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Psiconeuroinmunología

El término inmunidad tiene su origen en un vocablo romano que significa


privilegio de exención o ‘estar libre’ y que hace referencia a la capacidad que
poseen los seres vivos de no sufrir continuamente las enfermedades que
ocasionan la agresión de los microorganismos. El sistema inmunitario (SI) protege
al organismo de una amplia variedad de agentes infecciosos (bacterias, hongos,
parásitos y virus) que pueden ocasionar en el organismo que los recibe diferentes
enfermedades. Para ello es capaz de reconocer a los componentes del agente
patógeno e iniciar una serie de respuestas encaminadas a eliminarlo cuyas
características fundamentales son:
❖ la especificidad
❖ la memoria
1. Defensas inespecíficas
Barreras externas
Piel
Mucosas
Secreciones
Células fagocitarias
Micrófagos
Macrófagos
2. Defensas específicas
La respuesta humoral
Antígeno y anticuerpo
La reacción antígeno-anticuerpo
La respuesta celular
Tipos de células del sistema
Mecanismo de acción
Comunicación entre las células del sistema
Mecanismos inmunitarios: Natural
(innata)
- Tipo de inmunidad, la cual ocurre sin haber tenido contacto
previo con el agente patógeno.
- Constituye la primera línea de defensa.
- Es inespecífica.
- Existen dos tipos:
a) Pasiva
Por transferencia de anticuerpos, producidos en un cuerpo
diferente (V.g.: Transferencia de la inmunidad por medio de la
leche materna).
b) Activa
A causa de la exposición directa del organismo frente a un
determinado agente patógeno (V.g.: Respuesta fisiológica
inicial frente a uno o más microorganismos).
Mecanismos inmunitarios: Adquirida
(artificial)
- Requiere de un periodo lento de “preparación fisiológica”.
- Altamente específicas.
- Presenta un “sistema de memoria celular”.
a) Pasiva
Como resultado de la administración directa de
anticuerpos específicos para un patógeno determinado
(V.g.: Uso de sueros o antídotos).
b) Activa
Como resultado de la administración directa de antígenos
controlados, específicos para un patógeno determinado
(V.g.: Uso de vacunas).
Defensas inespecíficas
Dentro de este apartado, se incluyen aquellas defensas del organismo, cuya
respuesta es la misma, con independencia del tipo de microorganismo que intenta
colonizarnos.
Barreras externas: Para invadir el cuerpo de los animales, los microorganismos
deben atravesar su piel o bien penetrar por alguno de sus orificios naturales. La piel
de los mamíferos es una barrera mecánica gracias a su grosor, al proceso de
queratinización y a la descamación de las capas externas.
Además la secreción de las glándulas sebáceas y el sudor determinan la
existencia de un pH ácido. Ademas, la flora bacteriana de la piel impide el
asentamiento y desarrollo de otros microbios que se depositan sobre ella.
En las aberturas naturales, como boca, ano, vías respiratorias, urogenitales y
digestivas, las barreras defensivas son las secreciones mucosas que recubren los
epitelios.
En la saliva, en la secreción lacrimal y en la secreción nasal, existe una enzima, la
lisozima; en el esperma la espermina, ambas con función bactericida. La
secreción ácida del epitelio vaginal y de los conductos digestivos, forman un
ambiente desfavorable para el desarrollo de microorganismos. En las mucosas
respiratorias, los microbios y las partículas extrañas quedan atrapados en el
mucus y son eliminados mediante el movimiento ciliar de las células epiteliales, por
la tos y el estornudo.
La piel y todas estas secreciones reciben el nombre de barreras defensivas
primarias.
Defensas específicas
Las defensas específicas se basan en el reconocimiento de los
determinantes antigénicos localizados en la superficie del
germen patógeno o en las toxinas producidas por éstos. Una vez
que el sistema inmunitario reconoce la naturaleza del antígeno,
lanza contra él dos tipos de respuestas, que actúan de modo
secuencial:
La respuesta humoral, basada en la síntesis de anticuerpos
por los linfocitos B
La respuesta celular, mediada por linfocitos T, que destruyen
los microorganismos portadores de dicho antígeno, y las células
propias si están infectadas pro ellos.
La respuesta humoral. En el plasma sanguíneo se encuentra un
tipo particular de globulinas que tienen la capacidad de
reaccionar específicamente con las partículas extrañas
(antígenos), anulando su posible efecto patógeno. Se las
denomina genéricamente inmunoglobulinas o anticuerpos.
Inmunidad Humoral
Inmunidad Celular
Destruye a patógenos
Destruye células
virus, bacterias y
infectadas por virus
toxinas

