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Las imagenes en el pensamiento Antonio ParDos PERO Universidad Auténoma de Barcelona, Espaita Resumen, Las deficiencias exstentes en la conceptualizacién histéica de las imagenes, como consecuencia de su asimilacin pre- ponderante a tipologia visual, ha levado a importantes la- gunas en la comprensién de algunos fenémenos mentales en los que intervienen imsgenes teferentesa otras categorias sensoriales. Desde lor albores de la psicolagia, las imagenes fuoron concebidas como resultado de la evacacién de cual quiere de las cualidades sensorial de ls objetos en auser- cia del estimulo; asi son consideradas por Wilhelm Wundt, Edward 8, Titchener, Jean Piaget, Allan Paivio, Stephen M, Kosslyn, etc. Pese a elo la teorizacin psicologica en general se ha centrado en las cualidades visuales Se expone a con- tinuaci6n el problema que ello ha generado, asi como una bipdtesis de intervenciéin de las imagenes sonoras en la for- ‘maci6n del pensamiento, Palabras clave: imgenes, pnsamiento,imégenes figuraes, imigenes sonora. ‘The images in the thought Abstract Gaps in the Fistorical conceptualzaton of the images, a5 a result of their dominant asimilation into the visual typolo- ay. has led to significant gaps in the understanding of some Dig tla coespnden see rile a Fa Pas i al ‘ar de il fl Pee Sgt a ti Hac ale Cea Met 17 ado 0 Grosecrinur padasepbms/mtapadeseigmites A719 2887-10, nemicmoicnaiietginepiclejion Decor? ‘mental phenomena involved in other sensory images con- ceming categories. Since the dawn of psychology images were conceived as a result of the evocation of the sensory qualities oF objects in the absence ofthe stimulus they are considered so by Wilhelm Wundt, Edward B.Titchener, Jean Piaget, Allan Paivo, Stephen M Kossiyn, etc. Nevertheless the psychological theorizing in general has focused on the visual qualities below the problem that it has generated, as well as a hypothesis of intervention ofthe sound images on the for ‘mation of thought. Keywords: mages, thought, igual images sound images 1. INTRODUCCION Los fildsofos griegos, al igual que despues ha- tian los psicélogos funcionalistas, al efectuar los primeros escarceos tedricos para penetrar en Ja naturaleza del “alma” humana se fijaron en Ja imaginacién como facultad primordial de la vvida psiquica, aunque en su descripcién profun- dizaron mis en la vertiente dindmica del acto cognitivo que en el propio concepto de imagen, que requiere aproximarse a sus constituyentes y propiedades objetuales, una tarea que habria de esperar mas afinadas descripciones por parte de los primeros psicélogos estructuralistas. Como ya supuso Aristételes (s/f), las ima- _genes provienen de las sensaciones en tanto que huellas conservadas de aquellas, y por lo tanto, al ser éstas muy diversas, para poder hacerse una nocién completa del concepto imagen habria que pensar en toda Ja amplia gama de efectos VoL. 9, numero 22017 87 Aamicuto-Onsevo que pueden ser captados por los diferentes sen= tidos. Sin embargo esta generalizacién no ha prevalecido a lo largo de la historia de la psico- Jogia pues, en general, se ha utilizado el término de forma dominante para referirse a la reme- moracién de la apariencia visual de las cosas. Para Demécrito, de los objetos emanaban un conjunto de cualidades que eran aprehendidas por la vista. Asi se formaban las imagenes como “simulacros de objetos” con cuyo flujo se consti- tufa el pensamiento. De manera andloga Epicu- 10 crefa que las particulas que emanaban de los cuerpos sélidos penetraban en los ojos y después en el pensamiento, organizdndose en imigenes o “simulacros” a partir de sus cualidades visuales (Denis, 1979) De esta manera se plasmé la temprana ten- dencia a constrefir la imagen al estrecho cerco de 1o visual. Hoy se puede decir que atin no se hha superado esta limitacidn sobre la nocién de imagen mental (Kosslyn & Rabin, 2002), pese a que menoseaba la capacidad de representacién de otras imagenes en las operaciones del intelecto. Y ello no es porque las filésofos, pensadores y psicélogos no hayan reparado en el hecho de que también son susceptibles de ser recupera- das de la memoria o reconstruidas en nuestro pensamiento las otras cualidades, sino simple- mente porque, en la historia y en el desarrollo de la ciencia psicol6gica, se les ha otorgado me- nor importancia, como seftala Ortells (1996), en. virtud de la aparente primacia de la vista sobre todos los demas sentidos: Si bien es cierto que experimentamos iméigenes en otras modalidades sensoriales y existen pocas dudas de la naturaleza multisensorial de dichas representaciones, ef interés de los investigadores se ha centrado en las imagenes visuales. Esto no cs de extrafia, si tenemos en cuenta que la vision constituye un sentido privilegiado del ser humano ‘en su interaccién con el medio ambiente y es la sudiada(p. 21). 8B _ festa Mexicana de nvesgacién en Piccloga Denis (1979) dedied précticamente toda su ela borada obra sobre las imagenes mentales a ana- lizar las de careter visual, y aunque fue cons: ciente de fa limitacién tematica que ello signi ficaba, la justificd “por ser las més extendidas y las mas estudiadas” (p. 48), lo cual sefialaba Ia decantacién existente al respecto; una tenden- cia general que ha limitado la comprensién de importantes aspectos de los procesos mentales. Podria hablarse de visuocentzismo para referirse ala desviacién caracteristica, implicita en deter- minadas conceptualizaciones psicoldgicas, en las que intervienen las imagenes. De tal cuestién se ha derivado un verdadero problema en el lenguaje psicolégico, que tiene reflejo cuando al sustantivo imagen se le atade con frecuencia el adjetivo mental, para diferen- ciarla de la figura de los perceptos visuales, for~ mados a partir de las cosas directamente pes las y en el mismo instante de su percepeién; también cuando se le aftade el adjetivo sonora, olfativa,ete., para hacer notar que tales conteni- dos mentales son igualmente imagenes, aunque ‘yano se trate de representaciones icénicas. Se sostiene aqui una hipétesis ya mantenida en la Antigiiedad por Aristételes y después por ‘Wundr, desechada a raiz de tos trabajos de la Escuela de Wiirzburgo, segtin la cual las imé- ‘genes constituyen la base estructural del pen samiento: para Aristoteles era imposible pensar sin tener imagenes y Wundt ratified este postu lado sosteniendo que, como representaciones de la realidad, eran el contenido de la experiencia consciente (véase Ortells, 1996). Tal hipétesis requiere sea efectivamente ampliado el restrin- gido concepto de imagen que se ha ido mane- jando a Jo largo de la historia de la psicologia, al centrarse las investigaciones en la modalidad visual, dejando en segundo plano determinados componentes mentales, particularmente los so- noros, que, estrictu sensum, también han de ser considerados imagenes. Sus propiedades son especificas en la operativa mental, aportando relevantes dimensiones respecto de las demas modalidades imaginativas. Supone apartarse de la vieja formulacién de la conciencia propugnada por James (1892) y por los padres de la psicologfa funcional, que la consideraron tinicamente como flujo 0 torrente continuo, pasando a considerar a las imagenes como el contenido objetual-estructural duyente en el pensamiento. 