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O Donell
O Donell
Globalización
ESTADO,
DEMOCRA CIA Y
GL OB ALIZA CION
Algunas reflexiones generales*
Guiller mo O’Donnell**
*La versión original de este trabajo fue escrita por encargo de la Unidad sobre Estado y Sociedad Civil del Banco
Interamericano de Desarrollo, la cual por supuesto no es responsable por ninguna de las opiniones aquí vertidas
Realidad Económica agradece al Dr. O’Donnell y al BID su autorización para publicar este trabajo, el cual no
podrá ser reproducido sin previa conformidad.
**Director académico, Helen Kellogg Institute of International Studies, Universidad Notre Dame, Estados Unidos.
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te delimitados. Esto tal vez parezca tensión de que el estado sea una
contradictorio, pero no lo es, con entidad orientada hacia el bien co-
otro aspecto de la globalización mún de la población de su territorio
que me uno a otros en celebrar: los es una demanda de los sujetos a
atisbos de emergencia de una so- esa autoridad, especialmente
ciedad civil transnacional. Por esto cuando, en la democracia, ellos
quiero decir el crecimiento de redes son mediante su voto los libres co-
de diversos tipos de asociaciones constituidores de la autoridad de
que luchan por la vigencia universal los gobiernos, es decir, de aquellos
de derechos básicos inherentes a que ocupan temporalmente las
las personas y a la naturaleza. La cumbres del aparato estatal.
importancia intrínseca de estas Me gustaría repetir de manera al-
asociaciones no puede ser exage- go diferente lo que acabo de decir:
rada. Pero es importante notar que el estado basa su pretensión de ser
los progresos efectivos y, sobre to- aceptado como un sistema de do-
do duraderos, de estos esfuerzos, minación y de coordinación social,
presuponen no sólo estímulos es decir basa su legitimidad en con-
transnacionales sino también, en vencer, habitual y generalizada-
cada lugar, ciudadanías activas y mente, que sus acciones se orien-
concientes de la validez de los de- tan al logro del bien común de la
rechos y obligaciones que promue- población que alberga en su territo-
ve la sociedad civil transnacional. rio. Prueba de esto es que todo dis-
Un tema más amplio que el que curso político, desde las cumbres
acabo de tocar, también más com- del estado o desde la oposición, y
plejo y ambiguo, es que todo esta- desde el más sincero al más cínico,
do proclama ser una autoridad pa- proclama ser la mejor manera posi-
ra la nación (o para el pueblo, am- ble de alcanzar ese bien común.
pliamente definido). Aunque sería De una manera o de otra, esos sis-
largo fundamentarlo, me parece temas de poder que llamamos es-
claro que, desde siempre y como tados contemporáneos circunscri-
siempre, la existencia de un estado bieron un territorio y una población
(es decir, de un tipo de autoridad y llamaron a ésta su nación o su
territorialmente delimitada que pre- pueblo, implantaron el sistema le-
tende supremacía en el control de gal y ayudaron a escribir y rememo-
la violencia en ese ámbito) conlleva rar continuamente su propia histo-
la idea de un bien que es público, o ria. Algunos países tuvieron mayor
común, para todos los habitantes o menor éxito en esta tarea, y en
de ese territorio. Por supuesto, esta cada país han habido importantes
pretensión ha dado lugar a numero- fluctuaciones a lo largo del tiempo.
sos horrores e hipocresías. Ade- Pero en todos los casos más o me-
más, cuál sería el contenido de ese nos exitosos de este doble proceso
bien común es la la materia prima de constitución de estados-nacio-
del conflicto político. Pero, por otro nes y de su legitimación en tanto ta-
lado, esa misma pretensión a ve- les, hubo una imagen que sustentó
ces se proyecta convincentemente dicho proceso. Esta imagen –que
como encarnación, parcial y discu- por supuesto no siempre fue cierta,
tible, pero encarnación al fin, de pero que muchas veces fue efecti-
una real vocación de servicio por va y eficaz– es que el estado era
ese bien común. Además, la pre- verosímil, en el sentido de que con-
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