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HIPERTENSIÓN ENDOCRANEANA
El encéfalo está contenido en una cavidad ósea, inextensible, por lo que cualquier
aumento de volumen de éste, de sus vasos o del LCR, se traduce en un rápido
aumento de la presión dentro de la cavidad craneana. Sus manifestaciones
clínicas son cefalea náuseas, vómitos y edema papilar en el fondo de ojo. La
cefalea se debe a la tracción y distensión de vasos y meninges. Las náuseas y
vómitos se producen por efecto directo de la hipertensión sobre los respectivos
núcleos del tronco. El edema papilar es secundario a la dificultad en el retorno
venoso desde el ojo a la cavidad craneana.
Sopor: el paciente permanece con los ojos cerrados, pero frente a estímulos
genera una respuesta voluntaria que denota algún grado de percepción de ellos.
Coma: el paciente permanece con los ojos cerrados y frente a estímulos, aún los
más intensos, no genera una respuesta o, a lo más, se observa una actividad
motora refleja, sin que denote percepción de los estímulos.
TRAUMATISMO ENCÉFALOCRANEANO
Se puede definir el traumatismo encéfalocraneano (TEC) como un golpe que
afecta a la cabeza, acompañado de alguna manifestación de sufrimiento
encefálico, habitualmente compromiso de conciencia. Para una mejor
comprensión del tema analizaremos lo que puede ocurrir en un traumatismo en las
diferentes estructuras.
El cráneo propiamente tal puede sufrir una fractura lineal, la que tiene importancia
cuando se irradia a la base, ya que a este nivel la duramadre está estrechamente
unida al hueso, por lo que ésta se rompe en el sitio de fractura. Ello puede
determinar una comunicación entre el LCR y las cavidades nasales y paranasales,
si compromete la placa cribiforme, u oído, si compromete el temporal. Esto puede
manifestarse por rinorrea cerebroespinal (salida de LCR por las fosas nasales) u
otorrea cerebroespinal (salida de LCR por el conducto auditivo externo). Su
importancia radica que a través de estas soluciones de continuidad pueden
penetrar gérmenes al espacio subaracnoideo, produciendo una meningitis. El
tratamiento habitual de la rinorrea cerebroespinal es el reposo en cama hasta que
ésta ceda. La otorrea cerebroespinal igualmente se trata con reposo, manteniendo
ese pabellón auricular hacia arriba y cubierto por una gasa, evitando la exploración
del conducto auditivo.
Después de un TEC se pueden producir algunas molestias, de las cuales las más
frecuentes son cefalea y vértigo postural. Este último consiste en la sensación de
giro, ya sea del mundo exterior o de la propia persona, cuando el paciente cambia
de posición.
TUMORES CEREBRALES
Los tumores cerebrales se clasifican en primarios, cuando se originan en el tejido
nervioso, y secundarios o metastásicos, cuando son siembras de tumores de otras
partes del organismo. Dado que de cualquier célula constituyente del sistema
nervioso puede surgir un tumor primario, la lista de ellos es muy extensa, pero los
más frecuentes son los que derivan de los astrositos (astrocitomas) y meninges
(meningiomas). Las metástasis pueden provenir de muy diversos tumores siendo
el más frecuente el pulmonar. Desde el punto de vista clínico, los tumores
cerebrales pueden dar tres tipos de manifestaciones que se presentarán en forma
aislada o en combinación:
DETERIORO O DEMENCIA
Se define como la disminución de las funciones mentales (memoria, juicio,
pensamiento, conducta) a un grado tal, que interfiere con las actividades sociales
y laborales de la persona. La memoria, especialmente para hechos recientes, es
habitualmente lo primero en comprometerse. A ello se agrega dificultad en el
pensamiento abstracto, como interpretación de proverbios, establecer semejanzas
y diferencias, definir palabras o conceptos, torpeza en la realización de cálculos,
incapacidad de aprendizaje, pérdida de la orientación temporal, espacial y con las
personas, alteraciones del juicio, quiebre de normas éticas y sociales, exageración
de rasgos de carácter preexistentes, etcétera. Debido a estas alteraciones, el
paciente termina postrado, incapaz de deambular y valerse por sí mismo, con
incontinencia esfinteriana.
Las diferentes etiologías de los deterioros pueden ser identificadas mediante una
tomografía axial computada de cerebro. La importancia de este estudio radica en
que algunos tipos de deterioro pueden mejorar con un tratamiento adecuado.
EPILEPSIA
El término epilepsia designa a una serie de fenómenos clínicos de carácter
paroxístico (de instalación y término súbitos), recurrentes, que se pueden o no
acompañar de compromiso de conciencia de grado variable y que resultan de una
descarga hipersincrónica neuronal.
Las neuronas, al igual que el resto de las células, funcionan sobre la base de
corrientes eléctricas que se desarrollan en su membrana. En la epilepsia, ya sea
debido a una lesión estructural (cicatriz, infarto, tumor, hemorragia, inflamación,
etcétera), o por causa desconocida, se produce una descarga eléctrica anormal,
simultánea en un grupo de neuronas. En el primer caso, más frecuente en adultos,
hablamos de epilepsia secundaria; en el segundo, de epilepsia idiopática, la que
es más frecuente en niños.
Estas crisis se llaman focales o parciales, ya que sólo comprometen una zona de
la corteza. Sin embargo, estas descargas pueden eventualmente irradiarse al
resto de la corteza y centroencéfalo y dar un crisis convulsiva generalizada, lo que
se llama crisis parcial, secundariamente generalizada. En ocasiones puede pasar
inadvertido el comienzo focal, sobre todo si las crisis sobrevienen durante el
sueño. Su manifestación en estos casos es sin comienzo localizado, por lo que
puede considerárseles erróneamente de tipo idiopático.
MENINGITIS
La meningitis o inflamación de las leptomeninges se manifiesta por el síndrome
meníngeo. Los síntomas son cefalea, náuseas, vómitos y alza térmica. La cefalea
se debe a hipertensión endocraneana e irritación de los receptores de dolor en las
meninges. Las náuseas y vómitos tienen relación con la hipertensión
endocraneana, mientras que la fiebre con el estado infeccioso. Los signos son la
rigidez de nuca y los de Kernig y Brudzinsky, que se deben a una contracción
muscular refleja, que tiende a evitar el desplazamiento de las meninges.
POLINEUROPATÍAS
Este nombre se reserva para referirse al compromiso predominantemente distal y
simétrico de los nervios periféricos. Ello se supone que ocurre debido a que esta
es la parte más alejada al cuerpo neuronal y, por lo tanto, más lábil a cualquier
noxa. En ocasiones pueden afectarse también las porciones más proximales y los
nervios craneanos. Las noxas pueden ser muy diversas y comprometer tanto la
vaina de mielina, produciendo una desmielinización, o el axón, causando una
axonopatía. En ambos casos, el nervio deja de funcionar en forma adecuada.
Las polineuropatías pueden afectar las fibras sensitivas, las motoras o ambas.
Ejemplos de polineuropatías sensitivas son la secundaria a diabetes mellitus, la
alcohólico-carencial y la secundaria a medicamentos. Ejemplos de polineuropatía
motora son el síndrome de Guillain-Barré‚ (enfermedad autoinmune que afecta la
mielina de los nervios periféricos) y la porfiria.