CAPÍTULO III: Gratuidad y Sobrenaturalidad de la Gracia.

Introducción: absoluta de esta visión? Este es el problema de lo natural

- La gratuidad es una propiedad de la gracia, que
se deriva inmediatamente de su naturaleza.
- Así, la participación en la filiación eterna del
Verbo Encarnado, tanto en su consumación eterna, como
en la terrena, es un beneficio de la liberalidad de Dios.
- La criatura no posee título alguno para recibir la
vida divina. Sin embargo, el espíritu, creado a imagen de
Dios, desea naturalmente ver a su Creador , como enseña
santo Tomás con la Tradición. Entonces, ¿Cómo se
concilia este deseo natural de ver a Dios con la gratuidad
y lo sobrenatural.
- No hay exigencia de la naturaleza respecto de la
gracia. Ninguna acción moral natural de la criatura puede
presentar título alguno a la vida divina: sea mérito, obras,
oración esfuerzo puramente humano sólo sería pretensión
orgullosa a conquistar lo que sólo puede ser dado
gratuitamente.
- El paso libre del hombre es necesario; pero sólo
puede ser una respuesta suscitada por el llamamiento
primero de Dios. Dios, y no el hombre, prepara la
voluntad.

I. Gratuidad absoluta de la gracia y valores morales naturales.

Tesis: Por sus fuerzas naturales el hombre es absolutamente incapaz de disponerse positivamente a la gracia.

1. Objeto de la tesis y definición de los términos.

- La Gracia es absolutamente gratuita en relación con los valores morales naturales . Estos no pueden disponer al
hombre para la gracia de la justificación.
- Los teólogos escolásticos hablarán de disposición en la doctrina de la gracia . Se trata de una disposición moral
introducida en el sujeto por medio de actos libres. Esta disposición es llamada disposición positiva, que confiere al hombre
una aptitud o un título a recibir la gracia.
- Otras distinciones de los teólogo escolásticos:
o disposición exigitiva de la gracia: la impetración o cualquier otro acto Así, la ciencia y honestidad el
sacerdote no exigen el
de virtud natural. episcopado, pero el episcopado
o Disposición exigida por la naturaleza de la gracia: una disposición requiere de suyo esas
moral anterior a ella y realizada sin ella. cualidades.