Especificidad Memoria Tolerancia

Diferencia entre
Produce un tipo
Antígenos del moléculas extrañas y
específico de
patógeno propias del
anticuerpo o célula T
hospedador
Antígeno y anticuerpo
Así se denomina antígeno a cualquier sustancia extraña
que, introducida en el interior de un organismo, provoque una
respuesta inmunitaria, estimulando la producción de
anticuerpos.
Los anticuerpos son proteínas pertenecientes al grupo de
las gamma-globulinas o inmunoglobulinas, constituidas por la
asociación de cuatro cadenas polipeptídicas unidas entre sí
mediante puentes disulfuro, dos cadenas se denominan
pesadas y las otras dos ligeras. A su vez, cada una de las
cadenas ligeras y pesadas, incluye una región variable,
cuya secuencia de aminoácidos es peculiar de cada
anticuerpo, y una región constante, con la misma secuencia
en todos los anticuerpos.
EL SISTEMA LINFÁTICO

Las células que participan en las respuestas inmunitarias se organizan para


formar tejidos y órganos; el conjunto de ellos se denomina sistema linfático.
Existen dos grandes grupos de órganos linfáticos, los primarios o centrales y
los secundarios o periféricos.
En los órganos linfáticos primarios se desarrollan y se diferencian los
linfocitos dando lugar a células maduras a partir de sus precursores (proceso
denominado linfopoyesis). En los humanos, la población de linfocitos T
madura en el timo y la de linfocitos B en la médula ósea y en el hígado
fetal. En estos órganos se adquiere el repertorio de receptores específicos
de Ags de tal forma que se presenta tolerancia a los autoantígenos
(moléculas propias capaces de inducir una respuesta inmune) y cuando
viajan a la periferia solo se reconocen Ags extraños.
En los órganos linfáticos secundarios es necesaria la presencia de
macrófagos, células presentadoras de antígenos y linfocitos T y B maduros
para que se produzca la respuesta inmunitaria. Estos órganos son el bazo,
los ganglios linfáticos y otros tejidos asociados a la inmunidad de las
mucosas, como las amígdalas y las placas de Peyer intestinales; la médula
ósea también actúa como órgano secundario.
Cada uno de los órganos linfáticos desempeña un papel importante en
la producción y activación de los linfocitos. Los órganos linfáticos
incluyen:
• Las adenoides (dos glándulas localizadas en la parte posterior del
pasaje nasal).
• El apéndice (tubo pequeño unido al intestino grueso).
• Los vasos de la sangre (las arterias, las venas y los capilares a
través de los cuales fluye la sangre).
• La médula ósea (el tejido graso y blando localizado en las cavidades
de los huesos).
• Los nódulos linfáticos (órganos pequeños en forma de fríjol, se
encuentran localizados en todo el cuerpo y se conectan a través de los
vasos linfáticos).
• Los vasos linfáticos (una red de canales en todo el cuerpo que
transportan linfocitos a los órganos linfoides y al flujo de la sangre).
• La placa de Peyer (tejido linfático en el intestino delgado).
• El bazo (órgano del tamaño del puño situado en la cavidad
abdominal).
• El timo (dos lóbulos que se unen por delante de la tráquea y detrás
del esternón).
• Las amígdalas (dos masas ovales localizadas en la parte posterior de
la faringe).
LAS CÉLULAS DEL SISTEMA INMUNITARIO

