You are on page 1of 31
ELI BARTRA ANNA M. FERNANDEZ PONCELA ANA LAU FEMINISMO EN MEXICO, AYER Y HOY Prdlogo de Angeles Mastretta NUM. 130 COLECCION MOLINOS DE VIENTO SERIE MAYOR / ENSAYO. Qoor No cabe duda de que el feminismo con su diversidad de reflexiones y préc- ticas se ha convertido en uno de los paradigmas transformadores del pen- samiento y de los comportamientos sociales y politicos del mundo de fin de siglo. El feminismo no sélo ha conseguido llamar la atencién sobre la invisibilidad y la ausencia de las mujeres en el mundo puiblico, su subordi- nacidn y explotacién, sino que ha ido formando un corpus teérico nove- ~doso que ha transformado todos los campos del conocimiento y por ende, ha incidido tanto en los discursos politicos como en las practicas sociales. En la historicidad del término feminismo han confluido muchos signi- ficados en distintos momentos, que permitieron construir un corpus que F “hoy englobarnos bajo ese concepto: desde cuando se hablaba de “la causa ide la mujer”, o de “los derechos de la mujer” o “del sufragio de la mujer” y ‘la emancipacién de la mujer”, hasta referirse al “movimiento de la mujer”, para destacar la manera en que éstas salieron de su confinamiento para iniciar acciones caritativas, contra el abuso del alcohol, a favor de Ja salud y el bienestar, para exigir el voto, acceder a la educacién superior o al me- joramiento del salario, as{ como por la paz y para pedir respeto a las opcio- Bes sexuales y a los derechos reproductivos. En este sentido, el vocablo feminismo ha evolucionado hasta llegar a designar, entre otras cuestiones, un movimiento social y polftico que supo- 13 No cabe duda de que el feminismo con su diversidad de reflexiones y préc- ticas se ha convertido en uno de los paradigmas transformadores del pen- samiento y de los comportamientos sociales y politicos del mundo de fin de siglo. El ferinismo no sélo ha conseguido llamar la atencién sobre la invisibilidad y Ia ausencia de las mujeres en el mundo piblico, su subordi- --nacién y explotacién, sino que ha ido formando un corpus tedrico nove- * doso que ha transformado todos los campos del conocimiento y por ende, ha incidido tanto en los discursos polfticos como en las practicas sociales. © En la historicidad del término feminismo han confluide muchos signi- ficados en distintos momentos, que permitieron construir un corpus que *hoy englobarnos bajo ese concepto: desde cuando se hablaba de “la causa de la mujer”, 0 de “los derechos de la mujer” o “del sufragio de la mujer” y {Ma emancipacién de la mujer”, hasta referirse al “movimiento de la mujer”, para destacar la manera en que éstas salieron de su confinamiento para iniciar acciones caritativas, contra el abuso del alcohol, a favor de la salud jel bienestar, para exigir el voto, acceder a la educacién superior o al me- joramiento del salario, as{ como por la paz-y para pedir respeto a las opcio- bes sexuales y a los derechos reproductivos. . En este sentido, el vocablo feminismo ha evolucionado hasta llegar a designar, entre otras cuestiones, un movimiento social y politico que supo- 13 ne la toma de conciencia de las mujeres como grupo, de la opresién, domi nacién, subordinacién y explotacién de que han sido objeto por parte d sistema social, econémico y politico imperante. Este movimiento, en tlti- ma instancia, busca transformar y revolucionar las relaciones entre los sexos, alcanzar una condicién igualitaria entre ellos y democratizar a la sociedad, Dentro de lo que llamamos feminismo es necesario, ademés, distin- guir entre la teorfa feminista —el cuerpo de las ideas— y el feminism como movimiento social, ya que si bien ambos estén estrechamente liga- dos no significan necesariamente lo mismo y su desarrollo no siempre hal corrido parejo. En ese sentido es que a lo largo de casi treinta afios el nuevo movimien feminista mexicano! ha atravesado por varias etapas y sufrido transforma- ciones no sélo en su prdctica, sino también en sus estrategias de lucha y en el tipo de mujeres que han transitado por sus diversas formas de agrupa- miento. Aunado a ello ha tenido un sustancial crecimiento tedrico fomen- tado por las académicas, quienes han contribuido con explicaciones sobre logros, fracasos y andlisis de la realidad social femenina. Este nuevo movimiento se constituyd en 1970 con mujeres urbanas de clase media universitaria —particularmente de la Ciudad de México— que, preocupadas por la falta de oportunidades para intervenir en la toma de decisiones, no sélo en los grupos politicos sino en la resolucién de sus propios problemas y necesidades en tanto mujeres, se organizaron en lo que hoy conocemos como la “nueva ola del feminismo mexicano”. Su objetivo consistié en desplazar la desigualdad que suftian en busca de la construccién de una justa equidad entre los géneros, partiendo del entendimiento de que el sexismo imperante es un fenémeno de rafces netamente culturales, " Larga ha sido la trayectoria de lucha de las mujeres mexicanas, no obstante, las historiadoras no nos hemos puesto de acuerdo acerca de cudndo se puede considerar el despegue del feminismo en México. Hay indicios de demandas desde la segunda mitad del siglo xux y més espectficamente desde finales del siglo. Hay quienes consideran que los afios veinte fueron el antecedente en las luchas feministas y otras sostienen que el feminismo de los setenta es heredero de las luchas del Frente Unico Pro Derechos de la Mujer (FurpM) de 1930. 14 | +. La organizacién y el surgimiento de los grupos de liberacién femenina mexicanos fueron el reflejo de varios factores a través de los cuales las mu- jeres tomaron conciencia de la opresién de que eran objeto para transfor- ‘marla en lucha politica: un ingreso femenino masivo en el mercado laboral, mayor ntimero de mujeres matriculadas en la educacién superior y, por lo tanto, “una stibita politizacién de la nueva masa cultural”,? en este caso la femenina con preparacién universitaria; el desarrollo de métodos anticon- geptivos baratos, eficientes y al alcance de la mano y la aparicién de los movimientos de protesta en los afios sesenta, fueron fenémenos que con- tibuyeron a promover la conformacién de ese incipiente movimiento, que alo largo de los afios irfa desarrolldndose, influyendo en la opinién publica yconsiguiendo algunos cambios en la condicién de las mexicanas. El feminismo que aparecié en México en 1970 fue el resultado del agota- miento del modelo de desarrollo estabilizador, el cual respondié también ala ebullicién de nuevas ideas en el seno de las elites intelectuales y de un creci- mento importante de la inquierda mexicana;? ademés, fomentada y planea- da como reaccién a los sucesos de 1968, en el pals se propicié una apertura politica democratica, que buscaba cooptar a la oposicién y que favorecié la arganizacién de sindicatos y movimientos sociales independientes del con- trol oficial, organismos en los cuales las feministas intentaron incidir. .: EL nuevo movimiento feminista logré aglutinar a mujeres que conjuga- ban sus preocupaciones personales con sus intereses politicos a fin de pre- sentarlos de forma articulada y congruente; no obstante, frecuentemente hubo problemas al tratar de encajar cuestiones con las que no todas esta- ban de acuerdo y que, hasta la fecha, ha sido uno de los obstéculos que los grupos han venido arrastrando. « Algunas feministas coinciden en que el femninismo que se gesté en Mé- xico durante los setenta, a diferencia del de otras partes del mundo, no se ? Término acufiado por Carlos Monsivais en “Los de atrés se quedarsn (I), Notas sobre saileura y sociedad de masas en los setenta” en Nexos, nim, 26, febrero de 1980, p. 41. > Esperanza Tufién, Mujeres en escena: de la tramoya al protagonismo (1982-1994), 1997, p. 65. 15 centré en torno a la critica del trabajo doméstico, el papel del ama de casa y el peso social del ejercicio de la maternidad. Ello se debié a las caracterfs- ticas de desigualdad social prevalecientes en el pafs, que permiten pagar a una empleada doméstica para que releve a las mujeres de dicha carga y, por el otro lado, a la existencia de una familia extensa siempre lista a ayudar y a sustituir en el hogar a las mujeres que trabajan.