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Agricultura Regenerativa - La Permacultura Puesta en Practica de (Mark Shepard)
Agricultura Regenerativa - La Permacultura Puesta en Practica de (Mark Shepard)
agricultura
Título original:
“Restoration agriculture: Real-world permaculture for farmers”
Agricultura regenerativa
ISBN: 978-84-697-8230-9
Depósito Legal: B-30.382-2017
Paperback, 384 páginas con fotos de color.
Palabras clave: agroecología, permacultura, agricultura ecológica,
ganadería sostenible, transición, keyline, policultura, alimentación,
economía rural.
Traducción: Angélica Bercetche, Yolanda de Prado
Casos de éxito: Kathy Franco, Egbert Jan Sonneveld, Sven
Kallen, Eduardo de Miguel
Edición: Jorge de Prado
Portada: Jorge de Prado
Fotos interior: Erik Shepard; Mark Shepard; Maranke Spoor &
Lucas Brouns;
Jorge de Prado & Volterra Ecosystems S.L.
Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida,
s in la autorización escrita d e los titulares de l copyright, ba jo las
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de
esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la
reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de
ejemplares mediante alquiler o préstamo público.
Según nuestro mejor saber y entender, la información que contiene
este libro es verídica y completa. Todas las recomendaciones se realizan
sin garantía por parte del autor y de Acres U.S.A. El autor y el editor
serán exonerados de cualquier responsabilidad en relación con el uso o
mal uso de esta información
Introducción
La alimentación, los cultivos anuales y el destino de la civilización
1 La visión de la agricultura perenne
Bola de nieve socioeconómica
Prestar 400.000…
Resiliencia: como el pescado
Regenerando nuestras tierras
Alimentación básica sostenible
2 Nuestra realidad actual
Crisis de la energía fósil
Disonancias
Química inteligente
Juego de dados con los virus
Se quita la uniformidad
3 A hombros de gigantes
China y Córcega
Sin tocar y sin podar
En armonía
4 Los retos de la agricultura
El agotamiento del petróleo
El cambio climático global
La escasez de recursos
Manejar situaciones nuevas
5 Revertir la situación actual
Bajo el hielo
La sucesión
El bioma de la sabana
Cosechar luz solar
Cosechar gases
Lluvia y niebla
Conexiones vivas
6 Cultivar imitando a la propia naturaleza
Los días más largos del año
El suelo desnudo sufre fuertes golpes
Tolerancia a la sombra
Los estratos verticales del bosque
1+1=3
7 Los pasos hacia la agricultura regenerativa
Aprender a conocer tu bioma
Encuentra las especies rentables
Imita el sistema
Elige variedades productivas
8 Otros biomas
Las zonas ribereñas templadas
El pinar norteño
Taiga (Bosque boreal)
Los subtrópicos
9 El ganado y la agricultura regenerativa
Nichos ecológicos
La importancia de los animales
Un tema delicado
La densidad ganadera
Otros problemas potenciales
Más homogéneo, más eficiente
Una mejor producción de ganado
Resiliencia económica
10 Abejas y otros polinizadores
Cuanto más simple, más débil
Separación de poblaciones
Poblaciones débiles
Selección idónea
Muerte de las abejas
Apoyo a los polinizadores silvestres
Vuelta a la cría tradicional
Inteligencia de la colmena
Vuelo nupcial
Abejas constructoras
11 Sobre nutrición
El maíz es un monstruo
Escenario completo
La pirámide trófica
Restos de la producción de etanol
Rendimiento real
12 La nutrición y la agricultura perenne
Consumidores y recicladores
¿Podemos alimentar a la humanidad?
Una suma
El caso de los bueyes Holstein
Replantearse la agricultura
13 Cómo empezar
Gestión del agua
La tierra una esponja viva
De pendiente a humedales
Puntos de cambio en el paisaje
Esparcir y profundizar
Pequeños estanques
Manejo del agua
Subsolado anual
14 La estrategia de la transición
La agroforestería
Cortavientos
Zonas ribereñas plantadas
Cultivar en calles
Transición realista
Silvopastura
Otras tierras boscosas
Los árboles como alimentación animal
De cash flow
De simple a complejo
La agricultura forestal
15 Cómo gestionar un ecosistema de granja saludable
Preguntar al suelo
Imitar a la naturaleza
Manejo mecánico y químico
Manejo de la actividad biológica
Acelerando los resultados sin hacer nada
Son sistemas dinámicos y complejos
Enfermedades y plagas
La diversidad genera equilibrio
Abonar imposibilita el equilibrio
Conclusión
16 Mejora genética y la cría de animales
1.000 semillas
Selección masiva
La pera sin nombre
Trabajar con la naturaleza
17 Cómo obtener un beneficio
Pobreza en los agricultores
Beneficio y valor real
Replantación de ecosistemas
Abaratar los costes
Funciona desde un sistema
La diversidad es más productiva
Trabajando en cooperativas
Poder de innovación
Más puestos de trabajo
Estabilidad durante la transición
Procurarte la pensión
Beneficios y ahorros
Sin miedo
18 Permacultura: Una llamada a nuevos pioneros
Paso a paso
Dar incentivos
Con los pies en el suelo
Sólo los pequeños se salvan
Todo empieza contigo
Agradecimientos del autor
Apéndice
Anexo Volterra
Península Ibérica
Fundación Global Nature en Castilla - La Mancha
Colombia
Patagonia - Chile
México
Argentina
Brasil
Registro
Bibliografía
N O T A D E LO S E D I T O R E S
Volterra Ecosystems y la agricultura
regenerativa
Volterra se creó en el año 2015 con el fin de promover prácticas agrícolas
regenerativas en la Península Ibérica. Los fundadores creen
firmemente que esta forma d e agricultura sostenible puede desbloquear
una serie de beneficios económicos, sociales y ambientales. Como
concepto inclusivo, ofrece la mejor oportunidad para restaurar tierras
agrícolas degradadas, producir productos orgánicos de alta calidad a
precios competitivos y generar nuevos empleos.
Sólo en España, más de 15 millones de hectáreas están gravemente
degradadas debido a la erosión, la compactación del suelo, los
monocultivos y el uso excesivo de fertilizantes, herbicidas y pesticidas.
Estas tierras son menos productivas que nunca y han perdido su
capacidad de recuperación frente a los efectos devastadores del cambio
climático ya sentidos en la región. Los jóvenes abandonan el campo y la
agricultura se considera una profesión arcaica, sólo unos pocos intentan
abrirse camino en el duro mundo agrícola. Muchos de los agricultores
restantes son de generaciones más antiguas, reticentes a los cambios y a
probar nuevos cultivos. Los subsidios perversos de la PAC, el sistema
de arrendamiento de tierras y las explotaciones de tamaño relativamente
pequeño ofrecen poco o ningún incentivo para invertir en la salud del
suelo, que es la base de un sistema operativo agrícola saludable y
sostenible.
Volterra Ecosystems
Fundación Global Nature
Febrero 2018
INTRODUCCIÓN
La alimentación, los cultivos anuales y el
destino de la civilización
Los seres humanos nos alimentamos con comida. Puede parecer una
afirmación estúpida para comenzar porque es un hecho tan obvio para
nuestra existencia que lo damos por sentado. No obstante, por ser un
hecho tan natural, los seres humanos hemos llegado a desconocer la
mayoría de los procesos por los cuales obtenemos nuestra comida. A
pesar de que comer es un requisito para sobrevivir, no hay garantías de
que todos tengamos suficiente comida para mantener nuestra salud y
bienestar. Tampoco es un hecho garantizado que todos tengamos acceso
a los tipos de alimentos que nos aseguren esa salud y bienestar.
Lo que resulta más interesante y sorprendente de las naciones
industrializadas de hoy en día es que las enfermedades no se deben a la
falta de comida si no al exceso de ella, o a un tipo de consumo equivocado.
Con demasiada frecuencia obviamos cómo se producen los
alimentos al con- centrarnos en obtenerlos de forma inmediata. La
mayoría de las dietas del mundo hoy en día suelen obtener gran parte de
sus calorías como resultado directo de la “agricultura anual”. La mayoría
de los hidratos de carbono, las proteínas y los aceites con los que se
alimenta la humanidad se obtienen de plantas anuales; esto es, plantas
que crecen durante una temporada. Estas plantas crecen rápido y
producen una cantidad prodigiosa de semillas antes de morir. El arroz en
nuestro cuenco, el trigo de nuestro pan, nuestros cereales del desayuno,
los fideos en nuestro plato, y el maíz en nuestras tortillas son todas
semillas de plantas anuales. El grano procede de cultivos anuales
proporcionando las comidas “energéticas” de alto contenido en hidratos de
carbono en nuestra dieta.
Las legumbres (las habas, los guisantes, las lentejas y la soja, por
ejemplo) son fuentes ricas en proteína complementarias a los granos.
Juntos pueden constituir una ración completa para el humano, con
suficientes nutrientes para ayudar al cuerpo a crecer, estar saludable y
tener suficiente energía para ser activos y estar en forma.
Los aceites en nuestra dieta también son esenciales porque
proporcionan calorías de manera concentrada, pero sobre todo
transportan las vitaminas solubles en grasa, que en caso contrario no
estarían disponibles en esta dieta de granos y legumbres.
La mayoría de nuestros aceites también se obtienen de los cultivos
anuales. Los aceites de maíz, girasol, canola, cártamo y otros proceden
todos de cultivos anuales plantados, cosechados y prensados durante una
temporada. La “torta de prensa” del proceso de extracción de aceite es una
fuente de proteína concentrada usada para las barritas energéticas y en
los suplementos, aunque en la mayoría de los casos como pienso para el
ganado.
Debido a su naturaleza, los cultivos anuales requieren de suelo
desnudo para crecer. Como parte del proceso natural, las plantas anuales
están entre las primeras que colonizan un lugar después de una
perturbación. Quizá s una inundación deja sedimentos en la llanura
inundable, o en otro caso un deslizamiento de tierra deja una ladera de
suelo desnudo. Tanto los incendios, como los animales que pisotean y se
revuelcan, las tormentas catastróficas o la erosión, dejan la tierra
expuesta a todos los elementos. No importa dónde uno se sitúe en la
tierra, la naturaleza trabaja constantemente para cubrir la tierra con
vegetación. El Monte Santa Helena en el condado de Skamania en el
Estado de Washington (Estados Unidos), entro en erupción de manera
catastrófica en el año 1980, creando una zona de 595 kilómetros
cuadrados de roca expuesta y restos volcánicos. Apenas 30 años después,
la naturaleza ha reclamado la zona devastada y cubrió la mayor parte de la
tierra con una flora diversa. Las primeras plantas que colonizan estas
zonas de suelo desnudo suelen ser plantas anuales.
Las plantas anuales son poseedoras de varias características que las
convierten ten en una opción fácil a la hora de alimentarnos. Primero, su
naturaleza anual: cualquier persona puede tirar unas semillas en un trozo de
suelo expuesto y unos meses después podrá cosechar abundantes granos
con alto contenido energético. La segunda característica particular de las
plantas anuales es que las semillas suelen almacenarse increíblemente
bien. El trigo, el arroz y el maíz pueden almacenarse durante años y
germinarán cuando las condiciones adecuadas de luz, humedad, suelo y
temperatura se proporcionen.
Aún cuando las semillas pierden la humedad interna y ya no pueden
germinarse (en otras palabras, dejan de ser viables) sus hidratos de
carbono y proteínas siguen siendo aprovechables como alimento. Las
plantas anuales son únicas porque son oportunistas. Pueden crecer en
una amplia gama de hábitats en distintos tipos de condiciones de suelo y
humedad, todas características útiles para las plantas comestibles.
Ecosistemas agrícolas
Este libro se presenta como una alternativa a la agricultura de
erradicación, una de las muchas soluciones necesarias para varios de los
problemas en el mundo. Además de ser una “teoría interesante”, este
libro se basa en métodos puestos en práctica en el mundo real. ¡Los
sistemas que describe este libro funcionan! Es absolutamente posible que
los seres humanos cultiven sus alimentos básicos usando ecosistemas
agrícolas perennes que realmente mejoran la calidad del medioambiente.
Esto puede hacerse a una escala de patio trasero, o a escala de granja y
rancho, y es urgente a escala global– no debemos perder ni un solo
minuto.
A la par que producen abundante alimento para la humanidad, estos
sistemas simultáneamente secuestran el dióxido de carbono de la
atmósfera, purifican el agua, incrementan la profundidad y fertilidad del
mantillo, proporcionan un hábitat para la fauna salvaje y crean una increíble
belleza cada vez más necesaria en nuestro mundo “moderno” de hormigón,
acero, plástico y cristal.
Mi propuesta en este libro no es que volvamos a vivir en chozas de barro
o a un estilo de vida como en las civilizaciones anteriores. Propongo que
nuestra cultura moderna adopte un nuevo planteamiento de cómo
obtenemos nuestros hidratos de carbono, proteínas y aceites nuestras
fuentes básicas de alimentación.
¿M e d i m o s n u e s t r o p r o g r e s o p o r e l n ú m e r o de
norteamericanos extremadamente obesos que hay en el país? Los
Estados Unidos tienen una de las tasas más altas de enfermedades de
corazón (13º) y de diabetes (3º) del mundo según la Organización
Mundial de la Salud. ¿Se mide el progreso por el hecho de que los
estadounidenses tienen tan mala salud que, según las últimas estadísticas
del Ejército, el 75% de los jóvenes en edad militar no podrían alistarse por ser
demasiado obesos, no aprobar los exámenes de admisión, haber
abandonado la educación secundaria o tener antecedentes penales?
“Nunca hemos tenido semejante problema de obesidad juvenil como el de
hoy en día”, dijo el General John Shalikashvili, ex presidente del Estado
Mayor Conjunto.
Una crisis recorre el corazón de América, atascando sus arterias
coronarias. La ola se extiende en todas las direcciones, en todo lo que
hacemos, lo que sentimos y pensamos. Hay quien dice que es una crisis
política. Algunos echan la culpa al último contingente de inmigrantes,
otros dicen que se debe a la religión (o la falta de ella). En cada caso, los
que proponen una solución sobre las demás comparten algunas
características comunes con sus oponentes. Estos factores comunes son
creencias innatas tan profundamente establecidas que son casi invisibles
para ambos lados. Sea quien sea el que tiene la culpa de nuestro actual
predicamento de salud y sin importar quién tiene la razón moral o ética
cuando se trata de buscar soluciones, todos compartimos la misma crisis.
Las raíces de nuestra crisis están en cómo obtenemos nuestra comida.
La forma por la cual el humano obtiene su alimento tiene un efecto
directo y muy real sobre la salud biológica del planeta. Lo que comes crea
fuerzas de mercado que a su vez obligan a los granjeros a cultivar
productos para satisfacer esa demanda. Lo que cultiva un agricultor y
cómo se producen esos cultivos afectan directamente la salud del suelo, la
vida de las plantas y los animales de un lugar, la atmósfera, la hidrología e
incluso los patrones de asentamiento humano. Lo que comes
indirectamente genera cada crisis singular con la que se enfrenta la
humanidad, y dentro de una economía a escala global como la de hoy en
día, el alimento que elige una sola persona (tú o yo) se agrega a los miles de
millones y cambian el mundo como ninguna fuerza socioeconómica que se
haya conocido jamás. Estamos royendo nuestro planeta hasta los
mismísimos huesos de la roca madre y cambiando las condiciones de
nuestro planeta hasta convertirlo en algo que sería irreconocible para
nuestros bisabuelos.
La humanidad ha llegado a una fase de su desarrollo en la cual debemos
tener coraje para destapar nuestras creencias ciegas y hacer los
esfuerzos necesarios para crear un cambio fundamental en la agricultura.
Al implementar un cambio esencial en la agricultura, cambiaremos el
sistema de alimentación.
Prestar 400.000...
Mis tíos tuvieron que pedir dinero prestado para poder comprar
tractores. Para cumplir con los plazos de pago, se vieron obligados a
comprar más tierra necesaria para cultivar lo suficiente (a precios
menguantes) y poder pagar nuevos equipos. Obtener más tierra
significaba incurrir en más préstamos. Más préstamos requerían más
liquidez, lo cual a su vez exigía tractores más grandes, y el ciclo continúa
hasta la fecha actual. Lo que parecía ser una escalada inevitable de la
granja norteamericana y el consiguiente desangrado de la economía rural
despegó en 1973-74 con un fallo en la producción de trigo en lo que
entonces era la Unión Soviética.
Ken Meter, un economista agrícola de la Crossroads Resource Center
en Minneapolis, Minnesota, ha demostrado repetidamente lo crítica que
fue esa época para los granjeros americanos y para toda la economía de
los Estados Unidos. En un informe escrito para el Departamento de Salud
del Estado de Indiana en 2012, Meter escribe:
Hasta 1973-74, los granjeros americanos no consiguieron la
p ro sp erid a d ni la abundancia. Esto recién ocurrió tras la
resolución de la OPEP de restringir la producción d e petróleo. Esto
tuvo el efecto de incrementar el precio del petróleo y, ya que la
mayoría del petróleo consumido en los Estados Unidos en aquel
momento se importaba desde el Oriente Medio, nuestras compras
llenaban las arcas de la industria petrolera local con dólares. En
aquel momento, los productores de petróleo en el Oriente Medio
hacían muy poco para reinvertir en los Estados Unidos,
manteniendo esos dólares alejados de nuestras costas.
En un esfuerzo por repatriar los dólares a la economía de los
Estados Unidos, y para compensar los precios más altos causados
por los costes de petróleo, la Casa Blanca anunció una solución en
la que todo el mundo saldría ganando. El gobierno p id ió a los
granjeros americanos que produjeran más grano, prometiéndoles
“mercados permanentes de exportación en el extranjero” si
incrementaban la producción. La Unión Soviética se comprometió
a comprar considerables cantidades de trigo y de maíz con dólares
que tenían en cuentas de ahorro. Esto fue necesario debido a
pérdidas en las cosechas y el colapso de los sistemas de
distribución que habían hecho pasar hambre a muchos ciudadanos
soviéticos. Según el plan, los consumidores soviéticos comerían
mejor, los granjeros ganarían más dinero, y el Ministerio de
Finanzas recuperaría dólares que se habían enviado al extranjero.
Muchos granjeros recuerdan al Ministro de Agricultura, Earl
Butz, de pie delante de una fila de micrófonos, pidiéndoles que
“plantasen filas de cultivos de una valla a otra”. Además, animó a
los granjeros a expandir sus operaciones, diciéndoles “incrementen
sus negocios o dejen la agricultura”. Tantos prestamistas federales
como privados respondieron en consecuencia, animando a los
granjeros a suscribir deuda adicional. Este analista entrevistó a
varios granjeros que en los años 80 habían pedido préstamos de,
digamos 250.000 $ y fueron rechazados porque pedían “demasiado
poco”. Según lo que recordaba un granjero, el prestamista
respondió que no estudiaría otorgar un préstamo a menos que el
granjero pidiese un mínimo de 400.000 $. Dada la promesa de
mercados de exportación permanentes, estos granjeros sintieron
que no tenían ninguna otra opción que apuntarse.
Sin embargo, en 1974, la Unión Soviética dejó de comprar
cantidades masivas de grano, alegando que habían restablecido su
capacidad de autoabastecerse de alimentos. De pronto, los
mercados de grano colapsaron. De la misma manera en que los
precios caían en picado, lo hacían también los precios de salida de
las granjas, ya que no había ningún otro comprador que pudiera
comprar en cantidad. Los elevadores rurales en todo el Granero
de Norteamérica amontonaban el grano en enormes colinas en sus
céspedes, ya que se habían llenado los silos de almacenaje. Los
“mercados permanentes de exportación al extranjero” habían sido
un espejismo.
Los ingresos de las granjas volvieron a niveles similares a los
anteriores, pero con una única gran diferencia. Los granjeros
ahora tenían deudas más costosas que pagar; préstamos que
habían suscrito, a veces bajo coacción, pensando que los precios
seguirían altos. Entonces los granjeros descubrieron que no podían
devolver los préstamos. Transcurrió una década para que esto se
hiciese obvio en el resto de la nación.
¿Del artículo “Hoosier Farmer? Emerging Food Systems in
Indiana” (¿Granjero de Indiana?: Sistemas Emergentes de
Alimentación en Indiana) de Ken Meter.
Resiliencia en el río
Cuando yo era un chaval en el Massachusetts central de los años 70,
jugaba con mis hermanos cuando nos montábamos en el coche. El juego era
“¡Adivina de qué color es el río hoy!”. Me criaron en lo que hoy se llamaría
una granja de “afición”, en el sentido que no se pensaba como la fuente
principal de los ingresos familia- res. Vivíamos en la parte superior de una
colina a la que rodeaba por tres lados una vuelta serpenteante del río
Nashua. En el valle fluvial, al norte del hogar de mi infancia, estaba el
lugar de nacimiento de John Chapman, generalmente conocido por el
apodo Johnny Appleseed. Al sur, estaba el lugar de nacimiento de Luther
Burbank, un extraordinario criador de variedades de plantas, quien
desarrolló la patata de asar Russet, la margarita de Shasta y la chumbera sin
espinas. Tanto Burbank como Chapman han influenciado mi vida de una
manera extraordinaria, como verás al leer este libro.
Durante mi infancia, el mismo río donde John Chapman había
pescado salmón se había convertido en un sistema de desecho de residuos
de los pueblos fabriles río arriba en el sur de Nuevo Hampshire y el norte
de Massachusetts. El río fluía rojo, verde, azul cobalto, naranja, aunque
nunca transparente. La palabra “Nashaway” en la lengua de las
primeras personas que vivieron allí significaba” arroyo con un lecho de
guijarros”. El río Nashua de mi infancia no tenía un fondo de guijarros.
Primero, el fondo del río solamente se veía cerca de la orilla donde había
agua muy poco profunda. Cuando era posible ver el fondo, era de un
espeso fango verdigris. La identidad de dicho mejunje se revelaba en
primavera después de las inundaciones. Cuando se retiraban las aguas,
el río dejaba una capa de cartón piedra en las orillas para marcar el nivel al
que habían subido las aguas de la inundación.
Varios kilómetros río arriba, había grandes fábricas de acabado de
papel que lo recibían en rollos a granel de las fábricas de pasta de papel de
Maine, donde se trituraba la leña de los bosques, moliendo y disolviendo la
fibra químicamente para reconstituirla en forma de papel. Se enrollaba
este papel básico en lo que parecían rollos de papel higiénico de más de 2
metros de alto. De hecho, mucho de lo que producían era papel higiénico.
Estas fábricas río arriba volvían a procesar el papel a granel para
convertirlo en los “productos” que todos disfrutamos: papel para escribir,
para envolver, papel de periódico, servilletas y más. En los años sesenta y
setenta, desechar los tintes sobrantes y aguas residuales de las fábricas de
papel en el río formaba parte de las prácticas habituales. Las curtidurías,
los proveedores de cuero para zapatos a los muchos fabricantes que
había en la zona, también desechaban sus tintes y productos químicos en
el río. Aunque parezca increíble, las “plantas de tratamiento de aguas
residuales” eran un invento nuevo en ese entonces y las empresas,
beneficiarias de la gestión de residuos sin costes en forma de río, eran
reacias a probar dicha nueva tecnología “sin demostrar” y “costosa”, la
adopción de la cual, según su pensamiento, arruinaría la economía y
llevaría a los socialistas a tomar control del sistema político, o lo que
fuera el argumento que usaban los hombres de negocios acaudalados en
aquel tiempo.
Se tardaron décadas hasta que, gracias a la presión del público, la presión
política, e incluso algún sabotaje medioambiental, se consiguió finalmente que
las industrias contaminantes instalasen plantas de tratamiento de aguas
residuales para purificar sus residuos, o más bien y en la mayoría de los casos,
para reducir en “una cantidad estadísticamente significativa” la toxicidad.
Elrío Nashua, con su caudal rojo, azul y verde de residuos apestosos me
enseñó algo más importante que cualquier cosa que aprendí en el colegio.
Podría decirte que me enseñó la importancia de organizar “al pueblo”
para tratar un problema y lograr conciencia y fondos para aplicar presión y
así conseguir el cambio como muestra del “Estilo Americano”, y que ésta
era la prueba de que nuestro sistema político realmente funciona, pero esa
no fue la lección real que me dio el río. La auténtica lección, que entró en mi
corazón, es que ¡la naturaleza se cura! Dadas las condiciones, existen
fuerzas en el mundo natural que son tan fiables como la gravedad; fuerzas
que llevan a la salud, la diversidad y la estabilidad del ecosistema. El río
Nashua estaba prácticamente muerto cuando yo era un crío en los años 60,
pero ya para cuando comencé el instituto en los años 80, el agua fluía con
agua clara. El olor a planta de residuos fecales del río fue reemplazado con
un olor no tan horrible (¡aunque seguía apestando!). Después de algunos
años de inundaciones y raspado, la mayoría del forro de cartón piedra en el
fondo se había “ido lejos” (donde sin duda yacerá en el fondo del océano
Atlántico frente a la costa de Merrimac, Nuevo Hampshire) y los guijarros
descritos hace trescientos años empezaron a verse de nuevo. ¡La
naturaleza realmente se cura a si misma! Lo único que se hizo en el caso
del río Nashua fue quitar las fuentes principales de contaminación. No se le
añadió nada y no se dio ninguna ayuda adicional para limpiarlo. Las orillas
del río que anteriormente parecían un descampado industrial empezaron
a cubrirse de vegetación. Las plantas empezaron a crecer dentro del río
y para cuando me gradué del instituto, había personas que surcaban el río
en canoas de nuevo. A mediados de los años 80, vi el primer pez en el río.
Tenía un bulto grotesco y canceroso detrás de las agallas, pero ¡era un pez
auténtico y estaba vivo en el río Nashua!
La misma resiliencia que vi en el río Nashua durante mi juventud la he
vuelto a ver muchas veces desde entonces; desde las montañas
completamente taladas de Maine a parkings en Chicago, vertederos
tóxicos en Detroit, hasta el polvoriento promontorio de tierra de labor en el
suroeste de Wisconsin.
Se quita la uniformidad
Cuando se aplican insecticidas a los cultivos, no todos los insectos
mueren (quizás un número estadísticamente insignificante sobrevive,
¿n o ?). L o s que no mueren posiblemente tengan una composición
genética que los hace inmunes al veneno utilizado. Podrían reproducirse
y transmitir esa resistencia al insecticida a su progenie. El uso continuado
de insecticida mata los insectos que no son resistentes y al final sólo
quedan los insectos resistentes al pesticida, los superbichos.
El mismo proceso se aplica a las bacterias en el ganado. Los
antibióticos que eran perfectamente eficaces para “controlar” la
enfermedad hace unas pocas décadas ya no lo son por la resistencia
desarrollada y deben inventarse nuevos antibióticos. Las malas hierbas
se vuelven inmunes a los herbicidas y, de la misma manera, se crean los
nuevos virus.
Nuestro sistema moderno de agricultura dependiente de las plantas
anuales, cultivadas en un ecosistema erradicado reemplazado por mares de
monocultivo, realmente crea nuevas variantes de insectos. Nuestra
agricultura moderna genera hierbas nuevas que resisten a los herbicidas.
Crea combinaciones genéticas que no habrían ocurrido en la naturaleza y
que son potencialmente peligrosas. De hecho, nuestra agricultura
moderna está creando plantas comestibles más débiles y plagas y
enfermedades más fuertes. La agricultura moderna ha forzado la
fitomejora, creando plantas que solamente pueden existir en ambientes
libres de malas hierbas y que sólo prosperan cuando son bañadas en
fertilizantes químicos. Las plagas que se alimentan de esas plantas
desarrollan la inmunidad a nuestro arsenal de productos químicos
protectores. Los granjeros trabajan cada vez más horas y gestionan
mayor superficie que nunca. Los ingresos de la agricultura no se han
mantenido al día con el incremento en gastos de explotación y el coste
de vida. ¿Por qué está todo el mundo trabajando tan duro en algo que
realmente no parece estar funcionando del todo bien? Es hora de dejar de
trabajar en el huerto y darnos un paseo por el bosque.
C APÍ T U LO 3
A hombros de gigantes
Desde luego, suena bien dejar de trabajar como esclavos en el huerto
y salir a dar un paseo por el bosque. No obstante, esto sólo funciona si
tenemos acceso a una parcela donde podamos cultivar un huerto y si
tenemos acceso a zonas naturales cercanas para poder pasear. En
cambio, esto es irrelevante si todo nuestro tiempo se destina a sobrevivir
y si obtenemos nuestros alimentos de plantas anuales que como condición
requieren la erradicación de un ecosistema para plantar semillas. Esto
último es lo que ocurre en la mayor parte del mundo. La mayoría de los
seres humanos ahora viven en ciudades. Según las Naciones Unidas, en el
año 2008 el péndulo se desplazó, con una mayor proporción de la población
humana residiendo en zonas urbanas. Solamente cuatro años más tarde,
casi el 60 por ciento de toda la especie humana vivía en ciudades con una
población de 250.000 o más.
La mayoría de las personas en el planeta viven cercados por
hormigón, acero y piedra, aplastados por las masas humanas por todos
los lados. Su único con- tacto con el mundo natural puede ser con las
palomas que vuelan por las calles en busca de unas migajas, o las
hormigas que surgen entre las grietas de la acera debajo de sus pies.
Como las hormigas, los seres humanos experimentan vidas de vanidad
existencial, trabajando a todas horas sin otro propósito más que trabajar.
Fue Thoreau, hace casi 200 años que dijo, y con razón, “la mayoría de
los hombres vive vidas de desesperación silenciosa”. Y cuando escribía
sobre el trabajo y el ocio, dijo: “No tiene tiempo para ser otra cosa que
una máquina”.
¿Cómo podemos abastecernos de alimentos sin destruir los
ecosistemas del planeta? ¿Cómo podemos seguir dependiendo de campos
mecanizados y masivos, basados en el monocultivo anual mientras los
costes de los combustibles fósiles aumentan drásticamente al volverse
más escasos? ¿Cómo podemos seguir alimentándonos cuando nuestro
sistema agrícola crea nuevas enfermedades de plantas y cría insectos y
malas hierbas que requieren más venenos mortíferos para eliminarlos?
¿Cómo podemos cultivar cuando el viento y la lluvia se llevan el mantillo
año tras año?
Al concluir mi educación universitaria y con el deseo de averiguar
cómo escaparme de la rueda de hámster de una carrera convencional,
todas estas preguntas me llenaban la mente. ¿Cómo podía yo, como
individuo, escaparme del aburrimiento y del trabajo de huerto? O de
manera más precisa,
¿Cómo liberarme del carrusel de los cultivos anuales, un sistema
impuesto e indoctrinado en nuestra cultura?
Puede parecer exagerado afirmar que la vida ajetreada de las
ciudades es el resultado de los cultivos anuales, pero si miras más de
cerca, puedes ver los paralelos sorprendentes entre el crecimiento rápido
de plantas anuales y el de las poblaciones humanas. Existen paralelos
directos entre los incrementos exponenciales del rendimiento de la semilla
del sembrador bíblico en tierra fértil y el crecimiento de dos dígitos en
ganancias de los accionistas corporativos en una economía que crece
infinitamente sobre un globo terráqueo finito. Algunos también ven
paralelos entre la muerte rápida de la planta anual al primer signo del
otoño o al acortarse el día. Cuando los recursos ya no son lo que eran, la
planta anual y la economía anual simplemente tiran la toalla y colapsan.
Se cosecha una gran cantidad de granos, que se racionan entre la
población hambrienta, mientras los monarcas de la época acaparan la
abundancia. En primavera, el ciclo vuelve a comenzar con un paquete de
estímulo de nueva semilla, dispersa sobre la decadencia de la recesión
anterior en una economía anual cíclica que se repite. El patrón de la planta
anual afecta todo lo que hacemos y, como veremos en los capítulos
posteriores, la costumbre de destrucción del ecosistema en pos de
plantaciones anuales distribuidas entre unos pocos y esclavizar a las
masas siempre acaba en el colapso de la sociedad en cuestión.
¿Cómo sería el mundo- me pregunté- si basásemos nuestra cultura
en las plantas perennes en vez de anuales? ¿Cómo sería si imitáramos a
la naturaleza y diseñáramos ecosistemas como hábitats ricos y
abundantes tanto para los humanos como para los demás seres vivos?
No veía manera de escapar a la tendencia global emergente del
monocultivo, de manera que busqué crear una alternativa en medio de
ello y conectar con otros en el mismo camino. Como un manojo de
digitaria que brota de una grieta en la carretera, así procuré hacer un
cambio desde mi lugar. Aquí estaba, en otro tiempo y otro lugar,
buscando lo mismo que Henry David Thoreau. Así mismo Walden en su
obra seminal escribió:
China y Córcega
Encontré el primer libro mientras estudiaba ingeniería al estar
viviendo por primera vez en una ciudad grande. La universidad a la que
asistía quedaba lo suficientemente lejos de mi casa como para sentirme
libre, aunque lo suficientemente cerca como para volver de vez en cuando
a saborear la cocina casera y hacer la colada.
Este primer libro era antiguo, originalmente escrito en 1929 por J.
Rus s e ll Smith, con el título Cultivos Arbóreos: Una agricultura
permanente. Smith ha sido descrito frecuentemente como un “visionario
práctico” y, como geógrafo del Departamento de Agricultura de los
Estados Unidos, viajó por el país y por el mundo.
Su obra maestra trataba el tema de la erosión de suelos que había
observado en China, el Oriente Medio, el Norte de África y los Estados
Unidos. Citó documentos del USDA que describían las tasas y extensión de
la erosión de suelos en la zona fértil de los Estados Unidos. En una edición
posterior de Cultivos Arbóreos en 1950, relató en uno de sus viajes esta vista
desde la Gran Muralla de China:
Las laderas bajo la Gran Muralla estaban cortadas con barrancos,
algunos de hasta cincuenta pies [15 metros] de profundidad. Hasta donde
alcanzaba la vista, había barrancos, barrancos, barrancos; un paisaje
herido y destripado. El pequeño arroyo que antes fluía junto a la cuidad
era ahora un ancho yermo de arena gruesa y gravilla que los barrancos
de las colinas transportaban más rápido de lo que el arroyo podía
llevárselas. Por tanto, el valle entero, que una vez fue buena tierra de
labor, se había convertido en un desierto de arena y gravilla, alternando
entre mojado y seco. Era aún más inútil que las colinas. Su única cosecha
ahora era el polvo, levantado por los vientos invernales cortantes que
barren la superficie seca de esta tierra durante los veranos lluviosos y los
inviernos secos.
En armonía
¡La permacultura! Esa palabra sale alegremente de nuestra boca.
De alguna manera parece correcta y es fácil de decir. La palabra
permacultura fue un invento del australiano Bill Mollison y originalmente
pretendía fusionar las palabras “permanente” y “agricultura.”
Como Fukuoka, Mollison fue un profesional de recursos naturales
que quedó desilusionado después de trabajar para la División de Fauna
Natural, la Comisión de Pesca Interior y el sistema universitario.
Cuando, armada hasta los dientes, la “revolución verde” de la industria
de fertilizantes químicos y herbicidas llegó a Australia, Mollison
recibió órdenes de promover su adopción universal. La clave del
futuro era producir cultivos comerciales para el mercado de exportación
(cuyo balance solo beneficiaba a las grandes empresas). En Australia,
como habían hecho en los Estados Unidos, avasallaron a los granjeros
con el mensaje de expandirse para poder seguir siendo competitivos.
Mollison se negó a doblegarse. Si alimentar a los hambrientos del mundo
era una las razones por las cuales los agricultores debían cultivar
cantidades ingentes de granos baratos con la ayuda de productos químicos
carcinogénicos, entonces ¿por qué no se promocionaba a la jardinería
doméstica a pequeña escala?, la cual ha demostrado a través de muchos
estudios que puede producir mayor cantidad de alimentos por hectárea que
la agricultura de grano a gran escala ¿Por qué no se promocionaban
técnicas que la misma población hambrienta pudiera practicar? La
destrucción medioambiental a gran escala causada por el arsenal de
armas químicas y el poder oxidante y erosivo del arado eran anatema
para Mollison. Las consecuencias derivadas de las exportaciones de
grano barato a las poblaciones famélicas las volvían dependientes de la
ayuda internacional para alimentarse y los dejaba aún más desamparados.
Para Mollison, esto era socialmente inaceptable. Él creía que debíamos
enseñar a la gente cómo fabricar su propio alimento en vez de someterlos a
unos acuerdos de comercio internacional injustos. Mollison dimitió y
empezó uno de los movimientos medioambientales más grandes y
sociales que jamás se han visto. En su comienzo a mediados de los
años setenta, Bill Mollison y David Holmgren empezaron a
vislumbrar cómo podría ser una “agric ultura permanente”. A
diferencia de otros sistemas agrícolas, fueran biodinámicos, ecológicos o
de otro tipo, Mollison y Holmgren no se avergonzaron al fundar su obra
entera sobre un estándar ético. La permacultura se basa
completamente en sus tres pilares éticos, llamado por muchos la
“Directriz Principal” (Prime Directive, en inglés). La permacultura es el
único tipo de agricultura que puede conducir a una cultura permanente, y
no puede ser posible sin la base ética de cuidar la tierra, cuidar la gente,
y distribuir y distribuir equitativamente los recursos.
Algunas personas de mente cerrada, egocéntricas o ignorantes aún
consideran que cuidar la tierra y sus sistemas y procesos naturales es
algo antihumano, un lujo, y que actúa en contra del crecimiento
económico. Nada podría estar más lejos de la verdad. Los sistemas
naturales de este planeta crean el aire que respiramos, el agua que
bebemos y la comida que ingerimos.
Los sistemas y sus procesos naturales reciclan nuestros desechos y
los incorporan en otras formas de vida. Todo lo que necesitamos como
seres humanos sobre la Tierra depende totalmente de los sistemas
naturales del planeta en sí. Los permacultores entienden como un hecho
fundamental que, si no cuidamos el planeta y sus sistemas vivos, el
planeta no nos cuidará a nosotros.
Cuidar a las personas también es esencial y tiene una relación directa
con el primer principio ético. Si no atendemos a los seres humanos, si
permitimos que las personas vivan con hambre, con enfermedades
crónicas y con necesidades constantes, tendremos conflictos sociales
que se propagarán más allá de las zonas inmediatamente afectadas. El
colapso social, económico y gubernamental en los países de África, el
Oriente Medio y Asia son todo un resultado directo de una distribución
injusta de los recursos. Las personas con necesidades insatisfechas
toman las armas, y no necesariamente contra la causa verdadera de sus
problemas. Recurrir a chivos expiatorios es tan común como declarar la
guerra contra los explotadores. Los vecinos, las tribus y las naciones en
guerra suelen estar demasiado preocupados con sus propios conflictos
para cuidar el planeta. Nuestra capacidad agrícola se degrada durante los
tiempos de guerra. Se bombardea y quema la vegetación natural y se
destruyen las infraestructuras de agua y energía. Si no cuidamos las
necesidades básicas de los seres humanos, se originan países como
Somalia, Haití y Afganistán. Si no nos ocupamos de las personas, estas no
pueden cuidar la Tierra. Si no mimamos la Tierra, ella no cuidará a las
personas.
El tercer pilar ético de la permacultura está entrelazado y es
interdependiente con los otros dos: la distribución equitativa de recursos.
Sólo se pueden cuidar la Tierra y las personas si las necesidades humanas
básicas de la población están cubiertas. Las poblaciones que no han
recibido suficiente compensación caen en la contienda social, huelgas y
rebelión. Las poblaciones desfavorecidas tienden hacia la revolución. En
ambos casos, cuidar la Tierra se aleja de la consciencia de la mayoría de
las personas porque la “Directriz Principal” de los hambrientos se traduce
en proveerse de las necesidades básicas para sobrevivir.
Cuando se diseñan los sistemas económicos para crear una
desigualdad extrema, surgen problemas que destruyen no solamente a
los individuos involucrados, sino también al sistema entero. No importa si
son ricos o pobres, si son de izquierdas o de derechas, cobijar la riqueza y la
pobreza bajo el mismo techo sólo crea problemas.
Según Mollison y Holmgren sus ideas sobre la permacultura se
desarrollaron más allá de una mera ética, - estudiaron patrones naturales y
culturas indígenas o “tradicionales” en t o d o el mu n d o . Estas
observaciones, propusieron revelarían cómo ocurren ciertos procesos
en el mundo natural.
