Marfa Teresita de Haro, Ana Marfa Rocchietti, Marfa Andrea Runcio,
Odlanyer Hernandez de y Maria Victoria Fernandez
(Editores)
RETO aU
aN eg ee =Primera edicién, 2012.
‘Arqueologia y Antropologia en la encrucijada: desafios actuales en la investigacion
social. / Maria Teresita de Haro ... [etal.]. - 1a ed. ~ Buenos Aires : Instituto Superior
del Profesorado Dr. Joaquin V. Gonzalez, 2012.
188 p. : il. ; 24x17 cm.
ISBN: 978-987-26855-4-6
1. Arqueologfa. 2. Antropologia. |. de Haro, Maria Teresita.
CCD 930.1
Fecha de catalogacién: 10/09/2012.
Revisor de edicién: Marfa Andrea Runcio.
Disefio y diagramacién: Odlanyer Hernandez de Lara.
Distribuidoras: Ana Marfa Rocchietti y Maria Victoria Fernandez.
Foto de cubierta: César Galvez Mora, et. al, en este libro.
ISBN: 978-987-26855-4-6
Centro de Investigaciones Precolombinas.
Instituto Superior del Profesorado Dr. Joaquin V. Gonzalez.
Ayacucho 632. Ciudad Auténoma de Buenos Aires, Argentina,
Telf. (54 11) 4305-5282.
E-mail: anticip2008@yahoo.comar
Web: www.anticip.comar
ImpRESO EN ARGENTINA / PRINTED IN ARGENTINA
Hecho el depésito que marca la ley 11.723.6
GEOGLIFOS, OCUPACION Y USO DEL ESPACIO EN EL VALLE
MEDIO DE CHICAMA, COSTA NORTE DEL PERU
César Galvez Mora*
Juan Castaiieda Murga**
Maria Andrea Runcio***
Maria del Carmen Espinoza Cordova****
* Direccién Regional de Cultura La Libertad - Ministerio de Cultura (Peril)
°* Universidad Nacional de Trujillo (Perit)
+** Centro de Investigaciones Precolombinas (Argentina)
++ Museo Nacional Briining (Peril)
egmsepam@yahoo.es; jeastaneda65@hotmail.com; andrearuncio@hotmail.com;
carmenesp|8@hotmail.com
RESUMEN
En cl trabajo se reportardn varios geoglifos localizados en las qucbradas
‘Tres Cruces, de la Ménica y de la Camotera (valle medio de Chicama) y su rela-
cién con aldeas, petroglifos, espacios ceremoniales y rutas de comunicacién. Asi-
mismo, se discutiré la importancia y posible funcién de los geoglifos en la ocupa-
cién y dinémica del espacio, especialmente bajo las condiciones producidas duran-
te los eventos ENOS (El Niio, la Oscilacién del Sur).
Palabras clave: geoglifos, Chicama, espacio, ENOS.
ABSTRACT
Geoglyphs placed in Tres Cruces, de la Monica y de la Camotera quebra-
das (middle Chicama Valley) and their relationships with rural towns, petroglyphs,
ceremonial places and communication routes ate presented. Moreover, the impor-
tance and possible function of geoglyphs for human occupation and dynamic of the
space -especially under ENSO (El Niflo Southern Oscillation) conditions- are dis-
cussed.
Key words: geoglyphs, Chicama, space, ENSO.
INTRODUCCION
de los Andes Centrales permitieron la elaboracién de distintos tipos de dice-
1 tiempos prehispanicos, las caracteristicas particulares del suelo desértico
E* en las planicies y las pendientes. Estos se distribuyen en varias locali-
Centro de Investigaciones Precolombinas | 87Geoglifos, ocupacién y uso del espacio... C. GALVEZ Mora, Er AL.
dades de la costa (Kosok 1965; Rosell, Huapaya y Mazzoti 1985; Aveni 1986;
Alva y Meneses 1987; Wilson 1988; Rodriguez. 1997; Carcelén y Paredes 2004,
entre otros), incluyendo el valle de Chicama, ubicado a unos 500 km. al norte de la
ciudad de Lima.
Este trabajo reportara un conjunto de geoglifos y alineamientos de piedras
ubicados en dos areas del sector medio de este valle: ia margen derecha (norte),
donde se ubica la Quebrada de la Camotera y la margen izquierda (sur), que inclu-
1 1 A J.
