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Cristo

Cristo (del latín Christus, y este del griego antiguo Χριστός,


Christós)1 ​ es una traducción del término hebreo «Mesías» (‫ָמִׁשיַח‬,
Māšîaḥ), que significa «ungido»,2 ​ y que se emplea como título o
epíteto de Jesús de Nazaret en el Nuevo Testamento.3 ​ En el
cristianismo, Cristo se utiliza como sinónimo de Jesús.3 ​

Los seguidores de Jesús son conocidos como «cristianos» porque


creen y confiesan que Jesús es el Mesías profetizado en el Antiguo
Testamento,4 ​ por lo cual le llamaban «Jesús Cristo», que quiere
decir «Jesús, el Mesías» (en hebreo: «Yeshua Ha'Mashiaj»), o bien,
en su uso recíproco: «Cristo Jesús» («El Mesías Jesús»).

El título «Cristo» también está dentro del nombre personal


«Jesucristo»,5 ​ y se menciona como un sinónimo de Jesús de
Nazaret en la fe cristiana, que lo considera salvador y redentor de
los hombres, el «Verbo» (o Palabra) de Dios encarnado6 ​y «el Hijo Las representaciones de Cristo son
unigénito de Dios».7 ​ muy frecuentes en el arte cristiano a
pesar de que no hay retratos de
Las principales creencias cristianas acerca de Jesucristo incluyen su Jesús, ni indicaciones concretas
consideración como el Hijo de Dios, constituido como Señor; que acerca de su aspecto físico.n 1 ​
fue concebido por el Espíritu Santo y que nació de la Virgen María; Cristo Salvador del mundo, el Greco
que fue crucificado, muerto y sepultado durante el mandato de (c. 1600).
Poncio Pilato; que descendió a los infiernos y posteriormente
resucitó de la muerte y subió a los cielos, donde se encuentra junto
a Dios Padre y desde donde volverá para el Juicio Final.

La cristología, un área de la teología, se ocupa principalmente de estudiar la naturaleza divina de la persona


de Jesucristo, según los evangelios canónicos y los demás escritos del Nuevo Testamento.

Índice
En la Biblia
En los evangelios canónicos
En otros libros bíblicos
Cristo, el ungido
Cristo, el salvador
Cristianismo
En las distintas confesiones cristianas
En el catolicismo
Nacido de María Virgen
Cristo y la Iglesia
Cristo y el papa
La Palabra de Cristo y su interpretación en la Iglesia católica
La gracia de Cristo en los sacramentos
La eucaristía como actualización del sacrificio de Cristo
La eucaristía como presencia real de Cristo en el mundo
Véase también
Notas
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos

En la Biblia
El título «Mesías» fue utilizado en el Libro de Daniel,8 ​ que habla
de un «Mesías Príncipe» en la profecía acerca de «las setenta
semanas».
También aparece en el Libro de los Salmos,9 ​ donde se
habla de los reyes y príncipes que conspiran contra Yahveh y
contra su ungido. Pero fundamentalmente en el libro del profeta
Isaías se expresa la llamada corriente mesiánica (Is 9, 1-7) atribuida Jesucristo tentado, Carl Bloch
a Cristo según los escritos del Nuevo Testamento. (1850).

En los evangelios canónicos

Jesús es llamado «el Cristo» en los cuatro evangelios del Nuevo


Testamento donde se le describe como ungido con el Espíritu
Santo. Algunas referencias incluyen Mateo 1:16, Mateo 27:17,
Mateo 27:22, Marcos 8:29, Lucas 2:11, Lucas 9:20 y Juan 1:41. En
el evangelio de Mateo se trata el tema en el siguiente pasaje:

Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo,


preguntó a sus discípulos, diciendo: «¿Quién dicen los
hombres que es el Hijo del Hombre?» Y ellos dijeron:
«Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías
o uno de los profetas». Él les dijo: «Y vosotros, ¿quién
decís que soy yo?» Respondiendo Simón Pedro, dijo: «Tú
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Y Jesús,
respondiendo, le dijo: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de
Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi
Padre que está en los cielos».
Evangelio de Mateo 16:13-17 Cristo y el joven rico (c. 1890)
Heinrich Hofmann.
En el evangelio de Juan, el título de «Cristo» se usa como nombre
de Jesús:

«[…] la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo».10 ​


«Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu
enviado, Jesucristo».11 ​
En otros libros bíblicos

En el Libro de Daniel se afirma que el mesías príncipe sería


cortado, y no tendría nada.12 13 ​ ​
La antigua versión de Reina-
Valera traduce ‘será muerto y nada tendrá’ y en el margen de la
paráfrasis ‘será echado de la posesión’. Esto se cumplió cuando, en
lugar de ser aceptado como Mesías por los judíos, fue rechazado,
cortado, y no recibió ninguno de los honores mesiánicos que le
pertenecían, aunque, con su muerte, echó los cimientos de su futura
gloria en la Tierra, obrando la redención eterna para los salvos. En
la Primera Carta a los Corintios san Pablo de Tarso escribió que así El apóstol Pablo escribiendo sus
como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, así es el Cristo: la
Epístolas, obra de Valentín de
cabeza y los miembros en el poder y la unción del Espíritu forman Boulogne o de Nicolás Tournier.
un solo cuerpo.14 ​

En el Libro de Juan, este título es relacionado con el de Mesías, «llamado el Cristo».15 ​

Habiendo sido rechazado como mesías en la tierra, él ha sido hecho, ya resucitado de los muertos, Señor y
Cristo,16 ​ y así se cumplen los consejos de Dios con respecto a él y al hombre en él. Se revela que los
santos habían sido escogidos en Cristo desde antes de la fundación del mundo. Todas las cosas en el cielo y
en la tierra tienen que ser encabezadas en el Cristo,17 ​ ya que el Cristo es la cabeza del cuerpo de la
Iglesia.18 ​