Un esquema ramificado, o dendrítico, por ejemplo, se revela cuando los
“recursos” (la energía o los materiales) se concentran de forma similar a
como los pequeños arroyos se juntan para formar arroyos cada vez más
grandes y luego ríos. El agua, sus nutrientes y los sedimentos minerales
se van recogiendo en las elevaciones más altas de la tierra y se envían
aguas abajo. El mismo esquema dendrítico puede observarse en los
deltas de río, cuando un solo río grande se ramifica en canales cada vez
más pequeños según distribuye la carga que ha ido recogiendo. La
naturaleza recoge, transporta y distribuye energía y materiales en
patrones dendríticos. Lo hace de manera gratis y sin consumir
combustibles fósiles.
Si los seres humanos diseñásemos nuestras fincas, jardines, casas,
pueblos y ciudades siguiendo los patrones de la naturaleza, deberíamos,
en teoría, poder lograr los mismos procesos, con la misma eficacia. Si
planeáramos nuestra producción de alimentos según los ecosistemas
naturales, en teoría habrían de mostrar la misma resistencia a las plagas
y enfermedades. Deberían poder conservar y crear nuevo mantillo e
incrementar su fertilidad, tal como lo hace la naturaleza.
Mollison y Holmgren estudiaron las culturas indígenas y tradicionales
con la esperanza de aprender cómo se alimentaba la gente antes de que
apareciera el sistema alimentario contemporáneo. ¿Cómo sobrevivían las
culturas en áreas con escasez de recursos? ¿Qué formas culturales y
sociales existían en las sociedades olvidadas que pudiesen resultar útiles y
dignas de conservar? ¿Cómo podía usarse la claridad del pensamiento
científico para crear una mezcla armoniosa de lo natural, lo tradicional y lo
futurista?
Para mí, la permacultura era justamente eso: combinar la naturaleza,
la tradición y el conocimiento científico para crear una cultura humana
con una base sólida ecológica y social. Con la permacultura podemos
diseñar nuestros propios hábitats usando las pautas de la misma
naturaleza. Podemos recrear la abundancia vibrante de épocas de
nuestros abuelos y bisabuelos. Usando la permacultura, podemos crear
sistemas vivos que, como dice el mismo Bill Mollison, son
“ecológicamente sostenibles y económicamente rentables”. Como hizo J.
Russell Smith, construiremos estos sistemas usando cultivos perennes
con una base fuerte en cultivos arbóreos como en los bosques de
castaños de Córcega. Como Masanobu Fukuoka, buscaremos en la
naturaleza nuestras pautas y una guía, porque los sistemas naturales
vivos son los sistemas de producción más comprobados. Los
ecosistemas naturales han prosperado durante milenios sobre el planeta
Tierra y lo han hecho durante decenas de ciclos de calentamiento global
y edades de hielo. Los sistemas naturales han sido plenamente
funcionales y han hecho prosperar la vida durante toda su existencia,
haciéndolo sin usar insumos de combustibles fósiles, sin el uso de
fungicidas, pesticidas ni herbicidas.
Han transformado la piedra desnuda expuesta por las placas
continentales, la gravilla arrastrada por los depósitos aluviales y la
escoria piroclástica en ecosistemas ricos, verdes y con un mantillo que
incrementa en espesor según avanza el tiempo. Los procesos naturales
siempre han llevado hacia un incremento en la diversidad de especies y
una optimización de la densidad de la población.
La permacultura, el diseño intencional de los sistemas sociales y
económicos de agricultura perenne, me aportó una claridad de
pensamiento importante durante mi lucha personal para entender los
grandes problemas de la especie humana: la degradación
medioambiental, la seguridad alimentaria, la salud y la justicia social.
La permacultura contribuyó a unificar dos partes de mi pasado
académico (la ecología y la ingeniería) y a encontrar las piezas que
faltaban entre dos zonas aparentemente tan opuestas como el huerto y el
bosque.
La permacultura me ayudó a dibujar un gran círculo alrededor de todo
lo que sabía o me habían enseñado, y si había algo que no encajaba con mi
comprensión del mundo, era mi entendimiento el que fallaba, no el
mundo. Ésa fue la perspectiva que adquirí a hombros de gigantes como J.
Russell Smith, Masanobu Fukuoka y Bill Mollison, que me permitió
realmente ver el futuro; un futuro dramáticamente distinto a meramente
proyectar el presente por una línea del tiempo. Esta perspectiva me
permitió ver un futuro descrito por J. Russell Smith, una visión de belleza
y pragmatismo tan necesaria hoy en día como en su tiempo.
La escasez de recursos
La agricultura en los Estados Unidos está experimentando una
rápida pérdida de cantidad de mantillo y disminución de agua de los
acuíferos. En las regiones más secas, el agua para el riego de los
cultivos se está volviendo cada vez más cara y escasa. Consideremos,
por ejemplo, el acuífero de Ogallala. El acuífero ocupa una zona de suelo
y roca madre saturada de agua con una extensión de aproximadamente
580.000 kilómetros cuadrados en la región de las grandes praderas de
América del Norte. Se extiende debajo de Texas, Nuevo México,
Oklahoma, Kansas, Colorado, Nebraska, y partes de Dakota del Sur y
Wyoming. La profundidad del acuífero desde la superficie de la tierra ha
aumentado desde que se empezó a usar para el riego en 1911. Esto
significa que se necesita perforar pozos cada vez más profundos y por lo
tanto cuesta más llegar al agua. La energía que se precisa para extraer
el agua desde las profundidades de la tierra también ha incrementado,
del mismo modo que lo ha hecho el tamaño de la bomba y los tubos
necesarios, todo lo cual eleva el coste de regar los cultivos. El acuífero
Ogallala es una fuente principal de agua para la agricultura, las ciudades,
los pueblos y la industria en las praderas altas. La extracción de agua del
acuífero ahora ha superado con creces la tasa de recarga natural (se
tratará el asunto del diseño de la tierra para la retención de agua y
recarga del acuífero en el capítulo siguiente). Algunos lugares que se
servían del acuífero Ogallala ya han agotado el nivel freático como
fuente de su agua de riego.
Otro ejemplo de merma progresiva de recursos preciosos se
encuentra en el valle central de California. Este valle tiene una longitud
de 700 kilómetros y de 64 a 96 kilómetros de ancho. Históricamente, en
algunos lugares ha sido pradera, y en otro desierto total. Casi el 100 por
ciento de la producción agrícola del valle central se realiza con riego.
Este desierto con riego proporciona casi el 10 por ciento del alimento que
se consume en los Estados Unidos. Docenas de represas capturan las
aguas de superficie de las montañas cercanas a Sierra Nevada, casi
erradicando los saltos de salmón que históricamente abundaban. Se ha
construido tanta infraestructura, y el agua es un recurso tan crítico, que
se formó el Proyecto de Aguas Estatales (State Water Project, o SWP,
en inglés) para gestionar el uso del agua y mantener la infraestructura.
El SWP es la empresa pública de aguas más grande del mundo. Aunque
el 80 por ciento del agua dentro de la jurisdicción del SWP se dedica
actualmente al riego, los conflictos aumentan. Los activistas por la vida
acuática en peligro reclaman caudales de agua suficientes para la fauna
silvestre, mientras que las zonas urbanas crecientes también ejercen una
presión constante sobre este recurso crítico.
Ahora, la especie humana se enfrenta a otra urgencia crítica similar
a la de las reservas de petróleo, en este caso a una crisis de las reservas
de agua. Posiblemente el acuífero Ogallala o la Sierra Nevada que surte
el valle central de Posiblemente el acuífero Ogallala o la Sierra Nevada
que surte el valle central de California nunca se queden totalmente sin
agua, pero se están llegando a unos límites más allá de los que la
agricultura de riego puede soportar. Las disputas por los derechos de
agua se harán más frecuentes en los ríos que no pueden sostener los
niveles de población actual. Ya están en marcha proyectos jurídicos y
políticos para trasvasar agua de los Grandes Lagos como suministro de
agua para esa región sedienta. Ya sea dentro de 5, 50 o 100 años, llegará
un punto crítico en la agricultura norteamericana en que ya no habrá
suficiente agua para todos. Debemos diseñar nuestros ecosistemas
agrícolas pensando en esto.
Bajo el hielo
La disección de la realidad en componentes fraccionales
diferenciados y el error de concebir el concepto como la realidad no
siempre nos sirve cuando necesitamos comprender el mundo natural que
nos rodea, y definitivamente no nos ha ayudado a desarrollar una
agricultura ecológicamente sostenible.
En algún momento de la historia humana, entre finales del
Pleistoceno y principios del Holoceno, se encuentra la Época de los
Mamíferos. Sin embargo, incluso esto mismo sería un concepto, y excluiría
el hecho de que los animales, en última instancia, dependían de las plantas
para conseguir su alimento, de manera que la Época de los Mamíferos
naturalmente tendría que haber sido la “Edad del hábitat que sostenía la
abundancia de los mamíferos”.
El Pleistoceno, según los científicos, empezó hace aproximadamente
2,6 millones de años, y se caracteriza por haber experimentado un total
de once glaciaciones principales. Los científicos llaman el Holoceno al
período posterior a la última glaciación estimando su comienzo hace unos
12.000-15.000 años.
Por supuesto, en términos reales, no había líneas marcadas entre las
dos épocas. Sencillamente hubo un largo período de tiempo en el planeta
Tierra en que el clima se hizo más frío, los glaciares se extendieron y el
resultado es lo que llamamos una “glaciación”. Cuando se expandía la
cobertura glacial global, el manto vivo de plantas verdes que cubría la tierra
desaparecía bajo el hielo y nieve, los huesos montañosos de la Tierra eran
pulverizados y el hábitat de los animales terrestres menguaba
dramáticamente. Las poblaciones de animales se reducían. Algunas
prosperaban bajo las condiciones nuevas, otras se extinguían. Cuando el
clima se hacía más caliente al final máximo del glacial, las comunidades
de plantas empezaban a extenderse. La roca desnuda quedaba expuesta y
colonizada por líquenes, la roca en el suelo conocida como acarreo glacial
era colonizada por semillas dispersadas por el viento como el epilobio
(adelfilla), los álamos o los sauces, y en otros lugares el polvo glacial
transportado por el viento, conocido como loess, cubría la tierra.
Estos tres escenarios son sencillamente conceptos que usamos para
describir el hecho de que había menos hielo y más tierra disponible. Con
una mayor parte de la superficie de la tierra expuesta, se abrieron
nuevos territorios para la colonización por parte de las plantas.
Menos agua atrapada en el hielo significaba más humedad disponible
en forma de lluvia y el deshielo de los glaciares creaba ríos para
alimentar un mar en expansión. Más tierra y más plantas se traducían en
más animales. Nuevamente, el deseo de los científicos de dibujar líneas
precisas entre este tiempo y otro realmente no nos sirve. Según las líneas
de tiempo de los geólogos, tuvo lugar la época del Pleistoceno y después, en
11.800 a.c., se pasó al Holoceno, aunque así no es como ocurrió de
verdad. La transición desde un clima glacial global a un “período
interglaciar” duró miles de años. Fue durante esos miles de años cuando
hubo una explosión de población de mamíferos en todo el mundo. Uno de
ellos era el ser humano moderno. Éramos un miembro de una
proliferación de mamíferos y fuimos los beneficiarios directos de la
abundancia del ecosistema que sostuvo dicha proliferación.
Puede argumentarse que los ecosistemas más ricos y abundantes en
que los seres humanos han vivido fueron los que existieron durante los
años frontera entre finales del Pleistoceno y principios del Holoceno. Basta
con decir que esto ocurrió hace mucho. La Tierra acababa de salir de la
última glaciación, la cual tuvo un efecto estimulante sobre la vida en todo
el planeta. Cualquier persona que ha estado al pie de un glaciar ha visto,
en un microcosmos, lo que ocurrió a escala global al final de la última
glaciación. Los glaciares pulverizan todo lo que se encuentra a su paso,
aplastando cordilleras montañosas enteras; después lentamente (con
lentitud glacial) mezclan esos “huesos de la tierra” mientras los muelen
para formar partículas cada vez más finas, unos polvos tan finos que en
muchos lugares el polvo glacial permanece suspendido en el agua, dando
a los lagos glaciales un color azul turquesa que parece de otro planeta.
Según se retiraban los glaciares del Pleistoceno, o sencillamente se
derretían en el mismo lugar, dejaron atrás miles de millones de toneladas de
roca pulverizada. Algunos de estos minerales se habían molido lo
suficiente para que los transportara el viento y viajaron a otros lugares de
la tierra en donde el hielo no había llegado. Otras rocas molidas se
quedaron en el lugar. Gran parte de esta roca, afectada por diferentes
fases de deshielo y heladas, se movía como dunas de arena o
ventisqueros. Otra piedra aplastada quedaba atrás en forma de lágrima,
conocido como drumlin, o se transportaba por ríos y quedaba depositada
como eskeres, kames y aluvión.
A escala continental, la piedra aplastada, la gravilla y los sedimentos
fueron expuestos a los elementos y se hicieron disponibles para la
colonización por la vida vegetal. Este sustrato rico en minerales
proporcionó la base nutricional para la época de mayor abundancia y
diversidad de vida terrestre jamás vista por los seres humanos. No
obstante, la abundancia no apareció de la noche a la mañana.
Tardó tiempo, muchísimo tiempo. De hecho, todavía está ocurriendo.
El detrito al pie del glaciar de Matanuska en Alaska, por ejemplo, todavía
no se ha cubierto de vegetación, a pesar de que después de miles de años,
el suelo desnudo y sin vida se ha transformado de una manera notable.
Como una mágica capa multicolor, las comunidades de flora y fauna se
han desarrollado con el tiempo. Este baile, el de avanzar y retirarse en el
proceso de cambio en las comunidades de plantas y animales, se conoce
como la “sucesión ecológica”.
La sucesión
La sucesión ecológica se define como los cambios, más o menos
predecibles y ordenados, que ocurren en las especies de un lugar según va
pasando el tiempo. El sedimento al pie del glaciar de Matanuska, por
ejemplo, primero fue colonizado por musgos, líquenes y plantas anuales,
como la hermosa adelfilla que florece en las orillas de los ríos y los bancos
de arena en toda Norteamérica. Estos habitantes del suelo expuesto en
estos terrenos agrestes cumplen su ciclo vital y finalmente mueren,
dejando atrás sus cuerpos descompuestos para enriquecer la
acumulación del nuevo suelo con sus cuerpos llenos de minerales.
Un miembro de este grupo colonizador sorprendente son los líquenes,
un organismo milagroso. Están formados por una relación simbiótica
entre dos organismos individuales, un alga y un hongo. No requieren
ninguna cantidad mínima de suelo para sobrevivir y crecen en los
acantilados pelados, en los cimientos de hormigón de los puentes y
edificios, o en la corteza de los árboles. No son exigentes. El alga
fotosintetiza, creando azúcares aparentemente de la nada. Usando la luz
solar como fuente de energía, fabrica cadenas de hidratos de carbono
literalmente del aire, usando carbono, hidrógeno y oxígeno de la
atmósfera. Produce un pequeño excedente de azúcares que utiliza para
alimentar a su otra mitad fúngica. A su vez, el hongo usa los azúcares
como fuente de energía y se ocupa de disolver lentamente los minerales
en la roca sobre la que crece, incorporándolos a su cuerpo. El liquen
obtiene minerales de su porción de hongo para sostener su porción de
alga fotosintética. Así se incorporan las rocas desnudas del planeta
Tierra a los organismos biológicos. Estos minerales biodisponibles
entonces se convierten en los nutrientes que se utilizarán en toda la
compleja red de vida que colonizará el lugar con el paso del tiempo.
Lentamente, los cuerpos de estas plantas sencillas se acumulan y se
descomponen por hongos y bacterias que flotan libremente para
convertirse en suelo rudimentario. La naturaleza es el reciclador supremo
y los minerales que hace poco tiempo fueron piedra se hacen disponibles
para otras plantas más exigentes con el suelo.
Después de los líquenes y los musgos (colonizadores de roca desnuda)
vienen las robustas plantas anuales. Crecen rápido, establecen sistemas
elaborados de raíces y producen cantidades copiosas de semilla dura y
duradera. Así, con el tiempo, los musgos y líquenes paulatinamente se
hacen menos prevalentes y las plantas anuales, especialmente las hierbas
anuales, llegan a dominar el lugar. Finalmente, a menos que haya una
perturbación de algún tipo que haga retroceder el proceso en tiempo de
“sucesión”, las plantas anuales sucumbirán ante las plantas perennes que
las sobrepasarán en tamaño y extensión. Las vastas tierras de herbáceas
perennes de las estepas y praderas son todo lo que permanece de las
enormes extensiones de praderas de la sucesión temprana del Holoceno.
Con el tiempo, esas hierbas también morirán y la materia orgánica de
sus raíces y tallos incrementará el espesor del verdadero mantillo. El
proceso de sucesión ecológica crea el suelo. Es la marcha de
comunidades de plantas y animales en el tiempo que añadirá
continuamente sus cuerpos ricos en minerales y deposiciones a la
acumulación de capas de suelo donde antes solamente había roca.
Cuando una zona en medio de un proceso de sucesión ecológica está en
la fase de acumulación e incremento del grosor del mantillo, la zona se
encuentra en un estado llamado agradación.
En este estado, se acumulan los nutrientes y la materia orgánica
mientras que la disponibilidad de los minerales en el suelo incrementa, la
diversidad de especies aumenta y el sistema entero crece en salud y
abundancia. Parte de la riqueza y la abundancia de una pradera en
sucesión se encuentra en sus animales. Los animales que pastan siempre
han prosperado en los lugares donde existen las hierbas y las plantas de
hoja ancha. Nos podemos imaginar fácilmente que, entre las grandes
ma na da s de animales del principio del Holoceno, los humanos
encontraron las especies que finalmente criarían para convertirse en
ganado doméstico, aunque ese no es exactamente el caso. Sólo el caballo
es una auténtica especie de pradera. Todos los animales domesticados
primarios del hombre se encontraron en la fase siguiente de desarrollo
por sucesión del ecosistema. Cualquier persona que haya visto una finca
o campo agrícola abandonado, o incluso la mediana de una carretera
antigua, habrá observado cómo han entrado las plantas gruesas y leñosas,
estableciéndose en lo que anteriormente era una zona totalmente
herbácea. Van ocupando el lugar los solidagos (vara de oro), asclepios
(algodoncillo) y cardos, acompañados por chopos, sauces o álamos
temblones. Muchas de estas plantas tienen semillas peludas que forman
un paracaídas como una pluma que flota por las praderas y empieza a
crecer después de encontrar un hueco con suelo expuesto. Otras
semillas transportadas por el viento, como el olmo, fresno, arce negundo
o carpes aterrizan en las praderas y empiezan a cambiar su naturaleza.
La vieja era se hará “desordenada” mientras las plantas leñosas, los
matorrales, arbustos y árboles comienzan a dominar el lugar. Los
animales que pastan mantendrán algunas plantas leñosas a raya al
mascar sus ramas, quitando las cortezas o rompiendo los tallos enteros.
Su estiércol se llena de semillas sin digerir (frecuentemente de acacia de
tres espinas, manzano, ciruelo o cerezo) las cuales replantan el mismo
sistema que alimentó a las manadas que pastaban.
El bioma de la sabana
Las semillas de las frutas de caña como la frambuesa o las moras son
excretadas por las mismas aves que las consumen, ya que es el truco
empleado por las plantas para que los animales dispersen sus semillas.
Estos “matorrales” en sucesión son la cuna de los animales
domesticados del hombre y, de hecho, se ha demostrado que es la tierra
original del mismísimo Homo sapiens. Esta tierra de matorrales es la
sabana, unos pastos ricos y exuberantes con zonas de matorral, frutales,
árboles de frutos secos y bayas. El bioma de sabana, el término que se da
a esta fase de sucesión, es el ecosistema terrestre que mejor soporta la
vida animal. La sabana es el segundo bioma más rico de la tierra (después
de las selvas tropicales y subtropicales de hoja ancha) pero en base a
peso, es el bioma en el que la mayor cantidad de mamíferos pueden vivir
(los biomas acuáticos, los océanos, lagos, ríos y, especialmente, las rías, son
los biomas más productivos del planeta en todos los casos y representan una
ola futura de agricultura regenerativa).
Sólo hace falta imaginar un programa de National Geographic sobre la
sabana africana para visualizar la abundancia de vida que existía en los
sistemas de matorrales de la sucesión temprana después de la glaciación.
Las vacas, las cabras, las ovejas, los cerdos y las aves son todas
especies de sabana domesticadas. Las sabanas son sistemas tan ricos y
abundantes que incluso han sustentado a los mayores mamíferos
terrestres que han habitado el planeta Tierra, miembros de la familia
Elephantidae: los mamuts, mastodontes, elefantes africanos y asiáticos y
casi una docena de otros proboscídeos. Algunas especies, como el mamut
lanudo, pasaban casi todo su tiempo en las praderas, adentrándose
raramente en las zonas boscosas, mientras que otros Elephantidae eran
los gestores de la tierra, el “régimen de perturbación” que mantenía las
sabanas del mundo como bosque abierto o una pradera con matorral.
Los elefantes han ayudado a crear el paisaje que los humanos modernos
asocian instintivamente con la abundancia y el bienestar, es decir, un
paisaje como un campo de golf.
La sabana es una comunidad de flora y fauna, el bioma que puede
proporcionar la más alta variedad y la mayor abundancia de especies
utilizables como alimento para los seres humanos. Si alguna vez hubo
una línea clara entre épocas, se podría dibujar entre el mundo pre
humano y posthumano. Los seres humanos nacieron en la sabana y fue
allí, como cazadores-recolectores donde verdaderamente se expandieron
y se multiplicaron. Las pruebas arqueológicas demuestran que en todos
aquellos sitios por donde pasaron los seres humanos, dentro de los
siguientes 1.000 años la megafauna se extinguió precipitadamente. Dada
la presión ejercida por la caza, la invasión del hábitat y posiblemente las
enfermedades, allí donde se desplazara el Homo sapiens moderno, las
manadas enormes de vida silvestre desaparecían. Justamente podría ser
que la extinción de la megafauna haya obligado a nuestra especie a
asentarse en un mismo lugar y vivir del campo de farro o de la teocinte
silvestre, ancestros del trigo y del maíz. Con el transcurso de los años, se
guardaron las semillas de la era del grano silvestre y se sembraron en
otros lugares, cultivando más y más grano. Mayores cantidades de grano
se traducían en más comida, cuyo efecto creaba más energía y familias
más grandes con más bocas que alimentar. Esto a su vez requería más
grano, haciendo necesario cortar y quemar más tierra para cultivar,
destruyendo el hábitat alrededor. La sistemática destrucción de hábitats
para plantar granos anuales ha llevado al crecimiento exponencial de la
población, la cual ha causado más destrucción de hábitats y el
consiguiente colapso de la sociedad fundadora. Quizás es hora de recurrir
a otra estrategia.
El bioma de la sabana es el más abundante en vida animal por varias
razones. Quizás la más significativa es que tiene una estructura y textura
profunda, por la cual las plantas pueden absorber una gran proporción de
los gases de la atmósfera y maximizar la superficie expuesta al sol.
Desde los árboles más altos hasta la planta más pequeña que crece a ras
de suelo, el bioma entero está bañado en luz solar. La luz solar es la fuente
de energía absoluta para todos los sistemas agrícolas y los cultivos son
meramente recipientes que almacenan luz solar.
Cosechar gases
Con las capas, esta superficie aumentada tiene además beneficios
adicionales. No solamente incrementa drásticamente la superficie
expuesta a la luz solar, también aumenta la superficie expuesta a la
atmósfera. Esto significa que la planta absorbe más aire, extrayendo
mayor cantidad de dióxido de carbono y devolviendo más oxígeno.
A comienzos de 1643, el químico flamenco, Jan Baptist van Helmont,
realizó un experimento que puede sonar conocido para los alumnos de
ciencias en la escuela primaria. En la primavera de ese año, van
Helmont llenó una jardinera grande con una cantidad de tierra medida
con mucho cuidado y plantó un esqueje de sauce. Durante cinco años lo
cuidó, dándole mucha agua. Pasado ese tiempo, sacó el árbol con las
raíces y lo pesó. Pesaba casi 75 kilos. Todo el mundo se sorprendió al
ver que la tierra mantuvo el mismo peso. Como explicación, van
Helmont teorizó que la materia que formaba el sauce debía proceder del
agua que había añadido en esos cinco años. No obstante, experimentos
posteriores demostraron que la mayor parte del cuerpo del árbol
procedía de la atmósfera.
Los sistemas de sabana disponen de una mayor cantidad de
productos fotosintetizados para sus “consumidores”, una de las
muchas razones de por qué la sabana sustenta a más mamíferos
que cualquier otro bioma.
Lluvia y niebla
Cuando las superficies son mayores, las plantas obtienen mejor
exposición a la lluvia. Al llover, se requiere aproximadamente 10 milímetros
de lluvia para mojar la superficie de las hojas y ramas de un árbol de
tamaño modesto, en un proceso llamado interceptación.
Todos hemos comprobado esto al estar de pie bajo un árbol durante
la lluvia. Cuando empieza el chaparrón, corremos a cubierta debajo de
un árbol cercano. Más allá de las gotas traviesas que logran esquivar
cada hoja al descender, permanecemos secos. Las hojas del árbol y sus
ramas interceptan la lluvia, aunque sólo por una cantidad determinada de
tiempo ya que una vez se hayan mojado completamente las hojas y
ramas, la lluvia gotea suave y constantemente hacia el suelo.
La interceptación es un beneficio adicional que obtenemos de esta
estructura tridimensional. En el otro extremo y sin este sistema, la fuerza
martilladora de una riada crea barrancos. La acción de golpeo directo de las
gotas de lluvia en los campos agrícolas mezcla las partículas de tierra en
la superficie con la lluvia. Regueros de barro forman meandros cuesta
abajo, aumentando en velocidad y recogiendo más tierra según bajan.
Mucho del “barro” en el “Misisipi Barroso” es suelo agrícola fértil
arrastrado río abajo hasta depositar sus nutrientes en el Golfo de México.
Cuando empiezan a secarse los campos después de la lluvia, las partículas
que primero se separan del agua son las más gruesas y pesadas. Después se
depositan partículas de suelo cada vez más ligeras hasta que finalmente, las
partículas restantes más pequeñas forman una fina capa superficial de
arcilla en elsuelo. Como la cobertura de un pastel, esta capa arcillosa sella los
canales de aire del suelo que está debajo. Cuando vuelve a salir el sol,
hornea esta arcilla hasta volverla dura como la cerámica, asegurándose de
que el próximo chaparrón se encuentre con una superficie tan impermeable
como el hormigón, llevando el agua apresuradamente hacia el mar.
Un ecosistema con un sistema denso y tridimensional intercepta la
lluvia. La lluvia que se cuela y empieza a gotear, cae suavemente y aterriza
debajo delárbol, no en una arcilla dura y cocida como un pavimento en el
campo de labor, sino sobre hierbas verdes. Estas hierbas interceptan su
parte de la lluvia, la cual se escurre suavemente al suelo blando y poroso
debajo.
El suelo debajo del árbol es rico en materia orgánica y está lleno de
organismos hidrofílicos (que aman el agua) y que rápidamente
incorporan el agua en sus tejidos. La multitud de setas que brotan en el
suelo del bosque después de la lluvia es una evidencia visible de este
proceso. Los hongos y muchos otros organismos permanecen secos e
inactivos esperando la lluvia, y una vez que aparece, irrumpen como una
maravilla húmeda, llenos del agua recién caída.
La estructura del árbol no solamente intercepta el agua de lluvia, sino
que además captura la nieve y el hielo en invierno y absorbe la niebla de la
atmósfera de la misma manera que el coral y los percebes captan los
nutrientes del agua de mar. Es más que una mera comparación: es un
hecho verídico y medible que las plantas existen en un mar de atmósfera
del cual captan la humedad y los nutrientes directamente.
Las plantas son tan buenas recolectando humedad de la atmósfera que
incluso existen comunidades de plantas leñosas que obtienen casi todo su
suministro anual de agua de la niebla capturada por sus hojas y tallos.
Cuando ando por los policultivos de castaños en New Forest Farm y veo las
hojas mojadas goteando sus preciosas joyas al suelo debajo, haciendo que
corran regueros de agua por las grietas en la corteza, no puedo evitar pensar
en el Tío Owen de Luke Skywalker, un “granjero de humedad” en la
película original de la Guerra de las Galaxias. Piensa en lo que podía haber
hecho con algunas plantas leñosas y sus estructuras tridimensionales para
captar la humedad directamente delaire.
Conexiones vivas
Recientemente volví a leer un volumen escrito por el ya fallecido
Charles Walters, fundador de Acres U.S.A., con el título The Greatest
Invention: Dung Beetles & A Cowman’s Profits (El Mayor Invento: los
Escarabajos Peloteros y los Beneficios de un Ganadero). Para muchas
personas, puede parecer un libro arcano, y admitiré que a primera vista no
me impresionó mucho. No obstante, uno debe reflexionar en lo
poderosamente significativo que puede ser el humilde escarabajo, y
entonces valorar las capas y capas de seres vivos que se amasaban en la
tierra antes de que el hombre moderno llegara a la Tierra, cosechando
excesivamente y destruyendo poblaciones enteras de plantas y animales.
Al final de la última glaciación, los humanos llegaron a Norteamérica
por primera vez y encontraron una tierra repleta de una red increíblemente
compleja de vida, con cada detalle cuidadosamente arreglado, incluyendo
formas de vida dedicadas a reciclar y descomponer los excrementos. Con
la llegada de las personas a las Américas, empezó una extinción en masa
por todo el continente, incluyendo la eliminación de la mayoría de la
megafauna. Sin previa noción de cómo eran los humanos y la presión
cinética que podían ejercer, estos animales fueron incapaces de adaptarse.
Cuando el mastodonte se extinguió, también lo hizo toda una cadena de
organismos dependientes de él, como por ejemplo unos parásitos
específicos, y ciertos pájaros que usaban el pelo del mastodonte para sus
nidos. Pájaros como el picabuey, y el rinoceronte acuático norteamericano
(¡sí, existió tal animal!) vivieron en simbiosis con el mastodonte,
alimentándose unos a otros y proporcionándose cobijo y avisos de peligro.
Las multitudes de interconexiones vivas hasta habrían incluido los
escarabajos que utilizaban el estiércol del mastodonte y del rinoceronte
como comida y lugares para criar a su progenie.
Esta diversidad interconectada creó las tierras más profundas y
fértiles del planeta entero: los suelos del granero del medio oeste de los
Estados Unidos; unas sabanas templadas y húmedas. Esa misma
diversidad es la que le otorgó estabilidad al sistema. Si una plaga o una
enfermedad se convertían e n factores limitantes para el sistema, las
otras partes se mantenían saludables y enteras. Durante eones, las
poblaciones crecían y menguaban en el baile vivo de biodiversidad,
alimentando la vida y a su vez, mejorando la salud del ecosistema.
Esta diversidad, la naturaleza interconectada y la dedicación a
mejorar la salud del sistema son lo que faltan en el paisaje contemporáneo
de la agricultura anual. Estos componentes actualmente ausentes son
los que debemos reconstruir. La misión y la meta de la agricultura
regenerativa se enfoca en estos asuntos al recrear ecosistemas
saludables, intactos, diversos y agradables que proporcionen alimento,
combustible, medicina y fibra para la humanidad y todas las especies que
comparten la Tierra con nosotros.
Esta diversidad interconectada creó las tierras más profundas y fértiles
del planeta entero: los suelos del granero del medio oeste de los Estados
Unidos; unas sabanas templadas y húmedas. Esa misma diversidad es la
que le otorgó estabilidad al sistema. Si una plaga o una enfermedad se
convertían en factores limitantes para el sistema, las otras partes se
mantenían saludables y enteras. Durante eones, las poblaciones crecían y
menguaban en el baile vivo de biodiversidad, alimentando la vida y a su vez,
mejorando la salud del ecosistema.
C APÍ T U LO 6
Cultivar imitando a la propia
naturaleza
Mientras escribo esto, es primavera en el suroeste de Wisconsin.
Las colinas y sus valles alrededor están alfombrados de una manta
espesa y moteada de follaje verde. Dentro de pocos días será el solsticio de
verano; el día más largo del año. Las fiestas de fin de curso de los institutos
y de graduación universitaria se dispersan por el paisaje rural con globos de
fiesta y señales dirigiendo invitados a las distintas fiestas. Las temperaturas
ya se han elevado a las que suele haber al celebrar comidas en el campo en
el Medio Oeste en verano: caliente y húmedo. Las piscinas y los
meandros sombreados del río Kickapoo están agitados con nadadores
festivos y las pelotas de playa rebotan en los cogotes, tiradas por amigos
bromistas y hermanitos traviesos buscando venganza. Las nubes blancas
que parecen algodón surcan el azul celeste y algunas tormentas dispersas
con truenos pasan ruidosamente con su regalo de lluvia y su lado oscuro
que inspira terror: relámpagos, tornados y riadas.
Todo alrededor, los campos de maíz y soja muestran líneas de verde
donde crecen los cultivos de la tierra rica y marrón. Parece que todo va
bien en las tierras agrícolas.
Tolerancia a la sombra
Mientras tanto, en la s partes má s profundas y oscuras de los
bosques desordenados en las colinas, la luz solar sigue llegando al suelo
del bosque. Dependiendo de la edad de los árboles y su cercanía, las
ramas de los árboles finalmente se encontrarán, dando sombra a las
hierbas debajo. Los silvicultores lla ma n a e s a condición un “dosel
cerrado”. Incluso dentro de la s zonas profundamente sombreadas del
bosque con dosel cerrado, crecen plantas en el suelo. De hecho, hay
múltiples capas de plantas desde el suelo hasta la parte superior de los
árboles más altos. Hay plantas perennes y leñosas, cada una con
distintas tolerancias a los diferentes niveles de luz. El maíz, la soja, y de
hecho todas nuestras plantas de cultivo básicas requieren plena exposición
a la luz solar. Planta trigo en la sombra del bosque y enferma, se vuelve
amarillo y finalmente se muere. Si lograra conseguir suficiente luz para
mantenerse vivo, probablemente igual no le alcanzaría para dar una
cosecha. Justo al lado de esa planta de trigo, podría haber ginseng
silvestre, Caulophyllum thalictroides, grosella espinosa, Lobelia
cardinalis, o una multitud de otras plantas que toleran la sombra y que
prosperan muy bien en condiciones de luz baja. Hay una gran gama de
pequeños árboles, arbustos, enredaderas y plantas de cobertura vegetal
que pueden generar valor económico. Ya que propongo una imitación de la
naturaleza y un rediseño de los campos de cultivos anuales en
ecosistemas de agricultura regenerativa, queremos usar especies de
plantas tolerantes a una amplia gama de condiciones de luz. La
naturaleza nos ha dado un ejemplo vivo de las especies que podemos
plantar para diseñar ecosistemas con cultivos utilizando árboles de
estatura alta y media, arbustos altos y cortos, cañas (como frambuesas y
moras), enredaderas y herbáceas perennes (no leñosas). De cada uno de
estos tipos de planta hay varias especies para elegir, en formas fotofilas
que precisan de fuerte iluminación.
1+1=3
Mientras los agricultores se pasan largas horas durante la primavera
preparando los campos para plantar el maíz y las habas, usando una flota
de tractores, aplicadores de fertilizantes y rociadores de productos
químicos, todos consumidores de combustibles fósiles, los bosques en las
colinas no requieren nada de ese trabajo. Todas esas operaciones en los
campos representan trabajo realizado y gastos para el agricultor.
Frecuentemente, todo ese trabajo también implica la necesidad de
formalizar un crédito hipotecando la granja, para poder pagar los gastos
hasta la época de cosecha. Todos los pasos dados en la agricultura
anual, excepto la cosecha, no rinden económicamente. Para una
auténtica contabilidad de energía, restarías el valor calórico de todo ese
trabajo del valor calórico total de la cosecha, el cual también habría que
incluir como factor adicional en la contabilidad financiera.
Para imitar las capas de un bosque no se necesita un bosque.
Puedes poner varias filas de árboles con arbustos e intercalar
bandas de cultivos anuales.
Sin embargo, las colinas verdes con sus bosques verdes no requieren
de los insumos, gastos ni mano de obra utilizados en el campo de maíz. Si
alguien tuviera que interactuar con el bosque, sería sólo para cosechar,
para recolectar morchellas o cazar pavos, por ejemplo.
Una vez establecidos, los costes de insumos de un sistema perenne
de agricultura regenerativa se acercan a cero. De hecho, un diseño ideal
establecería que los insumos requeridos por un tipo de cultivo se
consiguen con la cosecha de otro. Un ejemplo sencillo de esto es el
control de malas hierbas. Este control en un campo de maíz anual se
logra a través de la aplicación de herbicidas o la roturación (desmenuzar
mecánicamente el suelo y arrancar las malas hierbas de raíz). El sistema
de control de malas hierbas en un sistema de cultivos leñosos
comestibles podría realizarse con una rotación de animales que pastan en
el sistema. Los animales comerían la mala hierba y constituiría una
forma eficiente de fertilizar la plantación con su excremento.
El control de plagas en los sistemas de agricultura regenerativa es el
mismo que en los sistemas naturales. En vez de utilizar insecticidas
tóxicos para el control de plagas (tanto los que tienen certificación
ecológica como las formulaciones químicas son tóxicos para los insectos
beneficiosos y dañinos) este nuevo hábitat más rico se convierte en el
hogar de aves insectívoras, insectos depredadores, murciélagos, anfibios,
pavos o quizás un averío de gallinas, que rotarían por la zona para
reducir las poblaciones de insectos. En los capítulos anteriores, espero
haber plasmado una imagen mental de la agricultura regenerativa. En los
próximos capítulos, entraré en profundidad del paso a paso de cómo
establecer una granja de agricultura regenerativa y cómo gestionarla.
Ahora bien, para poder imitar la naturaleza y los sistemas naturales más
de cerca con nuestra agricultura, necesitamos examinar estos sistemas
naturales en mayor detalle.
C APÍ T U LO 7
Los pasos hacia la Agricultura
Regenerativa
Para poder crear tu granja de agricultura regenerativa con éxito,
primero debes tener una comprensión básica del bioma en donde se
establecerá la granja. Definido de manera sencilla, un bioma es una
región del planeta compuesta por comunidades similares de plantas y
animales, patrones de pluviometría similares y tipos de suelo
relativamente similares. Si anduvieses observando las plantas y animales
de tu región, obtendrías una lista específica de la zona. Si vivieras en
Georgia (región costera de Estados Unidos), esperarías estar rodeado de
ciertos árboles y arbustos, que la temperatura o la humedad fuesen de
una manera particular a principios de verano en comparación con el final
del mismo, y que éstas fueran diferentes en invierno. Si fueses
transportado instantáneamente a Nuevo México (Estado del sur), te
darías cuenta de que estás en un lugar radicalmente diferente. El cambio
de biomas sería bastante diferente en este caso.
Imita el sistema
Aprende sobre tu bioma y conoce los tipos de suelo, los patrones de
lluvia y qué tipo de árboles viven (o han vivido antes) en tu lugar, para que
puedas encajar en el sitio de la manera más eficaz posible. Vivas donde
vivas, y sea cual sea tu bioma, tendrás más éxito si imitas lo que estaba
allí. Se necesitaría un libro de miles de páginas para tratar cada bioma en
Norteamérica y para diseñar un sistema agrícola apropiado para cada
bioma y cada región. El trabajo de imitación de ecosistemas en agricultura
debe continuar y algún día se implementará un sistema agrícola propio de
cada bioma, completos con investigación continuada a nivel de doctorado.
Todavía no hemos llegado a ese nivel, pero el propósito de este libro es
empezar el debate y estimular más implementación, tras la cual llegará
más investigación.
Como ya se mencionó previamente, el bioma con la mayor extensión
en Norteamérica es la sabana. Fue y es el bioma que sostiene la mayor
cantidad de vida de mamíferos y es el bioma en el cual nosotros, los
humanos, nacimos como especie. El tipo de sabana más extendido en
Norteamérica es la sabana de robles. Cuando decidimos trasladarnos a
Wisconsin para establecer nuestra granja de agricultura regenerativa,
primero consultamos material de investigación que nos delineó con una
perspectiva general qué tipo de cultivos deberíamos plantar para tener
una auténtica restauración de la ecología, y una producción de alimentos
simultáneamente. En los varios artículos académicos y libros de
investigación ecológicos que leímos, descubrimos unas coincidencias
sorprendentes: aparecían una y otra vez las mismas especies en las
sabanas de roble.