Figura 1: Ubicacion del drea de estudio en ambas mérgenes del valle medio del
Chicama
A partir de la revision de la informacién disponible y del andlisis de foto-
grafias aéreas, fotografias satelitales y cartografia se procuré contextualizar los di-
versos geoglifos en relacién con el escenario en el cual se insertan.
Entonces, partiendo de la idea de que las expresiones rupestres constituyen
formas de comunicacién visual insertas en un espacio determinado (Briones et al
2005; Muscio 2006; Reindel et al 2006; Pimentel y Montt 2008), buscaremos dis-
cutir la importancia y posible funcién de los geoglifos en la ocupacién y dinamica
del espacio del cual forman parte,
AREA DE ESTUDIO
El actual valle cultivado est dividido por el rio Chicama que lo separa en
la margen derecha ¢ izquierda, El desierto se extiende en ambas margenes y com-
88 | Centro de Investigaciones PrecolombinasArqueotogia y Antropologia en la encrwcijada
prende al area quebradefia, donde expresiones rupestres como petroglifos y geogli-
fos son un componente significativo en un escenario que incluye aldeas, caminos,
espacios ceremoniales, vias de comunicacién naturales (quebradas) y transforma-
das (senderos), asi como los cauces de rios temporales, fuentes de agua, montafias
y formaciones floristicas como las /omas 0 vegetacién de invierno, localizadas en
el Cerro Cabezn y Cerro Campana.
En los afios anormales, este escenario geografico ha venido siendo impac-
tado de manera recurrente por los eventos El Nijio, la Oscilacién del Sur (ENOS)
que ocasionan intensas Iluvias ¢ inundaciones (Bonavia 1991: 29-30; Huertas
2009). Las observaciones realizadas acerca del impacto de los eventos ENOS
1982-83 y 1997-98, a posteriori de las fuertes precipitaciones pluviales y riadas,
permiticron verificar el ascenso del nivel fredtico materializado en la aparicién de
fuentes de agua (lagunas) y la presencia de agua corriente durante cuatro afios, fac
tores que propiciaron la exuberancia de la flora, la presencia de la fauna nativa y
favorecieron la ocupacién humana y el desarrollo de la agricultura en estos parajes
(Galvez y Bricefio 2001; Galvez’y Runcio 2010, 2011) (Figs. 2 y 3).
Figura 2: Curso imusual de agua generado por las luvias
la Oscilacién del Sur
En este escenario dindmico, los geoglifos ocupan la superficie de varias
terrazas aluviales del Cuaternario cuya cobertura pedregosa usualmente presenta
uuna patina marrén oscura, bajo la cual subyace el suelo de color ocre a grisdceo, lo
cual hace que estos disefios sean facilmente diferenciables luego de la climinacién
de la capa superficial. Asimismo, en todos los casos, los geoglifos se localizan en
Jas margenes de las quebradas mis extensas y cerca de los cerros de mayor cle
vacién.
Centro de Investigaciones Precolombinas | 89Geoglifos, ocupacién y uso del espacio. C. GALVEZ Mora, ET AL.
Se Figura 3: Manantial en
nacientes de quebrada, en la
margen derecha del Chicama
En el ambito antes indi-
cado, nuestro interés se enfocd
en el sector medio del valle de
Chicama, y especificamente en
la Quebrada de La Monica y la
Quebrada Tres Cruces (margen
izquierda) y en la Quebrada de
la Camotera (margen derecha).
Cada una de estas quebradas con
geoglifos se conecta con otras
colindantes mediante pasos que
forman parte de rutas naturales,
y en estos puntos de contacto
usualmente hay petroglifos ais-
lados que ocupan una posicién
estratégica en relacion a sende-
Tos y trochas, los asentamientos
y recursos naturales, Entonces,
cl criterio de conectividad juega
un rol importante en este esce-
nario.
Al mismo tiempo, cada una de las quebradas fue el escenario de una impor-
tante ocupacién humana entre 11000 a.C. y ca. 1475 d.C. (Chauchat et al. 1998), la
cual por su recurrencia dificulta la atribucién cultural de la mayorfa de los geogli-
fos.
