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Las RepoRMAS rivadavianas en Buenos ; Aires y el Congreso General Constituyente i (1820-1827) por MARCELA TERNAVASIO en Cepeda el 1° de febrero de 1820, suerte del ya muy det poder central, La di del Congreso primero -res- ponsable de promul ida_Cons! uni Bed de 4819" y del Directorio pués, abrieron un proceso de Sesenta dias deberfa reunirse un congreso en San Lorenzo para concretarla ya Fesquemo- agraviados frente al avance de 1os aquiciar los énimo: tha agua capital el ex Vineinalo, La lucha abierta por impo- ner un poder que - almente,enfrent6 a los ex directoriales con Tos disiden 1 vencedores en Cepeda y la oposici6a popular urbana ya pre- sente en Buenos Aires. Ciudad y campafta fueron escenarios de fiana disputa que, en el fanscurso del ato "20, vio sucederse has- 3s para dest as y confederacionis- ciosa y con un nuevo sal Martin Rodriguez ~contrado en el de el campo de batalla sr dertades os eres el i ra luencia de Estanislao Lopez, busca~ representantes del camp en egociacion que do por mada ey elestor] sa que caracteriz6 al contempordneos— i, euyo resulta- Sino que etndia volver "ontere adeast pret a bpm rovinci it la indisciplinada so- ee oe independensn ipo petun mevo pnspio de aon El grupo dagente que ont ln a bos prineros fs de edad in provincial en entonces, a muchos per — 161 sonajes que luego de Ia Revolu- cidn a su prin- cipal actividad, como asimismo a algunos miembros de los grupos econdmicamente dominantes con intereses en el comercio y en la ex- pansiva economia rural hasta la crisis del aio ado por Martin Rodri- gnez ~nombrado titular del Poder le Bernard Londres 78 mportante papel desarrollado por Sala de Representantes. El entonces -uni6 en su seno & un heterogéneo fe Bonaerense empefiado en un plan de reformas ten tes a modern Colonia y a omdenar la sociedad surgida de la Re més diversos aspectos: les, urbanos. Para ello posefa los recursos necesarios, anes ab ravés de los derechos de aduana. El ‘huevo Estado-provineia pudo utilizar en su beneficio las rentas beradas por Wd cada det poder central é inaugurar una etapa de Te- constnuccién y transformacién en todos los aiveles de Ia realidad social wron para destaca al que las reformas condujeron— no es g0, destinada a perdurar. El debilitamiento de durante los primeros afios de la — 163 a Faces Oks geurdve Oriental al efor" coon ge lea eu vere impos da ks pote ose yent 1s producidas con la nueva adt oo apenas urge la proper : goss ct saent tesla teal areal palo vaelron ScEae TA puta oo lomo aa dftén de 8 Ta soberania que ponta en juego tods Ia es- tructura organizativa del ftiro Estado, sumada a la precaria si- tuaci6n internacional suscitada por la Onietal al recén conformado imperio del Bras sitwacién interpr ‘del congreso después, cays preso de las divisiones y disputas, debiendo enfrentar, ademés, la guerra en el exterior en el interior. td pooos ales ents, Suing dteén wo dae on Sin embargo, lt inportaeiay oontinidad de tgunas de ns tansformatioesemprendds en esta lapel psteor gic to de Rosas se apoyarden in prt en fas insuiones ands Gas en 1821 [J LN NUEVO REGIMEN REPRESENTATIVO ||| PARA BUENOS AIRES {= Tedo el impulso(reformist liderado por el nuevo gobierno bo- ‘ aerense no estuvo acompaiiado por la sancién de una constitu- 6 a pesar de la intencién inicial que habia fijado Junta de Representantes re es no tuvo una carta orgdnica que delimitara sus poderes hasta 1854. : : El poder politico provincial se organiz6, por un lado, a través de un conjunto de leyes fundamentales encargadas de regir y re- gular el funcionamiento de las instituciones de la provincia “la mayoria dictadas entre 1821 y 1824~y, por otro, a través de un —— 164 — Conjunto de practicas