Cristo, el ungido
La palabra «ungir» ―del latín únguere― significa ‘elegir a alguien
para un puesto o un cargo muy notable’ (como sumo sacerdote o
rey).19 ​

La concepción hebrea del ungido o entronizado proviene de la


antigua creencia que establece que untar a una persona u olear un
objeto con aceite otorga cualidades extraordinarias, incluso
sobrenaturales, cuando estas provienen de una autoridad divina. En
el Israel de la antigüedad, la costumbre de ungir a una persona
otorgaba la potestad para ejercer algún cargo importante. El término
Cristo no solo se utilizaba con los sacerdotes20 ​ que eran
mediadores entre Dios y la humanidad, sino también con los reyes
teocráticos21 ​ que eran representantes de Dios y adquirían de esa
manera dignidad sacerdotal. Más tarde se aplicó a los profetas22 ​ e
incluso se vinculó con los patriarcas.23 ​
Sin embargo, en la Cristo y bordón, por Carl Bloch.
transformación del concepto mesiánico, el uso del término se
restringió al redentor y restaurador de la nación judía.24 25
​ ​

En el Nuevo Testamento, la palabra Cristo se utiliza como nombre común y como nombre propio. En
ambas acepciones aparece con o sin artículo definido, en solitario o asociada a otros términos o nombres.
Cuando se usa como nombre propio y, muchas veces, en los otros casos, designa a Jesús de Nazaret, el
esperado Mesías de los judíos. De esta manera, para las confesiones cristianas, Jesucristo es el mesías, aquel
que el Antiguo Testamento anunciaba que llegaría como plan de salvación de Dios para la humanidad.
Otras religiones, sobre todo los musulmanes,26 ​ judíos ortodoxos, conservadores, y reformistas,27 ​ lo
consideran solamente como un gran profeta o predicador de su pueblo ―el pueblo judío― y el fundador
de la religión cristiana, en quien sus seguidores creen y afirman que es el hijo encarnado de Dios.

Cristo, el salvador
La palabra salvador, a su vez, era el título calificativo que los judíos
aplicaban a sus sacerdotes, reyes, y profetas, ya que estos debían
ser ungidos con aceites como parte del rito que los consagraba a su
labor. Los seguidores de Jesús de Nazaret, considerando que este
era el Mesías prometido por las profecías mesiánicas de la Tanaj, le
aplicaron este título a su líder, llamándole Cristo Jesús o el
Salvador. A mediados del siglo II -unos cien años después de la
muerte y resurrección de Jesús de Nazaret—se les comenzó a
conocer por cristianos en Antioquía, ya que se decían seguidores
del Cristo.

Según algunas confesiones cristianas, como la Iglesia católica, la


Iglesia ortodoxa, la Iglesia anglicana o las principales iglesias
protestantes, la Salvación es una venida de Dios. Sustentan este El Sermón del Monte (1877), por Carl
punto de vista en las palabras del Apóstol Pedro: «Por el contrario, Bloch.
creemos que tanto ellos como nosotros somos salvados por la
gracia del Señor Jesús».28 ​Esta gracia se obtiene a través de la fe y
el obrar cristiano, según católicos y ortodoxos, o exclusivamente por la fe, según los protestantes, es decir,
en creer o confiar en que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Salvador y el Único Perdonador de pecados.

En la carta de Pablo a los romanos se explica lo que es la salvación,29 ​ pero con más precisión en la carta
del apóstol Pablo a los Efesios: «Cristo, con su muerte y su Resurrección, es quien elimina la deuda del
pecado humano y vehicula en su persona esa gracia redentora».30 ​ Para el cristianismo la salvación está
disponible para todos los que creen y actúan en consecuencia.

Cristianismo
La creencia cristiana afirma que Dios se manifestó a los hombres en la persona de Jesús de Nazaret (en
hebreo: Yeshúa), siendo el Hijo de Dios hecho hombre y, por tanto, el Mesías anunciado por los profetas en
las escrituras, y ansiosamente esperado por Israel. Escrituras.31 ​
De hecho, Jesús mismo afirmó ser el
Cristo.31 ​ En el Evangelio de Juan, cuando Jesús habla con la mujer samaritana, se registra el siguiente
evento:

La mujer le dijo: «Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos
anunciará todo».

Jesús le respondió: «Soy yo, el que habla contigo».


(Juan 4:25-26)

A raíz de esto, se narra a los samaritanos diciendo: «nosotros mismos hemos oído, y sabemos que
verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.» (Juan 4:42)

En el Evangelio de Marcos también se narra a Jesús afirmando ser el Mesías, cuando los sacerdotes del
templo estaban interrogándolo:
El Sumo Sacerdote lo interrogó nuevamente: «¿Eres el
Mesías, el Hijo de Dios bendito?».

Jesús respondió: «Así, yo lo soy: y ustedes verán al Hijo del


hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso y venir entre
las nubes del cielo».

Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó:


«¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?