* Ahora bien, para conocer cémo ha sido la trayectoria de este movimien- to tan sui generis, creemos necesario explicar el detrotero que ha seguido, por ello dividimos la cronologfa del movimiento en tres etapas que abar- can cada una poco mds de 10 afios: la primera de 1970 a 1982 —la més fecunda— de “organizacién, establecimiento y lucha”. La segunda etapa, durante los afios ochenta, de “estancamiento y despegue”, de confrontacién entre las integrantes clase media y las mujeres de sectores urbanos y de los sindicatos. La tercera y tiltima, la de los noventa, “de alianzas y conversio- nes”, ha sido la década de la politica y de la busqueda de la democratizacién. Las feministas, antes aisladas y restringidas en su accionar, hoy se han volcado hacia la esfera priblica nacional y sus esfuerzos se encaminan a establecer relaciones con las diversas posturas politicas; por ello, se han con- vertido en interlocutoras, han logrado escafios en las cdmaras y se han onganizado en asociaciones politicas para poder encarar y al mismo tiempo cabildear con mayor peso, las cuestiones que atafien a las mujeres, en este sentido han introducido la categorfa “género” en el lenguaje gubernamen- tal y en el cotidiano y han propiciado y fomentado la discusién de nuevas formas de acercarse y ejercer la democracia. En cada una de estas etapas se ha dado la reflexién, la discusién y el cuestionamiento de los asuntos mds candentes que atafien a las mujeres dentro del contexto econémico, politico y social del pafs, asi como en lo que respecta al andlisis por clase social y etnia. Al mismo tiempo, se ha * Marta Lamas, Alicia Martinez, Ma. Luisa Tarrés y Esperanza Tufin, “Encuentros y desencuentros: el movimiento amplio de mujeres en México, 1970-1983”, ponencia presentada en el xvint Congreso Internacional de la Asociacién de Estudios Latinoamericanos (Lasa), 1994, 16 desatado la polémica entre las mismas feministas al cuestionarse si es vélido relacionarse con las instancias del poder y con mujeres de los partidos po- liticos, quienes se cobijan en el feminismo como una forma de escalar el poder o por “necesidades de la moda’. En términos generales, durante estos treinta afios, las feministas han hecho uso de los medios de comunicacién y de informacién para dar a conocer sus propuestas; han editado, coordinado y redactado multitud de articulos en revistas y periddicos;° han salido a manifestarse a las calles en contra de la violencia hacia las mujeres, por el ejercicio de una sexualidad libre, por la despenalizacién del aborto y en favor de los derechos huma- nos. También han producido programas de radio, organizado conferen- cias, simposios, coloquios y han logrado establecer, conjuntamente con las académicas, centros de investigacién y docencia multidisciplinarios con enfoque de género y se han dado a la tarea de publicar revistas especializa- das ¢ infinidad de estudios acerca de las caracteristicas de las mujeres en México. Todo ello ha llevado a la conformacién de una identidad politica feminista que forma parte importante del debate que, a raiz de la llegada del fin de siglo, se esté dando en cuanto a las asignaturas pendientes de la modernidad. ORGANIZACION, ESTABLECIMIENTO Y LUCHA: EL ACCIONAR PUBLICO El nuevo movimiento feminista nacié del descontento que sentian algunas mujeres por no ser tomadas en cuenta dentro de los movimientos politicos y contraculturales que estaban viviendo. A fines de los afios sesenta,S Mé- > Los periddicos unomdsuno, El Dia, La Jornada y El Nacional han dado cabida en sus paginas en diferentes momentos a las expresiones feministas. © Al respecto vale la pena mencionar que Adolfo Gilly a propésito del Mayo Francés apunté que éste mds que ningiin otro movimiento puso los problemas de la vida cotidiana en el centro de las preocupaciones de la Revolucién: “Mayo de 1968 fue un vasto movimiento de subversién de todos los valores establecidos y aceptados por los poderosos, que abrié las compuertas a cuantas rebeliones recorrieron la década, y particularmente a 7 xico vio nacer y crecer, al igual que muchos lugares del planeta, un movi- miento estudiantil que puso en evidencia la poca respuesta que el Estado mexicano tenia hacia sus jévenes, por lo que la represién no se hizo espe- rar. Las estudiantes universitarias, ademas de tomar conciencia del estado de indefensién en que se encontraban socialmente, establecieron contacto con mujeres de otras partes que ya estaban organizdndose para pedir para ellas la “otra mitad del cielo”. Hay que hacer notar que para 1968 habfan pasado apenas quince afios del otorgamiento del voto a las mujeres; la practica de elegir a los gober- nantes mediante el sufragio en México, pais entonces con un partido tni- co en el poder, no era un ¢jercicio ni profuso ni comin. Pocas mujeres habfan pasado por la Camara de Diputados o la de Senadores, de ah{ que la experiencia politica femenina fuera atin incipiente. Entre 1955 y 1970 sélo se eligieron cuatro senadoras frente a 240 senadores, mientras que se votaron a 45 diputadas frente a 769 hombres.’ La prdctica politica en la toma de decisiones y en el ejercicio parlamentario y democratico era muy pobre y seguirfa asf por muchos afios. Fue en ese contexto en el que las feministas iniciaron el periplo que las Hevarfa a ocupar un lugar tanto en la vida social y cultural como, a la larga, en la dimensién politica. Abrigadas en el marxismo, se organizaron a partir de grupos de autoconciencia, similares a los de sus congéneres estadouni- denses, esgrimieron el lema “lo personal es politico” y se dispusieron a leer, a conocer y a analizar todo aquello que les concernia y les era cercano, como el cuestionamiento del sexismo y el androcentrismo en sus varias manifestaciones, presente en el trabajo, la casa, la escuela y la vida cotidiana. Los grupos se estructuraron con base en compafierismos estudiantiles, amistades, vinculos familiares, lugar de residencia, incluso lazos afectivos. una de las ms profundas y més perdurables en el tiempo venidero: la rebelién ferninista, la sublevacién contra las diversas, cambiantes € inmutables formas de la dominacién patriarcal”, “Los afios del gran desorden’”, en Nexos, niim. 26, febrero de 1980, p. 4. ” Gfr Antonieta G. Hidalgo, Participacién femenina en los partidos, politicos mexicanos. El caso de las mujeres en el PRI, 1996, p. 105. 18 No obstante, al aflorar las diferencias politicas, los grupos se armaron y desbarataron constantemente, circulando las miembros entre uno y otro grupo. Otra caracteristica de esos primeros tiempos fue la rotunda negativa arelacionarse con los partidos politicos y con las instancias gubernamenta- les; es decir, con el poder. Esta cerrazén motivé que algunas mujeres se vieran enfrentadas al predicamento de elegir si participaban en algtin orga- nismo politico o en un grupo feminista. El debate que surgié frente a la doble militancia provocé interminables discusiones que sélo desgastaron a las feministas sin llevarlas a ningiin lado. Afios después, esta condicién se aceptaria sin reclamo y el deterioro resulté intitil. Aunque rechazaban el poder, lo manejaban entre ellas y dentro de los grupos. A pesar de querer instaurar la democracia interna, pronto fue pa- tente que el autoritarismo y las preferencias valian mds que el trabajo. Esa fue una de las causas de la permanencia temporal de muchas de las mujeres que se acercaban a militar y de los grupos que se organizaban y al poco tiempo se disolvian. Marta Lamas dice que la inconstancia se debfa a que “no requerfan del activismo para mejorar sus condiciones de vida, y no estaban interesadas en una transformacién del modelo organizativo ni en la construccién de un proyecto politico”.* A pesar de este tormentoso inicio, los grupos que sobrevivieron fueron los pioneros de la nueva ola y son las hoy consideradas “feministas histéri- cas”, quienes estructuraron las premisas que habrfan de constituir al movi- miento y las encargadas de formar y preparar a las jvenes que se acercaban. No obstante el proselitismo, las militantes entraban y salfan perjudicando al movimiento por el escaso compromiso que adquirian y el desgaste in- vertido en su entrenamiento. “No necesitar del movimiento para mejorar ® Marta Lamas, “Mis diez primeros afios: el MAS y el MLM”, en fem, octubre de 1996, p. 14, Como no necesitaban quejarse del trabajo doméstico ya que contaban con empleada doméstica, podian enfocar su lucha a otras cuestiones. En ese sentido vale la pena mencionar el pronéstico de Rosario Castellanos cuando anuncié que “cuando desaparezca la tiltima ctiada, el colchoncito en que ahora reposa nuestra conformidad, aparecerd la primera rebelde furibunda”. ;Ser4 cierto? 