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CapiTuLo 17 LOS CARACTERES DE LA LENGUA: GRAMATICA DE LOS PARADIGMAS Y DE LA CONSTRUCCION SINTACTICA DEL DISCURSO Javier ELVIRA Universidad Auténoma de Madrid 1. Preliminar Durante el siglo xm, el proceso de normalizacién y homogeneizacién del castella- no avanz6 de forma decidida. Sus consecuencias en la gramética se manifestaron con especial evidencia, aunque en un sentido muy diferente en cada uno de sus niveles. En a morfologia, por un lado, este proceso tuvo un cardcter esencialmente terapéutico y contribuyé en buena medida a una consolidacién del nivel de regularidad y homog neidad de los paradigmas. En el terreno de la sintaxis, por el contrario, los cambios tu- vieron un cardcter bésicamente evolutivo, pues favorecieron la extensién de nuevos ti- pos de estructuracién de la frase subordinada en detrimento de otros mecanismos mis arcaicos de organizacién del discurso complejo. Se abordard en lo que sigue el estudio de los hechos de cambio mas relevantes en cada uno de estos niveles de Ia gramitica La morfologia verbal 1. EN BUSCA DEL EQUILIBRIO PERDIDO El verbo castellano en el siglo xitt arrastra una situaci6n de desorden morfolégi- co derivada del intenso deterioro fonético experimentado por el latin vulgar, que lle- V6 a un notable incremento del nivel de irregularidad flexiva y a la convivencia no resuelta de diferentes soluciones alternativas en los mismos lugares de los paradig- mas. Se necesitardn todavia varios siglos para que el sistema lingiiistico encuentre de forma auténoma un sistema estable, basado en el compromiso entre la tendencia a la regularidad paradigmética de la mayoria de los verbos y Ia preferencia por la idio- sincrasia flexiva de los verbos més frecuentes. Se trata de un equilibrio en buena me- = 450 HISTORIA DE LA LENGUA ESPANOLA dida espontineo, en el que las posibles soluciones normalizadoras s6lo prosperan en ai case de que armonicen con el objetivo de las tendencias seialadas. De ahi la di tultad para calibrar adecuadamente y entender en sti verdadery alcance el papel ju- ado por Alfonso X, que ha sido considerado el estabilizador de la lengua castellana Y el creador de su prosa. De esta actitud normalizadora so testimonio las declara- 2 ones del propio rey, bien conocidas y frecuentemente citadas: el rey faze un libro, non por quel escriua con sus manos, mas pordie Compete las razo- stele las emienda et yegua et enderega, © muestra la manera de como deuen fa nes del ni encriue las qui el manda, pero dezimos por esta razon que el rey faze el libro, (General Estoria-l: 2160) Lo cierto es que la flexidn del sistema verbal en los textos alfonsfes yc”! BONS: ral, en la lengua del siglo xi dista de ser homogénea, Esta falta de unidad afecta a rai los tiempos y modos verbales y se detecta en las desinencias igual que en los radicales de muchos verbos. Tan de los lugares del paradigma verbal que concentran mayor nivel de irregula- sidad es el ocupado par los perfectos fuertes 0 rizotonicos. Asi se les lama £m atencién I hecho de que reciben el acento en el radical de algunas de las personas del paradig- mma (pore), puse). La irregularidad de estas formaciones requieré SY integracién en un paerprio al que se accede por mecanismos en los que la memoria y la asociacién ana- [égica se combinan en proporciones variadas. Por ello, cuando el niimero de unidades de exe inventario supera un cierto umbral, la morfologia adquiere una complejidad que ae evrntione a costa de un incremento del esfuerzo de procesamiento Por Pare de los hablantes. El verbo castellano del siglo xit estaba probablemente cen de ese limites muy por encima, en todo cas0, del nivel de variacién de siglos Posten [ros pretéritos fuertes fueron habituales para algunos verbos y alternsron © la solucién aébil arrizot6nica en el caso de otros. Siempre fueron fuertes Jos perfectos soe rir (aduxo), caber (copo), decir (dixo), fazer (fiz0). placer (Ploge), poder {pudo), poner (poso-puso).querer (quiso), saber (sopo), tener (owe), teilir (tinxo). vee em one) yazer (vog0), ete. En otros casos, la forma débil regular alterné con la so- fucidn irregular: atrouo-atreuié, cinxo-cinnid, crouo-creyo, destruxo-destruy6, fixd- ‘fxd, preso-priso-prendid, raso-raxo-ray6, FiS0-rlN0, IOxO-Iraxo-teXO rayé, wido- uid, uisco-uiuid. ‘Algunos de estos perfectos son Ia continuacién fonética de otros perfectos latinos igualmente irregulares. Es el caso de cino, desiruxo, dixo, eseris, estido, miso, puso, sae rinxo y rraxo, otros, en cambio, proceden de formaciones latinas euya regulari- “Hae piel resut6 altrada por el cambio fonético. Ocurrié asi con HABUIT > o®, OLA, Curt > plogo, 1ACUTT > yogo, POTUI > pude, POSUI > puse, COGNOVE> contin, Otros, en fra. tienen explicacién puramente analdgica, como airovo, estove, sovo ¥ 101. forma- soe Nobre el modelo de ovo. Lo mismo ocuri6 con nasco,atrafdo analésicamenie POF su contrapuesto seméntico visco, que tiene una explicacion controvertida. 1 Hareman (1974) reaiz6 un exhaustivo examen de la morfologia verb 69 lot nee del Scrip= torium fons, sus conclsiones le Hevaron a plantearseserias dudas sobre l supuesi2 ‘homogencidad lin- {ghistica en estos textos. EL CASTELLANO EN EL SIGLO XIII 451 ‘También fue vacilante el tratamiento del vocalismo de algunos verbos de la con- jugacién en i, que conocieron la alternancia de timbres en e) radical del presente ea ovo (escreuirleseriuir, recebir/recibir, sofrr/sufrr, cobrircubri. ec.) 8 SOly. én con vocal radical cerrada, i, u, estaba ya consolidada en las formas que Nuvisr™ Sod en lain (escriuo, reco, sufro, etc.) y, en general, en las que tenian vocal radical so taada (escrines, recibes, sujres,etc.). En cambio, las personas 2 y 3" del plural, igual que el infinitivo, mantuvieron mucho mis tiempo Ia vocal abierta (escreuimos, seme hinos sofrimos, cobrimos, e\c.). La inflexién provocada por la yod en el gern: “To impulso también la solucién con vocal cerrada (escriuiendo, recibiendo, sufrien- ddovete), Desde estos dominios inciales, la y la -u- fueron paulatinamente coe ieee también a otros tiempos, como el futuro, el condicional* y el imperfecto. ings o menos en la misma época en la que proliferan los condicionales y los imper” fectos en -ie (de los que tratamos a continuacidn), es decir, esporddicamente en el xu yy mis frecuentemente en el Xi. El participio pasado y e} imperative plural mostra- on la misma vacilacién (sojrido/sufrido, complid/cumplid). Fonnsilacidn Tonética de la terminacidn del infinitivo con el pronombre encli- tico (Jazello, dezillo, etc.) suele asociarse a la lengua de los siglos xv1 9 XV Tam- bign se dard en siglos posteriores, aunque terminara siendo relegada a registros nisti- aan ET fendmeno es, sin embargo, més antiguo. En el siglo Xil fue bastante frecuen- te, también en los textos alfonsies:* Alexandre quando aquello io mando la detener con las langas ¢ adozir magus de fierro e dalle con aquellas (General Estoria-IV: 224r, en ADMYTE). Este cambio, como la mayoria de los que se han comentado hasta ahora, fue un efecto directo de la extrema vulnerabilidad del verbo medieval frente a las evolucio- hes y ajustes fonéticos. En otras ocasiones. sin embargo, la raiz. de las vacilaciones wesc un origen puramente morfol6gico. Tal fue el caso de la pervivencia de los I sacs faturos analiticos, en los que se observa falta de fusién entre la futura des mmencia (antes auxiliar) y el radical verbal. Estos futuros son posibles en Ia prosa al- fonst y en otros textos de la época e incluso de siglos posteriores: Dize Moysen fazer lo ee sabras que non a otro sennor dios (General Estoriat: 153, en ADMYTE) E. sorare a dios & decir ma el quando los dara por el so peccado lo due oon & tornar me yo & decir 10 ¢ ati deguisa que te metre por medio de iherusalem (General Estoria-IV: \15v, en ADMYTE). 