Ustedes acaban de oír la blasfemia. ¿Qué les parece?». Y


todos sentenciaron que merecía la muerte.
(Marcos 14:61-64), Versión Biblia de Jerusalén
Cristo, dejando la sala del tribunal,
El cristianismo surgió como una comunidad, la Iglesia, inspirada en por Gustave Doré.
las enseñanzas de Jesús de Nazaret. Según san Lucas (en Hechos
de los Apóstoles 11:26), los discípulos de Jesús fueron llamados
«cristianos» por primera vez en Antioquía de Siria. La misión que
los unía era la prédica de estas enseñanzas por todo el mundo,
prédica inicialmente llevada a cabo por sus discípulos directos,
llamados apóstoles. Según los Evangelios, Dios preparó un pueblo,
prefigurado en el pueblo de Israel, conducido por Moisés y los
profetas y al que Cristo encabeza como jefe y salvador. Con este
pueblo, Cristo realizaría una nueva alianza. El fin de este pacto es
que todos conozcan a Dios Padre y a Jesucristo su Hijo y en Él
tengan vida eterna (según el Evangelio de Juan 3.16).
Jesús en la casa de Anás, obra de
Según el cristianismo, Jesús de Nazaret es el Cristo (el Mesías), José de Madrazo, Museo del Prado.
Hijo de Dios hecho hombre (según el Evangelio de Mateo),32 ​
concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María.
Después de la crucifixión, al tercer día resucitó y posteriormente subió al Cielo; y se espera su regreso al
final de los tiempos en lo que se llama la «segunda venida de Cristo», o Parusía. El cristianismo explica que
el sufrimiento de Jesús era necesario.33 ​Frecuentemente se cree que el padecimiento de Jesús se desarrolló
en la cruz, en realidad su padecimiento comenzó desde el huerto de Getsemaní.34 ​ En este pasaje se
describe como Jesús lleno de angustia oraba intensamente, su sudor era como grandes gotas de sangre que
caían hasta la tierra.

En las distintas confesiones cristianas


La religión cristiana se inició en el seno del judaísmo como uno de
tantos movimientos mesiánicos, centrado en la persona de Jesús de
Nazaret. Sus seguidores extendieron su culto por todo el mundo
basándose en la idea de que Jesús había resucitado.

Los seguidores de Cristo en el mundo actual no forman un


conjunto único y uniforme, sino que se agrupan en distintas
confesiones, como las iglesias católica, ortodoxa, anglicana,
luterana, bautista, anabaptista, menonita, presbiteriana, metodista, Imagen del Señor de los Milagros
mormona, etc. Y aún los hay que no reconocen un vínculo con que recorre en procesión las calles
algún grupo. de Lima, Perú.

La fe en Cristo de la mayoría de estas comunidades puede


sintetizarse en esta antiquísima profesión de fe:

Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue
crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los
muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí
va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Credo Apostólico

Existe un movimiento llamado ecumenismo, el cual trata de buscar la unidad de todos los seguidores de
Cristo. A este respecto, dentro de la Iglesia católica, el Concilio Vaticano II, en su decreto Unitatis
redintegratio, ha expresado, refiriéndose a la división de los cristianos, «abiertamente repugna a la voluntad
de Cristo y es piedra de escándalo para el mundo y obstáculo para la causa de la difusión del Evangelio por
todo el mundo».35 ​

Antes de su realización, el papa Juan XXIII creó el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de
los Cristianos. Esta llamada ha sido continuada por los papas siguientes.n 2 ​

Teología

En el cristianismo primitivo, Jesús de Nazaret fue visto por algunos de sus contemporáneos judíos como el
Mesías que se profetizaba en el Tanaj, pero tiempo después, Jesús fue visto como la imagen de Dios,
separándose del judaísmo y creando su propio libro sagrado, la Biblia.

la mayoría de los cristianos tienen como dogma la Santísima Trinidad que representa a Dios, el teólogo
Arrio discrepó de esa enseñanza y dijo que Jesús estaba subordinado a Dios Padre y por lo tanto no hace
parte de Dios, ese modelo llevó a un movimiento llamado Unitarismo . El teólogo Nestorio indicaba que
Jesús y Dios son de naturaleza divina pero separados. El binitarismo enseña que Dios son dos personas. En
algunas ramas cristianas Jesús es Dios.

Saliendose del cristianismo, en el Islam, Jesús es uno de los tantos profetas enviados por Dios.

En el catolicismo

Para el catolicismo, Cristo es el Hijo de Dios hecho hombre para la salvación del género humano, y esa es
la «Buena Nueva»: Dios ha enviado a su Hijo.36 ​
Hijo de Dios hecho hombre: para la Iglesia católica esto
significa que la segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Hijo, se hizo hombre en el seno de María.
Cristo, siendo una sola Persona divina, es perfecto Dios y perfecto hombre. Esta doctrina encuentra sus
antecedentes en distintos textos de la Sagrada Escritura, entre los que se puede citar:

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
Evangelio según San Juan 1:1. Ed. BdJ

Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros...


Evangelio según San Juan 1:14. Ed. BdJ

Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.»


Evangelio según San Juan 20:28. Ed. BdJ

...y los patriarcas; de los cuales también procede Cristo según la carne, el cual está por encima
de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.
Epístola de San Pablo a los Romanos 9:5. Ed. BdJ.

El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a


Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo
haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como
hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte
de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre
todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los
cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo
Jesús es Señor para gloria de Dios Padre.
Epístola de San Pablo a los Filipenses 2:6-11 Ed. BdJ

...aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran


Dios y Salvador nuestro Jesucristo...
Epístola de San Pablo a Tito 2:13 Ed. BdJ

Se han producido dentro de la Iglesia católica distintos debates referidos a


cómo deben interpretarse estas afirmaciones. Su posición oficial ha quedado
fijada en las decisiones de los distintos Concilios:

El Primer Concilio de Nicea, en el año 325, el primer concilio ecuménico que


la Iglesia católica pudo realizar terminadas las persecuciones que padeció sus La luz del mundo (1853),
primeros 300 años, profundizó los textos bíblicos citados, afirmando que de William Holman Hunt,
Jesucristo es consustancial al Padre (de la misma sustancia que el Padre), es Keble College,
decir, verdadero Dios. Universidad de Oxford.
Cristo llama a una puerta
El Primer Concilio de Constantinopla, en el año 381, continuó con la que representa el alma
profundización de la doctrina, redactando el Credo Niceno- humana y lleva un farol
Constantinopolitano: en alusión a su frase «yo
soy la luz del mundo,
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre aquel que me siga no
antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de andará en las tinieblas,
Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma sustancia del Padre,
pues tendrá la luz de la
por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra
vida» (Juan, 8:12).
salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de
María Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en
tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer
día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del
Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin.

