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Editorial

Nº 69
Elenco La Guardia Nocturna
Por Juan Víctor Soto
Por Psico
o dejes nada sin ha-
Director: 1.- Yo
cer, la peor traición Juan V.
que puedes cometer Soto
contra vos mismo/a n vano, he querido buscarte, entre los cora-
es aceptar como posible solamente lo Diseño: zones desesperanzados y las miradas bajas.
que está a tu alcance. Drebo y Entre el rocío de la menta y las piedras que
Imagina. Enfrenta el miedo de Juan V. Soto brillan en los ríos.
no ser vos mismo/a. Ser vos mismo/a Entre la caridad y el rencor, trivial fue
es realizar tus sueños. Diagramación: siquiera nombrarte.
Tus sueños no tienen la forma Sergio M. Tú, eres Yo; y desde pequeño has sido mi más grande
de las cosas que te rodean. Tus sue- Alvarez enemigo. Me has cargado con culpas como un hortelano
ños están escondidos a los ojos pero llena las alforjas de su mula, sabiendo que mañana pueden
Tapa:
son claros al corazón. “Gusanictor estar vacías. No me has perdonado nunca ni la más pe-
No escapes de tus pesadillas, surgiendo desde queña falta y, en cambio, cómodo fue olvidar aquellas que
son sueños que te hacen sabio/a. la nada” hirieron a mis hermanos.
Vuela alto como el águila, pero por Drebo Entre el viento que mece las hojas y la fuerza de las
camina entre los matorrales como el olas rompiendo en la mañana, te yergues altanero y pesado
zorro. Dibujos con una sonrisa como mueca de desprecio.
No desees, anhela cosas inac- interiores: Torpe hombre de ciudad, la oportunidad de redención
cesibles. Objetos yace a tu alcance y tu miopía no te permite asirla. Y aún
No creas en lo imposible pero fractales, Drebo así...
no te engañes a vos mismo/a. y Adrián
Magarzo
Yo, no he nacido bajo la estrella brillante del lide-
Ámate. razgo elemental. Solo he venido a susurrar en los oídos de
Si un amor te hace morir por Ilustración un monarca poderoso, los planos para ensamblar la nueva
la crueldad del silencio, ten la se- páginas 8 y 9: era y luego perderme en el dulce anonimato.
guridad de que conocerás a alguien “Desde ese algún
mejor que sepa vivir a tu lado. tiempo II” de
Ámate. Adrián Magarzo
No mientas a nadie porque
terminarás creyendo en tu engaño. Textos:
Solamente sabrás amar cuan- Los que
do hayas aprendido a amarte a vos firman
mismo/a.

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siente humillado ante la naturaleza. En contraste con otros
seres que pueden producir su propio alimento y persistir
Por Juan Víctor en su existencia adaptándose a su entorno, el hombre ne-
cesita despojar de algo a los demás para conseguir no sólo
IX sustento, sino también vestimenta y control de su entorno.
Otros seres poseen su propio lenguaje para comunicarse
Qué es el hombre sino un ser despojado de mutuamente pero solamente el hombre ha de tomar el habla
todo? de otros para recién poder decirse y significar su mundo.
En contradicción con las apariencias, Por tanto, el hombre ha sido despojado también del habla y
no se puede encontrar respuestas sobre la sin un conocimiento intensivo de ésta, es sólo un habitante
esencia del hombre, o el ser de su existencia, si se le con- más en el reino de las habladurías.
sidera como origen de su propia comprensión. El hombre ¡Renunciemos al encanto de las palabras insensatas!
ha venido desnudo a este mundo y allí reside su máxima ¡El hombre es sólo un ser que se vale del despojo para
vergüenza, su desnudez no es simple falta de pelaje, sino continuar existiendo! De unos ha tomado su alimento y su
también de sentido. vestimenta. Del mundo ha desarrollado su ciencia. De sus
Así, la vergüenza es la muestra más fehaciente del semejantes se ha valido su riqueza. De las estrellas ha ex-
horror del hombre en reconocerse tal como es. Ha de es- tirpado su destino. De los demonios ha aprendido a reírse
conder esa desnudez esencial valiéndose de todos los medios de su insignificancia. Del Ser ha tomado su habla. De los
posibles. La evidencia más simple de ello es que el hombre dioses ha extraído la poesía. Y a través de todos busca su
no se basta a sí mismo, no es en sí mismo y, por tal razón, se sentido.
¡Renunciemos al encanto del hombre! ¡El hombre es
sólo un ser abismal, porque en su ser sólo se haya el va-
cío! De este sombrío tormento nace su crueldad, la cual se
desplaza sinuosamente bajo los pies de cada quién evitando
ser descubierta. La vergüenza mantiene oculta esta sed de
venganza contra la naturaleza. Y la belleza no es más que
aquello que el hombre no encuentra en sí mismo e intenta
robar cuando se siente humillado. En caso de no encontrar-
la, se refugia en las habladurías y la mentira.

