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texto ¢ ilustraciones Jacqueline Dussaillant Christie | Indice Prélogo Introduccién Siglo XVI La bota lena yl grito vacio (1536) La sangrienta espada de Inés (1541) Pero perdi la cabeza (1547) La matanza de Flor cortada (1569) EL fin de los siete (1573) Las cartas del infierno (¢,1587) Siglo XVII 7. El jesuita y los dos Alonsos (c.1610) 8. El chisme fatal o los dientes del corregidor (1614) 9. Entre el habito y la espada (¢,1619) 10, El capitin y la cantivadora cautiva (1629) 11. La pierna embrujada (c.1630) 12, La dofia irascible (¢.1640) 13, Extocada a lomo de mula (1645) 14, El cabeza cortada (1647) 15, Con la corona en el cucilo (1647) 16, ;Ay Meneses! (c. 1666) 17, El santo de las habas (1675) 18. op jolie ap son zit ans au OHA 0 2 oBany & sofourdso soy ap opege ang (oqneg 0) ngneg eout jap oueur say Soedeg eusengy rout iopesdur ut soysa1 so] ales vjopuadnansuos “fge] us pepnD ws _ varYpUTyaL, ‘one, costumer 10d soperapry syourdss -fePY 2p ofmun vmu>} oso 10d asrewiepppe sed ostusad oiqisox odtso8 nod yy “Pout otrontsrn On etivis Orn), S1opeismbuo) sory eno & (09 OMMTAAP 9 FZCT > ommry oospUery osen) vas U2 Seoul so] sod Sey2ay SOUO_IUISOD Se] pet vexpoid wun anua s9qype un ru aqeo ou anb wonsopad pes ap wos eude> un UOT) toxSeuY ap 0391, 3 2 4 ou pry \Jent> vousury U9 esmbtos ap seuvdumes ua opuedionred Inés de Suarez, que ast se Hlamaba la espa fiola, tomé una espada y les corté la cabeza, uno a uno, a los siete caciques. Quién sabe de donde sacé tanta fuerza la senora, por- que cortar cabezas no es facil en absoluto. Requiere vigor” y maestria, Como Rubio y De la Torre permanecian perplejos miran- do a la gentil dama que actuaba tan poco gentilmente, esta de un grito les orden6 que Hevasen los cuerpos y las eabezas hasta la plaza para amedrentar” a los indios. Pero, al salir arrastrando los cuerpos de los des- afortunados caciques, Rubio y De la ‘Torre se enteraron de que la batalla continuaba y de que parecia ser que, a pesar de todas las horas transcurridas y de la valerosa resisten- cia de los espaiioles, las cosas iban de mal cn peor. | desastre cra tan grande para los es- Fe: que dona Inés sin dudarlo se puso una cota de mala sobre sus hombros y partié a daraliento alos suyos ya Hamar a los heridos para que ella los pudiera sanar, y asi continuaran luchando, Cuerpos tullidos,** apaleados, sueios y ensangrenta- dos Hegaban a recibir alguna ayuda de las 16, Ruidoso, estruendosos, manos de la mujer. Hacia el mediodfa, espa ‘ioles e indios, continuaban luchando sin ce= sar, Elagotamiento de tan extensa batalla se hacia sentir en ambos bandos. Poco a poco, los indios se fueron retirando, sin duda para recobrar sus fucrzas y poder asi atacar nue- vamente, Los espatioles también se dispusie- ron a descansar y a comer algo, si es que alguna cosa encontraban para echarse la boca, porque ya no les quedaba casi nada. Gemidos de dolor salian de las gargantas de quienes habian recibido cortes y golpes. La sangre y los moretones adornaban los cuer= pos maltrechos” de los espaiioles. Si algunos languidecian*” extenuados.” otros parecian haberse tragado una estaca de tan tiesos que tenian ya los misculos. Se dice que el valeroso Francisco de Aguirre le habia puesto tanto empeno a la batalla, que su mano permanecia emputiando firmemente la espada, sin que nadie consiguiera que la soltara, de tan apretada que la sostenia, Pero supongo que a los pocos dias no tuvo mas remedio que soltarla y recuperarse del ago- tamiento, ya que los indios, liderades por Michimalonco, planeaban un segundo y brutal asalto a la maltrecha ciudad. 17, Se arrojavon, lanzaron, precipitaron (se contuvieton, se reficnaron), 18, Difundian, arrejaban, exhalaban, 19. Chilldos, gritos. 20. Asombrados, pasmados, estupelactos impertérritos 21, Acertar, hallar (errar, 22. Vitalidad, energia, potencia (debilidad, impoten 28. Atemorizar, ayustay,aterray, amnilanar, (crvalentonar, alentar). Contrahechos, invalidos, estropcados. Maltratados, estropeados, dai Se desanimaban, enflaquee los (indemnes) Débiles, agotados. Inés de Suari su marido Ju: , desalentaban, adormecian (se vigorizaban, robustecian), fata espafiola tenia Leinta afios cuando se embarcé hacia América, Alenterarse de que ide Malaga habia muerto en batalla, se fue al Cuzco, donde conacié Peslro de Valdivia a Fue la primera mujer espatiola que llegé a Chile, En el museo del Carmen de Maipi hay un marayilloso gabinete de madera cnteramcate tallado, que sc dice fue de su propiedad ; Francisco de Aguirre: Hombre ce confianza de Pedro de Valdivia, al morir este capitin era ano de los “ favoritos para sucederle como gobernadlor de Chile. Pero eso solo le trajo conflictos con otro pretendiente ° Francisco de Villagra. Quizis ti'y yo descendamos de Aguirre, porque tuvo cinco hijos espatioles y jein- Michimalonco: Este jefe picunche de “sostro alegre” ~como lo deseribié un espaiiol-, cuyo nombre en thera de antorcha”, habia recibide algo de preparacién mnilita de parte dle un expulsado del Penis por Pizarro, el desorrjado Gonzalo Calvo, Lideré mapudunggin significa il estilo espanol” asalto del 1] de septiembre de 1541, que desolé la recién fimdada ciudad de Sant PERO PERDIO LA CABEZA finalmente lo decapitaron, Hi- cicron correr por el suelo su ca- beza para demostrar que aqui, en el rein de Chile, nadie podia rebe- larse contra la autoridad. Le habfan ido a buscar a su propia casa sin que opu- siera resistencia, Al menos eso me dije- ron, Lo levaron detenido y al mostrar- le Ia carta que confirmaba su delito, el hombre no pudo mas que reconoce letra en esa misiva”™ que Hamaba a un motin, Quedaban asi cn evidencia sus intenciones de acabar con la goberna- cién de Pedro de Valdivia, Como los que tenian detenido a Pero Sancho de la Hoz temian que al darle tiempo este intentara escaparse o hacer otro llama- do a la rebelidn, decidieron decapitarlo y Hevarlo sin tardanza hacia la plaza de Santiago para que todos se enteraran de lo que le ocurria a los traidores. ¥ como dicen que las noticias no corren sino que vuelan, ya se habian agrupado. varios curiosos en el corazén de la capital del (1547) n eso don Francisco de Villagra, que habia asumido como gober- or interino mientras Pedro de Valdivia andaba en el Pert, se asomd por una ventana y les dijo a todos que con la muerte Pero habia pagado su falta, Yo a «tal Pero Sancho de la Hoz lo habia di- visado tan solo un par de veces, pero verlo ahi tirado en medio de la plaza me cau- s6 una enorme impresién, No sabia qué habia hecho exactamente para recibir ta- mao castigo, pero mi curiosidad fue bien pronto satisfecha sin necesidad siquiera de preguntar. Bs que todos hablaban por aqui y por alld de este hecho. upe que en dos ocasiones intenté asesinar a Pedro de Valdivia. Todo se habia iniciado cuando a Pero se Je nombré gobernador de la ‘Tierra Aus- wal, un lugar mas al sur del estrecho de Magallanes, que cn verdad nadic cono- cia bien, Con ese orgulloso titulo legé al Perti, Como no tenia dinero, decidia en- tonces asociarse con Pedro de Valdivia y reino, la Plaza de Armas, para ver con sus propios ojos aquello de lo que tanto se rumoreaba. Una expresion de enorme impacto se apoderd de sus caras cuando vieron poncr el cuerpo deeapitaco de Pero al pic de la picota, Un negro llevaba la cabeza y también la dejé en ese sitio. Reind el silencio por un instante y luego se escuch6 una voz que proclamaba que eso se habia hecho en nombre de la justicia, Entendi que rebelarse contra el gobernador era rebelarse contra el mismisimo rey 28, Degollaron, guillotinaron, cortaron la cabeza. 29, Carta, mensaje, epfstola, esquela. cIVDAD co Martinez para ir a la conquista comprometiéndose a aport otras cosas. M rque no solo ni , sino que sus n parar por un tie liberaron se las arreglé para marchar por tinica de tomar el Iu- gar que él con- sideraba que le correspondia en la expedicion a ese reino, Cla- ro que Pedro de Valdivia ya habia empren- ido" viaje y le Mevaba la delan- tera, Pero San- cho hizo todo lo posible para finalmente — al- canzar al grupo ta. La suert lo acompaié en absoluto, porque allli no se traba Valdivia y desde entone todos empeza- ron a sospechar de sus _pésimay intenciones. co tiempo después de la funda. cin de Santiago, Pero Sancho se unié con un grupo de hombres, lideraco por un cordobés Ik : tin de Solier, en una nue cién’! contra el gobernador. € por qué guna virtud, era la de la perseverancia” © quizis a esas alturas ya habia perdido ta cabeza y no tenia verdadera conciencia de los riesgos que estaba tomando. Insistié un tiempo después con su rebeldia. Escogié esta vez un momento muy especial. ‘Todo indicaba que por fin los vientos soplaban a su favor, porque Valdivia habia hecho unos cambios en la reparticién de encomiendas, Jo que provocé gran descontento entre quie- nes se sentian despojados” de sus derechos, De la Hoz bused la manera de aghutinar** a los disconformes” y de preparar asi su levan- tamiento contra el gobernador. Nuevamente fue descubierto, pero esta vez don Pedro de- idi6 hacer algo mas dristico y lo envi lejos. En verdad no tanto, porque solo llegé hasta Talagante. Claro que el hombre no estaba para encerrarse en el campo y al cabo de un corto tiempo regresé al caserfo que era en e808 afios Santiago, i los gatos tienen siete vidas ni Pero \ Sancho tuvo una cuarta chance, por- que fie precisamente en su cuarto intento cuando Franeisco de Villagra tomé la determinacién de acabar con este eterno conspirador... sa fue la historia de ese hombre que E* dia de diciembre de 1547 yacia en Jel suelo al pie de la pica en la plaza Pero Sancho de la Hoz habia perdido la c: bera y la vida. 80.Empezado, comenzado, iniciado (natizado). 51. Confabulacién, complot, maquinacién, contubernio, 82. Constancia, tenacidad, tesén, porfia, 538, Desposeito, saqueados, robados (restituidos) 54, Junta, reuni (ispersar, separa). 