atención, mediante una considerable suma de dinero se libraría para
siempre de la incómoda pariente.
Todo ello se cumplió y un mal día la anciana sufrió una segunda caída al ras del
suelo con la consiguiente refractura de fémur y consabida intervención
quirúrgica, más compleja y complicada que la primera; ahora se debía cuidar
con más esmero y proporcionar una continua rehabilitación al cuerpo y al
espíritu de la “abue”.
Resulta normal que las personas algunas veces olviden cosas u ocasionalmente
se extravíen, pero los síntomas del Alzheimer son diferentes; el mal, produce
una pérdida súbita no sólo de memoria sino también de un buen número de
procesos relacionados con ella como son razonamiento y juicio.
La realidad ética asevera: -“Actualmente no se conoce una causa específica
causante, predisponente o desencadenante de la Enfermedad de Alzheimer
(EA).
Estilo de vida.
Lesiones craneales.
Educación.
Deficiente circulación cerebral.
Factores y contingencias ambientales.
Hipertensión arterial.
Colesterol alto.
Tabaquismo.
Depresión crónica.
Ingesta habitual de residuos nocivos de aluminio.
Sin embargo, cuando algún lego investiga todo tratado, referencia o protocolo
médico se encuentra invariablemente con reiteraciones, que revelan justamente
un mal tanto de dudas y significativas interrogaciones.
¡Por favor!, no sea rigorista, trate de adaptarse a los cambios manifestados por
su paciente, anótelos y contrate o sea usted mismo el principal custodio-
cuidador de su ser querido; así como, no existe una causa real, tampoco existe
diagnóstico cierto, terapia eficaz, ni cuidador ideal.
Capítulo CINCO.
La inevitable codependencia,
o consagrada custodia.
Teorema 1010,
Noel y Zelev (1999).
El anecdotario.
-“Me llamo Octavio; soy desde hace once años codependiente del Alzheimer.
por lo tanto:
¡Hoy!:
Tengo que despertar e incorporarme con ánimo resuelto y tenaz convicción para
combatir todo obstáculo, aunque mi cuerpo y mi espíritu se descubran en
realidades adversas.
Tengo que atender con gran constancia a toda necesidad, deseo, antojo o
exigencia del paciente a quien cuido, custodio y protejo.
¡Este día!
Oiré paciente todos sus lamentos, quejas, ayes y dolores que desde hace muchos
años diariamente soportamos en la soledad de nuestro destierro.
Observaré hora tras hora con gran tristeza como su halo de vivir se extingue, la
lucidez de su pensar se apaga, el deterioro de su cuerpo se acentúa y la inicua
parca asoma.
Palparé indiferente el polvo del abandono, la perenne costra del sufrir, el hollín
del decaer, la materia del ser y la sin substancia del no ser.
En fin, este día percibiré con todos mis sentidos, sensaciones y emociones el
cruel encono del Alzheimer.
En la insomne noche:
¡Y mañana!
Mañana será un día más, o mejor dicho un día menos; mientras tanto,
únicamente me queda recibir condolencia, compasión y piedad ajena.
Las certidumbres.
Cuidar o custodiar; además supone vigilar, aliviar, velar, mimar, asistir, respetar
y ciento dos palabras plenas de convicción y amor.
Se obsesiona por cuidado del paciente, lo atiende 24 horas al día, siete días a
la semana, mes a mes, año tras año; y no admite ayuda ajena.
Se desespera fácilmente.
Si usted como custodio sufre más de dos de estos signos o síntomas debe buscar
y recibir ayuda médica.
Capítulo SEIS.
El catálogo de daños,
ó la neoliberal salud de estos años.
Teorema 1.
Noel y Zelev. 1945.
El anecdotario.
¡Hola!
Anita, maestra muy querida por varias generación de alumnos(as); hoy en día se
debate entre un interno mundo de confusión y lucidez; la anciana otrora activa,
exigente madre y sempiterna rectora de vidas, decisiones y acciones de una
pequeña familia, ahora se encuentra enclaustra y sometida por el Alzheimer,
con todas sus inevitables y crueles consecuencias.
Así, en los inicios de los años ochenta nos enfrentamos al trágico VIH/sida (aún
sin tratamiento específico), al remonte de las enfermedades crónico
degenerativas como la Hipertensión arterial, la Diabetes y el Cáncer, sólo
controlables pero hasta ahora irremediables y casi siempre mortales; poco
tiempo después, azorados advertimos el rápido avanzar de la cruel demencia
denominada Alzheimer.
¡Hola!