2.2. LA CRESTA DE LA OLA En otros casos, los textos de la misma época, incluidos tos del taller alfonsf, uestran también la cresta de la ola de modas lingisticas que no tuvieron el mismo araigo en siglos anteriores ni lo tendrin en los siguientes. Entre estos usos se en: 2. La sincopa del futuro favorecé la solucin con vocal cermada (consnié, repre), a ee inza una proporcion del 23% en la Primera Crénica General sepin Hartman (1974 50). 452 HISTORIA DE LA LENGUA ESPANOLA cuentra Ja apécope verbal, los participios en -udo y los imperfectos (y condi en -ie/ié. La apécope de -e y, en menor medida, -o, fue un fendmeno bastante general en Castilla. En el verbo sti impacto fue bastante menor que en otras categorias,* debido al efecto de la analogia, que retuvo la cafda de la vocal por la presién de otras for- ‘mas paradigmaticas. En los imperfectos en -ie, por ejemplo, fue siempre muy rara (iray, crey; Hartman 1974: 51). Con més frecuencia se dio la caida de la -e en la ter- cera persona del presente de indicativo: aduz, diz, faz, plaz, tien, ual, wien, yaz. En la forma quier del verbo querer, la apécope se instalé con especial comodidad.* Entre los imperativos singulares, las formas que apocopaba Alfonso X han sobre- vivido hasta la actualidad: pon, sal, ten, wen. Pero la apécope de -e se dio igualmente, aunque con menos intensidad, en otros verbos: aprend, crez, crey, fier, pid, pesquir, re- cib, respond, sab, sub, tuelte (de toller, con te enclitico). También se acortaron a veces Jos imperativos de verbos incoativos: aborrez, enuegez, establez, estables, gradez, ofrez, ofrec, reconnoz. Los pretéritos fuertes experimentaron igualmente la caida de -e, con es- pecial facilidad si en posiciGn final quedaba una -d, -n, -s 0 -x: adux, dix, pud, pus, pris, quis, trox, trex, uin. Igualmente posible fue la apGcope del futuro de subjuntivo: fincar, acaescier, etc. En fin, la apécope en la tercera persona del singular del imperfecto de subjuntivo (contas, fizies, ec.) fue posible, pero mucho mas minoritaria. Es muy probable, por otro lado, que la proliferacién de participios en -udo du- rante el siglo xu fuera debida en alguna medida al influjo francés. Pero el origen timo de estos participios se encuentra en latin vulgar® y parece estar en un deseo de incorporar una desinencia especifica del participio de los verbos de la segunda con- jugacidn (avudo, tenudo), equiparable a las desinencias propias de las otras dos (ama- do y partido). Se conseguia asi compensar la ausencia de vocal temaitica en el radi- cal de los participios de la segunda y tercera conjugaci6n latinas (ej. DICTUS, FACTUS), frente a los correspondientes formas con vocal temética acentuada de las restantes conjugaciones (AMATUS, PARTITUS). Esta soluci6n arraig6 finalmente en la Romania Oriental (cf. rum. avut < HABUTU, vindut < VENDUTU) y Central (it. avuto, venduto, fr. eu, vendu), pero ha tenido una aco- sgida més vacilante en la Peninsula Tbérica. En castellano, la novedad no tuvo nunca la suficiente extensién, salvo en las regiones més septentrionales, y no consiguié contra- pesar la tendencia contraria de la segunda conjugacién a dejarse absorber desinencial- mente por la tercera y formar con ella una clase complementaria (Lloyd 1987: 313 jonales) 4. La debilidad de la vocal final afect6 también al pronombre étono, que predominé en el uso en clitico durante toda la Edad Media y qued6 en muchos casos reducido a un mero apéndice consonintico de la forma personal del verbo: Mas cato dios el mio lazerio et fizo lo meior ¢ castigo (..) ati que nom Jiziesses ningun mal (General Estoria-|: 831); E acordos el Rey luego primera miente de yr a babilonia ‘con toda su yente (Alexandre-O: 81y); ¢ el ydolo nol respuso ninguna cosa (General Estoria-II: 63v, en ADMYTE). 5. El indefinido de generalizacién cualquier de la lengua de hoy nos conserva fosilizado el testi- monio de este antiguo uso. 6. Esta desinencia procede de un reandlisis de la -u- que estaba presente en adjetivos verbales como [MINUTUS (de MINUERE) 0 TRIBUTUS (de TRIBUERE) como vocal tematica; tan pronto como la reinterpreta~ «ign prosper6, la nueva -u- se instal6 en otros verbos, gracias a su creciente vinculacién con (Emout-Tho- mas 1953: 222-293) EL CASTELLANO EN EL SIGLO XIII 453 La prosa alfonsf muestra con especial claridad la favorable acogida a estos usos. En cualquier pagina de la Primera Crénica General es posible encontrar formas como wencudo, sabudo o tenudo, alternando en proporcién variable con las corres- pondientes formaciones en -ido. Parece, en todo caso, que el gusto por los participios en -udo tuvo un cardcter literario mas que un apoyo real (Lloyd 1987: 368).” ‘También es de esta misma época el répido auge adquirido, especialmente en tex- tos literarios, por las desinencias en -fe, -fen para la tercera persona en singular y plu- ral del imperfecto y el condicional, en lugar de la més tradicionales -ia, -ian (Hart- man 1974: 52). En muchos casos, el acento recafa sobre la vocal e y la yod resultan- te de este desplazamiento acentual provocaba, en los verbos de la tercera conjugacién, pero nunca en los de la segunda, el cierre de la vocal radical (cubrié, cuntié, durmié, sintié, frente a tenié, querié, etc.). Después del Xxil, estas formas ter- minaron haciéndose minoritarias, como ocurriré en D. Juan Manuel. Es muy probable que el influjo de estas terminaciones favoreciera la aparicién de los pretéritos en -iemos y -iestes, que altemaron con los que utilizaban las desi- nencias -imos, -istes. Durante todo el siglo Xi, los pretéritos con diptongo fueron ma- Yoritarios sobre los que no los usaron, y este dominio continuaré durante algunos de- cenios del siglo XIV (Lloyd 1987: 364). En fin, son también de esta misma época los pretéritos de segunda persona singular con -é- ténica en la primera conjugaci6n (ameste, fableste), que alcanzaron una amplia extensién en algunos textos de Alfon- so X y retrocederdn durante el siglo x1v; son asimismo de la misma época las formas sincopadas de futuro y condicional en las conjugaciones segunda y tercera (bebrd, consintrd, efadrd, mentrié, vivrd, etc.). La vitalidad de estas soluciones sincopadas decae definitivamente en el xiv, aunque algunas formas aisladas (como sabré, habré, etc.) terminarn subsistiendo hasta la actualidad. 3. La sintaxis 3.1. PRIMITIVISMO SINTACTICO Hay un cierto acuerdo al considerar que la sintaxis de la lengua medieval se ca- racteriz6 por un marcado primitivismo, que se manifiesta en el carécter menos traba- do 0 mas suelto del discurso y en una relativa pobreza de nexos sintécticos, tanto su- bordinantes como coordinantes. La reiterada utilizacién de et para la conexién supra- oracional* o la relevancia que adquiere e! contexto para la interpretacién de algunas cconstrucciones sintécticas serian una consecuencia de esa situacién. Sin embargo, no se ha sefialado suficientemente que este primitivismo de la lengua medieval presenta tun matiz arcaizante, que homologa la sintaxis del castellano medieval con algunos de los patrones de frase compleja que la reconstrucci6n lingiifstica atribuye a las etapas preliterarias de las lenguas indoeuropeas. 7. No hay que descartar la idea, propuesta por Malkiel (1992), de que el retroceso, ya en el siglo xiv, de estos participios pudo deberse también al rechazo de la homonimia que planteaba el otro sufijo adjetival -udo (cabezudo, concienzudo, et.) 8. Después de ef, las expresiones mas utilizadas fueron otrosf y onde (Cano Aguilar, 1992: 35). 