Los Concilios siguientes han continuado precisando la doctrina:

El Concilio de Éfeso (año 431), definió que el Cristo histórico es al mismo tiempo verdadero
Dios y verdadero hombre, y como consecuencia necesaria, María es madre de Dios.37 ​
El Concilio de Calcedonia (año 451), precisó y formuló la existencia de las dos naturalezas
divina y humana en la Persona única de Cristo.38 ​

En el Segundo Concilio de Constantinopla (año 553), quedó precisada la unión de las


naturalezas divina y humana insistiendo en la unicidad de la Persona de Cristo.39 ​
El Tercer Concilio de Constantinopla (años 680-681), proclamó la existencia en Cristo de
dos voluntades, la humana y la divina.40 ​

Estas precisiones han surgido como respuesta a distintas doctrinas que fueron apareciendo. Por ejemplo:

El monarquianismo o adopcionismo: Jesús era un simple ser humano, elevado a una


dignidad similar a la de Dios luego de su muerte.
El apolinarismo: en Cristo el espíritu estaba sustituido por el Logos divino, con lo que
implícitamente negaba la naturaleza humana completa del Redentor.
El arrianismo: Jesús fue creado por Dios como el primer acto de la Creación, coronación
gloriosa de toda la creación. Entonces, Jesús fue un ser creado con atributos divinos, pero
no divino en y por Sí mismo.

El monofisismo o eutiquianismo: afirma que en Cristo existe una sola naturaleza, la divina.
El nestorianismo: afirmaba que en el Verbo existen dos personas: la divina (Cristo, hijo de
Dios) y la humana (Jesús, hijo de María). Por tanto, María no es Madre de Dios, es madre
de Cristo.
El monotelismo: afirmaba que en Cristo existían dos naturalezas (como en el catolicismo),
pero solo la voluntad divina.

En todas ellas, la Iglesia ha visto en el fondo la negación de la redención, porque creían que era necesario
que Cristo fuera Dios, para poder redimir; que fuera hombre, para poder padecer; y que fuera una sola
persona, para poder referir la divinidad y la humanidad «en concurrencia inefable y misteriosa en la
unidad».41 ​

Para la Iglesia católica, Cristo, en el mundo actual, es «Lumen Gentium», «Luz de los pueblos».42 ​Por ello
san Juan Pablo II, en la homilía de comienzo de su pontificado, exclamaba: «¡No temáis! ¡Abrid, más
todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!».43 ​

Más recientemente, el papa Francisco ha expresado:

Jesús es Dios, pero se ha abajado a caminar con nosotros. Es nuestro amigo, nuestro hermano.
El que nos ilumina en nuestro camino. Y así lo hemos acogido hoy. Y esta es la primera
palabra que quisiera deciros: alegría. No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano
jamás puede serlo.
Papa Francisco, homilía en Misa por Domingo de Ramos 2013.44 ​

Véase también: Disputas cristológicas

Nacido de María Virgen

El Catecismo de la Iglesia católica destaca que «los Padres ven en la concepción virginal el signo de que es
verdaderamente el Hijo de Dios el que ha venido en una humanidad como la nuestra».45 ​

La Iglesia católica resalta el papel de María en la concepción virginal de Cristo, en su relación de fe hacia
Él y en la redención por él obrada.
Los Padres de la Iglesia abordaron la íntima unión de Cristo y María en
la obra de la redención. Por ejemplo:

Adán, en efecto, fue recapitulado en Cristo, para que esto que es mortal fuera engullido en la
inmortalidad, y Eva en María, para que una virgen convertida en abogada de una virgen
disolviese y anulase con su obediencia de virgen la desobediencia de una virgen.
San Ireneo de Lyon (mártir y Padre de la Iglesia, f. 202)

Por un lado, la Iglesia católica sostiene que Dios ha preparado a María para tal misión, «en atención a los
méritos de Cristo Jesús», preservándola del pecado original, en lo que se denomina su Inmaculada
Concepción46 ​ y concediéndole multitud de gracias, las que ella misma reconoció diciendo: «Porque el
Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas»47 ​ y a las que ella correspondió con absoluta fidelidad y
entrega.n 3 ​

Por otro, ha visto en el sí de María, al aceptar el ofrecimiento del


ángel a ser madre de Jesús, el sí de la humanidad, que aceptaba a
través de ella la salvación que traería Cristo.n 4 ​

Por el hecho de ser madre de Cristo, que según se ha visto la Iglesia


católica enseña que es la segunda Persona de la Santísima Trinidad
que se hizo hombre sin perder su condición divina, la Iglesia la
llama Madre de Dios.48 ​

