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ACUERDO
La Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, de conformidad con lo establecido en
el art. 4 del Acuerdo n° 3971, procede al dictado de la sentencia definitiva en la causa B.
67.418, "P., M. P. c/ Caja de Previsión Social para Abogados de la Provincia de Buenos
Aires. Demanda contencioso administrativa", con arreglo al siguiente orden de votación
(Ac. 2078): doctores Genoud, Kogan, Soria, Pettigiani, de Lázzari, Torres.
ANTECEDENTES
I. La señora M. P. P., por medio de apoderado, interpone demanda contencioso
administrativa contra la Caja de Previsión Social para Abogados de la Provincia de Buenos
Aires, pretendiendo se deje sin efecto la resolución adoptada por el Directorio en su sesión
de fechas 13 y 14 de febrero de 2003, que rechazó el pedido de jubilación extraordinaria
por invalidez, así como la de los días 19 y 20 de junio del mismo año, desestimatoria del
recurso de reconsideración interpuesto contra la primera.
Requiere el otorgamiento del beneficio denegado por la Caja accionada con retroactividad a
la fecha de iniciación del expediente administrativo, con intereses y actualización.
II. Corrido el pertinente traslado se presenta la Caja de Previsión Social para Abogados de
la Provincia de Buenos Aires. Contesta la demanda y solicita su rechazo.
III. Agregadas las actuaciones administrativas sin acumular, los cuadernos de prueba de
ambas partes, glosados los alegatos respectivos y encontrándose la causa en estado de
pronunciar sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente
CUESTIÓN
¿Es fundada la demanda?
VOTACIÓN
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Genoud dijo:

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I. Relata la actora que, tal como se desprende del expediente administrativo


57651/P/2002/0, peticionó ante la Caja de Previsión Social para Abogados de la Provincia
de Buenos Aires, en adelante "la Caja", el beneficio de jubilación extraordinaria por
invalidez, denunciando haber prestado servicios -no cuestionados- como abogada, hasta el
1 de octubre de 2002, fecha en que solicitó la prestación.
Añade que acreditó su incapacidad con diversas constancias médicas que adjuntó.
Señala que con fecha 4 de diciembre de 2002 se expidió la Junta Médica de la Caja, la que
expresó: "...esta junta considera que la Dra. M. P. P. se encuentra incapacitada en forma
total y permanente para el ejercicio profesional".
Destaca que sin embargo, el Honorable Directorio haciendo suyo un dictamen de la
Comisión de Jubilaciones, Pensiones, Subsidios y Asignaciones y apartándose de las
conclusiones de la Junta Médica, rechazó la pretensión dirigida a lograr la Jubilación
Extraordinaria por Incapacidad Total y Permanente.
Transcribe la resolución denegatoria a su pedido en la que se rechazó el beneficio por
entenderse que la causa de la incapacidad era anterior a la afiliación a la Caja y, por otra
parte, que la incapacidad que presentaba la afiliada no le impedía el ejercicio profesional.
Luego señala que presentó un recurso de reconsideración contra la resolución denegatoria
de la Caja que también fue rechazado en la sesión del 19 y 20 de junio de 2003.
Contrariamente, la accionante sostiene que en el caso la contingencia (incapacidad) se ha
producido con posterioridad a su afiliación al sistema previsional que debe ampararla.
Así refiere que no existe en el dictamen médico frase alguna que permita inferir o suponer
que la incapacidad reconocida existía o tenía causa anterior a la fecha de afiliación.
Considera que al no exigir la Caja elementos probatorios idóneos para acreditar la
capacidad inicial de sus afiliados, la resolución denegatoria con este argumento deviene
arbitraria y contraria al derecho de defensa en juicio.
Sostiene que la única razón expuesta por la Comisión de Jubilaciones, Pensiones, Subsidios
y Asignaciones para denegar la prestación consiste en la afirmación dogmática de que la
apelante se encontraba en un estado de incapacidad total y permanente para su labor
profesional al momento de la afiliación, prescindiendo de las pruebas médicas e
instrumentales agregadas y reconocidas.
En cuanto al argumento esgrimido por la Caja, sobre que la incapacidad no le impedía el
ejercicio profesional debido a que durante el año 2002 inició dos causas, afirma que es
evidente que ella no tenía cabal conciencia de su enfermedad al momento de promoverlas.
Asimismo minimiza la relevancia que puede tener el simple hecho de haber ingresado el
pago de los aportes con posterioridad al pedido del beneficio.

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Reitera que el dictamen de la Junta médica es claro y contundente. Determina un 90% de


invalidez psico-física a la fecha de solicitud, en consideración al hallazgo de un trastorno
psicótico y grave cuadro obsesivo que la incapacita en forma total y permanente para el
ejercicio profesional.
Luego realiza un análisis del art. 41 de la ley 6.716, que es la que prevé el beneficio de la
Jubilación Extraordinaria por Incapacidad.
Allí efectúa una serie de observaciones al requisito previsto en el inc. "a" que reza "...que la
causa de la incapacidad sea posterior a la afiliación", para concluir en el pedido de
inconstitucionalidad de la cláusula por violación de derechos fundamentales reconocidos en
los textos constitucionales.
Finaliza la demanda con una referencia a la protección que brindan las leyes relativas a la
discapacidad, intentando demostrar la contradicción con el requisito previamente analizado.
Ofrece prueba y reserva el caso federal.
II. Por su parte, la Caja de Previsión Social para Abogados de la Provincia de Buenos Aires
ratifica la legalidad y legitimidad de los pronunciamientos impugnados.
Señala que mediante expediente 57651/P/2002/0, la actora solicitó el beneficio de
Jubilación Extraordinaria por Incapacidad Absoluta y Permanente, con fecha 1 de octubre
de 2002 y describe los pasos seguidos en esas actuaciones hasta que el Directorio en su
sesión de fecha 13 y 14 de febrero de 2003 desestimó su solicitud.
Agrega que contra dicho decisorio la afiliada interpuso el pedido de reconsideración.
La accionada sostiene que la pretensión deducida no puede prosperar porque en las
actuaciones administrativas quedó justificado que la causa de la incapacidad era anterior a
la afiliación de la actora a la Caja.
Sostiene que es falso que deba descartarse un intento de captación de un beneficio
previsional, si se tiene en cuenta que la matriculación en el Colegio de Trenque Lauquen se
hizo efectiva más de cinco años después de la fecha de expedición del título (1999 y 1993,
respectivamente) y que predominan los pagos de cuota pura o en su mayor medida, para
cubrir los mínimos anuales del art. 12 inc. "b" de la ley 6.716, texto ordenado por el decreto
4.771/95.
Considera que el ejercicio profesional emergente de esas constancias no reúne las
características propias para considerarlo como un recurso alimentario para la actora.
Agrega que los certificados médicos acompañados, aunque no hacen referencia a una fecha
concreta, se vinculan con episodios encadenados, tanto por la actora como por su
facultativo tratante, que datan de época anterior a la afiliación a la entidad previsional,
como causa de la incapacidad.

