Las nuevas constelaciones se han transformado en un
reto para el constelador; ya no son un desafio sdlo para el
Jconsultante que debe renunciar a juzgar 0 buscar
Jculpables sobre el problema que lo aqueia € incorporar
Jel nuevo orden y la imagen sana que surge de
[constelacion.
Las nuevas constelaciones nos proponen ir un paso mas
alld de lo aprendido, traspasor la barrera del
Jentendimiento y constelar aun sin comprender cabalment=
lo que sucede, entregados a lo que Bert Hellinger llama
Movimientos del Espiritu,
Para poder dar este paso, el constelador debe estar
Idispuesto 2 despojarse de todo lo propio, esto incluye las
[creencias, las hipctesis, los conocimientos, las intenciones,
las seguridades que emanan de lo previamente aprendido,
Requiere especialmente que el constelador se despoie
también de su “si mismo”, 0 sea de todo aquello que le
Ida identidad recortandolo del todo, Y si puede soltar estas
Jamatras équé queda? solo apertura, espacio, integridad,
Jasentimiento, igualdad, reconocerse y saberse parte de
jalgo mayor...
Este es ol punto de partida para aproximarse a esta nueva
forma de trabajo que trasciende el campo terapéutico
para adentrarse en las tierras dela sanacién,
Los movimientos del espiritu, al igual que la fuerza de la
vida, son siempre nuevos e inesperados, no pueden ser
}tabulados, generalizados ni anticipados.
[Son mucho mas abarcativos que cualquier hipdtesis
posible, es por esto que en estas constelaciones tanto ef
[consultante como el terapeuta se arrojan juntos al abismo
Jque trasciende la cognicion y navegan en el espacio de lo
no nacido, de lo sin forma, de lo que atin no se manifests,
lo hacen sin necesidad de timsn ya que se dejan conduct,
mover.
El constelador es quiado desde su "no saber” por un saber
Jomnisciente, por una fuerza creadora que esta siempre
presente aunque resulte invisible a nuestros ojos la mayor
parte del tiempo.
Este poder esencial se manifiesta constantemente en todo
tiempo y lugar mas alld de nuestras comprensiones.
Nuestro temora lo que esta mas lejos que nuestro
Jconocimiento, nuestras posiciones tomadas, levantan
muros que nos separan de esta fuerza vital en la que
todo esta en su lugar y en equilibrio.
Dice Tarthang Tulku:"Come la imagen doble y borrosa
Ide la fotografia de un objeto en movimiento, la
imagen que nos hemos hecho de nosotros mismos
y del mundo puede que no refleje con precision las
realidades que experimentamos”, La vida nose
[detiene, es cambio y movimiento continuo, ningun
momento es como el anterior, por lo tanto no puede ser
Jcapturado por ningin concepto, orden, ni imagen fija.
Desde esta mirada, cada vez que anteponemos una
hipétesis a la experiencia, sélo lagramos hacerla difusa,
distorsionada, borrosa. El movimiento para que sigs
siendo movimiento no puede detenerse, cristalizarse, ni
Jencajonarse entre los hordes de palabras 0 conceptos;
[cuando lo hacemos es como ir hacia el futuro de espaldes,
mirando hacia el pasado, hacia alguna hipdtesis o
posible conexién previamente anticipada desde nuestro
‘supuesto saber. Es por esto que una pregunta que nos
podemos hacer al inidarnos en este desafio es : écudn
lefos nos permitmos ir con nuestra percepcidn antes de
sucumbir a las sentencia de nuestro pensamiento?
éEstamos dispuestes realmente a abrirnos como
consteladores 2 lo que revelen los movimientos del
‘espiritu en una constelacién aunque no podamos
comprenderlo?
‘Veamos cémo ilustra esta situacién un cuento d=
tradicidn budista =
“Hay una historia de un antiguo viajero que pasd por|
una aldea. Las aldeanas estaban demasiado acupados|
en sus labores como para prestarle demasiada
atendion, pero un chico que atin no tenia edad para,
trabajar, escucho encantado las historias que le cont
el viajero, Las escucho maraviliado mientras el viajero
7 describla el esplendar de una ciudad lejana con los
ures bordeados de temples coronades con torres de
oro, En aquel lugar no existe ninguna clase de
suftimiento, todos sus habitantes gozaban de grandes
riguezas y vivian en paz,
Mientras el chico escuchaba la descripcicn del
desconocide, la vida en la aldea le parecid de pronto
rutinaria y miserable y decidié hacer tado fo posible por|
cambiar la situacién. Inia a la ciudad, aprendena como
era fa vida ally volveria para compartir sus|
conacimientos con los aldeanes. Aunque el chico nunca
habia saldo de la aldea, paitio enseguida hacia la
diraccién que e) viajero le indicd. Estuvo caminande
tod e/ da y al anochecer ya habia Vegado al pie de
una remota cordillera que se extendia en la lejznia,
‘Decepoonado, se detuvo para descansar.
‘Seguro que nadie ha viajado tan lejos como yo, pero
‘70 he encontrada ninguna ciudad: pensd. Ei
desconocido le habia aseguiado que existia, La
descripcion que habla hecho era tan real! Pero debia de
haber mentido, o quizé estuviera loco. ‘Ahora he
legado a las montzitas que todos conocemos por linda |
‘can el fin del mundo. 5/ sigo avanzando me caeré por|
el atismo y suftiré una muerte terrible’, se dito.
La imagen de la chutlad dorade se desvanecié. EI chico
dio media vuelta y regress a fa adea volviendo sobre
sus pasos en medio de la oscuridad, En cuanto lege a
‘su casa sano y salvo, se prometié firmemente que
nadie le engaitarta nunca mas. Volvis a evar la vida de
siempre y pronto olvidé su descontemto con la vida
cotidiana. Cizando le legs la edad, se cass y formd una
familia, En inviemno reunia a sus hijes alrededor del
fuego de la chimenea y les advert que munca hieleran
‘caso de las disparatadas histonas que contatan kes|
desconocides. ¥ sus hijos siguieron sus consejos, a
igual que lo hicieron los hijos de sus hijos, y los hires|
de éstos".
‘Como el nifio de la historia, nos encontramos en esta
nueva forma de trabajo con un territorio que aun no
figura en los mapas, que quizés nunca lo encontremos
en Ia cartografia aprendica,
Podemos decir, igual que el pequefio, que no existe y
retornar a la aldea, 0 animamos a traspasar los
confines de lo conocido entregandoncs a lo que esta
més alla
‘Sélo al soltar nuestras comprensiones podemos incluir
lo mas amplio y llegar a escuchar, como dicen los
maestros del zen, “el magnifico sonido de una
mane sola que aplaude’, ésta es, segin mi
apreciaci6n, la invitacién en los Movimientos del
Espiritu