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A la luz de lo anterior, y conscientes de la necesidad y trascenden-
cia que significa pugnar por que todos conozcamos el azaroso recorri-
do que Sinaloa ha tenido que transitar desde sus orígenes hasta nues-
tros días, fue que convocamos a connotados historiadores, ensayistas,
cronistas y periodistas sinaloenses a colaborar en la realización de un
proyecto historiográfico ciertamente ambicioso y complejo.
Así se gestó la obra Los gobernadores de Sinaloa ante la
historia (1831-2011) y de la cual nos sentimos francamente orgu-
llosos, tanto por la audacia y la determinación de las que nos imbui-
mos y que nos animaron para concluirla como por la respuesta de los
admirables, brillantes y acuciosos investigadores sociales que se en-
cuentran en estas páginas, auténticos obreros intelectuales compro-
metidos con la verdad de los tiempos idos y de los tiempos por venir.
Todas y todos pusimos lo mejor de nuestra capacidad para lograr
el propósito soñado. Una obra del tamaño de la que ofrecemos a los
lectores y amantes de los aspectos históricos fue una tarea de gran
peso, que en algunos casos tomó meses y en otros incluso años.
La continuidad de este proyecto será una tarea obligada en el fu-
turo. Los tres tomos que presentamos ahora invitarán a la prepara-
ción de los que sean necesarios, pues habrá que rescatar y compi-
lar permanentemente la obra gubernamental que se produzca en los
próximos años.
Por ahora se abordan los sucesos ocurridos desde el nacimiento
del Estado Libre y Soberano de Sinaloa el día 13 de marzo de 1831 con
la instalación del Congreso Constituyente en la ciudad de Culiacán
y el nombramiento de su primer gobernador Francisco Iriarte, hasta
el licenciado Mario López Valdez, quien tomó posesión del cargo el
1 de enero de 2011 y cuyo mandato constitucional concluirá el último
día de diciembre de 2016. Todos ellos hicieron su parte en la cimenta-
ción y edificación de lo que hoy somos las y los sinaloenses y de lo que
a esta fecha constituye el patrimonio económico, cultural, arquitectó-
nico y político de nuestra pujante y amada entidad federativa.
Con sus luces y sombras, todos los gobernadores pusieron su me-
jor empeño e interés en servir, a pesar de que, más allá de intereses
personales legítimos o mezquinos o un ejercicio del poder fáctico o
Presentación | 7
Esta obra, ahora en manos de lectores atentos, no pretende ser
una nueva historia de Sinaloa, como bien han advertido los realiza-
dores, sino que es una enriquecedora compilación que la articula, in-
tegra y complementa de otra manera que, por cierto, no tiene prece-
dente. No busca, ni intenta, denostar, ofender, enjuiciar o sancionar,
sino registrar actos y conductas del gobierno y los gobernantes tal
como fueron, mostrándolos en su contexto, al tiempo que reconoce
y transparenta los éxitos, fracasos, problemas y caminos de solución
seguidos por quienes han ocupado el poder Ejecutivo del estado.
Por otra parte, cabe mencionar que se incluyen entrevistas con
algunos de los exgobernadores que aún viven, donde cada autor y
cada entrevistado asume la responsabilidad de sus opiniones.
Expreso mi reconocimiento y mi gratitud a quienes colaboraron
en la realización de este gran esfuerzo editorial y a quienes coordi-
naron conmigo los trabajos. Todos los participantes fueron funda-
mentales para la concreción de un producto que consideramos de la
mayor valía e importancia histórica. Valoro y aprecio enormemente
la labor de los coordinadores de los cuatro grandes bloques de inves-
tigación que componen el proyecto: Ronaldo González Valdés, Gil-
berto López Alanís, Roberto Soltero Acuña y Nicolás Vidales Soto;
asimismo, el trabajo videográfico de Jorge Aragón, la labor periodísti-
ca de Jorge Luis Telles y Mario Martini y, en general, el excelente tra-
bajo de las y los historiadores. Los entusiastas que creímos en el pro-
yecto vencimos —como siempre— a los escépticos y a los suspicaces.
