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Reconózcale sus realizaciones, si es posible en público.

Por ejemplo, usted observa que su


representante de servicios a los clientes, Jeanne, ha legado tarde al trabajo. Este es el
momento del manejo uno a uno. Llámela aparte. Dígale sencillamente lo que usted ha
observado. Jeanne, vi que legaste con veinte minutos de retraso esta mañana. Ella sabe que
llegó tarde; ahora ella sabe que usted sabe. Usted hizo una observación sincera sobre
comportamiento. En seguida dígale a Jeanne cómo lo hace sentir a usted el hecho:
frustrado, confundido, inquieto, o si solamente le produce curiosidad. La reacción que
prácticamente todos aceptan es que usted está preocupado. "Jeanne, noté que llegaste con
veinte minutos de retraso esta mañana. Tu llegada tarde me preocupa por qué. El paso que
sigue es hacerle saber a Jeanne por qué usted se siente así. Jeanne, me di cuenta de que
llegaste esta mañana con veinte minutos de retraso. Me preocupa porque en la oficina de
servicios a nuestros clientes no estaba el encargado. La reputación de nuestra compañía se
ha formado totalmente sobre la calidad del servicio. Cualquier desmejora en ese servicio es
una injusticia con los que nos tienen confianza, y también con todos los miembros de
nuestro equipo. Dicho con sinceridad lo anterior, da resultados. En cambio, ensaye decir
esto: "Vi que llegaste tarde esta mañana y me dio ira. Yo te estoy pagando por que estés
aquí". Esto no dará resultados, porque el enfoque se hizo únicamente en los requerimientos
y en las necesidades de usted. No importa el grado de lealtad de la empleada; hay pocas
posibilidades de que ella se corte las venas de las muñecas por la compañía.

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