454 HISTORIA DE LA LENGUA ESPANOLA Conviene observar que nuestro conocimiento de las modernas lenguas de cul- tura nos tiene familiarizados con un tipo muy habitual de organizaciGn del perfodo complejo en el que las relaciones de jerarquia se imponen de manera esencial. Una ‘modalidad especialmente relevante de relacién jerdrquica es la que se establece en el terreno de la subordinaci6n oracional, que ha adquirido en las lenguas roménicas de hoy un desarrollo especialmente notable, Sin embargo, en la medida en que resulta posible rastrear otros modelos de frase compleja en épocas preliterarias, parece posi- ble deducir 0 suponer que el perfodo complejo conocié otros modos de organizacién en los que las relaciones de jerarquia estuvieron menos marcadas 0 lo estuvieron de forma diferente. La lengua de los textos escritos del siglo xu! y, en general, la de los primeros si- glos de la Edad Media, nos permite constatar Ia coexistencia de ciertos patrones ar- caizantes de discurso complejo con la extensiGn y 1a progresiva consolidaci6n de es- tructuras sintécticas claramente subordinantes. Es razonable suponer que la presencia de elementos de oralidad en los textos escritos de estos siglos iniciales de la Edad Media pudo favorecer esta modalidad de discurso arcaizante. Esta suposicién resulta atin més verosimil si se acepta la idea de que la lengua oral tiende por naturaleza al discurso menos trabado y més suelto que la lengua escrita, como se ha dicho a me- nudo, con toda justeza. El carécter arcaizante de la lengua medieval se hace patente, con especial clari- dad, a través de la proliferacién de las construcciones absolutas, tanto de participio como de gerundio, y en Ia perduracién de las estructuras correlativas. El fenémeno de la catéfora paratéctica responde a criterios sintécticos muy similares. Analizamos a continuacién estas tres construcciones. 3.1.1. Las construcciones absolutas Es necesario resaltar el protagonismo que adquirié en la prosa medieval el re- curso a las Hamadas construcciones absolutas. De acuerdo con la descripcién tradi- cional de Bello (1847, §1173), estas construcciones tienen su propio sujeto «y no tie- nen conexion gramatical con el resto de la sentencia». Se trata, pues, de un tipo de configuracién especialmente adecuada para una sintaxis «sueltar, puesto que estas construcciones no son seleccionadas por ningtin elemento de la oracién principal, lo que les confiere un estatuto de adjunto libre. En su configuracién mas caracteristica, aunque no exclusiva, las construcciones absolutas suelen tener como nticleo un ver- bo en forma no personal, es decir, un participio o un gerundio. De ahi deriva la pro- liferacién de dos tipos basicos de construcciones absolutas en la lengua medieval. El uso de estas construcciones da lugar a una peculiar disposicién bimembre del discurso, en la que algunos autores han querido ver una pervivencia de la sintaxis in- doeuropea (Meillet 1964: 374; Bauer 1995: 159). Con independencia de que esta fi- liacién genética pueda estar justificada, lo cierto es que esta organizacién del discur- so se basa en un criterio fuertemente pragmitico, que distingue y separa en bloques diferentes la informaci6n relevante o de primer plano, de aquella que tiene un papel secundario, complementario o circunstancial. EL CASTELLANO EN EL SIGLO XIIt 455 3.1.2. Construcciones de participio Fueron muy frecuentes en Ia lengua medieval las construcciones absolutas de participio. Estos usos tienen precedente latino, aundve no esté claro que las construc- Prones castellanas sean una continuacisn directa de los usos latinos equivalentes” La hipdtesis de que el uso medieval de estas construcciones absolutas se deba una vo- Froraria latinieacion de la sintaxis puede ser adecuada en algunos textos, Per Te nos syuda a entender todos los aspectos del fendmeno, Aparecen con reiterada frecuencia eitos textos hist6ricos alfonsies, usadas en muchos casos con | finalidad de situar Gronolégicamente la accién al comienzo de cada unidad narrativa: “Andados tres afios del rregnado del rrey don Pelayo... (VC. IV) ‘Andados catorze dais de\ rreynado del rrey don Alfonso el Catolico... (VC, XXII) ‘Andados VE annos del regnado del rey don Sancho... (PCG, 416b: 5-6). Fn otras ocasiones, las construcciones de participio hacen referencia a wna 2°- Gién o situaci6n previas a la expresada en Ia principal: Eel mucho esforcado por Ia vision de los angeles que iron, comeng> de esforgar los suyos pora Ia batalla (PCG, 291b: 40-42) Esto fecho, legaron mci Izid de tierra de Es- panna con que fue el muy alegre (PCG, 327: 12-13) Et est librado alli, tornandose el rey aa Ondonno. winieronse sus compannas pora sus tierras (PCG. 364 39-42) Muerto el son Jon Garcia Ava, regno en st Iugar su fijo don Sancho (PCG, 4694 39-40) et dalli a los cristianos (PCG, 485a: 21-22) ‘mouido, mando a los suyos que non fiziessen mal El papel sintéctico del nominal en estas construcciones no ¢5 el de objeto direc- to del verbo que se encuentra en participio. Prueba de ello es qu. ne todas las cons- feuctiones absolutas incorporan verbos transitivos, como en los ejemplos que se han tao, También pueden estar presentes los paticipios de los verbos intransitivos que sé integran en la clase de los verbos Ilamados inacusativos" (por ej., acabar, caer, fi- nar 0 morir): “Acabado el conuit destos dias, conuido luego el Rey a quantos filo Ja cibdad de susa del grand fastal pequenno (General Estoria-lV. 183y, en ADMYTE) Acabado dorossi esse otro anno, murio pausonias € regno seys annos (General Estoria-IV, 185¥. en ADMYTE). En realidad, el participio desempefia una funcién predicativa © modificadora del sus- tantivo. Por este motivo, el sustantivo no suele estar ausente de la construcci6n absoluta. 6, Ean es, f menos, la opiniGn de Lyer (1931: 411-421), quien supuso us ‘construcciones surgieron cuando el prtcipio se incorporS al modelo establecide poy sierirer ‘construcciones predic PeierTas que pareetan adjeivos («cavalo Minaya e! espada en fa mano. ‘Cid, 756). La idea es su- ferene, peo la ampliaextensin roménica de la consirucsin ‘absoluta desaconseja descartar Ia hipdtesis Sei pervivencia latina, de acuerdo con la propuestaclésica de ‘Meyer-Lubke (1890-1906, $424). Peviny unico actante de ests verbos inacusativos eset sujeto gramatical, d¥e no designa, argo, el agente de Ia acciGn del verbo. sino el paciente de a misma 456 HISTORIA DE LA LENGUA ESPANOLA Estas construcciones se situaron preferentemente en posicién inicial. Esta dispo- sicién se acomoda a una organizacién del discurso en Ia que las primeras posiciones estan reservadas a la expresiGn de circunstancias, hechos 0 situaciones previas, desde el punto de vista temporal 0 causal, a lo expresado en el segundo miembro, que se~ le contener el niicleo informativo del mensaje. En muchos casos, el sujeto de la ora- cidn principal y el nominal de la construccidn absoluta tienen la misma referencia:! Eel mucho esforcado por la uision, comengo de esforgar los suyos pora la batalla (PCG, 291; 40-42) Mas esse don Corrado tornado a Alemanna, contradixo luego esse desposamiento (PCG, 6772: 21-22). pero también fue posible que ambos sintagmas fuesen referencialmente diversos: Esto fecho, legaron nueuas a Izid de tierra de Espafia con que fue ¢l muy alegre (PCG, 3272: 12.13) Et los normanos segudados de la tierra, tornose el rey don Ramiro sano et con salut et con ganancia et muy alegre (PCG, 363a: 32-34) La infante donna Sancha, ydo el conde de Lombardia, enuio luego una dueia con este mandado (PCG, 412b: 41-43) et ef moro tornado a su tierra, amos estos reyes, el de Castiella et el de ‘Aragon, mouieron daquel mont de la Palomera et fueronse en uno contral rey de Leon (PCG, 682b: 4-8) Et la pag firmada entrellos como entre padre ¢ fijo, quedaron las gue- ras et los destroymientos entrellos et sus yentes et su regnos por algunos dias (PCG, 683b: 40-43). 