que, aunque no contenidas explicitamente cen la letra de Ia ley, se erigieron en principios constitutives del ‘nuevo régimen politico, En cuanto al prt Ia ley electoral de 1821 y laley qui signar gobernador. El Pode elegido por la Junta de Repres es tfa cada tres afios. Respecto de las précticas no formalizadas, me- reve una consideracién especial et problema de la division de po deres tradicionalmente establecido en las cartas org: pel fundamental que-adquiri-en-esos afios la Sala ‘antes, encargada-del-Poder Legis! y I principio sobre el cual se debia consimuir el nuevo ico y el horizonte al que no podia dejar de mirar~ se si Se pretendfa establever definitivamente la repiblica tantas veces proclamada. Una aspiraci6n que, aunque en el plano de lo ‘obtuvo resultados precarios, excedié el mero discurso ret6ri- ifusin del ideario republicano consolid6 una préctica que ativa a la legislatura de Buenos Aires. la de Representantes fue creada en plena crisis del afio °20,"priiéfo“comio junta"eléctoral para designar gobermador, y luego se transformé ~sin que mediara pera ello ninguna ley que asi lo prescribiera~ en(Poder Legislativo. Bas acontecimientos la ubicaron répidameite ei ef eeniro del poder politico provincial, asumiendo en los afios de la “Yeliz experiencia” un rol preponde. rante: ademés de elegir al gotemador, debfa discutir y aprobar el plan de reformas, votar el presmpuesto de gastos anus, aceptar la creacion de todo nuevo impussto, evaluat lo actuado por el Eje- Ccutivo a partir del mensaje que el gobernador comen2s a presen- lar anualmeate a la Sala y Aja el periodo de sesiones. Estas funciones, aunque caecieron de un marco consttucio- nal, estavieron delimitadas a partir de leyes dictadas ad hoc, de Drictices erecientemente formalizadas, y de una organizacién in- tema @ la legislatura prescripta por el Reglamento Intemo de la Sala de Representantes. Dicho reglamento era una réplica casi exacta del elaborado por Jeremias Bentham en su Téctica de la Asambleas Legislativas ¢ intent6 suplir algunos aspectos que de beria haber cubierto 1a carta orgénica, al dar un conjunto de nor- ‘mas minuciosamente detalladas que intentaban asegurar el desa- rrollo ordenado y racional de la practica legislativa, 1a eleccidn de los miembros de la Sala de Representantes se ete a= iss Para la elite gobernante dé Ta provincia, a divisiGa de poderes\ 7. ) Gone, Se eC Represrt 4 la generacién del '37 bajo la influencia del pensamiento doctti- nario francés, eit suitagio asumia, en este caso, el sentido eonvencional que desde |1a Revolucién Francesa se le otorgaba al término: su nico sigai- ficado rsidia en la inexistencia de una exclusiGn social legal del derecho de voto y en la ausencia de criterios vinculados a ta ri- queza, la insiruecin o la profesion. En esia pers la sancién de la ley electoral de 1821 fue " interpretada posteriormente siguiendo, en algunos casos, la erti- a que muy tempranamente realiz6 Esteban Echeverria, quien la vio como el gesio extempordneo de una elite que al legislar mi- j raba ms las doctrinas y teorfas-que la realidad-en la que estaba ( inmersa, Desde otra perspective, con el intento ds avanzado del continente de implantar una democracia gvant la letre ~en retroceso durante esos afios en toda Europa. En la fealidad fue una respuesta pragmética a una situacién pol al que requerfa de un nuevo régimen representative para { mar el poder surgido de la crisis de afo "20. En esta direccin, era preciso combinar los valores consagra- sucedido en la década precedente, y cin de asambleas que cuestionaran la legitimi- —— 166 — RUBS enbegaro=4 essainen dad de tas elecciones por el escaso mimero de votantes presentes las. La prescripe la Sala de Representantes a fate sectores que posefan