2. IMAGENES El concepto psicoldgico de imagen parece estar fuertemente condicionado por el sentido adqqui- ido en el lenguaje ordinario. Sus limitaciones se ponen de manifiesto al observar la etimologia yuuso comin del término. Segiin el Diccionario critico etimolégico de la lengua castellana (Co- rominas, 1954), imagen deriva del latin imago: representaci6n, retrato, que a su. vez deriva del verbo imitari, imitar. También del griego eikon: icono, imagen o representacidn. El Diccionario ideolégico de la Lengua espafiola (Casares, 1959) considera sus sindnimos figura y representacién, de una cosa, Poco se entretuvieron los filésofos empiris- tas, verdaderos impulsores en la construccién epistémica de la mente, en legitimar por igual para todos los contenidos mentales evocados el término “imagen”, con independencia de los inputs sensoriales que los originaran. Locke (2002 [1690]) no obstante, creys que las ideas simples procedian de las “percepciones distintas, de las cosas, de acuerdo con los diversos mo- dos conque estos objetos las afectaban” (p. 55), aunque atribuyé a percepciones como el sonido, el sabor, o el olor, la consideracién de cualida- des “secundarias” frente a la figura, que poseia caricter de cualidad “primaria’. Para Hume (1984 [1739}), las ideas eran ya como imagenes: impresiones en ausencia del estimulo; por ello también dadas con arreglo a su definicién, en todas las modalidades que constituyen los dife- rentes sentidos. Panos: IMAGENES EN EL PENSAMIENTO Tampoco después 1a incipiente psicologia hizo especial hincapié en esta cuesti6n y asi, ni Francis Galton, en sus estudios sobre las apti- tudes humanas y las lineas de investigacién que le siguieron, ni Gustav T: Fechner, que legs a captar diferentes capacidades individuales en Ja evocacién de imagenes, con la existencia de “tipos visuales" o “tipos verbales” (Denis, 1979: 8) parece que abordaran con detenimiento el problema de la diferenciacién de las imagenes. Habria que esperar a Wundt y sobre todo a al- gunos de sus seguidores para encontrar un tra tamiento al respecto de mayor calado, pues en el curso de sus investigaciones introspectivas se adentraron mas detenidamente en la rememo- racién de impresiones sensoriales provenientes de otros sentidos. ‘Titchener situé las imigenes, junto a las sensaciones y sentimientos, como constituyente fundamental de la mente, caracterizéndolas all menos por cuatro atributos: cualidad (fro, sa lado, azul, etc.) intensidad, duracién y claridad (Heidbreder, 1960), aplicando el concepto de imagen no sélo ala rememoracién de sensacio- nes visuales, sino a la evocacién de todas y cada una de las cualidades de la experiencia sensorial. Las investigaciones sobre la imagen en aquellos inicios de la psicologia cientifica abarcaron to- dos los dominios, realizsindose en las universida- des de Cornell y Clark, donde Titchener ejercié st influencia, diferentes trabajos sobre imagenes visuales, auditivas, cuténeas y cenestésicas ‘Tras los empenos de Titchener y de algu- nos disefpulos suyos como Mary W. Perky y Margaret F. Washburn en contra de tos plan- teamientos de la escuela de Wiirzburgo, durante un largo periodo las imigenes fueron relegadas por la influencia de ta psicologia conductista y s6lo algunos psicélogos se interesaron por elas, como Wolfgang Kélher y Frederick Bartlett, se- grin relata Denis (1979), por su influencia en la memoria y en la formacién del pensamiento. Habria que esperar a que renaciera el inte- 16s por lo mental con investigadores como Piaget VoL. 9, numero 22017 89 Aamicuto-Onsevo quien, en su tenaz estudio del desarrollo de la in- teligencia, efectué una conocida clasificacién “en. funcidn de su contenido (imagenes visuales, au- ditivas, etc.) 0 segiin su estructura [...1” Piaget & Inhelder, 1966: 12), considerando como dife- rentes categorfas estructurales las imsigenes anti- cipatorias y reproductivas, que a su vez subdividi en estéticas, cinéticas y de transformacién, Se de- canté también fundamentalmente por el estudio de contenidos visuales, las imagenes “figurales’, soslayando las que pudieran formarse como con- secuencia de las dems impresiones sensoriales. Aunque en el ambito tedrico, como el resto de predecesores,sefialé la existencia de las diferentes modalidades de contenidos, no dudé en denomi- nar “recuerdo verbal” a los sonidos evocados del lenguaje mientras denominaba “imagen visual” a los recuerdos evocados de los perceptos figurales (Piaget & Inhelder, 1972: 357). En la psicologia posterior esta tnica se si- guié manteniendo y asi autores tan significati- vos como Singer (1973), aun reconociendo el concepto de imagen también para los sonidos mentalmente reproducides o evocadas, al com- pendiar la historia del fenémeno imaginativo, refiere casi exclusivamente investigaciones re~ Jacionadas con la imagen figural, hablando de imagen posterior, imagen eidética, fosfenos, imégenes vividas y alucinaciones, enumerando byisicamente cualidades visuales. Los experi- mentos descritos por este autor sobre imagina~ ci6n, realizados en los afios sesenta y setenta por Al mismo o por Peter W. Shechan, Donald O. Hebb, Sydney J. Segal, etc., se refieren también casi siempre al campo visual. Por aquella época sin embargo surgié una conocida excepeién con los trabajos que realizé Paivio (1963 y 1971) 0 con los de Paivio y Madigan (1968) entre otros que, aunque no tenian como propésito directo el estudio de las imégenes, trabajaron con ellas para profundizar en algunos aspectos relativos al funcionamiento de la memoria. Precisamente un hito importante en el nuevo estudio de las, imagenes vino marcado por la teoria del cédi- 190 evista Mexicana de Investigacion en Psicalogia go dual (Paivio, 1971), asf denominada por la duplicidad de componentes que se advirtieron cn las estructuras y procesos del recuerdo y, en general, de la actividad cognoscitiva. Aunque algunos de los experimentos de Paivio y cola- horadores se realizaron tanto con imagenes fi- gurales como con sonidos, el enfoque se centré basicamente en la capacidad de almacenamien- to de las imagenes figurales,a las que se