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Capituto 1 ¢LE GUSTA LA ECONOMIA? A no ser que sea economista de formacin ode profesiin, es muy proba- ble que le intrigue la economia (en caso contrario, no estaria usted leyendo estas paginas), pero de ahi a gustarle... Sin duda, considera el econémico abstruso y poct i capitulo pretend explicar por qué es asi, describiendo algun nitivos que a veces nos juegan malas pasadas cuando abordamos los temas econémicos y aportando algunas pistas para lograr una mayor difusién de Ja cultura econémica, Pues la economia, que nos afecta a todos en nuestro dia a dia, no es propiedad exclusiva de los expertos; es accesible siempre que se sepa ver A Yes apasionante una ver.que se han cado y superado los primeros obstaculos. 1. ,Qué pincULTA NUESTRA COMPRE 1: LA ECONOMIA? 1Los psicélogos y los fildsofos se han interesado desde siempre en los re- sortes que se ponen en marcha ala hora de formaros nuestras creencias. encontraremos con ellos y afectardn a nuestra comprensién de los fené- ‘menos econémicos y a nuestra visi6n de la sociedad. En pocas palabras: esti lo que vemos, o queremos ver, y la realidad. La rensonts nu, aot cone Creemos lo que gueremas creer 9 vemos lo que queremos ver Con frecuencia, creemos lo que queremos creery no lo que la evidencia nos Ilevarfa a creer. Como han sefialado pensadores tan diversos como Pla- t6n, Adam Smith o el gran psicdlogo estadounidense del siglo xx Wi James, la formaci6n y la revisi6n de nuestras creencias sirven también para consolidar la imagen que deseamos tener de nosotros mismos o del mundo que nos rodea. ¥ la suma de esas creencias a escala nacional determina sus politicas econémicas, sociales, cientificas 0 gcopoliticas. ‘0 solo sufrimos sesgos cognitivos, sino que, ademas, con frecnencia 40s buscamos. Interpretamos los hechos a través del prisma de nuestras creencias, leemos los periddicos y buscamos la compatifa de personas que ‘nos confirman en nuestras creencias y, por tanto, nos empecinamos en ellas, ya sean correctas o erréneas. Cuando Dan Kahan, profesor de Derecho de la Universidad de Yale, present6 a un grupo de individuos una serie de pruebas cientificas sobre el factor antrépico (es decir, ligado ala influencia del hombre) en el calentamiento global, observ. estadounidenses que votan demécrata estaban después atin més conver cidos de la necesidad de actuar contra el cambio climatico, mientras que ‘numerosos republicans, a los que se habfan presentado los mismos datos, ‘se sentfan atin mas confirmados en su escepticismo!. Y lo mas asombroso ‘¢s que no se trata de un problema de camente, el rechazo a enfrentarse a la ev lado en los republicanos con una educacién superior que en los menos instruidos. Nadie estd, pues, al abrigo de ese fenémeno. El deseo dle estar tranquilos respecto al futuro desempefia tam! Papel importante en ja comprensién de los fenémenos econémicos (j, en un sentido mas amplio, cientificos). No queremos ofr que la lncha contra el calentamiento global serd costosa. De af la popularidad en el "0 del concepto de crecimiento verde, que sugiere que una biental seria «puro beneficio». Pero, si fuera tan poco se ha puesto ya en marcha? Del mismo modo que queremos creer que los accidentes y las medades sol costosa, por qué también tiene ventajas, pues la despreocupacién en este ambito es bencficiosa en lo que a calidad de sida se refiere), no queremos pensar en Ia posibilidad de que un estallido deka deuda piblicao la quicbra de la seguridad social cuestione ia super- visoncia de nuestro sistema socal, queremos creer que salguien pagard, Todos soiamos con otro mundo en el que los actores no necesitarfan, serincentivados por la ley ponsable, que no contaminarfan, que pagarfan sus impuestos voluntaria- mente 0 que conducirian con prudencia, aunque no bubiera poli ello, los directores de cine (y no tinicamente los de Hollywood) ct sus peliculas atendiendo a nuestras ex} firman en Ia idea de que vi ‘yence al vieio (lo que el socislogo Mel ‘un mundo justo», elif én a just world?) , tanto de derecha como de izquierda, se apro- 1 obsticulos, y 10s mensajes que deterioran la imagen de ese cuento de hadas son considerados, en el mejor sentido, generadores de ansiedad y, en el peor, como procedentes de esbirros de los fandticos del calen ico, de losidedlogos de la austeridad o de los enemigos del género humano, segiin el caso. Es una ‘a econémica se denomina con frecnen- cia ciencia ligubre (dismal science. Toque wow lo que no seve Primeras impresiones y hr Laeenseftanza de la eco racional. Describe el compor siempre dispone de informaci6n sesgos cognitivos, puede