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III. De las actuaciones administrativas agregadas sin acumular y demás prueba producida,
se desprenden las siguientes constancias útiles para la resolución de la causa:
III.1. Expediente 57651/P/2002/0 por medio del cual la actora solicitó el 1 de octubre de
2002 la Jubilación Extraordinaria por Incapacidad (v. fs. 1).
III.1.a. Certificado médico expedido por el doctor Bertoldi, de la Clínica Privada San
Agustín donde se diagnostica a la paciente con esquizofrenia con síntomas obsesivos
severos, de fecha 13 de agosto de 2002 (v. fs. 7).
III.1.b. Certificado del Colegio de Abogados del Departamento Judicial de Trenque
Lauquen donde consta que la doctora M. P. P. se matriculó con fecha 31 de marzo de 1999
con título expedido por la Universidad de Buenos Aires del día 29 de septiembre de 1993
(v. fs. 8).
III.1.c. Estudio Specto cerebral y RM de cerebro (v. fs. 9 y 10).
III.1.d. Informe de la Junta Médica integrada por dos galenos por parte de la Caja (doctores
Dumont y Suarez Richards) y uno por parte de la peticionaria (doctor Bertoldi) de fecha 4
de diciembre de 2002.
Del mismo resulta que la señora P. padecía una afección de índole psiquiátrica que le
ocasionaba una incapacidad psíquica-física valorable en un 90% de carácter permanente.
También se consignó en este dictamen que la paciente manifestó que "...hace 4 años
irrumpe su enfermedad con el advenimiento de ideas obsesivas centradas en una renuncia a
un empleo, estas ideas perturban su accionar laboral, social y familiar [...] la modificación
de su conducta alcanza a todas las vivencias de su actividad psíquica. Ello llevó a
incontables consultas médicas y desembocó en una internación en mayo del corriente año
durante 20 días por el incremento agudo de su cuadro obsesivo a través de la repetición
estereotipada de la idea prevalente acerca de aquella renuncia...".
Culmina este informe con el diagnóstico de trastorno psicótico, grave cuadro obsesivo de
pronóstico muy reservado.
Por ello la junta considera que "...la doctora M. P. P. se encuentra incapacitada en forma
total y permanente para el ejercicio profesional" (fs. 24).
III.1.e. La Comisión de Jubilaciones, Pensiones, Subsidios y Asignaciones aconsejó, con
fecha 6 de febrero de 2003, denegar el pedido de Jubilación Extraordinaria (v. fs. 28).
III.1.f. El Directorio en su sesión de fecha 13 y 14 de febrero decidió hacer suyo el
dictamen precedentemente señalado y resolvió denegar la petición al no encontrarse
acreditados los extremos legales exigidos para su procedencia (v. fs. 29).
III.1.g. La señora P.o solicitó reconsideración (v. fs. 44/48).

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III.1.h. Se agregaron constancias de alta de Ingresos Brutos del 15 de octubre de 1999 (v.
fs. 60), de pago de matrícula anual a la Caja de Previsión Social para Abogados de la
Provincia de Buenos Aires de los años 1998 y 1999 (v. fs. 61), pago de la matrícula de
mediados del año 1998 (v. fs. 62), recibos de haberes de la Policía Federal Argentina entre
los meses de agosto 2001 a septiembre 2002 (v. fs. 64/78), recibos de haberes de la
Fundación Universidad de Palermo entre los meses de noviembre de 1998 a enero de 2001
(v. fs. 79/95), detalle de cuenta de Futura S.A. AFJP de abril de 1996 a diciembre de 2000 y
de junio de 1998 a diciembre de 2001 (v. fs. 96 y 102), recibos de la Universidad de Flores
correspondientes a algunas mensualidades desde abril a septiembre de 2000 (v. fs. 98/101)
y resoluciones de la Universidad de Flores (v. fs. 103 y 104).
III.1.i. Resolución del Directorio de la Caja de fecha 19 y 20 de junio de 2003 en la que se
consideró parte integrante el nuevo dictamen de la Comisión de Jubilaciones y Pensiones y
se resolvió rechazar el recurso de reconsideración de la actora. En este acto la Caja destacó
que "...esta Comisión sostiene los términos de la resolución recurrida por cuanto la causa de
la incapacidad que presenta la Dra. M. P. P. es anterior a su matriculación, y es ese y no otro
el argumento en el que nos apoyamos por ser, además, un requisito que señala el art. 41 de
nuestra ley el que no se encuentra acreditado en autos, cabiendo por tal razón desestimar el
planteo recursivo..." (fs. 114).
III.2. En estas actuaciones:
III.2.a. Informes de la Fundación Universidad de Palermo y de la Universidad de Flores que
dan cuenta de la actividad de la actora en esas instituciones hasta los años 2000 y 2001,
respectivamente (v. fs. 118 y 119).
III.2.b. Informe del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal de donde surge que
la doctora P. abonó desde 1996/1997 y hasta el período "en curso" 2009/2010 la totalidad
de las cuotas anuales de matrícula (v. fs. 128).
III.2.c. Informe del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de donde resulta
que en el año 2002 la actora solicitó su exclusión de los listados de sorteo en abril de 2002 -
estando pendientes de acreditación los pagos correspondientes a los años 1999, 2000, 2001
y 2002- (v. fs. 132).
III.2.d. Pericia médica y contestación de impugnaciones (v. fs. 186/194 y 204/207).
IV. De acuerdo a los antecedentes reseñados la cuestión a dilucidar se circunscribe, en
sustancia, a determinar si la accionante cumple con las condiciones para resultar
beneficiaria de la Jubilación Extraordinaria por Incapacidad.
Adelanto mi posición favorable al progreso de la demanda por los siguientes fundamentos.
IV.1. En primer lugar corresponde determinar que la normativa aplicable al presente es la
ley 6.716 (t.o. dec. 4.771/95) que establece el régimen legal de la Caja de Previsión Social
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para Abogados de la Provincia de Buenos Aires.