A Noel como a todo ser humano le ganó el paso del almanaque y la vejez
sobrevino, con todos sus achaques, bemoles y pérdidas; al médico -amigo y
maestro- en ese mismo lapso también lo escoltaron la ingrata jubilación y el
honroso retiro.
Nuestro estimado médico había decidido hacer frente una vez más, como lo
hizo con el VIH/Sida a enfrentarse primero mediante la documentación, seguida
de una puntual observación en contra del envite Alzheimer para dar cuenta, a
informarse para dar aviso, comunicar y sobretodo ser otra vez útil en el servicio
humanitario de su profesión.
Con el fin de ejemplificar este primer bosquejo del Alzheimer la familia amiga,
determinó endosar su historia en manos del médico Noel, pues sabía que él
aportaría útil conseja para avalar con su narración una puntual guía a seguir por
los involucrados con el padecimiento; misma que ahora se relata.
¡Hola!
Soy Anita, me han dicho que padezco una enfermedad que se llama Alzheimer.
Mis males no sé cuando comenzaron, solo recuerdo que me caí porque un perro
me tiró o porque sentí un mareo no me acuerdo, a partir de esto reencuentro en
otro mundo , a veces creo que estoy loca, a veces creo que es una penitencia,
eso ya lo dije o lo pensé ¿No lo sé? las ideas se me confunden… Soy muy
necia; lo único que sé… Toco mis dientes y ya muchos no los encuentro…
Fueron unos dentistas que trajo mi hijo Jorge me sacaron doce piezas y una
sustancia que ellos me pusieron me ha hecho mal por eso mis dientes de repente
se me caen…
¡Ya recuerdo! Tengo cinco hijos dos se llaman Octavio y dos Jorge, el otro no
lo he visto hace muchos años pero sé que es médico y escribió ya dos libros…
Se me caen mis dientes, ¿Dónde está mi cepillo? No lo encuentro de seguro ya
me lo robaron, las señoras que hacen el aseo son muy ladronas, además de
chismosas y me maltratan o me dicen groserías de la A la Z… Soy Anita mi
carácter es duro, en realidad siempre fui exigente, no me gusta que mande, no
me gusta que los otros tengan lástima de mí… ¿Ya comimos? A provisto de la
comida esa que me traen no degusta siempre es lo mismo… Lloro con
facilidad… me pongo triste porque ya no me visitan, porque me dejan sola,
porque no me hacen caso…
Le digo a Noel, el doctor que me atiende, que deje ahí en la pared pegadas con
una tachuela su recetas y las órdenes correspondientes, para el que me cuida
sepa que hacer, son tan tontos, pero bien que hablan de mi, creen que no me
doy cuenta, pero me quedo callada apara no provocar alguna dificultad… Hay
mucha gente en esta casa, todos hablan de mí, yo ya ni les hago caso para no
enojarme, quisiera encontrar un cuartito por aquí para cambiarme y vivir ahí
sola, sin que me molesten…Tuve dos hijos o tres no recuerdo sus nombres…
Mi madrastra se llama Lupe, ella se cree la segunda madre de todos nosotros...
Ayer tuve pesadillas, no sé si ya ordeño las vacas mi hijo Octavio, no, ese es
médico…
Jorge y Jorgito hay dos Jorges en esta historia; los confundo, a veces vienen a
verme y me traen muchas cosas para comer, usos muchos pañales, no siento
cuando la orina se sale y a veces también no sé cuando hago del baño, mi hijo
¿Cómo se llama? bueno ese, es el que me atiende me limpia me cura y me
ayuda a ponerme mi pañal… Los dos Octavios, hay dos Octavios me atienden,
a veces me regañan, porque soy muy torpe o hago cosas que no están bien.
Las certidumbres.
¡Buen provecho!
Capítulo Siete.
Teorema 007,
Noel y Zelev, 2007.
El anecdotario.
Considera Noel:
gravamen, todos los médicos (sin querer) portamos con simulada indiferencia o
serenidad.
Ayer, tan solo ayer, en esas escasas cuotas de charla en cuyo transcurso mi
pensar se encuentra medianamente lúcido y mi habla no delata todos mis males
platicaba con mi hijo Octavio, cuidador y custodio, sobre las circunstancias
actuales de nuestras vidas y acerca de los sucesos que acontecerían ante mi
venidera baja final.
Con gran cariño y tristeza le comentaba: -¿Qué va a ser de ti?, sé que eres
mayor de edad, un viejo querido, pero todavía te pienso como un pequeño en
desamparo; tal vez me conforma que con tu amparo y amor me has procurado
una vejez resguardada; por lo tanto estoy segura que obtendrás una justa
recompensa en esta vida o en la otra. ¿Quién sino tú? en estos últimos años de
mi vida me ha brindado con tanto empeño y celo una incalculable protección y
cuidado.