Todas las células del SI tienen su origen en células madres de la médula


ósea que originan fundamentalmente dos tipos de diferenciación, la
linfoide, que da lugar a los linfocitos, y la mielode, que da origen a los
fagocitos. Existen por lo tanto en el SI dos grandes tipos de células que
intervienen en los procesos de inmunidad.
Los fagocitos son capaces de ingerir y degradar antígenos y
microorganismos. Dentro de ellos encontramos los fagocitos
mononucleares y los neutrófilos polimorfonucleares.
Además existen otras células, como las células presentadoras de
antígeno (CPA) a las células T, mastocitos, células endoteliales, etc.
que también intervienen en las respuestas inmunitarias y que no
pertenecen a ninguno de estos grupos.
La función de los fagocitos es fagocitar a los patógenos, antígenos y
deshechos celulares, gracias a un proceso en el que también participan
los anticuerpos y los componentes del sistema complemento e incluyen a:
Macrófagos: se trata de células de gran tamaño con función
fagocítica, presente en la mayoría de los tejidos y cavidades.
Algunos permanecen en los tejidos durante años y otros
circulan por los tejidos linfoides secundarios. También
pueden actuar como células presentadoras de antígenos.

Neutrófilos: son los leucocitos más abundantes (>70%). Su


tamaño es de 10-20m de diámetro y se clasifican como
granulocitos debido a sus gránulos citoplasmáticos de lisosimas
y de lactoferrina. Pasan menos de 48 horas en la circulación
antes de migrar a los tejidos, debido a la influencia de los
estímulos quimiotácticos. Es en ellos donde ejercen su acción
fagocítica y eventualmente mueren.
Monocitos: células circulares que se originan en la médula ósea y
constituyen cerca del 5% del total de leucocitos de la sangre, donde
permanencen sólo unos tres días. Después atraviesan las paredes
de las vénulas y capilares donde la circulación es lenta. Una vez en
los órganos, se transforman en macrófagos, lo que se refleja en el
aumento de su capacidad fagocítica, de la síntesis de proteínas, el
número de lisosomas y la cantidad de aparato de Golgi,
microtúbulos y microfilamentos. Estos últimos se relacionan con la
formación de pseudópodos, responsables del movimiento de los
macrófagos.
Células B: representan cerca del 5-15% de todos los
linfocitos circulantes. En el feto, se producen en el
hígado y después en la médula ósea. Se distribuyen
en los tejidos linfoides secundarios y responden a los
estímulos antigénicos dividiéndose y diferenciándose
a células plasmáticas, liberadoras de anticuerpos
(inmunoglobulinas), gracias a la acción de citocinas
secretadas por las células T.

Células T: se desarrollan en el timo a partir de células


madre linfocíticas de la médula ósea de origen
embrionario. Después expresan receptores
antigénicos específicos y se diferencian en dos
subgrupos. Uno expresa el marcador CD4 y el otro el
CD8. A su vez, constituyen diferentes poblaciones que
son: los linfocitos T helper (auxiliadores), los
citotóxicos y los supresores. Sus funciones son: 1)
ayudar a las células B a producir anticuerpos; 2)
reconocer y destruir a los patógenos; y 3) controlar el
nivel y la calidad de la respuesta inmunológica.
CÉLULAS FAGOCITARIAS
Son células con capacidad fagocitaria, que pueden destruir sustancias extrañas y
células envejecidas, a las que engloban con sus pseudópodos para luego digerirlas en
el citoplasma.