LOS GEOGLIFOS
Técnicas de elaboracion
Los geoglifos que se describiran fueron hechos mediante las técnicas
extractiva y/o aditiva. Cuando ambas técnicas son complementarias, es del todo
probable la siguiente secuencia de actividades: (1) Elecci6n del espacio; (2) trazado
lineal basico del disefio en Ia superficie, (3) Eliminacién de la capa pedregosa de la
superficie delimitada por el diseiio hasta exponer el suelo subyacente de color mas
claro, y (4) acumulacién de las piedras removidas siguiendo el trazado lineal basi-
90 | Centro de Investigaciones PrecolombinasArqueologia y Antropologia en la encrueijada
co, para destacar los contornos. La sola aplicacién de la técnica aditiva, utilizando
piedras de mayor dimensién, tiene una secuencia mas corta: (1) Eleccién del espa-
cio; (2) trazado lineal basico del disefio en la superficie y (3) Acumulacién de pie~
dras que pueden tener mas de 10 em. de longitud, siguiendo el recorrido del trazado
lineal bésico.
Geoglifos de la margen izquierda
En cl desierto de la margen izquierda del valle de Chicama, los Cerros Gas-
tape y Atahualpa separan dos quebradas con geoglifos: hacia el norte, la Quebrada
de la Ménica y hacia el sur la Quebrada Tres Cruces. Ambas estan concctadas por
un paso natural ubicado entre los cerros Atahualpa y Hudscar (Fig. 4).
En el area alta y media de la Quebrada de la Ménica existen pocas eviden-
cias de ocupacién humana, a diferencia del 4rea inferior que colinda con el Cerro
Sausal por el noreste. La quebrada se expande de sur a norte en direccién al Area
cultivada moderna y al rio Chicama. En una superficie plana a ligeramente ondu-
Jada que se halla a unos 100 m. de la ladera este del Cerro Atahualpa se encuentra
un geoglifo en forma de espiral realizado con la técnica aditiva (Fig. 5). El geoglifo
no tiene asociaciones evidentes y se halla a poca distancia de un petroglifo que
representa a una ardilla de los algarrobales (Sciurus siramineus), claborado en una
roca aislada (Fig. 6). Esta roca se asocia a tiestos de recipientes del estilo Cupis-
nique (ca. 1300 a.C.) rotos ex profeso al chocarlos contra su superficie (Galvez. et
al, 1994), evidencia similar a la registrada en un geoglifo de la Quebrada Tres Cru-
ces, que mencionaremos posteriormente.
El disefio del espiral representado en el geoglifo, tiene una amplia distri-
bucién territorial en la costa norperuana. Ha sido documentado, entre otros, en un
geoglifo de la Quebrada Santo Domingo (valle de Moche) (Carcelén y Paredes
2004), en petroglifos del Cerro San Antonio (valle de Chicama) (Galvez 1989), en
la iconografia mural y de la cerémica (de Bock 2005), entre otros soportes. Incluso
puede tener un desarrollo tridimensional como en el caso de un pozo ceremonial
mochica localizado en el Complejo El Brujo (valle Chicama) (Franco y Galvez
2003), donde para llegar a una fuente de agua sc desciende girando progresivamen-
tea la izquierda, describiendo un espiral.
La Quebrada Tres Cruces, a diferencia de la Quebrada de la Ménica, pre-
senta numerosas evidencias de ocupacién humana con una antigtiedad que fluctia
entre el 11000 a.C. y el siglo XV. Ahi se distribuyen pequefias aldeas, recintos de
gran escala definidos por muros con plantas en Uy E, estructuras de habitacién
aisladas, espacios ceremoniales, etc. Los restos de ocupacién continiian hasta la
confluencia de la Quebrada Tres Cruces con la Quebrada Lescano 0 Hudscar, y de
ahi hasta las Pampas de San Ramén y el asentamiento Chima de Cerro Lescano,
colindante con extensos campos de cultivo ¢ infracstructura de riego Chimti (siglos
IX-XV d. C,). Cabe precisar que en las laderas de los cerros Gasfiape y Tres Cruces
se apoya el Canal Intervalle Chicama-Moche, construido en esa época (Watson
1979).