¿Cómo conocer las intenciones verdaderas del hombre


cuando disfraza de complacientes palabras sus más pérfidos
actos? ¿Cómo conocer su máxima pretensión si a todo lo
adorna de benevolencia para el beneplácito de los otros y

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El conocimiento del hombre es un camino que ni si-
quiera se ha comenzado. Sin embargo, quisiera aportar algo
a los estudios de este ser tan particular. Observemos un
acto determinado y divisemos todas sus riquezas. Veamos
esa simple acción y pensemos la historia de la humanidad.
Escuchemos correr el río de la historia afluyendo a nues-
tros oídos y dándole música a esta noción básica que cabe
de señalar como lo más vergonzoso de nuestro ser. Porque
tal acto evocador de la naturaleza del hombre, es un acto
simple que nos causa pudor. Es un acto que engloba la
multitud de nuestros actos y los dota de sentido. Sin tal acto
resulta imposible comprender al hombre, al menos en sus
proporciones más generales. Porque el hombre es un ser
consuelo de sus víctimas? ¿Cómo conocer su destino escon-
cruel, bañado por la sangre, las mentiras, adornado por los
dido en la ambigüedad de su ser pero latente en la furia de
crímenes, glorificado por las guerras, engrandecido por las
su espíritu?
conquistas y despojado por su destino ciego.
De la misma forma en que es posible ver entre las
No es el habla, lo que hace al hombre único. Tampoco
nubes al rayo surgir violentamente de entre las penumbras,
lo es el sentir, la risa, el pensamiento o la música. No es
la crueldad se manifiesta en el hombre por medio de sus
tampoco la ciencia la que congracia a este ser. Ese acto
acciones y lo hace de forma tan clara y elocuente que nos
esencial, que buscamos para comprender al hombre, es el
enceguece y deja completamente sordos. Así, los símbolos
cazar.
más simples del hombre nos evocan esa naturaleza oculta a
la reflexión pero disponible a la vista. ¡Despertad la curio-
sidad sobre lo cotidiano! ¡Sacudid la inquietud de aquello que
en su reposo se haya quieto e inamovible! ¡Pensad sacando
los pies del suelo firme y enterrándolos en el lodo! ¡Ved al
corazón inquieto del hombre!
Los actos del hombre son múltiples y es por tal razón
que el hombre se dice de muchas maneras. Sin embargo,
la mayor parte de aquellos nos describen a éste de manera
contradictoria. Por ejemplo, el hombre es un ser que habla
ocultando su pensamiento. Su lenguaje, entonces, muestra al
mismo tiempo que oculta. Es un ser intencionado con inten-
ciones secretas ¿Cómo edificar, de tal modo, un conocimien-
to seguro sobre éste a partir de elementos contradictorios y
ambiguos como el habla, el pensamiento y las pasiones?