- La Gracia es totalmente gratuita respecto de los actos honestos naturales del hombre . La virtud puramente humana
no da derecho ni título alguno a recibirla. Y la gracia a su vez no presupone ningún acto virtuoso puramente humano como su
condición necesaria. Notemos que se trata bien de actos morales únicamente. Es evidente que la gracia exige, como su
condición de posibilidad, la naturaleza raciona y, en los adultos, el uso de la razón y de la voluntad, etc.
 2. Teorías.
Pelagianos: afirmaban que la gracia se da al hombre según
sus méritos.
Semipelagianos: insistían sobre todo en la imploración de la
misericordia divina.
Algunos teólogos escolásticos: admitían una disposición
positiva a la justificación por los actos naturales ( Sto. Tomás
en sus primeras obras).
3. Documentos del magisterio. Disposición exigitiva de
la gracia. Reconocer una disposición positiva en un acto libre y
honesto, sería hacerlo objeto de algún mérito, por lo menos de
conveniencia (de congruo). Según el Concilio de Orange, no
hay en el hombre caído mérito de ninguna especie en relación
con la gracia saludable. Luego tampoco disposición positiva
que exija la gracia.
La disposición exigitiva de la gracia in fieri (producción de la
aptitud para la forma, en un sujeto por la causa eficiente) sería
un acto saludable. Según Trento y Orange, un acto saludable
sólo es posible con una gracia preveniente.
Trento enseña explícitamente: “Nos disponemos a la
conversión por la gracia” (DZ 1525).
En varios pasajes, el concilio de Orange rechaza pura y
simplemente en los actos humanos toda eficacia para la
salvación
La disposición exigida por la gracia. Según la doctrina de la
Iglesia, la gracia misma hace que queramos, etc.; no espera
ningún acto de nuestra parte, es dado a los pecadores que
han cometido pecados personales, los actos naturales no
contribuyen para nada a la salvación eterna, son sólo pecado
y mentira (Dz 374). Se excluye toda disposición natural exigida
por la Gracia.
Nota teológica. Nada está definido respecto de la posibilidad,
para la naturaleza considerada absolutamente, de prepararse
a la gracia. El concilio de Orange sólo habla de la naturaleza
caída.
4. Escritura. La disposición exigitiva natural es contraria
a la doctrina de la Escritura según la cual, para todo acto
saludable, se necesita física y absolutamente una gracia.
La disposición exigida por la gracia es excluida por el
hecho de que, según la Escritura, es dada a los que no la
buscan. La tradición invoca los ejemplos de pecadores en la
Escritura: Mateo, Saulo, Zaqueo y otros que, sin disposición
previa de su parte, recibieron la gracia.
5. Tradición. Los Padres anteriores a San Agustín y él
mismo, rechazan claramente toda disposición
positiva.
6. Teólogos escolásticos.
Los escolásticos distinguieron nítidamente entre la
naturaleza y lo sobrenatural. Colocándose en el punto de
vista de la naturaleza como tal, prescindiendo del pecado,
se preguntaron si el hombre, por sus propias fuerzas,
podía prepararse a la justificación. Los escolásticos,
además, desconocieron el concilio de Orange.
Se puede conceder que algunos escolásticos de los siglos
XIII-XIV usaron un lenguaje semipelagiano. Admitían que
la gracia de la justificación es dada gratuitamente, sin
méritos (de condigno) anteriores. En cuanto a la
disposición, al no saber que la cuestión estaba ya
resuelta, dicen que, salva la gratuidad de la gracia, puede
darse por las fuerzas de la naturaleza.
Sto. Tomás: En sus primeras obras se encuentra un lenguaje
semipelagiano: “No es necesario que los actos por los que el
hombre se prepara a recibir la gracia, sobrepasen la
naturaleza humana” (In II Sent., de.28, q. 1, a. 4.). “Decimos
que el hombre, por las solas fuerzas del libre albedrío, puede
prepararse a recibir la gracia gratum faciens, pues haciendo lo
que es de su parte, obtiene la gracia de Dios” (ibid.). A partir
de Contra Gentiles, Tomás modifica su manera de ver.
Distingue claramente entre el error semipelagiano y el
pelagianismo primitivo. En adelante, siempre que santo Tomás
menciona la preparación humana para la gracia, no deja de
añadir que ella misma depende de la misericordia divina:
“Para que el hombre se prepare a la recepción de este don (de
la gracia habitual), no es menester presuponer un don habitual
en el alma, pues así procedería hasta lo infinito; sino que ha
de presuponerse un auxilio gratuito de Dios que mueve
interiormente al lama o que inspira un buen propósito”.(ST. I-II,
q. 112, a. 2.). “Si hablamos de la gracia en cuanto significa el
auxilio de Dios que mueve al bien, ninguna preparación se
requiere por parte del hombre como algo que previene al
auxilio divino; sino más bien cualquier preparación que pueda
haber en el hombre proviene del auxilio de Dios que mueve al
alma al bien”.(ST, I-II, q., 112, a.2.).
De la doctrina del concilio de Trento resultaba que, por lo
menos, la preparación próxima para la justificación no
puede hacerse sin una gracia interior. A partir de esta
época, los teólogos admiten que aún la disposición
remota debe atribuirse a la gracia. Todos terminarán por
enseñar que no hay ninguna disposición positiva, por
remota que se suponga, sin gracia actual, entitativamente
sobrenatural.
7. Razón teológica: La disposición exigitiva destruiría la
gratuidad y sobrenaturalidad de la gracia. La
disposición exigida por la naturaleza de la gracia,
haría a ésta dependiente del hombre.
 II. SOBRENATURALIDAD ESTRICTA DE LA GRACIA
Tesis: Esta Gracia saludable absolutamente gratuita es sobrenatural, entitativa y simplemente.
1. Objeto de la tesis y definición de los términos.
El hombre, ordenado a un fin sobrenatural, debe tender
positivamente a él por sus actos. Estos actos con
llamados saludables. Para ejecutarlos es menester un
auxilio interior divino. Este auxilio es, por una parte,
totalmente gratuito y, por otra, física y absolutamente
necesario.
Se llama sobrenatural un bien que sobrepasa las fuerzas
y exigencias de la naturaleza creada; Un bien
sobreañadido a una naturaleza creada (que sobrepasa
sus fuerzas) y gratuito (que sobrepasa sus exigencias). Lo
sobrenatural se distingue, por un aparte, en sobrenatural
secundum quid o relative y, de otra, en sobrenatural
entitative o chupad substantiam y en sobrenatural quoad
modum.
Lo sobrenatural simpliciter o absolute es un don de Dios
que sobrepasa las fuerzas y exigencias de toda
naturaleza creada.
Lo sobrenatural secundum quid o relative (preternatural)
es un don de Dios que sobrepasa las fuerzas y exigencias
de una naturaleza particular.
Lo sobrenatural entitative o quoad substantiam es un bien
cuya esencia misma es sobrenatural.
Lo sobrenatural quoad modum es una realidad natural en
sí misma; pero sobrenatural por razón de su origen o de
su fin.
La gracia saludable es un don de Dios que, por su
naturaleza intrínseca, sobrepasa las fuerzas y exigencias
no sólo del hombre, pecador o inocente, sino de todo ser
creado y hasta creable; es un don sobrenatural entitative
et simpliciter.
2. Teorías.
La gracia es debida al hombre antes de la caída (Bajo,
Jansenio); forma incluso parte de la “naturaleza” (Lucero).
3. Documentos del Magisterio,.
En los esquemas del concilio Vaticano I estaba prevista la
definición de la sobrenaturalidad de la gracia, que está
“por encima de todas las exigencias y de todas las fuerzas
de la naturaleza creada”; la encíclica Pascendi; la
encíclica Humani generis, al enseñar que Dios “puede
crear seres dotados de inteligencia sin llamarlos ni
ordenarlos a la visión beatífica”, supone la noción
escolástica de sobrenaturalidad.
Nota teológica. La gracia es sobrenatural respecto de la
naturaleza humana aun antes de la caída: proposición
definible como revelada.
La gracia es gratuita respecto de la naturaleza angélica y
de toda la naturaleza creada y hasta creable.
4. Escritura.
El hombre recibe, desde esta vida, dones reales e
interiores de gracia, por los que llega a ser hijo adoptivo
de Dios, heredero del Reino de los Cielos, partícipe de la
naturaleza divina, y estos dones constituyen ya una
incoación real de la gloria futura. Son, sobrenaturales
entitative et simpliciter. Son del mismo orden que la visión
de Dios.
La total gratuidad de la economía cristiana es propia de
San Pablo y de San Juan. Dios, por su amor
misericordioso, comunica al hombre pecador una
participación en la filiación del Verbo encarnado, la
filiación adoptiva, cuya consumación es la visión de Dios
en el cielo.
Estos dones son gratuitos, primeramente, porque son
libremente conferidos al hombre pecador y positivamente
indigno a causa del pecado.
La Escritura habla de la gracia de Cristo , que se da
después del pecado original. La participación de la
naturaleza divina, la vida eterna, la inhabitación de las
personas divinas en el justo, la filiación adoptiva, todos
estos dones excluyen necesariamente, en toda criatura
espiritual, cualquier título o exigencia.
5. Tradición
Los padres inculcan la gratuidad de los dones de la gracia
de la misma manera que la Escritura. Los dones de la
gracia, por los que somos intrínsecamente ordenados al
fin de la visión beatífica, y esta misma visión, son por ello
atribuidos al amor gratuito de Dios para con los pecadores
y también con la criatura como tal.
Los padres hablan de la naturaleza humana concreta, se
dan cuenta de la discontinuidad radical entre el orden de
la primera creación, que nos hace siervos en cuanto
criaturas, y el orden de la segunda creación, que nos hace
hijos de Dios.
“El hombre está llamado a participar de la vida del Logos
en la posesión del Espíritu Santo para remontarse al
Padre”. El hombre en su carácter inamisible de imagen
del Logos, es antológicamente hecho capaz de participara
en la fe, el conocimiento y el amor, de esta vida del Logos
que lo conduce al Padre.
Los padres, sobre todo los griegos, enseñan
explícitamente que, por los dones de la gracia, incoación
terrena de la gloria, el hombre es verdaderamente
divinizado. Así afirman implícitamente la sobrenaturalidad
de estos dones. Notan que estos dones trascienden la
“naturaleza”.