El art. 41 de la norma citada, luego de determinar que la Jubilación Extraordinaria por
Incapacidad se otorgará al afiliado que se incapacite física o intelectualmente en forma
absoluta y permanente para el ejercicio profesional, enumera los requisitos a cumplir entre
los que se encuentran, en lo que aquí interesa, el previsto en los apartados "a": "...que la
causa de la incapacidad sea posterior a la afiliación..." y "b": "...si la afiliación se hubiere
efectuado antes de los cincuenta (50) años de edad, se exigirá al afiliado el cumplimiento
de todas las cuotas mínimas anuales y obligatorias, hasta el año pre anterior al de la
incapacidad inclusive, si ésta se hubiere detectado antes del 31 de mayo y si fuere posterior
a esta fecha, hasta el año inmediato anterior, inclusive...".
Finalmente, consigna que desaparecida la incapacidad, cesará el beneficio (conf. art. 41 in
fine).
Por su parte el art. 42 dispone cómo debe ser la composición de la Junta Médica encargada
de establecer "el estado de incapacidad absoluta y permanente".
Pero también precisa que "el informe pericial no obligará a decisión" y que "el Directorio
podrá apartarse de sus conclusiones si estimare justa causa para ello".
De esta reseña resulta que para el otorgamiento de la Jubilación Extraordinaria por
Incapacidad se requiere, como presupuesto, que la incapacidad sea absoluta y permanente
y, por otro lado, que la causa de la enfermedad sea posterior a la afiliación además del
cumplimiento de las cuotas mínimas anuales y obligatorias.
IV.2. En consonancia con lo señalado, en la resolución del Directorio de la Caja del 13 y 14
de febrero de 2003 que denegó el beneficio, se consignó que conforme la norma aplicable
al caso, correspondía verificar: a) la existencia de una incapacidad física o intelectual en
forma absoluta y permanente para el ejercicio profesional; b) que su causa fuera posterior a
la afiliación y c) que la afiliada se encontrara al día con sus obligaciones.
Respecto de la incapacidad exigida por la ley, se dejó asentado que con fecha 4 de
diciembre de 2002 se realizó la Junta Médica de rigor en la que se concluyó que la doctora
P. padecía un trastorno psicótico y grave cuadro obsesivo, que la incapacitaba en forma
total y permanente para el ejercicio profesional.
En relación al segundo requisito, se encontró un obstáculo a la procedencia del beneficio
peticionado por cuanto de la Junta Médica surgiría que la causa de la incapacidad era
anterior a la afiliación de P. al organismo previsional, atento que en su informe se
mencionaba que la enfermedad había comenzado hacía cuatro años atrás, razón por la cual
se remontaba al tiempo en el cual todavía la peticionante no se encontraba afiliada a la
Caja.
Agrega que ello es avalado por el certificado de su médico de parte.
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Y en cuanto al último requisito a verificar, la resolución consignó que, analizada la cuenta