atribu- yo caricter analégico, a diferencia de nombres y adjetivos considerados contenedores seminticos de informacién proposicional. Con esta teoria se interpreté la existencia de dos sistemas alternativos de almacenamiento de informaci6n: analégico, en forma de imagenes pict6ricas figurales, y proposicional, de compo- nentes lingitisticos. Pylyshyn (1973) cuestioné tanto la capacidad causal mental de las imagenes (al considerarlas simples epifenémenos), como. su misma naturaleza, al reducirlas a componen- tes proposicionales almacenados en alguna par- te del cerebro como descriptores operativos que ‘guiaban la creacién figural posterior: Todos los contenidos mentales eran asi de eardcter propo- sicional lingiiistico. “Tanto para la teoria como para su critica que~ daron por resolver dos problemas esenciales. Pri- mero: el aspecto visual pictérico de los estimmulos no posee la exclusividad de la analogia. Tan ana- logica es la figura del ruiseior como los trinos que emite o como la suavidad de su plumaje. Los sonidos de la naturaleza, los olores, etc., repre- sentan a ésta igual que los perceptos visuals; las imagenes evocadas, no se contemplaron en todas las categorias sensoriales, como habjan hecho los psicdlogos elementalistas estructuralistas, asen- tando la asimilacién entre un sélo tipo de imé: genes y la capacidad de representacién analigica. En segundo lugar, la teorfa dual, incluso la eritica formulada por Pylyshyn, pasaron de soslayo por el hecho de que los nombres y demas constitu- yentes lingiisticos, antes que proposiciones son grafemas y fonemas, simbolos figurales o sim- holos sonoros generados para comunicarse, que también pueden adquirir la cualidad de imagenes, al ser mentalmente evocados en la actividad pri- vada intelectiva. Shepard (1978, 1981) hablo de isomorfismo de primer y segundo orden para dis tinguir las representaciones directas de los objetos y sus transformaciones, de sus representaciones mediante simbolos, una distincién imprescindi- ble, como se explicari més adelante, para enten- der la operatividad mental de algunos tipos de imagenes y su capacidad en la construceién de la actividad cognoscitiva. La cuestién era pues mis compleja yen consecuencia, resulté inconsistente el establecimiento exclusivo de lo proposicional como alternativa a lo analégico visual “pict6rico”. Estudios posteriores realizados en diver- sos campos del aprendizaje y entrenamiento de facultades se han centrado también principal mente en lo visual. En ellos, bajo la denomina~ cin de imagenes mentales en realidad se esti queriendo decir imagenes visuales figurales. Por ejemplo en el estudio de la capacidad de mani- pulacién de las imagenes y su influencia en el rendimiento académico; en el de la habilidad espacial en el manejo de las imagenes y su e- lacién con la capacidad para las matematicas; el uso de imigenes mentales en estudiantes de ingenieria y entrenamiento de tipo verbal; capa- cidad imaginativa y rendimiento en artes plisti- cas, ete. (Becker, 1978; Getzels & Csikszentmi- halyi, 1976; Perrot, 1986; Rosenblatt & Win- net, 1988, citados junto a otros por Campos & Gonzélez, 1994). Igual sucede en el estudio de la memoria al investigar las estrategias mnemo- téenicas sobre las imagenes y su efectividad en elrecuerdo en funcién de su viveza, 0 en funcién de la capacidad del sujeto para formar las imé- _genes, asf como otras variables relevantes inves tigadas de tipo visual figurativo (Ashen, 1986; Denis, 1987; Higbee, 1998; Katz, 1983; Marks, 1973; Richardson, 1980; Sutherland, Harrell & Tsaacs, 1987; Swann & Miller, 1982, entre otros, citados por Calado, Pérez-Fabello & Campos, 2000). Panos: IMAGENES EN EL PENSAMIENTO Tncluso la més importante teoria estructural, resultado de largas investigaciones patrocinadas por Kosslyn y un amplio grupo de colabora~ dores, incide en esta desviacién al adoptar un modelo de naturaleza visual como explicacién general de la facultad imaginativa y de la propia naturaleza de la imagen: Esta coneepeiéin se basa en la idea de que las imi- genes visuales serian como los estimulos proyecta~ dos sobre un tubo de rayos catédicos (tre) por un programa de ordenador que opera sobre una serie de datos almacenados [...] ls imagenes son "pro- -yeeciones”espaciales transitorias sobre una memo- ria activa que se genera. partir de representaciones sds abstractas almacenadas en la memoria a largo plazo (Kosslyn, Pinker, Smith & Shwartz, 19%6 [1979]: 106). Dificilmente puede considerarse un “modelo general” vilido para la formacién de las imige- nes, si no se modelan también dispositivos eapa- ces de transformar en sonido las vibraciones de las ondas sonoras, asi como otros que contem- plen las demis modalidades sensoriales. No se han hallado ejemplos experimenta- les homologables en imagenes sonoras de los trascendentales trabajos realizados en los aos setenta y ochenta sobre rotacién mental, explo- raci6n, desplazamiento y modificacién espacial llevados a cabo por Shepard y Metzler (1971), Cooper y Shepard (1973), Pinker y Koss lyn (1978), Finke y Pinker (1982), Jolicocur y Kosslyn (1985), junto a otros de distintos inves~ tigadores. En todo caso tales hipotéticos experi- mentos deberian atender a cémo se distorsiona, se segmenta, aumenta, disminuye y deforma el sonido, contemplando las propiedades y opera tividad mental que presenta esta poco conocida modalidad de imagen. Como resultado de todo ello cabe sefalar pues que, ni en las investigaciones de naruraleza funcional, ni incluso en las de canicter estructu- ral, las imagenes sonoras, las olfitivas, téctiles, ot 9, numero 22017 91 Aamicuto-Onsevo etc. han sido suficientemente valoradas en virtud de las propiedades diferenciales que aportan en Ja causaci6n o explicacién de algunos fenémenos mentales en los que intervienen. Tal restriccién, limita notablemente la comprensién y aplicacién «general del concepto psicol6gico de imagen. 3. PENSAMIENTO Para entender la hipétesis que en este se trabajo plantea,y en relacidn con los distintos enfoques que en él estudio del pensamiento se han ido sucediendo, parece apropiado fijarse en dos ejes fundamentales dados en el estudio dela mente a lo largo de la historia de la psicologia. Tales ejes © dimensiones son el dinémico y el estitico 0, lo que es igual, el de los fenémenos procesuales y el de los fenémenos objetuales de Ia mente. 