Esta lista de especies (a continuación), ordenadas por altura, sería
una Piedra de Rosetta para descodificar los sistemas de agricultura
perenne en Norteamérica. Aquí tenemos un sistema natural perenne, la
sabana de roble, que se cuidó de manera natural durante millones de
años sin intervención humana, y nunca necesitó de insumos caros de
combustibles fósiles. Produce frutos secos y carne animal como alimento
básico y una gran variedad de vitaminas, minerales, antioxidantes y
mucho más. Si te preguntabas si el cambio climático ha alterado, con el
tiempo, la composición de las sabanas de roble, puedes estar tranquilo.
La evidencia muestra que las actuales especies que componen la sabana
de roble en Norteamérica han desaparecido y vuelto a aparecer durante
no menos de cuatro glaciaciones distintas.
Elige variedades productivas
Hubo, y sigue habiendo, un gran número de plantas típicos de la
sabana de roble que no están incluidos en la lista anterior, y muchos
tienen propiedades comestibles, de fibra, medicinales, u otras
comerciales que, por supuesto, encajarían bien en una granja de
agricultura regenerativa. Algunas de las especies no incluidas, como
la rosa silvestre o la acacia de tres espinas, tienen fruta comestible,
pero ninguna tiene mercados masivos sencillos y fácilmente
accesibles para ser aprovechadas. Una de las claves de éxito de una
granja de agricultura regenerativa es cultivar productos reconocidos
que puedan comercializarse. Preferiblemente, estos productos
deberían tener mercados grandes y bastante consistentes. Mi enfoque
se ha basado sobre los alimentos básicos, y lo verás reflejado en todo
lo que presento en este libro, pero es posible producir muchos otros
tipos de productos en una granja de agricultura regenerativa.
Las sabanas de roble “naturales” de finales del período
Pleistoceno/principios del periodo Holoceno contenían exactamente
las mismas especies que vemos hoy en día en toda Norteamérica.
Algunas de las plantas más históricas incluso pueden haber sido
testigos de los paseos del mastodonte, y posiblemente hayan sido
mordisqueadas por los gliptodontes (grandes animales semejantes a
los armadillos). Sin embargo, estas especies presentes en la sabana
silvestre no eran necesariamente las que producían el mayor número
de semillas para el consumo. Los plantones silvestres están
programados para la supervivencia individual y para perpetuar la
especie, lo cual no siempre significa producir el máximo número de
frutos secos o la fruta más grande para el consumo humano. Los
robles y los manzanos son excelentes ejemplos de esto. La fruta del
manzano silvestre es pequeña, algunas no más grandes que la uña de
la mano. He probado la fruta de cientos de manzanos silvestres y, casi
sin excepción, la fruta es muy amarga y suele ser bastante
astringente. Ser pequeño y amargo realmente no hace que las
manzanas silvestres sean una fuente de alimento del agrado de los
humanos, por lo cual no sorprende que la manzana silvestre fuera una
parte menor de la dieta de los norteamericanos de antaño.
Los robles exhiben una característica reproductiva conocida en
inglés como masting, dado que se reproducen abundantemente y luego
de manera intermitente o sincronizada. Los árboles que se reproducen
de esta manera suelen tener poco o ningún fruto durante varios años
seguidos, y luego un año de cosechas considerables. Esto tendría
sentido en un contexto silvestre. Durante la mayoría de los años, si los
árboles producen pocas semillas, las comen las ardillas, los ratones o
las urracas azules. Esto mantiene poblaciones bajas de depredadores
de frutos secos y semillas. Luego “repentinamente”, cuando los
árboles producen una cantidad de semillas tan abundante que
sobrepasa la capacidad del roedor de comerlas todas, algunas semillas
acabarán estableciéndose. Durante el año de producción sincrónica,
muchas semillas se quedarán en el suelo, germinando y enraizando en
el suelo, a menudo pocas semanas después de caerse del árbol. Otras
semillas que sobran son enterradas por las ardillas o “almacenadas”
hasta la primavera siguiente. Aquellos árboles con fruta pequeña y
amarga, y los que producen frutos secos grandes, y ricos en proteína
y aceite, aunque fuera esporádicamente, eran muy importantes para
los nómadas cazadores-recolectores que seguían sus fuentes de
comida de un lugar a otro. Hoy en día, con nuestros extrarradios,
autopistas, propiedades privadas y granjas productivas, estas
cosechas intermitentes no funcionarían como una fuente de alimento
para los humanos.
Éstas no son características que queremos en un cultivo para la
alimentación básica. La agricultura cultura, el principal modo en que
se alimenta la humanidad, necesita plantas que produzcan enormes
rendimientos en cada estación y desde una edad muy temprana.
Con la agricultura regenerativa, no estamos creando
necesariamente una restauración de la sabana en el sentido literal. El
trabajo de regeneración es importante para la salud y el bienestar
general del planeta y debe hacerse, pero para el propósito de este
trabajo, no estamos hablando de la restauración según el uso común
de la palabra. En vez de restaurar las sabanas desgastadas a su
estado históricamente puro, la tierra que regeneramos es agrícola, es
decir, tierra que ha sido arada durante siglos. Lo que buscamos es
diseñar un sistema agrícola que imita la sabana en su estructura
(estructura vertical y distribución espacial), sus especies (con
reemplazos cultivables), y con una función ecológica. Para cada
especie en el sistema original, usaremos plantas más domesticadas;
las cuales han sido seleccionadas durante años para producir
rendimientos mejores en cada año. Sustituiremos las variedades de las
especies en cuestión con otras de rendimientos superiores, y
elegiremos qué especies plantar en mayores cantidades, dependiendo
de los mercados que estén disponibles, o según nuestras preferencias
personales. A continuación, se explicará cómo se realizará esto.
Malus (manzanos)
Entiendo que usar bellotas para alimentarnos a las personas o a los
animales pueda parecerles excesivo a algunos en Norteamérica, o
también que muchas personas no habrán oído hablar de los hayucos y
que suelan pensar en las castañas cuando se cantan villancicos en
Navidad y se asan en la chimenea. Pero usar manzanas como alimento
es un asunto totalmente diferente. Todo el mundo conoce las manzanas.
¿Puedes adivinar lo que podemos usar en la agricultura regenerativa
para sustituir a las manzanas silvestres (las cuales estarían presentes en
una sabana natural de roble)? Sí, podemos utilizar la manzana doméstica
común, Malus doméstica. Sin embargo, el modo en que la usamos en la
agricultura regenerativa puede variar considerablemente. Hay mucho
escrito sobre los huertos de manzanos y sobra la información sobre cómo
cultivar manzanas con métodos químicos o ecológicos. Si cultivar
manzanas USDA Grado A es una de tus metas, entonces aprende todo
lo que puedas y, si vives en el lado húmedo del este de Estados Unidos, te
deseo suerte. No es el camino que yo he escogido y no está basado en la
realidad ecológica.
Sea químico o ecológico, aquel que planta cualquier cultivo -
especialmente uno alimenticio - y elige controlar las plagas y
enfermedades usando insumos está condenado al fracaso. Las plagas y
enfermedades que sobreviven a nuestros ataques venenosos son las
que han desarrollado algún tipo de inmunidad genética. A su vez,
transmiten esa inmunidad de generación en generación y al final toda
la población se hace resistente a nuestros rociados. Un ejemplo clásico
de esto es la “batalla” contra una enfermedad fúngica llamada sarna
del manzano (Venturia inaequalis). La sarna del manzano es
responsable de crear lesiones marrones en las hojas del manzano y en
la fruta, afectando el crecimiento y rendimiento del árbol. Las lesiones
sobre la fruta pueden parecerse a la costra en una rodilla herida, dando lugar
a su nombre en inglés (‘apple scab’). Durante algunos años, las condiciones
climáticas propicias para el desarrollo de la sarna (tiempo frío y húmedo en
primavera) no se daban y la sarna difícilmente aparecía. En otros años, la
sarna podía hacer que la fruta se partiera, tuviera una costra marrón, e
incluso defoliara el árbol entero. He visto variedades de árboles en huertos
frutales abandonados, sensibles a la sarna completamente defoliados
durante varias temporadas seguidas, acabando con la vida de los
árboles. La Purdue University ha estado realizando investigaciones para
combatir la sarna y, se ha concluido que el uso de fungicidas en los
últimos 100 años ha hecho que la sarna de manzana sea hoy inmune a
las cuatro categorías principales de fungicidas. ¿Cómo podemos cultivar
manzanas si la sarna de la manzana se convierte en el equivalente de
las enfermedades que rondan los hospitales modernos y son inmunes a
los antibióticos? Parece como si las instituciones de la investigación, la
industria alimentaria y la agricultura están armando la guerra e
intentando convencernos de luchar con ellos codo con codo. El enfoque
ecológico no difiere. Se siguen combatiendo las plagas y enfermedades
con pulverizaciones, aunque los agricultores orgánicos utilicen productos
diferentes. Un axioma particular de la permacultura citada hoy en día,
pero no siempre comprendida, es que “el problema es la solución”. Esto
también se aplica a todos los cultivos en los sistemas de agricultura
regenerativa, pero especialmente a las manzanas y a la otra fruta que
pretendemos incluir en el sistema. La “presión de selección” es un
término usado para incluir cualquier otra causa que reduzca el éxito
reproductivo de un organismo que tenga una característica particular. En
el caso de la sarna del manzano, los fungicidas reducen el éxito reproductivo
de los organismos individuales de la sarna susceptibles a ese fungicida.
Sin embargo, algunos organismos lo resisten. Serán los únicos individuos
de sarna en esa población que conseguirán reproducirse. Con el tiempo, la
resistencia al fungicida se extiende por toda la población del manzano con
sarna, hasta que las únicas esporas fúngicas que flotan en el aire ahora
resisten el fungicida usado.
La respuesta típica del agricultor y de la industria en los últimos 100
años ha sido cambiar de fungicidas. Cuando ocurre esto, el proceso se
repite y, al final, las especies supervivientes serán resistentes a dos
fungicidas. Es una batalla perdida. Los investigadores de la Purdue
University han demostrado que un 15 por ciento de las poblaciones de
sarna que existen ahora son inmunes a todos los fungicidas conocidos.
Hemos creado este problema, pero el mismo proceso que usamos para
crear el problema puede usarse para crear la solución.
En un sistema de agricultura regenerativa, empezamos eligiendo
variedades conocidas por su resistencia a las plagas. Además, no
rociamos para matar plagas y enfermedades. En los sistemas de
agricultura regenerativa usaremos el poder de la reproducción sexual para
conseguir plantas comestibles resistentes a las plagas y enfermedades, en
vez de plagas inmunes a fungicidas. Trataré este tema con mayor detalle en
el capítulo 16.
Si no crees que podemos cultivar fruta de calidad de manera
económica y sin usar pulverizaciones, no te preocupes. No intentaré
convencerte. Lo que sí haré es describir la técnica para que entiendas de
dónde viene y por qué funciona.
Los seres humanos han cultivado y comido la manzana doméstica
durante miles de años. Si alguna vez has visto la fruta en mal estado, y
llena de gusanos en un huerto abandonado, tendrás una idea de por qué
nos han dicho que es necesario usar sprays. La fruta en esos árboles
apenas parece una fuente de alimento. Sin embargo, en los viejos
tiempos, se consideraban una parte esencial de la dieta humana.
Me crié en el condado manzanero de Massachusetts. La casa de mi
infancia estaba a sólo 2 kilómetros de Leominster, donde nació John
Chapman, mejor conocido como “Johnny Appleseed”. Cuando yo era
joven, esta zona del centro norte de Massachusetts fue la sede de una
prospera industria frutera. De niño, trabajaba para William Flint de Apple
Lane en Lancaster. Le llamábamos el Viejo Sr. Flint y tan viejo era que
incluso ése era su apodo cuando mi padre era un chaval. El Viejo Sr. Flint
había gestionado la granja y los huertos de Apple Lane desde 1939.
Además de ordeñar veinte vacas a mano, había trabajado en la fundición
toda su vida. Andaba lentamente y estaba encorvado de tantos años de
trabajo duro. El Viejo Sr. Flint cultivaba manzanas para que la gente las
comiese, aunque él las cultivaba para hacer zumo. Se fundó y comenzó a
operar la Veryfine Juice Company en Littleton, Massachusetts, a apenas
30 kilómetros de distancia del huerto de Apple Lane. El Viejo Sr. Flint
cultivaba fruta para Veryfine de una manera específica cuando yo era
joven, pero me contó que “en los viejos tiempos”, la cultivaba de otra
manera, la cual aún permanecía viva en su memoria. Me contó que en los
viejos tiempos no habían sprays. Él no los había utilizado hasta después
de la Segunda Guerra Mundial, cuando había una sobreoferta de
pulverizadores militares baratos, fabricados en la planta química de Dow
a 10 kilómetros.
En esa época, se hacía una poda mínima de los árboles. Me dijo que
a fina- les del invierno se podaban los árboles para crear espacios entre
las ramas de manera que “un petirrojo pudiera volar entre ellos sin que
tocasen sus alas”. Sin embargo, “si puedes tirar un gato por el espacio sin
que se enganche en una rama, entonces has cortado demasiado”. Ese fue
el único consejo de poda que me dio mientras me observaba desde su
asiento en el carro que llevaba detrás de su viejo tractor rojo y gris Ford
9N.
Todos los árboles en aquel tiempo eran árboles de tamaño estándar,
no los árboles enanos y semi-enanos de hoy en día. Después de varios
años de protección espantando ciervos con perros y escopeta para que
los árboles jóvenes tuviesen la oportunidad de crecer, los dejaban sin
protección y los ciervos hacían la poda comiendo las hojas más bajas
hasta un metro y medio por encima del suelo.
En primavera, las vacas del Viejo Sr. Flint pastaban en el huerto,
comiendo las hojas caídas del otoño pasado, cortando la hierba verde y
fresca, y dando una dosis de fertilizante a todo el huerto. Después, el
ganado se rotaba fuera del huerto. Ésta era la clave del Sr. Flint en su
plan para controlar la sarna del manzano. Las hojas de manzana del año
anterior, infectadas con la lesión de la sarna, acechaban en el suelo del
huerto, esperando las condiciones adecuadas para reproducirse y
extenderse. En efecto, estas esperaban que la temperatura y la humedad
fueran adecuadas y así, eclosionaría la sarna con la primera gota de
lluvia. Dejar al ganado comer las hojas del otoño anterior eliminaba una
porción significativa de infecciones potenciales. Al crecer las ramas más
bajas a la altura de un metro y medio, gracias a los ‘servicios gratuitos’ de
los ciervos, la probabilidad de que las esporas de la sarna del manzano
encontrasen un tierno brote de manzana cerca se reducirían
significativamente. Además de este estilo de gestión de salud de la planta,
los sistemas de agricultura regenerativa también promocionan un denso
sotobosque de plantas comercializables, las cuales pueden actuar como
atrapa-esporas.
En otoño, los viejos hortelanos de manzana para zumo esperaban
hasta que un 50 por ciento de la fruta se cayera al suelo. La primera fruta
que cae del árbol es la más dañada por las plagas y/o enfermedades. Una
vez que la mitad de la fruta ya se había caído al suelo, se cosechaba aquella
que permanecía en el árbol. Una de las responsabilidades del recolector era
inspeccionar cada manzana en el momento de cosecharla. Si había
evidencia de daños por insectos, el recolector sencillamente tiraba la
manzana al suelo.
Si tu meta es cultivar manzanas de mesa de categoría A,
entonces te animo a aprender todo lo que puedas sobre los
huertos frutales y ¡te deseo suerte!
Corylus (avellanas)
Es realmente increíble que un fruto como la avellana, de la que
disfrutan tantas personas de tantas maneras distintas (sola como
tentempié, espolvoreada encima de tartas o galletas, como aroma en
cafés y especialmente en esa combinación celestial de pasta de chocolate
con avellana), sea tan desconocida como planta silvestre. La avellana
americana (Corylus americana), y su ‘prima norteña’ afín a la humedad,
la avellana picuda (Corylus cornuta), son dos de las plantas silvestres
nativas más olvidadas. Durante la temporada de crecimiento, las cubren
un manto de hojas verdes redondeadas y se esconden bien al ser un
arbusto verde anónimo. Sus frutos son escasos, generalmente pocos, y
están escondidos bajo las ramas colgantes, con frutos solos o de dos en
dos.
La planta también es increíble por encontrarse en casi toda la región del
bioma de la sabana de roble. La avellana crece desde las provincias
marítimas de la costa este de Canadá, hasta el este de Texas y hasta el sur de
Oklahoma, con una altitud de 2.438 metros en la cordillera de las Rocosas de
Colorado en el oeste, y también crecen un poco antes de llegar a la Bahía de
Hudson en el centro de Manitoba en el norte del país.
A finales del Pleistoceno/principios del Holoceno, el abundante follaje
para ramoneo y los frutos ricos en aceite y proteínas eran alimentos
básicos para las manadas de mastodontes que poblaban las sabanas de
Norteamérica. El grano de avellana tiene entre un 50 y un 75 por ciento
de aceite por peso. El aceite de avellana se compone principalmente de
grasas mono-insaturadas y poliinsaturadas con un alto contenido de
vitamina E (un poquito menos de lo que contiene el aceite de almendra).
Casi el 15 por ciento del grano de avellana es proteína. Las avellanas son
un alimento de alto contenido energético que aumenta la masa muscular.
Cuando se prensa el grano para extraer aceite (utilizado como un aliño
delicioso con sabor a fruto seco en las ensaladas), la harina que queda es
un concentrado que llega a tener un 30 por ciento de proteína. Las
avellanas son un excelente alimento básico, tanto hoy en día como para
el futuro. Como lo es la soja hoy, la avellana podría convertirse en una
excelente materia prima para biocombustibles, biodiesel o aceite vegetal
para hacer funcionar nuestros motores de combustión interna. Esto
puede parecer un comentario casual y especulativo, pero no es así. De
hecho, la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa
(DARPA, por sus siglas en inglés) lleva bastante tiempo financiando
investigaciones sobre diferentes materias primas para biocombustibles.
Fue DARPA la agencia que financió el estudio de la Universidad de
Wisconsin cuyo resultado demostró que la avellana americana es la planta
perenne que produce la mayor cantidad de aceite por hectárea en
Norteamérica. Los fondos de DARPA también pagaron un análisis
exhaustivo sobre el aceite de avellana americana en pos de determinar si es
apto como biocombustible. Creo que, si el Departamento de Defensa
considera las avellanas como materia prima para biocombustibles,
probablemente no están perdiendo el tiempo. La industria militar
representa un enorme mercado a futuro para las avellanas cultivadas en
sistemas de agricultura regenerativa.
Hay quienes se oponen a la producción de cultivos comestibles
c omo combustibles con el argumento de que hacerlo supondría que el
cultivo compita con el mercado alimentario. Puede que éste sea el caso con
el etanol de trigo, donde las compañías de combustible se han convertido
en compradores competitivos del trigo, mientras que nuevos cultivos de
plantas leñosas aparecen como superficies agrícolas adicionales que no
existían antes. Cuando se planta en tierras agrícolas abandonadas,
terrenos inclinados o tierra marginal con sistemas de agricultura
regenerativa, éstas se convierten en superficie adicional que incrementa el
suministro actual de alimentos. Ya que las avellanas americanas no han
formado parte de la cadena alimentaria humana en la era de la
industrialización, quemar su aceite como combustible no representa
ninguna pérdida para las fuentes de alimentación humana. Las plantaciones
nuevas de avellanas se pueden considerar inmediatamente como cultivos
multipropósito. Una vez se hayan cosechado y secado hasta un nivel
adecuado de humedad relativa (aproximadamente 6 por ciento), las
avellanas pueden almacenarse durante años usando las tecnologías que
ya existen para grano y frutos secos. En los almacenes, se pueden
clasificar los frutos por tamaño y aspecto de cáscara, y se venden en el
mercado de frutos con cáscara. Éstas son las avellanas que se ven, a partir
de octubre, en las cestas al por mayor o como muestras de temporada en las
tiendas de verduras. Las avellanas que no son suficientemente grandes, o
que no tienen la calidad para el mercado, se envían a plantas de procesado
donde primero se cascan (por peso, las avellanas son aproximadamente un
50 por ciento de cáscara). Para algunas personas esto puede parecer un
malgasto terrible, pero no lo es. Las cáscaras de avellana tienen casi el doble
de contenido energético que la madera. Arden, de hecho, con más calor y
más limpio que el carbón de antracita. La mayoría de las plantas de
procesado usan las cáscaras para calentar el local, el procesado, o para
calentar agua. Algunas instalaciones incluso están implementando
tecnología de gasificación para convertir la energía solar que está
almacenada en las cáscaras de avellana en vapor, y luego éste se quema
para generar electricidad en una turbina de gas. A su vez, se ha
demostrado que la ceniza de cáscara de avellana se aglutina con varios
metales pesados, quitándoles la disponibilidad, especialmente con el
cadmio. Incluso se han fabricado briquetas de carbón vegetal sin humo para
barbacoas caseras. Por ende, las cáscaras de avellana no representan un
subproducto o desecho para nada, sino un valor añadido.
U n a v e z e limina da l a c á sc a ra , e l f r u t o d e a ve lla na suele
venderse principalmente al sector de confitería, aunque con el tiempo, a
medida que se aumente la producción de estas longevas plantas perennes,
podrán ser utilizadas cada vez más como alimento básico. Al tener un
nivel alto de proteínas, se parecen a las alubias y a otras legumbres, aunque
vale recordar que contienen el triple de aceite.
Cuando se prensan las avellanas para extraer aceite, la torta que se
saca de la prensa es un concentrado bajo en grasas y alto en proteínas.
La avellana es, en esencia, un equivalente a la soja con sabor a avellana.
¿A quién no le gustaría eso?
Con la avellana se obtiene un ahorro adicional en costes de energías
en comparación con la soja (leguminosa) la cual precisamos cocinar
antes de consumirla. No es el caso de las avellanas. La proteína de
avellana puede consumirse tal cual, directamente de la cáscara o
paquete. La proteína de torta de prensa de avellana puede usarse para
hacer horchata de avellana, tofu de avellana, incluso proteína vegetal con
sabor a avellanas para vegetarianos que buscan un nuevo sabor especial.
La proteína de una planta que no procede de la agricultura anual y, por
tanto, no destruyó un ecosistema intacto para cultivarse y procesarse, es
una ventaja. De hecho, cuando compras productos de avellana (o de
castaña o manzana u otras) cultivada en sistemas de agricultura
regenerativa, creas una demanda de mercado, generando incentivos para
que los agricultores planten este tipo de sistemas. Literalmente puedes
‘enverdecer’ al planeta mientras comes. Hace algún tiempo esto podía
haber parecido una fantasía, pero no lo es. Es absolutamente posible
imaginar un mundo en donde los barcos de transporte internacionales estén
hechos con cascos ligeros y fuertes de madera laminada, que surquen los
mares a vela y con motores eléctricos solares, entregando café y cacao
pa r a que sean mezclados con avellanas cultivadas en las sabanas
norteamericanas.
Como con las castañas y manzanas, las avellanas cultivadas en las
sabanas de agricultura regenerativa obviamente no serían avellanas
silvestres sin seleccionar. Varias universidades en los Estados Unidos,
en cooperación con comunidades indígenas, personas privadas y
grupos de cultivadores de avellanas, trillan los bosques naturales de
Norteamérica en busca de los avellanos silvestres más productivos.
Durante años hemos oído decir que los bosques tropicales del mundo son
más valiosos como selva que talados para cultivar soja y alimentar el
ganado. Lo mismo es verdad en el caso de los bosques y sabanas de la zona
templada de Norteamérica. Son más valiosos como fuente de genética de
plantas sobrevivientes al ataque de la civilización. Representan nuestra
herencia preservada y contienen las claves de nuestra supervivencia
futura. Además de genética silvestre sin descubrir, los fitomejoradores,
tanto privados como institucionales, han estado cruzando avellanas
europeas con avellanas americanas en pos de seleccionar las plantas de
su progenie que resistan al frío y a la enfermedad. La avellana europea
(Corylus avellana) no resiste el frío en absoluto y sólo sobrevive en las
zonas de resistencia del USDA 5-9. Además, sucumbe ante el letal tizón
del avellano europeo (Anisogramma anómala) mientras que las avellanas
picudas y americanas tienen inmunidad funcional. No obstante, las
avellanas europeas generalmente producen un fruto más grande y más
pesado. Los expertos en mejora genética han progresado de manera
constante hacia el desarrollo de arbustos de avellano compactos y con
alto rendimiento, resistentes al frío y la enfermedad, y que prosperen en
sistemas de agricultura regenerativa con insumos nulos o bajos.
Madera de poda
Un producto adicional a cosechar procedente de todos los cultivos
leñosos en un sistema de agricultura regenerativa es la biomasa. Dicho
de manera más simple: madera. Los castaños, manzanos y avellanos se
benefician de quitar ocasionalmente parte de su madera. Cuando
consideras que son especies que se han adaptado al fuego y al ramoneo
agresivo por grandes herbívoros, puedes entender que podar, o algún
quite periódico de madera puede ayudar.
Las ramas viejas o muertas que pueden albergar plagas o
enfermedades serían consumidas por incendios, y los nutrientes se
devolverían inmediatamente al suelo. El carbón vegetal y la madera
carbonizada ayudarían a aglutinar químicos y desactivar toxinas químicas.
De ese modo, la planta quemada rebrotaría más rápidamente debajo de la
lesión, o directamente desde el suelo. Se suelen podar los avellanos
europeos del noroeste de los Estados Unidos para formar pequeños árboles
con un solo tronco. Sin embargo, en muchas partes de Europa se podan
para formar matas de troncos. Hay cultivadores de avellanos en el oeste-
centro norteamericano que usan cualquiera de las dos técnicas, mientras
que otros usan una tercera forma de cultivo: permitir que el arbusto siga
siendo arbusto. La poda baja es una técnica para rejuvenecer el avellano.
La práctica consiste en cortar periódicamente todo el arbusto a ras de
suelo. Puede cortarse toda una plantación de avellano a la vez o,
alternativamente, se poda un cierto porcentaje de los árboles cada año. El
primer método es mucho más sencillo (y potencialmente permite al
cultivador tomarse un año de vacaciones) mientras que el último método
permite al agricultor conseguir cosechas más constantes en el tiempo, y
tener una carga de trabajo de poda predecible cada año. Las podas bajas
anuales generarán menos biomasa para uso o venta cada año, pero hacer
podas más grandes e infrecuentes producirá cantidades más grandes
para vender, lo cual puede resultar ser un factor importante cuando hay
una larga distancia hasta el quemador de biomasa. Cuando se hayan
establecido más regiones con agricultura regenerativa, podrían hacer
falta suministros fiables de biomasa para una planta eléctrica centralizada.
En casos como éstos, habría que establecer planes regionales de poda
baja con comunicación entre los agricultores y las instalaciones. En el
peor de los casos, no sería tan malo ya que pueden dejarse en el suelo y
triturarse con un desmenuzador en la misma pasada cuando el agricultor
prepara la cosecha. En el último caso, básicamente no se pierden
nutrientes durante el proceso de poda baja y la materia orgánica del suelo
se incrementa.
La poda baja y periódica de los avellanos no parece tener ningún
efecto dañino. Hay regiones de cultivo de avellana cerca de Barcelona,
donde las mismas plantas de avellano han estado produciendo y han sido
podadas desde los tiempos de los Romanos, hace 1.600 años. ¡Eso sí que
es sostenible!
Rubus en Ribes
Las frambuesas, moras y sus híbridos (Rubus sp.), además de
grosellas rojas, blancas y negras, y grosellas espinosas y sus híbridos
(Ribes sp.), como las manzanas, son un tema bastante resuelto en los
sistemas de agricultura regenerativa. Hay docenas y hasta cientos de
variedades de cada una, repartidos por casi todo tipo de tierra, desde las
zonas más templadas hasta las más frías.
El grupo de plantas Rubus son frutas de caña que requieren pleno
sol para sobrevivir. Las Ribes son arbustos pequeños que raramente
sobrepasan la rodilla en altura, y prosperarán con una sombra parcial a
profunda, pero solamente dan cosechas de fruta decentes con sol de
medio a pleno. Tanto los grupos de plantas Rubus como los Ribes se
cosechan comercialmente con una cosechadora de pórtico. Con ciertas
modificaciones, la misma cosechadora puede usarse para recolectar
frambuesas, moras, grosellas y grosellas de espina, avellanas y uvas en los
sistemas de agricultura regenerativa. Hará falta cosechar con máquinas
para poder producir las cantidades suficientes de frutos secos y fruta como
para convertirse en una fuente de alimentación básica. Sin embargo,
para poder utilizar la maquinaria cosechadora, habrá que considerar
debidamente el diseño y la distribución de la granja de agricultura
regenerativa. Se explicará esto con mayor detalle más adelante.
Si bien gran parte del trabajo de fitomejora ya se ha realizado con las
frutas pequeñas, ha habido muy poca investigación sobre las técnicas de
agricultura de bajos insumos, y será necesaria si estos cultivos alguna vez
pasan a ser algo más que un tentempié, sabor o relleno.
La principal característica de los cultivos para la alimentación básica
es que se producen a gran escala, extendidos por cientos de millones de
hectáreas mundialmente, con un rendimiento bastante alto. La mayoría
de los cultivos anuales de grano actualmente consumido por las personas
como alimento básico parece cumplir con esa especificación, aunque hay
dos factores importantes que esconden los costes. Por un lado, la
disponibilidad de combustibles fósiles baratos, de la cual actualmente
disfrutan las naciones industrializadas, ha creado una falsa sensación de
lo que son realmente las ratios de energía usada por producto conseguido.
Una contabilidad más precisa implicaría examinar la cultura tradicional del
arroz en China y en la India, donde los granos de alimento básico son
cultivados para miles de millones de personas con el esfuerzo agotador de
millones de campesinos. Incluso si se usara una contabilidad más
verídica, esto no tendría en cuenta la degradación de los ecosistemas ya
que los cultivos anuales degradan el suelo. Los nutrientes y las propias
partículas del suelo son llevados por el viento y se erosionan con la lluvia.
La agricultura ‘mecanizada’ de Norteamérica ha realizado esto de
manera más eficaz. Sólo ha tardado 100 años en destruir la tierra fértil
con los cultivos anuales, mientras que, a los chinos, usando implementos
manuales los ha llevado 4.000 años. Si los altos rendimientos y la eficacia
son las metas de nuestra agricultura, entonces desde luego, Norteamérica
lleva la delantera.
Vitis (uvas)
Las uvas fueron uno de los primeros productos cultivados por el
hombre. Hoy en día existen numerosas variedades de Vitis, además de
muchos usos para las uvas, desde el zumo, vino y vinagre, la fruta fresca y
pasas, el aceite de pipa de uva, las hojas de parra medicinales y para
envolver comida, y la leña de la vid para hacer artesanías. La cultura de la
uva tampoco ha sufrido muchos cambios desde antaño. Siempre me ha
parecido raro ver a las personas construyendo espalderas para viñas, y
después podando y emparrando las cepas para conseguir un poquito de
fruta. También me ha sorprendido ver miles de hectáreas de uvas
cultivadas así en California, Michigan, Nueva York y en otras regiones
donde la viticultura parece estar pasando por un renacimiento. ¿Por qué
hacemos espalderas de materiales perecederos como postes de valla de
madera y alambre de acero cuando sabemos que al momento de montarlo
empieza a caerse a trozos? He visto espalderas de vid desmoronarse en tan
poco como 5 años y he visto otras que parecen haber estado allí durante
más de 25 o 30 años.
La cultura moderna de la uva me recuerda a la historia de una recién
casada de unos 20 años que preparaba la cena a sus suegros por primera
vez. Antes de poner la carne en la bandeja de asar, cortó el extremo más
pequeño de la carne y lo puso en la bandeja al lado del trozo grande. Esto le
resultó extraño a su nueva familia y, en secreto, preguntaron a su hijo por
qué hacía esto. Cuando sus padres se fueron le preguntó por qué cortaba
el extremo de la carne. Respondió con naturalidad: “porque así es como
lo hacía mi madre”. En otra cena, esta vez en casa de sus suegros, él vio
que su suegra preparaba la carne asada de la misma manera. Cortaba el
extremo pequeño y la colocaba al lado del trozo grande y las introducía con
cuidado en el horno. Por suerte para el joven, daba la casualidad que
estaba sentado al lado de la matriarca quien obviamente era la más vieja y
sabia, y el hecho de que hubiera logrado transmitir ese conocimiento
durante tres generaciones quería decir que ¡debía ser importante! Miró a
la abuela y le preguntó: “¿Por qué corta tu familia el extremo pequeño del
asado y lo pone en la bandeja al lado del trozo más grande?” La abuela,
cuyos ojos azules brillaban con humor, parecía encontrar divertida la
pregunta. Respondió, “Lo hice por- que cuando me casé con mi marido,
¡no tenía una bandeja lo suficientemente grande!” Los viticultores en este
país construyen espalderas para sus parras por- que es lo que hacían en su
país de origen. En su país de origen, lo llevan haciendo desde que existe la
memoria.
Mi curiosidad personal con las espalderas surgió durante mi niñez al
observar las uvas que crecían en mi jardín trasero y las que había en el
bosque. Las parras en el huerto de mi padre crecían en espalderas
duraderas. Había comprado una hormigonera, el año después de terminar
la secundaria, para mezclar y verter hormigón y construir una gasolinera.
Cuando yo era pequeño, desempolvó la hormigonera y, con un poco de
trabajo, empezó a fabricar dos postes de hormigón que dijo que durarían
hasta que él tuviera cien años. Por alguna razón, tardó la mayor parte de
un verano (o dos) en arrastrar los postes hasta el sitio donde quería plantar
sus parras, levantarlos y colocar el alambre de espaldera. La primavera
después de instalarla, puso alambre galvanizado de valla de alta
resistencia entre las barras cruzadas que había colocado. De ese modo,
plantó una para cada metro.
Se plantaron las vides en tierra húmeda y fértil y muy pronto tenía
parras monstruosas cubriendo toda su espaldera. Durante el invierno
siguiente se le veía en el exterior, podando sus viñas. Durante varios años, la
bonanza de su cosecha de uvas fue un motivo de orgullo. Mi madre hizo
mermeladas y jaleas, enlataba zumo, y mi padre incluso hizo mucho vino, y
aunque no resultó tener buen sabor, obviamente produjo el efecto que él
deseaba.
Después de tres o cuatro años, la humedad de Nueva Inglaterra y el
peso de las uvas partieron el alambre, el cual se había oxidado casi
completamente. Mientras papá pensaba cómo iba a resucitar el alambre
de la espaldera y levantar las parras pesadas, los postes de hormigón
empezaron a ceder y las parras ‘buscaron’ otros sitios para escalar.
Finalmente, las parras llegaron al tendedero y el peral que estaba al lado.
Mi abuela, (la madre de papá) le obligó a quitar las parras de su tendedero,
un trabajo costoso, y éstas se desmelenaron escalando el peral. Ese verano
culminó con la caída de lo que yo imaginaba eran las ‘dos torres inclinadas
de Pisa’, que golpearon el suelo y empezaron a hundirse inexorablemente
en la tierra.
Durante toda esta saga, y desde la prehistoria, las vides, como las que
había en los bordes de nuestro bosque, y las que han logrado escaparse de ser
cultivadas, se han extendido alegremente por encima, alrededor y sobre los
árboles. Se han asociado felizmente con estas espalderas fuertes (y
totalmente naturales), que continúan creciendo y haciéndose más fuertes
cada año, en vez de corroerse, partirse y caer de un golpe en el césped.
Actualmente las uvas se cultivan a gran escala en todo el mundo. ¿Cómo
podría reducirse el coste de la producción e incrementarse el volumen?
Emparrando la vid por los árboles (como los manzanos) en un sistema leñoso
de cultivos, eliminando costes de espalderas. También ayudaría a reducir el
coste de la mano de obra destinado a la poda.
La mayoría de los manzanos se podan anualmente. Lo mismo se
hace con las uvas. Un terrateniente con 4 hectáreas de manzanos y 4 de
uvas tiene 8 hectáreas para podar. Alguien que tiene esta distribución en
un sistema combinado cultivado en la misma superficie efectivamente
puede podar la viña y el huerto en la misma operación, ahorrando tiempo
y dinero.
En New Forest Farm se poda anualmente el “huerto-viñedo” y la
fruta del árbol se cultiva principalmente para la producción de zumo. Se
hace una poda mínima, como describimos anteriormente, y se hace
principalmente para incrementar la penetración de la luz solar y del aire, y
así reducir enfermedades y potenciar la maduración correcta de la fruta. Al
mismo tiempo, sólo se permite que las ramas por debajo de los 2,5 metros
de altura crezcan de manera linear únicamente dentro de la fila del árbol
frutal. Básicamente, se cultivan los árboles en forma de espaldera sin
usar alambres o muros. Esto permite plantar los árboles más cerca uno
del otro en el huerto, incrementando el número de árboles por hectárea.
Se planta una cepa al lado de cada árbol frutal. De ese modo, la cepa
puede crecer por el árbol y se emparra en las ramas inferiores. Para
conseguir unas buenas uvas que maduren bien, se poda el follaje del
manzano, permitiendo entrar la luz solar. A su vez, se reduce la masa total
de la parra a un peso que no rompa las ramas del árbol frutal y se quitan los
zarcillos de la vid para que no estrangulen la rama. Se podan las parras de
la manera normal para una buena producción de fruta. En conjunto, podar
el árbol frutal y las uvas en un único sistema consume menos tiempo que
podar un huerto y un viñedo por separado.
Si bien puede haber una reducción en costes de espalderas y de poda al
cultivar estos dos juntos, no necesariamente significa que haya una
reducción del coste de recolección. Hay muchos huertos que actualmente
usan cosechadoras pendulares de pórtico para recolectar uvas
mecánicamente. Hoy en día, con la sobreoferta de combustibles a bajo
coste, estos agricultores probablemente disfrutan de los costes más bajos
de recolección posibles. La misma cosechadora mecánica también puede
usarse para recolectar avellanas, frambuesas, moras y grosellas con y
sin espina. Si uno dispone de ese tipo de maquinaria puede salirle a
cuenta usar espalderas. Actualmente, no conozco ningún agricultor de
policultivos con uvas que vendimie con máquinas, aunque puede que
alguien creativo en alguna parte del mundo haya inventado alguna
configuración de plantación que permita cosechar mecánicamente en un
sistema de parras sobre árboles frutales. Aquí se abre una oportunidad
para hacer un trabajo creativo entre todos los que tengan un interés en
desarrollar un sistema de frutales y vides con recolecta mecánica, y para
que los estudiantes de ingeniería inventen una nueva máquina
revolucionaria.
Para los viticultores que vendimian a mano actualmente, las uvas
sobre árboles frutales no representan ningún incremento de coste. Los
recolectores manuales experimentan ahorros en espalderas (ya que nunca
necesitan reponer las espalderas) y ahorros en costes de poda.
Prunus
Aunque todos los Prunus producen fruta, no toda su fruta es sabrosa.
El azúcar, sirope de arce y la miel pueden edulcorar algunos, pero muchos
otros son mejo- res como piensos para animales. Los pájaros silvestres
se servirán de mucha fruta durante la temporada, aunque, a pesar de los
esfuerzos de nuestros amigos aviares, mucha de la rebosante fruta sigue
cayendo al suelo. Sin duda los cerdos y las aves de corral criados con
pastos consumirán alegremente toda esta fruta gratis.
La versatilidad del grupo Prunus permite su uso en una variedad
de aplicaciones y regiones. Un agricultor de Georgia lógicamente podría
vender melocotones frescos, aunque uno de Wisconsin podría usar su
cosecha de cereza negra para alimentar a los cerdos. Los hortelanos
desde Nebraska hasta las dos Dakotas podrían usar la cosechadora
mecánica con el robusto ciruelo marítimo, e incluso los que están más al
norte en Nanking podrían recolectar la cereza de sus arbustos usando el
mismo equipo.
Resumiendo, las Prunus son plantas multifacéticas en los sistemas
de agricultura regenerativa.
Los hongos y las micorrizas
Cuando los sistemas biológicos se encuentran en la fase de
agradación, se acumula un exceso de carbono en el lugar. Esto ocurre
cuando las plantas importan dióxido de carbono del aire y lo usan para
producir dos de los compuestos de carbono más ubicuos del planeta
Tierra: la lignina y celulosa. Combinadas con otros compuestos, la lignina
y celulosa sirven para formar las raíces, tallos, ramas y hojas de los
árboles. Anualmente, las hojas que caen al suelo son descompuestas por
una multitud de organismos. Periódicamente las ramas y los troncos
enteros de árboles vuelven a la tierra. Literalmente millone s de
diferentes organismos descomponedores mastican, comen, digieren y
disuelven químicamente las hojas y la madera para liberar la energía
almacenada. Los pesos pesados en esta categoría son los hongos.
