You are on page 1of 3

Universidad Simón Bolívar.

Departamento de Ciencias Sociales.


Hombre, Cultura y Sociedad I. Sección: 1
Prof. María Elena Ludeña.
Fecha: 11/03/2022.

La Mentalidad Colonial en Venezuela, Ethos y Valores.

Integrantes:
● Bastidas, María 20-10703
● Rincón, Yaliska 20-10541
● Soto, Kenger 20-10614
● Peña, Michelle 20-10496

La mentalidad colonial en Venezuela, ethos y valores.


En principio, es necesario definir lo que llamamos mentalidad colonial. El autor Rafael
Tomas Caldera enuncia “...seguimos pensando como si fuéramos una colonia, es decir, un
territorio de ocupación donde hay unas personas intentando trasladar la cultura de su lugar de
procedencia.”, siguiendo con su definición la falta de un criterio propio se hace evidente. El
hombre con el lugar donde nace y su entorno, crea experiencias que lo ayudan a forjar quién
es y quién será a lo largo de su vida, debe convivir con otras personas y consolidar una
sociedad. Sin embargo, la mayoría de los habitantes de nuestro país, desarrollan su vida como
un reflejo pálido de la verdadera.

La palabra ethos se refiere a la forma común de la vida, el comportamiento que adoptamos


como parte de una sociedad, las costumbres, nuestra conducta y nuestro carácter. Parte del
ethos de nuestra sociedad es precisamente nuestra arraigada mentalidad colonial.

La desvalorización de Venezuela se desarrolla porque nos parece que lo bueno es lo que se


hace en otros países y que nosotros tenemos que reproducirlo aquí; importando
procedimientos, tecnología, manera de pensar y hasta estilos. Imitando así la época colonial
cuando la transculturización era inducida. Nuestro país carece de valor ante nosotros mismos.

El impacto de la mentalidad colonial en personas e instituciones es constante y grave. Grave


por actividades parasitarias, con personas con las que no se podrá contar para la sociedad,
personas que imitan y añoran todo aquello que es foraneo.

La mentalidad colonial es un problema que afecta gravemente la vida del país. En las
estructuras sociales los medios y normas entran en un proceso de desmoralización: la gente
tiende a retirarles el apoyo emocional, desentenderse de ellos ya no produce culpabilidad ni
remordimiento, son las reglas del juego impuestas socialmente. Quienes estén contentos con
lo que son hoy, difícilmente pueden querer una Venezuela distinta.

La ética personal es insuficiente para que cambie el país, pero es absolutamente necesaria. Lo
que se intenta afirmar es que más allá de los diagnósticos sombríos sigue estando en manos
de la gente el darle sentido a lo que quieren vivir y en este sentido hay un legítimo espacio
para la ética entre nosotros.
Lamentablemente se volvió costumbre esta errónea forma de pensar para la mayoría de los
venezolanos. Es necesario revertirlo y para ello contamos con numerosos ejemplos para
valorar lo genuino de nuestra sociedad sin recurrir a opiniones o formas de vida ajenas a
nuestra realidad.

You might also like