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GRANDES. Saras oes TreRATURA UNIVERSAL as . GEOGRAFIAS MARGARITA ABELLA CAPRILE 1éN Y NoTAS DE LA AuUTORA TE FERMIN ESTRELLA. GUTIERREZ , epitoRrt V) seaeenos: MORENO 372 + BUENOS AIneES INDICE pe eaten aman aa f ‘Un bello libro de estampas de viaje 1 2 Sugestionas sobre Ta forme de vi 10 Alganos malentendidos: y 2 16 aoe ea een iene HD eee eee ae tein he Sn Ae Se u Hiocho el dep6sito que entqblece lt ey 1.778 Sevilla bajo Ia luvin... F 2 pen Seana oun Cy erate Se Palabras finales st OTRAS OBRAS DE LA AUTORA veRsos ‘Nieve?, 1919. “Perfiles en la niebla”, 1923. “Sombras en el mar”, £931 “Gonetos”, 1931. 50 poesias’, 1938. Premio Municipal, editado por le Comision Argentina de Publicaciones ¢ Intercambio. “Lo miré con légrimas”, 1950. Editorial Losada. Coleccién Poetas de Espaiia y América. 1901. RESUMEN CRONOLOGICO DE LA VIDA DE MARGARITA ABELLA CAPRILE! 5 de agosto, ‘Naoo-en: Buenos Aires (barrio de Belgrano, callo Arcos etre Olesdbal y Mendoss), hija de: Eduardo ‘Abelta y Cueto y de Margarita Capiile y Mitre, leta del {general Bartolomé Mitre 1007-1910. Estudios primaries en le Escuela Casto Munita, frente Ta plaza de Belgrano. 1911-1916, Pupiia en ef Colegio del Sagrado Corazin, do Aly 1019. 1923 1927, 1931, Publica su primer libro de versos, Nieve, tule snspiredo fen Ie copiosa nevada caida on la Capltal Fedecsl of 22 de sig de 1918, Publica sisegonds libre de-verson, Perfor en la nicbl Vinja'a lor canalen fueguinos Vinja con su familia a Ruropa. Vive cuatro afios en Paris, desde alli vieja a interior de Francia y posteriormente 2 Espata, Italie, Noraega, Suecia, Dinamarca, Bélgica, Holan- i, Alemania, Rusia, Turguia, Grecia, Palestins, Exipto, Max rruscos y Argelia, Conoce también of Uruguay y Braih En Paris sigue, en Ia Sorbona, en curso de Historia del Acts Publica, on Batis, dos libros da verses: Sombras en el mar ¥ Sovetoe, Tnvitada por la Socigté pour In propagation dee langues erangéces en France, recita aus vettos on el Anfiteatro Mr helet, de Ia Sorbons. "Absa, rier aplide date autem, or eapaol nor 19 tant debi vo 1932. 1930, 1938. 1950. 1958. Rogresa » Buovos Alves y deeée mediadat do 1952, forma seeretde in redacei6n del diario, "La Nacién’. Ademés do Fae eas am cl euplemento iterario de tos domingo, eset "Bar los ceminos de! mundo”. be para In sec Publice te primera edieién dal libro Geogeefiae. Publica un ouevo libro de vertos tiulado 50 Poosise, aue cAbeve eh Premio Municipal de Poesia de te ciuded de Buenos Aires. Publics otro libre de versos ttulado Lo miré con figrimes, aaeee por Losada en Ia coleceién “Postes de Espa y América”. ‘Avume le diceccién dol suplemento Titerario del diario “La Neciée”. UN BELLO LIBRO DE ESTAMPAS DE VIAJE aoa Muchos viajes entiquecen sélo al que los hace, pero hay otros que, por haber sido contados o descriptos por quienes fos hicieron, adquieren mayor. resonancia ¥ bene- fician a cuantos pueden [vego Teer las-improsiones de quienes tos realizaron, De ahi el valor documental y ol interés que tienen siempre para nosotros tos libros de viajes. Uno de es0s libros ~no muy. frecuentes on nuestro pais, donde’ existen no obstante algunas obras admira- cbies dentro del género, como Viajes por Europe, Africa y ‘América, de Sarmiento, En viaje, de Miguel Cané, y Del Plata al Nidgara, de Paul Groussac-, es ef que bajo of titulo da Geografias publics Margarita Abella Caprile en 1936, Su autora es una de las escritoras argentinas de ‘mas sélido y merecido prestsio. Poeta y prosista de ins- piracién personal y de delicada y por momentos exquisita semibilidad, se inicié en 1919, cuando apenas contaba dieciocho arios, con Nieve, al que siguioron Perfiles en In hiebla (1923), Sombras en el mar (1931), Sonetos (1931), 50 poesias (1936), que obtuvo el premio muni- cipal de ese aio, y Lo miré con