Centro de Investigaciones Precolombinas | 91A ET AL,
C. GAwez.
Geoglifos, ocupacién y uso del espacio...
pole ae chert ir cation
ibn de geoglifos (®) y petroglifo (hk) en el drea desértica
Figura 4: Ubicac
margen izquierda del Chicama
92 | Centro de Investigaciones PrecolombinasArqueologia y Antropologia en la encrucijada
Figura 5: Geoglifo en forma de espiral en la Quebrada de la Monica
” Figura 6: Petroglifo (“ardilla de los algarrobales” Sciurus stramineus) en la
Quebrada de la Ménica
La configuracién de la Quebrada Tres Cruces es mas cerrada, en compa-
racién con la de la Ménica. El sector sureste es una ruta natural que la conecta con
el valle de Moche, pasando por la ladera de la formacién de lomas del Cerro Ca-
Centro de Investigaciones Precolombinas |93Geoglifos, ocupacién y uso det espacio. C. GaLviz Mora, Br AL.
bez6n. Hacia el oeste la estrecha Quebrada del Oso conduce a un tramo del Canal
Intervalle Chicama-Moche en su punto de contacto con el sitio ceremonial de Que-
brada del Oso (Watson 1979). A partir de ahi es posible acceder al valle bajo de
Chicama, asi como llegar al valle de Moche cruzando las terrazas aluviales del
Cuaternario en ambas mirgenes de la amplia Quebrada del Rio Seco. Finalmente,
Ja Quebrada Lescano 0 Hudscar es la ruta natural para alcanzar el rio Chicama
En la Quebrada Tres Cruces existen dos geoglifos elaborados con las técni-
cas extractiva y aditiva.
El primer geoglifo (sitio PV23-515) est ubicado al pie de la ladera nores-
te del Cerro Tres Cruces y en la margen izquierda de la quebrada. Se trata de un
disefio irregular definido por lineas ondulantes que encierran un espacio con protu-
berancias (Fig. 7). El mal estado de conservacién del geoglifo, asi como sus bordes
definidos por piedras de color similar a la superficie interior, fueron factores que
llevaron a no realizar el levantamiento del mismo y, por consiguiente, no fue posi-
ble percibir la totalidad del disefio. Una asociacién importante es el hallazgo de
tiestos de un recipiente Cupisnique que fue roto in situ con un canto rodado. Al
Tespecto, cabe recordar que tiestos de la misma época fueron hallados en asocia-
cién con el petroglifo de la ardilla de los algarrobales en la Quebrada de la Ménica
(Galvez et al. 1994).
Figura 7: Geoglifo en la ladera noreste del Cerro Tres Cruces
Adicionalmente, en el entorno del geoglifo se encuentra una estructura de
picdra con muro de doble paramento asociada a tiestos Cupisnique (ca. 1300 a.C.)
94 | Centro de Investigaciones PrecolombinasArqueologia y Antropologia en la encrucijeda
y Mochica (ca. 200-800 d.C.) y una fila de piedras alineada a lo largo de casi 0.5
km. Ademas, el geoglifo esta al surocste de una estructura ceremonial Cupisnique
(PV23-511), situada encima de una colina en el extremo norte del Cerro Tres Cru-
ces, que tiene como componentes a una superficie modificada y un camino con es-
calinatas por el cual se asciende a aquella a partir de la llanura colindante (Casta-
fieda y Vega 1993). La estructura ceremonial esté rodeada por una aldea cuyas
unidades habitacionales fueron construidas con materiales perecederos y se distri-
buyen particularmente en las laderas. Por consiguiente, es posible asociar tempo-
ralmente al geoglifo con la estructura ceremonial, la aldea y las estructuras aisladas
Cupisnique (Fig. 8).
he Sadan Ste a
Figura 8: Camino que conduce al sitio ceremonial PV23-55 (Cerro Tres Cruces),
de la época Cupisnique
El segundo geoglifo (sitio PV23-535) representa un Aguila o halcén plomo
(Geranoaetus sp.) (Edith Solano, comunicacién personal, octubre de 2006) en acti-
tud de yuelo, con las alas desplegadas en linea recta, que rematan en lineas conve-
xas las cuales definen las tipicas plumas de las falcénidas (Figs. 9a y 9b). La cola
Centro de Investigaciones Precolombinas | 95Geoglifos, ocupacién y uso del espacio. C. GAtvez Mora, ET AL.
tiene forma trapezoidal. La figura est4 orientada en una trayectoria noroeste -
sureste, alinedndose con la formacién de lomas del Cerro Cabezén y las nacientes
de la Quebrada Tres Cruces, No se ha registrado asociacién alguna al interior del
geoglifo o en su colindancia inmediata. Sin embargo, esta situado en un punto
equidistante de dos asentamientos Chimii: el sitio de Cerro Pintado, donde se con-
servan las bases de piedra de estructuras de gran escala situadas estratégicamente
en la proximidad de la ruta natural que conduce al valle de Moche y una pequefia
aldea temporal ubicada en la cercania de la pendiente abrupta que separa el cauce
alto del medio de la Quebrada del Oso.