en sus manos los principales resor- tes de la economia provincial La efitica de Ia que fueron objeto los grupos que en la década \ revolucionaria hicieron de la politica una profesiGn militares, clésigos 0 miembros del foro~ se basaba, justame “lo que “det Estado pore er la 'aulénosbsA la Inz de 1s prensa local aplandi6 durante e505 aos la incorporaci6n de comerciantes y hacendados en las lists de ele- ue compaitieron los asienos de la Sala con persona- iaclos en la carrera politics en la década revolucionatia. El papel dtigente sin embargo, lo asumieron estos iltimos, més experimentados en el arte de gobemar, Los representantes de les grupos econémicos.dominantes ocaparon un disereto segundo, plano en la Junta de Representanié%ybrindando con si bresenci tun apoyo qu era muy positivamiemte valorado en el espacio pi blico porteno. * 3s de Constant electoral uno de s imo caso después de 1817-, en donde el sufragio directo se combiné con el voto ven- — 167 Cogere d fore sitario, la gran novedad del régimen representativo implantado en Buenos Aires fue que combinaba el sulragio directo y el voto ac- jorales para discutir y negociar listas de candidatos. ta transformacin en el plano de las précticas no deriv ex- ‘men representat la ya caduca legitimidad mondrquica, obtuvo éxitos innega- bles en los primeros afios de la “feliz experiencia”. Aunque agi- tadas, las elecciones se cumplimentaron siguiendo las reglas de Juego establecidas por la ley y los diputados de Ja Sala se reno- vvaron anualmente en un clima de paz antes desconocido. “Tos diparatos representaban, ahor: i ls y once ala segunda en presen tantes. Aunque poco después de dictada la ley se duplicd el né- mero de diputados de la Sala, durante toda la década del "20 se ‘mantuvo Ja desigualdad sefalada entre ciudad y campo. De esta manera, el nuevo régimen electoral logi6 consolidar la tendencia abierta en 1815, al dictarse el Estatuto Provisorio, de inclu a la ( campafia en la repesentacién politica, dando as{ una respuesta (parcial a Ia disputa entre ciudad y campo desarrollada en plena “Jerisis del aio "20. “Esta habia estado en gran parte centrada en el problema de la representaciGn politica: algunos grupos dela campafia influene ldos por Estanislao Lénez_y acantonados en el Cabildo de Luj superioridad numérica de Ta Tepresentacion de Ia le Representantes recientefente créada y de- sfamdaron-una niaor Fepresentacién del campo én él rgano en- cargado de designar al gobemador. La peticisn se hiza en aom- bye del “derecho de los pueblos” y apelando a las pautas de un ti- po de representacién tradicional. Cada pueblo era considerado soberano y con el derecho a tener un representante en calidad de — 168 — Wren ap ern 2 Aodonnac en xno en el més mo- demo erterio de la representacién proporcional -porque a esa al- tura la campafia supetaba en niimero de habitantes al espacio ur- bbano~ sino en una soluein intermedia que dejaba en manos dela Sala la decision de designar el niimezo de representantes que le corresponderfa a cada espacio. El debate culminé con el trunfo de este segundo criterio, al mantener Ia ley electoral de 1821 la desigualdad numérica ya seftalada, previamente establecida en cl Estatuto Provisional de 1815, a seguia estando, entonces, en el Ambito (os para representar a la campafa uno por |-eran discutidos y designados generalmen- los electores suftagabai{ unénimemente) por el propagandizado en el dstrito por el juez de paz local. En Ta ciudad, en cambio, las elecciones eran mucho tnds agitadas y discutidas. Los diversos grupos de la por la fi or doce candidatos~ iderazgos que los as circulantes, Dichas listas mostraban una com. pleja estructura en la que diversos personajes se ¥ alternaban como candidatos, ios una