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COLEC clon POPULAR LAS ANTIGUAS HISTORIAS DEL QUICHE PREAMBULO EsTE es el principio de las antiguas historias de este lugar llamado Quiché2 Aqui escribiremos y comen- zaremos las antiguas historias? el principio y el ori- gen de todo lo que se hizo en la ciudad de Quiché, por las tribus de la nacidn quiché. Y aqui tracremos la manifestacién, la publicacién y Ja narracién de lo que estaba oculto, la revelacién por Tzacel, Bitol, Alom, Qahotom, que se Haman Hunahpu-Vuch, Hunahpa-Utii, Zaqui-Nimd-Tzis, Te- peu, Gucwnatz, a Qux Cho, u Qux Pald, Ah Raxd Lac, Ak Raxd Tzel, asi Namados* Y [al mismo tiem- po] la declaracién, la narracién conjuntas de la Abuela y el Abuelo, cuyos nombres son ixpiyacoc e Ixmucané,* amparadores y protectores, dos veces abuela, dos veces abuelo, asi lamados en las histo- vias quichés, cuando contaban todo lo que hicieron en el principio de la vida, el principio de la historia. Esto lo escribiremos ya dentro de la ley de Dios, en el Cristianismo; lo sacaremos a luz porque ya no se ve el Popo Vith, asi Mamado,5 donde se veia clara- mente la venida del otro lado del mar, la narracidn de nuestra oscuridad, y se vela claramente la vida. Existfa el libro original, escrito antiguamente, pero su vista esta oculta al investigador y al pensador. Grande era la descripcidn y el relato de cémo se acabé de formar todo el cielo y la tierra, como fue formado y repartido en cuatro partes, céma fue se- fialado y el cielo fue medido y se trajo la cuerda de medir y fue extendida en el cielo y en la tierra, en Jos cuatro dngulos, en los cuatro rincones," como fue a dicho por el Creador y el Formador, la madre y el padre de la vida,? de todo lo creado, el que da la res- piracidn y el pensamiento, la que da a luz a los hijos, el que vela por la felicidad de los pueblos, la felici- dad del linaje humano, el sabio, el que medita en la bondad de todo Io que existe en el cielo, en la tierra, en los lagos y en el mar. 22 PRIMERA PARTE CAPITULO PRIMERO Esta es la relacién de como todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmévil, callado, y vaca la extensién del cielo. sta es la primera relacién, el primer discurso. No habia todavia un hombre, ni un animal, pajaros, peces, cangrejos, arboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sélo el cielo existia. No se manifestaba la faz dela tierra. Sdlo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensién. No habia nada junto, que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo. No habia nada que estuviera en pie; solo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No ha- bia nada dotado de existencia. Solamente hab{a inmovilidad y silencio en la oscu- tidad, en la noche. Sdlo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeadas de claridad1 Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules,* por eso se les Nama Gucu- matz. De grandes sabios, de grandes pensadores ¢s su naturaleza, De esta manera existia el cielo y tam- bién el Corazén del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Asi contaban, Llegé aqui entonces la palabra, vinieron juntos Te- peu y Gucumatz, en la oscuridad, en la noche, y ha- blaron entre si Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre si y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento. 23 Entonces se manifesté con claridad, mientras me- ditaban, que cuando amaneciera debia aparecer el hombres Entonces dispusieron la creacién y creci- miento de los arboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creacién del hombre. Se dispuso asi en las tinieblas y en la noche por el Corazén del Cielo, que se llama Huracdn. E! primero se llama Cacuiha Huracdn. El segundo es Chipi-Caculhd. El tercero es RaxaCaculhd. Y es- tos tres son el Corazén de] Cielo* Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; en- tonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cémo se hard para que aclare ¥ amanezca, quién sera el que produzca el alimento y ¢] sustento. —j Hagase asf! ;Que se Nene el vacio! ; Que esta agua se retire y desocupe [el espacio], que surja la tierra y que se afirme! Asi dijeron. ;Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habra