3.1.3. Construcciones de gerundio Las construcciones de participio que acabamos de describir proporcionaron un probable modelo para el desarrollo de otra modalidad similar de frase compleja, la construccién absoluta de gerundio, En su origen, esta forma no personal del verbo permitié introducir modificaciones adverbiales a la accién expresada en el verbo prin= cipal, En la configuracién originaria, la accién expresada por el verbo principal y la sefialada por el gerundio correspondian al mismo sujeto gramatical: assi ques marauillauan las yentes, ueyendo fablar los mudos, ¢ andar los coxos, ¢ veer los ciegos (S Mateo: 15:31). Con mucha frecuencia, el sujeto del verbo principal y el gerundio ocuparon la posicién inicial que, segtin hemos visto, es propia de los elementos teméticos: ‘et el auiendo sienpre guerra et enxeco con los franceses, saco su hueste et fueles correr ta tierra (VC, VII: 20) Et ef yendo para alla, murio en el camino de su muerte (VC. XI 3) Abdarramen, temiendose pot bien andante por que uenciera a Munuz, comengo de fa- 1. Conviene recordar que el participio fue en su origen un adjetivo que designaba una cualidad ‘del sustantivo. La generalizaci6n del participio en esta construccicn ha ido favoreciendo Ia paulatina ex tensidn de una reinterpretaciGn del papel del antiguo nucleo nominal, que pas6 a analizarase como uno de los posibles actantes del verbo, ya sea el sujeto (venidos los dias), ya sea el objeto (esto dicho) EL CASTELLANO EN EL SIGLO XIII 457 zer sus huestes (VC, XVIII: 1-2) Abdelmelic, seyendo muy logano por todos estos bienes ‘que le Dios fazie contra todos sus enemigos, enbio sus cartas de amenazas et de castigo. a Belgi (VC, XXIII: 81-82) Ella, sintiendose por engannada de ellos, demandoles plazo de tres meses (PCG, 37b; 53- 38a; 1) Et el rey don Sancho, non se percibiendo de tal traycion nin se guardando della, mordio en la mangana (PCG, 423b: 36-39). La habitual contigitidad de gerundio y sujeto creé el contexto adecuado para un nuevo andlisis de la relacién sintéctica entre ambos, de tal forma que los hablantes terminaron considerando al nominal o pronominal inicial como sujeto del gerundio que se situaba a su lado y no del verbo principal, que solia ubicarse en posicién mas distante. Cuando como el reanilisis se consolida, se hace més frecuente la mencién reiterada del mismo sujeto en posicién inicial y junto al verbo principal. Surgen asi las construcciones semiabsolutas de gerundio:'= Mas el noble rey don Alffonsso, judgando por guisado de dar omne a las uezes 1o- gar a la sanna que uiene, puso el por ende a tiempo tregua con el rey de los alaraues (PCG-682: 19-22), A partir de estas construcciones se desarrollaron las construcciones propiamen- te absolutas, tan pronto como el automatismo de la sintaxis permitié la incorporacién de diferentes sujetos:'* ‘Munuz yendo por se asconder entre las rrefendaduras de la pefia, resualaronle los pies (VC, XVII: 87-89) Et Jubraen estando vn dia en su palacio solo et syn conpafia, sy non de vnos pocos de su criazon que estauan y con el, entro el con gran gente et mato- lo (VC, XV: 7-8) Et el andando destruyendo toda la tierra, sopolo el rey don Fruela (VC, XXX: 3) El estando en Seuilla, uinieron a el de cada parte de Espafia moros man- daderos que lo rresgebian otrosy por sefior (VC, XXXII: 94) Bt ellos andando destru- yendo la tierra, salio a ellos e/ alcalde de la villa (VC, LXXXI: 56-57) E el senado, ca- tando esto como andaua Ponpeyo en el pro dell imperio e de todos ellos y en su onra, touieron que el consul razonaua cosa guisada e derecho (PCG, 65b: 24-27). Seguin se ha visto, la vinculacién de gerundio con el sujeto se produjo en posi- n inicial. Sin embargo, una vez consolidada la construccién absoluta en esa po- sicién, las construcciones absolutas de gerundio se hicieron también posibles también en posicién final: € Simon Mago alabosse que uolarie al cielo ueyendolo ellos (PCG-126b: 18-19) El con- de Fernand Gongalez finco estonces en su prision, cuedando el muchas guises como po- rie dalli salir (PCG-412a: 45-47). Una caracteristica esencial de estas construcciones, que las pone en relacién con un modo pragmatico de organizaciGn del discurso y, por ende, con patrones més ar- 12. Asflas denominé Lyer (1931: 424). 13. Estas eonstruceiones tienen una extensiGn roménica muy reducida, lo que dificultaria Ia defen- sa de su origen latino, como sostuvo Meyer-Lubke (1890-1906: III, § 46). Cf. Lyer (1931), 458 HISTORIA DE LA LENGUA ESPANOLA caicos de configuracién de la sintaxis, es el hecho de que la relaci6n l6gica 0 cir- cunstancial que la construceién establece con Ia frase principal viene determinada por factores contextuales, Por contra, en una organizacién del discurso ms gramaticali- zada, corresponde a los nexos o locuciones conjuntivas la tarea de hacer explicita esa relacién, En efecto, el significado de estas construcciones es muy variado, pero fuerte- mente dependiente de la situacién. Uno de estos valores posibles es el de simultanei- dad temporal, 1o que las hace equivalentes a oraciones introducidas por mientras: Eel rey don Pelayo estando en la cueua rrogaua de so vno con aquellos que con él eran al nuestro sefior Dios (VC, II: 11) et el yendo para alla, murio en el camino de su muerte (VC, XI: 3) Et el corriendo monte vn dia, fallose con un oso (VC, XIV: 3) et el es- tando y, enbiaronle a dezir de tierra de Africa que le trauajauan de se le alzar (VC, XX: 23). En otros casos, Ia simultaneidad con la acci6n principal puede entenderse mas como l6gica que como estrictamente cronolégica, lo que ayuda a entender en térmi- nos de causa-efecto la relacién entre principal y subordinada: ‘Abdarramen, feniendose por bien andante por que wenciera a Munuz, comengo de fazer sus huestes (VC, XVIII: 1-2) Y el quando los ouo recibidos, membrandose com ‘eran omnes aleuantadizos, y el gran danno que dellos recibiera, llamolos todos cuemo pora corte (PCG, 28a: 27-31) Et Julio Cesar nol oyendo bien lo que dizie, dexol assi et Ieuantos (PCG, 83a: 16-18) Mas los caualleros et el pueblo ‘emiendo la cobdicia de los senadores et pagandose de los grandes dones que les dauan los emperadores algaron por emperador a Claudio (PCG, L18b: 5-9) Et el rey don Sancho, non se percibiendo de tal traycion nin se guardando della, mordio en la mangana (PCG, 423: 36-39). Cuando la relacién de causalidad se hace menos nitida, la informacion que transmite la subordinada de gerundio desempefia un papel puramente explicativo o in- cidental, proximo al desempeiiado por las relativas explicativas: Et el auiendo sienpre guerra et enxeco con los franceses, saco su hueste et fueles correr la tierra (VC, VI: 20) Ciertos contextos pueden orientar a una lectura condicional: Bt ella ayudando nos porque es madre de misericordia, creemos que con estos po- cos que aqui somos que cobraremos toda Ia gente de los godos que es perdida (VC, II: 51-52). ‘También es posible el valor modal o instrumental ‘et buscando et escodrinnando con grand estudio, sopieron las que auien de uenir (PCG, 3a: 16-18) ...fallaron las figuras de las letras; et ayuntandolas, fizieron dellas sillabas (PCG, 3a: 32-33). EL CASTELLANO EN EL SIGLO XIII 459 Las correlaciones Encontramos otro rasgo de arcafsmo sintéctico en la perduracién medieval de las ‘estructuras correlativas, que gozaron de amplio uso en latin y que tienen, en ‘itima ins- fancia, raigambre indoeuropea (Haudry 1973). Las correlaciones son estructuras bic membres, con menor grado de desigualdad jerarquica que las estructuras hipotécticas 's secuencias paratdcticas, Estas construcciones, notablemente ‘fines al estilo de