equivocarse c ‘ * objetivo. Esos sesgos de razonamiento o de percepcisn son le invalidan Ia teoria de que la eleceién racional define las clecciones s elecciones que et individuo deberia hacer para normativas (es de actuar en favor de su interés), pero explican por qué con frecwencia hacemos esas elecciones. Utilizamos las cheuristicas» tan queridas por el psicélogo Daniel Kah neman’, premio Nobel de Economia 2002, es decir, unos atajos de namiento que nos proporcionan un esbozo de respuesta a nucstras pre- guntas, Esas heuristicas nos son muy titiles con frecuencia, pues nos permiten decidir répidamente (si nos encontramos frente a frente co: tun tigre, no siempre disponemos del tiempo necesario para calcular w respuesta 6ptima...), pero pueden también engaiiamos. Pucden como vector la emocién, que también es a veces un guia del que uno puede fiar, pero otras demuestra ser muy poco prudente. ‘Tomemos tn ejemplo heuristico clisico: lo que nos viene a la mente ndo tenemos que decidir o simplemente evaluat. Greer que «siempre suena el teléfono cuando estamos ocupados o duchindonos» es, eviden- temente, una trampa que nos juega nuestra memoria: nos acordamos ‘mucho mejor de situaciones de las que hemos echado pestes porque nos han interrumpido nuestra actividad, pues ha quedado grabado en nuestra memoria, que de las veces en que no nos han ocasionado ninguna mo- lestia, Del mismo modo, a todos nos dan miedo los accidentes de aviacién, y los atentados, pues la prensa los cubre ampliamente, y olvidamos que los accidentes de coche y los homicidios «ordinarios» provocan muchisimas « de los que tnicamente 50 fueron perpetrados por terroristas isk estadounidenses' lo que no impide que los actos terroristas se graben e nuestra mente. La aportacién més importante de los trabajos de Kahneman y Tversky €s que esas heuristicas nos inducen con frecuencia a error. Los dos psicé- logos proporcionan numerosos ejemplos de ese fenémeno, pero uno ¢s especialmente esclarecedor: los estudiantes de Medicina de la U calcular, ante determinados sfntomas, las probabil cer. Yse trata de los mejores estudiantes de Medicina de Estados, De nuevo vemos un ejemplo de distorsién de creencias que no corrige parece mas cvidente, nos juega malas pasadas en economia. Nos fijamos efecto directo de una politica econdmic ere) no vamos mis alli. La mayorta de las veces no somos const fos fenémenos de incentivaci6n, de sustitucién o de aplazamiento intrin- secos al funcionaamiento de los mercadox; no aprchendemos los problemas ‘en su globalidad. ¥ las politicas tienen efectos secundarios que pueden icilmente convertir una politica bienintencionada en nociva. Encontraremos numerosasilustraciones de este fendmeno a lo largo ‘pero veamos ahora un ejemplo”, deliberadamente provocador. ininediatamente c6mo el sesgo cognitive muede impedir que se compren pongamos que una ONG confisca marfil a unos traficantes. Tene la op- rlo inmediatamente 0 de revenderlo discretamente en el ‘minados a actuar en caliente, una inmensa mayoria de lectores verfan en Ia segunda hipétesis un comportamiento totalmente censurable. Mi reaccién espontanea hubiera sido la misma, Pero deten- sgimonos un poco. Revender el marfil, ademas de proporcionar un ingreso que podria tar el tré- tiene una consecu tl que se vende es poco, mucho en caso contrario®), Los ‘omo muchos otros seres racionales: sopesan las ga- lucha contra ‘orden a que ella los expone: una bajada del precio cendria como consecuencia disuadir a algunos de matar més ele- fantes, :lnmoral? Quizi, pues podria ser que Ia venta de marfil por una ‘ONG, organizacién considerada respetable, legitimara el comercio a ojos de los compradores que, en caso contratio, se sentirfan un poco culpables por su interés en e] marfl. Pero, como minimo, hay que reflexionar dos veces antes de condenar el comportamiento de la ONG en cuestiGn. le a la autoridad publica ejercer sus pre- alos cazadores furtivosyy revendedores de informar sobre las normas de com- Sobre todo, porque nada imy rrogativas naturales: perseg marfil o de cuernos de rinoceronte de las razones funda- en 1997, prometia ser global. Expliquémo- mentales del fracaso del protocolo de Kioto 4 tuna etapa clave en Ja lucha contra el calentami nos. Los efectos de traslacién, en el caso del medioambiente, se nan en Ja jerga econémica «problema de las fu -m: Desi Por el que Ja lucha contra las nd eee iso 1es de gas de efecto invernadero en INpacto, o tenerlo muy escaso, sobre Supongamos, por ce su consumo de energias fsiles (fuel, carbon, sf constituye u esfuerzo loable y, ademas, os expertos estin de acuerdo en consideran