1. Los neutrófilos, denominados micrófagos, son los más abundantes y los que
presentan mayor actividad fagocitaria. Acuden al lugar de la infección atravesando la
pared de los capilares sanguíneos (diapédesis), para llegar a los tejidos y fagocitar a los
gérmenes patógenos. Los neutrófilos realizan un proceso de heterofagia que les causa
la muerte, los leucocitos están creados de tal manera que sólo una vez en la vida les
está permitido comer opíparamente. Se fabrican en la médula ósea, y de ella salen,
cargados de enzimas lisosómicas y de otras armas mortíferas, en busca de enemigos.
Cuando los encuentran, devoran tantos como pueden. Poco después mueren a
consecuencia de esta jugarreta de la selección natural, que les lleva a cometer
semejante acto de gula, fatal para ellos; pero destinado aun bien superior, el de todo el
organismo. El resultado de esta batalla origina la pus, que no es más que el montón de
cadáveres de bacterias y fagocitos.
2. Los macrófagos, procedentes de los monocitos de la sangre, emigran a los
distintos tejidos recibiendo diversos nombres. La reserva de macrófagos constituye
el sistema retículo endotelial (S.R.E.), interviene en la defensa, destrucción de
células viejas y regeneración de los tejidos. Se trata de un conjunto de células que
dirigen la complicada red de procesos encaminados a eliminar la infección y
regenerar los tejidos dañados, para ello liberan interleucinas 1 , que se comporta
como un mensajero inmunitario y ejerce su acción sobre la totalidad del organismo.
Los linfocitos son de dos clases principales, según donde se
desarrollan:
Linfocitos B
Linfocitos T
En los humanos, las células B se diferencian en la médula ósea y en
el hígado fetal y las células T en el timo. En estos órganos en los que
se diferencian los linfocitos, órganos linfoides primarios, las células B
y T adquieren la capacidad para reconocer Ags por medio de la
adquisición de receptores de superficie específicos.
Los linfocitos controlan la respuesta inmune. Reconocen el material
extraño (antigénico) y lo distinguen del propio. Se clasifican en dos
tipos principales.
Existe una tercera clase de linfocitos que no expresan receptores de
Ags y que se denominan células asesinas naturales (NK, natural
killer). Cuando una célula es infectada por un virus u otro parásito
reacciona secretando una proteína llamada interferón, que se
difunde a las células vecinas, estimulando la producción de proteínas
antivirales que inhiben la replicación viral y movilizan algunos
linfocitos conocidos como células asesinas (NK o “natural killer”),
que reconocen las células huéspedes infectadas y las matan
rápidamente.
Concepto de antígeno y de anticuerpo.
Se entiende como antígeno (Ag) cualquier molécula que puede ser reconocida
específicamente por cualquiera de los componentes del SI; en un sentido más restrictivo se
entiende como Ag cualquier molécula capaz de inducir la producción de anticuerpos
específicos.
Los anticuerpos (Ac), también conocidos como inmunoglobulinas, son un grupo de
moléculas que producen los linfocitos B. Los diferentes tipos de Ac tienen una estructura
básica común a todos ellos, pero el sitio por el que se unen al Ag es específico de cada uno;
La zona de la molécula del Ag a la que se une el Ac se denomina epítopo y una molécula
de Ag puede tener varios de ellos por lo que los Ac en realidad son específicos de un
epítopo y no de la molécula completa de Ag.
Los linfocitos B están programados para codificar un receptor de superficie especifico de un
determinado Ag tras lo cual se multiplican y se diferencian en células plasmáticas que
producen los Ac. También los linfocitos T pueden reconocer Ag aunque no producen Ac.
Los linfocitos B y T están programados genéticamente para ser capaces de reconocer
específicamente a un determinado Ag antes incluso de haber entrado en contacto con él.
Cuando se produce el contacto entre el linfocito y el Ag, los linfocitos que son capaces de
reconocerlo empiezan un proceso de proliferación que conduce en pocos días a la
existencia de un número suficiente para ocasionar una respuesta inmunitaria que permita la
eliminación del Ag. Una vez producido el contacto inicial con un antígeno determinado, los
sucesivos contactos con el mismo antígeno se van a caracterizar por obtener una
respuesta mucho más rápida y enérgica que la inicial debido a que ésta da lugar a la
producción de linfocitos de memoria que persisten.
El sistema inmunitario dispone además de diferentes mecanismos de defensa que se
denominan genéricamente sistemas efectores; ejemplo de ellos son la neutralización, la
fagocitosis, reacciones citotóxicas o la apoptosis celular (muerte celular programada).
LA REACCIÓN ANTÍGENO-ANTICUERPO
La unión antígeno-anticuerpo es específica, cada anticuerpo reconoce y se une a un determinado
antígeno. Esta unión se realiza por medio de uniones intermoleculares entre el antígeno y la zona
del anticuerpo, y da lugar al complejo antígeno-anticuerpo según el modelo llave-cerradura.
Las reacciones antígeno-anticuerpo tienen diversas consecuencias y existen varios tipos de
reacciones