He aquí, finalmente, un producto que rebasa afanes políticos de parti-
culares y cuenta con la seriedad y el rigor de las ciencias sociales.
Por otra parte, sin el trabajo de revisión, diseño, corrección de es-
tilo, organización y producción tampoco habría sido posible realizar
este sueño; y no puedo dejar de lado las tareas de administración y
dirección de recursos así como una adecuada difusión. Por ello, va mi
agradecimiento a la y los responsables de los equipos de trabajo, en es-
pecífico al encabezado por la rigurosa editora Maritza López López; a
Alfonso Torres Galicia, director general y tesorero de la Fundación;
a Armando Ojeda Camacho, en la comunicación y a Jaime Sinagawa
Montoya en la revisión final. A todas y a todos los que participaron
Presentación | 9
legado y de cara a un futuro que queremos más promisorio y progre-
sista porque los sinaloenses lo merecemos.
Apelo al pensamiento, a la rectitud, a la honradez, a la ética, a la
capacidad, a la preparación y a la visión de las y los políticos sinaloen-
ses para rescatar lo mejor de nuestra historia y plasmarlo en proyec-
tos y políticas públicas viables, avanzadas, innovadoras y creativas en
bien de Sinaloa; tenemos que cambiar y crecer, sortear obstáculos de
cualquier índole, desarrollarnos y avanzar en todos los aspectos por el
bien de nuestros hijos y nietos, de nuestras familias y de toda la so-
ciedad sinaloense.
Este es nuestro tiempo y no podemos perderlo, como tampoco la
oportunidad de ser mejores y de preparar con tesón, empeño y bri-
llantez a nuestros niños y jóvenes de ambos géneros.
Conciliemos para crecer y conjugar los mejores esfuerzos por
nuestro querido Sinaloa.
Actuemos como si esta fuera la última oportunidad que tenemos.
Pensar y actuar en grande es la divisa.
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en fin, cada uno tendrá que ser valorado atendiendo las condiciones
que le tocó vivir.
Es indudable que este libro se convertirá en un valioso recurso
que nos permitirá entender lo que ha costado ser lo que somos y
lo que tenemos, base sustentable para seguir construyendo mejores
condiciones de vida para la sociedad sinaloense.
Por otra parte, en esta obra se han dado cita hombres y mujeres
interesados en el proceso histórico de nuestra entidad y que se han
ocupado antes del tema, por lo tanto, es el producto de concepciones
diferentes que, al reunirse, nos ofrecen una visión integral, rica y es-
tructurada por un objetivo común, en el cual confluyen el periodista,
el historiador profesional, el estudioso independiente o el asesor del
gobernante, aportando cada uno su conocimiento y experiencia, in-
tegrando con sus ensayos una obra que recoge el legado de los titulares
del poder Ejecutivo a lo largo de los 180 años del devenir sinaloen-
se. Además, la diversidad de estilos literarios que compone esta obra
es una riqueza que obedece fundamentalmente al origen, formación
profesional y experiencia de cada autor, sin negar que el afecto por el
personaje se convierte en otro factor que influye a la hora de plantear
su tratamiento; en cada caso, sin embargo, se trató de abordarlo ob-
jetivamente, considerando su origen familiar, formación académica
y profesional, trayectoria en el campo de su desempeño, forma en la
que accedió al poder y el legado de su administración al desarrollo de
la sociedad sinaloense en materia económica, política y social.