Aunque el agricultor regenerativo no decida deliberadamente obtener
una cosecha del ciclo de descomposición, aparecerán hongos. Miles de
millones de esporas fúngicas flotan en la atmósfera y aterrizan
diariamente en superficies donde sencillamente no crecen. De vez en
cuando, milagrosamente se posa una espora del tipo correcto en el
sustrato correcto y empieza a prosperar. He trabajado con un
terrateniente de Saskatchewan en Canadá, propietario de un bosque
Los avellanos americanos e híbridos producen grupos de
frutos con cáscara dentro de un envoltorio carnoso verde que se
quita al procesarlas.
La ganadería
Se han escrito libros enteros sobre el tema de criar ganado y, sin
duda, se escribirán muchos más. Por tanto, no pretendo entrar en los
detalles de la ganadería, sino describir la pauta general de la cría de
ganado.
La pauta general de gestión de ganado aquí descrita tendrá que
empezar con una imagen mental. Una vez más, me refiero a la misma
imagen recordada en el capítulo 5, la sabana africana mostrada en los
documentales televisivos de la National Geographic. Es la imagen
arquetípica de la cual me gustaría ir viendo detalles. ¿Puedes visualizar
los elefantes, las jirafas, la cebra, los antílopes, los ñúes, el búfalo cafre,
los facóqueros, las decenas de especies de gacela, los leones, el guepardo,
las hienas y demás animales? No te olvides de las enormes bandadas de
aves andando por el suelo, volando de árbol en árbol y llenando el aire con
sus cantos.
Esta imagen mental es todo lo que necesitamos como punto de
partida para crear nuestro sistema de agricultura regenerativa. Algunos
de vosotros incluso podríais tener suficiente tierra para que pudiesen
pastar sosteniblemente los elefantes, además del interés en hacerlo, y
tener acceso a animales para establecer una manada inicial. De hecho,
hay bastante interés en utilizar ranchos en Norteamérica como método
para preservar megafauna de África, India y el Sureste Asiático en un
marco seminatural. El Rewilding Institute (Instituto para la
Reintroducción) y otras organizaciones como la Non-Traditional Farmers
and Ranchers Coalition (Coalición de Agricultores y Rancheros no
Tradicionales) han propuesto esto.
Todo esto parece interesante y posiblemente sea esencial para
preservar las especies en peligro de extinción, pero no es exactamente lo
que proponemos aquí. La agricultura regenerativa no propone reservar
enormes extensiones de tierra para la restauración de sabanas puras y el
rescate de especies en peligro. La agricultura regenerativa consiste en
cultivar según los modelos que nos proporciona la naturaleza para
producir los alimentos, combustibles y las fibras para satisfacer la
demanda global. En vez de elefantes, jirafas y facóqueros, usamos
ganado común. El ganado vacuno, los cerdos, los pavos, las ovejas, los
gansos y las gallinas son todas elecciones excelentes para una granja de
agricultura regenerativa. En el capítulo 9, describo como una explotación
con diversas especies animales puede usarse como complemento
altamente productivo de un policultivo de cultivos leñosos.
No obstante, me sigue gustando la idea de tener un par de elefantes
en mi granja.
C APÍ T U LO 8
Otros biomas
La sabana de robles es el bioma más grande de Norteamérica. Por ese
motivo, la hemos utilizado como modelo para una granja de agricultura
regenerativa. No importa dónde vivas en Norteamérica, puedes imitar
alguna variante de la sabana de roble de forma exitosa. No obstante, hay
lugares donde la sabana de roble no es necesariamente la mejor elección.
No importa donde vayas en el planeta, hay familias de plantas y
animales que crecen y prosperan juntos en buena armonía sin insumos
externos. En cada bioma de este planeta, salvo la Antártida, los seres
humanos han vivido felices y saludables. Han experimentado el amor y
cariño, se han reído, han jugado. Han desarrollado culturas ricas en arte,
canto y tradiciones espirituales, y han hecho esto con tecnologías tan
básicas como palos y piedras. Esto debería demostrarnos a nosotros, “los
modernos avanzados”, que podemos vivir y prosperar en casi cualquier
lugar del planeta siempre y cuando no destruyamos el sitio y, por lo tanto,
no degrademos la capacidad del lugar de alimentarnos. Como lo
demuestran los permacultores ubicados en desiertos o lugares montañosos
en el mundo, el uso de la permacultura y los principios de la agricultura
regenerativa verdaderamente incrementan la capacidad del planeta de
sustentarnos. Se están cultivando Jardines de Edén en el valle del mar
Muerto, en las rocas de Jordania, en los desiertos de África y la India, el
Suroeste de los Estados Unidos y en América Central.
Como optimizadores de ecosistemas, los granjeros de agricultura
regenerativa ayudan a incrementar la productividad fotosintética del
lugar mientras simultáneamente cultivan alimentos básicos y restauran
los servicios del ecosistema. El caso opuesto es el curso que ha tomado
la cultura humana dominante, que se ha dedicado a la extracción de
recursos, degradación del ecosistema y, finalmente, a la desertificación.
La Garganta de Olduvai en Tanzania, África, es la cuna de la humanidad.
Hay partes de Tanzania que han sido ocupadas durante millones de años.
Durante esos millones de años, los seres humanos han extraído su sustento
del ecosistema y degradado la capacidad de ese sistema para sostenerlos.
Norteamérica sólo ha sido ocupada por seres humanos durante varios
miles de años y , no obstante, nuestros métodos mecanizados e
industrializados nos dieron una ventaja formidable para dejar nuestra
huella en el lugar.
Los entusiastas de la agricultura regenerativa y sus investigadores
están involucrados en el proceso de diseñar y crear ecosistemas para
producir alimentos básicos en muchos biomas en todo el mundo. Algún
día habrá ejemplos de granjas de agricultura regenerativa en todos los
biomas, en cada continente y en cada clima. De momento, sin embargo, daré
una lista de unos pocos biomas de Norteamérica y de las familias de plantas
que podrían proporcionar un modelo ecológico para una granja de
agricultura regenerativa. Recuerda que la producción de alimentos
esenciales es la meta principal en este tipo de agricultura.
Dado que estos sistemas se diseñan intencionadamente y se
gestionan intensivamente, cumplen con los requisitos de la permacultura.
A su vez, ya que se modelan en las comunidades de plantas, cumplen con
los principios de la restauración ecológica. Como producen cultivos para la
alimentación básica se consideran agricultura, y de ahí el nombre
agricultura regenerativa.
El pinar norteño
El ‘pinar norteño’ no es el nombre oficial de este bioma, pero sí es el
nombre con el que lo reconocen las personas que viven en estas
regiones. Mi uso del término “pinar norteño” abarca los Estados del
norte de los Estados Unidos desde Maine (donde prevalecen el pino
blanco mezclado con abetos de Navidad (Abies balsamea) hasta el norte
de Minnesota con sus bosques de pinos blancos y rojos y Pino de Banks
(Pinus banksiana). La zona de pinar norteño cubre todo el sur y este de
Canadá, con un cambio gradual cuando avanza hacia el norte hasta el
bosque boreal subártico donde los pinos ‘ceden ‘su espacio a los abetos.
Los pinares norteños también se encuentran en los montes Apalaches en
una franja que llega hasta el sur de los dos Carolinas (Norte y Sur) y
Georgia. En este libro no incluyo los pinares sureños que están compuestos
de pinos de hoja larga (Pinus palustris) y de pinos amarillo sureño, ya que
tiene especies distintas en su hábitat.
Un sistema de agricultura regenerativa para un pinar norteño debe
imitar el hábitat natural del bioma, incluyendo:
Pinus: Pino de Corea, pino Siberiano, pino italiano, pino azul del
Himalaya, pino piñonero — Pinos altos con piñones
Malus: Manzanos — Pautas de altura media, semi-enano o
enano
Prunus: Cerezo amargo, ciruelo, arbusto de cerezo Nanking
(Prunus tomentosa) — Varias alturas y formas
Amelanchier: Bayas de junio — Arbustos altos con fruta
Avellana — Arbusto con frutos secos
Arándano azul (blueberry): tipos “arbusto-alto” (3-6 pies (91-182
cm.) o “arbus- to-bajo” (nivel de suelo)
Arándano rojo grande (cranberry): tipos “arbusto-alto” (3-6 pies
(91-182 cm.) o “arbusto-bajo” (nivel de suelo)
Frambueso
Vid
Arándano rojo (Lingonberry - Vaccinium vitis-idaea), fresa,
goumi, otros
Forraje y animales
Los subtrópicos
Ya que no hay zonas tropicales en Canadá ni en los Estados Unidos
continental, salvo y quizás discutiblemente,partes de Florida,no haré más que
una mención de pasada a los trópicos. El punto más significativo a resaltar
es la cantidad increíble de plantas perennes que pueden incluirse en los
sistemas tropicales y subtropicales. Como cualquier otro bioma, hay
variaciones de especies por región, con algunas que toleran la saturación en
la temporada de monzones y otras que sobreviven seis meses de sequía. Los
trópicos son la región más diversa en especies del planeta y no hay escasez
de material para trabajar. Los mismos principios que se usarían en una granja
en zona templada o boreal son aplicables al diseño de una granja tropical:
gestión del agua, terraformado, mantenimiento de acolchado verde
perenne, plantaciones diversas tridimensionales de cultivos leñosos
perennes y una diversidad de fauna animal.
El árbol del pan (Artocarpus altilis), árbol de jaca (Artocarpus
heterophyllus), el banano y el plátano son algunos de los cultivos básicos
con mayor cantidad de almidón. Frutos secos como el anacardo, la
macadamia, el árbol de mantequilla (karité), el pistacho y los cocos de
Brasil también son buenas fuentes de proteína y aceite. La paleta de
especies para elegir empieza a hacerse extremada- mente larga si empiezas
a incluir los cientos de frutos tropicales, desde los cítricos al tamarindo,
piña, mango, guayaba, granada, higos, olivas, aguacate y la lista sigue y
sigue. También podría incluir la canela, nuez moscada, pimienta, hierba
Luisa, jengibre, té, café y cacao.
Lo más importante de los trópicos y subtrópicos es que contienen un
increíble repositorio de diversidad genética, que sirve como base
aprovechable para los agricultores regenerativos. Por ejemplo, muy
pocas personas se dan cuenta que hay plátanos, higos y granados que
crecen a la intemperie en Washington,
D.C. Si esas plantas lo pueden hacer, probablemente haya otras
variantes que sobrevivirían 23 ºC o 40°C bajo cero. Hay plantas de café
que crecen a nivel de mar, pero también en las montañas, a miles de
metros de altura. Si alguien fuera a seleccionar semillas de café y cacao
que pudieran plantarse en cierta altitud, no tardarían en aparecer
variantes de esas plantas que tolerasen ser cultivadas en Texas,
Oklahoma, Nebraska, Kansas y las dos Dakotas. Incluso, esto es posible
sin cambiar el clima si sólo pudiéramos comprometernos a realizar una
selección en masa de cultivares adaptados a lugares específicos que
requieran un mínimo de insumos. Anhelo el día, probablemente en
mis años de jubilación,
¡Cuando pueda relajarme en mi sillón con una taza de café cultivado
en Vermont y una tableta de chocolate con cacao de Montana y
avellanas de Wisconsin! La fitomejora seleccionada en masa es
increíblemente sencilla. Todo lo que necesitamos hacer es plantar semillas
en exceso y seleccionar las plantas que se comporten de la manera que
queremos: libres de plagas y enfermedades y con cero insumos. Con
nuestra ayuda, podemos generar el número de plantones que hacen falta
para poder conseguir las próximas variedades nuevas que revolucionen
la agricultura como la conocemos. Los trópicos son un enorme banco
genético que podríamos aprovechar.
C APÍ T U LO 9
El ganado y la Agricultura
regenerativa
Dado que los miles de años desde esas extinciones son como un
parpadeo en términos geológicos y ecológicos, el Nuevo Mundo
sigue conmocionado por la drástica pérdida de su ‘megafauna’.
Por tanto, parece razonable al menos considerar la posibilidad de
una reintroducción adecuada de grandes animales en Norteamérica
desde Asia y África para ver si provocan impactos beneficiosos en
los ecosistemas truncados, y también para estudiar si tales
animales, algunos de los cuales están muy amenazados en sus
hábitats actuales, pueden encontrar hogares seguros en aquellas
tierras donde sus parientes prosperaban antes.
The Rewilding Institute, www.rewilding.org
Nichos ecológicos
Un nicho ecológico representa un rol ocupado por un organismo
dentro de su comunidad ecológica. Puede definirse parcialmente en base
a los recursos disponibles en un lugar específico, o por los recursos que
existen allí durante un tiempo específico del día o la temporada. Incluso
puede definirse un nicho dependiendo de la fase de sucesión, sea de
tierra negra desnuda, praderas, matorrales, o bosques en fase temprana
o tardía de sucesión. Cuando digo “recursos” en las definiciones de un
nicho ecológico, quiero decir elementos como el alimento, el agua, los
lugares de reproducción, etc. Al hablar anteriormente de las sabanas de
roble, el rol de la capa de árboles emergentes en el dosel fue dominado
por robles, castaños o hayas. Un punto a 30 metros de altura tiene
ciertos recursos diferentes a los que están disponibles abajo sobre el
suelo. Si la biología puede llegar a esa altura, acabará ocupando ese sitio.
La naturaleza detesta cualquier espacio vacío y lo llenará como bien pueda,
incluso si tarda mil años en hacerlo. Si no plantamos un castaño, roble o una
haya para el nicho a 30 metros de altura, la naturaleza usará lo que tenga a
mano (ej. un fresno, Tulípero de Virginia o pino blanco) en su lugar.
En nuestro modelo de sabana de roble, cada una de las especies
(castaños, manzanos, avellanos, frambuesos, arándanos, uvas, hongos y
más) ocupa un nicho específico en la estructura del sistema. Sea alto o
bajo, le guste el sol o la sombra, autoportante o enredadera, todas las
especies requieren del apoyo de las demás. El género Prunus tiene
distintas formas que le permiten ocupar diferentes nichos; el cerezo negro
puede ocupar el sotobosque o el dosel, mientras los cerezos y los Prunus
marítima pueden ocupar la capa de los arbustos que prosperan al sol. Los
nichos ecológicos en un lugar como éste son bastante fáciles de observar.
Sin embargo, no es el caso para los nichos ecológicos a lo largo del tiempo.
Los “nichos temporales” son un reto algo más difícil de detectar, pero
cuando empezamos a entender mejor la sucesión en nuestra biorregión,
podemos darnos cuenta de que hay nichos en el tiempo tardando miles de
años en formarse. Es más fácil responder a la pregunta “¿qué tipo de árbol
con frutos secos puede vivir en Missouri y ocupar una capa de 30 metros
de altura?” que responder a “¿qué tipo de planta ocupará el tiempo a mitad
de julio dentro de 120 años?”
Pensar en los nichos ecológicos posibles hace más complejo aún más
cuando se incorporan otros seres vivos en el tiempo y en el espacio dentro de
la ecuación. Una razón por la que menos personas tienen experiencias con
el policultivo de animales es porque cambian de lugar y tiempo
constantemente basado en un número de factores. Incluso en los lugares
más céntricos de las ciudades en el mundo, existe un policultivo de
animales viviendo allí. La mayoría del tiempo, sin embargo, no podemos
verlos todos en el mismo lugar al mismo tiempo. Eso es porque los
animales, cuando se dejan solos, se trasladan al lugar donde encuentran la
mayor cantidad o calidad de comida. Si su alimento o bebida no está
donde ellos están, o si hay mejor forraje en otro lugar, sencillamente se van
a ese otro sitio.
Otra razón por la que las personas no conocen el policultivo de
animales es porque sólo ven animales que ocupan un nicho en un
momento específico del tiempo. No se suelen ver pájaros que coman fruta
en el parking de McDonald’s, ni grandes rumiantes, por cierto. La falta de
árboles frutales y praderas verdes se aseguran de ello. Un parking es un
territorio hostil para una oveja o vaca. No solemos ver el buitre
americano a menos que haya animales muertos (o si están buscando
animales muertos), ni el águila pescadora si no hay una gran extensión
de agua fresca donde pescar. Los animales se trasladan allí donde se vive
mejor. Los sistemas de agricultura regenerativa toman en consideración
los nichos en el espacio y en el tiempo. Las consideraciones temporales
para los animales en este tipo de agricultura tienen en cuenta no
solamente aquellos cambios en los sistemas de plantas durante una sola
temporada, sino también los cambios en el sistema durante los años. De
hecho, la agricultura regenerativa tiene mucho que ver con la estabilidad
dinámica y el cambio ecológico a través del tiempo. En el trascurso de
un año, durante un período de varios años, y durante cientos de miles de
años, la agricultura regenerativa es el proceso de crear un sistema
ecológico viable basado en las pautas y relaciones naturales (es decir,
perennes) que produzca alimentos básicos, combustibles, medicinas y
fibras para los seres humanos, y que proporcione un número creciente
de nichos disponibles para los animales, tanto silvestres como
domésticos. Antes de seguir, vamos a tratar el tema de la dieta
vegetariana/vegana y los animales en los sistemas de agricultura
regenerativa.
Un tema delicado
Para los que eligen de manera consciente incorporar animales en su
sistema de agricultura regenerativa, este capítulo será más bien un punto
de partida. Existe una multitud de libros sobre la ganadería rotacional con
gestión intensiva, y éstos son los que hay que consultar para conocer los
detalles de cómo gestionar el ganado y los pastos. Lo que intenta hacer
este libro es establecer el marco que debemos usar como pauta básica.
Los detalles deben ser estudiados por cada ganadero dependiendo de su
ubicación, los mercados disponibles y las preferencias personales, con la
meta de establecer un policultivo de especies animales que proporcionen
control de malas hierbas, fertilidad y cierto grado de control de plagas en
un sistema de cultivos leñosos, además de ingresos adicionales y, por
supuesto, alimentos.
La c ría de animales de distintas especies dentro de una misma
finca regenerativa supone un ejercicio de crear sistemas cuidadosamente
diseñados de agrosilvicultura, que contengan rotaciones de alta intensidad
y múltiples especies que se sigan unas a otras en un orden establecido.
Los sistemas ‘líder- seguidor’ son sistemas por los cuales se introduce un
tipo de animal primero en la parcela. Una vez que ha comido sus
alimentos preferidos, rota a la segunda parcela y otro tipo de animal entra
en la primera. Los sistemas de ‘líder-seguidor’ pueden sobrepasar a los
otros sistemas en peso ya que a cada animal se le permite comer sus
alimentos óptimos primero. Por turnos, cada animal come su forraje
preferido. Al terminar de comer, ese animal se traslada a la parcela
siguiente. A su vez, al prado se le deja suficiente tiempo para recuperarse
antes de que el primer animal vuelva al terreno inicial. La silvopastura,
una práctica oficial de la agro-silvicultura, consiste en combinar
intencionalmente la producción de ganado con la producción de cultivos
leñosos. En otras palabras, la silvopastura no implica soltar los animales en
los bosques para que pasten, sino más bien gestionar intensivamente un
sistema de dosel abierto y del forraje. Un sistema de agricultura
regenerativa, como se entiende en este libro, es un sistema de
silvopastura con el objetivo de conseguir una cosecha que optimice la
energía solar y a su vez mejore las condiciones del lugar.
Este tipo de gestión de ganado imita el modo en que los animales pastan
en los sistemas naturales de la sabana. Los mejores ejemplos de rotación
de diferentes animales que existen hoy en día se pueden observar en el
Serengueti africano. En la naturaleza, los animales que pastan son, a su
vez, alimento para sus depredadores: leones, leopardos, guepardos,
chacales, hienas, perros salvajes, entre otros. La sensación de peligro
obliga los animales que pastan a formar grupos muy concentrados,
pastar rápido, comer sólo su alimento favorito y seguir para encontrar
agua y pastos más verdes. A su vez, el pisoteo de estos animales ayuda
a meter su estiércol en el suelo y crea hoyos que actúan como cuencos
de semilla, además de albercas en miniatura para el agua.
En definitiva, todo lo que tenemos que hacer es investigar la ecología
de los animales que pastan en el Serengeti. No necesitamos convertirnos
en ecologistas de la vida salvaje para poder establecer un sistema
pastoral con especies múltiples. Realmente es bastante sencillo. No
obstante, necesitamos tener conocimientos básicos sobre la gestión de
pastos y la densidad ganadera.
La densidad ganadera
Todo aquel que viva cerca de un campo con ganado habrá visto un
prado en donde había demasiados animales pastando. Los animales
comen cada brizna de verde disponible. Una vez acabado el pasto,
peligran la salud y nutrición de los animales. A su vez, la compactación del
suelo se convierte en un problema porque no permite la penetración del
agua en el suelo para que llegue a las raíces o se pueda añadir al carbono
fibroso del suelo. Incluso a escala mundial, el pastoreo excesivo es una de
las mayores causas de degradación de la tierra y desertificación. Los
defensores de las explotaciones de ganado estabulado utilizan el
fenómeno de la erosión debido al pastoreo excesivo como herramienta de
‘propaganda’ para eliminar a los pequeños ganaderos como competidores
en los mercados de alimentos. Como practicantes de la agricultura
regenerativa, debemos ser muy conscientes de la opinión sesgada que
existe en muchos foros en contra del pastoreo excesivo, ya que nuestra
meta es la de restaurar la salud y vitalidad del sistema ‘tierra-plantas-
animales’. Siendo buenos observadores y gestionando cuidadosamente
nuestras pautas de pastoreo, podremos lograr ese objetivo. La densidad
ganadera excesiva con una única especie y sin rotación animal es el
camino asegurado a la ruina.
Habiendo dicho esto, una baja densidad ganadera también puede dar
lugar a pastoreo excesivo. Puede parecer contradictorio, pero realmente es
posible. Por la carretera que recorre la Driftless Region del sudoeste de
Wisconsin, y a la vuelta de un campo de maíz químico, se encuentra la
granja de un ganadero con certificación ecológica que produce carne
vacuna. Este ganadero se preocupa mucho por el efecto de la huella
humana en el planeta y quiere asegurarse de que su huella personal sea
pequeña. Vive en una pequeña casa de madera que construyó él mismo, no
está conectado a la red eléctrica y hace muchas de las cosas de las que la
cultura de sostenibilidad querría convencer a las masas para que hicieran.
Su preocupación por tener una huella pequeña penetra tanto en su ética
que es un gran oponente del pastoreo excesivo. Sus 5 hectáreas de
praderas tienen un total de tres reses pastando. Los pastos no se han
dividido en parcelas para rotación y los animales tienen libertad para pasear
por cualquier lugar en busca de comida. La mayoría de las referencias que
ha leído dicen que las 5 hectáreas pueden soportar aproximadamente trece
cabezas de ganado sin pastoreo excesivo, pero él sabe que eso es
incorrecto. Él sabe que trece reses agotan 5 hectáreas y que, con esa
ratio, causarían el fin del mundo si todo el mundo aplicara esa densidad
ganadera. En definitiva, si tres reses pueden agotar 5 hectáreas, entonces
trece reses en la misma superficie crearían el próximo Desierto del
Sahara.
Su observación es correcta, es verdad que sus tres reses están
agotando las 5 hectáreas. No obstante, esto se debe a prácticas de gestión
defectuosas más que al tamaño de su ganado. Sus tres reses se
despiertan por la mañana y empiezan su día en los pastos. Comen su
primer bocado de su forraje favorito y después continúan con el segundo.
De esa manera, dejan sin comer el forraje menos apetecible, además de
las malas hierbas y las venenosas. Según va progresando la temporada, las
reses siguen comiendo exclusivamente su forraje favorito, mientras el
indeseable, como los cardos, se hacen más fuertes, más leñosos y menos
apetecibles y, lo más importante, echan semilla. Con el pasar del tiempo,
pronto hay un millón de cardos, y al poco tiempo el prado consiste
únicamente en bosques de cardos y ambrosias. Al permitir al ganado
comer solamente su comida favorita y no quitar las plantas menos
sabrosas, tres reses han logrado destruir las 5 hectáreas de pastos ricos y
abundantes. Decida o no tener menos ganado, pronto se verá obligado a
reducirlo porque quedará muy poco forraje disponible en esa tierra.
Una densidad ganadera excesiva puede degradar los pastos al quitar
más materia vegetal viva de la que pueda regenerarse antes de la próxima
ronda de pastoreo. Sin embargo, una densidad ganadera insuficiente
también puede degradar los pastos cuando no se sigue con segado de
acabado o no se permite que pasten otros animales, y así evitar que
proliferen plantas indeseables. Las ovejas son especialmente buenas
para este fin. Comerán una vegetación más gruesa que las reses bovinas
y también prosperarán con ella. Son el “segador de acabado” de nuestro
policultivo animal. Una regla fácil para calcular el número de ovejas es
tener tantas ovejas como vacas. Por supuesto, un prado soportaría más
de una oveja por hectárea, pero para cuando una vaca y su ternero, dos
cerdos y dos pavos hayan pasado por la pradera, ya no son los mismos
pastos frescos. Si bien los pastos soportarán menos ovejas totales por
hectárea cuando se rotan con otros animales comparado a si se criaran
solas, el número total de animales y la cantidad total de forraje convertido
en biomasa serán mayores.
Para demostrar lo sencillo que esto puede ser, empezaré hablando de
uno de los sistemas ‘líder-seguidor’ más sencillos que existen, y con los
animales que nos son más familiares: el ganado bovino.
El ganado bovino
El sistema ‘líder-seguidor’ más sencillo se consigue cuando se usa
ganado bovino. Se gestiona el sistema según la teoría del “primer
mordisco”. Las reses pastan tomando un mordisco de la parte superior
del pasto más nutritivo. Después se trasladan al próximo “primer
mordisco” y así hasta que hayan mordido toda su hierba preferida.
Los pavos
Una vez que el ganado haya comido sus dos primeros mordiscos, y
después de que los cerdos hayan limpiado detrás, los pavos son una
elección excelente como siguientes seguidores. Los pavos mordisquean
las hierbas y las plantas no herbáceas, aunque prefieren comer semillas
grandes e insectos. Los pavos comerán los insectos atraídos al estiércol
que han dejado detrás los animales que han pastado, además de
cualquier semilla que pueda haber pasado por el intestino de los animales.
Rascarán entre los desechos de forraje pisoteados para buscar
escarabajos, orugas, lombrices y semillas grandes. Muchas de las “malas
hierbas” que no dan el mejor forraje para las reses y los cerdos tienen
semillas grandes, las cuales son zampadas por los pavos y completamente
trituradas.
Los pavos (y todas las aves) también son una buena manera de
introducir minerales en el pasto de una manera ‘barata’. Para tener
pastos de alto rendimiento, los minerales deficitarios pueden ponerse en
un comedero de minerales y llevarse de parcela en parcela acompañando
a los pavos. Los minerales más gruesos a veces son menos caros que los
más finos sencillamente porque se dedica menos tiempo de molienda a su
producción. Mientras los pavos pastan en el prado, ingieren los minerales
disponibles en esos pastos. Muelen la arenilla hasta que se forma un polvo
fino en el buche producto de los ácidos y las enzimas digestivas, y lo que no
usa el organismo para sí mismo es defecado encima del mismo pasto.
Los policultivos animales han sido el secreto de la naturaleza para
crear los suelos más fértiles del planeta. Las sabanas húmedas de
Norteamérica, especial- mente en el Medio Oeste Americano donde se
encuentran las cuencas hidrográficas de los ríos Ohio, Misisipi y Misuri,
albergan algunos de los mantillos más profundos y fértiles. Algunos tienen
un espesor de casi 60 metros. Este mantillo fértilfue creado por las familias
de plantas de la sabana de roble (y otras también), aunque especialmente con
la ayuda de los animales.
El fósforo, uno de los minera- les más deficientes del Cinturón de Maíz,
antes ‘llegaba’ a la región en abundantes toneladas cuando las aves
migratorias defecaban los maricos que habían comido en el golfo de
México. Hoy en día, ya no tenemos la paloma migratoria (Ectopistes
migratorius) en la granja, de manera que tenemos que sustituirlas con
aves domésticas y darles los nutrientes que necesitan tanto ellos como el
suelo.
Los pavos, especialmente las razas tradicionales más inteligentes,
requieren muy poco mantenimiento. Para cuando se haya acabado la
mejor hierba en las regiones septentrionales, será el momento de meter
los pavos en el congelador para la época festiva. Aproximadamente dos
pavos por cerdo es un número adecuado.
Las ovejas
Imagina qué aspecto tiene el prado ahora. Una o más oleadas de
reses han pastado allí primero, con los terneros que comen las puntas de
las plantas más nutritivas, las mejores vacas tomando los segundos
mordiscos, luego las vacas menos productivas tomando los terceros, y por
último las vacas secas. Después llegan los cerdos y limpian los restos, y
tercero, los pavos sacan las semillas y comen los insectos. ¿Qué queda?
Cualquiera que haya visto ocurrir este proceso, o incluso una parte
de este proceso, observará que las primeras plantas que rebrotan después
de este proceso son las que menos preferían las reses, y que no fueron
comidas por los cerdos. Los pavos realmente no tienen mucho impacto en
los pastos en sí, de manera que empieza a rebrotar el crecimiento verde.
Los primeros en salir del suelo son las plantas, la mayoría bianuales y
perennes, con grandes raíces y mucha energía almacenada. Las otras
plantas dejadas atrás son las que muchos ganaderos llaman ‘invasivas’,
como la Centaurea maculosa y Euphorbia esula. La lista de las plantas
que responden rápidamente incluye al Diente de león, bardana,
Heracleum maximum y los cardos. Con poco más que comer, las ovejas
pastarán contentas sobre estas plantas de hoja ancha. Con el tiempo, estas
malas hierbas prevalecerán cada vez menos en el prado, controlando de
ese modo las malas hierbas como beneficio colateral del sistema pastoral.
Las gallinas
Mientras las gallinas pasan por el prado después de las ovejas, rascan
cualquier estiércol que hayan dejado los “líderes” delante de ellas,
buscando insectos y semillas. Para cuando las gallinas lleguen al prado,
quedará muy poco estiércol. Todo habrá sido comido o transportado por
escarabajos peloteros o rascado hasta deshacerse por los pavos.
Tratar con gallinas en un sistema de l í der-seguidor puede
ser un reto complicado, pero al final aprenden como evitar a los
depredadores y casi no necesitan cuidados.
Los gansos
Se han incluido los gansos en este capítulo, no porque fueran
animales de sabana históricamente significativos, sino más bien porque
sus costumbres alimenticias son bastante parecidas a las de las ovejas.
Se encuentran a gusto pastando en plantas de hoja ancha y son buenos
para seguir a los pavos.
Las vallas montadas para los cerdos y los pavos también contendrán
a los gansos sin ningún problema. Los gansos además proporcionarán
servicios de alarma para avisar al ganadero que hay alguien o algo
rondando a las aves. Los gansos se adaptan bien al policultivo perenne y
a veces dan un flujo de ingresos mayor que las ovejas. Muchas veces los
gansos no gustan por ser combativos y malhumorados, pero la verdad es
que las ovejas también lo son. No me gusta el olor de las ovejas, mientras
que tener a los gansos en los pastos no me parece mal.
Las cabras
La cabra es un animal maravilloso. Sin duda, es el animal que produce
carne y productos lácteos de alta calidad alimentándose sólo del forraje
más grueso y degradado. Pueden comer frambuesos, rosales y hiedra
venenosa (Toxicodendron radicans), subir considerablemente de peso,
producir exceso de leche y un cabrito o dos cada año. La capacidad de la
cabra de comer cualquier cosa los ha llevado a que aparezcan en
innumerables imágenes de libros infantiles. La capacidad de la cabra de
mantenerse con casi cualquier dieta es su punto más fuerte, y a su vez,
su mayor maldición. Las cabras pueden ser una herramienta muy útil para
gestionar un sitio al pastar sobre plantas que son económicamente inútiles
como la madreselva, la rosa multiflora o el Elaeagnus umbellata.
No obstante, las cabras pueden ser una plaga para el agricultor
regenerativo. Después de plantar 10.000 arbustos de avellana, con el gran
coste financiero y de mano de obra que eso supone, lo último que quiere el
granjero es que venga una cabra y los mate todos. ¡Cuidado, las cabras
saltan vallas! Si has plantado un huerto encantador de manzanos y ellas
deciden que quieren comer manzanos, se escaparán. Las cabras pueden
saltar por encima o atravesar cualquier valla eléctrica normal.
Constrúyela más alta y encontrarán una manera de pasar por encima, a
través o debajo de ella. Una valla eléctrica de 6 metros, de alta tensión, con
generador nuclear y un campo de minas delante no será capaz de retener a
una cabra que quiera comerse tu castaño.
Si acabas de empezar como agricultor regenerativo y todavía no has
dominado las sutilezas de la gestión de pastos con especies múltiples (llevo
dieciséis años con mi proyecto y todavía tengo muchísimo más que
aprender), es mejor evitar las cabras. Los arqueólogos, antropólogos e
historiadores han encontrado pruebas, una y otra vez, de que las cabras
representan la última fase antes de la desertificación total.
Históricamente, en todo el mundo, el animal preferido de los pastores
y granjeros han sido las reses. Las vacas requieren pastos de alta
calidad y producen comida de alta calidad. La carne de vaca siempre ha
sido un símbolo de estatus. Si tenías vacas, eras un hombre rico.
Cuanto más vacas tenías, más rico eras. No obstante, mantener
demasiadas vacas para tener estatus o por la razón que sea, degrada la
calidad de los pastos. Con el tiempo, según se degradan los pastos, se
pueden mantener cada vez menos reses allí y entonces se crían ovejas y
cabras. Culturas enteras han visto un cambio en su dieta con el tiempo,
desde el consumo en masa de la carne de vacuno hasta convertirse en
alimento exclusivo para los más adinerados, convirtiendo a las ovejas en la
fuente de alimentación para las masas. Según se degrada cada vez más el
medioambiente pastoral, las vacas desaparecen incluso de los bienes de
los ricos e incrementa el número de cabras. A medida que se profundiza
este proceso, los pastos no se recuperarán, el suelo se erosionará con el
viento y la lluvia, y las sociedades colapsarán dejando como supervivientes
a unos pocos pastores nómadas con sus cabras famélicas que
mordisquean los pocos brotes que persisten en el planeta.
Mantener vegetación de buena calidad es la meta número uno en la
agricultura regenerativa. Si no se mantiene la calidad de los pastos y se
agota el forraje o se gestiona incorrectamente, el ganado vacuno y los
cerdos cederán el paso a las ovejas y las cabras, dejando como
consecuencia los desiertos que vemos en África, el Oriente Medio, China,
y Sudamérica. Cuando la calidad de los pastos no es la meta principal, las
cabras son el último clavo en el ataúd ecológico.
Personalmente no recomiendo las cabras hasta lograr establecer un
sistema de agricultura regenerativa bastante maduro, es decir de por lo
menos 15 años. Las cabras son una amenaza en la fase de establecimiento
de un policultivo leñoso. Sin embargo, si opinas que debes tener cabras en
tu granja regenerativa, ¡adelante! Se puede hacer, y se puede hacer bien,
pero recuerda... ¡Te avisé!
Transporte de animales
Puede que la cría de especias múltiples requiera de instalaciones
adicionales para cargar los animales en los remolques para la venta. Hay
gente que está convencida de que no se pueden cargar animales en un
remolque sin una manga específica para cada especie, pero eso sólo es así
cuando los animales no tienen ninguna conexión con su gestor. Cuando las
manadas son más grandes de cierto número, los animales se vuelven
‘anónimos’ para el gestor y no le responden. La cría de especies múltiples
permite al ganadero tener menos animales de cada especie, reduciendo el
anonimato individual. Relacionarte amistosamente con tu ganado ayuda
muchísimo. Otra manera de no necesitar instalaciones adicionales para el
manejo es enseñar a los animales a subirse a un remolque desde una
edad temprana.
Aparca un remolque de ganado en algún lugar cercano a los corrales.
Cuando el ganado está en ese corral, lleva a los animales al remolque y
que encuentren una sabrosa cantidad de piensos. A la vez que el ganado
descubre la delicia, el ganadero debe dar un pitido y llamada específica
para esa especie. Cuando esto ocurre periódicamente durante la
temporada, los animales se familiarizan con el remolque. Lo verán
frecuentemente, pastarán, y recibirán una recompensa matutina, además
de una caricia del ganadero. Los animales se sienten cómo- dos al ver el
remolque llegar y verlo marcharse. Se convierten en el “ganado de
Pavlov” al subirse al remolque con un silbido o llamada. La primera vez
que llamé a un transportista comercial para llevar a una docena de cerdos
al matadero, me preguntó dónde estaba mi manga de compresión.
Cuando le dije que no la necesitaríamos, rezongó, maldijo y gruñó “¡Vaya
tío! ¿No eres uno de esa verdad?” Le dije, “¡Relájate!”, di un silbido y los
cerdos llegaron en tropel por la esquina. Con una olisqueada al remolque,
dieron chillidos de alegría.
Toxicidad mineral
El invierno es un problema para la producción de ganado y pueden
hacer falta instalaciones adicionales. Es buena idea tener instalaciones
separadas, especialmente para evitar cualquier transmisión de parásitos
de una especie a otra, enfermedades o toxicidad mineral.
Los piensos complementarios con minerales y elementos traza deben
vigilarse con cuidado. Al ganado le encanta su piedra de sal y los cerdos
tienden hacia el exceso de sal. Los suplementos minerales para el
ganado bovino y los cerdos pueden incluir cobre como elemento
beneficioso para su salud, pero pueden ser tóxicos para las ovejas. Es
prudente hacer pruebas del suelo y forraje para entender lo que realmente
está pasando con los niveles de minerales en el suelo.
Los parásitos
Las ovejas y las cabras comparten los mismos parásitos (¡otra razón
para no usar cabras!). Lo mismo ocurre con los cerdos y gallinas. Otros
parásitos pueden subsistir externamente, lejos del animal anfitrión. La
mejor manera de limitar los parásitos en las operaciones con especies
múltiples es entender qué parásitos podrían surgir, entender los ciclos de
vida de los parásitos y no combinar ganado con parásitos similares en el
mismo corral. Siempre debe haber una separación considerable entre las
especies. Los problemas de parásitos también pueden limitarse
manteniendo una mezcla diversa de pastos y, especialmente, una que
incluya especies de plantas perennes conocidas como parasiticidas.
Algunasson la artemisia (Artemisia absinthium), miembros de la familia
de la salvia, el ajo, la genciana, el hinojo y otras hierbas fuertes. Esas se
pueden plantar en las vallas. Si se plantan calabazas de invierno y
cucúrbitas en la granja, los desechos que no se envían al mercado pueden
alimentar alganado, tanto por su contenido en hidratos de carbono como por
los efectos antiparasíticos de la piel de la semilla. La lespedeza, aunque
considerada invasiva en muchos lugares, es un forraje excelente y también
ha mostrado tener un efecto parasiticida.
Las enfermedades
La enfermedad de Johne, la fiebre catarral maligna y otras
enfermedades del ganado pueden gestionarse de manera similar a los
parásitos. Para evitar transferencias directas, las ovejas no deben pastar
en un sistema que incluya alces, ciervos o bisontes.
Como la mayoría de los parásitos, las enfermedades del ganado son
transmitidas por contacto de boca y nariz, y en las heces. Para limitar la
transmisión de parásitos y enfermedades, hay que mantener la separación
entre las reses y los cerdos, los cerdos separados de las aves y las aves de
las ovejas. Debe asegurarse que los animales no estén estresados. Debe
haber agua limpia disponible para los animales en todo momento y vaciarse
y purgarse los tanques de agua o abrevaderos entre una especie y otra.
Una vez más, todo esto tiene que ver con la salud del pasto. No deben pastar
en los prados hasta que la tierra quede expuesta. Las ovejas,
especialmente, comerán el pasto hasta el punto de que sólo quede la
corona foliar de la hierba. Esta es una manera asegurada de propagar
tanto parásitos como enfermedades. Los prados bien gestionados con
largos períodos de recuperación entre rotaciones son la mejor manera de
mantener el ganado saludable y libre de parásitos y enfermedades.
Resiliencia económica
Mi tío Bill, un granjero de toda la vida, me dijo una vez, “Mark, tienes
que entrar en el negocio de criar ovejas.” “¿Por qué?” le pregunté.