de aportes de la doctora P. "...surge que cumplió con las cuotas Anuales Obligatorias desde
su matriculación hasta el año 2002 inclusive conforme la obligación normada por el art. 12
inc. b) de la Ley 6716 t.o. Dec. 4771/95...".
Por otro lado, también se destacó que la incapacidad que presentaba la doctora P. no le
impedía el ejercicio profesional, atento a que durante el año 2002 inició dos juicios,
ingresando los anticipos a la Caja de uno de ellos con posterioridad a su pedido de
Jubilación Extraordinaria por Incapacidad total y permanente para el ejercicio profesional
(v. fs. 28).
Por todo ello se concluyó con el rechazo del beneficio.
IV.3. Analizaré ahora el cumplimiento de los distintos requisitos legales para el
otorgamiento del beneficio solicitado, aunque de forma inversa a la enunciada por la
norma.
IV.3.a. En lo referido a la verificación del pago de las cuotas de la matrícula, tal como fuera
señalado en el punto b) del presente al transcribir parte de la resolución cuestionada, existe
acuerdo entre las partes en cuanto a que se cumplió con la obligación establecida por el art.
12 inc. "b" de la ley 6.716, texto ordenado decreto 4.771/95.
IV.3.b. En cambio, las discrepancias aparecen en relación al requisito referido a que la
causa de la incapacidad fuera posterior a la afiliación.
IV.3.b.i. Así, la actora sustenta su postura sobre que la incapacidad apareció con
posterioridad a la matriculación en que no existe en el dictamen de la Junta Médica ninguna
frase que permita inferir o suponer que la incapacidad reconocida en ella existía o tenía
causa anterior a la fecha de afiliación.
Asimismo, sostiene que la Caja de Previsión Social debería exigir los elementos
probatorios que considere idóneos para verificar la capacidad inicial de los afiliados. De lo
contrario, la resolución deviene arbitraria o contraria al derecho de defensa en juicio
afectando los fines de la seguridad social.
Por otro lado, al contestar el traslado de la pericia médica destaca los fragmentos del
informe que refuerzan su posición, tal como aquel en que los expertos concluyen en que el
trastorno que aqueja a la actora pudo haber comenzado entre los años 2001 y 2002.
Finalmente, robustece su argumento de que gozaba de capacidad al 31 de marzo de 1999,
fecha en que se matriculó, con la restante prueba de informes producida por distintos
organismos que dan cuenta del ejercicio de diferentes actividades laborales desarrolladas
por la peticionante.
IV.3.b.ii. Por su parte, la demandada se basa en el dictamen de la Comisión de Jubilaciones
y Pensiones al destacar que en la junta de fecha 4 de diciembre de 2002 se mencionaba que
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la enfermedad había comenzado hacía cuatro años atrás, razón por la cual se remontaba al
tiempo en el cual todavía no se encontraba la doctora P. afiliada a la Caja de la Provincia.
Asimismo, se funda en el certificado del médico de parte doctor Bertoldi obrante a fs. 7 de
las actuaciones administrativas fechado el 13 de agosto de 2002 que, como consecuencia
del examen realizado el día 22 de abril de 2002, diagnosticó a la actora con esquizofrenia
con síntomas obsesivos severos. Además allí se consignó que la paciente presentaba
síntomas de trastorno obsesivo compulsivo desde la infancia, acrecentados en la
adolescencia -cuando tuvo un episodio psicótico- y que el intenso sufrimiento, los síntomas
obsesivos y psicóticos motivaron la decisión de una internación.
IV.3.b.iii. Para resolver esta cuestión, es necesario considerar la pericia médica producida
en autos.
En primer lugar corresponde destacar que, a diferencia del diagnóstico al que se arribara en
la Junta Médica, en la que se concluyó que P. padecía de trastorno psicótico y grave cuadro
obsesivo, en el dictamen realizado por los expertos de la Asesoría Pericial se concluyó en
que la actora padecía de trastorno bipolar tipo II, que consiste en una forma atenuada de la
antiguamente conocida como enfermedad maníaco-depresiva (v. fs. 191).
Y fueron precisamente los médicos intervinientes en esta pericia, doctores Moscato y
Barbosa, quienes expresaron que no les era posible afirmar taxativamente cuáles fueron las
primeras manifestaciones de la enfermedad, debido a que no examinaron a la actora con
anterioridad. Pero agregaron que "...es lógico inferir que su trastorno mental pudo haber
comenzado entre los años 2001 y 2002, cuando relata comienza a ser asistida por
psiquiatras sin buena respuesta, y la evolución de los síntomas que presentaba la llevaron a
ser internada en la Clínica San Agustín de la ciudad de La Plata..." (fs. 192).
También respondieron que no era posible aseverar con certeza que un episodio descripto
por la actora a los dieciséis años hubiere sido de tipo depresivo, concluyendo que
seguramente no lo fue como parte del trastorno bipolar que más adelante en la vida de la
actora se expresaría claramente (v. fs. 192).
Finalmente, al ser preguntados sobre si la perturbación que determinó la necesidad de
internación de P. en el año 2002 era parte de una patología anterior o no, expresaron que
razonablemente se trató de una patología nueva (v. fs. 192).
De esta manera, en función a las conclusiones de la pericia producida en autos, no existen
elementos de convicción que permitan inferir que la actora hubiera padecido la enfermedad
que la aqueja desde antes del momento en que se matriculara en la Provincia de Buenos
Aires.
Por otro lado, tal como lo ha sostenido este Tribunal, cabe distinguir los conceptos legales
de "invalidez" o "incapacidad" (la consecuencia) por un lado y de "enfermedad" (la causa)
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por el otro, a lo que cabe agregar que identificar ambos conceptos resulta inadmisible. Por
ello, considero que aún cuando la afección podría haber comenzado antes de la
matriculación de la actora, es posible que la invalidez o incapacidad se hubiera producido
mientras se encontraba matriculada (conf. doctr. causas B. 57.964, "Sambrana", sent. de 18-
XII-2002 y B. 62.420, "A., P.", sent de 11-II-2009).
IV.3.b.iv. Asimismo, atento que el argumento medular de la accionada para rechazar el
beneficio fue el hecho de considerar que el origen de la enfermedad de la doctora P. se
hallaba presente al momento en que se matriculó, merece destacarse que la Caja demandada
no acredita haber practicado un examen médico con carácter previo a su matriculación, no
existiendo constancias que, en el caso, haya habido imposibilidad de practicarlo.
En consonancia con ello, el régimen a cuyo amparo se confiere la obtención de los
beneficios previsionales y asistenciales de sus afiliados, no prevé un examen clínico ni
psicológico inicial. Por ello tiene dicho este Tribunal que debe presumirse -salvo prueba en
contrario- la aptitud para el desempeño profesional sin que corresponda considerar en
perjuicio de la interesada la incertidumbre que arroja la ausencia de tal verificación (conf
doctr. causas B. 49.195, "Olmedo", resol. de 7-VII-1987 y B. 66.410, "B., M. B.", sent. de
5-IX-2012).
IV.3.b.v. Lo recién expuesto torna inoficioso que me expida sobre el planteo de
inconstitucionalidad formulado con respecto a la exigencia del art. 41 inc. "a" de la ley
6.716 relativa a que la enfermedad sea posterior a la afiliación.
IV.3.c. Finalmente corresponde analizar la última de las exigencias previstas por la norma
que determina la concesión del beneficio en análisis, cual es el que la incapacidad sufrida
por el particular sea absoluta y permanente.
IV.3.c.i. Al respecto, es relevante comenzar teniendo en cuenta que se encuentra
incontrovertido en este expediente que, en la época en que fue evaluada por la Junta Médica
de la Caja de Abogados, la doctora P. se encontraba incapacitada para el ejercicio
profesional en los términos fijados por los arts. 41, 42 y concordantes de la ley 6.716.
Obsérvese, por ejemplo, que en el responde se sostiene en forma contundente que "no tiene
duda de la incapacidad de la actora a la fecha de inicio de su expediente (octubre de 2002)",
pues en la tesis de la accionada la circunstancia decisiva que obstaculizaba el otorgamiento
del beneficio previsional radicaba en que la dolencia era preexistente a su matriculación o,
como se señala en la contestación de demanda, "la causa de la incapacidad estaba instalada
en la actora a la fecha de su incorporación al régimen jubilatorio que gestiona la Caja" (fs.
70).
Cabe tener presente que tal circunstancia -de acuerdo a la postura asumida por la entidad
accionada- implicaba que no se cumpliera con lo establecido en el art. 41 inc. "a" de la ley