Es posible que falten temas y personajes por abordarse, defecto
que pueden poseer las historias de largo plazo. Para subsanar alguna
omisión involuntaria, en el anexo se incluye el listado elaborado por el
Lic. Héctor R. Olea Castaños, acucioso investigador badiraguatense a
quien le debemos la relación más detallada sobre este particular, pre-
cisada en los anales de la historia legislativa y administrativa de nues-
tra entidad. Lamentablemente, una inundación reciente del Archivo
Histórico del H. Congreso del Estado causó irreparables daños a este
importante acervo documental; no obstante, el material que pudo sal-
varse fue de gran relevancia para este trabajo.
Introducción | 13
Los
gobernadores
de Sinaloa
ante la historia
(1831-2011)
Tomo I
Primeros gobernadores
en Sinaloa, 1831-1855
Coordinadores
Ronaldo González Valdés / Nicolás Vidales Soto
Primeros gobernadores
en Sinaloa, 1831-1855
19
la Constitución de Cádiz, la intendencia de Arizpe, la provincia
de Sonora y Sinaloa, la primera y efímera separación de las pro-
vincias de Sinaloa y Sonora en 1823 y la conformación del Esta-
do Interno de Occidente en 1824, hasta la erección del Estado
Libre, Soberano e Independiente de Sinaloa en 1831. Enseguida,
se aborda la historia de los diferentes episodios de fundación y
refundación de la vida política y social del flamante estado de
Sinaloa, narrando de manera breve los avatares del primer en-
frentamiento entre los grupos de notables de Culiacán y Cosalá,
los grupos de Culiacán y Mazatlán (comerciantes extranjeros y
comandantes de las guarniciones militares federales), el predo-
minio de los militares durante el régimen centralista, la invasión
norteamericana, la recuperación del poder y el ocaso del grupo
de los De la Vega de Culiacán, hasta el tránsito hacia la Reforma
liberal. Por la naturaleza y propósito mismos de la obra, el tra-
bajo destaca los aspectos políticos de este proceso, subrayando
las pugnas entre los grupos de notables que protagonizaron la
disputa por el poder en aquellos tiempos.
2. En un segundo apartado se ofrece una relación cronológica de los
nombres, períodos y acciones principales de quienes detentaron
el poder gubernamental en el estado. A tono con lo apuntado lí-
neas arriba, la relación se divide en los siguientes subapartados:
«El breve dominio del grupo de Cosalá»; «Los notables de Culia-
cán: un nuevo grupo dominante»; «La disputa en el centralismo:
dos grupos de notables, militares y otra circunstancia nacional»;
«La ronda de los militares»; «El grupo de Culiacán de nuevo»;
«Ocaso y caída de los De la Vega» y, por último, «El tránsito a
la Reforma». Vale advertir que, como se sabe, la información
sobre este período es más bien escasa y sigue todavía dispersa
en diferentes publicaciones y archivos. No gratuitamente, An-
tonio Nakayama la llamó la «Edad Media de la historia de Sina-
loa». Por lo mismo, nos dimos a la tarea de cotejar puntualmen-
te nombres (en los que había diferencias evidentes, por ejemplo
en el caso del general Francisco Duque, que aparece en algunos
textos como Francisco Duarte), al igual que fechas y sucesos que
Antecedentes
Cuadro 1
Gobernadores del Estado Interno de Occidente
Juan Miguel de Riesgo (septiembre de 1824-octubre de 1824).
Francisco Iriarte (octubre de 1824-abril de 1825).
Simón Elías González (abril de 1825-octubre de 1825).
Nicolás María Gaxiola (octubre de 1825-febrero de 1826).
Simón Elías González (febrero de 1826-agosto de 1826).
Nicolás María Gaxiola (agosto de 1826-noviembre de 1826).
Francisco Iriarte (noviembre de 1826-noviembre de 1827).
José María Gaxiola (noviembre de 1827-agosto de 1828).
José María Almada (agosto de 1828-septiembre de 1828).
José María Gaxiola (septiembre de 1828-agosto de 1829).
José María Almada (agosto de 1829-octubre de 1829).
Francisco Iriarte (octubre de 1829-abril de 1830).