Pes
Figura 9a y b: Geoglifo (“dguila” o “halcén plomo” Geranoaetus sp.) en la
Quebrada Tres Cruces
96 | Centro de Investigaciones PrecolombinasArqueologia y Antropologia en la enerucijada
Se debe indicar que el 4guila cs un animal de gran prestigio en la cosmo-
vision de los pueblos costefios. Su representacién tiene antecedentes tempranos en
un tejido precerdmico de Huaca Prieta (ca. 2500 a.C.) (Bird et al 1985) y aparece
en petroglifos de la Quebrada Alto de Guitarras y el Rio Las Salinas (valle de Mo-
che) (Niifiez 1986). Ademas, en Ia litica de la arquitectura Chavin (Ravines 1984),
la cerdmica Cupisnique (Elera 1998), en los relieves en barro de Huaca Cao Viejo
(Franco, Galvez y Vasquez 2005) y en la ceramica mochica, entre otros soportes.
En este iiltimo caso acompaiia siempre a guerreros 0 posee rasgos antropomorfos y
porta armas (de Bock 2005). Uno de los habitats del Aguila es el ecosistema de
lomas y, al respecto, destacamos la cercania del geoglifo en relacién a las lomas del
Cerro Cabezén e inclusive del cerro Campana.
Geoglifos de la margen derecha
En el desierto de la margen derecha del valle de Chicama existe un con-
junto de geoslifos claborados con Jas ténicas extractiva y/o aditiva, los cuales se
localizan en la Quebrada de la Camotera (Fig. 10). Este es un extenso escenario
cultural dominado por el cerro Cuculicote, montaiia que se asocia a un camino
ceremonial utilizado entre 1300 a.C. y por lo menos el siglo XV (Galvez 2009)
(Fig, 11), De manera similar a la Quebrada Tres Cruces, aqui hay evidencias de
una prolongada secuencia cultural que se inicia hacia 11.000 a.C. (Chauchat et al.
1998) Varias aldeas construidas con materiales perecederos y/o picdra fueron
utilizadas ampliamente a posieriori de las intensas precipitaciones de El Nifio, para
aprovechar el agua y la fauna y flora local. Al mismo tiempo, la quebrada es un
espacio clave para controlar cuatro rutas naturales.
En primer lugar, dos ubicadas al norte, la Quebrada de los Gentiles y la
Quebrada San Nicolas, que son el paso obligado para ir a las nacientes de la Que-
brada Santa Maria, donde existen fuentes de agua y mayores recursos naturales en
el verano y excepcionalmente cuando ocurre un ENOS, y a la sierra de Cajamarca,
asi como a los asentamientos prehispanicos del area de Mocan, yendo en direccién
este-oeste en direccién a la desembocadura de la Quebrada Santa Maria. En la Que-
brada San Nicolas se encuentra una aldea mochica con estructuras de piedra, donde
existe cerdmica serrana de la cultura Cajamarca (Galvez y Bricefio 2001) posible-
mente como resultado del intereambio, dada su localizacién estratégica. Esta aldea
incluye un sector con petroglifos y se asocia a una fuente de agua.
En segundo lugar, el brazo sureste de la Quebrada de la Camotera, que
conduce a la infraestructura de riego (canales y acueducto de Ascope) y asenta-
mientos del valle medio y bajo y, finalmente, el brazo sur de la misma quebrada,
que se conecta perpendicularmente con la una ruta transversal que se dirige a la
sierra, asi como a las pampas del sur y el rio Chicama.
EI primer geoglifo, claborado con las téenicas extractiva y aditiva tiene
forma cuadrangular y se localiza en el borde derecho del cauce sur de la Quebrada
de la Camotera (Figs. 12a y 12b). Es cruzado de sur a norte por un sendero que se
bifurca casi a partir de la parte central del cuadréngulo y se proyecta hacia el exte-
rior, La bifurcacién noreste se proyecta hasta intersecar el camino ceremonial que
Centro de Investigaciones Precolombinas | 97Geoglifos, ocupacién y uso del espacio... C, GALvEz Mora, ET AL.
se dirige al Cerro Cuculicote, Ademas, cl geoglifo se asocia espacialmente a un
alineamiento de piedra ubicado al sureste el cual, a su vez, ¢s intersecado por otro
sendero angosto. No existe material cultural asociado al disefio.