85.Discrepantes, inconformes, los que no estin de acuerdo ‘conformes). LA MATANZA DE FLOR CORTADA (1569) Pree TU Co eee rarer) erent yetreetreee Coane al sur del rio Biobio, y recordé Cree come Rete eMC eC rr EO Eee Eee ORT! PRETENSE tt arse ts ear at que los primeros habfan salido claramente See eon Nenr GL Crete al igual que sus padres y abuelos, habia oido. Pree retrreRtnc crn ntctes Se eRe emeo te eee eR Pen eet eres Ricec emer tat y asf también se llamaba el pucaré fortiic lo que los indigenas habian construido a sus MMR ne Re term eD dificil Negar hasta él, porque los caminos, 0 TS EER Sec a Mer Racer eo TEN Cunt eee eT eaoy Pa ico Cece Cee Renee toraee ne Tene Ree etre Matec oe defenderse del fuerte sol, micntr caminaba intentando esquivar las piedras Cree eS cs Ceram mem CTY Melchor Bravo de Saravia, sabia que la Pierre tia enn a Rian retry Peer ee Me eae tec OT prea Cua ecient mG Cs aming RO ere ac NN oe ene N tet al rey cuando le escribié en una carta que ore RCO a OCC COME ET RODS ae ert or eae cl emer Mert ets Pere etd Cree Cramer crcemettts ty To emcee eo tarde, Habia que actuar ahora y eso fue lo CRCe ee Cree i tree Tv oer Ce ets Pee ea el eT a ee 36, Densa, apretada, espesa (ral 37, Exparcidas, dispersas, desperdigaclas (agrupadas) Certs concentrando en ese fuerte, por Jo que le confié la misién a Miguel de Avendaiio Rare Sen tt ney Perera tee cage rere reer Ne TCE ect Roce an Tero re esc Pero hasta los mas experimentados a ve Conta See cere et in FEV Rea ere team pongo yo. Bueno, es bien facil decirlo aho- ra, pero cuando el abuelo del abuelo de Bion etc iy ee eet carta eer rk ee een apuntando con el dedo- las cosas se velan Phrenneretntn Dee a ees Cec meet CT rts -En una noche de luna, don Miguel salié Prt tetra re ure Sante neeeTeCC cee eciic teeny Caen rear cae oy Praeger Pte ws eee Ped eet cae See a eee CeCe Peon Reno ee eT Peete ae scone tate tenfa idea de como era el lugar, y no contaba con que el fuerte estuviera en un lugar alto y.tan bien protegido, Por eso, los mapuches vieron desde lejos cémo iban acercindose Peer ne OM Tae Te ean dificil pensar en una buena estrategia para Ten CRN aoe oe nad dado risa ver caminar a los espaitoles como Tarn ee ecner it Ce cen eur la lengua del oso hormiguero. Para colmo Corrie Oe eS CVC Ea OE ea Ne Oe es ad Coie ener c ce MCCmStrTs Samra eet eect Coe ee ts acc de peiiascos como estos dijo el hombre Sore eee ema etek aay try SR eens) Claro que si. Imaginate que te llegue un Peeve cent cr cree nite ay ee nee eee deja aturdido, Claro que no solo les lanza- ee er omc Ce WUC Co utron cy Peart cence nani tenr ts See er eae ea Proce Tor a ec saet Se ee oemcoe ne matte mccet rent tcy Pertti ocoecc wernt Lo hicieron, se retiraron, Pero antes de eso un grupo de espanoles intenté legar a la parte superior del cerro, justo donde es- taba el fuerte, Pero esto de nada sitvid, ya mer Cee ener nts i iuvieron que hui Mas de cuarenta fueron retro ene eee crc Pe eoraeeeeen tn Pec ee sr) Bec eects eens Peers SS tone Ce SNARE MCN e CITT abuelo del abuelo de tu abuelo. Consérvalo. Walco ater ccs neon Bene dba ream toes PG OMS Bese Ge tc Oot eee ener nee to de la tarde, y el resto de la vida Pucara: Estas fortalczas construidas por los habitantes originatios de América para defenderse de los cconquistadores espafioles, normalmente se levantaban en. cerios (ods inexpugnables y con mejor vista). EL dl cerro Catiray, al sur de la actual Regién de Biobio, estaba en una zona muy boscora de la coreillera de fahuelbuta y ofrecia muchas “trampas” a aquellos que trataran de asaltatlo. ‘Melchor Bravo de Saravia: Con cincuenta aos de edad, en 1567 fue nombrado gobernadlor de Chile yy fue sumando un fracaso tras otro en la guerra contra les mapuches. Recibié muchas crticas por ello y por velar por sus propios intereses. Incluso alguien dijo que "ha echado a perder este reino” (al pobre sevior Bravo, al parecer, nadie le dijo (bravo!) Indios auxiliares: Eran, como dijo un cronista espatiol, “inelios de paz, que sirven como soldados en la guerra’. Fueroa esenciales en la conquista, pues no solo engrosaron las filas de las huestes de los espaioles, sino que también fueron sus traduectores, porteadores y enviados perfectos para la vanguardia debido a sus ‘conocinmientos dl tertitorio, EL FIN DE LOS SIETE (1573) ‘adie podia creer que hubiese ocu- ee eens tom no sensacin de rabia y de espanto Br co Cm ac meme rn) Roe ret Las mujeres tenfan los ojos llorosos y los eines merece Near eta sangre. Algunos, en especial las sefioras mayores, no se cansaban de repetir una mC ere eerie ce et ots nio, Todos comentaban el hecho y, segu= ramente, al ir pasando de boca en boca, Perens ene en esata ite Se ener cerns porque sé muy bien lo que voy a relatar: era ce ee noe tar Faerie Loewe Te cae contar esta historia, Digamos que yo ¢ taba cerca, por lo que pude enterarme de todo por mis propios ojos y oidos, eon ees CON ea ont eee tiago, Este buen hombre tenfa una hija mestiza llamada Catalina, que es taba casada con un yeeino de Goncep- cién, Pero como el marido de la mucha- Re eat nese or Terence indigenas que en la casa, Catalina, que einer Mme ern cine Ore monte tea Canty Cone So rena tas Onan) SURO OSM cae eee ee Ts sente, dofia Esperanza insistié a Catalina Pe ett eet eT difuntos, Pero Catalina, quizis porque no querla enfadar a su marido, don Bernabé Mejia, tuvo la mala idea de negarle com- pafiia a su madrastra, Por alguna extrafia SU eae een este fee a ener wae eer Nan cee Send SU a la boca de una dama, diciendo todas las brutalidades que se Ie fueron a la cabeza one a ene anes 39, Engrandeciendo, cusakzanclo (empequetieciend), CO rere Mt eee ec ee ents) 7. a 7 L: scitora mejor debié haberse tragaclo sus alabras, porque insultar a un hombre facostumbrado a las guerras no era pre- cisamente una muy buena idea. Es que sabido era que Bernabé Mejia no era precisamente tuna pacffica criatura, de modo que no encontré nada mejor que desenvainar! su espada y dar- le varias estocadas" a la mujer Logré hacerla callat, pero se le paso 1a mano porque la call6 para siempre, La joven Catalina, llena de es- panto ante la escena que se desarrollaba frente sus ojos, quiso detener a su marido y a cambio recibié otra estocada que la arrojé al suelo junto su madrastra muerta. A esas alturas parecia que nada ni nadie podria controlar al enfureci- do Bernabe. c hecho, no pasaron ni un par de segun- dos cuando aparecié por la puerta don Pedro de Miranda para enterarse de la raz6n de tan grande alboroto. Dormia placida- mente la siesta cuando cl griterio lo desperté y Jo hizo levantarse de la cama con inusitada" ve~ locidad, Podria decirse que casi se murié de im- presién al ver a su mujer y a su hija tiradas en el suelo, bafiadas en sangre, Pero es més acertado" decir que se murié de verdad debido a la estoca- da que le dio el todavia furioso Bernabé, Como si todo este drama fuera poco, las cosas empeo- raron atin mas. Es que en esos dias alojaba en la casa de Miranda un hombre de apellido Soto, quien también acudié a enterarse de lo que su- cedia y eso le valié. terminar sus dias como la sexta victima del descontrolado marido. Pensa- ran que no sé contar pues solo habia matado centonces a dos mujeres y a dos hombres, lo que ciertamente da cuatro y no seis, pero resulta que ambas mujeres iban a ser madres, por lo que ‘mi suma es correcta. Guando los vecinos de la ciudad se fiacron enterando de estos hechos, lle- garon decenas de hombres a hacer justicia con sus propias manos, 0 con sus propias espadas para ser precisos, y mataron con toda su furia a quien habia causado tanto pesar; ‘¢ han preguntado ya varias veces por qué no hice nada si yo estaba, como dije, por ahi cerca, Mi respuesta es siempre la misma: es que no soy valiente... ni tonto. Santiago dal Nuevo Zeetreme Ubicacién tala cata le Pedro de Miranda donde {arom asesinades iy otves moradores en slate (573 Tine arena INFIERNO . 1578) jodos los martes, después de clases, | paso un rato ala biblioteca mientras espero a mi hermana que sale una hora mas tarde. Asi aprovecho de busear al- iin libro y luego nos vamos juntos ala casa, Ese martes, eso si, fie un libro el que me buscé a mi. Como la bibliotecaria no pondié nia una sola de mis preguntas, supu- se que yo era un fantasma 6 que ella estaba definitivamente muerta, Una muerta, preci- semos, con los ojos abiertos ~pues miraban sin ver-, la boca bien roja, la piel verdosa y unos dedos tan ehuecos que no me explico c6mo se las arreglaba para apuntaile a las Tetras de su teclado. si, para inaugurar mi nueva identi- A& de fantasma, entré por el pasillo yy me meti en un rineén que conozco Rue pues es alli donde estan los libros de Yo queria saber de Livingstone y de Bie Rasim TAs ener bautizo con el nombre de su reina: Victo- ria, No me fue dificil hallarlo; el problema fue intentar sacarlo, porque con mi escasa altura apenas podia llegar siquicra a tocar el libro con la punta de mis dedos. Me estiré lo ms que pude, hasta cref estar ereciendo por pura yoluntad euando de pronto me cayé un libraco sobre la cabeza que me hizo caer. Y ahi quedé tirado en el suelo, con un chi- chon en la frente y el libraco abierto sobre mi brazo. Mi intencion era guardarlo lo mas rpidamente posible para que la biblioteca- ria mueria en vida no me retara, Pero ni lleg6 a regaiarme, ni yo guardé el libro. 6 que ocurrié es que justo enando lo tomé para ponerlo en su lugar, en Ia (pagina que habia quedado al: cancé a leer algo relacionado con el “infier- no” que lamé de inmediato mi atencién: 46, Expiracién; ace 47. Congoja, tristeza, inquictud (serenidad) En Weganda agi el mensajero me tapiaron agué entre cuatro muraltas, y quedeé en ef cas- till, metido en ton inferno incsetble, sin luz ni dia ni daridad. Final, tinieblas inferna- les, donde yo me muchos dias esperando cada hora {a time bogueada,* que si lubiese de contar las cosas que all pasé, podria horsey, ‘mas comparando con lo que mis pecados me- ecen todo agueltoy millones de veces mas es nada uedé perplejo. No entendia mucho lo que alli decia. Pero lo del infier- no, el castillo y las murallas me _hi- ‘cieron sentir que el pobre hombre que lo habfa escrito tenia una ternible sensa- cin de encierro y de angustia"’, Recorri un par de paginas més y encontré otro parrafo que decia: V al cabo de otros seis meses de lormentos, a poder de disputas, representindome gran cor- testa, bajaron a quince y a catorce mil escudos y cuatro caballes, a lo cual yo nunca ofrecta cosa alguna, remitiéndome siempre a no tener casa sino lo que de limosna dos bueros cris ianos me quisiesen dex Y cada baja me pro- ponian La muerte: ya me echan en el ria, ya en a baja fase, ya me tapian'® en tinieblas in- Jarnales la espada en todo al degolladeso”, E 10s dos parrafos bastaron para que entrara en mi una enorme y ansiosa uriosidad, Miré la portada del Ti- bro, Era una recopilacién de cartas de un tal Pedro Sarmiento de Gamboa, quien las habia escrito enire los aiios 1572 y 1581 Decidli averiguar si la bibliotecaria habfa re- sucitado para pedir ese libro, pero luego me percaté® de que en realidad era ella quien deberfa haber ido a buscar el libro y no yo, ya que est prohibido entrar a las estante- rias. Mala cosa, pues yo tampoco sabia el nde abrir la boca por ultima vez, como si se estuviera prosimo a morir. 