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Articulos Unidad 4
Articulos Unidad 4
Introducción a la Unidad 4
Elaborada por Andrea Abascal, Abogada, Facultad de Derecho Universidad Adolfo Ibáñez, Viña del Mar y
Josefina Meszaros, Abogada de la Universidad de Chile.
Objetivos
Comprender la importancia de la regulación del lobby como un método legítimo de control y transparencia de
la ciudadanía en las decisiones que toma la autoridad.
Contextualizar y entender la evolución de la Ley del Lobby en Chile.
Estudiar y comprender la regulación específica de la Ley N° 20.730.
Analizar la importancia de la Ley del Lobby en materia de compliance.
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Glosario Unidad 4
Gestión de interés particular: aquella gestión o actividad ejercida por personas naturales o jurídicas,
chilenas o extranjeras, que tiene por objeto promover, defender o representar cualquier interés particular,
para influir en las decisiones que, en el ejercicio de sus funciones, deban adoptar los sujetos pasivos que se
indican en los artículos 3º y 4º de la Ley de Lobby.
Interés particular: cualquier propósito o beneficio, sean o no de carácter económico, de una persona natural
o jurídica, chilena o extranjera, o de una asociación o entidad determinada.
Lobbista: la persona natural o jurídica, chilena o extranjera, remunerada, que realiza lobby. Si no media
remuneración se denominará gestor de intereses particulares, sean estos individuales o colectivos.
Lobby: aquella gestión o actividad remunerada ejercida por personas naturales o jurídicas, chilenas o
extranjeras, que tiene por objeto promover, defender o representar cualquier interés particular, para influir en
las decisiones que, en el ejercicio de sus funciones, deban adoptar los sujetos pasivos que se indican en los
artículos 3º y 4º de la Ley de Lobby. Lo anterior incluye los esfuerzos específicos para influir en el proceso de
toma de decisiones públicas y cambios en las políticas, planes o programas, en discusión o en desarrollo, o
sobre cualquier medida implementada o materia que deba ser resuelta por el funcionario, la autoridad o el
organismo público correspondiente, o bien para evitar tales decisiones, cambios y medidas.
Registro de agenda pública: registros de carácter público en los cuales los sujetos pasivos deben incorporar
la información establecida en el artículo 8º de la Ley de Lobby.
Sujetos activos: quienes realizan acciones de lobby o gestión de interés particular ante los sujetos pasivos
establecidos en la ley, los cuales deben cumplir deberes de información que establece la Ley de Lobby.
Sujetos pasivos: las autoridades y funcionarios frente a los cuales se realiza lobby o gestión de interés
particular, los cuales deben cumplir deberes de registro y transparencia que establece la Ley de Lobby.
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Introducción
Una de las maneras de garantizar la transparencia de las instituciones y mantener el control de la ciudadanía en
la toma de decisiones de la autoridad gubernamental, en aras de asegurar la probidad pública, es regular la forma
en que los privados se relacionan con los funcionarios públicos, y presentan sus intereses particulares ante la
autoridad, asegurando que la presentación de sus pretensiones se desarrolle en igualdad de condiciones.
Si bien el “lobby” no es un concepto nuevo en el mundo, y se realiza de manera más o menos regulada en la
mayor parte de las naciones, en Chile fue una actividad que desde el retorno a la democracia a principios de los
años 90 empezó a tener un exponencial crecimiento, y que por más de una década no tuvo una regulación
específica, por lo que no existía una verdadero control de la forma en que los privados se relacionaban o
influenciaban al mundo público, y cómo dichos intereses finalmente impactaban en la toma de decisiones.
De ahí la importancia de la Ley N° 20.730 del año 2014 que “Regula el Lobby y las gestiones que
representen intereses particulares ante autoridades y funcionarios”, conocida coloquialmente como la “Ley
de Lobby”, la cual analizaremos en detalle y con una visión crítica en esta unidad.
En primer lugar, se analizará brevemente el desarrollo legislativo que tuvo la Ley del Lobby, cuya tramitación se
extendió por más de una década, posteriormente se ahondará en la regulación misma prevista en la Ley N°
20.730, a través de la revisión de conceptos esenciales para entender el marco jurídico en el cual se desarrolla la
actividad del lobby en Chile. ¿Es una actividad legítima? ¿Cómo se define? ¿Por qué debe ser regulado? ¿Cuál
es su importancia?
Analizaremos de manera crítica y detallada todo el articulado de la Ley N° 20.730, sus definiciones, las
instituciones creadas para dicho efecto, las obligaciones de cada uno de los sujetos que intervienen, sanciones,
etc. Se revisará cuáles son las consecuencias concretas que tiene la ley en la cotidianeidad de la función pública
y de cómo esta puede ser una herramienta de control por parte de la ciudadanía, como también un instrumento
para democratizar el acceso a los funcionarios y autoridades.
Sin embargo, esta adjetivación, más bien, da cuenta de lo que ocurre al no existir una
regulación completa y dinámica sobre este tipo de actividades, confundiéndose
muchas veces con delitos penales como el tráfico de influencias o el cohecho
impropio, que consiste en utilizar la influencia personal para obtener favores o un
tratamiento preferencial, usualmente a cambio de dinero.
De ahí la importancia de regular el lobby, diferenciándola claramente de actividades ilícitas como el tráfico de
influencias. Delimitar bien su contenido y esfera de actuación, transparentarlo y hacerlo accesible a todas las
personas, para darle un sustento de legitimidad. En ese contexto el lobby se convierte en un aporte para la
actividad democrática, ya que “permite que los ciudadanos puedan hacer valer sus intereses frente a la
autoridad”1.
Sin embargo, en Chile la regulación formal de esta actividad no fue una tarea rápida y la tramitación de la Ley
duro más una década, presentándose tres proyectos parlamentarios distintos, en el año 2003 2, el siguiente en el
año 2008 3 y la indicación sustitutiva del Ejecutivo en el año 2012 4, que finalmente se convirtió en la actual Ley de
Lobby, promulgada el 8 de marzo del año 2014.
Existen varios motivos que permiten explicar las razones por las cuales la tramitación de los primeros dos
proyectos fracasó, pero fundamentalmente el problema que entorpeció su avance fue que ambos proyectos
regulaban exclusivamente la actividad de los lobbistas profesionales, es decir, a las agencias de lobby o de
comunicación estratégica, que a través de lobbistas remunerados ejercían el lobby de manera habitual,
intermediando entre las empresas o particulares y las autoridades.
Sin embargo, las actividades que realizaban otras personas u organizaciones, tales
como sindicatos, gremios, centros de estudio, juntas de vecinos y en general ONG no
eran consideradas lobby, y por tanto, estaban excluidos de la esfera de regulación de
la Ley.
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Además, ambos proyectos (2003 y 2008) contaban con una regulación bastante estricta para los lobbistas como
sujetos activos, estableciéndose una serie de obligaciones, prohibiciones e incompatibilidades. Las principales
que se mantuvieron en ambas mociones eran que se establecía la obligación de inscripción previa para ejercer el
lobby, así como el deber de entregar trimestralmente dicha información a los registros públicos, además los
lobbistas tenían prohibido contribuir al financiamiento de las campañas electorales o elecciones internas de los
partidos, y en cuanto a incompatibilidades, se prohibía a algunos cargos de organismos del Estado realizar lobby
sino hasta dos años de haber cesado sus funciones en el cargo público y a los lobbistas de ejercer ciertos cargos
públicos por el mismo período de tiempo 5.
En el año 2012, la moción sustitutiva impulsada por el gobierno de Sebastián Piñera cambió el foco de la
normativa y se centró en una regulación enfocada principalmente en la transparencia o publicidad de las agendas
de los sujetos pasivos de lobby, de hecho cambia el nombre a “Proyecto de ley de transparencia en la actividad
del lobby y gestiones que representen intereses particulares”. Las obligaciones legales que recaían en los
lobbistas ya no están más incorporadas. En cambio, se establecen una serie de obligaciones que están
orientadas principalmente respecto de ciertas autoridades públicas y funcionarios, en el sentido de mantener la
publicidad y transparencia de sus agendas de reuniones, creándose para ello una serie de registros, en que
además aparecerían los lobbistas participantes de esas audiencias, como también los “gestores de intereses
particulares”. Estos son una nueva figura incorporada por este proyecto, para reunir a todos aquellos sujetos
activos excluidos de los demás proyectos por no ejercer la actividad del lobby de manera habitual y remunerada.
Otra de las modificaciones relevantes de esta indicación sustitutiva respecto del proyecto de 2008, es que se
eliminan los artículos referentes a las incompatibilidades y/o prohibiciones de los lobbistas, así como la
eliminación de la obligación de crear un registro público ex ante de lobbistas, donde estos, previo a poder ejercer
su actividad de lobby, debían inscribirse y cumplir ciertos requisitos para desarrollar sus funciones. Ambos temas
fueron los más controvertidos del proyecto y fue la discusión central de la Comisión Mixta, la cual, finalmente, y
como analizaremos en lo sucesivo de esta unidad, llegó a una solución híbrida (registro previo y voluntario de los
lobbistas, así como registro de audiencias entre sujetos pasivos y lobbistas o gestores de intereses particulares),
que fue aprobada por mayoría 6 y se analizará en mayor detalle al estudiar la consagración específica.
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Habiéndose aprobado el proyecto con sus respectivas indicaciones en la Comisión Mixta, esta despacha el
informe el 13 de enero de 2014. El 21 de enero de 2014, el Senado aprobó por 24 votos a favor, 6 en contra y 3
abstenciones, el informe de la Comisión. Al día siguiente, el 22 de enero, la Cámara de Diputados lo aprobó por
95 votos a favor y ninguno en contra.
Finalmente, tras más de 11 años de tramitación, la Ley del Lobby, ahora Ley N° 20.730 que “Regula el lobby y las
gestiones que representen intereses particulares ante las autoridades y funcionarios” estaba lista para ser
promulgada, hecho que ocurrió el 8 de marzo de 2014.
No obstante, dicha normativa no empezó a regir hasta el día 20 de noviembre de 2014, fecha en la cual estuvo
listo y aprobado su Reglamento.
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Aquella gestión o actividad remunerada ejercida por personas naturales o jurídicas, chilenas o
extranjeras, que tiene por objeto promover, defender o representar cualquier interés particular, para influir
en las decisiones que, en el ejercicio de sus funciones, deban adoptar los sujetos pasivos conforme a la
ley, respecto de los actos y decisiones reguladas en la misma".
Artículo 2, Ley N° 20.730.
Continúa indicando el mismo artículo: “Lo anterior incluye los esfuerzos específicos para influir en el proceso de
toma de decisiones públicas y cambios en las políticas, planes o programas, en discusión o en desarrollo, o sobre
cualquier medida implementada o materia que deba ser resuelta por el funcionario, la autoridad o el organismo
público correspondiente, o bien para evitar tales decisiones, cambios y medidas”.
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Para el consejero del Consejo para la Transparencia, Mario Drago, la actividad del lobby puede definirse en
grandes rasgos como:
Toda acción deliberada y sistemática destinada a influir en las decisiones y políticas del Gobierno y/o
Congreso, llevada a cabo por un grupo particular a favor de sus intereses y puntos de vista, a través de la
búsqueda de contacto o comunicación directa con autoridades y funcionarios públicos. Tal acción puede
ser llevada a cabo por los propios interesados o a través de terceros, los que reciben un pago,
compensación o beneficio por tal labor".
Drago, 2003.
No son audiencias o reuniones aquellas conversaciones sostenidas telefónicamente o por medios distintos
de una conferencia audiovisual.
Sujetos pasivos:
Los sujetos pasivos están definidos en los artículos 3º y 4º de la Ley, en la cual se enlista a los siguientes
funcionarios públicos:
Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas; General Director de Carabineros; Director General de la
Policía de Investigaciones; Jefe y Subjefe del Estado Mayor Conjunto; los encargados/as de las
adquisiciones de los anteriores, individualizados cada año mediante resolución del jefe superior.
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Además
Consejeros/as del Consejo de Defensa del Estado, del Consejo Directivo del Servicio Electoral, del Consejo
para la Transparencia, del Consejo de Alta Dirección Pública, del Consejo Nacional de Televisión, y del
Instituto Nacional de Derechos Humanos; Integrantes de los Paneles de Expertos creados en la Ley N°
20.410 y de las Comisiones Evaluadoras formadas en el marco de la Ley N° 19.886, sólo en lo que respecta
al ejercicio de sus funciones y mientras integren esas comisiones2.
¿Puede haber más sujetos pasivos? (artículo 4º) Sí, ya sea porque el jefe superior del servicio lo determina en
razón de la función que desempeña un funcionario, o porque una persona lo solicita y el jefe de servicio accede a
esa solicitud.
Además, anualmente el jefe del servicio mediante acuerdo o resolución fundada (que deberá dictar el primer día
hábil del mes de mayo), determinará qué personas habrán de ser consideradas sujetos pasivos, en la medida que
tengan atribuciones decisorias relevantes o influyan decisivamente en quienes tengan dichas atribuciones.
La ley señala que cualquier persona podrá solicitar la incorporación de un determinado funcionario o
servidor público como sujeto pasivo en razón de su función o cargo. Esta debe presentarse por escrito al
jefe superior del servicio mediante formulario online o papel ingresado a la oficina de partes.
1 Elaboración, dictación, modificación, derogación o rechazo de actos administrativos, proyectos de ley y leyes,
y también de las decisiones que tomen los sujetos pasivos.
3 Celebración, modificación o terminación a cualquier título, de contratos que realicen los sujetos pasivos y
que sean necesarios para su funcionamiento.
4 Diseño, implementación y evaluación de políticas, planes y programas efectuados por los sujetos pasivos.
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Adicionalmente, la normativa en su artículo 6° aclara cuáles son las actividades que no deben ser registradas, y
no entran dentro de esta regulación, ya que o bien puede accederse públicamente a dicha información o no
pretenden lograr influir en un cambio de decisión de la autoridad, algunos de estos casos son:
Los planteamientos o las peticiones realizados con ocasión de una reunión, actividad o asamblea de
carácter público y aquellos que tengan estricta relación con el trabajo en terreno propio de las tareas de
representación realizadas por un sujeto pasivo en el ejercicio de sus funciones.
Toda declaración, actuación o comunicación hecha por los sujetos pasivos en el ejercicio de sus funciones.
Toda petición, verbal o escrita, realizada para conocer el estado de tramitación de un procedimiento
administrativo.
Las presentaciones hechas formalmente en un procedimiento administrativo, siempre que no se solicite la
adopción, modificación o derogación de normas legales o reglamentarias, ni el cambio de resultados de
procesos administrativos o de selección.
Las asesorías contratadas por órganos públicos y parlamentarios realizadas por profesionales e
investigadores de asociaciones sin fines de lucro (corporaciones, fundaciones, universidades, centros de
estudios), así como las invitaciones que dichas instituciones extiendan a cualquier funcionario de un órgano
del Estado.
La defensa en juicio, el patrocinio de causas judiciales o administrativas o la participación en calidad de
amicus curiae, cuando ello se permita, pero solo respecto de aquellas actuaciones propias del procedimiento
judicial o administrativo.
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1. Deber de registro:
Cada órgano o institución deberá mantener un registro público de lobbistas y de gestores de intereses
particulares. La inscripción se efectuará, automáticamente, luego de sostenida la audiencia o reunión, o bien a
través de una inscripción previa y voluntaria, completando formulario web o papel. En este supuesto será
responsabilidad del sujeto activo mantener actualizada la información, así como su veracidad y completitud.
El artículo 8° de la normativa contempla qué información deberá consignarse luego de cada audiencia.
Es interesante destacar que se exceptuarán de esta obligación aquellas reuniones y audiencias cuando su
publicidad comprometa el interés general de la nación o la seguridad nacional1.
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Al igual que en el registro anterior, se exceptuarán de esta obligación aquellos viajes cuando su publicidad
comprometa el interés general de la nación o la seguridad nacional, sin perjuicio de que este registro deberá ser
enviado a la Contraloría General de la República, de forma anual y reservada y además aquellos viajes
realizados en virtud de invitaciones de conformidad a los N° 6 y 8 del artículo 6° de la Ley N° 20.730 (cuando los
contraten instituciones sin fines de lucro).
La igualdad de trato no significa que la autoridad esté obligada a conceder todas las audiencias que le son
solicitadas, sino que sobre una materia en particular, debe concederla a todos los que las soliciten sobre el
mismo asunto.
Deber de entregar información adicional si es requerida (hasta 10 días hábiles posterior a la realización de la
audiencia).
Sanciones
El Título III, y específicamente el artículo 14º y siguientes de la ley disponen las siguientes sanciones dependiendo
si es el sujeto activo o pasivo de la actividad de lobby.
i. Sujeto pasivo
Para el caso de no registrar o no informar dentro del plazo, la autoridad obligada será requerida por la Contraloría
para que informe dentro de 20 días hábiles. La Contraloría propondrá una sanción al jefe del servicio o a quien
haga sus veces, mediante resolución fundada. (Multa de 10 a 30 UTM).
Si se trata de una omisión inexcusable o de la inclusión a sabiendas de información falsa o inexacta, la multa será
de 20 a 50 UTM, sin perjuicio de la responsabilidad penal que pudiere corresponder.
Se contempla un proceso en el cual la autoridad obligada podrá contar con un período probatorio de ocho días,
utilizando todos los medios de prueba, y que serán apreciados en conciencia. De todo lo anterior se dejará
constancia en la respectiva hoja de vida funcionaria.
Se publicarán los nombres de la o las personas sancionadas en los sitios electrónicos del respectivo
órgano o servicio, por un plazo de un mes desde que esté firme la resolución que establece la sanción. La
resolución que imponga la sanción estará sujeta a toma de razón y las sanciones serán reclamables ante
la Corte de Apelaciones respectiva, dentro del quinto día de notificada la resolución que las aplique.
Como es posible apreciar, este es un claro ejemplo de una forma de influencia no regulada por la ley de lobby en
los supuestos contemplados en el artículo 5° y que podría ser considerada en el límite de una conducta
constitutiva de delito.
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Resumen Unidad 4
El lobby a menudo está ligado a un concepto no tan positivo, vinculado a maniobras secretas o poco
transparentes que realizan ciertas personas en representación de grandes grupos económicos con el fin de
influenciar en base a sus propios intereses y conveniencia la creación o aplicación de políticas públicas, que irán
en beneficio de un grupo particular de personas por sobre el resto de los que se ven afectados por la decisión
política en cuestión.
Sin embargo, esta adjetivación, más bien, da cuenta de lo que ocurre al no existir una regulación completa y
dinámica sobre este tipo de actividades, confundiéndose muchas veces con delitos penales como el tráfico de
influencias o el cohecho impropio, que consiste en utilizar la influencia personal para obtener favores o un
tratamiento preferencial, usualmente a cambio de dinero.
De ahí la importancia de regular el lobby, diferenciándola claramente de actividades ilícitas como el tráfico de
influencias. Delimitar bien su contenido y esfera de actuación, transparentarlo y hacerlo accesible a todas las
personas, para darle un sustento de legitimidad.
En Chile la regulación formal de esta actividad no fue una tarea rápida y la tramitación de la Ley duro más una
década, presentándose tres proyectos parlamentarios distintos, en el año 2003, el siguiente en el año 2008 y la
indicación sustitutiva del Ejecutivo en el año 2012, que finalmente se convirtió en la actual Ley de Lobby (Ley N°
20.730) promulgada el 8 de marzo del año 2014, está dividida en 4 títulos y contiene 25 artículos.
¿Quiénes pueden realizar lobby? La ley distingue entre dos tipos de sujetos activos para efectos del ejercicio del
lobby, por una parte los gestores de intereses particulares y por otra los lobbistas, cuya diferencia depende si
reciben o no una remuneración por sus gestiones. Los sujetos pasivos están definidos en los artículos 3 y 4 de la
Ley, en la cual se enlistan funcionarios públicos.
De acuerdo a la ley, son tres los deberes que deben cumplir los sujetos pasivos:
Respecto a los sujetos activos, el artículo 12 de la ley señala que las personas que realicen lobby o gestiones de
intereses particulares, de acuerdo a lo dispuesto en esta ley, estarán sujetas a las siguientes obligaciones:
2 Deber de entregar información adicional si es requerida (hasta 10 días hábiles posterior a la realización de la
audiencia).
En relación a las sanciones, el Título III, y específicamente el artículo 14° y siguientes de la ley disponen las
sanciones dependiendo si es el sujeto activo o pasivo de la actividad de lobby.
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Bibliografía Unidad 4
Gobierno de Chile. Manual Jurídico de la Ley N° 20.730. Disponible en:
https://www.leylobby.gob.cl/files/manual_juridico%20ley_lobby.pdf
Llamas, C., y Restrepo, T. (2008). Análisis de la Ley de Lobby (Ley 20.730), a 3 años de su entrada en
vigencia. Memoria de prueba para optar al grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales.
Universidad de Chile, Santiago.
Consejo para la Transparencia. (2019). Perfeccionamientos a la Ley del Lobby. Disponible en:
https://www.consejotransparencia.cl/wp-content/uploads/estudios/2019/05/Perfeccionamientos-a-la-Ley-del-
Lobby-CPLT.pdf
Senado de la República de Chile. (2014). Comisión Mixta logró acuerdo de mayoría por Ley de Lobby.
Disponible en: https://www.senado.cl/noticias/lobby/comision-mixta-logro-acuerdo-de-mayoria-por-ley-de-
lobby
Chile Transparente. (2010). Transparencia en el ámbito público y privado: Balance y desafíos pendientes.
Estado de la Agenda de Probidad: Necesidad de culminar su implementación.
Biblioteca del Congreso Nacional. Historia de la Ley N° 20.730. Boletín 3407-07. Mensaje de S.E. El
Presidente de la República con el que se inicia un proyecto de ley que regula el lobby. 5 de noviembre de
2003. Pág. 714. Disponible en: www.bcn.cl/obtienearchivo?
id=recursoslegales/10221.3/44745/5/HL20730.pdf
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Teletrece Online. (2015). El correo del dueño de Penta a Ernesto Silva pidiendo gestiones en la Ley de
Isapres. Disponible en: https://www.t13.cl/amp/noticia/actualidad/el-correo-del-dueno-de-penta-a-ernesto-
silva-por-gestiones-en-ley-de-isapres