formulacién oral, estén en la base hist6rica de Ia subordinacién ro- fidnica, que en buena medida comenzi a gestarse ya en la historia del propio latin. Los textos medievales testimonian la pervivencia de este tipo de estructura bimembre, con especial intensidad en la sintaxis de los pronombres y adverbios relativos. El relativo qual, por ejemplo, se acomoda con frecuencia a la construccién co- rrelativa, especialmente en su configuracién mds antigua, en la que el anaforico ral ecupera desde el segundo miembro de la correlacién la mencién referencial que qual establece desde el primero: ¥y mayor cohesi6n que la demas el homne debe asmar y padir / que qual aqui fiziere tal habra de padir (Apo! 413cd) qval la ellos ouieron a uos tal la dexa (Alex-O: 2074) a qual sennor sennor ser- viestes recibredes tal dado (Signos: 32d). La correlacién de cantidad quanto... (a)tanto..., heredera de la correspondiente latina quantum... antum....testimonia también una notable vitalidad en la lengua de Ie época. Conocié también !a variante quanto...1odo... ancho (Faz. 172) quanto tu demandases, E quanto avie de luengo, atanro avie de todo sera (S Marcos, 11: 23). yo tanto te daria (Apol. 423c) quanto dixier que sea, También fue habitual la variante quanto mas... (tanto) mas.... que mantiene su vigencia hasta hoy mismo y establece una relacién de proporcionalidad en Ia intensi- dad en que se manifiestan los conceptos 0 hechos que se expresan en cada uno de los dos miembros: tanto mas crece en su aver (Libro Conplido-1V: 163c: E quanto mas va de su wida, / tanto mas non podia (Maria Egipciaca-Prosa: 140- 49-50) quanto mas queria entrar, l4n), Los adverbios relativos (d)o, donde, quando y como conocieron igualmente un extendido uso en estructuras correlativas, igualmente heradadas del latin. El elemen- to anaférico del segundo miembro tenia también cardcter adverbial (9, allf, estonce, asst, etc.): Ca 0 es to tesoro, alli es to coragon (SMateo-6: 21) Do la noche le prendie / cada hhuno alli durmie (Maria Egipciaca: 864-865) quando ellos fizieren su pro et bieren que fago yo mi danno, estonce deuen seer creydos (Infinido: 20-21). La inversién de los dos miembros de la correlacién se documenta ya en los textos de la época, tanto en el caso de qual 0 quanto como en el uso de los adverbios relativos: 460 HISTORIA DE LA LENGUA ESPANOLA tal pobre qual tu veyes, avez so escapado (Apol: 129d) si mas ante mi vienes, recibras tal ‘amor / qual fezist a Tarsiana (Apol: 389ed) non podien de grant cueyta nin leer nin orar /-ca perdien tal consejo qual non podrien trobar (S Milldn: 297ed) alli son cafios do a Elpha encerré (Cid: 2695) estonge dexa la malueztat / quando non ha mas potestat (Ma- fa Egipciaca: 69-10) Assis parten unos "otros como la uiia de la came (Cid: 375) Num- qua assi fablo ombre, cuemo aquel fable ($ Juan-7: 46), El relativo que antes se distancié del primitivo patrén correlativo fue que. A pe- sar de ello, es posible encontrar en la lengua medieval algunos restos espordidicos de la antigua construccién, sin vinculacién sintagmética de antecedente y relativo. de aquella seria mi cuerpo que tiene mi coragon (LBA-S: 658d) E syn duda aque! es di- cho sefior e temido e vencedor que onrra a los buenos e los ama (Doze Sabios, XXX: 8- 10) Essi solo non cahe que non quiere luchar (A/ex-P: 1448) nos essa mantenemos que ellos mantouioron (Alex-O: 1935c) el nos lieue consigo que por nos muerta priso (LBA- S: 1564a). 3.1.5. La catdfora paratéctica La inversiGn de las correlaciones nos aproxima a otro peculiar modelo de vin- culacién interoracional frecuente también en los textos de la época. En estas cons- trucciones se produce lo que algunos autores han denominado eatéfora paratiictica. El término hace referencia a un tipo de configuracién discursiva bimembre, también intermedio entre la hipotaxis y la parataxis, en la que el contenido de la segunda ora- cin viene anunciado mediante el empleo de un pronombre cataférico en la primera. Hoy en dia, la catéfora paratictica es un fenémeno especialmente vinculado a la len- gua oral"* (vgr.: «por eso te lo digo, para que lo sepas»), mucho mas que a la lengua escrita, En espafiol medieval, sin embargo, fue un fenémeno frecuente en textos de registro y funcién muy variados y afect6 a varios tipos de subordinadas. La disposici6n paratéctica fue especialmente abundante en el terreno de la ex- presin causal, en aquellos casos en que la subordinada causal aparecfa anunciada desde la principal por un sintagma preposicional con pronombre demostrativo con re- ferencia catafsrica: € por esto le escogieron ellos entre sy € La ija por que dios lo escogio e lo dio por de- manda que lo demandaron los fijos de isrrael (Castigos, 39r, en ADMYTE) Et por esso Jos llaman assi, por que por su uista se han de enderegar e de meiorar las cosas que fa- laren en ellos mal paradas (Siete Partidas I, 57v, en ADMYTE) e assi esto que me deuia por ello matar, por que pierdo dos fijos en un dia (General Estoria 1, 80r, en ADMYTE). ‘También encontramos la misma disposicién paratéctica en las relativas introdu- cidas por el relativo compuesto el que, dando lugar a un tipo de configuracién sin- tactica muy préximo, si no equivalente, a la correlacién invertida arriba mostrada, a 14, Son muy sitiles los trabajos de Moreno Cabrera (1985-1986: esp. pig. 168) y Lépez Garcia (1999: esp. pag: 3525). EL CASTELLANO EN EL SIGLO XIII 461 fa que los otros pronombres y adverbios relativos son, como ya hemos visto, espe- cialmente proclives: ‘aquel es Helyas el que a de uenir (S Mateo-11: 14) Essa mugier tome el fierro, ela que fuer prouada entre medianera o que fornico con V barones (F Béjar: 346) A ninguno non pendren al qui uinier con mierca a Beiar (F Béjar: 311) ¢ yo e esperanga que aquello co- noscredes de nos daqui adelante, lo que conosciestes fasta agora (2-Co.-1: 13-14) todo te lo he dicho lo que he de dezir (Duelo: 108b) Si lo fizieredes Cid lo que avedes fablado, tanto quanto yo biva sere dent maravillado (Cid: 1037-1038) 3.2. INFORMACION Y DISCURSO Es muy probable que la revitalizaciGn de los modelos de frase a los que nos he- ‘mos referido en los apartados anteriores, sea en buena medida el resultado del prota- gonismo adquirido por el elemento oral en la lengua romance, tras el retroceso del la- tin y de la cultura escrita en esa lengua. De hecho, existen otras rasgos de la prosa castellana latina que tienen una evidente impronta oral. Una de estas caracteristicas ¢s la preferencia que muestran algunos textos de Ia época por acomodar la disposi- cci6n lineal de los elementos de la frase a las necesidades informativas del discurso, A esta tendencia responde la inclinaciGn a colocar en las posiciones iniciales los ele- mentos tematicos, que constituyen el punto de arranque del discurso y son secunda- rios desde el punto de vista de la relevancia y el papel informativo de su contenido, Hemos visto ya que la colocacién inicial de las construcciones absolutas de parti pio 0 gerundio se debe a esta misma tendencia. La polaridad inicial de Jos elementos teméticos se manifiesta también en el inte- rior de la propia oracién principal. El sujeto, que transmite habitualmente informacién temiética, resulta atraido frecuentemente a esta posici6n. En posicién inmediata a es- tos sujetos iniciales, la lengua antigua coloca a menudo otras subordinadas de varia- da naturaleza, que transmiten siempre informacién incidental, contextual 0 secunda- ria, en relaciGn con lo afirmado en la oraci6n principal. El resultado de esta dispos cién inicial de Jos sintagmas y frases incidentales es un tipo muy peculiar de frase ‘compleja en la que el sujeto aparece anclado en la posicién inicial y separado de los restantes elementos de la oracién principal por una o varias subordinadas de conteni do incidental. La prosa alfonsé se sirvi6 hasta la saciedad de esta disposicién prag- mitica de los elementos del discurso, que en la lengua escrita, mucho més que en el ‘medio oral, favorece el ineremento del niimero de unidades que se combinan: Mas los de Roma, 1 que eran muchos e muy bien armados e trayen engennos de muchas maneras por combater uillas e castiellos, auien ya quebrantado una partida del muro (PCG-ATa: 35-39), El rey, 1 como era omne muy ualient et esforgado, 2 quando aquello oyo, salio a ell (PCG, 416a: 29-31), IS FS 462 HISTORIA DE LA LENGUA ESPANOLA Muchas cibdades de los franceses 1 que yazien en frontera de tierra del rey Bamba, 2 maguer eran grandes et bien bastidas, 3 quando oyron que el rey Bamba uiniera a la Galllia Gothi 4uego fueron desamparadas (PCG, 293a: 40-44), Fiste tipo de configuracién discursiva goz6 de especial arraigo en la lengua es- rita del siglo xi, especialmente en la prosa de las erénicas, con el probable apoyo de antiguas tradiciones ret6ricas."