6. Los teólogos.
Los primeros teólogos escolásticos elaboraron lentamente
la noción de sobrenatural. Hasta comienzos del siglo XIII,
no se empleó el término “sobrenatural” en el sentido
técnico de hoy. El estado de Adán antes de la caída es
calificado de “natural”, como en la terminología de san
Agustín. La cuestión que ante todo los preocupa es saber
por qué el hombre, sin la gracia, no puede amar a Dios
sobre todas las cosas, como lo aprendieron de san
Agustín, y por qué todo mérito supone la gracia.
La Gracia saludable: Ésta no es sólo algo sobreañadido al
hombre o propio sólo de los hombres de bien. La gracia
se requiere porque le hombre debe tender hacia Dios pro
la caridad, en cuanto Dios es objeto de la revelación y de
la fe. Como tal, no puede ser alcanzado por el
conocimiento natural ni por el amor natural. El Dios de la
revelación es el Sumo bien que se eleva por Gracia y por
Gloria y por sí mismo. Parece que, por esta época, los
teólogos reconocieron clara y explícitamente que la gracia
debe establecer una “proporción” ontológica entre el
hombre y Dios, como él s en sí mismo.
Santo Tomás emplea con frecuencia el término
sobrenatural. Es un solo artículo del De Veritate, se
encuentra una veintena de veces. Le esencia del alma es
gratuitamente levantada por Dios a un esse divinum, que
la hace apta para las operaciones divinas.
La gracia y la gloria son sobreañadidas a la naturaleza por
pura liberalidad divina, exceden la proporción de la
naturaleza creada, son bienes sobrenaturales que
sobrepasan las fuerzas de la naturaleza.
Los teólogos postridentinos desarrollaron ampliamente la
noción de sobrenatural, que aplicaron sobre todo a la
gracia actual.
RUBÉN VELÁZQUEZ – LUCIO AJAYA