19 la propia vida llevé a la mayorfa de las feministas mexicanas a vivir el he- cho de ser feminista como una postura con pocas repercusiones en la vida cotidiana y su militancia quedé reducida a una cuestién de convencimien- to y no de necesidad”.? Entre 1970 y 1976 se constituyeron seis grupos."” Mujeres en Accién Solidaria (Mas, 1971), Movimiento Nacional de Mujeres (MNM, 1973), Movimiento de Liberacién de la Mujer (MLM, 1974). Como desprendi- miento de este tiltimo se organizaron —con propésitos definidos— el Colectivo La Revuelta (1975) y el Movimiento Feminista Mexicano (MEM, 1976). En el seno del Partido Revolucionario del Trabajo (PRT), y cobijado por este organismo politico, se creé el Colectivo de Mujeres (1976). Ade- més, continué en activo, como lo habia hecho desde 1968, el grupo con trayectoria cristiana y con sede en Cuernavaca, Morelos, llamado Comu- nicacién, Intercambio y Desarrollo Humano en América Latina (CIDHAL), que trabajaba con mujeres de las mayorfas populares, a través de un Cen- tro de Documentacién y un Boletin Documental; posteriormente, en 1979, se constituirfa el grupo Mujeres para el Didlogo, enfocando sus objetivos también al trabajo con sectores populares, principalmente mujeres. Con excepcién del MNM y los ligados a la Iglesia, los demés grupos se asumieron socialistas y cuestionaron el sistema capitalista, por la manipu- lacién que hacfa de la condicién de la mujer; su lucha estaba encaminada a desenmascarar al poder donde éste resultaba més evidente: el ambito coti- diano, a fin de modificar el ambito public." > Marta Lamas, “Venir de los 17: el movimiento feminista en México” en fom, octubre de 1987, p. 20. "© Para seguir paso a paso el desarrollo de los grupos y la trayectoria de cada uno de ellos véase: Marta Acevedo et al., “Piezas de un rompecabezas”, en fem, oct.-dic. 1977; “Grupos feministas en México”; “Nuestra historia’, octubre de 1996; Ana Lau, La nueva ola del feminismo en México, 1987; Ma. Cristina Gonzélez G., “El movimiento feminista en México. Aportes para su anzlisis”, 1987. " Entre 1972 y 1980 se transmitié por Radio UNAM la serie Foro de la Mujer, ideada y conducida por Alaide Foppa, fundadora ademés de la primera cdtedra de Sociologia de la mujer, en la Facultad de Ciencias Politicas y Sociales de la UNAM. En 1980 serfa secuestrada 20 Estos grupos se enfocaron a diversas actividades para consolidarse y ofte- cer una postura coherente frente a una sociedad que los criticaba, descon- fiaba de ellos y los consideraba una amenaza; proponian cambiar modelos socioculturales que transformaran los comportamientos de hombres y mujeres, ya que no entendfan cudl era el papel que pretendfan ocupar dentro del tejido social. De inicio, la mayoria de los grupos se nuclearon en torno a la reflexién y el andlisis de la condicién femenina: la maternidad, la doble jornada de trabajo, la sexualidad, etcétera, a través de los “pequefios grupos” de re- flexién en el interior de las organizaciones, a fin de planteat trabajos polt- ticos concretos. “El pequefio grupo es un método de concientizacién que han creado los movimientos feministas en todo el mundo y que significa un paso importante para las mujeres en el proceso de toma de conciencia de su opresién’,"2 La ocasién propicia se darfa en 1974 ante la inminente reunién de la Organizacién de las Naciones Unidas sobre la mujer, que se llevaria a cabo en 1975 en nuestro pais. En ese entonces se reforms el articulo 4o. consti- tucional, otorgando la igualdad juridica de la mujer, “que tuvo la virtud de convertir en inconstitucionales las discriminaciones y produjo una progre- siva adecuacién de los ordenamientos secundarios y locales”, asf como de los articulos 30 y 123 constitucionales, ademas de siete leyes secundarias de cardcter federal, correspondientes a poblacién, nacionalidad y naturali- zacién; al trabajo, al suprimir restricciones al trabajo de la mujer, como la jornada nocturna; el Cédigo Civil, reiterando la igualdad consagrada en la Constitucién, asf como el derecho a planear la familia; el Codigo de y asesinada en Guatemala. En 1982 en Radio Educacién se inicié la realizacién de una serie para campesinas denominada For nosotras mismas. Tiempo después salié al aire el programa La causa de las mujeres, que luego se convertirfa en Dejemos de ser pacientes, que todavia se difunde, En la televisidn se han realizado dos series de escasa duracién: A brazo partido y El oficio de ser mujer. "La Revuelta, México, nim, 9, julio de 1978, p. 3. " Rosa Marfa de la Pefia, “La igualdad juridica de la mujer 22 afios después”, en Quérum, mayo de 1996, p. 32. oe Procedimientos Civiles y el Cédigo de Comercio, cuyos preceptos, basa- dos en un tradicional concepto de tutela, discriminaban a la mujer, ya que ésta debfa pedir licencia al marido para ejercer actividades mercantiles. Se ié la Ley General de Poblacién, que contenfa numerosas disposicio- nes, novedosas para el pats, acerca de la planificacién familiar.'* Asimismo, en las cdmaras se pidié la derogacién de las leyes que prohibian el aborto.' En 1975 los grupos feministas saltaron a la palestra dandose a conocer a nivel nacional con motivo de la Conferencia del Afio Internacional de la Mujer organizada por las Naciones Unidas. La mayor parte de las feminis- tas mexicanas se negé a participar y se encargé de difundirlo a través de los medios de comunicacién y por la organizacién de un Contracongreso a través del Frente de Mujeres contra el Afio Internacional de la Mujer.'6 Sin embargo, hubo un grupo que trabajé en las discusiones con miras a refor- mar los cédigos para que en el pais sede no hubiera rezagos discriminatorios y colaborar con la creacién del Centro de Informacién y Documentacién para el Decenio de la Mujer y el Desarrollo (CIDDEM). Esta conferencia tuvo repercusiones en la regién ya que, “por primera vez los gobiernos debieron informar a la comunidad internacional y a sus propias/os gober- nadas/os sobre el estado de la educacién, el trabajo y la salud de la pobla- 1 Para conocer la modificacién que han sufrido las leyes, cfr. Alicia Inés Martinez, Mujeres latinoamericanas en cifras. México, 1993, pp. 83-92. “La planificacién familiar persigue regular y estabilizar el crecimiento de la poblacién [...] se aceptan los métodos anticonceptivos que no sean perjudiciales a la salud y el empleo de métodos anticonceptivos irreversibles requiere el consentimiento escrito de la persona”. Estas son algunas de las disposiciones contenidas en la Ley General de Poblacién, p. 92. 'S Multiples han sido las iniciativas de ley que se han presentado en las c4maras para lograr la despenalizacién del aborto, ninguna de ellas ha sido aprobada. Para conocer el desarrollo de la discusién en torno al aborto durante los iltimos treinta afos, gf. Alicia Miarquez Murrieta, De la relacién vinculante entre tema y organizacién. Variaciones alrededor del aborto desde el Grupo de Informacién en Reproduccién Elegida (ike), 1998; Isabel Barranco, “Aborto: cronologia del debate en México” en Triple Jornada, mim. 1, septiembre 7 de 1998 y Marfa Luisa Tarrés, “El movimiento de mujeres y el sistema polftico mexicano: anilisis de la lucha por la liberalizacién del aborto, 1976-1990” en Estudios Sociolégicos, mar.-ago. 1993. 16 Este rechazo provino de una consigna que acaté todo el feminismo a nivel mundial. 