La experiencia más significativa para mí, ha sido el ser mama joven, pues desde el momento en

que quedé en embarazo, empecé a ver totalmente diferente la vida, pues tuve un proceso de
cambios muy notorios, tanto físicos como psicológicos, empecé a entender muchas cosas, empecé
a cuidar mi cuerpo, mi alimentación, mis hábitos, y eso eran cosas que nunca antes me habían
importado.

Frente a esto creo que redireccioné por completo mi vida, pues yo tenia unos planes muy distintos
establecidos antes de ser mama, mis preferencias eran disfrutar mi juventud, y hacer lo que todo
adolescente hace, que es estar a la moda de tendencias y tecnologías no tan sanas, cosa que
actualmente veo como física perdida de tiempo. Desde que inicie mi proceso con la maternidad,
inicie a autoexigirme más, debería de ser más responsable, más dedicada en lo que hiciera y sobre
todo más comprensiva, entonces allí empecé a ver la vida con otros ojos, realmente el estar en
constante contacto con la sociedad me lleno de empatía, y de humanidad.

Asimismo, inicie con mi proyecto de vida, algo en lo cual nunca había pensando ni prestado la más
mínima atención, cree mis expectativas frente a lo que era y lo que debía cambiar, y a lo que
deseaba lograr en un futuro, llegar al punto de equilibrio económico, emocional y sentimental que
todos deseamos. Gracias a esta experiencia que todos los días me alimenta más, pude crear una
subjetividad diferente a la vacía que tuve anteriormente.

Hugo Zemelman habla sobre la capacidad de crear espacios de despliegue del sujeto, a esto hago
referencia lo que aplique en mi vida luego de este experiencia, pues aunque la situación desde un
inicio se torno muy complicada por mi edad y mis preferencias, esta experiencia fue una
oportunidad para crear un ikigai en mi inimaginable, ya que me permitió proyectarme como
persona, como hija, como mamá, y entender que somos capaces de asumir muchos
inconvenientes, pero que también esta en nuestro ser el accionar de manera positiva y progresiva
para con nosotros.