lagrimas (1950). Geogratias os un libro de impresiones de viaje. En ét se recogen, como en un dlbum o un cuaderna de croquis ¥ apuntes, Ios recuerdos mas inferesantes de un viaje a Buropa de la autora, inicfado en 1927 y terminado cuatro afios despirés, en 1981: cuadros y apuntes de Francia % -Normandia, Bretaria, Borgona- Rudin, y por iitimo, ‘eflexiones sobre fo que ve y oye ia viajera, detalles al parecer intrasvendentes, y que dan una encantadora.im- presion de realidad a toda la obra, Dospués de Francia, Mlolanda, y de aqui a Londres. En esta ditima ciudad presencia el entierro de fa reina Alejandra, y aqui ef posts se torna en cronista dgil y vivas. Esparia coupe Juego muchas: paginas de esta obra simpatita y casi,con- idericial, y no por cierto las menos amenas. Madrid y ‘el Domingo de Ramos en ef Palacio Real, con Ia pompa ) el ceremonial caracteristicos y realzados esta vez por a presencia de tos: Reyes los altos personajes de Ia Corte; of entieero de la reins Maria Cristina y ¢! fraslado do sus restos a El Escorial; Sevilla y las procesiones de Semana Santa; fa cueva de Altamira con sus famosas pinturae rapestres. ¥ por sitimio, como despedida de Eu- ropa, Ias fries costas de Dinamarca y ef pélido espectro We Flamlet sobie las viejas muratias de Kronboré- una rapide visin de Pacis, Paisajes, escenas en la calle, Intercalados entre las estampas de viaje, varios ca- pitulos enfocan ofros temas vineulados, con la materia liek tibro: unas bellas paginas sobre fa travesia del Atlén- tico, agudas retlexiones sobre las varias maneras de via- jar, in apunte sobre 1a viveza de fos criolfos en Europa, Y por ditimo, como “palsbras finales", un breve capitulo sobre nuestro pats y sobre fo que sus hijos podemos ¥ Gebemos hacee por su progreso ¥ Ia felicidad de sus habi- ttantes. Después del largo periplo, tos ojos emocionacios ven con elaridad cémo somos ¥ qué nos falta, y el libro te cierra con una gran esperanza y una honda emocisn patriética, Geografies, do Margarita Abella Caprile, eserito con sencilfez y- espontaneidad, es un delicado y fino élbum de viaje, pero es, también, un diario intimo leno de po- netrantes raflexiones, y un espejo donde ef alma joven y comunicativa de eu autora se refleja con inusitada y no estudiada franqueza. Hallor un libro que seg como una imagen auténtica de su autor, no es, por cierto, hallazgo de tgdos los dias. En éste de Margarita Abefle Caprilo el milagro se da nuovamente, y de ahi el éxito que sin dada obtendrd esta nueva edicién ~abreviada y anotada por su autoran, entee los jévenes lectores de habla espa. fola, a quiones ve dirigida. anwin"Barenuia Guriteeez Absll do 1958. x ‘Mis compatieros de viaje fueron ‘mis padres Eduardo Abella y Mer- gerita,Caprite de Abeta, y mi her~ mana Maria Adela Abella Ceprile. Pensando en ellos escribi estas paginas. TRAVESIA PAISAJE DE FRANCIA oa * De fos paisajes de-hielo pasé, casi sin transicién, a la briflante luminosided det trépico. Yendo esta vez hacia el norte, me encontré una mafiana, poco después de ama- necer, frente a esa bellisima y formidable combinacién de montafias, de agua y de vogetacion que es ta bahia de Rio de Janeiro, Montafas de extrafias formas; movi- ‘mientos paralizados de quién sabe qué ancestrales cate- clismos; vegetacién exuberante y himeda que se vuelea sobre el mar, como si desbordase de la tierra; agua trens- wparente que se aquista pera reflejar mejor la totalidad ‘del conjunto, como si tuviera conciencia de Ta milagrosa jn que copia en sus entranas. El neéfito, el que hasta ese momento no ha recorride mundo, se pregunta si el paisaje le pareceré ten extra- ordinariamente bello porque lleva todavia en los ojos la jimpresién de fa llanura sin fantasia de nuestra ciudad ‘de Buenos Aires. Pero cuando después de haber andado por muchos mares, vuelve a enfrentarse en el viaje