Francisco Escobosa (abril de 1830-mayo de 1830).
Leonardo Escalante (mayo de 1830-marzo de 1831).
Fernando Escudero
Pedro Sánchez
Pomposo Verdugo
Algunos [...] podrían tenerse como risibles de no ser por los da-
ños que causaron al país y al estado, como el registrado en Ma-
zatlán el 5 de febrero de 1846, por el que la soldadesca reconoció
como gobernador a Pomposo Verdugo, para que al día siguiente
volviera a pronunciarse proclamando al teniente coronel Ángel
Miramón. (Nakayama, op. cit.: 231)
Manuel Zelayeta
Conclusiones
Militar/ Grupo
Período Tiempo
civil político
Francisco Iriarte y
13 de marzo de 1831 1d Civil Cosalá
Conde
18 de junio de 1831 al 20
Fernando Escudero 1a 1m 2d Civil Cosalá
de julio de 1832
7 de julio al 2 de agosto
José Felipe Gómez 25d Civil Culiacán
de 1834
Militar/ Grupo
Período Tiempo
civil político
28 de septiembre de
1836, y desde el 15 de
marzo de 1837 como en-
cargado del departamen-
Pedro Sánchez to en su condición de Civil Culiacán
primer vocal de la junta
departamental, gober-
nó Sinaloa hasta el 31 de
mayo de 1837
Militar/ Grupo
Período Tiempo
civil político
Gobernador interino y
Teniente coronel
comandante general del
Juan Ignacio 2d Militar
7 al 9 de noviembre de
Brambila
1844
Teniente coronel
6 al 12 de febrero de 1846 6d Militar
Ángel Miramón
Militar/ Grupo
Período Tiempo
civil político
13 de julio al 6 de agosto
Pomposo Verdugo 24d Civil Culiacán
de 1846
5 de septiembre al 21 de
Gumersindo Laija 2m 16d Civil
noviembre de 1846
diciembre de 1850 a
José María Gaxiola 2m Civil
enero de 1851
Triunvirato de José
de Jesús Espinosa
Enero al 8 de septiembre
de los Monteros,
de 1851 11m Civil
Miguel Verdugo y
Avilés y Antonio E.
Núñez.
8 de septiembre de 1851
José María Aguirre 4m 3d Civil
al 11 de enero de 1852
Militar/ Grupo
Período Tiempo
civil político
Comandante de
marina Pedro Díaz 2 al 25 de febrero de 1854 23d Militar
Mirón
27 de octubre al 8 de no-
Manuel Zelayeta viembre de 1855 11d Civil
Civiles 27
Militares 19
79
Santa Anna la renuncia a la presidencia de la República, logrando
que el 9 de agosto saliera de la ciudad de México y abandonara el
país. La revuelta duró escasos dos meses en diferentes lugares, pero
a principios de octubre el general Juan Álvarez llegó con su ejército a
Cuernavaca, nombró la Junta de Representantes que lo eligió presi-
dente y designó el gabinete nacional.
La derrota de los contingentes conservadores permitió que el go-
bierno convocara al Congreso Constituyente, que después de largas
deliberaciones terminó con la elaboración de una Constitución Po-
lítica que reglamentó la vida nacional, la cual fue promulgada el 5 de
febrero de 1857, definiendo el tipo de gobierno y estructura que desde
entonces lo caracterizarían como liberal, federalista, nacional y po-
pular, terminando con los privilegios que habían causado tanto daño
a las mayorías del país.