gloria ni grandeza en nuestra creacién y formacién hasta que exista la criatura humana, el hombre for- mado, Asi dijeron. Luego la tierra fue creada por ellos. Asi fue en verdad como se hizo la creacién de la tierra: —: Tie- rra!, dijeron, y al instante fue hecha. Como la neblina, como la nube y como una polva- reda fue la creacién, cuando surgieron del agua las montafias; y al instante crecieron las montafas, Solamente por un prodigio, sélo por arte magica se realizé la formacién de las montafias y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinarcs en la superficie. ¥ asi se Wend de alegria Gucumatz, diciendo: —j Buena ha sido tu venida, Corazin del Cielo; ta, Hurac4n, y té, ChipiCaculha, Raxa-Caculha! 24 —Nuestra obra, nuesira creacién sera terminada, contestaron. Primero se formaron la tierra, las montafias y los yalles; se dividieron las corrientes de agua, los arro- yos se fueron corriendo libremente entre los cerros, ¥ Jas aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montafias. Asi fue Ja creacién de la tierra, cuando fue forma- da por el Corazén del Cielo, el Corazén de la Tierra, que asi son Namados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua. De esta manera se perfecciond la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su feliz terminacién. CAPITULO II Lusco hicieron a los animales pequefics del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montafia,* les venados, los pdjaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles [viboras], guardianes de los bejucos. ¥ dijeron los Progenitores: —¢Sdlo silencio e in- movilidad habra bajo los drboles y los bejucos? Con- viene que cn lo sucesivo haya quien los guarde. Asi dijeron cuando meditaron y-hablaron en se- guida. Al punto fueron creados los venados y las aves. En seguida les repartieron sus moradas a los venades y a las aves, —Tu, venado, dormiras en la vega de los rios y en los barrancos. Aqui es- tards entre la maleza, entre las hierbas; en el bosque as multiplicaréis, en cuatro pics andaréis y os sos- tendr¢is. Y asi como se dijo, asi se hizo. 25 Luego designaron también su morada a los paja- ros pequefios y a las aves mayores: —Vosotros, pa- jaros, habitaréis sobre los Arboles y los bejucos, alli haréis vuestros nidos, alli os multiplicaréis, alli os sacudiréis en las ramas de los drboles y de los beju- cos. Asi les fue dicho a los venados y a los pajaros para que hicieran lo que debian hacer, y todos to- maron sus habitaciones y sus nidos. De esta manera los Progenitores les dieron sus habitaciones a los animales de la tierra Y¥ estando terminada la creacién de todos los cua- dripedos y las aves, les fue dicho a los cuadrapedos ¥ pajaros por el Creador y Formador y los Progeni- tores: —Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno segiin vuestra especie, segin la variedad de cada uno, Asi les fue dicho a los venados, los pa- jaros, leones, tigres y serpientes. —Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos a nos- otros, vuestra madre, vuestro padre, j Invocad, pues, a Huracdn, Chipi-Caculha, Raxa-Caculha, ¢l Corazén del Cielo, el Corazén de la Tierra, el Creador, el For- mador, los Progenitores; hablad, invocadnes, ado- radnos!, les dijeron. Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres; sdlo chillaban, cacareaban y grazna- ban; no se manifesté la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera diferente. Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre si: —No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores. Esto no esta bien, dijeron entre si los Progenitores. Entonces se les dijo: —Seréis cambiados porque no se ha conseguido que habléis. Hemos cambiado de parecer: vuestro alimento, vuestra pastura, vues- 26 tra habitacion y vuestres nidos los tendréis, seran los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr que nos adoréis ni nos invoquéis. Todavia hay quienes nos adoren, haremos otros [seres] que sean obedientes. Vosotros, aceptad wuestro destino: vuestras carnes serdn trituradas. Asi sera. Esta sera vuestra suerte. Asi dijeron cuando hicieron sa- ber su voluntad a los animales pequefios y grandes que hay