En este caso el antígeno se


encuentra disuelto, y al unirse
los anticuerpos a los antígenos
se forman unos macrocomplejos
moleculares, formándose como
una red tridimensional que
debido a su tamaño precipita.
En las reacciones de
aglutinación, un anticuerpo
puede unirse a la vez a dos
antígenos, asímismo cada
antígeno puede unirse a varios
anticuerpos y formar un
entramado de complejos
antígeno-anticuerpo.
Si el antígeno es una sustancia
tóxica, la unión con el
anticuerpo provoca su
neutralización, de modo que
no puede ejercer su efecto
tóxico.
El anticuerpo puede
recubrir al antígeno para
que sea reconocido por
los fagocitos, esta
reacción se llama
opsonización , y es como
si los antígenos fueran
más "sabrosos" para ser
fagocitados.
Respuesta celular
1. Tipos de células del sistema. Las células plasmáticas se forman en la médula roja
de los huesos y trás un proceso de diferenciación , pasan a la sangre. Uno de estos
tipos de células son los linfocitos. Algunos adquieren sus propiedades en la misma
médula ósea: son los linfocitos B. Otros van a especializarse al timo, una glándula
situada entre la tráquea y el esternón: son los linfocitos T. Finalizado el proceso de
especialización, los linfocitos B y T pasan a los ganglios, al bazo y a los demás
órganos linfoides y algunos de ellos se incorporan a la corriente sanguínea, donde
permanecen a la espera de entrar en contacto con los antígenos.
2. Mecanismo de acción. Cuando se detecta la presencia de un antígeno, un
macrófago lo fagocita y lo transporta a los ganglios linfáticos. Allí presenta fragmentos
del antígeno a los linfocitos T, que produce la formación de linfocitos T citotóxicos,
que pueden destruir directamente las células infectadas , y de linfocitos T auxiliares,
que facilitan el desarrollo de los linfocitos B.
Los linfocitos T citotóxicos presentan en su superficie unas moléculas receptoras
semejantes a los anticuerpos, mediante las cuales se unen específicamente a los
antígenos de la membrana de las células. El linfocito inyecta sus enzimas en el interior
de la célula y provoca su degradación. Este tipo de linfocitos es el responsable del
rechazo en los transplantes de tejidos.
Los linfocitos B se activan ante la presencia del antígeno y se encargan de elaborar
un anticuerpo específico. Sin embargo, no empiezan a producir este anticuerpo hasta
que no reciben la "señal" de los linfocitos T auxiliares. Finalmente, superada la
infección, otro tipo de linfocitos T supresores se encargan de detener las reacciones
inmunitarias.
3. Comunicación entre las células del sistema Ante la presencia
del antígeno, los linfocitos T auxiliares responden segregando una
serie de mediadores, las interleucinas o interleuquinas que activan
otros glóbulos blancos (macrófagos y linfocitos).
Las mejor conocidas son las interleucinas 1 y 2 (IL-1, IL-2 en el
siguiente dibujo). La interleucina 1 actúa como mediador soluble en
el proceso de inflamación y como factor de crecimiento y
diferenciación de las células B. La interleucina 2 es el factor de
crecimiento y diferenciación de las células T.
INMUNOGLOBULINAS
Los nombres químicos para las proteinas de los anticuerpos es inmunoglobulinas o
gamaglobulinas. Este tipo de variación en función especializada es determinada
por la estructura química del anticuerpo, que a su vez determina el tipo de
anticuerpo (inmunoglobulina). Hay 5 grandes clases de anticuerpos o
gamaglobulinas:
Inmunoglobulinas G (IgG)
Inmunoglobulinas A (IgA)
Inmunoglobulinas M (IgM)
Inmunoglobulinas E (IgE)
Inmunoglobulinas D (IgD)
Cada clase de inmunoglobulina tiene una caracteristica quimica especial que le
brinda ciertas ventajas. Por ejemplo, los anticuerpos en la fracción IgG se forman
en grandes cantidades y pueden viajar del fluido sanguineo a los tejidos. Estas
inmunoglobulinas (anticuerpos) son la unica clase que cruza la placenta y le pasa
inmunidad de la madre al recién nacido. Los anticuerpos en la fracción IgA se
producen cerca de las membranas mucosas y llegan hasta secreciones como las
lágrimas, bilis, saliva, mucosa, donde protegen contra infecciones en el tracto
respiratorio y los intestinos. Los anticuerpos de la clase IgM son los primeros
anticuerpos que se forman en respuesta a las infecciones y por lo tanto son
importantes para proteger durante los primeros dias de una infeccion. Los
anticuerpos en la clase IgE se encargan de reacciones alergicas. La función
especializada de IgD todavia no se entiende por completo.
Complemento: El sistema del complemento tiene 18 proteinas que funcionan
de manera ordenada e integrada para ayudar en la defensa contra infecciones
y producen inflamación. Algunas de las proteínas del complemento las produce
el hígado, y otras las producen ciertos fagocitos, los macrófagos.
Para realizar sus funciones de protección, los componentes del complemento
deben convertirse de formas inactivas a formas activas. en algunos casos, los
micro-organismos primero tienen que combinarse con anticuerpos para poder
activar el complemento. En tros casos los micro-organismos pueden activar el
complemento sin la ayuda de los anticuerpos. Ya activado, el complemento
puede realizar funciones de defensa contra infecciones. Como mencionamos
una de las proteinas del complemento cubre a los micro-organismos para que
puedan ser ingeridas con mayor facilidad por los fagocitos. Otros componentes
del complemento mandan señales químicas para atraer fagocitos a los lugares
de infección. Cuando todo el sistema se encuentra en la superficie de algunos
micro-organismos, puede romper la membrana de la celula, y matarla.
Es la inmunoglobulina más abundante en el plasma, es
monomérica y es producida en grandes cantidades durante
respuestas secundarias a antígenos timodependientes. Esta
inmunoglobulina atraviesa la placenta confiriendo protección al
feto durante el embarazo.
Secretada principalmente en respuestas humorales primarias
timodependientes y en respuestas timoindependientes. Es de
baja afinidad pero presenta gran avidez por antígenos
multivalentes especialmente bacterianos.
Se encuentra en lágrimas, leche, saliva y mucosa de los
tractos intestinal y digestivo.