de fetorno, con la prodigiosa bahfa brasileia, trayendo ain en Ia retina: 1a dorada plenitud de Luxor', la luz éspera de las islas Baleares’, la gracia antigua de Taormina’, + Tumor, nn de lon contro adades conttrldar sabe of enplezmleto ‘4 Ia satigun Tobe, alt. 1 ae ‘alan, Archgilaes cipal del Meieriaeo, frmade yor ‘ato les pence: Mallen, Manorea; Tena y Permenters " Taormina, Platocsca tna wcbre of slrecho de Mexia, Siti, donde 1 a de ta Riviera la serenidad rosada de tetas de Napoles ¥ a vibracién arul de lee aguas do} see corn, conipronde que st primera’ impresiin ers ie Border, ratifica en forma rotunda que la bebia de Pio de Janeiro es, en el mundo, el més fantastico y enor paisajes de sol. cionante de los continuée el viaje, jel marl, puramente el durante nueve dias. Circunferencias al resbelar ¥ tuego, al mar; cielo y oleaje fperfectas de horizonte que la proa del barco, verre et diémetro, va uniendo, como si navegar fuese if ‘offends un interminable collar de circulos de agus, Por. ‘que la idea de océano que tenemos ‘cuando sélo lo hemos see ede tierra, imprecisa o infinita como la ides de wig ode eternidad, se modificn cuando andamos s0Pr i; se reduce a la metiids de nuestros 9/08 de suerte ‘que, por falta de puntos de referencia, se tiene le pt aN Pe Vinjer constantemente sobre la misma porciéay ‘ion ar, Pareceria que el océano se fuera revelando pore ‘¢ poco, como si temiera asustarnos, como si se ‘compade- 3 eres nuestra fimiteda capacidad de comprension, Ba ci ecneda de Costas, en esa soledad de Tatitudes, code “fetalle adquiere una significacin esencial: le forms de Er sabes, la direccidn del viento; el cambio de las est" tlas, la variacin de te Luna que, en ef hemisferic boreal, gece del lado opuesto: Tas diferencias de color de ese fivora Nonibre quo = da a tera vy Spee walla erechn aun orpse orors de Ain donde th Hite ta aS, SS naemba Biranae © Constantines st ie oe ne debe parecer la pupila verde-azul de la Tierra. " lel pissisd desconocido. os oco después de desembarcar en Cherburgo’, Se um alan vclenla por le easton used at le Soon tages eon ena fa ec voles cgi mao sel cunstancias, sino dispuestas por una mano experit i certo que hubivetenide en conta la aria del ‘ompenicin yn ees del tall Resin igen & en a ee ahuroe distnguer en lig aestenen de verdad lou rauros eS prescindible utilidad de todos sus componentes, ea {chan Pt tl tot Ca ee Man rovscla del note de Prana cay capital ce Rado EI viajero, por primera vez, aprecia la sobriedad del estilo arquitecténico normando, y cuando més tarde vuel- ve a ver la imitacién que de é1 se hace en los millones de chalete del mundo entero, afeados por interminables vigas geométricas puramente ornamentales, superpues- tas y de relleno como ripios de I arquitectura, com- prende una vez més que Ia nobleza del arte s6lo se realiza cuando est constituida por elementos profuunda- mente necesarios, cuando cada uno de gus factores Mena un fin de indispensable eficaci Y¥ de todas las viejas casas normandas, las més nu- ‘merosas son las de Lisicux’: alineadas desde el siglo XVI a ambos Iados de una callejuela estrechfsima, se conser- van integras, muy juntas unas de otras, como para defen= ‘derse del tiempo y llegar vivas al milagroso advenimiento de la Santa del siglo xx®, * s El turista que sale por primera vez de su pais, y para (quien la idea de “campo” est exclusivamente unida a.ta nocién de “pampa”, siente, al entrar de golpe en el paisaje normando, junto con‘ una impresién maravillada, una cu riosidad llena de extrafieza, Porque aquel panorama, des- de Cherburgo a Paris, es un interrumpido green'® de golf que recubre como una alfombra todos los accidentes, Lies. Cabeta de aito del dopartacrents do Calvan, rovicin, La Sons del alle XX, Seite Teron dat Niko Tenis (1873-1897) 2 green (pronase dein). Painore Saeees con que se deena of ‘ump deg canto de clped say fne 9 secre. 