En este proceso de 56 años —de 1855 a 1911— podemos distin-
guir algunas fases que nos permitirán conocerlo mejor: la primera
es la lucha por el poder hasta llegar a la presidencia de la República;
la segunda es la implantación de una serie de reformas sustantivas
que fueron denominadas leyes de Reforma, y cuya decretación estu-
vo acompañada de la reacción militar encuadrada en el Plan de Ta-
cubaya hasta su derrota; la tercera es la intentona de establecer un
imperio francés con la consiguiente guerra de Intervención, hasta el
15 de mayo de 1867, día en que Maximiliano de Habsburgo, Miguel
Miramón y Tomás Mejía fueron fusilados en el Cerro de las Campa-
nas, en Querétaro; una cuarta fase es la que podemos llamar recons-
trucción nacional, que da inicio con el regreso del presidente Juárez
a la ciudad de México para reimplantar el gobierno liberal y que ter-
mina con su muerte; la quinta comprende el interinato de Sebastián
Lerdo de Tejada hasta el Plan de Tuxtepec, con lo cual da inicio la
sexta fase, que podemos denominar porfiriato, con tres momentos:
asunción al poder, consolidación y declive.
Dado que los momentos históricos no se presentan estrictamen-
te iguales en todas las regiones del país, pues el desarrollo de los su-
cesos en el centro siempre tienen repercusiones posteriores en las
entidades, y ya que el ingrediente diferenciador son las condiciones
La guerra de Reforma
Pomposo Verdugo
(18 de octubre de 1855-17 de febrero de 1856; 26 de abril de 1856-15 de
abril de 1857; 7 de junio-23 de septiembre de 1857)
Origen y formación
Ante los encuentros contra los militares que desde Mazatlán re-
presentaban al gobierno santannista, para 1855 el poderío del clan De
la Vega había caído a su punto más bajo, pero creyendo encontrar en
ese grupo un aliado contra el dictador, Pomposo Verdugo —cuñado
de Manuel María, Rafael y Francisco de la Vega—, recibió el 18 de oc-
tubre la designación como gobernador de Sinaloa por el general Juan
Álvarez, jefe de la revolución de Ayutla, tomando posesión del cargo
el 8 de noviembre en la capital del estado, enfrentándose inmediata-
mente con la oposición del general José Inguanzo, quien desde Cu-
liacán se levantó en armas contra los gobiernos federal y estatal, obli-
gando a Verdugo a refugiarse en Mazatlán.
Por su parte, Eustaquio Buelna, hombre que vivió esa etapa, re-
gistró el siguiente comentario:
Gobernador jactancioso
que del pueblo eres verdugo,
¿eres verdugo pomposo
o eres Pomposo Verdugo?
El Plan de Tacubaya
Plácido Vega Daza —sin la «y» entre sus apellidos, según el historia-
dor Antonio Lerma Garay, su biógrafo más documentado— es el per-
sonaje más controvertido en la historia sinaloense. Su nombre conci-
ta las pasiones más encontradas. Héroe para unos, traidor para otros,
dictador o gobernante dispuesto a conseguir el consenso popular del
momento, amigo fiel o enemigo férreo, son los calificativos que se
esgrimen a su paso. Buelna lo denigra, Lerma lo rescata, Humberto
Ruiz lo somete a la crítica y José María Figueroa lo justifica. Nakaya-
ma lo defiende cuando escribe:
Don Plácido Vega jamás volvió a ocupar la silla del gobierno. Fue
el gobernador más absoluto, un dictador con las facultades que
le daba la situación anormal del país. Auxilió a otros estados con
tropas y recursos, derrochó la hacienda federal y del estado, no
dejó en éste más que memorias de asesinatos cometidos por sus
agentes, Hizo importante el nombre del estado, pero deprimió las
garantías de sus ciudadanos. (Buelna, op. cit.: 341)
Aportaciones a Sinaloa
Por su parte, Amado González Dávila sintetizó su vida con las si-
guientes palabras:
Eustaquio Buelna
(27 de septiembre de 1871-7 de mayo de 1872; 5 de febrero de 1873-11
de mayo de 1875)
Francisco Cañedo
(1877-1909)
Manuel Monzón
(31 de agosto-2 de diciembre de 1877; 7 de febrero-7 de mayo de 1879)
Hijo del Estado y uno de los militares que tienen mejor hoja
de servicios. Principió su carrera de soldado raso y ha llegado
a ceñirse la banda de general. Hizo en Sinaloa toda la campaña
durante la guerra de Reforma y la Intervención francesa. Defen-
dió la causa republicana en otros estados, siempre con dignidad
y valor. Vicegobernador durante el cuatrienio 1880-1884, ocupó
el cargo de gobernador en sustitución del titular. Vivió en Cosalá,
Uno de los jefes, el otro fue don Cristóbal Romero, del contingen-
te liberal comandado por don Atanasio Aragón, que derrotó a las
fuerzas proimperialistas de don Francisco de la Vega en una ba-