Es una inmunoglobulina unida a membrana de los linfocitos B.


Su presencia en conjunto con IgM confiere
inmunocompetencia a estos linfocitos. Está practicamente
ausente en el suero.

Interviene en la respuesta inmune protectora contra parásitos


Reacción alérgica
Dentro de este inmenso grupo de materiales, el termino "alérgeno" se
refiere a cualquier sustancia que puede desencadenar una respuesta
alérgica. Entre los alérgenos más comunes se cuentan el polen,
moho, caspa animal, excrementos de cucarachas y ácaros del polvo
doméstico.
Los anticuerpos circulan en la sangre y están presentes en casi todos
los líquidos corporales. Ayudan a capturar invasores indeseables.
Las personas alérgicas tienen un anticuerpo llamado
Inmunoglobulina E o IgE. Cuando los alérgenos ingresan por primera
vez al cuerpo de una persona predispuesta a las alergias, se produce
una serie de reacciones y se generan anticuerpos de IgE específicos
para el alérgeno. Después de producirse, estos anticuerpos viajan a
células llamadas células mast, que son particularmente abundantes
en la nariz, ojos, pulmones y el aparato gastrointestinal. Los
anticuerpos de IgE se adhieren a la superficie de las células mast y
esperan al alérgeno particular.
Reacción alérgica
Cada tipo de IgE tiene un "radar" específico para un tipo de
alérgeno solamente. Es por esta razón que algunas personas sólo
son alérgicas a la caspa de los gatos (sólo tienen anticuerpos IgE
específicos para la caspa de los gatos) y otros parecen ser
alérgicos a todo (tienen muchos más tipos de anticuerpos de IgE).
La próxima vez que una persona alérgica tome contacto con los
alérgenos a los cuales reacciona, la IgE captura los alérgenos.
Esto inicia la liberación de "mediadores" químicos como histamina
y otros agentes de las células mast. Estos mediadores producen
los síntomas de una reacción alérgica, tales como la inflamación
de tejidos, estornudos, silbido al respirar, tos y otras reacciones.
La reacción alérgica generalmente continúa: estos mediadores
recién liberados reclutan a otras células inflamatorias a ese punto,
produciendo mayor inflamación. Muchos síntomas de
enfermedades alérgicas crónicas-como inflamación, exceso de
mucosidad e hiperrespuesta a estímulos irritantes-se deben a la
inflamación de tejidos por la exposición constante a alérgenos.
Tipos de enfermedades alérgicas

La existencia de los anticuerpos de IgE es común en las enfermedades


alérgicas. Pero los síntomas físicos difieren dependiendo del tipo de mediador
liberado y dónde actúe. Cuando una persona alérgica comienza a sentir
síntomas, las preguntas clave son: ¿A qué alérgenos estoy reaccionando?
¿Cuándo y en qué cantidad estoy expuesto a estas sustancias?
Entre las enfermedades alérgicas más importantes cabe mencionar:

• rinitis alérgica o "fiebre del heno";


• conjuntivitis alérgica (una reacción ocular);
• asma;
• dermatitis atópica o reacciones alérgicas de la piel;
• urticaria;
• reacciones alérgicas intensas a sustancias como alimentos, látex,
medicamentos y picaduras de insectos; y
• problemas comúnmente resultantes de la rinitis alérgica-sinusitis y otitis
media (infecciones del oído).
Existe una rara patología llamada inmunodeficiencia combinada grave o también denominada
