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Es importante tener en cuenta que aunque se suelen utilizar como sinónimos, los

términos ‘calentamiento global’ y ‘cambio climático’ no son lo mismo. En


realidad, el segundo engloba al primero, al tratarse de un fenómeno más amplio
que se refiere "a los cambios en el estado del clima que pueden identificarse a
través de cambios en los valores promedio y/o en la variabilidad de sus
propiedades", según define la Convención Marco de Naciones Unidas sobre
Cambio Climático (CMNUCC).

El calentamiento global resulta del aumento del efecto invernadero, un proceso en


el que la radiación térmica emitida por la Tierra queda atrapada en la atmósfera
debido a los gases con ese efecto (GEI). Su presencia es natural y
necesaria para mantener la temperatura del planeta en unos valores habitables. El
problema es que las emisiones de gases como el metano o el óxido nitroso se han
disparado en comparación con la era preindustrial. "Las emisiones antropogénicas
recientes de GEI son las más altas de la historia", señala el último informe del
IPCC.El cambio climático puede ser originado "por procesos naturales internos o
por forzamientos externos también naturales como la modulación en los ciclos
solares o las erupciones volcánicas. También puede ser causado por cambios
inducidos por el hombre de forma persistente en la composición de la
atmósfera", amplía la CMNUCC. Y es, en este segundo caso, el de las causas
antropogénicas, cuando se habla más específicamente del calentamiento global.
Es decir: el cambio climático puede tener causas naturales o antropogénicas,
mientras que las causas del calentamiento global son siempre producto de la
actividad humana.
Sabiduría del siglo XIX
SOSTENIBILIDAD

BBVA dejará de financiar a empresas del carbón

BBVA reducirá a cero su exposición a actividades relacionadas con el carbón,


dejando de financiar a empresas en esas actividades, antes de 2030 en los países
desarrollados y antes de 2040 en el resto de países en los que está presente. Esta
decisión, recogida en la actualización del Marco Medioambiental y Social de BBVA,
está alineada con la propuesta del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), consistente en limitar la subida
de las temperaturas a un máximo de 1,5ºC y con la ambición de conseguir una
economía neutra en carbono en 2050.
Pedro Linares, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería en la
Universidad de Comillas y director de la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad,
ha participado en el informe 'Cambio climático: Bases científicas y cuestiones a
debate', auspiciado por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y Fundación
Naturgy.

Junto a Julio Lumbreras, profesor de la UPM y coordinador del informe, e Íñigo J.


Losada, profesor y director de Investigación del Instituto de Hidráulica Ambiental
de la Universidad de Cantabria (IHCantabria), plantea una retrospectiva de la
ciencia del cambio climático y su relación con los GEI: comenzó en 1824, cuando
el matemático y físico francés Jean-Baptiste Joseph Fourier propuso la idea de
que la atmósfera retiene la radiación infrarroja emitida por la Tierra, y que esa
retención podía variar en función de la actividad humana. Le seguirían Eunice
Foote (1856) y John Tyndall (1859). Arrhenius (1896) calculó el impacto de la
variación de estos gases en la temperatura.

"Todos estos avances se produjeron, al igual que otros muchos en la época, por el
trabajo individual y aislado", recuerdan los expertos. Hasta que una creciente
preocupación por las cuestiones ambientales a partir de los sesenta y los setenta
del siglo pasado llevó a una medición más precisa de los cambios de la
concentración de CO2 en la atmósfera, que el científico estadounidense Charles
David Keeling había comenzado a estudiar en 1956.

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