7Cémo han afectado a la concepcién del pensa- miento y ala intervencién de las imagenes en su construccién? (Para profuundizar en esta temati- ca véase Pardos, 2011 y 2015). Para Wundt, el pensamiento, niicleo de los llamados procesos mentales superiores, no podia ser sometido a estudio experimental; pese a ello, en los inicios de la psicologia como ciencia in- dependiente se constituyé en materia central de andlisis. Los componentes estructurales fireron foco de atencién relevante, postulndose las imé- genes como su elemento primordial constitutive. No obstante, las dificultades halladas en su investigacién, asf como la falta de acuerdo sobre definiciones y métodos, lastraron las primeras incursiones en él, conduciendo a su degradacién como problema legitimo de estudio (Dodd & Bourne, 1980 [1973]). Los problemas de in- conerecién de la psicologia atomista estructural en la delimitacién conceptual de las nociones proceso/estructura (Heidbreder, 1967), hicieron que la investigacién del pensamiento se fuera decantando, a partir de mediados del pasado si- lo, por fos aspectos fuuncionales. EI enfoque asociacionista propugnado por el elementalismo y la denominada quimica mental, fundamentada en la afinidad de los ele- 192. evista Mexicana denvesigacion en Psicalogla ‘mentos simples, cays pronto en desgracia. Hen 1i Wallon justificé el cambio hacia los enfoques de canicter funcional de esta forma: La conciencia desmenuzada en imagenes pierde también toda su movilidad. Se trueca en particulas inertes[..] el enlace de lo que se encuentra pr6xi- ‘mo en la experiencia no es més que fijacin pasiva, de donde no podeian surgr las direcciones que exi- gen hs iniciativas del pensamiento (Wallon, 1978 [1942]: 20). La devaluacién del asoci mo y de la psi- cologia atomista estructural, vista retrospecti- vamente por Wallon, informaba de la aversién de los suevos psicélogos de la mente, past-con- ductistas sucesores de la psicologia del acto y precursores de la psicologia cognitiva, hacia los fenémenos estiticos asimilados a los antiguos “elementos”, entre los que destacaban las genes como potenciales configuradores del pen- samiento, basaban en la accién y en la nocién de proceso toda explicacién en torno al mismo, siguiendo la visién de William James respecto a la mente que, como ya se ha dicho, tnicamente a concebia como un flujo. AL igual que a Wallon, les ocurri6 a otros predecesores de la psicologia cognitiva, cuyas hipétesis y teorfas funcionales, sin embargo, no pudieron zafarse completamente de aquello que en puridad tiene carécter propiamente estitico estructural, como lo tienen las diferentes entida- des que resultan del acto de pensar o incluso so- bre las cuales se gesta dicho acto. Al respecto se habl6 de Ia anomalia funcional (Pardos, 2011). En esta tendencia hay que situar las teorias sur- ¢gidas de los estudios de Piaget, quien, ademas de adentrarse en sus procesos constituyentes lo hizo también en los componentes de naturaleza objetual, como determinadas unidades de es- ‘tructura cognitiva fruto de los procesos asimila- tivos y acomodativos, o en las propias imagenes, aunque relegiindolas a un papel secundario en la produccién de pensamiento: La] ef papel simbslico de la imagen no es nada desdesable, como habria podido hacer ereer el ex- ‘eso de reavcién contra el asociacionismo clisico [ula imagen constituye un auxilia indispensable cen cl funcionamiento del pensariento y en su di- namismo incluso, pero con la condicién de que~ dar subordinada a este dinamismo operatorio [.] (Piaget 8 Tnhelder, 1966: 456-458). Pero, en sentido estricto, mis que de los deter- minantes estructurales y de los soportes feno- menales del pensamiento, Piaget se ocupé de la naturaleza de las operaciones intelectuales de aprchensién de la realidad, su desarrollo, asi como de su surgimiento y evolucién en el in- dividuo, Evidentemente estas operaciones son algo miis que pensamiento, aunque éste pudiera contemplarse, en algunos momentos, como nti- cleo agtutinador de los distintos procesos inte- lectivos. Otros autores formularon versiones mas restrictivas, situindolas principalmente en pro- puestas de canicter normativo funcional en una dinamica concienciada y dirigida por la propia voluntad. Lo entendieron como sucesién de ac- tos de discernimiento que conducen a la certe~ 2a, real 0 aparente, antecesora de una eleccién adecuada, efectuada a partir de una seleccién, comprobacién y revisién de hipotesis. Se adscri- bieron a estas teorias Brunner, Goodnow y Aus- tin (1956), Restle (1962) y Levine (1966), entre otros, para quienes ante diferentes posibilidades de cleccién, el sujeto establece una hipstesis cuya comprobacién determina después el curso de sus actos (Dodd & Bourne, 1980 [1973]). ‘Tras negar el conductismo todo lo mental, tanto los actos como los objetos, sus reforma- dores Charles Osgood, Clark L. Hull, etc. atis- baron un camino para encuadrar el irrefutable fenémeno del pensamiento, considerando los movimientos miniaturizados inobservables, el enguaje subvocal 0 Ia lectura silenciosa, junto a toda una gama de actos minimos acaecidos en el plano motriz o en el nivel fisiol6gico, como mediadores entre los estimulos y las respuestas verdaderamente observables. Como. resulta- Panos: IMAGENES EN EL PENSAMIENTO do de fa ejecucién, Tolman (1932) propuso ta formacién de mapas cognitivos, después Piaget (1957), desde su posicién genético-funcional, la formacién de esquemas como representaciones de la conducta que, en cuestién, precedian a su ejecucién. Mas tarde Mandler (1962) preconiz6 que las conductas, al ser integradas, forman una replica o representacién mental en el sujeto eje- cutor de las mismas. El posterior desarrollo de la psicologia cog- nitiva a partir de la explicacién computacional profundizé en la cuestién al concebir el pen- samiento como una “secuencia de actividades simbolicas e internas que evan a ideas © con- clusiones” (Ericsson & Hastie, 1994, en Gabu- cio cf al, 2005: 19). La lingtiistica contribuys también a su desarrollo al considerar los con- ceptos, dentro de la tradicién seméntica léxica, como los componentes constitutivos del pensa- miento (Hampton, 2002 [1999]), realizéndose cn las tiltimas décadas innumerables trabajos desde esta particular vertiente (Hampton, 1997; Jackendoff, 1990; Medin & Shoben, 1988; ‘Murphy & Medin, 1985; Rips, 1995; Rosch, 1975; Rosch & Lloyd, 1978; Rosch & Mervis, 1975, entre otros). En todo caso parece que el pensamiento, desde la perspectiva psicolégica, ha comprome- tido diversos niveles de abordaje que conviene tener en cuenta para no perderse en tan com- pleja temética. Con independencia de las com- petencias de otras disciplinas, particularmente del dominio de explicacién neurofisiolégico, de caricter implementacional, propio de la expli- cacién conexionista, cabe observar un nivel de afrontamiento propiamente psicolégico. Supo- ne la concrecién de constituyentes introspecti- vamente detectables: procesos de razonamiento, abstraccién, abducci6n, generalizacién, etc. y objetos mentales como