Los evangelios detallan los hechos de la vida de Cristo más


sobresalientes, sin embargo, en los mismos no pasa desapercibida la
discreta presencia de María: el Hijo de Dios se hace hombre luego
de su consentimiento;49 ​ los pastores y los magos encuentran al
Imagen del Cristo Redentor en la
Niño Prometido junto a ella;50 ​
Cristo hace su primer milagro a su ciudad y puerto de Río de Janeiro,
pedido;51 ​está firme al pie de la Cruz, junto a su Hijo.52 ​
La Iglesia Brasil.
ha visto en las palabras de Jesús: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» y a
Juan: «Ahí tienes a tu madre»53 ​ la entrega de María como madre
de todos los cristianos, representados en la persona de Juan, por lo que es llamada «Madre de la Iglesia».54 ​
Y ella, que «conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón»,55 ​perseveraba en la oración junto
a la Iglesia naciente, según cuenta el libro de los Hechos de los Apóstoles.56 ​
El Apocalipsis habla de una
mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza y que da a luz
un hijo varón que derrotará al dragón infernal.57 ​

En la misma promesa del Redentor, contenida en el libro del Génesis, se habla de una mujer, de la que
nacería el vencedor de la serpiente:

Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le


acecharás el talón.
Génesis (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Genesis+3%3A15&version=DHH)

A este respecto comenta san Alfonso María de Ligorio: «ya desde el principio de la Humanidad, Dios
predijo a la serpiente infernal la victoria y el dominio que había de ejercer sobre él nuestra reina al anunciar
que vendría al mundo una mujer que lo vencería […] ¿Y quién fue esta mujer su enemiga sino María, que
con su preciosa humildad y vida santísima siempre venció y abatió su poder? «En aquella mujer fue
prometida la Madre de nuestro Señor Jesucristo», dice san Cipriano. Y por eso argumenta que Dios no dijo
«pongo», sino «pondré», para que no se pensara que se refería a Eva».58 ​

San Agustín, comentando el pasaje donde una mujer le dice a Jesús: «dichoso el vientre que te llevó» y el
Señor contestó: «mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen»,59 ​ dice que esto
significa que María, no solamente escuchó la palabra y la cumplió60 ​ sino que es más feliz por haber
concebido a Cristo en su mente mediante la fe, que por haberlo llevado en su seno.61 ​ A través de ella, la
misma «Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros».62 ​

Por esta elección de Dios y su correspondencia por parte de María, ha visto la Iglesia en ella un modelo de
perfecta cristiana, y un camino para llegar a Cristo.n 5 n​ 6 n​ 7 ​

Cristo y la Iglesia
En el Evangelio de Mateo, Jesús habla de «su Iglesia».63 ​ La
palabra «iglesia» viene del griego ecclesia, que significa
‘asamblea’. San Pablo de Tarso dice que la iglesia es el cuerpo de
Cristo.64 ​

La Iglesia católica afirma ser ella la iglesia fundada por Cristo,65 ​


exhibiendo entre otros argumentos, la sucesión apostólica: todos los
obispos católicos han sido ordenados por otro obispo, y así,
remontándose hacia atrás, se llegará a uno de los apóstoles elegidos
por Cristo. Dice así san Ireneo de Lyon:

Pero la tradición de los apóstoles está bien patente en todo el


mundo y pueden contemplarla todos los que quieran
contemplar la verdad. En efecto, podemos enumerar a los
que fueron instituidos por los apóstoles como obispos
sucesores suyos hasta nosotros.
San Ireneo de Lyon (mártir y Padre de la Iglesia, f. 202), Placa con los datos de la imagen del
«Tratado contra las herejías» (alrededor del año 190)
Cristo de la Concordia en
Cochabamba, Bolivia.
Según la Iglesia, solo en ella puede encontrarse la plenitud total de
los medios de salvación dados por Cristo.66 ​
Sin embargo, ella
misma enseña que fuera de sus límites visibles, hay muchos
elementos de santificación y de verdad.67 ​

Cristo y el papa

Según el catolicismo, dentro de la sucesión apostólica que


concierne a todos los obispos, está la del Obispo de Roma, el papa,
sucesor de san Pedro hasta nuestros días. (Véase Lista de papas).
La Iglesia católica afirma que Cristo constituyó jefe de su Iglesia a
San Pedro y en él a sus sucesores:

Enseñamos, pues, y declaramos que, según los testimonios


del Evangelio, el primado de jurisdicción sobre la Iglesia
universal de Dios fue prometido y conferido inmediata y
directamente al bienaventurado Pedro por Cristo Nuestro
Señor. Porque solo a Simón —a quien ya antes había dicho: Imagen del Cristo o Nazareno Negro
Tú te llamarás Cefas [Ioh. 1, 42]—, después de pronunciar en su altar en Manila, Filipinas.
su confesión: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, se
dirigió el Señor con estas solemnes palabras:
Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque ni la
carne ni la sangre te lo ha revelado, sino mi Padre que está
en los cielos. Y yo te digo que tu eres Pedro, y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella, y a ti te daré las llaves del reino de
los cielos; y cuanto atares sobre la tierra, será atado también
en los cielos; y cuanto desataras sobre la tierra, será desatado
también en el cielo [Mt. 16, 16 ss]. [Contra Richer, etc.; v.
1503]. Y solo a Simón Pedro confirió Jesús después de su
resurrección la jurisdicción de pastor y rector supremo sobre
todo su rebaño, diciendo: «Apacienta a mis corderos».
«Apacienta a mis ovejas» [Jn. 21, 15 ss].
Constitución dogmática Pastor Aeternus del Concilio
Vaticano I68 ​
La Iglesia enseña que el papa es el «principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los
obispos como de la muchedumbre de los fieles».69 ​ Por esto, san Ambrosio de Milán pudo decir: «allí
donde está Pedro, allí está la Iglesia».70 ​

