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20 | Sandra Kuntz Ficker/Reinhard Liehr ts eds. His die manish, Bais Pa Gis 19080. Se tions del 26} Lae qa p artic. Joost, Andrew (2000): Dizinars oF Glebgacen. Cambridge: Pobty Pres Kosi bi kta, Sandra 2 Meco, DE: FI Cal Bais Las expemnaraass resin sara prion gobaligaiin, INTWIM. Nese DE: HI Chee de Mesico OTs El cnn exer hee leap irs ISWD 2 de Mésien. ovary 2ULUby: Hasan cia gmnar aa Medica De Cana a nstosas, Meaie DE: El Colegio de Mésico, Kost Flexrg, Sandra/Pasiscaniasn, Horst (coords) (2006): Mesto yd eens anti (iglor S18). Mésico, DIF: El Colegio the Mesieo, ok J Bens. John (cowed (20083: To i Read: Malden: Blackwell Linon, Peter Hy Winns, Jeter G. 2903: “Does Globalization Maky the Werk More Unequal". En: Bordo, Michiel D. Taglor, Alan M./WWillamson, letfrer C ion #0 Hust nie. Chicago: Caiversity of Chicages Pr Mist, Brace Int, Xhiey coun 208.2 Ths Glau! Hinwry Rear New Vek: Rest lel Ons, Mautice Tystian, May M2003 °Glotalzation and Capital Markets" Bi Bordo, Miclael 1. 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Introduccion Las primeras décadas de la independencia mesicana se presentan como ded arrollo exttemadamente compleja y heterogénea. La desin- tegracién de los lazos politicos con la (ex-)metrdpoli es bre todo sistema internacional. La independencia significé para México la desco: palit como Srgano intermediatio oicial del flujo comerci En lo que sigue, se analizarin algunas consecuencias que tuvicron la apertura del mercado mexicano y la penetracién del “imperialisme co- mercial” europeo sobre el pais. Como ejemplo de anilisis tomaremos el sector text, ya que los textiles eran, por mucho, el articulo de importacién mis importante de México, Tanto en In fase tardia de la época colonial, como en las primeras décadas de la independencia, la discusion sobre lt politica en relacién con el comercio exterior de México gird sobre rade en torno de los textiles, respecto a la propia produccidin y en relacion at la importacién la forma de articulacién de las estructuris comerciales dentro del nesién de El estudio se divide en dos capitulos. En el primero se presenta un breve repaso de la estructura y del significado de la producciéin textil hacia fines de la Colonia. E h impor 8 extranjeros en México en ef mbica de la meat y del gusto en Ia década de 1820 y también las consecuencias sociales. En tuna breve reflexién tinal, se interrelacionan los dos primeros capitulos, 2. La produccién textil hacia finales de la época colonial Durante In época colonial, en Nueva Fspaia prevalecian bisicamente dos tipos de establecimientos relacionados con In produccién text, en- (a €00@. de \a i enna pe Wate (00 ce i alolanlizacam's ColMEX Mexico, 22 | Walther L. Bernecker tendiéndese por ésta In conformacidn teniea y organizativa de la manu- factura: por un kido, el taller artesanal; por otro, la manufacrura de patios (obraje). Utilizando detiniciones actuales, por arfesania habri le entenderse tna actividad independiente relacionada inextricablemente con la persona ‘que In ejeree: con Ia destreza manual aprendida y un ampli dominie del material J artesano produce 0 presta sus servicios. Las herramientas y las ‘mviquinas se utiizan en la téenien de produccién del artesanado silo como complemento del trabajo manual. Legal, econémica y socialmente el arte- sano es independiente, aunque exista un trinsito fluido hacia los de manulacturas (Kauthold 197%: 28). Los talleres artesanales de Nueva Fp: especiales. Fin relacién con su dimensidn, estos talleres novohispanes ¢ suiti6 cambios a través de los ws, surgieron talleres fa En las cit tesanales, que est cemas 1ola a teavés dle regulaciones: fa fueron protepidas por la Corona esp ran Pequefias empresas, cuya tecnologis ape os. En el campo, en los pueblos indig cuya existencia se basaba en reglamentos reales. ides, es les, criollos y mestizos fundaron calleres an suietos: a las ordenanzas gremiales corporativas! Gracias a la legislacidn para la ccifin de los indios, frecuentem texans indig cunsiderablemente el monopolio gremial. Los ico) “los ate los prot s pod ios formados en el siglo xvn (primero en Puebla, luego en Mé principales eran los gremios de los tejedores de algodén pricticamente fan dejado de funcionar cuando a principios del siglo stx (1814) per- status legal FI régimen manufacturero y los gremios de Nueva Espaiia han sido nente bien investigados. En esta labor, los historiadores se han sporado, ahora como antes, en las obras de Humboldt (1985) y de Lopez (1811). En celacién con los “obrajes” en la etapa tardia de la es importante la introduecién de Chivez Orozco (1939) al libro publicado por la Secretaria de la Economia Nacional: Eobnaje,embrién de la fila. en el que expone los absticulos alos que se enfrenté el desarrollo snleaf (1967) arroja nuevos da- ha de estas manufactureras. El articulo de Gre manufacturas testiles y Hega a la conclusidn de qi erollo “industrial” mas fuerte que el de Espafa, pudo tos con respecto ak Colonia, con un des 1 Gon respect 1978, 88.62), Com telacfin Ta historia del artesanado en Nuva taba pines cle Carrera Stampa (1954), Chavez Orozco (1947), Santiago Cr 1960), ai com el estudio de Gonzaler Angulo (1983) Las ordenanzas gremiales ‘ass inportantesestin contenidas en Barn Latenzoe (1920) roplamentegromial, wéase Chiver Orozco (1938: 54-57) y Pea veanse los Manufacturas y artesanos en México | 23 apartarse de las restricciones comerciales y soportar la legislacién laboral proteccionista de la Corona. Resulta también interesante el articulo de Su- pet (1976} sobre Queréraro, presentado como estudio de caso. Muy titil para el desarrollo de la peoduccién textil en la época colonial es la presenn- tacidn (en la reimpresidn de sus Obras conpletas) de Othéin de Mendizabal (1947), Arcita Farias (1974) trata las reformas que se refieren sobre todo a “obrajes”, gremios, hilados y mineria, 1 emprano estudio de Carrera Stampa (1954) ta Ia fecha, indispensable para cualquier refle sobre la historia del artesanado y de los gremios en Nueva Espana. Lopez Aparicio (1952) también revisa en su trabajo sobre el movimiento obrero en Mésico, junto a tas condici muchos otros aspectos, los gremios en Nueva Espa en México, Limitada, pero pertre is. ex lt exposiciéin de Cu Cinovas (1960), fi istics sobre 1 historia de ta manutactua y la ind iin en un mplio ¢ novas 1959). También pueden encontrarse da tos sobre la disulucién de los gremios y la proletarizacion del artesanado, asi como para la industria textil en el siglo xtx en Chavez Orozco (1938). fonras Fuentes (publicadas ya en otra parte) rela estudio m Algun vas a Ta precaria inuacidn del artesano después de 1821 estén contenidas en una edicion det mismo autor (Chavez Orozco 1977). Buena informacién sobre el amo textil novohispano, en particular con respecto ala Verlagsbrodution, a en contramos en el libro de Liehr (1971). El anilisis de historia econémica mis amplio y detallado sobre los obrajes novohispanos esti en la tesis de Salvucci (1982b). Algunos aspectos sociales de los obrajes poblanos en la época colonial estin tratados en el articulo de Pobl/Haenisch/Loske (1978); de los trabajadores textiles de Nueva Espaiia se ocupan las aporta- ciones de Mifo Grijalva (1983; 1990). 1 relativa ineficieneia de los gremios nial se debio, «1 ‘gran ndimero de mujeres que efectuaban cen sus hogares parte de las actividades (clespepitado hilado del algodén); al control que los comerciantes ejercian tanto sobre Ia materia prima, como sobre la comercializacién de los productos: a la falta de contacto directo entre artesano y consumidor;y, finalmente, a la imposibilidad de controlar el cumplimiento del orden gremial en partes retiradas del pais, Fue decisiva Ja creciente dependencia econémica del artesano con respecto del com ciante; dependencia que (junto con los otros factores) llevs a Ia disoluciéi Ja fase tarda de lt epoca cole 24 | Walther L. Bernecker gradual y a la proletarizacién (en el sentido de pérdida de independencia) del artesano “chisico. El creciente significado econdmico de los interme- diarios independientes es una de las caracteristicas més importantes de la estructura econémica novohispana hacia fines de la era colonial (Thomson 1978: 350). Ein el transcurso del siglo xvi, cuando Puebla ya habia perdido su importancia anterior como depésito inter medio de bienes europeos, los comerciantes de la ciudad de México logearon aumentar su inluencia ¥ ri queza; dominaban el comercio a través de la feria de Jalnpa (la cual se llevé a cabo regularmente hasta 178), y pricticamente gjercian un monopolio yk de la historia de la arte as no aparece el concepto del puting-t system. en Ia Prictica, la produccidin artesanal estaba organizada en ws do con un método que se acercaba bastante a esta forn n parte de acuer= dlescentralizada de proxuceidin de bienes, pues hes maves conseguian como ban como anticipo, y onganizabs perdido pricticamente su libertad “tradicional propietario independiente de los medios de produccién que empleabs bia Negado a ser dependiente de la planeacién comercial del come: intermediario loc s testiles espattoles « eriallos rermediarios” las mater Has cu la venta, Con lo que el artesian habix quien como prestamista con amplio poder de pago, cliente capitalista y ptoveedor, ejercia una intluencia considerable sobre la produccisn (Liehr 1971: 28). 1a importancia creciente del comerciante in- termediario para la produccidn text del siglo svin explica también su ubi ‘cacidin cerea ee ls centres miners © comerciales, ef los € traba el capital comercial. En gener, ka segunda mitad del siglo xv vivio la paulatina decadencia de los obrajes de lana y una expansién considerable de los textiles de algodén; fenémeno expansivo que, por otra parte, llevé a ‘una ampliacién del sector artesanal, del sistema de trabajo putting-ont system y del trabajo casero privado, Es la produccién testi en la fase Final de la époce colonial. Los obrajes, cuyo establecimiento requetia de la autorizacién del Con- sejo de Indias y que estnban fuera de In organizacién gremial (aunque fre- cuentemente obedecian a las mismas reglamentaciones), se enfrentaban en Nueva Fspaiiaa de textiles impor- tados, las leyes que protegian a los artesanos y a los agremiados, In carga se concen tres formas de organizacién dominaron numerusas dificultades: la competen 2 Brading (19°F: 120.128; Thomson (1978: 350). Con respecto a las ferias novo: hispanas, wéanse: Villanueva Saldivar (1963); Carrera Stampa (1953: 1955); Real Diaz (41959: 10.25) Manufacturasy atesanos en México | 25 de impuestos y fa falta de mano de obra. Los obrajes eran unidades de produccién preindustriales para textiles, sobre todo telas de ls cuales el propietario (obrajero) empleaba hasta cien trabajadores locales (el ‘nimero promedio de trabajadores podria haber sido de veinte). A diferen- cia de la produccién artesanal (en parte tipo putting out sytem), con Ia que estaba en competencia, In elaboracidn de textiles estaba concentrada en en contraste con las fabricas textiles en has talleres industriales de mayor tamai fundadhs « partir de 1830, ésta todavia no se enconteaba me to para proteger a la poblacién local de la explotacién incontrolada, como para satisfacer los intereses de los mavoristas espafoles, quienes no acep- raban una contraccidn del mercado novohispano para los testiles que im- portaban de Europa, los virreyes promulgaron numerusas ordenanzas que obstaculizaban ef funcionamiento del obraie; por ejemplo, en 160 y 1609 nent infringicas) para eonteacar indigenas en prohibicion, los propie currian al medio del endeudamiente de la fuerza de trab aah a los nlleres de manufucturs; de hecho a muchos de los teabajadores se les tenia como esclavos.' Humboldt escribit a prineipios del siglo Sts: wnizada, Tan- fas prohibici es (cunIstanty eres. Para evadir es estos ios del obraje re- ajo, con ef fin de Sorprenden desagradablemente al viajero que visi Ia extremad imperfeccin de sus operaciones téenicas en la preparacion «ke los tintes, sino mis ain la insalubridad del obeador y el mal erate que se da los trabajadores. Hombres libres, indios y hombres de color estin confundh los con galewtes que la justicia distribuye en la fibricas para hacerlos trabit a jornal, Unos y otros estin medio desnudos, cubiertos de andrajus, lacus y aude, Cada taller parece mis bien una obscura cireet: las puertas, que we certs, yn se permite a los teabajsaetes quellos talleres, no silo de son dubles, estan ennstant salir de la €ass; los que son casados, sélo los domingos pueden ver 3 su fame lia, Todos son castigados irremisiblemente, si cometen la menor falta contra el onlen establecide en la manufaerurs (Humbolele 1985, 1: 2: 2). En la transicidn a la independencia, parece que se eliminaron muchos abuso: to ss de la época colonial que semejaban ci por ejem- obeajes a fi plo, podian ya considerarse como una de las geancles excepciones durante la Epoca republicans. En los veinte del siglo SIs causd gran revielo el ease de un iio maltratado en un obraje en San Angel, lo cual indica que el trabaj forzado y ef maltato eran considerados ilegales y no eran aceptados por la sociedad como algo normal (Horrorosa cruekdad 1826; Shaw 1979: 408). TL principales ordenanzas para Ia organizacién y direecidn de obmijes, estin com tenidas en Chivez Orozco (1939). Sobre los obrajes, véase Cartera Stampa (1961): Greenleaf (1967); Othdn de Mendizabal (1947: 259-496); Super (1976). 26 | Walther L. Bernecker ~ durante la epoca colonial per: ccc en tn segundo plete, Mesander von Humboldt eateuté que siete wach «millones de toda la ns jucettin industrial con un valor de aproximadamese 30 millones de pes+ coreespondian a los obrajes (Hum: bold 1985, Il: 167). De gran imp: socioecondimica vacién interna de los talletes, especialmente la separacién entre la direccion, ¥' Ia ejecucisn del trabajo. EI propictario de un obraje, mismo un tejedor 6 frecuen re él menre comerciante de textiles, se convertia en una especie de empresario capitalista, en tanto que la mano de obra empleada en los obraje interiorm, se volvia asalariada. Sin embargo, se trataba de Forma de capitalismo muy rudimentaria, en la cual se encontenban todav humerosos elementos precapitalistas, como la servidumbre por deudas. #1 comparacién con los talleres artesanales y de manufacturas, el obra ie a pe ta forma de producciin eeonémicamente superior ir de las dificultades y obstéculos a los que se vio expuesto~ fe testil (Orhon, de Mendizibal 1947: 386), Frecuentemente fue fundado con capital de co- tes (espa ha distribuciéin de bienes en México, para la cual ya habian creado las precon- nel oles), por lo general intermediarios, cuyo negocio et dliciones; no de los comerciantes mayoristas, que luchaban en contra de los obrajes. Sobre el desarrollo de los obrajes en la época colonial existen datos ‘muy distintos: por ejemplo, mientras las manufacturas poblanas resintieron claramente los efectos de la prohibicidn de la exportacién textil a Ama del Sur y de la importacién de mercancia europea ~a principios del siglo x1 cen Puebla existian sélo dos ralleres de manufacturas de lana~, se pudieron ‘mantener mejor los centros de produccién de Querétaro, pues se encontra- ban en el interior del pais y contaban con mercados mineros cercanos. Para 1803 habia 20 obrajes grandes y més de 300 trapiches pequefios, los cuales procesaban al aito cerca cle 64,0000 arrobas de lana (una arroba equivale a 11,5 ky) y producian 6.000 piezas de tela: el isco logeaba una entrada de 600,000 pesos anuales por este concepto (Colin Reyes 1982: 33; Carre Stampa 1961: 165). Ea general, puede observarse en el siglo Svint una ter dlencia de conceniracidn a favor de obrajes mis grandes, mientras que los sniis pequetios eran absorbidos cada vez mis, Al mismo tiempo, tuvo lugar tuna redistribucin geogritica de la “industria” lanera del valle de Méxi de Ia cuenca de Puebla-Tlaxcala hacia el Bajio oriental, hasta Querétaro, en donde la ‘n obrajes aumentaron en la medida en que se redu- cian otras posibilidades de ganancia, Para este traslado de la manufactura fueron determinantes los mecanismos internos del mercado (uerz 72 fabs ‘Manufacturas y artesanos en México | 27 ral, salarins, precios, macerias primas), y hasta cierto punto también las consecuencias de la politica de libre comercio de la Corona espatiola, con Inapertura del mercado novohispano a otros productos eurnpeos wna poblanas, la industria algodonera de Puebla, que originalmente fue creada y controladh, por el gremio de los tejedores de seda locales, se pudo expandie ripida- mente en el siglo xvit. A principios del siglo sts, todavia pudo abastecer gran parte del mercado novohispano: a pesar de que en Oaxaca, la ciudad de México, Tlaxcala, Querétaro, Valladolid y Guadalajara también se pro- cesaba el algodén para hacer mantas.* 0 general, la produccidn textil novohispana ~tanto en los obrajes, como en los talleres artesanales y en el trabajo a domicilio~ habia expe- Al contrario de la decadencia de las manufacturas de rimentado hacia fines de la época colonial un florecimiento considerable. amplia red de Una expresiéin clara del crecimiento en el érea textl era I distribuciin de su produccidn que habia establ ta lie teratura sobre el tema se ha indicado con insistencia que la circulacién de mbito econémico novohispano era més extensa y activa de lo que comiinmente se suponia. Los movimientos comerciales no estaban limitados a una regién, sino que eran sumamente dindmicos y abarcaban toda la Nueva Espafia: el Bajio proveia los metcados del norte (Coahuila); Puebla y Querétaro, San Miguel y Acimbaro entregaban textiles a Du- Guadalajara era comprador de telas de Puebla, Tlaxcala, lo esta ram: textiles py Sonos México y Querétaro. Varios factores contribuyeron al auge de la produ Nueva Espafia (Florescano 1965: 70-78). Por un lado, las leyes comercia~ 4 Salvoce (1982s, especialmente cap. §). La decadencia de las manufacruras de lana de Pach ya habia comenzado a mediados del siglo Neat (en. 1634 fue prohibido el ‘mercio intercolonial entre Nueva Espada y Peri); en los siglos svn y 31% fos textiles se ana de Puebla ya slo tenian wna importancia marginal, mientras que los obraes ide Tlaxcala y los tlleres de Querétaco, Cela, Leén y Guadalajara se habian hecho cargo dela parte principal de a priceiin, Sobre ls eansecuencas de la prohibicién cle comer ete Las elon, wane Bact /T9S: EOE-1™). Para an resumen sie Gl desaerllo de las manutsctutas textiles novohispanas, véase tambien Colin Reyes (1982: 17-58). 5 Una sitesi informnativa sobre la historia de la manwfacturatestil en Puebla durante el perindo colonial (la epoca del México independiente slo se toca brevemente), se encuentra en Bazant (1964), Este autor hace hincapié especialmente en fos aspectos de La onganizacion de las diferentes ramas textiles (ana, algodsn, sed}. Sobre los ub- ‘jes de lana en Puebla en los sighns sey wv (tamato promedi, empleados tlares ‘ease Thiamson (IPR, bs 129138 LONG 169.2024, 28 | Walther L Bernecker les y tiscales espafiolas. que reservaban a unas cuantas casas comerciales andaluzas el monopolio comercial con las colonias, encarecian las mer- cancias transportadas de ulttamar, de tal modo que sélo eran accesibles para el estrecho estrato de Ia élite social colonial, mientras que la masa dle |h poblacion necesariamente tenia que recurrir a ls telas de lana yalgodén, ‘mis baratas producidas en el pais. Por otra parte, sobre las mercaricias importadas no sélo habia que pagar los impuestos de venta (aleabakis) en el puerto de entrada, sino otros impuestos que se recaudaban en cada lu- gar de transbordo en el intetior del pais, mientras que las telas de algodén elaboradas por los indios estaban exentas de impuestos (Quintana 1957). Para estas telus, no habia que pagar los gastos tan elevados de transporte ganani 's de los intermediatios, va que generalmente se producian I Muchos trabajadores se dedicaban a la produccid resanal, pues en la meseta central y en las ciuidades no encontraban SU SUSTENKO EH OFOS ctores de la economia (ini os talleres de manu antizaban a este sector de la poblacidn su supervivencia, Aden existencia de as primas necesarias (lana y algodén). contribuy ria, agricultura)s los textiles producidos a domicilio o en peques legs las ala prosperidd de la produceién testil. Debido dos del que los gastos eleva de la lana difcukaban as materi ansporte y la calidad relat inerablemente su exportacivn S primas tenéan que tanstormarse dente de! pais ximara 1962). Finalmente, las guerre mapoleonicas provocaron la interrupcion casi coral de las relacio nes comerciales entre la Nueva Espana y la mett6polis motivo por el cual cobré mayor importancia el auroabastecimiento de bienes de consunw. Querétaro, Valladolid, San Miguel y Acimbaro se convirtieron en los cen: ‘ros principales de las manutacturas de lana; Puebla, Oaxaca, Ia ciudad de México ~y posteriormente Guadalajara eran los sitios mas importan- tes para la elaboracidn algodonera. Cileulos prudentes hablan de 60.000, otros de mis de 90,000 personas empleadas en la produccién textil, En el alto de [810 existian por lo menos 11400 telares en talleres artesanales aproximadamente 500 en obrajes Espai Hrally positive del gremio textil en el virteinato de la Nueva tuna interrupcién repentina en la década de las luchas por Ia sufi 6 Gonzalez Angulo (1983: 48-49). Véance también las dtetentes indicaciones en Flores ‘cano/Gil (1973), ai como ef resumen en Gonailer Angulo/Sandoval Zarane (1980, 8, especialmente, pp. 184-192}. El atesanado poblano y las manufacturas de Puebla en la segunda mitad del siglo xv han sido desertos por Lishe (1971: 13-23). Manufacturas y artesanos en México | 29 independencia; a tal grado que puede deciese que marché en sentido con- trario, Tres factores fueron los responsables de esta recesine A partir de 1810 huyeton del pais muchos esparioles ticos, quienes te ‘mian por su seguridad tanto fisica como comercial. Los comerciantes espaftoles eran los que habjan invertido su capital en la onginizacion de Ia produccién textil, habian adelantado préstamos a los campesi: nos algodoneros de Veracruz y Oaxaca, habian financiado el dificil transporte de la materia prima a Puebla y habian hecho posi! le la comercializacién de los textiles de algoddn, con su capital comercial. Aunque los cileulos sobre el capital extraido de Nueva Espaiia des: pugs de 1810 differen enormemente unos de otros, coinciden en que {a expatriacion de muchos millones de pesos signifieé pars kt econo mia colonial un serio retroceso. b) El general a kt eompeteni tuve cerrade en mercado novohispano durante la época colonial es si se preseinde del contra estaba abierte bi ‘no pude mantener nes comerciales con st colonia, como consccueneia de his permit a partir de 1804 ef comescio neutral de Veracruz. La consecuenciat tuna inundacidn del mer | Curandks Lisp querras napoledni dle los Estados Unidos con el pues imprevista de esta apertura f Pano con textiles extranjeros baratos, que empezaron a desp productos nacionales. Hn el aio de 1809 el gubierno espaol reves el permiso de comercio para pudo evitar que siguieran entrando manutactaras biaratas (ahe todo de procedencia inglesa) a la Nueva Esparia.* ©) Desde el inicio de ba guerra de independe presién de las operaciones militares. « causa del reclutamiento de is potencias neutrales; sin embary i La economia sutie fa Fuentes importantes sen: Archives Histon le Haciends (13-1449, cons ee suamen, Hoteseanes (1968: 7-78), Potash “1950 8 Que las cundliciones interns, tune, polieas com entrada de mereancias del extranjero durante la décads de ls guesras de independea cia, xe comprueba en una estimacion de José Mania Quits, sectetario del Consul de comercio de Veracruz del aio 1817: “Los que en la actusdad estén lacendh ef ‘omerciv con las Américas son los extanjeros: suas son en la mayor parte los eects ve venen, en los poco reistros que se saan, prucedentes de la Penns eon sles han abierto todas las puertas de la mar del Norte y lel Sur de estas regione” (Quiros 1817: 25, “svcwecondmicn,ficilitaran fa 30 | Walther L. Bernecker baiadores en alguno de los dos ejgreitas: por la interrupeidin de las vias de transporte (sobre todo entre I regidin de cultivo del algodin en la cruzana y la ciudad de su elaboracién, Puebla}: tambi destruccién originada por la guerea y por la paralizacivin de casi todas las actividades productivas. costa sociales de estos Factores, sumamente destavorables 1a produccidn textil de Nueva Espata, fueron miiliples: por un lado, ‘consistieron en una depravacién del artesanado; por otro, en un conside- rable aumento de desempleados en el sector textil -y de hecho ya desde antes de la proclamacién de la independencia, con su credo liberal ec nimico=. Ya en 1793, después del decreto sobre “Libertad de comercio”, fuentes novohispanas habian mencionado la tuina de los trabajadores au- téctonas como resultado de la competencia de las mercancias europeas. Fan un reporte al virrey Revillagigedn se deci Las consecuenci No deia dua que el haberse desteuide el Gremin del arte mayor extingy dase enteramente esta inclusteia, consiste en el bajo precio a que los ha puesto Iz abundancia que proporciona el grande aumento que ha tenido el comercio, Principalmente desde que se declaré libre para la América, y como los precios ho siguen oten regla que la de la abundancia o escasez, siempre que ésta se experimentase reviviri Ia industria para suplic Ia falea. Nlientras la metr6pol tno se halle en estado de surtir completamente a sus colonias, considero que lejos cle ser un mal, seria un bien para el estado, para la Nacion y su comercio, {que estas contribuyesen a su surtimiento en parte de los que se recibe del extranjero. Juan Lope Cancelada anotaba en 1811, en st falleto en contra de ta fi bertad de comercio de Nueva Espaia con extranjeros, “Ruina de la Nueva Expat tructivo: de los 74.700 europeos que (segtin sus estimaciones) vivian en la si se declata ef comercio libre con lo extranjeros”.un cileulo ins- Cha de Onze a Tabla Ducasse 197K: 338). Was (1828/1829, 1: 422-425) presenta tun eiemplo cate de las preci tv competitivos de la preducciin testi eschipana tes lc inictarse el mewn se mlependctes: an sarap, que en Sails s+ Quer Tare se venin entre 18 y 24 pesos, hubs castado alo sumo de ach a diez dares, ‘ise hubiese confeecionade al mists emp, por ejemplo en Glasgene (en did ef preci lula todos los gastos de embaryse ¥ segue asta el consumidor final en et Ariplane mexicano, asi como cieta wtililad para todos los pactcipantes en la proxiuc tush vel cometeia). War tami indica las desventaias de fa poblacin del norte de Mester, va ape come conpesuentia oe a cvancenteacion de fae manufacttys v de los ceomerciantes en hy eaptal ssi alrededones (Mesice, Puebla, Querétar), la mereanct se encareeia considerablemeete a east de diversas ingpustos y derechns hasta que Flegaba al eonsumicr final ea os hygares amas remenns de la Nueva Espa, Manufacturas y artesanos en México | 31 mayoria consumia articulos importados de ultram: san también rebozos mexicanos de Sultepec rascaltepee, asi como otros articula 2 por el contrat, las mujeres us yTe ras. De los criollos, que sumaban poco mis de un millén, mis de un tercio se vestia de lay “fibricas” del pais; sin embargo, 350.000 rancherus ricos recurtian imporcadas espatiolas e inglesas. Los 2.320.000 indigenas ‘no consumian textiles extranjeros, aun cuando eran baratos; se vestian de las manufacturas novohispa- exclusivamente con productos hechos por ellos mismos (chomit, qui quemel, baveta, lampote, sabanilla, chapaneco, ayate, manta, etcétera). Los que mis suftieron bajo el libre comercio fueron los 2.595.000 miembros de las castas, quienes trabajaban como artesanos, ya que In competencia extranjera artuinaba sus lugares de trabajo, entre orros, las manufacturas dle Querétaro, \cambaro, Cholula, Aguascalientes, La Quemada y Puebla. Ademés, las importaciones extranjeras afectaban aproximadamente a un millén de indigenas, quienes se dedicaban a la elaboracién de textiles en los pueblos cercanos a Celaya, Querétaro 0 Tlaxcala. al cuantitativo no puede conseguitse ni para la fase final de la época colonial, ni para los primeros aftos de Is independencia. Sin embargo, es necesario mencionar un aspecto importante: antes de alean- zat In independencia ~y con ella la libertad de comercio— las consecuencias de Ia importacién de textiles de Europa, tanto legal como ilegal, represen- taban un serio problema para la sociedad mexicana, Era de esperar que la apertura de los puertos del Atlintico y del Pacifico tendria como resultado 1a potencializacién de los problemas. 3, La apertura de las esclusas: cambio en la moda y en el gusto Antes de la revoluciéa las calles de Ia capital estnban ocupadas por un tipo de livanilles desnudos, cay mimers ascendia a casi 20,000 y quienes eran Ia vengienzay la perdicign de todos los lugares pablicos, Esta clase la des- purechh cis! por completo, Fl vestido se ha genetalizade de tal forma, que ue se presenta sin dl [4] Has mereaneias manufacturadas lhe partian ef destino de las espafiolas: poco a poco saleron de uso, va que a los mexicanos les parecia que uno podria tener mucho mejores cosas por ‘un precio mucho mas bajo, y pronto aquellas desaparecerian por completo. ‘Queretaro se manciene ain por un conteato con el gobierno para vest al TO Tapes Caneclada (ISH: 10:13), Ya a medindos del siglo yx, Villa Sincher (18 ccttmaba que el (4? del vestido de ly placa blanca de Puebla era meresnin an porta desde fuera del imperio espaol 32 | Walther L. Bernecker sircter peru as hianderas de algin en la Puebla yen ras cudades del invertor han visto obligadae acini su indascia hac oes puntos] Tat ss tw lea pale tan escasumente poly, pose considera comme in cents: algae pocts cudadessulcn Primero con este cambio; sn embargo, habe de acsreas ventas generals pars el pas si como para el mannatareroestanjera, quien no solo pode Conta Gone envio de regreso de materasprimas lon, sino tambigh terd cant spa a a pec “i larevolucidn ison» dies mlloner de Uaes a 0 (Mand 1828/1829, 1 195-195) pais, el cual en promedio Con respecto st las consecuencias inmediatas de la inundackin de los mer cados latinoamericanos con testiles europeos, existe desde hack jos una controversia en parte ubierta, en parte velit, entre los seguidlores y hos opositores de la “teoria de la dependencia”. La problemitica de esta dis- cusién esti, por an lado, en que generalmente conduce a dimensiones globales ~referidas a todo el continente latinoamericano-; por orro lado, los puntos cle vista muestran un geado de generalidad que hace dificil apli- car sus aserciones como hipétesis de partida fértiles para ser aplicad: aun caso conereto. D.C. M. Platt hizo la observacién de que uno de los conceptos centrales de los tedricos de Ia dependencia ~"imperi nalitita: “Business im mn, econémico”— tiene poca utilidud com categoria perialism is an elusive concept in which emotion substitutes for theories for tacts, polities for history” (Plate 1977: 1) Segin Ia opinién de Platt, s6lo lis manutacturas de alyodon y trabajadas por monopolistas esparioles durante la época colon obrajes, resentian “el frio viento de la competencia”, mientras que los arte- an satistuciende ka mayue parte de kis necesidasles de vestide de na Pork sn mecanizada (en México) que la consecut 1,0 sea, los 00, ae mucho ms el desarrollo de cin de importa- iplew de los artesanos locales. La + lu que condo al dese ciones europe: conelusién de Platt sefala que las manufacturas importadas slo estaban al alcance de unus pocus, mientras que la gran mayoria de la poblacion seguia usando los productos de los fabricantes locales hasta bien entrade el siglo sis, abil para lon oh fn las cuales resataba adems que ly decadeneia de ls artesanos tenia como conse ‘cuencia un “divorco” entre los blaneos, que poseian las nuevas Hbbrieas, + los indios, ‘usa prodiaccin casera sutra dos (Preto 1850: 397). Manufacturas y artesanos en México | 33 El intento tanto de verificar como de falsear con ejemplos concretos las posiciones contear servacién de que las estadisticas comerciales son incompletas e inexactas. No existen estudios sobre el comercio interior mexicano que pudieran aclarar como se diseminaron las mercancfas importadas. Prictieamente toda el ea de la estructura interior del comercio en el siglo six mexicano es una gran laguna de kt investigac hay aque recurrir a fuentes menos confiables, como reportes de viajes y de tes- tigos oculares. La problemética de este tipo de fuentes es clara: el anotaba sus observaciones en forma selectiva, apuntando sus impresiones casuales, El historiador depende en cierto grado de la subjetividad del au- tor y sin querer se apropia de su punto de vista, Se vuelve mas contiable Ja literatura de viajes como fuente, cuando pueden compararse distintos reportes de una misma época. Este es el caso referente al asunto de la diseminacién de mercancias europeas en el México independiente; sin em- bargo, las impresiones plasmadas en la literatura de viajes, en las primeras ‘geografias © en memorias son, como se muestra en los siguientes ejem- plos, contradictorias y no permiten conclusiones precisas. Uno de los primeros com: les dificultades. Ya se hizo kt ob. . enfrenta er fn, A falta de estadisticas eh tatios sobre kx dif usion y la traseendlen= la vidla cod nt de wn I. Poco, mexicano, puede verse en el diario del dlespucs de br dechirneidn de independencia del pais, viniendky de Chile, dlesembarcé en la costa del Pacifico, precisamente en Tepic, donde enti el en contacto con los habitantes del lugar. A su pregunta de emo veri mexicano la importancia del comercio libre, recibid la siguiente respuest Mi opinidn del libre comercio cn esto: antes pagaba nueve délares por esta pieza de cela de la cual e sa ahora pago dos” (Hall 1825, 1: 189). Sin duda, esta opinién exagera la diferencia en los pre- cio, sin embargo, es irrefutable que p: mente los costos de las importaciones e1 los precios de exportacidn de hilos y telas de algodén britinicos cayeron, entre 1816/18 y 1849/51, en un promedio de 72%; en la industria lane: reduccion del precio tive del 63% (Imlah 1950: 183). Se tas disminuciones de precios, ya en los afos veinte del siglo SIN, ruvieron repercusiones en México, z1in cuanto afectaban al “mexicano promedio” las importaciones, que se habsan facili Jerablemente? Fn 1826, G.E Lyon observaba en su viaje a través del pais: “La vestimenta ricamen- te pintoresea de ambos sexos se esti perdiendo ahora, y la moda europea Jos mexicanos bajaron continu ropeas. Albert Imlah caleulé que la a demosteado que 34 | Walther L. Bernecker ueneralmente prevalece en las principales ciudacles” (1, 1828, IL m1 curopeas no silo Trt claro que las mereaneias de import ban compracores entre el estrato alto de los mexicanos. Lyon contintia: na ahora encuentea a su aleance y dentro de su pader de com- p23, os lujos v comodidades que antes le impedia su pobeeza: ¥ Ia abundancia economia de teas inglesas, vestide ¥ oenamentos, ahora lleva a los nativos a ir que hav orras naciones poderosas ademas de la de sus conquistadores, perseyuidores (Lyon 1828, 1: 197), EI comentario de Lyon, referente a que los pintorescos vestidos de los mexicanos poco a poco iban desapareciendo, se subraya en un folleto anénimo, publicado en México en 1832 bajo el titulo Las extrumjerasy las carentureros, EL aco ins ba a suis compatrioras a dejar kas costumbres tt tir y seguir el ejemplo extranjern, Desde el punto de fa econémico, era conveniente usar ropa rar a la pros peridad de las fibvicas textiles recign establecidas. Socialmente, I nueva vestimenta seria recomendable, porque el traje tipicamente mexicano, “a ideo manifestaba la desigualdad de las republicano tendria que ser més bien mismo tiempo, fa South American and dicionales dev va para coh través de las diferencias en el ve: aim ade.” Aproximadamente Mexican Association, como organizacidn que velaba por los intereses de los empresatios brisinicos qu con México, registraba, con eran satisfaccivin, que “entre los natives se ponia dle moda el gosto por las condiciones”. lo que en tn techs nerciab en México cruras eurupeas”s pero la expansidin del comercio ingl bélicas de Espaia, que se preparaba que tue su colonia nmi rica, La Association se veia dificultada por las amen part u de Propugnaba insistentemente que el gobierno britinice terminara, por el bien del comercio inglés, con la politica revanchista espaitola.” Algunos afios antes, ef encargado de negocios britinico Henry G. Ward, come Hall, Le Hamaba la atencién en las ealles de fas ciudlades y en los distritos minert Maclure y vatres, hah el cambies que Ward suponia que fa apertura de los pucrtos americanos Hevaria en’ un fanart pedsimoa un aumento del consume cle mereancias de manu T2Fsteameris (1832), Soe los diferentes trajes, sept la pertenencia a una clase social svalenlor dela pil, véase el estudio antropobigice de Moreno Navarro (1973), Sobre el "eest” de Tas cases ia en a epics cum, vase Martin (17 1 William ‘Thompson (presidente de bt asociaciin) a Aberdeen, Londres, 19 de absit de 1830, Public Record Office fen adelante PRO), Foscigan Ofiee (en adelante FO} 3064 pp. 21-218, Manufacturas y artesanos en México | 35 Jos pueblos, que hasta ahora habian “estado al margen de la “No hay mejor prueba de ello que el cambio que yo mismo he observado en dos aios en las costumbres ¥ la apariencin de Ins clases bajas en México” (Ward 1828(1829, I: 56). La “curopeizacién” de México se manifesté no sélo en Ia adopcidn fivida de las modas mas recientes por parte de los criollos una actitud de imitacin, cuva induccién fue estigmatizada como “imperialismo cultural” por los tedricos de la dependencia (James D. Cockeroft)-, sino en muchas otras manifestaciones de la vida publica, En 1824, en un reporte alemin sobre México, se sostenia la opinion de que en breve ln capital se equipararia plenamente a una ciudad europea (Schramm 1950: 56) La silla de montar inglesa se imponia cada ver mis entre los numerosos jinetes (Latrobe 1970, I: 151; Calderdn de la Barca 1982: 173). Los medallones y las eruces que pendian de cadenas portadas por muchos mesicanos se fabricban en Gran Bretaia (Carpenter 1851 239). Se abtieron nuevos negocios y cafés, frecuentemente establecidos por franceses 0 decorados al estilo francés (Rivero 1844: 209; Calderéa dle la Barca 1982: 396, 469). Por la influencia de los europeos la coci= ‘na mexicana experiments “cambios muy nororios” (Rivero 1444: 210, se importaron cartuajes de los Estados Unidos y de Gran Bretaiia que transformaron la imagen de las calles (Calderén de la Barca 1982: 47, 64, 161). El ajuar de las casas de los mexicanos ricos se asemejaba al euro- peo, sobre todo al francés (Calderén de la Barca 1982: 178, 299). Hasta en las ciudades de provincia podian observarse cambios, En rek Sonora y Sinaloa, por ejemplo, se ha resaltado el hecho de que la apertura in-con de los puertos occidental para el comercio exterior fue el estimulo mas importance para la expansin econdmica de la region y para la expansion de la vida urbana (Voss 1982: 48). Los reportes de los contemporineos hacen aparecer comprensible el que pronto se formar un moviniente ero a tal grado masivo, v que el nacionalismo fecondmice} y la senofobia encontraran un terreno Fertil. Los mismos europeos residentes en México constiruian parte de los consumidores mas avidos de todos los bienes provenientes del Viejo Mun- do. mplo, sobre todo entre los me: media, Ia demanda de bienes europeos. El investigador Willi quien en 1824 viajé durante seis meses a través del pa en Veracruz como el estilo de Ia ropa de una dama inglesa que acababa de desembarcar en el puerto cundia “ripidamente por Ias casas mas res- de oposicién conte un dominio extra simulaban con su ¢} anos de clase n Bullock, . pudo observar 36 | Walther L Bernecker petadas de la ciudad” y era imitado inmediatamente (Bullock 1825, I: 84). Pocos afos después, William Maclure registraba y critieaba el cambio en las costumbres del vestido y hacia resaltar eéimo se habia transformado tan radicalmente en el curso de unos pocos ais fa estampa general: ‘Two years ayo [fall the women were dressed in dismal black, of the same ceut and shape a af east all in the same mould, Now London or Paris do nor exhibit more variety of color and shape, in the dresses of both sexes [J Things change with every barch of milliners, merchants, and a that arrive trom the four corners of the civilized world (Macluge 1831-18, Diez aiios mas tarde (1843-1844) el comportamiento de la ch México dejaba en un observador viajero Ia impres en una ciudad europ. a en Gn de que se encontraba ‘The most fashionable and wealthy circles of Mexican ladies are not only very tasty, but extravagant in dress, following, in the main, all the varieties and change of patern, as practised a the fountains of fashion in Paris for the city of Mexico is well supplied with French miliners, both men and women (Gilliam 1847: 98). ia hineapié en costumbres en el vestir, indicaba por otro lado, con igual clatidad, que entre la mayor parte de la poblacién no habia habido cambio alguno: ‘The Indians, constituting four fifths of the population, have always mans factured their own clothes, and do so still: the greatest part of the Iusuries Of the rich, has ahvays been imported from Europe, and are so yet (Maclure 1831-1838, I: 383). La consecuencia social de las conductas -de libre eleccidin o no, es algo que no puede profundizarse mas en este estudio~ de los indios, por un lado, y de los eriollos, por el otro, fue un desarrollo continuo en direccio- nes opuestas entre Ia ciudad y el campo. Mientras que en las ciudades, de- bido a la importacién de metcancias europeas y la presencia de europeos, aparentemente se efectué un cambio considerable en las costumbres de vestido, actitucles de consumo, estilo de vida y orientacién del gusto de la clase media y alta (Segiin algunos observadores también de la clase b: centre los indios y los mestizos dispersos en innumerables pueblos se con- servaron mucho mis las tradiciones. Casi todas las descripciones de viaje de aquellos aos destacan la marcada diferencia entre la cultura cotidiana ad y lr del campo. Tambien las descripeiones dle agualos testi Manufacturas y artesanos en México | 37 ‘oculares que observaron por un tiempo mas prolongado, ya que vivian en el pais, confirman esta impresién. Fanny 1a expos escocesa del primer ministeo espaiol en México, por ejemplo, observ Calderdn de ta Bar fen sus numerosas excursiones a través del pais que, a gui los stidos de las campesinas de Puebla generalmente eran de una + Mientras que a de un al al otro, en los bailes de la eget y roja, producida por los obrajes locales se obs ‘una meio stil europeo) Calderiin de kt Barca fes son las observaciones de Burkart (1836, l: 157), ra considet 1982: 5 heel ible en ka “toilette”™ (de "354, Simila nos aiios Asi también ahora y en la capital y en hs ciuchules nis grandes de los FEstads Unidos de Mexico, el vestide de las clases alas es totalmente ala europea: en has ciudades pequefias y en el campo. al conttario, se ve enbavi la vestimenta tradiciona Para poder mantener el estilo de vida europeo entre lus criollus, los e: ‘tanjeros establecieron una infraestructura ampliamente ramificala dle n gocios y de servicios: Though everything must still be comparatively dear, the had dines have caused 2 great reduction in prices: and deat as all gooxls ae, they would be sill dearer, were tt not for the quantity that is smuggled into the republic, Thete are an amazing number of French shopkeepers: French tailors, haters, shoe akers, apothecaries etes but especially French moslistes and perrugquers, The charges of the former are exorbitant, the later are lithe employed ex cept by gentlemen, There are ales many Spanish shops, some German, and a few English; but I chink the French preponderate (Caklerdin de la Barea 1982: 523}. Eduard Mihlenpfordt, de Hannover, quien vivid de 1827 hasta 18 Mexico y estuvo a cargo de In direecidin de la Mexican Mining Company ninus del estado de On: 80 Versus einer setrenen Schilderang der Republi Mexik & mente las costumbres del vestido en el ps regiones, contrastando lo nuevo y lo tradicio ciosas confirman bisicamente el cuadro presentado hasta ahors, Tambid Miihlenpfordr resalta que “el vestide de los indios [ou nes. el vestido de las indige nas parece haber sufrido cambios ain menores desde las épucas de Moc: tezuma, que el de sus hombres”. La diferencia con los criollos «1 a, en su volumino- cl diferenciindolas por elases y cribs de I, Sus observaciones minu- Los trajes de los eriollas, como en general los de las clases mais alts dle la poblachin dle Mesicn, stfricron un cambio total, desde que of pas es hbre 38 | Walther L. Bernecker {..] Pronto comenzia tener efecto el eiemply dk los muchos extranjeras que ailuinn a Mexien de todas partes, en ef gusto de los mexicanas: el eomercio ibe hizo Tegar manutaeruras curopeasy arviulos de moa en eantdades; ¥ Jos prec eelatzamente bajns, los hacian atrativas para sa compra: sastees modlistas europeos, prinipalmente franceses, se establecieron en todas las ciudades mas grandes del pais, ~ despues de slo pocos afios se veian a las clams ¢ caballeros, rambicn en ciudades mis pequefas, completamente ves tides de acuerdo a la hima moda parisina londinense.* A pesar de que la ropa y su mantenimiento eran considerablemente caros, “Jos mexicanos de las mejores posiciones” daban mucha importancia a que su apariencia fuese siempre impeeable. ‘Que en las clates medias se encuentze este Iyjo de topa en menor medida ¥ cin a clase baia no se encucnre, dl toxin se catignde pri si msn ‘meds y bajas de la poblaciin, sobre tod lux mest, sen mie fics a sus atiguns tres que gs mis as, v entre ellis xe ve soho excepcionalmente aroda cutopea (Mihlenptiondr 190%: 220, 221,268, 26°) Del mismo mode, a medindos de siglo, nada habia cambiado en relacién las enormes di ss que se manifestaban en el vestide, El te de Prusia en México, Emil Karl Heinrich von Richtho- ndic#s que las importaciones eurnpeas debian limirarse a aquellos ob- clas soe ministro resid jetos aque pertenezean a las necesidades de aquella pequeria parte de la pobla tmerivana que tena exes nccesiladesy oe exte en conticiones de sasfacer las, Come consumidor de attievlos importades del exterior queda eliminads completamente la raz nativa indigena, lx cual, de los siete millones de Lt poblacién coral de fa replica, asciende a mis de cuaten millones; s fa tinicamente de productos nacionales y se viste, si se puede decir vestide. a alysmnos trapos que en Ih mavoria de los eases apenas si cubren las partes vengonzasas ¢ que se producen en el pais, con telas que estin protegidas por mIRS4: 351, 352), aranceles