respondian estrctamente a divisiones como las que poser mente se darfan entre unitaros y federales. Aunque la hegemi del grupo gobernante comenz6 a ser jaqueada en 1823 por que se definfan como “de oposicién”, tal denominacién no expre- Saba ni una fracturaideol6gica que destacara los puntos de diver. gencia con el oficalismo ni una division In clite dirigente. Se inclu‘a a personajes de l cin popular urbana, com Deregu o Morn yado al gobiemo inspirado ene! ministro i Jes que indistintamente engrosaban las listas del o EI mayor peso que la ciudad mantuvo tanto en el émbito re- presentativo como en el plano de l ocular el significado" que asumis : definitive de Ta ‘campafta al rgimen fepresentatinn. Por unr lado, permit deli- near el TieVo es © provincial, articulando las viejas divisiones terrtoriales del Ambito rural con las nuevas jurisdic- ciones administrativas y pc lectorales. En este sentido, la — 169 _ fe @ubs de ecbee een Steudo uke n de la campafia bonaerense en “partidos fue retomada por las reformas rivaday redada de la Coloni como unidad te ‘gundo lugar, contribuy6 a acelerar la crisis final del espacio urba- ‘no colonial con base en los cabildos. La convivencia entre las dos a destinada a perdurar. La primera encar- ipo de representacin tradicional basada en los antiguos 1s de ciudad, mientras gue la segunda asuma Ja nueva ‘epresentacién provincial eliminando los vestigios de antiguas je- LAS REFORMAS RIVADAVIANAS, \da al proceso de formacién del Estado habfa quedado el Cabildo de Buenos Aires luego de a derrota su- frida pot los amotinados contra el poder provincial en octubre de 1820, es una de las razones de este desinterés por defender una institucién ye may desprestigiada, S6lo algunos cuestionamien- tos en el interior de Ia Junta intentaron evitar una medida tan dréstica: el diputado Anchorena procur6 mantener ea pie el Ca- bildo de Buenos Aires, aunque s6lo fuera como figura simbblica, ‘mientras gue el diputado Valentin Gémez propuso teformar el an- tiguo ayuntamiento al modo de una municipalidad modema. Su idad por crearse, siguiendo pa modelo nortearnericano de institaciones locales. El rechazo que proving — 170 (iiipnecatinansiaret swaternitis hnsnmiawowdna er wsinninngreoniney recibieron ambas propuestas no se fundamenté, sin embargo, en el plano de la redefinicién de funciones, 1a argumentacién s2 cen- 1r6 en la cuesti6n de la representacién politica spectos de este problema fueron destacados: el nie vieja y nueva representaciGn see ; 26 ene supuestoterico bso para fundamenar la incompal 1d entre el espacio politico tradicional con base en cl La representacidn antigua, derivada de ta teorfa monérquica ¢n a que los cuerpos y estamentos represertabar-a sus mandan- tes frente al ey, en Jos cabildos comer Ios tnicos cUerpOs a tr Rivadevia yt gobernador Martin Re serie ena pared ausiones ala efor ‘Mase Cot pequeo mult gue iat ambions, 122. ‘arse luego de la Revolucién, momento en el que “Ia autoridad suprema retroverti6 a la sociedad", y que intentaba consolidarse con Ia ley electoral dictada en agosto de ese mismo afio. En la perspectiva de Rivadavia y sus seguidores, la convivencia entre ‘ambas formas de representacién s6lo podfa conducir a un estado de permanente conflicto, que se veria agravado por el segundo aspecto del problema en cuestién: la realidad politica que prece- i al debate sobre la supresién, Provincia por esa parte de popularidad que le usurpaba’ popularidad que habia puesto en jague a todos los gobiemos que 8 entre el Cabildo y el poder pro- dejaba latente la amenaza de nuevas revucltas, asonadas as devenidas en cabildos abiertos que podrian cuestio- | nar ala autoridad legitimamente constiuida. Fra preciso hacer Los cabildos, entonces, fueron abolidos