22 cién femenina, Aprobaron un plan de accién mediante el cual se compro- metian a disefiar y poner en practica politicas estatales dirigidas a compen- sar las desigualdades de las mujeres y eliminar las formas legales y de hecho de discriminacién”.” En 1980, de acuerdo con la declaracién emitida y firmada por México en 1975, sobre la igualdad de la mujer y su contribucién al desarrollo y la paz, nuestro pafs se comprometié a poner en prictica polfticas de accién destinadas al cambio en el papel tradicional de la mujer; por ello se estable- cié el Programa Nacional de Integracién de la Mujer al Desarrollo (PRONAM), que llevé a cabo proyectos especificos para mujeres a lo largo del pafs"® y que sirvid de antecedente para los intentos sucesivos de crear comisiones de la mujer dependientes de la Secretaria de Gobernacién en todo el pais. No obstante la negativa a participar en la conferencia de 1975, las feministas tuvieron contacto con mujeres de otras latitudes y ello permi- tid un cuestionamiento de su accionar que dio como resultado un avance en sus propuestas que las Ilevd, en 1976, a conformar, por vez primera, una alianza con objetivos comunes: la Coalicién de Mujeres Feministas (cam), que acordé trabajar sobre tres ejes que desde entonces han sido prioritarios para la préctica feminista: la despenalizacién del aborto y la educacién sexual, luchar en contra de la violacién, la cual exige una mayor penalizacién, y la proteccién a las mujeres golpeadas. La Coalicién actué entonces como elemento cohesionador de las demandas coincidentes de to- dos los grupos, independientemente de la orientacién y los objetivos de cada 1 “Teresita de Barbieri, Zona de reflexién: “Feminismos latinoamericanos/ti”, en Doble Jornada, abril 7 de 1997. '® Cf. conapo/Secretaria de Gobernacién, Memoria PRONAM, dic. 1980-nov. 1982. En 1980 se llevé a cabo, en Copenhague, Dinamarca, la Segunda Conferencia Mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz, que fue una evaluacién de los primeros cinco afios. En 1985 se reunié en Nairobi, Kenya, la Tercera Conferencia para el examen y evaluacién de los logros del Decenio de las Naciones Unidas para la mujer. En 1995 se verificé la 1v Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing, China. Asimismo se verificaron varias reuniones regionales sobre la mujer, en 1977 en La Habana, Cuba, y en Macuto, Venezuela, en 1979. 23 uno.” El 1 de diciembre de 1977, las feministas presentaron un primer proyecto de despenalizacién del aborto, al que denominaron “por un aborto libre y gratuito”.” Las feministas, entonces, resolvieron que una estrategia viable para or- ganizarse y lograr visibilidad seria el establecimiento de alianzas estratégi- cas que les permitieran, no sélo darse a conocer en distintos ambitos, sino vincularse con mujeres de los sindicatos universitarios y con militantes de partidos de izquierda. No obstante, atin no estaban preparadas para enta- blar relaciones con mujeres obreras de fibricas y de talleres,! alianza que en el futuro establecerdn con las costureras a raiz del sismo de 1985. Cabe abrir un paréntesis para mencionar que en octubre de 1976 se fund6é la revista fem, “proyecto editorial pensado y conducido por feminis- tas para difundir las ideas del feminismo”,” publicacién que hasta la fecha sigue apareciendo y que no ha variado el objetivo bajo el que fue fundada. Desde 1990 se publica el libro-revista Debate feminista, cuyas caracteristi- cas han sido la traduccién de articulos académicos de todo el mundo y el hecho de que cada ntimero esté dedicado a un tema en particular. Desde ese mismo afio aparece el primer lunes de cada mes el suplemento Doble Jornada, que desde septiembre de 1998 se transformé en Triple Jornada. tra publicacién que esporddicamente ha aparecido es La Correa Feminis- ta, que editan las mujeres integrantes del Centro de Investigacién y Capa- citacién de la Mujer A. C. (CICAM). ® En ese entonces surgieron algunas publicaciones que duraron poco como La Revuelta, aparecida en septiembre de 1976, de la que sdlo salieron nueve ntimeros, el tltimo en julio de 1978, Cibuat. Voz de la Coalicién de Mujeres Feministas. Compateras y Cidhal Noticias. » Cibuat. Vor de la Coalicién de Mujeres, afio tt, niim. 6, 1977. 2 Gf, Marta Lamas, “Venir de los 17: el movimiento feminista en México”, en fem, octubre de 1987, p. 20. Lamas habla de que la relacién entre obreras y feministas no fue posible porque “no logramos plasmar en puntos concretos de lucha la relacién entre su papel en la produccién y sus actitudes y comportamientos de subordinacién en sus vidas”. 2 Ma, Cristina Gonzélez G., El movimiento feminista en México. Aportes para su andlisis, p. 137. Un buen andlisis de la trayectoria de la revista fom lo hace Judith M. Woodward en “fem as an Instrument and Reflection of Modern Mexican Feminism, 1976-1986”, en Anales, 1994. 24 ‘Ahora bien, a fines de esta primera década hicieron su aparicién grupos como Lucha Feminista (LF, 1977), el Grupo Auténomo de Mujeres Uni- versitarias (GAMU, 1979) y también el primer grupo de lesbianas feminis- tas, Lesbos, en 1977. Todos coincidirfan en la constitucién, en marzo de 1979, del Frente Nacional por la Liberacién y los Derechos de la Mujer (ENALIDM), que propuso unificar los esfuerzos de todas las organizaciones politicas partidarias, sindicales, feministas y sociales que busquen la ob- tencién de los més plenos derechos de las mujeres teniendo como meta su plena liberacién en los planos econémico, politico, social y sexual”. El plan de accién del Frente giraba en torno a cuatro ejes: . Maternidad voluntaria. 2. Guarderfas como una demanda. ; Campafia contra la violencia sexual en todas sus formas: hostiga- miento, insulto, violacién, represién a los homosexuales, etcétera. . Problemas de las trabajadoras discriminadas de la Ley Federal del “Trabajo; sirvientas, maquiladoras, costureras a domicilio, pequefio comercio, banca, etcétera.* Esta segunda tentativa de unificacién, amparada en premisas comparti- das, no dio los frutos que algunas feministas esperaban, Habla demasiadas cortientes dispares que querian atraer hacia sus objetivos a las militantes y no todas concordaban con la plataforma® y los principios constitutivos, amén de que muchas militantes se cansaron de las interminables discusio- ® ENALIDM, Resoluciones de la Conferencia Nacional Constitutiva, Boletin, nim. 1, 1979, p. 8. 24" ENALIDM, Documentos de discusién para la primera reunién del FNALIDM en el Valle de México, Boletin, nim. 2, agosto de 1979, p. 5. % La salida poco cordial del Frente de la Unién Nacional de Mujeres Mexicanas —grupo formado en 1962 que fungfa como la seccién femenil del Partido Comunista Mexicano—, a rafz de sus diferencias con la plataforma y los principios adoptados en torno a las demandas de las mujeres lesbianas y de la presencia de grupos homosexuales sacé a la luz las intensas contradicciones que habfa entre las organizaciones promotoras y la plataforma de principios. 25 nes y de las multiples posiciones politicas que conflufan en el Frente; el desgaste fue patente. El FNALIDM realizé varias reuniones y participé junto con la Coalicién en la presentacién del segundo proyecto de ley para la legalizacién del aborto. Este anteproyecto de ley, denominado por “Una maternidad libre y voluntaria”, fue introducido en diciembre de 1979, por el Grupo Parlamentario Comunista (Coalicién de Izquierda) en la Camara de Diputados, de donde no logré salir y fracas6, como en sucesivas ocasio- nes volveria a suceder. Este proyecto de ley [..] no fue ampliamente debatido ni prosperd debido a varias causas: las dificultades de una izquierda recién legalizada en el pais; la campafia de desprestigio en contra de las feministas y de los diputados de izquierda impulsada por la Iglesia catélica y por grupos cercanos a ella; el hecho de que se incorporaba solamente la perspectiva feminista de la materni- dad voluntaria y no se daba mas peso a argumentos como el de salud ptiblica.2* El fin de esta primera década de vida del nuevo feminismo mostré la variedad de posturas intrinsecas, a veces irreconciliables, que cada grupo sostenfa y que seguirian subsistiendo a lo largo de los afios. El tiltimo in- tento por unificar esfuerzos demostré la debilidad tedrica y préctica que venfan arrastrando e hizo caer al movimiento en un impase del que saldria robustecido en cuanto se dieron cuenta que debfan visualizar integralmente la participacién y la condicién de las mujeres dentro de la sociedad.”” A finales de 1970, un grupo de mujeres consiguié establecer el Centro de Apoyo a Mujeres Violadas (CAMVAC) y también el Colectivo de Ayuda a * Alicia Marquez Murrieta, op. cit., p. 48. Tanto la Iglesia catdlica como el PAN y el grupo Pro-vida han orquestado constantes campafias en contra de la despenalizacién del aborto. * Marta Lamas ofrece una visién desencantada del accionar del feminismo durante los 30 afios que lleva de vida. Yo no coincido con ella en cuanto al desdibujamiento que percibe dentro del movimiento en los afios ochenta, ya que considero que las premisas feministas permearon muchos ambitos del quehacer publico. Véase Marta Lamas, “El movimiento feminista mexicano y su papel en la formulacién de politicas puiblicas”, 1992 (mimeo). 