imigenes, ideas, con- ceptos, representaciones, etc., manejados por la facultad volitiva en lo que se ha dado en Hamar psicologia “natural” (Riviere, 1991: 151), nivel VoL. 9, numero 2.2017 93 Aamicuto-Onsevo en ef que ta teorfa computacional de ta mente (rem) presenta mayor capacidad explicativa. Centrados en el nivel propiamente psico- logico, en la actualidad, se sefiala que “[...] las actividades nucleares 0 més especificamente definitorias de pensar son las que comportan ‘hacer cosas como categorizar, razonar deduc- tiva e inductivamente, solucionar problemas, juzgar, tomar decisiones e inventar” (Gabucio et al., 2005: 15), definiciones decantadas hacia la vertiente funcional, centradas mis en los actos cognoscitivos que en los materiales estructura~ les que amparan la forma de Ilevarse a cabo. No faltan sin embargo también evidencias teéricas, hallazgos y concreciones que han hecho patente la necesidad de un anilisis propiamente estruc tural dentro del dominio psicolégico, desarro- lladas fundamentalmente a partir de las ideas de John Von Neumann, Alan Turing y Norbert Wiener, que sirvieron de modelo para el pro~ cesamiento mental de la informacién “[...] un comportamiento mecinico que introduce en él los propésitos o metas y las representaciones de estados estabilizados segtin un sistema de pa- rimetros, con el que interaccionan las repre- sentaciones del entorno inputs informativos [...}" (Carpintero, 1996: 408). Tal y como fue expresada esta analogia, se abrié una amplia brecha en Ja comprensién del pensamiento con Ja inclusién de las estructuras mentales que en élintervienen, al considerar indispensables para su fancionamiento la existencia de representa ciones de estados estabilizados —un concepto ampliamente compatible con la propia nocién de objeto mental, asf como con la nocién de simbolos y representaciones internas— intro- ducidos en el modelo por Newell, Shaw y Si- mon (1958) al comparar el procesamiento de informacién computacional con el propio pro- ceso del pensamiento humano. Bajo la nueva perspectiva, para estudiar el pensamiento la psicologia cognitiva trata de profundizar en “un conjunto de entidades abs- tractas, pero no menos reales que las materiales, (94. evita Mexicana de nvestigaion en Paialogia tales como fos eédigos y lenguajes de la mente, sus algoritmos y procesos, sus representaciones y estrategias” (Arnau & Balluerka, 1998: 72). La consideracién de tales entidades constituye incluso fundamento mismo de esta psicologia, al ponerse de manifiesto en el amplio debate surgido en torno a la naturaleza de los simbo- los y las representaciones intervinientes en los procesos mentales. En el modelo “propiamente” cognitivo, adherido a un tipo de procesamiento serial 0 modular, los cémputos se realizan so- bre simbolos u objetos concienciados a partir de sus caracteristicas pris mente sensoriales (imagenes y perceptos). En el modelo conexio- nista, las estructuras invocadas son configuracio- nes subsimbéticas, precursoras de los elementos concienciables, que no pueden ser directamente manipuladas por la voluntad del sujeto (Amau & Balluerka, 1998; Riviere, 1991). Todo ello hace pensar que todavia, junto a la explicac del pensamiento como acto © proceso: in [..] el problema més fundamental a que ha de hacer frente la pricologia cognitiva hoy es cmo representar tedricamente el conocimiento que te- ne una persona: cuales son los simbolos primitives © conceptos, ctimo han de estar concadenados y construidos en estructuras de conocimiento mis amplio y cémo se tiene acceso, se examina y se uti- liza ese “fcheto de informacién’ [...] (Anderson 8 Bower, 1979, en Carpintero, 1996: 411). 4, IMAGENES Y PENSAMIENTO ‘Tras Titchener, incluso en su tiempo, la psicolo- gia ampar6 cn su scno un importante debate en el que se traté esta cuestidn, En esa etapa, previa a la desaparieién de fa escena de las imagenes, algunos de los seguidores de Titchener y Wundt agrupados en torno a Oswald Killpe, la denomi- nada Escuela de Wiirzburgo, contraviniendo las ideas de Wandt sometieron el pensamiento, 0 alguna de sus manifestaciones: asociacién, jui- cio, tarca, ctc., a métodos de investigacién expe~ imental, descubriendo que, contra lo que tales predecesores y el propio Aristételes sostenfan, en él se observaban determinados fendmenos que no respondian a fa naturaleza sensorial su- puestamente necesaria para llevarlo a cabo (Car- pintero, 1996; Heidbreder, 1960; Leahey, 1999). De sus investigaciones trascendié sobre todo la idea central de la existencia de un “pensamiento sin imagenes”, hipotético descubrimiento que no contribuys precisamente a clarificar el encaje de las imagenes en el estudio de los materiales bisicos de Ia arquitectura mental, ni a entender su relacién con el pensamiento. A raiz de lo dicho anteriormente sobre la desviacién producida en la propia conceptua- lizacién de las imAgenes, cabe legitimamente preguntarse: zqué fue lo que realmente quisie~ zon decir Kilpe y sus seguidores al invocar la existencia de un pensimiento sin su presencia? Sometidos a la ejecucién de sencillas tareas intelectuales, como la asociacién de palabras es- timulo que actuaban como evocadoras, los suje- tos experimentales debian informar, a partir de su introspeccién, de cuanto habia pasado por su mente hasta llegar a formar la respuesta asocia- da. Referian fenémenos mentales diferentes a los contenidos clisicos de Wundt. Algunos de esos contenidos carecian de color, de sonido, de figura, etc., es decir de apariencia sensorial, no pudiendo catalogurse como imagenes, que requieren la impronta de alguna o varias de estas posibles apariencias. Para August Mayer y Johannes Orth, se trataba de “procesos cons cientes que no pueden ser deseritos ni como imagenes definidas ni como actos de voluntad” (en Leahey, 1999: 242). Reservaron para tales fenémenos el nombre de “bewusstseinslage”, habitualmente traducido como “estados de con- ciencia” (Murphy, 1960). Los estados mentales descubiertos resultaron sin embargo asimilables a energetizadores de la conducta o, lo que es igual, a fuerzas de natura- leza mental que podrian coexistir con las propias imagenes del pensamiento. Su descubrimiento, Panos: IMAGENES EN EL PENSAMIENTO mis que apoyar la hipotética existencia de un pensamiento sin imagenes, lo que parecié indicar es que en la mente y en el curso de sus operacio~ nes, ademas de las imagenes se dan determinadas experiencias actitudinales, como las “tendencias determinantes” identificadas con el fenémeno “estado mental”, no asimilables a los contenidos césicos (Capartés, 1976) de naturaleza estitica, ni tampoco a los actos o procesos mentales. Qué papel se atribuyé posteriormente, con cl desarrollo de Ja psicologia funcional, a las imagenes en el curso del pensamiento? Los pre cursores de la psicologia cognitiva, en sus inves tigaciones sobre el desarrollo intelectual, pese a sus ataques a 1a psicologia atomista estructural, siguieron hipotetizando sobre el papel que des- empenaban. Binet (1903), uno de los autores que influyé en Piaget, muy préximo ademas a Jos planteamientos de la escuela de Wiirzburgo, en su Estudio experimental de la inteligencia también defendié la imposibilidad de explicar cl pensamiento por una combinacién de imé- genes sensoriales. Su orientacién funcional sin embargo, no dej6 de contener matizaciones de tipo estructural, al considerarlo como una espe- cie de “lenguaje interior”, en el que sus constitu- yyentes, las palabras, manifestaban con mayor ri- {queza que las imagenes su relacién con las ideas (Denis, 1979). Algunos de los mis destacados psicdlogos préximos al funcionalismo precogni- tivo, al tratar de describir la primacia entre tales constituyentes y el pensamiento expresaron no obstante con claridad que, “las palabras no son, por el contrario, sino su efecto” (Wallon, 1978 [1942]: 162). La relacién entre ambos, sin em- bargo, parecia tan intima que no podia desligar- se; el pensamiento asi no seria un simple suma- torio de palabras, pero tampoco podria darse sin esa suma: “La palabra, se dice, es el simbolo de las cosas [...] tan indispensable a la actividad mental como la cosa, y no tiene una realidad menor que ella” (Wallon, 1978 [1942]: 203). A partir de fa linglistica generativa surgida a mediados del pasado siglo, frente a las image- VoL. 9, numero 22017 95 Aamicuto-Onsevo nes, las palabras en sus modalidades grificas 0 sonoras, morfemas, fonemas y demas unidades lingitisticas, se fueron afianzando en su con- cepcién como base alternativa estructural del pensamiento, al ser consideradas su soporte ma- terial. Por ello, para profundizar en la relacién entre palabras, simbolos lingiisticos, imagenes y pensamiento, es necesario acudir a los desa~ rrollos de la lingiiistica y la psicolingiiistica, pero antes es preciso fijar la atencién también en al- gunas importantes apreciaciones efectuadas al respecto en el Ambito de la psicologia. Para John B. Watson el lenguaje era media- dor verbal del pensamiento, aunque como tal no le otorgara ningiin valor en Ja ciencia que pretendié implantar, entendiéndolo no obstante como “lenguaje subvocal”, una conducta verbal que no llegaba a ejecutarse, inhibida la motrici- dad que ordinariamente requiere el habla hu- mana, Por otra parte, en su conocida obra Pen= samiento y lenguaje, Vygotsky (1995 [1956]) se centré en el anilisis genético de la relacién entre el pensamiento y Ia palabra. Al referirse a tal re- lacién sus afirmaciones son tajantes: [..-Jellenguaje externo es la conversion del pensa- rmiento en palabras, su materializacién y objetiva- i6n. En el lengua interior el proceso se invierte: cl habla se transforma en pensamientos internos (-111),[afiemando asimismo que]: el pensamien- to nace a través de las palabras [..] un pensamien- to desprovisto de palabra permanece en la sombra (-128) Consider6 asf a la palabra sustento material y formal del pensamiento, Cabe preguntarse pues: qué son y qué naturaleza mental poseen las pala bras para desempenar de pronto en el pensamien= to un papel equiparable al que antes tuvieron las, imigenes? Del mismo modo, profundizando en esta transmutacién de esencias que ha suftido el pensamiento en el devenir de la psicologia, de las imagenes hacia las palabras, cabria preguntarse si es posible realmente la manipulacién mental de 196 fevista Mexicana Ge nvestigacion en Psistogla las palabras o Ia produccién del pensamiento, en tanto que “lenguaje interior”, sin tener en cuenta las bases sensoriales de los grafismos 0 sonidos que las constituyen, y més precisamente sin el aunilio de sus imagenes: no podemos construir conceptos sin palabras, y no podemos pensar palabras sin evocar sus sonidos © sus imagenes figurales, los constituyentes sensoriales de los simbolos lingilisticos. La lingtifstica en las it~ mas décadas ha aportado claves relevantes para formular algunas hipétesis al xespecto. Aunque pensar no es lo mismo que hablar, comunicar, 0 comprender el significado del mensaje, se puede decir que est muy préximo a serlo, constituyendo un proceso que discurre en paralelo con el habla y su construccién in- tema. En las tiltimas décadas, en general, se ha difundido la idea segtin la cual comprender los procesos y las estructuras que intervienen en la produceién y uso de las lenguas supondr estar muy cerca de entender el propio pensamiento (Carreiras, 1997), pese a que algunos lingiiistas como Chomsky (1975 [1957], Fodor (1983) y Pinker (1989) sostuvieron que el lenguaje cons- tituye una actividad especifica de dominio. La realidad es que dificilmente se puede entender el uno sin el otro pues, aunque el lenguaje es habitualmente descrito como un instrumen- to de comunicacién interpersonal basado en la emision de signos lingitisticos perceptibles, el pensamiento lo puede ser como el uso de los mismos signos en la actividad privada intelec- tiva, un lenguaje de naturaleza interna. Asi lo hicieron, como se ha dicho, psicdlogos de dife- rentes adscripciones paradigmaticas como Wat- son y Vygotsky. El pensamiento asi concebido, estaria construido a partir del un flujo de ideas lingtiisticamente soportadas mediante signos o simbolos del habla sin los que no se podria arti- cular la actividad intelectiva. Mas explicitamen- te,las palabras, en su formato de imagen mental, en tanto que simbolos grificos o sonoros, serian los objetos computados en la actividad ideativa. Siguiendo la tradicién de los psieslogos pre~ decesores de la psicologia cognitiva, més recien- temente Fodor (1984 [1975]), situado entre los principales defensores de la Tem, en una de sus més conocidas publicaciones, El lenguaje del pensamiento, se pregunté nuevamente por la selacién entre las imagenes, las representaciones y el pensamiento, llegando a considerar su obra “una buena prueba de la necesidad de postular sepresentaciones mentales en toda explicacién de los procesos mentales que podamos concebir" (p. 21), como Newell, Shaw y Simon (1958) habian postulado. El uso o manejo de simbolos y repre- sentaciones en la formacién y causacién de pro~ cesos y estados mentales implicaban para Fodor Ia intervencién de un conjunto de cédigos inter- nos al que denominé “lenguaje del pensamiento”. Qué selacidn establecié entre este lenguaje yel habla humana o “lengua natural"? En térmi- nos propiamente psicolégicos ninguna: el len= ‘guaje del pensamiento es una especie de lengua- je interior innato y determinado por los propios constituyentes neurofisiolégicos, equiparados al “lenguaje maquina” de los computadores, un lenguaje interno de traduccién de inputs meci~ nicos y energéticos previo al lenguaje de progra- macién, que comparé con el lenguaje natural 0 habla humana. Algunos estudiosos del lenguaje no dudan en calificar este lenguaje del pensa- miento como un conjunto de procesos neurofi- siolégicos y por ello situarlo en un nivel de and- lisis distinto al psicolégico (Martinez, 1995); otros con anterioridad incluso habian negado la posibilidad de existencia de cualquier lenguaje privado distinto a los lenguajes ordinarios del habla humana (Wittgenstein, 1963 [1953]). Aunque no cabe duda de que el propésito central de Fodor era esclarecer y situar coorde- nadas que pudieran relacionar el lenguaje (se tra~ tara del que se tratara), con el pensamiento y las, operaciones formales sobre simbolos y represen= taciones, no parece que lo consiguiera de forma definitiva,entre otras cuestiones por no delimitar con claridad en qué nivel, mental 0 implemen- Panos: IMAGENES EN EL PENSAMIENTO tacional, se situaba al desarrollar cuestiones tan relevantes de sus teorias. En consonancia con sus planteamientos destaca una severa critica contra quienes, como hicieron los empiristas y atomis- tas —en un nivel de andlisis claramente psicolé- gico— postularon también las imigenes como sustratos estructurales del pensamiento. Aunque 4 no descarté su participacién en el mismo, de- fendié la preponderancia de los constituyentes discursivos 0 proposicionales criticando a Bru- ner, quien afirmaba en 1966 como conclusién de algunos de sus estudios, que los medios mentales de representacién, entze atzos, son los simbolos, las imagenes y las acciones con ellos ejecutadas, apoyiindose en una etapa del desarrollo madura- tivo en la que los procesos cognitivos no son de naturaleza discursiva. Fodor argument contra la posibilidad de que pudiera haber una etapa en que pensar pueda identificarse con imaginar, aduciendo que “La informacién sobre las pro- piedades perceptuales del entorno, podrian, des- pués de todo, almacenarse como descripciones” (p. 193), expresables de manera discursiva: una critica ya efectuada por Pylyshyn (1973) a Paivio cuando formulé la “teoria del eédigo dual” sobre el valor de las imagenes en la memoria. Y es que —Esta es la hipétesis principal del presente tra- bajo— para profundizar en la relacién entre pen- samiento y lenguaje,en el nivel psicolégico,no es suficiente con conocer las propiedades mentales objetuales de las imagenes visuales-figurales, ya sean estiticas, cinéticas 0 de transformacién, sus cambios y sus modificaciones. Para dar una explicacién comprensible del pensamiento y su relacién con el lenguaje “natural” u ordinario es necesario conocer con profundidad las propie- dades mentales de las imagenes sonoras, 0 lo que es igual: las propiedades mentales especificas que presenta la evocacién del signo sonoro en frases, oraciones o en sus componentes elementales que son las palabras. Hay que decir que, en puridad, en Ja mayoria de Ienguajes “naturales”, no asi en el lenguaje de los sordomudos, los simbolos o signos lingiiis VoL. 9, numero 22017 97 Aamicuto-Onsevo cosy susimagenes poseen doble formato, visual y sonoro, pero es sobre todo a partir de este tiltimo como \inicamente se pueden entender algunos aspectos del pensamiento, como es fa velocidad de procesamiento,no tenidos suficientemente en. cuenta a lo largo de la historia de la psicologia; por ejemplo, en lo que en realidad supondeia ser el “lenguaje subvocal” de Watson o el “torrente del pensamiento” de James. Fodor, sin embargo, en este trabajo no se aparté de la posicion visuo- centrista existente en la ciencia psicoldgica. Las criticas y argumentos que utiliza para descabal- gar las imagenes, como elementos centrales en la construccién del pensamiento, son muy consis tentes —es imposible imaginar un inglés “icéni- co”, en el que las figuras de los objetos naturales y los cambios o alteraciones que presenten, en su dindmica mental, puedan formar un lenguaje con sintaxis, seméntica y composicionalidad: pero basicamente lo son porque considera tadamente el concepto de imagen: tinicamente como “iconos", imagenes figurales, y no tiene en cuenta las caracterfsticas de las imagenes sonoras, del signo lingtiistico, fndamentando sus ejem- plos criticos (el inglés icénico, John, la girindu- 1a y los experimentos de Brooks) en los rasgos sensorialmente apreciables por la vista, de fo cual resulta un sesgo conceptual insalvable para ex- plicar la operativa computacional y simbélica de la mente. Ademis no tiene en cuenta el hecho de que cualquier signo del lenguaje ordinario, dora- do de isomorfismo de segundo orden (Shepard, 1978 y 1981) puede tener la doble condicién de percepto y de imagen. A partir de sus fun- damentos conceptuales es légico concluir que si “las oraciones no pueden ser iconos tampoco po- dsfan serlo los pensamientos" (p. 195). Fodor se stud exclusivamente ante un tipo de imagenes que efectivamente, en ningxin caso podrian arti- cular un verdadero sistema operativo para pensar y procesar de forma répida y abstracta los datos obtenidos de la realidad, mucho menos confron~ tarlos con los almacenados en la memoria. 198 evista Mexicana denvesigacion en Psialogla Las propiedades mentales de las imagenes sonoras, especialmente las del signo lingtifstico, difieren en importantes aspectos de las imige- nes visuales. Dotadas las imagenes sonoras de las palabras de la misma capacidad que las visuales para el almacenamiento de contenidos semanti- cos proposicionales, la modulacién mental, dis torsién, fragmentacién, articulacién 0 unién de vocablos, rememoraci6n de voces, fonemas, pa labeas y oraciones, etc., es mucho mas veloz en su dindmica (aunque no hemos hallado experi- ‘mentos que puedan ratificarlo) que la formad y manipulacida de imagenes visuales figurales de los grafemas, simples 0 complejos. Quiziis a estas propiedades distintivas se refiera Fodor cuando, asintiendo con Bruner, afirma que los simbolos discursivos, “las oraciones habladas” se desplicgan en el tiempo, mientras que “las imé- genes (y las oraciones escritas) se despliegan en el espacio” (p. 203), aunque no refiere especial mente sobre ello consecuencias y efectos. Por otro lado resulta revelador que en El programa minimalista, Chomsky (1999 [1993]) parte de la consideracién de fa facultad del len- guaje como un procedimiento generativo que crea descripciones estructurales (de) 0 expresio- nes para ‘[...] articular, interpretar, referir, pre- guntar, pensary otras acciones [...],siendo las de secuencias de representaciones de los diferentes ‘niveles lingiiisticos” (p. 83). Si bien la teoria es- tindar extendida supone para