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I - INTRODUCCIÓN
II - NUEVAS EXPERIENCIAS
Durante el año pasado nos encontramos como equipo, con pedidos de otros
servicios del hospital que tenían que ver con actividades dirigidas a la comunidad, con el
objetivo de concientización y promoción de la salud. Avanzamos en elaborar una respuesta
a tales pedidos que nos resultaron un desafío, en tanto eran modalidades y dispositivos
desconocidos.
Fue a partir de ambas actividades como disparadores, que nos aportaron una visión
general de los rasgos principales de las consultas que recibimos, más los interrogantes a
los que nos confronta nuestra clínica, que encausamos nuestro interés sobre el tema de
duelo, en tanto se presenta como lo sintomático, es decir como aquello que no marcha.
El duelo y las distintas formas de responder ante la muerte y las pérdidas atraviesan
la historia de la humanidad. Desde el psicoanálisis, y contemporáneamente a la Primera
1Freud, S. (2003) Duelo y Melancolía. Sigmund Freud Obras Completas, tomo XIV. Buenos Aires. Amorrortu.
(p 250)
Guerra Mundial que dejaba un continente devastado, Sigmund Freud era el primero en
describir el trabajo del duelo desde su teoría psicoanalítica.
En 1917, casi veinte años después de relacionar el duelo con la melancolía en una
carta a Wilhem Fliees, publicó su trabajo “Duelo y melancolía”, en el cual hace una
extensiva comparación entre ambos. Define al duelo como “la reacción frente a la pérdida
de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces” 2, es decir el duelo como
una reacción, una forma de responder ante la pérdida. Lo describe como un afecto normal.
Freud habla del trabajo de duelo, así como también en otros momentos de su obra
describe el trabajo del sueño, el del delirio, o el del aparato psíquico. La idea de trabajo
pone en escena un aspecto de elaboración y de producción psíquica, contrario a lo
deficitario. Enmarcado en la teorización de su principio de placer, este “trabajo” apuntaría
a la ganancia de placer y a la evitación del displacer. En este escrito, Freud estatuye la
necesidad de este proceso ante la pérdida; fundamentalmente dirigido a retirar la libido del
objeto para así poder investir otros. Respondiendo al examen de la realidad que enfrenta
con la pérdida y la ausencia, habilita el desasimiento libidinal, pieza por pieza, implicando
un gran gasto de tiempo y de energía.
Lacan, por su parte, retoma la temática del duelo en su seminario dedicado al deseo
y su interpretación. A partir de la tragedia de Hamlet, determina que el duelo es una perdida
que provoca un agujero en lo real; es decir, algo queda roto, desanudado, desgarrado. Es
en este sentido que señala la importancia de los ritos funerarios, porque justamente
habilitan la simbolización de ese agujero. Para Lacan, “el trabajo del duelo (…) se produce
en virtud de la insuficiencia de todos los elementos significantes para afrontar el agujero en
la existencia”3
Podemos pensar que ante la pérdida, se altera el orden simbólico por lo cual se
hace necesario restituir una trama significante que produzca un hilvanado permitiendo
construir una nueva periferia sobre ese agujero.
2 Freud, S. (2003) Duelo y Melancolía. Sigmund Freud Obras Completas, tomo XIV. Buenos Aires. Amorrortu.
(p 241)
3 Lacan, J. (2017) El Seminario, libro VI Buenos Aires. Paidos. (p 372)
duelo consiste en autentificar la pérdida real, pieza a pieza, pedazo a pedazo, signo a signo,
elemento I mayúscula a elemento I mayúscula, hasta agotarlos.”4
IV - DUELO Y ÉPOCA
Nos encontramos con las variaciones ocurridas a lo largo de los últimos tiempos en
el discurso social, referidas a los ideales que funcionan como orientadores y que tienen
consecuencias en el régimen de las identificaciones y en el ordenamiento de los goces. Y
por tanto, también constituyentes del tejido que se ofrece a alojar la elaboración de los
duelos.
4 Lacan, J. (2007) El seminario. Libro VIII. Buenos Aires. Paidos.(p 438) Especifica en esas clases, que tales
rasgos, elemento I mayúscula, tienen el carácter de la referencia original al Otro, su asentimiento, en la
relación narcisística, y se trataría entonces de una introyección simbólica y no masiva
5 Lacan, J. (2006) El Seminario. Libro X. La Angustia. Buenos Aires. Paidos (p 125)
6 Op cit. (p 362)
7 Lacan, J. (2005) Función y Campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis. Escritos 1. Buenos Aires.
Siglo veintiuno editores (p 309)
a determinados reclamos ideales8, entre ellos “amaras a tu prójimo como a ti mismo” eje
del cristianismo, donde la figura del Dios Padre funciona como regulador central. Tal
funcionamiento comienza a desdibujarse ya desde el señalamiento de Lacan en 1938 9,
cuando habla de la declinación de la imago paterna, anunciando como consecuencia un
gran número de efectos psicológicos. Más adelante, en 1972, Lacan propone el discurso
capitalista10 donde se destaca la ausencia de obstáculos entre el sujeto barrado y el objeto,
quedando habilitada una vía directa a la satisfacción. Ese mismo año, Lacan formula “El
superyó es el imperativo del goce: ¡Goza!”11 entonces, no sólo no habría un obstáculo, sino
un empuje al goce.
8 Freud, S (2004) El malestar en la Cultura. Sigmund Freud Obras completas Libro XXI. Buenos Aires.
Amorrortu (p 106)
9 Lacan J. (2012) Los complejos familiares en la formación del individuo. Otros Escritos. Buenos Aires. Paidos
(p 71)
10 Lacan, J. (1972). Conferencia en Milán, inédito
11 Lacan J. (2004) El seminario. Libro 20. Buenos Aires. Paidos. (p11)
12 Laurent, E. (2008) Las máscaras de la felicidad. XVI Jornadas Anuales de la Escuela de Orientación
Lacaniana. Buenos Aires. Grama ediciones. (p 151)
la trama simbólica, tales como el pasaje al acto, el acting-out, toxicomanías, se tornan cada
vez más frecuentes.
V - REFLEXIONES FINALES: