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UNIVERSIDAD POLITÉCNICA TERRITORIAL

“JOSÉ ANTONIO ANZOÁTEGUI”

PARIAGUÁN - EDO ANZOÁTEGUI

Eficiencia Energética

Profesora: Integrante:
Zaireth Vásquez Jose Quintana
v- 28229303
La eficiencia energética es imprescindible para conseguir reducir el consumo de energía
sin que ello conlleve perder prestaciones y confort. Además, gracias a ella conseguimos
ser más sostenibles porque reducimos las emisiones de CO2 y resto de gases de efecto
invernadero a la atmósfera. Con la eficiencia energética tratamos por tanto de mantener
el mismo rendimiento de nuestra actividad, pero incorporando una serie de modelos de
gestión sostenibles, hábitos responsables e inversiones en innovación tecnológica. 

Invertir en medidas que mejoren la eficiencia energética tiene efectos muy positivos en
todos los ámbitos.

Eficiencia en el sector energético


Las grandes energéticas mejoran su eficiencia introduciendo tecnologías avanzadas e
incorporando en paralelo las energías renovables al mix energético.

Eficiencia energética en la industria


El sector industrial continúa optimizando sus procesos y reduciendo su consumo de
energía final utilizando las mejores técnicas disponibles e invirtiendo en innovación

Eficiencia energética en la gestión empresarial


Las empresas establecen sistemas de gestión de la energía con ciclos de mejora continua
que permiten optimizar recursos y reducir emisiones de gases de efecto invernadero

Eficiencia energética en el hogar


En el día a día también podemos invertir para mejorar la certificación energética de
nuestro hogar,  mejorando nuestro.

Del mismo modo que el Certificado de Eficiencia Energética señala las características
energéticas de un edificio, la etiqueta energética es un sello que indica la eficiencia de
cualquier aparato a la venta que consuma energía. Para ello, se basa en una escala de
clasificación por letras y colores que va desde la A y el color verde, para los equipos más
eficientes, a la D y el color rojo, para los menos eficientes.

La eficiencia energética es una de las vías con mayor potencial para mitigar las emisiones
de gases de efecto invernadero. En Repsol contamos con una estrategia de des
carbonización que incluye todas las tecnologías disponibles y entre cuyos ejes de trabajo
destacan la eficiencia energética, la generación y el autoconsumo de electricidad
renovable, el hidrógeno renovable, las soluciones de economía circular y los combustibles
sintéticos o de baja huella de carbono.
Dentro de nuestro objetivo de alcanzar las cero emisiones netas en 2050 está la
integración de energías renovables en nuestros procesos y la implementación de sistemas
y herramientas que mejoren la eficiencia de las instalaciones industriales. De este modo,
lograremos hacer nuestros procesos más eficientes y nuestra actividad menos intensiva en
carbono.

¿Cómo satisfará el mundo sus necesidades energéticas en las próximas décadas? El

debate energético debe ir más allá de las energías renovables y abordar la importancia de

una mejora en la eficiencia energética. Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA),

en 2035 el 30% del consumo energético provendrá de energías renovables.

Por ello, el 70% restante será cubierto por energías convencionales, que utilizan recursos

limitados, costosos y que afectan al clima. Mayor eficiencia es clave en el camino hacia un

suministro renovable de la energía, que beneficiará a personas, medio ambiente y

compañías. Sin embargo, el desarrollo en esta área no va lo suficientemente rápido, y sólo

una buena estrategia internacional de eficiencia desde varios frentes lo permitiría.

Existen dos aspectos fundamentales para un avance real: la tecnología y la creación de


un momento social que lo impulse. En primer lugar, una tecnología avanzada debe ser la
base del éxito hacia la eficiencia energética, pues abre oportunidades económicas
considerables. Así, hay que invertir en I+D para aumentar la eficiencia y la sostenibilidad
de los elementos que más energía consumen.

Por un lado, la movilidad es responsable del 28% de las necesidades energéticas


mundiales y, mientras llega el transporte eléctrico, tecnologías como los vehículos
híbridos o los acumuladores hidráulicos para tráfico urbano serán una alternativa
transitoria. Los edificios consumen el 40% de la energía, por lo que han de crearse
conceptos innovadores que den lugar a nuevos productos, como sistemas de regulación
de temperatura integrados, el uso de instalaciones fotovoltaicas o electrodomésticos
altamente eficientes.

Finalmente, la industria utiliza el 32% de la energía consumida, resultando apremiante la


puesta en marcha de procesos productivos eficientes que afecten a toda la cadena de
creación de valor. En todos estos campos, la innovación es la clave. Aunque la tecnología
puede contribuir enormemente a la consecución de los objetivos, se necesita una
aceptación previa por la sociedad y unas condiciones adecuadas a nivel político.
Por ello, crear un momento social es el segundo de los aspectos a tener en cuenta para
conseguir una verdadera eficiencia energética. La IEA afirma, sin embargo, que las
soluciones de eficiencia no se difunden con la rapidez necesaria para contribuir de
significativamente al aseguramiento del suministro, a la viabilidad económica y a la
protección climática.

Es necesario que la eficiencia energética sea un factor esencial en las decisiones sobre
inversiones que adoptan diariamente empresas y personas y que, junto a la
responsabilidad que asume la industria, exista una actuación decidida por parte de la
política.

Es una buena noticia que la Unión Europea haya establecido unos objetivos ambiciosos
al respecto, como la reducción del consumo energético en un 20% hasta 2020. Para que el
mayor número posible de consumidores utilicen las tecnologías de eficiencia energética
existentes, la política debe crear las condiciones marco adecuadas estableciendo una
regulación estatal general sobre la eficiencia energética y resaltando las ventajas
económicas de estas tecnologías.

Para superar los obstáculos que frenan la inversión, como la falta de mentalización o de
información con la que cuentan los responsables de toma de decisiones, han de
implementarse medidas activas como auditorías energéticas que permitan
institucionalizar los asuntos energéticos en la política de las compañías, mejorando el
conocimiento mediante estándares de calidad estrictos y certificables. Además, modelos
de financiación alternativos ayudarán frente a presupuestos de inversión limitados.

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