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Como en casi todos los tiempos la Iglesia tuvo dificultades y persecuciones ■>
gunos para contrarrestar promovieron el apostolado del papel

INTRODUCCION.

EPOCA de prueba para la humanidad es la que atraviesa en estos momentos.


Los deletéreos miasmas del racionalismo emponzoñan la atmósfera en que respira, la pasión invade
todos los terrenos, y la fe se ve combatida rudamente por el poderoso ariete de la incredulidad, de la duda
y del ateísmo.
La idea política se lia apoderado de la idea religiosa, y ora con el arma del ridículo, ora con la de una
falsa filosofía, se burla, escarnece y moteja aquella fe que nos hizo sostener una guerra de mas de siete
siglos, para arrojar al i n f i e l d e nuestro suelo., y que en no lejanos dias lanzaba á nuestros padres á los
campos de batalla para combatir al orgulloso hijo del Sena.
Si algo digno de respeto existe en el corazon del hombre, es indisputablemente la creencia, y sin
embargo es la mas combatida en nuestros dias. De todos los medios se echa mano, todos los recursos son
buenos para atacarla, todas las armas se emplean para destruirla.
Y la fe, casta y púdica doncella, que la menor palabra la ofende, que la mas ligera brisa la hiere,
tímida, temblorosa y vacilante, huye á refugiarse en lo mas recóndito del corazon humano, buscando allí
el abrigo y el amparo de que carece.
Arrancad de lá existencia humana la fe y matareis la existencia de la humanidad. "
Flor sin perfumes, la vida, nave sin piloto, vagaría perdida en el ancho mar del mundo, tropezando y
cayendo, sin ver en nuevos horizontes poderoso estímulo para realizar grandes empresas.
Desde la tribuna hasta la prensa, desde el procaz folleto á la obra filosófico-racionalista, todo se
emplea para combatir la creencia religiosa, para estirpar la fe en el corazon del hombre.
Y la humanidad inconsciente, la humanidad, nino grande á quien seducen los falsos oropeles con que
se encubre el sofisma, comienza á dudar,, siente vacilar sus sentimientos, confundense sus ideas, y mas
pronto se dispone á tender sus brazos á la nueva filosofía, que á perseverar en sus antiguas y religiosas
creencias.
Los mas sagrados misterios de nuestra Religión vense puestos en caricatura; derrámase la as querosa
baba de la impiedad sobre la inmaculada pureza de María; oféndese la memoria de su santo Hijo; la
incrédula saña se ceba en esa larga cadena de mártires y santos de una Religión que, nacida al pié de un
Cal-vario, ha llenado el mundo de vivísimos resplandores, y para atacar á las personas no se'ha vacilado
en zaherir y en motejar las ideas más santas y mas grandes.
Y en medio del proceloso mar de las pasiones, agitada sin cesar por los terribles vendavales de las
convulsiones políticas, vaga errante y perdida la barca de la fe, buscando el puerto bienhechor que la
preste el abrigo y el reposo, la paz y la tranquilidad desvanecida.
En estos momentos, pues, que son de prueba, como ya hemos dicho, para la humanidad, nosotros,
menos ansiosos de un mezquino lucro que de contribuir con nuestro débil esfuerzo á sustentar esa
columna sacrosanta de la fe y de la ciencia, anunciamos un libro que, si en su primera edición, hecha en
dias mas bonancibles para el Cristianismo que los presentes, fue favorablemente acogido por los buenos
católicos, hoy no dudamos que contribuirá poderosamente para hacerles perseverar en sus sanos
propósitos, para prestar nuevo vigor y energía nueva á las levantadas creencias.
Hoy se encuentran en pugna dos escuelas; hoy están luchando dos poderosos atletas en gigan tesco y
desigual combate.
El error y la fe, el sofisma y la verdad, la falsa razón y el sano criterio.
Los primeros tienen en su ayuda las brillantes galas del. falso oropel, el arma poderosa y eficaz del
ridículo, y cuando esto no basta, los recursos de la fuerza: la segunda, solamente puede pre sentar una
inmensa calle de amargura, regada con la sangre de innumerables mártires, iluminada con los espléndidos
fulgores de esas brillantes lumbreras de una Religión que dice «sufre y perdona,» «ama á tu prójimo
como á tí mismo.»
Aquellos buscan su apoyo en hombres que se han dejado alucinar por una idea; estos le tienen
en ideas que lian regado con su sangre, desde el Hombre-Dios, hasta el humilde misionero de Jas
regiones salvajes.
¿De parte de quién quedará la victoria? No es difícil adivinarlo, teniendo en cuenta que los nombres
mueren mientras las ideas subsisten, y como el error está sustentado por el hombre y el Cristianismo por
la idea, todos cuantos esfuerzos se hagan para destruirle, serán completamente impotentes.
Bajo la fe de esta creencia, animados del mas ferviente espíritu religioso, damos principio á la
publicación de la segunda, edición de nuestra Galería católica.
Si para emprender tamaña empresa, hoy, que como dejamos espuestó, los vientos que corren son
contrarios para obras de esta índole, no nos alentara y nos sostuviera la misma fe que en nuestro corazon
guardamos y el afan de contribuir con nuestro óbolo al sostenimiento de esa tan combatida Religión,
sintetizada en el mártir del Gólgota, hubiéranos servido de poderoso estímulo la acogida tan brillante que
obtuvo la primera edición que de la indicada obra hicimos, que tantos plácemes nos proporcionó y á la
que fuimos alentados por Su Santidad nuestro amantísimo pontífice Pío IX, el cual nos. honró con el
autógrafo que antecede.
. En las páginas de nuestro libro, inspiradas por la mas fervorosa creencia, por el mas levantado espíritu
cristiano, hállanse los mas interesantes pasajes de la vida de María y de su Hijo, de la casta doncella de
Sion y del que redimió á la humanidad entera, dando por ella su preciosa sangre. . •
Figuras accesorias de este gran cuadro, donde se ve una Madre desolada al pié de una cruz, y lir!
espirar pide á su Padre el perdón de los que le dieron muerte, aparecen los Santos
y los Mártires, los que con su sangre regaron la purpurina flor del Cristianismo, y los que con sus virtudes
y sus talentos supieron ensalzarla y enaltecerla.
A la impiedad, á los que rindiendo culto á extraviadas doctrinas, todo lo niegan y lo ridiculizan todo,
les damos un nuevo libro donde saciar su incrédula voracidad.
A los que vacilan, á los que dudan, á los que buscan, en fin, nüevo y nutritivo aliento para su abatido
espíritu, les ofrecemos una obra donde hallarán infinitos ejemplos que imitar v grandes hechos en q ue
aprender. ...
Ni el exagerado fanatismo nos ciega, ni somos de aquellos que en absoluto nieguen que en nuestra
época dejen de existir grandes virtudes, corazones dignos, honrados, leales y religiosos en sumo
g r a d o , .
Para estos, nuestra Galería^ debe ser una lectura amena é instructiva, un refugio contra cierta Cíase
cíe publicaciones, que halagando mas los sentidos qüe los sentimientos, mas las pasiones que el espíritu,
contribuyen de una manera eficaz á esa lamentable perturbación que reina en nuestra s ociedad.
Tal es la idea que nos mueve á publicar por segunda vez nuestra Galería católica, y tal la síntesis de
ella; nuestros lectores podrán juzgar si estuvimos acertados en la primera, y si los ilustres escritores que
la han desarrollado, estuvieron á la verdadera altura de la santa y noble misión que se impusieron.
EL EDITOR,