sobre la faz de la tierra. Luego quisieron probar suerte nuevamente, qui- sicron hacer otra tentativa y quisieron probar de nuevo a que los adoraran. Pero no pudieron entender su lenguaje entre ellos mismos, nada pudieron conseguir y nada pudieron hacer. Por esta razén fueron inmoladas sus carnes y fueron condenados a ser comidos y matados los animales que existen sobre la faz de la tierra. Ast, pues, hubo que hacer uma nueva tentativa de crear y formar al hombre por el Creador, el Forma- dor y los Progenitores. —{A probar otra vez! Ya se acercan el amanecer y la aurora; jhagamos al que nos sustentara y ali- yentara! ¢Cémo haremos para ser invocados, para ser recordados sobre ia tierra? Ya hemos probado con nuestras primeras obras, nuestras primeras cria- turas; pero no se pudo lograr que fuésemos alaba- dos y venerados por ellos. Probemos ahora a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos susten- ten y alimenten. Asi dijeron. Entonces fue la creacién y la formacion. De tierra, de lodo hicieron la carne [del hombre]. Pero vieron que no estaba bien, porque se deshacia, estaba blan- do, ne tenia movimiento, no tenia fuerza, se caia, estaba aguado, no movia la cabeza, la cara se le iba para un lado, tenfa velada la vista, no podia ver ha- 27 cia atras. Al principio hablaba, pero no tenia enten- dimiento. Rapidamente se humedecié dentro del agua y no se pudo sostener. ¥ dijeron el Creador y el Formador. Bien se ve que no puede. andar ni multiplicarse. Que se haga una consulta acerca de esto, dijeron. Entonces desbarataron y deshicieron su obra y su creacién, Y en seguida dijeron: —Cémo haremos para perfeccionar, para que salgan bien nuestros adoradores, nuestros invocadores? Asi dijeron cuando de nuevo consullaren entre si: —Digdmosles a Ixpiyacoc, Ixmucané, Hunahpu- Vuch, Hunahpt-Utid: j Probad suerte otra vez! | Pro- bad a hacer la creacién! Asi dijeron entre si el Creador y el Formador cuando hablaron a Ixpiyacec e Ixmucané. En seguida les hablaron a aquellos adivinos, la abuela del dia, la abuela del alba,® que asi eran lla- mados por el Creador y el Formadar, ¥ cuyos nom- bres eran Ixpiyacoc e Ixmucané ¥ dijeron Huracén, Tepeu y Gucumatz cuando le hablaron al agorera, al formador, que son los adivi- nos: —Hay que reunirse y encontrar los medios para que el hombre que formemos, el hombre que va- mos a crear mos sostenga y alimente, nos invoque ¥ se acuerde de nosotros. —Entrad, pues, en consulta, abuela, abuelo, nues- tra abuela, nuestro abuelo, [xpiyacoc, Ixmuc ané, ha- ced que aclare, que amanezca, que seamos invoca- dos, que seamos adorados, qué seamos recordados por el hombre creado, por el hombre formada, por el hombre mortal, haced que asi se haga. —Dad a conocer yuestra naturaleza, Hunabpt- Vuch, Hunahpt-Utiu, dos veces madre, dos veces padre,” Nim-Ac, NimaTzi el Sefior de la esmeral- 28 da, el joyero, el escultor, el tallador, el Sefior de los hermoses platos, ef Sefior de la verde jicara, el maes- tro de la resina, el maestro Toltecat* la abuela de] sol, la abuela del alba, que asi seréis llamados por nuestras obras y nuestras criaturas. —-Fchad la suerte con vuestros granos de maiz y¥ de tzité.” Hagase asi y se sabrd y resultara si labra- remos o tallaremos su boca y sus ojos en madera. Asi les fue dicho a los adivinos. A continuacién vino la adivinacién, la echada de la suerte con el maiz y el tzité. — Suerte! | Criatu- ral, les dijeron entonces una vieja y un viejo. ¥ este viejo era cl de las suertes del tzite, el llamado Ixpiyacoc. Y la vieja era la adivina, la formadora, que se Hamaba Chiracan Ixmucane. Y comenzando la adivinacién, dijeron asi: —jJun- tags, acoplaos! ;Hablad, que os olgamos, decid, de- clarad si conviene que se junte la madera y que sea labrada por el Creador y el Formador, y si éste [el hombre de madera] es el que nos ha de sustentar y alimentar cuando aclare, cuando amanezca! Ti, maiz, td, tzité; td, suerte; tu, criatura: juntos, ayuntaos!, les dijeron al matz, al tzité, a la suerte, a la criatura. jVen a sacrificar aquf, Corazdn del Cielo: no castigues a Tepeu y Gucumatz! Entonces hablaron y dijeron la verdad: —Buenos saldran vuestros mufiecos hechos de madera; habla