en el espacio provin- jaerense ~Iuego siguieron el ejemplo las demas provin- cias del terrtorio con la promesa de dictar en un breve plazo una ley de municipalidades. Esto se hizo esperar por mas de tres dé- ccadas: la primera ley de municipios de la provincia de Buenos Ai- res se dict6 recién en 1854. Se cumplia asi cl doble objetivo tra- {guez: modernizar el aparato politico institucional heredado de la colonia y centralizar la estructura administrativa del Estado-Pro- le Raprsentants de a Provincia de Buenos Aires tive Hsric de a Provincia de Bem Aes, 5 del 19 e diciembre de 1821 — 12m — i Viieinaeaiaucriccnsnses vincia. En esta direcci6n, la supresi6a de los ayuntamientos ex vo acompafiada por la eliminacién del Consulado de Come otro simbolo de la dominacién espaficla en América— ¥ por el / intento de redisribuiefunciones en el marco del nuevo ordena- 0 que presuponia la divisién de poder. Ala anti- _y_justicia— en entes descentralizados como eran los ‘sucedié una reforma administrativa que deslind6 atri- buciones en los diferentes érganos estatales creados a tal efE00,) 0, si Dependientes del Poder Ejecutivo,-se conformaron los ministe- | rios de Gobieto, de Hacietida y de Guerra, y se dieté una ley de retiro para empleados civiles en pos de racionalizar Ja adminis-\.. 9 tracién piblica, exigiendo al nuevo personal capacitacién para ‘camplir sus tareas de manera eficiente, En el ramo de hacienda se Reproduecién de los fundamentos expresados por el Ministro de Gobierno Bernardino Rivadavia, en la Sala de Representantes, para suprimir los eabildos de la provincia "u eianto en Espanta en'el reynado dle Carlos Iy Felipe Vy habien- do marcado el cardcter facultades y modificaciones de los Cabildos de América establecidos por el Goblermo Peninsular iii que tan necesa- ris eran fos Cabildos en ag} (que en un Gobierno Mondrquico absoluto en el que la soberania ional estaba personificada al individuo que la ejercta por ttwla de. cesién, era indispensable reservarse ua resto de autorided para los Pueblos depositandola en manos de los que en aquel orden obtenian su representacién, pero que este etablecimiento era incompatible con un Gobierno Representotivo en que esa autoridad suprema ha retroverti- ‘do a la sociedad, y exerce con toda la plenitud de un sistema os Pueblos confusiones reales que les ha circunscrito la naturaleza del Gobierno actual y los pacios soctales; gue en ese estado apaecen ls Cabildos sin wa atribucién real, y el al pablico..", Exirfdo de: Acuerdes de la H. Junta de Repre Buenos Aires fearon tres oficinas la Contaduria, la Receptoria y la Tesoreria General desde las cuales se centraliz6 toda la actividad financie- ra del Estado. 2" La reforma de la administracién de justicia se plasmé en el 2°" marco deserito, dando luger a un régimen mixto: justicia de pri- s ‘mera instancia, letrada y rentade, y justicia de paz, lega y gratui- ta. La primera fue encomendada a cinco jueces, dos de Ios cuales ejercerfan sus funciones en la capital y los restantes en la campa- fia, La segunda quedaba a cargo de los jueces de paz, los que la ejercerfan en cada parroquia de La cindad y en los respectivos par~ tidos de campafia. La reforma cel régimen de justicia intentaba separar las dos esferas que desde el periodo colonial se hallaban monopolizadas por los cabildos -cuyos delegados en la campafia Los jueces de paz, dependier Ejecutivo provincial, debfan reducirse credndose a su vez el Departamento de Pe 1 depender los comnisarios, lucionaria. El objetivo que se persegufa era doble: reducir los gastos del fisco frente a un cjército que resultaba muy oneroso de mantener una vez termina- da le guerra de independencia y reorientar las fuerzas militares hacia nuevas metas. En esta direccidn, se