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Seres que hacen temblar de Europa L ORO DEL TROLO geritek Norge, el Reino de Noruega , es conocido por sus valles, ‘bosques y sus altas montafias, Hace muchos afios, al pie de una de esas montafias, un campe- yysu esposa levantaron una casa. Tenian dos hijos, los mellizos Anja y Erik. Los chicos solian ayudar a sus padres en las tareas domésticas. tarde, su madre les encarg6 un poco de eneldo para la comida. No tarden ni hagan tonterias, o se quedan sin postre —ad- irtié—. Estoy preparanco una torta. ‘Anja y Erik se pusieron sus gorros de piel. Erik propuso: —Fl que encuentra primero el eneldo, gana la porcién de torta otro, —iHecho! —dijo Ana Los chicos corrieron, cruzaron un arroyo saltando sobre piedras se internaron en el bosque, hasta la ladera de una montafia. ‘Anja se agaché entre las flores y las plantas que crecian por todas . No tard6 en encontrar la hierba. —jGané! —grité, levantando la cabeza. Pero su hermano no estaba. —jBrik! —Ilamé—. Encontré el eneldo! Vamos a casa. De nuevo, la tinica respuesta que obtuvo fue su propio eco. Em- a a oscurecer ya soplar un viento frio. De pronto, Erik bajé la ladera de la montaita. —sDinde estabas? ah Versiones de Nicolés Schuff —Por ahi... Anja le mostré el ramito de hierbas recién cortadas y dijo: —Me corresponde tu porcién de torta. Erik levanté los hombros sin mucho interés. —Esté bien —respondié, Li jiferencia de su hermano intrig6 a Anja. Esa noche, antes de meterse en sus camas, Erik le dijo a Anja: —Mafiana yoy a ir al pueblo. —sPara qué? —Quiero comprar algunas cosas. {Quieres que te traiga algo? i —;Comprar? ;Con qué dinero? | Erik sacé algo de entre las sdbanas y se lo mostré a su hermana, I Era una piedra dorada, —iDénde encontraste eso? —se inquieté Anja—. Es oro. —Claro que es oro. Lo encontré en la montaiia, mientras vos buscabas yuyos. —Erik, jesa piedra es de los trois! Hi Los trolls eran gigantes que vivian en las cuevas de algunas mon. tafias. Tenian un solo ojo y se alimentaban con piedras. Sobre todo preferian las piedras de oro. Salian tinicamente por las noches, pues el contacto con la luz del sol los transformaba en roca. No poseian una | gran inteligencia y en general no se acercaban a las personas, aunque | a veces matizaban su dieta con la carne de algiin desprevenido: ii) —{Trolls? —dijo Erik—. No seas miedosa, Anja. Es solo una piedrita, | Erik guardé la roca en un bolsillo del pijama, soplé la vela que [f° ituminaba el cuarto y se meti6 en su cama, Van a venir a buscarla —dijo Anja, ape Seres que hacen temblar.. _—Duerme que es tarde, hermana, Erik se dio vuelta, hundié la cabeza en la almohada y empez6 a sofarlo que hari al dia siguiente con su tesoro. {La luz de la luna entraba por la ventana. Anja estaba despierta, atenta alos sonidos de la noche. El viento el Iejano aleteo de wn ave, Jashojas de los érboles, Cuando la nifia empezaba a dormirse, escuché fetumbar la tierra. Era un sonido regular y leano, pero crecia y se ha- ‘fa cada vez ms nitido. —Brik —susurré Ania Pero Erik dormia —iBrik! Su hermano se despert6: {Qué pasat —Escucha. Ia tierra vibraba cada ver.con mas fuerza. Eran pasos, y se diri- ~ plan hacia la casa, 7 Ninguno de los hermanos se atrevié a hablar o asomarse a laven- tana, Las pisadas se hicieron mas y mas potentes y cercanas. Los vidrios temblaron, Los muebles también. De pronto, los golpes cesaron, i6. Una cara enorme, ylaluz de la luna que inundaba el cuarto se desvaneci ponstruosa, apareci6 en la ventana. Tenia un solo ojo, en la frente. ‘Los chicos se taparon hasta la cabeza, paralizados. Erik murmuraba: —Es un suefio, es un suefio, es un suefio. Pero no, no era un suefio. El troll abrié la ventana y olfateé la cama de Anja con su enorme natiz. Después pasé a la cama de Erik. Enseguida metié un braz0, destapé al nifo, lo levanté en su puto y se lo llev6. S452 Versiones de Nicolds Schuff Anja corrié a la ventana, El troll se alejaba hacia la montafia. So- bre un hombro Ilevaba aferrado a su hermano. Erik pataleaba deses- perado bajo los dedos del gigante Sin pensarlo, la nifia se abrig6, salt6 por la ventana y fue tras, ellos, Pronto los perdié de vista, porque cada paso del troll equivalia a diez pasos de hombre. . Anja siguié sus huellas. En el camino se topé con la piedra de oro, Habia caido del pijama de su hermano y el troll no lo ha- bia notado. La nia la guardé en su abrigo y siguié corriendo. No le importaron los ruidos desconocidos que surgian desde las sombras. No le importaron los murciélagos que surcaban el aire ni el aullido de los lobos. Tropez6, se rasguié, pero al fin llegé a la ladera de la montafa. Trep6 y siguié trepando por alli, hasta que las huellas del troll desaparecieron. Entonces Anja levant la cabeza, Estaba ante una cueva hiimeda y oscura. Era la morada del gigante. Anja respir6 hondo y descans6 unos instantes. El aire puro y frio la hacfa sentir més fuerte, Miré la luna plateada, y luego la piedra do- rada que llevaba en el bolsillo, No faltaba mucho para que amanecie- ra, Entonces tuvo una idea. Se alejé unos metros de la cueva, hizo una pila de piedras y puso Ja roca de oro en la punta, Después grit6, Ilamando a la bestia: —jTroll de la montaiia! No hubo respuesta. Anja junté fuerzas y volvi6 a gritar: {Troll de la montaita! Quiero que liberes a mi hermano! Silencio. Anja insisti6. —Mi hermano no te sirve de nada. Tiene muy poca carne. Aqui hay algo que te puede interesar mucho més, aie | | | Seres que hacen temblar. Bata ver se escuché una risa estiipida y feroz, y a continuacion cesta respuesta: —Vete ahora mismo o te comeré también a ti. La voz del troll era honda y aspera, pero Anja no se asust6, —Pensé que una pila de oro podia interesarte —dijo. Esta vez hubo un movimiento en la cueva. La tierra retumbé tres ‘yeces, y Anja vio el gran ojo del troll espiandota en la sombra. ‘La nifta caminé hacia el montén de piedras que habia hecho, tomé la roca de oro y se la arrojé al troll. —iMiral —

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