ran y conversaran sobre la faz de la tierra. —jAsi sea!, contestaron, cuando hablaron. ¥ al instante fueron hechos los mufecos labrados en madera. Se parecfan al hombre, hablaban como el hombre y poblaron la superficie de In tierra. Existieron y se multiplicaron ; tuvieron hijas, tu- vieron hijos los mufiecos de palo; pero no tenian alma, ni entendimiento, no se acordaban de su 29 Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo ¥ andaban a gatas. Ya no se acordaban del Corazén del Cielo y por so cayeron en desgracia. Fue solamente un ensayo, un intento de hacer hombres. Hablaban al princi- pio, pero su cara estaba enjuta; sus pies y sus ma- nos no tenian consistencia; no tenian sangre, ni sustancia, ni humedad, ni gordura; sus mejillas es- taban secas, secos sus pies y sus manos, y amarillas sus carmes, Por esta razén va'no pensaban en el Creador ni en el Formador, en los que les daban el ser y cui daban de ellos, Estos fueron los primeras hombres que en gran miimero existieron sobre la faz de la tierra CAPITULO III Es seeutva fueron aniquilados, destraidos y deshe- ches los mufiecos de palo, ¥ recibieron la muerte. Una inundacién fue producida por el Corazén del Cielo; un gran diluvio se formé, que cayé sobre las cabezas de los mufiecos de palo. De izité se hizo la carne del hombre, pero cuando la mujer fue labrada por el Creador y el Formador, se hizo de espadafia™ la carne de la mujer. Estos materiales quisieron el Creacor y el Formador que entraran en su composicion. Pero no pensaban, no hablaban con su Creador y su Formador, que los habian hecho, que los habian creado. Y por esta razén fueron muertos, fueron ane- gados, Una resina abundante vino del cielo, El lama- do Xecoteovach llegd y les vacié los ojos: Camaiotz vino a cortarles la cabeza; y vino Cotzbalam y les 30 devoré las carnes. El Tucumbalam llegd también y les quebré y magullé los huesos y los nervios, les molié y desmorond los huesos. ¥ esto fue para castigarlos porque no habian pen- sado en su madre, ni en su padre, el Corazon del Cielo, lamado Huracan. Y por este motivo se os¢u- recié la faz de Ja tierra ¥ comenzoé una Iluvia negra, una luvia de dia, una lluvia de noche, Llegaron entonces los animales pequefios, los ani- males grandes, ¥ los palos y las piedras les golpearon Jas caras. Y sé pusieron todos a hablar; sus tina- jas, sus comales,!* sus plates, sus ollas, sus perros, sus piedras de moler,'® todos se levantaron y les golpearon Jas caras. —Mucho mal nos haciais; nos comiais, y nosotros ahora os morderemos, les dijeron sus perros y sus aves de corrall+ Y las piedras de moler: —Eramos atormentadas por vosotros; cada dia, ja dia, de noche, al ama- necer, todo el tiempo hacian holi, oli hugui, hecqui nuestras caras, a causa de vosotros." Este era el tributo que os pagdébaros. Pero ahora que habéis dejado de ser hombres probaréis nuestras fuerzas. Moleremos y reduciremos a polvo vuestras carnes, les dijeron sus piedras de moler. ¥ he aqui que sus perros hablaron y les dijeron: —Por qué no nos dabais nuestra comida? Apenas est4bamos mirando y ya nos arrojabais de vuestro Jado y nos echabais fuera. Siempre teniais listo un palo para pegarnos mientras comiais. Asi era como nos tratabais. Nosotros no podia- mos hablar. Quizis no os diéramos muerte ahora; pero gpor qué no reflexionabais, por qué no pen- sabais en vosotros mismos? Ahora nosotros os destruiremos, ahora probaréis vosotros los dientes 31 que hay en nuestra boca: os devoraremos, dijeron los perros, y luego les destrozaron las caras. ¥ a su vez sus comales, sus ollas les hablaron asi: —Dolor y sufrimiento nos causabais, Nuestra beca y nuestras caras estaban tiznadas, siempre es- tabamos puestos sobre el fuego y nos quemabais como si no sintiéramos dolor, Ahora probaréis vos- otros, os quemaremos, dijeron sus ollas, y todos les destrozaron las caras. Las piedras del hogar, que estaban amontonadas, se arrojaron directamente des- de el fuego contra sus cabezas causdndoles dolor.t¢ Desesperados corrian de un lado para otre; que- rian subirse sobre las casas y las casas se caian ¥ los arrojaban al suelo; querian subirse sobre los arboles y los arboles los lanzaban a le