* El intenso uso que la prosa histérieg alfonsf hizo de este modelo llev6 a un tipo de frase tan ensanchado que s6lo la lengua eserta na ca- paz de procesar y tolerar. Se llegé asf el paradjico resultado de que un procedimiento de organizacién pragmatico y propio del medio oral, llevado al extremo, se refugia y hace exclusivo de la lengua escrita, 3.3. LA HERENCIA LATINA relevante. Pero la lengua medieval combina estos usos con une referencia por una frase compleja organizada ya con arreglo a principios Jerarquicos y con mayor inde: pendencia del contexto. El origen de esta tendencia a referencia por situarse en posicién inicial, igual ue Ccurrfa en latin. Esta polaridad inicial es un residuo del carieter originariamente ‘opical de las condicionales y tenderd a debilitarse en siglos posterionee E si ante del anno quisiere ende salir, puede lo fazer fueras ende si ouiesse fecho la Prefession segund dize en Ia ley ante desta (SietePartidas-I: 54y). Algunas conjunciones temporales del castellano del siglo xu contindan también (Careedente latino. Es el caso de (do)mientre, poco usual fuera del ambite lien tn (Cano Aguilar 1992: 29) quando, mucho mas extendida, De hecho, quando es una de las conjunciones que con mayor resistencia han perdurado en et espafiol y en las otras lenguas roménicas. Aunque la descripcién gramatical contemporinea tiende a Yer en el modemo cuando una conjuncién en toda regia, conviene re olvades que en 15. Vid. Chausserie-Laprée (1969: 131) y Elvira (1995). EL CASTELLANO EN EL SIGLO XIII 463 su origen quando fue un adverbio que se us6 en estructuras correlativas, en las que participaban otros adverbios temporales con funcién anaférica, especialmente es- tonge. La lengua medieval permite constatar la pervivencia del uso correlativo de quando: estonce dexa la malueztat / quando non ha mds potestat (Maria Egipciaca: 69-70) Quan- do ellos fizieren su pro et bieren que fago yo mi danno, estonce deuen seer creydos (Jn- finido, XVI; 109-110). Es razonable pensar que la fuerte vinculacién inicial de quando con la estructu- ra correlativa haya contribuido a su mantenimiento, que sin duda tiene también que ver con la importancia que la expresi6n de la temporalidad tiene en la gramética de todas las lenguas. Ademas de conservar el uso del antiguo quando, el romance caste- lano ha desarrollado otros procedimientos subordinantes que enriquecen y matizan la expresién de la subordinaciGn temporal. Para ello, se crearon nuevas conjunciones formadas mediante la gramaticalizacién de otras piezas con valor diferente; es este el caso de los antiguos adverbios relativos quanto, do, que fueron reutilizados para otras. funciones, 0 de la preposicién segiin, que se us6 como conjuncién después del se- ‘gundo tercio del siglo xml. En otras ocasiones, observamos el efecto de la lexicaliza- cidn de antiguas unidades complejas, como ocurre en comoguier'® 0 en locuciones fi- Jas como a la hora de + inf., man a mano que, etc La expresién de la causa en el castellano medieval continus también los mode- los transmitidos desde el latin, pues casi todas las piezas y locuciones causales de la €poca tenfan precedente latino, en ocasiones desde sus registros mas vulgares 0 tar- dios. Esta continuidad se constata, en general, en las otras lenguas roménicas. Entre las conjunciones de causa més habituales se encuentra, igual que hoy, la expresién or que, muy vinculada al principio, como ya se ha visto, a la construccién paratéc- tica. También fue habitual en la época la locucién por quanto, cuyo significado solfa ser equivalente a ‘por todo lo que’, debido al valor cuantitativo del adverbio: el Rey Balthasar non daua aun nada por quanto ellos fazien (General Estoria-IV: Sr, en ADMYTE), En otros casos, el valor generalizador de quanto estaba casi borrado: Josep muy alegre estaua en su coragon por quanto ueye de sus hermanos lo que nunca cuydara (General Estoria-t: 104r, en ADMYTE). En el siglo x11! entr6 en decadencia el empleo causal de quando, uso que fue po- sible también en latin y en otras lenguas roménicas. Aparece con cierta frecuencia en textos muy conocidos, como Apolonio, Alexandre 0 Maria Egipciaca: ‘Quando Dios a ti me a mostrada / por ti quiero sseer conseiada (Maria Egipciaca: 1180-1181) 16, Esta locucién fue poco habitual en textos no-literatios (Cano Aguilar 1992: 29), 464 HISTORIA DE LA LENGUA ESPANOLA Ca fue de uso general en toda la Edad Media e incluso después continuard sien- do empleado por algunos autores, como uso voluntariamente arcaizante (Bartol Her- néndez 1988: 45 y ss.). En muchos casos, ca expresa la causa, igual que porque. De hecho, puede coordinarse con él: et dize maestre Pedro que segund esto, da Josepho a entender que fasta aquel tiempo nun- ‘qua este sacrifficio fizieran aun ca fueron embargados por el camino e porque non ouie- ran logar guisado ol fazer fasta este tiempo (General Estoria-I, 297r, en ADMYTE). En otros casos, sin embargo, el valor causal de ca esta tan debilitado que, sin distinguirse apenas de una simple conjuncién copulativa, afade informacién adicio- nal o incidental al contenido de la primera oracién: ‘Vaiamos a las casas, esto no lo tardemos, / de los rabis mayores, ca algo fallaremos (Mil., 425ab).. La génesis de la conjuncién causal como es oscura. Parece aceptable la idea de que proviene del latin quomodo, a través del latin vulgar quomo; pero resulta algo mis dificil la tarea de explicar cémo lleg6 a adquirir el valor causal a partir de su ori- ginario sentido modal. Lo cierto es que el uso causal de como es antiguo en espafiol y perdura hasta hoy dia (Ridruejo 1981; Bartol Herndndez 1988: 144): € com era omne sabio y entendudo, soposse apoderar della (PGC: Ia). Conviene mencionar también que como puede tener valor completivo (sepan to- dos como...). Este uso, con precedente latino, adquirié vitalidad justamente a co- mienzos del siglo xu y no tiene correspondencia en los usos latinos coetdneos, que usaban normalmente quod (Cano Aguilar 1992: 26). 3.4, EL NUEVO SUBORDINANTE QUE EI sistema de subordinacién romance se asienta de manera esencial sobre la nueva conjuncién que. Esta particula remite histéricamente al relativo latino, que ha avanzado solidamente en su camino hacia la despronominalizacion, es decir, hacia la pérdida total de las marcas de flexién que tuvo en latin, Todavia algunos textos del Xill permiten observar la dificil pervivencia de un antiguo relativo qui, con predomi- nio estadistico en el uso sujeto:"” Qui te maldixiere sea maldito e quit bendixiere sea pleno de bendicion (Faz.: 48) De Jacob saldra qui sennoree e destruya lo que fincare de la cibdad (General Estoria 305r, en ADMYTE) Maldito qui fiziere errar al ciego en la carrera (General Estoria: 333y, en ADMYTE) non es qui de mi mano pueda librar assi nin a otre (General Estoria~ 1, 337v, en ADMYTE). 