26 la Empleada Doméstica (CASED). Asimismo, un grupo de mujeres cineastas ligadas estrechamente a las feministas conformaron el Colectivo Cine Mu- jer, que funcioné desde fines de los setenta hasta 1984, llevando a la pantalla temas como el trabajo doméstico, la violacién, el aborto y la prostitucién. Estas propuestas resultaron viables porque representaban formulaciones préc- ticas y concretas con posibilidades de llevarse a cabo y mantenerse en activo. Vale la pena apuntar que las feministas lesbianas no constituyeron una mayorfa dentro del movimiento, por lo que en ocasiones hubo algunos enfrentamientos entre la postura heterosexual y la homosexual, al grado de que esta tiltima, en ocasiones se separé para integrarse a grupos de libera- cién homosexual que todavia funcionan y que dependiendo de la coyun- tura apoyan las acciones de algunos grupos del movimiento. Una escisién del grupo Lesbos en 1978 conformé el grupo de Lesbianas Feministas So- cialistas Oikabeth,” que reivindicaria el lesbianismo como una actitud ante la vida. Actualmente las feministas lesbianas cuentan con una representan- te en la Cémara de Diputados.° ESTANCAMIENTO Y... DESPEGUE La segunda década de la practica feminista se caractetiz6 por la participa- cién y la organizacién de innumerables reuniones, encuentros y foros en los que las feministas tuvieron oportunidad de discutir sus puntos de vista, ampliar sus tdcticas e intercambiar experiencias de lucha y, sobre todo, ejercitarse en foros internacionales lo que, entre otras cosas, daria por re- > Hoy permanecen con otros nombres como el Centro de Apoyo a la Trabajadora Doméstica Asalariada (cATDA, A. C.), el Colectivo Atabal, y el Grupo La Esperanza. ® Se presentaban bajo el seudénimo de Movimiento de mujeres guerreras que abren camino y esparcen flores, que es lo que significa en lengua maya. » Entre los grupos que integran el movimiento de liberacién homosexual han estado El Cléset de Sor Juana, el Grupo Lambda de Liberacién Homosexual y el Frente Homosexual de Accién Revolucionaria (FHAR). Actualmente hay muchos grupos entre los que se cuentan, Grupo Lésbico Patlatonalli, Musas de Metal, Colectivo LesBiGay de diNERSA, etcétera. 27 sultado una conversién de feministas en ONGistas aferradas a las agencias financiadoras, modalidad que caracterizaré en gran medida a la década de los noventa. Muchas militantes se incorporaron al sector puiblico, a la docencia e investigacién en universidades y centros de educacién superior, a la orga- nizacién y promocién de proyectos productivos financiados por fundacio- nes internacionales." Al mismo tiempo que hacfan labor hacia el exterior, dentro del pafs se fomenté la constitucién de redes de mujeres; en 1982 se dio un intento de alianza entre los grupos que fue la Red Nacional de Mujeres, a fin de mantener la comunicacién entre los grupos y seguir par- ticipando de manera conjunta en los principales temas politicos y econé- micos del pais. En 1984 se instauré el Colectivo de Lucha contra la Vio- lencia hacia las Mujeres (COVAC) y en 1989, la Red Nacional contra la Violencia hacia las Mujeres, con el objetivo de apoyar legal y psicolégica- mente a mujeres maltratadas o violadas; por sus derechos y educacién.”* Al mismo tiempo aparecieron centros y programas de estudios sobre la mujer. El primero de ellos, entre 1981 y 1983, fue el Nticleo de Estudios de la Mujer surgido en el Centro de Estudios Econémicos y Sociales del Tercer Mundo (CEESTEM), que organiz6 algunos balances acerca de la pro- blemética de la mujer en el continente y una reunién nacional de estudios de la mujer en Guanajuato como continuacién de lo que habia sido el Primer Simposio Mexicano Centroamericano de Investigacién sobre la Mujer realizado en 1977; ademas, establecié un Centro de Documentacién y Consulta y promovié la organizacién de la Asociacién Latinoamericana y del Caribe de Estudios de la Mujer (ALACEM). En 1982 inicié actividades en el Departamento de Polftica y Cultura de la Universidad Auténoma Metropolitana, plantel Xochimilco, el rea Mujer, 3°” Gf, Marla Luisa Tarrés, “Espacios privados para la participacién piblica. Algunos rasgos de las ONG dedicadas a la mujer”, en Estudios Saciolégicos, ene.-abr. 1996. Esta década, la de los ochenta, fue testigo del desarrollo y organizacién de vatios encuentros latinoamericanos y del Caribe realizados en Colombia, en 1981; en Peni, en 1983; en Brasil, en 1985; en México, en 1988. 28 Identidad y Poder, donde a partir de 1987 se imparte docencia y se hace investigacién. Al principio ofrecié cursos de actualizacién acerca de la con- dicién de la mujer, actualmente cuenta con un programa de especializa- cién-maestrfa en estudios de la mujer. Un afio después, en 1983, se cons- tituyé el Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio de México (PEM), cuyos objetivos han sido promover la investigacién, la publicacién de textos idéneos y la creacién de un centro de documenta- cién y servir de foro a mujeres académicas de diversas instituciones, asf como promover talleres y seminarios de discusién. Con el tiempo el PEM se ha convertido en un foco de financiamiento de proyectos de investiga- cién y especializacién. Desde 1976 en la Escuela Nacional de Antropolo- gia e Historia se imparte un Seminario de la Mujer para alumnas/os de la carrera de Antropologfa, ademas de que existen I{neas de investigacién en la maestria y en el doctorado especializadas sobre el tema. Por otra parte, con integrantes de GAMU, en 1984 se formé el Centro de Estudios de la Mujer (CEM), dependiente de la Facultad de Psicologfa que en 1993 daria origen al Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Auténoma de México (UNAM), cuyo objetivo fundamental reside en: Coordinar en forma horizontal los esfuerzos de investigacién, docencia y ex- tensién en el campo de estudios de la mujer. En ese sentido se abrié un espacio académico de coordinacién para propiciar el contacto, facilitar los vinculos, estrechar relaciones, y compartir y criticar propuestas para enriquecer la activi- dad académica que se realiza en sus diferentes dependencias.®® Distribuidos a lo largo del pais hay més de 35 centros de estudios de la problemdtica de género, donde se imparten cursos, seminarios, maestrfas y doctorados en Estudios de la Mujer. Un sector de mujeres poco estudiado y atendido por el feminismo ha sido el perteneciente a la teologia ferninista desarrollada a lo largo y ancho » Programa Universitario de Estudios de Género, folleto, 29 de América Latina durante esta década. Este feminismo busca hacer explt- cita la conexidn entre el mundo de Dios —caracterizado por la abundan- cia de salvacién, de gracia y vida integral— y las mujeres que estén intere- sadas en crear un mundo libre de violencia. Estas mujetes celebraron un encuentro en México en 1986, cuyo tema central fue “hacer teologfa des- de la perspectiva de las mujeres del Tercer Mundo”. Sin la participacién de las feministas en 1980 se Ilevé a cabo el Primer Encuentro Nacional de Mujeres, que estuvo plagado de representantes de los sectores populares, quienes le imprimieron un contenido feminista, lo que dio pie al acercamiento y relacién con las trabajadoras, colonas, inte- grantes del movimiento campesino independiente y sindicalistas afiliadas al amplio espectro de la izquierda. Este encuentro y el que le siguié en 1981 de Mujeres Trabajadoras sirvi6, entre otras cosas, para revitalizar e inyectar nuevos brios al entonces decaido movimiento, ya que algunas feministas a tfeulo personal vieron posibilidades de relacionarse con mujeres de otros sectores y, al mismo tiempo permitié un cuestionamiento de las tdcticas hasta entonces utilizadas respecto a la relacién de feministas de clase media con mujeres de grupos populares. El objetivo de la reunién, y de las que le seguirfan, residié en discutir la problematica especifica que vivian las mu- jeres de cada sector laboral y cémo debfan de enfrentar la crisis econémica del pafs, amén de la manera en que les afectaba esa relacién laboral en su vida cotidiana.