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6.716, que exige "que la causa de la incapacidad sea posterior a la afiliación" para
reconocer una jubilación por invalidez.
Destaco, en este orden de ideas, que el precepto recién transcripto fue expresamente
invocado en los actos de agravio para desestimar en sede administrativa la solicitud del
beneficio (v., en especial, resol. del recurso de revocatoria a fs. 114 de las actuaciones
colegiales que obran en pieza separada).
IV.3.c.ii. De tal modo, y atento lo antes expuesto, resulta ineludible declarar la nulidad de
los actos denegatorios y, como consecuencia, reconocer el derecho pretendido.
Y es que resulta fundamental a efectos de evaluar el progreso de este tipo de pretensiones
ponderar si existían -o no- dolencias en grado incapacitante al momento en que se ha
pedido la jubilación, tal como incluso este Tribunal ha puntualizado en precedentes que
guardan suficiente analogía con el presente (causas B. 66.410, "B., M. B.", sent. de 5-IX-
2012 y B. 59.132, "B. S. P.", sent. de 31-X-2007).
En suma, estimo que en cumplimiento del principio de congruencia procede hacer lugar a la
demanda, lo que importa anular las resoluciones impugnadas y reconocer el derecho de la
doctora P. a obtener el beneficio previsto en el art. 41 de la ley 6.716, condenando de tal
modo a la Caja de Previsión Social para Abogados a abonar a la actora la prestación
respectiva durante el período que he de indicar a continuación.
V. Sentado lo que antecede, resta determinar el momento que corresponde se retrotraiga el
reconocimiento del derecho.
Al respecto, la entidad demandada a todo evento se opuso a que el pago del beneficio se
ordene desde el momento de su solicitud en sede colegial -conforme se propone en la
demanda (v. fs. 9 vta.)- por derivación de lo establecido en el art. 44 de la ley 6.716, que
prevé que para percibir los haberes previsionales los letrados deben cancelar su matrícula.
Cabe destacar, en este sentido, que en autos surge acreditado que la demandante continuó
ejerciendo su profesión -si bien en forma modesta y en la medida en que se lo permitía su
dolencia- sin interrupciones con posterioridad al requerimiento del beneficio (v., en
especial, certificación de aportes obrantes a fs. 47 y sigs.). Es más, no existe constancia de
que en algún momento la doctora P. haya solicitado la baja en el Colegio de Abogados.
Si bien tal circunstancia impide acoger la demanda en los términos antes señalados -repito,
a partir de que se solicitó la jubilación por incapacidad- lo cierto es que no podría
entenderse que la omisión de cancelar la matrícula implique, en el caso, un impedimento
para otorgarle efecto retroactivo al reconocimiento del derecho jubilatorio.
Y es que, como ha sostenido este Tribunal en situaciones que guardan algún punto de
contacto con lo aquí acontecido, "ello implicaría tanto como pretender que el interesado [...]
sobrelleve el tiempo que insuma la decisión final de su litigio sin percibir suma alguna que
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permita subvenir a sus necesidades, para no incurrir en una conducta que ocasione la
pérdida del derecho a promover la acción contencioso administrativa" (causas B. 59.260,
"Carballo", sent. de 3-XII-2003; B. 59.399, "Navarro", sent. de 20-VI-2007; B. 58.865,
"Mangas", sent. de 19-X-2016, entre muchas otras, en las que la representación fiscal alegó
la incompatibilidad entre la solicitud de una jubilación y la pretensión de declarar la
nulidad de los actos que habían dispuesto la baja de agentes policiales).
De tal modo, y a fin de conciliar lo establecido en el art. 44 de la ley 6.716 -cuya validez no
ha sido puesta en tela de juicio- con las pautas que derivan de la doctrina legal recién
transcripta, estimo razonable determinar que la interesada se encontraba en condiciones de
percibir el beneficio jubilatorio desde que fue notificada del primer acto de agravio que
propicio revocar, lo cual aconteció el 17 de marzo de 2003 (v. fs. 33, expte. formado en
sede colegial, acompañado sin acumular) pues si la entidad accionada hubiera reconocido la
pretensión de la accionante -tal como resultaba apropiado, de conformidad a lo antes
expuesto- la doctora P. hubiera estado en condiciones de gestionar en forma inmediata la
baja en la matrícula profesional a fin de cumplir con el recaudo de marras.
VI. Sin perjuicio de ello, debe tenerse presente que actualmente la dolencia de la actora no
resulta incapacitante, por haber experimentado una mejoría en su cuadro luego de haber
promovido la demanda.
Tal circunstancia ha de ser tenida en cuenta, en virtud de lo dispuesto por el art. 163 inc. 6
del Código Procesal Civil y Comercial, aplicable al proceso contencioso administrativo por
imperio del art. 25 de la ley 2.961 (conf. art. 78 inc. 3, CCA), los jueces al momento de
dictar sentencia pueden hacer mérito de los hechos constitutivos, modificatorios o
extintivos acaecidos durante la sustanciación del juicio (conf. causa B. 58.847, "Salas",
sent. de 11-II-2004), máxime cuando la parte final del art. 41 de la ley 6.716, en línea con
lo establecido por el art. 33 del decreto ley 9.650/80, prevé que la jubilación por
incapacidad es provisoria, al señalar que "desaparecida la incapacidad cesará el beneficio".
VI.1. Nuevamente es la pericia médica la que aporta los elementos para resolver el presente
caso desde que en ella los expertos, luego de interrogar a la actora y analizar sus
antecedentes, sostienen que la enfermedad que padece no es incapacitante en el grado
necesario para el otorgamiento del beneficio (v. informes periciales a fs. 186/194 y
204/207).
En efecto:
Los galenos, al referirse al estado actual de la accionante manifestaron que en la esfera
volitiva no se observan dificultades, que se dedica a su casa, a su hija "...y tiene energía y
ganas de desarrollar actividad laboral, desde su casa y de manera restringida, pero con
eficiencia".