4 det terreno, valles, colinas,praderas. So multiplican en ellos, distribuidos a conciencia, millones de arboles color verde nil, limpios como lavadoe al agua clara. Entre tea frondosidad pura pasan slo estratégicos, se dedizan fcequias, dormitan Tagos, crecen kilémetros de florecilas fzules,amoarllasy rojee, Nunca un feo alambrado inte tnufife quella armonioea contiuidad de parque —s5lo ¢ veces alin pequeso eereado de peda, dando pastan Tot pocos aniznolew‘que aia nothe dormirin bajo to cho~; de suerte que el turst, con la sensacién de que el ferrocarril en que viaja est haciendo-unaincursién inde- bia por los caminos culdados de un interminable lerdin particular, se pregunta a quién pertenecera esa propiedad inmensa, habitada por palsanoe rubios, de os celestes, —éQué impresién tiene de su primer recorrido por tiers de Francia? -ine proguntarcn al legar, “—Mugnifit, ‘Une sola cova no comprends bien toda- via) Durante las seis horas del treyecto To he pesedo spelesdo InGtilmente “el campo’. ‘Mucho de su larga historia flota en el paisaje nor- mando. Mucho de cristiano y de medieval fluye de sus ‘sementeras. Se siente que el Evangelio fue alli sembrado junto con el primer trigo. De la totalidad del paisaje se desprende una sugestién primitiva que tiene algo de te ingenuidad heroica de Ia “Tapiceria de Bayeux”!!, cuyos personejes, bordados por le reina Mathilde, cuentan mi- nuciosamente, a lo largo de una ininterrumpida tela de setenta metros, la historia de la conquista de Inglaterra por Guillermo el Conquistador, duque de Normandia. 1 Baye Cavan de Stilo de Calvados, doide ae encentre al ‘eseaianio pis w ques sales al Yt El camino mis bello de esta regién, ol gue va de la playa de Deauville’ eI puerto de Honfleur'*, pasa du- rante mas de media hora debajo de un timel tupido de onredaderas y flores'que a ratos, por entre los intersticios del ramaje, trasluce un pedazo del mar a cuyo Taco corre. Camine que por bello sélo puede conducir a Honfleur, ‘el més lirico y melancélico de tos puertos pobres. Honfleur, pequefia poblacién de pescadores surgida de algiin dramético poema que habla de naufragios, de esperas interminables, de llantos en Ia brilla. Ceses con algo de barces, patinadas de oscuro como las velas y los mastiles alineados en los diques; como e] agua misma del puerto; como el alma de despedida de sus habitantes; como la torre alta de la vieja iglesia, que parece empinar- se, vigilando la audacis cotidiana de sus hijos vivos, y la vuelta imposible de tos que un dia desaparecieron detrés det hérizonte del mar. se 1 Denil (proniscess Devil), Balawero ea Calvados 1 ates famones stanton pera sen dal ecto func Catl Petru ean) 6 trasladan a pie, y en pores horas, de un pueblo @ otro, atravesando, casi siempre, un bosque. En ese entonces viejébemos todos los afios rumbo al ‘campo para paser en la estancia los meses de vacaciones. ‘Mi curiosidad infantil, feliz de monopolizar 1a inmediata d de la ventanilia del tren, no cesabe, durante Jas largas horas del trayecto diusao, de observar deteni- damente todos os detalles del paisaje que parecia girar hhasta ol horizonte, y deletreaba, como si fuera obligato- rio, el nombre de cada una de las estaciones, con ésa alegrie de encontrar algo para leer que sienten tos nifios después del primer afto de colegio. ¥ era alli, epoyadea Ja frente contra el cristal de la ventanilla, donde se tor- turaba mi entendimiento al recordar las descripeiones de fos cuentos maravillosos. {Cémo. podian sus personajes recorrer caminendo, y en tan poco tiempo, distancias tan enormes? El rapido tren, por mas que hacia, tardaba va- Hog hores antes de llegar a cada poblacién. Ni un érbot tampoco en aquella pampa siempre igual. ¢Dénde es- tuba el bosque?

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