cada de una se- cuencia integrada por distintas estructuras (es- tructura-P, estructura-S, forma fonética y forma logica) en las propuestas minimalistas parece suficiente contemplar dos sistemas de actuacién © niveles de interfaz: el articulatorio-perceptual y el conceptual-intencional. A partir de todo ello “La derivacién de una expresién lingtifsti- ca particular implica entonces una seleccién de elementos del lexicén y una computacién que construye el par de representaciones de interfixz” (p. 84); el lexicdn especifica los elementos que entran en el sistema computacional, el total del conjunto de elementos léxicos que posee un su- in jeto, con el cual el sistema computacional genera derivaciones estructurales a partir del mismo. Al invocar el sistema articulatorio percep tual y en particular las formas fonéticas del lexi- c6n, no parece que la naturaleza de las de, desde el punto de vista de la ciencia psicolégica, aun- que puedan serlo lingiisticamente, pueda ser la misma para “articular, referir 0 preguntar” que para “pensar”, pues no resulta plausible atribuir al simbole lingiistico generado por el hablante, destinado a ser percibido por un receptor (per- cepto), la misma naturaleza que a los mismos signos internamente generados y mentalmente manipulados sin una finalidad comunicativa. En tal caso, si las imagenes mentales existen real- mente y no son simples epifenémenos, como al- ‘gunos estudios citados han demostrando, estas entidades, en su formato sonoro, lejos de las re~ presentaciones icénicas, han de postularse como Ja base sensorial del pensamiento para el con- junto de pares ap-ci definidos en el programa minimalista. El lexieén como “conjunto de ele- ‘mentos que entran en el sistema computacional” (p. 83) podria contemplarse entonces como el conjunto de imagenes sonoras de los signos lin- gilisticos que pueden ser evocadas en la mente Y que, al igual que cualesquiera otras imagenes ‘mentales, pueden ser sometidas a algunas de las, operaciones de anilisis y sintesis, fragmenta- ci6n, fusidn, distorsidn, segmentacién, acentua- cién, modulacién prosédica, etc., propias de esta modalidad, muy distintas de las propiedades de las imagenes visuales figurativas, como rotacién, traslacién, etc.,al poseer su propia especificidad en la operativa mental, en Ia que sin duda des- tacaria como propiedad distintiva la gran velo- cidad de procesamiento, dando lugar a unidades lingtifsticas complejas, segmentos, frases y ora~ ciones portadoras de significado o asociadas alas, derivaciones de la interfiz C-I. La velocidad de procesamiento, y ésta es fa conjetura mas debit para probar la hipétesis central planteada, cons- tituye una mera suposicién intuitiva, adquirida a partir de la propia experiencia introspectiva del Panos: IMAGENES EN EL PENSAMIENTO Jenguaje interior que acompaiia generalmente fa produccién del pensamiento. Para contrarrestar esta limitacién se puede invocar la teoria del bucle fonolégico de Badde- ley y Hitch (1974), relativa al almacenamiento sonoro, junto a la denominada memoria “ecoica” descrita por Neisser (1967), que seftalan el papel desempefiado por la reproduecién y evocacién del sonido en algunos procesos mentales, requi- riendo las operativas que propugnan como con- licion sine qua non la intervencién de imagenes sonoras en la rememoracién de los componentes estructurales linggiisticos, tinica forma plausible de entender la formacién conceptual ideativa 0 vertiente proposicional del pensamiento. Como se dijo, no existen experimentos en imagenes sonoras equiparables a los realizados para las propiedades figurales; sin embargo, el acento, duracién y énfasis dados al sonido de las palabras cambian el significado de la comunica- cia y del propio pensamiento. En todo caso,en psicolingiiistica en las dltimas décadas se vienen produciendo una serie de estudios sobre la in- fluencia de 1a prosodia en la organizacién sin- tiictica del lenguaje. Los marcadores prosédicos, 1 acento, la segmentacién de la comunicacién en unidades discretas, el ritmo y en general las caracteristicas fonolégicas de las unidades lin- giiisticas, parecen determinar el aprendizaje y comprensién posterior del habla. Todos es- tos elementos son componentes propios de las imagenes sonoras, hablindose de la “hipétesis del arranque prosédico” (Pinker, 1984) 0 de la “hipétesis del arranque fonolégico” (Juscayk 8 Kemer, 1996) para seftalar la relacién entre el sonido y la propia construccién de la sintaxis. Sin embargo, no parece que la preocupacién fundamental que animé a estos investigadores fuera la de contemplar los sonidos de las lenguas en su concepcién mental de imagenes sonoras, pues tal cometido de esclarecimiento concep- tual parece mis propio de los tedricos y experi- mentalistas de la psicologfa bisica. You. 9, numero 22017 99 Aamicuto-Onsevo 5. CONCLUSION Los argumentos expuestos han tratado de reco- ger sucintamente algunos aspectos cruciales del debate psicolégico en torno a la participacién de Jas imagenes en la articulacién del pensamiento. Sugieren la consideracién de las imagenes sono- ras de los signos lingiiisticos (en la mayoria de los hablantes) frente a las visuales figurales, como el constructo psicolégico, con existencia real y no como simples epifenémenos, capaz de explicar més ampliamente Ja participacién de las image- nes en la forma de materializarse el pensamiento conceptual ideativo. Se presume para ello, a falta de investigaciones y evidencias empiricas sufi- cientes, su mayor maleabilidad, rapidez de proce- samiento y superior economia mental REFERENCIAS Astle (ff trad en 1978). ere de ama, Madi Con Recuperao el 12 de Septembre de 2013 en bsp. veda gt/Liros2011/acer ala pf Ana, J, Balleska, M,N. (1998). La price como deni principales cambio paradigmatic y meaeligcs. Donosts, spat: EREIN. Baddeley A., Hitch, 6. (1974), Working memory. Bo G. H Bower (El), The Pacha o Learning and Medea (pp. 47-89), New York: Acalemic Pres Binet, A. (1903). Lite experimental de Pinligene Pais Schleicher Brunner JS, Goodnow Ja 8 Austin GA, (1956) sey of thinking New York Jobo Wily Calado, M, Péez-Fabello, MJ, 8 Campos, A. (2000). Es tvidad de ks estates de reserdo meiante imgenes catraas. Ponencia presenta en ol Congres Hips Por- agus de Pics (IN Congr la Sided ipsa de Pcs, y IU Jornadas dela Seda Poragusa de Pico Joga. 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Igualmente quiero agradecer su desinteresada colaboracion a los ilustres colegas que con sus comentarios han enri- quecido el presente articulo. Iki de 1964 y sus posteriores Recbido el 23 de noviembre de 2015. Revision final 22 de enero de 2016. Aceptado el 15 de marzo de 2016,

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