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silenciosamente su inferioridad ante el cazador, por eso se
deleitan ante la voz de mando o el hecho de no poseerse a
sí mismos.
Por Juan Víctor La situación en la que se encuentra el hombre se
debe a esta actividad, pero no ha llegado por ella por obra
XI del azar o por una cuestión histórica determinada, sino que
simplemente su condición de no ser nada definido, de ser
azar es la actividad principal del hombre. frágil y despojado de cualquier funcionalidad en el mundo,
No porque sea la más extendida ni la más la que lo dotaron de esa decisión y determinación. Este ser
celebrada. No porque los horizontes de la despojado ha tenido que valerse de sí y de lo que lo rodea
humanidad recaigan a sus pies. Realmente para tomar venganza del mundo, despojándolo.
sucede todo lo contrario, el cazar como actividad ha caído A final de cuentas el hombre jamás ha derrotado al
en cierto desprestigio público pero su verdadero sentido se mundo ni jamás podrá hacerlo, por eso este juego resulta
corresponde con su capacidad de comprender al hombre en inacabable. También se sujetan a estas razones los miedos
sí mismo. El sentido de su actividad dota de sentido una gran más profundos del mismo que lo acompañan desde los más
multiplicidad de actos. remotos tiempos. El hombre sigue siendo un ser indefenso,
El hombre es un ser que basa su existencia en el des- un sanguinario implacable con miedo a sí mismo, los demás
pojo. Desde sus orígenes el despojo se reduce a dos simple y pavor por su destino.
actividades: la recolección y la caza. Pero la primera es sólo
un caso especial de la segunda, pues para la recolección se
necesita de la defensa de lo recolectado. Por otro lado, am-
bos reúnen algo indispensable en el hombre: el sustrato para
sí de algo que disponen otros, aunque ese despojo signifique
quitarle la vida a alguien. Sin embargo, el despojo de la vida
no es una consecuencia lamentable en el acto de la caza; por
el contrario, es su posibilidad latente en cada momento de
la acción y en tal posibilidad se desenvuelven los distintos
escenarios propios de la travesía de la caza.
Por otra parte, puede aludirse a la agricultura y a
la ganadería como dimensiones superadores de las primeras
actividades pero ello sería caer en un error. El dominio de
los entes no es más que una consecuencia del incisivo avan-
ce del hombre sobre ellos y significa ni más ni menos que
ellos, es decir, tales entes, no presentaron más resistencia
por la que se pueda regocijar el acto de cazar. Lo mismo
acontece con los seres domesticados, los cuales asumieron

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XII creo encontrar muchas veces la fragilidad de mi propia
existencia. Y en su sonrisa, la vida parece graciosa. Luego
Para un poeta es difícil amar. Un hombre que mira abro los ojos y vuelvo a mi distancia habitual. Me escapo
con desconfianza a sus costados y goza del misterio de la de ella si es que le descubro una complacencia absurda o
noche, no puede disfrutar de la generosidad de la gente ni un berrinche infundado. Yo no quiero el amor que es instru-
la luz del sol, porque siempre necesita contemplar lo que los mento de amos y esclavos. A veces prefiero que vuele lejos
ojos no se atreven a ver. antes de que sus alas se desgasten.
El amor requiere de grandes sacrificios y heroísmos Hay noches que dormimos juntos sin tener sexo. En
pero jamás de dudas. Requiere también de cierta inteligen- esas mañanas en el que el sol se posa por la ventana y
cia, de saber que el sentimiento no se distingue de los actos, encuentra su cuerpo desnudo durmiente al lado mío, casi
que el otro es uno mismo, que la renuncia es la ley más simulando la muerte o el nacimiento, aparece en mí un sen-
importante, que dar es más valioso que recibir. Por eso no timiento que le es impropio al hombre como tal, brota con el
culpo la astucia desmesurada de las mujeres. Sé que ella ha perfume del renacer y la esperanza del mundo, la ternura.
dedicado horas a verse bella e inocente. Ha entrenado sus
gestos por años para hacerse irresistible al apetito humano.
Ella quiere hacer nacer en mi corazón lo imposible: que la
ame.
Su truco consiste en hacerme creer que la dispongo
pero no la poseo, que soy yo el único que puede encontrar
calor en su piel y alegría en su corazón pero que siempre
puedo perderla, que ella sólo piensa en mí cuando en rea-
lidad piensa mucho más en sí misma. Tampoco la culpo por
ello, yo hago exactamente lo mismo pero no como ella, su
vanidad es el soporte necesario de su naturaleza. Yo sim-
plemente desconfío y al llegar las dudas a mis entrañas, el
canto hipnótico de su seducción pierde su efecto devastador
sin que sienta al amor haciendo estremecer mi alma. Ella
es necesariamente vanidosa porque necesita creer en su
belleza para poder transmitirla. Por eso es que su vanidad
es benéfica, sin su belleza el mundo no podría existir.
No siempre soy muy distante. Muchas veces permito
que me engañe. Ella lo hace por medio de sus profundos ojos
negros, confundiendo mi pasión por la noche con el deseo
de su mirada. También me embriago con sus labios como
Podés participar de La Quimera escribiendo a:
bebiendo del más delicioso vino. Me amargan sus adioses
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como lo hacen mis soledades. En la suavidad de su cuerpo

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