pasé a retiro a los oficiales que tuvieran entre cuatco y veinte afios de servicio con la tercera parte de su sueldo, alos que tuvieran entre veinte y cuarentaafios de antigie- dad con la mitad de su sueldo y a los que contaran con més de cuarenta afios se les concedié el derecho a percibir Ia totalidad del sueldo, En virtud de esta ley fueron retirados mas de doscien- tos oficiales, quedando reducido el ejército a unos 2500 hombres ( y 135 oficiales. ‘Aunque el proyecto original prevefa que una parte significati- ‘ya de ose ejército estarfa constituida por soldados contratados y — 17% intentaba disciplinar el gobierno~ y mento de las milicias, que fueron reorganizadas segia una ley dictada en 1823. Se cre6, paiiado por las fuerzas ccampaiia, pasando a ser la defensa de los ataques int de sus tareas fundamentals. Entre otras cuestiones, la raadn que motivé el apoyo de los sectores dominantes de In campatia al g0- bierno surgido de la crisis det afo "20, fue su firme propésito de_| defender la frontera y, 1a expansién ganadera que co- smenzaba a darse ipo bonaerense, an La reforma eclesistica se enmarcaba también en el intento de control que el nuevo Bstato provincial desplegaba, La supe de algunas 6tdenes religiosas cuyos bienes pasaron al Estado, | prescripcién de normas rigidas para el ingreso a la vida conven- 38 diezmos -el Estado pas6 a sostener cl eclesstico a las le- NEHADO 6 DE 3 DH JUNIO BE Reet Porada dean price de ts dpc EL Argos, fest dela primera pa — 175 — j6n en el interior del clero-, sino ade- cidn que impuso la Revol ‘més centralizar el poder politico ejercicndo un mayor control so- los gobiemnos de la Revoluci6n, tanto la reforma eclesiéstica co- ‘mo la militar generaron cierto descontento en algunos de los per- secretario de Estado de Pueyrredén, seguido de alzunos militares reformados, protagoni- 25. comienzos de 1823 un motin en contra del gobierno en nom- (bre de ta defensa de la religién, Apoyado pot ccras de la Ue _ [sia se enargaro de aia auf gobierno y por un grupo de politicos que no un Tugar en Ta nueva configuraci fue reprimido, Io cual afianz6 en parte al gobierno, y abrié por iro lado un nuevo clima de debate publico que hasta ese mo- mento parecfa estar adormilado. Este nuevo clima, alimentado por la tendencia secularizadora presente en cada una de las reformas y por los valores que el go- bierno intentaba plasmar, se expres6 a través de un significativo cambio en el espacio piblico porteiio. Aunque frégil en su cons- titucién desde el momento mismo de su aparicién con la Revolu- cidn de Mayo y, en verdad, precario durante toda la primera mi- ted del siglo XIX, adquirié un impulso desconocido durante la f iil, entre las cuales se des- (© tacaron la Sociedad Literaria o la Sociedad de Beneficencia, fue~ staciones més elocuentes del cambio producido. en la prensa, en las précticas, urbano. Las nociones de iber- ¢ igualdad, ademas de garantizarse mediante leyes tan elo- { cuentes como la que abolié los fueros y privilegios existentes du- | rante a colonia, debfan hacerse visibles en las construcciones pi- —— i» i i : Fragmento del acta de la primera reunién de la Sociedad Literaria realizada en Buenos Aires el 1° de enero de 1822 “Alas doce de exe de hallindosereunidos en cava del Se. Dt Due ln Segundo de Ager, a saber D. Ebon Lie, Dens Lp D. Antonio Scere D. Felipe Serlosa,D. Manuel Moreno D Duar, tonio Feraéndes.D. Cosme Argerch D.Igacio Nites, D. alta & de Agier, sin embargo de no haber aiid D. fod Sever Malia 141. Fra an Antonio Acevedo, ls sees Aglew y Meta ve ‘ucla la consideracin de los concuretes. que eta ent, nla por objeto proponera dics seores el establcimin des. Ciedad de anigos dela Provincia, que volves por el ett de ot ato comprometid, a causa