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Reporte diario – 25 de junio de 2022

La Misión de solidaridad Internacional y Derechos Humanos ha recabado testimonios y realizado


entrevistas durante el día de hoy en la zona céntrica de Quito, recorriendo principalmente La
Casa de la Cultura, la Universidad Central y la zona del parque del arbolito.

Desde el mediodía recibimos diferentes declaraciones provenientes de líderes y lideresas


sociales, indígenas, organizaciones de mujeres, voluntarios de salud en los corredores humanos
de paz, familiares de jóvenes indígenas fallecidos a manos de las fuerzas policiales, como así
también recibimos numerosos elementos probatorios (imágenes y videos) que dan cuenta de la
vulneración de diferentes derechos.

En este sentido, es que elaboramos el presente informe diario y preliminar con la


sistematización de las tipificaciones de violaciones a los Derechos Humanos en el contexto de
las movilizaciones del Paro Nacional, comenzado el pasado 13 de junio de 2022.

Así, podemos dar cuenta, de acuerdo a fuentes oficiales, la información brindada por las
plataformas de derechos humanos y de las denuncias y testimonios recepcionados
directamente, de las siguientes vulneraciones y violaciones de derechos humanos, a saber:

-5 personas asesinadas a manos de las fuerzas policiales, con el uso irregular de armas de
disuasión de forma letal. En los casos registrados, las personas fallecidas muestran heridas de
gravedad producidas por disparos de perdigones e impactos de gases lacrimógenos a corta
distancia y en zonas vitales del cuerpo. Dichas víctimas son Henry Quesada, Marcelino Villa,
Wairon Watatuka, Franco Iñiguez, Jon Muenala.

-Detenciones arbitrarias. Más de 132 detenidos de forma arbitraria por ejercer el derecho a la
protesta. En muchos de estos casos dichas personas fueron imputadas luego por delitos tales
como sabotaje, terrorismo o resistencia.

-Secuestro, persecución y planificación de atentados en contra de la integridad de líderes y


lideresas indígenas y sociales.

-Violación al derecho a la protesta social.

-Violación a las garantías judiciales y acceso a la justicia de los ciudadanos (no recepción de
denuncias en fiscalías, no investigación de oficio de hechos de violencia policial, entre otros).

-Negación de atención medica por las instituciones públicas de salud por motivos raciales y anti-
indigenistas.

-Violación a la integridad de las mujeres, evidenciando episodios de humillación, violencia verbal


y simbólica.
-Violación a los derechos de niños y niñas. Especialmente en el marco de la represión de las
movilizaciones, en las cuales las comunidades indígenas participan junto a sus hijos e hijas.

- Amenazas por parte de las fuerzas policiales al personal voluntario de salud en las zonas de
paz.

- Ataques reiterados a las zonas de paz y de resguardo humanitario, poniendo en grave peligro
a miles de personas afectadas por gases lacrimógenos lanzados por parte de las fuerzas de
seguridad durante la noche.

-Ataques armados por parte de organizaciones civiles y fuerzas policiales, basadas en violencia
racista y anti-indigenista.

- Censura y bloqueo mediático de la información. Bloqueo del servicio de internet y redes


sociales. Hackeo a cuentas personales de líderes y lideresas indígenas y sociales. Intervención
en cuentas personales y redes sociales personales. Cese del servicio de redes móviles.

Asimismo, la Misión ha recolectado información y testimonios que dan cuenta de 6 casos de


desaparición de personas, las cuales se desconoce su paradero y que se encontraban
participando en el marco de las movilizaciones.

Del relato y la constatación de los hechos, podemos concluir que la utilización irregular de armas
de disuasión como armas letales, es una práctica sistemática que se evidencia en la ejecución
parte del personal policial al cuerpo de las personas en zonas vitales y a corta distancia.

Finalmente, la represión ocurrida el día de ayer – viernes 24 de junio – es a todas luces un hecho
planificado y premeditado, atento a la presencia de las fuerzas de seguridad apostadas en las
inmediaciones de la Casa de la Cultura que esperaron la finalización del discurso presidencial
para desatar el accionar represivo.

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