* A través de asociaciones no gubernamentales, el movimiento feminista nutrié a estas organizaciones por medio de talleres, seminarios, pliticas, congresos, foros, cursos y proyectos especializados de capacitacién durante los afios ochenta. Las feministas, las activistas de derechos humanos y las mujeres de organi * Ma, Pilar Aquino, “Teologia feminista latinoamericana”, en Cristianismo. 1y Sociedad, 1998, p. 11. °* Apud, Gisela Espinosa Damian, “Feminismo y movimientos de mujeres: encuentros y desencuentros”, en El Cotidiano, mar.-abt. 1993, pp. 10-16; EMAS/CIDHAL et al., “Feminismo y movimiento popular en México”, en Jornadas feministas,ferninismo y sectores populares en América Latina, México, noviembre de 1986, 1987. 30 ciones comunitarias se encontraron en este terreno comtin del movimiento amplio de mujeres intercambiando puntos de vista y experiencias sobre la pro- blemética de género.* Fue por ello que esta década se distinguié por la proliferacién de movi- mientos con demandas urbanas en las que las mujeres eran quienes iban a exigir solucién a sus necesidades inmediatas, con lo que la concientizacién se enlazaba con la politizacién. En 1981 se funds la Coordinadora Nacio- nal del Movimiento Urbano Popular (CONAMUP), cuya base social la cons- tituyeron las mujeres que contribuyeron a: Hacer visible y socializar la problemética y demandas especificas de la mujer popular, por medio de la herencia del movimiento feminista; asi las mujeres de la CONAMUP han planteado y batallado: contra la opresién patriarcal en la familia y en la sociedad; la explotacién y desvalorizacién del trabajo domésti- co; la violencia hacia las mujeres en sus distintas formas y caras; el papel de la mujer como objeto de consumo sexual. ¥ por la igualdad de salarios.” La maternidad libre y voluntaria tendrfa que esperar para volver a set enarbolada, ya que tanto el aborto como los derechos reproductivos no se consideraron prioritarios en la agenda de las mujeres populares. Estas nue- vas organizaciones demostraron que el movimiento feminista necesitaba reenfocar sus prioridades y reestructurar su campo de accién para poder relacionarse de manera efectiva con mujeres de todas las clases sociales que esperaban de ellas una respuesta concreta a sus necesidades. ‘Otro rasgo de esta década fue que frente al crecimiento de distintas manifestaciones de lucha popular, muchas de las militantes se dedicaron a % Elizabeth Maier, “La experiencia de México. Dilemas y retos de nuestros feminismos”, en Doble Jornada, febrero 3 de 1997, pp. 7-8. 37 Alejandra Massolo, “Mientras crecia, creciamos. Mujeres colonas”, en fem, junio de 1989, pp. 12-13. El primer encuentro nacional de mujeres del movimiento urbano popular severificé en Durango el 26 de noviembre de 1983. Es interesante ver cémo se relacionaron las demandas politicas inmediatas con aquellas cotidianas e {ntimas. 31 la préctica politica feminista de nuevo cufio, el conocido como “feminis- mo popular”, cuyo objetivo ha sido el trabajo de apoyo a mujeres de los sectores populares. Entre 1981 y 1984 surgié Accién Popular de Integra- cién Social (APIs), cuyos objetivos se orientaron al trabajo con colonos (as) en dreas de salud, cooperativismo, comunicacién social y capacitacién; el Grupo de Educacién Popular con Mujeres (GEM), que se propuso elaborar materiales educativos relacionados con la mujer, participar en talleres, se- minarios de reflexién y discusién acerca de los problemas de la mujer; el Equipo de Educacién Popular con Mujeres (EMAS), y el Grupo de Mujeres Revolucionarias (GMR), cuyo objetivo era impulsar la organizacién de las mujeres trabajadoras a través de la lucha sindical."* También en estos afios se constituyeron los grupos Nosotras y Madres Libertarias, este ultimo surgi- do en 1981, “con la intencién de ser un grupo amplio, en donde tuvieran cabida las madres solteras, divorciadas o viudas y también, todas las muje- res que quisieran participar”.” La presencia de las feministas en la escena nacional era controversial, ya que aparecfan esgrimiendo posiciones que antes hab/an objetado; en con- traste, la presencia de las organizaciones populares, surgidas como respuesta a la crisis econémica, presentaron un auge en sus luchas y en su organiza- cién. En estos momentos, el cuestionamiento de las feministas frente a la existencia del movimiento giré en torno a la estrategia de lucha que cada una de ellas debia de blandir. Para ellas, el concepto de autonomfa y la relacién clase-género estaba en juego, mientras que para las “populares”, el dilema era preguntarse si el movimiento en el que participaban era o no coyuntural, debido a que el tipo de demandas enarboladas por los movi- mientos sociales, una vez resueltas, dispersaban la lucha. A fin de dar respuesta a las demandas del movimiento amplio de muje- res y de estructurar sus posturas y concretar sus acciones, las feministas mexicanas organizaron siete encuentros nacionales que se levaron a cabo * fr. Ma. Cristina Gonzalez G., op. cit., pp. 196-197. » “Madres libertarias”, en fem, dic.-ene. 1985, p. 39. 32 en varios estados del pais, donde se discutieron alternativas de lucha y demandas prioritarias y se subrayé la calidad auténoma que debia caracte- tizar al feminismo. Conjuntamente organizaron grupos en otros estados que trabajaban con objetivos comunes y en estrecha relacién con las onga~ nizaciones capitalinas."' A raiz de la preparacién del 1v Encuentro Femi- nista Latinoamericano y del Caribe que se llevé a cabo en Taxco en 1987, la coordinacién del encuentro se enfrenté a las diferencias que entonces existfan en el movimiento y que afloraron de manera explosiva: Mientras que unas feministas defendieron la participacién de las mujeres de los sectores populares en el evento, otras expresaron la necesidad de un en- cuentro cerrado que permitiera entablar una discusién profunda sobre los nudos tedricos y sobre la experiencia del quehacer politico feminista. Se es- tablecieron acuerdos en torno a las garantias de la pluralidad del encuentro y de las condiciones de participacién de todas las mujeres que se asumiesen como feministas. Un fenémeno natural propicié una relacién mds estrecha entre feminis- mo y mujeres trabajadoras: el sismo de 1985 y la secuela de muerte y destruccién entre las trabajadoras de las fabricas de ropa, las costureras, petmitié la constitucién del sindicato de costureras “19 de septiembre”, en el que algunas feministas participaron. Los sismos de septiembre de 1985 sacaron a relucir las contradicciones del desarrollo urbano de la capi- tal las tertibles condiciones de trabajo que sufrian gran cantidad de mu- © En abril de 1982 se convocé a la realizacién del Primer Encuentro de Grupos ‘Auténomos Feministas; en noviembre tuvo lugar el Segundo Encuentros el tercero tiene lugar en Colima en 1983, el cuarto en Morelia un afo después, el quinto en el D. F, el mismo aio de 1985; el sexto en Chapingo en 1989 y el iltimo en Acapulco en 1992. Gf. Amparo, ‘Albores K. y Alma Rosa Rivera, Una mirada al feminismo en México, 1989. “BI Grupo Cihuatl de Monterrey, Mujeres de Culiacén, Colectivo Feminista de Colimay el grupo Ven Seremos de Morelia. Cj. Ma. Cristina Gonzalez G., op. cit, p. 201 @ Marta Lamas, Alicia Martinez, Ma. Luisa Tarrés y Esperanza Tundn, op. cit., p. 28. ® Una relacién de la lucha levada a cabo por las costureras ha sido documentada por Maria del Carmen de Lara en su documental No les pedimos un viaje a la luna, de 1986. 