Carta de Don Bosco sobre el apostolado de la prensa


«De acuerdo con mi deseo de veros crecer cada día en celo y méritos ante Dios, no dejare de sugeriros de
cuando en cuando medios que harán esta tarea cada vez mas provechosa. Uno de los medios que deseo
recomendaros más vivamente es la difusión de las buenas ec turas.
La difusión de buenos libros entre la gente es uno de los medios por los que el Reino del Salvador puede
establecerse y mantenerse en muchas almas. Incluso sin tener fuerza de la palabra viva cuentan con ventajas en
algunas situaciones. El buen libro entra en las casas aonde no pu entrar el sacerdote, es tolerado también por los
malos como memoria y como regato. Presentándose no enrojece, descuidado no se inquieta, leído ensena
^rdade^oC°"nC(a'^f;’ despreciado no se queja y deja el remordimiento que a veces enciende el deseo de conocer la
verdad: mientras él está siempre dispuesto a enseñarla. riló ntas
¡Cuántas almas fueron salvadas por los libros buenos, cuantas preservadas del ^ cuantas animadas en el
bien! Quien regala un libro bueno, ya ha adquirido un merecimiento incomparable ante Dios. Y se consigue
aún mucho mas. Un libro en una familia, si no es leído por la persona a quien ha sido destinado o regalado, es
leído por el hijo o la hija poi_ ei amigo o vecino. Un libro en un pueblo pasa a veces por las manos de o,en
personas. que produce un libro -regalado como prenda de amistad en una ciudad, en una biblioteca,
sociedad de obreros, en un hospital. ...
Os ruego y suplico, por tanto, que no descuidéis esta parle importantísima de nuestra misión».
(SAN JUAN BOSCO, Circulara los Salesianos par a la difusión de los buenos libros, 19-á )
Leer, releer, prar y difundir

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