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Así transcriben varios fragmentos de las declaraciones de P. que dan cuenta de esto.
Por ejemplo a fs. 186 vta., cuando manifestó que "...yo hago trabajos esporádicos cuando
estoy bien [...] tengo una amiga que es mi socia [...] y cuando estoy bien la ayudo a tratar de
ver cosas, fallos y pensar [...] trabajamos mucho en casa [...] en provincia también firmo
algunos expedientes con un amigo que vive en provincia...".
Asimismo a fs. 187 vta. la propia actora expresó que "...en el estudio [...] desde mi
enfermedad yo noto que no rindo igual, pero el lugar me lo conservan igual. Trabajo más
desde casa y por Internet, busco fallos de jurisprudencia y ya quedamos con [...] quien
trabajo que cuando yo no estoy bien ella se hace cargo...".
Al describir la patología que presenta la actora (v. fs. 191) manifestaron que padece un
trastorno bipolar tipo II, que se trata de un trastorno mental en el que el ánimo oscila
patológicamente entre la euforia y la tristeza, es decir que suele manifestarse con episodios
tanto depresivos como maníacos.
Afirman que este trastorno se identifica por su carácter cíclico, su curso crónico y su
remisión interepisódica que permite a las personas que lo padecen conducirse con
normalidad en los momentos en los que no tienen síntomas, de modo semejante al resto de
las personas. Agregaron que si bien durante los episodios su vida social, familiar y laboral
se ve afectada en diferentes grados, el tratamiento permite disminuir la intensidad de los
síntomas que aparecen, disminuir la frecuencia entre episodios y eventualmente, erradicar
la aparición de estos. Añaden que lo que varía entre los diferentes pacientes afectados con
este trastorno es el grado de conciencia de la enfermedad, la aceptación de la necesidad de
tratamiento psiquiátrico y la adhesión al régimen psicofarmacológico que les es prescripto.
Consideran que en base a ello y analizando la situación psíquica actual y los antecedentes
de la actora, vislumbran elementos de buen pronóstico.
Asimismo, los médicos manifestaron que la conciencia de la enfermedad, el grado de
introspección y la aceptación de la necesidad de cumplir con el plan psicofarmacológico
propuesto, han permitido que la doctora P. esté estable con un solo fármaco por un período
de aproximadamente dos años y que se haga cargo de su beba, su casa y el trabajo.
También expresaron que es muy probable que cuando la actora curse un episodio depresivo,
deba interrumpir su tarea, pero esto no significa que sea una interrupción permanente o
definitiva.
Por otra parte indican que para sostener -como lo hacen- que la actora está capacitada para
ejercer la profesión de abogada en forma activa y responsable, consideran que ella reconoce
que lo hace, y que adapta la tarea a sus posibilidades.
Asimismo manifiestan que el trastorno bipolar tipo II permite el desempeño laboral aunque
con algunas limitaciones, sobre todo al cursar un episodio depresivo, debiendo reducir e
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incluso suspender la actividad pero de manera transitoria. Agregan que con un buen
tratamiento como el que parece llevar la accionante, los períodos entre episodios son cada
vez más extensos y la persona puede desarrollar su actividad laboral con normalidad, sin
limitación alguna.
Para concluir añaden que "...esta característica del curso del trastorno bipolar es un
elemento clave para el diagnóstico diferencial entre el trastorno bipolar y la esquizofrenia.
(Recordemos que esquizofrenia es el primer diagnóstico al que arribó el doctor Bertoldi, en
oposición al que estableció su actual psiquiatra, el doctor Cetkovich. De modo que de
aquella consideración diagnóstica errónea, puede haber devenido la conclusión sobre su
incapacidad, que no es tal)".
De esta manera se explica cómo se llegó a la determinación de la incapacidad primigenia
con un diagnóstico diferente al que padece la actora, esto reforzado no sólo por las
conclusiones médicas sino también por las manifestaciones propias de la accionante que
expresó que desarrolla su actividad aunque con algunas limitaciones, y de la prueba de
informes acompañada que da cuenta del desempeño laboral de la doctora P..
VI.2. Es evidente que determinar un momento preciso para esa circunstancia no es muy
sencillo, ya que como ha señalado este Tribunal "la incapacidad psicofísica de las personas,
en la que se sustenta el beneficio de la jubilación por invalidez, es un concepto de difícil
precisión; no puede afirmarse con exactitud, en ningún caso, a partir de qué momento se
produce la mejoría del agente que da sustento a la extinción del beneficio otorgado" (causas
B. 60.514, "P., I. N.", sent. de 20-VIII-2008 y B. 63.845, "Milocco", sent. de 25-XI-2009).
Con todo, entiendo prudente concluir (arts. 384 y 474, CPCC) que la dolencia mejoró
sustancialmente -al punto de no alcanzar un grado incapacitante- a comienzos del año 2012.
Y es que según afirman los galenos, en esa época -de conformidad a los propios dichos de
la actora- se constató "un período de estabilidad psíquica", pues "podía trabajar adaptando
su labor al embarazo y al reposo que podía cumplir", añadiendo que -en el marco de un
padecimiento que no tiene una evolución muy lineal y que presenta momentos de
"recuperación interepisódica" (fs. 193 vta.)- se evidenciaba una recuperación "tras
comenzar tratamiento con el actual psiquiatra tratante" (fs. 192 vta. y 193; v. también fs.
204), lo cual tuvo lugar bastante tiempo después de comenzar este juicio (v., por ej., fs.
190).
VII. De lo que vengo exponiendo se desprende que la condena a abonar la prestación
respectiva ha de abarcar el lapso comprendido entre el 17 de marzo de 2003 y el 1 de enero
de 2012.
A las sumas reconocidas, se les adicionará la tasa pasiva más alta fijada por el Banco de la
Provincia de Buenos Aires para la captación de depósitos a plazo fijo a treinta días, durante