dene ess ode wo publcesenngth pevédeo, que dese la nacionesextaners, wt conc Cstado del pets you aelantaninis, qe fonenase : dn sasfacindo el iners gue jutamentedespl. danas, pore se crease y tinned notiow en Buenos Ae Despuds que dchos stores termina sw expascion, peas sien epcacone ue egiron prs dem sors oe rents cada tio exprinis su opin respec a punt principal de ‘se conformaban ono en retire en Sociedad par fomeniar le Cin pbc I renhado det fue convenience to de a Sociedad, demortrand ada tnddu en os emacs mds ce resivos,tdo el inters gue ls inspira un pensamlento el queer natural esperar los resultados més felices para el pais, para el orden piblicey para autracén. Ena vrtud todos cud io se compre, Ineticron bao la palabra de hombres de bien cobaleros a ssrfics {este ebew important las hoa destinadas ol descas des de lena as bligacioes pias a gue se halaben igados 08 ques lgaren en adtane” Extraido de: Rodriguez, Gregorio, Contfibucién histérica y documenta, ‘tomo 1, Peuser, Buenos Aites, 1921, pégs. 288-289: — 177 _ 148, como la nueva Sala de Representantes, Ia que no podria tener asientos de privilegio para ningdn estamento, en las fiestas icas 0 en las eleceiones de representantes. Debian inculearse, iciones culturales creadas al calor de experiencia”, La reforma atendié a todos los niveles de ‘ay fue tan importante como las hasta aqui rsidad de Buenos Aires en 1821 a Piblica abierta en los primeros ria y media, El gobierno encargé por unos aifos la ensefianza pri- a 178 mental. A través de Universidad centralize cn Ja ciudad come en la campatie ado, a través del cual los queds bajo La 6rbita de la Universidad, io de la UniGn del Sur en el colegio de Ciencias Morales, abriéndose sus puertas alos jévenes de las pro- vincias a través de beeas que permitirfan alos més capaces ingre- ssar en sus aulas Dominado por el estfmulo transformador del Estado provi clal, cut fue el grado de éxito efectivo de las reformas a das? Es indudable que Ia fuerte vo! del gobiemo no fue un impulso suficiente para motorizar el cambio que se espe- raba en la sociedad, Las tradicionales jerarquias sociales siguie- ron estando vigentes aunque se proclamaran los nuevos valores de libertad e igualdad. El espacio pablico que pretenda crearse alentando Ia naciente prensa periédica y la formacién de asocia~ ciones de la sociedad civil, no logré separarse lo suficiente de la clite gobemante ni del Estado. La intencién de modernizar el aps Teginiyd es rato politico-ndministrativo deslindando esferas en diferentes r-) gins dé gobiemio, chess muchas VeCeS con antiguas pric vases que'se Tesistian ar ‘No ‘bstante, aunque el lo bonaerense no dej6 de ser notable. Especialment fueron los cambios en la esfera politica: no s6lo ciones que rigieron el orden pol 50, sino que ademas se renovaron profund: s pricticas y experiencias en este plano, La difusién de io creados en esos aiios tes grupos sociales en los pro- ida del papel de Ia legislatura, igunos de los signos més elocuentes de la transformacién producida En esta perspet iversos grupos de la elite coincidie- ron en estos primeras afios con los objetivos trazados por el Par- Cuadros que expresan Ia cantidad de publicaciones periédicas en las décadas de 1810-1820 y de 1820-1830 Resumen numérico de las publicaciones periédicas entre 1810 y 1819 Ajo Existen Aparecen Desaparecen Total de publicaciones Od 2 1 3 deg. : 1 2 Bee 2 1 4 32 1 1 3 4242 1 - 3 Sea $ 3 8 65 6 4 n eae 1 4 7 as 5 4 8 se3 3 3 6 Touales 28 7 2 55 Resumen numérico de las publicaciones periddicas de Buenos ‘Aires entre 1820 y 1829 1820, 2 15 8 7 wa 8 10 9 19 1822 9 > 16 i 1923, @ 2 8 18248 6 6 4 1825-8 9 9 17 1826 + Ww 12 @) 1827 AL B 19 1828-9 5 nw 9 16 189.7 10 9 W Toiales 74 “119 109. 