\ ssskene 4
Figura 10: Ubicacién de geoglifos (¢), petroglifos (a) y camino ceremonial (=)
en el drea desértica de la margen derecha del Chicama
El segundo geoglifo, claborado con la técnica acumulativa, es un rectingu-
lo alargado de aproximadamente 2 m. de longitud, que sc halla al sur del camino
ceremonial ya mencionado (Fig. 13). No se han registrado asociaciones.
98 | Centro de Investigaciones PrecolombinasArqueologia y Antropologia en la encrucijada
Figura 11: Tramo ascendente del camino ceremonial (visto desde el oeste) que se
dirige al Cerro Cuculicote
Fl tercer geoglifo corresponde a un diseiio en forma de estrella, logrado
con las técnicas extractiva y aditiva, y se localiza al norte del camino mencionado
anteriormente (Figs. 14a y 14b). Tampoco ha sido posible registrar asociaciones.
Los motivos en forma de estrella son reconocibles ampliamente en la iconografia
Mochica, en particular en los relieves policromos de Huaca Cao Viejo (Franco,
Galvez y Vasquez 2005) y en localidades con petroglifos como Alto de Guitarras
(valle de Moche) (Niifiez 1986), no existiendo mayores propuestas sobre su posible
significado.
Finalmente, el tltimo geoglifo corresponde a un disefio indeterminado que
tiende a presentar una simetria bilateral y fue logrado con la técnica acumulativa y
extractiva (Figs. 15a y 15b). Este disefio se asocia a alineamientos de piedras que,
sin duda, forman parte de la concepcién total del geoglifo. Este se ubica hacia el
norte del camino ceremonial, y de manera parecida al disefio cuadrangular, es cru-
zado por un sendero angosto que se proyecta hasta un espacio amplio diferenciado
por su color verde grisaceo -debido a la meteorizacién de rocas (riolita?) de esa
tonalidad concentradas en esta area- y, finalmente, sigue en direccién al cerro Cu-
culicote. Desde la localizacién del geoglifo se visualiza la parte ascendente del ca-
mino ceremonial, la explanada de la colina a la cual se asocia, asi como el camino
secundario de descenso.
Centro de Investigaciones Precolombinas | 99Geoglifos, ocupacién y uso del espacio... C. GAtyez Mora, BT AL.
Figura 12a y b: Geoglifo de forma cuadrangular, en el borde derecho del cauce
sur de la Quebrada de la Camotera
Figura 13: Geoglifo de forma rectangular ubicado al sur del camino ceremonial
(en segundo plano, al fondo), Quebrada de la Camotera
100 | Centro de Investigaciones PrecolombinasArqueologia y Antropologia en la encrucijada
Figura [4a y b: Geoglifo en forma de estrella, localizado al norte del camino
ceremonial, Quebrada de la Camotera
fons
jet
Loe
ty
i
Figura [5a y b: Geoglifo de forma indeterminada con simetria bilateral (visto
desde el oeste), en la Quebrada de la Camotera; al fondo, el cerro Cuculicote
COMENTARIO FINAL
Un primer aspecto ¢s la insercién de los geoglifos en escenarios que -como
las quebradas- sirvieron como enlace de rutas de comunicacién, las cuales en su es-
pacio y tiempo funcionaron como conectores naturales entre distintas ecozonas y
Centro de Investigaciones Precolombinas | 101Geoglifos, ocupacién y uso det espacio. C. Gatvez Mora, Er AL.
poblaciones distantes, posibilitando el flujo de personas y bienes que incluyé el
empleo de camélidos para tal fin.