lejos; querian entrar én las cavernas y las cavernas cerraban ante ellos. Asi fue la ruina de los hombres que habian sido creados y formados, de los hombres hechos para ser destruidos y aniquilades: a todos les fueron destro- vadas las bocas y las caras. Y dicen que la descendencia de aqitéllos son jos monos que existen ahora en los bosques; éstos son la muestra de aquéllos, porque sélo de palo fue he- cha su carne por el Creador y el Formador.7 Y por esta razén el mono se parece al hombre, es la muestra de una generacién de hombres creados, de hombres formados que eran solamente mufecos y hechos solamente de madera. CAPITULO IV Hanfa entonces muy poca claridad sobre la faz de la tierra. Atm mo habia sol. Sin embargo, habia 32 TERCERA PARTE CAPITULO PRIMERO He aoguf, pues, el principio de cuando se dispuso hacer ak hombre, y cuando se buscé lo que debia entrar en la carne del hombre. ¥ dijeron los Progenitores, los Creadores y For- madores, que se llaman Tepeu y Gucumatz: “Ha Ile- gado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar ¥ nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civiliza- dos; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie de Ia tierra.” Asi dijeron. Se juntaron, llegaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche; luego buscaron y discutie- ron, ¥ aqui reflexionaron y pensaron, De esta ma- nera salieron a luz claramente sus decisiones y encontraron y descubrieron Io que debia entrar en la carne del hombre. Poco faltaba para que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y Formadores. De Paxil, de Cayald, asi Wamados, vinieron las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas. Estos son los nombres de los animales que traje- ron la comida:2 ¥Yae [el gato de monte], Uridé [el coyote], Quel [una cotorra vulgarmente llamada cho- coyo] y Hoh [el cuervo]. Estos cuatro animales les dieron la noticia de Jas mazorcas amarillas y las ma- zorcas blancas, les dijeron que fueran a Paxil y les ensefiaron el camino de Paxil. Y asi encontraron la comida y ésta fue la que entré en la carne del hombre creado, del hombre 103 tormado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la san- gre del hombre. As{ entré el maiz [en la formacién del hombre] por obra de los Progenitores. ¥ de esta manera se llenaren de alegria, porque habian descubierto una hermosa tierra, lena de deleites, abundante en mazorcas amarillas y mazor- cas blancas y abundante también en pataxte y ca cao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel, Abundancia de sabrosos alimentos habia en aquel pueblo amado de Paxil y Cayala. Habia alimentos de todas clases, alimentos pe- quefios y grandes, plantas pequefias y planias gran- des, Los animales ensefaron el camino. ¥ moliendo entonces las mazorcas amarillas y las mazorcas blan- cas, hizo Ixmucané nueve bebidas, y de este alimento provinieron la fuerza y la gordura y con él crearon los maisculos y el vigor del hombre. Esta hicie- ron. los Progenitores, Tepeu y Gucumatz, asi La- mados. A continuacién entraron en platicas acerca de la ereacion y la formacién de nuestra primera madre y padre. De maiz amarillo y de maiz blanco se hizo su carne; de masa de maiz se hicieron los brazos y las piernas del hombre, Unicamente masa de maiz entré en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados. CAPITULO II Estos son los nombres de los primeros hombres que fueron creados y formados: el primer hombre fue Balan-Quitzé, el segundo Balam-Acab, el tercero Ma- hucutah y el cuarto Iqui-Balan. 104 eee eee Estos son los nombres de nuestras primeras ma- dres y padres? Se dice que ellos sélo fueron hechos ¥ formados, na tuyieron madre, no tuvieron padre. Solamente se les llamaba varones. No nacieron de mujer, ni fueron engendrados por el Creador y el Formador, por los Progeniteres, Solo por un prodigio, por obra de encantamiento fueron creados y formados por el Creador, el Formador, los Progenitores, Tepeu ¥ Gucumatz, Y como tenian la apariencia de hombres, hombres fueron; hablaron, conversaron, vicron ng oyeron, anduvieron, agarraban las cosas: eran hom- bres buenos y hermosos y su figura era figura de vardn. Fueron dotados de inteligencia; vieron