1933 Extaido de: Galva Moreno; C,, El perindiomo argentino Amplia y dockmentada historia desde sus origenes hasta el prevente, Claris, Buenos Aires, 1944: 4 — 180 io del Orden. Las disputas con la vieja oposicin popular urbe} ( 2 desaparecieron de hecho, en 1824 gan las elec in al gobierno conforma-| -, conservaron las reglas| in embargo, esta sparent2 jada a perdrar. Mien gobernante se mantuvo replegada en el interior del Estado provincial propendiendo a su consolidacion y cespepue, las diferencias pudieron atenuarse en pos del objetivo comin; pe- | Lm? ro cuando dcha elite decid lazarse, una vez mis. inten dear el proreso e unificacién nacional colocando a Bueno res en el centro del nievo proyecto. las dvisiones afore damente. La convocatoria del Congreso Constituyent EL CONGRESO GENERAL CONSTITUYENTE DE 1824-1827 En mayo de 1824 concluy6 el periodo para el cual habia sidi electo el gobernador Rodriguez. La designacién de su sucesor, el general Las Heras, mostr6 las primeras fisuras dentro del elenco gobemnante: Rivadavia se neg6 a seguir colaborando con el nue- vo gobierno y emprendié un viaje a Londres, mientras Garcia procuré reemplazarlo en su funcién tutelar. Woodbine Parish, quien se proponia frmar un tratado de eceno f cimiento de Ia independenciaroplatente simultineamente a Ua | tratido de amistad y comercio, Pero Ta realidad politica Tocal, do de (al naturaleza: jen nombre de quién se haria, si las provin- ue los portefos sulas del Tratado de Benegas, que habia sellado la paz entre Ss ta Fe y Buenos Aires bajo la mediacién del gobernador cordobés, ambas provincias se comprometfan a asistir a dicho Congreso. ‘Sin embargo, la dilacién en laeleccién de los dipatados por Bue- — 181 — (1822) -entre Bue ‘que asegurabal {rustrar las aspiraciones cordobesas. En ( fa Buenos Aires, In que invocé como razén de urgencia la situa- ci6n de la Banda Oriental. Qcupada por las topes potuguesas sorporada en 1821 al reino de Portugal como pasé en 1822 a formar local intervencién més segiin se estuviese a favor o en contra de uni 3% dite deo. ic + la base de la convocatoria al Congreso de 1824 se-hallaba, este doble problema que afectaba a la definicién de la \ Enel caso de la Banca folucraba la defen- e "sa de la SOberania exterior frente al avance de otro pais en una { provincia que se consideraba parte del ex Virreinato del Rio de la Plata; en el caso del tratado con Inglaterra, que finalmente fue fir- mado a mediados de 1825, una vez reunido el Congreso, involu- craba un problema atin mas complicado: el de la definicién del gijeip de la soberania. Esta cuestién constituys, en verdad, el _, evo de Tos debates en el seno del Congreso y, al mismo tiem o, la razén de su propio fracaso. Los representantes ali reanidos 2¢ ve" |e lograron acordar en un punto clave, a saber: la soberanta residfa en la “nacién” o en las pro EI Congreso estuvo formado por diputados elegidos por las provincias en mimero proporci ise efleulos no se ajustaron demasiado bien ca que se pretendia representar-, manifestindose desde el romulgacion expresa la actitud pragimitica y smbpros del Congreso sostenia en esla pri- .go dard lugara una creciente radicalizacién muy cautelosa frente les. Renunciaba a toda inter- i — 182 — i big venei6n del poder naci nal frente a ellas, poster- ‘gdndose asi la promulga- cidn de una constitucion =a la espera de un mo- mento més favorable para lograr el consenso reque- rido-, la que deberia, una ver dictada, proponerse a} los gobiemos.provincia- les, que podrian rechazar- lay permanecer al mar- gen de la unién perse- guida. Producto también de esta actitud atin cautclosa fue la promulgacién, a to Nacional. Aunque la misma fue aprobada despojada de las

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