impone a sus empresas del srmacional la producci tendré tenclencia a deslocalizarse hacia pai emisiones, lo que compensaré parcial 9 de efecto invemadero en Europa, de emisiones de dicho gas #¢s poco preocupados por las ° ico muy excaso. En materia eco as el infierno esta leno de buenas intencion seria del problema del calentami i : 5 calentamiento climatico tiene que ser obligatoriamente mundial al El sesgo de la victima idemtificable Nuestra empata se dirige naturalmente hacia los que nos son cerean geogréfica, étnica, culturalmente, Nuestra is ‘bn natural, vinculada on causes evolucionstas,es sentir mis compasién por las perme ae uestra comunidad que pasan por dificultades econémicas que por los nifos que se mueren de hambre en Africa, aunque intelectualmente re- Conozcamos que estos necesitan mas nuestra ayuda. En un sentido mas Seneral, sentimos més empatia cuando podemos identificarnos con Witima, y el hecho de que sea identificabie nos es de gran ayuda. Les os han estudiado también desde hace tiempo la tendencia que todos tenemos a dar mis importnca alan petonas alas que roe Poner cara que @ las personas anénimas", El sesgo de la v politicas pabli iicable, por humar sea, afecta a las ‘como dice el aforismo (con frecuencia atribuido a Statin, dudoso), sla muerte de un hombre es wma tragedia; la de de hombres, una estadisticar. Asi, la estremecedora foto de tres aiios hallado muerto en una playa turca nos obligé a wreonciencia de un fendmeno cuya existencia querfamos ignorar. Tuvo més impacto a la hora de concienciar a los europeos que las esta {de los miles de migrantes que se habfan ahogado antes en el Me- iterrineo. La foto de Aylan es a la emigracién hacia Europa lo que fue, 4a la guerra de Vietnam, en 1972, la de la nifia vietnamita Kim Phuc jendo desnuda por una carretera con todo el cuerpo quemado por el ible impacta mucho més en las con- 1s. Del mismo modo, una campafia tafia contra el alcohotismo al volante tiene mucho més efecto cuan- yultado contra el parabrisas que cuando a, sin embargo, mucho [eo de los paises que tienen una fuerte proteccién na dualidad entre asalariados prote- fsidos y asalariados con empleos precarios. Los medios de comuni lariaclos con contratos indefinidos que estén a punto de perder su empleo yu drama, tanto més real cuanto que viven en ‘un pais en el que tienen pocas posibilidades de encontrar otro empleo con contrato indefinido; esas vietimas tienen un rostro. Aquellos y aquellas, inuicho mas numerosos, que se las arreglan altemando periodos de paro on empleos subsencionados o contratos temporales, no tienen rostro; solo sin embargo, como veremos en ¢l s-—entre las que se encuentran las creadas para proteger los contratos indefinidos— que hacen que las empresas pre- ran los empleos precarios y los contratos subvencionados con dinero piblico a la creacién de empleo estable. Pensamos en los expedientes de ‘dc empleo y olvidamos a los excluicos del mereado labor do son las dos caras de la misma moneda. El contraste entre la economia y Ia medicina es en este caso evidente: ferencia de Io que pasa con la «ciencia higu- es espe: in embargo, el objeto de la mente apropiada en esta ocasié Sconomia es similar al dela medicina: el economista, como el oncdlogo, diagnostica; si es necesario, propone el mejor tratamiento teniendo en cuenta sus conocimientos (a la fuerza imperfectos) y no recomienidanin- grin tratamiento si no lo considera necesario, Jas victitnas de los (Salvo en el ivadas de la falta de inédico no tiene, ramento de Hipécrates y rec: ico con las consecuencias di vacunacién o de la resistencia Victimas de los efectos secundarios son con frectiencia pe alas qne se aplica el tratamiento, como itustra muy bie mercado tal economista esta obligado, pues, a pensar también en » por lo que puede, en ocasiones, ser acusado de lad hacia las victimas visibles. IL, EL. MERCADO ¥ OTROS MODOS DE GESTIONAR LA ESGASEZ, Stbien el aire, el agua de un arroyo o la vista de un paisaje pueden ser consumidos por una persona sin impedir que las otras también lo hayan, a mayoria de los bienes son escasos. Su consumo por una perso otra hacerlo. Un tema esencial para la organizacién de nuestras socieda. n de la escasez, la de los bienes y servicios que todos quere- © poseer: el apartamento que alquilamos o compramos, el verdes, Sila socie- dad puede disminuir la escasez —mediante un aumento de la eficacia en su producci6n, la innavacién o el comercio—, también debe gestionaria en tiempo real, dia a dia; y puede hacerlo mas o menos ist6ricamente, la escasez se ha gestionado de miiltip las

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