17. ‘También fue posible, a veces, el uso como régimen de preposici Para mas detalles, véase Elvira (1989), en contienda con quien. EL CASTELLANO EN EL SIGLO Xi 465 ‘También fue posible el relative compuesto e/ qui, con la misma preferencia por la funcién de sujeto: ~ que aquel uno solo era Dios e! qui criara las cosas (General Estoria.t: 46v, en ADMYTE), Las frases relativas introducidas por qui o el qui se presentan a menudo en cons- tniceién Paratéctica, sin marca formal de la funciGn que el relativo desempenia en la subordinada:!* iu Por uentura fiziera alguna cosa destas a otre, nol queriendo mal o non seyendo su enemigo, oyendo esto el pueblo & lo pudiere prouar si gelo demandare, deffender le an {de mano del uengador ¢ tomar le an por sentencia (General Estoria-t: 318¢, en ADMY. 7E) Qui combatiere a Cariathsephere la prisire, dale e yo a Axa mi fia por mugier (Ce, eral Estoria-It: $5r, en ADMYTE) Mas pero los qui mas cierta mientre fablaron devta cstoria, dizen que a una sazon fueron todos tres hermanos (General Esioria-li: S8v, en ADMYTE). Por su parte, el relativo quien manifiesta una preferencia, estadisticamente veri- ficable, por el régimen preposicional: Et son aquellos a quien los griegos llaman agora galatas (General Estoria-l: 22v, on ADMYTE) tan esforgada mientre firieron en los enemigos que fizieron foyr a aquellos ante quien ellos fuyen (General Estoria-lV: 53v, en ADMYTE). junto a estos restos del antiguo pronombre relativo con flexisn, encontramos ya casos en donde que aparece desprovisto de toda marca y es utilizado como mero ge dicador de subordinacién adjetiva, dejando que otro nombre o pronombre indique la funcién sintéctica del antecedente en la subordinada: Semeiant es el regno de los cielos a la leuadura, que la toma la muger € mete la en Treredidas de farina (S Mateo, 446: 23-24) una chica que nunca mas la cuido veyer, {hela aqui fallada (Apot. 561 ed) fizo fazer una cappa de muy fuertes maderes! que bien cabrien so ella quinientos caualleros (Alex-O: 227ab). La funci6n puede venir también marcada por un adverbio non dexo en el regno casa que y non miso (S Milldn: 460d) fallaras esta razon departida en el nuestro libro que es nombrado Las sennales de astronomia; que y departimes esta Fazon muy bien (Libro Conp.-V, 21 le: 31-34) EI nuevo subordinante que conserva en algunas construcciones el recuerdo de su antigua construcci6n correlativa. Es el caso de las subordinadas consecutivas y com. Parativas, que tienen precedentes en latin vulgar:'* 18. Fi aui es posible también en estructuras corelativas (ed qui se duele de algunna cosa esse sue- le seer mas artero como que aprende», General Estoria-II: 193r, en ADMYTE), 19 tos usos son comunes todas las lenguasronnics (Narbona imnez 1978; Herman 1963: 248) 466 HISTORIA DE LA LENGUA ESPANOLA Et tan grand era la priessa del lidiar et tan a coragon lo auien, que muy lexos oyen los colpes de las espadas ¢ de las astas (PCG, 695: 45-2) Por el contrario, no hay precedente latino claro para el uso comparativo de que, habitual desde los origenes del espafiol (Herman 1963: 144): Non les ouo prouecho esso mas que 1o al (Alex-O: 13v) mas puede vn malo en congeio cofonder, que non pueden X buenos assintar nin poner (Alex-O: 25). La nueva conjunci6n que se incorpora también al régimen de los verbos de en- tendimiento y lengua, sin perder en muchos casos su relacién anaférica con un ante cedente previo de carécter pronominal, como ocurri6 en sus antecedentes latinos:* ‘no lo consintio ella ge fuesse corrompido (Mil.: 348d) Conoscilo anoche por mj sabjdu- ria / que me sacarie el alma oy en aqueste dia (Alex-P: 1042b) Esto vos acomendo que ‘cojades dello cada uno .i. almud (Faz.: LXXIIL: 1-2) Esto tovieron todos @ fiera mara vella, / ge la Madre gloriosa le gerié encobrir (Mil.; 156ab) La carta dizia esto, sopola bien dictar / que con el pelegrino queria ella casar (Apol.: 223b) esto es sobre todo a los dioses que gradir / que entre tantos omes me dieron a beujr (Alex-P: 926cd). La particula que de las frases anteriores permite una doble interpretaci6n, de acuerdo con los principios de la sintaxis de hoy. Podriamos, por un lado, ver en que un relativo que remite a su antecedente pronominal. De acuerdo con otra interpreta- cién, podrfamos pensar que la conjuncién que introduce slo una proposicién adjun- ta que complementa 0 especifica seménticamente la referencia del pronombre, ‘La misma ambivalencia sintéctica presentan algunas construcciones con verbos de percepcidn 0 inteleccién, que dieron lugar a usos de que a medio camino entre sus dos valores posibles, pronombre relative o conjuncién: Vio su posanga que era buena en la tierra quel delecto (Faz:: 60) Veo este pueblo ‘que es de dura cerviz. (Faz.: 62) Quando... fallares las luminarias que ayan alguna dig- nidat... iudga que... (Libro Conplido-III: 119b: 52-59). Cuando no esté presente un elemento interpretable como antecedent, Ia propo- sicién introducida por que tiene toda la apariencia de una subordinada directamente regida por el verbo. Ocurre esto muy frecuentemente en la lengua medieval, espe- cialmente con verbos transitivos como creer, (a)consejar, asmar, contar, dezin, enten- der, fazer, jurar, mandar, mostrar, pesar, querer, rogar 0 ver (Barra Jover 2002: 65): Er si fiadores non dederit, iuret que non los potuit habere (F Madrid, XXXVI: 12- 13) Non quiero que nada pierda el Campeador (Cid: 363) asmo que por ventura Aun podtrye beuir (Apol.: 3014) entendio que non era en vano su mjsion (Alex-P: 47). 20. Quod result6 equivalente en muchos casos al giro ef hecho de que : quod... acies.. circumve- nerant (hostem)... hoc vos scituros non credo (Liv., 38, 49, 10; Emout-Thomas 1953: 299). Vid. Haudry (1973: 157). EL CASTELLANO EN EL SIGLO XIII 467 En general, el estatuto sintdctico de la proposicién introducida por que en la len ua de la época no siempre resulta fécil de clasificar. En muchos casos, que introdi. ce una proposicion adjunta a un elemento que necesita una saturacién o complemen. {acion semintica, pero no necesariamente sintéctica. Por este motivo, la subordinada introducida por que podia también adjuntarse a verbos que no eran transitivos: ¢ mintie que non lo mato el (Faz.: 139) Dis Sennor, tu me ayuda -que so muy pecador- / Que yo saque a Castylla del antygo dolor (FGonz: 184cd) Demandole et dixol que se ‘maurauellaua | Que con todos los otros tan mal Acordaua (Apol.: 18 led) quanto mas ti aula mas se uya quexando / quesle yuan toda via lagos apretando (Alex-P.: 473cd), En fin, la preposicién que introduce que podia servir también de complemento de un nombre o de un participio (Barra Jover, 2002 96-100): Enviaua le mandado Pero Vermudez ¢ Mynaya, / que mandasse regebir a esta con- aha (Cid: 1828. 