48, Tapiar: rodear con mutos, encerrar entre paredes o tapias. 49, Tablado o cadalso donde se cjecuta la pena de muerte 50. Advert, noté, reparé, me di cuenta de algo, 33 34 lugar exacto donde debia estar guarcado el libro y si lo dejaba cn cualquicr parte era Jo mismo que dejarlo perdido. No quedaba mis alternativa que enfrentarme a la biblio- tecaria y esperar su sermén. ara mi sorpresa, cuando volvi al me- s6n la mueria en vida ya no estaba y cn su sillon habia un gordo con bigo- tito colorin y delantal azul, Quise explicarle la historia del libro que traia en la mano y que no habia sido mi intencién sacazlo yo mismo, pero =iNo hay problema! dijo el gordo con una sonrisa-, se lo puede llevar a la casa por dos semanas. {Que lo disfrute! ti el libro en mi mochila y a buscar a mi hermana, De mas esti decir que durante las semanas siguientes me dediqué con todo mi esfuerzo a averiguar mas datos acerca de Sarmiento de Gamboa en la biblioteca. Hasta el gor do de bigotito porque de la muerta viva nunca mas se supo- se entusiasmé con la historia del pobre hombre y me ayudé en mi biisqueda, incluso solicitando libros a otras bibliotecas. Asi fie como me enteré de que los parrafos de cartas que primero Ici los habia escrito desde una cércel localiza- da en un lugar lamado Mont de Marsan, donde estuyo tres afios preso en manos de Jos hugonotes, protestantes franceses con los que estaban en guerra los eatélicos en esos ahios. Como cl pobre Sarmiento trabajaba para el rey de Espaia, Felipe II, el dinero del que se hablaba en su carta era aquel que se pedia para liberarlo, Tan importante era este hombre que hasta un rey pagaria por su rescate? ¢Quién cra en verdad? Estas y otras preguntas me estaba haciendo cuando el gordito me llam6 y me dijo en voz baja y exageradamente pausada®": —Era un navegante espafiol, bastante espe- cial para su época, porque sabia varios idio- mas, ademas de matematicas, astronomia y astrologia. El virrey del Peri, Francisco de ‘Toledo, lo habia cnviado a explorar la zona 51. Lenta, calmosa (rapida). del estrecho de Magallanes para que los pi- ratas dejaran de pasar por ahi y ecsaran de atacar los puertos de las colonias espaniolas y los barcos que iban o venfan desde la me- wopoli “Eso ya lo sé “le dije-, zarpo desde el Perti en su nao Nuestra Senora de la Esperanza en o' tubre de 1579 y cuatro meses después llegd ala peninsula de Brunswick, donde tuvo los primeros encuentros con los onas que vivian en ese lugar. Después de eso se fue a Espa- fia y el rey lo nombré gobernador y capitan general para que poblara esa zona del estre- cho. Salié como con tres mil hombres para cumplir esa misién en una flota de unas 23 naos, -Si, partié bien, pero no leg6 tan bien -me dijo nuevamente en voz muy bajita el gordo del bigotivo. —Claro, porque al estrecho solo aleanz6 a llegar con cinco embarcaciones -Y finalmente apenas con uma sola ~agregs el gordo mientras se rascaba el bigote-. Sar- miento funds en 1584 Ia ciudad del Nombre de Jestis en Punta Dungenes, donde dejé a 277 personas, entre soldacios, mujeres y has- ta once nifios. Después siguié navegando y fandé otra ciudad, a la que le puso Rey Don Felipe, y en la que tambien quedé gente. Y cn cso estaba cuando no pudo regresar a la primera ciudad que fund porque por culpa de una tormenta termin6 en Brasil. Desde ahi quiso enviar naves con ayuda para las personas a las que habia dejado en la zona del estrecho, pero naufragaron le expliqué yo, sintiéndome, debo admitirlo, alguien importante por saber tanta cosa, Lescuchar esto tiltimo, el hombre del Ave abrié los ojos poniendo cara ic impresiony me pregunt6 qué ha- bia pasado entonces con esos pobres infeli- ces, Hasta ahi només llegé mi sabiduria y solo me encogi de hombros: No sé, pero. ivoy a investigar! ~dije por fin, Qué habré pasado con esas personas aban- donadas en un lugar frio, de fuertes vientos, sin comida y sin nada? ¢Habrd ido a rescatarlas Sarmiento? Eran de- masiadas las preguntas que rondaban por mi cabeza. Ya habia leido bastante sobre esa historia y me esforzaba por relacionar las cosas para ir sacando conclusiones. Recor- dé que las primeras cartas que yo habia leido cran ma menos de esos mismos aitos. Las relei y busqué tam! otros libros. Asi pude ir atando cabos y descubri el resto de la historia. C uando regresé al dia siguiente a la bil reca, el gordito estaba atendiendo a varios estudiantes pero, cada vez que podia, me miraba y me levanta- ba una ceja, Indudablemente, algo me queria decix: Aun- que yo ignoraba el sentido exacto de lo que significaba levantar una sola ceja y no las dos, decidi postergar mis byisquedas y esperarlo, Cuando finalmente se desocupé, Je pregunte: fone a los que quedaron en la ciudad Rey San Fe- ipe? “De eso mismo... =me alcanzé a decir, pero no alcanzé a terminar la frase porque mi ansicdad cra tal que simple- mente lo interrumpi. Lei que Pedro Sarmiento de Gamboa habia intentado desesperadamente buscar ayuda en Espatia, pero que fue tomado prisionero por los ingleses primero y por los fran- ceses después. Tras el pago de un rescate fue finalmen- te liberado en 1590 y se puso a preparar una expedicién para regresar a América, Queria socorrer a los hombres y mujeres que habian quedado en total abandono, Pero la muerte lo sorprendié en 1592, en Portugal, y... —jBise es el punto! -me susurré-, él no pudo volver, pero si anduvo por ahi un pirata llamado Tomas Cavendish, quien desembarcé en esa zona del estrecho para buscar agua y lefia, y se encontré con el poblado diseminaco de muertos. Por eso bautizé ese lugar como Puerto de Hambre. E! pirata embarcé a uno de los sobrevivientes y los demas, que se despidieron de la nave haciendo sefias con brazos esqueléticos,® esperaron a que regresara, Pero no regres6. Recién empezaba el aiio 1587, por lo que los pobres colonos sobrevivicron casi tres afios alli y finalmen- te perecicron®, De hambre. ‘Si, de hambre, 52, Expresion que significa “relacionar situaciones 0 ‘cosas y sacar conclusiones”. 53, Flacos, delgados, demacrados, (robustos, grucsos). 54, Muricron, expiraron (vivieron) we] wo aay, P| wFoxemman ap sgndsap eyedsy v osaxfar anb oumyPsePy ap optweusogy ap uormpadse vy ap vonen v} ‘ergy ovu ey ap eordar anquies ap wa1ounw anb sopeunuoyut sox oq wepronoar onoumnuour oyanbod tm & exapueq wtig wads Is osnppin soune sazasepeo ap ouay o1ad opezesi ward opeyqod im wo> ‘qnuoous 2s £ xen ondsoyut fe QB yspuaAer OUESIOD [2 ‘sondsop umes § xopescyds ‘opesfiguso2 soptsva Xsoqnsyu san “(axe wun op opepe> fo 21qos woz) opioqoouey ‘opesap ents) anb ‘roody ns exed xpesod & apunsi uopraseqierg ON, ‘un Javoued aqsod s seuary ening ua ‘auowpensy ‘woud Xedod ua 1], Soueypeaeyy 9p oyposso pop ou0U wig wf uo ddyoq OY 2p PEPND e] FACT w opuny eoquEN ap onforuey Sou f saofnuE ‘ogg *,S012999 SpuEIa uPqezteD ‘oto wroumeo nes smn orprdiur 3p ‘mLATADAGOS uM w FEST anb aorp 28 & adgoy oy op seumu se] usta ims owanxo pap seniiz 8, anb sooiSvur soqgue soun vqeotqes onb X som{oo ap soucyy opesn : t E i : Ool¥vsol1o a € opep Anyy “ootdae woxq ary youed eters ee eerie ee fet ete ee ea eae oe ene ei L Siglo XVII zaba de una vasta”* experiencia militar, pues habia participado cen guerras importantes en Europa contra los mors,” al sur de ~~ la Peninsula Ibética, y en la famosa batalla de Lepanto. A sus cincuenta FA, y tres ais se hacta cargo de Chile como nuevo gobernador. Pero la misién que recién se le encomendaba a Alonso Garcia Ramén no ra sencilla, pues la guerra de Arauco seguia imparable y, una vez més, \\ todos esperaban que la nueva autoridad pudiera traer la paz al rein. \ Su predecesor,” otro Alonso pero de apellido Ribera, habia hecho ciettos avances con los indios, pero finalmente habia sido enviado a Tucumén, sin duda porque se pensaba que ya nada nuevo po- dria realizar. Salia un Alonso, entraba otro. Probablemente \\, el bigotudo Garcia Ramén sabia que deberia brillar mas % que su tocayo" Ribera. ¥ la cosa no era nada fécil, pues —~ tate Gltimo era también un soldado con enorme prest- \ Bo De may joven habia patseipado en la tan famosa como desastrosa aventura naval de la Armada Inven- cible, y luego habia hecho campajias en Francia. Toda & . esa buena reputaci6n® militar habia sido fundamental TS un buen bigote, algo canoso, y mucha barba, Ademas go- —\ para ganarse el nombramiento de gobernador de Chile. Alonso de Ribera habia puesto mano dura, y ahora era el turno de Alonso Garcia. I nuevo gobernador llegé finalmente a Penco después Ke cuarenta y siete dias de viaje, Era el ato 1605. Ve- Inia acompaiado de un padre vestido con un habito"! de color oscuro que despertaba una cierta curiosidad. Y no porque fucra un desconocido, pues habia vivido ya unos aiios en Santiago, sino porque venia con una propuesta distinta acerca de cémo habia que tratar alos indios. Se trataba del padre Luis de Valdivia, pertenccien- tea la Orden de los jesuitas, Su pensamiento habia convencido al rey de Espaia, quien deseaba cambiar la estrategia empleada, para ast acabar de una vez. por todas con la desgastadora® y sangrienta guerra en el sur, La idea era enfatizar” en la evangelizacion y acabar con el servicio per- sonal que los indlios estaban obligadlos a darle a los espafioles, que no era sino una forma de esclavitud, Por eso el bigotudo gobernador y el tonsurado® jesuita organizaron un parlamento en Concepcién para caplicarles a los indios que ¢l rey no queria que s¢ les esclavizara ¥ muchas otras cosas mas, Con eso el religioso pensaba que la guerra iba a acabarse. El gobernador, en cambio, a pesar de aparecer junto al padre Valdivia en esta nueva aventura, no compartfa sus apreciaciones;® todo lo contrario: no tenia ninguna esperanza de que esas ideas resultasen, Y el tiempo le dio la raz6n. A pe- sar de contar con mas soldados y mas dinero que nunca para enfrentar a los indios, el goberma- dor Garcia fracasé y la guerra se reavivé. Bajo su mandate los espafioles tuvicron una espantosa derrota en el fuerte de Boroa, en septicm- » bre del aiio 1606, donde murieron al me- nos ciento cuarenta de los suyos. Para quien llevaba ya algo més de unatioa (fi de la guerra con los indios, este fracaso era para ponerse rojo de ver- ( giienza. ara colmo de males, més tarde el \\ padre jesuita acusaria al gober- nador de no cumplir con acuer= dos esenciales, que teniian que ver con 1 trato dado a los indios, y empez6 a ver en el otro Alonso, el de apellido Ribera, luna mejor carta” para llevar a cabo su estrategia, Hasta la misma Espaiia llegd cl jesuita Valdivia, y logré convencer al rey Felipe el Piadoso, Entretanto, muri6 €1 bigotudo Alonso y le sucedieron otros dos gobernadores por tan poco tiempo, que en 1612 ya estaba Ribera de vuel- ® J ‘uevamente fue visto el ton- surado Valdivia junto a un gobernador. Pero esta vez se tataba del otro Alonso, quien tenia la orden de experimentar durante unos afios la Guerra De- fensiva que queria el jesuita. Pero en 1616 muri Ribera, por lo que el padre Valdivia no solo ve qued6 sin sus Alonsos, sino tam= bién sin su fracasada guerra de- fensiva, Y YU 55. Grande, dilatada, amplia (estrecha, pequetia). 