Respondió, “son el ganado más rentable que he criado nunca. ¡Con las
ovejas sólo pierdo cinco o diez dólares por cabeza!” El Tío Bill se había
dedicado a muchas cosas: los lácteos, toros sementales, cultivos en hilera
para el mercado de productos básicos, producción de carne de cerdo y
vacuna. A pesar de que le habían criado en una granja familiar muy
diversificada, había abandonado esas costumbres durante la mayor parte
de su carrera. Al concentrarse solamente en un negocio, y forzando su
producción al máximo, sufrió muchos golpes financieros durante su vida
laboral. Tuvo algunos años de bonanza cuando los beneficios eran
realmente grandes. Las pérdidas, sin embargo, eran igual de grandes.
Durante esos años malos, se veía forzado por las presiones económicas a
refinanciarse y empezar otra operación en otro sitio. Mi abuelo sólo perdió
la granja una vez. El Tío Bill, siempre excesivamente ambicioso, la perdió
varias veces.
Al diversificar las especies e n los pastos, se pueden compensar
las fluctuaciones en el mercado. Las reses, los cerdos, las ovejas y las
aves todos suelen tener ciclos de precios ligeramente distintos. Los altos
precios de unos pueden compensarse con los bajos precios de otros.
Algunas especies como los gansos pueden tener precios muy altos en los
mercados de especialidad, pero poco volumen de ventas. Ofrecer sólo un
producto, leche o maíz, por ejemplo, te deja totalmente a merced de ese
mercado único. Tu flujo de ingresos subirá y bajará con ese mercado
único. En el caso de la mayoría de los granjeros norteamericanos en los
últimos sesenta años, tus ingresos solamente bajan. Es interesante ver
cómo, después de una carrera de agricultura de monocultivo y después de
todo el estrés que causó en su vida y para la familia, mi Tío Bill ahora
está oficialmente jubilado cuidando reses, ovejas, cerdos, una manada de
gansos y un pato corredor indio al que sus nietos llaman “snappy duck.”
C APÍ T U LO 1 0
Abejas y otros polinizadores
Antes del asentamiento europeo en el Nuevo Mundo, no existían
abejas nativas en este continente, de tal modo que las plantas aquí han
existido durante millones de años sin abejas. Sencillamente no se
necesitaron abejas en el ecosistema más rico y abundantemente
productivo del planeta.
Las abejas son del género Apis y la familia Apidae. En el Nuevo
Mundo, las abejas son de una familia completamente diferente de insectos
(Megachilidae) y las especies son totalmente diferentes a la abeja
melífera (Osmia, Xylocopa y otras). La mayoría de las abejas
norteamericanas son insectos solitarios.
Como la abeja europea y africana (Apis mellifera y Apis mellifera
scutellata) las abejas norteamericanas obtienen su sustento de las plantas
en flor. El polen, que es análogo a las células reproductivas masculinas de
la planta, tiene un alto contenido de proteína que necesitan las abejas
para alimentarse. El néctar es un líquido segregado por las partes
hembras de la flor y no tiene ninguna razón aparente de existir salvo
para atraer a los insectos polinizadores. No realiza ninguna función
fisiológica inmediata para la planta. El néctar tiene un alto contenido de
azúcares, fructosa, glucosa y parecidos, y es una bebida energética
extremadamente fuerte. Todas las abejas comen polen y beben néctar para
sustentarse. Cuando las abejas andan alrededor de las anteras de la flor
para comer polen, o incluso cuando pasan al lado del polen en busca de
néctar, parte del polen se pega en las pequeñas cerdas que cubren el
cuerpo de la abeja. Mientras la abeja liba el néctar, parte del polen que
cubre su cuerpo puede entrar en contacto con el estigma de la flor (análogo
a la vagina en mamíferos hembra), donde finalmente viaja para establecer
contacto con un óvulo y crea una nueva semilla.
Después de beber el néctar, la abeja remonta el vuelo para salir de la
flor y, finalmente, se peina para quitarse los granos de polen de su pelo.
Mucho polen queda almacenado en las zonas de las patas, mal llamadas
‘sacos de polen’, para ser llevado a la colmena para servir, más tarde,
como fuente de comida para las larvas. La verdad es que los sacos de
polen se parecen más a tiras de velcro que a sacos, y sirven a modo de
transporte para luego fertilizar cuando la abeja visita la próxima flor.
Muchas de las especies de plantas no pueden usar su propio polen y
tienen que recibir polen por parte de otras plantas de su misma especie
para producir semillas. De esta manera, las abejas polinizan las plantas
que florecen mientras se alimentan. Hay muchas lecciones que pueden
aprenderse al estudiar esta sencilla relación.
La flor alimenta a las abejas, las abejas polinizan a las flores para
hacer más flores que alimentan a las abejas. Tanto abeja como flor están
involucradas en una relación ventajosa que pretende afectar a una a otra de
manera positiva.
Separación de poblaciones
Se puede enfocar mejor esta pregunta cuando se contempla el problema
desde el punto de vista de un ecologista.
Antes del asentamiento europeo, poblaciones grandes y saludables de
insectos se encargaban de la polinización de la mayoría de las plantas que
florecían. Un número casi incontable de especies de moscas, escarabajos,
avispas, mariposas y polillas polinizaban muchas plantas florecientes. Los
insectos polinizadores más eficaces, por supuesto, son las abejas. Otro
grupo de plantas florecientes son polinizadas por el viento, como los robles,
castaños, hayas, avellanos, nogal blanco, nogal persa, pecán, arroz salvaje
y maíz, aunque hablaremos de éstos en otro momento.
En Europa, África y Asia, las abejas formaban grandes colonias,
produciendo su producto secundario más conocido: la miel. La miel se
utilizaba como edulcorante, por supuesto, y para hacer aguamiel (un vino
de miel fermentada), el primer ejemplo documentado de una bebida
alcohólica fermentada. El epítome de la salud y prosperidad de una región
ocurría cuando sus poblaciones de abejas, además de sus animales de
pastoreo, prosperaban. Fue en u n sistema saludable como éste donde
nació la frase “la tierra de leche y miel”. Cualquier lugar que tenía pastos
ricos y producía un exceso de leche, mientras simultáneamente sostenía
suficientes flores florecientes para producir un exceso de miel era,
obviamente, un ecosistema rico, saludable e intacto. La leche fresca alta en
grasas, proteína y calcio (de oveja, cabra o vaca) combinada con miel,
vitaminas y minerales es la comida por excelencia para los seres humanos.
Mucha de la intolerancia a la lactosa que se observa en el mundo hoy
en día se debe a que se cocina la leche a más de 82 ºC para poder
pasteurizarla. Ninguna de las especies de abeja que había en el Nuevo
Mundo formaba grandes colonias, y tampoco producía un exceso de miel,
cera u otros productos.
Los europeos cambiaron esto rápidamente cuando empezaron a
colonizar las regiones templadas y tropicales del Nuevo Mundo. Se
trajeron abejas melíferas con el objetivo de producir miel y cera para
velas, que era extremadamente importante en esos años. Las abejas
europeas se encontraron a gusto en el Nuevo Mundo y se expandieron
con el mismo vigor que los propios europeos. La manera en que los
europeos criaban a sus abejas fue posiblemente la razón por la que las
abejas de colonia pudieron sobrevivir en un continente donde no habían
existido antes.
Quizás el Nuevo Mundo siempre ha sido hostil a las abejas de colonia.
Quizás siempre han existido hongos, bacterias, trips, escarabajos, ácaros y
otras plagas y enfermedades que han presionado a las poblaciones de
abejas en el Nuevo Mundo, atentando contra la formación de grandes
colonias. Quizás el régimen de plagas y enfermedades en el Nuevo
Mundo era tal que, si eras una abeja y ponías demasiados huevos en el
mismo sitio, la larva moría de hambre, se sofocaba y los genes no se
reproducían para el futuro. Durante eones, las plagas y enfermedades que
sólo se presentaban con fuerza cuando demasiadas abejas se juntaban en
un mismo sitio, influenciaron la reproducción natural de las abejas y sólo
las abejas que ponían sus huevos en lugares apartados tuvieron la
oportunidad de colonizar. Es perfectamente posible que toda la gama de
plagas y enfermedades de abejas que afectan a los apicultores hoy en día
siempre hayan estado aquí. ¿Cómo podría ser esto?
Las primeras instancias documentadas de cría de abejas europeas en el
Nuevo Mundo fueron en el siglo XVI. En la época de las colonias
inglesas, francesas y españolas del siglo XVII, probablemente habría
decenas de miles de colonias. Se guardaban las abejas principalmente en
cestas invertidas, tejidas con hierba, llamadas skeps en inglés. Se
guardaban algunas abejas en secciones de troncos huecos y otras en
cajas de madera selladas con barro que parecían pequeñas cabañas de
troncos. Los tablones serrados y los clavos utilizados para ensamblar eran
raros y caros, de manera que no se consideraron las cajas de madera
para alojar abejas durante cientos de años.
Cada primavera, el apicultor dividía sus colmenas para poder tener
más colonias y así asegurarse suficiente miel y cera en otoño. La cesta
tradicional tejada era perfecta para esto, ya que se fabricaba fácilmente y
los materiales de hierba que se necesitaban para hacerla eran abundantes.
El clima natural para que las colonias incrementen sus números es a
principios de primavera, de manera que los europeos realmente
trabajaban en armonía con la naturaleza.
Abeja obteniendo polen de una flor.
Poblaciones débiles
Durante el verano, se solía dejar a las abejas apañárselas solas y, por
alguna razón desconocida (¡hasta por los apicultores de hoy en día!),
algunas colmenas prosperaban y otras apenas se mantenían. Las colmenas
que prosperan trabajan más, trabajan más rápido, construyen más panal,
hacen más miel y siempre se ve mucha actividad fuera de la puerta
principal. Después de la última floración del otoño, en una mañana fría y
seca, con las temperaturas en los 4 ºC cuando las abejas no pueden volar,
el apicultor seleccionaba las colmenas más débiles y las ahogaba. Una
vez muertas las abejas, se realizaba la tarea de separar el panal lleno de
larvas de abejas del panal lleno de miel. Al separarlos, se cortaba el panal
de mejor calidad y más limpio, y se guardaba en cajas de madera
selladas, y se usaría la miel de panal como dulces y chicle. El panal que no
estaba completamente cubierto con un sello de cera (las abejas sellan su
panal con tapas de cera cuando la miel está completamente madura), se
introducía en ollas de acero y se calentaba. Cuando se calentaba el panal, la
cera, patas y cuerpos de las abejas flotaban en la superficie, y luego se
dejaba enfriar la olla entera.
Después se podía quitar la cera de la parte superior de la miel
enfriada, rascarla para quitar los trozos de abeja, y se fabricaban velas.
El panal que estaba lleno de larvas de abeja, sin miel, también se derretía
para usar en velas (o para pulir madera, sellar cubos y barriles, lociones y
ungüentos, o como lubricante de ejes de vagones con ruedas de madera,
entre otras). El panal lleno de crías (huevos y larva) producía una cera
más oscura y no rendía tanta cera por panal, pues se usaba para
aplicaciones que no requirieran buen aspecto.
Selección idónea
La elección de ahogar las colmenas más débiles y guardar las más
fuertes no era una práctica científica, ni la investigaban las universidades
en ese tiempo. Todavía faltaba un siglo para que Darwin escribiera su
libro tan polémico. Guardar las colmenas más fuertes y ahogar las más
débiles sencillamente tenía mucho sentido en lo práctico. Las colmenas
más fuertes obviamente habían producido más miel y por tanto tenían
más reservas para alimentarse durante el invierno cuando no había flores
en los campos y el bosque. Las colmenas obviamente tendrían reinas
más fuertes, las cuales producirían una progenie más fuerte, dando así al
apicultor colonias más numerosas y más fuertes en la primavera. Las
buenas colmenas podían dividirse tres o más veces en la primavera,
repartiendo el riesgo del apicultor que hace que, en comparación, los
retornos en la bolsa de Wall Street parezcan una minucia.
Lo que sabemos ahora es que esta estrategia de dividir las colmenas en
prima- vera y matar a las colmenas débiles es, de hecho, una estrategia
perfecta para mejorar las cualidades globales para la supervivencia (tanto
genética como de comportamiento) de las abejas. Además de eliminar
abejas que puedan ser genéticamente inferiores o con desventajas de
conducta, es perfectamente posible que esta técnica de apicultura
también matase las mismas plagas y enfermedades responsables de que
medio planeta no tuviera abejas de colonia. Por tanto, en al menos dos
maneras, los apicultores de la era colonial trabajaban en la misma
dirección de selección que la naturaleza para hacer que las abejas
estuvieran mejor preparadas para su entorno, y para limitar la expansión
de plagas y enfermedades que pudieran infectar a las abejas de colonia.
La probabilidad de que los apicultores coloniales realmente cohabitasen
con el mismo régimen de plagas y enfermedades que experimentamos hoy
en día se hace más aparente cuando avanzamos en el tiempo hasta el final
del siglo XIX cuando apareció el estudioso de las abejas, L.L. Langstroth.
El padre de la apicultura
El Reverendo Lorenzo Lorraine Langstroth (1810–1895) era
un apicultor, clérigo y profesor, y se le considera el padre de la
apicultura americana. Nació en Filadelfia, Pennsylvania y de
joven tuvo una afición extraordinaria p o r observar lo s hábitos
de los insectos, hasta tal punto que se le castigó por desgastar
y aguj erear l a s rodillas de s u s pantalones mientras aprendía
todo lo que podía sobre la vida d e las hormigas. Langstroth se
graduó en la Universidad d e Yale e n 1831. Después f u e pastor
en v a r i a s iglesias congregacionalistas en Massachusetts,
incluyendo l a South Congregational Ch u rc h en Andover, en
1 8 3 6 . E n 1848, Langstroth s e hizo director de un colegio
femenino en Filadelfia. Fu e durante este tiempo q u e empezó a
cuidar abejas p a r a d istra e rse d u r a n te g r a v e s a ta q u e s de
depresión. La Colmena d e Hojas, inventada e n Suiza e n 1789
por Francis Huber, f u e u n a colmena con marcos plenamente
móviles, pero tenía marcos sólidos que se tocaban y formaban la
“caja”. Se examinaban los panales en esta colmena como las
páginas de un libro. Langstroth reconoció la contribución de Huber
con esta descripción: “El u s o de la colmena de Huber me había
convencido de que, con las debidas precauciones, s e podían sacar
los panales sin enfadar a las abejas, y que estos insectos eran
ca p a ces de domesticarse hasta un punto sorprendente. Sin el
conocimiento de estos hechos, yo habría considerado que una
c o lme n a q u e permitiera sacar l o s p a n a le s s e r í a demasiado
peligrosa para el uso práctico.” (Langstroth sobre la Abeja de Miel,
1 8 6 0 ) El conocimiento popular atribuía a Langstroth haber
d e s c u b i e r t o el “espacio para abejas”, aunque este
descubrimiento ya se había implementado en l a s colmenas
europeas. Langstroth hizo muchos otros descubrimientos en la
apicultura y contribuyó enormemente a la industrialización de
l a a p i c u l t u r a mo d e r n a . Re v o lu c io n ó l a in d u s tr ia de la
apicultura a l u s a r e l espacio p a r a a b ej a s en su co lmen a de
apertura superior. En el vera n o d e 1851, descubrió q u e , al
dej ar u n a zona con u n espacio nivelado, d e aproximadamente
e l tamaño d e las abej as, entre la parte superior d e los marcos
que suj etaban e l panal y la tapa plana encima, podía abrir la
tapa con bastante facilidad, haciendo q u e se p a ra rlo fuera
difícil de lograr. Más tarde, usó este descubrimiento para hacer
que fuese fácil sacar los marcos en sí. Si se dej aba un espacio
pequeño (menos de unos 6 ,4 milímetros) las abej as la llenaban
d e propóleo. No obstante, cuando s e d e j a b a un espacio más
grande (más de 9 ,5 milímetros) la s abej as la llenaban de panal
El 5 de octubre de 1852, Langstroth recibió una patente para la
primera colmena d e ma rco mó v il e n l o s Esta d o s Un id o s. Un
e b a n i s t a d e Filadelfia, Henry Bourq u i n , o t r o apicultor
aficionado, fabricó las primeras colmenas p a ra Langstroth y,
en 1852, tenía más de un centenar d e estas colmenas y empezó
a venderlas donde podía.
L a s colmenas Langstroth siguen utilizándose h o y e n día.
Langstroth escribió q u e “…l a característica principal de mi
c o l me n a era la f a c ilid a d con que s e p o d í a n extraer sin
e n f a d a r a l a s a b e j a s…Po d ía o lv id a r me d e l o s enjambres
naturales y, no obstante, podía multiplicar las colonias con más
rapidez y certeza que por los métodos comunes... S e podían
f ortalecer l a s colonias débiles, y a las que habían perdido su
reina se proporcionaba la manera d e obtener otra… Si yo
sospechaba que había algo que no funcionaba con la colmena,
rápidamente podía averiguar su condición real y aplicar los
remedios adecuados.” Langstroth también descubrió que
podían apilarse varias cajas de colmena una encima d e otra y
que la reina podía ser recluida en la cámara más baja o cámara
de cría por medio de un excluidor d e reinas. Así, solamente las
obreras podrían llegar a l a s cámaras superiores y , por tanto,
sólo contienen panal. Esto hizo q u e la in sp ecció n de las
colmenas y otras tantas prácticas de gestión fuesen posibles,
convirtiendo a l a rte de la apicultura e n u n a industria a gran
escala.
Muchos piensan que es la reina la que envía las señales que guían la
vida de la colmena y, de hecho, si se mata a la reina, el resto de las abejas
de la colmena no actúa de una manera tan organizada, pero de alguna
manera saben que deben criar una nueva reina. Es ese tipo de conducta
la que lleva a muchos a pensar que la inteligencia de la colmena es un
subproducto de la colonia en sí, una propiedad emergente. Sea dicha
inteligencia resultado de la reina, o una propiedad emergente de la colonia
entera, es muy posible que la direccionalidad de la reina esté “impresa en
sus circuitos” durante la infancia mientras se forma dentro de su celda.
La reina de reemplazo empieza su vida como obrera y se transforma
desde una relación horizontal con la gravedad, el campo magnético de la
tierra, la salida y puesta del sol, a una relación vertical. Una “auténtica”
reina de impulso de enjambre empieza la vida como huevo de reina y se
cría solamente en vertical. De hecho, las reinas criadas de huevos de
obrera son físicamente diferentes a las reinas criadas desde huevos de
reina.
Vuelo nupcial
Una vez que eclosiona la reina de reemplazo criada industrialmente,
se la insemina artificialmente con una aguja. La manera en que los
criadores de reinas obtienen esperma de un zángano es algo que se me
escapa, y realmente no sé si me interesa aprender cómo lo hacen.
Sujetar un insecto y obligarle a copular con una máquina equipada con
una aguja hipodérmica me parece algo sacado de una película de terror.
Además de parecerme espeluznante, este método de criar reinas no
selecciona la reina más preparada, o el mejor zángano. Se está haciendo
una selección genética e hibridación con otras razas de abejas, pero no se
está realizando en el contexto adecuado donde deben vivir. La reina
“auténtica” criada con un huevo de reina, emerge de su celda y vuela
fuera de la colmena en lo que se llama su vuelo nupcial. Al hacer esto, le
siguen todos los zánganos, conscientes de lo que ella está haciendo.
Mientras vuela, solamente un zángano será lo suficientemente rápido y
capaz de alcanzarla y copular. El acto de la inseminación en sí sigue siendo
algo misterioso, pero el resultado final es que la reina más apta, si sobrevive
a su cría (y no muere de Loque, Nosema, ácaros traqueales o Varroa, o
asesinada por la matriarca celosa) copula con el macho absolutamente
más apto de los miles que también sobrevivieron a las plagas y
enfermedades de la colmena.
El proceso de dividir las colmenas en la primavera permite que
ocurra este proceso de reproducción sexual natural.
Este proceso ocurre en el pleno contexto de la naturaleza, con todas
las fuerzas de la selección que influencian quién consigue reproducirse y
con quién. Es el proceso por el cual nuestras colmenas de abejas se
adaptaron localmente a las condiciones en nuestra granja.
Abejas constructoras
Dividir las colmenas también da a las colonias una oportunidad de
construir más cera. Al devolver los marcos de cera a la colmena cada
vez que se extrae la miel, se limita drásticamente el proceso de construir
panal. En un contexto natural, las abejas pasan por varias fases vitales,
una de las cuales es segregar cera y construir panal. ¿Existe la
posibilidad de que las abejas necesiten hacer esto? Quizás necesitan
segregar la cera durante cierta fase vital o se acumula dentro de ellas
con efectos tóxicos.
Cada año, dividimos nuestras colmenas de abejas- una vez por
colmena; dos veces si la colmena es increíblemente fuerte. Extraemos la
miel y dejamos una cantidad suficiente para sostener a las colmenas
durante el invierno. Si una colmena no sobrevive al invierno, o se muere
por otra causa, que así sea. Las colmenas fuertes se dividen otra vez y se
quema la colmena de la colonia muerta.
¿Funciona esto? Desde un punto de vista generalizado, debería. Con
el tiempo nuestra técnica de gestión selecciona las abejas que pueden
sobrevivir al lado de las plagas y enfermedades que existen a nuestro
alrededor. Según sobrevivan las abejas y vayan cambiando genéticamente
durante las generaciones, lo harán también las plagas y enfermedades.
¡Que así sea! Estaremos criando abejas dentro del flujo de vida real
del planeta. Estarán sujetas a las fuerzas conocidas y desconocidas que
existen en el mundo real. Una celda de plástico para la reina,
inseminación artificial por aguja y un régimen regular de polvos y líquidos
químicos hace que se propaguen plagas y enfermedades cada vez más
fuertes y crean abejas dependientes de la inseminación artificial y los
productos químicos.
Preferimos criar abejas en el ambiente donde viven y no en un
laboratorio.
Miel de lilas
El maíz es un monstruo
Nacido en las tierras altas de América Central y seleccionado por
agricultores de subsistencia durante miles de años, el maíz (Zea mays)
crece mundialmente y es una comida fácil de cultivar con rendimientos
abundantes. Alimenta a miles de millones de personas y animales. Su
gran tamaño, el hecho de que una vez plantado pueda producir cientos
de semillas en la cosecha, y que es fácil de cultivar con implementos
manuales, lo convirtió en un valor seguro como cultivo básico durante
miles de años en las aldeas. Después de haber sido descubierto por los
europeos, el maíz llegó a todas las regiones del planeta con el clima
adecuado. Da la casualidad de que dicho clima coincide con las regiones de
la gran sabana templada y las sabanas de robles de Norteamérica. Las
cosechas de maíz son impresionantes, realmente masivas. Una hectárea
de maíz en los Estados Unidos produce algo más de 375 fanegas de las
semillas doradas llenas de almidón. En las tierras más ricas, con
temperaturas perfectas y la humedad adecuada, los rendimientos pueden
llegar al doble. Una fanega de maíz pesa 25 kilos. Esto quiere decir que
una hectárea de maíz puede producir una media de kilos de semilla (9.3
toneladas). Con 3.555 calorías por kilo, una hectárea de tierra
medianamente fértil plantada con maíz puede producir unos 33 millones
de calorías de energía alimenticia. Eso es mucha comida.
Si una persona fuese a consumir solamente maíz, y consumiese 2.000
calorías de comida al día, esa hectárea de maíz alimentaría a esa
persona durante 45 años. Mirándolo de otra manera, una hectárea de
maíz puede producir suficientes calorías para alimentar a 45 personas
durante un año. Cuando preguntan a los agricultores regenerativos
“¿Puede alimentar a la humanidad?”, lo que realmente están preguntando
es, ¿Pueden producir 33 millones de calorías de comida por hectárea en
una que imita la naturaleza en un sistema de agricultura regenerativa? Si
es posible, entonces ¿cómo? Responderé al “sí” aquí y al “cómo” en
capítulos posteriores.
El que suele formular la pregunta, típicamente es un granjero
estresado, que cultiva maíz manipulado genéticamente y tiene contratos
con enormes corporaciones trasnacionales de la agricultura presididos por
multimillonarios. Suele colocar el listón obviamente alto de 33 millones de
calorías por hectárea como medida estándar por el cual decimos estar
produciendo alimentos. Puede que realmente crea que su tipo de
agricultura alimenta a la humanidad, o puede llegar a alimentarla, pero
vamos a frenar ese pensamiento ahora mismo. Recuerda que en este
mismo momento hay cientos de millones de personas en el mundo que
viven con hambre crónica además de otros cientos de millones
desnutridos. El sistema actual no alimenta a la humanidad y solamente
incrementar el rendimiento de los mismos cultivos no alimentará al
mundo. Una de las razones es que los monocultivos de grano anual no
tienen suficientes nutrientes para alimentar a la gente. Puede que tengan
suficientes calorías para mantener a la gente viva, pero no tienen
suficientes vitaminas y minerales para alimentar bien a la población y
mantenerla con al menos un grado moderado de buena salud.
Para poder ser absolutamente imparcial en esta comparación, usaré
los análisis nutricionales del Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos (USDA) para los alimentos a comparar.
La siguiente tabla demuestra que el maíz, a pesar de contener una
enorme cantidad de calorías por hectárea, apenas se puede considerar
una comida nutritiva. Si se alimentara con maíz a la humanidad, muy
rápidamente desarrollaríamos numerosas enfermedades producto de
l a de fic ie nc ia nutricional. Examinando la ta bla , la malnutrición
empezaría c o n u n a deficiencia de calcio, la cual resultaría en un
entumecimiento, cosquilleo o pinchazos dentro y alrededor de la boca,
espasmos musculares, graves hematomas fácilmente infligidos,
insuficiencias renales y cardíacas, dientes débiles y huesos quebradizos,
entre otros. Es interesante considerar que la deficiencia de calcio en la
dieta puede ser causada por varios otros factores, uno de los cuales es el
exceso de magnesio (presente en exceso en el maíz) y la otra es por la falta
de vitamina D (ausente en el maíz). La deficiencia de calcio también puede
ser causada por un exceso de fósforo en la dieta, el cual también abunda
en el maíz. El maíz debe acompañarse con una amplia gama de
suplementos, o realmente sería una toxina. A decir verdad, el maíz no es
un alimento.
El maíz no contiene cantidades medibles de vitamina C. La
insuficiencia de vitamina C en la dieta interfiere con la síntesis de colágeno,
una parte necesaria de los tejidos conectivos en el cuerpo humano. Esta
deficiencia empieza a mostrarse con síntomas de malestar general y
fatiga insuperable, seguida de sangrado por las membranas mucosas.
Pronto aparecen puntos oscuros en la piel, que frecuentemente se
convierten en llagas abiertas, seguido de ictericia, que pueden llevar a la
fiebre y en los casos extremos, a la muerte. Esta patología se conoce
habitualmente como escorbuto y ocurría a menudo entre los marineros en
los tiempos de los barcos de madera cuando subsistían durante meses
comiendo galletas secas de trigo (también deficientes en vitamina C). La
deficiencia de esta vitamina puede curarse con cantidades adecuadas de
fruta y bayas, especialmente los cítricos. Si los agricultores quieren
alimentar a la humanidad, tendrán que reservar algunas de sus hectáreas
para cultivar frutas y bayas y así compensar la deficiencia de vitamina C, o
de lo contrario el maíz no deberá considerarse comida.
La hipocalcemia (deficiencia de calcio) o el escorbuto también
implican deficiencias de á c ido fólico, de vitamina B12, retinol y
vitamina E. Las deficiencias en cualquiera de estos nutrientes esenciales
pueden causar toda una serie de problemas que van desde los temblores
y calambres de los músculos hasta la esterilidad en los hombres y, por
supuesto, la fatiga, depresión y muerte. (Fatiga, depresión y muerte...
¿no suena divertido?). Si el belicoso agricultor de maíz insiste en que
necesitamos cultivar monocultivos para alimentar a la humanidad,
entonces debería reservar más superficie para cultivar otras plantas para
suministrar estos nutrientes esenciales o admitir que el maíz realmente no
es comida.
Una de las deficiencias nutricionales más insidiosas causadas por
comer demasiado maíz realmente no se debe a una deficiencia. El nutriente
en cuestión se encuentra presente en el maíz, pero sin biodisponibilidad
para el sistema digestivo humano, y por tanto es deficiente a menos que
se libere de alguna manera. Ese nutriente es la vitamina B3 (también
conocido como niacina). La enfermedad causada por deficiencia de
niacina es la pelagra. Los ‘Meso- americanos’ y norteamericanos
originales aprendieron de alguna manera (o quizás fueron enseñados por
una deidad) que, para poder liberar el niacina en el maíz, debía remojarse
durante un largo tiempo en una solución de cal o ceniza de madera, ambas
químicamente alcalinas. El agua con alto contenido de calcio también
ayudaría a proveer de calcio al maíz. Las culturas tradicionales que
comían maíz no sufrían ni de pelagra ni de deficiencias en calcio.
Cuando los colonizadores europeos recibieron el maíz de los
norteamericanos nativos, generalmente no adoptaron la técnica del remojo
en ceniza de madera o cal y, así, establecieron las condiciones para que la
pelagra llegara a proporciones casi epidémicas en ciertas regiones,
especialmente en España, Italia y el Sur de los Estados Unidos. Para que el
maíz contribuya con niacina en la dieta humana, debe ser nixtamalizado
(remojado en una solución alcalina). De no hacerlo, el maíz realmente no
tiene valor nutritivo.
Además de no aportar lo suficiente de estos minerales y vitaminas, el
maíz tiene un nivel muy bajo de proteína, lo cual genera en las personas
un estado débil y apático crónico. Por otro lado, el maíz no tiene lisina, un
aminoácido esencial. Sin la lisina, el cuerpo no puede crear tejidos
nerviosos, lo que significa que no se puede formar correctamente el
cerebro. En resumen, la deficiencia de lisina haría incapaz al cuerpo para
absorber la niacina, lo cual generaría una deficiencia y conduciría a la
pelagra, lo cual a su vez generaría mucho llanto y haría crujir de dientes,
aunque los dientes no crujirían bien porque la deficiencia de vitamina C
habría llevado, simultáneamente, al escorbuto, y se habrían reblandecido
las encías. Puede que el maíz produzca 33 millones de calorías de
energía de hidratos de carbono por hectárea, y eso es mucho. El maíz
también es increíblemente útil. Puede usarse para fabricar nachos,
tortillas, gachas de harina de maíz, sémola, pan de maíz y jarabe de maíz
con alto contenido de fructosa (JMAF). El maíz es versátil de muchas
maneras y produce una enorme cantidad de relleno sin contenido para
apaciguar los estómagos hambrientos, pero no proporciona la nutrición
adecuada para el ser humano.
Escenario completo
Con lo que sabemos sobre las deficiencias nutricionales del maíz y la
devastación causada por la agricultura tradicional, sería conveniente
entender al maíz como un cultivo de nicho con buen rendimiento, pero con
demasiados efectos colaterales nutricionales y ecológicos como para
depender de élcomo alimento básico.
Lo que hacemos en nuestras granjas se manifiesta en el sistema
alimentario y finalmente se refleja en nuestros cuerpos. Depender
excesivamente d e comidas con muchas calorías y bajo contenido de
nutrientes lleva a la obesidad, la diabetes, la depresión, la fatiga crónica,
las enfermedades dentales y neurodegenerativas y mucho más. Este
hecho medible puede apreciarse a nuestro alrededor todos los días. La
destrucción del ecosistema exterior ha llevado al deterioro del
ecosistema interno. El agotamiento de la flora y fauna en el ecosistema
exterior para poder producir cultivos tiene su espejo en el agotamiento de
los ecosistemas “internos” gastrointestinales, con un incremento en el
número de personas que tienen dificultades para digerir los granos y que
dependen cada vez más de suplementos probióticos. Si además
recordamos que los compuestos que imitan los estrógenos
(principalmente derivados y metabolitos de productos químicos agrícolas)
están apareciendo cada vez más en nuestra comida, vemos que tenemos
una red compleja de problemas agrícolas, de salud y sociales.
Los principales medios de difusión, políticos y científicos médicos
especializados nos hacen creer que estos problemas no están entrelazados
cuando realmente lo están. La complejidad de estos problemas y su
aparente separación de la agricultura y el suministro de alimentos los
hacen parecer desconectados. Sin embargo, somos lo que comemos y los
problemas culturales que vemos a nuestro alrededor son un reflejo del
maíz.
Hoy en día, nos encontramos en una situación en la que el productor
‘belicoso’ de maíz transgénico (nutricionalmente deficiente) alega que
nosotros (los agricultores de sabana) no podemos alimentar a la
humanidad. Y a sabemos que la agricultura tradicional de granos no
alimenta la humanidad, como comprueban las hambrunas y las misiones
de ayuda humanitaria en todo el mundo, pero ¿sabías que la mayor parte
del grano que se produce en los Estados Unidos ni siquiera se usa para
alimentar a los humanos?
Informes recientes del USDA (el organismo que hace seguimiento
de la producción real y sus tendencias, y que apoya el sistema actual
basado en los granos) revelan lo siguiente:
La pirámide trófica
En la parte inferior de la pirámide trófica de cualquier sistema
específico, están los productores. En términos ecológicos, un productor
es un organismo que puede obtener su sustento directamente del
medioambiente. En un sistema terrestre, estos organismos son las
plantas.
En el siguiente nivel trófico están los organismos llamados
consumidores primarios. Son organismos que no pueden absorber sus
nutrientes y su energía directamente del medioambiente y los tienen que
obtener comiendo producto- res, en este caso plantas. Los consumidores
primarios que comen las plantas son comúnmente llamados herbívoros.
En un sistema de producción de grano anual, el ganado que come trigo
(las reses, por ejemplo) serían considerados consumidores primarios. Los
seres humanos que comen grano directamente también serían
consumidores primarios.
Si un ser humano come 4,5 kilos de maíz, una cantidad aproximada
de solamente medio kilo se convierte en carne y hueso humano
(nutricionalmente deficiente). El resto se usa como energía para el
metabolismo o se tira a la alcantarilla. Si una res come la misma cantidad
de maíz, aproximadamente medio kilo se convierte en vaca, o en este caso
en ternera.
Donde aparecen las implicaciones siniestras de la pirámide trófica es
cuando los seres humanos comen carne criada con maíz. En ese punto, el
ser humano se convierte en consumidor secundario. Una vez más,
solamente el 10 por ciento de la energía del nivel anterior de la pirámide
trófica se convierte en biomasa dentro del consumidor. Una persona que
come maíz tendría que consumir 45 kilos de maíz para generar medio kilo
de carne humana. Una persona que come ternera deberá consumir 4,5
kilos de carne para construir medio kilo de humano. Este es un argumento
principal utilizado por los veganos con el cual estoy absolutamente de
acuerdo.
Rendimiento real
Cuando tomamos el nivel descontado por nivel trófico y se añade las
calorías perdidas como combustible de vehículos, el número total de
calorías disponibles de un acre de maíz para los seres humanos son
meramente 3,06 millones de calorías. En otras palabras, de los 13,9
millones de calorías producidas por acre, sólo 3,06 millones de calorías se
usan para alimentar a las personas. Sólo 22 % de las calorías de la
cosecha entera de los EE.UU. se consume como comida. Este es el
auténtico rendimiento alimentario del maíz. Si podemos alimentar a la
humanidad con más de 3,06 millones de calorías por acre, entonces los
agricultores regenerativos están haciendo un trabajo muchísimo mejor
para alimentar al mundo que el “Rey Maíz”.
Volvamos un momento a mirar el desglose de cómo se usan las calorías
de una hectárea de maíz:
Consumidores y recicladores
En este punto del libro, los lectores que disfruten de las tablas y los
números estarán muy contentos, mientras que los que no estarán
pensando en saltar al próximo capítulo. Si estás a punto de pasar al
capítulo siguiente, tenme un poquito más de paciencia. Mira rápidamente
los gráficos y las tablas si quieres, pero sobre todo sigue la narrativa.
Hasta ahora, hay dos grupos alimenticios principales que he dejado
fuera de este análisis nutricional. Todos los alimentos que hemos
mencionado hasta este punto tienen la categoría ecológica de
productores, esto es, todas son plantas. Absorben el agua, los nutrientes
solubles del suelo y el aire usando la energía del sol, almacenan la energía
solar en los hidratos de carbono, proteínas y aceites. Gran parte del cuerpo
de una planta está compuesto de hidratos de carbono complejos como la
lignina y la celulosa. Esto es especialmente así en el caso de las plantas
perennes. La lignina y la celulosa no son digeribles para el ser humano y en
combinación son uno de los compuestos orgánicos más comunes del
planeta, además de suponer una fuente increíble de energía solar
almacenada.
Hay dos tipos básicos de organismos que usan el carbono
almacenado en las plantas como fuente de alimento. Uno se encuentra
dentro de la categoría ecológica de los consumidores, y la otra dentro
de la de los recicladores. Cualquier criatura que come plantas es un
consumidor, por ejemplo, los seres humanos somos consumidores.
Cualquier criatura que sólo come plantas puede ser considerado un
consumidor primario: un herbívoro. En términos ecológicos, un ser que
come otros consumidores es un consumidor secundario. Las vacas son
consumidores primarios; los lobos son consumidores secundarios. Los
consumidores que están incluidos dentro de mi análisis nutricional son las
vacas, los cerdos, las ovejas y las gallinas. Los otros productos en la lista
serán lácteos bovinos.
El otro tipo de organismo que usa la materia de las plantas como
comida entra dentro de la categoría de recicladores. Hay una gran
variedad de recicladores en la naturaleza, desde las lombrices hasta las
hormigas, los colémbolos, los nematodos y más.
Aunque podría explicarte que las lombrices y hormigas son
comestibles e incluso podría darte unas recetas deliciosas para probar, no
son reconocibles como cultivos y menos como alimento para la mayoría
de los norteamericanos hoy en día.
Actualmente las lombrices y las hormigas tienen unos mercados
culinarios muy limitados en Norteamérica. No obstante, otros
recicladores tienen gran aceptación como alimento y grandes mercados,
algunos de los cuales bastante lucrativos. Me refiero a los hongos. Hay
una gran variedad de hongos culinarios y medicinales que juegan un
papel importante en la agricultura regenerativa. Para este análisis
nutricional, sólo nombraré dos setas: shiitake y maitake. No lo hago
porque sean las únicas setas que pueden cultivarse en la agricultura
regenerativa, sino porque una es una seta culinaria y la otra medicinal, y
nos gustaría generar medicinas proactivas en nuestro sistema, además
de una nutrición más que adecuada. Más significativamente, el shiitake y
el maitake son dos setas fácilmente cultivables cuya nutrición ha sido
analizada por el USDA.
Una suma
Sin embargo, la pregunta persiste: “¿puede un sistema de sabana
agrícola producir más calorías, vitaminas y minerales totales por hectárea
que un campo de cultivo anual/tradicional?”.
A continuación, presento un breve ejercicio usando el sistema
previamente descrito.
Se ha dicho muchas veces que hay tres maneras de faltar a la
verdad: mentiras, mentiras a medias y estadísticas. Uno de los problemas
que tienen los datos y las estadísticas es que deben interpretarse. Otro
problema especialmente significativo con las estadísticas es que
trabajamos con un sistema perenne de larga duración que tendrá distintos
resultados en cada año de su existencia. Nuestro sistema producirá
menos cultivos leñosos perennes en los primeros años y tendrá mayores
cantidades en los años posteriores. Durante los primeros años, las plantas
de crecimiento rápido, como los frambuesos y los arándanos, tendrán
rendimiento alto, mientras que, para su final, el rendimiento será menor
según se vaya sombreando el lugar.
Otro problema con las estadísticas es cómo medimos con precisión
la producción de cada planta. Sin años o incluso décadas de datos, no se
puede tener una idea real sobre cuáles serán los rendimientos de
nuestras plantas. En mi experiencia, las pa rra s no parecen tener
ninguna pérdida neta de rendimiento cuando se plantan en policultivos
complejos, al igual que los arándanos. Los frambuesos sí parecen rendir
menos cuando tienen que competir con otras plantas para conseguir
espacio, luz, nutrientes y otros cultivos como los arbustos híbridos de
avellano. Este tipo de avellano es un cultivo nuevo al este de las Montañas
Rocosas y no existen datos sobre su producción actualmente.
Sencillamente, no se está haciendo la investigación. Así, he tenido que
aplicar unas suposiciones para preparar la tabla anterior.
Los castaños
Según varias fuentes, desde viveros comerciales de castaños hasta
las universidades y el Departamento de Agricultura de California, el
rendimiento de la castaña por hectárea va desde una cifra baja (1080 kilos)
a un alta de 6530 kilos. Este rango tan amplio se debe en parte a la gran
variedad de suelos y climas donde se cultivan los castaños (desde Ohio
hasta California), y por otro lado al hecho de que la industria es muy
pequeña en Norteamérica y hay pocas personas recopilando datos. Para
nuestros propósitos, he utilizado la parte baja de la escala. Según varias
fuentes, el número de castaños inicialmente plantados por hectárea es
demasiado denso para los años posteriores, pero la producción de los
primeros años ayuda a mantener altas las cifras producción. A medida
que crecen los árboles y empiezan a interferir unos con otros, se talan
selectivamente. Se examinará cómo contabilizar esta cosecha de
biomasa al final de esta sección.