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los distintos períodos de devengamiento, conforme las condiciones determinadas en las


reglamentaciones aplicables en cada caso (conf. arts. 622 y 623, Cód. Civ.; 7, 768 inc. "c" y
770, Cód. Civ. y Com.; doctr. causa B. 62.488, "Ubertalli", sent. de 18-V-2016).
En cuanto a la petición de que las sumas reclamadas sean abonadas con actualización
monetaria, entiendo que debe ser rechazada de conformidad con lo ordenado por el art. 10
de la ley 23.928 (t.o. ley 25.561) y la doctrina que surge de las causas B. 49.193 bis,
"Fabiano", resolución de 2-X-2002; B. 55.385, "Sosa", resolución de 8-VIII-2003; Ac.
88.502, "Latessa", sentencia de 31-VIII-2005; B. 64.606, "Di Benedetto", sentencia de 3-
IX-2008; B. 64.203, "Löbbe", sentencia de 28-X-2009; B. 63.032, "Aranda", sentencia de
21-XI-2018; entre otras.
VIII. Por otro lado, si bien ha sido determinada la ausencia de invalidez laboral actual de la
actora en función del porcentaje exigido por la normativa a tales fines, también ha quedado
establecida la enfermedad que padece la doctora P., lo cual disminuye su plenitud laboral.
Tal situación impone recomendar a la accionada la provisión de los medios que resulte
menester a través de sus subsistemas asistenciales.
Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.
Costas por su orden (arts. 17, ley 2.961; 78 inc. 3, ley 12.008 -texto según ley 13.101-).
A la cuestión planteada, la señora Jueza doctora Kogan dijo:
Por los mismos fundamentos, adhiero al relato de antecedentes y conclusiones expuestas
por el distinguido colega que abre el acuerdo en los puntos IV.1., IV.2., IV.3.a. y IV.3.b. en
todos los incisos, de su voto.
Sin embargo he de apartarme de la decisión propiciada por el ponente en virtud de
discrepar sobre el análisis de la última de las exigencias previstas por la norma que
determina la concesión del beneficio solicitado, en cuanto a si la incapacidad sufrida por la
interesada es absoluta y permanente.
Me explico.
I.1. La actora apoya su postura en las conclusiones de la Junta Médica que resulta
concluyente al establecer en un 90% la incapacidad de P. de manera permanente.
I.2. Por su parte la accionada, aunque minimizando la importancia de este argumento en la
resolución del 19 y 20 de junio de 2003, en la del 13 y 14 de febrero del mismo año había
sostenido que la accionante no estaba incapacitada porque había hecho aportes aún después
de haber solicitado la jubilación.
A su vez, acompañó prueba de informes reflejando la cantidad de procesos en los que tuvo
intervención la doctora P., conforme resulta de su cuenta de aportes.

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I.3. La actora se opuso a esta prueba así como también a ciertos puntos de pericia, pero su
pedido fue desestimado en la resolución de este Tribunal obrante a fs. 236 atento a que se
consideró que las medidas ofrecidas guardaban relación con las cuestiones ventiladas en la
causa, dejando supeditada su valoración para el momento de dictar sentencia definitiva.
Precisamente, debe tenerse presente que en virtud de lo dispuesto por el art. 163 inc. 6 del
Código Procesal Civil y Comercial, aplicable al proceso contencioso administrativo por
imperio del art. 25 de la ley 2.961 (conf. art. 78 inc. 3, CCA), los jueces al momento de
dictar sentencia pueden hacer mérito de los hechos constitutivos, modificatorios o
extintivos acaecidos durante la sustanciación del juicio (conf. causa B. 58.847, "Salas",
sent. de 11-II-2004), motivo por el cual serán valoradas en esta instancia la totalidad de las
probanzas acompañadas.
II. Y tal como resulta del voto del magistrado que abre el acuerdo (punto VI.1.), debemos
basarnos en la pericia médica para la resolución del presente.
En efecto, los expertos determinan que la enfermedad que padece no es incapacitante en el
grado necesario para el otorgamiento del beneficio (v. informes periciales a fs. 186/194 y
204/207).
Refieren que al momento de la pericia no se observan dificultades en la esfera volitiva de la
actora.
Al diagnosticar a la doctora P. manifestaron que padece un trastorno bipolar tipo II, que se
trata de un trastorno mental en el que el ánimo oscila patológicamente entre la euforia y la
tristeza, es decir que suele manifestarse con episodios tanto depresivos como hipomaníacos
(v. fs. 191).
Afirman que este trastorno se identifica por su carácter cíclico, su curso crónico y su
remisión interepisódica que permite a las personas que lo padecen conducirse con
normalidad en los momentos en los que no tienen síntomas, de modo semejante al resto de
las personas. Agregaron que si bien durante los episodios su vida social, familiar y laboral
se ve afectada en diferentes grados, el tratamiento permite disminuir la intensidad de los
síntomas que aparecen, disminuir la frecuencia entre episodios y eventualmente, erradicar
la aparición de estos. Añaden que lo que varía entre los diferentes pacientes afectados con
este trastorno es el grado de conciencia de la enfermedad, la aceptación de la necesidad de
tratamiento psiquiátrico y la adhesión al régimen psicofarmacológico que les es prescripto.
Consideran que en base a ello y analizando la situación psíquica actual y los antecedentes
de la actora, vislumbran elementos de buen pronóstico.
También expresaron los galenos que la conciencia de la enfermedad, el grado de
introspección y la aceptación de la necesidad de cumplir con el plan psicofarmacológico