56. Moros: se refiere a los musulmanes. 57. Anteceror; el que viene antes. 58, El que tiene su mismo nombre, 59, Renombre, reputacién (derprestigio) ons Se ctk nent cileos oe es ee 63. Acentuar, destacar. 64. Sacerdote; porque ha recibido la tonsura, 0 tipo especial de rasurado del pelo que distinguta a los rligiosos. 65. Consideraciones, evaluaciones, estimaciones, opiniones, See trfbaea gush costes tan ce isbn ‘o mejor alternativa, mejor opcién”. 40 EL CHISME FATAL O LOS DIENTES DEL CORREGIDOR ada vez que Miguel se apare~ ( ce por nuestra casa, mi tfa Inés y yo lo invitamos a tomar un chocolate para que nos cuente alguna historia. Gomo trabaja de recadero,” recorre toda la ciudad y conoce a casi todos sus habitantcs, Lleva mensajes de un lugar a otro, ‘Tiene un saquito don- de pone las cartas y encargos livianos, pero a mi me gustan més los recados que se aprende de memoria, y mas afin los que no son recados sino chismes,” dee esos que escucha por aqui y por alld con sus siempre atentos oidos. Como el gobernador de Chile, don Alonso de Ribera, casi nunca estaba en Santiago porque la guerra con los indios en el sur lo obligaba a quedarse en Cioncepcién, todas las familias capitalinas se pelcaban porque uno de los suyos fuera designa- do con el cargo de corregidor, debido a que era el mas importante después del de gobernador. En ese afio de 1614, al corregidor Andrés Jiménez de Mendoza Ie tocaba dejar su cargo. Era un hombre con mucho don de mando," pero que te- nia muy malas pulgas”, Dicen que a don Andrés le gustaba que el gobernador Ri- era estuviera en el sur porque ast podia mandar él. Pero a muchas familias capi- talinas les disgustaba que Jiménez fuera tan autoritario” y prefirieron aliarse con otro bando, liderado por don Pedro de Lisperguer, un hombre valiente y amis- toso, aunque bien bueno para meterse en problemas. Scgiin habia cscuchado por ahi mi mulato amigo Miguel, esto de que se presentaran como candidatos para corre- gidor un pariente de Jiménez y otro de Lis perguer, algo malo iba a acarrear.. (1614) Are que pasaban los dias, en las puertas de la Real Audiencia se fueron suniendo muchos hombres a comentar como iban las cosas, y a veces se armaban unas tremendas discusiones entre los que apoyaban a Guevas, el pariente de Jiménez, y los que que rian que ganara Gonzalo de los Rios, el cufiado de Pedro Lisperguer. Un sabado de agosto de ese afio 1614, alguien Ilegé corriendo a con- tarles a Rios y a Lisperguer que Jiménez de Mendoza habia hablado muy mal de ellos, Al escuchar esto, los dos se pusieron rojos de furia Y comentaron que a esos parlanchines habia que dejarlos sin ningin diente, lo que fue es- cuchado por uno de los aliados de Jiménez de Mendoza, quien no dudé en ir a contarles lo que estos habfan dicho, nite chisme y chisme, la cosa empezd E: ponerse cada vez peor. Don Andrés (Jiménez de Mendoza, que a pesar de que ya era un anciano seguia siendo muy cascarrabias,* no solo se enfureeié por la amenaza que supuestamente habria hecho su rival, sino que también se preocupé por sus dientes, ya que le quedaban apenas unos pocos. Se organiz6 entonces con sus ami- gos y familiares, y prometié castigar a Lis- 68, Basado en la Historia de Santiago de Benjamin Vicufla Mackenna, 69, Mensajero; el que envia los recados o mensajes. 70, Murmuraciones, comaclreos, 71, Expresi6n que significa “tiene habilidad para mandar”, 72, Expresion que significa “muy cascarrabias, muy irritable”. 73. Despéitico, arbitrario; que ejerce su poder con firmeza, 74, Irascible; que se enoja 0 enfada con facilidad. 75, Adeptos, partidarios, perguer déndole un buen susto a la salida de la misa. Con esa intencién, al dia siguiente todos sus secuaaces” se escondieron cerca de la catedral y detras de los pilares del portal, A las once en punto de la maiiana salié tranquilamente de su casa el pobre Lisperguer con su traje domingue- 19," encaminandose hacia la catedral sin tener ni Ja mds minima sospecha de lo que tramaba”” su rival, Al terminar la misa, decidié salir de la iglesia por la puerta principal, Al verlo a cierta distancia mientras bajaba las gradas, Jiménez de Mendoza apuré a su caballo y se present6 ante él con su espada desenvainada y dicién- dole todos los insultos que se le fueron a la ca- beza. Lisperguer, mucho mis joven, alcanz6 a su vez a sacar su espada y a frenar con ella el golpe del ex corregidor, quien perdi6 cl equi- librio y terminé en el suelo, Todo fue muy répido, ylas palabras de poca elegancia iban del uno al otro. uando los amigos del més viejo lo vieron tumbado” a los pies del gil don Pedro, corrieron en su auxilio, Esto alert6” a su vera los amigos de! mas joven, que también llegaron al lugar de la pelea, Al final eran unos veinte hombres que luchaban con espadas, cuchillos, pu fios y también con la lengua. Parece que cn escasos segundos se les habia olvidado la educacién recibida durante toda una vida, a juzgar por todas las brutalidades regalo para offecer a una visita lustre, GLOSARIO que se decfan unos a otros. La sangre chorreaba de cuellos, brazos y cabe- zas, volaban piedras como proyectiles y la polvareda que levantaron solo dis- minuy6 tras acabar los desascados ca- balleros en la cércel. Quedaron como monos ~con todo el respeto que mere- cen los primates, Después de un juicio en el que varios testigos contaron cémo habian sido realmente los acontecimien- tos, cl desdentado ex corregidor y sus amigos fueron condenados al destierro!", ace unos pocos dias volvi a ver a Miguel el mulato. Me conté que Jiménez de Mendoza vivia en Concepcién y que nadie lo habia visto somrefr desde que fucra desterrado; eso si, no sabia sia causa de su enojo por el destic- ro 0 porque en la rifta™ habia perdido los pocos dientes que le quedaban. 76. Expresion que quiere decir “con su ‘mejor ropa, la que usa el dia domingo”, 77. Planeaba, maquinaba, urda, 7B. Nbatido, derribado; que se cayé al suclo, (evantado). 79, Avis6; hizo notar, 80. Que no tiene dientes, 81, Exilio, deportacién, expulsion, 82, Pelea,triflea, gresca, Corregidor: Era un cargo apetecido, pues inclufa la administracién de la justia y la jefatura militar en su corregimiento, Ademés, presidia el Gabildo y representaba a la maximna autoridad. ¢Qué mas se podia querer? Pedro de Lisperguer y Flores: A este tio de la Quintrala, Vieuiia Mackenna lo describe como “rico como tun mayorazgo, orgulloso como un primogénito, bravo como un corquistador, criollo, ocioso, sin escuela de letras ni ejemplos, inquieto, altanero y libre por la regla ce su familia y el prestigio de su opulencia...”. 41 Chocolate: Proveniente cel cacao, planta de origen americano, Hay documentos del siglo XVI que confirman que los aztecas ya lo tomaban entonces en su preparacién liquida. En el Chile colonial, por tratarse de una bebida que debia importarse, disrutarlo constituia un lujo exclusive de las familias pudientes y un excelente ENTRE EL HABITOY LAESPADA «.1619) penas cuatro afios tenia Catalina cuando, junto a sus tres hermanas, ngresé al convento de las dominicas de San Sebastién, pueblo ubicado al norte de Espana, Su padre, don Miguel de Erau- zo, era un reputado" militar que habia lu- chado en grandes bauallas hasta que, en una de ellas, sand milagrosamente de sus graves heridas. Por esta razén prometié que cuan- do tuviera hijas las meteria a monjas para que sirvieran a Dios. Y eso fue justamente lo que hizo, Todo iba bien con Catalina en el convento hasta que, legado el aiio 1607, la joven cumplié quince primaveras™ y dec fugarse. A medianoche, se dirigié ala celda dela Priora y sacé las laves del claustro. Fue asi como se escapé™. Se ocult6 en un bosque por un par de dias y, para no despertar sos- pechas, dicen que con el habito que llevaba puesto se hizo ropa de hombre. Ci: muchos kilémetros, se empleé como sirvien- te en un pucblo vecino y mas tarde sus pies alcanzaron Valladolid, donde se hallaba la corte del rey don Felipe Il. Alli estaba tra- bajando como paje,” en casa de personas importantes, cuando un dia legé de visita un hombre que pedia ayuda para buscar a su hija, quien habia huido del convento. Era su padre! Don Miguel ni sospeché que el elegante paje escondido tras las cortinas y que se hacia llamar Francisco, era ni mas ni menos que su hija Catalina, De més est de- cir que hasta alli noms legé su estadia en esa casa, Esa misma noche tomé sus escasas pertenencias, guard6 los pocos doblones que tenia en su bobillo y se fue. Recorrié pueblos y pueblos hasta que legé al puerto mind asi de Cadiz, desde donde se embared rambo al Pert, Sabia muy bien que si don Miguel de Erauzo, su padre, la descubria, no solo Ie daria un gran castigo, sino que también Ja obligaria a volver al convento, Pero ese, aunque era un buen lugar, no era en abso- Tuto lo que esta monja dada a las aventuras queria para su propia vida. 1 Trujillo logré ganar la confianza de un gran comerciante, a quien sirvio jcon toda honestidad y mucho talen- to, pero por enredarse en una pelea con un hombre que la molest6 pensando que esta- ba lidiando” con un muchacho, Catalina, 0 mis bien Francisco, demostré por primera yez que tenia habilidades con las armas, y -dej6 herido con un cuchillo a aquel infeliz. "or esa raz6n, y para evitarse mas proble- as, su patron decidié enviarla a Lima, Fue > donde supo que el maestre de campo aon Diego Bravo de Saravia estaba buscan- do hombres para reforzar las tropas que lu- chaban en la guerra de Arauco. Catalina no lo pensé dos veces y se alist” en ese ejército con el nombre falso de Alonso Diaz Ram{- rez de Guzman, Después de embarcarse y navegar durante veinte dias, lleg6 a Con- cepcion. Lt EF: misma escri- biria afios mas tarde la enorme sorpresa que se llevé al ente- rarse de que quien recibiria a este ejército de parte del gobernador de .. don Alonso Garcia Ramén, era cl capitan Miguel de Erauzo: jsu hermano! ;Qué debe ha- ber sentido la monja Catalina cuando su propio herma- no la abrazé 43 44 ese supuesto Alonso Diaz que tenia ante sus ojos era, al igual que él, del poblado espaiiol de San Sebastidn! Le pregunté si conocia a su padre, a sus hermanas y si sabia algo de su hermana monja Catalina. Don Miguel no sospechaba que era a la propia Catalina a la que estaba abrazando y esta, para salir del embrollo,.” le conté lo que pudo, evitan- do que la descubriera, S: dividieron [nego las tropas para ser enviadas a diferentes lugares del sur de hile, A la novicia® le tocé ir al fuer- te y presidio” Paicavi, uno muy peligroso que quedaba en la zona de la cordillera de Nahuelbuta. Dicen que cn ese lugar los espafioles morfan como moscas,”” porque los indigenas atacaban una y otra vez sin darles tregua’", En una de esas batallas los indigenas mataron al alférez y le quitaron la bandera. Bl soldado Alonso Diaz es decir Catalina~ no soporté ver el estandarte” en manos del enemigo y con su cspada en la mano derrib6 a varios hasta que logré recu- perar la famosa bandera, Por esa hazaiia’® se le dio luego como premio ser nombrado alférez. Algunos meses més tarde, dotia Ca- talina nuevamente participé en una batalla, en la que los araucanos lucharon con tanta resistencia y energia, que mataron al capi- tan Gonzalo Rodriguez, por lo que la audaz monja alférez tomé el mando ¢ hizo que su tropa se guareciera’” en un fortin™ cercano. ‘es asi como, con apenas veinte aitos, Y la novicia habia legado a ser capi- tan y gobernador de un fuerte, Lue- go continud su carrera militar, aunque con menos brillo por el cambio de tactica que significé la “guerra defensiva”. Después de eso se nos picrden un poco las huellas de la monja alférez. Algunos dicen que trabajé como ayudante de un comerciante; otros afirman que estuvo metida en varias camo- ras” y hasta en algunos asesinatos, por lo que habria sido condenada a muerte, Lo que si sabemos es que, al cabo de un tiempo, recibié un ficchazo o algo asi, que la obligé a hacerse curar, Bien grandes debe haber abierto los ojos el padre Luis Ferrer cuando, estando tan herido el capitan Alonso Diaz no tuvo mas remedio que confesarle que en verdad se lamaba Catalina Erauzo y que se habia escapado del convento de las dominicas de San Sebastién, Eso fue el afio 1619. Entonces la novicia decidié volver a su carrera religiosa y entré al convento de las Claras de Huamanga, en Peri, Pero fue tal la expectacién™ que provocé la noticia de la monja alférez que el virrey del Peri, el principe de Esquilache, la mandé a llamar a Lima para que ingresara a otro convento. La noticia corrié de boca en boca y no tardé en Hegar también a Espafia. De hecho, la monja guerrera no alcanzé a estar mas de tun par de afios en cl convento limeio, para luego regresar a Espana después de pasar diecisiete aos en América. E] mismisimo rey Felipe III le hizo el honor de recibirla, ya que para todos era gran curiosidad conocer a la valerosa monja alférez. El monarca le otorgé una pensidn y ella decidié fijar su re- sidencia en México, pero pasando antes por Roma, donde el papa Urbano VIII también la recibio y le dio permiso.... para seguir vis- tiendo como hombre. 83, Prestigioso, célebre, famoso, (desconocido}. 84, Expresion que quiere decir “cumplié quince 85, Huyé, se fig6, se escabuil 86, Griado que acompaia a su amo. 87. Peleando, luchando. 88, Titulo q grado del cjército. 89, Se inscribié, se matriculé. ccibja en la época un oficial de alto 90. Enzedo, lio, confusié 91, Principiante de rligiosa; que tomé el habito pero no ha profesado, 92, Creel, prision 93, Expresin que quiere decir “morfan muchos ficilmente 94, Descanso, pausa, inter 95. Bandera, pendén, 96, Procza, gesta; accién heroica. 97. Cobijara, resguardara, amparata, 98, Fuerte pequetio. 99, Peleas, rfias, disputas. 100, Atencion, curiosidad. ipcién. GLOSARIO las monedas de oro espafiolas, que tambi ‘museos como en el Regional de Rancagua podris descubrir antiguas monedas expatiolas,j Cordillera de Nahuelbuta: Parte de la cortillera de la Costa ubicada entre los rios Biobio e Imperial, Es rias, y donde Alonso de Ribera habia hecho construir ya estaba luchando vestida de soldado en la len convento, “No muy fea pero ajada por los de la vida, sn sabelo como Flora de a manga ere iete meses estuvo viviendo entre ellos, siete meses compartiendo dia tras dia con el enemigo, siete meses como cau- tivo!” de los indios, Durante todo ese tiem- po ella lo miré primero con curiosidad, lue- go con respeto, finalmente con afecto!, El era un joven chillanejo que luchaba contra Jos indios en las tropas espaiiolas y ella una joven mapuche, hija de un cacique. Esta his- toria nos ensefia que no siempre el enemigo es el enemigo y los buenos corazones se ha- lan diseminados por todas partes. 1 sargento mayor Juan Fernindez estaba aburrido de los constantes ataques de los mapuches, por lo que decidié enfientarse de una’ vex por todas con Lientur, El bravo cacique parecia estar jugando con él, atacando y retirandose por aqui y por alld. Ambos bandos afirmaban que las tierras eran suyas, Sus posturas eran irreconciliables,!* yun fuerte enfrentamiento era inminente', Ese momento, tan esperado como temido, finalmente lleg6 el 15 de mayo de 1629, cuando se encontraron en el paso de Las Cangrejeras, en el estero Yumbel. Fue alli donde tomaron cautivo al joven chillanejo, Estaba empapado, porque no habia parado s EL CAPITAN Y LA CAUTIVADORA CAUTIVA (1629)! de lover; y tenfa una herida de lanza en su muiieca derecha, Ya no podia defenderse, De pronto, recibié un macanazo' en la cabeza y por algunos segundos se le nublé la vista, Se lo llevaron preso junto a otros treinta y tantos uincas'”, BI quedé a cargo de Maulicén quien, por orden del propio Lientur, lo trat6 siempre con mucha consideracién. pense Niiez Pineda y Bas- ‘eufidn, y apenas llevaba unos mi- nutos de cautiverio cuando vio una escena que le qued6 grabada en su memoria: unos caciques que venfan de la cordillera ejecuta- ron de un macanazo en la cabeza a un joven soldado que no supo decir los nombres de los principales lideres del enemigo. Luego entendié con horror que querian llevarselo a él también, Parecia que su suerte estaba ya jugada cuando Maulicén, el que serfa su amo por esos meses, les dijo que con gusto venderia al capitén pero después de quince dias, porque debia presentarlo primero ante los suyos. Con la ayuda de Dios, o por pura suerte, ¢] atemorizado chillanejo se salvé en esa ocasion de terminar sus dias molido a palos, Esa fue la primera vez que el buen mapuehe le salvé la vida. J recién cautivo capitan se Hamaba LOL, Basado en el Cautiverio Faiz de Francisco Nitiex de Pineda y Bascufin, 102, Preso, prisionero, 103, Carifto, termura, amor 104, Opuestas; que no coinciden ni xe ponen de acuerdo, 105, Proximo, inmediato, perentorio, (remoto). 106, Golpe dado com la macana, arma con Ia forma de un palo grueso. 107, Palabra con que designan los mapuches a los ex 108, Expresion que quiere decir “todo lo que pueda haces”, 109, Denuneias manifesta 48 10, lo que entonces no sabia el capi- P® ‘era que los caciques de la cordille- ra intentarfan cacr sobre la tierra de Maullican y llevarsclo ala fircrza, y que este haria nucvamente cuanto estuviese en sus manos" para protegerio, Aunque los indios podian entenderse unos con otzos, era e dente que no eran todos verdaderos aliados ni menos verdaderos amigos. Y asi fue como un dia, mientras estaba ayudando a las mu- jeres a sembrar la tierra, llegé un mensajero a revelar™ Jos planes de los caciques ce la cordillera. Por las miradas de los que alli es- taban, podia adivinarse que la cosa era gra- ve, Rapidamente resolvieron que lo mejor era que Mauliedn se asilara!" donde otro cacique y que al capitan lo escondicran en cl monte, en un lugar lo suficientemente in- expugnable!'! como para evitar ser hallado. silo hicieron. El joven soldado tuvo Ag acostumbrarse a pasar todo el dia solo y escondido en el monte, y solo cuando ya sc escondia el sol y la noche empezaba a anunciarse, recibia la visita de unos cuantos muchachos que iban a hacerle compajifa y a levarle comida, Uno de esos dias fue cuando clla aparecié acompaiian- do a los jovenes para llevarle algo de comer. Luego empezé a visitar sola al soldado cl Manejo. Aparentemente, nadie la habia en- iado y nadie sabia que estaba alli, Pero ella, con sus doce o trece aiios, sentia compasion por el pobre y solitario capitan, y se aven- turaba una y otra vez entre rboles y ramas hasta llegar a su escondite, uatro dias Hevaba oculto cuando, apenas comenzaba a amanecer, es cucho un gran ruido de galopes y re- linches de caballos, mezelado con voces hu- manas que gritaban desenfrenadamente!, Adivind que se trataba de los caciques de la cordillera que venian a maloquear" las tierras y chazas de Maulicdn para buscarlo a dl, No se atrevid ni a respirar. Como sen- tia que estaban muy cerea y que cualquier ruido podia alertatlos acerca de su escondri= jo," permanccié completamente inmévil. En verdad estaba paralizado de miedo, Sen- tia tan fuerte el latido de su corazén acelera- do que temié ser descubierto, Ya levantado 1 dia, los maloqueros se convencieron de que lo que buscaban alli no estaba y volvie- ron a sus tierras, propinando!” cientos de amenazas. 1 capitan Niiicz solo se atrevié a ba- E jar de la choza del arbol cuando supo que las voces que ahora lo lamaban provenfan"”® de gargantas amigas que se acercaban para dare las buenas noticias. Claro que como su estilo para descender de entre las ramas no resulté precisamente muy elegante y habilidoso,"" se echaron todos a refr al verlo atrapado como un pajaro en su nido, Le oficcicron chicha y algo para co- mer. Se fueron luego a hacer sus siembras y ottos deberes, dejandolo alli para descansat. Y en eso estaba cuando sintié que la nifia venia nucvamente para tracrle algo mas para echarse a la boca: harina tostada, pa- pas cocidas y mote de maiz con porotos. El chillanejo le agradecié con toda sinceridad su gentileza pero, como se preocupaba por dla, Ie pidié que no viniera sola sino con otros muchachos, La nifia tomé tan a mal!" esta solicitud, pensando que era més bien un rechazo," que se alejé enojadisima di- ciéndole que ya no volveria nunca més. EL capitin no alcanzé a escuchar sus sollozos, pero la vio perderse entre los matorrales. uiso el destino que una vez que el joven soldacio dejara su cautiverio y volviera con los suyos a la ciudad de Chillin, se reencontrara con la misma nif, siendo esta vez ella 1a cautiva, 110, Refugiara, re 111, Inconquistable, inasequible 112, Desordenadamente, desatadamente 113, Hacer correrias 0 ataques inesperados. 114, Eseondite 115. Dando. 116. Venian, procedian, emanaban, 117, Hail 118, Expresin que quiere decir “reaceioné negativamente” 119, Prohihicién, reprobacién, repuctio (aceptaciény, 120. Terquedad, obstinacién, insistencia, comumacia, 121. Adiestrara, enseiiara, aleccionara, edueara. Por mas que el capitin, que ya se habia convertido en maestre de campo, intent devolverla a su familia en agradecimiento por la mancra con que habia sido tratado durante su cautiverio, 1a nifia insistié en no querer regresar a sus tierras y en querer hacerse cristiana, Fue tanto su empetio y porfia que finalmente logré que un fraile Ia instruyera’® en los rezos y le diera el autism. Y aqui casi termina esta historia, porque un par de dias después la joven mapuche amanccié con una altisima fiebre dela que nadie la pudo salvar. Y asi fue como dejé este mundo la cautivadora cautiva, olavso19o “ouaagne m2 ins uo A eqfeieg exprp ue epuottadxo ns o3u289 sod exselop anb jouedss ‘un equ sojerD s0] annua SorouoKsud soUeA # UpIqUIED OU ODL ¥ ‘uareA3f 25 Ofos OX sotpndeur sory “,ezurd, ap wrAyeAs9 eaxDd weN ‘ua sojourds9 so] ¢ swore © exDqEpIOD ey apsop saxquIDY ss o> oF>q amusr] mbor jp ‘fqn, ap vous “wuoz eso uy isesafeaSuey sey smmmar] ap e20d? | ‘ua uoresn as onb sy owico ezue} run < ju>oseud ap sexund “espaid 9p seypey seypnur zon sopand aaueg 9p oasnyy fp tg ~ arene eed: B12 ‘amp 4 sgoyedss sopepjos soy e guy CIS ‘opentise WeNEY 3] soy anb s88n] pp 9d ox9.04 “ope rp DLajos Un sepUGD FEA ‘urqeqot au § sosafiuar su weqe2s0y au, anbiod sjoueds 30] uo9 sou -epe|ar OM09 Cony oxDd * oA ompuL, UOpeIopSUOD eI MAIS ET -seuruouny se20q sod uopeoaseur ap ospard un + .opueat A oumuiop tur ap ofeqap sessa ee eqeoa 9] toYP,, ‘oagMeD opuEns _e sepes sopenuautiay oft 2p 0 eur ap sous oD wpe 2s “UNUM -ndvur uo pnw owio> eppouod “eompyore ePKPA MY AMPED uo oppeu ‘olsueysp ayy smpgmoseg & epamg ouAN orsyoeresy LA PIERNA AUT TLUS PWD. (c. 1630)! ren eee ney Peart Se os Oe ECE ance Pee een Cor oe Sa Eee ta la ie Coe ee re Pacers . crs Reece rarer Rom eUMC Ue por las calles de Santiago con een aratay CeO ene na la joven Beatriz de Ahu- eer me ory ec Sree ot EU ECR oe Ma roomed tar! Seen tar mente de la joven Beatriz y a cla, al parecer, le pasé lo are Cc Cay tiempo, el capitan lente naar Sn eee ee ee Nene eo Coram tre at Pero quien me conté esta historia me dijo que por algu- PEO Cn Ren ee EL ec CeO CR CeCe eto meee ence Ella, con el corazén apenado y sin entender por qué el capitin dejaba de visitanla, le pidié a dota Catalina que a ayudara con sus hechizos a recuperar el amor del va- liente soldado. Quién sabe si por simple coincidencia Pere en ea Ree ce eas eee cho la mamé de la Quintrala, el capitin Castroverde no solo volvié a visitar eens een Geren re eens PREECE ee cera) problema es que la felicidad de Beatriz y Her- nando era tan grande, que desperté los celos y la maldad de la joven Quintrala. Se dice que en una pelea que hubo en cierta ocasién a Ja salida de la misa de la ca- tedral entre los partidarios de Pedro de Lisperguer y los del corregidor Andrés Jiménez de Mendoza, la pequefia pelirroja habria visto a un hombre luchando contra don, Hernando de Castroverde y le habria gritado “jmatalol jmatalo!”. Pero el capitén se salvé en esa oportunidad y al poco tiempo tuvo que volver al sur para las campatias Teta ‘asi fue cuando, de regreso, malherido tras los en- frentamientos con los indigenas, los médlicos de ‘Goncepci6n pidieron que fuera trasladado a San- eee eer Cece Jas heridas en uma pierna no querian sanar. Tan grave estaba que se decidié esperar tres dias; de no mejorar, habria que cortarle la pierna para que la infeccion no jera extendiéndose por su cuerpo, Pasados los dias de plazo, los cirujanos iban ya con las herramientas para CeCe Re MOC Seema Te tos que habia sanado completamente, Nadie se explica- ba lo que habia ocurrido, porque en esos afios era muy dificil que heridas tan complicadas como la suya halla- er eee Te oT RD ocurrido: al ver que el capitan empeoraba, sospech6 que Sree neem ee eRe Mn Cena eey no en nifia sino en una joven con fama de diabla. Corrié, a la casa de los Lisperguer con algunos hombres arma- dos, y alli descubrié que la perversa Catalina de los Rios, Pereeet emma kent On eee ete erm pierna atravesida por numerosos alfileres. Era una bru- jeria que le habia enseriado su eselava, la negra Simona. Quitaron los alfileres y asf pudieron liberar la pierna del capitin del maléfico émbrujo. a ny eo ee ee oe oe oe ee eer) 2t — ib nla primera mitad del siglo XVII" vivié en Santiago una mujer tan ele- Jgante y hermosa como mala y des- piadada"®, A la edad en que la mayoria de Jas nifias juegan a las escondidas 0 a las mu- fiecas con sus amigas, Catalina Rios Lis- perguer preferia quedarse sola en su casa, donde vivia con su abuela, su papa y su hermana Agueda, Pasaba tan largas horas planeando travesuras y secretas venganzas, que poco tiempo destiné durante sw infan- cia a jugar y a estudiar; Por eso escasamen- te" aprendié a leer y a escribir, pese a que su familia, siendo muy rica, le podria haber comprado algunos libros, que en esa época eran dificiles de conseguir. Tampoco tenia amigas, y apenas jugaba con su hermana mayor quien, ademas, luego se cas6 y se fue a vivir a Pert, cen que cuando todavia no era sino ;na pequetia eriatura, empez6 a de- frse por toda la ciudad que en la casa de los Rios pasaban cosas extratias, y que la nifia colorina, de palides cadavéri- ca'®’ y de grandes ojos verdes era muy rara, Se decia también que a nadie le gustaba ir a esa casa, y que hasta los pajaros evitaban po- sarse en las ramas de los arboles de ese jar- din para no ser victimas de los crueles juegos de la extravagante'”* y malhumoradal™ chi- quilla. Algunas personas creian haber visto a Catalina y a su abuela practicar hechizos ¥y cosas de magia, como si fueran verdaderas rujas, No se trataba de trucos ingeniosos y divertidos, sino que eran hechos con la sola intencién de daar a otras personas. verdad se contaban tantas cosas en e408 aflos, que es dificil discernir!™ jentre la verdad y el mal intencionado (c.1640) rumor", Todos concuerdan, sin embargo, en que en una ocasion se escuché un fuer- te grito en la casa de los Rios, seguido de un profindo silencio, Luego se supo que ese mismo dia habfa muerto el papa de Catali- na, don Gonzalo. Al parecer le habian pues- to veneno en su comida y, a pesar de que nunca se pudo probar nada, muchos sospe- charon de su cruel hija Catalina, hacer para que su pelirroja nieta hi- ‘ciera una vida normal y dejara de ser objeto de tantas sospechas, era casarla, Por es0 le buscé un novio, y asi, cuando tenia 22 afios, Catalina desposs™” a un soldado espafiol llamado Alonso Campoftio, Pero su mala fama continué extendiéndose por toda la ciudad, Hasta la acusaron de haberte cortado la oreja aun tal Martin y de haber matado con un cuchillo a un rico caballero, pero ella, altanera®” y poderosa, se defendis acusando del crimen a una pobre esclava que termind siendo ajusticiada'™, S uabuela pensé que lo mejor que podia 124, Esto quiere decir que vivié aproximadamente entre 1600 y 1650, aunque en verdad! fue ene 1604 y 1668. Que no tiene piedad, malvada, Apenas. 127, Tan palida como un cadiver 128, Extn 129, De mal humor, enojaciza o gruiiona, 130. Distinguir, dite 151, Algo que se dice de boca en boca. Chisme, 12, Se easd, contrajo matrimonio, 133, Que se siente superior a los denis. Arvogante, aliva, 134, Que fue condenada a la pena de muerte 53 :nté por primera vez en 1609 con el nombre de Nuestra Sefiora de Gracia, sulrié varios terremotos, entre ‘ellos el de 1647. Iglesia de San Agustin de Santiago: Llegados en 1595, los agusti- znos se emplazaron en donde hoy esté su tcmplo, en Agustinas y Es tado, en el centro de Santiago, aunque en un sitio mas grande que cel actual. La iglesia, que se I ‘como la suya: una casa y chacras en Santiago, na hacienda en La Ligua, vifiedos, bodegas, una decena de esclavos, ganado, joyas, vesti- ‘actual calle José Miguel de la Barra con Monjitas, aproximadamente. (Otros ascguranquc vivia cerca de los agustinos. dos, dincro y hasta un asicnto en la capilla mayor del convento de La ‘Merced. Algunos dicen que su casa en Santiago estaba ubicada en la Catalina de los Rios y Lisperguer: Tenia 22 aiios cuando se cas6 con Alonso Campofrio, aportando una dote digna de una familia rica GLOSARIO ‘omo al morir su padre heredé muchas ( tierras en Longotoma, Cabildo y otros lugares cercanos a la de Santia- go, Catalina se transformé en terrateniente™ y empez6 ella misma a administrar sus negocios. Se fue a vivir a la hacienda Hamada El Ingenio, donde muy pronto comenzaron a ocurtir cosas terribles, Su mala fama la acompaiiaba empe- Aosamente" como si fuera su propia sombra. Los trabajadores de la hacienda no tardaron en experimentar un justificade panico! ha- cia la scfiora, no solo porque los tratara mal, sino también porque después de su legada se supo de la violenta muerte de algunas personas, Quienes la conacian estaban seguros de que ella erala culpable de tales asesinatos, pero nadie te= nia valor suficiente para acusarla. En realidad, casi nadie, porque un sacerdote de La Ligua, de nombre Luis Vasquez, se atrevié finalmente a enfentarla y a denunciarla por sus miltiples crueldades, Fue tal la furia que le dio a la cruel pelitroja, que también intent6 asesinar al cura ‘Vasquez, aunque no le result6, Pero igual la noticia llegé a la ciudad de Santiago y las au- toridades decidieron que habia que investigar Jo que estaba pasando con esa mujer: La Real ‘Audiencia envié a un comisionado™ para estu- diar el caso, quien interrogé a muchas personas que vivian en la zona. Poco a poco la gente se atrevi6 a hablar y le contaron todas las atrocidae des que inculpaban"™ a Catalina, Por esos afios ya se la conocia como la Quintrala, quizés en alusion a una planta parssita llamada Quintral, que tiene hermosisimas flores rojas, pero que hace tanto dafio a los arboles en los que se apo ya, que termina matandol a desalmada' mujer fue arrestada y Ie- [28 Sitar rn stn ice su contra, Pero, quién sabe si utilizando su dinero y poder, 0 aprovechandose de que nadie era lo suficientemente valicnte como para ates- tiguar en su contra, finalmente la Quintrala fue liberada y nunca recibi6 un castigo por los cer- ca de cuarenta crimenes que dicen que come- tid, Cuando murié en 1665, se le hizo un gran funeral y su cuerpo fue sepultado en la iglesia de San Agustin de Santiago, aunque nadie sabe con exactitud dénde esta su tumba. ESTOCADA LOMO DE MULA (1645)! GLOSARIO 1.10 de mayo de 1645 iba don Juan de Carvajal cabalgando cn su mula 1a eso de las nueve de la noche, Esta- ba ya oscuro, y el hombre iba tan cansado como distraido, cuando tes hombres le die- ron una estocada" por cl costado, con tan buena punteria que le atraves6 el corazén. EL fiel animal ~me refiero a la mula ni se movi y solo giré su cabeza cuando el hom- bre cayé muerto a su lado, Dificil saber si el mencionado cuadrapedo"' se comporté con tan admirable tranquilidad por fideli- dad a su amo o bien porque, de puro bruto, nunea se enterd de lo que estaba ocurrien- do, El desafortunado Carvajal era ministro de la Audiencia y levaba en sus manos la causa'® contra un tal Martin de Fuenzali- da, acusado por robo con violencia, Esa fue la raz6n que habria levado a sus herma- nos Francisco y Fermin, y a un cufiado de nombre Juan, a matarlo, Estaban seguros de que acabando con el ministro y sus papeles, podrian seguir robando con toda libertad, pues ya no habria antecedentes" que pro- baran su participacién en otros crimenes. laro que no legaron muy lejos los asesinos, pues pronto fueron apresa- dos ycondenados a morir en la horea que estaba instalada cn la Plaza de Armas de la ciudad. Pero no alcanzaron a poner- Ies la soga al cuello cuando lleg6 una orden del gobernador de suspender la ejecucién. Las oidores, deseosos de que se hiciera just cia por el vil!” ascsinato de uno de los suyos, quedaron_perplejos, Afortunadamente, como no tenfan mas remedio que obedecer la orden del gobernador, mandaron a que se les pusiera a los reos grillos y cadenas, y se les metiera en un cepo. El problema es que os hermanos Fuenzalida eran cosa seria, y dificilmente iban a tolerar que los trataran de ese modo, n dia en que, a eso de la una de la tarde, todos en la ciudad estaban en U sus casas y las tiendas se hallaban cerradlas, los presos se las arreglaron para es- capar de su cclda, atacar al alcaide"® y huir a todo galope en unos caballos que unos in- dios les tenian preparados a las puertas de la iglesia. Los demas presos que estaban en la carcel aprovecharon la situacién para huir también, lanzando piedras para todos lados para evitar que alguien se les acercara, Poco a poco la carcel se fue quedando vacia, Por mas que un oidor, el obispo y unos cuan- tos caballeros més intentaron retener a los reclusos," no lograron enjaular a ninguno de ellos, y solo consiguieron unos cuantos moretones debido a los piedrazos recibidos. Unos dicen que huyeron muy lejos y que hasta aleanzaron a llegar a Potosi; otros, en cambio, cuentan que siguicron viviendo en la ciudad, bajo la proteccién de sus nume- 080s parientes, Al pobre Carvajal le dieron un entierro como Dios manda, y de la mula nunca mis se supo. 142. Basado en Cosas dela Catania de José Toribio Medina, 143. Punzada, lanzada, herida hecha con una espada. 144, Animal de cuatro patas, en este caso, la mula, 145. Proceso judicial 146. Refe 147. Miserable, despreciable, rain 148. Desconcertados, confundicos, esiupefactos 149. Guardian de los presos 150, Presos, encarcelado ‘Mula: Fl viejo dicho “més pesado que mula” probablemente provenga de su empleo como animal de carga, pues eran piczas claves del comercio colonial. Un gran auge tuvo la produccién de mulas en Chile ‘hacia 1590 y 1600, También se las empleaba para el transporte, por lo que no era extraiio ver montados sobre ella a un religioso o a un funcionario piblico, Gobernador envenenade: Esta mixima autoridad chilena tenia también el eaxgo militar de capitin gencral debido alas caracteristcas fronterizas y estratégicas del reino, En 1645, tal cargo era ejercido por Francisco Lopez de Z:ihiga, a quien le sucedié al afo siguiente Martin de Mujica Buitrén quien, segun el relato de un cronista, murié envenenado "enajenado de sus sentidos” y botando espuma por la boca. Potosi: La Villa Imperial de Potosi, ubicada en ta actual Bol ‘vo una gran importancia minera en tiempos coloniales a causa de su enorme reserva de plata, Tal era su fama, que hasta el mismisimo Ger ‘vantes puso cn boca de su famoso Quijote las palabras “las minas del Potes!fueran poco para pagarte*, cuando quiso agradecer a su fiel Sancho, 57 i eres de las personas que se desmayan cuento no es para ti, Sile tienes miedo a los muertos, no sigas leyendo, Esta histo- ria que te voy a contar ocurrié durante el Un caballero llamado Lorenzo de Moraga, a quien no conoei pero dicen que tenia una panza de bien alimen- tado, le dio una gran paliza'™ en una opor- tunidad a un mulato llamado Mateo. No supe cual fue el motivo, pero en esos tiem- terremoto de’ 1647 pos era bastante habittial que algunas faltas, fueran castigadas con golpes. Lo cierto es que el mulato, ni tonto ni perezoso,!** toda prisa' fue a acusarlo ante la justici con Después de escuchar todos los detalles acer- ‘a de lo que hat: raga fue condenado a pagarle a Mateo una fuerte suma de dinero a modo de indemni- dn, Lo lamentable es que este dinero eanz6 a llegar a las 1 Mateo, pues murié unos dias después de la a ocurrido, el sefior Mo- anos del pobre paliza. Quien piense que la historia termina aqui est equivocado porque, I¢jos de tranquilizarse con la noticia de la muerte del mulato, a don Lorenzo le cayé como balde de agua fria'°, Como no se habia podido hacer justicia en Ia tierra, Lorenzo de Moraga quedé muy asustado porque tendria que pagar su falta ante Dios. Corrié lo més rapido que su enorme panza le permitié y se fue a confesar con el primer cura que encontrs. No sé silos dos eran muchos ole dio trabajo hallar al cura, pero lo cierto es que después de pasadas varias horas por fin pudo regresar a su casa, Al llegar, pocas ganas tuvo de echarse algo a la boca," porque el peso de su conciencia Ie habia quitado el apetito..."", Decidié irse a dormir siendo ya muy tarde, y justo cuando se estaba sacando Jas botas, stu casa empez6 a moverse como si estuviera bailando. Sintié ruidos terribles de cosas que se caian y de personas que gritaban, Se acord6 del desafortuna- do! mulato Mateo y, ereyendo que todo lo que estaba pasando era su venganza, quiso gritar de miedo, pero el grito se le qued6 como atrapado en la garganta y apenas le salié un gemido por la boca, La tierra entonces se sacudié con tanta fuerza, que Lorenzo temi6 que se le cayera el pesado techo de tejas sobre su cabeza, Traté de salir por la puerta, pero con el terremoto los muros se inelinaron y no permitieron que aquella se abriera. Preso de panico,' corrié entonces hasta la ventana para intentar escapar, pero con tan mala suerte que justo le cayé una viga'" sobre el cuello y le corté la cabeza, La sangre chorreé por la ventana hacia afuera, dejando una mancha tan grande, que no faltaron los vecinos cutiosos, que durante los dias siguientes se agolparon para ver el charco de sangre y enterarse aside la mala suerte de Lo» renzo cl Emplazado' 151, Basado en BU leremelo del 13 de mayo de 1647 de Miguel Luis Amunitegui. 152. Golpiza. 153. Expresion que quiere decir “con resolucién y sin perder el tiempo”. 154, Rapides, celeridad, presteza, 155. Compensacién, retribucién, 156. Expresion que significa’le cay muy mal, como pésima noticia” 157. Expresion que signifiea Yeomer”. 158. Ganas de comer, hambre. 159. Desdichado, malaventuradi. 160, Expresion que: significa “con mucho miedo”, 161, Madero, poste que sujeta la estructura de la casa, 162. Demandado, convocado (en este ¢as0, por la justia). 