protegeionistas (Richthe Debido a que tanto la clase baja de la ciudad como la del campo apenas contribuyeron a la formacidn de un sistema mercantil, se impone la pre- gunta de cuan grande eran las clases alta y media que podian ser com pradoras de mercancias extranjeras. El volumen del mercado preocupé comprensiblemente también a los britinicos desde un principio, va que de TE Fl impacto del Fermi? de Mihlenpionds pusde equipararse con Ia obra de Wacd. Withelm Stricker vomd, pe. en su oben Die Republe Meio mach den beste wad neseter Queen gexbier, piginas enteras de la deseripcion de Miblenpforde (sn cals) véa se pec. fa deserpcin (copia directa!) del tae tipien criollo (Muhlenpfordt 1969: 268-267; Stricker 1847: 115-116), También otras partes son plagios. ‘Manufacturas y artesanos en México | 39 ello dependia la dimensién de su esperado negocio en Latino 186 especulaba William Jacobs rica, En Office: tun dictamen del Foreig Iris certainly difficult 19 calculate the penvers of consumption, which such a country possesses, but if we consider that unlike the people of Europes they hhave few domestic manufacturers that they are voluptuous and indolent that Provisions are so abundant as to require but a small portion of labous to obtain a sufficiency, and that the naniral riches of the Country is only to be expended in foreign articles of luxury we may fairly presume. that 4 grester 4uantity of British wares would be consumed there than is at present espor- ted to all Europe [..] It is the middle and lower clases in every country that are the great consumers, and by rendering our wares within their reach we should increase the consumption tenfold. La memoria dy Jacobs, que fite de gran signifi sancia para la politica b nica en Latinoamé se referia al problema del poder adquisitives de wna amplia masa de poblac in, de br cual ade cuentas dependia la venta de las mercancias. De acuerdo con un cileulo francés de 1821, el consumo promedio de bienes importados en Mexico ascendin a no mis le 12 reales (15 pesos) por persona y por aio durante el cuarto de siglo anterior a la declaracién de independen mientras que el consumo de productos na- ionales agricolas y de tipo manufacturado era de 52 pesos, Sin embargo, con este cileulo también se legs a la conclusidn de que habian enteado de contrabando mas bienes de los que se importaron legalmente, lo que have como consecuencia fa distorsivin de cestadistica." Fin todo ease, se wes de la mayor parte de la poblacidn, Si n las diferentes fuemtes de orden cualitative y des partia de un consume ay limi priv ni amente aparecen considerables disparielades en los informes, kis eu jcultan cualquier intento de una cuantifieacion exacta. Una memoria briténiea de 1830, por ejemplo, indie: que el consume de me neins rita ia en considerable au- i entre la chise media mesieana se percih mento, mientras que, por otto lado, no habia aleanzade agin ala gean my: iyo, el eOnsul general as importadas de Exe yoria de la poblacién."” En el mismo aito, sin emba prusiano Koppe reportaba, con r Fopa, que imperaba un “consumo ine lo en el interior 15 William Jacobs: Memoria onthe advantages te obtained by Great Britain rom w Freel: oars with Spanish America, 14-11-1806: PRO, FO, 72/90, fols. 90,91-93. 16 Notes polidco-commerciales. Commerce de ls Veracruz, 18 de abril de 1821, Archives Nationales, Paris (ANP), Affaires Etrangéres, B 111 452, sin paginacion, 17 Memoria ansinima del FO, 25-VII1-1830: PRO, EO, 80,7, fls, 285-287, 40 | Walther L. Bernecker del pais, sobre todo entre Ia gran masa de la poblacién indigena”." Por Jo tanto, dos informantes que seguramente observaban detenidamente el mercado mexieano Ie irados opuestos. Sélo la ampliaciin dle la base de kis fuentes que permitan datos cuantificabh n dar algun: i tedlos los observadores coneuerdan en que en fa prim media de fa pobla jeros se da noticia primeramente sobre el fendmeno mis visible de la sociedad mexicana: acerca de los “estratos bajos”, presentes en todos lados, a saber, los mine- umbukuntes y Hos asalaradlos, los mendi- FON are tales contradicciones. Los siguientes datos pued a del siglo Aix ki proporcion de las cl lases alta mexicana era bastante reducida. En los reportes de vi snulederes tus y campesinos, los g08 y Képeros, etc. Se confronta su vida e ase superior. Autores como Platt partieton tambi idiana con el estilo de vida de una pequetia y rica a de una estructura de clases configurada en forma dicotémica para la des- cripcién del mercado Iatinoamericano con respecto a la importacién de bienes europeos. Sin embargo, parece ser que la porcidn de la clase medi 1 sta de fa indole que sea} en ef total de la sociedad, por lo menos en algunas partes del pafs, no era tan reducida (Di Tella 1973: 100-103). En el estado de Querétaro, por ejemplo, en el aio de 1844 In clase superior y media urbana ascendia al 21% de toda la poblacién no rural. A este 21% pertenecian (en primer lugar) rentistas (censwalistas), abogados, médicos, la jerarquia eclesiistica, comerciantes con un ingreso promedio anual de mis de 900 pesos; (en un segundo plano) empleados piiblicos anual promedio de entre 365 y 435 pesos; (en un tercer lugar) empleados del comercio y artesanos que ganaban anualmente entre 150 y 200 pesos. Ewe tereer geupo (7 del 21"), sino mostraba econémicamente una diferencia demasiado grande con relacién a la masa empobrecida de las clases bajas, silo hacia en su autoestima ideolégica. Al considerarse parte de una clase distinta, su autopercepcién determinaba su comportamiento en el consumo. Asimismo, su ingreso era algo superior que el ingreso per cépita promedio mexicano, el cual para 1845 se estimé en 56 pesos. Como referencia: en los Estados Unidos el promedio de ingreso per capita era entonces de 274 pesos, en tanto que en Gran Bretafia aleanzaba 323 pesos (Coatsworth 1978: 82). 1S Koppea l Secretaria de Relaciones de Prusta (PreuBlsches Aulfenmnisteriam, AND, México 24 de juni cle 183): Zentrales Staatsachiv Merscburg (aura Beri, ALI 5214, 6.192. Manufacturas y artesanos en México | 41 Los datos numéricos de otros lugares, para aproximadamente el mis- ‘mo petiodo, confirman la existencia de una clase media considerable. Para a poblacién de Gundalupe, cerca de México, por ejemplo —la cual actual- mente pertenece a In capital se estimé para el aio 1856 que la clase alta y In media constituian 1 31% de la poblacion total; también el puerto de Mazatkin, en Sinaloa, contaba en 1854 eon una cl del 31%, Paca la ciuad de Mexico puede determinarse, segiin el censo de 1849, un 26% aproximadamente de persons pertenecientes a los estratos me 0 entre los adultos masculinos Aparentemente, arriba de kas clases by tun minimo para sobrevivir, existia una clase media considerable, que por lel siglo era mis amplia que el sector sumamen- te pequefio de la clase alta privilegiada. Esta clase “media” de artesanos, tenderos, empleados, propietatios de talleres, asi como (en el contexto ru. ral) rancheros y arrendatarios, puede caracterizarse socioeconémicamente re alta y media estima IS, que apenas contaban eon Jo menos a mediadh is bien por su estatus de incertidumbre que hacia aparecer extre damente tnigil su posicién en I escaln social, miis que por su pobreza constante. Una parte considerable de esta clase media se hallaba, por lo ‘menos potencialmente, entre los compradores de mercancfas de importa- cidn extranjeras, Los datos para Querétaro, México, Guadalupe y Mazatlin permiten considerar como probable que (por lo menos en estas poblaciones) entre el 21 y el 51% de poblaci6n eran compradores de mercancias de Portacién europeas, Si pudiera hacerse esta estimacién para toda la publ cidn mesicana, resulraria que con una poblacién estimada de aproxima- damente siete millones, existiria una el de consumidores potenciales de