Ante esta acertada reflexión ambos terminamos por reír (siempre preferible al
llorar) y al unísono exclamamos: -“Sólo Dios Todopoderoso es quien sabe
cuando hemos de morir para renacer en una segunda conformidad del espíritu.”-
¡Es cierto!, hoy me encuentro en una insana situación, difícil pero aún tolerable;
día a día el vigor y energía antes sobrados, hoy se encuentran reducidos, se
agotan y mi carácter antes rebelde e inflexible con una rígida voluntad y
pensamiento severos hoy se presentan mansos dóciles, cubiertos por una bruma
de extravío; toda carencia y privación me hacen sentir confusa y deprimida;
entonces es cuando olvido mis emociones positivas y emergen adversas
sensaciones, reniego, ofendo, me sublevo y penetro en un caos de confusiones,
obsesiones e imprecisiones.
Tal vez el Alzheimer en un amplio preámbulo (origen de todos los daños), larga
etapa de una aviesa herencia en donde se cobijó en perversos genes para
posteriormente germinó y se desarrolló por alguna ignota alteración cerebral,
incorrecta ausencia o maligna presencia de inciertas sustancias fueron las
virtuales responsables de este mal, enfermedad cuyas derivaciones nos
mantienen prisioneros dentro de retorcidas rejas de nuestra razón individual.
Mis hijos me explican que padezco una enfermedad cuyas repercusiones poco a
poco me desorientan, conducen a borrar de la memoria mis más preciados
recuerdos; mañana a mañana el padecimiento, me aleja de mis seres queridos,
poco a poco desconozco sus personas, no me acuerdo quiénes son y no
encuentro en mi impreciso cerebro el registro de su imagen o nombre. en mí
apolillada memoria solo existen una maraña de imágenes y conjeturas...
Como extraña coincidencia los designios por siempre insondables y sin precisas
datas deparaban (como toda vida o narración) un desenlace; que en esta ocasión
aparte de expresarse como insólito, fue impredecible.
Un ciclo de vida que debía integrarse a otra dimensión, a otro distinto paraje; ya
era insostenible e injusto resistir en tan poco intervalo de vida, tanto padecer, tal
cantidad de sufrir y soportar de amargura; por definición aún la breve alegría,
como el nefasto evento necesariamente son concluyentes y finitos.
Ella decía con tristeza:-” ¿Qué va a ser de ti?, eres mayor de edad, un viejo hijo
muy querido, pero todavía te veo como un pequeño en desamparo; sin afectos y
compañía; tal vez me conforma pensar que con tu diario servir te has hecho
acreedor a una justa recompensa
Después esta mi ociosa intención para descifrar esas sus horas ausentes, ante el
pasmo de toda incredulidad la anciana Alzheimer restablece su aislamiento
mental, charla y platica en una conversación al parecer nunca diferida y expresa
postrimeros “te quiero” y otros raciocinios para ser aclarados pero nunca
precisados; todo resentir germinado es ahora indultado; afectos y decepciones a
la sazón son confesados; en esos precisos intervalos se derraman copiosas y
novísimas lágrimas.
Sin pensar que como ella, tú y nosotros no estamos exonerados para desarrollar
alguna enfermedad, ya sea el Alzheimer u otra que necesariamente implique
cooperación familiar, atención, cuidado y por supuesto erogación de recursos.
Se debe perdonar:
¿Hasta qué punto?
Se debe olvidar:
¿Todos y cada uno de los agravios?
Las certidumbres.
Sin embargo, resulta difícil comprender con precisión los eventos concurrentes
al interior mental, pues en numerosas ocasiones cuando ya se admitía como
liquidada toda actividad cerebral el paciente en cuestión ha sorprendido y
asombrosamente se restablece para proseguir con el diario sobrevivir.
Así, llegada la ausencia del latido vital, al interior familiar también concurren
diversas reacciones emotivas; algunos opinan que la muerte representa un signo
favorable de redención, pertinente descanso para el paciente y también para el
doliente.
Potencialmente, es factible que su ser querido aún perciba todo cuidado y afecto
proporcionado hacia su persona o cuerpo; por lo cual, acaricie usted la frente
del ser que agoniza, bese sus mejillas, tome sus manos entre las suyas y
murmúrele al oído frases cariñosas; tal vez esta sea la última oportunidad para
hacerlo.
Capítulo OCHO.
-“Iniciar un diagnóstico y
emprender el posterior y
oneroso tratamiento de
cualquier enfermedad, ya
sea aguda o crónica,
inclusive la enfermedad
de Alzheimer,
indefectiblemente marca
la notoria diferencia entre
“padecimiento de ricos” y
“enfermedad de pobres.”-
Teorema marginal.
Noel y Zelev, 2008.
Toda enfermedad “per se” conlleva un alto grado de marginación, una serie de
avatares, desconciertos y decepciones; tanto en la capítulo de manejo médico,
como en la atención hospitalaria (lugares donde se recluta la miseria de la salud
nacional); en parecida situación se encuentra el abasto, accesibilidad y costo del
medicamento preciso para su tratamiento (de patente para los poderosos,
genérica o equivalente para burócratas y similar para marginados).
Ante este intemporal estado de cosas, nada más cierto que el epitafio escrito en
el frontispicio que da entrada al Panteón Municipal de Cuernavaca (estado de
Morelos, México), el cual versa: -“Postraos, la eternidad empieza y es polvo
aquí la mundanal grandeza”.-
Quizás durante uno dos lustros se pueda lograr una moderada administración de
la salud; mientras tanto existen bastantes vericuetos institucionales, prebendas
sexenales y medicinas opcionales; todas ellos remedios paliativos e ineficaces
para el logro del bienestar común.
Condición humana resulta el: ¡Cuánto tienes, tanta atención médica recibes!
Tanto en el diario vivir como en la azarosa enfermedad.
Por estos motivos hoy en día existe una crecida preocupación en mejorar las
condiciones de vida del afectado Alzheimer; de hecho, se han logrado
resultados medianamente eficaces con la práctica de terapias psicológicas,
técnicas de situación y procedimientos nemotécnicos con el fin de diferir
algunos de los síntomas como la pérdida de memoria y perturbaciones
cognitivas.
Tratamientos actuales.
Capítulo Nueve.
Reflexiones parciales,
ó legado de olvidos.
-“Recuerdos, evocaciones,
relatos, memorias,
reminiscencias, procederes,
aconteceres, sucesos, fechas
perdurables, días sin noches,
nocturnas jornadas sin descanso
alguno, amaneceres con
desvelos, mil hazañas, cien
aventuras, varias historias;
diversos incidentes;
y un solo testimonio que hoy
representan solamente
rescoldos de un vivir, cenizas de
memoria.
Teorema No.1,
Alöis, 1915.
El anecdotario.
10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1...
¡Feliz Año Nuevo 2009!
¡Gracias Eterno Dios Nuestro! Por permanecer otro año con nosotros en el
inescrutable misterio de la enfermedad, que además de sufrimiento también
significa redención.
Por sostener mi presencia, proseguir con buen juicio y ser prudente ante los
cotidianos problemas que me ofrece el cuidado de mí ser querido afectado por
la enfermedad.
Por aprisionar mi mente, pues en estos lapsos reflexiono sobre mis errores,
perdono culpas y mi espíritu se eleva hacia las Divinas promesas.
¡Te doy Gracias!, por tolerar aún a esta mente anciana, alabarte y ponderar tus
maravillas, que en mis anteriores años, que si bien las he contemplado,
disfrutado; pero además, con humildad confieso que no las comprendí
cabalmente.
¡Te doy Gracias!, por la constante compañía de mi cuidador pues sin su
presencia, paciencia y prudencia me hubiera derrumbado en las horas difíciles y
dolorosas...
¡Te doy Gracias!, por permitirme el don de cuidar a mi ser querido en sus etapas
complicadas y ser virtual cayado en el cual se apoya diariamente.
¡Te pido! Me concedas las fuerzas suficientes para ofrecer testimonio fiel de tu
Divina Misericordia y Bondad, aún en épocas inciertas, agobiantes
enfermedades y soledades temporales.
¡Te pido! Por todos nuestros hermanos aquejados por el mismo mal, para que te
manifiestes tanto en sus horas lúcidas, como en sus momentos de confusión y
restablezcas en ellos y en su familia el pronto alivio y la sana armonía.
Lo verdadero, evidente y notorio lo constituye el hecho que día con día los
médicos e investigadores reportaban un mayor número de casos, sin que hasta
esa fecha contaran con determinada o supuesta evidencia de su origen, una clara
precisión diagnóstica, exacto tratamiento o previa prevención (como hasta la
contemporánea época).
P.S. Doña Anita actualmente se encuentra viva y asilada (o mejor dicho aislada)
en un ancianato, así lo decidió Marilú (su nuera); actualmente tiene 98 años de
edad.
El Autor.
23/ENERO/2010.
Cuernavaca, Morelos.