33 jeres y con ello se increments el estilo de trabajo de las feministas popula- res." El desarrollo del feminismo en los afios ochenta presenté una facha- da contrastante: El movimiento feminista en México se dividié en dos tendencias claramente identificables: una, es la que se conocia en aquellos afios como feminismo popular, integrado por las militantes de los grupos —algunas sobrevivientes de los setenta—, quienes llevaban a cabo trabajo asistencial y de educacién popu- lar con mujeres de base de otras agrupaciones del movimiento urbano, campe- sino y sindical. La otra, era el feminismo “puro”, conformado por las feminis- tas independientes, las de mayor reconocimiento, las histéricas; generalmente no pertenecian a ningtin grupo, aunque ocasionalmente se relacionaban con ellas, su milicancia era individual; algunas de ellas son también las que se dedi- can al trabajo intelectual en las universidades, 0 bien sus espacios son periédicos y revistas.® Esta condicionante provocé una diversificacién de objetivos que no se lograron conjuntar ni estructurar en pro de un trabajo unificado, por ello no hubo propuestas viables hasta fines del periodo, cuando los aconteci- mientos politicos rebasaron el desencanto y la crisis que sufria el movi- miento y las mujeres se vieron empujadas a la vordgine de los hechos. Grupos de mujeres de fuera del feminismo dieron respuesta a cuationes relativas a la democratizacién y contra la carestia, cuestiones que las femi- nistas habian dejado de lado. ‘Ademés, a finales de esta década, para las elecciones federales por la presi- dencia de la Republica, contendié una candidata, postulada por el PRI y con una amplia trayectoria de lucha por los presos y desaparecidos politicos, * Para informacién acerca de las mujeres y la reconstruccién véase Alejandra Massolo y Martha Schteingart (comps.), Participacién social, reconstrucién y mujer. El sismo de 1985, 1987. © Elsa Musiiz, El enigma de ser: La biisqueda de las mujeres, 1994, pp. 65-66. * Rosario Ibarra de Piedra, figura reconocida y respetada, inicié su militancia cuando su hijo desaparecié debido a su relacién con la guerrilla urbanas esta mujer se poli 34 y se constituyeron varios organismos que buscaban proteger el voto, que las elecciones fueran transparentes y que apoyaran al Frente Democrético Nacional —escisién del partido oficial conformado con politicos inconformes con el régimen.*” En esa ténica, la respuesta fue la formacién de Mujeres en Lucha por la Democracia (MLD), grupo integrado por mujeres prove- nientes del feminismo, de la universidad, de partidos politicos, etcétera, cuya finalidad era negociar demandas de mujeres con los partidos politi- cos, Se constituyé la Coordinadora Benita Galeana, que agrupé a un sin- ntimero de organizaciones femeniles, urbanas, sindicales, Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y de partidos politicos, “que definié tres ejes de lucha: por la democracia, contra la violencia hacia las mujeres y por el derecho a la vida (la sobrevivencia)* y la Coordinadora Feminista, surgida luego del VI Encuentro Feminista de Chapingo, para fungir como vocera de las feministas; poco después, en 1991, a fin de poder negociar politica- mente y presentar candidatas a diputadas, se conformé la Convencién Nacional de Mujeres por la Democracia. ALIANZAS Y CONVERSIONES La tiltima década, la de los noventa, presencia los estragos que un sistema econdmico dispar ha desatado sobre los sectores més desprotegidos del espectto social mexicano, las mujeres y los indios. La situacién de las mu- jeres no ha mejorado, el neoliberalismo ha incrementado las desigualdades de las mujeres: 17 de cada 100 hogares urbanos dependen econémicamen- te de mujeres. Apenas 1.6% de las mujeres que sostienen hogares en las la lucha y ahora encabeza un movimiento por la recuperacién y btisqueda de los presos, perseguidos, exiliados y desaparecidos politicos. Desde 1977 participa en el Cor Nacional Pro Defensa de Presos Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Polfticos que 1979 sc convierte en Frente Nacional contra la Represién por las Libertades Democréticas y la Solidaridad (FNCR). “Esta escisidn a la que se sumaron algunos de los partidos de izquierda, darfa origen alo que hoy es el Partido de la Revolucién Democratica (PRD). © Gisela Espinoza D., op. cit. p. 15. 35 grandes urbes se emplean como funcionarias de gobiernos locales o estata- les y tinicamente 3% es profesionista. Las principales ocupaciones para la mayorfa de las mujeres mexicanas son el trabajo doméstico asalariado, de- pendientas en comercios, agentes de ventas, encargadas de funciones ad- ministrativas y vendedoras ambulantes. De éstas, 83 mil 123 jefas de ho- gar no tienen un ingreso fijo, 120 mil 695 perciben menos de dos salarios minimos y apenas 179 mil 133 cuentan con entre dos y mds salarios mini- mos.” Atin persisten desigualdades entre hombres y mujeres en todos los Ambitos, entre lo que mas destaca esté la violencia contra las mujeres, vio- lencia permanente a la que son sometidas como una demostracién de poder. ‘No obstante este panorama tan desolador, esta década ha visto incrementarse el ntimero de mujeres que 0 se acercan a militar en el feminismo, 0 se asumen como feministas 0 se han beneficiado de las premisas feministas. Ha habido, ademas, una proliferacién de ONGs, en las que trabajan femi- nistas que, financiadas por paises y organizaciones europeas y estadouni- denses, desarrollan trabajos de promocién, produccién y salvaguarda de los derechos humanos de las mujeres, por ejemplo, el GEM; en 1992 el Grupo de Informacién en Reproduccién Elegida (GiRE), 0 bien Salud In- tegral para la Mujer (sipAM). Ademés, hay activistas en la educacién por los derechos reproductivos de las mujeres. Desde las conferencias de El Cairo en 1994 y de Beijing en 1995, el tema de la salud reproductiva, los derechos sexuales y reproductivos y la democracia son parte integrante de la agenda feminista, al igual que en la lucha por la igualdad de oportunidades entre los génetos, por crear una nueva conciencia ciudadana, como el Grupo de Mujeres y Punto, que intenta contribuir a fomentar el crecimiento ciuda- dano. Por lo cual se puede decir que en México existe una serie de organi- zaciones de mujeres que trabajan para y con mujeres, a través de acciones encaminadas a lograr su mejoria y la superacién de la inequidad.” © Rosa Rojas, “Mujeres mexicanas. Avances sin cambios de fondo”, en Triple Jornada, marzo 1 de 1999, p. 5. ® Para conocer la vatiedad de grupos y organizaciones que trabajan en favor de las mujeres se puede consultar la revista fem, especialmente la seccién que publica Guadalupe 36 El alcance de la lucha contra la violencia hacia las mujeres se ha visto coronado con la creacién y apertura de Agencias Especializadas en Delitos Sexuales (AEDS), tanto en la capital como en algunos estados del pais, pro- movidas por el Movimiento Nacional de Mujeres. La ciudad capital cuen- ta, ademds, con algunos Centros de Atencién a la Violencia Intrafamiliar (cavt) promovidos en las delegaciones administrativas con sus respectivas Casas de Mujeres. En esta ultima década, las feministas se han persuadido de la necesidad de aprender a relacionarse con las instancias gubernamentales, tanto na- cionales como internacionales, por lo que han diversificado sus practicas y se han transformado en feministas que integran el movimiento propiamente dicho; quienes participan en los organismos gubernamentales, tanto para a superacin de la mujer como en el terreno de la politica formal; quienes desarrollan y promueyen proyectos enfocados hacia las mujeres; aquellas que dentro de los partidos militan en el Ambito legislative con objetivos de género y las académicas que asesoran con sus andlisis a todas éstas. Por otro lado, han aparecido organizaciones politicas femeninas cobija- das por los partidos politicos y promovidas por algunas feministas con trayectoria en la politica (mujeres que, debido a su doble militancia, acce- dieron a las cémaras); el Grupo Plural, que trabajé en un proyecto de re- forma a la ley sobre delitos sexuales que hasta 1999 vio la luz; la “accién afirmativa”® para las mujeres, y la campafia Ganando Espacios, estableci- da para incrementar el ntimero de mujeres en las representaciones politicas y en los cargos de decisién. La propuesta de reforma electoral presentada en 1993* recogié la recomendacién de establecer un porcentaje de partici- pacién de 30 mujeres candidatas en las listas de los partidos politicos a puestos de eleccidn popular. Ello no se ha traducido a la realidad, ya que en las cdmaras el nimero de mujeres ha disminuido respecto a afios ante- Lépez Garcia con el titulo de “Bitdcora de la Mujer”. Enumerat las miltiples organizaciones que existen no es el objetivo de este trabajo. 