entre 1,3 y 2,2 millones. En 1826 el consul Dashwood estimaba que 1,5 millones de mexicanos compraban manufacturas europeans” Mis o menos al mismo tiempo, O'Gorman habia estimade la poblacién de San junto con los poblados circundantes, en 40,000 habitantes, de los cuales 15.000 eran consumidores de mercancias extranjerns, cOnsul general britinico estimé, por lo tanto, una clase de compradon potenciales del 37, por otro Indo de} ». Este cileulo seguramente es muy’ elevado, pero ver que los observadores contemporincos suponian 19” Fite porcentaie probablemente deforma Is pruprciones reales, yt que el eet solo rexistraba 120.000 abitantes (de peobablemente aprovimadhmente 2 {Shaw 199, 20 Dashwood a Canning, Nalapa, 31 de julio de 1826, PRO, FO, 54/28, £50, 42 | Walther L. Bernecker cen el contexto urbano una araplia clase de consurmidores de mercancias importadas de Europa. ‘Ademés de los antes citados, podiian mencionarse otros comentarios dle ls primeras décadas dle la época independiente mexicana. Las observa- iones no concuerdan en todos los puntos; sin embargo, muestran tants a tres conclusiones. La primera muestra alos criollos de las ciudades, junto cu los europeos mis- imos, como los consumidores principales de mercancfas europeas. Apa- rentemente, también tina parte no tan pequeda de Ia clase media uebana perter segunda conclusién es menos contundente: se refiere a la pregunta en qué medida coincidencias que, por lo menos, puede le gcin 4 los compradores de manufucturas importadas Tos mestizos ¢ indios isposicidn mental de adoptar atura deja en esta euestion una impresion mas bis ymbién estaban en la siruacidin econdmica y en ba nuevas costumbres en el vestido, La lite ambigua. Sélo parece s para la ch i evidente que los textiles europens y otras manutaetu bain y ba menor que para los mis ricos. eran importados en grandes cantidadles, le que las telas baratas de algodén representaban el volumen mis grande dentro del grueso de los testiles importados y de que las mereanci is ba wnox, demuestra como muy probable le Igunos reportes de \cia considlerablemente masa de la clase baja eran cle import n embargo, cl hecho de que los textiles importa as en general eran ratas que los productos m que también indican clarament ros que can tidades considerables de manufacturas europeas salfan del circulo de los ‘consumidores urbanos también hacia consumidores rurales (por ciempl almente, la tereera conclusion hace hineapié sobte el cambio en la moda y en el gusto en ciertos sectores de Ia sociedad mexicana después de la independencia del pais v confirma Ja importancia (Jocumentada ya exhaustivamente) que los comerciantes cestranjeros otorgaban a la influencia en el gusto como condici6n para una ‘expansidn posterior de sus ventas (Herrera Canales 1977; 56-58). Indudablemente, las importaciones del extranjero influfan en Ia eco- nomi y sociedad de México. Desafortunadamente, no existen datos exa tos (0 tan sélo aproximados) que pudieran permitic una cuantificacion de Ia dimensidn de los dafios econmicos ¥ sociales ocasionados entre los artesanos. Pero hasta hoy se ha mantenido Ia idea de que el gremio arte en distritos mincros y centros agratios). STO Gorman: Faformation regarding the Trade of channel in September 1824, Mexicn, 1 de marzo spice obtained through a private 1825, PRO, FO, 205/3. £124 Manutacturas y artesanos en México | 43 sanal mexicano fue sactificado x los intereses comerciales de las potencias extranjeras, que con ayuda del sector comercial de la burguesia mexicana pudieron penetrar en el mercado mexicano, Seguin esta interpretacién, el artesanado no fue victima de la revolucién industrial, sino acrastrado por Ia corriente de manutacrur pportadas después de 1821, En cierta manera, esta visin hace suyas las quejas de los artesanos de los aiios de 1820, extranieras, Puebla, el artesanado entré en una severa crisis la produccion textil local decays enormemente. En Durango, se quejaban tanto artesa- ‘Ahora bien: debido a que las importacio- nes legales en los primeros afios de la independencia estaban considera blemente por debajo de los vollimenes de los primeros aios de guerra, es de suponer que las quejas de los artesanos después de 1821 reflejaban la precaria siruacidn surgida en los diez afos anteriores, y no nos como comerciantes locales cons ceran necesariamente el resultada de la aper de los puertos mexicanas. a barcas y bienes exttanjeros. | sta suposicidn se confirma por fuentes de Jas manufrcturas locales mexicanas en esa época ya estaba muy avanzada y se debia aparentemente a la importacién de textiles de Asia, a través ce ‘Aeaputeo, que habia aumentado enormemente desde la “regulacién de li- bre comercio™." En todo ante los primeros afios de la independen extrani De acuerdo con un reporte francés de 1821, ka decadent so, Ia crisis del artesanado se hizo plenamente notoria du- Aunque podia atribuirse a varias causas que en corto plizo no podian ser aleeradas, la eninciden- cia de los sintomas de la crisis y de la independencia nacional lew a Ia conviccién, ampliamente difundida entre los circulos artesanales, de que 1a politica liberal de In Repiblica y la irrupeién de productos extranjeros tenian la culpa de su miseria. De ahi surgjé, muy tempranamente ya, la reivindicacin de promulgar prohibiciones de importacidn para proteget la produccidn nacional. La alternancia entre una politica comercial liberal yconservadora, con aranceles bajos ¥ elevados, respectivamente, seria una caracteristica de las primeras décadas de Ia independencia mexicana. FE Nowe: politico commerciales. Commerce de a Veracruz, 18 de abril ede 1821, Archives atomales, Paris (ANP), AE. Fre. B. IT £452 44 | Walther L. 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Introduccién EL propéxito de este trabajo es off ilisis de patrn del comercio exterior de México entre 1870 y 1929, es decir, en un periode que pod contemporinea. desde mediados del ias econdmicas y por embargo, condiciones ad- Ine - impidieron que México aprovechara tempranamente definirse como la prime era de integracion se inicid en el plano internacioni siglo S18, impulsada por el crecimiento de las pot la disminucidin en los costos de transporte. versas —tales como ln guerra civil entre iberales y conservadores y tervencidn france esta ventana de oportunidad. Aunque con cierto rezago respecto a otros paises latinoamericanos, Mexico participé intensumente de corriente ylubalizadors, mediante el ahond mercado inte del exterior. Lista participucion se sustenté en un modelo de crecimiento orientado por las expor transporte moderne, | idm de recursos ociosos, kt movilizacion de fuerza de trabajo ¥ Gierto momento, cambios en la estrc cional y la apertura a inversiones y préstamos procedentes implied la crescién de un sistem iciones, « npliacidin de kt frontera productiva, it incoxpirae partir de ks economia que coadyuvron, un incipiente proceso dle industrial proceso no fue interrumpi du por la Revelucidn mesicana los fendmenos politicu-sociales asuciads a ella, sino que Mego a su fin como resultado de la Gran Depresidn, un evento ajeno a los acontecimientos nacionales que produjo el quiebre del sistema internacional de origen liberal y dio paso a una etapa de nacionalis- ‘mo y proteccionismo que perduraria hasta las tltimas déeadas del siglo xx. El tema central de este trabajo es la integracin de México en el siste- vés del comercio exterior. Este process entraié profundas transformaciones en el patrdn tradicional del comercio que se habia definido desde finales de la colonia e inicios de! periodo inde- Pendiente. Por un Indo, se modificé el ntimero de socios con que México bay la significacién relativa de cada uno de ellos; por el orev, se ‘ma econémico internacional a t comercia

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