Los manzanos
Para la producción de manzanas, también he elegido las cifras bajas en
la gama de rendimiento, con dos fanegas de manzanas por árbol. En mi
experiencia, una cosecha de manzanas puede ser más grande. Sin
embargo, para este ejercicio, haré cálculos subestimando para que no me
acusen de exagerar, y para recordar que pueden cultivarse los manzanos
en porta-injertos enanos y semi-enanos y que éstos producirán menos
fruta por árbol. Personalmente, he cosechado más de 100 fanegas de
fruta de un gran manzano Baldwin cuando trabajé para el Viejo Sr. Flint,
pues sé que es posible obtener más de dos fanegas por árbol.
Los avellanos
Los avellanos son los auténticos “durmientes” del sistema. La Upper
Midwest Hazelnut Development Initiative, en colaboración con las
universidades de Wisconsin, Minnesota y otras instituciones académicas,
están colaborando con los productores para desarrollar cultivares de
avellano altamente productivos que puedan resistir temperaturas muy
bajas, y contienen la mayoría de sus genes de castaños americanos
recientemente descubiertos. Ya que el trabajo de Fito selección está en un
estado inicial y la selección de cultivares recién está empezando, existen
sólo dos informes con datos actuales de producción. Un informe incluye
plantas de todas las edades (no solamente las plantas maduras) aunque
con datos sesgados porque incluye plantas de un año en el mismo
análisis de producción que las plantas que tienen quince años. Algunas
plantas individuales pueden tener un expediente de diez años
produciendo 2,3-3,6 kilos por planta, mientras que otras plantas pueden
estar una década sin producir fruto alguno. Incluso hay algunas plantas
que han dado más de 9 kilos.
El Hybrid Hazelnut Consortium, una colaboración entre la
Universidad Rutgers, Universidad de Nebraska, Universidad Estatal de
Oregón y la Arbor Day Foundation, están introduciendo avellanos europeos
más resistentes al frío para varios Estados como Nebraska. La iniciativa,
también en estado inicial, está teniendo los mismos resultados erráticos y
poco concluyentes.
Como consecuencia, no hay datos disponibles para los avellanos en el
Medio Oeste. Elijo una producción de 1 kilo por planta como una cifra
más alta que los datos actuales, aunque creo que es un número
bastante conservador. Considerando su potencial a largo plazo, sabemos
que esa cifra puede excederse fácilmente.
Los avellanos en un sistema de agricultura regenerativa son
“durmientes” porque tienen un potencial calórico increíble. Para este
ejercicio todo lo que incluí es el valor nutritivo, sin tomar en cuenta el
valor de las cáscaras y la madera, si bien es significativa en ambos
casos.
Frambuesos y arándanos
En nuestro sistema hay muchos menos frambuesos y arándanos
plantados de lo que normalmente habría por hectárea, y una vez más, en
ambos casos, calculo el rendimiento tirando hacia abajo.
La biomasa
La madera de rebrotes y poda tienen un rendimiento significativo en un
sistema de agricultura regenerativa. Al principio, parecería que la leña
extra puede utilizarse como combustible de calefacción en la granja. En
New Forest Farm, funcionábamos con ese enfoque durante bastantes
años hasta que nos dimos cuenta de que nos estábamos enfrentando con
un problema. Anteriormente, la granja había sido un campo de cultivo de
maíz y habas (y la madera era un recurso escaso). Después de 10 años,
abundaba la madera. Después de 15 años, empezó a ser un reto. ¿Cómo
puede utilizarse toda esta madera? Además de calefacción a leña,
ahumar la carne y hacer bastantes fogatas de campamento y
celebración, nos pusimos en marcha para gasificar la madera y utilizar el
gas como combustible para un generador eléctrico. Aunque todavía no
hemos construido nuestro sistema, calculamos que, con una hectárea de
cáscaras de avellana, por ejemplo, podríamos producir casi 215 dólares de
electricidad si lo vendiésemos a una compañía eléctrica a 12,5¢ por
kilovatio. Ya existen sistemas a pequeña escala que lo hacen.
Uno de los beneficios de gasificar las cáscaras de avellana, matorral y
otras maderas de poda es la producción de biochar que puede usarse
como una enmienda de suelo.
Si bien New Forest Farm tiene una conexión a una red eléctrica para
vender electricidad, todavía no tiene instalado un gasificador. No
pretendo que este libro sirva para discutir situaciones hipotéticas, sino
para compartir nuestra experiencia. Por tanto, de momento, para la
eliminación de la madera la seguiré utilizando como combustible para la
calefacción de la casa y para cultivar setas. Al investigar los rendimientos
de la biomasa, los números van desde 7 a 70 toneladas por hectárea,
dependiendo de las especies de planta leñosa cultivadas y la región donde
crecen. En las regiones fértiles bien regadas, crecerá más madera por
temporada que en las regiones más secas como Nebraska o High Plains.
Para nuestro ejercicio de calcular el rendimiento calórico por hectárea,
he elegido 2,5 toneladas de biomasa por hectárea por año. La experiencia
me ha demostrado que esto puede ser fácilmente el caso, ya que solamente
las cáscaras de avellana pueden rondar los cientos de kilos por hectárea.
Las setas
Una manera sencilla, deliciosa y lucrativa de utilizar la madera
e xtra es convirtiendo lo incomestible en comestible. La manera de
convertir la madera incomestible en comestible es a través de los hongos.
La tabla de la página 244 muestra la información nutricional para las
setas Maitake y Shiitake. Existen literalmente docenas de setas diferentes
que pueden cultivarse sobre madera sólida o triturada. Por la magia de la
descomposición, los hongos pueden convertir esas 2,5 toneladas de
biomasa leñosa de cada hectárea en casi 320 kilos de setas.
Los troncos de setas o de madera triturada que han cumplido su ciclo
vital pueden convertirse en un material blando, parecido al suelo, que
actúa como una esponja biológica altamente absorbente. Esto se
incorporará en el suelo después de una temporada de cultivo. Si estas 2,5
toneladas de biomasa leñosa, cosechadas como un subproducto de nuestro
sistema de agricultura regenerativa, fuese convertido en setas Shiitake, daría
81.000 calorías adicionales por hectárea.
Una vez más, sólo para mencionar un punto anterior y usando
nuevamente al maíz como ejemplo, tomamos 33 millones de calorías de
alimento humano y fabricamos 10,03 millones de calorías no-disponibles,
pero un rendimiento de sólo 3,06 millones de calorías de alimento
humano real. En nuestra granja de agricultura regenerativa, tomamos las
calorías incomestibles para los seres humanos y los convertimos en
comestibles. Por ejemplo, el ganado convierte la hierba, los insectos, las
babosas y los caracoles en productos cárnicos y lácteos, y el hongo
convierte a la madera en una delicia gastronómica.
La miel
La última comida a la que me gustaría calcularle el rendimiento
calórico dentro de la agricultura regenerativa es algo complicado de
calcular- la miel. Ya he explicado como la abeja melífera europea no es
nativa en este continente y como en un sistema ecológico diverso no se
necesita para los servicios de polinización, pero al estar aquí prestan
servicios de polinización y producen un edulcorante excelente.
Como el azúcar y el sirope de arce, la miel es un edulcorante potente
con alto contenido calórico. Unos 500 gramos de miel tienen más de 1.380
calorías. Una colmena de abejas ubicada en el norte de los Estados
Unidos fácilmente puede producir más de 25 kilos de miel adicional al año.
Si solamente se guardase una colmena por hectárea, esa única colmena
añadiría 165.000 calorías a nuestro sistema. Un problema, no obstante,
es que a diferencia del ganado o de las ovejas, las abejas no se quedan
dentro de una hectárea.
Volarán adonde puedan encontrar el recurso más abundante. Un
cálculo estimado es que una colmena de abejas puede cubrir unos 8.000
acres cuando producen 50 libras (22 Kg.) de miel. Los apicultores sí
informan de reducciones de producción cuando tienen más de 20
colmenas por acre.
Ya que la única regla general sobre las abejas es que no hay reglas
generales, voy a elegir un número arbitrario y sencillo de colonias para
incluir en nuestro cálculo: cuatro. La razón es que con cuatro colmenas es
suficiente para que valga la pena la inversión requerida en el equipo
básico de apicultura (ahumador, cuchillos de desopercular y un
extractor). Cuatro colmenas también producen suficiente miel en cada
inspección para que valga la pena mirar, incluso si las colmenas no están
llenas. A su vez, esta cantidad también permite al apicultor observar las
diferencias de fuerza entre las colmenas y, por tanto, con el tiempo,
empezar a seleccionar abejas y colonias más fuertes. Tener cuatro
colmenas a mano también permite poder dividir las fuertes, criar reinas
adicionales si se necesitan, y garantizar una cantidad razonable de miel,
incluso en un año malo. En nuestros 17 años de experiencia en New Forest
Farm, tenemos una media de un cubo de 19 litros de miel por colmena. Cada
cubo contiene poco más de 22 kilos de miel, pero para este ejercicio
calcularé 19 litros de miel por colmena, lo que supone 276.480 calorías
adicionales al año.
Replantearse la agricultura
Quizás deberíamos preguntarnos: ¿Por qué tenemos granjas? ¿Por qué
existe la agricultura? ¿No es para que la gente pueda comer, tener salud y
nutrirse?
Si eso es así, entonces ¿no tendría sentido que diseñásemos un
sistema agrícola que hiciera exactamente eso, en vez de uno donde los
agricultores grandes luchan contra los granjeros pequeños, mientras que
las corporaciones promulgan leyes que hacen ilegal cualquier tipo de
modelo productivo aparte de los que ellos controlan económicamente?
¿No tiene sentido para nosotros como humanos ponernos todos de
acuerdo en cómo producir cantidades adecuadas y sostenibles a largo plazo?
¿No deberíamos concentrar nuestros esfuerzos en descubrir sistemas
óptimos? La verdad es que todos necesitamos alimentarnos.
Pues en este momento, perdóname si parezco grosero al responder
la pregunta inicial con una re-pregunta. Recuerda aquel granjero grande,
rudo, cultivador de maíz, al borde de un ataque al corazón, cuando dijo
“Sí, ¿pero puedes alimentar a la humanidad?”.
Ahora mi respuesta es, “Señor, ¿y usted lo puede hacer?” ¿Puede
alimentar a la humanidad a su manera? Claramente no lo está haciendo
ahora. Además de eso, su manera actual está degradando el
medioambiente para las generaciones futuras. Hacer más de lo que no
funciona no va a mejorar las cosas. La mayoría de su maíz y soja alimentan
al ganado o se quema como combustible. Los alimentos basados en el maíz
de su sistema están causando niveles epidémicos de obesidad extrema,
enfermedades cardíacas y diabetes. ¿Puede nutrir la humanidad?
¿Puede restaurar la función de lo s ecosistemas? ¿Puede secuestrar
carbono de la atmósfera? ¿Puede incrementar las poblaciones de
polinizadores nativos, anfibios y otra fauna amenazada? ¿Puede
incrementar la tierra de manera natural con el tiempo y sin insumos
externos masivos? ¿Puede evitar la escorrentía? ¿Puede purificar el
agua freática y de superficie? ¿Puede incrementar las cantidades de
humedales? ¿Puede restaurar los manantiales, prevenir la erosión e
inundaciones? ¿Puede hacer todo esto plantando su cultivo sólo una vez
cada mil años?
Sé que al leer esto te resulte difícil creerme, y yo sé que mucho de lo
que se ha dicho en este libro contradice la mayoría de lo que te han
enseñado, pero si puedes relajarte y acompañarme durante algunos
capítulos más, te mostraré que es enteramente posible y lo fácil que puede
ser la transición.
C APÍ T U LO 1 3
Cómo empezar
En el capítulo anterior se mostró claramente que un sistema de
agricultura regenerativa produce mayor cantidad total de alimentos por
hectárea q u e cultivar maíz en hileras. También se mostró que los
rendimientos obtenidos del sistema cambiarían con el tiempo según va
madurando, y que un sistema así puede durar miles de años siendo
gestionado enteramente sin el uso de insumos de combustibles fósiles.
Todo esto suena fabuloso, pero ¿cómo conseguir la transición desde la
agricultura tradicional a la agricultura regenerativa perenne, y por dónde
empezar? Debes empezar justo donde estás y con lo básico.
No importa en qué parte del mundo esté tu granja, no hay manera de
deshacer su historia. Ha sido cultivada o pastoreada de ciertas maneras
durante una cierta cantidad de años. Tiene su propio tipo de tierra,
estructura, inclinación y grado de erosión (de hecho, toda tierra que haya
tenido cultivos anuales está erosionada. La diferencia que existe entre
una granja y otra está en el grado de erosión. Cada granja individual tiene
su propia “historia familiar” e incluso dentro de una región con sistemas de
cultivo muy homogéneos, las condiciones en una granja serán diferentes
comparadas con otras, aunque solamente sea por la diferencia entre las
personas que la gestionaron.
Cada granja o rancho tiene un grado distinto de ‘perennialismo’. En
uno de los extremos está la granja de cultivos en hileras o de grano que
cultiva un 99,9 por ciento de forma anual. En el otro extremo, hay
operaciones de pastoreo cárnico y lácteo sobre hierba, con alta densidad
ganadera, que pueden tener un 99 por ciento de plantas perennes. El
alcance de este libro no da para entrar exhaustivamente en los detalles de
cómo cada tipo de granja puede realizar la transición hacia la agricultura
regenerativa. Lo que sí entra dentro de nuestro alcance es describir los
principios básicos aplicables a todo tipo de granja.
Gestión del agua
Por lo que sabemos, el agua es el nutriente primordial de las plantas,
sin el cual no vivirían. No importa dónde vivas y qué cultives, no crecerá
sin agua. Las plantas pueden sobrevivir y producir cultivos comerciales
con casi todas las deficiencias de tierra conocidas, incluso de hecho, la
mayoría de las tierras cumplen esta descripción y son deficientes en uno o
más nutrientes importantes en cualquier momento dado.
Todos los granjeros tienen tierra con deficiencias e algún tipo. La
industria de los fertilizantes y la industria del equilibrado del suelo fueron
fundadas justamente para solucionar eso. En términos generales, nuestra
tierra no es tan rica y fértil como podría ser, pero igual nuestros cultivos
siguen creciendo y nuestro ganado sigue pastoreando y reproduciéndose.
Sin embargo, si quitamos el agua de la ecuación, el asunto cambia
radicalmente. Todas las plantas morirán sin agua, hasta incluso los cactus.
Ya que el agua tiene una importancia tan crítica para la vida y el
crecimiento de las plantas, el primer paso para un agricultor
regenerativo, sin importar dónde esté ubicada su granja, es optimizar la
relación de su tierra con el agua.
La topografía que nos rodea refleja la relación de la tierra con el
agua y la gravedad a lo largo del tiempo. La lluvia cae sobre las tierras
altas y la gravedad la arrastra hacía el punto más bajo. Un reguero de
agua se junta con otro y así incrementa su volumen. Sigue desplazándose
hasta el punto más bajo, fusionándose con otros regueros y recogiendo
partículas de tierra. Los riachuelos se hacen arroyos; los arroyos se
hacen torrentes, éstos en afluentes de ríos que incrementan en volumen
y , finalmente, se vierten al mar. Tanto si tu explotación está en el
desierto, o en regiones que experimentan la lluvia torrencial, el agua ha
formado la topografía de la tierra.
Si bien la lluvia que cae suele distribuir la humedad de manera
pareja en la ladera y los valles adyacentes, el agua no permanece
en esa distribución equilibrada. El drenado natural saca el agua de
las laderas hacia los valles. Como consecuencia de esto, las
laderas suelen ser más secas que los valles. Cualquier
compactación del suelo empeora el problema.
Ken Yeomans, Keyline Designs
Pequeños estanques
Similar a las zanjas tradicionales, las curvas de retención pueden usarse
para recoger agua y trasladarla a un sitio deseado. Estas son “zanjas
colectoras” y se usan para recoger agua de una zona más amplia para
formar un estanque o represa en la superficie.
Una zanja es sencillamente una zanja: una línea rebajada en la tierra
diseñada para drenar agua del lugar. Sin embargo, una curva de
distribución o un careo colector es una zanja con una medición muy
precisa, con una inclinación de casi exactamente el 1 por ciento. Una vez
más, esta inclinación es extremadamente suave, apenas fluye y no causa
erosión.
Conectados estrechamente a las curvas de distribución diseñadas en
Línea Clave están lo que solemos denominar los “pequeños estanques”.
Éstos no tienen que ser necesariamente estanques para peces o de
granja, e incluso pueden ni contener agua en todo el año. Se han diseñado
para retener agua durante lluvias grandes y así permitir que se infiltre
lentamente en el suelo. Es el mecanismo de protección utilizado contra
subidas repentinas del nivel de agua y así protege el sistema de zanjas de
distribución.
Como los estanques que se drenan y finalmente desaparecen, los
pequeños estanques imitan lo que los ecologistas llaman ‘charcas
vernales’ o ‘estanques efímeros’. Estos son humedales que sólo existen
durante un período de pocas semanas/meses posteriores a la época de
mayor lluvia en la zona. Hay un gran número de plantas y animales
adaptados a la vida en los estanques efímeros, los cuales, con el tiempo,
establecen su residencia allí. Discutiblemente, los residentes más
importantes de nuestros sistemas de estanques pequeños son los anfibios
insectívoros. La mayoría de los anfibios nativos de la región Medio Oeste
estadounidense están adaptados a la reproducción en charcas vernales. Al
diseñar nuestras granjas con curvas de distribución y estanques pequeños,
creamos estructuras por las cuales el agua de lluvia restaura el valioso
hábitat anfibio y trae beneficios enormes de control de plagas para el resto
del sistema. Si el agua se infiltra en el suelo a una velocidad de unos 25
milímetros por hora y cae el triple de lluvia en una hora, 50 milímetros no
tienen dónde ir, formarán una lámina en la superficie y empezarán a fluir
cuesta abajo. Con zanjas de Línea Clave diseñadas para aceptar el exceso
de agua durante períodos de grandes lluvias, se captura el agua y se
traslada a los estanques pequeños y generalmente hacia las laderas. Los
estanques pequeños están diseñados para rellenarse con esta “subida” de
agua que se irá ‘soltando’ lentamente a través de las zanjas del sistema.
Un sistema Keyline tiene el objetivo de capturar la máxima cantidad de
lluvia. Piensa en lo que significa esto. Si todas las propiedades agrícolas
capturasen y retuviesen toda el agua, no habría riadas. De este modo, el
agua que suele inundar los pueblos cuesta abajo, ahora se filtraría
lentamente por el suelo. Los niveles de los arroyos y ríos permanecerían
más estables durante toda la época.
Subsolado anual
Probablemente lo más significativo que podemos hacer para
complementar las habilidades de las zanjas de infiltración es combinarlas
con un subsolado anual. Para los que no conocen el subsolador, es
sencillamente un gancho c on ínfulas que se arrastra detrás de un
tractor. Cada año, preferiblemente antes de que arranque el
crecimiento vegetal en primavera, se debe arrastrar un subsolador o
un arado Keyline paralelo a las zanjas en la mayor parte de la granja que sea
posible. Las púas del subsolador no se limitan a cortar una ranura en el
suelo; también levantan ligeramente el suelo en cada lado y pulverizan
las capas compactadas. Después, la ranura y la suela de labor pulverizada
admiten libremente el agua y el aire. Con la entrada de agua y aire
adicional en el suelo, proliferan las raíces de las plantas. Donde se
dispersen las raíces de las plantas, también irán múltiples seres vivos del
suelo que defecan, orinan, se reproducen, viven y mueren. Tanto las plantas
como los animales añaden su carbono al suelo y, a medida que ese carbono
se oxida, el suelo empieza a volverse negro.
Al combinar debidamente las zanjas ubicadas correctamente con el
subsolado anual de los caminos, se pueden convertir los subsuelos de
color pálido en un vigoroso mantillo lleno de vida, y mucho más
rápidamente de lo que ocurriría de manera natural.
Sin embargo, el mantillo no se añade grano a grano; más bien, el
subsuelo gradualmente se convierte en mantillo. El agua, el aire y la vida
del suelo convierten el subsuelo (anteriormente compactado y sin vida)
en un mantillo rico y fértil.
Cambiar las condiciones del subsuelo para que los organismos
aeróbicos tengan un mejor ambiente permite la conversión de la parte del
subsuelo en mantillo. Estos organismos necesitan calor, aire y humedad,
además de un suministro cuantioso de comida con altos niveles de
proteína.
Hace casi 20 años, cuando leí el texto de Yeomans sobre los diseños
Keyline por primera vez, rechacé la idea de que se podía crear mantillo tan
rápido y desde la superficie hacia abajo.
Después de todo, había aprendido (leyendo libros y haciendo
compost) que el mantillo se creaba desde la superficie hacia arriba.
Además, habiendo visto crecer los musgos y líquenes en las rocas
acumulando lentamente una capa de tierra increíblemente delegada y
delicada, podía apreciar lo importante que es nuestra tierra y la necesidad
de conservarla.
Con mi experiencia de haber generado toneladas de compost a
mano, y habiéndolo acarreado ello anualmente a los bancales del huerto,
me di cuenta de la importancia del mantillo y de cuántos ciclos de vida se
requieren para formarse.
La idea de que pudiese construirse desde arriba hacia abajo era un
concepto impensable que yo creía estaba siendo promocionado por locos.
Sin embargo, en 1996 replanteamos toda la granja en el suroeste de
Wisconsin usando los principios de la Línea Clave, pero como en ese
momento yo creía que el suelo se construía desde la superficie hacia
arriba, pensaba que no sería necesario el subsolado de Línea Clave. Mi
conocimiento hasta ese momento me decía que sería meramente
combustible extra malgastado tirando de un gancho y sin ningún retorno
económico aparente.
Fue por casualidad que más tarde descubrí un viejo subsolador de un
solo vástago en el patio delantero de la granja de un amigo. Un macetero
lleno de lobelia malva en flor se derramaba encima, y los geranios y las
caléndulas lo rodeaban en aparente adoración por la anciana reliquia
oxidada. Le pregunté si me lo prestaba y asintió. ¡Aquí está, casi 15 años
más tarde y todavía no se lo he devuelto!
La primera vez que utilicé el aparato, apenas podía cortar unos 30
centímetros de profundidad en la tierra dura de arcilla. El tractor se
esforzaba en marcha baja y frecuentemente se paraba de golpe cuando
el gancho se hincaba más allá de la capacidad del tiro de mi tractor de
35 CV Tenía que poner marcha atrás, levantar el gancho hacia atrás
para sacarlo de la ranura, adelantarme e intentarlo de nuevo. Cuando
levantaba el gancho al final de cada pasada (a final de la hilera), estaba
cargado de arcilla amarilla o roja, dependiendo de lo que estuviera
debajo. En aquel tiempo, llevaba conmigo una pala de punta cuadrada
que usaba para rascar la arcilla del gancho antes de bajarlo de nuevo. Si
no quitaba la arcilla adherida, el enorme trozo de suelo evitaría que la
punta de la hoja del subsolador pudiera clavarse en la tierra.
Durante los años en los que he continuado la práctica del subsolado,
lo he considerado principalmente una técnica para ‘cosechar’ agua. Pude
ver con mis propios ojos que durante cada lluvia se formaba una charca
vertical de 5 centímetros de ancho, penetrando en el suelo con varios
metros de profundidad.
El agua es vida y en las granjas de agricultura regenerativa
cada gota de lluvia que cae se ralentiza, se extiende desde los
valles hacia las laderas y se infiltra recargando el nivel freático.
La agroforestería
La agroforestería, también llamada agrosilvicultura, engloba una
serie de prácticas agrícolas por las cuales las plantas leñosas,
especialmente los árboles, se integran con los cultivos anuales o el ganado
en las mismas tierras de labor. Si bien se practica desde hace mucho
tiempo en varios lugares en el mundo, la agrosilvicultura recientemente
se ha aceptado oficialmente como práctica agrícola por la USDA a
mediados de los años 80. Incluso hoy en día, si bien algunas operaciones
de agrosilvicultura pueden recibir subvenciones federales, la agroforestería
se aplica de manera reducida a escala nacional en Norteamérica. Para el
agricultor regenerativo, la agrosilvicultura representa las formas de
transición por las que el granjero o ranchero puede transformar su finca
en un sistema más perenne. Las prácticas de agroforestería permiten
al agricultor seguir su producción cotidiana mientras introduce las plantas
perennes que se convertirán en sus cultivos principales en el futuro. En
otras palabras, se preserva la liquidez actual mientras se establecen las
fuentes de ingresos futuros. Éste es un momento crítico en la transición
hacia una agricultura regenerativa.
La agrosilvicultura es una herramienta que utilizaremos para dar el
salto desde el cultivo anual hacia un sistema perenne.
Convertir un campo de maíz en un sistema de sabana profundamente
diverso y productivo tarda su tiempo, ya que debe ocurrir la sucesión. La
agroforestería nos ayudará a saltar por encima del tenebroso abismo de lo
desconocido durante los años hasta que nuestros cultivos perennes
maduren y comiencen a dar frutos. La agrosilvicultura norteamericana
se concentra en cinco prácticas principales, cada una con su manual
técnico de la USDA. Elmanualdebe seguirse paso a paso si se busca obtener
subvenciones federales.
Los agentes de extensión agrícola y los empleados de la USDA se
negarán a ofrecer ayuda relacionada con la implementación de prácticas
agroforestales a menos que el interesado tenga una copia del manual
técnico y se le recuerde el Marco Estratégico de Agrosilvicultura de la
USDA adoptado durante la administración de Obama.
A través delMarco Estratégico de Agrosilvicultura (2011-16), la USDA
pretende plantear las estrategias para promover la creación de granjas,
ranchos, bosques y comunidades saludables y productivos. Para hacerlo,
la USDA proporcionará conocimiento, herramientas y asistencia para
combinar la agricultura y la silvicultura beneficiando al terrateniente, la
comunidad y la nación.
Ahora que sabes que la mismísima USDA quiere promocionar estas
técnicas importantes, tienes legitimidad ante la “Gran Agricultura” y las
personas que miran lo que haces en tu granja con aspecto de no entender
nada.
Las cinco prácticas agroforestales oficialmente aceptadas son las
siguientes: cortavientos, zonas amortiguadoras ribereñas, cultivar en calles,
la silvopastura y la agricultura forestal. La sexta práctica se aceptó
oficialmente en varias ocasiones en los años 90 y los 2000, pero agonizó
hasta la muerte en el proceso burocrático. Esta última técnica tuvo varios
nombres distintos, de los cuales mi favorito era “sistemas de cultivo
multinivel”, un término que refleja la agricultura regenerativa en muchos
aspectos. Desgraciadamente, los burócratas encargados de desarrollar el
manual técnico no tenían experiencia en plantar o gestionar ese tipo de
sistemas y la práctica que finalmente describieron era, imposible de
aplicar en términos prácticos. En algunos círculos de la agroforestería, el
término “aplicaciones especiales” se usa para incluir conceptos como los
“sistemas de cultivo multinivel”, el cultivo de fuentes de biomasa leñosa,
además de los sistemas de agricultura regenerativa y la permacultura.
Si pasamos por alto la ineptitud de los que no tienen experiencia,
l a s cinco prácticas agrosilviculturales oficiales funcionan y
proporcionan u n excelente modelo de transición para los agricultores
regenerativos. Ya que la agroforestería ha sido tema de escritura y
extensa investigación, te puede dar buenos resultados cubrirte con la
capa vanguardista de la agrosilvicultura cuando los vecinos y tu familia
empiecen a preguntarte lo que estás haciendo. El agricultor regenerativo
aplica la agroforestería. No nos hemos tirado al fondo de la piscina;
meramente estamos siguiendo buenas prácticas de la USDA con el aval de
universidades y las agencias gubernamentales. Créeme, esto puede ser
importante a veces. ¡La diferencia entre la agroforestería aprobada por la
USDA y la agricultura regenerativa es que la segunda es practicar
agrosilvicultura con eco-turbo!
La agrosilvicultura implica sistemas relativamente sencillos y
universalmente aplicables en casi todas las regiones del mundo.
Probablemente las prácticas más sencillas y fáciles de instalar son
los cortavientos.
Cortavientos
Las cortinas cortavientos son plantaciones lineares de árboles o
arbustos que sirven para mitigar los efectos del viento. Los cortavientos
ayudan a prevenir la desecación de los cultivos en el campo. Pueden
evitar daños mecánicos en las plantas debidos al vapuleo y al
derrumbamiento por el viento. También previenen la erosión del suelo,
preservando el mantillo valioso, y evitan la abrasión por arena de los
cultivos delicados de campo como las calabazas, los melones, los
pimientos y las berenjenas.
Así como los cortavientos pueden proteger los cultivos del viento,
también se pueden utilizar para proteger los edificios contra el mismo
daño. Los costes de calefacción de los edificios durante el invierno pueden
reducirse drásticamente con una plantación correcta de cortavientos, y los
vientos incesantes en ciertos sitios pueden apaciguarse hasta tal punto
que zonas cerca de la finca pueden convertirse en microclimas
completamente distintos.
De la misma manera que los cortavientos pueden crear zonas de
ocio y descanso agradables, también pueden reducir drásticamente el
estrés de l ganado, proporcionando sombra en verano y abrigo contra los
vientos invernales. Los animales mejor protegidos en el invierno
requieren menos forraje para mantener su temperatura corporal, lo cual
a su vez reduce costes de pienso y mortandad animal. Desde el lado
estético, hoy en día típicamente se plantan cortavientos en muchos sitios
para ocultar las instalaciones de confinamiento de animales cada vez más
impopulares, a la vez que ayudan a reducir los olores. Otra ventaja de los
cortavientos es que pueden ayudar a evitar la deriva de productos
químicos en ambos sentidos: ya sea desde la propiedad en cuestión
(reduciendo así la responsabilidad a terceros por aplicaciones excesivas),
o bien pueden ayudar a evitar que los productos químicos provenientes
de otra propiedad entren en la de uno.
Los álamos híbridos alrededor de New Forest Farm, plantados a
propósito como árboles prescindibles, han sufrido mucho debido a la
aplicación excesiva de herbicidas en fincas cercanas. En vez de perder
valiosos cultivos de castañas o manzanas, todo lo que se perdió en vez
fueron miles de hojas y un mes poco significativo de crecimiento en los
álamos híbridos ya que crecen rápido e implican costes bajos.
Los cortavientos a su vez proporcionan una gran diversidad de
hábitats para numerosos organismos beneficiosos, desde lo obvio como
lugares para anidar los pájaros a las no tan visibles fuentes alternativas
de polen y hogares para abejas silvestres nativas.
Albergan a ranas de árbol y sapos, arañas insectívoras, mantis
religiosas, y crean escondites para las aves de caza de los montes, como el
faisán, la codorniz y el urogallo. Este fenómeno puede suponer otra
fuente de ingreso para la finca, ya sea a través de la caza o visitas
guiadas para los ornitólogos.
Cuando se plantan al lado de las carreteras o en las entradas de
casa, los cortavientos actúan como barreras de nieve vivas. Para
empezar, no necesitas despejar la nieve de tu entrada si no permites que
los ventisqueros se acumulen allí. Con una observación y planificación
cuidadosa, puedes hasta diseñar vallas vivas contra la nieve para que se
depositen las acumulaciones en los lugares donde quieras ver un
incremento de humedad en el suelo en primavera, y lejos de las zonas de
tráfico de vehículos. Incluso se pueden diseñar los cortavientos para que
extiendan los ventisqueros y así acumular la humedad de manera más
equilibrada. Se pueden diseñar y combinar cortavientos con distintas
densidades, permitiendo una mayor o menor penetración de viento.
Pueden hacerse con árboles de todas las alturas, en filas múltiples o
sencillas, y utilizando árboles de hoja perenne o caduca. Los árboles de
hoja perenne sirven de barrera impenetrable contra el viento y se adaptan
mejor al ganado y además de proteger los edificios de la granja, mientras
que los árboles de hoja caduca más espaciados serían más adecuados
para romper la fuerza del viento y distribuir la nieve sobre una superficie
mayor. Se pueden crear filas múltiples de árboles para atrapar la nieve
entre ellas. También captarán las hojas caídas de otoño o la tierra de la
propiedad del vecino depositada por el viento. Aunque la idea de un
cortaviento pueda parecer sencilla, tiene una infinidad de usos solamente
limitado por la creatividad de quien lo gestione. En mi opinión, aún somos
aprendices ante el comienzo del uso creativo de los cortavientos.
Curiosamente, sólo muy recientemente los especialistas de la USDA
h a n empezado a considerar la plantación de árboles y arbustos
productivos en cortavientos como una estrategia útil. En vez de plantar
cualquier árbol genérico como cortavientos, ¿por qué no plantar árboles
frutales como manzanos, perales y cerezos (con sistemas radiculares a
prueba de viento, claro)? ¿Por qué no plantar castaños o avellanos, ciruelos
o frambuesos? Para los de hojas perennes, ¿por qué no plantar pinos
piñoneros? Esto, de hecho, es lo que hicimos alrededor de los edificios
centrales de New Forest Farm en el suroeste de Wisconsin. Nuestros
experimentos originales con variedades de piñón se plantaron en los lados
norte y oeste de la casa recién construida, cuyo terreno sufría un cierzo
arrasador desde noviembre hasta marzo durante cada invierno. Una
pequeña turbina de 400 vatios sobre un mástil de 6 metros que giraba y
aullaba libremente antes de plantar los pinos, ahora da escasas vueltas y
disfrutamos del sonido de las brisas suaves que acompañan el baile de los
árboles.
Los cortavientos se entienden, plantan, y cuidan fácilmente. Sus
beneficios silenciosos y pacientes se acumulan durante los años. Quizás,
algún día, varios de los pinos en los cortavientos se talarán, serrarán y
formarán los tablones del ataúd para mi descanso final; eso sí lo llamo
planificación a largo plazo.
Cultivar en calles
Probablemente la técnica de agroforestería más sencilla de entender
es la práctica de cultivo en calles.
El cultivo en calles o bandas consiste en plantar una fila de árboles o
arbustos (¡o ambos y más!) entre los campos de cultivo anuales. Esta
práctica sólo requiere un cambio operativo por parte del agricultor: añadir
hileras de árboles entre los cultivos. Recomendaría diseñar este sistema
usando tu equipo, ya que funciona y asegura que el nuevo replanteo sea
compatible con todas las operaciones de arado, plantación y cosecha.
Es tan simple como esto: para establecer una zona de campo para
cultivar en calles, sólo necesitas plantar en primavera (como harías
normalmente) y tener una persona a mano con un manojo de banderas de
replanteo para clavar en el suelo. Cuando el que está plantando el cultivo,
como por ejemplo el maíz, se acerca a un extremo del campo, la persona
con la bandera le sigue y se prepara para el viaje de vuelta. Al llegar al
límite de la zona, el conductor de la sembradora gira (sin levantar la
sembradora y sin frenar, dar marcha atrás o hacer maniobra de giro) y
vuelve por el campo. Una vez la sembradora ha girado y vuelve por el
campo, la persona con las banderas topográficas las pone en el suelo, a
aproximadamente 60 centímetros de distancia del borde de la última fila de
maíz. Estas banderas marcan donde irá la hilera de árboles (el maíz se
planta en la calle).
Este método simple nos proporciona un sistema de cultivo en callejón
extremadamente eficiente en combustible y tiempo. Repitiendo el proceso
en números pares de pasadas, crearás un sistema en el cual el granjero
entra conduciendo en el campo por la mañana y sale conduciendo cuando
haya terminado. Ninguna pasada supone espacio malgastado. Es
agricultura de una pasada, sin levantar el equipo y sin poner marcha atrás
al girar.
Un elemento importante a considerar cuando se establece un sistema
de cultivo en calles es el ancho de la franja. Para lograr el número más
eficaz de pasa- das por un campo, los anchos del callejón deben llegar a
múltiplos del doble de ancho del equipo usado. El tractor sube por el campo
y vuelve, sube y vuelve las veces que sean necesarias para llegar al ancho
deseado. En las regiones sureñas de los Estados Unidos, el pecán es un
excelente árbol para cultivar en sistemas de callejón y muchos años
después de plantar (dentro de unos 100 años) las ramas pueden
extenderse hasta 15 metros a cada lado del tronco. Diseñar anchos de
callejón de 30 metros no parece ser tan mala idea-, si bien supone
rendimientos menores de nueces en los primeros años al tener menos
árboles.
Puede ser que esta opción no la prefiera un agricultor de callejón
primerizo quien tendrá que acostumbrarse al sistema. Para los
agricultores situados más al norte, el nogal negro es una buena elección,
como lo pueden ser los robles también.
Los árboles que mejor prosperan en los sistemas de cultivo en callejón
son los que tienen raíz principal ya que al no tener un tapizado de poca
profundidad, las raíces no se compactan ni dañan por el equipo. A su vez,
tampoco se apropian del agua y los nutrientes del cultivo. Otra manera de
evitar el robo de nutrientes es pasar el subsolador por la hilera de árboles
cada año desde el primer verano después de plantar. Esto corta cualquier
raíz joven que intente procurarse nutrientes del cultivo, manteniendo las
raíces dentro de la hilera de árboles y obligándolas a bajar mayor
profundidad en el suelo. Lo importante es no demorarse en pasar el
subsolador: si esperas a que crezca más el árbol antes de pasarlo, las
raíces del árbol serán mucho más grandes y el árbol podría sufrir todo tipo de
patógenos descomponedores además de perder la resistencia al viento.
Poda las raíces de los árboles en callejón todos los años a partir del primero.
Otras consideraciones importantes de los sistemas de cultivo en callejón
son la densidad de sombra de los árboles maduros, el número de árboles
plantados por hilera y cómo orientar las hileras. Por un lado, algunos estudios
de la Universidad de Missouri-Columbia han mostrado que las hileras de
árboles orientados de este a oeste rinden cosechas levemente mejores
(medibles, pero sin importancia estadística). En un campo cuadrado y
plano, podría tener sentido orientar las filas de los árboles así, aunque en
la mayoría de los terrenos, existen otras variables tales como los vientos
dominantes estivales o la dirección habitual de los vientos de tormenta
que podrían convertir los callejones en un túnel de viento. En este sentido,
las hileras de árboles orientados norte-sur podrían tener una función doble
como cortavientos.
Una granja de agricultura regenerativa que primero instala un
sistema de Línea Clave para gestionar el agua puede plantar las hileras de
árboles en paralelo a la línea. En vez de filas rectas de árboles, quedarán
elegantemente sobre o cerca de la cota de nivel y revelarán la forma
natural del paisaje y su relación con el agua. Los sistemas de cultivo en
callejón diseñados sobre Línea Clave son un espectáculo auténticamente
hermoso.
Transición realista
La gestión de malas hierbas es una preocupación para la mayoría de las
personas que todavía no han intentado establecer plantaciones grandes de
árboles. Las malas hierbas descontroladas suelen absorber la humedad y
los nutrientes valiosos para los árboles jóvenes.
Por lo tanto, cuando se trasplantan árboles jóvenes, habrá mejor nivel
de supervivencia en aquellos donde se gestionan las malas hierbas dentro
de la misma hilera. Para los agricultores que usan herbicidas, controlar
las malas hierbas es tan sencillo como encontrar herbicidas que sean
compatibles y estén indicados para ambos cultivos, tanto el leñoso como
el de franja. Hoy en día en los Estados Unidos, la mayoría de los sistemas
de cultivo en calles se gestiona así.
Si se opta por no utilizar herbicidas, una ligera roturación a cada lado
de la fila de árboles es una buena manera de controlar las malas hierbas.
Por eso, diseñar el sistema según el equipo que se vaya a usar es una
excelente idea. Cuando se hace bien, el productor de maíz o habas
ecológicas puede roturar entre la hilera de árboles a la vez que rotura
para plantar el cultivo anual. De hecho, así se procedió con bastantes
hectáreas en New Forest Farm. Los árboles quedaban beneficiados cada
vez que se cultivaban pepinos o calabaza de invierno. Otros métodos de
control de malas hierbas también son adecuados, aunque implican más
trabajo o costes de insumos. Los acolchados orgánicos, cuando se aplican
con espesores los suficientemente gruesos, pueden suprimir las malas
hierbas alrededor de los árboles recién plantados, además de retener la
humedad del suelo. La madera triturada y el serrín, por ejemplo,
funcionan bien. La paja y el heno también, pero no son tan efectivos y
suelen proporcionar un hábitat para los roedores pequeños traviesos que
se alimentan de la corteza y que pue- dan anillar y matar tus árboles. Los
hortelanos suelen usar acolchados plásticos frecuentemente y funcionan
bastante bien.