Con referencia a esto, continúa san Ireneo de Lyon en la cita que se transcribió en la sección referida a
Cristo y la Iglesia:

Sería muy largo en un escrito como el presente enumerar la lista sucesoria de todas las
Iglesias. Por ello indicaremos cómo la mayor de ellas, la más antigua y la más conocida de
todas, la Iglesia que en Roma fundaron y establecieron los dos gloriosísimos apóstoles Pedro y
Pablo, tiene una tradición que arranca de los apóstoles y llega hasta nosotros, en la predicación
de la fe a los hombres (cf. Rom. 1, 8), a través de la sucesión de los obispos. […] En efecto,
con esta Iglesia (de Roma), a causa de la mayor autoridad de su origen, ha de estar
necesariamente de acuerdo toda otra Iglesia, es decir, los fieles de todas partes; en ella siempre
se ha conservado por todos los que vienen de todas partes aquella tradición que arranca de los
apóstoles.
San Ireneo de Lyon (mártir y Padre de la Iglesia, f. 202)

Y san Cipriano de Cartago:

El Señor habla a san Pedro y le dice: «Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella». Y aunque a todos
los apóstoles confiere igual potestad después de su resurrección y les dice: «Así como me
envió el Padre, también os envío a vosotros. Recibid el Espíritu Santo. Si a alguno
perdonareis los pecados, le serán perdonados; si alguno se los retuviereis, le serán retenidos»,
sin embargo, para manifestar la unidad estableció una cátedra, y con su autoridad dispuso que
el origen de esta unidad empezase por uno. Cierto que lo mismo eran los demás Apóstoles que
Pedro, adornados con la misma participación de honor y potestad, pero el principio dimana de
la unidad. A Pedro se le da el primado, para que se manifieste que es una la Iglesia de Cristo.
San Cipriano de Cartago (mártir y Padre de la Iglesia, f. 258) «De la unidad de la Iglesia»
(4, 5)

La Palabra de Cristo y su interpretación en la Iglesia católica

Para la Iglesia, las enseñanzas de Dios están contenidas en la Biblia y en la transmisión oral de la
predicación de los apóstoles, llamada Tradición Apostólica. A su vez, estas enseñanzas han llegado a los
hombres de todos los tiempos a través del Magisterio de la Iglesia, ejercido por los obispos, sucesores de los
apóstoles, en comunión con el sucesor de San Pedro, el papa.

La interpretación de la Palabra en la Iglesia católica no es libre. Tratándose de la Sagrada Escritura, por


ejemplo, la Iglesia enseña que debe hacerse “estando atentos a los que los autores humanos quisieron
verdaderamente afirmar y a lo que de Dios quiso manifestarnos mediante sus palabras”.71 ​

Esta interpretación es realizada por la Iglesia, “columna y fundamento de la verdad”, como dice San
Pablo.72 ​ Y fue ejercida desde el comienzo, por los mismos apóstoles: “El Espíritu Santo, y nosotros
mismos, hemos decidido…”.73 ​

La Iglesia primitiva no tenía Nuevo Testamento. La misma inclusión de los libros sagrados en el canon
bíblico, ha sido un acto del Magisterio eclesiástico.n 8 ​El resto de las confesiones cristianas han heredado la
Biblia (el Nuevo Testamento al menos) tal como quedó fijado por la Iglesia católica.
Ya desde el comienzo del cristianismo, surgieron opiniones
divididas respecto a las enseñanzas transmitidas por Jesucristo. Por
ejemplo el apóstol san Juan dice, refiriéndose a los disidentes:
«ellos salieron de entre nosotros, sin embargo, no eran de los
nuestros».74 ​

La Iglesia entiende que Dios, al revelar su palabra a través de


Cristo, constituyó al mismo tiempo una autoridad presente en todos
los tiempos, encargada de interpretarla sin equivocarse, a fin de
mantener “la pureza de la fe transmitida por los apóstoles”, de otra
manera no habría modo de saber sin que quede lugar a dudas cuál
es la interpretación correcta. Esta capacidad de la Iglesia de
interpretar sin equivocarse la palabra de Cristo, la Iglesia la llama
“infalibilidad”, y ella entiende que la ha recibido de Cristo,
conjuntamente con la misión de difundir su palabra.75 ​

El Romano Pontífice, Cabeza del Colegio episcopal, goza de Cristo de Medinaceli, conocido
esta infalibilidad en virtud de su ministerio cuando, como también como el Señor de Madrid,
Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en su paso en Madrid, España.
en la fe a sus hermanos, proclama por un acto definitivo la
doctrina en cuestiones de fe y moral... La infalibilidad
prometida a la Iglesia reside también en el Cuerpo episcopal
cuando ejerce el magisterio supremo con el sucesor de
Pedro, sobre todo en un Concilio ecuménico (LG 25; cf.
Vaticano I: DS 3074).
Catecismo de la Iglesia católica, 891

La gracia de Cristo en los sacramentos

Algunos párrafos del Catecismo de la Iglesia católica donde se


explica la doctrina acerca de los sacramentos:

Los siete sacramentos son los signos y los instrumentos


mediante los cuales el Espíritu Santo distribuye la gracia de
Cristo, que es la Cabeza, en la Iglesia que es su Cuerpo.
Catecismo de la Iglesia católica, 774

La Última Cena, Juan de Juanes, c.