1829) Fo est missacantano al bispo acusado / ge era idiota, mal clerigo rovado (Mil.: 22 ab), De acuerdo con lo anterior, puede concluirse que la proposicién introducida por ¢l antiguo que tuvo a menudo una mayor motivacién seméntica que sintéctica en es. Pafol medieval: dicho en otros términos, su nivel de gramaticalizacidn era mayor 0 menor segiin el lugar y el contexto sintéctico en el que se aplicaba, En efecto, este nuevo subordinante que, de estatuto gramatical tan incierto, que algunos llaman universal, pudo adquirit diversos valores subordinantes. Se tratsba hormalmente de valores pragmticos e inferenciales, porque debian ser deducidos y extraidos por el oyente a partir de situaciones y contextos concretos. Unos de los va lores més frecuentes era, por ejemplo, el causal, que se daba normalmente en posi. cin pospuesta a la oracién principal. He aqui algunos ejemplos de ese que con valor causal de la lengua medieval (Barra Jover 2002: 154): Esso fue apriessa fecho, que no quieren de tardar (Cid: 1506) Non te mintre maes- tro, que seria traycion (pol. 232b), ‘También en posicién pospuesta fue posible la interpretacién final, con el apoyo del modo subjuntivo: ¢ vayas el con mios ermnaos, que non muera myo padre (Fas.: $7: 11-12) Ti mueres que yo biva (Mil.: 911) A veces, la relacién causa-efecto se establece en direccién contraria y aparece la lectura consecutiva (Narbona 1978: 137): ¢ fezierons oscuros sos oios que no podian veer (Faz.: 235) Tenia lienos de poluos la voca € los dientes, / Que non podia fablar por confortar sus gentes (FGonz: 504ab). El subjuntivo favorecia a veces la interpretacién concesiva, especialmente en po- sicion antepuesta a la principal: j f exter; 468 HISTORIA DE LA LENGUA ESPANOLA Que los descabegemos nada non ganaremos (Cid: 619-620) dixol yo fio mucho cobdigie este dia / desaquj que yo muera vna nues non daria (Aler-P: 175cd). 3.5. LAS NUEVAS LOCUCIONES COMPUESTAS Esta nueva particula subordinante fue consolidando su combinacién con iones y da lugar a nuevas conjunciones 0 locuciones subordinantes. La combinacién més antigua de todas es por que, que conserva to- davia un fuerte apego a la estructura correlativa, segtin se ha mostrado. Le siguen, a distancia, ante que, deque, desque, fasta que, queque o fasta que, etc. En cam~ io, fueron relativamente escasas en la Edad Media las finales con para/pora que: con ese valor se prefirié usar porque o el simple que. En fin, en el siglo xitt avan- 26 notablemente el proceso de lexicalizacién de las nuevas conjunciones concesi- vas aunque (més literaria, al principio), por mucho que, comoquier que, empero que, etc." El origen del valor concesivo de la combinacién aun que hay que buscarlo en la propia evolucién semantica del adverbio ain.” Conviene recordar que el adverbio latino de tiempo ADHUC (‘todavia, hasta ahora’) conocié desde antiguo, una amplia- cién de su significado originario y pasé a expresar el limite imprevisible 0 punto ex- tremo de una serie 0 sucesién de acciones, eventos o estados. También podia acom- paiiar a frases adverbiales 0 condicionales, a las que incorporaba el mismo valor de hecho limite no previsible: Nin aun quando lo catares non ay trabaio de encrobirlo (General Estoria-Ii, 340r, en ADMYTE) Et aun quando lo oujessemos a fazer pechar lo yemos por nos e non por otri (General Estoria-V, 154r, en ADMYTE) E. aun quando lo ouieren de fazer, primero Jo deuen amonestar tres vezes segund dize en el titulo de las descomulgaciones (Siete Partidas, 23r, en ADMYTE) E aun si tanto quisiere durar en su porfia, que por alguna destas cosas no se quiera ende dexar (Siete Partidas, 49r, en ADMYTE) Las construcciones medievales de aun que tienen que ver con estos mismos uusos y deben Ieerse, en muchos casos, como equivalentes por su sentido a las fra- ses condicionales que actualmente son introducidas por incluso si, Ilegado el caso que, ete: Vio lo mal prender e nol podie prestar, Que aun que quisiesse, nol podie huuiar (Alex-O, 31) e cuenta Jheronimo en la glosa que por ende retrahen & dizen los hebreos © aun que se precian por ello que fue dicha a Abraham esta palabra que dize assi (Ge- neral Estoria-1: 4lv, en ADMYTE). 21, El avance de estas nuevas locuciones fue paralelo al retroceso de la. antigua conjuncién conce- siva maguer (y su variante maguera), procedente del griego wauxdimte “feliz, bienaventurado’, que docu- ‘menta un uso muy frecuente hasta el siglo xiv (Corominas-Pascual, 1980: s. v. MAGUER), 22. Esta es In propuesta clisica de R. J. Cuervo (1886: 779 y ss.), seguida y reformulada por au tores posteriores. EL CASTELLANO EN EL SIGLO XIIt 469 No hay que descartar que, en muchos casos, el valor concesivo pudiera estar ya Ja combinacién de que més el subjuntivo, A esta construccién concesiva origina se sumaria después el adverbio aun como mero refuerzo.” En esta misma época est consoliddndose la formacién de Ia locuci6n concesiva ‘mucho que y similares. Su origen esté sin duda en la secuencia pron. + rel. + sus- ,. con valor causal originario (y a veces también instrumental o final): E por aquesto que tengo en coragon de escreuir / tengo del miedo tanto quanto non puedo desir (LBA-S: 1134ab) E despues que esta iusticia ouo fecha deste angel soberuio {quiso dar pena al omne por el pecado que fiziera (Siete Partidas, 3r, en ADMYTE) E por ‘estas racones que dixiemos son los sagramientos siete; e non pueden ser mas ni menos. (Siete Partidas, 4v, en ADMYTE) Ca deve se doler en su coragon por el pensamiento ‘malo que penso, en que ouo sabor (Siete Partidas, 8t, en ADMYTE) E por este poder que dios dio a los appostoles, en que les mostro tan grand amor; dixo les que no eran sieruos mas amigos (Siete Partidas, 17r, en ADMYTE) E por la rasura que trahen en las cabegas ‘se da a entender que deuen raer de sus uoluntades los sabores deste mundo (Siete Parti- das, 28r, en ADMYTE) Pero algunos y ha que por su trabaio 0 por menesteres que han podrien ganar de que uisquiessen ellos e otros (Sieve Partidas, 28v, en ADMYTE) Abo- rreciendo en su orden algunos omnes de beuir al sieglo; entran en orden de Religion por ‘sabor que an de saluar sus almas (Siete Partidas, S1v, en ADMYTE), La posible lectura concesiva de la locucién resultante dependfa en buena medi {éel efecto presuposicional del contexto. El desplazamiento hacia el nuevo valor se especialmente probable en los casos en que un elemento negativo neutralizaba ‘causalidad factual expresada por la locuci6n (por mucho que grites no te oiré; es Sz, no porque grites mucho te oiré). La presencia de este elemento negativo de- 1n6 un efecto implicativo de incompatibilidad entre accion principal y secun- Jo que permitié leer como concesivas construcciones que eran literalmente cau- ¥ que, no en vano, iban introducidas por la preposiciGn por. La presencia del ‘subjuntivo, predominante aunque no exclusiva en estas construcciones, facilité la nueva interpretacién, Pero esta lectura concesiva debié de ser slo con- |. mds 0 menos clara, segtin los casos, y vinculada a la presencia de elementos vos en la oracién principal (Elvira, 2003): ‘ainguno por bien que fiziesse non yua estonces a parayso assi como cuentan las escrip- turas delos sanctos padres (General Estoria-1, 222v, en ADMYTE) la ventura non ha a partir de ty njn por bien nin por mal que venga (General Estoria-V: 16v, en ADMYTE) [Ley quarenta e cinco: que el perlado no deue dexar de predicar por pesar ni por mal que Je fagan (Siete Partidas: 20v, en ADMYTE). ‘25. Esta interpretacién se basa en el hecho de que, como ya hemos mostrado, en espaiiol me~ ‘el simple gue podia adquirir en algunos contextos diversos valores subordinantes, entre ellos el 0. 24 Vid. » varola (1976: 62-63), Con anterioridad a Rivarola, otros investigadores (Tobler, Valle- {ee} han investigado el origen de la construccién y su relacién con la construccién causal. Las pro- ‘mds interesantes han sido resumidas por Bartol Hernéndez (1986: 211-216). x 470 HISTORIA DE LA LENGUA ESPANOLA Relaci6n de fuentes ‘Admyte ~ Archivo digital de manuscritos y textos espafioles, version U1, Madrid, Micronet-Mi- nisterio de Educacién y Ciencia, 1999. 2-Co.- Segunda Epistola a Corintios, en NT. vJecandre Libro de Alexandre {O y Pls ed. de Raymond S. Willis J. Princeton: Pr Univer- sity Press, 1934, reimp. New York: Klaus Reprint Corporation, 1965 (h. 1205, ms. s. XV). pol. Libro de Apolonio, Manuel Alvar (ed.), Madrid: Fundacién Juan March y Bd. Castalia (sig. xv). 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