enfermedad del niño burbuja, porque los bebés nacen sin la habilidad para luchar contra las
infecciones.Se les llama niños burbuja porque tienen que pasar sus días metidos en un espacio
estéril donde ningún germen pueda amenazar su vida. Así y todo, suelen morir antes de cumplir los
dos años de edad. Uno de los tratamientos existentes es el trasplante de médula ósea, pero es
invasivo (es decir, una forma de intervención en el organismo, como, por ejemplo, la cirugía), no
siempre eficaz y muchos niños nunca llegan a encontrar un donante compatible.
Esta patología en realidad no es una sola enfermedad sino un grupo de raras anomalías
congénitas caracterizadas todas ellas por un fallo total o casi total del sistema inmune. Esto se
debe a un defecto en los linfocitos B y T que nos defienden de las infecciones.
Las 10 Señales de Peligro de la
Inmunodeficiencia Primaria
Artritis Reumatoide
Esclerosis múltiple
LA VACUNACIÓN: UN POCO DE HISTORIA
Aunque el concepto de la inmunidad adquirida después del primer contacto con un agente
patógeno es muy antiguo, no fue sino con los experimentos del británico Edward Jenner (1749-
1823) que comenzaron los estudios inmunológicos. Según la sabiduría popular de la época, las
personas que trabajaban en los campos y contraían la viruela bovina (o vaccinia) no eran víctimas
de la fatal viruela humana.
El 14 de mayo de 1796, Jenner inoculó al niño campesino James Phipps pus tomada de un
bovino que sufría la enfermedad. Seis semanas después, le suministró una nueva dosis de
material infeccioso, esta vez proveniente de una persona enferma. El experimento fue exitoso,
pues James sobrevivió a la infección, pero es bastante discutida la forma como fue llevado a cabo.
Aunque el descubrimiento de Jenner dio origen al concepto de vacunación, nada se sabía en su
tiempo acerca del origen de las enfermedades. Fue Robert Koch (1843-1910) quien comprobó
que las de tipo infeccioso eran causadas por microorganismos, y que cada clase de estos
era responsable de una patología diferente, lo que llevó a extender el uso de las vacunas.
Así, Louis Pasteur (1822-1895) preparó las usadas contra la rabia y el cólera avícola.
En 1890, Emil von Behring (1854-1917) y Shibasaburo Kitasato (1892-1931) detectaron unas
substancias (que llamaron anticuerpos) en el suero de las personas vacunadas, las cuales se
unían o adherían específicamente a los agentes patógenos utilizados en la vacuna. Tal
observación se vio confirmada en 1899 por el belga Jules Bordet (1870-1961), quien descubrió el
complemento, una parte del suero que actúa en asociación con los anticuerpos para destruir a los
patógenos. Casi al mismo tiempo, el francés de origen ruso Elie Metchnikoff (1845-1916)
reconoció a los macrófagos, aquellas células responsables de la inmunidad innata o natural, que
pueden incorporar y digerir a los microorganismos.
En poco tiempo, los investigadores comprobaron que se producían anticuerpos específicos contra
una gran variedad de antígenos.En los años 60, James Gowan (1924) descubrió que los linfocitos
(células blancas o leucocitos presentes en la linfa) eran responsables de la respuesta inmune,
pues encontró que si los eliminaba de un animal –una rata en sus experimentos–, este perdía la
capacidad de tener aquella reacción.
Leves a muy
graves
Anafilaxis
Alergenos