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propuesto, han permitido que la doctora P. esté estable con un solo fármaco por un período
de aproximadamente dos años y que se haga cargo de su beba, su casa y el trabajo.
Aclararon que de cursar la actora un episodio depresivo, probablemente se vea obligada a
interrumpir su tarea, pero esto no significa que sea una interrupción permanente o
definitiva.
Por otra parte indican que para sostener -como lo hacen- que la actora está capacitada para
ejercer la profesión de abogada en forma activa y responsable, consideran que ella reconoce
que lo hace, y que adapta la tarea a sus posibilidades.
Asimismo manifiestan que el trastorno bipolar tipo II permite el ejercicio profesional
aunque con algunas limitaciones, sobre todo al cursar un episodio depresivo, debiendo
reducir e incluso suspender la actividad pero de manera transitoria. Agregan que con un
buen tratamiento como el que parece llevar la accionante, los períodos entre episodios son
cada vez más extensos y la persona puede desarrollar su actividad laboral con normalidad,
sin limitación alguna.
Finalmente agregan que "...esta característica del curso del trastorno bipolar es un elemento
clave para el diagnóstico diferencial entre el trastorno bipolar y la esquizofrenia.
(Recordemos que esquizofrenia es el primer diagnóstico al que arribó el doctor Bertoldi, en
oposición al que estableció su actual psiquiatra, el doctor Cetkovich. De modo que de
aquella consideración diagnóstica errónea, puede haber devenido la conclusión sobre su
incapacidad, que no es tal)".
III. Como tiene dicho este Tribunal, si bien el objeto de la seguridad social radica en la
protección del hombre ante las contingencias que la vida en sociedad le depara (cfr. doctr.
CSJN Fallos: 320:2596) por lo que los principios imperantes en este orden exigen suma
prudencia antes de denegar un beneficio, evitando la adopción de criterios que conduzcan a
la pérdida de un derecho previsional a quien las normas han querido proteger (doctr. causas
B. 51.826, "Aquilano", sent. de 2-VI-1992 y B. 58.169, "Kissner", sent. de 7-V-2003), las
circunstancias comprobadas de la causa permiten concluir que la actora no se encontró
incapacitada en forma absoluta para el ejercicio de su profesión de abogada, extremo
indispensable para la procedencia del beneficio que le fuera denegado (conf. doctr. causa B.
54.877, "Levitán", sent. de 18-II-2004).
Concluyo señalando que la denegatoria del beneficio solicitado por la accionante se ajusta a
derecho, al verificarse la ausencia de uno de los requisitos de procedencia del mismo, esto
es, la incapacidad absoluta y permanente para el ejercicio profesional (cfr. art. 41, ley
6.716).
Sin perjuicio de ello, adhiero a la recomendación formulada en el punto VIII del voto del
doctor Genoud.

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Con el alcance indicado, voto por la negativa.


Costas por su orden (arts. 17, ley 2.961; 78 inc. 3, ley 12.008 -texto según ley 13.101-).
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo:
Adhiero al voto de la doctora Kogan.
Lo hago con la única salvedad de que considero que las conclusiones periciales por ella
referidas respecto al cuadro médico de la actora -distante de una incapacidad absoluta y
permanente, como exige el art. 41 de la ley 6.716- no necesitan ser encuadradas en los
términos del art. 163 inc. 6 del ritual. Antes bien, dada su proveniencia de la misma etapa
probatoria abierta en el presente proceso, considero que su ponderación es mejor entendida,
simplemente, como la observancia de la verdad jurídica objetiva que se impone como
presupuesto de un adecuado servicio de justicia (doctr. causas Ac. 81.791, "Collado", sent.
de 22-X-2003; B. 55.731, "Elhorriburu", sent. de 5-XI-2003; Ac. 90.012, "Vecchiarelli",
sent. de 29-VIII-2007; C. 114.252, "Desimone", sent. de 26-VI-2013; B. 61.427,
"Rodríguez Mayoral", resol. de 7-XI-2016, e.o.).
Voto por la negativa.
Costas por su orden (arts. 17, ley 2.961; 78 inc. 3, ley 12.008 -texto según ley 13.101-).
Los señores Jueces doctores Pettigiani, de Lázzari y Torres, por los mismos fundamentos
del señor Juez doctor Genoud, votaron también por la afirmativa.
Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente
SENTENCIA
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por mayoría, se hace lugar parcialmente a la
demanda interpuesta y se anulan las resoluciones adoptadas por el Directorio en sus
sesiones de fecha 13 y 14 de febrero de 2003 y 19 y 20 de junio del mismo año. En
consecuencia, se condena a la demandada a abonar la prestación respectiva por el lapso
comprendido entre el 17 de marzo de 2003 y el 1 de enero de 2012.
A las sumas reconocidas, se les adicionará la tasa pasiva más alta fijada por el Banco de la
Provincia de Buenos Aires para la captación de depósitos a plazo fijo a treinta días, durante
los distintos períodos de devengamiento, conforme las condiciones determinadas en las
reglamentaciones aplicables en cada caso (conf. arts. 622 y 623, Cód. Civ.; 7, 768 inc. "c" y
770, Cód. Civ. y Com.; doctr. causa B. 62.488, "Ubertalli", sent. de 18-V-2016).
La suma resultante de la liquidación que con tales pautas se practique, deberá ser abonada
dentro de los sesenta días (arts. 163 y 215, Const. prov.).
Costas por su orden (arts. 17, ley 12.008; 78 inc. 3, ley 12.008 -texto según ley 13.101-).
Difiérase la regulación de honorarios hasta la aprobación de la liquidación a practicarse.

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Regístrese, notifíquese de oficio y por medios electrónicos (conf. art. 1 acápite 3 "c", resol.
Presidencia SCBA 10/20).
 
Suscripto y registrado por el Actuario firmante, en la ciudad de La Plata, en la fecha
indicada en la constancia de la firma digital (Ac. SCBA 3971/20).
Registrada bajo el N°:
 

 
REFERENCIAS:
Funcionario Firmante: 19/02/2021 16:05:42 - TORRES Sergio Gabriel - JUEZ
Funcionario Firmante: 19/02/2021 22:22:23 - PETTIGIANI Eduardo Julio - JUEZ
Funcionario Firmante: 20/02/2021 16:55:03 - SORIA Daniel Fernando - JUEZ
Funcionario Firmante: 21/02/2021 22:15:43 - KOGAN Hilda - JUEZA
Funcionario Firmante: 23/02/2021 08:31:36 - GENOUD Luis Esteban - JUEZ
Funcionario Firmante: 23/02/2021 08:36:34 - DE LAZZARI Eduardo Nestor - JUEZ
Funcionario Firmante: 23/02/2021 09:15:28 - MARTIARENA Juan Jose - SECRETARIO
DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA
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222900290003312080

 
SECRETARIA DE DEMANDAS ORIGINARIAS - SUPREMA CORTE DE
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