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Clase 2
Clase 2
Diferencia entre
Produce un tipo
Antígenos del moléculas extrañas y
específico de
patógeno propias del
anticuerpo o célula T
hospedador
Antígeno y anticuerpo
Así se denomina antígeno a cualquier sustancia extraña
que, introducida en el interior de un organismo, provoque una
respuesta inmunitaria, estimulando la producción de
anticuerpos.
Los anticuerpos son proteínas pertenecientes al grupo de
las gamma-globulinas o inmunoglobulinas, constituidas por la
asociación de cuatro cadenas polipeptídicas unidas entre sí
mediante puentes disulfuro, dos cadenas se denominan
pesadas y las otras dos ligeras. A su vez, cada una de las
cadenas ligeras y pesadas, incluye una región variable,
cuya secuencia de aminoácidos es peculiar de cada
anticuerpo, y una región constante, con la misma secuencia
en todos los anticuerpos.
EL SISTEMA LINFÁTICO
1. Los neutrófilos, denominados micrófagos, son los más abundantes y los que
presentan mayor actividad fagocitaria. Acuden al lugar de la infección atravesando la
pared de los capilares sanguíneos (diapédesis), para llegar a los tejidos y fagocitar a los
gérmenes patógenos. Los neutrófilos realizan un proceso de heterofagia que les causa
la muerte, los leucocitos están creados de tal manera que sólo una vez en la vida les
está permitido comer opíparamente. Se fabrican en la médula ósea, y de ella salen,
cargados de enzimas lisosómicas y de otras armas mortíferas, en busca de enemigos.
Cuando los encuentran, devoran tantos como pueden. Poco después mueren a
consecuencia de esta jugarreta de la selección natural, que les lleva a cometer
semejante acto de gula, fatal para ellos; pero destinado aun bien superior, el de todo el
organismo. El resultado de esta batalla origina la pus, que no es más que el montón de
cadáveres de bacterias y fagocitos.
2. Los macrófagos, procedentes de los monocitos de la sangre, emigran a los
distintos tejidos recibiendo diversos nombres. La reserva de macrófagos constituye
el sistema retículo endotelial (S.R.E.), interviene en la defensa, destrucción de
células viejas y regeneración de los tejidos. Se trata de un conjunto de células que
dirigen la complicada red de procesos encaminados a eliminar la infección y
regenerar los tejidos dañados, para ello liberan interleucinas 1 , que se comporta
como un mensajero inmunitario y ejerce su acción sobre la totalidad del organismo.
Los linfocitos son de dos clases principales, según donde se
desarrollan:
Linfocitos B
Linfocitos T
En los humanos, las células B se diferencian en la médula ósea y en
el hígado fetal y las células T en el timo. En estos órganos en los que
se diferencian los linfocitos, órganos linfoides primarios, las células B
y T adquieren la capacidad para reconocer Ags por medio de la
adquisición de receptores de superficie específicos.
Los linfocitos controlan la respuesta inmune. Reconocen el material
extraño (antigénico) y lo distinguen del propio. Se clasifican en dos
tipos principales.
Existe una tercera clase de linfocitos que no expresan receptores de
Ags y que se denominan células asesinas naturales (NK, natural
killer). Cuando una célula es infectada por un virus u otro parásito
reacciona secretando una proteína llamada interferón, que se
difunde a las células vecinas, estimulando la producción de proteínas
antivirales que inhiben la replicación viral y movilizan algunos
linfocitos conocidos como células asesinas (NK o “natural killer”),
que reconocen las células huéspedes infectadas y las matan
rápidamente.
Concepto de antígeno y de anticuerpo.
Se entiende como antígeno (Ag) cualquier molécula que puede ser reconocida
específicamente por cualquiera de los componentes del SI; en un sentido más restrictivo se
entiende como Ag cualquier molécula capaz de inducir la producción de anticuerpos
específicos.
Los anticuerpos (Ac), también conocidos como inmunoglobulinas, son un grupo de
moléculas que producen los linfocitos B. Los diferentes tipos de Ac tienen una estructura
básica común a todos ellos, pero el sitio por el que se unen al Ag es específico de cada uno;
La zona de la molécula del Ag a la que se une el Ac se denomina epítopo y una molécula
de Ag puede tener varios de ellos por lo que los Ac en realidad son específicos de un
epítopo y no de la molécula completa de Ag.
Los linfocitos B están programados para codificar un receptor de superficie especifico de un
determinado Ag tras lo cual se multiplican y se diferencian en células plasmáticas que
producen los Ac. También los linfocitos T pueden reconocer Ag aunque no producen Ac.
Los linfocitos B y T están programados genéticamente para ser capaces de reconocer
específicamente a un determinado Ag antes incluso de haber entrado en contacto con él.
Cuando se produce el contacto entre el linfocito y el Ag, los linfocitos que son capaces de
reconocerlo empiezan un proceso de proliferación que conduce en pocos días a la
existencia de un número suficiente para ocasionar una respuesta inmunitaria que permita la
eliminación del Ag. Una vez producido el contacto inicial con un antígeno determinado, los
sucesivos contactos con el mismo antígeno se van a caracterizar por obtener una
respuesta mucho más rápida y enérgica que la inicial debido a que ésta da lugar a la
producción de linfocitos de memoria que persisten.
El sistema inmunitario dispone además de diferentes mecanismos de defensa que se
denominan genéricamente sistemas efectores; ejemplo de ellos son la neutralización, la
fagocitosis, reacciones citotóxicas o la apoptosis celular (muerte celular programada).
LA REACCIÓN ANTÍGENO-ANTICUERPO
La unión antígeno-anticuerpo es específica, cada anticuerpo reconoce y se une a un determinado
antígeno. Esta unión se realiza por medio de uniones intermoleculares entre el antígeno y la zona
del anticuerpo, y da lugar al complejo antígeno-anticuerpo según el modelo llave-cerradura.
Las reacciones antígeno-anticuerpo tienen diversas consecuencias y existen varios tipos de
reacciones
Lupus eritematoso
Dermatitis
Sistema inmunológico y salud mental y emocional