Sin embargo, algunas plantas como los avellanos no aprecian el calor
bajo los acolchados de plástico negro, y para eso existen plásticos blancos o
de otros colores más apropiados. Los geotextiles y las mallas de paisajismo
de polietileno de fibra continua funcionan bien como acolchado, pero es
muy necesario cortarlos y quitarlos en los años posteriores para no
estrangular el árbol cuando crece. Las “alfombrillas para las malas
hierbas”, láminas cuadradas de plástico con un agujero en el centro, son
efectivas y se estiran y rasgan de manera conveniente según el árbol va
creciendo.
Cuanto mejor sea el control de malas hierbas (sin dañar las raíces del
árbol), mejores serán las tasas de supervivencia y más rápido crecerán los
árboles.
Silvopastura
La cuarta práctica agroforestal aprobada por el USDA se llama la
silvopastura, la cual combina intencionalmente los árboles o arbustos con
la producción de ganado y forraje.
El nogal es probablemente uno de los árboles más utilizados
en los cultivos de callejón en Norteamérica. Ofrece sombra,
nueces, leña y eventualmente se convierte en madera cortada.
De simple a complejo
Una vez más, aquello que empezó de manera tan sencilla como
definir la silvopastura puede expandirse hasta llegar a un grado casi
infinito de complejidad, con rendimientos enormes y de múltiples aspectos:
cultivar plantas ornamentales, proveer hábitat para fauna silvestre, criar
ganado, producir fruta y frutos secos, madera, forraje de ramoneo, y
más. El agricultor regenerativo verá, por supuesto, que una vez se
empieza a acumularse de los productos en los ecosistemas alrededor
nuestro, citando al fundador de la permacultura, Bill Mollison, “estamos
rodeados de una oportunidad casi insuperable.”
La agricultura forestal
La quinta práctica agroforestal es una que encuentra muchas
aplicaciones tanto a gran escala como a pequeña, llamada la agricultura
de bosque. La agricultura forestal es algo diferente en todo el mundo a lo
que algunas personas ahora llaman “jardinería de bosque”. Globalmente
y en los círculos de agrosilvicultura, la agricultura de bosque es la
manipulación intencional del dosel del bosque y de la capa del suelo para
simultáneamente mejorar los árboles del bosque, y crear las condiciones
ideales para un cultivo producido intensivamente y que aguante la
sombra. Esto es algo diferente a la jardinería del bosque, según lo
definieron popularmente Dave Jacke y Eric Toensmeier en su libro recién
publicado, Edible Forest Gardens, Volumes I & 2, así como en otros
libros como los de Martin Crawford, Patrick Whitefield, y el abuelo de la
jardinería de bosque, el fallecido Robert A. De J. Hart. La jardinería de
bosque es realmente más parecida a la práctica de agrosilvicultura que
nunca adoptó el USDA, de sistemas de cultivo en niveles múltiples, en
los cuales un sistema diverso con capas múltiples de plantas leñosas
útiles se integra verticalmente, unas encima de otras.
La mayoría de los sistemas de jardinería de bosque existentes se
encuentran en jardines suburbanos o a escala de pequeña propiedad y no
llegan a los niveles de producción total para llamarlos agricultura de bosque
o agricultura regenerativa.
Maíz Año 1
Soja Año 2
Alfalfa Año 3
Maíz Año
Preguntar al suelo
Para comenzar, en lo posible, empieza con tierra saludable. El primer
punto en la receta para crear tierra saludable es utilizar una gestión correcta
del agua, algo ya explicado anteriormente. Captura y usa el agua que
entra en tu propiedad agrícola, venga de la lluvia o de arroyos (agua
importada), manantiales, o estanques.
Allí donde hay agua, hay vida. Incluso en las zonas desérticas, hay
suficiente lluvia para sostener la vida. Si capturásemos esa agua, la
almacenásemos en la tierra y en las plantas vivas, y después la
recirculásemos lo más posible, los desiertos podrían sostener incluso más
vida, como han probado proyectos de permacultura en todo el mundo.
Las plantas pueden sobrevivir en unos suelos increíblemente pobres.
Todos hemos visto plantas asomarse de las grietas de piedra al lado de las
carreteras, aparecer entre las losas de las aceras, e incluso entre las
tejas de un tejado. Si bien las plantas pueden crecer en estos tipos de tierra,
crecerán más rápidamente y darán mejores cosechas si pueden hacerlo
en una tierra adecuada con el equilibrio óptimo de minerales. A pesar de
que la estructura de una planta está casi enteramente compuesta por
carbono, hidrógeno y oxígeno (todos de los cuales se obtienen del aire) la
planta necesita ciertos minerales que sólo están eficazmente disponibles
a través del suelo. Cada tipo de suelo tiene varios componentes
minerales en diferentes porcentajes. La roca madre triturada de granito
en Maine tiene un contenido bastante bajo de calcio. No obstante, la tierra
derivada del mismo granito típicamente tiene niveles altos de potasio,
hierro, magnesio, sílice y otros minerales traza. La vegetación en estos
suelos derivados de granito muestra niveles de potasio adecuados. El
potasio contribuye a fortalecer los tallos mientras que ayuda a la planta a
sobrevivir en invierno y resistir las enfermedades. También es esencial
para una buena síntesis de las proteínas, además de transportar el azúcar.
Las tierras derivadas de la roca madre calcárea triturada, como en
mucho del Medio Oeste, tiene una composición mineral muy diferente al
del granito triturado de Maine. Muchos suelos calcáreos tienen
deficiencias de potasio y sílice, y en la mayoría de los casos, magnesio
(salvo los suelos derivados de la piedra caliza). Si eres agricultor o
ganadero, probablemente ya estés familiarizado con el equilibrio de
minerales en tu tierra. Las mismas reglas se aplican a la agricultura
regenerativa con algunas modificaciones ligeras. Para los que no estén muy
familiarizados con el equilibrado mineral de los suelos, recomiendo
especialmente el libro The Biological Farmer de Gary Zimmer. Cuando se
gestionan los recursos hídricos y se hidrata adecuadamente el suelo, las
plantas pueden crecer correctamente.
Cuando los minerales del suelo están en equilibrio, las plantas pueden
pasar de un estado de mera supervivencia a desarrollarse de verdad.
L a s ligeras modificaciones aplicables en un s is t e ma de
agricultura regenerativa son las que describo a continuación. Recuerda,
por supuesto, que, si abandonaras tu tierra hoy, las plantas continuarían
colonizando ese lugar hasta la saciedad, incluso si no hubieras hecho
ningún tipo de equilibrado de los minerales. Al comienzo, las únicas
plantas que prosperarían serían las que están adaptadas para crecer bien
allí. En otras palabras, en un suelo deficiente en calcio, sencillamente no lo
colonizarán plantas que requieran calcio. Si es un suelo alto en calcio y
deficiente en potasio, sólo será colonizado por plantas que puedan
sobrevivir y reproducirse bajo esas condiciones. No importa qué tipo de
suelo ni qué tipo de desequilibrio mineral tenga, habrá plantas
comestibles y económicamente viables que crecerán allí. Ahora bien,
puede que actualmente no las reconozcas como alimento porque muchas
de ellas no aparecen en las estanterías de los mercados.
Posiblemente la manera más económica de producir en tu finca sea
cultivando plantas adaptadas a la química específica de tu tierra. La
distribución irregular y aleatoria de los tipos de suelo, cada uno con sus
deficiencias y abundancias únicas, ha puesto presión sobre la selección
natural y ha contribuido al desarrollo de una amplia diversidad de especies
vegetales en todo el planeta. Hay muchas variantes de cada especie clave
(aquellas plantas que juegan un papel desproporcionado en comparación
con su abundancia) adaptadas a diferentes condiciones. Conocer la
composición mineral real del suelo te servirá de guía en las decisiones sobre
variedad de plantas y se recomienda llevar a cabo un análisis de suelo de
calidad.
Con un análisis de suelo, sabrás con una precisión razonable cómo
e s el equilibrio de minerales de tu suelo, por lo menos en los primeros
30-60 centímetros. Hecho este análisis, el agricultor regenerativo ahora
cuenta con las herramientas como para reducir drásticamente sus insumos
relacionados al aporte de minerales. ¿Cómo funcionaría esto? Utilicemos
un sistema de cultivo de espárragos y castañas en callejón en New Forest
Farm como ejemplo.
El suelo del sudoeste de Wisconsin no fue glaciar y procede
principalmente de la caliza dolomita. Para aquellas plantas que prosperan
en un suelo calcáreo, la caliza dolomita es una bendición porque contiene
niveles apropiados de magnesio. Sin embargo, después de un siglo del uso
de piedra caliza dolomita molida en los campos agrícolas ha causado un
desequilibrio entre las cantidades disponibles de calcio y magnesio. Las
plantas absorben el calcio presente en la cal agrícola y muchas veces se
exporta a través del cultivo cosechado. El magnesio permanece en el
suelo y se acumula con el tiempo.
Un exceso de magnesio en el suelo hace que el calcio esté cada vez
menos disponible para las plantas. El magnesio también suele causar una
pérdida de aire (soltura) en la estructura del suelo, volviéndola más
pegajosa y compactada. El añadir cal año tras año de esta manera puede
con el tiempo incluso alterar la química y crear suelos arcillosos. Los
espárragos sólo estarían moderadamente satisfechos en un suelo tan
pesado con calcio tan abundante pero inaccesible debido al magnesio en
desproporción. Una manera de corregir esta situación sería aportando
calcio al suelo desde una fuente adecuada, una que no tuviera magnesio.
Este mismo suelo, sin embargo, sí sería el adecuado para cultivar
castaños. Si bien los castaños no prefieren un suelo alto en calcio, el exceso
de magnesio paradójicamente lo asemeja a tierra con bajo contenido de
calcio. En este sentido, los sistemas de agricultura regenerativa tienen
mejores retornos por hectárea, no solamente por sus rendimientos
incrementados, sino también debido a la reducción en gastos.
Si hubiera querido plantar espárragos en esa misma tierra, habría que
añadir toneladas por hectárea de calcio y fósforo según los análisis de
suelo (también mostraban deficiencias en fósforo) para conseguir buenos
rendimientos. Si hubiéramos hecho eso, habríamos creado condiciones
inadecuadas para los castaños. En vez de aplicar de manera generalizada
calcio y fósforo, eliminando la opción de cultivar castaños, se vertió una
franja de fosfato de calcio en el fondo del surco con la primera plantación
de espárragos. Colocar los minerales donde se necesitaban y se podían
absorber fácilmente nos permitió usar casi nueve veces menos fosfato
de calcio por hectárea. Además, ya que la región rica en calcio que
hemos creado es una franja estrecha inmediatamente debajo de los
espárragos, el exceso de calcio no inhibe el crecimiento de los castaños.
La poda de raíces de los castaños (entre los árboles y los espárragos)
cada año después de plantarlas ayuda a separar los campos en calles
estrechas de tipos de suelo diferenciados. Los insumos para los castaños
(hasta ahora sólo el azufre elemental) pueden reducirse drásticamente
también.
No era mi intención que este libro fuera un tratado sobre cómo mejorar
la tierra para cultivos individuales y espero que esta pequeña sección sobre
los minerales del suelo no haya asustado a nadie al hablar de aportar
minerales en calles estrechas. El propósito de esta sección es meramente
reforzar lo importante: conocer el equilibrio mineral de tu suelo. Con la
agricultura regenerativa, ya no estamos hablando de la gestión de
monocultivo; estamos gestionando sistemas de cultivos asociados unos
con otros.
El conocimiento proporcionado por un análisis de suelo te ayudará
con las decisiones sobre las especies y las variedades de plantas que
debes usar y te será útil a la hora de decidir qué aportes añadir y en qué
cantidad deben usarse en los cultivos de callejón (algo esencial para la
liquidez en los primeros años).
Imitar a la naturaleza
Cuando tengas dudas, imita a la naturaleza. Mira alrededor e
identifica las plantas que prosperan cerca de ti. Identifica las plantas
perennes, observa cómo crecen unas en relación con otras, entonces imita
lo que observas usando variantes seleccionadas y productivas de las
plantas silvestres.
Recientemente trabajaba con un agricultor en proceso de establecer
un sistema de silvopastura, usando reses y ovejas como ganado. Me
contrató como consultor para ayudar con algunos de los problemas
dentro del sistema, en particular tenía dificultades para mantener vivos los
robles y castaños. El lugar era increíblemente pedregoso, con un drenaje
excesivo, que apenas conseguía mantener viva la hierba, y las rocas
machacadas debajo de nuestros pies apenas se podrían describir como
tierra. Muchos de los robles originales del lugar también luchaban para
sobrevivir. La enfermedad los devoraba y los insectos horadadores se
introducían debajo de la corteza y los anillaban antes de que pudieran
llegar a un tamaño maduro y económicamente útil.
El agricultor no conseguía establecer los castaños en el lugar, supongo
por- que los árboles no recibieron suficiente agua durante el primer año
después de plantarlos. El granjero no podía regarlos ya que los había
situado en un lugar inaccesible, incluso para un depósito de agua encima
de un remolque. Su otro problema era que no podía controlar una invasión
de jicoria ovada. Las ovejas no las querían comer y estaban invadiendo los
lugares que había reservado para los robles y castaños. Quería saber qué
aportes podía hacerle al suelo para alentar la supervivencia de sus
castaños y conseguir unos robles más saludables. A su vez quería mi
consejo sobre cómo envenenar o quitar la jicoria de manera eficaz. Le
planteé lo siguiente: “¿por qué tanto de lo que nos enseñan en la
agricultura es cómo matar cosas que quieren vivir y mantener con vida
cosas que quieren morir?” En caso de duda, hay que seguir la pauta de la
naturaleza. En ese lugar específico la jicoria, un árbol de fruto seco muy
delicioso quería vivir. En vez del enorme gasto de luchar contra ella mientras
perdía la batalla de hacer sobrevivir los robles y castaños, una manera
mucho más eficaz para gestionar el tiempo, la energía y los insumos sería
ayudar al árbol de jicoria y aprender cómo trabajar con él dentro del
sistema.
Enfermedades y plagas
Además de implicar complejidades en los sistemas de cultivos y en la
gestión del suelo, producir nuestros cultivos de alimentación básica y criar
ganado en sistemas agrícolas perennes presenta diferentes complejidades
en lo referente a plagas y enfermedades. Para entender los principios que
hay detrás del control de plagas y enfermedades en los sistemas complejos,
puede ser útil simplificarlo y obtener una comprensión básica de cómo
funciona la ecología de población.
Imagina una naranja encima de la mesa de tu cocina: representa una
fuente de comida para algún organismo. Puede ser tu alimento o comida
para lo que solemos llamar los organismos de pudrición, en caso de que no
llegues a comerla a tiempo. La naranja en la mesa sirve de analogía de
un monocultivo en un campo a gran escala. Cuando colocas la naranja en
la mesa sola, los organismos que consumen las naranjas específicamente
finalmente la encontrarán. La descomposición puede empezar primero
como un punto algo descolorido, blando y hundido, o puede aparecer como
moho azul. Lo mismo ocurre en un campo de maíz.
Si sólo plantas maíz, puedes esperar encontrar plagas y enfermedades
que viven del maíz. Una gran superficie de maíz proporciona las condiciones
ideales para que prosperen las plagas y enfermedades específicas del maíz.
¿No es obvio? Hay grandes cantidades del cultivo para sostener a grandes
poblaciones de plagas y enfermedades que atentan contra ese cultivo en
particular, sus poblaciones pueden crecer exponencialmente y lo hacen.
Cualquier monocultivo atrae las plagas y enfermedades que infectan a ese
cultivo en particular, desde las plantas anuales como la soja, hasta las
perennes como la manzana. Un monocultivo cultivado ya sea con
químicos agrícolas o bajo una gestión ecológica certificada, es el hábitat
idóneo para las plagas y enfermedades de ese cultivo en particular.
Volviendo al ejemplo de nuestra naranja, en la que ahora está empezando
a desarrollarse moho. Podrías elegir rociar esa naranja con un inhibidor y
puede que veas resultados bastante rápidos. No obstante, el moho volverá.
Tendrás que rociarla una y otra vez en un esfuerzo vano por mantenerla
libre de moho. Sin embargo, no hay manera de evitar que el moho
colonice la naranja.
Del mismo modo, no se puede evitar que se extiendan las plagas y
las enfermedades en los sistemas agrícolas de monocultivo. Existen en este
planeta y no se marcharán. Cuanto más dependamos de los campos de
monocultivo como fuentes de alimentos básicos, más aumentaremos las
poblaciones de plagas y enfermedades que los afectan. Al esparcir
productos químicos u ecológicos para controlarlas, sólo mataremos los
sujetos susceptibles a nuestra fumigación y dejaremos los que resisten.
Al depender de monocultivos, favorecemos la proliferación de plagas y
enfermedades de esos cultivos específicos, y al pulverizar para
erradicarlas, sólo conseguimos crear plagas y enfermedades más
resistentes. Es una guerra imposible de ganar. Nunca podremos erradicar
todas las plagas y enfermedades de nuestros cultivos agrícolas. Con esto
en mente, volvamos a nuestra naranja.
Lo primero que la colonizará serán los organismos que se alimentan de
naranjas: los mohos azules (Penicillium italicum). Si no hacemos nada
para erradicar ese moho azul, lo siguiente que veremos es que el moho azul
prolifera. Las poblaciones de moho crecen a una velocidad explosiva.
Parecen intentar colonizar la naranja entera. Al final, otro organismo
entrará en acción. En poco tiempo, las poblaciones de un tipo de moho se
chocan una con otra y se crea una condición de frontera donde ninguno de
las dos tiene el control. Según se expanden las poblaciones que colonizan la
piel de la naranja, pronto llega un momento en que ya no hay más territorio
fácil de conquistar. Cuando el paisaje se queda abarrotado, el crecimiento
de las poblaciones individuales se ralentiza. En ese punto también queda
disponible una diversidad de fuentes de alimento. Además de algo de piel de
naranja que sobra, ahora existen grandes poblaciones de moho comedor
de naranja que, en sí, es alimento para algún otro tipo de organismo.
“Insectos beneficiosos” es un término que suele usarse para describir
estos tipos de organismos porque comen o infectan plagas de los
cultivos. En las grandes industrias con salas de acero inoxidable, sistemas
estériles de cultivo, y robots guiados por láser, se producen un gran número
de insectos y enfermedades beneficiosos. Todo, desde Bt (Bacillus
thuringiensis) hasta crisopas verdes y avispas parasíticas
Trichogramma se venden comercialmente para liberarlas entre los
cultivos como control de plaga o enfermedad destructiva.
Las infecciones secundarias, como podrían ser los organismos que
comen el moho que come la piel de naranja, sólo aparecerán cuando
haya suficiente moho para crecer y reproducirse. De la misma manera, los
insectos beneficiosos y las plagas secundarias solamente aparecerán en
nuestros campos de cultivo cuando haya suficientes plagas para
alimentarlos. En los monocultivos anuales, una infestación inicial de una
plaga o enfermedad puede ser catastrófico para el agricultor. El moho
azul en la naranja puede colonizar rápidamente la fruta entera y
finalmente se perderá la naranja. No hay organismos que puedan
combatir las poblaciones de moho azul y los organismos que consumen el
moho verde no pueden crecer lo suficientemente rápido como para
controlar el moho azul antes de que se pierda la naranja entera. Lo
mismo puede ocurrir en un monocultivo de maíz o en un huerto de
manzanas.
Conclusión
Para muchas personas, este capítulo puede parecer una doctrina de
herejía. Sí, de verdad propongo que cultivemos cultivos leñosos en
policultivos profundamente diversos, en vez de en huertas controladas por
combustibles fósiles. También sostengo que los árboles realmente pueden
crecer en suelo menos que perfecto y de hecho lo hacen.
Afirmo que la tierra está compuesta de una multitud de formas de vida
(poco comprendidas) además de ser una sustancia sostener verticalmente
las plantas. También propongo que, como especie, los seres humanos se
vuelvan a conectar con la realidad del planeta Tierra y adapten las
prácticas de la producción agrícola a la naturaleza, en vez de forzar a la
naturaleza a doblegarse ante nuestros conceptos intelectuales.
L o s seres humanos debemos seguir siendo conscientes, en
nue stra s propias vidas, de la diferencia entre una observación y
nuestros conceptos intelectuales, y saber cuándo desechar conceptos
que dejan de ser útiles y se vuelven potencialmente destructivos. Esto se
hace aún más importante cuando se trata de la selección de las plantas y de
la cría de los animales de los cuales nos alimentamos.
C APÍ T U LO 1 6
La mejora genética y la cría de
animales
Selección masiva
No obstante, podrías preguntarte, ¿cómo sabremos si esas
variedades d e manzano son buenas? Los niños de escuela no son
obtentores. Los árboles no se producirían a través de cruces controlados
de progenitores con genética conocida, y no se cultivarían en ensayos
experimentales. ¿Cómo sabremos si estas plantas sirven para algo?
Es sencillo. Podemos evaluar las plantas usando las mismas
herramientas utilizadas por Luther Burbank, los indígenas
norteamericanos, y todos nuestros ancestros hasta el pasado más remoto:
nuestros sentidos. Observamos y seleccionamos las variedades con las
características que preferimos. Si algún día en el futuro, nuestros
descendentes deciden por sus propias razones que no les resultan bien las
plantas comestibles que cultivamos (parecido a la manera en que no me
gusta la manzana McIntosh y no la cultivo) que asísea. Las condiciones serán
diferentes en el futuro y la gente en ese momento cultivará plantas en
condiciones diferentes de las que tenemos ahora mismo.
Cuando Luther Burbank creó la patata Russet, era como si la hubiera
descubierto más que criado. Burbank buscaba una patata muy productiva
que resistiera el mildiu, la enfermedad fúngica causa de la gran
hambruna en Irlanda. Como ocurre con la mayoría de las manzanas, las
patatas se propagan vegetativamente cuando se requieren cantidades y las
mismas calidades. Se plantan trozos del tubérculo de la planta progenitora
en la tierra y brota un clon de la planta original desde la parte cortada. Con
cultivos leñosos comestibles, se injertan trozos de la planta progenitora
en otra raíz. Tanto con la manzana como con la patata, la porción
comestible crece en una planta genéticamente idéntica a la primera
planta: el árbol de John McIntosh en Ontario y la planta de Luther
Burbank.
Sin embargo, no es allí donde McIntosh o Burbank consiguieron sus
plantas originales. En ambos casos, obtuvieron la planta original de la
semilla. El polen de una variedad fertilizó el óvulo de la otra y se creó una
planta con una genética individual.
Ésta es la fuente de toda la variación natural y debemos volver a esta
estrategia para crear nuevas plantas comestibles de cara al futuro. Si
acaso John McIntosh escribió por qué seleccionó lo que hoy llamamos la
manzana McIntosh de entre todos los vástagos en su granja, esa
información se perdió con el tiempo.
No obstante, Luther Burbank sí escribió sus razones para guardar la
semilla de una patata para descubrir la Russet Burbank. Pretendía tirar los
dados genéticos para conseguir una combinación de características que
resistiesen al mildiu. Esto no ocurrió en un laboratorio estéril donde
polinizaba una flor progenitora de patata con otra. Ocurrió sin control y al
aire libre, siendo lo más probable que fuera debido a un insecto y, según
algunas personas, absolutamente al azar. Como sus patatas crecían al
aire libre, estaban sujetas a las presiones de plagas y enfermedades de su
tiempo. Si sus plantas hubieran sido susceptibles al mildiu, probablemente
habrían muerto y dejado de propagarse. Las plantas que finalmente se
convirtieron en Russet Burbank (después de varias generaciones de
fallos) produjeron el doble o triple de tubérculos por planta que cualquier otra
en su huerto. ¿Crees que cada patata que cultivó desde semilla se
convirtió en una nueva variedad para patatas fritas? ¡Por supuesto que
no! Solamente una de un número desconocido de plantas mostró las
características deseadas de productividad y resistencia a la enfermedad, y
utilizando esa, creó más.
Si empezásemos a generar nuevas variedades de plantas dentro de
nuestros colegios o en nuestros jardines y granjas, tendríamos que usar
una técnica de fitomejora que antaño se llamaba “Burbanking” y hoy en
día se conoce como la selección masiva.
La selección masiva es la técnica más común para la reproducción de
plantas fuera del laboratorio. Se basa en la idea de que, si hacen falta
1.000 semillas para conseguir una variedad deseada, entonces plantamos
esa cantidad de semillas. En la mayoría de los casos, realmente
plantaremos más. Mil semillas de manzana, castaña o jicoria, o la semilla
que sea, no ocupan mucho espacio. Un bancal de vivero que contiene
1.000 plantones de árbol puede ser tan pequeño como 1,2 x 2,4 metros. Las
semillas se plantan juntas y se dejan crecer usando mi técnica patentada de
cultivo STUN. Una vez más, STUN son las siglas de cultivar con abandono
absoluto, completo y total. ¿Por qué aplicar el abandono total? Lo hacemos
porque estamos tirando los dados genéticos y pretendemos conseguir el
resultado óptimo.
En la típica huerta comercial con clones injertos de la misma planta,
se usan muchos menos tallos por hectárea. Con los castaños, por ejemplo, se
recomienda plantar los árboles de castaño chino con una separación de 9
metros, equivalente a una densidad de plantación de solamente 115
árboles por hectárea. Se razona que, dentro de veinte años, cuando los
árboles se hagan grandes, necesitarán todo el espacio entre medio para que
cada planta individual pueda producir su número máximo de frutos secos.
En un sistema de agricultura regenerativa, donde el rendimiento total del
sistema es la meta y no el total individual del cultivo en particular, plantar
115 castaños por hectárea no nos rinde el resultado óptimo.
Otro concepto valioso para mencionar y susceptible al debate es la
creencia que los “árboles tardan demasiado para dar fruto” (o frutos secos,
piñones, etc.). Es cierto que algunos árboles sí tardan mucho tiempo en
dar fruto. Como seres humanos, podemos tener la suerte de mantenernos
en buen estado físico durante setenta o noventa años, pero no tenemos
suficiente tiempo para esperar a que un árbol empiece a dar fruto dentro de
cincuenta años. Un agricultor que cultiva su propio alimento necesita tener
plantas que puedan dar fruto rápidamente. En el mundo de las plantas, esta
característica se llama precocidad.
Con los sistemas de agricultura regenerativa, tenemos la oportunidad
de des- cubrir nuevas variedades de plantas - aquellas más precoces -
que dan fruta o semilla en unos pocos años. Además de esto, estamos
descubriendo variedades de plantas naturalmente resistentes a las plagas y
enfermedades, y que se adaptan a nuestros tipos de suelos locales, los
patrones de lluvia, la variabilidad del clima, y todo tipo de otras variables.
Los agricultores regenerativos buscan producir cultivos de alto
rendimiento que sirvan de alimento delicioso y nutritivo.
Si una planta quiere morir, ¡déjala! No nos interesan las que sucumben
a las enfermedades. No nos interesan las que no son productivas. No nos
interesan las que requieren toneladas de fertilizantes especializados
manufacturados en fábricas a miles de kilómetros de distancia. Nos
interesan las que viven y se reproducen a una edad temprana. Queremos
las que resisten las plagas y enfermedades sin requerir mayores
cuidados. Si una planta quiere vivir, prosperar y reproducirse,
cosecharemos sus semillas, su fruta, sus hojas o cualquier otro material
comestible, medicinal u otros productos que de otra manera puedan
comercializarse.
Esta es la esencia del principio de permacultura trabajar con la
naturaleza en vez de combatirla. Averigua lo que está funcionando bien en
los sistemas de cultura perenne sin esfuerzo y sigue con ello.
C APÍ T U LO 1 7
Cómo obtener beneficio
En términos generales, exceptuando a algunos con circunstancias
especiales, nadie realmente gana dinero con la agricultura. El Centro
Leopold para la Agricultura Sostenible de la Universidad Estatal de Iowa
sostiene que el 80 por ciento de los agricultores en los Estados Unidos que
presentan el Impreso F de impuestos a Hacienda (ingresos y gastos de la
granja) obtienen la mayoría de sus ingresos de otra actividad económica.
El hecho de que el USDA otorgue enormes subsidios agrarios (tanto
directos como indirectos) demuestra que algo no funciona en la
economía del sector agrario. Los Pagos directos a los agricultores,
Pagos por Insuficiencia de Amortización de Préstamos, Pagos
Anticíclicos, Programa de Reservas para Conservación (CRP), el
Programa para Mejorar las Reservas para Conservación (CREP),
Programa de Incentivos de Calidad Medioambiental (EQUIP), los
programas de subsidios por catástrofe, préstamos a unos intereses
extremadamente bajos, y un programa enorme de compra de comida
(implementado para mantener a los granjeros en el mercado y para
alimentar a los estadounidenses con menos recursos económicos) todos
demuestran que las dinámicas económicas de la agricultura en este
pa ís no tienen muy buen aspecto. Todos son programas federales
dirigidos a los agricultores, proporcionando más beneficios de los que
recibirían por vender sus cultivos o ganado por su cuenta.
Se han realizado análisis económicos en todo el país con datos del
censo agrícola del USDA que muestra que la media de gastos
relacionados con la producción agrícola sobrepasa los ingresos en la
mayoría de los casos.
Para muchos de los que estéis leyendo este libro, esta información no
es novedad. Entre los agricultores en la audiencia, sabemos que no hemos
“dado con un filón”, ni en nuestros sueños más optimistas. Estos datos del
USDA sencillamente confirman lo que ya sabemos todos: tenemos al
menos un miembro de la familia trabajando en un empleo fuera de la finca
para poder pagar las facturas. Parte de lo que he venido aquí a decir es: no
te machaques por ello. No es nuestra culpa que el sistema económico se
haya diseñado para pagar de menos a los productores de las materias
primas básicas. No es culpa nuestra que las presiones devoradoras del
mercado obliguen a los agricultores a ganar cada vez menos por hacer la
misma cantidad de trabajo (o más).
La economía estaba mal en los tiempos de mi abuelo. Los tiempos
eran tan malos que la llamaron la Gran Depresión, no sin razones. No
obstante, con sólo 24 hectáreas y un tiro de dos caballos, mi abuelo pudo
criar seis hijos y mandar a la mitad de ellos a la universidad (antes de
arruinarse y perder la granja). Su lista de compras para el mercado del
pueblo cada semana era sencillamente azúcar, café y harina. Podrían
haber evitado comprar azúcar porque producían sirope y azúcar de arce,
pero los productos de arce les eran mucho más valiosos convertidos a
dólares que si los consumiesen como edulcorante. Cultivaban casi el 100
por ciento de lo que comían en 1929.
En la actualidad (según los datos del censo agrícola de 2007), el USDA
advierte que el tamaño medio de la explotación se ha incrementado a 169
hectáreas y casi un 15 por ciento de todos los granjeros viven bajo los
niveles federales de pobreza con ingresos anuales de menos de 22.314,00
$. Con ajuste por la inflación, éste es aproximadamente el mismo salario
total de mi abuelo en 1929, el cual usó para mandar a sus hijos a la
universidad. El agricultor de hoy en día gana el mismo salario que mi
abuelo en 1929 y se encuentra en el segmento más pobre de la población
total. Sólo si sus hijos son lo suficientemente listos, consiguen becas, o
están dispuestos a contraer una deuda vitalicia, podrán asistir a la
universidad. Los granjeros de los Estados Unidos rurales están
sobrecargados de trabajo, mal pagados, y viven en un ambiente poco
saludable, respirando aire cargado de herbicidas, pesticidas y fungicidas,
y polvo levantado por el viento de la tierra tóxica desnaturalizada. ¿Cómo
pueden sobrevivir así las granjas y sus agricultores? ¿Cómo entra en
juego la agricultura regenerativa?
Replantación de ecosistemas
Esto no quiere decir que no te hagas agricultor o ganadero. Lo que sí
significa es que estás jugando al blackjack contra “el casino” y la casa
está utilizando una baraja trucada. La vida rural compensa mucho y, a
pesar de que la agricultura no sea rentable, podemos averiguar cómo
quedarnos en el campo, permanecer en la granja y vivir una buena vida.
Que el negocio quiebre es una de las muchas formas de ser insostenible.
Espero haber presentado un argumento suficientemente razonable
sobre la agricultura anual y su insostenibilidad ecológica.
Los ecosistemas perennes enteros, intactos, tridimensionales,
diversos en especies, se destruyen por el arado, la roturación o los
herbicidas para plantar cultivos anuales. La tierra desnuda sin acolchado
perenne sufre de erosión por el viento y se la lleva la lluvia. La
agricultura anual destruye el mantillo. Esto no es una creencia. Es un
hecho que tiene más de 6.000 años de historia detrás y más de 100 años
de datos agronómicos detallados que lo demuestran. Si la agricultura
anual no degradase el mantillo, nadie tendría que comprar fertilizante ni
tendría que añadir suplementos minerales o hacer compost, rotar los
cultivos o dejar sus campos en barbecho. Con la agricultura anual, se
degrada la base de recursos e incrementa la necesidad de insumos. Los
rendimientos decrecen con el tiempo y, finalmente colapsa la economía
agrícola. En todas las instancias hasta ahora, cada cultura (y rezo para
que no sea el caso con la actual) basada sobre la producción y consumo
de cultivos anuales ha colapsado. ¿Cómo hacemos las cosas de manera
diferente? Utilizando la agricultura regenerativa.
Partiendo de nuestra situación actual, propongo retomar nuestra
relación con el proceso de la sucesión natural y “cultivar” activamente en
conjunto con el proceso de regeneración y las especies involucradas, y
con la ayuda del paso del tiempo. Es el momento de invadir los campos de
maíz con hierbas perennes y cultivarlas. Es hora de volver a plantar los
arbustos y las frutas de caña como una sucesión temprana de matorral
mientras pastoreamos el ganado en el forraje entre las hileras y
cosechamos de nuestras tierras de arbustos. Es hora de volver a plantar
los árboles fotofílicos que se alzan hacia el cielo por encima de los arbustos
y se cubren de parras, mientras debajo crecen plantas que toleran la
sombra y hongos para completar el sistema. Volver a plantar el
ecosistema y cosechar los rendimientos. Lo increíble de este proceso es
que, en cuanto se arranca, los gastos de la granja empiezan a disminuir.
Esto es esencial para el éxito de una finca regenerativa.
Abaratar los costes
Una vez que se haya establecido un sistema ecológico perenne, se
quedará allí prácticamente para siempre. Puede parecer sencillo y algo
obvio que las plantas perennes duran mucho tiempo, pero lo que muchas
veces no se consideran son las enormes ramificaciones financieras que
conllevan. Cuando incurres en el coste de plantar solamente una vez y,
puedes dividir el coste de plantar entre la vida del cultivo en cuestión (sí,
algunos cultivos maratonianos, como los castaños o avellanos, durarán
más que los de corto recorrido como las frambuesas). Finalmente habrá
que volver a plantar las frambuesas y espárragos.
El gasto anual de plantar se acerca a cero cuando se amortiza durante
toda la vida de las plantas. Cuando los cultivos elegidos para el negocio de
agricultura regenerativa se adapten a las condiciones locales, estén
criadas específicamente para cosechar de jóvenes, resistan
genéticamente las plagas y enfermedades, se adapten a las condiciones
actuales de la tierra, y sean capaces de producir altos rendimientos sin
insumos, entonces verás que los costes de producción bajan una vez
más. Y a no hará falta fumigar para matar plagas, enfermedades u
hongos. Reducir el coste de producción es absolutamente vital para la
solvencia de la granja, hasta el USDA cita este punto una y otra vez en
sus boletines sobre el coste de producción:
Se repite este mantra boletín tras boletín y es una de las razones por las
cuales la “Gran agricultura” sigue haciéndose cada vez más grande.
Cuanto más grande el campo, más maíz se planta (o cosecha) a la vez.
Cuantas menos veces se pasa por un campo, más bajo es el coste de
producción. Cuanto más bajo es el coste de producción, más ingresos
potenciales hay por hectárea para el agricultor. Sí, una manera de rebajar
el coste por fanega o kilo es incrementar el tamaño de la explotación, pero
en última instancia, lo que será más efectivo para el granjero será imitar la
naturaleza. Por lo que sabemos, la naturaleza nunca ha gastado un
centavo en producir cultivos de alimentación básica. Durante milenios, la
naturaleza ha cultivado castaños, avellanos, cerezos, manzanos, uvas,
frambuesos, groselleros, arándanos, pecanes, jicorias, robles, moreras,
kiwis, asimina, granados, y miles de otros cultivos comestibles altamente
nutritivos sin gastar nada. Aldiseñar nuestros sistemas de producción de esta
manera, podemos obtener el beneficio de los métodos de producción con
los costes más bajos que haya conocido la humanidad.
Frenemos brevemente aquí para considerar lo que comentamos al
principio de este capítulo. Las condiciones del sistema actual hacen que
muchos agricultores obtengan la mayoría de sus ingresos a través de
actividades fuera de la granja. Como la gravedad, es una observación
innegable. Así funcionan las cosas. Estas son las condiciones bajo las
cuales debemos crear la agricultura abundante y ecológica delfuturo.
Una de las estrategias de diseño de permacultura aplicable en este
caso es observar y entender cuáles son las condiciones del sistema. A
partir de ahí, se diseña un sistema agrícola que trabaja con el sistema
económico actual para crear un cuidado apropiado de la tierra y de la
gente, además de una redistribución justa de los productos. Habiendo
despachado el mito de la agricultura rentable, podemos mirar de manera
más clara nuestro negocio agrícola y diseñar un sistema que no nos cueste
nada.
Si gastamos anualmente 600$/hectárea en insumos, roturar, herbicida
y semilla para plantar maíz, y después el granizo destruye la cosecha,
seguimos habiendo gastado 600$ en cada hectárea cultivada. Si
decidimos aprovechar las economías de escala al comprar maquinaria
enorme y más hectáreas de tierra, entonces ese coste de producción de
600$ se multiplica por el número de hectáreas cultivadas y tenemos que
añadir el coste adicional de la maquinaria más grande. Las estadísticas del
USDA desde el año 1999 muestran que un agricultor asume gastos de hasta
600$ por hectárea al año (cada año) para un terreno de 40 hectáreas, para
poder producir un cultivo. Eso es un coste anual de casi 25.000,00$ para 40
hectáreas de maíz, sólo para que la cosecha se destruya por el granizo.
Queda claro que en estas condiciones es necesario conseguir otro trabajo a
tiempo parcial en la ferretería.
Para continuar con este ejemplo, esta vez utilizando New Forest
Farm en Wisconsin, con sus 40 hectáreas, como muestra de granja de
agricultura regenerativa, en 2010, los costes anuales de producción
ascendieron a un total de 8.672$, o 215$ por hectárea. Esto es un
aproximadamente un tercio de los costes de producción de una granja de
cultivos anuales. Lo que es significativo del caso de New Forest Farm es
que la mayoría de los gastos se debían a la plantación de 15 hectáreas de
cultivos anuales: girasoles (cultivo oleaginoso) y calabaza de invierno,
ambos elegidos como cultivos comerciales de retorno alto. Si
consideramos solamente los 16.000,00$ en ahorros anuales al año,
parece obvio que la inversión adelantada para los materiales de plantas
perennes se amortiza bastante rápido sencillamente al no plantar cultivos
anuales. No quemar combustibles al evitar arar los campos supone
menos trabajo y cuesta menos.
Recuerda una vez más que propongo cultivar ecologías perennes no
para producir cultivos exóticos o de alto valor especializado, sino para la
producción de cultivos de alimentación básica. La agricultura
regenerativa consiste en cultivar ecosistemas de policultivo perenne para
producir los hidratos de carbono, las proteínas y los aceites necesarios
para el consumo básico de la sociedad. Esto no ocurrirá si lo único que
hacemos es repetir lo que se hace con tantos cultivos leñosos
alimenticios convencionalmente. En la agricultura regenerativa, no
gestionamos nuestros cultivos de la misma manera que en un
monocultivo.
Poder de innovación
La población humana no es pequeña. La creación de estos centros de
agregación, procesado y gestión tendrá que realizarse de una manera
masiva y extendida, no meramente como empresas “especializadas”,
aunque puede que tengan que empezar así.
La mayoría de los productos cultivados en los sistemas de agricultura
regenerativa ya son cultivos de mercado masivo. Esto ayuda dado que el
equipo necesario para manejarlos y procesarlos ya existe. No obstante, sólo
existe para los que se basan en el monocultivo. Necesitamos inventar
maquinaria de recolección, mantenimiento y procesado para su uso en los
sistemas de policultivo. Aunque esto pueda parecer un reto insuperable
para los que les gustaría aferrarse a la inacción, realmente no lo es.
Existen máquinas que hacen todo desde recolectar bayas hasta clasificar y
separarlas por tamaño, peso, densidad relativa, firmeza, color, etc.
Hay máquinas que pueden taladrar tu cerebro sin dañar la materia
gris, y hay máquinas que pueden volar hasta Marte y dar vueltas durante
algunos años sin un conductor a bordo, mientras envían fotografías de
vuelta a la Tierra. Aunque el equipo no exista actualmente para
recolectar el saúco cultivado en policultivo, no significa que no pueda
existir pronto. Cuando haya suficientes productores con sistemas de
agricultura regenerativa establecidos, habrá suficiente demanda del
equipo necesario por parte de esos agricultores. De hecho, la fabricación
de maquinaria para policultivos representa otra oportunidad de inversión o
carrera en la agricultura regenerativa. Esto nos lleva a otro punto
interesante.
Procurarte la pensión
Hace unos cuantos años, entrevisté a un granjero propietario de una
explotación ganadera láctea en una zona invadida por urbanizaciones.
Durante todo el verano rotaba su manada en el sistema y cosechaba
heno para usar en el invierno. Su finca era uno de los sistemas de
silvopastura más hermosos que he visto, con un dosel de cerezo negro y
robles de diferentes tipos. Tenía una manada de 75 vacas Jersey que
pacían en la hierba verde con sombra moteada. Las vacas se habían
acostumbrado a acercarse a la valla en la carretera cuando se detenía
un coche, algo frecuente. Ésto era porque la gente que vivía en la
urbanización de al lado paraban de camino a casa después de recoger a
sus hijos de la guardería o del colegio, y alimentaban las vacas con
zanahorias, manzanas o manojos de hierba. Los niños decían “mu” a las
vacas, que respondían “mu”.
Al crear una hermosa granja de silvopastura, este granjero influenció
a un número indeterminado de niños suburbanos y les ha proporcionado
una vida de recuerdos bonitos. Su sistema ha actuado de embajador de
la agricultura ecológicamente sostenible y humana durante años, y
existirá durante siglos en los recuerdos e historias familiares de los que
fueron inspirados por su belleza pastoral.
En contraste, la lechería de confinamiento de 280 vacas se
encontraba en la finca contigua. Dicha explotación tenía un edificio de
doble pared chapado en hierro como la armadura de un carro de
combate militar. Se erguía sobre una losa hundida de hormigón a prueba
de escapes, rodeada de una valla de alambre, con la puerta siempre
cerrada con llave. Este edificio contenía los suministros químicos de la
granja. En otro edificio se almacenaban los fertilizantes al por mayor,
apilados en enormes montones. La infraestructura que suscitaba la
mayor controversia y finalmente llevó al granjero a la ruina fue un
gigantesco depósito enorme de acero azul que contenía estiércol.
Cuando se llenaba el tanque, los empleados de la granja pasaban un
día entero llenando camiones de estiércol líquido para rociarlo en las
praderas. Esto no es una mala práctica en sí, pero, al haber estado el
estiércol almacenado en condiciones anaeróbicas durante largos
períodos, el olor era muy fuerte. Los vecinos de los alrededores llevaron
al agricultor a juicio para que dejara, según sus palabras “de apestar el
vecindario”. El granjero alegó, con razón, que él había llegado allí antes y
que siempre había gestionado su granja así; la gente sabía que era un
granjero lácteo y que se dedicaría a esparcir estiércol periódicamente.
Además, argumentó que no infringía ninguna ley, siguiendo todas las
mejores prácticas de gestión actuales, y que su depósito de almacenaje
de estiércol era muy superior a las lagunas con fugas que contaminaban
el agua freático tan comunes de la zona. El agricultor ganó el juicio, pero
los vecinos siguieron. Pronto empezaron a alegar que el estiércol
apestoso difundía enfermedades. En otra ocasión, se le echaba la culpa
de una plaga faraónica de moscas y todo tipo de enfermedades
dermatológicas y respiratorias.
Una vez en el tribunal, el ganadero asediado expresó su frustración.
“Soy un granjero lácteo como el tío de la finca de al lado. ¿Por qué me
están procesando y a él no?” El consenso general era, “No, no eres igual
que el otro granjero. ¡Su granja no apesta!”
Beneficios y ahorros
Algunos lectores pueden protestar que sigo evitando responder la
pregunta fundamental: ¿puede un agricultor ganar algo de dinero con la
agricultura regenerativa? Concederé a esas personas el derecho a
preguntar, a pesar de varios hechos. En primer lugar, la mayoría de los
agricultores “regulares” tampoco están ganando dinero hoy en día,
mientras gastan tres veces más por hectárea de lo que gasta un
agricultor regenerativo. Segundo, los agricultores convencionales están
haciendo todo esto mientras progresivamente destruyen la base de recursos
y la envían al fondo del mar, contaminando las aguas freáticas y de
superficie, y desangrando lentamente las economías rurales hasta la
muerte. Además, hacen esto a expensas del contribuyente.
Para los que siguen insistiendo en preguntar: ¿pero puedo ganar algo
de dinero haciendo esto? Lo más probable es que sigas dentro del control
mental del “mito de la agricultura rentable” y probablemente no me creas
cuando me atrevo a decir que ¡sí! Para explayar, dejaré el asunto
enteramente en manos de la comunidad internacional de agrosilvicultura.
En todo el mundo, los sistemas de agrosilvicultura o agroforestería
(sistemas de agricultura regenerativa ecológicamente escasos) han sido
estudiados durante décadas y se han demostrado más rentables y
sostenibles que los sistemas de monocultivo. Desde sistemas de
agrosilvicultura con anacardos en Indonesia hasta la producción de
caucho en la India, o desde el café y cacao en África y América Latina,
hasta el nogal negro, pecán y los castaños en Norteamérica, la
investigación ha mostrado que la agroforestería lleva a mejores
resultados económicos. A continuación, unos ejemplos ilustrativos:
Vamos a utilizar al maíz como e je mplo una última
ve z:
El maíz puede rendir 220€/Ha. Produciendo
10Ton/Ha equivale a 2.200€ d e facturación bruta por
hectárea. Si restamos a e s t o los 450€ de c os te s de
producción, nos que da un rendimiento neto de: 1.750
euro/ha.
Ahora para castañas: las sabrosas castañas cuestan
8 euro/kg.
Producen 1.150 kg/ha (consideramos una cosecha por
debajo de la media), 9.200 euro/ha son las ventas en
bruto. Restamos 150€/Ha de costes de producción,
facturación neta de: 9.050 euro/ha.
¿Realmente hace falta seguir discutiendo esto? Ahora, ¿qué ocurre
si el agricultor de castaños también está recolectando 7.200 kilos de
arándanos rojos de la misma hectárea? ¿Y 2.000 kilos de espárragos?
¿Y 5 vacas, 10 cerdos, 25 pavos, donde viven una familia de azulillos,
una colonia de comadrejas comunes y al menos tres especies de flores
de pradera en peligro de extinción?
El Ce ntro de Agrosilvicultura de la Universidad de Missouri-
Columbia puede proporcionar los modelos económicos para aquellos
lectores aún sin convencer. Recomiendo ponerse en contacto con ellos y
estudiar sus modelos económicos. Visita su sitio web en
www.centerforagroforestry.org para más información. Deberíamos
aplaudir a estos investigadores y a toda la comunidad de agrosilvicultura por
la dedicación y el trabajo profesional que han realizado durante todos
estos años con tan poco reconocimiento y sin la mínima parte de los
fondos necesarios.
Un análisis económico de la agricultura regenerativa no estaría
completo si no volviese otra vez a los alimentos. La mayoría de los
estudios que he leído muestran que la mayoría de los agricultores
estadounidenses ni siguiera cultivan una gran parte de su propia comida.
Muchos tendrán un pequeño huerto de tomates, judías verdes y
calabacines, pero la mayoría de su alimento lo con- siguen de otros sitios.
La economía de cultivar nuestra propia comida puede ser
verdaderamente compleja, y en muchos casos puede probarse que no
tiene ningún sentido económico hacerlo.
Si un agricultor de trigo o un ganadero ya tiene una sobrecarga de
trabajo con sólo intentar realizar las tareas de su negocio agrícola principal,
probablemente no tenga tiempo libre para roturar, plantar, desherbar y
cosechar un huerto familiar. Si lo tuviera, seguramente lo descartaría
como una pérdida neta porque podría hacer algo más productivo con su
tiempo. Aunque esto no tiene sentido en términos de nutrición, en
muchos casos sí podría tener sentido económico.
No obstante, en una finca de agricultura regenerativa, cultivar tu
propia comida se convierte en un producto secundario de la empresa
principal de la granja. No importa la temporada, de primavera a otoño,
una granja de agricultura regenerativa aporta unos abundantes alimentos
para cosechar.
La actividad agrícola primaria en la primavera, por ejemplo, podría ser
cosechar espárragos para el mercado, aunque no todos de ellos tendrían
suficiente calidad para formar manojos comercializables. Habrá
espárragos curvados, demasiado pequeños, grandes, abiertos o dañados
por insectos, pero que son perfectamente nutritivos y deliciosos de comer.
El agricultor regenerativo se encuentra sepultado por un excedente de
cultivos de la granja en todas las temporadas del año como resultado de la
actividad principal en la granja. Lo que los clientes y la familia no comen
acaba en la piara; más tarde el granjero comerá los cerdos. Siguiendo con
el ejemplo del espárrago, vemos que los agricultores regenerativos pueden,
reducir sus costes de su economía familiar, además de reducir sus costes
en la granja. Por ejemplo, mi desayuno muchas mañanas es de estos
productos excedentes: una tortilla de espárragos y hongo shiitake
acompañada de salchicha de carne de cerdo, todo hecho con desechos
del resto de la granja. Los espárragos y las setas eran estéticamente
inferiores, los huevos eran de tamaño superior o inferior y no aptos para
transporte, y la salchicha de carne de cerdo se hizo con recortes que no
querían los clientes (por cierto, como mucha salchicha de hígado debido a
esto). Cada temporada del año, salvo la parte más extrema del invierno,
proporciona su abundancia de productos rechazados que llenan el plato, el
congelador, el deshidratador, la caseta de los ahumados y los tarros de
conservas. ¿Cómo calculas el valor financiero de esto?
Para calcularlo, me fui a nuestro supermercado cooperativo local. Al
hacer esto, claro, compré productos que yo les vendía. Recorrí la tienda
mirando los precios de la comida que mi familia come directo de la finca
en vez de comprarla. El precio de las salchichas de cerdo de cría orgánica
era 13,20$/kilo. Pero la cooperativa no tenía carne de cerdo alimentado
con hierba y cebado con avellanas y castaños. Lo más cercano que podía
encontrar eran chuletas de cerdo de bellota a 38,50$/kilo. Los otros
artículos que apunté eran carne picada de ternera alimentada con pastos
a 16$/kilo y solomillo a 33$/kilo. Este mismo ejercicio se puede repetir
para cada artículo de comida con el que el agricultor regenerativo puede
autoabastecerse.
Nuestra familia consume unos 180 kilos de carne de cerdo alimentado
con hierba y cebado con avellanas y castaños al año. Incluso si
compráramos la salchicha orgánica de bajo coste, por ejemplo, en vez de
las chuletas más caras de la cooperativa, nuestra familia tendría que
pagar 2.400,00$ por nuestra carne de cerdo. Nuestros cerdos
probablemente rinden unos 27 kilos de chuletas, así que sería justo darles
un precio similar al producto más comparable en el mercado cooperativo,
unos 38,50$/kilo. Eso sumaría otros 1.050,00$ para comprar carne de cerdo
adicional para la mesa.
Además de esto, tener 360 kilos de carne de vaca producto de la
agricultura regenerativa en el congelador fácilmente representaría
5.800,00$ de carne picada, o una cantidad astronómica de 11.960,00$ de
filetes de carne de pasto con certificación orgánica. En nuestra dieta, la
carne es una parte de la comida. Nuestros platos tienen buenas raciones
de espárragos, col rizada, remolachas, pimientos verdes, acelgas, verduras
silvestres, judías verdes, encurtidos y setas. Nuestro congelador rebosa
con frutos de morera, cerezas, frambuesas, moras, arándanos azules, y
una docena de variedades de manzanas y peras. La despensa tiene 100
litros de salsa y aderezo para espaguetis (esto suma casi 1.000,00$ de
comida), pimientos picantes en salmuera y secos, judías verdes en
salmuera, garrafas de vinagre fermentándose en la esquina, jaleas y
mermeladas, y zumos de uva, cereza, saúco y arándano. Los edulcorantes
que usamos son varios galones de sirope de arce y miel (muchas veces
nos sobran galones de miel del año anterior cuando llega el momento de
recolectar más). Nuestro consumo de 11 litros de sirope de arce tendría
un valor en dólares de 2012 de unos 150,00$, y la miel usada durante un
año, a 13,50$/litro al por mayor, nos habría costado 750,00$ si la
comprásemos. También tendríamos que añadir docenas de kilos de
avellanas, aceite de avellana, vinagre casero y castañas para comer
enteras, al vapor, machacadas, en puré, postres de dulce de avellana, o
sabrosos platos principales con avellanas. Con la mejor sidra de manzana
del mundo para acompañar, tienes la receta para una dieta casera
saludable, y todo gratis. No hay ninguna forma de que mi familia pudiera
comer así de bien con nuestros ingresos anuales si tuviéramos que
comprar productos comparables en la tienda.
La comida recolectada que no cumple con el aspecto visual de los
clientes exigentes puede considerarse un desperdicio. En la agricultura
regenerativa, esto se convierte en otro rendimiento, otro recurso. Se
convierte en una comida, edulcorante o conservante cuyo precio no se
paga. La comida que no come o almacena la familia alimenta a los cerdos,
que representa otro gasto que se evita y, a largo plazo genera ventas
adicionales cuando ese cerdo se vende a un cliente. La meta de un sistema
de agricultura regenerativa bien diseñado es imitar la naturaleza y no
producir ningún desperdicio.
Los nutrientes y la energía se ciclan y reciclan todas las veces que se
pueda dentro del sistema mientras que los consumidores de esos productos
(los cerdos, las gallinas, las vacas y las personas) todos realizan trabajo útil
(crear suelo, incrementar la biodiversidad, agregar nutrientes al suelo,
etc.) durante sus actividades diarias.
Sin miedo
La agricultura regenerativa puede producir más alimentación para el
consumo humano por hectárea de lo que produce actualmente el maíz.
Además, genera tierra, incrementa la biodiversidad, purifica las aguas
subterráneas y superficiales, evita la escorrentía y erosión; puede
regenerar los manantiales, proporcionar hábitat para polinizadores
silvestres, reducir la necesidad de importar insumos de fuera de la granja,
secuestrar carbono de la atmósfera, y nunca necesita plantarse más. Eso
me suena a agricultura permanente.
Mientras creamos esta agricultura permanente, asumimos la
responsabilidad de incrementar la salud y la abundancia del hábitat del
planeta entero. Mientras aumentamos la salud y la productividad de los
ecosistemas que nos apoyan, con todo desde el alimento hasta la
inspiración, ayudamos a crear un nuevo orden social que se basa en la
creación de abundancia y un incremento ecológico, en vez de las pautas
culturales de “comerse unos a otros” que engendran la escasez, miedo y
agotamiento de recursos.
La misma mañana mencionada en el capítulo 6, paseaba debajo de
lo s frondosos árboles iluminados en New Forest Farm. Los árboles
atenuaban los vendavales que soplaban el polvo de los campos de tierra
pelada de la finca de al lado y se convertían en una suave brisa. La luz
solar moteada se filtraba por el dosel de castaño que hay encima y
proyectaba dibujos caleidoscópicos sobre los pastos abundantes y las
flores de pradera debajo. Las rosas florecían, mientras las ciruelas y
cerezas aumentaban en tamaño, todavía verdes, en los árboles. Probé
algunos de los primeros arándanos de la temporada (todavía un poco
ácidos) evaluando el estado de las frambuesas. Los cerdos comían
contentos el diente del león y trébol rojo mientras miraban con curiosidad
para ver si les llevaba algún premio especial. El canto de incontables
especies de pájaros flotaba en la brisa y me animaban.
Recientemente, dos investigadores de la Universidad de Wisconsin-
Madison anduvieron por la hierba del largo camino de entrada hasta
nuestra casa en la granja y contaron veintisiete especies de pájaro en un
espacio de sólo 400 metros. Siguieron con su censo durante todo el día y
añadieron muchos más al total.
La cosecha de espárrago es algo más grande de lo habitual esta
temporada, sin duda debido a una primavera temprana, y probablemente
pesará más de 900 kilos este año. Brotan los racimos de avellana y
empiezan a verse en las puntas de las ramas y, después de mirar
alrededor, siento de verdad y tengo la certeza en mi alma de que la vida
puede ser buena.
C APÍ T U LO 1 8
Permacultura:
Una llamada a nuevos pioneros
Veo un millón de colinas cubiertas con un manto verde de
árboles productivos y un millón de bonitas casas de granja
acopladas a las laderas. Estas hermosas granjas de árboles cubren
los montes desde Boston hasta Austin, desde Atlanta hasta Des
Moines. Las colinas de mi visión tienen una agricultura apropiada
para ellas y reemplazan las praderas desgastadas, los barrancos,
las tierras abandonadas que hoy día caracterizan una extensión
tan grande de estas colinas.
Las tierras sin arar están cubiertas parcialmente por árboles
productivos: moreras, caquis, acacias de tres espinas, nogales
negros injertados, nogal japonés injertado, pacana injertado, roble
injertado, y otros árboles productivos. La hierba es mejor que la
que cubre las colinas ahora.
J. Russell Smith, Cultivos Arbóreos: Una Agricultura
Permanente
Paso a paso
Somos los que debemos hacer esto, y tenemos que empezar a
hacerlo ahora. Como agricultores, pequeños granjeros o terratenientes
rurales, ahora estamos embarcados en un viaje que durará el resto de
nuestras vidas. Necesitamos convertir nuestras granjas de cultivos
anuales en ecosistemas de policultivo perenne. Árbol a árbol; parra a
parra; una y otra vez mientras vivamos. ¡Yo sólo dejaré mi pala de plantar
árboles cuando quiten mis dedos muertos y fríos del mango! Un viaje de
mil kilómetros empieza con un solo paso. Pon un pie delante del otro y sigue
andando.
Como productores de alimentos, gestionamos más tie rra que
nuestros hermanos urbanos (en nuestra cultura al menos), pues tenemos
la capacidad de producir toneladas de excedentes de comida para
alimentar a las ciudades. Tenemos autoridad como gestores sobre
millones de hectáreas y, por tanto, tenemos la capacidad de crear
cambios ecológicos a gran escala. Sí, según más agricultores comiencen
el proceso de agricultura regenerativa, los ríos, lagos y los arroyos de
Norteamérica serán más limpios, con cifras medibles, y las zonas
muertas del golfo de México, en la bahía de Chesapeake y otros pueden
hacerse considerablemente más pequeñas. El marisco y los peces de agua
dulce se harán más abundantes y saludables. En todo el país, bajarán los
costes de la producción agrícola. La dependencia de los combustibles
fósiles se reducirá. Los polinizadores tendrán más lugares donde
prosperar y las aves migratorias insectívoras encontrarán más sustento y
tendrán pasillos seguros para viajar.
Como ejemplo, una granja cuadrada de 64 hectáreas tiene un perímetro
de3.2 kilómetros. Si se dividiese en cuatro cuadrados de 16 hectáreas,
tendría 1.5 kilómetros adicionales de vallas en los que podrían plantarse
policultivos perennes.
Si nuestra única intervención fuese plantar una sola fila de policultivo
perenne en cada parcela de 16 hectáreas en los 38 millones de hectáreas
de soja cultivada en los Estados Unidos, daría un poco más de 3 millones de
kilómetros de sistemas perennes productivos. ¡Tres millones de
kilómetros! Esta cantidad de sistemas lineares podría formar una sola
hilera de policultivos perennes que cruzaría los Estados Unidos casi 650
veces. El poder multiplicador de la agricultura regenerativa en la
Norteamérica rural tiene el potencial de verdaderamente sorprendente.
Dar incentivos
Sin embargo, ya que la mayoría de los estadounidenses no viven en
el campo, sino en las ciudades y sus afueras; ¿qué pueden hacer los
urbanitas? Se suele decir que “somos lo que comemos”. Parecería ser
que, hasta ahora, ¡la mayoría de los americanos son gallinas! (Y la
mayoría de esas gallinas están hechas de maíz y soja genéticamente
modificada). No obstante, debemos ser atrevidos y no tener miedo.
Plantaremos ecologías perennes productivas en cada recoveco y esquina
abandonada de nuestros jardines urbanos y solares vacíos, espacios
entre las vías del ferrocarril y callejones, y cualquier sitio donde quepa un
avellano, nogal o frambueso. Incluso si no cabe, lo soltaremos y le
daremos la oportunidad de encontrar su propio camino. Cuando
consigamos rodearnos de sistemas perennes productivos en todos los
lugares, habremos llegado muy lejos en nuestra meta de tener más
seguridad alimentaria como país. ¿Por qué se sientan personas bien
intencionadas en reuniones a hablar sobre cómo solucionar el problema
de los “desiertos alimentarios” urbanos, cuando podrían estar fuera
plantando cultivos en esos mismos sitios? ¡Todo el mundo! ¡En todas
partes!
Cuando no estés plantando sistemas que produzcan alimento en
todas partes, transforma tu alimentación en una dieta perenne,
especialmente consumiendo productos de los agricultores regenerativos.
Lo que comes crea demanda en el mercado que ‘jala’ de los métodos de
producción. Ve a tu tienda de alimentación local y pide al gerente que
encargue alimentos perennes, especialmente comida producida por
agricultores permacultores y regenerativos. Mejor aún, encuentra un
agricultor regenerativo local y compra directamente allí, o por lo menos
pon en contacto al tendero y al granjero para promocionar la economía
local, así como la ecología del planeta.
Las ventas incrementadas en la tienda de alimentación crearán la
iniciativa para que los agricultores planten más cultivos leñosos
perennes.
Tus gastos en la alimentación sostenible son esenciales para la
creación de una nueva tendencia hacia la agricultura perenne. En vez de
alubias y arroz, empieza a comprar más fruta de árboles, frutos secos,
bayas, zumos, horchatas y carne de ganado alimentado con pastos.
Península Ibérica
En el sudeste de Alentejo, una provincia en la frontera entre Portugal y
España, se encuentra la Finca Defesinhas, una dehesa de más de 500
hectáreas. Esta región se caracteriza por veranos muy calurosos y secos,
con sequías severas e inviernos largos y suaves. Sin embargo, el propietario
ha logrado una transición exitosa de la granja convencional de pastoreo
continuo a un sistema regenerativo sostenible en menos de dos años. La
adopción de un manejo holístico permitió a Manuel, el propietario, reducir
gradualmente el uso de pesticidas y herbicidas y en la fecha presente no
se utilizan insumos químicos. Antes de la transición, Manuel se veía
obligado a sembrar semillas de hierba cada año, pero en la actualidad ha
dejado de sembrar totalmente ya que el pastoreo rotacional permite la
regeneración.
En tamaños de granjas comparables, los niveles típicos de las tasas
de carga ganadera en los sistemas Dehesa en Extremadura y Alentejo
son sólo del 50 al 70% en comparación con la granja de Manuel. La salud
y el vigor de su dehesa se perciben inmediatamente cuando uno da un
paseo por sus prados y compara la densidad, el color, la diversidad de la
hierba y las condiciones de sus vacas con los vecinos de la zona. Y estos
ricos pastizales ahora pueden mantenerse incluso sin irrigación,
eliminando sus gastos de suministro de agua.
El propietario está tratando de aumentar las ventas directas, no sólo
para asegurarse mejores precios, sino también con la convicción de que la
excelente calidad de su carne de res alimentada con pasto es reconocida
por el cliente. Hay un mercado muy interesante para la carne de ternera de
unos 9 meses. Estos animales de pequeño tamaño tienen un impacto
menor en el medio ambiente que los animales grandes. Son más fáciles
de manejar, especialmente si los mantiene en rebaños con un sistema de
pastoreo rotativo. La eficiencia de estos animales es excelente, ya que
permanecen por un corto período de tiempo en el campo.
Una vez superadas las barreras comerciales, Manuel buscará una
mayor sinergia al introducir otras especies ganaderas, como cerdos,
ovejas y aves de corral en el sistema.
Finca Defesinhas: alta densidad de ganado y sistema de
rotación intensiva.
Colombia
La región colombiana de la Orinoquia cubre 35 millones de hectáreas
de biodiversidad y reserva de agua con gran potencial en uso para la
agricultura, la ganadería y la silvicultura.
El mayor cambio en los últimos años fue la deforestación con fines
de pastoreo, ya que la crianza de animales es la principal actividad
económica. Sin embargo, el sistema ganadero tiene altos costos de
producción, baja utilización de nuevas tecnologías y la falta de modelos
asociativos que permitan economías de escala. En este contexto, Guillermo
Bueno, propietario de la finca La Menina, decidió cambiar el sistema de
gestión de la granja con el desafío de introducir sistemas productivos que
sean competitivos y rentables sin poner en peligro la sostenibilidad
ambiental en la región. El mayor cambio en la granja fue en 1994,
añadiendo diferentes árboles y forrajes para la alimentación animal. Este
modelo sirvió para generar nuevos productos, obtener ingresos
adicionales y mejorar las características del suelo.
La propiedad La Menina se encuentra en Puerto López (Meta-
Colombia) y tiene una superficie de 48 ha. La propiedad está dividida en
18 parcelas, de las cuales 12 se utilizan para la alimentación del ganado
(vacas Cebú y algunas vacas lecheras Bos Taurus para consumo propio).
Otras dos parcelas forman bosques con Acacia mangium y soportan el
almacenamiento de agua en estanques. La velocidad de rotación entre
las parcelas fluctúa entre 30 y 45 días en invierno y verano,
respectivamente, lo que ha permitido la reaparición de algunos pastos.
La propiedad tiene entre 80 y 120 cabezas que producen cada año 12 a 15
terneros destetados, 8 a 10 terneros para cría y de 3 a 5 vacas para el
sacrificio.
Con esta nueva gestión de pastoreo, el objetivo más importante es el
bienestar animal. Con este fin, se introdujeron árboles como el Acacia
mangium como valla viva y bordes para proteger los elementos del agua.
También se introdujeron otras especies como Eucaliptus (E. Pellita), Yopo
(Anadenanthera peregrina), Canafistula (Cassia fistula), Simargua
(Simarouba amara) y árboles frutales como cítricos y anacardos. Los
árboles crean sombra y reducen la temperatura de los animales evitando el
estrés por el calor que influye en la reproducción. Ha aumentado la
biodiversidad en el área, mejorado el paisaje y aumentado el valor de la
tierra. Generan postes para las cercas, postes para limitar los corralitos y
áreas para beber y también para leña. Recientemente, debido al
florecimiento continuo de la Acacia y otras plantas durante el año, se
introdujeron 20 colonias de abejas para promover la polinización con otras
plantas y para la producción de miel. Hubo una producción promedio de
10 kilos de miel pura por colmena en el período seco en que se produce el
mayor florecimiento de árboles y plantas nativas.
Finca La Menina: espectacular crecimiento de los pastos.
Patagonia - Chile
En la parte patagónica de Chile, José Manuel Gortazar y Liz Barkla
administran la finca Panguilemu. Han tomado la decisión de cambiar su
finca en praderas permanentes con árboles con diferentes densidades. La
fauna y la flora silvestres representan un papel muy importante en la
granja para la familia y para los visitantes. Aplican el manejo holístico del
pastoreo en sus ovejas, las vacas e incluso las gallinas ponedoras, el
pasto reposa el tiempo suficiente para recuperarse después de cada siega
intensa durante un breve período de tiempo. Los productos orgánicos de la
granja pueden ser comprados y consumidos por los visitantes interesados
en el medio ambiente y en el consumo de productos saludables como la
carne, los huevos, las verduras e incluso las lanas. Otro polo de atracción
son las instalaciones lujosas al aire libre de la propiedad.
La granja está certificada por la organización Ovis 21, lo que
significa que la regeneración y mejora de la tierra se controla con los
estándares de GRASS. Esto proporciona datos valiosos a lo largo de los
años y lo hace comparable con otras explotaciones que tienen un enfoque
similar. Su intención es ampliar su metodología de pastoreo rotacional a
un área más grande con la ayuda de inversionistas internacionales
externos.
Mexico
En el área de Veracruz de México, el Rancho San Ricardo y el vecino
Rancho Granja Nut ocupan casi 300 hectáreas. Ambos están
conectados al Molino de Azúcar de La Margarita, que presta servicios
aproximadamente a 110,000 hectáreas de plantaciones de caña de
azúcar. Con el futuro de la industria azucarera en la incertidumbre y con
suelos y aguas regionales en mal estado, el propietario pionero está
modelando el paisaje para demostrar que la diversificación satisface
las necesidades locales en términos de alimentos, fibra y energía de
manera que fomente y beneficie a la multitud de personas
inherentemente conectadas al molino y las economías circundantes.
Hay una larga temporada seca que paraliza el crecimiento subtropical,
por lo que el manejo efectivo de los recursos de suelo y agua es vital. La
evidencia del abuso realizado es muy evidente. Desde la base de los árboles
viejos se puede ver que han desaparecido 60 cm de suelo. La agricultura
intensiva cobra su precio aún más rápido en estos climas, probablemente
la mayor parte de esto se perdió en 40-50 años sólo como resultado de arar
las colinas y exponer el suelo desnudo a las lluvias tropicales.
Rancho San Ricardo está directamente conectado al molino, y se da
interesante circunstancia de que recibe 2 millones de litros de agua
caliente del molino al día durante los 5 meses de prensado de caña.
Actualmente hay un rebaño lechero en los pastos que se han regado
con las aguas residuales del molino y también hay extensas lagunas para
capturar parte de esta agua. Inusualmente, las parcelas están divididos
por cercas permanentes que se extienden por el contorno alrededor del
rancho. Esto se hizo para usar algunas de las aguas residuales de la
fábrica para el riego en la estación seca.
Otra actividad de las empresas agrícolas es el uso del bambú y la madera
en el lugar, junto con las 40,000 toneladas de cachasa (desechos de caña
prensados) que salen de la fábrica anualmente para construir chinampas
que se utilizan para que el agua discurra a cámara lenta a través de las
lagunas lo que ayuda al enfriamiento, y encontrar las asociaciones de
plantas correctas para limpiar la salida orgánica y al mismo tiempo que
producen un rendimiento útil de biomasa. Otro beneficio de tener vallas
permanentes instaladas a ambos lados de las franjas de pasto es el
potencial uso de una cerca eléctrica móvil para un movimiento rápido y
eficiente del rebaño por una sola persona. La puesta en práctica de las
líneas clave y el régimen de pastoreo planificado ya están teniendo un
impacto, y los cultivos arbóreos y arbustos traerán toda clase de beneficios
y se espera que las empresas complementarias se agreguen en un futuro
próximo. Los potreros están diseñados como plantaciones al estilo de
sabana espaciadas, agregando otra capa de captura fotosintética, refugio y
otros servicios ecosistémicos.
Un aspecto del diseño de la capa perenne consiste en plantar y
excluir áreas de los ranchos para crear un corredor a través de la
propiedad de cara a conectar el bosque primario al oeste con el bosque en
el NE. La agricultura ha cobrado su precio y la gente de aquí es muy
consciente de eso. Parece que todos los recursos necesarios están llegando
a su lugar para este ambicioso proyecto y lo que sucede aquí de ninguna
manera se reduce a los límites de la propiedad.
Argentina
En Argentina, los cultivos industriales como la soja se convirtieron en la
mayor amenaza de monocultivo en superficies muy grandes. Bajo la
batuta de la organización gubernamental de investigación y desarrollo rural
Inta, se apoyan y estimulan nuevas iniciativas de agroecología para
replicarse en todo el país. En la granja La Aurora a 400 km de Buenos
Aires, el propietario Juan Kiehr eligió en los años noventa no unirse a la
ola de cultivos de monocultivo modificado genéticamente en el país, sino
para mantener la biodiversidad y la rotación de cultivos en sus 650
hectáreas respetando las leyes de agroecología.
Brasil
Brasil está desarrollando una serie de iniciativas de agricultura
regenerativa. Uno de los casos más conocidos es el Grupo Balbo, el mayor
productor orgánico de caña de azúcar en el país. Hace 30 años
reinventaron sus prácticas agrícolas para revitalizar los ecosistemas y
obtener rendimientos más altos que l o s sistemas agrícolas
convencionales.
El propietario de la firma, el señor Leontino Balbo, cree firmemente
en el poder de la naturaleza y la necesidad de restaurar el suelo a una
condición natural. Las técnicas agroecológicas como el cultivo de abono
verde, el control biológico de plagas, la reforestación y la descompactación
del suelo han hecho posible que Balbo desarrolle un sistema mucho más
complejo y equilibrado.
Además de aumentar la productividad y con el valor agregado de
l a certificación orgánica, estas prácticas se han traducido en varios
beneficios sociales y ambientales, tales como mejoras cuantitativas y
cualitativas en recursos hídricos, reducciones en las emisiones de gases de
efecto invernadero, me nor uso de insumos químicos no renovables,
mitigación del r ie s go d e contaminación para los trabajadores y
consumidores, y capacitación profesional de trabajadores rurales, entre
otros. En cuanto a la biodiversidad, las acciones implementadas crearon
una sinergia que mejoró una red alimentaria variada y compleja.
Su sistema de producción ahora alcanza un 20% más de
productividad que la producción convencional de caña de azúcar, al
tiempo que mantiene una preocupación genuina por los factores
ambientales, sociales y económicos en mente. La empresa utiliza los
residuos para la producción de energía e invierte en actividades de
monitoreo con instituciones independientes para medir un gran número
de indicadores de sostenibilidad, con el objetivo de mejorar
continuamente el sistema.
Grupo Balbo: mayor productor de caña ecológica del mundo.
A
- Abejas 40, 176
- Agroforestal 260, 286, 318
- Agricultura anual 16, 30, 54, 100, 133, 259, 316
- Agroforestería 259, 266,331
- Allen, Will 342
- Arándanos 40, 149, 226
- Árboles 116, 266, 273, 368
- Avellanas 228, 286, 318
B
- Bacterias 44, 92, 114, 142, 179, 292, 355
- Bellotas 118, 163, 378
- Bioma 96, 112, 145
- Biomasa 82, 110, 152, 203, 236, 260, 322
- Bosque 20, 34, 42, 50, 94, 106, 326, 343
- Bovino 161, 172, 205
- Burbank, Luther 32, 303
C
- Caballos 27, 54, 146, 155, 242
- Cabras 54, 93, 168, 275, 342
- Calcio 28, 179, 196,287, 378
- Calorías 17, 35, 82, 118, 150, 195, 237
- Capa 24, 32, 47, 56, 91, 97
- Carbono 17, 35, 83, 95, 102, 140, 160, 195
- Castañas/castaños 4, 53, 103, 120 ,133, 158, 229,
237, 262, 288, 328
- Cerdos 34, 48, 164, 225, 243, 275, 292, 332,
- Compost 40,114,142,255,292,316
- Crawford, Martin 277, 282
- Cultivos anuales 17, 27, 51, 82, 102, 135, 158, 247,
263, 293, 316
- Cultivo en calles 266, 269
D
- DDT 43
- Desertificación 145, 160, 168
E
- Economía 29, 51, 81, 101, 313, 370
- Ecosistema 16, 20, 33, 42, 50, 60, 82, 105, 133
143, 176, 194, 246, 277, 316, 325, 343
- Erosión 15, 53, 105, 146, 160, 194, 239, 252, 316
- Estanque 34, 189, 257, 287, 370
- Etanol 131, 200, 265, 330
F
- Flint, William 127, 235
- Fotosintesis 102, 113, 163, 243, 291
- Fundación Global Nature 368
- Fungicida 39, 60, 126, 188, 303, 315
G
- Gallinas 111, 144, 167, 225, 243, 292,334, 341
- Ganado 18, 25, 35, 54, 84, 125, 143, 154, 174,
200, 225, 239, 258, 270, 313
- Gansos 144, 155, 167
- Glifosato 44
- Grasas 18, 47, 131, 150, 179, 204, 339
- Gravedad 33, 88, 191, 248, 318, 345
- Grosellas 135, 140, 278
H
- Herbicidas 21, 39, 43, 60, 84, 110, 151, 188,
229, 262, 303
- Helmont, Jan Baptista van 97
- Heyer, Adolf 147
- Hongos 92, 98, 114, 140, 156, 179, 228, 279,
292, 317, 340
- Huber, Francis 183
- Insectos 34, 42, 49, 103, 129, 164, 176, 194,
227, 286, 297, 333, 368
- Insecticidas 43, 49, 111, 229, 298
J
- Jacke, Dave 227, 284
- Jamón ibérico 118, 163
K
- Keyline/ Línea clave 16, 249, 254, 269, 291
-L
- Lactosa 179
- Línea clave/Keyline 16, 249, 254, 269, 291
- Lundberg, Jan 83
R
- Raíces 25, 82, 92, 97, 114, 141, 160, 167, 248, 264,
270, 276, 289, 343
- Resiliencia 31, 84, 174
- Ribes 116, 135, 140
- Roundup 44, 187
M
- Maíz 17, 29, 41, 56, 94, 122, 158, 165, 194, 200,
226, 242, 247, 260, 286, 314, 332, 345
- Manzana/manzano 34, 40, 54, 93, 116, 125, 130,
148, 164, 187, 225, 235, 274, 280, 297
- McIntosh, John 187, 300, 310
- Martin, Paul 154
- Mendel, Gregor 304
- Miel 139, 154, 177, 189, 238, 244, 371
- Micorrizas 140, 293
- Minerales 20, 28, 40, 56 ,90, 104, 142, 164, 172,
196, 234, 249, 287, 316, 354
- Mollison, Bill 57, 277, 282, 344, 348
- Monsanto 44
- Monocultura 28, 49, 82, 158, 174, 196, 225, 229,
286. 295, 319, 354
- Monocultivo 15, 28, 49, 82, 151, 174, 196, 225,
228, 286, 320
- Moras 34, 42, 93, 106, 116, 135, 140, 275, 334
N
- New Forest Farm 34, 53, 99, 123, 138, 189, 226,
239, 261, 285, 308, 335, 348
- Nueces/nogal 42, 54, 61,103,112, 120, 147,
178,268, 281, 294, 331, 341
O
- Ovejas 54, 93, 144, 155, 161, 168, 174, 225, 239,
275,290,
P
- Patatas 52, 125, 303
- Pavos 110, 144, 161, 167, 225, 332
- Perenne 20,42, 51, 60, 82, 92, 102, 110, 122, 152,
163, 172, 194, 225, 147, 259, 280, 293, 312, 340, 348
- Permacultura 57, 126, 145, 152, 260, 277, 312, 338,
348
- Pradera 92, 155, 332
- Proteína 17, 35, 45, 95, 118, 131, 151, 176, 195, 227,
255, 275, 292, 304, 319
- Prunus/ciruelas 116, 139, 147, 156, 335
S
- Sabana 21, 93, 97, 115, 122, 130 ,143, 155, 159, 195,
225, 239, 260, 271, 283, 294,
- Setas 98, 110, 116, 141, 228, 238, 278, 310, 333
- Silvopastura 119, 159, 260, 270, 278, 286, 328
- Shiitake 142, 228, 238, 244, 284, 328, 333
- Smith, Russel 53, 60, 338, 348
- Soja 17, 44, 55, 95, 101, 131, 158, 242, 265, 296, 314,
323, 341
-STUN 270, 273, 307
- Subsolador 254, 268, 291
- Subtrópicos 152
T
- Thoreau, Henry David 50, 52, 56
UV
- Vacas 34, 54, 93, 127, 155, 161, 168, 205, 225, 242,
275, 292, 323, 330,
- Valla 29, 136, 155, 164, 170, 254, 262, 328,
341, 371
- Vitaminas 18, 40, 116, 179, 196, 199, 234, 354
- Volterra 15, 366
W
- Walden (Thoreau) 51
- Walters, Charles 99, 348
-Whitefield, Patrick 277, 282
Y
Yeomans, Ken 248, 250, 252, 258
Yeomans, P.A. 249, 258
Z
Bibliografía