y al punto se exiendié su vista, alcanzaron a ver, aleanzaron @ conocer todo lo gue hay en el mundo. Cuando miraban, al instante veian a su alrededor ¥ contem: plaban en torno a ellos la baveda del ciela ¥ la fs redonda de Ja tierra, Las cosas ocultas [por la distance a] las veian to- das, sin tener primero que moverse: en segnida veian el mundo y asimismo desde cl lugar donde estaban lo vefan. Grande era su-sabiduria; su vista llegaba hasta los bosques, las rocas, los lagos, los mares, las mon- tafias y los val En verdad eran hombres admira- bles Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e Tqui- Balam. Entonces les preguntaron el Creador y el Forma- dor: —2Qué pensais de vuesiro estado? ¢No mirdis? ¢No ois? ¢No son buenes westro lenguaje y yuestra manera de andar? jMirad, pues! jCantemplad el mundo, ved si aparecen las montafias y los yalles! iProbad, pues, a ver!, les dijeron. 105 ¥ en seguida acabaron de ver cuanto habia en el mundo, Luege dieron las gracias al Creador y al For- mador; —jEn verdad os damos gracias dos y tres veces! Hemos sido creados, se nos ha dado una boca ¥ una cara, hablamos, oimos, pensamos ¥ andamos ; sentimos perfectamente y conocemos lo que esta lejos ¥ lo que esta cerca. Vemos también lo grande y lo pequefio en el cielo y en la tierra, Os damos gracias, pues, por fhabernos creado, ,oh Creador y Formador!, por habernos dado el ser, joh abuela nuestra!, joh nuestro abuelo!, dijeron dando las gracias por su creacién y formacion. Acabaron de conocerlo todo y examinaron los cua- tro rincones y los cuatro puntos de la bdveda del cielo y de la faz de Ja tierra. Pero el Creador y el Formador no oyeron esto con gusto, Ne esta bien lo que dicen nuestras criatu- ras, nuestras obras; todo lo saben, lo grande y lo pequeiio, dijeron. Y asi celebraron consejo mueva- mente los Progenitores: —;Qué haremos ahora con ellos? {Que su vista sdélo alcance a lo que esta cerca, que sdélo vean un poco de la faz de la tierra! No esta bien lo que dicen. ¢Acaso no som por su natura: leza simples criaturas y hechuras {nuestras ]? ¢Han de ser ellos también dioses? ¢¥ si no procrean y se multiplican cuando amanezca, cuando salga el sol? cY si no se propagan? Asi dijeron. _——Refrenemos un poco sus descas, pues no esta bien lo que vernos. ¢Por ventura se han de igualar ellos a nosotros, sus autores, que podemos abarcar grandes distancias, que lo sabernos y vemos todo? Esto dijeron el Corazon del Cielo, Huracan, Chipi- Caculha, Raxa-Caculha, Tepeu, Gucumatz, los Proge- nitores, Ixpiyacoc, Ixmucané, el Creador y el For 106 mador. Asi hablaron y en seguida cambiaron la naturaleza de sus obras, de sus criaturas. Entonces el Corazdn del Cielo les eché un vaho sobre los ojos, los cuales se empafiaron como cuan- do se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojos se yelaron y sdélo pudieron ver lo que estaba cerca, sdlo esto era claro para ellos. Asi fue destruida su sabiduria y todos los conaci- mientos de los cuatro hombres, origen y principio [de la raza quiché]. Asi fueron creados y formados nuestros abuelos, nuestros padres, por el Corazon del Cielo, el Corazon. de la Tierra. CAPITULO IIT ENTONCES existieron también sus esposas y fueron hechas sus mujeres. Dios mismo las hizo cuidadosa- mente. Y asi, durante el suefio, llegaron, verdade- ramente hermosas, sus mujeres, al lado de Balam- Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam. Alli estaban sus mujeres, cuando despertaron, y al instante se Henaron de alegria sus corazones a cau- sa dé sus esposas. He aqui los nombres de sus mujeres: Cahd-Paltna, era el nombre de la mujer de Balam-Quiteé; Chermi- fd se llamaba la mujer de Balam-Acab; Tzunanihd, Ja mujer de Mahucutah; y Caquixahd era el nombre de Ia mujer de Iqui-Balam. Estos son los nombres de sus mujeres, las cuales eran Sefioras principales. Ellos engendraron a los hombres, a kas tribus pe- quefias y a las tribus grandes, y fueron el origen de nosotros, Ia gente del Quiché. Muchos eran los sacer- dotes y sacrificadores; no eran solamente cuatro, pero estos cuatro fueron Jos progenitores de nos- otros la gente del Quiché. 107

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