talla celebrada por el oriente de Culiacán a finales de septiembre
de 1864. Se distinguió en la batalla de San Pedro, luchando jun-
to a su jefe, el coronel Antonio Rosales; en esta inolvidable epo-
peya, don Cleofas Salmón ostentaba el grado de teniente coro-
nel [...] Mientras esos sucesos pasaban en el sur (febrero 1865),
Rosales establecía en el norte una línea militar para poner a los
distritos de Mocorito, Sinaloa y El Fuerte a cubierto de cualquier
invasión, y hacía que Cosalá enviara a Culiacán un cuerpo de tro-
pas allí organizado, que puso a las órdenes del teniente coronel
don Cleofas Salmón para contribuir a la defensa del país. (Buel-
na, 2007: 97-98)
Eriberto Zazueta
(6 de junio de 1909-27 de septiembre de 1909)
Conclusiones
207
de Cultura Regional (difocur) del gobierno de Sinaloa (1999-2008) y Sub-
secretario de Planeación Educativa de la Secretaría de Educación Pública
y Cultura (sepyc) de Sinaloa. Actualmente es profesor e investigador de la
Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Eustaquio Buelna.
Grabado de Erasto
Cortés.
Blas Ibarra.
Jesús María Gaxiola.
Gral. Francisco Cañedo.
El gobernador Francisco Cañedo, al centro en la segunda fila departiendo con sus
amigos en Mazatlán.
Presentación
|Heriberto M. Galindo Quiñones. . ...................................................... 5
Introducción............................................................................. 11
El proceso histórico....................................................................19
Antecedentes..................................................................................21
Primer enfrentamiento entre notables:
el Estado Interno de Occidente......................................................23
El Estado de Sinaloa: enfrentamiento
entre dos grupos de notables............................................................... 27
La disputa en el centralismo (1836-1846)....................................... 31
La invasión estadounidense (1847-1848)....................................... 34
El fin de un grupo de notables (1848-1853)................................... 36
233
Fernando Escudero........................................................................ 42
Manuel María Álvarez de la Bandera............................................ 43
El triunvirato: José Palau, Manuel de la Herrán
y Agustín Martínez de Castro............................................................. 43
José Felipe Gómez......................................................................... 44
José Antonio Jorganes................................................................... 45
Manuel María de la Vega y Rábago............................................... 46
Bibliografía....................................................................................75
Antecedentes................................................................................ 79
Inicio del gobierno liberal..............................................................81
La guerra de Reforma.....................................................................81
La guerra de Intervención francesa.............................................. 82
La restauración de las instituciones republicanas.........................83
El porfiriato: asumiendo el poder..................................................83
Estallido de la Revolución..............................................................85
Índice | 235
Ignacio Cruz.................................................................................164
José María Gaxiola........................................................................164
Gral. Francisco Arce.....................................................................166
Cnel. Jesús Ramírez Terrón..........................................................167
Francisco Cañedo.........................................................................168
Manuel Monzón...........................................................................186
Cnel. Cleofas Salmón.................................................................... 187
Mariano Martínez de Castro........................................................188
Eriberto Zazueta........................................................................... 193
Diego Redo de La Vega.................................................................196
Conclusiones................................................................................199
Bibliografía......................................................................................202