Lupus eritematoso

Dermatitis
Sistema inmunológico y salud mental y emocional

El sistema inmunitario es el encargado de defender el cuerpo de


las agresiones externas tanto por gérmenes (virus, bacterias,
parásitos) como de algunas sustancias nocivas (aunque la mayoría
usan el riñón y el hígado para eliminarse). También de deshacerse
de las células del propio cuerpo que han dejado de funcionar o se
han vuelto cancerosas (cada día nuestro cuerpo genera células
cancerosas que son eliminadas por nuestro sistema inmune).
• Su correcto funcionamiento permite mantener a raya las
infecciones y el cáncer.
• Su función deficiente ocasiona mayor susceptibilidad
a infecciones y tumores
• Su función excesiva produce enfermedades autoinmunes y
alergias.
En la interacción inmuno-endocrina es donde las relaciones son más claras y
directas. Presentamos algunos ejemplos:
• El estrés agudo puede hiperactivar la respuesta inmune por medio de las
catecolaminas que libera el sistema nervioso vegetativo a las glándulas
suprarrenales. Si estamos ansiosos nuestros linfocitos también se
"estresan" y empeoran algunas enfermedades autoinmunes, como las
alergias o el asma.
• El estrés crónico deprime la inmunidad a través de las secreción de
cortisol (corticoides del propio cuerpo), nuestros linfocitos se "deprimen"
dejando de realizar bien su función, haciéndonos más propensos a
catarros, infecciones o a desarrollar algunos tipos de cánceres.
• El sueño y los ritmos de vida sincronizados con el día y la noche son
imprescindibles para un buen funcionamiento del cuerpo.
La melatonina parece que mejora de la respuesta inmune y contrarresta
en parte el efecto inmunosupresores del envejecimiento, de los
corticoides, del estrés.
No todos los tipos de estrés afectan por igual.
El estrés laboral y el consecutivo a relaciones
personales afecta más a la respuesta inmune que otros tipos
de estrés,
Las situaciones de estrés mantenidas más de 1
mes favorecen más las infecciones víricas y bacterianas que
las que duran menos.
Las personas con un buen apoyo social, la misma situación
del estrés les afecta mucho menos que aquellas que no lo
tienen.

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