5 Las acciones positivas son medidas de cardcter temporal, que se asumen a efecto de conscruir condiciones de equidad en la sociedad entre hombres y mujeres. 37 riores: en la Camara de Diputados de 500 miembros, 93 son mujeres; en la Camara de Senadores, de 128 representantes, 21 son mujeres; la Asamblea Legislativa es la que tiene un mayor nivel de representacién popular de mujeres con 17 legisladoras de un total de 66 asambleistas.® Ahora bien, el tiltimo experimento, que por lo nuevo no se puede atin aquilatar, es el de la agrupacién politica nacional feminista, Diversa, con registro del Instituto Federal Electoral (1FF) desde abril de 1999, que pre- tende incluir en las plataformas de los partidos politicos una agenda femni- nista en la que realmente se negocien, entre otras cosas, politicas y leyes que garanticen la igualdad de oportunidades y de trato para las mujeres. Otras agrupaciones feministas buscan fortalecer la ciudadanfa femenina a través de la equidad en la participacién y en la representatividad.™ Con amplia injerencia del Estado dentro del Consejo Nacional de Po- blacién, en 1980 se establecié el Programa Nacional de Integracién de la Mujer al Desarrollo (PRONAM). En 1983 se establecié la Comisién Nacio- nal de la Mujer, “creada con el objeto de dar cumplimiento a los objetivos establecidos en el Plan de Accién gubernamental y al Programa de Accién orientado a la mujer”. En 1994 este organismo quedé a cargo de la Secre- taria de Gobernacién y fuertemente constrefiido a las decisiones del Ejecu- tivo Federal, con muy poco margen de accién y decisién. El Programa Nacional de la Mujer 1995-2000 qued6 conformado como un instrumento gubernamental para impulsar acciones que promovieran la participacién equitativa de hombres y mujeres en el desarrollo como parte integrante del * “Los partidos politicos promoverdn, en los términos que determinen sus documentos intetnos, una mayor participacién de las mujeres en la vida politica del pais, a través de su postulacién a cargos de eleccién popula:”, Reforma al Cédigo Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, articulo 175, fraccién IIL ° La Jornada, 28 de junio de 1999. % Las comisiones de Equidad y Género del Congreso de la Unién y de la Asamblea de Representantes del DF, son algunos logros con clara influencia feminista. También hay organizaciones como Agrupacién Politica Feminista, Mujeres en Lucha por la Democracia, Red Nacional de Abogadas, Coordinacién Nacional de Mujeres de Organismos Civiles por un Milenio Feminista, etcétera. % Alicia I. Martinez, op. cit., 1993, p. 113. 38 Plan Nacional de Desarrollo y en el mismo sentido se establecieron comi- siones de la mujer en las diversas instancias gubernamentales y entidades federativas. Fue hasta 1998 cuando se “cred la Comisién Nacional de la Mujer (CONMUJER) como un organismo desconcentrado de la Secretaria de Gobernacién, encargado de promover la ejecucién, evaluacién y segui- miento del PRONAM, tanto en la Administracién Publica Federal como en los programas estatales”.% Desde 1997 funciona el Programa para la Participacién Equitativa de la Mujer en el Distrito Federal (PROMUJER) dependiente del Gobierno de la Ciudad de México, compuesto por un consejo de expertos provenientes de instituciones académicas, ONG, partidos politicos y autoridades. Ac- tualmente, en las 16 delegaciones del Distrito Federal se han establecido Casas de Mujeres. En 1998 se conformé el Parlamento de Mujeres de México “con el fin de elaborar propuestas legislativas que contribuyan a eliminar todas las formas de discriminacién de género y promover politi- cas y acciones gubernamentales que garanticen la aplicacién de leyes y programas hacia las mujeres en rubros como salud, educacién, trabajo, cultura, alimentacién y politica.” La Asamblea Nacional de Mujeres para la Transicién a la Democracia, que agrupa alrededor de 60 organizaciones y funciona también desde 1994, el Foro Nacional de Mujeres y Politicas de Poblacién, surgido desde la TV Conferencia Internacional sobre Pobla- cién y Desarrollo que tuvo lugar en El Cairo.* Si bien el panorama se vislumbraba alentador para muchas de las pro- puestas feministas, la irrupcién en la vida nacional, en 1994, del Ejército Zapatista de Liberacién Nacional (£7LN) evidencié la pobre respuesta que el feminismo mexicano tenia para las indigenas. La cuestién indigena se colocé en la agenda nacional, aunque la situacién especifica de la mujer india siga sin contar con el espacio suficiente. “Si esto sucede en el plano politico, en el juridico encontramos que si bien existen una serie de nor- 58 fem, agosto de 1999, p. 9 5° "La Jornada, 8 de marzo de 1998. 58 Gf. heep://wwwlaneta.apc.org/foropob/nnantecedentes.html 39 mas internacionales, constitucionales y legales relativas a los derechos de la mujer en general, contintia ausente la indigena con su doble problemética: la de género y la de pertenencia étnica’.» Fue por ello que répidamente las organizaciones feministas comenzaron a reflexionar sobre el género a par- tir de la diversidad y de la asimetrfa patriarcal que estos grupos enfrentan y a trabajar conjuntamente con las ind{genas en torno a la Ley Revoluciona- ria de las Mujeres. CONCLUSIONES Qué tanto ha logrado incidir el movimiento feminista en el cambio de mentalidad de la mayoria de las mujeres? {Han sido las tdcticas y las estra- tegias las correctas para incorporar a un mayor numero de éstas al cambio? Hay muchas respuestas que nos obligan a repensar al movimiento como en constante renovacién, construccién y adaptacién a las necesidades que las mismas mujeres estén exigiendo. EI respeto al cuerpo, los derechos reproductivos, el derecho a la educa- cidn y al trabajo, el salario justo, y la igualdad social junto al derecho de ser reconocidas como diferentes, son atin asignaturas pendientes para la ma- yoria de las mexicanas. Por ello hay que seguir poniendo el dedo sobre el renglén para alcanzar la ansiada equidad. Si bien puede decirse que en otros paises los diversos movimientos han conseguido cambios y transformaciones considerables, en México, un pais machista, mayoritariamente catélico y tradicionalista, el que el feminismo subsista es un logro ya de por sf, pero ademas que haya integrado a mujeres con intereses feministas al £mbito puiblico, que se hayan establecido agru- paciones con clara influencia feminista, que haya organismos con perspec tiva de género y que en el lenguaje se ponga el acento en la diferencia * Magdalena Gémez, “Mujeres indigenas, iguales y diferentes”, en La Jornada, 8 de marzo de 1999. © Gf. “Ley revolucionaria de las mujeres”, en El Despertador Mexicano, érgano informativo del EZLN, San Cristébal de las Casas, Chiapas, I de enero de 1994. 40 sexual, demuestra que la lucha ha incidido en la vida cotidiana, asf como en la politica formal y en alguna medida en la toma de decisiones. No obstante, contintian los rezagos, todavia se debe luchar por el respe- toa la diversidad y a la tolerancia, en contra del hostigamiento y la violen- cia hacia las mujeres y por una infinidad de derechos no adquiridos. Las mujeres herederas del feminismo de los setenta, participan en las luchas reivindicativas de los y las indigenas de Chiapas y de todo el pais, en las elecciones democraticas por el gobierno de la ciudad capital. Contribuyen dando fe de los procesos electorales y en las discusiones por cambiar leyes discriminatorias en la Camara de Diputados y en la Camara de Senadores. Ademés, no debemos olvidar que en la proteccién de los derechos huma- nos, el papel de las mujeres resulta indiscutible. El movimiento feminista tiene treinta afios de incidir en la vida nacio- nal, la utopia democratic que sigue planteando aspira a establecer nuevas relaciones sociales donde la diferencia no signifique desigualdad y en tlti- ma instancia, donde sea posible definir una préctica politica para las muje- res en que estén representados sus intereses y reividicaciones de género. 4

You might also like