En las quebradas de la Ménica y Tres Cruces, que enlazan la ruta interva-
Iles Chicama-Moche, debe destacarse la presencia de ecosistemas de lomas (Cerro
Cabez6n), un tipo de formacién natural importante que fue representada en la ico-
nografia Mochica, a veces asociadas a sacrificios humanos. En segundo lugar, la
Quebrada de la Camotera, que enlaza la ruta valle de Chicama-sierra de Cajamarca,
es un espacio dominado por el Cerro Cuculicote y el camino ceremonial, por lo
cual puede ser interpretada como un escenario significativo de larga data, teniendo
en cuenta la presencia de tipos ceramicos que pueden ser ubicados entre 1300 a.C.
y el siglo XV de nuestra era,
El divortium aquarum entre las cuencas del Moche y Chicama, en el valle
medio, esta definido por los cerros Milagro y Avendafio, de donde bajan quebradas
cuyas descargas alimentan a la quebrada de la Ménica, que en su curso tiene como
afluentes a las quebradas San Felipe, Guayaquil y Buitres. Este escenario geogra-
fico hace posible que durante un ENOS el volumen hidrico que baja al valle por la
quebrada de la Monica y similares sea considerable, creando condiciones para la
agricultura en el desierto, conforme sucedié y atin ocurre en la margen derecha
(Galvez y Runcio 2011). Esto se debe a que una vez concluidas las Iuvias extraor-
dinarias y pasado el desastre, el agua aflora en los manantiales creando oasis por
varios afios. Ello facilit6 una agricultura oportunista ¢ intensiva segiin lo demuestra
Ia informacién etnohistérica. Por ejemplo, en 1794 (después del ENOS de 1791),
Don Pedro de Bracamonte Davila, propietario de Sausal dio en arrendamiento “fo-
das las tierras que se puedan regar las aguas que descienden de Quirrit con mas
todas las que asimismo se pueden regar y estén debajo de la toma de Guabal... las
cuales tierras se hallan en el sitio de Chala la baxa” (ART, Protocolos, leg. 299, f.
212) por tiempo de 9 afios, a 50 pesos cada uno. Cabe precisar que el topénimo
Quirrit estaria aludiendo a la quebrada Quirripe, la cual usualmente esta seca y solo
carga agua en aiios extraordinarios (Galvez y Bricefio 2001).
Por consiguiente, es del todo probable que en el area desértica donde se
hallan los geoglifos, la ocupacién humana esiilviera intimamente vinculada a
ENOS en diversas épocas (Galvez y Runcio 2010), cuyo impacto y significado re-
sult6 ser trascendente en las sociedades prehispanicas, recreando la metafora del
origen del agua en las montafias importantes de cada uno de estos escenarios, por-
que en sus laderas se configuran las nacientes de las quebradas y ocurren los fen6-
menos asociados a este evento, como el trucno, el relampago y el rayo. Igualmente,
ENOS permitié la reaparicién de plantas y animales significativos (venado, puma,
halen, boa de costa, entre otros) y la renovacién de los elementos que sustentan la
ideologia y el poder (vide Galvez y Bricefio 2001). Ademas, el paisaje modificado
debido al reverdecimiento anormal de la zona quebradefia creaba las condiciones
de un desierto florecido en el cual la presencia de geoglifos (alrededor de espacios
arquitecténicos de funcién ceremonial, canales, campos de cultivo, caminos,
aldeas) y petroglifos expresaria la apropiacién simbélica de este tipo de espacios
(Hernandez Llosas 2006; Ratto y Basile 2009) que debié estar vinculada al signi-
102 | Centro de Investigaciones PrecolombinasArqueologia y Antropologia en la encrucijada
ficado de las montafias y a la particular y excepcional dinamica de transito a través
de un paisaje modificado por fuerzas sobrenaturales.