Sentado a la derecha del Padre y derramando el Espíritu 1562, óleo sobre tabla, 116 × 191
Santo sobre su Cuerpo que es la Iglesia, Cristo actúa ahora
cm, Museo del Prado, Madrid.
por medio de los sacramentos, instituidos por él para
comunicar su gracia. Los sacramentos son signos sensibles
(palabras y acciones), accesibles a nuestra humanidad actual.
Realizan eficazmente la gracia que significan en virtud de la
acción de Cristo y por el poder del Espíritu Santo.
Catecismo de la Iglesia católica, 1084

Hay en la Iglesia siete sacramentos: bautismo, confirmación o crismación, eucaristía,


penitencia, unción de los enfermos, orden sacerdotal y matrimonio (cf. DS 860; 1310; 1601).
Catecismo de la Iglesia católica, 1113

Adheridos a la doctrina de las Santas Escrituras, a las tradiciones apostólicas y al sentimiento


unánime de los Padres, profesamos que los sacramentos de la nueva Ley fueron todos
instituidos por nuestro Señor Jesucristo (DS 1600-1601).
Catecismo de la Iglesia católica, 1114

La eucaristía como actualización del sacrificio de Cristo

Especial mención merece la eucaristía. La Iglesia católica cree que la eucaristía o Santa Misa fue instituida
por Cristo cuando en la Última Cena dijo: «Tomad y comed: esto es mi cuerpo», «Tomad y bebed, esto es
mi sangre», «haced esto en conmemoración mía».76 ​ Ella cree que en cada eucaristía se hace presente (“se
re-presenta”) el sacrificio que Cristo hizo en la cruz de una vez para siempre, se perpetúa su recuerdo a
través de los siglos y se aplica su fruto.77 ​ Y que el sacrificio de la cruz y el sacrificio de la eucaristía son
un único sacrificio, ya que tanto en uno como en otro, Cristo es el sacerdote que ofrece el sacrificio y la
víctima que es ofrecida. Se diferencian sólo en la forma en que se ofrece el sacrificio. En la cruz Cristo lo
ofreció en forma cruenta, y por sí mismo, y en la Misa en forma incruenta y por ministerio de los
sacerdotes.78 ​Por esto san Juan Pablo II pudo decir que en la eucaristía “está inscrito de forma indeleble el
acontecimiento de la pasión y muerte del Señor. No sólo lo evoca sino que lo hace sacramentalmente
presente. Es el sacrificio de la Cruz que se perpetúa por los siglos”.79 ​

La eucaristía como presencia real de Cristo en el mundo

La Iglesia cree que Cristo mismo está presente en la eucaristía. Esta presencia no la entiende como la que se
da en una efigie, imagen, símbolo o recordatorio, sino que ella cree que está Él en persona, vivo y entero,
con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, de una forma “verdadera, real y sustancial”.80 ​

Por esto san Juan Crisóstomo pudo decir: «Cuánta gente dice hoy: ‘Querría ver a Cristo en persona, su
cara, sus vestidos, sus zapatos’. ¡Pues bien, en la eucaristía es a él al que vés, al que tocas, al que recibes!
Deseabas ver sus vestidos; y es él mismo el que se te da no sólo para verle, sino para tocarlo, comerlo,
acogerlo en tu corazón».81 ​

Y san Juan Pablo II: «La Iglesia ha recibido la eucaristía de Cristo, su Señor, no sólo como un don entre
otros muchos, aunque sean muy valiosos, sino como el don por excelencia, porque es don de sí mismo, de
su persona en su santa humanidad y, además, de su obra de salvación».82 ​

La Iglesia entiende que la eucaristía se destaca del resto de los sacramentos ya que mientras ellos tienen la
misión de santificar, en la eucaristía se halla el autor mismo de la santidad.83 ​ Por ello es llamada
"Santísimo Sacramento del Altar", "Santísimo Sacramento", o sencillamente "Santísimo".

Cristo ha prometido la vida eterna a quienes lo reciben en este Sacramento:

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi
carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Juan 6:54-56 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan+6%3A54-56&version=D
HH).

Véase también
Marcha por Jesús
Orden de Cristo
Cristo Redentor
Cristo Rey
Anexo:Advocaciones cristíferas
Intercesión de Cristo
Portal:Iglesia católica. Contenido relacionado con Iglesia católica.
Portal:Cristianismo. Contenido relacionado con Cristianismo.
[Portal | Iglesia de los Santos]]