18 uno de sus holsillos, el nifio guarda- ba sicmpre un par de picdras y una que otra lagartija. Le gustaba jugar a las carreras con sus amigos con esos anima- litos y las piedras le servian para marcar la meta. A veces olvidaba que las tenia guarda- das y en un descuido alguna de sus lagartijas lograba escaparse dejndole de recuerdo su cola, A sus doce aitos, el enérgico'™ niito po- dia recorrer ficilmente las escasas cuadas que tenia Santiago en ese afio 1647. Por el norte, la ciudad practicamente se acababa al llegar al rio Mapocho, mientras que por cl sur, cerca del cauce seco" del mismo rio, apenas habia casas. Yendo hacia el oriente, cl limite urbano estaba marcado por la ca~ le del Mesias, mas alla del convento de Las Glaras, y para el poniente pasaba lo mismo con la calle Las Cenizas, més all de Los Teatinos. En total, de oriente a poniente ha- bia unas once cuadas que el nifio de rebel- de cabellera por no decir chascén, porque eso era, un chasc6n-y sus amigos corrfan y recorrian diariamente levantando una gran polvareda, porque casi no habfa calles em- pedradas. cro lo que mas disfrutaba ste chico P= ir a la Plaza de Armas, A su vere- da oriente, donde se concentraban los comerciantes, llegaba a pedir frutas para sa~ iar su hambre incesante'™ de nifio que ere- cey crece. Una vez alli, el juego predilecto"” CON EA CORONA junto a sus amigos era intentar acerearse lo ‘mis posible al edificio donde vivia el gober- nador de Chile, en la parte norte de la plaza. Pero casi siempre llegaba un guardia y los echaba de ese lugar. Bueno, en cso consistia precisamente la diversién: en quién lograba acercarse mas a alguna ventana para inten- tar ver a la maxima autoridad, En realidad, habia escuchado por ahi que en ese lugar trabajaban unos sciiorcs llamados oido- res y se reia imaginando que, por escuchar mucho, tendrian las orejas muy grandes. El nifio no perdia la esperanza de ver alguna. vez entrar o salir de ese edificio a alguno de sos orejones, pero hasta entonces no habia tenido suerte, En ese mismo lado estaba la cércel, pero alli dofia Jacoba, su madre, le tenia absolutamente prohibido acercarse, ‘Tampoco iba al cementerio, ubicado detras de la catedral, pero no por estarle prohibido, sino por prudencia'™, Es que una vieja es- clava negra que trabajaba en la misma casa que doiia Jacoba, contaba que en las noches de luna lena los muertos de la catedral sa- lian de pasco por la plaza, El y sus amigos les tenian respeto, si no miedo, a los muer- tos, y si tenian que ir a la catedral se daban una gran vuelta para entrar por la puerta principal, que en esos afios daba al costado norte de la calle Catedral, y no a la plaza, En todo caso, preferia ir a otra iglesia, la de los agustinos. Ademés, en ese templo habia un Cristo muy bonito de madera, pero que tenia una cara tan triste que el nifio cada vez que podia pasaba a acompafiarlo un rato, porque sentia que asi se ponfa contento. Su mami le habia contado que ese Cristo ha- bia pertenecido a una sefiora pelirroja muy mala, conocida como la Quintrala, quien se sentia tan vigilada"™ por él, que finalmente lo habia expulsado de su casa, no se sabe siarrojandolo a la calle 0 regalandolo, pero que los agustinos lo habian acogic, Es posi- ble que solo se tratara de una leyenda, pero Je gustaba mucho escuchasla, 163. Basaclo en Haram del 13 de maye de 1647 de Miguel Luis Amunditegut. 164, Que tiene enengias. Entusiasta, 165. Lecho por donde suele pasar elo, pero que ‘no lleva agua en esos momentos. 166. Que no cesa, que no se detiene, 167. Favorite. 168, Sensatez, precaucién, 169. Espiada, observada. 02 Junes 13 de mayo de a ese ato 1647, el nifio y sus amigos jugaron, Como siempre, a la carrera de lagartijas. Cuando ya estaba poniéndose el sol, se despidieron y cada uno se fe a su casa, Después de saludar a su mama y a su papa, nuestro amigo sine ti6 un fuerte olor a cazuela de pava y recién entonces se dio cuenta de que tenia muchisima hambre. Su ma- dre, que sabia que estaba en Ia edad en que los nifios no dejan de comes, le sitvi6 un plato tan grande que el cal- do casi se salia por los bor des. Y asi, con la pava en el estémago y la sonrisa en la boca, se fue a dormir, Apa- g6 la vela de sebo y en la mitad de un padrenuestro se quedé _profundamente dormido. Estaba sonando que los muertos del cemen- terio salfan a bailar cuando un ruido muy fuerte, segui- do de un enorme sacudén, lo desperté. La casa csta- ba oscura y parecfa que se movia pata todos lados. Gon cada sacudida se des prendian" enormes trozos de adobe de los muros. Las maderas crujian como si se fueran a romper en mil pedazos. El piso parecta moverse con tanta violen- cia que al pequetio Ie cos- taba mantenerse en pie. De pronto, una sombra grande Jo agarré fuerte de un bra- 20 y lo sacé casi volando Por la ventana, porque la puerta se habfa trancado, Afuera ya estaban su madre y dos de sus tres hermanos, Todos gritaban y lloraban, y como el nifio no sabia si Britar o llorar, simplemen- te se quedé como mudo, Después, por la ventana aparecié por fin su herma- no menor en brazos de la sombra, que en verdad era su padre. Todos, incluidos los yeeinos de los solares"”* cercanos, corrieron hasta la plazuela de La Merced. Como la noche tenia luna, pudieron ver que casi to- das las casas de Santiago estaban en el suelo. Las torres de las iglesias se ha Dian desplomado'”? y la polyareda era tan grande que costaba ver a Tas per- sonas, aunque estuvieran cerca, Por aqui y por alld se sentian antos, gritos y quejidos. Un hombre lle- g6 corriendo y les contd que las monjas clarisas y las agustinas se habian salyado de ser aplastadas por los corredores dos del convento, gracias ‘a que no habian podido abrir las puertas. Habtan pasado el terremoto ence- rradas, hasta que después algunos hombres piaco- sos! las fueron a ayudar. El nifio podia ver las caras aterrorizadas de todos y escuchaba incesantemente repetir a los adultos que el terremoto habia tumba- do'” casi toda la ciudad. Doiia Jacoba les decia con una calma tan propia de ella, que cémo no se iba a caer todo, si el enorme 170, Be dempegaban, se salian sacud6n habia durado casi cuatro credos rezados'™. espués de pasar toda Ia noche sin saber qué hacer ‘unto a su familia, al ama- Mirco el nic vio el desola- dor panorama que offecia la ciudad herida'™. Sintio que casi se le paralizaba fl corazén cuando escu- cho asegurar 2 un gru- po de vecinas, casi todas Yindas y arrugadas, que te iba a abrir una gricta muy grande en la tierra y ra dos se iban a caer dentro. Impresionado con tantos cuentos, insistiO @ suis padres para que fueran a rezarle al Cristo triste de los agustinos. Callados y cabizbajos!” _caminaron hhasta alli, Se encontra- ron con media iglesia en el suelo pero, justo donde estaba cl Cristo, 0 habia pasado nada, Enorme fue [a sorpresa de todos cuan= do vieron que la corona cespinas se le habia caido al cnello y que, a pesar ¢ fesfuerz0s de los frailes, no habia caso de ponérsela nuevamente en la frente. Y como la corona se le cayé ese mes de mayo de ese aiio 1647, ahora el Cristo triste de los agustinos se conoce como cl Cristo de Mayo yesar de los 171. Sitios, Porciones de terreno donde se edifca 172, Derrumbado, cafdo, desmoronado, tumbado. 173, Caritativos, compasives inmiscricordes). 174, Botado, desplomado. 175, Como no tenian relojes, ls personas buscaban otras formas para ‘medir el tiempo: en este caso, custo demora rezar una oracién, 176, Metifora que quiere decir “ciudad destruida”. 177. Tristes, abaticios, 178, Religiosos de alguna orden; en este caso, de la Orden de San Agustin, GLOSARIO 63 Oidores: Aunque no eran necesariamente “orejones” si tenian la obligacién de ofr alas partes en su ‘calidad de funcionatios de la Real Audiencia, méxima instituci6n de justicia, Muy serios deben haber lucido bajo sus trajes negros con cuellos y pus plisaclos blancos, sus largas capas y especialmente ‘com sus pelucas blancas “en cascada”, Esclava: La temprana abolicién de la eselavitud en Chile no tuvo mayores repercusiones ccondmi- ‘eas, cn parte porquc eran poces los esclavos y también porque ca su mayoria trabajaban en el servicio doméstico, Como eran relativamente escatos, en ccasiones sus amos les vestian lujosamente para demostrar asi su propia tiqueza, aunque... por algo se ordené en 1672 que los esclavos negros debian andar vestidos y si se le sorprenclia desnudos, su amo podia ser multado y hasta encarcelado, pero si la responsabilidad! la tenia el esclavo, debia ser azotado. ‘Monjas clarisas: Las religiosas de Santa Clara llegaron a Santiago después de huir de la destruc- ‘cién de Osorno y se instalaron cerca del cerro Santa Luca. A cinco o seis cuaclras mds al norte se hale aba otro monasterio, el de las Clarisas de la Vietoria (1678) que dio nombre a la calle Monjitas. Una delas curiosidades de estas monjas ain puede verse en algunos muscos, como el Histérice Nacional, y {que consisten el miniaturas de cersimica perfiumada que representan matecitos,ollitas y otras figuras, Agustinas: Estas monjas tenian su monasterio en Agustinas (jobvio!) con calle Ahumada, pero fue destruido con el terremoto de 1647. Casi cien aftos después, la nueva igiesia que levantaron se volvié ‘4 cacr con out terremoto, Se tasladaron entonees a la calle Moneda y, como les particron en dos et ‘convento para construir la continuacién de dicha via, se dice que tendrian un timel subterrineo para ‘comunicar ambas partes. {Cuantos misterios se esconden en nuestra capital! Cristo de Mayo: Este Cristo de la Agonia, casi de tamafio natural, fu tllado en madera en 1612 por unfraile agustino, Pedvo de Figueroa. Lo mejor logrado es su rosio, que expresa un intenso doles Quizis por exo se ba tejido una leyenda, sn base real, de que la Quintrala te habria deshecho de él al sentir que aque la miraba con listima 0 con dureza a causa de sus pecados, Puedes veslo en la iglesia de San Agustin 6 fAY, MENESES! ecian que era un valiente caballero, que habia hecho una brillante carrera mili tar Iuchando en Népoles, en Milén, cn Flandes y en tantas otras guerras en Europa. Era un famoso capitin de artilleria que, segiin él, des- cendia de los antiguos reyes de Portugal. De su impeccable" carrera como soldado daba cucn- ta una imponente cicatriz que le adomaba el rostro y que, lejos de quitarle parte de su atractivo, le daba un aire de héroe de no- velas de caballeria, Cuando cn 1663 se supo que habia sido designado"™' go- bernador de Chile por el rey Felipe IV de Espafia, los chilenos bailaban de felicidad. Nadie queria perderse la © maravillosa ceremonia de bienveni- da para el nucvo gobcrnador. Claro que la alegria duraria poco y sus cuatro aiios de gobierno no serian muy bien recordlados. Pero no nos adelantemes, porque los vecinos de Santiago ni siquiera chista- ron" cuando supieron que las fiestas para recibir a tan ilus- tre gobernador las tendrian gue costcar'® ellos mismos Hasta entonces, con el di- nero del rey se pagaban tales ceremoniales, pero parece que las arcas!™ de don Felipe anda- ban mal y por eso .1666)!”9 habia decidido acabar con ese gasto. “Cada uno mata su pio- jo”, decimos en Chile en estos ca- sos (claro que el rey nolo dijo asf 1 poco tiempo de Hle- gar el ilustre" nuevo bernador don Fran- ‘0 de Meneses, empezé a conocerse su verdadera personalidad. Era terrie blemente orgulloso, y tan apasionado como irreflexivo y vehe-

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