En tal paisaje modificado, la caza del “venado de cola blanca” (Odocoileus
virginianus) (de Bock 1988; Donnan 1982) y la recoleccién de “caracoles terres-
tres” (Scutalus sp.) (Galvez et al. 1993) son dos actividades que tienen connotacio-
nes ceremoniales y sin duda se dieron en este tipo de escenarios donde hay presen-
cia de geoglifos. Como se sabe, el venado era un animal de gran prestigio y forma
parte del panteén de divinidades en las sociedades andinas (Espinoza 1974: 45),
pues aparece representado en la ceramica Mochica no solamente en escenas de
caza, sino también como un animal mitico humanizado o con cuerpo de serpiente
(Donnan 1982). La Relacién de los Agustinos. nos refiere que en Huamachuco una
de las divinidades era una culebra con cabeza de venado a la que llamaban Uscay-
guay, a la que los indigenas mochaban en busca de prosperidad. Segin el mito
ascendié al cielo “...haciendo bueltas en el ayre, y asi se le fue hasta que le
perdieron de vista” (San Pedro 1992: 31-32). También indica que las divinidades
Guallio y Llaga recibian ofrendas dé"cornamentas de cérvidos, pues los extirpado-
res de idolatrias encontraron “corrales” Ilenos de astas, que los aborigenes Ilama-
ban Vicao (Op. Cit. 23, 30-31). Al respecto, resulta sugerente el hallazgo de huesos
y astas de venados en contextos ceremoniales en el sitio Moche V de Pampa Gran-
‘de acerca de lo cual se ha propuesto la importancia ritual de este animal o su gran
significado simbolico (Shimada y Shimada 1981: 42, Fig. 7). Finalmente, relatos
recogidos por Arturo Jiménez Borja (1973: 59), consideran a los venados como el
ganado de carga del Jirca quien todas las mafianas abre los corrales para que bajen
r. Por tanto, los venados pueden ingresar dentro de los cerros por una puerta
En términos del intercambio, pasado un ENOS es posible que la coca haya
sido uno de los bienes de la chaupiyunga del valle de Moche que pudieron ser de
interés de las elites del Chicama. Siguiendo la trayectoria de la quebrada de la Mé-
nica es posible ascender a los cerros Avendafio y Milagros, de donde se puede ba-
jar por las quebradas de Avendaiio y Callirhue hasta la quebrada de Llantén. Esta
Ultima es un camino natural hacia Collambay, zona estratégica por sus cultivos de
coca desde tiempo inmemorial. Estos cocales fueron expropiados por el poder Inca
y, segin Netherly (1988), en un alarde de fuerza trajeron mitayos desde Téeume
para levantar las tapias que los cercaban. Los topénimos de los campos eran Ya-
pon, Arensa y Guancha, y todavia ha sobrevivido el nombre de un cerro como
Guancha (ART, Intendencia, leg. 403, exp. 2239). Es del todo probable que los po-
bladores de la parte baja del Chicama hayan accedido a través de esta ruta natural
hacia los cocales de Collambay, con mayor rapidez y facilidad.
Por otto lado, es probable que los pobladores del Chicama pudieran ofrecer
sal, pescado salado, algas, huevos de aves que anidan en el litoral y, tal vez, tejidos
de algodén a los de la chaupiyunga del Moche y a los de la sierra de Cajamarca.
Todavia hoy en Simbal, proximo a Collambay, cada afio en la festividad del Seftor
de la Piedad (a fines de enero) acuden pobladores de Malabrigo y Huanchaco lle-
vando sal y algas que intercambian por menestras y coca (Gabriel Prieto, comuni-
Centro de Investigaciones Precolombinas | 103Geoglifos, ocupacién y uso det espacio C. GAtvEZ Mora, BT AL.
cacién personal, marzo de 2012). Entonces, siendo la coca un bien apreciado, este
hecho habria permitido a sus productores tener acceso a otros productos del litoral
desde €pocas tempranas. De esta manera, las zonas de valle medio han venido
siendo una frontera porosa entre sociedades serranas y costefias.
En sintesis, todo parece indicar que los geoglifos sc integran al lenguaje
visual de los petroglifos, las montafias y otros espacios ceremoniales, para dar un
significado particular a estos escenarios de enlace o conectividad, mas atin cuando
sucedicron cambios excepcionales en el paisaje. Aunque la dimension relativa-
mente discreta de los geoglifos y su localizacién en superficies horizontales no los
hace evidentes, sin duda fueron importantes por su contenido simbélico en el con-
texto de escenarios excepcionales del desierto. Ellos debieron ser particularmente
significativos para las poblaciones que ocuparon temporalmente estos espacios
transformados en ecosistemas con abundante flora y fauna durante los eventos
ENOS, gracias al manejo de estos simbolos en las actividades ceremoniales. En
este sentido, los geoglifos debieron ser objeto de una dinamica social cuya eviden-
cia son los senderos angostos que cruzan algunos de ellos, los cuales conectaron al
hombre con cl simbolo en un momento del transito pautado en la secuencia del ri-
tual, Estamos entonces ante espacios activos, tanto en el flujo de personas y bienes,
como en términos de los eventos ceremoniales que, sin duda, les dieron un valor
particular.
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