Notas
1. Cabe mencionar que hay dos referencias en la Biblia que refieren una idea física de
Jesucristo, pero sin descripciones concretas. En Isaías 53:2 se menciona que del Mesías
enviado: «... no hay parecer en él, ni hermosura. Le veremos, mas sin atractivo para que le
deseemos». En el libro de Apocalipsis, Juan escribe haber recibido una revelación celestial
en la que se mencionan breves aspectos físicos de «el Hijo del Hombre»: «... su cabeza y
sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de
fuego, y sus pies semejantes al bronce bruñido, ardientes como en un horno […] de su boca
salía una espada aguda de dos filos. Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su
fuerza» (Apocalipsis 1:13-16)
2. Por ejemplo, el papa Juan Pablo II, Ut unum sint (http://www.vatican.va/holy_father/john_pau
l_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_25051995_ut-unum-sint_sp.html), 25 de mayo de
1995.
3. Por ejemplo, Constitución Dogmática Lumen Gentium (http://www.vatican.va/archive/hist_co
uncils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.html),
promulgada 21 de noviembre de 1964, capítulo 8, La Santísima Virgen María, madre de
Dios, en el misterio de Cristo y de la iglesia.
4. Por ejemplo san Bernardo de Claraval (doctor de la Iglesia), llamado también Doctor
Mariano, f.  1153; «Homilías sobre las excelencias de la Virgen Madre», Homilía 4, 8-9:
Ópera omnia, edición cisterciense, 4, año 1966, págs. 53-54.
5. Eres el ser más poderoso que existe, después de la Santísima Trinidad; la Mediadora de
todos nosotros ante el mediador que es Cristo; Tú eres el puente misterioso que une la tierra
con el cielo, eres la llave que nos abre las puertas del Paraíso; nuestra Abogada, nuestra
Intercesora. Tú eres la Madre de Aquel que es el ser más misericordioso y más bueno. Haz
que nuestra alma llegue a ser digna de estar un día a la derecha de tu Único Hijo,
Jesucristo. ¡Amén! (san Efren de Siria, Padre y Doctor de la Iglesia, f. 373; títulos de la
Virgen Santísima)
6. Ella es el camino por donde vino Jesucristo a nosotros la primera vez y lo será también
cuando venga la segunda, aunque de modo diferente. (…). Ella es el medio seguro y el
camino directo e inmaculado para ir a Jesucristo y hallarlo perfectamente. (san Luis María
Grignion de Montfort, f. 1716; Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen)
7. Todo en honor de Jesús, pero por medio de María. Todo por María, para llevar hacia Jesús
(…) Inculquemos su devoción a nuestros jóvenes, y así los llevaremos más fácilmente hacia
Jesucristo. (san Marcelino Champagnat, fundador de los Hermanos Maristas, f. 1840)
8. El III Concilio de Cartago, en el año 397 en el norte de África, confirmó el canon con 46
libros para el Antiguo Testamento y fijó el canon del Nuevo Testamento con 27 libros. La
carta del Papa S. Inocencio I en el 405, también oficialmente lista estos libros. Finalmente,
el concilio de Florencia (1442) definitivamente estableció la lista oficial de 46 libros del A.T.
y los 27 del N.T

Referencias
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zio-pontificato_sp.html), Plaza de San 58. san Alfonso María de Ligorio (Doctor de la
Pedro, Domingo 22 de octubre de 1978 Iglesia, f. 1787); Las Glorias de María,
María vence al mal)
44. Aciprensa, texto completo: Homilía del
Papa Francisco en Misa por Domingo de 59. Lc 11, 27-28
Ramos 2013 (http://www.aciprensa.com/not 60. «Feliz la que ha creído» (Lc 1,45)
icias/texto-completo-homilia-del-papa-franc
61. san Agustín de Hipona (Padre y Doctor de 74. 1Juan 2:19 (https://www.biblegateway.com/
la Iglesia, f. 430) «Sermón sobre el passage/?search=1Juan+2%3A19&version
«Evangelio de san Mateo», n.º 25, 7-8 =DHH)
62. Juan 1,14 75. Cf. Catecismo de la Iglesia católica, 85,
63. Mateo 16:18 (https://www.biblegateway.co 889
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sion=DHH) com/passage/?search=Mateo+26%3A26-2
64. Romanos 12:5 (https://www.biblegateway.c 8&version=DHH); Marcos 14:22-24 (https://
om/passage/?search=Romanos+12%3A5& www.biblegateway.com/passage/?search=
version=DHH); 1Corintios 12:12-16 (https:// Marcos+14%3A22-24&version=DHH);
www.biblegateway.com/passage/?search= Lucas 22:19-20 (https://www.biblegateway.
1Corintios+12%3A12-16&version=DHH); com/passage/?search=Lucas+22%3A19-2
Efesios 5:30 (https://www.biblegateway.co 0&version=DHH); 1Corintios 11:23-25 (http
m/passage/?search=Efesios+5%3A30&ver s://www.biblegateway.com/passage/?searc
sion=DHH) h=1Corintios+11%3A23-25&version=DHH)
65. Por ejemplo, Catecismo de la Iglesia 77. Concilio de Trento, Denzinger 1740;
católica, 811. Catecismo de la Iglesia católica, 1366
66. Catecismo de la Iglesia católica, 816;
78. Concilio de Trento, Denzinger 1743,
Concilio Vaticano II: Decreto unitatis Catecismo de la Iglesia católica, 1367
redintegratio, 3. 79. beato Juan Pablo II, Carta Encíclica
67. Catecismo de la Iglesia católica, 819;
Ecclesia de Eucharistia #11 (http://www.vat
Concilio Vaticano II: Lumen gentium, ican.va/holy_father/special_features/encycl
capítulo 1, n.º 8. icals/documents/hf_jp-ii_enc_20030417_e
68. Concilio Vaticano I, sesión IV, 18 de julio cclesia_eucharistia_sp.html); Concilio
de 1870, Constitución dogmática Pastor Vaticano II, Constitución del Sacrosantum
aeternus sobre la Iglesia de Cristo, capítulo Concilium sobre la sagrada liturgia nº 47 (h
1, «De la institución del primado apostólico ttp://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii
en el bienaventurado Pedro», Denzinger _vatican_council/documents/vat-ii_const_1
D-1822. 9631204_sacrosanctum-concilium_sp.htm
l)
69. Concilio Vaticano II, Constitución
dogmática «Lumen gentium» (http://www.v 80. Concilio de Trento, Denzinger 874, 883
atican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_c 81. San Juan Crisóstomo (v. 345-407),
ouncil/documents/vat-ii_const_19641121_l sacerdote en Antioquía, después obispo de
umen-gentium_sp.html), promulgada el 21 Constantinopla, doctor de la Iglesia,
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«Constitución jerárquica de la Iglesia y 82; PG 58, 743.
particularmente del episcopado», n.º 22. 82. Juan Pablo II, Carta encíclica 'Ecclesia de
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72. 1Timoteo 3:15 (https://www.biblegateway.c
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version=DHH)
73. Hechos 15:28 (https://www.biblegateway.co
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ersion=DHH)

Bibliografía
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Enlaces externos
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